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Conflicto: extracción de petróleo en la laguna de

Llancanelo (Sitio Ramsar)

Métodos de valoración económica del humedal

Maestría en Conservación de la Biodiversidad.

Facultad de Ciencias Exactas y Naturales,


Universidad de Buenos Aires.

Alumna: María Soledad Abraham

Docente: Patricia Maccagno

Materia: Economía de la Conservación

29 de Diciembre de 2016
INTRODUCCIÓN

La supervivencia de la especie humana es inconcebible sin aquello que aporta el


medio ambiente. Los ecosistemas vienen proporcionando a la humanidad a través de su
estructura, bienes, como las especies con interés comercial, cinegético, pesquero,
ganadero, agrícola o forestal, etc.; y a través de sus funcionamiento, servicios, mediante el
abastecimiento de agua, la asimilación de residuos, la fertilidad del suelo, la polinización,
el placer estético y emocional de los paisajes, etc. (Lomas et al., 2005). Sin embargo la
demanda de bienes y servicios tiende regularmente a sobrepasar las posibilidades de la
oferta, y por lo tanto toda organización social deberá enfrentarse al problema básico de
alcanzar una asignación eficiente de los recursos disponibles, a fin de satisfacer el mayor
número de necesidades sociales. El reconocimiento de este hecho, implica
consecuentemente asumir que el desarrollo económico y social dependerá en el largo
plazo del adecuado mantenimiento de los sistemas ecológicos que los sustentan y que
constituyen el capital natural del planeta (Gómez-Baggethun & de Groot, 2007).

Por lo anterior, la valoración económica se ha visto como un instrumento que


permite poner en evidencia los diferentes usos de los recursos biológicos y la
biodiversidad. La valoración económica se puede definir como una tentativa de asignar un
valor cuantitativo y monetario a los bienes y servicios suministrados por los recursos o
sistemas ambientales, ya sea que se cuente o no con precios de mercado que nos puedan
prestar asistencia. Cuando no existen precios de mercado, el valor se establece según la
voluntad de pagar por el bien o servicio, ya sea que en la práctica se haga o no un pago.
De esta manera, si se muestra que la conservación de la biodiversidad puede tener un
valor económico positivo mayor que el de las actividades que la amenazan, la información
que se pueda generar sobre sus beneficios ecológicos, culturales, estéticos y económicos
apoyará las acciones para protegerla y conservarla productivamente (de Alba & Reyes,
1998).

VALORACIÓN ECONOMICA DE LOS HUMEDALES

Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más productivos del planeta
y juegan un papel primordial en el desarrollo y sostén de las sociedades en todas partes
del mundo desde tiempos inmemoriales. La Convención de Ramsar (1971) los define como
extensiones de marismas, pantanos o turberas cubiertas de agua, sean éstas de régimen
natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o
saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no
exceda de seis metros. (Barbier et al., 1997). La interacción entre los componentes físicos,
biológicos y químicos de un humedal permite al mismo desempeñar funciones vitales
como la retención de agua, el almacenamiento de carbono, mitigación contra
inundaciones, estabilización de la costa, control de la erosión, recarga de aguas
subterráneas, purificación de aguas por la retención de nutrientes, sedimentos y
sustancias tóxicas y estabilización de las condiciones climáticas locales. Además brindan
enormes beneficios económicos tales como el suministro de agua, pesquería, acuicultura,
agricultura, transporte, producción de madera y recursos energéticos; ofreciendo también
oportunidades para el turismo y la recreación. Las interacciones de los seres humanos con
estos ecosistemas son muy diversas por lo que hay valores específicos que pueden ser
apreciados de distinta manera por diferentes grupos de individuos. Sumado a esto, los
valores de un humedal en particular dependen de la naturaleza y características de sus
funciones y procesos. Cada uno de estos humedales posee características y hábitats
diferentes, y por ende los servicios que proveen y valores que poseen son también
diferentes. Además el valor de un humedal depende de la estrategia con la cual es
gestionado; si debido a una gestión inadecuada se deterioran las funciones y servicios que
presta un humedal entonces éste se degrada y pierde su valor económico (Stolk et al.,
2006). Dado que una de las principales causas de la disminución y conversión excesivas de
los recursos de los humedales es con frecuencia que sus valores no comerciales no se
tienen en cuenta adecuadamente en las decisiones concernientes al desarrollo; la
valoración económica permitirá medir y comparar los distintos beneficios de los
humedales y por ende podrá servir de instrumento eficaz de facilitación y mejoramiento
del uso racional y el manejo/gestión de los recursos de los humedales del mundo (Barbier
et al., 1997).

