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Inteligencia, represión y dictadura.

La Comisaría de San Pedro (Bs As)


como centro clandestino de
detención entre 1975-1979.

Autora: Diamante, Carla.


Índice:

Introducción 6

1. La última dictadura en perspectiva 13

En clave metodológica. 20

2. San Pedro: construcción histórica de su perfil socio-económico y político

Actividades económicas y productivas. 21

¿Por qué San Pedro no fue un polo industrial? 23

Los avatares sociopolíticos locales del siglo XX.

Puntos de inflexión a escala nacional y local: 1973,1975 y 1976. 25

Las militancias locales. 26

Panorama económico. 31

El Golpe de Estado en el ámbito municipal. 33

3. La Comisaría de San Pedro en el Área Militar 132 37

La represión descentralizada. 39

La represión “normativizada”. 41

Inteligencia local dentro del circuito represivo. 43

La represión en el Área Militar 132 y su apoyo local. 45

4. “Todo era naufragio”: los casos que transitaron el centro clandestino de


detención

El caso de Eduardo Schiel y Graciela Celayeta. 49

El caso de los hermanos Pheulpin. 53

El caso de Gotmand y Fernández. 54

2
El caso de Luis Eduardo Lita. 55

El caso de los hermanos Magariños. 56

El caso de Julio Peris y Eduardo Korsunsky. 57

El perfil económico-productivo y la peligrosidad circundante. 59

Conclusión. 60

Bibliografía. 66

Anexo. 70

3
«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»

«AHORA VIENEN POR MI, PERO ES DEMASIADO TARDE»

Bertolt Brecht.

4
Introducción

La “última” dictadura “cívico”-militar que se instauró en Argentina el 24 de marzo de


1976 implantó el terrorismo de Estado con un plan sistemático de secuestro, tortura y
desaparición de personas. La lucha “contra la subversión”, fue acompañada por un
programa económico ligado a la gran burguesía nacional aliada del capital extranjero,
en detrimento de la burguesía local; y por la imposición de la más rígida y brutal
censura socio-cultural. La lucha contra el enemigo era, al mismo tiempo, una “guerra
cultural”: la destrucción conjunta de vidas humanas y de ideas (ANSALDI; 2006:8). El
terrorismo de Estado fue diagramado homogéneamente a escala nacional, adoptando a
nivel provincial y municipal dinámicas y características propias en función de los
distintos espacios regionales.

En el contexto de la última dictadura, este Seminario Regional se aboca al estudio de la


Comisaría 1ra de la ciudad de San Pedro (Provincia de Buenos Aires). La Comisaría se
encuentra en la zona céntrica sobre la calle principal y de entrada a la localidad. Durante
el periodo mencionado, la Comisaría, al mismo tiempo que cumplía sus tareas
burocráticas habituales, funcionó como Centro Clandestino de Detención (CCD)1. Así
consta en la Sentencia de la Causa Saint Amant II del año 2015, la cual da cuenta de 70
víctimas y 13 imputados pertenecientes a distintas ciudades del norte bonaerense donde
se perpetraron los crímenes caratulados de lesa Humanidad: Pergamino, Baradero, San
Pedro y San Nicolás, todas incorporadas al Área militar 132.

Para estos juicios fue necesario distintas políticas de memoria que impulsaron los
organismos de Derechos Humanos y el Estado Nacional desde el año 2003 con la
recuperación de archivos y documentos de las Fuerzas Armadas, la investigación de
datos y documentos para conformar las causas judiciales por delitos de lesa humanidad
(ÁGUILA;2018:59), fueron sucesos claves para motorizar los estudios sobre la
represión.

Este estudio es importante en varios niveles. Por un lado, intenta ser una pequeña
contribución a la historiografía en general y a la historia reciente en particular, debido a
los vacíos existentes alrededor de la última dictadura militar en los espacios locales.
Como ha señalado Gabriela Aguila, vacíos que no pueden completarse desde una

1
De ahora en adelante será CCD

5
historia nacional, pero sí desde la historia regional-local; la cual en los últimos años ha
realizado valiosos aportes a la historia reciente. A su vez, es importante a nivel local,
porque es fundamental contar su historia que permanece en la oscuridad en la que la han
dejado tanto olvidadores seriales y como sus cómplices silenciosos. Por último, es
significativo a nivel personal, dado que siempre tuve un interés por este tema. Este
interés se inició el año pasado- cuando al realizar un trámite- me topé accidentalmente
con una placa de la la Dirección Nacional de Sitios y Espacios de Memoria, ubicada en
el frente de la Comisaría, donde se podía leer que en ella funcionó un centro clandestino
de detención ilegal durante los años de la última dictadura cívico-militar, donde
permanecieron detenidos hombres, mujeres y niños.

En este sentido, el objetivo general es estudiar y comprender la funcionalidad y el rol


que tuvo la Comisaría, en tanto centro clandestino de detención y tortura; observando
cómo operaban las tareas de inteligencia y las acciones represivas en la ciudad que se
realizaban desde la Comisaría y que eran comandadas desde el Batallón de Ingenieros
de Combate 101 ubicado en San Nicolás, y finalmente, analizar el testimonio de las
distintas víctimas que estuvieron detenidas entre enero y agosto de 1976; y en julio y
novimebre de 19772.

Las tareas de inteligencia que desempeñó la Comisaría se desplegaban, tanto antes del
secuestro como después de la liberación de las personas que estuvieron detenidas, en la
misma dependencia o en la Brigada de Investigaciones de San Nicolás. Antes, cuando
los agentes policiales citaban a declarar a quienes habían repartido material considerado
“subversivo”; labrandose un sumario con la declaración y otros datos importantes sobre
sus actividades en la militancia, el trabajo, etc. Después, una vez en libertad, cuando
algunas víctimas se acercaban a denunciar a la Comisaría la privación ilegítima de su
libertad y las torturas recibidas, y el médico de la Policía los persuadía de que era
conveniente no realizar la denuncia. En este sentido, es sabido que la “lucha
antisubversiva” requirió de la acción conjunta de dos áreas: Inteligencia y Operaciones.
A Inteligencia le correspondía reunir la información, procesarla como inteligencia y
difundirla para uso y posterior ejecución de las operaciones represivas. Las agencias de
inteligencia -policiales, castrenses y estatales- y sus agentes (policías, gendarmes,

2
Es importante aclarar que, si bien se utiliza la señalización con placa de la Comisaría como punto disparador, el
Seminario no es enfocado desde el punto de vista conformación de Sitios de Memoria. Es decir, no está enfocado en
analizar la Comisaría de San Pedro en tanto espacio de memoria, ni en revisar las pugnas entre los organismos de
derechos humanos por la señalización de los sitios.

6
personal de inteligencia) existían desde tiempo antes del Golpe y a partir del 24 de
marzo de 1976 obtuvieron una centralidad particular. Pues, desde dicha fecha se
organizaron para actuar coordinadamente y en vinculación con la “comunidad
informativa”, dedicándose a rastrear “aquellos individuos o grupos que debían ser
erradicados, muchos de los cuales habían sido identificados y venían siendo vigilados
desde los años previos” (ÁGUILA;2013:84). Ambas áreas operativas realizaron sus
tareas sobre el espacio regional que ocupaba San Pedro (comandadas desde la sede del
Área Militar 132), tal como quedó demostrado en los testimonios judiciales de las
víctimas presentes en la Sentencia, pero no puede hablarse de la existencia de una
“comunidad informativa” en la ciudad.

Centros fundamentales de la represión y eslabones vitales de los circuitos represivos, los


CCD fueron utilizados con el propósito de obtener información para desarticular las
organizaciones militares y sus redes. En su mayoría funcionaron durante los primeros
años de la dictadura 1976-1979; luego, algunos cerraron porque fueron descubiertos
-debido a las denuncias internacionales realizadas por los organismos de exiliados,
sobre la violacion de los derechos humanos que la dictadura estaba haciendo en
Argentina-, y otros se vieron obligados por la coyuntura. A partir del análisis
documental de la Sentencia Saint Amant II y de los testimonios orales obtenidos de las
víctimas de la dictadura, construí una periodización cuyo punto de inicio es el año 1975,
abarcando un periodo de cuatro años, hasta 1979, y conteniendo entre 1976-1977 el
punto de máxima aplicación del terror en la ciudad. De toda la década, 1975 es un año
clave, un punto de inflexión a escala nacional por conjunción de todas las problemáticas
que atravesaba el país3; también a escala provincial, significó la nominación del cordón
industrial del Paraná -desde la ciudad de Campana hasta Villa Constitución- como
“Zona Roja del Paraná4”. A escala local, 1975 implicó la presencia regular de las
fuerzas militares circulando por las calles de la ciudad, realizando operativos de
allanamientos domiciliarios y requisas. Cierro la periodización en el año 1979, porque a
partir de ese año cesaron las presencias de los grupos de tareas, los casos de secuestros y
el número de víctimas que transitan por el centro clandestino. Y porque marca el final

3
La crisis económica, tensiones políticas entre partidos, las disputas intra-peronismo, el incremento del discurso
antisubversivo, el aumento de la inquietud de las Fuerzas Armadas, la firma de Decretos por parte del Poder
Ejecutivo para la lucha contra la subversión; como fueron: el decreto 1.368 que declaró el “Estado de Sitio” en todo
el territorio nacional; decreto nº. 2722, que disponía la aniquilación de las “acciones subversivas” en todo el territorio
nacional; a ello se le sumó la Directiva 1/75 de lucha contra la subversión; los “Decretos de Aniquilamiento” de la
subversión que extendieron al ámbito nacional el Operativo Independencia que se aplicó a Tucumán.
4
En revista “Ramas y Raíces” (24/03/2012).

7
de la jefatura del Teniente Coronel Norberto Ricardo Ferrero. Además, dicho momento
coincide con la llegada al país de una delegación de la Comisión Internacional de los
Derechos Humanos (CIDH) dependiente de la Organización de los Estados Americanos
(OEA)5

Las y los historiadores especializados en Historia Reciente ponen a consideración dos


variables metodológicas: las periodizaciones tradicionales y las escalas de observación
y análisis6. Los trabajos sobre la última dictadura militar no “escapan” al problema del
tiempo, desde comienzos del siglo XXI algunos historiadores vienen repensando la
periodización tradicional e institucional y el relato fechado entre 1976-1983. En efecto,
se formula la existencia de un “largo ciclo represivo de los años setenta7” (FRANCO;
2012:15). La temporalidad larga complejiza el estudio de aquellos años porque repiensa
las continuidades relativas –en referencia a la violencia estatal normativizada y al
problema social de la violencia- y las rupturas estrictas. Siguiendo a Gabriela Águila
(2023) “sería una empresa fallida hacer una historia de la dictadura que comience el 24
de marzo de 1976 y deje de lado al análisis de procesos centrales acaecidos durante los
años precedentes8, como lo son la radicalización social, la violencia estatal y paraestatal
y la creciente importancia de los militares en el gobierno civil”.

De un tiempo a esta parte, los estudios sobre la Historia Reciente, permanecieron


influenciados por la perspectiva nacional, porteño-céntrica y bonaerense que posaba su
interés en los sucesos atravesados en esos espacios regionales9. La renovación

5
La visita se había acordado entre Jorge Rafael Videla y el vicepresidente de Estados Unidos, Walter Mondale. Ante
la llegada de la Comisión, el régimen se encargó de desmantelar un cúmulo de centros clandestinos a lo largo de todo
el territorio nacional, y liberó a los presos políticos que estaban a disposición del Poder Ejecutivo. La intención era
demostrar que Argentina era un “país en paz”.
6
El estudio de la Historia no se rige por el tiempo calendario sino que construye sus propias periodizaciones –de
acuerdo a su perspectiva metodológica-, favoreciendo temporalidades de corta, larga y media duración, según su
interés por examinar los acontecimientos, las estructuras y/o las coyunturas donde se incorporan los actores
7
Esta renovación historiográfica libra al hecho histórico de la dictadura de ser un “destino ineludible” pero no matiza
la naturaleza cualitativamente diferente que encarna la violencia sistemática y la represión, que el Estado aplica a
través de sus aparatos y agentes, durante los años de gobierno dictatorial. Es decir, no se minimiza ni se iguala el plan
sistemático de represión y desaparición de personas aplicado a partir de 1976, con las violencia estatal represiva de
1973-1976. Esta renovación no es homogénea ni consensual en el campo intelectual dedicado al estudio del pasado
reciente. Las voces son más bien divergentes, no existe un consenso sobre el tema. Para más acercamiento sobre el
tema véase: ÁGUILA, Gabriela (2023) Historia de la última dictadura militar. Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Siglo XXI. 272 pp. FRANCO, Marina (2012). “Introducción” en FRANCO, Marina Un enemigo para la nación:
orden interno, violencia y “subversión”, 1973-1976. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 352 pp.
SCATTIZZA Pablo (2015). “Un Comahue no tan frío. La norpatagonia argentina en el proyecto represivo de la
dictadura militar 1975-1983”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Prometeo Libros, 2016.
8
ÁGUILA, Gabriela (2023) Historia de la última dictadura militar. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI.
272 pp.
9
ÁGUILA. G (2018) “La represión en la historia reciente como objeto de estudio: problemas, novedades y derivas
historiográficas”, en ÁGUILA, LUCIANI, SEMINARA Y VIANO (comps.) La historia reciente en Argentina.
Balances de una historiografía pionera en América Latina, Buenos Aires: Imago Mundi, 2018, pp 63-64. ÁGUILA,

8
historiográfica que sucede a partir de los años ’80, signada, entre otros, por la Historia
Regional y Local abrió nuevas miradas al estudio de la Historia Reciente, implicando
renovadas perspectivas para interpretar el proceso histórico de la última dictadura
militar. La escala regional-local de observación y análisis que propone dicha
metodología sirve para iluminar aquellos espacios que son invisibilizados. En efecto, el
microanálisis, con su ajuste del foco y densificación, permite visibilizar las tramas
sociales, las acciones represivas, los actores civiles y los agentes implicados, en los
espacios locales alejados de los grandes centros.

La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), en la que se formaron los militares


latinoamericanos, implicó el reemplazo de las fronteras territoriales por fronteras
ideológicas e introdujo un nuevo sistema de cuadriculación del territorio en zonas de
comando, subzonas y áreas de seguridad “bajo mando militar e intervención de grupos
de tareas” (DIVINZENSO-SCOCCO;2017:29-32). Para 1975 se esbozó territorialmente
dicha represión estableciendo regiones y zonas bien diferenciadas, cada una con su
propia especificidad operativa y dirigencia jerárquica de “mayor peligro
revolucionario”, denominadas “zonas calientes”, y las de “menor peligro
revolucionario”, nombradas “zonas potenciales” y “zonas frías”. Quedando la localidad
en estudio dentro de las zonas consideradas “potenciales” en razón de la “peligrosidad
subversiva” que existía en el espacio regional-militar que integraba.

El estudio de la represión como temática singular no obtuvo, en los inicios, la suerte y el


trato que el resto de las temáticas que se catalogan integrantes de la Historia Reciente.
Las investigaciones sobre represión desde lo académico adquirieron importancia a partir
del 2003 tanto por el impacto de las políticas públicas de memorias aplicadas por el
Estado como del inicio de los Juicios de Lesa Humanidad. Las ciencias sociales se
vieron atravesadas por ambas cuestiones generando el interés de los estudiosos en los
espacios estatales y espacios de memoria abiertos, ocupando roles importantes en la
construcción de dichas políticas10. Otro impacto no menos importante fue la
disponibilidad de nuevos archivos y reservorios documentales, los “llamados archivos
de la represión”. Actualmente, el estudio de la represión es prolifero y ampliamente

Gabriela (2008) La dictadura militar argentina: interpretaciones, problemas, debates. Páginas. Revista digital de la
Escuela de Historia., vol (Nº1), pp.19.
10
ÁGUILA. G (2018) “La represión en la historia reciente como objeto de estudio: problemas, novedades y derivas
historiográficas” pp 55-72., en ÁGUILA, LUCIANI, SEMINARA Y VIANO (comps.) La historia reciente en
Argentina. Balances de una historiografía pionera en América Latina, Buenos Aires: Imago Mundi, 2018.

9
abordado desde múltiples disciplinas y perspectivas con gran peso de la mirada micro y
también otras escalas de observación. Sin embargo, la historia de San Pedro ha sido
objeto de relatos parroquiales por ciudadanos residentes en la ciudad; estudios que se
caracterizaron por ser poco críticos y escasamente académicos11centrados en dar a
conocer la historia de la localidad desde su fundación sin ninguna problemática.
Además desde la Historia Reciente, San Pedro es uno de los tantos espacios sin analizar
dado que no se desarrollaron trabajos que se detengan en esta área de estudios.

Este trabajo se basa en el análisis de tres corpus documentales que voy a pasar a
describir a continuación. El primer corpus de fuentes consiste en las Sentencias de las
causas: Saint Amant II y Saint Amant III. Fundamentales para establecer las bases de la
historia que quiero construir, ya que, por un lado, me permite rastrear los principales
acontecimientos localizados en San Pedro, y a partir de ahí, iniciar un recorrido para
completar el mapa de la historia de la represión en la ciudad; por otro lado, me permite
tener un marco de referencia constante para contrastar con el resto del corpus
documental. La Sentencia está compuesta por los testimonios de las víctimas y sus
familiares, acompañados de una descripción de su profesión y su vida personal, de cada
uno de ellos. Por un lado, la lectura de éstas descripciones me permiten recuperar tanto
la historia personal de las víctimas de la dictadura como reconstruir sus trayectos
militantes y sindicales. Por otro lado, a través de su lectura es posible observar los
movimientos de los familiares en la búsqueda de respuestas frente al secuestro de sus
hijos, hermanos, y/o esposos, etc.

El segundo corpus contiene las tres entrevistas realizadas a Eduardo Schiel, Orlando
Brambilla y Eduardo Flores; que me permitieron ampliar a la vez que comprender de
manera acabada aquello que se presenta de manera fría y formal en la Sentencia. Ya que
es mi objetivo en este trabajo muy distinto del que se plantea en un juicio. No fue mi
intención juzgar, sino comprender el periodo a través de la creación de un relato
coherente y que abarque los distintos aspectos del contexto relacionados al tema.

Las fuentes orales no deben entenderse como material auxiliar, complementario y/o
adicional de la investigación, sino más bien como centrales de todo el proceso, cuente o
no con documentos escritos y tradicionales (PASCUALI;2019:7). Portelli (2018) define

11
El autor sólo dedica hoja y media para tratar la última dictadura militar, y sin hacer mención alguna de la Comisaría
ni de las acciones represivas.

10
a las fuentes orales como “fuentes relacionales” porque se configuran en la práctica
misma de quien investiga el pasado con quien narra el presente. Así, la entrevista,
medio para construir fuentes orales, proporciona nuevas perspectivas e interpretaciones
del punto de vista de las personas expresadas con la espontaneidad y la fragilidad de la
conversación, que incorpora la memoria y la ideología. No se trata de obtener
información fáctica, sino de “recolectar” relatos vivos.

El tercer y último conjunto documental lo compone la prensa escrita del periodo en


cuestión, que termina por complementar esta triangulación. Esta última fuente fue
producida, a diferencia de las dos fuentes anteriores, en el contexto del tema estudiado.
Entonces, su utilización va a requerir de una lectura diferente, ya que, aquello que
queremos comprender como objetivo principal aparece tras el velo de lo aparente. Me
permite completar, contrastando con las otras dos fuentes, el contexto de San Pedro.
Tres fuentes distintas, tres tiempos de producción diferentes, con objetivos distintos que
entrelazo para construir un relato coherente.

