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El Hombre Andino

y la Cultura Popular
Juan J osé Car cía

UMB RAL CA PI TULO I

HOY, cuando las grandes es:.ectat ivas se or ien tan EL H or~ií3 R E A N DINO
hacia la posib ili dad de nuevos co nf ii ct os, esta vez nu-
cleares, cuando la razón y la esperanza naut raqan en los LA irrecusable icen tíc } J sxis tcr.te en t re los gran-
mares espaciales que van encontrand o las sond as inter- des gr up os huma nos de A mérica l.at ina. nos : ; -1 uevac o
planetar ias y cua nd o la conqui sta espacial co nsti tuye, a m irar, por so bre las cr:::tl ngp.r.ciáS geográ fic..; s , hac ia
para unos, la albora da de era cósmi ca, y para o tros, el el nuevo destin o de eses gr u;' os, q ue conf or man el
pel igr o de una co nf ronta ció n fi nal en t re las po tenci as m un do andi no.
nuc leares que están ar t illando a las estrel las con sus ar-
mas, y se aprestan a una nueva contienda cavando en el En gran parte, las característi cas vi t ales q ue hemos
espacio tri ncheras nucleares; cuano o t oc o esto sucede a enco nt rado entr e los horn eres c e la cost a y la sierr a
nivel de universo , y cuan do la técn ica ha segado la voz ecuator ianas, se destacan claramente en las m a S<15 del
de los humil des, y ha obnu viad o \a razón de muchos Litora l peru ano, ecuat or iano y colom biano espec ial -
ho m bres, a qui enes nos interesa el dest ino del ho m bre, ment e y en la població o campe sina ind ígena de esto s
se nos abre inqu iet udes respecto al hombre que co n no - pa íses y de 8 0 livia.
sotr os t rabaj a, que con nosot ros partici pa de esta aven-
t ura hu mana. Y más con cretam ent e del ho m bre cu y o
dest ino está unido al nuestro , el ho m bre andi no, y del
ámb ito en c ue él se desarro lla y nosotr os también: el
campo de la cultura popu lar.

Por ello hem os circ unscr ito los parámetr os de


nuestro tr ebajo. al hombre andino y a la cultura y el ar-
te popu lar en esta sub-región amer icana.

Es por esto que un análi sis de su real idad actual, y


una prospección de su f u turo resultan de especi al inte-
rés si se Oc.! iere acen tuar su presencia en este campo ma-
ravi il oso de la cult ur a pop ula r. y darl e una mayor con -
cienc ia ce sus resoonsaoitíuades sociales, poi ít icas y hu-
manas, esc ec ralrnente en el marc o del arte pc pu lar an·
d .no .
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Insistir en ello resu lta desobligante, ya que más Er . xno a la choza, su huasipungo, unas cuantas
que nuest ra palabra está el docu mento irre: L. tar ,e hu- aves, cu : alguna cabeza de ganado, eso es t odo lo que
mano y candente de la no vel ís' ica lat inoamer icana. Y posee el i, .. tio.
s610 hacemos referenc ia a "Huasipc.i qo " de Jorge Ica-
za. los relatos mon tub ios de José de la uadra , en lo Olvidaba: También, el f ria aire serrano , el viento
que respect a al Ecuador; a Ciro A legr ía y u Mundo y la lluvia.
A ncho y A jeno , en lo que conciern e al Perú, y en cuan-
to sign i fican una versión hum ana y mágica del hombre El resto de su "h ábitat " está permanentemente a
colom biano, " La V orágine" de José E. Rivera y los nuest ra vi sta, y cada vez que alzamos los ojo s hacia la
"10 0 años de So ledad " de Garcí a Márq ez. serran ía pod emos ver el paisaje que rodea al indi o.

