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DE LA
desde hace décadas, de esa casa museo, don Víctor Manuel Infante,
quien dio a conocer las láminas con aquellos poemas femeninos, con
motivo de una Exposición del Libro en Córdoba, en 1986. Más tarde,
un par de estudiosas han dado situación y sentido a estos textos
primiciales, con seria y muy valiosa investigación l •
La religiosidad poética o la poesía religiosa de Tejeda no es una
nota ocasional y furtiva: ella constituye la base de su obra, el Libro
tejediano es un libro radicalmente religioso. De esta manera, Tejeda
inaugura una modalidad' poética, un género creativo que tendrá firme
descendencia hasta nuestros días en las voces de Molinari, Bemárdez,
Marechal, Castiñeira de Dios.
3. Es el primer autor teatral argentino. Antes de él, se afirmó la
producción amplia y matizada del español Cristóbal de Aguilar, la
que, pese a esfuerzos de investigadores argentinos, de particular manera
de José Luis Trenti Rocamora o Antonio Serrano Redonnet y Daisy
Rípodas Ardanaz, aun sigue desconocida por la generalidad de críticos
y profesores de nuestro medio, y tarda en ser incluida en nuestros
programas universitarios2 •
La producción teatral de Tejeda es una bibliografia de sombras,
de extravíos y huecos en los manuscritos. Tres son las piezas dramáticas
de las que él habla en su Libro y a ellas les ha dedicado sendos
trabajos Antonio Serrano Redonnee. La primera obra es una comedia
compuesta por don Luis en su trajinada juventud. La escribió en verso
y, posiblemente a la manera lopesca, cuando acompañaba en la cárcel
Vi la empinada sierra
otro mentido Olimpo, del Achala
que la última región del viento iguala.
6a) TEJEDA, LUIS JosÉ DE. El peregrino en Babilonia y otros poemas. Buenos
Aires: Librerla La Facultad, 1916. 287 p. (Biblioteca Argentina, t X). b) Coronas
líricas. Precedidas de una noticia histórica y critica por Enrique Martinez Paz. Anotado
por Pablo Cabrera. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 1917. 340 p. Y c)
Libro de varios tratados y noticias. Lección y notas de Jorge M. Furt. Buenos Aires:
Coni, 1947.365 p. (Colección de Textos y Estudios Literarios, 1). Las ediciones b) y
c) se basan en el Códice carmelitano.
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Vida
La vida de Luis José de Tejeda fue 10 suficientemente trajinada
como para atraer el interés de quienes han percibido en ella materia
casi novelah1e. Don Pedro Frias ensayó unas páginas memoriosas de
reelaboración ficcional, apoyada en datos fehacientes. Luego, Jorge
Furt, tal vez el mejor conocedor de la obra del autor, compuso La vida
de Luis de Tejeda7 , que imagina instancias y detalles sobre el cañamazo
de los datos documentales ciertos, particularmente la Genealogía y
otros materiales que allegó para su reconstrucción vital y animada. En
nuestros días, esta vida rica en lances y episodios será motivo de una
novela atractiva, la reciente, de Prudencio Bustos Argañaraz: Laberintos
y escorpiones (Córdoba: Ediciones del Boulevard, 2001); y otras
ficciones narrativas de Pedro Frías, Luis R. Carranza Torres y Cristina
Luis de Tejeda
(Reconstrucción imaginaria de Antonio Berni)
22 PEDRO LUIS BARCIA BAAL, LXlX, 2004
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Bajo, junto con otras piezas creativas, a las que hemos dedicado un
trabajo que daremos a conocer en la Universidad de Córdoba, en el
marco de los festejos del nuevo centenario.
No· todo es firme en lo fechable, aun respecto del año del
nacimiento de don Luis. En la Vida (1955), de Tejeda, Furt coloca
entre paréntesis cuadrados la posibilidad de que el año del natalicio
haya sido 1603. En un trabajo de 1980, cuando se conmemoró el
tercer centenario de su muerte, Caeiro se inclinaba por el año 1602,
apoyado en algunas constancias escritas, e insistirá en ello, en 1994.
