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Valor: CONSTANCIA

Cuántas ideas, empresas, negocios, propósitos, proyectos de vida y


buenas intenciones naufragan por falta de constancia. Toda meta
requiere de esfuerzo y de trabajo continuado; de algo que llamamos
perseverancia, sin ella es imposible la consecución de resultados en
cualquier campo de la vida.

La constancia es la permanencia en una meta que se traza con el


objetivo de culminarla con éxito. Es la virtud con la cual
conquistamos las metas que nos proponemos y nos brinda las
posibilidades de éxito. En este camino es natural que aparezcan
tropiezos, pero la constancia es esa fuerza que supera el cansancio
y el desánimo para continuar la lucha. Asimismo, esta virtud provee
la determinación y la seguridad para identificar claramente el objetivo
a conseguir y conservar la firmeza.

Vivir la constancia significa adquirir retos y cumplirlos, llevar a cabo


las ideas, no cambiar de decisión ante el primer aprieto, terminar lo
que se comienza, no dejar las cosas para después, no desalentarse
ante las dificultades, saber esperar, hacer las cosas bien de principio
a fin y mantener el máximo esfuerzo durante todo el tiempo.

La constancia es plataforma de otras virtudes -voluntad, paciencia,


tenacidad, firmeza, laboriosidad, reciedumbre- y es necesaria para
crecer a nivel espiritual, humano, social, intelectual, deportivo…
“Quien es constante tiene facilidad para triunfar, porque se habitúa a
la lucha diaria que implica esta virtud, dispuesto a vencer las
dificultades e inclusive vencerse a sí mismo.” Constancia y voluntad

Un edificio no se construye de la noche a la mañana, hace falta una


buena dosis de voluntad, muchas horas de empeño y una porción
de sacrificio para ver una obra culminada. Lo mismo ocurre con los
propósitos personales:
“En la formación de la constancia es imprescindible contar con una
voluntad fuerte que se acera con el sacrificio personal, no sólo con
grandes y aislados sacrificios, sino con pequeños actos de dominio
de sí continuados, puestos día tras día, hasta formar sólidos hábitos
de conducta. Quien quiere seguir, por ejemplo, un eficaz régimen
alimenticio, no estará todo un día sin comer, y al día siguiente, va a
consumir el doble. Es necesario hacer pequeñas renuncias
continuadas a lo largo de un periodo suficientemente largo para
obtener resultados.”
La virtud de la constancia es tal vez la única vía para alcanzar los
frutos y una vez se obtienen, la satisfacción recompensa todo
esfuerzo realizado, puesto que se ha demostrado a sí mismo que se
poseen capacidades tal vez desmeritadas, adicional a esto, se han
liberado ataduras que impedían avanzar.
Comúnmente asociamos esta virtud al trabajo que realiza un alpinista
para llegar a la cima de la montaña, y es que, para llegar allí, tuvo
que hacer numerosas renuncias, se preparó durante varios meses
para estar en las condiciones físicas y mentales adecuadas, además
es probable que haya tenido que ascender y luego descender por
motivos inesperados y tuvo que esperar nuevamente una
oportunidad.
Por tanto, cada quien ha ideado su propia cima, llámese desarrollo
personal, espiritual, intelectual… y debe valerse de la constancia
para conquistarla. Veamos por ejemplo la vivencia de esta virtud en
el matrimonio, la cual consiste en nutrir esta relación de forma
permanente, con el mismo esmero y entusiasmo de los primeros
años de casados. Similar ocurre con el proyecto educativo de los
hijos, ¡sí que requiere perseverancia!, para hacer de ellos seres
humanos rectos e integrales.

¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la constancia?

¨ Porque la constancia es necesaria para lograr cualquier meta o


hábito positivo.
¨ Porque cualquier logro en la vida implica un esfuerzo sostenido
que debe sustentarse en la fortaleza.
¨ Porque el esfuerzo sostenido fortalece la voluntad, elemento
indispensable en la vida de todo hombre o mujer maduros.
¨ Porque la constancia se convierte en motivación para seguir
adelante.
¨ Porque la constancia en la superación de las dificultades conduce
a la perseverancia.
¨ Porque la constancia nos hace lograr las metas propuestas y por
consiguiente nos induce a sentirnos satisfechos. El resultado será
tener la convicción de poder cumplir a pesar de las dificultades.
¨ Porque la constancia es un apoyo en la formación de la
responsabilidad, que es saber responder a una misión a pesar de
las dificultades o el tiempo.
¨ Porque sólo quien persevera llega a la meta.
¨ Porque una de las características de la personalidad madura es
ser constante en sus determinaciones.
Vivir la constancia significa

¨ Adquirir retos concretos y cumplirlos.


