Está en la página 1de 11

EL PESO DEL CONOCIMIENTO

Personajes:
Isabel
Leo
Marisa
Padre de Isabel
Madre de Isabel
Madre de Marisa
Madre de Leo
Padre de Leo
Maestro
Doctor

Esta historia se remonta en una escuela de nivel medio superior en las épocas más críticas de todo
adolescente, le elección de cuál será su destino después de la preparatoria. Este salón era muy unido
ya que todos los estudiantes se esforzaban por ser los mejores, pero nunca sabemos lo que pasa
detrás…

Isabel es una estudiante ejemplar que siempre da lo mejor de sí, ella tiene un carácter fuerte ya que
toda su vida le han enseñado que siempre tiene que estar al margen para conseguir lo mejor, su
estado físico probablemente no sea el mejor ya que ha sufrido diversos problemas debido al desgaste
de su bienestar emocional, tiene el cabello negro muy delgado debido al estrés, ojos grandes y
cansados. Leo es un chico no muy destacado en lo académico, es reservado y misterioso, pero con un
gran corazón si intentas conocerlo, se mete en muchos problemas y la mayoría de sus compañeros no
se acercan a el debido al miedo que les causa, tiene un aspecto muy decadente debido a las
agresiones que ha recibido.

Se acerca la semana de exámenes, Isabel se encuentra estudiando en la hora de receso en su salón


con audífonos puestos cuando de pronto algo la golpea por detrás….

Isabel: (actitud degustada y confundida) ¿Disculpa?

Leo: (actitud ignorante) ¿Qué pasa?

Isabel: eso debería de preguntar yo, ¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué me has empujado?

Leo: No te había visto, ¿hay algún problema?, Ni que fuera la gran cosa (lo susurra).

Isabel: (actitud alterada) ¿Qué has dicho? Te pido de favor que no me vuelvas a molestar ya que yo
si estaba haciendo algo importante.

Leo: (con un tono de voz alto) ¿Qué te refieres con eso? Agradezco al menos no ser una “matadita”
así como tú.

Isabel: No voy a estar hablando con personas ignorantes, entonces no me sigas quitando el tiempo,
adiós.

Isabel se retira del salón de clases y se dirige hacia una banca cercana para poder seguir estudiando.

Se acerca a su compañera Marisa.


Isabel: (con humor seco) Hola ¿Cómo te encuentras

Marisa: (Angustiada) ¿Qué tienes, te pasa algo?

Isabel: Sí, estaba estudiando para el examen y llegó Leo a empujarme y eso me molestó

Marisa: No le hagas caso, ni siquiera le tomes importancia a ese tipo

Isabel: (Con actitud neutra) Tienes razón, no le tomaré importancia, lo voy a ignorar

Isabel decidió dejar ese asunto así, ella continúa estudiando, llega el día siguiente y se acerca Leo.

Leo: (con actitud pesimista) Buen día Isabel

Isabel decide ignorarlo.

Leo: (Sorprendido) ¿Estás molesta conmigo?

Isabel: (Molesta) Cómo quieres que no lo esté después de lo que ocurrió ayer

Leo: Mmmmm…lamento eso, la verdad yo sé que todos piensan que soy una mala persona por todas
las cosas que he hecho y no me voy a excusar, pero ya no quiero seguir alimentando esa idea, por eso
te pido disculpas

Isabel: Si, está bien, gracias por tus disculpas

Leo: Cambiando de tema, ¿cómo te encuentras? qué tal te ha ido estudiando

Isabel: La verdad ya estoy muy estresada, me angustia las semanas de exámenes

Leo: De hecho, a mí también, aunque a veces no aparente eso, creo que ya me estoy empezando a
preocupar, no me ha ido bien en los otros semestres y a causa de eso he tenido muchos problemas
con mis padres (Leo se tapa los brazos con las magnas de su suéter)

Isabel: (Con voz de preocupación) Leo, ¿estás bien? ¿Me parece que te vi morado el brazo, porque lo
ocultas? ¿Paso algo malo?

