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Citta slow o el arte de vivir lento

Vivimos en la era de la tecnología, y sin embargo hoy por hoy trabajamos jornadas

más largas que antes. El tiempo no nos sobra, no tenemos ratos libres y si los

tenemos, éstos son mínimos. La velocidad nos ha estresado de sobre manera y

hoy tomamos ansiolíticos, pastillas anti estrés.

Y por otro lado, el libro Elogio de la Pereza, de editorial Planeta, se vende como

pan caliente en España. Su autor es fundador de una revista llamada El Vago y

considera su obra literaria como un manifiesto definitivo contra la enfermedad del

trabajo. Destaca, sobre todo, el término de escaqueo, la evitación de hacer algo

que resulta molesto y hasta invita a declarar el lunes como el día para llamar al

trabajo y decir que está uno enfermo.

En Grecia, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo

(OIT), se trabaja aún más que en Estados Unidos. Y en España, son los últimos

en cerrar las oficinas, al filo de las nueve de la noche. En promedio, se trabajan

unas 1.807 horas al año. Vivimos para trabajar y no trabajamos para vivir, nos

hemos olvidado de disfrutar el presente, de irnos de pinta con nuestros hijos, de

quitar el pie del acelerador y deleitarnos con el paisaje.

Algo pasa. Hoy ya cuestionamos estas actitudes, aunque sea de a cuenta gotas y

comienza a triunfar, indiscutiblemente, la desaceleración sobre la velocidad, la

pereza sobre el trabajo; últimamente destaca lo lento como bello, se habla de

reconexiones, de piedras filosofales, del propio tiempo, de recuperar, de


Citta slow o el arte de vivir lento

reencontrarte contigo mismo, de comer despacio, y recuperar la dulce hora de la

siesta.

Sin embargo, aún falta mucho. Estos conceptos de desaceleración se antojan

sensatos, pero en la realidad, se enfrentan cara a cara con un mundo donde ser

lento es ser perdedor o torpe, no estar en boga o a la vanguardia del kilobyte por

segundo.

Por eso hoy, surge Cittaslow, un concepto italiano nacido en 1999; un movimiento

que surge para ampliar la filosofía del Slow Food a municipios locales a fin de

acercarlos al concepto del buen vivir y aplicarlo en la vida cotidiana. Son ciudades

cuyos centros históricos son espacios donde el tráfico no tiene cabida, donde el

ruido desaparece para dar paso a la caminata y a la tranquilidad, su agricultura,

ganadería y pesca, presentan un total respeto al ambiente, pero sobre todo

armonizan con la cocina tradicional.

Citta, que significa ciudad y slow, lento, es un movimiento que incluye mejorar la

calidad de vida en las ciudades, que celebra y apoya la diversidad cultural, es

parte de una tendencia cultural, que promueve reconexión con el ambiente, con lo

tradicional, respeto y ritmo de vida desacelerado.

Citta Slow es una red de ciudades que apuesta por desacelerar, reducir al mínimo

la presencia de coches, recuperar la calle para el ciudadano y hacer la vida más

fácil. Ya hay más de 60 citta slow en el mundo, y otras tantas quieren entrar.
Citta slow o el arte de vivir lento

Uno de los requisitos indispensables es tener menos de 55 mil habitantes.

Además, las aspirantes deben hacer una fuerte apuesta por el pequeño comercio,

la agricultura sostenible y las tradiciones autóctonas.

Puedes llegar a pensar que quienes apuestan por la desaceleración, son

fundamentalistas o no trabajan. En realidad, son personas como tú o como yo, que

deciden, simplemente, parar de vez en cuando, hacer una pausa para comer

despacio, saborear y deleitarse con cada uno de los ingredientes, vamos, olvidar

la prisa. Buscar un respiro dentro del trepidante ritmo cotidiano.

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