El presente seminario se divide en distintos capítulos. El primero lo dedico a desarrollar


las cuestiones teóricas-metodológicas y los antecedentes historiográficos sobre el tema
y el “problema”. En el segundo capítulo, me ocupo en describir el perfil económico,
político, social y cultural de la ciudad de San Pedro en el contexto del siglo XX. En el
tercer apartado tomo como eje explicativo las “características” de la Comisaría Primera
de San Pedro, intentando esclarecer sus funciones y roles durante el periodo represivo.
Por último, el capítulo cuarto está destinado a analizar los casos de las víctimas del
Terrorismo de Estado que transitaron el centro clandestino de detención.

11
1. La última dictadura militar en perspectiva

La Historia Reciente en Argentina engloba temporalmente los “años sesenta”, “setenta”


y los “años ochenta”. Su temporalidad se explica por el “carácter traumático” del
pasado cercano que vivió el Cono Sur marcado por férreas dictaduras con regímenes
represivos y violentos. En otras palabras, en el estudio del pasado reciente predominan
los temas relacionados con procesos sociales “traumáticos” como guerras, genocidios,
masacres, dictaduras, crisis, etc. Es dicha composición “traumática” lo que, según las
autoras Marina Franco y Florencia Levín (2007:34), define, en parte, el campo de
estudios de la Historia Reciente.

Blanco de críticas, la Historia Reciente fue discutida y combatida intensamente en los


’90 en defensa de los lineamientos positivistas revalorizados por el proceso de
profesionalización del campo histórico, iniciado tras la recuperación democrática. La
fijación de los “cánones del oficio”, la delimitación de períodos, objetos y metodologías
de estudio, implicó la exclusión de lo “no académico”; en efecto, examinar el pasado
cercano, “caliente” e inconcluso, practicar la historia reciente, era “hacer política y
filosofía”, todo menos Historia (VIANO;2012:119-129). Las crecientes impugnaciones
cientificistas y la hostilidad académica significó un freno para los historiadores,
vacancia que completaron especialistas de otras ciencias sociales (sociología y ciencias
políticas). Así, la Historia Reciente tuvo un largo camino de lucha para legitimar su
praxis dentro del campo historiográfico. La incorporación plena de los historiadores a
estudiar el pasado reciente ocurrió, recién, con la llegada del nuevo siglo,
probablemente de la mano del recambio generacional de historiadoras e historiadores.
Promediando la primera década del siglo XXI, el campo se encontraba en expansión e
institucionalización; y en la actualidad han proliferado, aún más, las becas, los
congresos anuales, las revistas especializadas, las formaciones de grado y posgrado, etc.

El estudio de la represión durante la última dictadura militar se renueva


historiográficamente a principios del siglo XXI, abriendo el abanico de las
problemáticas a tratar. De este modo, la perspectiva nacional porteño-céntrica,
dominante en la historiografía, fue puesta en jaque por una nueva metodología que
privilegia los estudios regionales y locales. Tanto la renovación historiográfica como los
abordajes a escala local y regional en los ámbitos académicos fueron creciendo
paulatinamente, provocando fructíferos resultados en el conocimiento del pasado

12
reciente. Asimismo, un fuerte impulso devino del crecimiento de los “archivos y fondos
públicos y privados disponibles”, de la recuperación de los llamados “archivos de la
represión” y los archivos de la memoria, y la formación de fondos documentales”, etc.,
Todo ello, favoreció los estudios a escala local/regional, con microanálisis que
visibilicen actores, tramas sociales y lógicas políticas del régimen poco analizadas;
iluminando en su singularidad modalidades, prácticas, circuitos y efectos de la represión
estatal y paraestatal poniendo en tensión cronologías y formas clásicas de interpretación
(ÁGUILA;2007:155-157). De esta manera, se recupera el impacto económico, social y
represivo de la última dictadura en las ciudades grandes y pequeñas, en los pueblos y
comunas.

Esta renovación no es homogénea ni consensual en el campo intelectual dedicado al


estudio del pasado reciente. Las voces son más bien divergentes, no existe un consenso
sobre el tema12. El camino fue iniciado por la historiadora Gabriela Águila centrándose
en la ciudad de Rosario y abriendo nuevos senderos donde se fueron uniendo distintos
investigadores que retomaron los planteos de Águila en sus proyectos de estudios13.

En este sentido, un importante grupo de investigadores conformado por Lucas Almada,


Gabriela Águila, María Alicia Divinzenso y Marianela Scocco (2017), se dedicó a
examinar y trabajar sobre la Historia del II Cuerpo de Ejército. La historia de los
diferentes Cuerpos de Ejército, su diseño y estructura era un tema poco explorado. En el
año 1948 se sancionó la ley 13.234 que dictaba la organización de la Nación en tiempos
de guerra y delimitaba el mapa militar del país estableciendo su división en diferentes

12
Para más acercamiento del tema es ineludible: ÁGUILA, Gabriela (2023) Historia de la última dictadura militar.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI. 272 pp. FRANCO, Marina (2012). “Introducción” en FRANCO,
Marina Un enemigo para la nación: orden interno, violencia y “subversión”, 1973-1976. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica. 352 pp. SCATTIZZA Pablo (2015). “Un Comahue no tan frío. La norpatagonia argentina en el
proyecto represivo de la dictadura militar 1975-1983”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Prometeo Libros, 2016.
ALONSO Luciano (2016). “Sobre la vida (y a veces la muerte) en una ciudad provinciana. Terror de Estado, cultura
represiva y resistencias en Santa Fe, en ÁGUILA, G, GARAÑO, S, SCATIZZA P (comps.) Represión estatal y
violencia paraestatal en la historia reciente argentina. Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado. FHCE La
Plata. pp. 483. FRANCO, Marina (2016) “La represión estatal en la historia argentina reciente: problemas, hipótesis y
algunas respuestas tentativas”, en ÁGUILA, G, GARAÑO, S, SCATIZZA P (comps.) Represión estatal y violencia
paraestatal en la historia reciente argentina. Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado. FHCE La Plata. pp.
483. MONTERO, M. L. (2016). El rol de la “comunidad informativa” en la represión en Bahía Blanca (1975-1977):
prácticas, acuerdos y disputas. La Plata, Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación. Colección Estudios/Investigaciones 57.
13
AGUILA, Gabriela (2008). Dictadura, represión y sociedad en Rosario (1976/1983). Un estudio sobre la represión
y los comportamientos y actitudes sociales en dictadura. Buenos Aires: Prometeo Libros. AGUILA, Gabriela;
ALONSO, Luciano (2013). Procesos represivos y actitudes sociales: entre la España franquista y las dictaduras del
Cono Sur. Buenos Aires: Prometeo Libros. AGUILA, Gabriela; GARAÑO, Santiago; SCATIZZA, Pablo (2016).
Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina: nuevos abordajes a 40 años del golpe de
Estado. La Plata.

13
zonas donde los militares se constituían en la autoridad máxima del gobierno militar,
civil y administrativo, subordinando a las autoridades civiles. El Cuerpo de Ejército es
una gran unidad de batalla dependiente del Estado Mayor a la cual le siguen, en orden
de importancia, otras unidades, (de combate: la división y la brigada; y de agrupamiento
de la tropa: regimiento, batallón, compañía, fusión y grupo). La organización y
jerarquización respeta las“previsiones tácticas, organizativas y administrativas de las
Fuerzas Armadas”.

Como señalan Maria Alicia Divinzenso y Marianela Scocco, en los años ‘60 el Ejército
terminó de definir su estructura de cinco cuerpos. La creación de los distintos cuerpos
fue resultado de las transformaciones doctrinales y respuesta a la compleja realidad de
la región. Así, la estructura interna del II Cuerpo14 no se mantuvo intacta sino que desde
1955 se fue modificando de acuerdo iban cambiando los contextos políticos-sociales,
las doctrinas militares y las hipótesis de conflicto.

En este sentido, desde fines de los ‘50 la doctrina militar de Defensa Nacional y el rol
institucional de las Fuerzas Armadas comienza a sufrir un proceso de transformación
doctrinal. La nueva doctrina de guerra implicó nuevas conceptualizaciones ideológicas
y un cambio en diseño administrativo, con un nuevo sistema de “cuadriculación del
territorio en zonas, subzonas y áreas de seguridad”. Influenciado por el contexto
internacional se transformó la concepción de guerra, apareció un nuevo tipo de enemigo
y amenaza; y otra forma de entender la seguridad interna de la nación. Entre 1957 y
1962, se sustituyó el paradigma de la doctrina de defensa nacional (DDN) por la
Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), de matriz norteamericana, que funcionaria con
elementos de la doctrina de la guerra Revolucionaria francesa.

Según dice Marianela Scocco15, la DSN fue parte de la base ideológica de la última
dictadura cívico-militar. Para comprender su implantación se debe tener en cuenta el
contexto mundial de mediados del siglo XX, signado por el fin de la segunda guerra y el
mundo polarizado que le prosiguió. La nueva doctrina supuso el pasaje desde una
seguridad basada en la identificación del enemigo hacia una política represiva
fundamentada en la inteligencia. Transformando las tareas de inteligencia en un recurso
estratégico fundamental para combatir y eliminar al enemigo interno a lo largo y ancho
14
Su sede administrativa se encontraba en la ciudad de Rosario, Santa Fe.
15
SCOCCO, Marianela (2019) “Las fuerzas represivas y las divisiones de inteligencia. El ejército y las policías en
Rosario (1966-1979)” en Revista de Estudios sobre Genocidio. Universidad Nacional de Tres de Febrero. Centro de
Estudios sobre Genocidio, pp. 11-28

14
del territorio nacional. En consecuencia, la guerra convencional se transformó en
“guerra total”, se peleaba en todo momento en todos los frentes y con todos los medios
disponibles (políticos, militares, económicos y psicológicos) porque “el nuevo enemigo
-el comunismo- se caracterizaba por utilizar técnicas de combate no tradicionales en un
nuevo tipo de guerra: permanente, multiforme e integral”. El enemigo era “opaco”, no
conformaba un ejército regular y era confundido entre la población civil.

A su vez, la influencia del imperialismo norteamericano también es importante para


comprender la política del hemisferio sur en el período finisecular del siglo XX. Entre
1960 y 1980 las fuerzas armadas, respaldadas por los Estados Unidos, realizaron golpes
militares en toda América Latina en el marco de combatir y evitar la expansión del
comunismo por las diferentes regiones del globo. Las dictaduras del Cono Sur fueron
integradas en una red mayor, de gran alcance, que se configuró y completó entre
1973-1974: el Plan Cóndor, un “aparato clandestino de Inteligencia” que diagramó las
desapariciones transfronterizas entre los países del Cono Sur.(MCSHERRY;2012:3-7).
No obstante, como sostiene Gabriela Águila, más allá de la injerencia del contexto
latinoamericano y mundial, las causas del golpe de Estado no deben buscarse afuera
sino más bien en la situación nacional interna tanto en los sucesos coyunturales como en
los problemas estructurales, y en el análisis de los objetivos económico y políticos, la
situación social, la violencia política-represiva, etc.

Desde 1960 las actividades del II Cuerpo de Ejército incluyeron acciones represivas, en
una coyuntura de cambio doctrinal y de fuerte movilización social. Entre 1960 y 1976
se trazaron y pusieron en práctica los dispositivos represivos, y se fijaron sus blancos y
agentes. Por lo tanto, es evidente que la participación de las FFAA en el accionar
represivo precede al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Desde entonces, el
Ejército tuvo, y tendría, un rol preponderante en el control social y en el accionar
represivo. Y el golpe de 1976 sería la cristalización de dicho papel, con la coordinación
de una represión inédita en el país.

El año 1975 con la ejecución del “Operativo Independencia” y el “Operativo Serpiente


Roja del Paraná”, fue un punto de quiebre donde el ejército asumió la dirección de la
“lucha antisubversiva”, y las fuerzas policiales y de seguridad fueron puestas bajo
control operacional del Consejo de Defensa y del Comando del respectivo Cuerpo de
Ejército. En noviembre de 1975 iniciaron oficialmente en los cinco Cuerpos de Ejército

15
las operaciones de lucha contra la “subversión”. El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas
Armadas dieron un golpe militar al gobierno de María Estela Martínez de Perón,
eliminaron el Estado de Derecho e instauraron una dictadura. Inmediatamente se
hicieron cargo del gobierno de la República por medio de una Junta Militar arguyendo
“cumplir” con su “deber histórico” de resolver lo que ellos mismos designaron como
“vacío de poder” -restituyendo los valores, erradicando la subversión, promoviendo el
desarrollo económico, recuperando el “orden” y la conducción del Estado-, para así
asegurar la posterior “instauración de la democracia”. De este modo, se puso en marcha
el llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, cuyos fundamentos y objetivos
legitimadores fueron redactados en los Documentos Básicos de las Fuerzas Armadas.

El accionar represivo no fue arbitrario, sino que guardó un carácter dirigido y selectivo
destinado a militantes, delegados sindicales, activistas, estudiantes, trabajadores,
intelectuales, y familiares o amigos de éstos; los tildados de “enemigos” de la nación.
Las fuerzas represivas podían incluir militares y agentes policiales
(ÁGUILA;2013:7-9). Las fuerzas policiales fueron cruciales para el despliegue de los
operativos, pues eran los únicos que conocían acabadamente el territorio y a los
habitantes. En las ciudades más chicas y en los pueblos los operativos quedaron
enteramente en manos de los agentes policiales. El ejercicio de la represión a plena luz
del día coexistió con prácticas clandestinas y secretas funcionalmente ordenadas.

Los “circuitos represivos” estaban articulados a partir de una lógica estricta de


funcionamiento: como primer paso, los servicios de inteligencia se encargaban de
detectar víctimas y relevar la información pertinente; los grupos de tarea allanan los
domicilios, detenían y apresaban a individuos o grupos; como segundo paso, las
personas capturadas eran llevadas a las dependencias policiales o militares, o a centros
clandestinos de detención (CCD); otro final posible, era el “fusilamiento en la vía
pública” de las víctimas. Las modalidades, los dispositivos y diseños del accionar
represivo fueron muchos y diversos; si bien se aplicó “desde arriba” y a escala nacional,
no fue homogéneo ni compacto; fue más bien “descentralizado” y adoptaba
“modalidades específicas en los distintos espacios locales y provinciales”; tomando
características específicas en cada zona, subzonas y áreas (ÁGUILA;2017:13). Así, las
tareas de inteligencia y las reuniones entre los integrantes de la comunidad informativa
eran las acciones previas indispensables (SCATIZZA;2016:19). Una vez detectado el
“blanco” se ponían en acción los grupos de tareas, quienes procedían a realizar los

16
allanamientos y el apresamiento de los individuos o grupos que eran conducidos a
dependencias policiales o militares o a los centros clandestinos de detención que
funcionaban en las diferentes áreas. A medida que la represión se hizo mas intensa, la
informacion se obtenia por medio de la tortura de los prisioneros y de la colaboración de
los detenidos con los represores (ÁGUILA; 2023:85), luego de ser “quebrados” tras
largas sesiones de tortura.

Como afirma Águila (2023), los circuitos represivos constituyeron las demarcaciones
por donde se movían las fuerzas represivas y son la clara expresión de la
“descentralización operativa”. Los organismos de inteligencia y sus agentes adecuaron
sus estructuras a partir del Golpe, y actuaron coordinadamente para llevar a cabo el
“aniquilamiento de la subversión”. Los grupos de tareas fueron los encargados de
realizar los operativos represivos: ubicar, secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer
personas o cadáveres. Operaban uniformados o de civil y tenían un terreno de acción
definido, donde dependían de las máximas autoridades militares; no obstante, tenían un
margen de autonomía donde las acciones no eran controladas por las autoridades, y
donde sucedía el robo a las viviendas allanadas e incluso la usurpación de las mismas.
(AGUILA; 2023:86).

Siguiendo un artículo de Marianela Scocco (2016:147) donde analiza la identificación y


recuperación de aquellos lugares y espacios de reclusión ilegal, que funcionaron durante
la última dictadura, como “sitios de memorias”, es factible retomar los planteos de la
historiadora para sostener que los centros clandestinos de detención son en la memoria
presente los: “testimonios materiales de la represión”; pero fueron, primero, el emblema
de la represión perpetrada por las Fuerzas Armadas y de Seguridad, “el núcleo del
accionar represivo” desde 1975. Espacios destinados a “alojar a detenidos y detenidas
que ingresaban al circuito represivo ilegal” (ÁGUILA;2023:88) y cuya permanencia en
el lugar podía ser de “tránsito” o por varios meses, hasta definir su destino en el
“blanqueo” o la desaparición.

Por otra parte, Pablo Scatizza (2014:4-6), señala que los centros clandestinos de
detención y los campos de concentración son, erróneamente, entendidos como iguales
en lógica y dinámica; por tanto, es preciso remarcar que dichos espacios no fueron
instrumentados de igual forma ni tuvieron los mismos objetivos. Existe una bibliografía
numerosa y prolifera que examina y reconoce el funcionamiento de los centros

17
clandestinos a lo largo y ancho del país. Véase los trabajos de los ya mencionados
(SCATIZZA;2016), (SCATIZZA-GONZÁLEZ TIZÓN; 2020), (FELD-FRANCO;2019)
y (CALVEIRO;2008). Sin embargo, todos los trabajos recaen en el mismo lugar: se
dedican a estudiar los espacios de reclusión más emblemáticos que tuvo la última
dictadura (ESMA, El Olimpo, Campo de Mayo, el Pozo de Banfield, Mansión Seré,
etc.), por sus grandes dimensiones, por la cantidad de víctimas registradas y por la
intensidad de su actividad. En esa selección quedan sin analizar los centros de reclusión
de menor intensidad, ubicados en las localidades pequeñas. La reducción del foco de
análisis posibilita hacer visibles funciones, roles y particularidades que conservaron los
centros clandestinos invisibilizados por dichas perspectivas (SCATIZZA y GONZÁLEZ
TIZÓN;2020:152-3); tal es el caso de la Comisaría de San Pedro.

Los “núcleos del accionar represivo” podían estar situados en casas, fincas,
dependencias militares o comisarías. Cumplian diversas funciones -a veces paralelas-
pudiendo ser lugares de tránsito, ámbitos de alojamiento de detenidos legales,
instrumentos para la “recuperación” de detenidos y detenidas, espacios para extraer
información “util” a traves de sesiones de tortura, y ser también espacios públicos de
administracion provincial o municipal16.

El historiador Pablo Scatizza17 analiza cómo se inserta la norpatagonia dentro del


esquema represivo nacional a partir de 1975 y durante la última dictadura militar. La
norpatagonia, integrada en el Área Militar 521 de la subzona 52, perteneciente al V
Cuerpo de Ejército con base en Bahía Blanca18, es nominada por el autor como “zona
potencial”19 por ser una “región latente" para el accionar de grupos “subversivos”. El
autor se dedica a ver “cómo funcionaron y cuáles fueron las características particulares
de los espacios de reclusión clandestina utilizados durante la última dictadura militar en
la región de Comahue”. Sostiene que los centros que allí funcionaron son, en realidad,
centros de detención clandestina: destacando “la condición de clandestinidad en la
forma en que se mantenían allí a los detenidos, más que propiamente el lugar que sirvió

16
SCATIZZA Pablo (2014) “Centros clandestinos de detención en el Comahue. Una reflexión conceptual”.
Contenciosa. Año I, nº 2, 17 pp. ÁGUILA, Gabriela (2023) Historia de la última dictadura militar. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI. 272 pp.
17
Encuadrado en los estudios y lineamientos teóricos de Gabriela Águila.
18
Constituido por los partidos del sur de Bs As, las provincias patagónicas de Neuquén, Rio Negro, Chubut, Santa
Cruz y Tierra del Fuego.
19
Refieren a aquellas zonas donde el accionar subversivo era “limitado”, pero que igualmente dispusieron de un
accionar represivo intenso para desalentar la articulación de las organizaciones locales.

