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CONFESAR Y TRANSMITIR LA FE CRISTIANA

Ponente: D. José María Mardones


Diócesis de Huelva, 17/O1/O4
*Nota: " El texto ha sido transcrito tal como el ponente lo ha expresado oralmente.

I PARTE: "CONTEXTO ACTUAL DE LA TRANSMISIÓN DE LA FE".

Se trata de preguntarnos que tipo de sociedad tenemos, que tipo de cultura. Los sociólogos
tratan de mirar a dónde van esas corrientes del mundo como "fundamentales", que explican lo
que sucede en Huelva, Madrid, Santander, o donde sea.

Hoy se habla y se lee mucho de globalización, incluso de globalización neoliberal. Esto es algo
así como modas y palabras claves que se van repitiendo, pero ¿qué es lo que queremos decir
cuando hablamos de globalización, o de posmodernidad? . No le tengamos miedo a las palabras,
pero tampoco hagamos fetiches de ellas.

Lo que queremos decir es que estamos en una globalización:

1º Económica o tecno-económica.

Globalización quiere decir en primer lugar que estamos viviendo en un momento en el


que no se puede mirar a otra parte, porque ya no hay otra parte, ¿dónde miramos?. A
cualquier sitio que miremos, estamos mirando ya nuestro mundo y prácticamente lo que
se quiere decir es que todo nos está afectando y conviniendo a todos. Es decir, que
estamos ante la mundialización. El mundo hoy es prácticamente una unidad, sobre todo
mirado desde el punto de vista de las tecnociencias del tipo que diríamos de
cachivaches, por los cuales estamos funcionando, pues cada vez más están inundando
nuestro mundo y están configurando un tipo de mundo. Claro que hay un tipo de
naciones subdesarrolladas, pero también a ellas está llegando.

Incluso, desde el punto de vista económico, se puede decir – si exceptuamos


continentes olvidados como Africa- que todo el mundo es una unidad, un todo, una
especie de mercado único donde todo se compra o se vende. Estamos viviendo un
momento en el cual somos realmente o empezamos a ser, con desigualdades,
miembros del mismo mundo. Esto tiene una serie de repercusiones en la economía,
impulsada por el desarrollo científico y técnico que aparece como una unidad. La ciencia
y la técnica tienen un dinamismo creciente, cada día se están descubriendo cosas y
aplicando, pero además cada vez está teniendo una repercusión más inmediata, más
rápida dentro del mundo de la producción de cachivaches, materiales, etc. Esto es lo
que solemos decir con esa palabra tecnoeconomía: un mundo en el que cada vez más
lleno de cachivaches especiales, y donde el elemento comercial de la compra, de la
venta, de la oferta, de la rebaja, es decir, de lo económico, etc., nos afecta en los modos
de vivir, de tal manera que los rasgos de la cara de esta sociedad están marcados y
están hechos por la técnica y la economía en gran parte.
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Miren, por ejemplo, el cambio que ha habido al pasar de la fuerza animal de las mulas o
bueyes a la del tractor. Este cambio afecta más a la mentalidad y a las actitudes que
todas las predicaciones que realizamos ¿Por qué? Pues, porque cuando se paraban las
mulas, a lo mejor se blasfemaba, pero cuando se para el tractor tienes físicamente que
detenerte, tienes que pensar y tienes que estar diciendo, bueno me falla el aceite, me ha
fallado tal, el filtro…. Tengo que estar pensando funcionalmente dónde está la causa.
Eso es lo que nos está ocurriendo permanentemente, en cualquier cosa de nuestra vida.
En definitiva, se está configurando un tipo de modo de pensar.

Fijaos en los chicos actuales, cómo manipulan las maquinitas, los móviles, Internet,
parece como si del ambiente, surgiera un nuevo modo de pensar y actuar que nos
cambia. ¡Qué cambio el de la forma de pensar de nuestros abuelos en un mundo rural
con un tipo de practicas sociales, asociadas a la fuerza animal, y la de sus nietos o
biznietos! Se trata de un mundo distinto, con una mirada distinta.

En resumen:

Entramos en un mundo, donde la funcionalidad, lo útil, lo rentable, lo pragmático, sé esta


traduciendo en nuevos valores, propios de nuestro mundo. Estamos en un mundo de la
funcionalidad, de lo instrumental ¿Quién lo predica? Lo predica la configuración social
misma. Esto es algo así como una especie de mecanismo de fondo, de dinámica de
fondo, a partir de la cual funciona nuestra sociedad. Hay que entender entonces, que
este es el mundo que vamos haciendo y que nos va educando, y, sobre todo, a nuestros
hijos. ¿Qué repercusión tiene esto para nuestro mundo religioso?.

Este mundo choca, a veces, frontalmente con el mundo de la religión. ¿Para qué vas a
un grupo de oración? ¿Qué sacas tú de ir a la Iglesia?. En un mundo funcional -
utilitarista, con criterios comerciales, donde prima la eficacia y la rentabilidad inmediata,
ninguna actividad altruista o religiosa tiene mucho sentido. Hoy se tiende a rentabilizar
las cosas. Hay grupos que ofrecen una cierta rentabilidad, pues me ofrecen un sentido a
la vida, pero, se trata de otro punto de vista. Pero en el fondo cuando uno analiza las
cosas, descubre que el mundo "nuevo" repercute y afecta al mundo de la religión.

Un mundo funcional es un mundo que no favorece demasiado la comprensión de lo


gratuito. El símbolo es muy importante, ¿qué significa el símbolo? Por ejemplo: cuando
miramos una imagen, no miramos a la imagen, sino más allá de la imagen. Miramos lo
que significa la imagen, por más que uno pueda decir ¡hay que carita tiene!. Puede
haber hasta excesos, pero olvidamos que hasta el devoto más sencillo, detrás de una
virgen, o detrás de una imagen, lo que ve es precisamente un símbolo que le lleva a la
realidad misma de Dios, de Jesús, de la Virgen María, etc.

