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¿QUÉ ES CIVISMO?

UNA DEFINICIÓN

Leonardo Girondella Mora

¿Qué es civismo? La definición de un término de uso frecuente y cuya base es la


conducta personal y libre del ciudadano.

Civismo, definición y elementos

Para responder a cuál es su significado debe verse los elementos que lo componen.
Primero, las raíces etimológicas de Civismo vienen del latín, donde civitas significa
ciudad y civis, ciudadano.
Es algo claramente referido a parte esencial de la naturaleza humana que es el ser
sociable, el vivir en sociedad.

La persona individual y su conducta

El sujeto de civismo es la persona, el ser humano considerado individualmente. Es decir, el


concepto no acepta un significado colectivo ni grupal, sino uno netamente personal e
individualizado.
Hace referencia prioritaria a la conducta personal e individual de la persona en su
papel de miembro de una colectividad social, lo que suele expresarse como ciudadano.
Por tanto, el civismo se enfoca en los actos decididos libremente por la persona en
cuanto a que ella permanece dentro de una sociedad en convivencia con otros.

Civismo, su justificación

La causa por la que él se justifica es la búsqueda del bien general de la sociedad. Los
ciudadanos que actúan correctamente facilitan la vida en común y crean un orden estable
propicio a la prosperidad y el bien de todos.
Es decir, abre la posibilidad de actos y conductas que dañan a las personas y que son
reprobables.
El civismo pone atención en esa posibilidad y busca promover conductas sociales que
normen los tratos entre personas. Especialmente en cuanto ellas viven en sociedad.

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Ese papel de ciudadano definido como civismo incluye normas de comportamiento
que son usadas para emitir juicios sobre la conducta como ciudadano de cada persona. Puede
así calificar a la como buena o mala, como civil o no.

Deberes y obligaciones del civismo

Es decir, significa la existencia de deberes de la persona en su papel de ciudadano.


Obligaciones de actuar correctamente lo que significa como mínimo el respeto a las leyes y
reglamentos de la sociedad en la que se vive.
Si el respeto a las leyes es la parte más básica y el estándar mínimo que establece el
civismo, su concepto integral va más allá para incluir facetas del comportamiento personal
que incluyen normas de urbanidad, cortesía, amabilidad y buena educación. Todo referido a
la relación con otros.
Más todavía, el civismo incluye la responsabilidad del ciudadano de participar en el
gobierno de la sociedad, en su política: conocer, votar, pensar con responsabilidad, razonar,
incluso ser parte de las instituciones políticas.

En otras palabras, conducta civilizada

El civismo, en su esencia misma, no es más que la aplicación de la Regla de Oro en el papel


de ciudadano. Él debe tratar a los demás como uno mismo quisiera ser tratado, y en este
sentido presenta un criterio universal absoluto.
Necesita entenderse como una actitud general del ciudadano, como una virtud. Es
decir, una forma habitual de comportamiento que forma un patrón consistente de conducta.
Jamás un comportamiento aislado.
El civismo contiene un reclamo de normas que logran una vida en común más
ordenada y de mayor confianza. Nunca contiene llamado alguno de subordinación de la
persona, ni una disminución de la dignidad individual de unos frente a otros.
Existen ejemplos claros y obvio de civismo, como no usar estacionamientos dedicados
a personas discapacitadas, no tirar basura en la calle, votar en elecciones.
Como ceder el paso a peatones, usar pasos peatonales, ayudar a damnificados de
tragedias naturales, no impedir el tránsito en vías públicas y muchos más.
Es claro que la referencia es personal, que el civismo tiene su origen en cada individuo
y la conducta que este tenga —la que puede ser individual o en grupo, pero sin perder el
rasgo personal único.

Conclusión, una conducta civilizada

El concepto de civismo, conjuntando todos los elementos anteriores, muestra una alternativa
de conducta, la de actuar mostrando la consideración a otros.
Eso está bien expresado en el respeto a la ley, la buena educación, la amabilidad y la
cortesía, así como el ayudar a otros en situaciones graves.
El origen último de esta forma de comportamiento se encuentra en el principio de
amar al prójimo como a uno mismo.
Entre los conceptos contrarios al civismo se encuentran todos aquellos que sostienen
conflictos institucionales entre colectividades sociales. El ejemplo más famoso de ellos es la
teoría de la lucha de clases del marxismo, el que justifica la violencia social.

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