CONFLICTO: EXPLOTACIÓN PETROLERA EN LA LAGUNA DE LLANCANELO

La laguna de Llancanelo (35°45'S, 69°08'O) se encuentra ubicada en el


departamento de Malargüe, en la provincia de Mendoza (Figura 1). Abarca unas 65000
ha, con 120 km perimetrales de costa y ambientes acuáticos circundantes, principalmente
bañados y pajonales inundables. Es un humedal salino, ubicado en una cuenca endorreica
en un ambiente semi-desértico al pie de la cordillera de los Andes, a 1300 msnm. Dentro
de los principales afluentes se encuentran el Río Malargüe, y los Arroyos Mocho y Chacay
aportando aguas superficiales; y los Menucos y Los Carilauquen, como surgentes que
descargan en el espejo de agua. Pero probablemente los aportes más significativos sean a
través de las aguas subterráneas. Cualquiera sea la característica del contribución, tienen
en común de ser de origen níveo; por lo que el grado de acumulación nívea durante los
inviernos, determinará las fluctuaciones estacionales de la laguna. Este humedal por sus
valores ecológicos se ubica como uno de los sitios más biodiversos del país y de mayor
diversidad biológica del planeta dentro de las regiones áridas. La mayor parte de la
vegetación en la cuenca de Llancanelo es xerófila o halófila; las distintas asociaciones
vegetales están determinadas principalmente por las condiciones edáficas (Blendinger &
Alvarez, 2002). Presenta gran cantidad de aves playeras que lo utilizan para sus
actividades de reproducción o como sitio de paso en sus migraciones, llegando a albergar
poblaciones de hasta 150.000 individuos, pertenecientes a 74 especies de aves acuáticas,
muchas con protección internacional. Debido a su singularidad ecológicas ha llevado a que
se la declare Reserva Provincial Faunística en 1980, y en 1995, Sitio Ramsar para la
Conservación de los Humedales (Canevari et al. 1998).
Figura 1: Ubicación de la laguna de Llancanelo

Sin embargo, Malargüe cuenta con otro tipo de reservas que sustentan
principalmente su desarrollo económico. Dada su potencialidad hidrocarburífera y minera,
la estrategia económica responde principalmente a la extracción de esos recursos. En el
contexto provincial, y para 2011, la explotación petrolera representó el 14% del Producto
Bruto Geográfico, aportando Malargüe casi el 60% de ese porcentaje, en su mayoría
operado a través de Repsol-YPF. De esta manera, aquellas áreas destinadas a la protección
y conservación de la naturaleza y la biodiversidad, se solapan con esas actividades
económicas. El registro histórico de la explotación petrolera en Llancanelo data de
principios del siglo XX, exactamente desde 1937, cuando YPF descubre el yacimiento.
Dado que el tipo de crudo que posee esta zona es de alta viscosidad (petróleo pesado),
implicaba altos costos para su extracción y producción. Este hecho hizo que durante los
primeros años las empresas presentaran marcados vaivenes en sus intenciones por
explotar la zona, sin embargo, se destaca YPF por su permanencia, complementada con la
entrada, en las décadas del ´80 y principios de los ´90, de Union Oil y Alianza Petrolera (D
´Amico, 2012).