Nuestro mundo esta sometido al influjo de lo cientifico-tecnico y de lo económico, y no


podemos cerrar los ojos, pues nos apresa y nos impide descubrir el valor de la
evocación y de la sugerencia. Para superarlo hay que tener como una especie de
pequeño espíritu poético para abrirse a la "trascendencia", aquello que cae detrás de las
cosas. Entonces no se extrañen de que el lenguaje religioso, que habría que renovar y
hacer creativo para que resuene en nuestro momento, se sienta tan anulado por la
cultura predominante, que se hace casi imposible que crezca la poesía, la religión; más
aun, nos ciega hasta para ver en profundidad y nos impide plantearnos las preguntas
fundamentales que dan sentido a la vida.
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La sociedad hoy, predominantemente tecno-económica, predispone para que se abra


camino la cultura de la increencia. Si embargo, en este mundo tan funcional - como las
tierras muy secas- tiene una enorme sed de agua, porque está como agrietado. Nuestro
mundo tiene una enorme sequedad que agrieta a la gente, pero la hace, en ultimo
termino, sedienta también de búsqueda: de la gotita de agua, de la frescura, de algo de
sentido, de algo de orientación, de algo que, en el último termino, venga a calmar un
poco la sed que parece tiene el corazón humano. En unos se ve mas que en otros.

CONCLUSIÓN

Las tendencias de fondo de nuestro mundo explican por qué nuestra sociedad y nuestra
cultura tienden hacia la indiferencia o hacia la increencia, pero al mismo tiempo, en el
fondo mismo de ellas, se crea como una especie de necesidad que tiende también hacia
búsquedas de respuestas, aunque no exclusivamente religiosas, e institucionales.
Nuestro mundo tiene quizás sed de misterio, pero no necesariamente lo va a buscar
dentro de las iglesias. Por eso, los catequistas, los educadores, etc., tienen que estar un
poco alerta, y los pastores tienen que saber y ver por dónde soplan los vientos.

2. Un rasgo cultural de nuestro mundo es su homogeneidad.

Veamos, por ejemplo: las modas, los gustos, los divos, el mundo del deporte, el mundo
de la canción, del cine, etc., casi los mismos en todas partes. Todo se globaliza igual
que en el mundo de las modas y del deporte. Cada vez el mundo está más unificado,
aparentemente trivial, enormemente consumista. Se trata, además, de una cultura que
tiene enormes variaciones, donde una cosa sustituye a otra. Este es un mundo que
afecta mucho a los jóvenes, y no tan jóvenes, cada vez más; pero sobre todo, al mundo
joven, que es un mundo enormemente influenciado precisamente por toda esta cultura,
que podríamos decir mediática, es decir, la cultura de la moda, el gusto, etc. Es lo que
algunos han denominado una macdonalización de la cultura, los Macdonals que están
en todas las esquinas. La penetración mundial de este tipo de cultura muy sajona y
norteamericana - unida a toda una tendencia mercantil- pues mueve miles de millones,
va unida a lo anterior, nunca separado. Detrás de todo está la tecno-economía, con sus
múltiples influencias. Pero lo que nos interesa a nosotros, cuando miramos la realidad
desde ojos educadores o de pastoral, es ver otra vez el dinamismo de fondo de esto,
¿hacia dónde va este tipo de cultura?.

Estamos continuamente bajo las sensaciones, entre la televisión, Internet, las ofertas
que hay de lo que sea, de divos, de deportes….¡Nos entretienen tanto! ¡Nos ocupan
tanto! Que finalmente viviríamos únicamente con esto. Está ocurriendo en nuestra
cultura, que se puede dar la sensación de que podemos vivir ante una especie de
novedad permanente. El joven vive en una especie de novedad permanente, y seguro
que nosotros también. En una gran ciudad, entre conferencias, exposiciones,
presentaciones, eventos deportivos, musicales, etc., no hay tiempo, ni dinero para
acceder a todo lo que te ofrece una sociedad de estas. Este tipo de ámbito, al final,
configura un tipo de persona y, sobre todo, afecta a los jóvenes y también a los mayores,
porque es la cultura del entretenimiento. Ocupa y entretiene tanto que realmente la vida
se te va o se puede ir. Al final, sencillamente, te han hurtado el tiempo, te han robado la
capacidad de reflexión. Esta realidad tan cambiante a ritmo de vídeo clip, una cosa y
otra…Es un consumo de sensaciones, una degustación de sensaciones y además está
hecha a propósito, que no cambie el paladar, que golpee continuamente las pupilas
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gustativas y que finalmente no nos canse, variaciones aunque sea de lo mismo.


Finalmente, no hay tiempo para pararse, para detenerse, para asimilar con que me
quedo.

Este es un tipo de cultura radicalmente intrascendente, que no ofrece una especie de


paso a otra cosa, sino que todo se queda en el juego del consumo de sensaciones de lo
que estamos viviendo o teniendo. ¡Entretiene tanto, que se nos pasa la vida ahí!. Ante
un mundo como este, el educador, catequista, pastor, tiene que tener un poco de ojo, y
ha de ayudar a las personas para que tengan capacidad de detenerse, de reflexionar, de
asimilar, de tener un poco más de espíritu critico o de tener tiempo para plantearse otras
cosas. Y todos sabemos que no es fácil, pues hay que dedicar tiempo, esfuerzo, etc.
Estamos ante un tipo de "clímax" y prácticas sociales, una cierta trivialización, que no
deja suficiente lleno el corazón.