No obstante, el 25 de agosto de 1604 se da como fecha firme. Los
datos sobre su abolengo y árbol genealógico han sido desplegados en
el Ensayo de Genealogía de los Tejeda, suficientemente estudiado por
Luque Colombres8 • Sabemos de cierto que estudió con los jesuitas y
que, en 1623, recibió los atributos de Bachiller en Artes, pero nunca
se doctoró. El Colegio Máximo, con la Ratio Studiornm, lo proveyó
de una disciplina y cultura humanística sólida, que fue ampliando con
su hábito y apetito sostenido de lector.
Muerta su amante, Ana Bernal Mercado (la "Anarda" del romanc<!),
hay en él un cimbrón de conciencia. A poco, en 1624, se casó con
doña Francisca de Vera y Aragón. El 7 de febrero de 1625 fue
nombrado Capitán de Infantería Española para servir a la defensa del
puerto de Buenos Aires de ataques holandeses. A fines de 1627, retoma
a Córdoba. Nada sabemos, ni se ha investigado hasta hoy, de la estancia
portefia de don Luis, por dos años, en la ciudad del Puerto. Merecería
el esfuerzo la tarea de búsqueda de documentación.
Actúa en cargos de gobierno en .su ciudad: alcalde ordinario,
cabildante, juez de apelaciones, protector de naturales. Practicó el
comercio de ganado con Potosí, fue improvisado pero dedicado
arquitecto, pulsó el discantillo. En fin, varón de muchos intereses.
Tuvo situaciones de dificil relación con los vecinos, como que fue
denunciado a la justicia y se le embargaron todos sus bienes y fue
bus~ado por orden judicial. Se recluyó en el Convento de los
Unidad de la obra
Al repasar la sobrehaz del manuscrito, se advierte una alternancia
de prosa y verso en él. Da la impresión de obra menipea. Y si reparamos
en las modalidades variadas en prosa y verso, veremos que no hay
unidad aparente en ellos. Hay prosas y versos que responden a lo
narrativo, a lo discursivo -discursos filosófico-teológicos-, a lo
descriptivo, lo autobiográfico, lo expresivo. Pero, cabe advertir, todas
estas modalidades están al servicio de la comunicación de una
experiencia espiritual de "mudanza y conversión" (p. 22). Es decir
que, en el fondo, hay una actitud dominante de naturaleza lírica, en
tanto expresiva 'de un yo que da una fuerte coherencia a toda suerte de
discursos, que están puestos a su servicio. En este sentido, toda obra
literada sería, de alguna manera, lírica, diría Croce. y esta
particularmente lo es, en tanto expresa esa experiencia del nostós, del
regreso al puerto de la navecilla del espíritu, después de haberse
aventurado, perdido y engolfado en medio de aguas procelosas y
rumbos desorientados.
Aquí radica, en su estricta acepción de "echar raíces", el ethymon
de la obra tejediana. En 1658 muere la "Lucinda" de sus poemas, una
mujer casada que tenía relaciones adúlteras con él. Al parecer, esta
segunda amante muerta le produjo una seria conmoción y padeció un
"poderoso desengaño". Fruto de él, fue el romance de su vida, que
quizá inició entonces. Poco después, en 1661, muere su esposa, doña
Francisca, que le había dado nueve hijos, y que fue una mujer contraída
a la vida de hogar y dedicada a la crianza y educación de sus niños, en
tanto don Luis cabalgaba hacia Buenos Aires, hacia el Tucumán, hacia
el Chaco y, para decirlo a 10 Lorca: cabalgaba "en potra de nácar / el
mejor de los caminos". Ausencias e infidelidades que padeció doña
Francisca en silencio.
Al hombre se le sumaron, a la muerte de su amante y de su
esposa, un pleito por sus arbitrarias disposiciones de gobierno y padeció
causa judicial por alborotador del orden, embargándosele todos sus
bienes. Se dictó orden de prisión y se lo buscó sin hallarlo. Perdió,
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9'fEJEDA, LUIS DE. Casos y ejemplos. Estudio critico y notas por Oscar Caeiro.
Córdoba: Alción Editora, 1994.87 p. V. Además: TEJEDA, LUIS DE. Obras (Selección).
