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Globalizacion CSA 97
Globalizacion CSA 97
SOCIOAMBIENTALES
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Impresión: Abya-Yala
© DDA
- Pablo Ortiz-T., Globalización y Conflictos Socioambientales: aproxi-
mación comparativa en torno a actores, estrategias y escenarios,
FTPP/Manarac-Abya/Yala, Quito, Octubre de 1997.
Cuando cualquier problema ambiental es examinado a fon-
do, en su origen, revela una verdad de la que no se puede esca-
par: que la raíz real se va a encontrar en cómo los hombres se
interrelacionan unos con otros; que la deuda con la naturale-
za...no puede ser pagada persona a persona, en botellas reci-
cladas o en hábitos ecológicos, sino en la antigua clave de la
justicia social”
(Barry Commoner)
Como un modesto tributo a la admirable lucha y sabiduría de
las comunidades aglutinadas en la Organización de Pueblos
Indígenas de Pastaza (OPIP) en la Amazonía del Ecuador y en
el Narmada Bachao Andolán (la gente del ecosistema) en el
centro oeste de la India.
Introducción …………………………………………………………… 7
Notas …………………………………………………………………… 33
Notas …………………………………………………………………… 74
INTRODUCCION
El Contexto
La Amazonía es una región compleja y heterogénea y, en
consecuencia, los enfoques simplistas son muy peligrosos. Es
muy difícil la delimitación de la región para fines de desarrollo y
análisis, porque existen muchas amazonías. La forma más clara
de delimitarla es como una Cuenca (TCA, 1994).
Hay defensores a ultranza de la intangibilidad de la Amazo-
nia que han introducido el mito del “pulmón de la Tierra” insi-
nuando que la tala de los bosques amazónicos contribuye enor-
memente a mermar la capacidad de fijación de CO2 y al efecto de
invernadero o calentamiento de la atmósfera.1
Los promotores de este mito han olvidado que las funciones
ambientales más importantes de la región son su contribución al
balance hídrico global, por generar cerca del 50% del agua que
precipita sobre la misma y por la biodiversidad que contiene.2
También, en la segunda mitad del presente siglo se insinúa
la idea de la internacionalización de la Amazonia, que ha suscita-
do acaloradas discusiones a nivel nacional e internacional. Este
planteamiento, que nunca fue propuesto oficialmente, es, en par-
te, la consecuencia de la exageración de los servicios ambientales
globales que se supone prestaría la región para toda la humani-
dad (producción de oxígeno, balance hídrico global, sumidero de
CO2, etc.), y, en consecuencia, su protección es una responsabili-
dad global o de interés de toda la humanidad.3
En ese contexto general, la Región Amazónica Ecuatoriana
(RAE) ocupa el 1.7 por ciento de la superficie total de la Cuenca.
Está conformada por cinco provincias: Sucumbíos, Napo, Pasta-
za, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Su superficie es de
aproximadamente 131.000 Km2, lo que equivale al 48.5 por cien-
38 Pablo Ortiz
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Los Antecedentes
En los años 90, el Ecuador vive un nuevo momento de tran-
sición en la extracción de hidrocarburos, hacia un modelo inter-
nacionalizado y privatizado de la industria petrolera, resultado,
por una parte de la adopción de las tesis neoliberales por parte del
Estado y de algunos grupos de poder, y por otra, del interés de las
transnacionales e inversionistas asociados a capitalistas ecuato-
rianos, de controlar para su beneficio la extracción y mercadeo de
dichos recursos.
En un momento anterior al actual, el amplio desarrollo pe-
trolero que tuvo lugar en las décadas de los 70 y 80 en el nor-
oriente de la Amazonia del Ecuador dio como resultado una alta
conflictividad social a nivel regional, derivada de la destrucción
de los ecosistemas, el desplazamiento de población indígena, el
auge del tráfico de tierras y la colonización.
Los pueblos indígenas y sus culturas fueron seriamente
afectados por la destrucción de los ecosistemas vitales para su vi-
da.