3. Se trata, además, de un mundo muy individualista.

Esta es una historia larga donde está el cristianismo de fondo. Occidente es un mundo
que descubre la libertad, que descubre la persona y esto nos es ajeno al cristianismo -
tampoco al mundo griego - pero el mundo de la ciencia y de la técnica hoy, está ajeno al
cristianismo. Dominar el mundo, someterlo y en último termino, ver e investigar las leyes
del mundo, esto es muy occidental. Esto no es una casualidad. ¿ Por qué ha surgido
dentro del mundo occidental y el cristiano? Entre otras cosas, porque queda muy claro
desde el primer capitulo de la Biblia que Dios no es el mundo, es el creador del mundo.
Esto tiene unas consecuencias tan tremendas que a partir de entonces el mundo es otra
cosa y Dios otra, sin confusión, aunque siempre estemos en peligro de confundirlo. El
mundo es mundo y está a nuestra disposición, entonces el mundo es, ni más ni menos,
ese campo, donde los seres humanos ejercitamos hasta lo que somos, la libertad
humana total, incluso dando un paso más, como dieron ya, hasta algunos protestantes,
etc.

Este mundo y sus leyes es un reflejo de Dios. Buscar y analizar ese mundo - como
hicieron Newton, Boile, etc.- es en último termino acercarse a la sabiduría de Dios. En el
fondo de todo individuo, y especialmente de los creyentes que investigaban, estaba el
afán por conocer lo que Dios mismo reflejaba en las leyes de la creación, pues nuestro
mundo lleva la marca "cristiano", sobre todo Europa, y eso, desde el punto de vista
cultural, nadie lo discute.

Es verdad que, desde su ambigüedad todo lo humano es ambiguo, de ahí la necesidad


de estar vigilantes respecto a lo que estamos produciendo. Sin embargo, hay un enorme
impulso hacia el descubrimiento de la persona, del individuo, de la libertad. Lo de menos
es que se atribuya al Renacimiento, a la Reforma, a la Ilustración, etc., pues lo
verdadero importante es que hay todo un dinamismo, que después culturalmente se va
fortaleciendo por una serie de hechos, por lo menos en la cultura occidental, que
finalmente desemboca en lo que tenemos actualmente.

Actualmente se dice: queda un mito. ¿Saben cuál es el mito? El mito de hoy es sé tu


mismo, sé tan único, tan original y escribe una biografía única. Esto se nos manda, o se
nos incita desde la publicidad ¡tú te lo mereces!. Se nos predica tanto ese "tu", "tu", "tu",
sé original, sé tan único. Y la paradoja está en que este mundo esta enormemente
condicionado desde el punto de vista institucional. En los análisis siempre hay que ser
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de "ida y vuelta" varias veces, nunca sean de una sola dirección. El individualismo que
tenemos es un individualismo muy institucionalizado; por una parte se nos insta a que
seamos muy nosotros y, por otra parte, estamos condicionados desde que nos
levantamos: por todo lo que hemos dicho anteriormente, desde los cachivaches, las
modas, hasta el modo de cómo tenemos que orientar toda la educación, la familia, etc.
El individuo persigue esta realización, este es un poco el clímax dentro del cual estamos
viviendo, sin otro limite prácticamente que aquello que ya está prohibido por el otro.
Estamos ante ese mito que desde el punto de vista moral tiene muchas consecuencias,
¿por qué? Porque lleva en el fondo la moral de la autenticidad, que tiene su parte
importante y bonita. ¡Yo no hago eso ni porque lo mande la Iglesia, ni porque lo mande
el Papa, ni lo mande nadie, sino porque me gusta, me apetece, etc.! El criterio que juzga
lo importante o no importante no está en su repercusión, sino en lo que me apetece o no
me apetece, y esto también se observa en los jóvenes a quienes acompañamos. Los
catequistas lo deben saber, pues hay heterodoxias que tenemos que soportar o, hasta
cierto punto, tolerar en la evangelización y a lo mejor poco a poco, lentamente, ir
proponiendo, sin imposiciones, un estilo cristiano de verdad. Estamos desafiados a
personalizar más la fe, a acompañar más, a ser más tolerantes, a tener más capacidad
de soportar esa especie de heterodoxia, sin ponerse nervioso para poder ofrecer "la
conversión" del individualismo imperante a la experiencia común de la Iglesia.

4. Grandes rasgos del clima religioso.

Religión y realidad están unidas. La religión no cae del cielo, decía un libro hace unos
años; la religión brota de aquí, y es nuestro modo de entender y de vivir justamente las
relaciones o la trascendencia. ¡Y esto está! Y desde el cristianismo no es todo, pero
desde la perspectiva de la evangelización es muy importante no perder de vista el
mundo que tenemos, a quién tenemos que educar, cómo lo tenemos que educar.

Este tipo de sociedad y de cultura, que decíamos que era funcional, que desea el
sentido, que deja un ansia de sensaciones, que lleva a un enorme individualismo de
autorrealización, del descubrimiento del yo verdadero, etc. Nos hace descubrir que no
todo es contrario a la evangelización, pues también contiene elementos de interioridad,
que es fascinante. Los jóvenes más sensibles tienen un cierto gusto por el silencio,
oración o por los cultivos de la interioridad de la oración.

Descubrimos que tenemos un mundo interno fascinante, interesante; a veces negro,


abismante, etc., pero en el que el elemento experiencial es importante, pues no hemos
de quedarnos solos en lo doctrinal, lo teológico, etc. "Hábleme de lo que usted sabe, no
de lo que aprendió en Alemania, de lo que sabe desde dentro, desde el corazón, desde
su relación con Dios, etc.". Parece que nos dice el joven de hoy, y la gente de hoy. No
me hable de que usted sabe muchísimo, dígame cómo vive a Dios, dígame cómo lo
siente…

Quizás habría que tomar nota y empujar hacia la experiencia de que Dios está cerca,
que nos envuelve, que está ahí, que hay una presencia. La realidad demanda búsqueda
de experiencia. Ayudémosles a tener esa experiencia, no sólo hablar de Dios, sino a
mostrar como se puede avanzar en el camino de la experiencia de Dios.

