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ee eT ae ® ai pr oe sag Nien ae Pe Veh C/eret ney eere Err) anes eee Mac Tapa: Pablo Barragin | ISBN 950-9129-09-7 f © 1986 Lugar Editorial Malabia 1330 - (1414) Buenos Aires Queda hecho el depésito que marca Ja ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina La transferencia como garabato Apuntes generales Mace SA h ace l Fo Acaso sea un punto de partida valido, en tanto psicoanalista que trabaja con nifios y adolescentes, si- tuarse frente al corpus de la teorfa como un pequeno “infans” sobre el cuerpo materno, extrayendo de alli los significantes desde los cuales posicionarse. He tomado de distintos autores —en una concep- cién integradora, estimando que la importancia del te- ma merece un esfuerzo serio en este sentido— aquellos conceptos, “herramientas” en lenguaje de Foucault, que me permitieran seguir pensando. Para desarrollar este capitulo me he ubicado como lo he hecho estos afios frente a los alumnos, queriendo transmitir el recorrido que —no libre -de vicisitudes, marchas y contramar- chas— me han ido jndicando los pacientes, las referen- tes tedricos que he podido hacer jugar-y mis propias reflexiones sobre este modo peculiar de la clinica, que sin constituir una especialidad implica ciertas especifi- cidades que la caracterizan. Dentro de ellas la mas cen- tral es ésta que nos ocupa en este libro; el nifio y el adolescente se estdn constituyendo como sujeto. Aqui la historicidad no puede escamotearse. va a ser fundamental para determinar la clinica a la cual nos hemos de referir el modelo conceptual desde el cual pensemos la estructuracién del sujeto temprano y su articulacion con la psicopatologia siempre subya- cente. En relacién a ello hemos de referirnos a los cam- bios operados en el seno del psicoandlisis a partir de la 1b década del cincuenta. Momento éste en que se produce un viraje del campo de los ‘procesos internos’ a una postura en la que cada vez mds estos procesos van a en- trar en dependencia con el concepto de “funcién”. Par- tiré de esta resignificacién que permite recuperar crea- tivamente los desarrollos anteriores. Esta necesidad del gran Otro, del Otro primordial, del Otro del mito familiar, del lugar primero de las funciones como disparador de la constitucién subjetiva, inaugurador de la relacién de objeto, este lugar del Otro es uno de los puntos centrales del psicoandlisis actual. Alli donde Melanie Klein sostiene: en el princi- pio esta la fantasia (respondiendo a la pulsidn de muer- te)' Winnicott va a anunciar: en el principio estd la fun- cién materna, los bebés no existen? En el momento del nacimiento el nifio ingresa a un espacio no accesible directamente al sentido comun, aunque si desde la “preocupacién maternal primaria”. Espacio que es también el espacio de los otros, el lugar en que intervienen los sonidos, la mirada, el tacto, que cualifican a los procesos pura y abstractamente cuanti- tativos del placer.y displacer de las puestas en tension del funcionamiento del organismo. En esta red de sig- nificantes es donde el cuerpo prematuro del nifio se va a insertar tomando lo que necesita para vivir. “Sutil, pero efectivamente el cuerpo del nifio se ve capturado en las redes del deseo del Otro”. Este cuerpo, primor- dialmente desamparado tomado a su cargo por la ley de la alianza es escamoteado por el lenguaje y serd recibido como cuerpo del sujeto a través de esta prime- ra mediacidn significante, Esta intervencién viene a po- ner remedio a la falta de ser, imposibilidad de autosus- tentarse en lo bioldgico. La falta de ser, es el tema subterrdneo a uno de los mitos que el psicoandlisis descubre en su camino: el de Narciso. Segtin Lacan mito cuaternario “segundo gran Jescubrimiento del psicoandlisis, no menos impor- 16 tante que la manifestacién de la funcion simbolica del edipismo en la formacidén del sujeto: la relacién narci- sistica, relacién fundamental en todo el desarrollo ima- ginario del ser humano, relacién narcisistica con el se- mejante en, tanto se vincula con la primera experiencia implicita de la muerte. Una de las experiencias mas fun- damentales, mas constitutivas para el sujeto es la de esa cosa extrafia a él mismo en su interior que se Tama, Yo"s Su introduccién poco a poco legd a revolucionar la clinica psicoanalitica promoviendo conceptos noda- les en el campo de las psicosis y en lo relativo a los trastornos narcisisticos no psicdticos, como asi también a la luz del narcisismo el psicoandlisis pudo penetrar més alld de lo primeramente esperable en andlisis tem- pranos. Es importante puntualizar que si bien para algunos autores el momento especular se inaugura, como en el primer trabajo de Lacan, ante el jtibilo del nifio frente a su imagen reflejada en el espejo, otros como Winni- cott® y Sami-Ali7 van a ubicar la invencién del espejo mas acd de los espejos comunes y corrientes, al sostener que el primer lugar en el que se mira el nifio es el rostro materho. El rostro pasa a ser la condicid del espejo. Atravesar el narcisismo otorga ser, al sujeto. Ser conquistado por identificacion. Mas alld de lo imagina- rio.el psicoandlisis hace depender esta, al menos desde los desarrollos de Lacan, de las funciones que se des- pliegan en el campo familiar, funciones cuya funcion mas elemental es sostener al pequefio sujeto que, libra- do a su sola dotacién biolégica, irremediablemente cae. Es lo que Freud primeramente Jocalizé como anaclisis. Resulta importante