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pasos
El diseño de un proyecto de vida
impone a su diseñador, como primer
paso, la realización de una seria y
profunda reflexión sobre esta
pregunta existencial: ¿cuál es el
sentido de mi vida?, precedida de
esta otra: ¿cuáles son los principales
valores según los cuales guío mi
existencia y desearía vivir?
La clarificación de nuestros valores resulta
esencial, ya que ellos y nuestras principales
creencias determinan las direcciones que
toman nuestras decisiones y nos ayudan a
perseverar en determinados
comportamientos relacionados con las
metas y objetivos perseguidos.
Estas primeras reflexiones nos han de
posibilitar avanzar hacia la próxima etapa
en la construcción de nuestro proyecto, la
cual se centrará en la precisión de la visión
que tenemos sobre nosotros mismos, y que
se ha de concretar con respuestas a:
¿Quién soy?
¿Dónde estoy? (en qué etapa de la
vida vista como misión)
¿Qué estoy haciendo? (principales
proyectos actuales en los que trabaja)
Como todo proyecto, el de vida tiene
que tener factibilidad, por lo que
necesariamente ha de ser construido
sobre la base del conocimiento de las
fortalezas y debilidades propias
(¿quién soy?), de manera tal que los
objetivos y medios seleccionados se
correspondan con las posibilidades
presentes y potenciales (posibilidades
a mediano y largo plazo) individuales.
La misión personal
En un proyecto adecuadamente
construido, la visión personal ha de
guardar correspondencia con la
misión que la persona ha escogido
como objetivo vital. La misión
personal se define en términos de
respuestas a las siguientes
preguntas, planteadas por un sujeto
que ha respondido previamente a las
interrogantes de la visión:
¿Qué? (lo que se desea lograr u
obtener).