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Es Válido Atribuir La Polarización Política A La Comunicación Digital
Es Válido Atribuir La Polarización Política A La Comunicación Digital
ISSN: 1853-1970
Sociedad Argentina de Análisis Político
WAISBORD, SILVIO
¿Es válido atribuir la polarización política a la comunicación
digital? Sobre burbujas, plataformas y polarización afectiva
Revista SAAP, vol. 14, núm. 2, 2020, pp. 248-279
Sociedad Argentina de Análisis Político
DOI: https://doi.org/10.46468/rsaap.14.2.A1
SILVIO WAISBORD**
George Washington University, Estados Unidos.
waisbord@gwu.edu
https://doi.org/10.46468/rsaap.14.2.A1
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Esta ausencia es importante por varias razones que van más allá de la
polarización, como la importancia de sistemas públicos que reflejen el plu-
ralismo de voces y la diversidad de temas propias de cualquier sociedad. En
términos de la polarización, la carencia de medios públicos con agendas
periodísticas públicas (es decir, no estrictamente partidarias u oficialistas) es
fundamental, en tanto contribuyen a la producción de información de inte-
rés “general” que no está atada a la lógica de ahondar diferencias. Esta con-
clusión sobresale en trabajos sobre la importancia de los medios públicos
europeos como amortiguadores de la posible polarización afectiva y cognitiva
(Dahlgren, 2019).
Por lo tanto, la arquitectura mediática en América Latina careció de
estructuras e incentivos que impulsaran un periodismo moderado en tér-
minos de identidades partidarias o ideológicas. No tuvo resguardos poten-
ciales frente a la polarización en tanto las alianzas políticas y el paralelismo
político-mediático fueron características esenciales de los sistemas naciona-
les de medios (Guerrero y Marquez, 2014). No hubo una presunta división
férrea entre intereses editoriales, comerciales y periodísticos que apuntala-
ran un periodismo que intentara o pretendiera ser equilibrado.
La debilidad histórica de empresas periodísticas comprometidas con la
producción de información balanceada ayuda a explicar tendencias
polarizantes en las democracias latinoamericanas del último siglo. Ni el pe-
riodismo en medios comerciales consensuó o mantuvo estándares de relati-
va imparcialidad o neutralidad, ni los medios públicos efectivamente fun-
cionaron como plazas amplias e inclusivas de información equilibrada y re-
nuente a tomar posiciones partidarias claras. Esta característica es impor-
tante para entender la polarización, en tanto la evidencia sugiere que el
consumo de información producida por medios públicos, que pugna por
mantener estándares de neutralidad y dar lugar a diferentes perspectivas,
está negativamente relacionado con la polarización.
En este contexto, ¿qué hay de nuevo con las enormes transformaciones
de las últimas décadas hacia mercados de medios segmentados? Si hoy exis-
ten fuertes incentivos para periodismos abiertamente partidarios e ideoló-
gicos, ¿qué innovaciones trajeron las sucesivas oleadas de innovaciones tec-
nológicas y corporativas que desembocaron en los actuales mercados de
nichos “políticos”? ¿Son estos nichos más polarizantes que la prensa del
pasado que abiertamente defendía causas partidarias e ideológicas?
Tanto en el pasado como en la actualidad hay tendencias que favorecen
la producción de contenidos periodísticos ajustados según simpatías políti-
cas e ideológicas. Es decir, no pareciera que la transición hacia sistemas de
medios de nichos políticos sea un rasgo absolutamente novedoso. Sigue
siendo redituable producir contenidos para segmentos de fuerte identidad
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tes y activas (Fletcher et al, 2020). Las poblaciones más polarizadas son
quienes tienen identidades políticas más fuertes y consumen información
con más frecuencia.
La polarización es más visible entre quienes expresan mayor interés por
la política. No es un rasgo de la población en general. Los segmentos de la
ciudadanía que participan en la política de diversas formas (votación, movi-
lización pública, donaciones, trabajo voluntario en campañas electorales)
son más proclives a tener opiniones más fuertes y extremas que la población
en general.
Esta corriente se evidencia en plataformas como Twitter que concitan
un público más politizado que la media poblacional, que sigue la política
más de cerca y con mayor frecuencia, y que tiende a estar particularmente
activo (Machado et al, 2018). Hay una “espiral de refuerzo” de actitudes y
creencias dinamizada por el consumo de ciertos medios sociales, especial-
mente Twitter. Cuando se escucha a quienes piensan diferente es factible
que haya un refuerzo de actitudes más que cambios de perspectivas o au-
mento de interés en entablar conversaciones o modificar las convicciones
propias. Quienes se polarizan gracias a las plataformas digitales tienden a
ser militantes y activistas. De ahí que tomar a Twitter como lugar esencial
para sacar conclusiones sobre la polarización lleve a visiones parciales sobre
la sociedad en general. Recordemos que Twitter como objeto de estudio está
sobrerrepresentado en estudios sobre polarización digital por razones
metodológicas en comparación, por ejemplo, a Facebook, WhatsApp y
YouTube. Puesto que exhibe notorios sesgos demográficos (por educación,
nivel socioeconómico, e interés en la política), es problemático sacar conclu-
siones generales sobre la polarización como si fuera un fenómeno uniforme
a partir de tendencias en Twitter.
Que la digitalización de la comunicación pública lleva a la fragmenta-
ción de públicos según simpatías políticas es indudable. La fragmentación
según contenidos de particular interés es tangible, como muestran nume-
rosos estudios sobre el uso de información en medios sociales (especialmen-
te Twitter), que grafican burbujas multicolores con limitadas conexiones
vinculantes (ver Urman, 2019). Sin embargo, esto no implica que los públi-
cos vivan en “cámaras de eco” perfectamente cerradas al resto. La fragmen-
tación implica el afianzamiento de formas de intermediación comunicativa
ancladas en lógicas partidarias, ideológicas y temáticas, pero no implica que
los públicos estén encapsulados absolutamente.
De hecho, trabajos recientes (Bruns, 2019) cuestionan la visión de las
burbujas mediáticas a la luz de evidencia que muestra escenarios de consu-
mo/uso de contenidos y participación digital que no encajan en la caricatu-
ra de públicos secuestrados en cámaras de eco. Asimismo, hay estudios que
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Conclusión
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Palabras clave
Polarización — medios digitales — comunicación pública — populismo —
desinformación
Key words
Polarization — digital media — public communication — populism —
disinformation
Abstract
The purpose of this paper is to examine the relationship between public
communication and contemporary political polarization. From a review of
recent global literature, it is proposed that polarization is the product of the
combination of political and communication phenomena. It is wrong to
understand polarization as a product solely associated with trends in digital
communication. It is necessary to recognize the move towards more extre-
me positions of populisms and the loss and fragmentation of moderate
positions (left or right) as well as the role of «traditional» media in fostering
affective polarization. The overrepresentation of strong political feelings
coupled with the mobilizing power of social and cultural cleavages deepens
binary oppositions. Polarization as a political and media strategy pays off. In
today’s mediated communication, appealing to polarizing discourse pays
off either in terms of audience and publicity as well as symbolic compensation
on digital platforms - followers, popularity, relevance. Likewise, inequality in
political participation, inclined in favor of people with strong partisan and
ideological feelings, and the popularity of information media that aim to
feed and stir up such feelings also underpin polarization.
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