En el nuevo contexto global en el que se inserta la actual ex-
tracción de hidrocarburos de la RAE, al existir una mayor con-
ciencia global dentro de la comunidad mundial y un aumento de
la sofisticación política dentro de las comunidades indígenas, el
conflicto socioambiental ha adquirido una nueva dimensión, co-
mo sucede en los territorios Quichuas y Shiwiar de la provincia de
Pastaza, y concretamente en el llamado Bloque 105, donde opera
la compañía Arco Oriente Inc (AOI), subsidiaria de Atlantic Rich-
field Company (Arco) de Texas, Estados Unidos (ver Figura 1).
Figura 1
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Globalización
. . . . . . . . . . . . .y.conflictos
. . . . . . . . socioambientales
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..
Primeras negociaciones
El documento firmado y llamado “Acuerdos de Sarayacu”,
de 9 páginas, contiene un total de 50 puntos divididos en 8 capí-
tulos10.
Según Leonardo Viteri, dirigente de la OPIP, “para obtener el
permiso de los pobladores para las actividades de la ARCO, el IE-
RAC adjudicó a las familias de otras comunidades (Jatun Molino
y Moretecocha) 26 mil hectáreas de tierras, provocando un en-
frentamiento entre ellas. A esto se añadió la labor de las misiones
evangélicas en esas comunidades, que abrió el camino a la pre-
sencia de la compañía” (entrevista personal, noviembre de 1993).
Uno de los compromisos adquiridos por el Gobierno, nu-
meral 7 de los indicados, señala la “indemnización por los daños
ecológicos y socio-culturales causados por las actividades petro-
leras al interior de los territorios indígenas”. Para determinar la
magnitud de los daños ambientales, se nombró una Comisión
Evaluadora conformada por expertos de CEPE, la Dirección Na-
cional de Hidrocarburos, OPIP, la Asociación de Sarayacu y la
Confeniae para que realice un análisis del impacto ambiental de
las actividades de Arco y sus subcontratistas.
46 Pablo Ortiz
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desatado una campaña del gobierno del Ecuador contra las orga-
nizaciones. Se han militarizado nuestras propias tierras, nos acu-
san de terroristas y nos amenazan. Esas son las respuestas que el
Estado ecuatoriano da a nuestras demandas. Y por eso hemos ve-
nido aquí, a la casa de Ustedes, los dueños de las compañias pe-
troleras”. Luego de rechazar la presencia de las compañias British
Gas y Arco, británica y norteamericana, respectivamente, los indí-
genas solicitaron a Gran Bretaña, Francia y Dinamarca paralizar la
implicación de sus gobiernos en la extracción de recursos de sus
territorios. La Comunidad Económica Europea debe exigir y for-
mular, basándose en una Comisión de investigación, compuesta
por líderes indígenas y científicos, exigencias ambientales preci-
sas y severas a las compañías petroleras europeas y otras compa-
ñías explotadoras de los recursos que operan en la Amazonía. Es-
tas exigencias ambientales podrían hacerse a los gobiernos de
Ecuador y Sudamérica como condición para la remisión parcial
de la deuda externa que ya ha sido discutida en todo el mundo.
Las comunidades locales indígenas de la Amazonía, podríamos
tener el estatuto de centros de las Naciones Unidas, con el dere-
cho de denunciar violaciones ambientales ante la Corte Interna-
cional de Justicia de la ONU”. Estas iniciativas de la OPIP, la CON-
FENIAE y de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la
Cuenca Amazónica (COICA), revelan la alianza producida y la
presencia destacada de otros actores como la redes de ambienta-
listas europeos, tales como The Danish Association for Internatio-
nal Sustainable Development (DAISD), Friends of the Earth
(FOE), Labour Movement International Forum Denmark
(LMIFD), Survival International [for Tribal Peoples], así como de
varias agencias de gobierno que influyeron en la decisión del Par-
lamento, y Cultural Survival International [for Tribal Peoples] de
la Universidad de Harvard14.
