Está en la página 1de 4

1

EL AMIGO DE LAS VIRTUDES

Narrador: Un hombre llamado Felipe Neri, bajaba del monasterio Benedictino de Montecassino en
Italia, sumergido en sus propios pensamientos y contemplando las cosas que a su
alrededor se presentaban; realmente se veía muy feliz…

Felipe: (cantando) “Hoy es un día normal, pero yo, voy a hacerlo intenso… puede apagarse el sol,
pero no, la luz de mi alma…”

Narrador: De pronto, se encontró con una chiquilla muy particular: tenía un brillo especial en sus ojos
e irradiaba una luz misteriosa pero atrayente. Una sonrisa hermosa aparecía en sus labios.
Felipe se le acercó y pronto descubrió que se trataba de la alegría, sin embargo, al tenerla
en frente se dio cuenta de que estaba un poco extraña, parecía que estuviera llorando;
entonces le preguntó:

Felipe: (cantando) “¿Qué te pasa, estás llorando, dime quién marchitó tu alegría…?”

Alegría: Es que he escuchado que la tristeza y melancolía me andan buscando y como no quiero
que me encuentren estoy pensando en hacer algo creativo… pero es que no se qué.
Además, me encontré con un grupito que piensa que la alegría es estar sólo riendo todo el
tiempo, ser toda “guapachosa” y todo eso… y la verdad, es cierto que me parezco en algo a
mis primas euforia y jolgorio, pero no soy idéntica… y es que incluso dicen que me parezco
al libertinaje y definitivamente ¡eso si que no!... no se qué hacer.

Felipe: Tranquila amiga, yo te comprendo, pero no te preocupes por eso; más bien, “alegraos y no
pequéis”. Mira, yo soy Felipe Neri el florentino… pero puedes decirme “viejo Pipe” o “Pipo el
bueno”, además si tu quieres pues “ven y sígueme, no esperes más…”

Alegría: Bueno, listo, pero apurémonos porque allá está el “combo” y de pronto se aburren y se van.
¡Vamos! (Van caminando por ahí y de pronto se encuentran con alguien a quien primero
ignoran y luego atienden)

Felipe: ¡¡¡Hola!!!

Alegría: Probando: uno, dos tres… sonido… tierra llamando a luna… ¡¡Buenas!!

Felipe: ¿Y tú eres…?

Oración: (con voz suave y después de un suspiro) ¡La oración!

Felipe: ¿Y qué haces?

Oración: (con cara de que es algo obvio) ¡Oración!

Felipe: Bueno, nosotros vamos a jugar, pero si quieres puedes acompañarnos.

Oración: Pues no, porque no he terminado de hacer mi oración.

Felipe: Está bien, pero si nos acompañas podemos hacer oración por el camino y con todo lo que
nos rodea. Además “la oración es como un convite de donde conviene retirarse con hambre
para tener ganas de volver”. Vamos, anda: ¿te parece?

Oración: La verdad no pierdo nada intentándolo ¿cierto?

Felipe: Vamos, mira:

Oración y Felipe: (cantan con los ojos cerrados, mientras caminan, la alegría va bailando detrás) “Dios
está aquí, está aquí; tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como la mañana
se levanta, tan cierto que cuando le hablo Él me puede oír” (En eso se encuentran
con un grupo, la alegría se acerca y los saluda eufóricamente)

Alegría: ¡Hola muchachos! Les presento a dos amigos que conocí por el camino. Miren él es el “viejo
Pipe” y ella es… la oración.

Felipe: (Cantando) ¡Buenas tardes amiguitos! ¿Cómo están?

Todos: (Desanimados) Muy bien.

Felipe: (Cantando) ¡Este es un saludo de amistad!


2

Todos: (Desanimados) ¡Qué bien!

Felipe: ¿Qué les pasa muchachos?, vamos, “Sursum Corda”, ¡Arriba ese ánimo, con Águila roja!

Libertad de e: Oigan, hagámosle caso a Felipe. A ver: “Fuera pereza, fuera pereza, pereza”

Justicia y honestidad: Es que, hemos hecho un balance y hemos establecido democráticamente


que la mayoría:

TODOS: ¡estamos aburridos!

Alegría: Pues yo, venía pensando…

Todos: ¡Uyyyyy, piensa!

