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Pedagogía de la formación ética:

Enfoque sociocrítico.

PEDRO ALEJANDRO SUÁREZ RUIZ

TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN....................................................................... 2

1. ENFOQUES DE LA ÉTICA ............................................................. 4

2. ESTRUCTURA DEL FUNDAMENTO ÉTICO SOCIOCRÍTICO................................ 9

2.1 EL ORDEN SOCIAL COMO PRINCIPIO ÉTICO . .......................................... . 13


2.1.1 Adquisición de la cultura: ............................................................................................................. 14
2.1.2 Integración de la cultura a la personalidad............................................................................. 16
2.1.3 La adaptación al entorno social. ................................................................................................. 17
2.1.4 Procesos de reflexión y transformación................................................................................. 20
2.2 FORMACIÓN EN VALORES CIUDADANOS. .................................................21
2.2.1 Finalidad de la formación ética. ................................................................................................. 21
2.2.2 Razón de ser de una formación ética. ..................................................................................... 22
2.2.3 Valores de la formación ética ................................................................................................... 22
2.2.4 Implicaciones de la formación ética........................................................................................ 23
2.2.5 Componentes de las acciones formativas ............................................................................... 23
2.2.6 Acciones para adelantar la formación ética. ......................................................................... 27

3. FORMACIÓN ÉTICA DEL ESTUDIANTE. .............................................. 32


3.1 AUTOIMAGEN E IMAGEN DEL OTRO.......................................................32
3.2 AUTOVALORACIÓN Y VALORACIÓN DEL OTRO.............................................33
3.3 AUTOCONTROL .......................................................................... 34
3.4 AUTOCONFIANZA ....................................................................... 34
3.5 AUTOAFIRMACIÓN ..................................................................... 35
3.6 AUTORREALIZACIÓN .....................................................................36

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................... 39
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 2
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Introducción.

La formación ética dentro del enfoque sociocrítico es una propuesta pedagógica que
considera al estudiante como persona en su singularidad, a la comunidad en su diversidad y a
ambos en una dinámica interactiva de mejoramiento continuo. En esa dinámica interactiva el
estudiante debe consolidar su identidad en los campos interpersonal e intrapersonal y hacer
parte de una comunidad en la cual lo público tenga vigencia en tanto se constituye en un bien
común.

La propuesta está dirigida a educadores del nivel escolar y universitario dado el carácter de
formación integral y continua del estudiante desde su infancia hasta la juventud, formación
que no concluye en la educación media, sino que, como están tomando conciencia muchas
universidades, se completa en el ámbito universitario, tiempo en el cual los muchachos
consolidan su identidad, su autonomía intelectual ligada al pensamiento formal y categorial,
y su interonomía en el campo de la ética.

La razón de ofrecer los fundamentos y la estructura de una formación ética en el enfoque


sociocrítico está en las demandas ideológico políticas que la educación recibe de un mundo
globalizado en el que las naciones, sus comunidades locales y sus ciudadanos tienen que ser
competitivos para ser parte del sistema económico; tales demandas presionan a las
instituciones a ofrecer proyectos educativos orientados a formar personas altamente
preparadas y capaces de agregar valor a su producción económica. Sin embargo, las
respuestas pedagógicas que las comunidades escolares y universitarias ofrezcan no pueden
estar condicionadas con prioridad por la necesidad de un desarrollo económico sostenible
centrando su proyecto en la formación para ser parte del mundo laboral y aportar al
sistema económico sino que debe atender a la necesidad imperante de conformar
sociedades solidarias y tolerantes en las que la convivencia humana sea posible.

En consecuencia, el propósito de este texto es ofrecer una estructura para la formación en


valores intrapersonales e interpersonales que permitan al estudiante y a las comunidades
generar proyectos comunes de beneficio mutuo mediante los cuales el mejoramiento
continuo personal y social sea el eje de la dinámica de interacción. Sin embargo, dada la
diversidad de cada comunidad educativa y de los estudiantes en su desarrollo afectivo y
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ético, no se tiene la pretensión de desglosar el proyecto en grados sino en etapas de
desarrollo de modo que cada institución parta del conocimiento de sus estudiantes para
contextualizar una propuesta acorde con sus necesidades y su misión.

El documento comprende una fundamentación teórica de los enfoques de la ética, el


fundamento sociocrítico de la ética y la estructura misma de la propuesta partiendo de la
formación del yo y avanzado hacia la formación de la autonomía y la interonomía del
nosotros. Estas tres partes exponen una pedagogía para la formación de la conciencia
valorativa y la conciencia participativa mediante la cual los estudiantes se proyecten a
través de distintas áreas de interés, aptitud o compromiso y experimenten la satisfacción
de su crecimiento personal y el de la comunidad.
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1. Enfoques de la ética

Un enfoque es un punto de vista asociado a una realidad social que permite determinar la
misión y la visión de un proyecto educativo y orientar la conformación de los proyectos
pedagógico, académico y de formación ética. Los enfoques de la ética son tres y
corresponden a los modelos pedagógicos técnico, práctico y sociocrítico1. Cada modelo está
formado por los núcleos del saber pedagógico y en particular, en el enfoque sociocrítico
estos núcleos constituyen una estructura en la cual la formación en la equidad, la solidaridad
y la tolerancia son posibles dado que tiene en cuenta la persona en su singularidad pero la
considera situada en un contexto y perteneciente a una comunidad particular de la cual hace
parte; en este modelo la persona tiene una doble misión:

• Con la comunidad tiene una misión de participación para el mejoramiento de la misma y


la consolidación de un proyecto que responda a las necesidades y posibilidades de la
región, sin que ello signifique limitarse a esas condiciones sino al contrario,
aprovecharlas para lograr un desarrollo sostenible y equitativo tanto social como
económico.

• Con ella misma, como persona única y diversa, tiene un proyecto que debe consolidar
para ser parte de la comunidad sin invisibilizarse de modo que sobre la base de la
consecución de su propia identidad pueda reconocer a los demás como diferentes, con
valores, con intereses, necesidades y dificultades que requieren y desean superar con el
apoyo de sus congéneres.

Esta doble misión debe ser atendida por el proyecto educativo e integrada como referente
central del mismo mediante la formación ética. Este fundamento del modelo pedagógico
sociocrítico es precisamente el que vincula al estudiante con la comunidad y con su propia
vida; la formación ética dentro de un proyecto educativo tiene como finalidad ofrecer una
educación integradora de modo que la preocupación fundamental no sea solamente la
adquisición de unos aprendizajes sino la proyección de los mismos para la transformación
equitativa de la comunidad. Así la educación podría atender las demandas ideológico
políticas que recibe teniendo en cuenta la persona en su singularidad y las comunidades en

1
SUAREZ, Pedro Alejandro. Núcleos del saber pedagógico. Orión Editores, Santafé de Bogotá, 2000.
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su diversidad.

Caracterizar el fundamento ético y los componentes consistentes con un modelo pedagógico


sociocrítico requiere delimitar inicialmente los enfoques de la ética y después, la estructura
propiamente dicha.

La ética se ha ocupado tradicionalmente de la formación individual de un ciudadano moral y


responsable; de hecho este interés era parte muy importante de la visión que presentaron
de la educación Platón, Aristóteles, Pestalozzi, Herbart y Dewey, entre algunos educadores.
Pero se llegó al extremo de pensar que la ética era educar para el cambio de actitud y la
formación de la conciencia moral como domesticar al buen salvaje o formar al buen
ciudadano.

Cuadro 1. Enfoques de la Etica

Técnico Práctico Sociocrítico

Interés Ciudadano moral según Construcción del juicio Revelar inconsistencias


una normatividad moral y represiones

Fundamento Conducta Razón Consenso

Objeto Saberes sobre el bien y Convivencia armónica Lo local como proyecto


el mal dentro de un estado de común
cosas establecido

Referente La norma de conducta Orden y el bien común Equidad como vigencia


de lo público

Persona Todos somos iguales, Individualidad Singularidad en


homogéneos contexto.

La ética en el enfoque técnico conductual se ocupó de la formación de la conciencia moral


fundada en las normas y los valores, en el orden de lo privado, en la convicción, pero no en la
responsabilidad. Desde esta perspectiva la ética parecía proponerse enseñar saberes
acerca de ella para fundar bienes y virtudes ciudadanas desde la razón procedimental y
fundamentar la ética desde la universalidad y validez de la norma en un orden social.