Es una religiosidad muy centrada en el individuo, en su interioridad, en su


emocionalidad, en su subjetividad, pero que deja un margen a lo doctrinal, lo intelectual.
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Quedarse sólo en la mera emoción - como determinados grupos que hasta lo cultivan un
poco- es grave, porque todo esto está ocurriendo en nuestra Iglesia. Pero, el
cristianismo occidental no le ha tenido miedo a la razón. Durante 2000 años hemos
estado luchando a brazo partido y sin tenerle miedo. Todos estos vientos, sobre todo, si
crean una especie de clima que margina lo doctrinal, no son una buena noticia, y es un
peligro, pues hay tantas o más herejías del corazón que de la cabeza. La pregunta es
¿cultivamos grupos de oración? ¿Hacemos una sacramentología acartonada o
sugerente? ¿Unas misas que dicen algo o disuasorias?. Unas misas sin música, sin
nada sugerente. ¡ Claro que no atraen a nadie! Lo repetimos una y otra vez. Y me
imagino que aquí en el sur, sería más pecado mortal que en otras parte.

Hoy hay una socialización educativa floja. Se calcula que un 12% o 15% tienen una
educación o socialización religiosa que pudiéramos denominar fuerte; que un tercio ya
de nuestra juventud española no ha sido socializada, que desconocen a Jesús, y el resto
tiene una socialización débil mezclada con muchísimas cosas fruto mundo que les he
descrito de la cultura de la globalización, de la cultura de sensaciones.

¿Cuál es la tarea nuestra hoy? No hacer un cristianismo que ya se ha acabado. El


cristianismo de cristiandad, que hemos tenido en España hasta hace poco, ya no sirve.
Estamos en un momento que podemos denominar de transición hacia otra cosa, y
ustedes son muy importantes, porque realmente ¿quiénes son los que seguirán?, ¿cómo
seguirán? ¿seguirá el cristianismo con la relevancia, o no ? Eso va a depender de
nuestro trabajo. ¿Cómo hacer para que volvamos…? ¡Ya no hay vuelta! Ya estamos en
una sociedad, en una cultura, en un tipo de Iglesia que ya no tiene vuelta, en un tipo de
cristianismo que ya no va ha ser de cristiandad, que va a ser otra cosa poco más
relevante.

II PARTE: ¿CÓMO DEBERÍA SER UN CRISTIANISMO QUE TENGA FUTURO HOY Y


MAÑANA?

Un cristianismo de futuro tiene que tener experiencia, y si no, ni hay cristianismo ni futuro
para el cristianismo. Tiene que cultivar la experiencia de Dios, pues, un cristianismo del
que no se tenga experiencia personal, difícilmente va a tener continuidad. En otro
momento era más fácil tener un cristianismo sociológico, amparado en el paraguas
sociocultural, como fue el catolicismo en España.

En efecto, el catolicismo español en gran parte ha tenido mucho de catolicismo


sociológico. Todavía hoy, se declaran católicos el 81%, pero únicamente el 56% se
dicen que son religiosos. Llama mucho la atención que justamente el 44% de la gente
que se dice católica, ante la pregunta ¿qué sensación tiene?, ¿Cómo lo vive?,
respondan que no se siente religioso. La pregunta es ¿qué catolicismo tenemos?,
¿cómo se siente católica esa persona?, ¿qué significa ser católico para él? Pues, a lo
mejor, significa un elemento de herencia, un elemento de identidad última cultural, o que
no se siente religioso desde el punto de vista de las practicas. Pero aquí hay un dato
importante, si no nos equivocamos en el análisis al detectar, cómo en el clima ambiental
parece que está la necesidad de descubrir la interioridad y de cultivarla, y entonces,
estamos ante una tarea de siembra, encaminada a cultivar expresamente la experiencia
de Dios. Los catequistas, educadores, monjas y hasta los mismos curas, no hemos de
hablar de Dios, sino llevar hacia la experiencia de Dios, que es algo un poco distinto. Lo
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que la gente está demandando ahora es esto, aunque también hay que hablar, pero hay
que intentar transmitir cuál es nuestra experiencia personal. Se trata de un desafío
personal. Es un reto que el Espíritu nos lanza desde la realidad.

