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LA TOLERANCIA Y LA HUMILDAD COMO HERRAMIENTAS - José Luis Carrasco Barolo
LA TOLERANCIA Y LA HUMILDAD COMO HERRAMIENTAS - José Luis Carrasco Barolo
«Es mejor prevenir que curar. Haciendo uso de la tolerancia y la humildad, nos
preservaremos de las tensiones acumuladas innecesariamente. La tolerancia es
señal de madurez, la intolerancia lo es de una inseguridad disimulada. Como dice
Liebman: “La verdadera tolerancia en las relaciones personales es un requisito
ético y un factor de ajuste individual. Cuando somos infelices, cuando tenemos
miedo de que los otros no estén de acuerdo con nuestro modo de pensar, con
nuestras ideas, sobre lo que juzgamos recto, bueno y aceptable, es porque no nos
sentimos tan seguros sobre la exactitud de nuestros pensamientos. Aquel que está
seguro de sí mismo ha recorrido parte del camino que lo lleva a hacer que los
otros también se sientan seguros de sus ideas. Aquel que no tiene certeza de sus
propios pensamientos, trata de que los demás piensen de la misma forma para
confirmarse a sí mismo”.
He aquí la razón por la cual, los jóvenes son intolerantes en las discusiones e
intransigentes en los compromisos; no están seguros de sí mismos y necesitan del
apoyo del grupo para sentirse seguros.
Por eso no debemos creernos tan especiales, que terminemos por sentir que somos
el centro de un universo inexistente. Para ello, requerimos construir barreras a
la soberbia y al miedo, ya que la presunción de superioridad o los sentimientos
de diferenciación con los demás, nos lleva a ser intolerantes y a mostrar la
incoherencia vital de nuestras existencias. Es el terror a ser solo un
individuo, o quizás a sentirse menos que un individuo, el que hace aflorar
nuestros instintos más básicos de supervivencia. Matar o vivir, y eliminamos a
los demás solo porque son diferentes, en nuevas formas de racismo, de
diferenciación despectiva o de otras formas que tienen los seres humanos de
elevarse altares a uno mismo. Terminamos perdiendo lo único que es propio del
ser humano: su humanidad.
...
Fuente: TEPE, Valfredo; El sentido de la vida; Ediciones Paulinas; 1981; cuarta
edición; página [103]-104.