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Chilomastix mesnili
Chilomastix mesnili es un protozoario que pertenece al grupo de los
flagelados. Parasita el tracto digestivo de los seres humanos,
específicamente el colon, sin causar ningún tipo de patología.
Hábitat
Este protozoario se encuentra habitualmente en el intestino grueso de algunos
primates como el ser humano. Específicamente se aloja en el ciego, primera
porción del intestino grueso donde también se encuentra el apéndice.
Reproducción
En este tipo de organismo solo se observa el tipo de reproducción asexual, la
cual no requiere la fusión de células sexuales.
El método de reproducción asexual del Chilomastix mesnili es la fisión binaria.
En este proceso, lo primero que ocurre es la duplicación del ADN. Posteriormente
el citoplasma de la célula se divide siguiendo el plano longitudinal, originando
dos células, cada una de las cuales es exactamente igual a la célula que les dio
origen.
Nutrición
Chilomastix mesnili es un organismo heterótrofo, lo que quiere decir que no es
capaz de sintetizar sus propio nutrientes.
Se alimenta a través de fagocitosis, un proceso bastante común en
protozoarios. Mediante este proceso, las partículas alimenticias del tracto
digestivo ingresan a la célula a través del citostoma para ser procesadas y
asimiladas.
Es inocuo
De manera general, el Chilomastix mesnili es un protozoario que no representa
ningún riesgo para la salud de su huésped, ya que no ocasiona desequilibrios a
nivel intestinal.
En muy contadas ocasiones puede originar algún malestar, estando esto
relacionado tanto con el número de parásitos en el intestino, como con el estado
inmunológico del huésped.
Morfología
El Chilomastic mesnili, durante su ciclo de vida se puede encontrar en dos
formas: quiste y trofozoito. Cada una tiene una morfología totalmente distinta.
Quiste
Representa la forma infectante de este protozoario. Vistos al microscopio, se
puede apreciar que los quistes son uninucleados, es decir, presentan un solo
núcleo. Este núcleo es grande, en comparación con el tamaño del quiste,
ocupando gran parte de este. Están rodeados por una pared gruesa y
resistente.
Ciclo biológico
El ciclo de vida del Chilomastix mesnili es monoxénico. En este tipo de ciclo,
el parásito necesita un solo huésped para su desarrollo completo. En el caso
de este protozoario, el huésped es el ser humano.
Es importante destacar que este protozoario es un comensal del intestino
grueso del ser humano y de otros primates. Esto quiere decir que vive allí, a
expensas de las bacterias que forman parte de la flora bacteriana, pero sin
generar algún tipo de daño en el huésped.
Es a nivel del ciego (intestino grueso) donde los trofozoitos se desarrollan,
alcanzan su estadio adulto y se reproducen, generando los quistes. Es
importante recordar que estos son la forma infectante del parásito.
Los quistes son expulsados al medio externo como parte de las heces,
principalmente las que se encuentran bien formadas. En las heces
semilíquidas, se han observado tanto quistes como trofozoitos. En las que
son de tipo líquido, la forma parasitaria de este protozoario que se ha
observado con mayor frecuencia son los trofozoitos.
Cuando son ingeridos por algún otro huésped, nuevamente se alojan en el
intestino grueso, donde proceden con su desarrollo hasta convertirse en
trofozoitos y nuevamente generar otros quistes, continuando de esta
menare el ciclo biológico.
Infección
El Chilomastix mesnili es un protozoario considerado inocuo para el ser
humano. Sin embargo, cuando sus niveles en el intestino grueso se elevan,
es posible que pueda ocasionar algunos malestares de tipo intestinal.
Transmisión
La forma más frecuente de transmisión es de persona a persona por el
mecanismo fecal oral. Esto implica la ingestión de alimentos o agua
contaminados por partículas fecales con quistes parasitarios.
Signos y síntomas
El Chilomastix mesnili es un protozoario que habita regularmente en el
intestino grueso de aproximadamente el 15% de la población mundial. De
manera general no es patógeno, es decir, no ocasiona ningún tipo de daño
o malestares.
Sin embargo, en ciertas ocasiones, cuando el número de parásitos se
incrementa anormalmente, es factible que se presente un cuadro clínico
compatible con una infección intestinal de tipo diarreico. Entre los síntomas
que se han observado con mayor frecuencia se pueden contar:
Evacuaciones frecuentes de consistencia líquida (cuando la irritación de
la mucosa es muy persistente)
Cefalea intensa
Dolor y pesadez abdominal
Prurito en el ano
Malestar general.