mantener el doble sentido, desde el fisico mds concreto, al metafdrico, de esta idea de sos- tén. Es la condicién o requisito indispensable para que se constituya un sujeto; es necesaria y debe encarnarla alguien, Otra cara de la funcién, es que no se basta a Ww si misma, no puede ser pensada aisladamente, no pode- mos concebir la funcién materna si ésta no estd sopor- tada en la funcién paterna. En el narcisismo, esta ultima (que alli no constituye atin la categoria padre propia del Edipo) tiene como especificidad ayudar a cuidar de la constitucidn de la célula narcisista madre-hijo. La funcién puede o no coincidir con determinados aspectos del padre o la madre bioldgicos; pero no coin- cide puntualmente con una persona, ni es una sola per- sona la que va a cumplimentar una funcién. Parece mds ajustado a la clinica pensarla como un conglomerado; de hecho involucra hasta objetos no humanos, pero hu- manizados por la identificacidn proyectiva, como por ejemplo, la casa (la conmocién narcisista que una mu- danza puede provocar sirve de ejemplo). Pero no debemos pensar que la funciédn materna aguarda al parto o al embarazo para nacer. La madre, desde mucho antes que el nifio advenga, lo ha instalado en su subjetividad, constituyendo lo que Piera Aulag- nier ha denominado “cuerpo imaginado”,.primera re- presentacidn del hijo como un ser unificado, sexuado y autdnomo. Primer don libidinal, verdadera cesién de narcisismo que da cuenta de la localizacidn de este hijo como objeto de deseo’ Primer espejo donde se va a mirar el ‘infans’. En la madre del paciente psicdtico podemos obser- var, en cambio, en lugar de esta cesién libidinal, una sobrecatexia narcisista que caracteriza su propia omni- potencia. “Doctora,.. cémo iba a poder pensar en él si yo era una pobre diabética”, dird la madre de José, joven esquizofrénico a cuyo material he de vol- ver. 18 Para la madre del psicdtico, el nifio no puede con- vertirse en objeto de deseo sino que es una pieza orga- nica, parte del cuerpo materno o deyeccion del mismo. En lugar de completar su deseo, completa su cuerpo. Ante una madre-Ley que aparece como un Otro. abso- luto incastrable, el perforado tempranamente es el hijo, quien no encuentra alli un lugar para ser. Tl debe ceder su cuerpo antes de tenerlo. En condiciones mds saludables, el deseo acude ante la ausencia del instinto, pero gde qué deseo se trata, si el infans atin no es sujeto? Se trata del deseo de ese Otro primordial. Podriamos modificar la formula car- tesiana “pienso, luego soy”, por “deséame, luego seré”. Es a través del deseo del Otro, que el bebé tendrd la posibilidad de ser, Lo cual constituye toda una para- doja descubierta por el psicoandlisis: ser a través de la alienacién. Pues, es en funcién de ser transformado en objeto del deseo del Otro, que se origina la posibilidad de la existencia subjetiva. Lo cual hace a cierta preca- riedad en la posicién del nifio: siendo en tanto objeto, siempre estd expuesto a la angustia. “Con su nacimiento,,. no se separa por completo de su madre, puede decirse sin exageracién que conti- mia formando parte del cuerpo materno atin cuando sea en el exterior de dicho cuerpo... Para el nifio el cuerpo de la madre no es el cuerpo del otro sino su propio cuerpo”? La vivencia del cuerpo tiene que ver con la presen- tacién que de éste ha hecho la funcion materna. Tanto es asi que la madre jnscribiré en el cuerpo del nifio hasta los propios ritmos pioldgicos. A partir de su llanto ella podra descifrar identificandose a él, si el mismo esta li- gado a hambre, susto, dolor y de acuerdo a ello seré la respuesta que de al nifio, Empieza a desplegarse un pro- ceso capital de interpretacion, proceso que si‘falla tiene consecuencias patoldgicas de gravedad. FE] nifio con su lanto emite un signo y este signo, 19 debe serle devuelto transformado en significante por la funcién materna. Si en lugar de realizar esta transfor- maci6n de lo Real en significante la madre responde al signo con otro signo, se empieza a obturar alli, segun R. y R, Lefort,” la posibilidad de inscripcidn en lo simboli- co. Habra que responder con el cuerpo y con el acting. Asi, en el caso Nadia, podriamos pensar la, anorexia de la nifia como primer intento de transformar, a través del sintoma del rechazo al alimento, ese Real en signifi- cante, De este modo el intercambio de mensajes con el infans, va conformando una trama significante por miul- tiples vias: oral, escdpica, del tono muscular, sensacio nes actisticas, laberinticas, olfativas. La primera cesién libidinal no es la Unica, se erige en la condicidn de las que siguen, particularmente la del pecho que la madre no sdlo da, sino que deja al nifio. Si este proceso no se bloquea por las miiltiples interferen- cias que pueden hacerlo el pecho pasa a pertenecer al nifio." En el polo opuesto de las psicosis, el pecho es algo que permanece absolutamente en el cuerpo de la madre, que no tolera ninguna perforacién. Si el corte se realiza entre el pecho y el nifio, es decir, si es la madre la que se queda con el pecho, “el nifio se encuentra con que no dispone de ningtin objeto para la relacion de él con la madre”. Es impotente para producirlo. Se estrella contra un cuerpo inconmoviblemente entero y no puede tomar nada para si. “Cuando las cosas transcurren en forma saludable el corte se efectiviza entre la madre y el pecho pasando éste a pertenecer al nifio”,” Deciamos anteriormente que en este primer espejo que es la