18
como tal”20. Eran sitios públicos de común conocimiento por la sociedad civil, que no
cerraron sus puertas durante la última dictadura y no perdieron sus funciones
público-administrativas, sino más bien fueron paralelas a las “acciones ilegales y
clandestinas”21. (SCATIZZA y GONZALEZ TIZON;2020:137-42)22. La “doble
condición” y el carácter “potencial” del cual hablan los autores son útiles para pensar el
lugar de la Comisaría Primera de San Pedro, que veremos más adelante.

En clave metodológica
A principios del siglo XXI Sandra Fernández (2007) afirmó que la historia regional y
local significó, principalmente, la renovación del aparato teórico-metodológico para la
investigación, y secundariamente, una reacción contra los estudios de los Estados
Nacionales. Proporcionó la apertura de nuevas perspectivas de trabajo ampliando el
conocimiento sobre temas problemas de sobra analizados. La historia regional y local
permite densificar el tejido socio-histórico analizando “localmente” determinados
problemas; en otras palabras, propone una nueva mirada, un nuevo acercamiento y un
abordaje analítico inédito sobre temas y problemas ya analizados y reconocidos.

El ajuste del foco, de la óptica, del lente de observación posibilita enfocar la realidad del
CCD de San Pedro que, desde una perspectiva global y/o una desde una historia
nacional más amplia pasa inadvertida quedando invisibilizado por permanecer incluido
en el espacio geográfico-jurisdiccional más amplio. Porque si bien San Pedro
corresponde a la Provincia de Buenos, queda relegada frente a la importancia que
significan las grandes ciudades bonaerenses como La Plata y Bahía Blanca. De este
modo, el microanálisis hace posible una observación del objeto, más densa (SERNA;
PONS;2007:24-26), y resalta modalidades y particularidades del accionar represivo del
Área Militar examinada, fijando sus instrumentos, sus agentes, su rango de extensión, la
complicidad de civiles, etc.

20
Scatizza Pablo (2014) “Centros clandestinos de detención en el Comahue. Una reflexión conceptual”. Contenciosa.
Año I, nº 2, 17 pp.
21
Las comisarías de Cipolletti y Cutral Co, la delegación neuquina de la Policía Federal y la Escuela de instrucción
Andina de Bariloche, eran instituciones públicas, que en la noche del 24 de marzo se convirtieron en centros de
detención clandestinos.
22
Los centros clandestinos de detención que funcionaron en la subzona 52 poseyeron un papel básico dentro del plan
sistemático de represión siendo tanto lugares “de paso” como espacios de reclusión de personas y elaboración de
información por medio de interrogatorios bajo tortura. Lo específicamente clandestino allí no es el espacio físico”,
sino la forma de detención (SCATIZZA; 2014).

19
2. San Pedro: construcción histórica de su perfil
socio-económico y político.

Actividades económicas y productivas


La ciudad de San Pedro está ubicada al norte de la provincia de Buenos Aires, forma
parte del cordón urbano y costero que sigue el curso del río Paraná siendo, asimismo,
punto cardinal de referencia23. San Pedro es cabecera del Partido homónimo constituido
además por localidades menores y por más de 20 parajes24. Para el año 1970, el Partido
estaba compuesto por 34.350 habitantes totales, de los cuales 23.365 (que representa el
68%) residían en la ciudad de San Pedro25.

Su ubicación a la vera del río Paraná y a mitad de camino entre Rosario (Santa Fe) y
Ciudad de Buenos Aires, convirtió al Puerto de San Pedro en una de las bases de la
economía local26; la otra deviene de su regionalidad pampeana, sus tierras fértiles y su
clima templado-húmedo. Siguiendo el análisis de Piccagli (2007), el hinterland que
compone el Partido de San Pedro estaba reservado a la actividad agrícola con el
sembrado de granos, cereales y frutas. El sector cerealero, presente en la zona sur del
partido, priorizaba los cultivos tradicionales como lo fueron el maíz y el trigo,
sumándole la guinea, el lino, girasol, avena y la producción de batatas y arvejas en las
tierras cercanas a Gobernador Castro.

El sector frutícola27 y el sector cerealero definieron la personalidad económica de la


ciudad por encima de los demás rubros económicos. La fruticultura sembró los suelos y

23
En la rinconada formada por los ríos Arrecifes y Paraná se encontraba el Rincón del Pago de los Arrecifes, cuya
existencia se remonta, según el Archivo de Indias, hasta el siglo XVII. Dicho antiguo Pago fue el germen de lo que
para mediados del siglo XVIII se conocía como “Rincón de San Pedro de los Arrecifes”#. El crecimiento y la
transformación del “pago” en una villa de 800 vecinos, se aceleró con la fundación del Convento de los Frailes
Franciscanos en 1748. El siglo XIX# aceleró las transformaciones de crecimiento sucediéndose primero el “pueblo” y
luego la “ciudad”, a inicios del siglo XX#. Las distintas designaciones responden al largo tiempo de desarrollo
político-económico y demográfico, paulatino, notable y constante que vivió San Pedro (PICCAGLI y TAURIZANO;
1986: 15-19)
24
Localidades: Gobernador Castro, Santa Lucia, Rio Tala, pueblo Doyle y Vuelta de Obligado. Parajes: Kilómetro
158, Kilómetro 184, Parada Kilómetro 75, Ruta 9 Kilómetro 1695, Beladrich, La Estrella, El Espinillo, El Pardo, El
Descanso, El Centro, Villa Leandra, Villa Sarita, Colegiales, La Buena Moza, Ingeniero Moneta, La Celina, Colonia
Velaz, La Bolsa, Villa Jardín, La Matilde, El Ideal, Tablas, Almacén de Basso, y La Tosquera.
25
Datos extraídos del “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas - 1970”.
26
“Los barcos de ultramar cargan sus bodegas en nuestro puerto, pudiendo salir directamente al exterior sin necesidad
de completar su carga en otros puntos del país”, en PICCAGLI y TAURIZANO p 153. En la actualidad, la principal
actividad portuaria continúa siendo la carga de grano y de subproductos agrícolas. El Puerto de San Pedro posee una
gran importancia a nivel regional.
27
La fruticultura se inició de la mano de pequeños productores agrupados en familias a fines del siglo XIX, que para
mediados del siglo XX se transformaron en empresas líderes en el mercado frutal argentino (con presencia en el
mercado internacional), dedicadas a la producción, empaque y comercialización#. Entre las firmas más reconocidas
se encuentran Grupo Gomila (COEXCO S.A) y Artigues “Paraná Basin Fruit SRL”, ambas en funciones actualmente.

20
decoró el paisaje local con la producción de cítricos de temporada y frutos de carozo
(naranja, limón, pomelo; duraznos, peras, ciruelas y frutillas)28. Por otro lado, si bien el
sector ganadero tuvo su margen de desarrollo y crecimiento nunca desempeñó un rol
destacado en la economía local.

La agricultura frutícola y cerealera adquirieron un rol central en la ciudad y en la


economía regional durante el siglo XX porque además de constituir la principal fuente
de trabajo,29 posibilitaron el desarrollo del comercio y del “sector terciario” en la urbe, y
la instalación de fábricas. De ese modo, para mediados del siglo XX, la zona urbana de
la cabecera del Partido estaba circundada por una extensa zona rural, de la cual San
Pedro era eje comercial, administrativo, de servicios y centro-portuario.

La proto-manufacturación gestó la fundación de pequeñas y medianas fábricas que


utilizaban los cultivos regionales para la producción. La fruticultura habilitó la
producción de dulces de batata y membrillo, jugos frutales, mermeladas y frutas
confitadas30. Por su parte, el aprovechamiento de cereales como la guinea incentivó el
nacimiento de las escoberias y el desarrollo de un prolífico mercado local. Asimismo,
fue importante la Destilería Padilla S.A centrada en la elaboración de alcoholes para la
venta a las grandes fábricas industrializadoras de bebidas alcohólicas, con dedicación
marginal a la producción de bebidas como whisky, ginebra y soda; que se
comercializaban dentro de la región.

El sector terciario también tuvo su espacio de despliegue tempranamente (con la


creación del Centro de Comercio e Industria31 en 1910), pero fue recién a partir de
mediados de los ‘50 y ‘60 que alcanzó pleno vuelo con la presencia de sucursales
bancarias en la ciudad, el desarrollo del transporte interno dentro del partido, la estación
ferroviaria de gran actividad y el puerto costero. La red de comercios absorbía y ponía
en venta los productos derivados de la producción primaria y secundaria de la región,
pero también comercializaba mercancías nacionales. El comercio abastecía los

28
En la actualidad el cultivo de lino y de guinea desaparecieron de la zona; los cultivos tradicionales y los frutales se
mantienen pero ocupando menos hectáreas sembradas, como efecto del “boom sojero” que afectó y transformó la
economía agrícola regional.
29
Empezando con la siembra, siguiendo con la cosecha y el empaque hasta la comercialización, el proceso de
producción de frutas solía absorber una gran masa de trabajadores por temporada que representaba el 60% de la
población activa; que luego expulsa en los tiempos ociosos.
30
La empresa Amelú –hoy desaparecida- fue pionera en la industrialización de la fruta en 1955, seguida por la fábrica
Arco de Oro; la fábrica Blasón funciona actualmente como una cooperativa luego de ser recuperada por sus
trabajadores a fines de los ‘90- y El Brocal de San Pedro activa desde 1999.
31
Es la entidad que representa y protege los intereses del comercio y la industria local en general desde su creación a
principios del siglo XX; continúa con sus actividades en el presente.

21
mercados rurales de todo el partido con una gran variedad de productos. El centro
comercial estaba habitado por innumerables tiendas, mercerías, casas textiles,
almacenes, que contaban con una gran variedad de artículos, incluso algunas pocas eran
de ramos generales.

¿Por qué San Pedro no fue un polo-industrial?


San Pedro siempre tuvo las puertas abiertas a la radicación de industrias vinculadas a la
producción frutícola-cerealera (PICCAGLI;2007:453), no corrieron la misma suerte las
industrias cuya producción no derivan de la utilización primaria. Los grupos
económicos frutícolas tuvieron la influencia y el poder político suficientes para frenar
cualquier iniciativa de industrializar la región; y sortearon con éxito, por largo tiempo,
la radicación de grandes industrias. El bloque económico defendía sus propios intereses
logrando controlar un ejército de desempleados, para mantener así bajo el costo de la
mano de obra; en detrimento de los múltiples beneficios que traería consigo la
instalación de grandes industrias para la población.

No obstante, desde mediados de los ’60, el Centro de Comercio e Industria y el


gobierno municipal litigaban con las presiones e intereses de las firmas frutícolas, y
abrieron el camino para la radicación de grandes industrias en la región, que, no
obstante, no alteraron el perfil productivo de la ciudad. Así, en 1962 se instaló en San
Pedro la fábrica de papel Celulosa Jujuy, en 1978 se instaló en las inmediaciones de Río
Tala Papel Prensa S.A; hacia el mismo año se radicó Dart Empresa S. A, perteneciente
al grupo Tupperware; y ARCOR S.A inauguró una nueva planta de alimentos en San
Pedro, en las instalaciones donde solía funcionar Destilería Padilla S.A, en el ingreso a
la ciudad.

En suma, el Partido de San Pedro poseía una producción económica mayormente de raíz
rural. San Pedro era su centro urbano-comercial que contaba con un gran despliegue
urbanístico, arquitectónico, habitacional y comercial acompañado de políticas públicas
de diseño y una vida política-cultural activa.

Los avatares sociopolíticos-locales del siglo XX

A lo largo del siglo XX, la jurisdicción municipal que encabeza San Pedro no quedó
ajena a las situaciones más generales que atravesaron al país, pero las influencias y las
medidas nacionales, a nivel local adquirieron una lógica propia y singular. Es decir, San

22
Pedro vivió un largo periodo de inestabilidad municipal, como eco de las fluctuaciones
nacionales entre gobiernos democráticos y gobiernos de facto, alternando
administraciones democráticas (elegidas electoralmente por el pueblo), con Comisiones
Municipales (impuestas por los militares y apoyadas por las fuerzas vivas de la ciudad).
Las Comisiones, sean civiles o militares, gobernaron de espaldas al pueblo sampedrino
enfrentándose con los “Amigos de la Ciudad” (PICCAGLI;2007), (quienes se ocupaban
del “progreso de la ciudad”), y con el apoyo de las grandes familias económicas .

En ese largo periodo, un punto de quiebre fue el regreso del peronismo al poder después
de 18 años de proscripción y su triunfo en las elecciones de marzo de 1973; que tuvo
como telón de fondo la gran movilización social de apoyo popular. El delegado del viejo
líder en Argentina y candidato por el Frente Justicialista de Liberación, Héctor J.
Cámpora, (FREJULI) salió victorioso de la jornada con un amplio margen de votos. La
efervescencia y la agitación social también se expresó, a menor intensidad y sin
violencia, en San Pedro. A través de la lectura de la prensa escrita se puede observar el
panorama local. La ciudad se dedicó intensamente a la preparación de la campaña
política, los candidatos de los diferentes partidos hicieron su presencia en la única
emisora local para presentar sus proyectos a la población y abrir el juego al debate
político. El Frente Justicialista de Liberación Nacional presentó como candidato a
intendente a Juan Ismael Giménez; la UCR presentó a Miguel J. Benaventana; la
Alianza Popular Revolucionaria tuvo como candidato a Rolando González. Por su parte,
los ciudadanos sampedrinos se unieron y conformaron la Unión Sampedrina, y
presentaron como candidato para la intendencia a Enrique L. Braña.

De la lectura de la prensa escrita, se puede observar la ferviente discusión política de


cara a la nueva salida democrática que promovió una intensa campaña en tres frentes
paralelos: la propaganda radial, la periodística y la propaganda mural. El primero de
ellos fue un espacio abierto en la emisora de la ciudad (Radio A.P.A) con el estreno de
un espacio gratuito destinado a que todos los candidatos puedan expresar sus ideas con
interés alcanzar al público oyente32. Entre los meses de febrero y marzo de 1973 la
prensa local se convirtió en otro frente para hablar de “la política”, siendo un espacio de
propaganda y de entrevistas a los candidatos33. Por último, la propaganda mural fue
prolifera y activa llegando a ocupar la mayoría de los muros de la ciudad y decorando
32
“Espacios políticos”. (El Mercurio, 7/02/73)
33
El “periódico informativo local El Mercurio dedicó una sección especial a lo largo de seis tiradas, denominada
“reportajes en El Mercurio”, a entrevistar a todos candidatos a intendentes de la ciudad.

23
las calles con leyendas y carteles34. En fin, el clima preelectoral era expectante y
generaba ansias ante la urgente necesidad de calmar las aguas del juego político y la
violencia cotidiana.

Los candidatos hicieron uso de los tres frentes descritos para desplegar sus campañas y
acercarse al pueblo sampedrino. Además, su actividad partidaria fue acompañada por la
fuerte movilización de los militantes provocando una gran expectativa en la ciudad35.
Por su parte, La Unión Cívica Radical de San Pedro manifestó su compromiso electoral
durante la campaña del 11 de marzo de 197336. La jornada transcurrió con normalidad y
entusiasmo asistiendo a votar el 90% del padrón. El cierre marcó el triunfo del Partido
Justicialista; el candidato a intendente del FREJULI, Juan Ismael Giménez arrasó con
7.171 votos. La base local del partido justicialista estaba colmada de afiliados y
simpatizantes (PICCAGLI; 2007:148). Con pompa, festejo y los dedos en V, Giménez
asumió el cargo el 25 de mayo de 1973 en el Palacio Municipal.

Antes de proseguir me parece pertinente aclarar que tanto para realizar el análisis
precedente como para la construcción del capítulo en general, fue vital el acceso a los
periódicos locales de la época. A partir de ellos pude observar y rescatar los sucesos
político-económicos de la ciudad y las tramas sociales que la atravesaron.

Puntos de inflexión a escala nacional y local: 1973, 1975 y 1976


En su corto periodo como Intendente37 Giménez aprovechó el estrecho vínculo
político-personal que mantenía con el Presidente Héctor Cámpora para beneficio de la
ciudad, transfiriendo capitales de la provincia hacia el municipio que se materializaron
en políticas públicas: pavimentación de rutas y calles, construcción de escuelas,
instalación del gas natural, apertura de nuevos caminos, entre otras. A los nueve días del
mes de octubre de 1973 el presidente del Honorable Concejo Deliberante, Héctor Hugo
Donatti, asumió la intendencia sucediendo a Gimenez. Donatti continuó con la política
inversionista de su antecesor e impulsó nuevos proyectos culturales, sociales y turísticos
34
“La campaña de papel, de engrudo y de pintura” que efectuaron las elecciones de marzo era excesiva y prueba de la
“larga abstinencia electoral que vivió el país”; la propaganda partidaria que decoró los murales de la ciudad era
irrespetuosa, indiscreta y abusiva; en otras palabras, era un ataque a la propiedad privada, a la “presencia edilicia” de
la ciudad y un daño al buen gusto, porque arruina la propiedad privada, perjudica al propietario y a la cultura cívica.
“La propaganda mural y sus excesos”. (El imparcial, 16/02/73).
35
“Tiempo de verano” (Actualidad 3/03/73)
36
"... No hay solución a los problemas que el pueblo reclama sin la presencia de los hombres de la unión cívica
radical. No nos preocupa el resultado de los comicios: Gobierno y oposición cumpliremos con el mandato conferido
por el pueblo y nuestro compromiso de realizaciones será sagrado, cómo ha sido norma de este tradicional partido
político a través de más de 90 años de existencia colaborando en la formación de nuestra república". En PICCAGLI,
Américo (2007) “Historia documental de San Pedro: de la ciudad a nuestros días 1907-2007”. Bs As: autor, 600p
37
El intendente Giménez falleció el 9 de octubre de 1973.

24
(PICCAGLI;2007:150). La llegada de Donati fue circunstancial tras el fallecimiento del
Intendente.

En junio de 1973 se produjo el retorno definitivo de Juan Domingo Perón al país. Con
proceso electoral de por medio, Perón se “apoderó” del gobierno (por tercera vez), junto
con María Estela Martínez. Desde entonces y por el tiempo de 10 meses la Argentina
vivió un periodo marcado por la presencia del viejo líder. A partir del 1º de julio de
1974, tras su muerte, el país atravesó los últimos años del tercer gobierno de la mano de
la presidenta por sucesión,“Isabelita”, y su entorno.

En el periodo inaugurado por las elecciones del ’73 se recrudecieron los controles y la
represión, acompañados por una enérgica movilización social y política. Siguiendo las
afirmaciones de Gabriela Águila se observó el “endurecimiento de la legislación y el
accionar represivo implementado por las fuerzas “legales”, así como una violencia
política de los grupos paraestatales”. Desde principios de 1974, Rosario y el cordón
industrial que la circundaba, así como la ciudad de Santa Fe y localidades más pequeñas
del interior provincial (Villa Constitución y las localidades del cordón industrial que se
extiende hacia el sur de Rosario y el norte de Buenos Aires) se convirtieron en espacios
de fuerte actividad de las organizaciones armadas, principalmente del ERP y
Montoneros. (ÁGUILA;2017:147-155). Actividades que también tuvieron su eco en la
ciudad de San Pedro, pero en menor intensidad.