Sin embargo, esta educación se caracterizó por un antropocentrismo cultural, por


pretender la homogeneidad en el aprendizaje desconociendo su singularidad, por concebir al
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ser humano como una tabula rasa que haría posible esa homogeneidad, por ser una oferta
poco equitativa de oportunidades de aprendizaje y progreso dado su carácter selectivo para
una élite que restringía el saber a unos pocos intelectuales; estas condiciones pusieron en
evidencia inconsistencias éticas de la conducta en la que el sujeto en su singularidad no era
importante, el derecho al conocimiento como bien común era privilegio de unos pocos y la
universalidad de las normas y el orden establecido desconocían el contexto.

Una nueva comprensión de la ética como fundamento pedagógico surge bajo el enfoque
activo o deliberativo de la educación cuyo propósito sería enseñar a construir el juicio
moral, básicamente definido por su analogía con el pensamiento operativo formal, al
pretender una educación ética bajo una racionalidad axiológica en un discurso del estatuto
autónomo de la persona dentro de un orden civil. Es una ética de los sujetos bajo las
ilusiones del deontologismo, tanto monológico como dialógico; sin embargo, ésta es una ética
centrada en la persona, fundamentada en la razón práctica que abandona la experiencia pero
desde la perspectiva de la separación de ésta con el objeto como si los dos conformaran
realidades distintas.

Una tercera comprensión de la ética como fundamento pedagógico corresponde al enfoque


sociocrítico en el que la formación ética deja de ser un ritual fundado en la razón para
constituirse en experiencia vital y ocupar así un lugar fundamental en todas las relaciones
de la educación. El discurso en este enfoque se fundamenta en la especificidad de las
proposiciones morales, en su contenido significativo y vital para la comunidad y la persona
en contraposición a una ética conductual referida a acontecimientos sobre las diferencias
relativas al bien, al valor y a los criterios para construir tablas de valores, así como en
contraposición a una ética deliberativa en la que el discurso se fundamenta racionalmente
en normas de comunidades ideales. En cambio, el discurso ético bajo este enfoque está
fundado en la denuncia de la falsedad, la ilusión y la hipocresía de una educación en la que
una falsa moral disimula y legitima la injusticia, la represión, el desprecio de la vida y la
inequidad en el acceso a un bien común: el conocimiento.

Una reconceptualización de la ética dentro del enfoque sociocrítico desencadena una crisis
al fundarla en la solidaridad, la justicia y la equidad. La solidaridad expresa la condición
ética de la vida humana y se realiza asumiendo la responsabilidad de que todos los seres
humanos participen del conjunto de bienes disponibles con justicia, sin acaparar unos en
detrimento de otros, y con equidad, sin excluir a nadie. Estos tres valores, la solidaridad, la
justicia y la equidad, generan otro rumbo para una educación inserta en una realidad social y
no escindida de ella, y una comprensión de la ética como el fundamento pedagógico que hace
creíble la viabilidad de un proyecto común, que legitima la vigencia de lo público como “un
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espacio donde se resguarde realmente el bien común y la dignidad de todo ser humano”2.

La ética ahora busca afirmarse en su intencionalidad de rescatar la experiencia de lo


comunitario en contraposición con una formación desde la razón vacía de significados y
contextos; ésta solo puede entenderse como vigencia de lo público en torno a un proyecto
común, es decir un proyecto en el que prevalece la identidad social y la singularidad de la
persona. En el proyecto común las personas compartirían creencias y valores, las relaciones
entre ellas serían directas y multiformes, no mediadas por representantes, ni indirectas
como si estuvieran aisladas, ni especializadas y estrechas como si el conocimiento fuera
para una élite, las interrelaciones se caracterizarían por una reciprocidad que reconoce al
otro en todas sus posibilidades, con un flujo de acción de doble sentido en el que las
acciones individuales se consideren beneficiosas para todos, y en las que haya un sentido de
solidaridad, fraternidad e interés mutuo.

Un fundamento pedagógico desde la ética en el que se rescate lo público, el proyecto común,


responde a tres aspectos:

1. La igualdad de oportunidades en tanto no es suficiente el reconocimiento de la equidad


sino que la ética exige construir una educación para todos tomando como referente el
proyecto común en el que todos y cada uno encuentren un espacio de realización.
2. La sociedad del conocimiento al propender por un pensamiento pluralista, democrático y
multicultural en tanto se rescate lo local en torno a un proyecto común, sin desconocer
lo universal pero enriqueciéndolo desde la perspectiva local; en este sentido habría un
flujo de doble dirección mediante el cual el proyecto de una comunidad se enriquece con
el conocimiento universal, al mismo tiempo que el rescate de lo local permite validarlo
dentro del conocimiento universal.
3. La epistemología relativa a la historicidad de los conocimientos al definir un interés
común que da un contexto en el que los conocimientos se validan y legitiman.

La ética plantea el problema de la validez del conocimiento legitimado socialmente en tanto


es un bien común al cual acceden todos y por lo tanto, la validez del proyecto educativo que
la escuela construye demanda de ella una revisión de los núcleos que conforman el saber
pedagógico mediante los cuales sea viable un proyecto común en el que se haga vigente lo
público y lo personal como fundamento de la identidad social e individual.

2
AGUERRONDO, Inés. Educación de mejor calidad con menores costos. En: América Latina y el desafío
para el tercer milenio, Informe PREAL No. 10, Buenos Aires, Enero 1998.
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El fundamento ético se constituye en directriz para un proyecto educativo que sea


consistente con las demandas ideológico políticas que la comunidad local y nacional le hacen
y por lo tanto, que pretenda ser válido para una comunidad y validado por ella.
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2. Estructura del fundamento ético sociocrítico.

El fundamento ético de un modelo pedagógico sociocrítico haría posible que el estudiante,


en tanto persona, identifique y apropie una cultura mediante los usos, las costumbres,
valores y las normas de la sociedad donde vive, para que internalizados pueda adaptarlos y
transformarlos de modo que se pueda integrar a la cultura de la cual hace parte y
enriquecerla involucrando en sus interacciones laborales, familiares, académicas y sociales
valores como la solidaridad, la tolerancia y la equidad fundamentales para la convivencia;
como consecuencia, los estudiantes consolidarían un proyecto de vida mediante el cual
harían parte del Proyecto Nacional y posteriormente podrían participar en el mejoramiento
y transformación de la sociedad a través de la reflexión y acción crítica sobre su entorno
próximo, y en algunos casos, sobre el entorno local, regional y nacional.

El fundamento ético sociocrítico haría posible la formación de la autonomía en primera


instancia y sobre esta base, se alcanzaría la formación en la interonomía.

La autonomía se entiende como la capacidad y acción efectiva orientada a la


obtención del éxito personal en aquellas metas que pretende alcanzar y en la
aplicación de métodos racionales para la solución de problemas.

La interonomía es la capacidad y la acción efectiva de participación en la


conformación de una comunidad, el enriquecimiento de su cultura y la
transformación de las inconsistencias y rupturas que en ella encuentre,
sin perder ni su identidad ni su proyecto personal.

La razón de este fundamento ético para la estructuración de un modelo pedagógico


sociocrítico se debe a que el estudiante, para alcanzar esta interonomía, debe formar la
conciencia valorativa y la conciencia participativa para proyectarse de modo concreto a
través de distintas áreas de interés, aptitud o compromiso y así experimentar la
satisfacción de su crecimiento personal y el de la comunidad; ello demanda un contexto
educativo específico que favorezca la formación de esa capacidad.
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El ideal del fundamento ético es que mediante un modelo pedagógico sociocrítico se geste
una educación que piense al estudiante en su integralidad y no solo como sujeto capaz de
conocer y hacer, sino además, y también mediante el conocimiento, sea capaz de razonar, de
cuestionar con libertad, de ser consciente de sí, de su posición en el contexto en el que
interactúa, así como de su propia dignidad. Para ello requiere formar juicio crítico desde la
razón, desarrollar las habilidades personales, sociales e interpersonales y tener en cuenta
los usos, costumbres, valores y normas de la comunidad donde interactúa para que
conociéndola, participe de ellas y pueda develar las inconsistencias, apoyar su
transformación y mejorarlas.

Una formación con fundamento ético toma en cuenta dos campos de la persona, descritos
por Suárez y Latorre3: el campo intrapersonal en el que se tiene en cuenta la integración del
yo en su afectividad como conciencia relacional y valorativa; y el campo interpersonal, como
el espacio de integración del yo con un tu para formar la comunidad del nosotros; sobre
estos dos campos se define la formación ética y se consolidarían en la consecución de la
interonomía que requiere el desarrollo de las habilidades conceptuales y cognoscitivas, la
adquisición de sentimientos y la ejecución de acciones coherentes con la cultura a la que
pertenece.