madre, van a estar escritos los mitos familia- res, de los cuales ella es portadora, cuerpo materno de donde el nifio extrae los primeros significantes para po- der unificarse. El cuerpo materno es mucho més de lo que parece para la psicologia. Es ante todo lugar, lugar originario para la localizacidn del sujeto, la lalengua, ma- triz de toda estructuracion posible." Lo habitual, es que 20 esta condicidén suya quede recubierta por otros nive- les del desarrollo al crecer el nifio, al entrar mds activa- mente en la triangulacién edipica, En cambio, cada vez que se produce una detencién en la estructuracién nar- cisista, 0 cuando hay psicosis, o retraso severo, esta potencia primordial del cuerpo materno, como espacio de toda lengua posible, sale nuevamente a luz. Este espejo que compone la funcidn materna no es s6lo efecto de una mirada concreta, sino que la pulsién escdpica conlleva todos aquellos significantes que van a posicionar esa mirada." “La imago de la especia tentacu- liza al infans, coapta el mirar del mudo”," y es esta imago de la especie, la que va a poseer un poder de causacién del psiquismo, papel prefigurador, piolégicamente funda- do. Es decir, alli donde el infans es pura dispersion, algo se le ofrece como lugar de unificacidn; justamente por eso es que hablamos de imago y no de imagen, porque en este momento Ja imago de la especie es causa de la uni- ficacién, constituyenlo lo que en psicoandlisis denomina- mos rasgo unario. El espejo devuelve al mudo algo que no es, sino que pre-tenderaé desde ese momento ser. Este rasgo unario aglutina, conforma una ilusoria pero efeotiva unidad al mudo. Tedricamente decimos, que se trata de una unidad falsa, ya que no tiene los caracteres de ella. Raz6n por la cual denominamos a esta primera unidad que nos viene de lo imaginario, rasgo unario y no unitario. A través de lo especular, la forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelanta en un espejismo a la maduracién de su poder, le es dada como una exterioridad y es mas constituyente que constituida, El Otro se transforma, en ese momento, en el lugar de rebote de la imagen. Por eso mismo, no nos va a bastar, pensemos ahora en Ja transferencia, considerar a este Otro solamente en el plano de las relaciones de objeto. A nivel de lo constitu- yente, es ante todo lugar, y esto se hace muy decisivo, 21 en la cura psicoanalitica cuando se compromete con las psicosis. Al trozamiento del mundo le sucede una unificacion. A partir de ella, podriamos decir que el drama se centra, no en conservar una unidad primigenia, ni restaurar una unidad perdida, sino en mantener lo disperso como si estuviera unido. El rasgo constituye al Yo como ortope- dia, ausente en el campo de la esquizofrenia, El dia de la primera entrevista el ya mencionado José, de 18 afios nos dice: “me duele la cabeza, hace tiempo que me exploté un nervio en el cré- neo y a partir de alli no tengo paz... Ahora me va a explotar otra arteria de la frente ... todo yo ex: ploto a cada rato... no soy un hombre... soy solo un hombre de vidrio, un molde ... Veo cosas raras, cdsas distintas, escucho voces y rui- dos desde que me exploté la arteria escucho rui- dos. 2. Este “hombre de vidrio” recuerda los hombres “hechos a la ligera” en el delirio de Schreber, Los peda- z08 de su cuerpo son por separado, ya que él no existe como sujeto, al estar destruida la dialéctica parte-todo que caracteriza la asuncién del rasgo unario. Este ha de ser el punto primero que el tratamiento encare: restituir el cuerpo. Siguiendo con el nifio de estos momentos, diremos que se amamanta no sdlo en el plano oral, usa todo lo que tiene. Polimorfismo de la lactancia. Asi bebe de los ojos y con los ojos. Una clave de la funcién materna sera constituirse en apoyo de la intrincacién pulsional boca- mirada. Ya no podemos en psicoandlisis hablar sdlo de fase oral, lo escépico tiene por lo menos la misma im- portancia y ademds el hecho de su articulacién es funda- 22 mental: el lactante empieza a estructurarse y sostener- se en torno al eje oral visual. Por otra parte, cuando las madres alimentan u observan a sus nifios no se limitan a mirarlos. Con su sonrisa muestran que los ojos no solo tienen relacién con la boca, en tanto drgano de succién, sino que ademas surgen fonemas, juegos de ac- titudes, contactos a través de lo postural. Una constela- cidn de canales. En este orden de cosas, otro sentido (menos recordado por los analistas) que la funcién ma- terna presenta es el involucrado en el érgano del labe- rinto. El acunamiento es su manifestacién mds comun, el acunamiento que también unifica. Este aparato, jue- ga un papel central en la integracidn de nuestros senti- dos, indispensable para el equilibrio dindmico de nues- tro cuerpo, estdé Mevado a desempefiar un papel muy impotrante en lo que se denomina esquema corporal. Bastenos recordar que, entre las mds tipicas formas de angustia temprana y/o de angustia psicdtica estd el caer desintegrdndose, “caer para siempre” (Winni- cott), Esta vivencia corresponde, especialmente en la segunda, a la no inscripcidn simbdlica del laberinto, y produce otros sintomas conocidos: falta de equilibrio, la oscilacidén al caminar como si se tratara de pacientes con patologia orgdnica cerebral, el rocking, pensable como una actividad restitutiva truncada del paciente, a veces la unica que sobrevive en e] autismo. José en su primera entrevista apenas pod{a sos- tenerse en pie, su cuerpo tenia una oscilacidn al