Las militancias locales


A partir del análisis del último Libro de Gabriela Águila “Historia de la última dictadura
militar Argentina 1976-1983” (2023) y del análisis de la Sentencia y de la lectura
Revista Ramas y Raíces38 pude reconstruir el esquema regional-militar donde se
encontraba incorporada la localidad en cuestión. Así, desde el año 1975 San Pedro fue
integrada a la llamada “Zona Roja de Paraná”, región construida y nominada por las
fuerzas militares de acuerdo al nivel de “infiltración subversiva” que allí se vivía. La
Zona “se desplegaba” desde Escobar hasta Villa Constitución, era calificada como
“conflictiva” debido a la gran concentración de trabajadores, “en su mayoría”
38
Revista Ramas y Raíces “Número 1”. (24/03/2012). La Revista del Foro por la Memoria “Ramas y Raíces” fue
producida de forma colectiva por los integrantes de la agrupación, entre quienes se encuentra Orlando Brambilla. Y
recibió el respaldo de la Municipalidad de San Pedro y el Honorable Concejo Deliberante. La revista sólo tuvo un
único ejemplar, publicado en marzo del 2012, debido al elevado costo que representaba su elaboración e impresión.
No obstante su corta duración, la revista representa una parte de todo el trabajo cultural que el Foro realiza en la
ciudad en busca de “Memoria,Verdad y Justicia”

25
obreros-industriales organizados como efecto de la presencia de los grandes polos
industriales urbanos que conformaban la región: Campana, Zárate, Villa Constitución y
San Nicolás. En dichas ciudades y a lo largo de todo el cordón costero paranaense, los
trabajadores estaban organizados, eran obreros sindicalizados, integraban las comisiones
de fábricas y las agrupaciones sindicales antiburocráticas. Ésta extensa capacidad
organizativa y de combate sólo estuvo presente en las localidades industriales
mencionadas, y estrictamente en Villa Constitución; pero nada parecido en intensidad se
replicó en San Pedro, donde la presencia obrera-industrial fue tenue y la organización de
los trabajadores y la militancia adquirió otra esencia.

Las principales agrupaciones e ideologías que penetraron en la Zona fueron el PRT-ERP,


el Partido Comunista, el Partido Comunista Revolucionario y la Juventud Peronista. La
“peligrosidad” de la Zona deriva en un fuerte despliegue operativo en marzo de 1975
(“Operativo Serpiente Roja del Paraná”) por parte de las fuerzas de seguridad de las
provincias de Buenos Aires y Santa Fe, en la ciudad de Villa Constitución tras haberse
filtrado la información de que se estaba armando “una vasta operación subversiva y
terrorista”. Los controles territoriales para evitar la extensión del “enemigo” se
extendieron hasta el eje Zárate-Campana (ÁGUILA;2023:69). La extensión de los
controles abarcó el Partido de San Pedro, pero no se centraron en ella.

Efectivamente, aparece reflejado en la Sentencia Saint Amant II que: los “blancos” del
Area Militar 132 “eran la columnas del PRT-ERP y Montoneros, Columna 17 y Riberas
del Paraná”39, agrupaciones que se manejaban por toda la región paranaense, y sobre la
cual el Área decidió aplicar una estricta represión. En consecuencia, el Partido de San
Pedro fue entendido como un “área a controlar” para evitar que se extendiera la “acción
subversiva” que la rodeaba, pero no era percibida como un espacio “conflictivo” en sí
mismo, si no “potencialmente conflictivo”.

No obstante el carácter que se le atribuía, la ciudad de San Pedro no fue ajena al


contexto, todo lo contrario, fue atravesada por la efervescencia social que vivía el país
en toda su extensión durante los años ‘60 y ‘70, y contaba con una porción de su
ciudadanía “políticamente activa” que se desenvolvía al calor de los sucesos nacionales.
Los trabajadores urbanos y rurales, agremiados, militantes y/o afiliados, y los
estudiantes de nivel secundario: “comenzaron a interesarse por la política como

39
Sentencia Saint Amant II FRO82000149/10 (2015) (foja 793). (la cursiva es mía).

26
herramienta para la transformación social y económica; algunos en el marco del
Movimiento Peronista, para muchos con el socialismo nacional como norte, otros con el
Che y la revolución cubana como bandera, adoptando como su filosofía y sostén
político el marxismo-leninismo40”. Todos, “convencidos de aportar a la construcción de
una sociedad más justa e igualitaria”, poseían sus propios espacios de discusión y de
lucha, pero, en algunos momentos, convivieron y se complementaron en la praxis. A su
vez, en relación con lo antedicho, y como se deja leer en la revista Ramas y Raíces:
“todos aquellos que se interesaron por la política como herramienta para la
transformación social y económica, posteriormente serían detenidos, secuestrados y/o
desaparecidos41”

Desde 1970, los partidos políticos locales constituyeron uno de los espacios abiertos de
participación e integración política. Otro lo fueron las agrupaciones políticas “no
armadas” que tuvieron su propia lógica de acción local. También es pertinente incluir
como espacio de participación al Centros de Estudiantes de nivel secundario de la
Escuela Normal. Por último, atravesando transversalmente a éstos estaban las
actividades sociales realizadas en los barrios más vulnerables de la ciudad de la mano
del cura Eduardo Flores42, quien estaba influenciado por las ideas tercermundistas. Los
trabajadores que estaban sindicalizados en su mayoría estaban también afiliados en
algún partido político, y viceversa. Por su parte, los estudiantes que participaban en el
Centros de Estudiantes en gran parte integraron los grupos de trabajo en los Barrios, y
en minoría se afiliaron a la “Juventud Comunista” de San Pedro.

En la primera mitad de los ‘70 los trabajadores agremiados atravesaron procesos de


reunión y negociación para obtener mejores condiciones laborales y salariales en un
contexto inflacionario. Fue el caso puntual del Sindicato de Trabajadores Papeleros de
“Celulosa Jujuy”, cuyos afiliados presentaron en enero de 1976 una petición ante la
Comisión Directiva para que gestionara una mejora salarial. No hubo acuerdo posible y,
finalmente, los trabajadores decidieron en reunión sindical llevar a cabo medidas de
fuerza (huelgas). El Partido Comunista de San Pedro (PCSP) tenía una fuerte presencia
a nivel local con un elevado número de afiliados agremiados incorporando sus ideas en
los diferentes espacios laborales con discusión gremial. Un partido estrictamente local,

40
Revista Ramas y Raíces. “Número 1” 24/03/2012.
41
(La cursiva es mía).
42
Entrevista a Eduardo Flores. Ex- cura párroco de la Iglesia San Pablo. San Pedro, febrero de 2023. Realizada por
Carla Diamante.

27
sin extensión nacional, fue el “Partido Político Vecinalista” llamado también con el
nombre de “Movimiento al Socialismo” (MAS), tenía un gran cuerpo de afiliados que
eran agremiados43.

A su vez, algunos partidos políticos conformaron, en el transcurso de los setenta,


organizaciones políticas “no armadas” con presencia en la zona urbana. El PCSP tuvo
su organización revolucionaria con la “Juventud Comunista” conformada
principalmente por estudiantes. El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y
su “brazo armado” el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), cuya expresión en la
ciudad de San Pedro perdió su carácter “armado” y adquirió una faceta acorde al
espacio de lucha. En este sentido, para ganar cercanía con los habitantes del territorio el
PRT-ERP abrió un local en la ciudad -ubicado en el centro- nombrado “Héroes de
Trelew”. Desde allí desplegaron múltiples tareas, por un lado, destinaron sus energías en
hacer actividades de difusión política entre las que se destacaba, principalmente, la
distribución de panfletos y publicidades como fue el caso de “Estrella Roja”, “El
Combatiente” y “El Hombre nuevo”. Por el otro, diseñaron y diagramaron el plan de
lucha mediante la conformación de un frente amplio; y se organizaron para trabajar en
el Barrio Obrero asistiendo a la gente que allí residía y colaborando con las comisiones
de fomento44.

Además de los partidos políticos y los grupos revolucionarios “no armados”, existieron
en la ciudad, de forma paralela, organizaciones intermedias: los Centros de Estudiantes.
espacios integrados plenamente por estudiantes de nivel secundario, interesados en la
militancia y, en la discusión y en la práctica política45. Tanto la discusión política como
la militancia rebasaron los marcos institucionales de los Centros de Estudiantes y se
fusionaron y convirtieron en militancia en los barrios, en conjunto con el accionar del
mencionado cura de ideas tercermundistas.

43
Párrafo construido a partir de la Sentencia Saint Amant II (FRO82000149/10). Expediente nº (FRO
810001092011): los casos de Gustavo Eduardo Gonzalez Montalvo, Alfredo Pedo Velasco, Orlando Benito
Brambilla, Francisco Gamarra, Ricardo Ezio Montalvo y Juan Manuel Diaz; (fojas 653-704). La Sentencia de la
Causa Saint Amant II está conformada por los casos de Lesa Humanidad que se produjeron en Baradero, San Pedro,
San Nicolás y Pergamino, y que suman en total más de 70 víctimas. Los expedientes que analizé para el presente
seminario, que refieren a hechos ocurridos en la ciudad de San Pedro, están compuestos por los testimonios de las
víctimas y sus familiares, además de una descripción (profesional y personal) de cada uno de ellos.
44
Entrevista que le realice a Orlando Brambilla el día 22 de diciembre de 2022, en San Pedro.
45
En su gran mayoría, las y los estudiantes de secundaria que participaron en los Centros, continuaron su formación
política dentro de las diversas organizaciones políticas, mientras cursaron sus estudios superiores fuera de San Pedro.
Algunos de ellos fueron víctimas de la dictadura. Es el caso de Graciela Rovini, Enrique Ruggia y Liliana Curra, los
tres continúan desaparecidos hasta el día de hoy. En: Revista Ramas y Raíces. “Número 1” (24/03/2012).

28
El lazo entre los estudiantes secundarios, los militantes del PRT-ERP y algunos
militantes del PCSP se daba en el terreno por intermediación del cura Eduardo Flores.
Personaje de la escena local que, para esos momentos se desempeñaba como cura de la
parroquia San Pablo, y que en 1970 fue designado asesor municipal, por el Intendente
Romano Cucit. Flores llevaba a cabo una importante militancia social en los barrios más
vulnerables de la ciudad. Inició dos centros de promoción social, uno en el Barrio
Obrero y otro en el Barrio Las Canaletas, que brindaban asistencia a los vecinos. Su
trabajo de campo derivó en un llamado de atención al Intendente, por parte de las
fuerzas militares asentadas en San Nicolás, notificando de que “cortara las tareas en los
barrios o sería corrido del cargo”. En palabras del mismo Flores, “o sacas a ese cura
comunista o lo sacamos a usted46”; actitud que se puede entender sabiendo la
concepción que tenían las Fuerzas Armadas sobre el tercermundismo: como “uno de los
rostros de la subversión” (ÁGUILA;2023:169). Eduardo se autodefinía como
tercermundista y sus acciones sociales acompañan pretendian ser una expresión de su
postura47.

Ante semejante anuncio, Flores abandonó el cargo público y la parroquia San Pablo y
decidió quedarse a laburar con la gente en los dos barrios donde había formado las
cooperativas de viviendas, de forma independiente, hasta 197548. Finalmente, el
intendente Cucit “abandonó” el cargo en el año 1971 dejando el lugar libre al ciudadano
Carlos Casanave, para que al año siguiente sea reemplazado por Benito Eliseche, quien
gobernó hasta 1973. En 1971 Flores abandonó los hábitos, contrajo matrimonio y al año
siguiente se radicó con su familia en Capital Federal, dónde comenzó a militar en la
Juventud Peronista. Sin embargo, el vínculo con San Pedro no se perdería. Hasta 1975
Flores y su familia visitaron San Pedro y mantuvieron estrechos vínculos con los
barrios. Eduardo Flores recordaba:

Allí conocí un grupo de chicos de la Escuela Normal que iban al barrio para
relacionarse con los jóvenes en el centro juvenil que se había formado y del
cual dos de mis cuñados formaban parte (…). Entre esos jóvenes estaban el

46
Entrevista a Eduardo Flores, 24 de febrero de 2023.
47
En la entrevista Eduardo sostuvo que, en su juventud, “decidió abrazar la renovación del mensaje evangélico
cambiando el púlpito por un lugar en la trinchera de los excluidos” porque asegura que así estaba más cerca de Cristo.
48
Finalmente, el intendente Cucit “abandonó” el cargo en el año 1971 dejando el lugar libre al ciudadano Carlos
Casanave, para que al año siguiente sea reemplazado por Benito Eliseche, quien gobernó hasta 1973 (PICCAGLI;
2007).

29
Grillo Ruggia49, Esteban Cuenta50 ambos desaparecidos, y también formaba
parte de ese grupo “Cascote” González que aún vive, felizmente51.

En suma, si bien la lucha de los trabajadores y los militantes pertenecientes al PRT-ERP


o afiliados al PCSP era ideológicamente opuesta y no coincidía en la práctica local
(pues sólo algunos afiliados al PCSP participaron en la militancia barrial que
encabezada Flores; pero sí tuvo plena presencia en los gremios y las comisiones de
fábrica) compartían el interés por “la política como herramienta para la transformación
social y económica, todos convencidos de aportar a la construcción de una sociedad más
justa e igualitaria”52.

Panorama económico
Si bien la violencia fue central en aquellos años no es posible analizar el periodo
dejando de lado las dimensión política, social y económica (FRANCO;2012:302). El
programa económico del tercer gobierno peronista apuntó a la concertación social entre
la CGT, CGE y el Estado. El pacto, que pretendió contener la inflación y al mismo
tiempo lograr la redistribución del ingreso53, fue defendido y legitimado por el carisma y
el capital político de Juan Domingo Perón. A pesar de sus esfuerzos, la puja distributiva
no mermó, y el plan económico sufrió reveses de todos los frentes que derivaron en
fuertes reclamos de los empresarios por su baja rentabilidad, y en las quejas de la CGT
por la pérdida de valor adquisitivo del salarios de las y los trabajadores
(ROUGIER;2006). Las pujas y las peleas entre los diferentes sectores no cesó ni
mermó, iba en crecimiento.

El pacto continuó existiendo por la arbitrariedad de Perón pero su muerte dejó al equipo
económico sin sustento político y el programa fue sufriendo una paulatina
desmantelación. Para 1975 el país sufría una grave crisis económica: se aceleró el

49
Enrique “Grillo” Ruggia: sampedrino nacido en 1955 que finalizó sus estudios secundarios en 1972, y al siguiente
año comenzó a cursar Veterinaria en la UBA. En 1974 decide unirse a un grupo combativo llamado Vanguardia
Popular Revolucionaria (VPR) de Brasil para realizar tareas de militancia política revolucionaria contra la dictadura
militar que gobernaba Brasil desde 1964. En plan de viajar hacia el país vecino fueron víctimas de una operación de
inteligencia del Ejército de San Pablo; el grupo fue emboscado y fusilado a la altura del Parque Nacional Iguazú.
Situación actual: desaparecido. En: Revista Ramas y raíces “Número 1” “Nuestros compañeros desaparecidos”
(24/03/2012)
50
Esteban Cuenca: sampedrino radicado en La Plata, empleado del Banco Provincia; militante de la Juventud
Peronista y también del sindicato Bancarios. Fue secuestrado a la salida de su trabajo entre mayo y julio de 1976.
Permaneció en el centro clandestino “La Cacha” cercano a La Plata. Situación actual: desaparecido. En: Revista
Ramas y raíces “Número 1” “Nuestros compañeros desaparecidos” (24/03/2012)
51
Entrevista a Eduardo Flores.
52
Revista Ramas y raíces “Número 1” (24/03/2012).
53
ROUGIER, M (2006), “La (ir)racionalidad política de la política económica” en ROUGIER, M y FISZBEIN, M:
La frustración de un proyecto económico: el gobierno peronista de 1973-1976. Bs As: Manantial, 256p.

30
proceso inflacionario, creció el déficit fiscal y el desequilibrio externo con caída de las
reservas; los efectos confluyeron en el contrabando de mercadería, la especulación y la
evasión, en el florecimiento del mercado negro, del contrabando y el acaparamiento,
con aumento de precios.

Del trabajo realizado con la prensa escrita local de la época se puede inferir que la
ciudad no puede desprenderse de los sucesos nacionales. En otras palabras, la puja
distributiva entre los grandes empresarios y la CGT tuvo su eco local, se metamorfoseó
en las disputas entre los comerciantes y los gremios. En marzo de 1975 el conjunto del
comercio local, a través de su entidad, se declaró en “estado de alerta” frente al control
de precios, el desabastecimiento de mercadería y la especulación. Los consumidores
reflejaban sus quejas por la falta de mercadería y el elevado costo de las mismas. efectos
que se sentían fuertemente en los barrios más vulnerables de la ciudad54.

La conflictiva situación local requería solución. El gobierno municipal, en conjunto con


los gremios, notificaron el panorama económico en los medios de prensa locales
haciendo hincapié en la alarmante escasez de productos de primera necesidad y en los
sobreprecios de los mismos. De este modo, la cuestión económico-local, que afectaba a
toda la población, ingresó en las agendas del gobierno municipal y del Centro de
Comercio e Industria55, y se conformó una mesa de trabajo integrada por la CGT, el
Centro de Comercio e Industria, las 62 Organizaciones y el Intendente, a los fines de
resolver la violación de los precios máximos establecidos y la escasez de mercadería. Al
mismo tiempo, la prensa local recomendaba al “publico consumidor” tomar posición
activa y denunciar la violación de los “precios máximos fijados por el gobierno”, y a los
comercios minoristas aconsejaban rechazar el sobreprecio de los proveedores
mayoristas56. Los periódicos fueron el eco del conflicto a través de sus páginas.

El malestar económico-social se manifestó, a su vez, en las luchas, paros y protestas de


las y los trabajadores sampedrinos. La organización gremial era ferviente y activa y
comprendía cúpula y bases. La prensa escrita fue el medio más utilizado para dar a
conocer el plan de lucha de cada uno de los gremios. A mediados de los ‘70 el Sindicato
de Trabajadores Municipales inició un plan de lucha reclamando reactualización y

54
El imparcial 15/06/75
55
La entidad “Centro de Comercio e Industria” nace en la primera década del siglo XX como representante del
comercio y la industria local en general, con el principio de velar por sus intereses. En PICCAGLI, Américo (2007)
“Historia documental de San Pedro: de la ciudad a nuestros días 1907-2007”. Bs As: autor, pp. 435-346.
56
El Imparcial 14/03/75.

31
aumento de los salarios, y el funcionamiento de las paritarias. La jerarquía rural levantó
su voz en el mes de mayo de 1975 a través de la Sociedad Rural de San Pedro,
anunciando que adhería al paro general de la actividad comercial agropecuaria,
convocada por la Confederación Rural Argentina (CRA) y la Federación Agraria
Argentina (FAA)57. Otro camino de protesta siguieron los recolectores y estibadores
rurales a través del Sindicato de Estibadores y Frutas, integrado en FATRE 507
(Federación Argentina de los Trabajadores Rurales y Estibadores) quienes se declararon
en estado de Asamblea Permanente, hasta tanto se resuelva el conflicto que el gremio
tenía con los acopiadores de frutos cítricos. Los docentes agremiados adoptaron una
postura crítica discutiendo en los sindicatos y llamando al paro laboral. La comisión de
los obreros industriales de Celulosa Jujuy decretó un paro de actividades una vez
finalizada la etapa de diálogo sin producirse un acuerdo salarial. La misma lucha
llevaron adelante los trabajadores de la Junta Nacional de Granos, y obtuvieron los
mismos resultados.

El golpe de Estado en el ámbito municipal


La dictadura instalada el 24 de marzo de 1976 administró la nación en todos sus niveles
y el ámbito municipal adquirió una importancia particular en su Plan Político
(CANELO;2015:2), pues fueron fundamentales en la tarea militar de “ampliar sus bases
de sustentación”. Ésto lo lograban entablando relaciones con las instituciones y las
organizaciones intermedias que actuaban a escala local, y reclutando funcionarios
civiles afines para ocupar funciones de gobierno. De esta forma, los municipios se
caracterizaron por poseer en sus espacios una amplia presencia de civiles, pues era
concebido con un espacio clave en el “tendido de una red capilar” de control político y
vigilancia militar, sobre la que se asentaba el poder de la dictadura. En efecto, en la
mayoría de las pequeñas ciudades fueron civiles los que estaban al frente del gobierno
(ÁGUILA;2023:132). La administración municipal de San Pedro no fue la excepción a
la regla.

