Está en la página 1de 8

No es una distinción que tenga que ver con la clase

social y tampoco tiene que ver con los grupos de


distintos ingresos económicos. Tampoco es algo
masculino o femenino o una cuestión de orientación
sexual o de blancos o negros, como se dice. Se trata
de una diferenciación genérica entre la gente que
siente una pasión primordial por los libros y la que
no. Todavía no encontramos una forma adecuada
para explicarlo y, francamente, no estoy seguro de
que la educación siquiera pueda modificarlo. (...) Si
hoy hay una merma en los hábitos de lectura ello se
debe, en parte, a que hoy es mucho más difícil
convertirse en lector que lo que solía ser.

Bloom, 2004
El hecho de ser un alumno que saca puro diez, no
implica necesariamente que ese alumno sea un lector
asiduo. Implica más bien, que ha entendido lo que se
espera de él para aprobar una asignatura y que cumple
al pie de la letra con las expectativas del maestro a la
hora de resolver un ejercicio o un examen (...)
Simplemente no hay porqué pensar que fuera de la
escuela el alumno seguirá siendo estudioso y brillante,
así como una boleta de calificaciones sobresalientes no
es garantía de una mente preparada para la vida, ni de
ninguna continuidad de lo aprendido en la escuela (...)
El alumno sobresaliente no siempre es el más brillante
ni el más original, a veces es simplemente el alumno
que sigue instrucciones mecánicamente y obedece de
manera total porque se le ha enseñado a ser sumiso
(Pimentel, p. 43)

También podría gustarte