El cristianismo que acabamos de celebrar en la Navidad es una espiritualidad


encarnada: Dios se manifiesta en lo humano, lo profundamente humano es lo divino;
ésto es muy evangélico y muy teológico: Dios se hizo carne, acampó entre nosotros, se
hizo humano, apareció ahí, se manifiesta ahí; se manifiesta en la realidad, nos habla
desde la realidad, de mí realidad, la realidad del mundo, ¿qué está pasando?, ¿qué está
ocurriendo?. Ahí está el clamor de Dios, ¿qué nos está diciendo? Hay necesidad de
experiencia, y los primeros necesitados somos nosotros mismos; cada uno de nosotros
tenemos que tener una experiencia personal de Dios, no podemos hablar de lo que no
sabemos. Hay una llamada a recuperar una dimensión de experiencia de Dios clara, y a
partir de ahí podemos transmitir a los demás. Hay un cierto eco, al menos dentro de los
grupos juveniles y mayores, de lo que denominamos convivencias, retiros, silencios,
oración, etc. ¡Pues hay que continuar haciendo estas cosas! A lo mejor, habría que tener
un pequeño oratorio en cada parroquia, al mismo tiempo que hacemos otros gastos, con
moqueta, cojines... ¿Cómo quieren si no hacer grupos juveniles? No se puede predicar a
palo seco, incluso a la gente mayor. Hay por ahí grupos, aunque no se digan cristianos,
haciendo meditación, enseñando a la gente a hacerla. Y podemos hacerlo cualquiera de
nosotros, los catequistas, religiosas, todos pueden cultivar un poco de esto, y si no,
quién va a enseñar a hacer silencio, respirar, etc. ¿Por qué no hemos educado en estas
cosas?, ¿por qué no educar a la gente joven? Esto es lo que estamos diciendo,
pedagogía concreta, llevar hacia el camino de la experiencia de Dios concreta, no
solamente decir: ¡hay que orar! Claro que hay que orar, pero hay que dar unas
pequeñas técnicas. Estas pequeñas cosas gustan y ayudan a interiorizar, más aun en un
mundo que va deprisa y que necesita detenerse un momento, hacer un poco de silencio
interior. Por aquí tiene que ir lo que hagan, hay cursillos por ahí, ¡les desafío a que lo
hagan!. Es una lastima que dejemos espacios enormes sin cultivar dentro de nuestra
Iglesia, y dentro de la formación espiritual. Sin la experiencia personal, sin una pequeña
conmoción personal, realmente tienen razón determinados grupos evangélicos,
carismáticos, pentecostales, etc. , que les dan mucha importancia, no solamente hay
que hablar del espíritu, hay que experimentarlo.

Creo que, o tenemos experiencia y damos experiencia personal de Dios, o, no tenemos


futuro en el cristianismo. Hay que recuperar la dimensión interior, sabiendo que el
cristianismo es mística de los ojos abiertos, mística de la encarnación; después cada
familia le puede dar el sello que quiera, pero el cristianismo del evangelio es el del Dios
encarnado. Por eso, no podemos quitar de encima la espiritualidad encarnada, que
descubre que Dios está en la misma realidad humana y que ahí te puedes ir educando
en los ojos, en la interpelación de lo suficiente, de lo doliente, etc. Todo esto es clamor
de Dios que tiene que llegar a mí y tengo que sintonizar con todo esto.

Se necesitan pues, pastores consagrados y laicos que acompañen en esta experiencia.


He ahí una primera gran línea, una gran tarea, un enorme desafío, que es una riqueza
de esta Iglesia, y en el que continuar y profundizar.

Compasión efectiva.
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Solidaridad, ya casi no se puede decir justicia, por que suena muy fuerte, pero claro que
sí, justicia. En un mundo con todo lo que estabamos diciendo en la globalización, que
por el capitalismo neoliberal produce lo que se suele denominar, desde el punto social,
"la exclusión social", este es un reto social importante. Antes se hablaba del problema
obrero, ahora, excluidos se llama a los que en este mundo no tienen acceso al pastel,
porque no tienen trabajo, o porque no encuentran sitio, etc. ¿Quiénes son?. Mucha
gente joven y mayor. No se mueren de hambre entre nosotros, pero no participan del
todo del pastel, porque si no tienes trabajo no tienes lugar social, y si no tienes lugar
social no tienes lugar y estas excluido.

Hay un porcentaje bastante alto, y si eso no le interesa al Reino de Dios, si no pasa por
el Evangelio, entonces esto no es cristiano, será otra cosa, será usted my religioso, pero
cristiano desde luego que no. Porque el cristianismo tiene esa versión que hemos dicho
encarnada y tiene esta versión de que le importa el ser humano, el dolor del ser humano
y el clamor desde ahí. Realmente un evangelio, un cristianismo, tiene sentido hoy y
mañana si realmente responde a este desafío. Tendremos que decirle a nuestros chicos,
a nuestros hijos, nuestra gente: ¿Sabes que de mil quinientos millones o dos mil viven
con lo que nosotros hacemos en los descansos? Con lo que nos cuesta un café es con
lo que viven. Y ésto es un escándalo y nuestro Papa lo está diciendo. Y nosotros
tendremos que traducirlo desde abajo, desde la catequesis de niños hasta arriba, nos
interpela a una compasión efectiva, no solamente de sentimientos. Hay una pedagogía
del ver, de enseñar a ver la realidad, educar los ojos que es muy importante, no quitarles
que vean realidades duras, que hay mucha pedagogía de esta del sentimentalismo que
quiere evitar el dolor, que es malísima. Claro que tiene que ver el chico, que hay dolor,
que hay diferencias y que otros no tienen todo esto. Sin solidaridad y justicia, realmente,
no tendremos credibilidad, además no es evangélica. El segundo mandamiento que es
igual al primero, pues está ahí. Claro que hay una sensibilidad creciente hasta en las
cofradías, pero a veces de tipo asistencial, de compasión primera al que está tirado, que
es lo que nos mueve más. Esta bien, pero lo que en nuestro mundo está pasando, un
cristiano un poquitin lucido, un poquitin inteligente, no puede desconocer, porque es un
escándalo, y si lo hace, es que no cree que detrás de todos esos problemas, hay un
problema político, estructural, de cambio de sociedad. Finalmente el fracaso escolar, la
drogadicción, los trabajos temporales; cuando uno lo analiza un poco, descubre que es a
esta sociedad a la que habría que cambiar. Esto es lo que tenemos que descubrir, no
podemos ser tan individualistas, tan ingenuos que digamos ¿la fe tiene dimensión
política?. ¡Claro que la tiene!. ¿Por qué?. Por que le importan las leyes y todas estas
condicionantes que afectan a millones de personas. Si a Dios le importa el que yo le diga
a uno y lo insulte, o no lo insulte, pues estamos en la caridad interpersonal, cómo no le
va a interesar lo que el Concilio denomina la "caridad política".