En mayo de 1999, Repsol se propuso avanzar sobre el petróleo de Llancanelo,


esgrimiendo el uso de nuevas tecnologías que mejorarían la captación del crudo,
mediante la técnica de segmentos horizontales que perfora de manera longitudinal el
reservorio aumentando la superficie de contacto entre el crudo y los equipos de
extracción. Para ello, presentó a la Dirección de Saneamiento y Control Ambiental, un
pedido para ensayar el uso de esta tecnología en un pozo experimental, la cual se aprobó
en agosto de ese año. La autorización se concedió mediante Aviso de Proyecto,
procedimiento abreviado y expedito, destinado a actividades que no generen
desequilibrios ecológicos. En este sentido, resultó llamativo que el mismo órgano de
aplicación haya desconocido el procedimiento establecido para actividades, como la
petrolera, que claramente generan profundos impactos ambientales y que, según la
legislación provincial, deben realizarse a través de una Evaluación de Impacto Ambiental
(EIA) (Scoones & Sosa, 2004).

Viendo allanado su camino y debido al éxito del pozo experimental, una año más
tarde, en mayo de 2000, Repsol presentó el Plan de Acción II Proyecto 2000, para la
explotación de 8 pozos adicionales. Se inició el procedimiento de EIA, en el cual se designó
al Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA) y al Instituto
Nacional del Agua (INA) para realizar los dictámenes técnicos; que finalmente concluyeron
de manera favorable al emprendimiento (Scoones & Sosa, 2004). Sin embargo, la cuestión
más relevante fue que todo se realizaba sobre la falta de delimitaciones precisas de los
límites del área protegida y, en consecuencia, la falta de certezas respecto de la viabilidad
del proyecto. En este sentido, la delimitación del área era indispensable para analizar la
ubicación de los pozos. Por un lado, si estos estaban localizados dentro de la reserva,
debía aplicarse la Ley N° 6045 de Áreas Protegidas, que prohíbe cualquier tipo de actividad
extractiva. Por el otro, si estaban emplazados fuera, la legislación provenía de la Ley N°
5961 de Preservación del Ambiente, que permite este tipo de actividades aunque bajo
ciertas condiciones. A ello se sumó, la celebración de una audiencia pública plagada de
deficiencias, la cual no fue comunicada con la anticipación correspondiente, no se dispuso
de la información detallada y precisa del proyecto, y se entregó el dictamen técnico dos
días antes. Esta serie de irregularidades y arbitrariedades fueron denunciadas por diversas
organizaciones, entre las que se destacó Oikos Red Ambiental, y algunos particulares,
quienes denunciaron que los pozos estaban localizados dentro de la reserva (D´Amico,
2012).

Bajo este escenario de tensiones, en el año 2001, y a instancias del gobierno


nacional, se solicita el ingreso de Llancanelo al Registro Montreaux, espacio dependiente
de la Convención Ramsar, que nuclea aquellos humedales en riesgo de conservación, es
decir, en donde corre peligro el mantenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas. La
inclusión de la Laguna en el registro obedecía a las posibles amenazas que genera las
actividades relacionadas con la explotación petrolera; la disposición de los desechos del ex
Complejo Fabril de Malargüe en que se trataban minerales de uranio; la caza y pesca
furtivas; el posible trasvase del Río Grande al Río Atuel; y la introducción de especies
exóticas, tales como el tamarindo (Tamarix gallica), la liebre europea (Lepus europaeus) y
el jabalí (Sus scroffa) (UNC, 2013 a). Para fines de año, un grupo expertos del Registro
visitó la reserva, y concluyeron que bajo ciertas condiciones y controles, sería posible
realizar la explotación petrolera, aunque enfatizaron que bajo ningún motivo se debía
permitir actividades cercanas a los cursos de agua. Así mismo, recomendaron a Repsol
involucrar a las comunidades de la zona e informar de sus actividades, y encomendaban la
conformación de la Unidad de Gestión Llancanelo para el adecuado monitoreo y
seguimiento de las obras, y consideraron fundamental el establecimiento definitivo de los
límites biológicos de la reserva (Misión Ramsar de Asesoramiento, 2001).

Las denuncias y advertencias sobre contaminación persistieron, por lo que algunos


organismos gubernamentales y sectores científicos, se involucraron con mayor peso en el
conflicto. El Departamento General de Irrigación (DGI), embestido en su función de Policía del
Agua, realizó inspecciones en la zona y pudo corroborar la presencia de petróleo en un pozo
de agua que abastecía a la empresa. Como resultado, se solicitó al Poder Ejecutivo que
paralizara el procedimiento de la EIA hasta tanto se conocieran los resultados de los análisis.
Sin embargo, estas acciones quedaron rápidamente neutralizadas dado el cambio de
autoridades en el DGI, quienes desestimaron la denuncia. Finalmente, a comienzos del año
2003, se autorizó el proyecto mediante otorgamiento de la Declaración de Impacto Ambiental
(DIA) para 5 de los 8 pozos propuestos. Así, frente al riesgo que significaba esta DIA para la
conservación de Llancanelo, Oikos interpuso, en febrero de 2003, una acción de amparo
colectivo, que logró, un mes más tarde, paralizar las obras. A partir de ese momento,
sobrevinieron una serie de reclamos de parte del gobierno y la empresa, sin embargo, cada
una de estas instancias de apelación fueron rechazadas por la justicia. Finalmente, en el año
2005, esto se vio corroborado por la Corte Suprema de Justicia de Mendoza, quien dictaminó
la inconstitucionalidad del proyecto. Esta sentencia dictó la prohibición de la explotación
petrolera en Llancanelo, ordenó la ampliación de los estudios ambientales y el
establecimiento preciso del área protegida (Scoones & Sosa, 2004).

Posteriormente, en noviembre de 2007, el área protegida y sus alrededores


quedaron definitivamente demarcados en la Ley N° 7824, que fijó los límites biológicos,
amplió a 80.000 ha el área protegida y en la cual se destacaba la reconsideración de las
pautas culturales y económicas de los pobladores, y la creación de la Unidad de Gestión
Ambiental “Humedal Llancanelo”, cuyo propósito sería el de controlar y monitorear las
actividades productivas de la zona. Sin embargo en 2009, Repsol presentó un nuevo
proyecto para explotar otros 25 pozos. Nuevamente el IADIZA, y el INA, realizaron los
dictámenes técnicos, señalando la ausencia de un estudio de base cero, sobre el cual
evaluar los posibles daños ambientales en suelo, flora y fauna; la distancia mínima (entre
600 y 700 m.) entre los pozos y el acuífero y el alto efecto contaminante de la quema de
materiales en desuso. En febrero de 2010, entonces, llegó nuevamente el momento de la
audiencia pública, la cual tuvo gran concurrencia de público, entre los que se destacaron
los trabajadores de la industria petrolera, cuya posición defendía los puestos de trabajo
que implicaba el proyecto. En oposición, se presentaron algunos pobladores ganaderos y
parte de la comunidad científica, particularmente el Consejo Regional de Arqueólogos, el
Museo Regional de San Rafael y el Centro Internacional de Ciencias de la Tierra (ICES),
quienes objetaron que la manifestación impacto ambiental carecía de un estudio
arqueológico, paleontológico e histórico de la zona. De igual manera, se pronunciaron las
comunidades de pueblos originarios, quienes reclamaron se tuviera en cuenta a los
habitantes y territorios en los cuales se asentaba el proyecto. Una vez más, entonces, y
desoyendo las miradas y aportes de aquellos que se oponían, el gobierno otorgó la DIA
correspondiente a Repsol, lo que ha permitido la explotación del bloque de concesión
hasta la actualidad (D´Amico, 2012).

MARCO ANÁLITICO DE VALORACIÓN DE LA LAGUNA DE LLANCANELO, CRITERIOS DE


VALOR Y MÉTODOS DE VALORACIÓN ECONÓMICA

Los principios de la Convención de Ramsar descansan en un concepto clave, a


saber, que los humedales son muy valiosos. Para conseguir conservar los humedales hay
que demostrar que son valiosos y, en algunos casos, que son más valiosos que otros usos
que se proponga dar a los mismos o a las aguas que los alimentan. Sin lugar a dudas,
dentro de la cuenca fluvial en la que se encuentra inmersa la laguna de Llancanelo, el
elemento contaminante que presupone un mayor impacto en la calidad ambiental lo
constituye la extracción de petróleo. Por lo tanto, luego de conocer cuáles son los
impactos que produciría un derrame de petróleo sobre la laguna, debemos elaborar un
marco general para evaluar y comparar los beneficios económicos netos de los usos
alternativos (como el petróleo) en relación a los beneficios propios que brinda este
humedal; considerando un enfoque costo-beneficio.