En junio de 1976, a los dos meses de iniciado el llamado “Proceso de Reorganización


Nacional”, Saint Amant designó un nuevo interventor para San Pedro, luego de haberse
producido la renuncia del intendente Hugo Donatti. Así, el nuevo intendente de facto
designado fue Eduardo Donatti, hermano del anterior. Eduardo se desempeñaba como

57
El Mercurio 16/05/75

32
director del periodico local “El Mercurio”, de la cual su familia era la dueña. El
municipio continuó, durante toda la dictadura, en manos de actores civiles afines al
régimen. La selección de Saint Amant estuvo influenciada en gran parte por la parte de
la Iglesia Católica, por la Democracia Cristiana y organizaciones intermedias locales; en
fin, “personalidades” relevantes de la escena local o miembros de los “sectores
representativos” (ÁGUILA;2023:133). Personalidades que mantenían un vínculo más o
menos cercano con el Intendente de facto de la ciudad, siendo cómplices silenciosos y
activos de la última dictadura cívico-militar.

Como sostiene Paula Canelo (2015:7), a escala local la complicidad civil con el
gobierno de la dictadura es más nítida, y San Pedro puede ser una lupa para observar
ello. Pues, para obtener un “control eficaz” de la población y mantener el “orden”, fue
fundamental para las fuerzas militares contar, en la ciudad, con la complicidad del
gobierno municipal y de la jerarquía eclesiástica. En relación a este último, el
representante local de la iglesia católica, el cura párroco de la Iglesia Nuestra Señora del
Socorro, Arturo Celeste58, ejerce, durante la última dictadura, un papel de peso
participando tanto en la toma de decisiones municipales como en las designaciones de
las autoridades locales, como lo fue el caso puntual de la elección del delegado militar
en el municipio Eduardo Donatti. Además, mantuvo encuentros regulares con los jefes
del área militar, y como Sacerdote, desde el púlpito y a través de la palabra, predicó
contra los "socialistas" y defendió el gobierno de facto59.

Con respecto al gobierno municipal, entre el Intendente y los ciudadanos no existió


vínculo, o por lo menos en cuestiones de represión; pues, como dejan traslucir las
declaraciones testimoniales de familiares de las víctimas que figuran en la Sentencia,
Donatti no respondió los llamados en ningún momento ni recibió a los familiares de las

58
Arturo Vespasiano Celeste permaneció en San Pedro entre 1946-1980, ofició como cura párroco de la Iglesia
“Nuestra Señora del Socorro”, la institución eclesiástica de mayor jerarquía en el Partido. Dicha iglesia establecía
hilos hacia arriba y hacia abajo, es decir, hacia abajo “en su estructura” agrupaba a todas las parroquias menores
existentes en los pueblos y parajes de la región y, a su vez, “hacia arriba de la jerarquía”, dependía y respondía al
Obispado de San Nicolás de los Arroyos, que entre 1966-1977 estuvo a cargo del monseñor Obispo Carlos Horacio
Ponce de León. A Celeste le atañían diversas funciones, en tanto cura debía oficiar la misa, organizar y realizar
actividades recreativas en espacios públicos –como montar un cine al aire libre y ferias dominicales-, y encabezar la
ayuda social; en tanto representante legal de las instituciones educativas religiosas –como lo fueron la Escuela
Nuestra Señora de la Misericordia y el Instituto San Luis Gonzaga- debía cumplir funciones tanto administrativas
como educativas. En: Revista Ramas y Raíces (2012) y Revista Así “El sacerdote depuesto” (1972).
59
“El padre Celeste y los socialistas (no todos…)”La Opinión (14/11/2012). Para visitar en:
https://www.laopinionsemanario.com.ar/noticia/el-padre-celeste-y-los-socialistas-no-todos-92941352932462/

33
víctimas; quienes en su búsqueda desesperada se acercaban, en tanto vecinos de la
ciudad, al domicilio del intendente, pero nunca tuvieron éxito60.

Asimismo, al poco tiempo de asumir, Donatti presentó públicamente sus primeras


medidas. En primer lugar, bajo el lema “moral y conducta” puso en marcha un paquete
de políticas públicas destinadas a instalar y/o extender los servicios y a embellecer los
parques y plazas de la ciudad61. La “campaña moralizadora” estuvo a tono con uno de
los elementos más omnipresentes en el discurso público de la dictadura, referido al
orden y la moralidad (ÁGUILA;2023:102); y al propósito, enfatizado en los
Documentos Básicos, de “restituir los valores esenciales” que hacen a la “conducción
del Estado y a la imagen de la Nación”; entre los que se encuentran la “moral cristiana”
y el orden republicano.

En segundo lugar, inició una “reestructuración de la administración municipal62”con el


objetivo de mejorar y modernizar el funcionamiento de todas las carteras del municipio.
La reestructuración fue, mejor dicho, un ajuste de personal que resultó con veintidós
empleados municipales cesanteados. La misma fue legitimada por la Ley 21.274 de
Prescindibilidad, sancionada por la dictadura el 29 de marzo de 1976, que autorizaba
“dar de baja sin fundamentación a empleados de organismos del Estado” en todos sus
niveles de gobierno. La dictadura se valió de diferentes herramientas jurídicas para
“cesantear o dar de baja a empleados de la administración estatal” (ÁGUILA;2023:123).
El “plan modernizador” del intendente fue tapa del periodico El Imparcial donde
describieron detalladamente cada una de los funcionarios municipales, el cargo que
ocupaban, y la razón de su despido.

Otros instrumentos y medidas también sirvieron para imponer en la ciudad un “estado


policial”, con férreo control de la vía pública y de los espacios públicos de
discernimiento. Se clausuraron los locales de todos los partidos políticos prohibiendo su

60
Expediente nº FRO 81000109/2011: los casos de Gustavo Eduardo Gonzalez Montalvo, Alfredo Pedro Velasco,
Orlando Benito Brambilla, Florencio Gamarra, Ricardo Ezio Montalvo y Juan Manuel Diaz (653-704) (foja 681). En
Sentencia Saint Amant II (FRO 82000149/10) (2105,septiembre,7).
61
En PICCAGLI, Américo (2007) “Historia documental de San Pedro: de la ciudad a nuestros días 1907-2007”. Bs
As: autor, pp. 156. La historia documental de San Pedro (1907-2007) escrita por Américo Piccagli, es el último tomo
de una tetralogía que comienza a mediados del siglo XVIII. El libro es de gran utilidad para conocer las coyunturas y
los procesos locales desde lo económico, lo socio-cultural y lo político. Sin embargo, su carácter netamente
descriptivo deja poco espacio (por no decir ninguno) al análisis crítico de los hechos. Tal el caso que, la última
dictadura cívico militar ocupa dos páginas, de las 623 que componen el tomo; además, el análisis de la dictadura está
centrado en los cambios administrativos y municipales, sin mención alguna de la presencia de agentes de la represión
en la ciudad y mucho menos del papel de la Comisaría.
62
“El Imparcial” 26/6/1976.

34
funcionamiento, la actividad gremial sufrió la misma suerte: se vedaron las reuniones
dentro las fábricas; y además se suspendieron las sesiones del Honorable Concejo
Deliberante63.

Estas “rupturas” de 1976, también supusieron “continuidades relativas en relación a la


implementación de prácticas políticas represivas” (FRANCO;2012:18). La presencia de
fuerzas militares y policiales del Área 132 en la ciudad adquirió frecuencia y
sistematicidad en 1975, con la puesta en acción de operativos policiales-militares hasta,
incluso, cinco días antes del golpe.

Ejemplo de lo anterior, es el secuestro el 18 de marzo a los hermanos Horacio, Roberto,


Ricardo y Benjamin Galarza, todos trabajadores rurales, en sus domicilios en el Barrio
Obrero. Al día siguiente “chuparon” al reconocido periodista local Enrique Gaido64,
director del periodico “Actualidad” que tras su detención dejó de funcionar luego de
nueve años de vigencia; y también al ciudadano Gustavo Montalvo en el domicilio de
su casa. El destino de todos fue la ciudad de San Nicolás. O también, por otro lado,
cuando conjuntamente policia y ejercito se dedicaban a realizar allanamientos en los
domicilios y la requisa de libros y discos; y provocar “vejaciones en los hogares para
señalarlos como voceros de la llamada “antipatria que pretendía hacer flamear un trapo
rojo como bandera65”; (frase utilizada por los militares en sus arengas)”, como se
describe en la mencionada revista Ramas y Raíces. Pero una vez instalada la dictadura
los operativos fueron cualitativamente diferentes. En efecto, se pusieron en práctica
distintos periodos de accionar represivo que se caracterizaron por poseer distintos
niveles de intensidad. Las características de ese “salto cualitativo” en el accionar
represivo lo veremos en los capítulos siguientes66.

63
“La Voz del Pueblo” 26/03/1976
64
Sentencia Saint Amant III (2020) Nº61/2020. Expediente FRO 76000090/2010/TO1: Roberto Lionel Galarza,
Benjamin Galarza, Horario Salvador Galarza, Ricardo Galarza, Linda Elena Farias, Luis Jaureguilorda, Olga Llanos,
Horario Luis Romero, Maria del Carmen Riera, Claudio Tomas Fernandez, Victor Hugo Gotmand, Alberto Granau,
Julio Merardo, Mario Benitez, Juan Lujan Mendaño y Ruben Mario Benitez (Fojas: 428-434).
65
la cursiva es mía.
66
El párrafo fue construido a partir del trabajo con las siguientes fuentes: Revista Ramas y Raíces “Número 1” , San
Pedro (24/02/2012). Sentencia Causa Saint Amant II FRO082000149/10 (2015) Nº 9/2015. (Foja:692).

35
3. La Comisaría de San Pedro en el Área Militar 132.

La Comisaría de San Pedro es una dependencia de la Policía de la Provincia de Buenos


Aires que se originó en el año 1929, y que continúa funcionando en el edificio ubicado
en la calle Bartolomé Mitre a la altura de 1970. La misma funcionó como centro
clandestino de detención, así consta en la Sentencia Saint Amant II67, así lo reconocen el
Registro Unificado de Victimas de Terrorismo de Estado (RUVTE68), las víctimas del
circuito represivo del Área 132; y así lo señalizó la Dirección Nacional de Sitios y
Espacios de Memoria69 (en el marco de la Ley 26.69170) mediante la instalación de una
placa en el frente de entrada al edificio donde decía:

“En esta Comisaría, dependiente de la Policía de la Provincia de Buenos


Aires, operó un centro de reclusión ilegal durante la última dictadura
cívico-militar, que asaltó los poderes del Estado entre 1976-1983.

Según consta en testimonios obrantes en causas judiciales y en el archivo


Nacional de la memoria, aquí permanecieron detenidos hombres y mujeres
perseguidos por su militancia política, social y sindical, muchos de los
cuales fueron luego llevados a otros centros clandestinos de detención en
San Nicolás. También se registró el secuestro de niños y niñas durante el
cautiverio de sus padres.

Las operaciones represivas en San Pedro eran comandadas desde el Batallón


de Ingenieros de Combate 101, a cargo del área militar 132, bajo el mando
de los tenientes coroneles Manuel Saint Amant (entre 1975 y 1977) y
Norberto Ferrero (entre 1977 y 1979), cuya jurisdicción abarcaba las
localidades de San Nicolás, Ramallo, Pergamino y Baradero, entre otras”
67
Sentencia Saint Amant II (FRO 82000149/10) (2015) “Saint Amant, Manuel Ferrero y otros s/ privación ilegítima
de la libertad agravada”. Nº 9/2015 (2015,septiembre,7).
68
El “Registro unificado de víctimas del terrotismo de Estado” es un programa, dependiente del Archivo Nacional
de la Memoria (ANM), de la Secretaria de Derechos Humanos, encargado de la elaboración y actualización
permanente del registro de víctimas de la última dictadura militar.
https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/ANM/registro-unificado-de-victimas-del-terrorismo-de-estado-0
69
Ver online en:
https://www.sanpedroinforma.com.ar/news-112832-la-secretar%C3%ADa-de-derechos-de-la-naci%C3%B3n-se%C3
%B1alizar%C3%A1-la-comisar%C3%ADa-de-san-pedro y
https://www.visionregional.com.ar/noticia/esta-senalizacion-propone-dar-cuenta-de-como-san-pedro-fue-afectada-por
-el-terrorismo-de
70
Ley 26.691 (2011) “Preservación, señalizacion y difusión de Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado”.
Establece la declaración de Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado a aquellos lugares que hayan funcionado
como centros clandestinos de reclusion ilegal. Ver online en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/180000-184999/184962/norma.htm

36
Esta placa fue colocada en el 2015, una vez finalizados los juicios de Lesa Humanidad
que se desarrollaron, en parte, en la ciudad de San Pedro el año previo. Amurada al
edificio que representó el terror en la ciudad, simboliza la lucha por la Memoria. Allí
puesta recuerda que en ese lugar, donde hoy muchos transitan a diario, se mantuvo
cautiva a personas ilegítimamente.

Precisamente en este capítulo y en el próximo voy analizar, cómo y cuál fue el


funcionamiento de este CCD dentro del circuito represivo, indagar quienes pasaron por
este espacio, y cuáles fueron sus periodos más álgidos en actividad represiva.

No obstante, antes de eso me parece pertinente localizar a San Pedro dentro del diseño
geográfico-militar que las Fuerzas Armadas orquestaron a finales de los años ‘50 e
inicios de los ‘60. La reconstrucción del diseño represivo fue posible a través del
“Anexo V. Listado de centros clandestinos de detención y otros lugares de reclusión
ilegal del terrorismo de Estado en la Argentina entre 1974 y 1983”; informe de
investigación de la RUVTE que detalla 762 lugares identificados en cada zona
operativa, subzonas y áreas ordenado por provincias y partido71.

De este modo puedo decir que, San Pedro estaba integrado en un diseño de dimensión
nacional conformado por subdivisiones jerárquicamente ordenadas. Así, la ciudad
pertenecía al Área Militar 132, que además englobó los Partidos de San Nicolás,
Pergamino, Ramallo, San Pedro, Arrecifes, Salto, Baradero, Capitán Sarmiento, San
Antonio de Areco, Carmen de Areco. Asimismo, el Área Militar 132, junto con las
Áreas 131 y 133, estaba incorporada a un espacio mayor: la Subzona 13, que tenía
jurisdicción sobre más de veinte partidos72. A su vez, dicha Subzona es una de las
subdivisiones que componen el I Cuerpo de Ejército (una de las cinco mayores unidades
de Batalla del Ejercito Argentino); cuyo radio de acción incorporaba el norte y centro de
la provincia de Buenos Aires, la provincia de La Pampa, y Ciudad de Buenos Aires.

71
Anexo V. “Listado de centros clandestinos de detención y otros lugares de reclusión ilegal del terrorismo de Estado
en la Argentina entre 1974 y 1983” (2015). Puede leerse en linea en:
https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/ANM/registro-unificado-de-victimas-del-terrorismo-de-estado/infor
me-ruvte-2015
72
Los Partidos de General Villegas, General Pino, Leandro N Alem, General Arenales, Pergamino, San Nicolás,
Ramallo, 25 de Mayo, 9 de Julio, Lincoln, Junín, Baradero, San Antonio de Areco, Suipacha, Chivilcoy, Carlos
Tejedor, Rojas, Rivadavia, General Viamonte, Salto, Capitán Sarmiento, Chacabuco y Bragado.

37
La sede administrativa del Área 132 se encontraba en San Nicolás, específicamente
ubicada en el Batallón de Ingenieros de Combate 101, desde donde se “diseñó, controló
y ejecutó el accionar represivo ilegal del Estado en la región73”.

La represión descentralizada

Se podría decir que a partir de 1975 San Pedro comenzó a vivir el terror en carne propia.
La ciudad sufrió allanamientos y requisas domiciliarias por parte de las fuerzas
militares, y también vivió detenciones y secuestros en la vía pública a plena luz del día
entre 1975 y 197974.

Como el objeto de estudio del presente Seminario es el centro clandestino de detención


que funcionó en la Comisaría, es pertinente definir el término. Para ello retomo la
descripción que de ellos formulan por un lado, el historiador Pablo Scatizza (2014)
quién los entiende como espacios donde se detuvo ilegalmente a personas, se las retuvo
de manera clandestina e incomunicada y se las sometió a duros tormentos e
interrogatorios bajo torturas, pero que su existencia como tales fue relativamente
efímera, las víctimas estuvieron allí de paso y no quedaron “concentradas” por un
largo período antes de ser trasladadas a otro lugar75. Y por el otro, la definición de la
RUVTE (2015) que resulta de proceso de investigación durante el cual se iban
constatando la existencia de lugares de reclusión ilegal con diferentes características y
magnitudes para separar cada lugar según la función que desempeñó dentro del plan
represivo integral; en ese marco se tipifican los CCD que fueron “puntos de apoyo”:
“lugares o dependencias que, como parte de un circuito o estructura dada, habrían
alojado excepcionalmente detenidos “en tránsito” hacia o desde otros lugares de
reclusión clandestinos76”. La conjunción de ambas definiciones es instrumental para
comprender el carácter y la particularidad que definen a la Comisaría de San Pedro.

Más allá de su tiempo de duración, los CCD fueron puntos nodales del accionar
represivo aplicados a nivel nacional y constituyeron núcleos de confluencia tanto de las
actividades de inteligencia –realizadas por las fuerzas policiales-, de sus resultados,

73
Ven online en: https://www.andaragencia.org/se-senalizara-el-ex-destacamento-de-inteligencia-101-de-san-nicolas/
74
Revista Ramas y Raíces “Número 1” (12/03/2012).
75
(la cursiva es mía)
76
https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/ANM/registro-unificado-de-victimas-del-terrorismo-de-estado/infor
me-ruvte-2015 (la cursiva es mía)

38
como de los operativos realizados sobre el terreno producto de la información
recopilada.

La Comisaría mantuvo dos roles vitales para la aplicación de dinámica represiva en el


Área Militar 132. Desde 1975 las fuerzas policiales cumplieron tareas de Inteligencia en
la ciudad con estrictas directivas emanadas desde la jefatura del Área. Sin abandonar sus
actividades previas, a partir del 24 de marzo de 1976 la Comisaría adquirió funciones
ilegales propias del accionar represivo convirtiéndose en un CCD. Por sus instalaciones
transitaron trabajadores, militantes del PRT-ERP, obreros y afiliados al PCSP, activistas
sindicales y niños cuyos padres habían sido secuestrados por grupos de tareas77.

Las dos funciones de la Comisaría (inteligencia y represión) estaban anexadas al


circuito represivo, el cual, a su vez, era dependiente de dos instancias directivas y
jerárquicas mayores: el Batallón de Ingenieros de Combate 101 de San Nicolás y la
Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA). Todo
esto, subordinado al Comando del Primer Cuerpo de Ejército. A partir de la Sentencia
Saint Amant II pude reconstruir el esquema operativo en el que se incorpora San Pedro.
De este modo, a nivel provincial, la DIPPBA fue fundamental en su producción de
información y en la tarea de inteligencia78. Una vez establecida la llamada “lucha contra
la subversión” y por decreto, las fuerzas policiales y de seguridad fueron subordinadas
al control operacional y jurisdiccional militar.

