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¿Qué son los neurotransmisores?

Los neurotransmisores son mensajeros químicos del cerebro que


pueden enviar señales excitatorias o inhibitorias para que las
neuronas generen o no un impulso eléctrico. Se trata de moléculas
que se producen, almacenan y liberan en y desde las neuronas hacia
la sinapsis. Su liberación se produce como respuesta a un estímulo y
luego actúan sobre otra neurona postsináptica, o sobre un órgano
bajo su mando y/o control como el músculo, es decir, sobre células
que tienen capacidad de recibir y traducir información.

Neurotransmisores como la dopamina y la serotonina se han vuelto


muy populares en los últimos años. La dopamina, en concreto, ha
sido mencionada con frecuencia en titulares de revistas noticiosas o
de divulgación por su rol en nuestra notoria adherencia a las redes
sociales, pero, aunque es verdad que la dopamina tiene un papel
muy importante en la motivación y en la búsqueda de placer, tiene
otras funciones, como la atención, el aprendizaje o el movimiento.
Por ejemplo, los pacientes que sufren Parkinson tienen problemas
de rigidez y lentitud de movimientos, debido a una disminución en
los niveles de dopamina. Esto se debe a que la zona del cerebro que
regula la función motora depende de la dopamina y se ha
establecido que hay una disminución del número de sus neuronas.
Por ello, uno de los medicamentos que se le receta a los pacientes
con esta enfermedad es la levodopa, que resulta ser un precursor de
la dopamina y eso hace que mejoren los síntomas motores.

¿Cómo funcionan los neurotransmisores?

Los neurotransmisores son moléculas que se almacenan en una


especie de sacos hechos de membrana celular denominados vesícula,
las cuales se encuentran al final de la neurona, en el terminal
axónico. Cuando el impulso nervioso llega hasta el final de la
neurona, se abren canales para calcio que permiten su ingreso
dentro de esta y como consecuencia se iniciará una serie de eventos
que traerán como resultado la fusión de las vesículas con la
membrana de la neurona y así liberen los neurotransmisores al
espacio sináptico. Una vez que un neurotransmisor es liberado al
espacio sináptico, se unirá a su receptor correspondiente en la
siguiente neurona, quien a su vez integrará todas las señales que le
lleguen, sean inhibitorias o excitatorias, y el resultado final decidirá
si se producirá un impulso nervioso o no.

Después de liberarse al espacio sináptico y unirse a un receptor, los


neurotransmisores terminan siendo eliminados, sea por degradación
o porque vuelven a la neurona que los liberó, lo que se llama
recaptación. Eso hace que los neurotransmisores ejerzan su acción
por tiempo limitado. Sin embargo, este tiempo se puede manipular.
Si reducimos la cantidad de neurotransmisores que se recaptan,
ellos permanecerán más tiempo ejerciendo su acción y por lo tanto
se prolongará su efecto. Esta es la acción que producen los
inhibidores de recaptación de serotonina, que es un tipo de
antidepresivo muy común.

Tipos de Neurotransmisores

Algunos neurotransmisores son moléculas pequeñas y otros son más


grandes. Lo importante es entender que cada neurotransmisor tiene
funciones diferentes en nuestro cerebro.

Algunos son excitatorios, es decir que aumenta la posibilidad de que


la neurona postsináptica produzca un impulso nervioso. Dentro de
este tipo, el glutamato es el neurotransmisor principal del sistema
nervioso central.
Por otro lado, están los neurotransmisores inhibitorios ya que
disminuyen la posibilidad de que una neurona genere un impulso
nervioso. El principal neurotransmisor inhibitorio en el cerebro
adulto es el ácido gamma-amino-butírico (GABA).

Luego hay otros neurotransmisores que pueden ejercer ambas


acciones dependiendo del contexto y es que, aunque diferentes
neurotransmisores se unen a diferentes receptores, un único
neurotransmisor también se puede unir a varios receptores, así que,
dependiendo de a qué receptor se una puede hacer una acción u
otra.

Finalmente, hay un grupo de neurotransmisores que se denominan


neuromoduladores. Estos se caracterizan porque sus acciones son
más prolongadas y en vez de liberarse en sinapsis concretas, su
acción es más difusa, lo que añade flexibilidad a los circuitos
neuronales. Ejemplos de neuromoduladores son la dopamina y la
serotonina.

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