Prólogo de Antonio Serrano Redonnet. Buenos Aires: Marymar. Seco de Cultura de la
Nación, 1994 (Colección Identidad Nacional, 95).
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El poeta
La obra poética de los últimos quince años de vida de don Luis de
Tejeda no supone una improvisación en el arte de versificar, a partir
del ingreso en el convento dominico. Podemos suponer que versificó
desde muchacho, sin lugar a dudas, por tres razones. Primera, porque
era un ejercicio cotidiano en las aulas de los jesuitas donde estudió
nuestro escritor; segunda, porque lo sugiere el elogio del obispo
agustino don Gaspar de Villarroel, que 10 conoció en Córdoba, entre
1627 y 1628, cuando le escribe, desde Madrid, el 8 de octubre de
1632: "Si yo tuviese la pluma de Vuesa Merced, que ha sabido hacer
compatibles no solo las letras humanas pero aun las divinas, con las
humanidades de casa y familia, hiciera esta relación más ajustada con
lo que merece el asunto". Es el mismo que escribió aquello de que
don Luis: "Vendría a ser el más literato de su tiempo, el oráculo de la
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. Para leer con comprensión, hay que traer, como decía Quevedo, la
Sibila de Cumas al cÍnto. Este nivel de complejidad verbal artificiosa
jamás se da en el poeta argentino.
Nace la rosa y nacen las espinas que han de coronarla; quédanse las
espinas hasta que se desabrocha la rosa del botón verde que la anima y
congoja; va rompiendo la presión estrecha de las hojas poco a poco, y
van las espinas desbastándose, adelgazando las puntas.
Nació la virgen Rosa y nacieron las espinas rudas, con la Rosa; fuese
desabrochando de las primeras congojas de la naturaleza y comenzó a
distribuir suavísima fragancia de sus virtudes, y erizantes espinas,
cuando la rosa crecía, porque iba aumentando el paso de los años la
penitencia (LVTN, p. 69, Y pp. 288,185 Y 95).
engaños". Estima que la lectura "la virgen hoja" viene arrastrada por
el "aje" del verso 8.
La puntuación del manuscrito cordobés deja mucho que desear, y
debe ser retocada. Ya se anticiparon en ello Jorge Luis Borges y Pedro
Heríquez Ureña, en la calibración que hicieron del soneto en su
Antología clásica de la literatura argentina". En nuestra lectura, nos
apoyamos en Borges y Henríquez Ureña, y hacemos otras
modificaciones, como colocar "rosa" por "hoja" y suprimir el doble
uso de dos puntos en los versos 11 y 13, para dejarlos solo en este
último. La lectura fmal propuesta sería:
Mece la jwnentilla
los pajizos cojines
y el buey, con tardo aliento,
de brasero le sirve.
y entre pucheros tiernos
ya llora, ya se ríe.
'ZUls diferencias de lecturas entre los manuscritos del Libro son, a veces,
diametralmente opuestas, y llama a reflexión sobre la necesaria fijación de los textos.
Para dar algunos ejemplos, veamos en una pieza breve como el villancico que citamos.
Damos, primero, la lectura de Furt Y luego la de Rojas: v. "lo incircunscripto breve",
"lo circunscripto breve", "compassador Euclides", "comparador Euclides"; "yen sus
hilos humildes", "yen sus hijos humildes"; ''para en la cruz bullirte", "para en la cruz
mullirte"; "a conceptos subtiles", "a conceptos humildes"; "églogas pastoriles", "colegas
pastoriles", y asl parecidamente.
I3La Academia cumplió, en 1973, un destacado homenaje a Tejeda, con ~~tivo
del cuarto centenario de la fundación de la ciudad de Córdoba, con la colocaclon de
una placa de azulejos, que reproducimos aquí, en el Convento de las Teresas. Véase
BAAL, XXXVIII, 1973, pp. 344-350. . .
Para su discurso de incorporación a la Academia, el poeta don José Maria Castiñelra
de Dios, eligió como tema "Luis José de Tejeda y Guzmán, el primer poeta argentino",
notable pieza improvisada que se recogió en BAAL, LVII, 1992, pp. 101-112.