caminar que recordaba los relojes de péndulo. Dice: “Estoy mareado, casi no puedo caminar ... a veces ni puedo quedar parado ... todo me da vueltas .. .tengo un agujero en la cabeza...” Aqui el “agujero” denota lo que marcdébamos como no inscripcién. A partir de los anteriores desarrollos 23 sostengo (retomando una expresidn de Ricardo Rodul- fo) que esta funcidn que es el Yo, adquirida en el trdn- sito por el narcisismo primario, debe pensarse coino el heredero de la funcién materna, asi como ligamos, des- de Freud, la constitucidn del Super-Yo a la funcidn pa- terna, Para que alguien se reconozca en el espejo, no basta con que se desplieguen las, vicisitudes ligadas a la maduracién bioldgica, sino que ese alguien debi re- conocerse previamente en el Otro primordial, primer espejo, rostro de la madre. El Yo, este heredero, toma a su cargo, relevando con el tiempo a la madre, el cuida- do del sujeto. José dice: “cémo voy a saber qué cara tenia de nifio? ... los chicos no se miran al espejo ... los espejos estan muy altos... los chicos no alcan- zon...” El paciente esta enunciando casi ingenuamente va- rios niveles del problema: no sé cud] era mi rostro de nifio. No habia un Otro que funcionara de espejo. No habia un Otro capaz de levantarme para que pudiese reconocerme como nifio. No cumplimiento de lo que en este libro desarrollaremos como primer y segundo tiempo del narcisismo. La ausencia de ese Otro se com- plementa con la siguiente secuencia: José dice: “voy a tener que nacer de nuevo... ser un nifio.. aprender todas las cosas .. por ejemplo: para aprender que algo quema meter Ja mano en el fuego y luego saber”. El paciente esté hablando de la imposibilidad absoluta de sostenerse en Otro. Cuando le digo: “los nifios tienen a sus padres que les ensefian cuando algo 24 quema, no tienen necesidad de quemarse”, me mira sorprendido y dice “Oia!, no lo habia pen- sado nunca”. Lo que nos habla del déficit flagran- te en el campo de. esa funcidm: poco hay que heredar. En la nocidn demasiado amplia del narcisismo, con el decurso del trabajo psicoanalitico, constituyd un avan- ce tedrico recortar tiempos légicos. Tiempos necesarios al desenvolvimiento de una estructura que recorren las combinatorias posibles de los términos que la compo- nen. Un problema ulterior serd determinar como se montan, y a veces se ocultan, en el tiempo de la secuen- cia, en el tiempo cronoldgico. Pienso que adoptar esta articulacién interna al narcisismo, tiene ademas la ven- taja de evitar una diferenciacién mids descriptiva y ted- ricamente plagada de irconvenientes, como la que dis- tingue lo pre-especular de lo especular, demasiado de- pendiente de la existencia literal de un espejo. Siguien- do a Sami-Ali delimitaré: Primer tiempo: El sujeto esta en el Otro primor- dial, es en el Otro. En estos primeros momentos el in- fans se estructura como una superficie representada topolégicamente por la panda de Moebius, con la con- dicién de que el Otro primordial esté estructurado como un Toro. Clinicamente, esto implica que el mudo debe estructurarse como una continuidad sin fisuras, a fin de alejarse del riesgo psicdtico de despedazamiento cor- poral, mientras que el adulto es el que debe aceptar ser agujereado para que el pequefio extraiga de él, los sig- nificantes necesarios a su crecimiento, En los funciona- mientos psicdticos o psicotizantes, vemos que, en cam- pio. el adulto se mantiene a expensas del nifio. 25 Volviendo al caso mas favorable, emerge como es- pacio propio del narcisismo el que Sami-Ali llama de inclusiones reciprocas. Espacio que designa la ldgica in- consciente mds originaria, cuyas transformaciones en- contraremos funcionando en el interior mismo del otro mito que ocupa al psicoandlisis: el de Edipo Este espa- cio carente de pares opositivos, donde si A contiene a B, B por Jo tanto contendra a A, lo encontramos ejem- plificado en los fantasmas bdsicos investigados por Me- janie Klein donde “alguien es devorado por el pecho que devora”.'* José dice: “Mi mam sabe lo que pienso, estoy por decir algo y ella se adelanta.., sabe todo de mi... adivina”. José piensa que su madre estdé en su cabeza y ésta en su madre, no ha podido construir la categoria de no transparencia, indispensable para el desarrollo subje- tivo, El es transparente para ella pero veamos de qué manera esto se promueve desde las intervenciones ma- ternas. Me encontraba manteniendo una conversacidén telefonica con el paciente y de pronto me sorprende la voz de la madre en la linea, que desde otro aparato enta- bla, superponiéndose al hijo, un didlogo conmigo. Obser- vemos que esto es un teléfono, esto es un aparato cuyo uso ya supone una simbolizacién desarrollada en el sen- tido del Yo/no-Yo. Y la intervencién miaterna lo aplas- ta como teléfono, 10 convierte en un elernento mds del espacio de inclusiones reciprocas. En lo Real de su pre- sencia, efectivamente, la madre se coloca dentro de su cabeza, en el mismo jugar del receptor se localizan ma- dre-hijo. “Mi mamé dice: tenés que decir que los libros te gustan, no podés decir que los tenés (refirién- dose a un regalo), no importa, los tenés repeti- dos,” “A veces no sé quién soy. Qué lio soy como otra persona.” Analista: “Tu mama te dice lo que hay que decir. Otra persona habla en vos.” José: “Pero eémo, gmi mama otra persona?” Analista: “Tu mama es otra persona.” Al espacio de inclusiones reciprocas podemos verlo desplegarse, con este paciente, en el nivel de la