Esto para nosotros, pero también para nuestra formación y orientación, pedirlo como
cristiano, es decir, todo este trabajo cuando ustedes estén en Cáritas, Manos Unidas o
en cualquier ONG, o donde estén, ¡véanlo y vívanlo!. Yo estoy apostando, estoy
luchando, y cuando estoy compartiendo, cuando estoy desde mi catequesis diciendo que
hay un estilo de vida cristiana, y hay un modo de no ser consumista y de tener una cierta
austeridad en pro de compartir un poco más, cuando estoy haciendo ver que en la
realidad hay tal y tales problemas, y que eso nos está interpelando, estoy entonces
educando, estoy haciendo gente sensible, que además no tiene un cristianismo evasivo.

Cristianismo fraterno.
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Creo que estamos en un mundo que tiene cierta dureza, un desvalimiento, un


anonimato. Una gran ciudad como Madrid, Barcelona, son ciudades inhóspitas, no
Huelva; pero en Madrid puedes ver la soledad en la multitud, estas sólo, rodeado de
multitud solitaria. Si no tienes amigos o hay unos pocos, ¿dónde estás?, ¿a quien
acudes? Y al mismo tiempo estas rodeado de gente, en el metro, en la calle, en todas
partes, y ¿a quien te diriges? A nadie, estas en la perfecta soledad, en el perfecto
anonimato. Esto es muy propio de nuestras ciudades, de nuestro mundo.

Esto de la fraternidad hay que vivirlo en los pequeños grupos, las pequeñas células y en
la parroquia, comunidad de comunidades. Pero está claro que en su elemento masivo no
puede ser una comunidad. Por más que estemos cumpliendo la palabra, la comunidad
de diócesis de Huelva, vale desde un punto de vista muy general, pero ¿desde dónde
comparto yo mi fe?, pues desde unos pocos, con unos cuantos, etc. Hay que hacer esta
especie de células. El cristianismo pentecostal que es el más agresivo y expansivo en
este momento, en este mundo, en Latinoamérica, en Africa y hasta en Oriente, un
cristianismo que se está expandiendo de esta forma, hay que imitarlo, pero tomemos
nota de lo que esta pasando. Hay una serie de grupos que también lo hacen bien en
este sentido, y además a todo el mundo no le va igual, pero en si mismo es un valor
cristiano. La fraternidad "mirad como se aman", es al mismo tiempo también un
elemento necesario en este mundo tan duro. Un creyente solitario en esta sociedad y
cultura, es difícil que subsista, al final le entra el desmayo ¡tiene que ser acompañado!.
De esta manera, tendrás un mal día, pero el otro tiene buen día y te compensa; el otro
tiene altas, vas al grupo sin ganas, y sientes la ayuda del otro, que te revitaliza. Por
pobre que sea una parroquia tiene que tener una serie de grupos y de células; y si no la
tiene más que pobre, es pobrísima y sin futuro. Tenemos que sacar las consecuencias,
de lo contrario, nos hunde este catolicismo, si Dios no lo remedia.

El cristianismo tendrá que tener una renovada vitalidad con grupos que vivan la fe, que
tengan una cierta calidad y calidez entre ellos. ¿Qué se puede hacer entre ellos? Pues
un poco de oración, de ánimos, de acompañamientos, etc. Además el Evangelio puede
ser un gran héroe, desde mi propia experiencia, más que teología se debe enseñar un
poquito el Evangelio. ¡Sacerdotes y otros! Qué lastima ¡utilícenlo! ¡Prepárense! Ahí hay
una mina para uno mismo, para su propia espiritualidad y para enseñar a otros, para
hacer grupos que empiezan a descubrir lo bonito que es entender un poco más el
Evangelio, descubrir que

Jesús está ahí en el fondo.

Tengan cuidado de que finalmente los grupos no asfixien a las personas, porque hay
algunos grupos tan cálidos que infantilizan, acompañan tanto que al final no dejan a las
personas crecer, les dan tanto calor, que los asfixian. No se trata de eso, se trata de
grupos que respeten a la persona, a su propia responsabilidad, que la haga más adulta,
etc. ¡Claro que todo esto dentro de una parroquia necesita animarse y necesita gente
que colabore con el cura!, que el pobre no puede hacer todo esto, es natural y es que
todo hay que prepararlo. Diréis eso ya es conocido, pero ¡tradúzcanlo y háganlo! Porque
algunas veces no somos tan consecuentes después en las estrategias pastorales, y en
formar gente, en dinamizar y en hacer todo esto, por que realmente creo que sin los
curas no se puede hacer. Se hará con ustedes y para eso también necesitan formarse.
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Promover un cristianismo lucido y formado.

Les decía antes que el cristianismo no le había tenido miedo a la razón, a la inteligencia,
les decía incluso que, la religión es peligrosa porque es importante. Lo que no es
importante no es peligroso, es banal, pero la religión si decimos que es importante es
porque puede tocar elementos fundamentales del ser humano, y claro que puede llevar
a tonterías, y estamos en un mundo donde es evidente y donde después todo sirve para
que algunos digan: ¡miren lo que mejor pasa con la religión o debería pasar es
liquidarla!. Prescindir de ella, eso es otra barbaridad, porque también el amor es
peligroso y también lleva mucha tontería, por eso decimos ¡liquidemos el amor!. ¡No! Lo
que pasa es que todo lo humano e importante es así de ambiguo. A estas alturas ya
creo que estamos convencidos de que los seres humanos tenemos la capacidad de
tergiversar, y realmente hasta corromper lo más santo.

¡Claro que la religión no es sólo religión! Nunca la religión es un fenómeno tan puro. En
la religión va todo ese elemento que está ahí de fondo: elemento ideológico, de
resentimiento, reivindicación, de esperanza, tantas cosas y finalmente, claro la promesa.
Hoy no hay más que abrir el periódico y realmente darse cuenta de que la religión es un
material explosivo; menos mal que el cristianismo tiene años de depuración, y toda esa
critica de la religión nos ha venido muy bien, y, en algunos casos hay que darles la razón
a los que nos critican de los peligros que tiene la religión.