En esta misma dirección, y con un escenario global ya esta-
blecido, el conflicto llega a la Sede de la Comisión de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas en Nueva York, seis meses más
tarde, el 17 de julio de 1991, en su 43º período de sesiones, cuan-
do estaba reunida la Subcomisión de Prevención de Discrimina-
50 Pablo Ortiz
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El Contexto
La India enfrenta hoy un desafío extraordinario. Su pobla-
ción sobrepasa los 882 millones de habitantes, cerca del 40 por
ciento vive en la fértil planicie del Ganges. Para fin de siglo será
aproximadamente de 1.000 millones de personas. En cada millón
de hectáreas de tierra de la India, actualmente viven alrededor de
2.5 millones de personas, y para fin de siglo esa cifra alcanzará los
3 millones.
54 Pablo Ortiz
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Los Antecedentes
Dentro de la India misma, distintas periferias se crearon pa-
ra facilitar el suministro regular de recursos naturales. En las últi-
mas 3 décadas se han buscado los recursos naturales a nombre de
la “construcción de la nación”, similar a lo acontecido con los Es-
tados de la Cuenca Amazónica. Los mayores en Jharkhand, toda-
vía narran cómo Pandit Nehru, el ex primer ministro de la India
vendría a remover los últimos rincones de Jharkhand e invocar los
sentimientos de nacionalismo para sacrificar su tierra, bosques y
ríos. Estas áreas fueron llamadas “retrasadas” y a la gente local se
la caracterizó como “incultas” y “subutilizadas”, prestas a conver-
tirse simplemente en “recursos humanos” (Stewart, 1990, p.30).
Los subsidios estatales fueron sumunistrados para desarro-
llar estas áreas. Establecimientos industriales como la Tata Iron &
Steel Company, o establecimientos industriales mayores como el
Danodar Valley Corporation en la región Jharkhand fueron cons-
truidos bajo esa inspiración. Otras formas de organización políti-
ca más democráticas, pluralistas en lo etno-ecológico y ambien-
tal, han sido afirmados por los movimientos etno-ecológicos en la
actualidad, los cuales fueron subordinados dentro de un modelo
de desarrollo fundado en las nociones clásicas occidentales del
progreso que fundó la modernidad europea del siglo XVIII y XIX.
En ese marco, el sistema democrático actual de la India, ha
excluído a las poblaciones pobres y a los “refugiados ecológicos”,
dándoles apenas un pequeño espacio para la protesta social. Es
decir, el “ecologismo de los pobres” ha sido interpretado como la
resistencia ofrecida por la “gente de captura de recursos por los
“omnívoros” (Guha, 1994, p.138). Estas resistencias se expresan a
través de movimientos sociales contra las grandes represas por
grupos tribales que van a ser desplazados por ellas, o en luchas
campesinas contra el uso industrial de zonas de bosque o de pas-
toreo como sucede también en Nepal (Ramachandra, 1994; Shiva,
1990, p.158-168; Sheperd, 1986, p.25; Arnold, 1991, p.43-46)26.
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. . . . . . . . socioambientales
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20 Pastores arios del Asia Central llegaron alrededor del año 1.500 a.C. Su re-
ligión se mezcló con las prácticas locales para formar el hinduismo, se-
guido actualmente por más del 80 por ciento de los hindúes. El hinduis-
mo legitima la organización de la sociedad en castas, como un sistema de
nula movilidad, a pesar de que jurídicamente está prohibida la discrimi-
nación.
29 Max Weber resumió con mucha erudición las características del sistema
social hindú. En el pasado los hindúes cultivaron la ciencia racional y
crearon numerosas escuelas filosóficas y sectas religiosas de casi todos
los tipos sociológicos posibles. Por siglos el desarrollo urbano de la India
fue paralelo al de Occidente en muchos aspectos. La justicia india creó
formas numerosas que pudieron haber servido a los intereses del capita-
lismo. Se desarrollaron en grado sumo las especializaciones en las artesa-
nías y en los oficios. A pesar de todos esos logros, dice Weber, en la India
el capitalismo fracasó debido a la peculiar religión allí surgida, en forma
de un sistema de castas, como grupos cerrados, de acuerdo a posiciones
jerárquicas. Cf. Weber, Max, “Economía y Sociedad”, FCE, México, 1992,
pgs.344, 375-376 y ss.