¨ No cambiar de decisión a la primera dificultad.
¨ Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo.
¨ Cumplir aquí y ahora lo que se debe y cuando se debe.
¨ No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”.
¨ No dejar las cosas para después.
¨ Terminar lo que se comienza. No dejar los juegos, tareas y encargos
a la mitad.
¨ No desalentarse ante las dificultades.
¨ Saber esperar.
¨ Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas.
¨ Hacer las cosas en el momento, y hacerlas bien.
¨ Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin importancia.
¨ Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin.
¨ Vencerse a sí mismo.

Qué facilita la vivencia de esta virtud

¨ Tener motivos sólidos y trascendentes que impulsen las acciones.


Si se tienen claros estos motivos la constancia será más fácil.
¨ Conocer y haber experimentado los beneficios que trae el ser
constantes; la satisfacción de ver realizado aquello que se planeó y
proyectó, el deber cumplido) por ejemplo.

Qué dificulta la vivencia de esta virtud

¨ Pereza, mediocridad y desaliento.


¨ Ausencia de metas claras.
¨ Metas muy complejas o a muy largo plazo.
¨ Ausencia de medios claros y concretos para alcanzar la meta: si no
logro llegar porque no tengo claro el camino claro que abandonaré.
¨ La tendencia actual a la ley del menor esfuerzo y la búsqueda de
satisfacción y resultados inmediatos porque no favorecen la lucha
diaria y perseverante.
¨ Temperamento emotivo, impaciente y visceral.

Jesucristo nos invita en el Evangelio a luchar por lo que cuesta


trabajo, nos anima porque sabe que es difícil:

“Entrad por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso


el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por
él. En cambio, es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a
la vida, y son pocos los que lo encuentran.” (Mt 7, 13)

“No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los


cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos.” (Mt 7, 21).
Como promover la virtud de la constancia en casa

1.Tener metas claras de trabajo y superación para cada miembro de


la familia.

2.Crear con el testimonio un clima de trabajo y esfuerzo.

3.Realizar diariamente un acto de servicio, aunque haya quien


ayude en casa.

4.Tener una actividad extra para cada miembro de la familia que


requiera constancia. (deportes, arte, etc)

5.Respetar los horarios de casa sin dejar las cosas para después.

6.Ser exigentes en el cumplimiento de las obligaciones y


responsabilidades de cada miembro de la familia. No permitir
trabajos a medias o realizados con poco esfuerzo.

7.Ser constantes en los propósitos de familia: consignas, colectas,


vida de oración en familia, etc.

8.No dejar actividades o juegos a medias. Terminar siempre lo que


se comienza.

9.Tener recompensas o motivaciones claras y atractivas para los


miembros de la familia.

10.Ponerse sacrificios voluntarios para fortalecer la voluntad:


levantarse a la primera, “desaparecer” el control remoto de la
televisión, lavar los platos, etc.

Cuatro pasos para formar esta virtud

Sabemos pues, que la constancia es una virtud que se construye con


pequeños esfuerzos continuos.
1.- Hay que tener metas claras y medios concretos para
alcanzarlas.
Si no tenemos un ideal sería como si golpeáramos en el aire. Una
meta nos dará un estímulo y sentido a nuestra lucha: terminar una
competición en primer lugar; lograr un profundo espíritu de oración;
leer un número de libros cada mes; dejar el hábito de fumar; ahorrar
una cantidad de dinero antes de tal día; aplicar una metodología en
el trabajo, en el estudio, etcétera.
2.- Trabajar la constancia con constancia.
Cada día, aún en aquellos en que el ánimo no es favorable. Si se
presentan mil obstáculos buscaremos mil medios para superarlos,
siempre con la vista centrada en la meta.
3.- Renovar cada día nuestro propósito
Debemos renovar nuestro propósito para que esté siempre fresco y
presente, y para que no perdamos el sentido del porqué nos
encontramos en esta lucha. Al inicio del día o cuando vengan las
dificultades, si recordamos nuestra meta tendremos una motivación
fuerte para no desfallecer y seguir adelante con el ritmo que hemos
conseguido hasta el momento.
4.- Indispensable levantarse si se tiene una caída en la lucha.
De una caída se aprende y se madura. Cuando un corredor cae, se
levanta, se sacude si es necesario, y vuelve a emprender la marcha
porque tiene fija su mirada en la línea final. Será más consciente de
los pasos que no le favorecen y que le pueden causar de nuevo un
tropezón y tratará de evitarlos.
En síntesis, y para tener siempre presente: ¡el que persevera,
alcanza!

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