transfe- rencia. Debia elegir con sus padres uno de dos horarios posibles para una entrevista familiar y luego comuni- cdrmelo, No tuve ninguna noticia al respecto, Al tocar el tema en sesidn me dice: “21Cémo?, ano lo sabia? ... pero si vamos a ve- nir el Jueves, ya arreglamos.” Es interesante observar que en este fragmento, el paciente no comete un olvido. No es del orden del acto! fallido lo que ocurre, sino que él: “4cdmo? gno lo sa- bia? ” nos va a conducir a que, para el paciente, si él lo sabe yo lo sé, yo estoy en su cabeza; y reciprocamente, su cabeza esté en la mia. Si esto es asi en un nivel de la transferencia, es porque, desde siempre, su madre, esté en su cabeza y viceversa. Es este espacio el que va a regir el funcionamiento del ‘“doble”, Paraddjicamente - el doble no estd fuera de uno mismo, sino que es uno mismo y a la vez no lo es. E's el doble a través del cual el paciente se unifica, es soporte identificatorio. El pa- ciente a quien nos venimos refiriendo, quien presenta 27 ima organizacion delirante en torno a un componente yersecutorio, nos dice: “Siempre la misma porqueria ... estoy cansado de que se burlen de mi... me quieren hacer tram- pa... cada vez que yo llegaba, Vv. venia y la to- caba a R. y ella saltaba como un robot, la habian programado para hhacerme el mal.. ie Al respecto algunos autores como Piera Aulagnier ” marcan el cuidado que se debe tener en la administra- cion de psicofarmacos, porque si a través de ellos se elimina el doble emergente en la organizacion delirante, el paciente puede quedar tambaleante, sin ningiin sopor- te a través del cual unificarse y realizar un pasaje al acto psicético. Se establece segun Sami-Ali ® una relacién imposi- ple de equivalencia entre el afuera y el adentro, entre grande y pequefio, continente y contenido. La generali- dad de este principio, pasta para mostrar, que la estruc- tura del espacio asi obtenida escapa a toda interpreta- cién reduccionista, por ejemplo, en términos que inclu- yan solo lo oral, lo visual, etc. Hay multiplicidad de materiales donde este orden espacial puede captarse: los grafos de los nifios pequefios, sus juegos, como asi también los grafos de los pacientes psicdticos en los que ja tridimensionalidad esta ausente, en fin, todas las pro- ducciones gréficas donde, por ejemplo, figura y fondo estan en el mismo plano, donde los cuerpos no tienen. limites que impliquen un afuera. . Segundo tiempo: El pequefio infans en este segun- do momento se empieza a ver como otro. Sostenido en los brazos de su madre interrogara su mirada justamen- 28 te para saber qué debe ver alli. La mirada de la madre jo autoriza a verse. Incluido en el cuerpo de alguien que a su vez lo sostiene, la adhesién de lo Real de los cuer- pos remite al desprendimiento de la imagen significan- te a distancia. Lo importante en esta segunda fase “es que el nifio tenga al mismo tiempo a su disposicién lo Real y el cuerpo del Otro, en los brazos de quien esta y al que esta adosado y la imagen de ese cuerpo del Otro en el espejo al mismo tiempo que ja suya”. Para los Lefort esta segunda fase ha de ser representada topolégicamente por dos cintas de Moebius ya que, del cuerpo Real a su imagen, hay continuidad y no oposicion. Tercer tiempo: Antecedentes de este tercer tiem- po los encontramos en Spitz” quien fue el primero en ponerle nombre al hecho de que el nifio se angustie en presencia del extrafio, lo que explicaraé por la ausencia materna. Emergencia de angustia que caracterizé como del octavo mes, en tanto Freud habia hablado de esta situaci6n como al pasar en Inhibicidn, Sintoma y An- gustia sin delimitarla particularmente. Sami-Ali aportard a la observacién ‘que hiciera _Spitz una rectificacion tedrica esencial: clinicamente se puede puntualizar que la afirmacidn de Spitz es valida solo parcialmente, ya que, atin en los brazos de la ma- dre, ante el extrafio el nifio da muestras de angustia. Esta correccidn leva a Sami-Ali a replantearse la razdén ulti- ma de aquella. No se trata de la eventual ausencia de la madre. Ese no es el punto, Antes bien lo marca el que se quiebra una premisa fundamental, que presi- dia hasta entonces el acontecer subjetivo, donde no te- nian cabida las oposiciones sujeto/objeto Yo/no-Yo, etc. En este mundo primero, en que todo es madre, la introduccién en la simbolizacién de algo como extrafio, es una verdadera crisis de des-ser en ese proto-ser. Si 29 por lo menos hay uno que sea extrafio a ella, yo tam- bién lo soy, tal es la cuenta que el sujeto saca. Gustavo tiene 4 afios cuando lo veo por primera vez ante la inminencia de una nueva operacién a Ja que debe someterse a efectos de corregir una afeccién congénita en manos (sin-dactilia) y pies (polidactilia con reduplicacién de pulgares). Pa- dece terrores nocturnos, obesidad incipiente, enu- resis y un trastorno fundamental del esquema cor- poral sin base neuroldgica.” Gustavo: “La semana que viene me voy 4 lo de mi tio F.” Analista; “Tu tio F.?” G: “Si, el que me operd”, A: “Ese es tu doctor, no tu tio”. G: “Si es bueno, es mi tio”. Para Gustavo todo lo potencialmente persecutorio es transformado en bueno y de bueno en familiar, no existiendo la categoria de extrafio. Una observacion al pasar me permitid arrojar luz acerca de las implican- cias de este funcionamiento a nivel familiar. En el con- testador automdtico del consultorio quedo registrado el siguiente mensaje de la mama dirigido a mi: “Wola Ma... Habla Gi... Para decirte que... (en