82 Pablo Ortiz
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32 Durante los 50 años de historia del Banco Mundial, este organismo ha in-
vertido cerca de 54 billones de dólares para 527 proyectos hidroeléctricos
en todo el mundo. Más de 1 tercio de las mayores represas construidas en
el mundo son financiadas por el Banco Mundial, y en más de 100 casos,
los préstamos del Banco han sido (en el tiempo de aprobación) genero-
sos para cualquier propósito de los gobiernos de países como la India. El
apoyo al proyecto Narmada es un ejemplo del fracaso de dicha política
del Banco, al no estar apoyadas sus gestiones de préstamo, de adecuados
balances y estudios de los impactos ambientales y sociales que sus pro-
yectos generan. Cf.World Bank, “Small Farmers in South Asia: Their Cha-
racteristics, Productivity and Efficiency”, Inderjit Singh, Working Papers
Nº31, 1989, Washington; o Yoon-Je Cho, “Lessons of Financial Liberaliza-
tion in Asia: A Comparative Study”, Working Paper Nº50, 1990; Pidding-
ton, Kenneth, “The Role of the World Bank”, en Hurrell, et.al.,1992, pp.212
y ss.
34 Hay que señalar en el caso del Banco Mundial la brecha entre su discur-
so y sus políticas: mientras el mandato del organismo enfatiza que uno
de sus objetivos es ayudar a aliviar la pobreza, los proyectos de grandes
represas han obligado en diversas partes del mundo, al desplazamiento
forzado de un estimado de 10 millones de personas.
36 Según Medha Patkar, líder del Movimiento Narmada Bachao, “esta vía de
desarrollo significa que la economía será cada vez más dependiente de
las importaciones de petróleo. Puede llevar a crisis internas, al estar la so-
ciedad cada vez más dividida por conflictos sociales, y al destruirse cada
vez más la tierra y otros recursos sociales por los estragos del desarrollo
basado en la extracción de energía. En una situación en la que la izquier-
da se ha desacreditado por su fracaso al ser incapaz de elaborar una al-
ternativa al capitalismo de Estado, los únicos beneficiarios serán la dere-
cha fundamentalista hindú, semifascista”. Cf.Omvedt, 1993.
4 Por fracaso del mercado político entienden la situación en que los acto-
res comparten intereses, pero no pueden actuar conjuntamente para de-
fenderlos. Esta imposibilidad no se debe a escasez de recursos o de tec-
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...
nología. En estas situaciones, que la teoría de los juegos describe más de-
talladamente, el fracaso de los intentos de cooperar con fines comunes,
puede reflejar deficiencias institucionales del sistema internacional, más
que confrontación de los propósitos de los actores. Los costos de transac-
ción en cambio, son todos los costos relacionados con el intercambio
(económico y político). Entre ellos figuran los costos de información, la
negociación, la vigilancia y el cumplimiento de los acuerdos. Incluso en
sus propios términos, la economía neoclásica considera sólo la mitad del
problema al centrarse únicamente en los costos de producción.
5 Este problema de falta de confianza se acentúa aún más por las presiones
sobre los Estados para que le den prioridad a sus intereses inmediatos a
corto plazo y a las pérdidas y ganancias relativas, por el gran número de
conflictos históricos profundamente arraigados entre los Estados y por la
heterogeneidad cultural, política y económica del sistema internacional.
8 Según Cox, esta distinción tuvo sentido práctico en los siglos XVIII y co-
mienzos del XIX, cuando correspondía a dos esferas más o menos distin-
112 Pablo Ortiz
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