Diagnóstico
Como en toda infección parasitaria intestinal, el primer método de diagnóstico es un
examen de heces, en el que a través del microscopio se puedan visualizar las formas
infectantes (quistes) del parásito.
Es iimportante destacar que la realización de un solo examen con resultados negativos
no excluye la infección. Es por esto que se hace necesaria la realización de exámenes
seriados para incrementar la sensibilidad y así llegar a un diagnóstico acertado.
Exámenes especializados de heces. La mejor manera de diagnosticar la infección por Chilomastix mesnili.
Tratamiento
Tomando en cuenta que Chilomastix mesnili es un parásito que en la gran
mayoría de los casos no ocasiona ningún tipo de patología en el hombre,
no existe un tratamiento específico para tratarlo.
Sin embargo, en aquellos casos en los que desencadena alguna
sintomatología, los médicos se deciden por medicamentos que tienen un
claro efecto antiparasitario de amplio espectro, como por ejemplo el
metronidazol.
Prevención
Los métodos de prevención son los mismos que se aplican en otras
enfermedades causadas por parásitos intestinales. Estos consisten en
evitar la contaminación causada por las heces contentivas de formas
parasitarias. Entre las medidas más relevantes y comunes está lavarse las
manos tras ir al baño y antes de preparar cualquier alimento.
Balantidiosis o Balantidiasis
Patogenia.
Los protozoos producen hialuronidasa, a la que se atribuye la penetración
de la mucosa colonica. La proteólisis enzimática se considera un factor
importante en la digestión de la capa mucosa del colon, aunque no existe
evidencia concluyente. Se pueden presentar invasión tisular, formación de
abscesos, úlceras, y hasta la perforación intestinal en la balantidiasis
fulminante.
Cuadros clínicos.
La mayor parte de las infecciones por B. coli cursan de manera asintomática.
Cuando hay manifestaciones clínicas, estas oscilan desde síntomas leves,
cuadros diarreicos hasta disentería franca. En ciertas condiciones, tales como
el inmunocompromiso, aclorhidria, alcoholismo, leucemia, desnutrición, y
otras no bien definidas, esta parasitosis puede dar lugar a enfermedad
intestinal severa e involucrar a otros tejidos, entre ellos hígado, pulmones o
sistema genitourinario (Koopowitz et al. 2010; Maino et al., 2010).
Los trofozoítos tienen la capacidad de crear úlceras en epitelio intestinal; se
puede contemplar desde un síndrome diarreico, con moco y/o sangre, hasta
disentería, con sangre y pus, pujo, tenesmo, similar al cuadro presentado en
la disentería amibiana, con dolor abdominal, náusea, anorexia, fiebre,
deshidratación. Esto se parecia con mayor frecuencia en individuos
desnutridos, en contacto con cerdos, ganado, y en ambientes con servicios
sanitarios deficientes (Kumar et al., 2016)-
En el cuadro crónico, se encuentran asociados periodos alternados de
diarrea y estreñimiento, con astenia, dolor abdominal.
Complicaciones: Perforación y colitis fulminante, apendicitis, poliposis
inflamatoria, abscesos. En casos extraintestinales se han reportado lesiones
pulmonares, hepáticas, renales, choque séptico (Plutzer & Karanis. 2016).
Manifestaciones clínicas de la balantidiasis
Náusea y vómito
Dolor abdominal
Anorexia
Pérdida de peso
Cefalea
Fiebre
Deshidratación
Síndrome disentérico
Tratamiento.
Se consideran de elección: Metronidazol, tetraciclina, iodoquinol. Algunos
estudios pequeños sugieren algún efecto terapéutico con nitazoxanida
(CDC. 2013; Hechenbleikner et al., 2016).
Epidemiología.
B. coli es el único protozoo ciliado (Phylum Ciliophora) que infecta al
humano. Existen otras especies (alrededor de 50) en cerdos, primates,
ratas, cobayos, peces, perros y anfibios.
La balantidiasis es una parasitosis zoonótica, cosmopolita, con una
prevalencia aproximada del 0.02 - 1%.
Es incorrecto considerar que se presenta una mortalidad del 30%. Esto
ocurría antes de que se dispusiera de antibióticos.
La infección se adquiere principalmente por fecalismo – contaminación de
agua y alimentos con quistes.