lugar de (en lugar de Marisa) Gisela) La mama de Gustavo se dirige a mi como si fuera un familiar o una amiga intima (es mas, diré que ha- pitualmente atin en el plano fntimo, nadie se refiere a 30 mi de esa manera, de modo que ni siquiera se da el rodeo de pasar por lo que otros han dicho). Es impor- tante puntualizar que en el momento del nacimiento de Gustavo, el extrafio que angustia fue para esos pa- dres el nifio mismo a quien vivian como “monstruo”. El extrafio para Gustavo es lo Real de su propio cuerpo, expulsado del campo del Otro, que por lo distinto de su conformacién se resiste a ser simbolizado. La construccién de la categoria extrafio suele fal- tar en los pacientes que padecen afecciones de tipo alér- gico, tal es la hipdtesis propuesta por Kreisler, Fain y Soule” y Sami-Ali”:* Hipstesis que pude poner a prue- ba a través de la tarea por mi desarrollada en servicios de pediatria. El desconocido en. lugar de funcionar como extrafio para el nifio, ocupa el lugar de familiar, y asi sigue sonriéndole tal cual como lo haria un nifio de tres meses. Segtin estos autores *el hecho frecuente de que el pequefio alérgico no haya presentado la angustia del octavo mes, destaca las relaciones existentes entre la crisis ante el extrafio, la alergia y las fobias infantiles”. Seguin Sami-Ali, el extrafio no simbolizado, retorna en lo Real de la reaccién somatica provocada por el factor alérgeno. Este, al faltar la categoria extrafio, funciona- ria como tal pero en el registro de lo Real: Es conocida la mejoria del paciente alérgico lejos de su familia. Es a través de este pasaje por la realidad, que la misma le suministra la categoria imposible de construir anterior- mente, pero esto se efectiviza a costa de una disociacion: para mejorarse tiene que irse en lo concreto. Un segun- do momento debe conducir a la dialectizacién de este proceso. En razoén de ello reviste capital importancia para la transferencia, que el analista quede localizado como ese extrafio hasta ese momento no simbolizado. in algunas fobias infantiles, que tanta extension e importancia alcangan en el sujeto temprano, fhe podido localizar como denominador comin la primera simboli- zacion, puesta en juego a través del rodeo del circuito 31 fobigeno, por medio del cual, el nifio podia por fin re- cortarse como un otro, como extrafio del cuerpo ma- terno, Es importante puntualizar cémo se vuelve a re- plantear la problematica narcisista en otro nivel: en el momento de la adolescencia, por ejemplo, el simbolizar algo como extrafio ala madre y a la familia y a la vez simbolizarse a si mismo como algo no familiar, va a constituir una de las cuestiones centrales. En razén de ello, una de las tareas a llevar a cabo se halla ligada a desolidarizarse con respecto a la unificacidn de siem- pre en el espejo que la familia ha puesto delante de él. En este sentido, es dable observar que se plantean otras vicisitudes que las de la infancia y las de la nifiez. Debemos remarcar que estos procesos que detalla- mos, no estén referidos meramente a estadios en un desarrollo lineal. Si bien tienen un irreductible desplie- gue en el eje diacrdénico de la estructura, quedan incor- porados como un funcionamiento permanente, ‘“‘capas de lava” como decia Freud para pensar la simultanei- dad; en raz6n de ello, estas vicisitudes, se reencuentran en un paciente de cualquier edad. Asi como el mito de Narciso viene a procurar una respuesta al interrogante de como se puede ser alguien, siendo de origen nadie, diremos que el fort/da concurre a responder al interrogante de gcémo simbolizar la au- sencia? Es una conquista simbdlica, no solo espacial, sino también temporal. La observacidn freudiana en Mas alld del Principio del Placer™ sobre el juego del carretel, no hizo sino cobrar ereciente importancia en el psicoandlisis al correr del tiempo. Puntualizaré las earacteristicas principales destacadas por Freud en re- Jacion a este juego.* 32 — esta accién parece facilitarle al nifio, el soportar sin angustia o con un margen tolerable de ella, la partida de la madre. — mediante esta actividad vuelve suyo, algo que en sus inicios sufrid pasivamente, a lo cual parece ligarse en gran medida el plus de goce que tal actividad re- dita al nifio. — tiende a predominar el arrojar fuera sobre el atraer hacia si, lo cual Freud lo asocia a la venganza fanta- seada con respecto a un objeto primario de amor abandonante. — toda la secuencia en su conjunto, extrafiamente in- siste en repetirse, mds alld del cardcter inicialmente displacentero de la vivencia como tal. — la significacién de este juego, parece proliferar y desplazarse, acabando por llevarse a cabo, atin en presencia de la madre y atin sobre el cuerpo mismo del nifio en su imagen especular. Seria dificil encontrar a posteriori de Freud algun analista de importancia que no retome, se ocupe y desa- rrolle la trascendencia del fort/da como operacion fun- damental a la estructuracién simbdlica del sujeto tem- prano. Para Jacques Lacan este juego del carretel marca la primera constiucién del agente de la frustracidn, la madre y pone en evidencia el paso de la primera forma simple de la relacién madre-hijo a una mds compleja. “eQué sucede en efecto cuando la madre deja de res- ponder a la solicitacién del deseo, cuando responde a su arbitrio? Ella pasa a ser Real, se convierte en poder y en consecuencia el acceso a los objetos se modifica: los objetos, que hasta ese momento eran pura y sim- plemente de satisfaccién se transforman en’ dones de parte de ese poder. En suma, asistimos a una inver- sién de posiciones. La madre, anteriormente Simbdlica 33 se transforma en Real, y los objetos de reales que eran, pasan a ser simbdlicos... de esta manera se pone en marcha la constitucién del mundo de los objetos’.