El desarrollo de las habilidades conceptuales se refiere a la conjugación total de la


habilidad cognoscitiva y conceptual al hacer juicios que contienen posibles consecuencias; en
dicho desarrollo la capacidad intelectual de la persona le permite predecir las
consecuencias de una acción y tener el conocimiento para asumir las con responsabilidad y
por lo tanto, tener la posibilidad de actuar de manera predecible e indicada. En una palabra,
el desarrollo conceptual permite saber pensar sobre los elementos del entorno cultural, así
como sobre el beneficio social de los mismos.

La adquisición de sentimientos se refiere a la toma de conciencia de las emociones y


motivos para actuar de acuerdo con los valores que se están formando; podría decirse que
corresponde al afecto por los valores y las normas, como consecuencia del conocimiento de
los mismos, de sus bondades y beneficios para la persona y la comunidad; así mismo, se
refiere al gusto y valoración positiva de los hechos y acciones coherentes con los valores en
cuestión. En una palabra, la adquisición de sentimientos se manifiesta en el sentir y
corresponde al componente motivacional y afectivo de la formación ética que fundamenta la

3
SUAREZ R. Pedro Alejandro y LATORRE, Helena. La evaluación escolar como mediación: enfoque
sociocrítico. Orión Editores. Santafé de Bogotá, 2000.
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capacidad reflexiva y crítica frente a los hechos y acciones del entorno, así como el interés
por actuar en consecuencia con los elementos de la cultura.

La ejecución de acciones coherentes con los usos, normas, costumbres y valores del
entorno cultural corresponde al componente comportamental, a la capacidad ejecutiva que
trasciende el conocimiento y el sentimiento para transformarse en hechos que reflejen la
consistencia entre el saber, el sentir y el hacer. En una palabra, la ejecución de acciones no
es solo el saber hacer, sino el hacer y proponer cambios en forma consecuente con los
elementos del entorno cultural. Una parte importante de la ejecución de acciones es la
formación de habilidades que faciliten la interacción de unos con otros en aspectos como la
predicción, la acción, la comunicación y el desempeño, de modo que logre un desarrollo social
satisfactorio.

La consolidación del fundamento ético en un modelo pedagógico demanda reconocerlo como


un hecho absorbente que no se libra de ningún momento didáctico, que emplea todo el
espacio educativo y por lo tanto es necesario deshacerse de la idea de que es un núcleo
pedagógico más o de segundo plano, o un elemento curricular de ocasional intervención
perdido en el suceso cotidiano.

El fundamento ético exige un cambio de mentalidad en la comunidad educativa para que


recupere todo su valor educativo; requiere dejar la asociación con actos de carácter
disciplinar concebidos desde los enfoques tradicionales de educación y asumirlo con
enfoques sociológicos de participación comunitaria con fundamento en teorías del orden
social o de consenso de valores, dentro de un entorno totalizante; es un fundamento que
impregna todo el modelo pedagógico mediante un desarrollo activo permanente.

El fundamento ético exige del modelo pedagógico el respeto por la identidad y singularidad
de cada uno, con sentido de totalidad de las estructuras de formación del estudiante y con
el desarrollo cognitivo que permite la adquisición de sentimientos y la capacidad de acción
característica de una persona interónoma.

El modelo pedagógico involucraría el fundamento ético en su estructura mediante el


desarrollo de tres ejes: el referido al yo, el relacionado con el tu y el eje que integra estos
dos: el que conforma el nosotros. Estos tres ejes se relacionan con seis desarrollos de los
estudiantes que forman una matriz orientadora para la conformación del modelo pedagógico
y dentro de él, de un currículo ocupado también de la formación de la persona y de la
comunidad:
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Cuadro 2. Ejes del fundamento ético

Yo: de sí mismo Tu: del otro en relación Nosotros: del yo y el


con el yo tu en comunidad
Imagen
aloración
Control
Confianza
Afirmación
Realización

El desarrollo de esta matriz será el contenido final de este capítulo como síntesis de tres
momentos: el orden social como principio ético; la formación en valores ciudadanos; la
formación ética del estudiante. La primera es absolutamente teórica, la segunda es
concebida como un plan de trabajo para estructurar la formación ética que fundamentaría
un modelo pedagógico sociocrítico y la tercera es la invitación a desarrollar dicho modelo
teniendo en cuenta la formación ética.

El siguiente cuadro recoge la estructura del fundamento ético para el modelo pedagógico y
sirve de guía para la lectura de las secciones siguientes:
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Cuadro 3. Formación ética de un modelo pedagógico sociocrítico

Orden social Adquisición de una cultura: valores, normas, usos y costumbres


como principio Integración de la cultura a la personalidad
ético Adaptación al entorno social: orden social humano normativo, cognitivo y
moral
Procesos de reflexión y transformación.
Formación de Por qué y para qué de la formación ética: finalidad
valores Justificación
ciudadanos Componentes cognitivo, afectivo, comportamental y valorativo de las
acciones formativas.
Principios de la formación ética
Acciones formativas: cognitivas, afectivas, comportamentales, de
modelaje.
Formación Cómo somos.
ética del Por qué somos valiosos
estudiante Cómo estamos en orden
Nosotros podemos
Así somos nosotros
Lo hemos hecho

2.1 El orden social como principio ético.

El fenómeno de la socialización consiste en un proceso por el cual los estudiantes aprenden


a interiorizar en el transcurso de su vida los elementos socioculturales de su medio
ambiente, los integran a la estructura de su personalidad bajo la influencia de experiencias
y de personas o instituciones sociales significativas mediante un proceso que obedece a la
ley de Doble Formación4; gracias a la internalización de esos elementos los estudiantes se
adaptan a la comunidad donde viven y pueden participar en sus transformaciones.

4
VIGOTSKI, Lev S. Pensamiento y Lenguaje: teoría del desarrollo cultural de las funciones psíquicas,
Editorial Pléyade, Traducción de María Margarita Roture, Buenos Aires, 1934. Para el autor la ley de
doble formación consiste en que el conocimiento primero es externo y luego interno. El sujeto que
conoce reconstruye el significado exterior en significado interior por la intervención de un
instrumento mediador, sea material o social. El sujeto internaliza la mediación y la hace propia, por lo
tanto el aprendizaje se inicia externamente y luego se interioriza.
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Esta definición emplea cuatro elementos básicos: primero, la adquisición de la cultura;
segundo, la integración de la cultura en la personalidad; tercero, la adaptación al entorno
social; y cuarto, los procesos de reflexión y transformación. Veamos cada uno de ellos.

2.1.1 Adquisición de la cultura.

Podemos entender la cultura como un conjunto de estructuras, de modos de pensar, de


sentir y de actuar más o menos formalizados que, al ser aprendidos y compartidos por una
pluralidad de personas, sirven de una manera a la vez objetiva y simbólica para integrarlas
en una colectividad particular y diferenciada.

La cultura5 es el universo mental, moral y simbólico común a una pluralidad de


personas, gracias al cual y a través del cual pueden comunicarse, reconocen
vínculos, intereses comunes, divergencias y oposiciones, y se sienten cada uno
individualmente y todos colectivamente, miembros de una misma entidad que los
supera denominada grupo, asociación, colectividad o sociedad.

La socialización6 es en primer lugar, un proceso de adquisición de cultura, es


decir, de conocimientos, de modelos, de valores, de símbolos, en resumen, de
modos de actuar, de pensar y sentir propios de los grupos, de la sociedad y de la
civilización donde las personas deben vivir.

Este proceso de internalización se inicia al nacer y continúa durante toda la vida; la niñez y
la adolescencia son ciertamente las principales etapas en el proceso de socialización, no solo
por el cúmulo de conocimientos que se va adquiriendo sino también por la facilidad y
rapidez, especialmente en aquellos momentos en que los cambios personales o del entorno
social demandan un esfuerzo de adaptación y de socialización. Quizás el mayor de estos
esfuerzos se requiere cuando la persona experimenta un cambio radical y súbito de su
entorno social y cultural; es el caso de los inmigrantes a otros universos culturales
desconocidos y que muchas veces difícilmente llegan a conocer y asimilar en el resto de sus
vidas. Como veremos más adelante, este fenómeno no es extraño en una sociedad con un

5
SERENA, Nanda. Antropología cultural, Grupo Editorial Iberoamericano, México, 1995: 39.
6
Ibid., p.117.
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crecimiento demográfico exógeno y acelerado, o con fenómenos como los que se han
desarrollado en Colombia en torno a los desplazados por la violencia que migran hacia las
grandes ciudades.

El proceso de interiorización de la cultura se manifiesta a través de valores, normas, usos y


costumbres. Veamos cada uno de estos elementos:

Un valor7 es una manera de ser y de actuar que una persona o una colectividad
reconoce como ideal y convierte en deseable o estimable a los seres o a las
conductas a las cuales les atribuye ese valor. Por esto los valores cambian con la
sociedad, los grupos y las categorías sociales.