Leo: (Evitando el contacto visual) No, no es nada, no te preocupes…

Isabel: bueno, si tú lo dices ¿estudiamos juntos?

Leo: Si me parece bien, vamos

Pasaron los días, llega la semana de exámenes, los días más pesados para los estudiantes, Isabel y
Leo se encuentran en una cafetería estudiando cuando de repente se les une Marisa

Marisa: (Con actitud positiva) Hola chicos, ¿Cómo les está yendo? ¿Ya se sienten preparados?

Isabel: (Angustiada) Sinceramente no me ha ido como yo quería, siento que estoy estudiando en vano

Marisa: ¿Por qué dices eso?

Isabel: Hice un examen de prueba y saqué 3 puntos de 5, hubo temas que me sabia a la perfección,
pero de un momento a otro se me nublo la vista y me sentí un poco sofocada, pero solo eso, me siento
mal por eso
Marisa: Eso se escucha grave, pero quizás solo fue por la presión y ya, no te sientas mal
Isabel: Ya sé, pero yo quería salir mejor en ese examen, no me quiero ni imaginar la expresión de
decepción de mis padres si es que me va mal en el examen real

Marisa: No te preocupes, todavía tenemos tiempo para estudiar, igual tus padres deberían de estar
orgullosos de ti, siempre tienes calificaciones perfectas

Isabel: No es tan fácil, desde chica siempre me han exigido calificaciones perfectas, pero desde la
escuela secundaria dejaron de decírmelo directamente, pero sé que siguen esperando eso de mí,
ahora siempre intento ser la mejor para que se sientan orgullosos de mí, aunque no me lo pidan

Marisa: Bueno, eso se escucha difícil, pero recuerda siempre nos tendrás a nosotros para apoyarte y
ayudarte en todo

Isabel: Si, muchas gracias, Marisa

Marisa: Y a ti leo, ¿cómo te ha ido?

Leo: Me va de maravilla (sonríe orgulloso)

Isabel: (asombrada) ¿enserio? No me habías dicho que…

Leo: Buhh, a quien le miento, se me dificulta poder concentrarme, eso me molesta, y con algunos
problemas en casa no estoy tranquilo.

Marisa: Ay Leo, te ira bien ya lo veras, si te sigues esforzando te ira de maravilla, espero que esos
problemas en casa se resuelvan. Sabes que siempre contaras con nosotras

Leo: Si, eso espero… Que les parece si salimos hoy por la tarde (sonríe animado)

Isabel: Leo, sabes que estamos es semana de exámenes, no podemos distraernos

Marisa: Eso, tenemos que seguir estudiando para tener las mejores notas posibles

Leo: Ándale chicas, no sería una distracción más bien sería un despeje, solo será un rato, nos quedara
el resto de la tarde para seguir estudiando

Isabel: Mmm, está bien pero solo será un pequeño rato

Leo: Si, y tu Marisa ¿te unes?

Marisa: Pues si Isabel ira, porque yo no

Leo: Okei, nos vemos en el centro a las 4 p.m.

Cada uno se fue a sus respectivas casas, entusiasmado Leo esperaba con ansias que fueran las 4
de la tarde, mientras tanto Isabel sigo estudiando hasta la hora de la salida con los chicos, de igual
manera Marisa siguió estudiando.

Llego la hora de la salida Leo estaba más que listo, al igual que Isabel y Marisa, llegaron los tres al
punto de reunión y se saludaron alegremente.

Leo: Ey chicas ¿cómo están?


Isabel y Marisa: Bien, ¿y tú?

Leo: igual, ya necesitaba salir de mi casa

Isabel: Sí yo también la verdad, tengo mucho estrés con esto de los exámenes y es bueno que
saliéramos a distraernos

Marisa: A mí también me pasa lo mismo, quizás no tanto como a ti pero es bueno que saliéramos un
rato

Leo: ¿A dónde quieren ir chicas?

