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La paloma y la hormiga.

Había una vez una hormiga llamada Ita salió a pasear por el campo verde,
lleno de flores y riachuelos. De pronto dijo, tengo mucha sed, mucha sed.
Ahora, que hago. Ya se iré a ese rio grande que vi hace un momento.
Entonces, se acercó a tomar, ya que tenía mucha sed. Pero, adivinen que
paso, se resbalo, una de sus patitas resbalo y pum se cayó. Y la hormiga Ita
fue arrasada por la corriente. Auxilio gritaba me ahogo, me ahogo decía.
Ella no sabía nadar. Estaba a punto de morir ahogada. Pero adivinen quien
apareció, Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó y
escucho que gritaba, entonces ella no sabía qué hacer, que hago no sé
nadar, solo se volar, pensó y desprendió una ramita del árbol la arrojo a la
corriente, entonces. La hormiguita se subió rápidamente y se salvó. ¿Quién
la salvo?
La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si tenía
ocasión le devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo
podría serle útil a la paloma.
Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la paloma. La
hormiga, que se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en el talón
haciéndole soltar su arma.
El instante fue aprovechado por la paloma para levantar el vuelo, y así la
hormiga pudo devolver el favor a su amiga.
Y así se ayudaron mutuamente y se convirtieron en grandes amigos.
Colorín colorado, este cuento llego a su fin

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