Los valores, en la medida en que se expresan, se traducen en pautas de comportamiento


social, se transforman en normas que aseguran la regulación de la vida de las personas y de
los grupos en una sociedad.

La norma es un conjunto estable de prohibiciones; éstas son permisibles, algunas


son positivas, otras negativas. La norma se entiende como una forma de actuar o
una restricción en la acción impuesta o asumida por una comunidad o por una
sociedad y que es permanente en un tiempo prolongado. Hay normas prescriptivas
y normas voluntarias

La sociedad ha tenido que fijar límites por medio de normas positivas o negativas al ámbito
de variabilidad permitido en el comportamiento humano. Las sociedades aseguran un
importante grado de uniformidad y posibilidad de predicción, permitiendo así la instauración
del orden social. De este modo la invención de la cultura permitió al hombre combinar el
valor adaptativo a corto plazo del orden social, con la ventaja de la flexibilidad en el largo
plazo.

De acuerdo con el tipo de regulación que tiene una norma, existen dos categorías: las que
son codificadas por el derecho y sancionadas por los poderes públicos, y las que son
ritualizadas en las costumbres y los comportamientos habituales de una sociedad; la
institucionalización y ritualización de las segundas se opera a través de la interiorización de
la norma, así como por el establecimiento de un sistema de sanciones sociales.

7
Ibid., capítulo 1.
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Los usos son hábitos o formas de comportamiento de las personas o grupos de


ellos que describen su acción y pueden tener un carácter generalizado para un
grupo pero no son trascendentes como componentes culturales.

Los usos, al igual que las costumbres, son construcciones sociales que se aprenden por
imitación y modelaje y que permiten que los comportamientos sean predecibles dentro de
ciertos parámetros que no significan obligatoriedad y que su desconocimiento no es causa
de conflictos de mayor orden.

Una costumbre es cualquier forma de conducta socialmente adquirida y


practicada ampliamente por los grupos sociales que la integran; las costumbres
son preceptivas, están definidas por la forma como deben ser practicadas y
además, reflejan normas y reglas8 sociales.

Sin embargo, la adquisición de los valores, normas, usos y costumbres de un grupo social no
garantizan su apropiación y requiere la integración de ellos a la personalidad de modo que
posteriormente cada uno haga los ajustes para una interacción social satisfactoria.

2.1.2 Integración de la cultura a la personalidad.

Los elementos de la sociedad y de la cultura se constituyen en una parte integrante de la


estructura de la personalidad mediante la segunda fase de la Ley de la Doble Formación
expuesta por Vigotski9 en la cual se logra su internalización; dicho proceso se alcanza
mediante dos subprocesos: la internalización a través de la socialización y la internalización
cognitiva.

La internalización cognitiva comprende el conocimiento racional de los usos, costumbres,


normas y valores como elementos culturales del grupo social al que pertenece el estudiante

8
Las reglas son pautas de acción o de restricción de la acción que regulan el comportamiento de una
persona con un carácter neutro, no moral ni valorativo, para responder a una necesidad de orden
social. De igual forma que la norma, obliga perentoriamente su cumplimiento para el funcionamiento
de la comunidad y puede ser impuesta o acordada.
9
Vigotski, op. cit., 1934.
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mediante la adquisición de la capacidad de interpretar diferentes contextos o hechos
sociales, argumentar sus puntos de vista y proponer formas de acción frente a diferentes
situaciones.

Por su parte, la internalización por socialización es el conocimiento experiencial mediante la


imitación u observación e interacción con modelos de ese grupo social y la mediación del
entorno, al reconocer y valorar o al rechazar y sancionar el comportamiento del estudiante,
de acuerdo con la coherencia con la cultura del grupo social.

La cultura y el sistema social, una vez integrados en la personalidad, se convierten en


obligación moral; ello significa que son la manera normal de ser, de pensar y de sentir
debido a esta integración de los elementos socioculturales en la personalidad. En la medida
en que la norma es integrada en la personalidad y comprendida en su valor, deja de ser
considerada como la imposición del control social de una autoridad exterior para
convertirse en una forma de actuar coherente con los intereses, motivaciones y valores de
la persona; así, gracias a su aceptación valorativa, la norma pierde su carácter coercitivo y
adquiere una motivación intrínseca que dirige sus acciones y las decisiones que tome.

Este fenómeno no deja de tener grandes implicaciones para la permanencia de las


costumbres y usos de un grupo social favoreciendo la continuidad del status quo; en cambio,
esa integración de la cultura a la personalidad dificulta o por lo menos podría retardar los
cambios sociales si la formación ética del estudiante no está impregnada de una formación
crítica reflexiva que le otorgue las herramientas cognitivas y los recursos necesarios para
develar contradicciones, inconsistencias y presiones aun en la condición de aceptación y
valoración de los elementos culturales del grupo al que pertenece.

2.1.3 La adaptación al entorno social.

El tercer elemento de la socialización, según la definición adoptada es, en realidad, su


consecuencia principal: la adaptación de la personalidad al entorno social10. La persona
socializada pertenece al medio, a la familia, al grupo, a la empresa, a la religión, a la
comunidad, a la nación, en tanto hace parte de ellos porque tiene un lugar, se integra y actúa
según los valores y normas que ha internalizado. Esto sucede porque la persona tiene con los
otros miembros de la colectividad suficientes cosas en común como para poder comunicarse
con ellos, compartir sus sentimientos, sus aspiraciones, sus gustos, sus necesidades, sus

10
SERENA, op.cit., 1995:102.
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actividades, en una palabra, parecerse a los demás sobre todo mental y psíquicamente.
Pertenecer a una colectividad es compartir con los otros miembros suficientes ideas y
rasgos comunes como para poder reconocerse en el nosotros que ella conforma; es
identificarse con ese nosotros lo suficiente como para poder sacar de ahí elementos básicos
de su propia identidad psíquica y social.

La adaptación social lograda por el estudiante obedece a tres tipos de orden social relativos
a las fuentes en las que se mantiene y alimenta éste: el orden normativo, el orden cognitivo
y el orden moral.

Un orden humano es una exigencia funcional del orden social porque la ausencia
de normas haría imposible la existencia social humana dado que la gama de
comportamientos potenciales de cada persona es mucho más amplia que la limitada
variedad requerida en la práctica de cualquier costumbre.

El orden social humano como orden normativo:

Una de las características del sistema social es una organización en torno a costumbres y
papeles; al parecer éstos están determinados para predecir la reacción de las personas. Los
sistemas sociales están configurados por unos papeles o funciones recíprocas compartidas
por los miembros de un grupo social y heredados de la generación anterior. Estos papeles
contribuyen a satisfacer tres exigencias funcionales de toda sociedad: adaptación, ajuste e
integración.

El orden social humano como orden cognitivo:

Dado el carácter funcional que tiene el orden social humano, éste también es un orden
cognitivo en tanto las reglas que lo rigen deben ser conocidas, comprendidas y apropiadas
críticamente por los miembros de una sociedad para que el orden se mantenga. El
componente cognitivo del orden social se refiere a la adquisición de conocimientos sobre las
reglas, normas y costumbres así como a la habituación y valoración de los comportamientos
apoyados en el conocimiento de los mismos, de su razón de ser.

La adquisición de conocimientos es una condición necesaria para que, mediante ellos, se


puedan regular los comportamientos, sin que signifique que el conocimiento sobre el
comportamiento deseable sea lo mismo que éste; el primero es necesario en tanto que la
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 19
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apropiación de comportamientos por diferentes mecanismos de socialización no es
suficiente para mantener el orden social dado que su internalización requiere disponer de
los argumentos sobre su pertinencia, su necesidad, sus fundamentos. Bajo esta condición,
los comportamientos se hacen dinámicos, flexibles y susceptibles de adaptar críticamente a
las diferentes circunstancias y cambios sociales; además, el componente cognitivo del orden
social hace posible la predictividad de los comportamientos, usos y costumbres
favoreciendo la adaptación y el equilibrio de una comunidad.

El conjunto de papeles de un sistema social humano consiste en una serie de normas y reglas
que prescriben o regulan el comportamiento y que deben ser aprendidas mediante dos
formas para que finalmente se genere una habituación: un aprendizaje cognitivo que
demanda de los actores un conocimiento racional, teórico de la regla, la norma o la
costumbre (adquisición de conocimientos); y un aprendizaje comportamental que demanda la
práctica hasta lograr su interiorización y en ocasiones, su habituación (adquisición de
comportamientos).