Marisa: Me gustaría ir a dar una vuelta e ir por un helado, ¿qué les parece?

Isabel: Suena bien, yo también quiero ir por un helado

Leo: Pues vamos entonces

Los tres chicos van a una heladería y cada uno compra un helado, después de eso van a dar vueltas
por el parque mientras platican sobre varios temas.

Marisa: Ya es algo tarde y está anocheciendo, creo que ya es hora de ir a casa

Isabel: Mis padres ya vienen por mí en un rato, ¿quieres que te lleven?

Marisa:(Apenada) No es necesario Isabel, pero gracias por ofrecerte

Isabel: Oh bueno, pero estaría bien que Leo te acompañara pasa que no estés sola

Leo: Por mí no hay ningún problema. (Dirige la mirada a Marisa) ¿Te parece que te acompañe?

Marisa: Sí está bien, gracias Leo

Los padres de Isabel llegan por ella

Isabel: Chicos mis papás ya llegaron, nos vemos mañana en la escuela, adiós,

Marisa y Leo: Adiós Isabel

Leo: Creo que ya es hora de que nosotros también nos vayamos

Marisa: Si ya es hora, se me está haciendo tarde y tenemos que seguir estudiando

Leo: Bueno entonces te a acompaño a tu casa

Los dos se fueron caminando a casa de Marisa

Marisa: Gracias Leo por acompañarme, nos vemos espero y estudies para el examen de mañana

Leo: Si Marisa tengo que estudiar mucho la verdad si quiero salir bien en este examen, bueno me
tengo que ir, nos vemos mañana

Al día siguiente Isabel llego muy temprano a la escuela ya que el examen era a primera hora, poco después
llego Leo y encontró a Isabel muy nerviosa y preocupada.

Leo: Oye Isabel ¿estás bien?

Isabel: La verdad es que me siento muy preocupada y me falta el aire, siento que me voy a desmayar
Leo muy preocupado ante esto llamo al maestro, pero el maestro no le tomo importancia y aún así le
presento el examen a Isabel, Marisa estaba muy preocupada al igual que Leo ya que Isabel se veía en
muy mal estado

Marisa: ¿Isabel te sientes bien?

Isabel a mitad del examen se empieza a sentir muy mal y se levanta de su lugar a decirle al maestro
que no puede respirar, pero no llego muy lejos ya que Isabel cae desmayada, ante esto todos corren a
ver qué es lo que le había sucedido a Isabel

Leo: ¡Isabel!

Todos muy preocupados ante esto llaman a la ambulancia

Marisa: llamaré a los padres de Isabel

Isabel unos minutos después despierta

Leo: Isabel si te sentías mal por qué no te quedaste en casa

Isabel: porqué teníamos examen Leo no podía faltar, sabiendo que puedo decepcionar a mis padres si
tengo malas calificaciones

Marisa: Aun así, Isabel tu salud debe ir primero, no puedes seguir exigiéndote más

Los padres de Isabel llegaron muy preocupados.

Isabel se despierta en la camilla de una ambulancia, con el sonido de las sirenas atronando en sus
oídos. A su lado, leo la mira con una mezcla de preocupación y alivio.

Leo: Tranquila, ya estás bien. Te desmayaste en el examen, pero los paramédicos te atendieron rápido.

Isabel: (con voz débil) ¿Y el examen? ¿Mis padres?

Leo: No te preocupes por el examen. Lo importante es tu salud. Y tus padres ya están aquí.

Los padres de Isabel entran en la ambulancia, con el rostro pálido de la angustia.

Madre de Isabel: ¡Isabel, mi hija! ¿Estás bien?

Isabel: (con lágrimas en los ojos) Sí, mamá, estoy bien. Solo me desmayé.

La ambulancia llega al hospital donde Isabel es atendida.

En el hospital:

Isabel: (Desorientada) ¿Dónde estoy?

Leo: (Tomando su mano) En el hospital. Te desmayaste en el examen, pero ya estás bien.

Isabel: (Recordando lo sucedido) ¿Y mis padres?