Alegría: No, que yo estaba pensando que podemos jugar a las escondidas.

Justicia y honestidad: Bueno, entonces levanten la mano…

Todos: “… mueve la cabeza, la cintura, salta para un lado, para otro, para alabar a Dios… chucu,
chucu, chucu…”

Justicia y honestidad: ¡Noooo!, levanten la mano los que quieren jugar a las escondidas.

Oración: No, vean, primero acabemos de orar, ¿si?

Libertad de e: No, mira. Todavía no lo has entendido que el Señor “está en el cielo, está en el mar,
en la extensión del infinito…”

Justicia y honestidad: Listo, como la mayoría votó a favor, vamos a jugar a las escondidas.

Sencillez y Humildad: Un momento, lo que pasa es que la tristeza anda merodeando por aquí…

Caridad: Haaaaaa, pobrecita; no podemos excluirla, ¡hay que amarla!

Todos: ¡Ay qué lindo!

Locura: No sé, dejémosla jugar, o no… mejor no… ¿o será que si?

Felipe: Pues mi casa queda por aquí cerca, vamos y jugamos allá.

Todos: ¡Siii! (Cuando todos se han ido, llega la tristeza)

Tristeza y Melancolía: “Estoy solo y pienso que, solo puedo ver allá, donde la luna es un horizonte
más que alcanzar…”

Caridad: ¿Te pasa algo?, mira, ¿por qué no vienes con nosotros y te diviertes?, ¡inténtalo!

Tristeza y Melancolía: Es que, “Nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito…”
(Mientras canta, la caridad se aleja) Para variar, otra vez sola. (Camina y
luego golpea a la puerta de Felipe)

Felipe: (cantando) ¿Quién es?

Tristeza y Melancolía: (cantando) ¡Soy yo!

Felipe: (cantando) ¿Qué vienes a buscar?

Tristeza y Melancolía: (cantando) ¡A ti!

Felipe: (cantando) Ya es tarde.

Tristeza y Melancolía: (cantando) ¿Por qué?

Felipe: (muy serio) Porque “tristeza y melancolía, fuera de la casa mía”

Caridad: Oigan, pobrecita, ¡ayudémosla!


3

Sencillez y Humildad: No nos compliquemos, ¡mejor juguemos con ella allá afuera!

Libertad de e: Hombre, muchachos, ¡juguemos de una vez!

Justicia y honestidad: Bueno, pero ¿quién cuenta? Levante la mano el que quiera contar. (Todos la
levantan y señalan a todos)

Alegría: ¡Yo opino que podría contar la humildad!

Sencillez y Humildad: Yo les agradezco mucho que piensen en mí para desarrollar esta tarea, pero
bueno, sin desconocer mis cualidades, me gustaría darle la oportunidad a
otro.

Justicia y honestidad: Mejor dicho, para no pelear, ¡el último que se siente cuenta! (La locura se
queda pensando si se sienta o no y es la última)

Alegría: ¡Le tocó contar!

Caridad: ¡Ay no, yo la acompaño!

Libertad de e: No se aten, porque aquí vinimos a ser (canta) “libres como el ave que escapó de la
prisión y vuela sobre el mar”

Locura: Bueno, yo cuento y voy a contar hasta 100, o mejor hasta 1000, o hasta 50, o ¡hasta el
infinito y más allá!

Oración: Pero antes de empezar, ¡hagamos una oración para que las cosas salgan bien!

Felipe: No es necesario, “la mejor oración es hacer la voluntad de Dios”

Locura: (Empieza a contar de forma incoherente mientras todos se esconden) 1, 2, 3, Alfa, 150, 4,
un millón, 4, 8, 9, Pi…