Esta simp le enumeración nos releva de la tarea de El hosco paraje del páramo sombrío no es el más
diagrarnar la realidad ':leI hombre ecuat orial y andino adecuado para la fo rmación de las nuevas célu las huma-
en esto s pai ses, que se iden t if ican más que en sus rea- nas que t ienen que integ rarse a una nueva nacional idad,
li dades histór icas y geográficas en la realidad social de que todos las soñamos robusta, creadora y justa : la pa-
sus estruct uras vitales, ent re los Que se destaca su cult u- tri a andina ; Pero, la actu al situación del indi o deterrni-
ra. na el peligro de su desaparición defi ni ti va, mediante la
eli minac ió n de sus autén tica s virtuali dades, que es len-
En el t all er, en la universidad , en la call e, el nuevo guaje cultural de su raza m ilenaria.
hom bre de A mér ica subraya su presencia con su acti t ud
d ist inta y clara. El hombre cósmi co , ecuat orial y andino, sin em-
bargo, no podrá desaparecer y es así como en el p ára-
Ha desbordad o los -nezcu inos l ímites de la socie- mo, en el manglar o en la manigua cost eña, este hom -
dad trad icional , preju tciada. egoista de las pasadas dé- bre, mont ubi o, pescador , o agricultor de peces y mie-
cacas. Su ámb i to ya no es solamente el manglar y el ses lucha por superv ivir.
páramo Ahora está en el labo rato r io , en la fábr ica, en
el aula. y en su docencia hay una nueva act itud del
hom bre hacia su herm ano . Un nuevo master en sicolo-
g ía. ind ígena ot avaleño con " t renza" y poncho repre- ELP ARAMO
sent ó a nuestro pa ís en uno de los úl t imos congresos de
soc iolog ¡a indigen ista. AGUAS arr iba, por cualqu ier río costeño, llegamos
a la serran ía. Com o lo hicieron los montoneros de Al·
Desde los suburb ios de nuestr a metró polis salen faro . La suave 1ínea del hor izont e, se tr ansf or ma en
mi llares de estud iantes a las aulas universita rias. En un una zigzagueante, que cor t a sobre el cielo el alto perfi l
nuevo esfuerzo por cumplir con su m isión las univ ersi- de las mon tañ as. El paisaje es, aveces, azul y diáfano ,
dades han ten ido que abrir sus cauces para recibir este com o en Imbabura . Paisaje con lágrimas de mar, que
caudal de esfuerzos, mentes abi ert as, ambiciosas just í- resbalan desde los vol canes: las lagunas.
simas.

Son nuestros indios, nuest r os montubios, los mez-


ti zos del alt iplano y del lit oral los que señalan los nue-
vos rumbos a su patria. Pese a que aún se qui ere pre-
teri rl os, su f uerza de autencidad, su poder ío hu mano
van marcando nuevos hitos en las conf ro nt aciones est u-
diant il es, poi íticas y sindicales.

Si se pretendier a registrar en una gráf ica toda la an-


gust ia del ind io y su miseria , a base de los índices esta-
d íst icos sum ini strados por diferentes fuen tes de infor-
mación, acaso una l ínea perpendicul ar al inf init o ser ía
la expresión más cabal.