Leo: Están aquí. Enseguida vienen.

Los padres de Isabel entran en la habitación.


Madre de Isabel: ¡Isabel, mi hija! ¿Estás bien?

Isabel: (Con voz débil) Sí, mamá, estoy bien. Solo me desmayé un poco.

Padre de Isabel: No te preocupes, hija. Lo importante es tu salud.

Los médicos entran en la habitación.

Doctor: (Dirigiéndose a Isabel) Buenos días, Isabel. Te hemos realizado algunas pruebas y los
resultados indican que sufres de un fuerte grado de estrés y ansiedad.

Isabel: (Sorprendida) ¿Estrés y ansiedad?

Doctor: Sí. Es probable que esto haya sido la causa de tu desmayo.

Madre de Isabel: Haremos todo lo posible para que Isabel se recupere.

Doctor: Me alegra escuchar eso. De todos modos, les recomiendo que también consulten con un
psicólogo.

Los padres de Isabel asienten con la cabeza.

Marisa entra a la habitación:

Marisa: (Preocupada) ¿Cómo te encuentras, Isabel?

Isabel: Mejor, gracias. Me siento un poco cansada, pero bien.

Leo: Nos alegramos de que estés mejor.

Madre de Isabel: Chicos, tenemos algo que decirles

Padre de Isabel: Creemos que lo mejor para Isabel es que no los vea durante un tiempo.

Isabel: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Por qué?

Madre de Isabel: Porque creemos que no son una buena influencia para ella.

Leo: (Indignado) ¿Qué quiere decir eso?

Padre de Isabel: Queremos que Isabel se concentre en su recuperación para regresar a sus estudios lo
antes posible y creemos que es mejor que no tenga distracciones.

Marisa: (Triste) Esta bien señor.

Leo: Adiós Isabel, supongo que nos veremos en mucho tiempo

Isabel: (Llorando) No me hagan esto. No quiero que se vayan.

Marisa y Leo salen de la habitación cuando de pronto un silencio incómodo se apodera de la


habitación.

Madre de Isabel: (Cambiando de tema) ¿Cómo te sientes Isabel?

Isabel: (Con un tono triste) ¿Por qué les dijeron eso a mis amigos?
Padre de Isabel: (Frunciendo el ceño) Lo siento, hija. No creímos que fuera conveniente tenerlos cerca
de ti por ahora

Isabel: ¿Por qué no? Ellos son mis amigos.

Madre de Isabel: Isabel, sabes que te queremos mucho y solo queremos lo mejor para ti.

Padre de Isabel: Y creemos que esos amigos no son una buena influencia para ti.

Isabel: (Con los ojos llenos de lágrimas) ¡Eso no es cierto! Ellos son mis mejores amigos. Siempre
me han apoyado.

Madre de Isabel: Isabel, por favor, no te exaltes.

Padre de Isabel: Tranquila, hija. Vamos a hablar de esto más tarde.

Isabel: (Enfadada) ¡No hay nada que hablar!

En casa de leo:

Leo abre la puerta de su casa con cuidado. El silencio sepulcral lo recibe. Se desliza por el pasillo
como una sombra, tratando de no hacer ruido.

La madre de Leo, con la voz áspera y llena de rencor, irrumpe desde la cocina.

Madre de Leo: ¡Llegas tarde otra vez! ¿Dónde has estado metido?

Leo: Yo... solo... estaba con amigos.

Padre de leo: ¿Amigos? ¡Deberías estar trabajando! ¡Eres un inútil, un bueno para nada!

Leo agacha la cabeza, soportando el peso de las palabras de su padre.

Madre de Leo: ¡Solo vienes a dar vergüenza! ¿Qué haces con tu vida? Solo eres una carga para
nosotros.

Leo: (Con un hilo de voz) Lo siento...

Padre de Leo: ¡Tus disculpas no sirven para nada! ¡Eres un fracaso!

Leo: ¡Como si tu fueras diferente! ¡ni siquiera tienes un trabajo decente!