Y finalmente, el orden social fundamentado en el orden cognitivo requiere del componente


valorativo para regular la racionalidad de la norma, la regla o la costumbre y otorgar el
carácter crítico reflexivo de la formación ética. Como el comportamiento está regido por
reglas y normas sociales, la práctica de las costumbres requiere sujetos capaces de valorar
y regular su propio comportamiento en función de éstas y de su racionalidad de modo que la
evaluación es otra base cognitiva para el mantenimiento de los sistemas sociales.

Cognición, aprendizaje y valoración no son condiciones necesarias para la práctica de las


costumbres porque éstas, por el hecho de existir en una comunidad, no pueden hacer que se
produzca el comportamiento, solo pueden encauzarlo cuando se ha producido; a menos que
las personas tengan motivaciones más poderosas para practicar una costumbre sobre otras
formas de comportamiento, el aprendizaje de una costumbre, por normativa que sea, no
asegura su práctica.

La práctica de las costumbres, al igual que de otras formas de comportamiento, debe estar
motivada por la intención o la esperanza de satisfacer una o varias necesidades en el
proceso de socialización. Así pues, conocimiento, aprendizaje, motivación y valoración son
condiciones necesarias y suficientes de la práctica adecuada de las costumbres y por tanto
del mantenimiento de los sistemas sociales.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 20
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El orden social humano como orden moral:

Las normas prescriben el comportamiento en un grupo social y cuando son prohibitivas o


negativas prescriben la abstención; esta característica de regulación del comportamiento,
sea para prescribir o para permitir, garantiza la uniformidad del comportamiento y, por
consiguiente, la posibilidad de predecirlo. Si bien las reglas son éticamente neutras, las
normas llevan implícitos un esquema de valores morales y cumplen también la función de
impedir la manifestación abierta de motivaciones que son o se consideran socialmente
perturbadoras; por otra parte, las normas garantizan también la ejecución de tareas que
son o se consideran deseables, si no necesarias. Desde el punto de vista del orden moral, las
desviaciones de las normas suponen quebrantamiento del orden social y como tal generan
una tensión en tanto imponen límites en el comportamiento que tienen por objeto garantizar
la aparición del comportamiento culturalmente normativo, así como regular las prácticas de
comportamientos socialmente válidos e inhibir comportamientos no deseables11.

En consecuencia, dada la capacidad cognitiva del hombre, lo que un sujeto debe hacer con
arreglo de las normas culturales, para participar de un sistema social al que pertenece, no
es lo mismo que lo que puede hacer; lo que debe hacer en ocasiones puede ser contrario a lo
que desearía hacer; se hace evidente aquí que en toda sociedad existen tensiones entre las
necesidades personales y las normas culturales, así como presiones internas para eliminar
esas tensiones. En general, las tensiones se resuelven en favor de las normas y esta solución
está mediada por la ansiedad, que será sentimiento de culpa si la norma se ha interiorizado
o será ansiedad social si se sabe que el castigo es la consecuencia de la desviación; si bien la
ansiedad puede contribuir a motivar la observancia de la costumbre, la causa de la
desviación se inhibe, pero no se extingue. La existencia de estas normas implica que los
sistemas de motivaciones de los sujetos son independientes del comportamiento
preceptuado o prohibido, y en ocasiones se oponen a él. En este último caso, la frustración
del motivo prohibido tiene importantes consecuencias para la estabilidad y el cambio
cultural.

2.1.4 Procesos de reflexión y transformación.

Es precisamente esta última afirmación la que fundamenta el cuarto elemento que completa
la definición del proceso de socialización en tanto que los grupos humanos son dinámicos,
movimiento que se genera al acumularse inhibiciones y prohibiciones que el grupo que lo

11
DOWSE, R.E. y HUGHES, J.A. Sociología política, Alianza Editorial, 3ª edición, Madrid, 1979:50.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 21
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conforma encuentra inconsistentes sea desde la razón o desde los sentimientos. El
fenómeno socializador, gracias al componente cognitivo que fundamenta el orden social,
involucra la reflexión crítica como capacidad inherente al ser humano frente a los hechos
humanos o naturales; la formación ética tiene carácter crítico y permite al estudiante hacer
uso de su condición esencialmente humana para indagar sobre la coherencia racional de las
normas frente a los cambios sociales, para encontrar sus contradicciones y las limitaciones
que le genera al hombre así como para valorar la relevancia de las mismas de acuerdo con los
fines que pretende.

En consecuencia, el fenómeno socializador no podría completarse sin la adquisición de la


capacidad crítica para tomar distancia sobre el grupo humano en el cual se está inmerso,
sobre las normas y costumbres que se han internalizado y sobre los valores que los
fundamentan; dicha capacidad genera a su vez argumentos, formas de proceder y normas
que permitan una dinámica de crecimiento y de mejoramiento continuo. De ahí la importancia
de una formación en valores lo suficientemente sólida y cognitivamente estructurada para
llevar a cabo esos procesos de síntesis dialéctica frente a las inconsistencias de lo
instituido, validado y aceptado por una comunidad, así como para orientar la reflexión de
dicha grupo y la adquisición de la capacidad instituyente de sus propias normas a la luz de
los valores que los orientan.

2.2 Formación en valores ciudadanos.

Hacer operativa la formación ética requiere responder cuestionamientos fundamentales que


orienten y den directrices para diseñar estrategias, tanto para la valoración de los
resultados que se esperan como sobre aquellos que se obtengan. Por eso, hablar de la
formación en valores significa proponer fundamentos y directrices.

2.2.1 Finalidad de la formación ética.

La pretensión final de la formación ética mediante la educación en valores es desarrollar


valores intrapersonales e interpersonales para que interiorizándolos cognitiva y
afectivamente, el estudiante pueda actuar consistentemente, interpretar situaciones o
hechos sociales, exponer sus argumentos frente a ellos y proponer formas para superar las
inconsistencias y contradicciones que éstos involucran de modo que se puedan transformar
en oportunidades de mejoramiento de la calidad de vida de su grupo social.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 22
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2.2.2 Razón de ser de una formación ética.

Las generaciones más jóvenes están recibiendo mensajes que son contradictorios por parte
del hogar, el colegio, la universidad, los medios de comunicación y los amigos o compañeros,
debido a que hoy día estos grupos son más plurales y multiculturales. Por lo tanto,
pretendemos la formación del estudiante mediante un proceso que elimine muchas de las
contradicciones presentes en el medio ambiente y apoye la interiorización de los valores.

Además, para que las sociedades democráticas sobrevivan, las personas que funcionan y
trabajan en ellas necesitan ser participantes activos en el proceso de gobierno, y deben ser
capaces de pensar en el bien común, no solo en el bien de cada uno. Solo quienes tienen un
sentido de responsabilidad y compromiso hacia el buen funcionamiento y mejoramiento de
su comunidad ayudarán a las sociedades a continuar su desarrollo; las cualidades de
responsabilidad y compromiso implican cierto grado de desarrollo en valores. Estos valores
son aprendidos y se pueden enseñar efectivamente en forma apropiada según la edad y el
desarrollo moral de los participantes de modo que sean parte importante de la experiencia
educativa.

2.2.3 Valores de la formación ética

Todos parecen estar de acuerdo en que ciertos valores básicos de comportamiento como la
honestidad, el respeto, la responsabilidad, la empatía, la preocupación por los demás, el
civismo, el coraje, la paciencia y la tolerancia, entre muchos otros, deben ser objeto de
formación de un estudiante; pero la manera como estos valores deben ser transmitidos es lo
que varía debido a que los valores son una construcción bastante compleja que no demanda
un inventario de ellos, sino una formación en los fundamentos y los principios de estos
valores. Por lo tanto, la propuesta es disponer de una estructura para la formación en
valores intrapersonales e interpersonales antes que la elaboración rigurosa de un listado de
ellos para cada edad y cada grado escolar.

Esta tarea de formación es bastante compleja porque, primero: los valores se construyen
desde el juicio lógico, el raciocinio, el juicio moral, el sentimiento de culpa, la disciplina
personal, y la formación de hábitos. Y segundo: los valores determinan las opciones y las
actuaciones que asume una persona como consecuencia de su propio razonamiento.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 23
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2.2.4 Implicaciones de la formación ética.

La formación en valores implica desarrollar en los estudiantes tres componentes: el


cognoscitivo como el proceso de razonamiento moral y la formación de un juicio. El afectivo,
como el compromiso que la persona siente de vincular un juicio propio con una acción; y el
componente comportamental, como el hecho de que este compromiso hace que el juicio se
convierta en acción.

2.2.5 Componentes de las acciones formativas

Los componentes se relacionan con los logros interpersonales e intrapersonales: el


componente cognoscitivo, el componente afectivo y el componente comportamental (ver
cuadro 3). Estos tres componentes se toman en consideración también con base en lo
desarrollado por De Zubiría12; en el esquema siguiente podemos recoger el concepto de
afectividad que este autor propone:

12
DE ZUBIRIA, Miguel. La mente humana. Memorias del Segundo Congreso de Pedagogía Conceptual.
FADMI, Bucaramanga, 1998.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 24
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Gráfica 1. Formación en la afectividad

Instrumentos mentales
Noción
Cognitivos Proposición
Concepto
Genera
valoraciones Afectividad Categoría

Expresivos Codificar
Decodificar

Emoción Actitud
Conducta no aprendida Conducta aprendida
Intensidad alta Sentimiento generalizado
Resonancia baja Nivel proposicional
Estímulos específicos Consciente
No controlable Controlable

Sentimiento Valor
Auto justifica la actitud
Conducta aprendida Carácter cognitivo
Intensidad variada Nivel conceptual
Resonancia alta Explicable
Estímulo situacional Consciente
Consciente Jerárquico
Aprendido
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 25
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El gráfico anterior, denominado mentefacto dentro de la Pedagogía Conceptual13, recoge el


concepto de afectividad compuesto por la clase a la cual pertenece, sus características, las
diferentes manifestaciones que tiene y las otras herramientas mentales, como las
cognitivas y las expresivas, que no son afectivas.

La afectividad, según De Zubiría, es un instrumento mental en tanto conforma una


estructura que permite entrar en interacción con el mundo y producir valoraciones sobre
éste. La afectividad está formada por emociones, sentimientos, actitudes y valores, orden
que ofrece una secuencia para la pedagogía de la formación en valores dado que el niño
primero conoce sus emociones y progresivamente desarrolla sentimientos, adquiere
actitudes y consolida valores con base en los que sustenta sus actitudes y valora sus
sentimientos. La formación en valores por lo tanto, demanda no solo la vivencia del mismo
sino su conciencia cognitiva para que se constituyan en soporte de los demás componentes
de la afectividad.

1. Componente cognoscitivo de la formación pedagógica:

El estudiante debe aprender a seguir un proceso de razonamiento crítico sobre situaciones


que tienen implicaciones; es decir, deben entender la situación o hecho social y razonar
cómo debería procederse en ella. El logro que se adquiere mediante este componente es
saber pensar críticamente sobre situaciones o hechos sociales con fundamento en los
valores aprendidos.

2. Componente afectivo de la formación pedagógica:

El estudiante debe formarse en la acción responsable mediante la transformación de la


opción con base en la determinación de valores. Es necesario que éste aprenda a sentir el
compromiso de actuar con base en su propio razonamiento. El logro alcanzado mediante este
componente es estructurar emociones, sentimientos y actitudes que lo orienten para
comprometerse en la acción de acuerdo con los valores aprendidos.

3. Componente comportamental de la formación pedagógica:

13
La pedagogía conceptual es una teoría desarrollada por la Fundación Alberto Merani, de la cual Miguel
De Zubiría es miembro.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 26
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Los valores se traducen en una acción y el estudiante necesita aprender a actuar en
respuesta a su propia valoración. Tener el sentido de responsabilidad por sí solo no es
suficiente, hace falta actuar con apoyo de esos valores. El logro que se adquiere con este
componente corresponde a la capacidad de hacer y a la acción efectiva frente a los
fenómenos sociales, en forma consistente con los valores aprendidos.

Dentro de este modelo de formación se espera que el estudiante no sólo sea capaz de
razonar en forma compleja acerca de situaciones o hechos sociales que requieran opciones
en valores, sino también será capaz de actuar en forma responsable tanto en relación
consigo mismo como en su grupo o comunidad; esto puede ser generalizado y transferido de
situaciones personales y sociales en que hay expectativas de que la persona se comprometa
y actué de una forma determinada, que muestre responsabilidad mediante sentimientos y
acciones solidarias hacia el bien común.

Así mismo, varios son los principios que sirven de guía para la formación ética de los
estudiantes: la interonomía, la persona, el contexto, la interactividad, la participación de la
comunidad y la vivencia.

1.Núcleo de la formación ética: La interonomía.

La formación ética debe tratar de desarrollar todos los aspectos: el cognoscitivo y


afectivo, que configuran principalmente el campo intrapersonal del estudiante; y el
comportamental que conforma el campo interpersonal. La finalidad principal de la formación
ética debe ser la educación y el desarrollo de la autonomía para después, ascender hacia la
interonomía.

2. El marco de la formación ética: Las dimensiones de la persona.

La formación ética debe responder a las necesidades y características de los estudiantes


de acuerdo con su edad y su nivel de desarrollo afectivo, moral, cognitivo y biológico.

3. La ubicación de la formación ética: El contexto.

La formación ética debe prestar atención al contexto sociocultural en el que el proceso de


educación ocurre. Ciertos principios y valores son determinados por la cultura de modo que
algunas actividades y metas resultan apropiadas en un contexto mientras que pueden ser
inconvenientes en otro.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 27
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4. La estructura de la formación ética: Una red de interacciones.

La formación ética debe ser permanente, estar inmersa en los otros proyectos pedagógicos
y en áreas académicas. La educación en valores ocurre no solo en un periodo específico del
horario de clases, sino también forma parte de otras materias así como de todas las
acciones educativas; esta formación se constituye en razón y fundamento del discurso, la
organización y la acción del proyecto educativo y por lo tanto involucra a todos los miembros
de la comunidad.

5. El diseño para la formación ética: En comunidad.

El diseño pedagógico de la formación ética debe hacerse no solo por especialistas


curriculares, sino también por padres, profesores y alumnos, de manera que el diseño
refleje la realidad e intereses de la sociedad para la cual se forma el estudiante.

6. La pedagogía: La vivencia reflexiva.

La pedagogía de la formación ética combina la teoría y la práctica para transformar la


experiencia personal y de la comunidad en un recurso educativo de modo que ésta formación
surja de la vida misma del grupo y vuelva a él para enriquecerlo; de esta forma, es posible
tener los componentes cognoscitivo, afectivo y comportamental así como acciones
interpretativas, argumentativas y propositivas al involucrar todas las dimensiones de los
estudiantes mediante el compromiso consigo mismos y con su comunidad próxima.

2.2.6 Acciones para adelantar la formación ética.

Las acciones que se deben promover para lograr la formación ética requieren tener en
cuenta los niveles de desarrollo de los estudiantes para mediar en la apropiación de sus
emociones, sentimientos, actitudes y valores a través de los componentes cognitivo,
afectivo y comportamental que he enunciado.

En consecuencia, las acciones pedagógicas de la formación ética se orientan a que el


estudiante piense, sienta y actúe, al mismo tiempo que tiene la oportunidad de convivir en un
ambiente en el que los miembros de su comunidad viven los valores que van a aprender. Las
acciones se diseñan de acuerdo con el nivel de desarrollo cognitivo y moral del estudiante
de modo que la mediación pedagógica oriente la descentración para que encuentre al otro en
su entorno próximo, para que avance de la heteronomía a la autonomía y después a la
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 28
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interonomía, para que el estudiante consolide sus campos intrapersonal e interpersonal.

1. Acciones cognitivas: Desarrollar un razonamiento crítico sobre valores humanos.

La oportunidad de conversar y discutir dilemas o situaciones morales, tanto imaginadas


como reales, promueven el desarrollo del razonamiento y ayudan a que el niño o el joven
piense progresivamente en forma más compleja y tome en cuenta más variables. Este
desarrollo se puede facilitar mediante las siguientes acciones:

• Tomar conciencia de los cambios que producen en cada uno las emociones y los
sentimientos.

• Seleccionar situaciones o hechos sociales que ya forman parte de otros proyectos y que
representan conflicto de valores y discutirlas con los estudiantes. Incluir para el análisis
situaciones en las que están envueltos ellos y que les preocupan.

• Asignar a los estudiantes la tarea de identificar situaciones o hechos sociales que


envuelven dilemas. Discutir estas situaciones con el grupo. (Manipulación genética, justicia
social, formas de violencia, desarrollo tecnológico, modelos económicos, enriquecimiento,
servicios públicos, ejercicio profesional, servicio social y servicio militar, la evaluación del
aprendizaje, papeles como miembros de una comunidad educativa, y de la familia, diálogo,
medio ambiente, catástrofes naturales, podrían ser algunos de los temas).

