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4 Conversin - Vocacin
Saulo, el fariseo helenista
celoso, se acerca a
Damasco para detener a los
judos que han abrazado la
secta de los nazarenos,
cayendo en la idolatra de
colocar a Jess de Nazaret a
la altura de Dios, des-
bancando la primaca de la
Ley.
Segn el historiador judo Flavio Josefo,
Damasco tena en la poca de Pablo una
numerosa colonia juda, entre 10.500 y
18.000 personas, con una gran nmero de
proslitos, que se reunan en varias
sinagogas (en Hch 9,2 se habla de
sinagogas en plural).
Segn el mismo historiador Julio Csar
haba concedido al sumo sacerdote
Hircano, hijo de Alejandro, y sus hijos
autoridad para hacer de rbitro entre los
judos en litigios de tipo religioso.
De hecho la autoridad del sumo sacerdote
en la dispora era slo moral y dependa
de la buena voluntad de las comunidades
judas de la dispora el aceptarla o no.
Cuenta Lucas en Hch 9,3-8:
Pas tres das sin ver, sin comer y sin beber. Haba en
Damasco un discpulo llamado Ananas. El Seor le dijo en una
visin: Ananas. El respondi: Aqu estoy, Seor. Y el
Seor: Levntate y vete a la calle Recta y pregunta en casa
de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, est en
oracin y ha visto que un hombre llamado Ananas entraba y le
impona las manos para devolverle la vista.
Respondi Ananas: Seor, he odo a muchos hablar de
ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos
en Jerusaln y que est aqu con poderes de los sumos
sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.
El Seor le contest: Vete, pues ste me es un instrumento
de eleccin que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y
los hijos de Israel. Yo le mostrar todo lo que tendr que
padecer por mi nombre.
Fue Ananas el que bautiza a Saulo, le
impone las manos para que reciba el
Espritu Santo y le da a conocer su
vocacin. Hch 9,16-19: