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NO ME CREAS, COMPRUÉBALO.

Esta es mi máxima, y si es tu momento y estás preparado, estos principios actuarán como


"maestros", "perlas" que te ayudarán a "convertir el agua en vino", lo que significa que vas a poder
pasar de un estado a otro. Si no tienes la paciencia para probarlos y practicarlos, si no te apetece
"entrenarte" para volverte un maestro en ellos y comprobar que funcionan, no es ningún
problema. Siempre puedes volver a lo de antes y seguir con tu vida desechando todo esto sin que
te afecte para nada.

Puedes multiplicar tus bendiciones, aun aquellas que crees que no tienes, como Jesús multiplicó el
pan y los peces, porque tú tienes esa capacidad, pero en algún momento del camino alguien te
convenció de lo contrario.

Estoy seguro de que, en algún punto de tu vida, cuando eras pequeño, creías en la magia. Sabías la
verdad y eras libre, ¿y luego qué pasó? Escuchaste las voces equivocadas...

Las voces de la limitación, del miedo, de la duda, que brotaban de los labios de aquellos que más
amabas, y por eso les creíste, sin cuestionártelo. Pero no eran ellos, era su programación la que
hablaba.

Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, Dios se los encontró escondidos y tapados con
hojas. Entonces Dios les preguntó:

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