• Invitar a los estudiantes a discutir, conversar y debatir hechos que muestren


responsabilidad o falta de ella que estén ocurriendo en la comunidad o en país o en el
mundo. Motivarlos a ofrecer opiniones, a identificar comportamientos y actitudes
determinadas por cada valor, a explicar la relación entre éstas y el valor, a mostrar
inconsistencias entre los comportamientos y los valores, a analizar un hecho interpretando
diferentes perspectivas posibles sobre el mismo (por ejemplo, un observador imparcial del
hecho, quién está involucrado directamente, quién se beneficia en la situación y quién se
perjudica).

2. Acciones afectivas: Desarrollar un sentido de compromiso hacia la interiorización de


los valores.

• Facilitar la creación de una atmósfera democrática en el salón de clase, de manera que los
estudiantes tengan una vivencia de la participación, el debate y el consenso mediante la
creación y ejecución de los principios de valores humanos que orientarán el
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 29
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comportamiento del grupo.

• Incluir como parte del horario un periodo para que los estudiantes tengan un tiempo para
discutir nuevas normas o situaciones de disciplina que interesen a todos. Así mismo, para
analizar los cambios que se van gestando en el grupo, en las formas de abordar los
conflictos, las formas de relacionarse, el conocimiento que tiene cada uno de sí mismo y la
valoración que tienen unos de otros.

• Indagar con los estudiantes las consecuencias de acciones responsables e irresponsables


frente a las personas, a la comunidad, al ambiente cultural y al ambiente natural. Recurrir
a alumnos de la clase solo para ejemplo de acciones responsables; nunca tomar errores
cometidos por ellos como objeto de conversación y análisis con el grupo y solamente a
través de la mediación personal con el estudiante.

• Promover la preocupación de los estudiantes por sus compañeros y otros miembros de la


comunidad así como la autoestima y un buen concepto de cada uno y el que tienen de los
demás.

• Discutir con los estudiantes cómo las conductas responsables o solidarias son muestra de
formación en valores. Mostrarles las consecuencias de comportamientos irresponsables.

• Generar ambientes en los que los estudiantes sientan y tomen conciencia de sus emociones
y expresen sus sentimientos de agrado o rechazo así como sus razones para que
encuentren las contradicciones, inconsistencias o carencias en sus argumentos.

3. Comportamientos: Desarrollar acciones que hagan efectivos los valores.

• Abrir espacios en los que como grupo y como personas puedan ejercer los valores; en esos
ambientes es posible reflexionar sobre la forma como cada uno ha interiorizado, cómo
siente el compromiso que tiene y cómo aplica los valores.

• Organizar proyectos especiales en relación con hechos que afectan a la persona y también
al grupo en general; algunos ejemplos podrían ser acerca del reciclaje de materiales, el
cuidado del medio ambiente, el cuidado del salón de clase, la creación de ambientes
empáticos y dialógicos, la violencia escolar.

• Todos los espacios como tal son adecuados para la formación en valores. Ser creativo:
cada salón de clase y cada espacio educativo es un mundo. Utilizar sus propios recursos y
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 30
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la imaginación para promover una formación en valores. Por ejemplo, propiciar encuentros
entre grandes y pequeños como el plan de padrinazgo entre ellos que favorece la asunción
de responsabilidades, el respeto por los menores, el cuidado y la generosidad frente a los
más débiles, al mismo tiempo que el mayor se convierte en modelo para el pequeño
demandando de él actitudes y comportamientos coherentes con los valores que se forman;
así mismo, unos y otros aprenden a valorar al otro, a descentrarse de sus intereses para ir
al encuentro del otro, a dialogar y compartir intereses, preocupaciones y necesidades.

• Organizar comités que asuman la responsabilidad de buscar respuestas a las necesidades


de la comunidad; éstos podrían estar conformados por estudiantes de diferentes grupos
de modo que mediante su labor aprendan a reconocer los diferentes intereses, las
múltiples formas de enfrentar problemas de acuerdo con la edad; por ejemplo, para abrir
espacios de comunicación, para generar ambientes de profundización científica o
humanística, para desarrollar planes tendientes al desarrollo de las expresiones artísticas
como pintura, teatro, literatura, fotografía, cine.

4. Generar un ambiente que modele los valores humanos.

La comunidad educativa en su totalidad es responsable de la formación de los estudiantes


mediante la conformación de modelos de vida tanto individuales como colectivos. Ellos
sirven como situaciones para analizar la posibilidad de llevar a la práctica los valores.

El educador y otros miembros de la comunidad deben servir para ello mediante actitudes de
diálogo y escucha, mediante la capacidad de debate y consenso, a través de la exposición de
sus argumentos; por ejemplo, un profesor autoritario no promueve un sentido de justicia,
participación, responsabilidad o compromiso hacia la comunidad y además, desconoce al otro
en su condición de persona cuando pone en evidencia carencias en su campo interpersonal.

Es muy importante comprometer a los padres en la formación ética. La educación en este


campo ocurre a todas las horas del día y serán mucho más efectivas si hay colaboración de
los padres de familia como modelos, mediante sus argumentos y razones, a través de la
posibilidad que exista en su hogar de construir conjuntamente pautas de comportamiento,
de explicar la razón de ser de las normas así como sobre los principios que las soportan.

5. Formar la conciencia profesional.

Los valores ciudadanos son de mayor exigencia cuando éste es un profesional. ¿Quién es un
profesional? ¿Cómo se logra un profesional? El profesional tiene un área de competencia
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 31
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definida, una estructura organizada de conocimientos, una conciencia constituyente de sí
mismo, habilitación profesional, madurez intelectual, madurez afectiva, madurez operativa,
autonomía.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 32
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3. Formación ética del estudiante.

La formación ética implica la puesta en práctica de la formación en la autonomía mediante


seis fases: autoimagen, autovaloración, autocontrol, autoconfianza, autoafirmación y
autorrealización. Y en forma continua se desarrollan otras doce fases hacia la interonomía:
imagen, valoración, control, confianza, afirmación y realización del otro y de nosotros. El
desarrollo de estas fases implicaría el crecimiento gradual del estudiante como persona,
con el ejercicio y la manifestación de sus potencialidades y tras la búsqueda del
cumplimiento de lo que él considera su propósito vital; así mismo, significaría su apertura al
encuentro del otro para construir un nosotros en comunidad de modo que proyecte sus
valores hacia ellos.

Cada una de las fases de consolidación del yo y del tu comprende un objetivo mediante el
cual se concreta la finalidad de la formación ética en dicha etapa, una actividad educativa
para su formación y algunas actitudes que conviene evitar en la formación ética.

3.1 Autoimagen e imagen del otro

"ME VEO BIEN!", autoconocimiento, "TE VEO BIEN!", te conozco.

Objetivo:
Conocerse, verse con claridad; ver al otro, conocerlo.

Que el estudiante aprenda a verse a sí mismo, no mejor ni peor, sino como la persona que
realmente es. Que tenga conciencia de sus motivos, deseos, ambiciones, sentimientos. En
forma similar, que conozca al otro al mismo tiempo que se deja conocer de los demás.

Acción del estudiante:


Aceptar a los demás como iguales, tomando en cuenta sus sentimientos e intereses; la
justicia, el respeto y la fraternidad.

Acción educativa:
Debe propiciar un ambiente con estabilidad y calidez para que el estudiante pueda tener un
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 33
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conocimiento realista de sí y de los otros, evitar de este modo el autoengaño.

Evitar: el autoengaño, los sentimientos de inferioridad o superioridad, la importancia de la


apariencia.

3.2 Autovaloración y valoración del otro.

"ME SIENTO BIEN!" , autoaceptación; "TE SIENTO BIEN!", Te acepto.

Objetivo:
Apreciarse, percibirse con agrado, percibir al otro con aprecio y como es.

Que el estudiante se aprecie como una persona importante para sí mismo y para los demás.
Este no solo debe verse con claridad sino que además, valora positivamente aquello que ve,
reaccionando con agrado ante la imagen que percibe de sí mismo. En igual forma, percibe al
otro y lo valora en su singularidad.

El estudiante debe aprender a verse a él mismo como singular pero también uno más entre
muchos que éstos tienen intereses, necesidades y sentimientos semejantes a los propios,
para lograr, a través de este proceso, la identificación y descripción de las emociones
propias y ajenas

Acción del estudiante:


Incorporar dentro de sí el valor como persona de sí mismo y del otro. Que acepte al otro
como persona.

Acción educativa:
Propiciar un ambiente de seguridad y estabilidad que le permita al estudiante avanzar, en
contra del sentimiento de autorechazo.

Evitar: la autodevaluación en sentimientos de autorechazo o de rechazo del otro.


Pedro Alejandro Suárez Ruiz 34
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3.3 Autocontrol

"ESTOY EN ORDEN"!, autocuidado, autodisciplina o manejo de sí mismo.


