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“Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las

heroicas batallas de Junín y Ayacucho”


FICHA DE ACTIVIDAD – PERSONAL SOCIAL

VALORAMOS LA LABOR DE LA
MADRE EN LA SOCIEDAD

Propósito: Hoy valoraremos la labor de las madres en la familia y en la comunidad.

1. Analizamos la siguiente lectura:

El rol de la madre y su evolución en la sociedad


“La madre que se queda en casa y que únicamente debe cuidar a los
hijos, el esposo y el hogar, cambió. En la actualidad su rol es mucho
más variado, complicado y presionante”, comenta Cecilia Alvarado,
socióloga.
ROLES ESTABLECIDOS
Anteriormente, el rol de la madre se resumía en la crianza de
los hijos, el mantenimiento del hogar.
Ellas estaban únicamente para preparar los alimentos, mantener limpios y cuidados a los
pequeños, cuidar cada aspecto de la casa y de la apariencia del esposo, mientras que los hombres se
iban a trabajar para dar sustento a la familia.
Sin embargo, la mujer hace más de 100 años se ha integrado a la fuerza laboral y eso ha ido generando
cambios, lentos y paulatinos, para dejar de percibir su rol únicamente para concebir, criar y cuidar
sus familias.
“En las últimas décadas las mujeres nos hemos empoderado de nuestro derecho a obtener una
educación digna, así como la oportunidad para desempeñarnos profesionalmente a toda escala. Por eso
ahora no es difícil ver madres liderando empresas, acciones políticas, educativas y más”, señala
Alvarado.
Todo esto a pesar de que el rol antiguo de la madre sigue estando presente y vigente en la sociedad
actual.
Alvarado sostiene que dentro de la sociedad se mantiene la ‘implícita
obligación’ de que siga siendo la mujer, sin importar en el área en que ella
se desempeñe, la que debe cumplir su papel impuesto desde el nacimiento
de las familias para no ir en contra del núcleo social.
“Si bien es cierto ahora la madre no solo es un pilar dentro de la casa, sino
dentro del funcionamiento adecuado de la misma sociedad, hay familias que,
previo acuerdo mutuo, impulsan que la mujer se quede en la casa cumpliendo
la representación social que por milenios ha tenido», agregó la socióloga.
Con esta premisa, se sostiene que en los últimos 50 años uno de los más importantes logros obtenidos
en la sociedad no es el que la mujer no haya logrado independizarse por completo de los estereotipos
de género, pero sí la conquista de cierta libertad para elegir el cómo desempeñarse y enfrentarse a
una sociedad diseñada y dirigida para hombres.
EL EQUILIBRIO
A pesar del cambio social que hoy en día es más visible que nunca, el rol de ama de casa y
madre dedicada al cuidado del hogar y de los hijos se compagina con el rol profesional, por eso es muy
común ver más familias uniparentales de madres solteras, divorciadas o viudas que tienen que
dividirse el tiempo entre cuidar a los hijos y trabajar, donde, además, perciben un salario menor que al
de los hombres, aunque realicen las mismas o más tareas.
“Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las
heroicas batallas de Junín y Ayacucho”

Ahora, las mujeres tienen responsabilidades laborales, como cumplir jornadas de trabajo extensas, y
también responsabilidades familiares, como revisar que los niños hayan hecho su tarea y mantener la
casa en orden.
Según estudios internacionales, el 91,9% de las mujeres emplean más tiempo en el hogar y la familia,
tareas que les representan sobre 4,29 horas de dedicación diarias. Mientras que los hombres lo hacen
en el 74,7% y dedican una media de 2,35 minutos.
Respecto al cuidado de los hijos, las mujeres lo asumen en
solitario en un 33% frente al 2,19% de padres que lo hacen
solos.
“Hemos visto cómo las mujeres, incluso, se obligan o se ven
obligadas, a desempeñar una jornada laboral más pesada
porque se requiere de ‘casi perfección’ para no ser tachadas por
‘incompetencias’ al no lograr equiparar sus labores en la oficina
y el hogar”, dice Alvarado.
Esto implica que se descuide la atención hacia sus hijos, por lo que en muchas ocasiones son señaladas
sin entender que, en la sociedad, a pesar de su evolución, todavía se sigue exigiendo más de la mujer –
madre, impidiendo que se logre un equilibrio entre sus tareas en el hogar y en el trabajo.
Esto no es algo que suceda en todos los casos, pero en las sociedades más equitativas, donde los
ingresos de las mujeres son iguales a los ingresos de los hombres (como en Finlandia), el género
masculino ha evolucionado a pasos agigantados rumbo a un equilibrio admirable que contribuye a la
crianza de niños con valores y principios fundamentados en la equidad, el respeto y la justicia.
Esto se ha conseguido gracias a la inclusión progresiva de los padres en el cuidado de los hijos y del
hogar, la decisión de compartir tareas y la repartición equitativa de las responsabilidades familiares.
Sin embargo, no se puede negar que todavía hay creencias que continúan entorpeciendo el proceso
de integración de los hombres a las tareas del hogar, como la idea de que las mujeres pueden hacer
cosas que los hombres no pueden.
CAMBIOS
Bajo esta premisa, sin duda alguna ser madre y
profesional en el siglo XXI exige nuevos retos
para la mujer, ya que estos tiempos requieren
nuevas formas para educar.
En la actualidad, se ha pasado de la antigua
concepción autoritaria y de obediencia a una de
permisividad, donde los hijos conocen sus
derechos y se han vuelto más conscientes de su
espacio.
Todo eso sumado a la parte profesional, donde en ocasiones las empresas esperan una labor de más de
ocho horas diarias, restan cada vez más el tiempo para las labores del hogar, la revisión de tareas,
juegos, charlas, etc.
Por ello, la psicóloga Gina Jurado, hace énfasis en que la madre sigue siendo el pilar de una familia y
debe preocuparse por transmitir principios y valores a sus hijos mediante un diálogo constante, de
respeto y amor, lo que debe ser reconocido por la sociedad, con incentivos económicos, de tiempo y
espacios.
“Esto suena bonito en teoría, pero la realidad no es así, por lo que deben generarse políticas de
Estado reales en las que se reconozca esta valía de la mujer – madre y se convengan ciertos acuerdos
para que todo ese esfuerzo se vea recompensado en un mejor trato laboral y económico que le
permitan a la madre equiparar sus cargas y así procurar una mejor salud física y mental para ellas y por
ende sus familias y la sociedad en general», finalizó
“Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las
heroicas batallas de Junín y Ayacucho”

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