A su vez, a través de la DIPPBA, la Policía de la Provincia “tenía agentes de


inteligencia en cada uno de los territorios” que debían observar y atender cuestiones
específicas ya pautadas. Así, el delegado de DIPPBA que estaba en la sede del Área
Militar 132 se integraba con el delegado de la Policía Federal de San Nicolás y con las
demás fuerzas que operaban en el distrito; conformando una “comunidad informativa”
que se encargaba de distribuir la información. Este nexo entre las fuerzas del ejército y
policiales se pudo corroborar con las declaraciones de Antonio Federico Bossie (Oficial
de Operaciones e Inteligencia en el Batallón 101) quien en su indagatoria en los juicios
dejó en claro “la subordinación de la policía de la provincia con el Área Militar 132 y
que “nada hacia” la fuerza policial sin la orden de Saint Amant". Igualmente, la lógica

77
“Número 1” (2012,24,marzo) Ramas y Raíces, pp.16.
78
https://www.comisionporlamemoria.org/la-dippba/

39
del nexo puede ser trasladada “más abajo” para analizar la vinculación entre San
Nicolás y la Comisaría de San Pedro.

Este esquema deja a la vista la estructura generalizada y descentralizada que encarnó la


represión (SCOCCO;2010:12). Es decir, que existió una descentralización operativa en
los diferentes circuitos, tanto a nivel de las zonas militares como a nivel de las subzonas
y áreas; este carácter dual le proporcionó al ejercicio de la represión modalidades y
características específicas según las áreas. Descentralización plasmada en el análisis en
torno a la “autoría y la participación” que concluyó la Sentencia Sain Amant:

Cada fuerza actuó en su jurisdicción independientemente de las otras (...); al


punto que “para que una fuerza extraña pudiera operar en zona debía
solicitar autorización al comandante que ejerce el control sobre ella79.

En este sentido es que se puede deducir que el “esquema nacional de represión” no era
totalizador pues dejó margen al desarrollo, a nivel de zonas, subzonas y áreas, el
ejercicio y la aplicación de la violencia estatal de forma no centralizada. Es decir,
controlado por los agentes militares que actuaban en el territorio regional y local. En
este sentido, la región en cuestión adquirió su propia lógica de represión en referencia al
terreno, los instrumentos y los agentes que actuaban.

La represión “normativizada”

El accionar represivo que ejecutaron las fuerzas armadas era “normativizado” e ilegal,
en otras palabras, desde la instalación de la “Revolución Argentina”, las Fuerzas
Armadas se dedicaron a dictar, a través del Estado “distintas normativas (“leyes,
reglamentos y decretos”)” que legitiman sus acciones; y a su vez, existió un accionar

79
Sentencia Saint Amant II (FRO 82000149/10) (2015) (Foja:790).

40
clandestino ejecutado por el poder militar80. El accionar represivo fue suministrado por
las tres ramas, sin embargo, el Ejército mantuvo un rol preponderante y en el año 1976
se concretaría la cristalización de dicho papel, fue el momento en que la represión
adquirió sistematicidad y se ramificó en los aparatos del estado y sus agentes
(ÁGUILA;2017:174-7). El I Cuerpo de Ejército pertenecía y estaba controlado
estrictamente por las fuerzas del Ejército.

Asimismo, se decretó la subordinación de la Policía a las directivas y mandos militares


que desde entonces debían luchar contra la subversión. (SCOCCO;2019:16). El papel de
la policía fue clave en sus respectivas jurisdicciones para llevar adelante los operativos
por conocer rigurosamente el territorio; y para realizar las tareas de inteligencia y poner
a disposición sus dependencias como lugares de reclusión ilegal (SCATIZZA;2016:30).
Las fuerzas represivas que actuaron en la última dictadura militar se movilizaron dentro
de los límites esquemáticos antes descritos, operaban militarmente en los “espacios
jurisdiccionales” bajo el mando de los distintos Cuerpos.

En el presente trabajo, siguiendo a los historiadores especialistas en el estudio de la


represión81, retomo su conceptualización del término entendiendo por represión: “la
implementación de un conjunto de mecanismos coactivos (legales y extralegales) por
parte del Estado, sus aparatos o agentes vinculados a él para eliminar o debilitar la
acción disruptiva de diversos actores sociales y políticos. Estos mecanismos refieren
centralmente al ejercicio de la represión física (el asesinato, la desaparición de personas
seguida de muerte, el secuestro, la persecución, el encarcelamiento, la tortura, etc.)”.
Los mecanismos coactivos, sus aparatos y sus agentes se pusieron en marcha desde
1975 y actuaron en la ciudad de San Pedro tanto con su “cara legal”, como con su “cara
ilegal” y sin interrupción desde marzo de 1976.

80
En 1966 se sancionó la Ley nº 16.970 de Defensa Nacional, “dicha normativa” fue la legislación fundante de la
dictadura de Ongania; fue seguida por la Ley nº 17.401 de “represión al accionar comunista y subversivo que atente
con el orden institucional”. En 1974 se sancionó la ley nº. 20.840 de “seguridad nacional y actividades subversivas”
que penalizó toda actividad subversiva cualquiera sea su tipo; fue acompañada por el Decreto 1.368 que declaró el
“Estado de Sitio” en todo el territorio nacional. En conjunto, las dos medidas fueron el sostén legal de la violencia
estatal ejecutada por las fuerzas militares. Asimismo, la sanción de la ley nº. 21.460 habilitaba a las Fuerzas Armadas
a investigar los delitos subversivos, y la ley nº. 21.461 para la constitución de Consejos de Guerra como instrumento
jurídico-militar dedicados a acusar y enjuiciar civiles por delito político. En 1975 se creó el Consejo de Defensa
Nacional y se promulgó el decreto nº. 2722, que disponía la aniquilación de las “acciones subversivas” en todo el
territorio nacional; a ello se le sumó la Directiva 1/75 de lucha contra la subversión. En octubre de 1975 el Poder
Ejecutivo dictó los “Decretos de Aniquilamiento” de la subversión que extendieron al ámbito nacional el Operativo
Independencia que se aplicó a Tucumán (Decreto N. º 261/75). En ÁGUILA, Gabriela, ALMADA, Lucas,
DIVINZENSO María A, SCOCCO Marianela (2017) Territorio ocupado. La historia del Comando del II Cuerpo de
Ejército en Rosario (1960-1990). Rosario: EMR ediciones.
81
D’ANTONIO 2011; FRANCO 2012; GARAÑO 2009; ÁGUILA 2013.

41
Inteligencia local dentro del circuito represivo

Continuando con lo hasta entonces desarrollado, se puede afirmar que el Área Militar
132 tuvo propia lógica represiva que se efectivizó y se calco de acuerdo al terreno, a los
instrumentos y a los agentes disponibles. De este modo, en el marco del llamado “plan
sistemático de represión”, el Coronel Manuel Saint Amant y posteriormente el Coronel
Norberto Fernando Ferrero, en la jurisdicción que corresponde a su área, bajo su mando,
y con el personal de que disponía, (que proporcionaba el oficial Antonio Federico
Bossie), ejecutaron y supervisaron el cumplimiento del plan. El cual, a su vez, no
hubiera sido posible sin el rol fundamental que cumplieron las fuerzas policiales y de
seguridad, ya sea suministrando los brazos ejecutores o realizando lo necesario para la
concreción del mismo82.

Desde inicios 1975, las fuerzas militares y policiales del Área 132 visitaban
mensualmente la ciudad de San Pedro, realizaban allanamientos domiciliarios y requisas
de libros, discos; todo aquello que era considerado “material subversivo” era arrebatado.
El carácter de éstas operaciones, dirigidas e instrumentadas desde la sede, era
estrictamente de inteligencia. Las intervenciones aisladas y precisas se convirtieron en
constantes y sistemáticas a fines de dicho año, tras la puesta en marcha de la “lucha
contra la subversión” en todo el territorio. Por su parte, los agentes policiales de San
Pedro cumplieron su parte en la creación de información, labrando sumarios a aquellos
ciudadanos acusados de repartir “volantes subversivos” por la vía pública, y a quienes
citaban a declarar a la Comisaría. El “trabajo administrativo” estaba en manos del
comisario local, así lo recordaba Orlando Brambilla83:

A mí me citaron varias veces acá (la Comisaría) porque los sumarios


administrativos antes no lo hacían los fiscales, lo hacía la Policía; los
policías se lo llevaban a los jueces, entonces las actuaciones (...) “se
encontraron volantes subversivos”84, entonces (algunos los habiamos tirado
nosotros) te citaban a la Comisaría85.

82
Sentencia Saint Amant II (FRO 82000149/10) (2015) (Fojas:793-794).
83
Orlando Brambilla, docente, gremialista y militante del PRT-ERP, detenido-desaparecido en julio de 1977 en San
Pedro por un grupo operativo del Área 132.
84
(la cursiva es mía)
85
Entrevista realizada a Orlando Brambilla. Victima del Terrorismo de Estado e integrante del Foro por la Memoria
de San Pedro. San Pedro, diciembre de 2022. realizada por Carla Diamante.

42
El comisario que se encargó de realizar el interrogatorio a Brambilla, sobre su
militancia, su actividad política y barrial, fue Dante Genova, quien además le instruyó el
sumario86. Todos aquellos que eran citados fueron sumariados y luego, ya con la
dictadura instalada, fueron secuestrados y mantenidos en condición de
detenidos-desaparecidos. De las tareas de inteligencia puede dar constancia Brambilla,
quien lo relata de la siguiente manera:

La comisaría acá, si bien muchos o varios, pasaron por la comisaría, de los


que pasaron no hay constancia de desaparición. Sí de torturas, sí de
vejaciones, pero no de desaparición. Porque el circuito de desapariciones
tenía como centro la brigada de investigaciones de San Nicolás. Entonces,
por la comisaría de San Pedro a lo mejor pasaban antes (algunos que
después eran torturados en la cárcel o eran torturados, dejados pero después
quedaban en libertad) o post-secuestro. Y de eso puedo dar fe yo, porque el
médico de la policía, Emilio Taurizano, era el que me decía: Bueno... estás
con vida, no te conviene profundizar porque puede traer problemas87.

De este modo, a partir de las intervenciones se comienza a gestar en la región el nexo


entre los militares asentados en San Nicolás y la policía de la Comisaría de San Pedro.
Los sumarios, las detenciones realizadas por las fuerzas de seguridad, los allanamientos,
las intervenciones mensuales de los militares, todo esto comenzó a construir redes y
operaciones de inteligencia sobre la ciudad de San Pedro con proyección a nivel
regional. Las tareas fueron dirigidas desde el Batallón de San Nicolás y conectadas con
la DIPPBA desde donde se urdía la “comunidad informativa”; y desde donde se
trazaban los hilos cooperativos con los delegados de inteligencia ubicados en cada una
de las localidades que conforman el Área 132. Las actividades de la comunidad
informativa fueron consideradas centrales y una herramienta clave para el éxito en las
“operaciones antisubversivas” (MONTERO;2016:370-9).

En San Pedro quienes se encargaron de reunir la información que luego era “elevada”
correspondía a las fuerzas policiales asentadas en la Comisaría. En este sentido,
entiendo que las actividades de inteligencia en la ciudad tuvieron, si cabe decirlo, un
carácter más bien marginal dentro del Área, tratándose específicamente de la instrucción

86
Sentencia Saint Amant II (FRO 82000149/10) (2015) (Fojas:700)
87
Entrevista a Orlando Brambilla, San Pedro, diciembre 2023.

43
de sumarios para elevar a los Jefes militares de la región, quienes se encargaban de
recopilar, clasificar y convertir la información recibida.

La represión en el Área Militar 132 y su apoyo local

Al igual que las tareas de inteligencia, el accionar represivo ejecutado por los agentes de
la dictadura deben ser pensados en clave regional pensando e integrando a San Pedro en
una zona geográfica contigua que se corresponde con el circuito represivo. Porque en sí
misma dicha ciudad no explica las causas del accionar represivo que sufrió. Y porque la
“peligrosidad subversiva” no residía en la ciudad misma sino, más bien, en las
localidades que la rodeaban, donde existía una activa presencia de columnas militantes
del PRT-ERP (como fueron la Regional “Riberas del Paraná” y “Columna 17” en
Baradero, Campana, Zárate); y también la fuerte organización de protesta y lucha de
obreros, militantes y sindicalistas de Villa Constitución que, en respuesta a la fuerte
represión comandada por las fuerzas militares para combatir a la “serpiente roja del
Paraná”, provocaron los denominados “villazos”88. La “peligrosidad” que significaba la
zona misma se puede ver plasmada en el alcance jurisdiccional que tenia el Área, y que
describe la Sentencia:

El Área Militar 132 tenía jurisdicción sobre los partidos de San Nicolás,
Ramallo, San PEdro, Baradero, Arrecifes, Capitán Sarmiento (y además por
necesidades “operativas”) podía desplazarse hacia Zárate o Villa
Constitución, dado que sus “blancos”, eran las columnas del PRT-ERP y
Montoneros, Columna 17 y Riberas del Paraná.

Por lo tanto, a escala regional-local se detectan dos etapas intensas de accionar represivo
separadas por vientos de calma. La primera etapa comienza días antes de realizado el
Golpe militar y dura hasta agosto de 1976, es el momento de mayor presencia de los
grupos operativos por las calles de la ciudad –fuertemente equipados, motorizados y
armados- que se movían realizando operaciones de secuestros, “chupando” a los
“enemigos” donde fuera, en la calle, en sus domicilios o lugares de trabajo. Entre abril y
junio de 1976 se provocó la caída de algunos militantes del PRT-ERP y trabajadores con
actividad sindical. El periodo de calma duró aproximadamente seis meses donde, si bien
no se prueba existencia de operaciones por los grupos de tareas, no mermó, ni mucho
88
BASUALDO, Victoria (2016) “Zona Norte de la provincia de Buenos Aires, Capital Federal y sur de Santa Fe” en
BASUALDO, Victoria Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad.(TOMO I). Posadas:EDUM, 612p.

44
menos, el control y la violencia policial. Los tiempos se arreciaron una vez más con la
llegada del nuevo año, desde mediados y hasta finales de 1977 retorna la etapa dura y
abierta de la represión de la mano de los grupo operativos contra las columnas del
PRT-ERP, militantes del PCSP y activistas sindicales89.

A partir del análisis de las Sentencias Saint Amant II y III fue posible recuperar y
reconstruir las detenciones y los recorridos de las víctimas del accionar represivo de la
última dictadura. Así, las presencias en la ciudad de los grupos operativos fuertemente
armados encargados de secuestrar a “blancos” preestablecidos comienzan el 18 de
marzo de 1976 con los casos arriba mencionados. Dos días después de producido el
golpe retornan estos grupos para detener a Hermo Zannucoli, conocido médico en la
ciudad y Secretario General del PCSP, que fue llevado directamente desde San Pedro a
la Brigada de San Nicolás donde permaneció en condición de detenido-desaparecido, y
luego fue trasladado a la Unidad Penal nro 3 de la misma ciudad.

Los operativos se reanudaron a fines del mes de abril, el “blanco” era la columna del
ERP que actuaba en la zona, con mayor presencia en la localidad vecina de Baradero.
De este modo, el día 23 un gran operativo rodeó el domicilio del padre de Ruben Dario
Reynoso en San Pedro, quien casualmente se encontraba con su compañero de
militancia del PRT-ERP, Rodolfo Abel Kramer, oriundo de Baradero. Ambos fueron
“chupados”, trasladados a la Brigada de Investigaciones de San Nicolás donde fueron
torturados e interrogados, para luego ser desaparecidos; Reynoso fue arrojado al Río de
la Plata en los “vuelos de la muerte”, y por su parte, en la Sentencia, a Kremer se lo
cataloga como víctima de homicidio pero se desconoce realmente cómo se procedió a su
desaparición. El 28 del mismo mes otro integrante de la columna del ERP, compañero
de militancia de Reynoso y Kremer -y baraderense como éste-, fue privado
ilegítimamente de su libertad, a las dos de la madrugada, en San Pedro. Se trataba de
Oscar Omar Hofer, obrero de la fábrica Rodhia de Baradero y Secretario General del
Sindicato; fue trasladado a la Brigada de San Nicolás, también fue una de las víctimas
de los “vuelos de la muerte”.

En esa misma semana también fueron privados ilegítimamente de su libertad Luis


Jaureguilorda, Olga Llanos, y Roberto Galarza. En el primer caso, el operativo fue
comandado por agentes vestidos de civil armados que se apersonaron en el domicilio

89
Entrevista realizada a Orlando Brambilla el día 22 de diciembre de 2022, en San Pedro, Bs As.

45
del matrimonio aduciendo que había una denuncia contra ellos. Se los cargó en una
camioneta y fueron trasladados a la Brigada de San Nicolás, en el lugar fueron ubicados
en una oficina donde se les interrogó si conocían a Ruben Dario Reynoso. Recuperaron
su libertad a finales de 1977. En el segundo caso, Galarza estaba sufriendo su segunda
detención, luego de haber recuperado su primera libertad el 5 de abril de 1976; el
mismo fue secuestrado en su domicilio en el Barrio Obrero, esposado y encapuchado
fue cargado en la parte trasera de la camioneta mencionada. Permaneció detenido en la
Unidad Penal nro 3 de San Nicolás y luego fue trasladado a la Unidad Penal nro 9 de La
Plata, recuperó la libertad en 1979.

A finales del mes de junio es detenida Linda Elena Farias, trabajadora rural, afiliada al
Sindicato de Estibadores y de Fruta y con una activa militancia social en el Barrio
Obrero, donde residía con su esposo, Roberto Galarza, y sus hijos. El día 30 por la
noche, un grupo operativo de civil y fuertemente armado ingresa por la fuerza a la
vivienda familiar, la esposan a Linda y la obligan a subir a la camioneta. En camino a
San Nicolás fue abusada sexualmente, torturada e interrogada. Permaneció en cautivero
en un destacamento de Somisa, luego la trasladaron a la Unidad Penal nro 3 de la misma
ciudad, donde fue alojada en un calabozo, incomunicada y aislada; después de seis
meses la llevaron a la Unidad Penal de Villa Devoto; recuperó su libertad en febrero de
1981.

En 1977 retorna la etapa dura con la puesta en acción de un operativo represivo de gran
magnitud desplegado en la ciudad el 21 de julio. En este caso las víctimas del accionar
represivo fueron Juan Manuel Diaz (dueño de un taller mecánico y afiliado al PCSP),
Ricardo Montalvo (empleado bancario de la Nación -dejado cesante con la aplicación de
la Ley de Seguridad del Estado- delegado gremial y activo militante del PCSP), Orlando
Brambilla (docente afiliado a CTERA región San Pedro siendo delegado gremial e
integrante del Movimiento Sindical de Base, y militante del MAS y del PRT-ERP),
Alfredo Pedro Velasco (obrero de “Celulosa Jujuy”, afiliado al PCSP y Secretario
Adjunto del Sindicato de Trabajadores Papeleros), y Florencio Gamarra (empleado de la
estación de servicio “La Serena”, militaba en el PCSP y ejerció como Secretario
General). Todos los nombrados fueron secuestrados en sus domicilios a altas horas de la
noche, esposados, vendados y subidos, sucesivamente, a diferentes camionetas que
incluso algunos compartieron. Su destino fue el CCD de San Nicolás, donde fueron
separados, torturados e interrogados, permanecieron alrededor de cinco días en
46
condición de detenidos-desaparecidos. Según consta en la Sentencia, fueron subidos a
una ambulancia del ejército y luego de un largo recorrido fueron liberados bajo
amenazas.