De ahí que tengamos que hacer presente una religión respetable, visible y humanizable,
lúcida, critica y formada. Hoy ya no se puede ser creyente por que sí o con la fe del
carpintero. Hoy, tener una fe lo más lúcida es una obligación. El Espíritu habla también
desde aquí. En el, Dios estará diciendo: "no crean tonterías de mí, háganme respetable
y presentable en público". Hay imágenes de Dios realmente impresentables. Es un deber
y una necesidad presentar a un Dios humanizable que nos ayude a humanizar.

Desde las homilías hasta la catequesis, la teología mística es un desafío para todos,
aquí no nos escapamos nadie. ¡Claro que a mí también me afecta! ¿ Cómo hablo yo de
Dios? Y por supuesto los pastores, los religiosos y los catequistas, ¿qué Dios
presentamos?. En este momento hay dos autenticas tendencias que se ven en nuestro
mundo, y que están contaminando nuestro cristianismo y la batalla no está ganada. Por
un lado, las tendencias fundamentalistas. Ante ellas, tengamos más autocrítica, para
detectar los fundamentalistas de fuera y los nuestros, que se creen en posesión absoluta
de la verdad.

También ante eso hemos de cultivar una espiritualidad, que mate a nuestros propios
dioses, para encontrar al Dios autentico; porque tenemos dioses a nuestra medida y
tenemos que ir purificando nuestra propia imagen de Dios.

Por otro lado, la tendencia de la religiosidad difusa que está recorriendo nuestra
sociedad; es una especie de muchas cosas, donde uno mezcla un poco la psicología
personal con el último paradigma científico, con esoterismo y finalmente, se hace todo
un revuelto.

He ahí un dato: el 39% de las encuestas españolas de los que se dicen católicos se
reconocen reencarnacionistas, que aunque no saben que es eso, ya es un síntoma. Si
Mardones, Confesar y transmitir la fe cristiana 11

esto se analiza a fondo, descubrimos que hay un problema respecto a nuestro


imaginario del más allá, a la crisis que esto tiene, a lo mal que se hace y se predica de
ese más allá de la escatología, de la necesidad de cambiar de imágenes, pero también
indica que vivimos una cultura, en la que todo vale ¡Pues todo no vale! ¿Se pueden
mezclar las cosas? Pues tampoco. Estamos en un momento de esos donde parece que
finalmente, a veces, hay un relativismo subjetivista muy grande, donde parece que cada
uno opina de una manera. ¡Eso no es hacer justicia ni a la inteligencia, ni a la razón, ni a
nada!. Esta es una tarea que nos está desafiando a todos: hacer un cristianismo
presentable en publico. Para ello, utilicen más el Evangelio, un Evangelio un poco
pasado hoy por la Ilustración, por la critica, todos los estudios que hay. No se puede
andar diciendo "caminaba sobre las aguas" ¡Esto es milagrería!. Así algunos después
dicen ese cristianismo guárdeselo usted. Además, lo deshumanizamos, pues parece un
cristianismo milagrero, tan divino que a golpe de milagro estaba todo el tiempo. Yeso no
era así, ¡Qué Jesús era bien humano!, ¡Qué tampoco vió!, ¡Qué también tuvo que
discernir! Que la crisis de Galilea es real, igual que Getsemaní, que también hubo un
silencio de Dios. ¡Léanlo bien!. Tenemos un Cristo realmente humano en todo como
nosotros, excepto en el pecado. Esto es mucho más humano y más divino finalmente,
pues tenemos ese gran desafío, que además es el gran libro por encima de todos los
libros.

Recuperar la dimensión festiva y celebrativa.

Como les decía antes, hay una revolución expresiva, está todo ese consumo de
sensaciones y de la estetización de la vida, y de la enorme importancia que tiene la
música, por ejemplo en el mundo juvenil. Desde determinados auditorios más que la
palabra dice la sensación. Algunos dicen que la palabra ha sido y es muy importante en
nuestra iglesia, pero también es unilateral, porque solo con palabras no les llegamos del
todo a los jóvenes. En un mundo que es mucho más musical, Internet, imagen, de la
sensación más bien visual; pues esta es una iglesia más bien atada al argumento, a la
palabra. ¡Mensaje! Que utilicemos más la música. Una reunión de jóvenes si no hay
guitarra, si no hay música… Hay que tocar las fibras morales y hay que llegar por ese
lado, si no son unos sacramentos acartonados, unas eucarísticas "disuasorias", para no
volver. En las misas de niños yo estoy encontrando que hasta los mismos sacerdotes
son mucho más creativos, más flexibles, hacen una serie de gestos, hay hasta un tipo de
leer, y es que después veo que otros van y les gusta; está hasta el evangelio leído de
una forma que es un poco dramatizada y entonces resulta más impactante.

Y digo, ¿Por qué no hacemos que las misas de niños sean un poco el modelo litúrgico?
Un poco así, más creativo, festivo, más de normalidad. Ya se que algunos señores y
señoras muy rigurosos a lo mejor no le gusta, pero la inmensa mayoría saldría ganando.

Se habla hoy de que, realmente, necesita nuestra iglesia una gran reforma en lo
litúrgico. El Concilio hizo una muy importante, pero realmente se ha quedado corto, hay
que recuperar mucho y educar en la parte de los símbolos, etc. desde la fidelidad, pero
al mismo tiempo desde la creatividad. Si no hay un cristianismo un poco más festivo,
celebrativo, esto no dice nada. ¡No hay que decir! ¡Hay que vivir! ¡Hay que practicarlo!
Cuando uno está en una gran fiesta se lo pasa bomba. Creo que este es el clima
religioso y por ahí se puede recuperar a la generación difícil. La generación difícil se
suele decir que es la de los veintitantos a los cuarenta y tantos, que muchos han dejado
12 Mardones, Confesar y transmitir la fe cristiana

de asistir y a través de los hijos vuelven; y si vuelven y encuentran un tipo de


celebraciones de estas, muchas veces recuperamos a mucha de esta gente.

