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ESCEPTICISMO FRENTE AL “PETRO”

Tras el anuncio de la nueva criptomoneda “Petro” en Venezuela, muy pocos expertos


vaticinaban éxito a la medida proveniente del Régimen de Nicolás Maduro, al mismo tiempo el
polémico líder de la Revolución Bolivariana anunciaba que la nueva criptomoneda ya es un
éxito mundial que pretende sustituir a los dólares americanos como moneda de las reservas de
Venezuela, todo esto en un clima tenso en el marco de relaciones internacionales del país
caribeño con el resto del mundo que va cerrando filas en relación a las sistemáticas violaciones
de derechos humanos que viene impulsando el gobierno de Nicolás Maduro.

Pero tiene algún asidero valido el lanzar una nueva moneda cuando Venezuela atraviesa una
crisis humanitaria y económica sin precedentes, para responder esta interrogante es necesario
comprender un elemento importante en cuanto a la política monetaria se refiere: el respaldo de
la moneda.
Desde sus inicios cuando se introdujo el uso de la moneda en Europa por los fenicios en el 450
A.C hasta el año 1929 el papel moneda basaba su valor fundamentado en su cambio por un
material preciado y escaso, como el oro y la plata; esto en razón que transportar el oro o plata
para realizar transacciones se convertía en un riesgo para el portador y representaba un esfuerzo
mayor el transitar largas distancias para realizar transacciones de diferente índole, es entonces
cuando el papel valor permitía su fácil manejo y su uso como letra de cambio en los bancos
consolidados por el valor de oro o plata que estos representaren.

El crack bursátil de 1929 en Estados Unidos puso a la Bolsa de Valores en apuros, cuando se
desato el pánico cuando las acciones en bolsa perdieron su valor y toda la gente acudió
desesperada a sus bancos para retirar todos sus depósitos que no pudieron responder con todos
sus usuarios ni en dinero y mucho menos en oro equivalente, lo que puso fin al patrón de
conversión oro marcando una transición de 1947 a un nuevo orden mundial.

Bretón Woods, por o el cual cualquier billete y divisa seria convertible en dólares y solo estos
podrían ser intercambiados por oro , su cotización se encontraba en 35$ por onza de oro. La
década de los 70 con la incursión de Estados Unidos en la guerra de Vietman puso en apuros el
nuevo sistema que vio como el propio gobierno estadounidense realizaba una impresión
desmedida de dólares para financiar sus operaciones bélicas, este hecho quito confianza en el
resto de los países que dudaron de la capacidad de Estados Unidos para respaldar con oro todos
los dólares impresos. Richard Nixon daría fin a la convertibilidad establecida con Breton
Woods en 1971 y este finalmente colapsaría en 1973.

Posterior a Breton Woods rige en el mundo el sistema de FIAT o “sistema de confianza” en el


cual el dinero no está respaldado ni por oro ni por otra divisa o material que tenga valor real, el
valor de una divisa se respalda por el Producto Interno Bruto (PIB), por los activos o recursos
con los que cuente un Estado, es decir en su desempeño macroeconómico y estabilidad
financiera.

Ahora bien la nueva criptomoneda “Petro” se basa únicamente en un las reservas certificadas
de un pozo recientemente descubierto en territorio venezolano, de acuerdo a fuentes oficiales, o
sea un activo del Estado venezolano. Sin embargo la salud de la economía de Venezuela dista
de ser un buen indicador que permita considerar al “Petro” como una alternativa de divisa seria,
si a esto se suma la crisis humanitaria y el clima de convulsión social e ingobernabilidad, se
tiene al Gobierno de Venezuela como un estado de poca credibilidad y censurable desde el
punto de vista diplomático desde los ojos de la comunidad internacional, por ende el “petro” no
inspira un nivel de confianza real seria para atraer virtuales inversores salvo los aliados
ideológicos del socialismo del Siglo XXI.

En síntesis como viene configurado el actual sistema económico mundial, es posible anticipar
el fracaso de un experimento, más que política, lanzado por el líder de la revolución bolivariana
Nicolás Maduro, que no hace más que prolongar la zozobra del pueblo venezolano.

Por: Carlos Armando Cardozo Lozada


Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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