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¡Qué mal amada estás!

¡Qué áridos están tus labios!

El vino se ha escanciado dentro de sus cavas

No hay quien provea la cosecha de este año

Ni hay reserva de aquel tinto que tanto degustabas.

El ensortijado manto de caricias no cubre los centímetros agrietados de tu piel

El lúbrico unicornio que antes cabalgabas

Se ha vuelto fantasía

Ha retornado el cuento de hadas

Sólo es imaginación de noches apagadas

¡Cuánta desolación en las montañas!

Caen por su propio peso

No hay dedo que escale hasta la cúspide

Ni labio que provea de humedades

¿Dónde está el temblor que las electrizaba?

Allí, donde iniciaba el escarceo, ahora hay derrumbe de casas desoladas.

Ya no asciende la serpiente por tus piernas

En busca de guarida inexplorada

El curso de tu ríos la guiaba

Le ofrecía la presa necesaria

La temperatura ideal a su tamaño

Ahora todo es escarcha

Presagio de un invierno a todas horas.

El alba te despierta insatisfecha y pone un sabor acre a tu carácter

Hay una terrible escasez en la sonrisa

Sólo prueba la gota, se sacia de nada

Y se presenta al mundo una mujer común

Como un habitante cotidiano

En los ojos ya no existe la mirada, Muere en la rutina diaria

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