Es importante relevar estos casos para comprender y circunscribir el rol de la Comisaría


de San Pedro dentro del Área Militar 132. Es decir, entender a dicha dependencia por su
especificidad. La mayoría de los detenidos-desaparecidos no pasaban por la Comisaría e
iban directamente a la Brigada de San Nicolás, pero casi siempre había inteligencia por
parte de los agentes policiales de la Comisaría para llegar a esos “blancos”.
Circunscribo el rol de este espacio, por lo antes dicho, como un “punto de apoyo”
dentro del circuito represivo. Hay que destacar, sin embargo, que este sitio no sólo
cumplió tareas de inteligencia sino que pasaron por allí al menos trece
detenidos-desaparecidos, de los que yo conozco por las Sentencias Saint Amant II y III
y por el Archivo Nacional de la Memoria. De esta otra función que cumplió la
Comisaría como “punto de apoyo”, (convirtiéndose en un CCD), es que voy a hablar en
el capítulo siguiente.

47
4. “Todo era un naufragio”: los casos que transitaron el
centro clandestino de detención.

La Comisaría de San Pedro tuvo un carácter transitorio, pues la permanencia de las


víctimas no superaba las 48 horas. Por lo tanto, ofició como un “punto de apoyo” dentro
del circuito represivo, alojando detenidos “en tránsito” hacia o desde otros lugares de
reclusión. Las fuerzas policiales que actuaban en la Comisaría no tenían libertad de
acción, cada uno de sus pasos en materia represiva era dictado y habilitado por el jefe
del Área, Saint Amant, establecido en San Nicolás.

En el presente capitulo voy a presentar a las victimas del terrorismo de Estado que sí
transitaron por el CCD que funcionó en las instalaciones de la mencionada dependencia
policial. A través del análisis de cada caso se puede avizorar lo explicitado, a lo largo
del Seminario, sobre el rol represivo de la Comisaría.

El caso de Eduardo Schiel y Graciela Celayeta


Eduardo Schiel tenía 24 años y era estudiante de la carrera de Derecho en la UBA,
desde donde comenzó su formación académica y política. Durante los años 1973-1974
combinó su tiempo de estudio con la militancia en la Juventud Universitaria Peronista y
con su tiempo de trabajo. Fue empleado público del Ministerio de Bienestar Social
donde ingresó en 1970. Fue allí donde conoció a Graciela Celayeta, su pareja en ese
momento. En mayo de 1976, casi dos meses después del Golpe militar, Eduardo y
Graciela fueron cesanteados de su trabajo. Tres meses más tarde se encontrarían en San
Pedro detenidos y desaparecidos por los agentes militares y de seguridad del Área
Militar 13290. Años después, Eduardo integró la CONADEP en calidad de ayudante. Su
tarea era tomar las denuncias de las víctimas. Fue en ese día a día de escuchar y escribir
durante 8 horas el terror aplicado sobre los cuerpos de los denunciantes, que Eduardo no
pudo eludir su pasado reciente porque, como él mismo afirma “yo también era un
sobreviviente del terror”; y se decidió a radicar su denuncia91.

90
SCHIEL, Eduardo (2020) “Descenso al infierno real”, en SCHIEL, Eduardo (ed.), Nunca más ni Nunca menos. Mar
del Plata, pp.498.
91
La historia de Eduardo Schiel fue construida a partir de dos soportes. Por un lado, la entrevista que le hice a finales
del 2022; por otro, del libro “Nunca Más ni Nunca Menos” (2020), autoría del mismo Eduardo, donde relata los
sucesos de su vida, pasado y presentes, atravesados por la significación que tuvieron los hechos trágicos que vivió en
última dictadura militar en su formación ideológica y militante. Su participación en la CONADEP, y su función como
querellante, en la causa que investiga el asesinado del Obispo Ponce de Leon.

48
De la lectura del expediente que contiene los casos de “Schiel y Celayeta”, dentro de la
Sentencia Saint Amant II, se desprende que, como solían hacer algunos fines de
semana, Eduardo y Graciela se encontraban de visita en la ciudad de San Pedro, donde
residía la familia de ésta última. El reloj marcaba la medianoche invernal de agosto del
’76, por las calles desoladas de San Pedro caminaban Eduardo y Graciela. Cuando a la
altura de la Plaza Constitución, éste pudo divisar que los techos de los edificios
alrededor de la plaza, estaban custodiados por fuerzas de la Prefectura Naval (en razón
del acto que haría en la plaza, al mediodía de ese 17, el gobernador bonaerense de facto
Ibérico Saint Jean). En un instante, la calma del pueblo se inundó de gritos, corridas y
disparos. Schiel lo recordaba de la siguiente manera:

Una patota de fierros con pasamontañas, borceguíes, negra ropa de fajina


sin identificación alguna, nos dispararon con sus fusiles FAL y corrieron
frenética y enloquecidamente detrás nuestro, desde una distancia
aproximadamente de 100 metros por calles vacías92.

Y continúa expresando:

sin decirnos prácticamente nada nos llevan a la Prefectura (...). Nos atiende
el oficial de guardia, nos pide identificación y nos identificamos, (...) nos
toma los datos y nos libera. Habremos hecho dos cuadras y nos va a buscar
una patota en una camioneta a toda velocidad, nos capturan, nos suben a la
chata y nos vuelven a traer a la Prefectura. Ahí yo siento que por el handi,
por la radio lo que parecía el Ejército estaba diciendo que estaban
capturando a dos militantes de Montoneros… Ahí ya nos tuvieron un rato
con apremios, nos hicieron desvestir, me separaron…

Como describe Eduardo en su testimonio, las dos situaciones de detención tuvieron un


carácter diferente. La primera fue “legal”, porque ante la falta de pruebas los liberaron.
Mientras que la segunda fue “ilegal” porque a partir de ese momento su condición fue
de detenido-desaparecido. En las dos situaciones de detención hubo comunicación entre
las autoridades militares del Área, o de otra forma, se realizó inteligencia.

Según consta en la Sentencia, los motivos de la detención fue por infringir la Ley
20.840 por “pegar propaganda subversiva en la vía pública” y, en consecuencia, “se
92
Entrevista realizada a Eduardo Schiel. Víctima del terrorismo de Estado en 1976. Noviembre del 2022. Realizada
por Carla Diamante.

49
procedió a la detención de los nombrados en virtud de órdenes recibidas de la jefatura
del Area Militar 132, a quien se da intervención”. Esa misma noche, Eduardo y
Graciela, fueron trasladados a la Comisaría de la ciudad. En dicha dependencia fueron
separados en calabozos, interrogados bajo amenaza por el comisario inspector Hugo
Aon, quién pretendía que reconocieran su responsabilidad por el "material subversivo"
secuestrado. Allí mismo fueron encapuchados, esposados y golpeados por un grupo de
personas. Por otro lado, es importante aclarar que, ni en la Prefectura Naval ni en la
Comisaría fue registrado el ingreso de los detenidos en el libro memorándum de
guardia.

Siguiendo el relato de Eduardo en la entrevista que le realice. El mismo día del


secuestro, el padre de aquel recibió un llamado telefónico informando, con un
“trasfondo extorsivo”, la situación presente de su hijo y su posible futuro inmediato93.
Una vez en la comisaría, Eduardo afirma haber escuchado un radiograma del cuartel del
ejército informando sobre su detención. Los padres de Eduardo viajaron para San Pedro
desde Capital Federal, se apersonaron en la Comisaría donde no sólo no fueron
atendidos, sino que le negaron la detención de su hijo y de Graciela. En efecto, Eduardo
y Graciela estaban en condición de detenidos-desaparecidos.

Dentro de la Comisaría, después del interrogatorio bajo tormentos, Eduardo y Graciela


fueron mantenidos cada uno en una celda, esposados en todo momento, compartiendo el
lugar con prostitutas detenidas; así lo recordaba Eduardo:

Había algunas mujeres que estaban semidesnudas, en bombachas y en tetas


(…), sus celdas estaban abiertas y mantenían conversaciones fluidas con los
policías. Estas mujeres eran confidentes de los oficiales y les comunicaban a
los canas lo que intentábamos decirnos a lo lejos con Graciela. (…) yo pedí
a gritos, varias veces, que me dejaran hablar con un oficial; como no
contestaban, pedí hablar directamente con el comisario94.

Su pedido fue concedido, Eduardo vería al Comisario. Horas previas a la llegada del
Comisario Somohano a la dependencia policial, los oficiales le propinaron a Eduardo
una buena paliza con el fin de “ablandarlo”. Tras finalizar la ronda de golpes Schiel le

93
Por su labor en la Comisión Eduardo afirma que las situaciones de estafa a los padres de las víctimas fue común
durante la dictadura. Y el llamado que recibió su padre tenía ese carácter; previamente arreglado entre el Comisario
local y el abogado que se contactó por teléfono.
94
Entrevista a Eduardo Schiel.

50
pide un vaso de agua al oficial que le respondió que “no le daría agua para beber para
que no lo mate la máquina en la sesión de tortura”.

El Comisario sólo se redujo a atormentar a Eduardo, y así lo relataba éste:

tu viejo nos está rompiendo los huevos; tenes que cantar porque yo ya sé
bien quien sos…; yo no te voy a hacer nada, pero te voy a entregar a unos
tipos que te van a hacer cantar todo lo que ellos quieran…

El relato demuestra claramente el papel que le cabía a la Comisaría y la función que


desempeñaron las fuerzas policiales dentro del circuito represivo. La “frase”: “tenes que
cantar porque si no, yo no te voy a hacer nada pero te voy a mandar a unos tipos que te
van a hacer cantar lo que ellos quieren”95 permite deducir un posible nexo
comunicacional de las fuerzas policiales locales con las fuerzas militares que actuaban
en la base del Área.

Luego del “diálogo” que mantuvo con Somohano, Eduardo y Graciela permanecieron
detenidos-desaparecidos en la Comisaría por varias horas más, para luego, ser
trasladados. De la siguiente manera lo relataba Eduardo:

Esa misma noche nos vuelven a colocar las capuchas, porque las esposas en
las espaldas nunca las quitaron en las 24 horas, y me meten en el baúl de un
auto, desconociendo que había ocurrido con “la Vasca” (Graciela) que
también sufrió idéntica (mala) suerte. Todo era naufragio96.

Los sacaron encapuchados y esposados, los subieron a cada uno en el baúl de un auto
diferente. En ese momento los destinos de Eduardo y Graciela se dividieron. El auto de
arrancó viaje con algunas escalas de terror y tortura en un centro de torturas no
identificado que funcionó en una casa qunta, donde fueron nuevamente, y por
separados, a interrogatios bajo tortura. El destino fue la Brigada de Investigaciones de
San Nicolás, donde continuaron los interrogatorios y los tormentos. En el mes de
octubre de 1976 fueron trasladados a la Unidad Penal Nº3 de la misma ciudad, donde
primeramente quedaron aislados e incomunicados, pero después de un tiempo
recibieron visitas familiares. A partir de septiembre, Eduardo y Graciela fueron

95
Entrevista realizada a Eduardo Schiell el día 22 de noviembre de 2022. (el resaltado es mío).
96
SCHIEL, Eduardo (2020) “Descenso al infierno real”, en SCHIEL, Eduardo (ed.), Nunca más ni Nunca menos.
Mar del Plata, p.42. (La cursiva es mía).

51
sometidos a la Justicia Federal del llamado PRN. Indagados en varias oportunidades por
el Juez Milesi, del juzgado de San Nicolás que, finalmente decidió dejarlos detenidos
por ser autores responsables del delito de subversión.

Graciela fue trasladada a la unidad 2 de Villa devoto, recuperó su libertad en diciembre


de 1977. Por su parte, Eduardo fue trasladado nuevamente, esta vez su destino fue la
Unidad Penal Nº9 en la ciudad de La Plata, recuperó su “libertad vigilada” en 1981.

El caso de los hermanos Pheulpin


Otro caso que ayuda a observar la funcionalidad de la Comisaría dentro del circuito
represivo es el de los hermanos Carlos y Julio Pheulpin. Hermanos, compañeros de
trabajo y de militancia. Dueños del local comercial que heredaron de su padre, ambos
militaban activamente en la PCSP. Por su parte, Julio era empleado estatal en la Junta
Nacional de Granos que funcionaba en el Puerto. Según los testimonios obrantes de la
Sentencia, el 14 de diciembre, Carlos regresaba a la carpintería luego de hacer un
trabajo a domicilio cuando observó que un comando operacional del área militar 132
estaba realizando un allanamiento en el negocio familiar y en la casa lindera de su
madre. Ante esa situación, Carlos decidió ocultarse unos días en la casa de un amigo.
Julio, el único presente en el lugar, fue secuestrado y así describió la situación frente a
los jueces:

Por la tarde estaba en la carpintería haciendo unos trabajos cuando de


repente levanto la vista y observo a unos uniformados de fajina,
comandados por un Teniente y un Suboficial, quienes irrumpieron en el
local y comenzaron a interrogarme sobre mi identidad y me informaron que
estaban buscando a mi hermano (…) fui interrogado por las actividades que
realizaba Carlos. Era gente del ejército por los camiones, los jeeps y las
personas estaban uniformados, como militares97.

Julio fue secuestrado ese mismo día por las fuerzas militares, lo condujeron hasta el
domicilio de su hermano donde el grupo de tareas realizó un allanamiento e interrogaba
a Julio sobre el paradero de Carlos. Luego, es trasladado a la Comisaría de San Pedro.
Los vecinos oculares de la situación informaron lo sucedido a los familiares de Julio,

97
El caso de Carlos Alberto Pheulpin (nº FRO 81000008/2013) (2015,septiembre,7) Saint Amant II. Nº 9/2015. Fojas
462-482.

52
quienes se apersonaron en la Comisaría preguntando por su paradero pero se les negó
todo tipo de información al respecto. En otras palabras, Julio estaba desaparecido una
vez ingresado a la Comisaría. Pasó la noche en el calabozo del centro clandestino y al
día siguiente fue trasladado a la Brigada de Investigaciones de San Nicolás donde
permaneció un año hasta su ingreso al sistema carcelario en la Unidad Penal N°3 de
dicha ciudad, donde estuvo detenido a disposición del Jefe del Área 132, por presuntas
“actividades subversivas”.

Al enterarse de lo sucedido a su hermano, Carlos huyó hacia Capital Federal, pero al


cabo de unos meses se presentó en San Nicolás ante las autoridades militares, y decidió
entregarse, quedando detenido en la Brigada de Investigaciones. Posteriormente, fue
trasladado a la comisaría de San Nicolás donde permaneció privado de su libertad,
donde quedó a disposición del ejército.98

El caso de los hermanos demuestra, también, el carácter que supieron tener los
operativos de secuestro con agentes “accionando a plena luz del día”, sin ningún tipo de
cuidado y exhibiendo todo su poder coercitivo y dejando a la vista las tareas de
inteligencia previa que determinaban los blancos. Y es que el plan represivo se desplegó
en múltiples escenarios, en distintos momentos del día y frente a los vecinos del barrio.
Por lo tanto, el carácter secreto e ilegal que poseyó no lo despojó de la cara pública y
visible que exhibió. En tanto los operativos se realizaban en las calles, en los lugares de
trabajo o domicilios, e involucraron grupos de personas y espacios que rebosaban el
perímetro de acción de las fuerzas militares o policiales (ÁGUILA;2013:8). El caso de
los hermanos Pheulpin puede entenderse como un ejemplo local del “carácter público y
visible” que tuvo el accionar represivo.

El caso de Gotmand y Fernández

Según el análisis de los testimonios obrantes en la Sentencia, transcurría el mes de enero


del año 1976 cuándo, Víctor Hugo Gotmand (de 22 años de edad, obrero en la fábrica
Rodhia de Baradero y militante del PRT-ERP), y Claudio Tomás Fernández (dueño de
una carpintería en San Pedro y con activa militancia en la iglesia católica) se
encontraban juntos en la plaza Constitución de la ciudad de San Pedro, cuándo se

98
Ibidem

53
presentaron policías uniformados de la comisaría que los detuvieron sin orden ni causa
alguna. El mismo Fernández relató en los juicios que:

Nos trasladaron a la comisaría de San Pedro y luego de permanecer 48


horas en esa repartición nos llevaron esposados y a los empujones a una
camioneta hasta la ciudad de San Nicolás… Luego en San Nicolás fuimos a
un centro clandestino donde nos sometieron a interrogatorios bajo torturas
con la pretensión de obtener información, datos, nombres99.

Después de permanecer casi tres días en uno de los calabozos fueron llevados a la cárcel
de San Nicolás, donde quedaron a disposición del poder ejecutivo y permanecieron
detenidos sin causa hasta el mes de julio del mismo año. En la sentencia consta que
Gotmand fue trasladado a la cárcel de La Plata y luego a Rawson y a Villa Devoto,
recuperando su libertad en 1984. Por su parte Fernández fue trasladado a la cárcel de
Sierra Chica.

El caso de Luis Eduardo Lita.

Luis Eduardo Lita, residente en San Nicolás y de ocupación comerciante fue víctima del
accionar represivo durante la última dictadura militar. De la lectura de su testimonio en
la Sentencia se extrae el siguiente relato de los hechos:

El primero de enero de noviembre de 1977 a las 23:30 horas,


aproximadamente, fue secuestrado desde el interior del Club 12 de Octubre
de San Nicolás, por cuatro o cinco personas vestidos de civil que portaban
armas de grueso calibre, que pertenecían a las fuerzas de seguridad o
militares bajo control operacional de los jefes del Batallón de combate 101
del ejército Argentino (...).

Luego de su secuestro, Eduardo permaneció en condición de detenido desaparecido


hasta el mes de diciembre del mismo año. Lo sacaron del Club y lo subieron a una
camioneta con el rostro cubierto y lo trasladaron hasta un centro clandestino de
detención que funcionó en las dependencias externas de la Unidad Penal Nº3 de San
Nicolás; en todo momento permaneció esposado y tabicado, en esa situación y en ese
lugar, hasta final del mes. Allí mismo fue torturado e interrogado sobre su relación con

99
Sentencia Saint Amant II (2015) Expediente FRO 81000047/2012 (fojas:583-600).

54
el PRT-ERP. El 30 de noviembre fue trasladado a la Comisaría de San Pedro, dónde lo
introdujeron en uno de los calabozos de dicha dependencia. Según la Sentencia:

Allí se le retiró la capucha, colocándole en su lugar algodones en los ojos y


en los oídos y sobre los mismos una venda, lo que le generó una infección
en su ojo izquierdo. Además, obligado a desnudarse a la intemperie,
habiendo sido higienizado por terceras personas con una manguera. Así
estuvo seis días, en cautiverio, durante los cuales no recibió ningún tipo de
alimentación.

El 7 de diciembre, Eduardo es sacado de la mencionada Comisaría, subido a un auto y


trasladado a la comisaría de Baradero, estuvo todo el viaje tabicado. Una vez dentro de
dicho espacio fue obligado, bajo amenazas, a firmar una declaración que no pudo leer
previamente. Luego fue llevado nuevamente a San Nicolás y lo ingresaron en la Unidad
Penal Nº3. Se lo acusó de infringir la Ley 20.840 y se le tomó declaración. Como
resultado, fue condenado a 3 años de prisión quedando a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional. recuperó su libertad vigilada en junio de 1982100.

El caso de los hermanos Magariños

La mencionada placa colgada en el frente de la Comisaría, afirma que durante los años
de la última dictadura militar "se registró el secuestro de niños y niñas durante el
cautiverio de sus padres". Es el caso de los hermanos Jorge y Daniel Magariños, de 14 y
11 años respectivamente (hijos de Linda Elena Farías y Roberto galarza), quiénes tras el
secuestro de sus padres, entre abril y junio de 1976, fueron trasladados a la Comisaría,
siendo ubicados en uno de los calabozos donde permanecieron durante 50 días en
condición de detenidos. Por orden del juzgado de San Nicolás, los hermanos fueron
trasladados al instituto de menores de la plata "Melchor Romero". Al poco tiempo una
tía solicitó la tutela de los menores y se fueron a vivir con ella.