El padre se acerca a Leo, con la mirada llena de odio. Levanta la mano y le da una bofetada.

Leo: (Cae al suelo)

Padre de Leo: ¡No me llames papá! ¡No mereces ser mi hijo!

La madre observa la escena con una mezcla de satisfacción.

Madre de Leo: ¡Levántate de ahí! ¡Y ve a estudiar a tu habitación! a ver si al menos sirves en eso

Leo se levanta con dificultad, su rostro enrojecido por la bofetada. Se dirige a su habitación, con la
mirada baja.

Mientras tanto en casa de Marisa.


Marisa: Ya llegué

Madre de Marisa: Que bueno ¿Cómo esta Isabel? (Inquiere con curiosidad)

Marisa: Pues no muy bien, el doctor le detecto estrés y ansiedad. (expreso con un semblante decaído)

Madre de Marisa: Oh, pobrecita

Marisa: Imagino que mi padre no está. (Con voz decepcionada)

Madre de Marisa: Así es, pero estoy segura de que ya vendrá, no te preocupes. (sonríe tensa).

Marisa: Eso me dijiste hace tres días, ¿Por qué te esfuerzas tanto en cubrirlo? (Dice con enfado).

Madre de Marisa: Marisa, sabes que- (Marisa interrumpe).

Marisa: ¡NO MADRE! ¿No estas cansada?, siempre es lo mismo. Se va por días mientras tú te matas
trabajando para mantenernos a ambas y luego llega el con litros de alcohol encima y sin ni un peso.
(Respira agitadamente).

Madre de Marisa: Marisa, por favor no hables así de tu padre. (pide con intranquilidad)

Marisa: ¡ESE HOMBRE NO ES MI PADRE!, he visto cómo te maltrata y como te roba dinero para comprar
más alcohol mientras tu no haces nada. Pero ya no más, si tu estas a gusto con este tipo de vida adelante;
yo no planeo vivir así. Así que, si tú no dejas a ese hombre, me iré yo. (Expreso con llanto).

Madre de Marisa: Marisa…(suspira). Está bien, no tienes que llegar a eso. Te prometo que hare lo
posible para dejarlo, perdóname por hacerte pasar todo esto, no sabía cómo te sentías. (mientras se
acercaba a Marisa y la abrazaba).

Marisa: No te preocupes, ambas podemos salir adelante. También prometo ayudarte.

Isabel por otro lado se sentía desesperada, enojada e impotente de la decisión que le habían impuesto
sus padres, ya que por primera vez sintió un poco de libertad tan limitada que tenía a causa de la
presión constante que se le implanto desde que inició sus actividades académicas.

Isabel: Por favor, déjenme seguir con ellos. (pidió desesperada)

Madre de Isabel: Ya hemos tomado la decisión Isabel, es por- (no termina al ser interrumpida)

Isabel: ¡MI BIEN!, es por eso por lo que estoy aquí tirada en esta cama, por todo el bien que me han
hecho. (Dijo con sarcasmo)

Padre de Isabel: ¡Isabel! ¿Ya ves?, te has vuelto insistente y grosera, con qué cara dices que esos
supuestos amigos no son una mala influencia. (Reprocha)

Isabel: Ellos no tienen nada que ver. Ustedes nunca han pensado en mi bien como dicen, sólo les
interesan las calificaciones y que tan buena sea en todo; ¿Se han preguntado qué es lo que quiero?,
¿Cómo me siento?,¿Mis gustos? Si les pregunto mi color favorito seguro se quedan callados. (exclama
con enojo y un deje de decepción ante el silencio de sus padres)

En eso suena el celular de Isabel a lo que su madre lo toma y se puede divisar el nombre de Marisa en
la pantalla.

Madre de Isabel: Después de esto revisaremos eventualmente tu celular para evitar cualquier
comunicación con ellos. (Declaro mientras atendía la llamada).
Marisa: ¡ISABEL! (llamo con alteración)

Madre de Isabel: Fuimos claros con- (fue interrumpida)

Marisa: Lo se señora, pero por favor. (pidió con un hilo de

voz)

Madre de Isabel: Esta bien, ¿Qué pasa, por qué lloras?