Teniendo en cuenta que las alteraciones originadas por el impacto del derrame
de petróleo sobre la laguna de Llancanelo afectarían los bienes y servicios aportados por
ésta, podemos decir que las pérdidas de valores de este humedal derivadas de los daños
ocasionados al ecosistema y sus recursos representarían los costos de la actividad
extractiva. Por tanto, si evaluamos y valoramos estas pérdidas, podemos estimar las
pérdidas de beneficios ambientales y de bienes netos provocadas por los derrames de
petróleo. El costo total de este impacto perjudicial para el humedal (C I) equivale a los
beneficios netos sacrificados (BH):

* C I = BH

De esta manera, solo será conveniente explotar petróleo en la laguna cuando los
beneficios netos directos de la producción de petróleo (B P) sean mayores que los costos
totales del impacto sobre los humedales:

* B P ˃ CI

Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado se procede a reconocer,


enmarcados dentro de las categorías de valor, los diversos bienes económicos como las
funciones vitales que este humedal brinda a la sociedad en su conjunto. Aunque no se
conoce el valor numérico de cada categoría, las cuales sumadas determinarían el valor
económico total de la laguna de Llancanelo, se propone sin embargo diferentes métodos
de valoración desde la economía ambiental que podrían utilizarse (Figura 2).
Valor económico total de la
laguna de Llancanelo

Valores de Uso Valores de No Uso

Valores de Uso Valores de Uso Valores de Valores de


Directo Indirecto Opción Existencia

 Petróleo  Retención y ciclado de  Continuidad del  Biodiversidad


 Ganadería nutrientes sistema (especies en
 Agricultura  Control de  Obtención de peligro)
 Explotación inundaciones nueva materia  Protección del
de fauna y  Recarga de agua prima hábitat
flora silvestre subterránea  Nuevos  Valores culturales,
 Pesca  Estabilización de la conocimientos estéticos y
 Turismo costa religiosos
 Almacenamiento de
carbono
 Apoyo a otros

MÉTODOS DE VALORACIÓN ECONÓMICOS

 Análisis de  Valor  Valor


mercado  Valor contingente contingente
 Valor contingente
contingente  Método del
 Costo de viaje costo evitado
 Método de la
productividad

Figura 2: Categorías de valor económico y métodos de valoración económica para la


laguna de Llancanelo

MÉTODOS DE VALORACIÓN ECONÓMICOS

Análisis de mercado: Se aplica a los valores de uso directo, obteniendo los precios que las
distintas especies o bienes tienen en el mercado (pesca, leña, ganadería, agricultura,
productos maderables, etc.).
Valor contingente: Aplicable a valores de uso directo (turismo) e indirecto, opción y no
uso. En este método se pregunta directamente a la gente cuánto está dispuesta a pagar
por bienes y servicios ambientales concretos.

Costo de viaje: Aplicable a recreación y turismo. Se estimaría el valor recreacional de la


laguna a partir de la suma de dinero que gasta la gente en llegar a la misma.

Método del costo evitado: Aplicable a valores de uso indirecto: protección costera, control
de inundaciones, retención del agua y nutrientes, etc. Por ejemplo: valor del control de las
inundaciones se puede estimar a partir del daño que podría causar la inundación aguas
debajo de la laguna.

Método de la productividad: agua, suelo, etc. Permitiría estimar el valor económico de


productos o servicios provenientes de la laguna que contribuyan a la producción de bienes
comercializables.

CONCLUSIÓN

La identificación de los bienes y servicios brindados por la laguna de Llancanelo a


comunidad local como regional, y singularidad que la misma presenta en relación a la
amplia biodiversidad que soporta permite vislumbrar que la misma presenta un valor
inigualable en la provincia. Por lo tanto, toda actividad antrópica que atente sobre los
recursos singularísimos de este humedal, deberá ser tomada con cautela para evitar a la
sociedad posibles pérdidas importantes de carácter irreversible en un ambiente tan hostil
como el desierto mendocino.
BIBLIOGRAFÍA

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