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CONSAGRACIÓN DE BIENES EXTERIORES A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

“Yo, (Nombre), un pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en tus manos los votos de mi Bautismo;
Renuncio para siempre a satanás, sus pompas y obras; y me entrego enteramente a Jesucristo, la
Sabiduría Encarnada, para llevar mi cruz en pos de Él todos los días de mi vida, y ser más fiel a
Él de lo que jamás lo he sido.
En presencia de toda la corte celestial, te escojo, oh María, este día para mi Madre y Señora.
Sabiendo que he recibido derechos sobre todos mis bienes exteriores, pasados, presentes y
futuros; Entrego en tus manos, mi Madre Celestial, todos los derechos sobre mis bienes
exteriores, incluyendo mi salud, finanzas, relaciones, posesiones, propiedades, mi trabajo, mi
éxito terrenal, mis sueños y proyectos a realizar, y no me reservo ningún derecho de disponer de
los bienes que me llegan pero te dejo todo el derecho de disponer de todo lo que me pertenece,
sin excepción, según tu beneplácito, para mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad.
Como ahora entrego interiormente lo que me pertenece exteriormente (____________) en tus
manos, te encomiendo la protección de esos bienes exteriores contra el maligno, para que,
sabiendo que ahora te pertenecen, no pueda robarlos, embargarlos, tocarlos, deteriorarlos,
arruinarlos y menos destruirlos.
Recibe, oh Virgen buena y piadosa, esta ofrenda de lo poco que es, en honor y en unión con esa
sujeción que la Sabiduría eterna se dignó tener a tu maternidad; en homenaje al poder que ambos
tienen sobre este pobre pecador, y en acción de gracias por los privilegios con que te ha
favorecido la Santísima Trinidad.
Confiando en el cuidado providencial de Dios Padre y en tu cuidado maternal, tengo plena
confianza en que mientras me cuidas de las necesidades de esta vida y no me dejarás
desamparado.
Dios Padre, aumenta mi confianza en la Madre de Tu Hijo; Nuestra Señora del Hermoso Amor,
dame perfecta confianza en la providencia de Tu Hijo.

Amén.”
ORACIÓN POR UN BEBÉ QUE VIENE EN CAMINO

Oración a Nuestra Señora de la Dulce Espera


Virgen María, Nuestra Señora de la Dulce Espera, en la experiencia de tu maternidad protegida
por el Espíritu Santo, has compartido nuestra esperanza, así como nuestras penas y alegrías. Ya
que reinas gloriosa junto a tu Hijo Jesucristo, Salvador y Señor Nuestro, sabemos que quieres
venir en nuestra ayuda como madre.
En nuestras manos, Dios colocó el futuro de la Iglesia y de la sociedad. Nos dio el poder de
colaborar con Él en la creación, educación y formación de los hombres del mañana. Conscientes
de nuestra responsabilidad y conociendo la realidad de la vida, nos sentimos incapaces de,
solamente por nuestros medios, realizar la gran misión que nos fue confiada. Por eso, Madre,
llenos de confianza, nos presentamos delante de Ti, para confiarte y consagrar a nuestros hijos.
Sabes bien cuantos son los peligros a los que están expuestos y como el mundo y el demonio los
persiguen, queriendo destruir su dignidad de hijos de Dios, lanzándolos al pecado.
Ven y quédate en nuestra casa. Hazlo semejante al hogar de Nazaret, para que reine siempre la
paz, la unión, la alegría y el amor.” Atiende esta súplica de consagración de nuestras vidas,
(hijos) y de este bebé que viene en camino y protégenos desde ya de cualquier ataque del
enemigo, para que podamos recibirlo con amor, educarlo en la fe católica de modo que “crezca
en sabiduría, estatura y gracia ante los ojos de Dios y de los hombres” y conducirlo con nuestro
ejemplo hasta la casa de Dios Padre. ¡Amén!
Padre Celestial, Te alabo y agradezco por permitir esta vida y por formar a este niño a Tu imagen
y semejanza. Envía a Tu Espírito Santo e ilumina mi útero. Llénale con Tu luz, poder, majestad y
gloria, así como hiciste en el vientre materno de María para engendrar a Jesús.
Señor Jesucristo, ven, con Tu amor y Tu infinita misericordia, derramar Tu gracia sobre este
niño.
Remueve cualquier negatividad que puede haberle transmitido, consciente o inconscientemente,
así como cualquier rechazo. Si en algún momento pensé en abortar, ¡renuncio ahora!
Lávame de toda y cualquier herencia de maldición que veo de nuestros antepasados; cualquier
enfermedad genética o transmitida por infección; cualquier deformidad; todo tipo de vicio que
pueda heredar de nosotros, sus padres. Lava a este niño con Tu preciosa Sangre y llénale con Tu
Espíritu Santo y Tu Verdad. Desde ya, te lo consagro, pidiendo que le bautices en Tu Santo
Espíritu y que su vida sea fecunda en Tu infinito amor.
Lava en Tu Sangre toda contaminación que venga del ocultismo, de maldiciones, del espiritismo,
de comidas o bebidas consagradas. Sé que fue Tu Espírito Santo quien le fecundó en mi seno y
sé que Él es capaz de hacer nuevas todas las cosas, por eso estoy suplicando.
María, madre de Jesús, ven y enséname a cuidar de este niño como cuidaste de Jesús en Tu
vientre materno. Envía, Señor, a Tus ángeles, para que intercedan por esta criaturita ante cada
persona de la Santísima Trinidad.
Gracias, Padre, por esta linda criatura, hijo(a) nuestro.
Gracias, Espíritu Santo, por inundar de gracias a esta criatura.
Gracias, Jesús, por cuidar a esta criatura.
A todos la entrego. Que él honre y glorifique a Dios ahora y por toda la eternidad. Amén.
Aleluya. Amén.

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