(indago)

Marisa: Leo… el, está muerto (rompió en llanto)

Madre de Isabel: (Conmocionada) ¡Dios mío! ¿Qué ha pasado?

Marisa: Fui a verlo a su casa para ver cómo estaba, cuando en eso abre la puerta su mama con una cara
de preocupación y confusión, le pregunte que había pasado y me dijo que Leo estaba en el hospital porque
se inten…to quitar la vida, la acompañe al hospital pero ya era demasiado tarde….

Madre de Isabel: (Atónita) ¡Oh, no puedo creerlo! Lo siento mucho, Marisa.

Isabel, escuchando la conversación, se queda sin palabras. El dolor y la tristeza la invaden, y siente un
profundo remordimiento por la última vez que estuvo con Leo

Madre de Isabel: (Con compasión) Isabel, ¿estás bien?

Isabel: (Con lágrimas en los ojos) No lo sé, mamá. Me siento horrible. La última vez que vi a Leo, no
pude despedirme bien de el

Madre de Isabel: Es natural sentirse así en momentos como este. Pero recuerda, todo va a estar bien

Padre de Isabel: (Con tono severo) Es hora de que dejes de llorar por un simple compañero de escuela y te
enfoques en tu recuperación.

Isabel, sintiendo una mezcla de dolor, ira y confusión, se queda en silencio, luchando por procesar todo lo
que acaba de suceder. Mientras tanto, Marisa sigue llorando al otro lado de la línea, sumida en su propio
dolor por la pérdida de su amigo

Los días pasaron lentamente, pero el dolor de la pérdida de Leo permaneció fresco en la mente de Isabel y
Marisa. Las noches se volvieron interminables, llenas de lágrimas y recuerdos de los momentos
compartidos con su amigo. Ambas se aferraron una a la otra en busca de consuelo y apoyo mutuo.

Isabel, a pesar de la insistencia de sus padres, se negó a cortar todo contacto con Marisa. Su amistad se
convirtió en un salvavidas en medio de la tormenta, un refugio seguro donde podían expresar su dolor y
encontrar consuelo en la compañía del otro.

Marisa, por otro lado, luchaba con sentimientos de culpa y dolor abrumadores. Se preguntaba una y otra vez
si había algo que podría haber hecho para evitar la tragedia. A medida que el tiempo pasaba, encontró
consuelo en la idea de que, aunque Leo ya no estaba físicamente con ellas, su recuerdo y su espíritu
vivirían para siempre en sus corazones.

En medio de su dolor, ambas chicas encontraron una fuerza renovada para enfrentar sus propios desafíos.
Isabel finalmente decidió buscar ayuda profesional para manejar su estrés y ansiedad, reconociendo que
su bienestar emocional era tan importante como sus logros académicos. Marisa, por su parte, decidió
tomar las riendas de su propia vida y poner fin a la relación tóxica entre su madre y su padrastro, buscando
un nuevo comienzo para ambas.
A medida que el tiempo pasaba, el dolor comenzó a desvanecerse lentamente, reemplazado por la
esperanza de un futuro mejor y la certeza de que, pase lo que pase, siempre tendrían el apoyo y el
amor incondicional del otro.

A pesar de la tragedia que habían enfrentado, Isabel y Marisa encontraron la fuerza para seguir
adelante, honrando el recuerdo de su querido amigo Leo en cada paso del camino.

Isabel y Marisa se apoyaban mutuamente en su proceso de duelo. Pasaban horas compartiendo recuerdos
de Leo y consolándose en los momentos más difíciles. Durante una de esas conversaciones, Isabel le confió
a Marisa sus preocupaciones sobre su relación con sus padres.

Isabel: Marisa, no sé qué hacer. Mis padres están decididos a controlar cada aspecto de mi vida, incluso
después de lo que ha pasado.