CONTROL DE LA INFLUENCIA DEL OTRO: "ESTAS EN ORDEN Y YO EN
RELACIÓN CONTIGO"!, cuidado y manejo de sí mismo en relación con el otro.

Objetivo: Ordenarse, ejercer dominio propio así como control sobre la influencia de otro.

Que el estudiante pueda manejarse correctamente en el ámbito personal, cuidándose,


dominándose y organizándose; que controle las influencias y las maneje desde su
singularidad.

Esto significa que el estudiante tiene la capacidad de ordenarse adecuadamente y ejercer


dominio sobre su propio bienestar y complementariamente, lograr el bienestar del grupo al
cual pertenece.

Acción del estudiante: el estudiante establece límites y criterios de control sobre sí


mismo, desde sí y desde los demás. Además, conoce las posibles consecuencias de la propia
acción y de las acciones de otros sobre él. Además, éste requiere de una comunicación y un
modelo adulto adecuado para establecer patrones de autoridad y criterios de control.

Acción educativa: Propiciar la formación del pensamiento moral y las actividades de


interacción donde se ejercitan normas y valores.

Evitar: el descontrol en autodescuido y la desorganización así como la manipulación de unos


sobre otros.

3.4 Autoconfianza

"YO PUEDO"!, seguridad personal. CONFIANZA EN EL OTRO: "TU PUEDES"!,


seguridad en el otro.

Objetivo: Creer en sí mismo, sentirse capaz, sentir confianza en el otro, en su capacidad,


reconocer al otro como libre.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 35
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Que el estudiante genere el sentimiento de creer que puede hacer bien las distintas cosas y
sentirse seguro de realizarlas bien; que desarrolle sentimientos de seguridad y credibilidad
en el otro, en su capacidad para hacer las cosas bien.

Acción del estudiante: Establecer relaciones flexibles entre las formas del pensamiento
moral. El estudiante reorganiza su personalidad desde el punto de vista físico, emocional y
social al mismo tiempo que asume las capacidades del otro y las diferentes formas de éxito.

Acción educativa: Propiciar un ambiente estimulante de tal forma que el estudiante pueda
sentirse tranquilo en la compañía de otras personas y reaccionar con espontaneidad y
libertad de acción en diversas situaciones o hechos sociales para evitar los sentimientos de
inseguridad personal, duda, ansiedad, incapacidad e impotencia. Propiciar ambientes de
valoración del otro, de sus capacidades y de potenciales diferentes donde cada uno tenga
espacios exitosos de expresión.

Evitar: los sentimientos de inseguridad, incapacidad e impotencia; los sentimientos de


superioridad y desconocimiento de la capacidad del otro y de la necesidad de él para mi
realización.

3.5 Autoafirmación

"ASI SOY YO!", autodirección, asertividad personal. AFIRMACION DEL OTRO:


"ASI ERES TU!". Dirección hacia el otro, interacción con el otro.

Objetivo: Manifestarse y conducirse libre o autónomamente; permitir la libertad del otro.

Que el estudiante se defina como libre; se reconozca cómo él mismo y pueda tomar
decisiones con interonomía.

Este concepto se caracteriza por la capacidad de la persona de manifestar sus


pensamientos, deseos o habilidades e incluye otras capacidades tales como autodirección y
la asertividad. Porque, se siente libre para manifestarse; puede comunicarse con personas
de todos los niveles. La comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada. Tiene
una orientación activa en la vida. Actúa de un modo que juzga respetable, conservando su
respeto propio.
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 36
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Acción del estudiante: propiciar la posesión de cualidades necesarias para llevar a cabo una
forma de acción. Formular racionalmente reglas y principios para sus propios intereses
teniendo en cuenta el espacio de los demás. Originar la sensibilidad moral o el conocimiento
de que una situación tiene implicaciones para el bienestar de otros. Dar espacio al otro para
su libertad sin necesidad de controlarlo.

Acción educativa: motivar la decisión de seguir un curso de acción.

Evitar: la autoanulación en la sobredependencia o la anulación del otro mediante el control y


la sobreprotección.

3.6 Autorrealización

"LO HE HECHO!", autotrascendencia. REALIZACION DEL OTRO: "LO HA


HECHO!" trascendencia.

Objetivo: proyectarse. Desarrollar potencialidades y cumplir un propósito vital. Reconocer


en el otro su proyección y participar mutuamente de las propias realizaciones.

Consiste en el desarrollo y la expresión adecuada de las capacidades propias, para vivir una
vida satisfactoria que sea de provecho para sí mismo y para los demás. Además, en el
aprovechamiento de las capacidades del otro para beneficio común reconociéndose
mutuamente capaces, valiosos, exitosos, libres, confiables.

Evitar el estancamiento, o la esterilidad existencial, la reducción del otro en beneficio de la


propia realización.

Estas seis fases para la formación de la autonomía y la interonomía se pueden considerar


sucesivas y paralelas entre sí de modo que los tres ejes mencionados anteriormente, el yo,
el tu y el nosotros, se entrelazan en una dinámica ascendente como se esquematiza en el
cuadro siguiente.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 37
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Cuadro 4. Formación ética en la dimensión del nosotros.

YO TU NOSOTROS
1. Autoimagen
2. Autovaloración 3. Imagen del otro: el otro
existe y lo reconozco
4. Autocontrol 5. Valoración del otro: el 6. Imagen de nosotros: existimos como
otro es valioso para él y para equipo, podemos serlo.
mi.
7. Autoconfianza 8. Control sobre la influencia 9. Valoración como equipo: como equipo
del otro: el otro puede somos importantes para nosotros y
influir en mi pero yo para otros.
decido sobre mi.
10. Autoafirmación 11. Confianza en la capacidad 12. Control en equipo: Tenemos control
del otro: el otro me puede sobre nosotros, podemos optar
ayudar, también es capaz. dentro de un orden.
13. autorrealización. 14. Afirmación del otro: el 15. Confianza en la capacidad como
otro se manifiesta equipo: somos capaces en tanto cada
libremente ante mi. uno aporta su capacidad y la
aprovechamos para beneficio del
equipo y de cada uno.
16. El otro se puede realizar 17. Afirmación como equipo: nuestras
y tiene un proyecto acciones involucran y comprometen a
personal. todos; a través de ellas nos
manifestamos con libertad y
responsabilidad.
18. Realización en equipo: proyectos de
transformación y mejoramiento

Se esperaría que el estudiante recorra antes cada una de las fases en relación son sí mismo,
mientras que va avanzando posterior pero paralelamente en la consolidación de cada una de
ellas en relación con un TU y un NOSOTROS; por ejemplo, una vez que consolide una
autoimagen puede comenzar a tener una imagen del otro mientras que desarrolla la
valoración de sí mismo; y cuando pueda valorarse a sí mismo comienza a valorar al otro
mientras que inicia el proceso de autocontrol; y así se desarrollarían las 18 fases de
acuerdo con el desarrollo evolutivo de cada estudiante y no necesariamente de acuerdo con
el grado escolar. En cualquier caso, se espera que en preescolar se avance
significativamente en el eje del yo, en básica primaria en el eje del otro al descubrirlo y
valorarlo y en la adolescencia y la juventud pueda reconocer no solo al otro sino entrar en
Pedro Alejandro Suárez Ruiz 38
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interacción con un nosotros al tener capacidad de compromiso con un equipo habiendo
consolidado su identidad y descubierto la identidad del otro como capaz y valioso.

Ello demanda un proceso de descentración que comienza con el reconocimiento de sí mismo,


de su imagen y su valor, con la capacidad de control sobre sí mismo y la confianza en sus
capacidades, para concluir en la afirmación y autorrealización disponiendo así de una
estructura sólida en el campo intrapersonal y algunos elementos del campo interpersonal;
posteriormente hace el mismo recorrido en relación con un TU y finalmente logra
estructurar sus valores en el campo intrapersonal e interpersonal en relación con un
NOSOTROS mediante el cual puede desarrollar proyectos de mejoramiento y
transformación para la comunidad sin olvidarse de sí mismo, y sin perderse en la globalidad
del grupo social al que pertenece.

La tarea que queda a cada institución y a cada educador es evaluar la propuesta, debatirla y
confrontarla con otras propuestas de formación ética, analizar la viabilidad, la validez y la
consistencia dentro del modelo pedagógico que se desarrolla en la institución de la cual hace
parte, y considerar la posibilidad de su implementación así como los cambios necesarios en
el proyecto educativo, la fundamentación teórica y metodológica que los miembros de la
comunidad requieren o la definición de una perspectiva innovadora que involucre todos los
núcleo del saber pedagógico.
Pedagogía de formación ética: Enfoque sociocrítico 39
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