* El punto central para este autor gira en torno 4 la sepa- racién primordial de la madre, vinculada a la denegacién originaria, tal como lo propone Hyppolite en el desarro- llo de la concepcidn del Yo.” A través de esta operacién fort/da emerge el pri- mer espacio fuera del cuerpo materno para vivir. Ope- racién que menta la muerte simbdlica de la cosa en oposicién a la destructividad en lo Real, Es un modo primordial de simbolizacién, donde va a jugar un papel central la agresividad cumpliendo una funcién de sepa- racién simbdlica (siguiendo a Lacan y Winnicott dife- renciamos agresividad de agresién). Gracias a esta fun- cidn agresiva de “arrojar fuera” va constituyéndose un espacio desplegado que no es ya el de un espacio aplas- tado sobre el cuerpo del Otro, “Cuando un adolescente empieza a pelearse, a impugnar, empieza también a to- mar distancia de todo lo que son los valores e ideales de su familia... Hay un momento privilegiado de esta agresividad donde é] tratard de arrojar lejos, a cierto no-Yo, todo lo que hasta ese momento podia aceptar como valores que le transmitian en el discurso familiar. Este momento, podriamos categorizarlo como propio del fort/da. Cuando.esta funcion de la agresividad, como tension agresiva falla, se produce la agresion”, verdade- ro sintoma de tal falla.” * Anibal, nifio de 12 afios ha sido expulsado de varias instituciones escolares por mala conducta. Dice de los demas: “Siempre me echan,., siem- pre me sacan de encima ... cuando juego al ring- taje gvos te creés que voy a ser tan esttpido como los demas? Ja!... Yo no, yo no hago lo mismo; toco el timbre y me quedo y los jorobo, 34 cuando salen, sigo alli, para enfrentar la situa- cién.” Pasemos a analizar la trama donde el juego se ve interrumpido —curiosamente al revés de lo observado por Freud— el nifio hace una especie de “da” pero no “fort”, Esto indica un déficit en la simbolizacion, ya que Anibal se queda pegado a las personas y 4 los obje- tos no pudiéndolos luego expulsar, arrojar al campo del alld. Anibal, literalmente, se queda “pegado al timbre”. Al fallar la tension la agresiva que instaura el arrojar fue- ra, la agresividad se transforma en agresion, agresién ésta que finalmente le Nega reduplicada del campo del otro, en forma de expulsiones del colegio, por ejemplo. Serdn sus profesores y vecinos quienes, desde lo Real, realizaran algo que para Anibal es imposible de ins- cripcién en lo Simbdlico. Sami-Ali, a partir del trabajo de Freud, plantearé que la operacion “fort/da una vex constituida, dejard de ser una imagen particular de una situacién dada, para convertirse en un esquema de representacién que mol- deara todas las situaciones de separacion”.® Este autor va a establecer precisiones en torno a ese jugar: — “Aparece una nueva dimensidn del espacio, el espa- cio imaginario de profundidad, Al lanzar el carretel alid, el nifio se define simulténeamente aqui donde se encuentra y se sittia en relaci6n con un afuera que solo existe como correlato de una intensidn agre- siva que parte de aqui”.” — A partir de este jugar no sdlo se instaura una espa- cialidad, sino que, ademas, ella es concomitante de una nueva dimensién en lo temporal: antes y des- pués. Esta datacion, capacidad de marcaci6n tem- poral, corte en Jo temporal, esta ausente en la an- 35 gustia de aniquilacién que caracteriza el proceso psicdtico. La imposibilidad de sustraerse a lo des- agradable, de datar el fin de una experiencia nega- tiva, es uno de los dos talones de Aquiles con los que Bettelheim ” caracteriza los momentos tempranos del bebé (periodo critico). — A partir del fort/da, el nifio se organizard de acuerdo a una doble identificaci6n con su madre: presente y ausente en forma sucesiva. Diferenciando dos mo- mentos; “‘@) la madre ausente es sustituida, b) la madre presente también es sustituida porque en otro momento puede llegar a faltar’.” El jugar que caracteriza el fort/da implica liberar- se de un encierro, poder producir un espacio mas alld. En este juego, no es que el nifio lance afuera, sino que el acto de arrojar fuera, produce simulténeamente un adentro y un afuera, un cerca y un lejos, un antes y un después. Oposiciones todas inexistentes en un mo- mento anterior donde. cl espacio correspondia al pro- pio de la especularidad. En su forma espacial mds ar- caica, la pidimensionalidad. : Dos aspectos mds hemos de puntualizar en relacion al fort/da: la primacia poca-ojo que caracteriza el mo- mento de la especularidad va a ceder la hhegemonia a la detentada por el par mano-ojo. Este ultimo comanda este momento de la constitucién del sujeto. El segundo aspecto esta relacionado con un trén- sito que se despliega desde la funcién del espejo, cen- tral en el narcisismo a la funcién de la puerta como separacidn, simbdlica, de demarcacién en el espacio de un limite, de un borde, de un no-Yo, aunque como en el caso del vidrio, sea invisible para los ojos. Dada la rela- tiva escasez de las observaciones psicoanaliticas sobre la puerta, remitimos a las paginas de Lacan al respecto en Cibernética y Psicoandlisis.