Marisa: Lo siento mucho, Isabel. Debes recordar que tus sentimientos son válidos y que tienes derecho a
buscar tu propia felicidad.

Isabel: Sí, lo sé, pero a veces siento que no puedo hacerles frente. Me siento atrapada.

Marisa: Entiendo cómo te sientes. Pero recuerda que siempre tienes opciones. No estás sola en esto.

Mientras tanto, en casa de Marisa, ella y su madre estaban teniendo una conversación crucial sobre el
futuro de su familia.

Madre de Marisa: Marisa, estoy tan orgullosa de ti por tener el coraje de enfrentar esta situación. Sé que no
ha sido fácil para ti.

Marisa: Gracias, mamá. Pero necesitamos hacer algo al respecto. No podemos seguir viviendo así.

Madre de Marisa: Tienes razón, cariño. He estado evitando este problema por demasiado tiempo. Es hora de
que hagamos un cambio.

Isabel y su mamá cambiaron sus nuevas ideas de la vida, para ser mejor persona y mejorar en todo y por su
puesto ya no sufrir como antes. Pasaron unos meses…

Mamá de Isabel: Ya se acercan las vacaciones. ¿Qué tal si nos vamos de viaje hacia te distraes un poco?

Isabel: Tal vez sería buena idea a un que estoy mal por lo de leo, pero no puedo dejar que me afecte no
vaya a hacer que termine como él. (Dijo Isabel sarcásticamente)

Mamá de Isabel: No digas eso a un que sea de broma, deberías de invitar a tu amiga también, para que así
las dos disfruten, y no estén tan estresadas por la escuela

Dijo la mamá de Isabel pensando en el bien de su hija, por qué como toda madre con miedo y desesperada
por la vida, no quiere que le pase algo malo a tu niña Isabel

Isabel: Está bien mami, vayamos de viaje ✈️

Isabel: La escuela sin querer a veces me hacía sentir mal en muchos aspectos como si no pudiera con ella,
a veces pensaba que no podría ya que en un momento llegó a hacer muy estresante para mí más en las
semanas de exámenes, es la más pesada por qué se te juntan todo y no puedes ni respirar, estudiaba
mucho por qué me preocupaba que te molestaras si salía mal pero es que a veces los maestros ni nos
explicaban o llegaban de mal humor y se desquitaban con nosotros y nos dejaban muchas tareas, proyectos,
tesis y cosas pesadas. A veces me sentía insuficiente pero no importa, he llegado muy lejos como para no
poder, ¿no crees mami?, más ahora con tu ayuda podré salir adelante con más facilidad.

(Isabel se desahogó con su madre sobre cómo se sentía en la escuela, como los maestros los trataban y
como en veces se sentía insuficiente)
Mamá de Isabel: Discúlpame hija si a veces te hacía sentir mal exigiéndote buenas calificaciones cuando no
sabía cómo te sentías o como estabas en realidad, ahora estaré para ti para apoyarte en lo que yo pueda, te
comprenderé y si te puedo ayudar con la escuela sería mucho mejor

Isabel: Gracias mamá por entender cómo en siento.

A veces nuestros padres no se dan cuenta de cómo nos sentimos estando en la escuela, de los problemas
que tenemos con los maestros, aunque sean insignificantes, de cómo en ocasiones nos sentimos incapaces
de poder y con miedo y con muchos pensamientos negativos que nos rodean, la escuela no debería de
hacemos sentir de esta manera, debería de hacernos sentir tranquilos en casa, que los maestros nos
entendieran y tuvieran más paciencia que fueran comprensivos y que nos apoyaran, por qué a veces nos
ganan los malos pensamientos y la solución más fácil que se nos viene a la cabeza es el suicidio y eso no
está bien, luchemos por aguantar y no por acobardarnos.

Por una escuela mejor y menos estresante, y no con alumnos suicidados por la obligación de tener buenas
calificaciones y ser mejor en todo.

Por más comprensión y vida propia!!

También podría gustarte