Palabras finales:

La religiosidad, y aquí está más vivo, todo esto despierta matizaciones de que primero
es una religión que persiste, lo cual da mucho que pensar. En las encuestas aparece un
72% de españoles de esta religiosidad popular, también con matices y también
merecidos, pero ahí hay hasta un cierto punto un potencial, que ha resistido mejor a esta
avalancha que nos ha venido del mundo de lo funcional, de la modernidad, de la
secularización. Como hay defensores y detractores de todo esto, pues yo aquí
escucharía mucho.

El año pasado me invitaron a Sevilla a "echar" un pregón – más bien una meditación - en
una cofradía ante el Cristo yacente. Realmente para mí fue una gracia. Entonces
empecé hasta a valorar más el potencial de la religiosidad popular. Al contemplar la
Iglesia llena de gente me dije: esto no es una broma, esto es una escenificación - te
pones ante el Cristo muerto y yacente y tú haces una meditación en voz alta -. El clima
era propicio como ayuda para empezar la semana santa. Al concluir, hablando con el
hermano mayor me decía que de mil y pico hermanos, sintonizan con algunas cosas que
ellos les proponen trescientos o quinientos. Pero yo veo que ahí hay un potencial: hacen
retiros, charlas, también tenían un sentido social. Yo se que todo esto es un mundo
variopinto, difícil, por lo que me dicen algunos sacerdotes, pero me parece que
aprovechar este humus, revitalizaría. Me parece que ustedes tienen ahí algo, será difícil,
pero también hay un desafío, cristianizar eso, utilizarlo, purificarlo y aprovecharlo para
quizás potenciar algo que necesitamos para pasar de este cristianismo al cristianismo
que tenga futuro, que ya no va a poder ser igual que el de antes.

Sobre todo, que pongamos empeño y nos empeñemos de la manera que podamos,
porque creo que nos jugamos algo muy importante.

Aclaraciones:

El cristianismo de cristiandad es el cristianismo vivido. Fotografía de la realidad en las


encuestas españolas. En este momento tenemos un 28-29% de practicantes con una
concepción muy amplia, donde practicante ya no es el que va una vez a la semana, sino
dos veces al mes, con lo cual hemos rebajamos el concepto mucho. Si bajamos a
semanalmente, andaríamos por el 12%. Al mismo tiempo, hay otro, diríamos, tercio
menos, porque son festivos o estacionales, es decir, cristianos que de vez en cuando,
cuando hay la fiesta del pueblo, el patrón, se casa alguien, pues van. Los demás son en
gran parte otro tercio más. El 42% son de alejados duros, que no van ni una vez al año,
estos se dicen católicos, este es el cristianismo de cristiandad. Si se analiza un poquito,
estamos viendo que recientemente está apareciendo una categoría de indiferentes que
es un 20% ya, y que da que pensar, que las grandes ciudades como Madrid y Barcelona
es de un 30%, que va usted por la calle y puede traducir que de tres personas que ve, a
una no le interesa la religión. Hay que tener mucho cuidado, porque dentro de esos el
11% dice que es religioso. Estas son las cosas que tiene la complejidad de lo religioso,
pero al menos habrá que entender que no le interesa la religión oficialmente
institucionalizada tal como ha predominado en España, esto es lo que habrá que pensar
con un mínimo de realismo, al interpretar los datos.
Mardones, Confesar y transmitir la fe cristiana 13

Este es el cristianismo que se nos está desmoronando. Dentro de 10 años a la vista de


lo que tenemos aquí, a la vista de los sacerdotes, y la media de los religiosos, etc., que
andan ya por 68-70 años de media, ¿Qué cristianismo podemos esperar? Este es el
cristianismo que ya se nos está hundiendo delante, sino tomamos nota de esto.

A corto plazo no vemos que la dinámica pueda cambiar, no vamos a hacer profecías que
nos equivocamos todos, pero esto es lo mínimo que podemos decir, hay un cristianismo
que no tiene recuperación, ni vuelta de hoja, estamos crecientemente hacia un
cristianismo de otro genero, sí encima toman nota y preguntan ¿Y hacia el futuro? Pues
mire, hacia el futuro todavía más oscuro, porque si mira los datos sobre la juventud,
pues todavía más duros, el 62% se reconoce cristiano, en Francia ya solo el 44%,
"nosotros estamos mejor" , pero de esos solo el 12% practica, que algunos alargan
hasta el 30%, porque van de vez en cuando.

Del 12% al 15% socializados, ¡un poco fuerte! Un 30% o un tercio sin socialización
religiosa. ¡Y esto es muy serio! El resto socialización débil, dígame que podemos
esperar, ¿Qué cristianismo visualizan ustedes a través de esto?. ¿Hacia que
cristianismo vamos?. Pues hacia un cristianismo más minoritario, hacia un cristianismo
seguramente que con muchos menos agentes pastorales, un cristianismo donde el
laicado que tenemos aquí, y otros muchos se tomen esto en serio o si no... Si no tienen
una relevancia de cristianismo y les digo modestamente, que tienen que caminar por las
líneas que les decía, o hay un cristianismo con más experiencia que se hace presente
allí donde hay clamores y sensibilidades, que se pueda presentar en publico, donde
también tenga vitalidad y ayuda mutua, donde también sea festivo y celebrativo, o si no,
no le veo futuro, y al mismo tiempo esto, es muy evangélico.

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