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Ficha de trabajo n° 3 5° Humanístico 1 Prof.

Clarinés Molfino

Revolución francesa
Se conoce como la Revolución Francesa a un movimiento de corte político y social que ocurrió en el entonces
Reino de Francia en el año 1789, que sacudió las bases de la monarquía absolutista de Luis XVI y condujo a la
instauración de un gobierno republicano y liberal en su lugar.
Este evento es considerado casi universalmente como el suceso histórico que marcó el inicio de la época
contemporánea en Europa y Occidente. La Revolución Francesa y el bonapartismo que vino después
conmocionaron al mundo entero y esparcieron por las ideas de la Ilustración Francesa, resumidas en el lema
revolucionario de “libertad, igualdad, fraternidad”.
La Revolución Francesa inició cuando las masas ciudadanas, empobrecidas y sometidas, se opusieron al poder
feudal, desobedecieron la autoridad de la monarquía y encendieron la mecha del cambio histórico.
Así, derrocaron el gobierno aristocrático y emprendieron la caótica construcción de una sociedad basada en
los derechos fundamentales de todos los seres humanos.
Sin embargo, no todo acabó ese mismo año, sino que duró unos diez años (1789-1799) de cambios violentos y
organización popular, durante los cuales se dictaminaron los primeros derechos universales del ser humano,
se le arrebató a la Iglesia Católica mucho del poder que detentaba y se redactó la primera constitución
republicana de la historia occidental.
Tantos eventos, desde luego, no se dieron sin un margen importante de violencia, tanto por parte de las
tropas de la corona, que dispararon al pueblo insurrecto, como por filas revolucionarias que guillotinaron a los
reyes, junto con aquellos ciudadanos leales a la monarquía o a quienes luego hallaron culpables de ser
contrarrevolucionarios, durante un período conocido como “El terror” (1792-1794).
Además, la naciente república francesa tuvo que enfrentar la intervención de enemigos foráneos como los
ejércitos de Austria y Prusia, que acudieron en defensa de la monarquía, temerosos de que ocurriera algo
similar en sus propios países.
La Revolución Francesa tuvo su fin con la toma del poder por parte de Napoleón Bonaparte, un general
revolucionario que dio un golpe de Estado para devolver el orden a la convulsa República Francesa,
proclamando poco después su propio Imperio y lanzándose a la conquista de Europa.
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Causas de la Revolución Francesa
Las causas de la Revolución Francesa fueron variadas, por un lado hay que destacar el rigor del absolutismo. El
absolutismo daba a los reyes todo el poder político, legal y económico, sin que se les pudiera contradecir en
ningún sentido, lo cual les hizo también responsables de los desastres económicos que ocurrieran, fuera o no
realmente su responsabilidad.
Otro elemento importante de destacar y que forma parte de las causas que dan inicio a la revolución son las
desigualdades del régimen feudal. Se estima que de los 23 millones de habitantes de la Francia de la época,
apenas 300 mil pertenecían a las clases privilegiadas de la aristocracia o del clero. La gran masa restante era
pueblo llano con menores derechos y posibilidades.
La miseria y marginación del pueblo llano, también fue otro de los motivos impulsores del descontento. Las
condiciones de vida del pueblo llano eran paupérrimas: hambre, marginación, enfermedad, trabajo
esclavizante y ninguna perspectiva de ascenso social o de mejoría.
Por último hay que establecer a las ideas de la Ilustración como otro de los motivos del inicio de la revolución.
Las ideas respecto a la igualdad entre los hombres y la fe en la razón de filósofos y escritores como Voltaire,
Rousseau, Diderot o Montesquieu, influyeron enormemente sobre la mentalidad de la época, forjando las
aspiraciones a un sistema social más moderno y menos influenciado por la Iglesia y la religión.

Características de la Revolución Francesa


La Revolución se llevó a cabo rápidamente, pero los años siguientes fueron de complejas reorganizaciones y
enfrentamientos internos entre las distintas facciones revolucionarias que aspiraban al poder. En líneas
generales se distinguen tres etapas de la Revolución Francesa:

Etapa moná rquica y de la Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791). Durante la primera etapa se
intentó convivir con la monarquía, poniéndole cotos y limitando su poder, mediante una Asamblea Nacional
en la que el pueblo llano tuviera representación.
La población de Parías sufría por el alza del precio del pan y, temerosa de que las reformas propuestas en la
Asamblea no se aplicaran, comenzó a movilizarse buscando armas con las que defenderse de las tropas del
Rey. Asaltaron, el 14 de julio, la Bastilla (fortaleza – prisión de la monarquía).
La toma de la Bastilla significó la caída de uno de los símbolos del absolutismo. Además de extenderse la
rebelión por varias ciudades, se formó la Guardia Nacional cuyo cometido era la defensa de la Asamblea.
También en el campo comenzaron los movimientos de campesinos, se negaban a pagar impuestos y asaltaron
castillos buscando los archivos señoriales donde estaban escritas sus obligaciones. Ante estas noticias la
Asamblea decidió votar la abolición del régimen feudal, de esta manera se abolieron los privilegios del clero y
a nobleza, el diezmo y los derechos señoriales y se proclamó la igualdad de derechos. Aplacada la agitación, la
Asamblea se abocó a la elaboración de la constitución.
La Asamblea Nacional declaró que esa constitución debía estar precedida por una Declaración de los Derechos
del Hombre y el Ciudadano, que fue aprobada el 26 de agosto. En ella se proclamaron como inherentes al
hombre los derechos a la libertad, a la igualdad, a la resistencia a la opresión y al goce de la propiedad.
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En setiembre de 1791 se proclamó finalmente la Constitución. Por ella Francia se transformó en una
Monarquía Constitucional, se establecía la división de poderes, estando el Poder Ejecutivo a cargo del Rey y el
Legislativo desempeñado por una Asamblea electa por la ciudadanía.
Etapa republicana (1792-1795). El fracaso de la etapa anterior condujo a la abolición de la monarquía e
instauración de la República mediante la organización política popular y el debate respecto a cómo gobernar
el nuevo modelo. Fue una etapa anárquica y difícil, de muchos enfrentamientos internos.
Etapa imperial (1799-1815). El cierre de la Revolución se da con el ascenso de Bonaparte al poder, quien
paradójicamente se hizo proclamar emperador y retornó a Francia a un esquema monárquico, aunque
moderno.
El prestigio de Napoleón venía en aumento y pudo regresar a Francia y dar su propio golpe de estado, el 18
Brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799). Inmediatamente se aprobó la Constitución del año VIII.
En líneas generales esta Constitución, que cambiaba el poder ejecutivo por tres Cónsules, se alejaba de las
ideas de los primeros tiempos de la Revolución. Francia seguía siendo una República pero el poder Ejecutivo
era extremadamente fuerte frente a un poder Legislativo y un poder Judicial muy debilitados. De los tres
Cónsules que ejercían el poder ejecutivo, el Primer Cónsul, Napoleón, era el más fuerte reservándose, por
ejemplo, la declaración de guerra, la firma de la paz, el nombramiento de los jueces y de los miembros más
importantes de la administración y del ejército además de que era el único que podía proponer nuevas leyes.

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