En un breve análisis del " habi t ar " que rodea al in-


d ígena campesino de la sierra , podemos adelant ar que
su medi o es un " mosaico ecológ ico determ inado por la
variación de la altura sobre el nivel del mar y la topo-
graf ía montañosa" , tal com o anota el Programa de A c-
ción de In mediata" de la Misió n An dina del Ecuador "
de abr il de 1.972.
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A veces, es el paisaje un cono de hielo, que recorta La estampida humana, que durante los últi mos
su triáng u lo perfecto, sobre el telón del cielo. años se ha producido hacia las ciudades agrava aun más
estos or oblernas: pues, la urbe rechaza, absorbe yano-
Más abajo el gris intenso del pajonal, Y más abajo nada a la marejada humana que sale del campo.
la policromía de los sembríos en sazón.
La condición humana, tremendamente débil , va
Es el Cotopaxi, que irrumpe de repente, tras un re- perdiendo sus últimas defensas en am bi en t es tales
codo del camino, en la monoton ía del páramo, y enar- como los del Suburbio, donde se ha acumu lad o el do-
bola su cúspide brillante, en un rincón del horizonte. lor, la miseria y el desamparo. Las defensa s morales
O es el Chimborazo, donde toda la geografia de la Pa- van cayendo una a una ante el asedio del hambre, de la
tria su sub l imiza en el salto majestuoso de piedra y hie- pasión y del miedo. No solamente es la irresponsabili-
lo que se lanza desde la tierra al cielo, en su audaz in- dad, la agresión, lo que se encuentra en las miradas ses-
tento de abordaje al infinito. gas, airadas, que de vez en cuando asaltan la concien-
cia del transeúnte.
Más allá del Gallorumi, entre los páramos del
Chimborazo, sube el indio arriando su rec ua de mulas El Suburbio es un nido de pasiones, re beldjas y
e ilusiones, y su bandada de notas tristes, aves que se revanchas.
han caído desde el cielo. .sube y sube . . donde le so-
bra lugar a su tristeza, por el "Camino del Liante". Pero lo que interesa es el ho mbre. como ac t iv ist a
s,:ci al , come :2C: (,: social, como co mp lejo esp ir it ual ,
Los siglos de so ledad , son m ás autent icas y conmo- co rno snt e poi n «.o.
vedores so les, cuando se habla del indi o del altiplano y
el páramo AII í, co mo en '.OJ a s oar t es, los traum as psiq u icos
son más ho ndos V oscuros. La promi sc u idad , la gran
densidad poblac .o nal, las presiones.
EL TROPICO
E1 pescador pone a secar redes en el m ur o ( el rna
TE N Ei\'i OS que hacer una denuncia so bre la reali- lecón y, al día siguiente. se devuelve al mar , de n de es-
dad que se esconde entre los man glares de l Guayas y el pera encontrar nuevas recacas de bonita , l iza. . .
Salado y en los páramos del A nde , Una denuncia sin
reticencias, excusas ni compensacion es de una realid ad Por entre la maraña del manglar an a tan b ien el
cuyo testimonio es la Vida cie m iles y m iles de ecuato- cangrejero . Hunde de sus manos en el louo, u atend c
rianos. de evitar las afiladas tijeras de la alimaña, en una Iiera
lucha lo atrapa y forma una mano gorda de cangrej o ,
Desde los más alejados án gulos del país llegan a que ha de vender en la pl il L'; ,
Guayaquil y se refugian en un área pantanosa creada
por los esteros y el río en torno a esta ciudad, miles
de ecuator ianos, que abandonan el campo, las villas
provinc iales, en búsqueda de mejores oportunidades.
Son hombres, mujeres y niños que aún aprietan dentro
de sí una escondida esperanza. Muchos habrán vivido
en su lugar natal en mejores condiciones que las que les
depara el Suburbio. Pero, unos resignadamente, otros
desesperaoos, soportan la inclemencia del Suburbio, en
espera de un mejor jornal, de un mejor negocio, de una
nueva o portunidad. Cuántos han triunfado? Cuántos
han fra casado? Por el momento s610 interesa identifi-
car sociológicamente y psicológicamente al hombre que
llega hasta el Suburbio.

Ese hombre que transformó su infinita capacidad de es-


pera, en una fuerza dinámica, que ha conmovido la
estructura del pa ís. es el mismo que fecundó la tierra
en la montaña, con el sudor y la sangre; el mismo que
abrió anchos cauces hacia el mar; el que luchó contra
él fr la y el chaquiñán; el mismo que venció a la sed y
a la sequ ía manabita; el que se cansó de transformar
los er iales y el páramo sombrío en fuentes de produc-
ción.
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El mundo escond ido del manglar a ipara al t uqrti- El claro perf il del hombre de esta ti erra se proy ec-
vo , al con t rabandista, el prófugo de su pr op ia vida. ta, corn o un signo de redención sobre el horiz on te. A l
con tralu z del tiemp o y del trópico, estarr. os intuyen do
A II í, en el sub -t ond o del subur bio, hay ot ra ciudad una nueva verdad. y una nueva just icia.
perdida, Sin ot ra sali da que el ester o . ni o tr o ref ugio
que la agresiva mal eza del manglar La áspera geograf ía and ina , madre de nuestro cho -
lo , ha f ormado una raza, que ha ten ido qu e extraer,
Los q ue han perdido un co m bate en la lucha por con dol or, la savia escon dida en lo osbcuro de su entra-
la vida, se ret iran a la retaguardia de la ciudad , y toman ña.
nuevas fuerzas para el nuevo asalto .
El chagra, el hombre rural del altiplano, con un
Hay un sordo clamor en la herida del ho mbre , un dest ino adverso, que le co locó entre las cu ch illas and i-
f ragor de su propia sangre, pr ecursor del estallido, que nas, sin caminos, sin r íos ha abierto, a go lpe de mú s-
ha de sacar le del cieno. Es el clam or de la just icia . Ese cu lo , hondos tajos en la tre p idante geografía. Ha
pr egón de la verd ad que cam ina solitari o sin encontrar ab ierto anchos cauces hacia el mar , y po r ell os se ha
más eco qu e el silencio que cubre las sórd idas bar riadas desbo rda do . . .
de las met rópolis mo dern as; eso qu e es la corti na de es-
tera en los barr ios miser ia del R ímac; q ue es un cajón El montubio , entre la selva y el mar, cultiva los
de madera en la "rancher ía" caraqueñ a, que es la oscu- surcos de gleba y de espuma; el habit a en sus do s pa-
ra pro testa de la favela flumin ense, que es la caña, el trias , la tierra y el mar.
bambú y el lodo en el subur bi o porteño; eso que es si-
lencio y es gri t o, es algo más qu e un a estri denc ia con Por éste escapa su nostalgia y arie ta en t ier ra Su '.:0-
qu e se pre t ende acall ar su pro p ia angustia Hem os re- lar Zarpa por el camin o que 12 tuna le t raza. a la
cogido ese gr it o en esta denu ncia. El dolor es más ín- noche , en el mar Y en él se qued a. h L. t; ~ pe d de ¡n: in:w
t im o y lacerante cuando se lo sient e en la carn e virgen y de la soledad.
de la prop ia t ierr a, en la carne dura de nuestro dol or y
nuestr o mo n ubio , po rque es la au ént iea carn e de la La marimba de Ou in ind é despierta (; la selva ern-
pat r ia. boscada entre los árbo les, y se levanta el dum-our- c e
los tam bor es, la sangre ard iente "1:1rnoo tu b ro
Sin intención de reco rrer "la geograf ía del ham-
bre" cuyos hi tos tr ágicos se llevan las aguas del Mapo- En la oq uedad .•~ I r ondador . estall an las lci gr lmas
ch o , R ímac . o las boc as del Plata, oscuros desaguaderos sonoras. El amor f ino entre laza las parejas, en un haz
de la angustia sub ur bana, hem os querido pensar en el de pasion es. En el estero ha p lantado su ti enda de
hom bre tr opical y andino qu e no s es co mún a t odos. parnb il, y el mo nt ubio t iene su " huasipunqo" de agua
y cielo , que va a d ispu t ár selo a la naturaleza y el pa-
Al diagramar el perf il del hombre de esta t ierr a te- tr ón
nemos que adelantar el alegat o en su defe nsa, y en su
derecho a vivir , con techo y pan; con toda s sus vir t ua-
li dades indolat inas, ecuator iales, cr ist ianas. Tenemos
que hacer una denuncia sobr e la reali dad qu e esconde
entre los manglares del Guayas y el Salado . Una de-
nuncia sin ret icenc ias, excusas ni com pensacio nes de
una reali dad cu y o testimon io es la vida.

LA HORA DEL HOMBR E

EST A es la hora del hom bre. Y este es su paisaje.


Paisaje que b lIe en el sudor y la som bra de ese ho m-
bre t ro pical. Por que no hay que o lvidar como grav i-
ta la co mba vi tal . - -el habitat - que nos succ iona el
pensamiento para elabor ar , en el alq u im ia mila grosa del
tr óp ico, la nueva exp resión del nuevo ho mbre.

La f uerza ciega de nuestra generaci ón , en el ám bi-


t o inmensurable de su paisaje va desbor dando su pro-
mesa de ser Está a pun t o de l legar a ser algo m .s q ue
una promesa. Com o lo quisiera el soci . lago venezol a-
no Vell en ill a L inz, " som os aqu ell o que estam os en
tra nce de ser"
La m isma raza ll or a y r íe er los acent os de la que- Hay algo más que la cro mát ica en el encarn J ~t.' ,
na, y en el rasgueo ll orado de la gu ita rra . parsa]e. Hay música . Hay a ltu ra. Hay paz y sile-c .o .

Un ala roj a fl ota sob re el pajona l . es el po nch o del L ,' iase que ou ec e ulsarse el ho r izo n t e: ,-si ¿s ~
ind io , la ú lt im a bandera de rebeld ía. lrr.pia y t sa la uerda q ue circunca el ¡)a isa," V q,. --:
pod r íar. cincelar se en la so m br a de una ' i:;l:rJ . d : c. !,;~,
Una velo pone el hito de esoerar ca en el carnina de luz y de cant o . así es de c laro el ciero y S l.~ : e el
del río . vient o .

Entre la bru ma del pajonal, y por sobre la nieb la


de l r ío, los ho mbres ecuat or ianos, de la Costa y del A l-
t ip lan o van enco nt rando su propio rostro, su auté nti ca
d ime nsión esp ir itu al . Comienza a hacerse en ellos, car o
ne de su carne, el SA L VE de la Patria. Y pr incipia , ya
a sent irse el hál it o de aque l las gent es, el sabor de esta
CA PlT U LO II
pa lab ra : Ecua do r .

A N T ES de abo r dar d ir ect am ente el te r- -" seáT2


Sobre el te ló n del mar y de la co rdi l ler a se r eco rta
per m it ido ex pl icar la razón de la insi st enci en tr at ar
el o bscu ro per f il de su f igura: Este es el ho m br e.
so br e el elemento hu mano, den t r o de su :Jr C ') " ha-
b i tat " que es a lo q ue me he refer ido en los cep i u.ios
L uz que can ta cesce los luceros. Palabra qu e i1 L'-
ant erio res; y la razó n no es o tr a q ue el hect .o J e que
mi na c esde la soled ad. . .
el hombre en su un iversal ica y en su in Ul v l ,; ~ al i du j
es lo que in te resa, y a qu e es el suj to de la p r o blern á-
Ella es ri tmo, col or, sabor auténtico, gri to ro jo de
tica cultu ral lat in oameri cana y el t ema de la an t rop o-
ponch o, al e] r1a tu rbule nta dR la jora .
logía cu ltu ral and ina .

AII í est á la canc ió n de la esperanza c ue canta el


y aho ra, entra mos a tr atar lo relacionado con la
indio de O t avalo , el negr o de Cuajar a y el Cho ta, el
cu ltu ra y el arte c o pu lar . Nos rem it irem os a la def in i-
b lanco del Altipla no.
ción de \'.'eber so bre lo q ue para él es cult ura po p u lar

Canción cromat izada po r las nuoes. . po r el ver-


de tamiz rJel paisaje. .no r el su res fu ,; z riel ríe, por el
refl ejo de las lagu nas. . .el br eve VU'J 10 de ': na ave, la li-
nea perfecta del hor izonte . .

El An de ata las ar ter ias o r ográf icas de la Pst r ia,


co n lazos c e nube y silenc .o y t ranstor rna el cau dal de
gleba , en so ledad y abi sm e. ..

y nuevamente ...sumergido en el paisaje, el rost ro


obscu ro d I indio .

A rr iba , el pajo nal y más arr iba la co ro na helala de


los picos and inos.

A i: ajo el vall e, serp en teado (;e r io s.

A l g u l .~ n ata su esperanza a u casa de oam o il y


chon t a. ,é. 1: 'Jien vend e la f ru ta y r egala son ri sas.

En la cabeza ergu irlá c e una m uj er n .o rena c escan-


sa una bo tella de r o n , anis V caña , m ientras b tl, a, ca n-
zas y req u iebros al bo rde de la orilla .

A c u í y allá la ti erra o bscura se hace niev e en la al-


tura, c ie..r s en el r ío , músc u lo en el ho m bre, pr o mesa
ver de en 81can :)0 '! p iel en la te z m or ena 0 8 13 ger::e .
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Weber d ice " El ho m bre vive susc eno rd o en u na c " r :Jrr'iI ' -) , al ! ~¡ u a l qu e los ca r ;, pt: , I ' l u s~ e Cajararca .
red de sign i f icac io nes Que él m isr o na cr ea.,-; tal red í-' ' iJ , r .,? Carpa, f? c i lv la, Y es así co m o en I\; afl ñ o , los
es lo q ue den o r-unarern os cu l tu r a Un aspec t o .r.rp or - ar tesano colo rnixa r s se ded ican al bar r-i,'. artesan ía
ta n t e de esta def in ic ión de cu lt ur e es el recon oc u rnen- marav illosa que muv Olj COS co n ocen , nr steriosa al u i-
to de qu e es rrnpo si b le co nceb ir ia cul t ura SI no es m ica que transf o r na la materia e u n element o fa SCI-
en estr echa re laci ón co n las o t ras d ime nsio nes d e la VI- nante.
da "La cu l t ur a no es una ma n if estaci ón au to -s:..: f ic ien-
te, n o se ex p l ica por si m ism a, sino en el co n t ex to de la Es el hombre del An eJ e, el qu e está crean do co n su
prod ucc ió n hi stó r ica y soci alm en te de ter m ina 'a . Pero artesan (a, al margen de la tra ged ia m et r o po l itana o del
tampoco es un r ef lejo de la vi da soc ial posee un grado ca m p o , un huasi pu r-co pro pi o, con ' e apacen ta r sus
de auton o m ía t al , q ue es, a la vez, pr od uc to de una sueños y esperanzas
p rác t ica or ientad or a y nor rn at iv izad o ra e in ter pr et ado-
ra de ell a. Esto nos ll eva a pensar la cu l t ura en vincu- Sinos aventurarn os al tró p rco, encont ramos al m o-
lación con los gr u pos y clases soci ales q ue co m pon en ren o hab it an t e de la man igua costeña de l Ecuacor. Co -
una soci edad siend o u na relac ión Sim u l tánea cie ex pr e- 10 1: ' o ia, Perú o Panan a ded icad o a la cest er fa, a la pr o-
sión y con f o r mació n de la posic ión soc ial de esto s gru - ou cc ió n de instr ur i en to s rnusrca les, ele mental es aú n ,
pos y cl ases" Est a cita ha sido t o ma a de la p o nenc ia uero auténtica rnente suy os; o edrcacos a las mil ar tes,
presentada en la reuni ón de O R ELAC, en Bo go tá , en o artesa n las, que se nec esit an para vivir . Y aun a ;:F~ ue ­
el mes de d ic iem bre de 1.9 83 po r R Golcsch rnei d y tlas que no constlt uve r base de suc sisre-icia rnatensl . Si
e Piñ a, q ue la he m os t ranscr i to p or cr eer de Irl teres es- Y es as: co rno sur ge la d an za, la rnar rrn -
nc espi r it ual.

peci al para el an álisis de este te ma. '¡d , el poeta repe n t ista , el dec i ero , lo s arr u llos (carnes
rell rosos colec t ivos) 'i mil rnanuestaciones del artepo-
De al l ¡ que la c ul tu ra popu lar . la cu l t ur a c el p ue- p u l r.
blo , en ten d ida com o u n con ju n t o de to das las exc resio -
nes ex isten tes Que se agi tan en él la , oen r.u e acve r u r al - Para q ue el me nsaje que preten c ernos hacer llegar,

gu nas de las car ácter ísti cas. Ilregue en verdad, al l o m bre m arginado, q ue es po ten-
Cial ar esan o , al f u tu r o art ist a p o u lar lat in oamer icano

Raú l t.eis. en su trabaj o mt it uladc La sal de los


neme s quer ido acerr rarn os un tan to en la sico lo g ía de
zo rnb is", ex p lica qu e " la cultura p opu lar es un a cu í ese no m bre, para lo cual n os va m os a apo var e u na se
r re oe Interesantes co ncl usio nes y ap reci ac ion es hechas
t ura In o rgán ica , rn ú l t ip le , d iver sa, YUx tap uesta v par
ciahzada de un a gran d is ersi ón der rv da üel cará cter no r un grupo c e c ien t i f rcos ecuatorianos respec to al

sub alterno de los sec to res p op u lares, d o nd e se ado p t an o r o b lerna soc ial del er te y la a rresa n ia. y trate m os c e
co ncepci o nes qu e no cor respo nde n a los Inter eses r eales rcenn f icar a ese nouu. i e. su pr ax is, su f u t uro y parte
üe esos sector es. ce la gran pr o blemá t ica q ue represen t a el artista po po
lar
Es un a cu lt ura asrstern ática, p ues su siste rn a u cioad
-j eber ía sup o ner la ex p resió n de la heoern on la SOCial Qu ién .es?
qu e co n d uc ir la a la fo r m ac ió n de una aut ént ica cu lt u - Q ue hace ?
ra po p u lar nacron al . m ientras qu e po r el co n tra r io la Cuál es el f u t u r o del art ista po pu lar ?
hegem o n la de la soc iedad se concen t r a en las c lases qu e
pr act ica el her ou ian isrno y la sujec ió n Integral al im pe-
rio

Las ideas dom inantes so n de las cl ases c orn inan t es


y el d o m in io heqern ón ico de l co nj u n t o ac ial , ma n t iene
-co rno el sart én p o r el m ango - el pre do min io de la ló -
gica de la dom inac ió n so bre la cul tura del pue bl e " .