Jorge Magariños, el mayor de los hermanos, declaró ante la Secretaría de Derechos


Humanos de la Nación y retrató en primera persona las vivencias sufridas junto a sus
hermanos menores:

100
ibidem.

55
Entraron como pancho por su casa, todos armados. Mi mamá se levantó
asustada (…) éramos todos chicos. Eran 10, dejaron tres o cuatro coches en
el frente, mi mamá andaba en calzones y sacaron las armas (…), se la
querían llevar así nomás (…) a nosotros nos dicen que nos quedemos
encerrados (…) que la llevan para hacerle una pregunta, y que iba a volver;
y claro que iba a volver después de cuatro años y medio (…). Por ser el
mayor, antes de irse mi mamá me dijo: -cuida a los chicos vos101.

Además Jorge recuerda las situaciones vividas en la Comisaría:

Había dos mujeres (…) las cuales nunca vamos a olvidar porque gracias a
ellas comimos esos días que mi tía Coca no nos trajo comida (…). A la
noche tarde, a ellas las sacaban –los comisarios- para tener sexo, creo,
también vimos el maltrato (…) estas señoras nos ayudaban muchísimo,
nosotros chiquitos dormíamos con ellas.

El relato de Jorge deja entrever la soledad y el miedo que vivieron los dos hermanos
dentro de una institución pública que hacia las funciones de un centro clandestinos de
detención y tortura. También deja constancia, una vez más, del nexo comunicacional
que existía entre San Pedro y San Nicolás, y las directivas que ésta enviaba a aquella
por ser la base operativa del Área. La “situación” de los menores no fue resuelta hasta
tanto las fuerzas policiales de San Pedro no recibieron órdenes desde San Nicolás.

El caso de Julio Peris y Eduardo Korsunsky

A partir de la lectura de los testimonios en la Sentencia Saint Amant III102, se desprende


que, Julio Raúl Peris y Eduardo Sergio Korsunsky se encontraban juntos cuando fueron
detenidos ilegalmente, por un operativo realizado por personal del Área Militar 132, el 4
de agosto de 1976, en un control militar de la ruta en las cercanías a la ciudad de San
Nicolás. Al momento de los hechos, Peris era obrero de la fábrica Rodhia de la ciudad
de Baradero; Korsunsky residía en la ciudad de San Nicolás y era comerciante. Ambos
eran compañeros de militancia en el PRT-ERP integrando la columna Regional

101
Artículo de “Página 12” (05/02/2012), entrevista realizada a Jorge Magariños. Ver en línea en:
https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-186936-2012-02-05.html
102
Sentencia Saint Amant III (2020) Expediente FRO 76000012/2011/TO1, Eduardo Sergio Korsunsky y Julio Raul
Peris.

56
"norte-norte" o "Ribera del Paraná", qué operaba en la región (donde también
participaron Ruben Dario Reynoso y Oscar Homar Hofer)

Por su parte, Peris era intensamente buscado por las fuerzas de seguridad del Área
Militar y tenía pedido de captura por orden del juez Federal (suboficial Luis Milesi). El
día previo a su detención, las fuerzas de seguridad allanaron y requisaron violentamente,
sin orden judicial, la vivienda de los padres de Peris en la ciudad de Baradero.
Preguntaron por Julio Raúl Pérez, quien no se encontraba en ese momento en la
vivienda. Los integrantes de la familia fueron sometidos a violentos interrogatorios
sobre el paradero de este.

Una vez detenidos fueron trasladados a la Comisaría de San Pedro, donde


permanecieron durante tres días en el calabozo y finalmente los ejecutaron a dos
cuadras de la Unidad Penal Nº3 de San Nicolás en un "enfrentamiento fraguado". Julio
Raul Peris figura en la lista de personas desaparecidas de la CONADEP.

El perfíl económico-productivo y la peligrosidad circundante.

A partir de todos los casos anteriormente analizados, tanto los que transitaron por la
Comisaría como los que no lo hicieron, fue posible reconstruir la posición y el
movimiento de la Comisaría de San Pedro dentro del circuito represivo. En este sentido
es que entiendo que, la Comisaría se caracterizó por ser un lugar de tránsito porque la
permanencia de las víctimas en dicha institución no superó las 48 horas. A su vez,
¿cómo se explica el carácter de la Comisaría? El perfil económico, social y político de
San Pedro infiere una posible explicación de por qué la Comisaría no fue un centro
clandestino de exterminio y/o desaparición de personas. El carácter frutícola-cerealero
que distingue a la ciudad predetermina una población trabajadora estrictamente rural,
por encima del menor porcentaje de obreros industriales debido a la ausencia de grandes
industrias.

Si bien la ciudad no escapó de los tentáculos del accionar represivo, San Pedro no
contaba con una presencia firme de los agentes del terrorismo de Estado. Aun así, se
mantuvo una red de complicidades y de inteligencia; de tal manera que no se escapara
del control del Jefe del terror en la Zona Roja de Paraná. Pero, entonces, ¿dónde radica

57
la peligrosidad de San Pedro? Entiendo que la Comisaría de San Pedro fue una pieza
más del circuito represivo. No considero que su papel sea “marginal” dentro del Área
Militar 132. Sino que, cumplió con un rol específico y singular dentro del área
regional-militar-represiva en que se encontraba integrada, la de ser un “punto de apoyo”
en tareas inteligencia y reclusión clandestina.

Además, sostengo que así como el accionar represivo en la denominada “Zona Roja del
Paraná” estuvo definido por el perfil socio-económico fuertemente industrial y por la
importante presencia de columnas militantes del PRT-ERP y “Montoneros”, integradas
al llamado “sindicalismo combativo”; la particularidad de la represión aplicada en la
ciudad de San Pedro la encuentro, no en ella misma, sino, principalmente, en la
“peligrosidad” de extensión y de contagio (que percibían las fuerzas militares
represivas) en las agrupaciones “subversivas” cuyo principal foco de acción eran las
ciudades industrializadas de la Zona.

En otras palabras, la “peligrosidad subversiva” de la región norte del Paraná por la


presencia de columnas activas del PRT-ERP, y el perfil económico-productivo de San
Pedro, determinaron, en buena medida, el nivel y la intensidad del accionar represivo
aplicado entre 1975-1980 por parte de las fuerzas militares y de seguridad del Área
Militar 132.

58
CONCLUSIÓN

Se ha demostrado a lo largo de este seminario la influencia que tuvo el carácter de la


represión aplicada en la región sobre la localidad de San Pedro. El marco de represión y
“oscuridad” del periodo 1975-1979 fue general en todo el país. La dictadura se instaló
de facto en el gobierno nacional y, naturalmente, marcó el talante de una época. Aún así,
caería en el determinismo más vulgar si sólo partiera de las consecuencias de este hecho
macro para analizar la historia de San Pedro en este periodo. También sería erróneo ir
por la contraria, es decir, desconocer la relación entre lo ocurrido a nivel nacional (e
incluso más allá) y a nivel local. ¿Cuál fue el camino que escogí entonces? Primero,
recorrí la trama histórica de San Pedro y luego lo atravesé con el contexto nacional, para
descubrir una trama intermedia de la cual San Pedro forma parte, la “Zona Roja del
Paraná”. Tres escalas que se entrelazan y que analizadas en permanente relación, me
permitieron reconstruir las tareas de la inteligencia, de la represión en San Pedro, así
como el rol de la Comisaría Primera de dicha ciudad, entre los años 1975-1979.

Para realizar esta operación me basé principalmente en dos tipos de fuentes, ambas
producidas con posterioridad a los años estudiados; consciente de ésta distancia me
apoyé de manera auxiliar en la prensa escrita para triangular las fuentes y conformar un
mapa completo. Estas dos fuentes son: las Sentencias judiciales Saint Amant II y Saint
Amant III, y las entrevistas a víctimas de la dictadura, Naturalmente, si bien no encontré
bibliografía específica sobre San Pedro para este periodo sobre este tema, bucee sobre
una extensísima bibliografía escrita recientemente para el marco nacional.

Las fuentes orales fueron fundamentales para realizar este trabajo y constituyen la
piedra angular del mismo. La escucha e interpelación de las entrevistas abrieron puertas
hacia nuevos caminos, que también comencé a recorrer. Los entrevistados que elegí
fueron los que me permitieron estructurar el trabajo. Pero la propia elección no fue
inocente y lleva implícita una lógica. Tres entrevistas, tres niveles de análisis distintos,
que articulados me posibilitaron revisitar los distintos aspectos claves para el
entendimiento general del tema tratado en este trabajo. El primer nivel de análisis tiene
que ver con la vida en San Pedro, política, social, cultural, previo y durante la dictadura;
y cómo todo esto se vio trastocado con la llegada del llamado PRN, e incluso un poco
antes. Todo lo antedicho es posible recorrerlo en el relato de Orlando Brambilla. El otro
nivel de análisis, está relacionado directamente con los aspectos represivos (detención

59
ilegal, desaparición, torturas, roles de la Comisaría), dentro del circuito represivo y la
conexión con San Nicolás, todo esto lo recojo de la entrevista con Eduardo Schiel.

Las dos sentencias finales fueron tratadas y analizadas. Mi labor no se dedica a juzgar
las acciones, los comportamientos ni las decisiones narradas y testimoniadas, pues no
compete al historiador sentenciar acontecimientos; sino reconstruir, comprender e
historiar el hecho puesto bajo la lupa. Examine los documentos judiciales en tanto
historiadora y no como jueza. Entendiendo que la documentación recopilada de las
diferentes causas judiciales por delitos de lesa humanidad, nacionales y provinciales,
son fundamentales para el estudio de las dinámicas represivas (ÁGUILA;2021:11). Así,
las Sentencias fueron claves para desentrañar la lógica represiva local, las tareas de
Inteligencia y de Operaciones, y el accionar de los agentes.

En San Pedro con la última dictadura fue impuesto un nuevo Intendente, se agudizaron
las tareas de inteligencia, la represión y comenzaron las torturas y las desapariciones.
Pero, no afectó de la misma manera a la sociedad sampedrina, que a la “nicoleña”, a la
“rosarina” o la “cordobesa”. Esto por la particular conformación socioeconómica de la
ciudad. A su vez, todo aquello que llegó con la dictadura fue implementado con una
estrategia que diferenciaba cuerpos, zonas, subzonas y áreas. San Pedro se encontraba
en el Área Militar 132, y quienes comandaron dicha área, determinaron también, parte
de lo sucedido. Dentro de ese esquema nacional de zonificación y tipificación de la
“peligrosidad” de cada espacio, San Pedro fue entendido como un “área a controlar” por
ser potencialmente “peligrosa” debido a la Zona en la que se encontraba integrada; pero
no por ser peligrosa en sí misma.

Teniendo en cuenta los planteos de Gabriela Águila sobre la lógica represiva de cada
zona según su territorio, sus agentes e instrumentos ¿Cuál fue la lógica del accionar
represivo en San Pedro? La respuesta la encontré tanto en el contexto productivo que
rodeaba y constituía a la ciudad como en la “peligrosidad subversiva” circundante. El
perfil económico-productivo determinó, en buena medida, el nivel y la intensidad del
accionar represivo aplicado en el partido entre 1975-1979 por parte de las fuerzas
militares y de seguridad. San Pedro no era un polo de desarrollo industrial, cómo sí lo
eran las ciudades aledañas, y siempre mantuvo una impronta rural. Asimismo, el
sindicalismo local no tenía una organización “tan robusta” como las que se formaban en
las ciudades con grandes industrias, ni existía una presencia “armada” de los grupos

60
guerrilleros. No obstante, estuvo rodeada en todo momento por ciudades que contaban
con una importante organización de obreros y militantes que engrosaban las columnas
del PRT-ERP, y se movilizaban por toda la Zona. En otras palabras, la “peligrosidad
subversiva” de la región norte del Paraná por la presencia de columnas activas del
PRT-ERP y del “sindicalismo combativo”, y el perfil económico-productivo de San
Pedro, determinaron, en buena medida, el nivel y la intensidad del accionar represivo
aplicado entre 1975-1979 por parte de las fuerzas militares y de seguridad del Área
Militar 132.

Dentro de ésta se encontraba la Comisaría Primera de San Pedro, la cual funcionó como
un CCD durante los años de la última dictadura militar; y poseyó su propia
particularidad. En este sentido, puedo afirmar, que la Comisaría nunca funcionó como
un centro de concentración y exterminio, pues no hay constancia de desaparición entre
las personas que transitaron por el CCD en las fuentes y documentos, pero sí de torturas
y de vejaciones. Los casos de desaparición que menciona el trabajo, no atravesaron la
Comisaría, sino que fueron dirigidos directamente a la sede del Área Militar. Esto en
razón de que el circuito de las desapariciones tenía como centro la Brigada de
Investigaciones de la ciudad de San Nicolás.

Por lo tanto, entiendo a la Comisaría de San Pedro como un centro clandestino de


detención (porque así lo señala la RUVTE, lo nomina la Sentencia, lo reconocen las
víctimas) que cumplía tareas de inteligencia. Desde el año 1975 las fuerzas policiales se
desempeñaban como agentes de Inteligencia, eran los encargados de tomar declaración,
a quienes eran acusados de “repartir volantes subversivos” por las calles de la ciudad, y
de iniciarles un sumario al respecto. Toda esa información era enviada a los agentes
asentados en San Nicolás, y servía como Inteligencia. Con la instalación de la dictadura
el 24 de marzo de 1976, la Comisaría sumó a sus tareas de inteligencia, funciones
ilegales propias del accionar represivo nacional y se convirtió en un centro clandestino
de detención.

La particularidad de la Comisaría es que: era un centro clandestino “de apoyo”; es decir,


fue una pieza más del circuito represivo con eje en San Nicolás. Con esto no considero
que su papel sea “marginal” dentro del Área Militar 132. Sino que, cumplió con un rol
específico y singular dentro del área regional-militar-represiva en que se encontraba
integrada: la de ser un “punto de apoyo” en tareas inteligencia y reclusión clandestina.

61
Las personas detenidas-desaparecidas que transitaban por la Comisaría “venían desde” o
“iban hacia”, otros centros de reclusión ilegal que existían en el Área Militar 132. Y ese
carácter “de apoyo” su puede comprobar al examinar el recorrido que hicieron cada una
de las personas que fueron privadas ilegítimamente de su libertad por los agentes de la
represión, tanto las que transitaron la Comisaría, como las que fueron detenidas en San
Pedro e ingresaron directamente al CCD de San Nicolás.

Habiendo recorrido el aspecto local en el párrafo anterior, me gustaría pasar ahora a


relacionar este particular contexto sampedrino con la escala intermedia. Para ello, es que
quiero retomar una secuencia de hechos particulares que nos narra el propio Eduardo
Schiel. Él nos relata que fue detenido en dos instancias y claro está las detenciones
tuvieron características notablemente diferentes. Pues claro, la primera detención fue
legal a tal punto que los soltaron por falta de pruebas. La segunda, en cambio, es
notoriamente ilegal. ¿Por qué recalcar esta diferencia que parece tan evidente? Porque
de allí voy a iniciar un camino retrospectivo de lo que fui exponiendo en este trabajo
para llegar a conectar con los planteos que hice al inicio.

Partiendo de esta secuencia de hechos entonces, parecería que, desde la primera


detención (legal) hasta la segunda (ilegal) hubo una comunicación entre la Comisaría de
San Pedro y el Batallón de Ingenieros de Combate 101 de San Nicolás ¿Qué quiero
exponer con esto? Ya se ha señalado –fueron las palabras de Orlando Brambilla- que no
existían grupos operativos sampedrinos y que los grupos de tarea que actuaban en la
ciudad llegaban desde San Nicolás, base del Área Militar 132. Quienes sí se encargaban
de controlar la zona era la Policía -en razón del conocimiento que poseían sobre la
misma-, siendo crucial en el accionar represivo. Por ello, lo más probable es que la
desaparición de Schiel y Celayeta haya sido precedida por una comunicación del arresto
entre las fuerzas de la represión.

¿Por qué nomino desaparición a esta segunda detención? Porque a partir de la segunda
detención e ingreso al CCD se perdió todo tipo de rastro de Eduardo y Graciela; es
decir, no se podía conocer el paradero, no había ninguna anotación de ellos. En los
registros propios de la Prefectura y la Policía no constaba la presencia de las dos
víctimas; y hasta la fecha no fueron conocidos los “libros memorándum de guardia”.
por lo tanto, si nadie sabía de ellos, (poco queda agregar) estaban desaparecidos.

62
Las circunstancias de estas desapariciones me permiten exponer otra cosa. Había
afirmado que si bien en San Pedro no existían grupos de tareas asentados, sí cumplían
tareas de inteligencia las fuerzas policiales locales. Es de suponer que cuando los
detienen por primera vez se produce un acto claro de inteligencia y una comunicación
que va a precipitar la desaparición. Si los grupos de tarea no pertenecían a la policía, el
mecanismo fue muy distinto para el caso de la detención ilegal, porque obedecían a
estructuras distintas. La primera detención, si bien en el marco de los decretos y de una
arbitrariedad reinante tuvo un sesgo de legalidad. Los mecanismos en la segunda
detención fueron muy distintos de los del caso de la primera, porque fue una fuerza
distinta, no intervino la justicia, no se buscó evidencias, no se registró su paso y claro
está no hubo ningún respeto por la condición humana.

Por último, nos permite ver también cuál era la ingeniería del terror en la zona. Por lo
dicho, es evidente que para una detención seguida de desaparición la información debió
viajar de San Pedro a San Nicolás para luego viajar, nuevamente, de San Nicolás a San
Pedro, y finalmente viajen los desaparecidos de San Pedro hacia San Nicolás. Gracias a
esto puedo ver el rol que ocupaba la Comisaría de San Pedro en la organización del
terror en la zona roja del Paraná. En ese marco, sostengo que la Comisaría desempeñó
dos funciones claves, por un lado, fue un centro clandestino de detención “de apoyo”,
por el otro, desempeñó tareas de inteligencia.

Y para finalizar la conclusión, me quedaría aclarar que, si bien San Pedro no fue
catalogada por las fuerzas militares como una “zona caliente”, sí fue etiquetada la
región en la que estaba incluida: la “Zona roja del Paraná”. Esto se debió a la fuerte
presencia de obreros sindicalizados y estudiantes organizados, como efecto de las
grandes industrias que definian el perfil económico de la ciudades, como fueron San
Nicolás, Campana, Zárate y Villa Constitución. Quienes fueron, además, los blancos
predeterminados del “Operativo Serpiente Roja del Paraná”. Por lo tanto, los militares sí
consideraron necesario controlar la ciudad de San Pedro para evitar que se extendiera la
acción subversiva dentro de sus límites. De este modo, se podría sostener que San Pedro
fue una “zona a controlar”. Es decir, no se la concebía como una “zona caliente” porque
la intensidad del accionar de los grupos guerrilleros y de las “actividades subversivas”
era tenue, pero tampoco se la podía considerar como una “zona fría”. Debido, por un
lado, a la presencia de “grupos no armadas”, obreros sindicalizados, curas

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tercermundistas y estudiantes organizados en la ayuda social; y por otro, a la
“influencia” que podría recibir del espacio regional que lo rodeaba.

Entonces, insisto, la ciudad de San Pedro no fue entendida como un “foco subversivo”,
pero sí la extensa región que va desde Villa Constitución hasta Campana, en la que la
ciudad está geográficamente y militarmente incluida. El “peligro” circundante y el perfil
económico-productivo de San Pedro, fueron determinantes del accionar represivo
aplicado en la ciudad y del papel que ocupó la Comisaría, entre 1975-1979.

64
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Anexo:

Mapa de la ciudad bonaerense de San Pedro, se localiza la ubicación de la Comisaría 1ra de la ciudad.
(Elaboración Propia).

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