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Educación y Preparación

para la muerte:
“Encontrar el propósito y
significado en la vida”

Por: María José Campero Macías


"...Llegué a comprender
que el hombre está siempre dirigido
o apuntado hacia algo o
alguien distinto de sí mismo:
hacia un sentido que cumplir u
otro ser humano que encontrar, una causa
a la cual servir o
una persona a la
cual amar". Viktor Frankl
Influencia de la muerte en el
significado de la vida
• La mayoría de los seres humanos vamos
aplazando la búsqueda de un sentido a la vida,
como si esperásemos que nos fuese revelado en
forma divina o, tras años de perder el tiempo
recibiremos el aviso “Sólo te quedan 5 años de
vida, pon manos a la obra”.

• Nadie ha recibido semejante mensaje tan


apropiado. Pero es importante escucharlo ahora:

“PON MANOS A LA OBRA”


• Si creemos que vamos a vivir siempre, si nos
aferramos a las cosas inapropiadas,
desperdiciamos nuestro potencial y nos
encaminamos hacia la muerte con las manos
vacías.

• Nos sentiremos engañados al darnos cuenta


de que nos estamos muriendo, al
comprender que nunca vivimos de verdad.

• Dejamos para más tarde el disfrutar de la


vida por un futuro anticipado, sólo para
descubrir que el futuro se extingue.
“Las personas no temen
morir. Tienen miedo a vivir”
• Al evitar la realidad de que nuestra vida se acabará algún día,
damos la vida por supuesta.

• Viviendo a medias nos escondemos de nosotros mismos, de


las personas que queremos y en última instancia hasta de la
vida misma.

• La sociedad nos condiciona a pensar que la vida sólo tiene


sentido y utilidad cuando somos productivos.

• Todos perderemos un día el papel de independiente o


productivo con el que nos hemos identificado y dependeremos
cada vez más de los demás, hasta para los aspectos más
íntimos de nuestra existencia.

• Cuanto más fuerte sea la identificación con ese papel, más


sufriremos al morir, al vernos como una carga inútil y
considerar que lo que nos queda de vida no tiene sentido.
• Cuando pasamos revista a las escenas y
momentos significativos del pasado, con
la fuerza que da la percepción de que la
vida se acerca a su fin, es muy posible
que nos preguntemos:

¿Para qué?

¿De qué ha servido mi vida?

¿Qué he conseguido?
• No nos encaramos con nosotros mismos hasta que
tenemos que afrontar la muerte de forma inequívoca.

• Si mirásemos hoy a través del espejo de nuestra


muerte, ello nos motivaría a buscar una dirección
que diese sentido a nuestra vida.

• Aquellos que saben que les queda un tiempo


limitado, a veces descubren lo limitadas que han
sido sus prioridades y reorganizan su tiempo y
actividades en consecuencia para que reflejen sus
verdaderos valores.

• Usan realmente el tiempo de la muerte como una


última oportunidad para encararse honestamente
consigo mismos y crecer, tanto personal como
espiritualmente.
¿Qué es lo que has
logrado en la vida?

¿Qué es lo que has


aprendido en el
camino del amor y la
sabiduría?
• Los que han revivido su vida en el
umbral de la muerte han comprendido
que lo que cuenta es la consciencia y la
compasión que se tengan en las
acciones más simples de la vida
cotidiana.
¿Cuál ha sido nuestra disponibilidad para
ocuparnos de los demás, para escucharles y
atenderles cuando necesitaban ayuda?

¿Cuánto respeto y comprensión hemos puesto


en nuestras relaciones?

¿Con qué frecuencia hemos estado dispuestos


a ir más allá de nuestros límites y cambiar, con
valor para sanar las viejas heridas y VIVIR
AUTÉNTICAMENTE?
3 compromisos para una vida
con sentido
• El reverendo Mwalimu Imara descubrió que el
moribundo no acepta su muerte a menos que
sienta que su vida ha tenido sentido. Enumera
3 compromisos que debemos tomar si
queremos encontrar el sentido al morir o a
cualquier estadío de nuestra vida:

1. Ser conscientes de nosotros mismos y


aceptarnos.
2. Proponernos un diálogo auténtico con los
demás.
3. Decidir adoptar una dirección positiva de
crecimiento.
1.- Consciencia y aceptación de
uno mismo
• Para encontrar sentido a nuestra vida, debemos
querer sentirnos vivos, y esto significa ser
plenamente conscientes de nuestra experiencia
presente y aceptarla.
• Cuando sufrimos o morimos, nos encontramos
frente a frente con aspectos de nosotros mismos
que estuvieron largo tiempo enterrados.
• Preocupados por no perder el control, no
sabemos ni por donde empezar a aceptar esas
partes desconocidas de nosotros mismos de las
que ahora nos hacemos conscientes.
• Cuando no encontramos una salida al
sufrimiento, con frecuencia nos escondemos
tras una concha de aislamiento, limitando
nuestra capacidad para experimentar todo lo
que pueda darle valor a la vida.
• Para que una persona moribunda sienta que su
vida tiene sentido debe romper con esas “viejas
protecciones”, estar abierta a experimentar sus
auténticos sentimientos, sean los que sean, y a
aceptarse con compasión y comprensión.
• Lo que podemos ofrecer a los demás es
nuestra aceptación incondicional, la
voluntad de ser comprensivos, de ser
compasivos y de no criticarles,
independientemente de lo que piensen o
digan.
2.- Proponernos un diálogo
auténtico con los demás
• Es proponernos una relación auténtica y u
diálogo creativo con los demás.
• Tenemos que asumir el riesgo de abrirnos y
mostrarnos como somos, estableciendo una
comunicación auténtica y sincera.
• Al comprometernos con un verdadero diálogo,
tenemos que estar dispuestos a escuchar y
aceptar a la otra persona y su experiencia.
• Si en los períodos más oscuros de nuestra vida,
conectamos de ésta manera con al menos una
persona, eso nos dará un rayo de esperanza.
• Este compromiso nos invita a dejar de
ocultarnos a los demás, a valorar a los
demás como hemos empezado a
valorarnos y aceptarnos a nosotros
mismos.