Si bi en ood r iarnos abu ndar en esta c lase de re f le-


xi o nes, só lo pr eten demos, q ue , al margen oe cualq uier
pret ensió n académ ica , est e t rabajo sea nr,ás bien un
men saje al h o mbre marg inad o del A n eJe , cam pesino , o
habita n t e su bu r bano , subem p leado o desem p leado .
Un men saje de esperanz a par a el ho m br e ue ha t en ido
q ue ref ugiarse en el arte p o pular , la ar esan ia , no só lo
co m o med io de sub sistenc ia , sino tam b ién co rn o si Iue-
ra u n al icien t e para su espir i t u . Es aSI co rno lo s carn oe-
sino s irn baour eños, en sus horas lib res al r argen d e la
jornada d el ca m po. te jen , tallan , escu lpen , trabaj an
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Invirt iendo el orden de las preguntas, vamos a De acuerdo a los patr unes o tendencias act uales
contestar la última de éstas, basándonos en una cita del puede establecerse que en el futuro el arte será popular ,
sicólogo e .uatoriano Jaime Muñoz Estrella, en I que se sin ( le se haya elimi nado el arte elitista, que poco a
trata de dar un cuadro eje lo que será el mundo del poco nabrá ido acercándose al pueblo , con su mensaje
f ut uro : " El artista , el cantor , el escritor , el escultor y y su alcance a nivel popular.
el danzante transcurr irán en un mundo sin prosti utas,
proxenetas, ni garitos ni nendigos, capataces, amos y Ent onces el arte estará al alcance del pueblo tanto
esclavos" y en este paraISO que nos pintó Muñoz Est re- para su interpretación como medio de expresión, y no
lla, el art ist a podrá. , ." "a diferencia de nuestro pione- es que t odo el mundo podrá crear art íst icamente ha-
ros históri cos, hacer su tarea sin sobresaltos por los te- blando, sino que el art e será más pró ximo al individuo
mor es de la t ormen ta y los relámpagos, porque habrá como tal.
retornado a los inicios pero en posesión de todo el ma-
terial que el quehacer del "horno f aber " y el " horno sa-
piens " acumular on a t ravés de los mi lenios. El hombre
del futur o, el "hamo potens" hará realidad la utop ía de
Gor ki de que la estética será la ética del futuro y quizá
todos los hombres creadores del arte aunque se dest ru-
ya nuestra hipótes.s primera sobre la supues ta tipolog ía
de los artistas "

No podíamos sustraernos a la CI,a de estas Ideas ,


porque conlleva la descripci ón del destino del homb re
y la perspectiva Iutur ista del hombre-arti sta, Pero, de
t odas maneras, ese íutur no estera exrrnico de la an-
gustia que toda creac i ón ar ística SIgnifica, Y como di-
ce, uñoz , " ás, si la Vida del ar ista del futur o no es-
tá creada por las exigencias primarias Insatisfechas t al
creación dejará de ser febri 1, en el sen Ido textual del
vocablo . de fiebre , sínt oma de enfermedad. Aque llos
y ésta procuran normalmente felicrdad Inefable" . Este
el punto de vista del cient ífico, Pero nosotros pocr ía-
mos Ir un poco más allá afir mande que toda creación es
una especie de alucinación, porque para crear hay que
sali r un tanto de la realidad. La creación, el acto supre-
mo de Dios, al que nos asimilarnos precisamente en
cuanto creamos algo, es decir en cuanto dejamos de ser
hombres, afirmando desde luego nuestra humanidad y
nuestra relación con Dios, mediante este acto creacio-
na!. Es, pues, algo más que una enfermedad desde un
simple punto de vista cient [f ico. la creación art íst ica.
y en realidad cada artista es un caso patológico, aún
fu era del momento en que ese art ista crea. Este es el
caso del hombre que dá el salto hacia afuera : es decir
de quien desborda los 1ímites de la simple imitación, de
la copia rut inaria sin aporte creauvo de la acción reite-
rat iva de hacer los mismos trazos, los mismos versos,
los mismos pasos , etc. De all í la Importancia de que el
artis ta popular , el artesano abandone los moldes este-
reotipados, las viejas técnicas y temáticas que tienden a
la imi tación, y al empantanarse en superadas modalida-
des de trabajo. El paso de todo artista es el salto creat i-
vo, También el art ista popular tiene que darlo "

Pero lo que interesa es el destino del artis ta popu -


lar. De all í que se necesitaría una invest igación hacia el
f utu ro, un sondeo en el porvenir , para lo cual las pro -
yecciones matemáticas, las computarizaciones, apenas
servir ian para establecer un diagnóstico aprox imado de
lo que podría ser la situación futura del artista.
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