Narrador: Así, empezaron poco a poco a esconderse mientras la locura contaba, y bueno, como era
de suponerse, cada cual se escondió según su condición. La caridad se escondió detrás de
la locura porque no quería dejarla sola, por amor. La libertad de espíritu, se fue corriendo
por los prados buscando un lugar apropiado donde esconderse sin sentirse encerrada,
porque según se cuenta, sufría de claustrofobia. La oración, se fue a una montaña donde
encontró una capilla, y cuenta la historia que se demoró en aparecer porque se quedó a
rezar un rosario. La justicia y honestidad, se quedó a vigilar que todos se escondieran, pero
como pensó que la locura ya iba a salir a buscar, salió corriendo y se tropezó con una
piedra; así fue como quedó coja y desde ese día dicen que la justicia “cojea, pero llega”. La
sencillez y humildad, decidió esconderse en una pequeña gruta que quedaba cerca de ahí y
donde había una preciosa imagen de la Virgen. Así que creyó que se trataba de su propia
casa y se escondió ahí. La alegría iba a esconderse detrás del sol, pero por el camino se
acordó que en estos días se realizaba en Valledupar el festival vallenato, entonces se fue a
celebrar y se quedó allá. Felipe, se escondió en un jardín, detrás de unos rosales. La locura,
salió a buscar.

Locura: Un, dos, tres por caridad… ja, ja, ¡la encontré!

Caridad: Es que no quise dejarte sola, en realidad preferí acompañarte, te pudo haber pasado algo…

Locura: (La locura camina un poco y encuentra a la justicia masajeándose el tobillo, sentada en el
suelo) “La encontré! un, dos, tres por la justicia y honestidad.

Justicia y honestidad: Me parece un poco injusto, teniendo en cuenta que yo sufrí un pequeño
accidente, pero como así son las reglas, ¡pues si!

Locura: Creo saber dónde está la alegría (se dirige a buscarla)

Narrador: La locura sacó de una oreja a la alegría del Festival vallenato. Paréntesis: cuando la alegría
iba a esconderse, se encontró con la tristeza y la invitó a Valledupar, garantizándole que no
se arrepentiría de ir. La tristeza fue y se encontró con un tal Jorge Barón y se convirtió en
¡Entusiasmo!

Locura: (La locura se da la vuelta y se choca con la Libertad de Espíritu) Un, dos, tres por…
4

Libertad de e: ¡Hombre! Todavía no he encontrado donde esconderme, no puedo ir a cualquier


lugar a sentirme encerrada.

Locura: ¿Y esta qué hace allá arriba? Un, dos, tres por oración.
Oración: ¡Ay!, estaba levitando, tú no entiendes, pero bueno, un, dos, tres por mí. Mejor me voy para
la gruta, a hacer una novena que no he terminado.

Locura: Gruta, ¡gruta!, en la gruta está la Virgen y la humildad dice que es su morada… ¡voy por ti
pequeña! (se acerca a la gruta) Un, dos, tres por humildad.

Sencillez y Humildad: Me siento muy complacida de haber tenido la oportunidad de esconderme en


mi sencillo hogar.

Locura: (La locura los cuenta y descubre que le falta uno: Felipe) Solo falta Felipe y el único lugar
que falta por chequear es el jardín de rosas… (Se acerca al rosal con una rama y empieza a
hurgar, de pronto…)

Felipe: ¡Ay!

(Todos se asombran)

Felipe: (canta) “Ay, ay, ay, me duele el corazón, ay, ay, ay, me duele por amor”

Todos: (cantan) “El dolor, que un día de mí se fue, hoy volvió la, la, la, la, la, la…”

Caridad: (La caridad se lanza hacia Felipe) ¡Tenemos que ayudarlo, ánimo eh!

Locura: Hay que taparle ese hueco con un remiendo… (se calla un momento). ¡Ya sé, hagamos un
remiendo con nosotros mismos!

Todos: ¡Si!

Justicia y honestidad: Si, si, vamos, pero todos… cojámonos de la mano.

Libertad de e: Síganme los buenos, ¡Adelante planetarios! (Entran en el corazón)

Narrador: Y poco a poco se fueron metiendo, inclusive la locura, que muchas veces es considerada
un anti-valor, pero en este caso y teniendo en cuenta que fue a ella a la que se le ocurrió la
idea de curarlo así, se volvió una locura de amor y siempre acompañó a este hombre.
Desde entonces, hay un santo de nombre Felipe Neri, que guardó estos sentimientos en su
corazón, que se inflamó por el amor que irradiaban tantas virtudes. Pero lo mejor de todo es
que las compartió con todos los que se le acercaban y hoy en día es el padre y patrono de
muchos hombres y mujeres que optaron por hacer vida, la vida que san Felipe Neri asumió,
en el seguimiento de Cristo desde su originalidad y entrega infinitas.

También podría gustarte