™ 36 Los fenomenos clinicos ligados a tallod of el fort/da aleanzan amplia proliferacion y son de muy diversi: 66 pecie. Asi, Kreisler, Fain y Soulé categoriaan Gomo déficit en esta categoria al megacolon funcional y ta encopresis. Estos autores sostienen que “numeresns encopresis son consecuencia de un megacolon funcional no detectado o mds exactamente son el resultado de ‘Jas fallas’ del mecanismo de yaivén de las heces, tanto las propulsadas hacia abajo y el ano, segtin los mecanis: mos fisiolégicos reflejos, como las que vuelven hacia arriba y al sigmoide... el momento ‘exquisito’ es aquel en que el nifio percibe el comienzo del reflejo de aper tura anal y consigue inhibirlo. Aqui ya no intervienen los. mecanismos del juego del carretel, pues el nifo atrapa. do por su juego autoerdtico se ha convertido en un ejecutante virtuoso de este juego de yo-yo interno”. “Para que se produzcan estas encopresis es necesario que el nifio adopte con respecto a las heces Jas siguien- tes actitudes: a) no defecar por la mafiana y mantener el recto lleno de materias fecales 0 jimitarse a evacua- ciones parciales, b) jJuchar durante todo el dia contra las diferentes fases reflejas de la defecacién,.. °s casi imprescindible que en el origen de toda encopresis de este tipo intervengan estos mecanismos, de acuerdo con Lapalisse un sigmoide vaciado,,. excluye la posibilidad de usar su contenido el resto del dia. Si lo vacia, el nifio se priva deliberadamente de la posibilidad de realizar esta forma de maniobras masturbatorias. .. En el megacolon funcional y en la encopresis el sistema simbdlico que hace de pantalla, de mediacién en las catectizaciones anales y sddicas a partir de la operacién fort/de, jalla” * Desde mi punto de vista, co- mo esto se ve impedido de procesarse en el plano Sim- pdlico, retorna como un Real del cuerpo del nifio, en la afeccién psicosomatica, que restituye la opéracion fal- tante. Una de las hipotesis de trabajo de mi tesis de doc- torado® desarrolla la coneepcién de que fallos tempra- 37 nos en la constitucién de funciones simbdlicas, impiden su inscripcidn en una textualidad en el sentido: repre- sidn-retorno de lo reprimido, cuyo caso ejemplar es la conversién. Pienso que estos fallos llevan a la exclusién de algo simbdlico del circuito simbdlico, que entonces re- tornardé como un puro Real: dafio en el cuerpo. En la conversidn, como ya lo puntualizara Freud * el trastor- no no tiene realidad fisiopatoldgica ni anatémica, El sintoma constituye otro lenguaje a descifrar. M1 sintoma es una metdfora. Por el contrario en la enfermedad psi- cosomatica, en la cadena significante hay una falla, un agujero, y en ese lugar encontramos el cuerpo. Mis hipo- tesis se articulan con las conceptualizaciones de Ble- ger*® en cuanto pensar el cuerpo como “buffer” y con Jas de André Green quien concibe la reaccidén psicoso- matica como una variante del acting out. Articulo, con los autores citados para este tépico, la concepcidn de “forelusién” que proponen Juan David Nasio*” y Ricar- do Rodulfo * funcionando a niveles “micro”, Como pro- ducto de la misma, construyo la siguiente hipdtesis que deberé someter a verificacién: ‘al ser desalojado un sig- nificante del circuito simbdlico, este mismo retornard en lo Real del cuerpo: la enfermedad psicosomatica. Desde mi punto de vista, intentar desplegar en un and- lisis algo del orden de la fantasia inconsciente en rela- cién a la enfermedad psicosomatica, partiria de negar la distincion ya planteada por Freud desde inicios, entre conversion y somatizacion.” Emiliano es un nifio de 8 afios que padece mega- colon funcional y encopresis como consecuencia del mismo. Una secuencia de entrevistas pone en evidencia fallos marcados en la constitucién del fort/da, Constituye una caracteristica llamativa el que hable a sus padres sin intervalo alguno. Su mama dice: “Es para llamar la atencién”. Me 38 parece oportuno marcar que lo que sucede en realidad es que la palabra alli pierde su funcién comunicacional, haciéndome acordar a las sogas de las cuales nos habla Winnicott, en ese paciente que no podia establecer distancia en relacién al cuerpo de la madre. Una segunda observacién proviene de sus juegos. En ningtin momento pue- de desplegarlos sin convocar reiteradamente al adulto, En raz6n de ello me parece oportuno proponer en- tre otras cosas, a este paciente y su familia el sistema de psicoandlisis a pedido, Creo ofrecer de esta manera, un soporte transferencial, a través del cual el nifio pueda procesar tal funcién, pudiendo asir al objeto analista y arrojarlo fuera-de si a través de la convocatoria espon- tdnea efectuada por él mismo. No seré un objeto en- contrable sistematicamente, del cual él, no pueda sus- traerse, sino que podré acercarme y alejarme en el jue- go de la transferencia. Gustavo de inicios, no soporta ninguna situacion que implique separacién: no puede dormir solo, atin teniendo 6 afios no puede permanecer en el bafio sin la compariia de un adulto, y menos atin atenderse solo; en los juegos el otro no puede no estar incluido, Le resulta imposible situarse en el espacio, fuera del espacio corporal del otro. Esta confusién lo lleva a realizar acciones en forma in- vertida. Cuando comienza su escolaridad prima- ria, vernos funcionar la misma confusién entre derecha e izquierda, confusidn que contamina el plano de la escrijura y de las matemdticas. El espacio inmediato, ejerce en él tal fascinacidn, que lo obliga a copiar gestos en forma invertida, 39

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