• Las relaciones abiertas y auténticas que


hayamos cultivado a lo largo de la vida
son unos recursos inapreciables que nos
ayudarán a afrontar las pérdidas y el
sufrimiento inevitable de la muerte.
“Las relaciones más
satisfactorias son aquéllas en
las que nos permitimos ser
nosotros mismos. La verdadera
comunicación y también nuestra
experiencia más refinada de
amor es ese encontrarse de
verdad de 2 personas”
3.- Decidir adoptar una dirección
positiva
• Si falta dirección o propósito a nuestra vida, no
viviremos realmente, solo existiremos.
• Y así, cuando tengamos que afrontar las
inevitables pérdidas de la vida, nos parecerá
que nuestra existencia no es más que un
sufrimiento sin sentido y no nos quedará otra
cosa que el desvalimiento y la desesperación.
• Debemos comprometernos con una meta en la
vida que vaya más allá de la satisfacción de
nuestros deseos personales mundanos, y
encontrar un modo de dar algo a la vida.
Entonces sabremos qué es lo más importante
para nosotros.
• Entonces, y a pesar de los placeres, los
cambios, el sufrimiento o el dolor que conlleva la
vida, nada nos apartará del propósito principal.
• Las circunstancias dolorosas y el sufrimiento no
nos convertirán en víctimas de la tragedia, las
veremos como parte de la vida, como
oportunidades para la transformación y el
crecimiento.
• Si elegimos una respuesta creativa ante
cualquier situación o dificultad en que nos
veamos, iremos definiendo día a día, hora a
hora el sentido de nuestra vida.
• Aquélla que consideremos como la mejor parte
de nuestro ser, es a la que tenemos que
entregarnos en lo que nos quede de vida.
“Si tienes un porqué puedes
soportar cualquier cómo”.
Nietzsche

“"El ser humano se halla sometido a ciertas


condiciones biológicas, psicológicas y
sociales, pero dependerá de cada persona,
el dejarse determinar por las circunstancias
o enfrentarse a ellas". Viktor Frankl
¿Qué se sugiere en cuanto a la
ayuda a alguien que sufre o que está
a las puertas de la muerte?

• El apoyo mínimo que se puede ofrecer


es ayudar al moribundo a que no vaya
a la muerte con las manos vacías. Para
ello, trataremos de ayudarle a verle el
sentido a la vida que ha vivido, o a
encontrar una forma de que la acabe
bien, viendo un sentido al proceso de
su muerte.
Revisión de vida
• Ésta puede ocurrir en cualquier momento de la vida,
pero adquiere especial importancia en la vejez
cuando es capaz de fomentar la integridad del yo.

• A medida que se aproxima el final de la vida, la gente


puede mirar en retrospectiva sus logros y fracasos y
preguntarse qué significado tuvo su vida.

• No todos los recuerdos son igualmente propicios


para la salud mental y el crecimiento. Los ancianos
que utilizan la remembranza para comprenderse
mejor a sí mismos muestran la mayor integridad del
yo.
• Reconocer los logros y aliviar los
remordimientos. En el momento de la
muerte hay que quedarnos con el bien
que hayamos hecho durante la vida, de
modo que nuestro corazón se llene, al
morir de sentimientos positivos como
la compasión, la aceptación, el perdón
o el amor.
El moribundo puede obsesionarse con
sus fracasos, oscureciendo su mente y
su corazón de sentimientos de
remordimiento, miedo, rabia o con
heridas no resueltas.
Es vital ayudarle a recordar y a encontrar
consuelo en los logros de su vida:
experiencias que le hicieron crecer,
momentos de valor ante la
confrontación personal y el cambio, su
superación de retos y limitaciones, o
momentos de bondad y perdón.

“Deberíamos considerar nuestra relación


con los moribundos como una relación
de mutua sanación de dar y recibir”.
“Perdonando y siendo
perdonados, nos purificamos de
la oscuridad de lo que hemos
hecho, y es la preparación más
completa para el viaje de la
muerte”. Sogyal Rimpoché.
Encontrar sentido cuando los
moribundos padecen un desequilibrio
cognitivo

• Es muy difícil establecer una conexión con alguien


que está en estado comatoso, o que padece un
desorden cerebral o una demencia.
• Debemos tratar con respeto y amabilidad a la
persona moribunda o desequilibrada, en cualquier
circunstancia, del mismo modo que nos gustaría ser
tratados si estuviéramos en su lugar.
• Aparte de la mejor atención médica posible, el
máximo consuelo y alivio que podemos ofrecerles
es nuestro respeto, nuestra amistad y nuestro amor.
• Se necesita encontrar formas creativas de “abrir una
ventana” para comunicarse con el moribundo
“La finalidad de la muerte es desafiarnos a
tomar una decisión, la de estar plenamente
presentes en el aquí y el ahora, y empezar de
ese modo la vida eterna. Porque la eternidad
bien entendida no es la perpetuación del
tiempo que no cesa, sino más bien la
superación del tiempo por el ahora que no
pasa”. David Steindl-Rast.

LA VIDA ES UNA ELECCIÓN, NO SE ESTÁ VIVO


SÓLO SI SE VEGETA, ES MEDIANTE UNA
ELECCIÓN, UNA DECISIÓN POR LO QUE UNO
SE HACE VIVO Y LE DA VERDADERO SENTIDO
A SU VIDA.

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