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**El Juego de las Sombras**

Página 1:

En una pequeña ciudad rodeada de altas montañas y bosques frondosos, vivía una niña
llamada Luna. Luna era una soñadora empedernida, fascinada por las historias de fantasía y
los misterios ocultos en cada rincón del mundo. Pero lo que más intrigaba a Luna era la
idea de las sombras, esas formas oscuras que danzaban en las paredes cuando la luz del sol
se desvanecía.

Un día, mientras exploraba el antiguo bosque cerca de su casa, Luna descubrió un viejo
libro encuadernado en cuero. El libro estaba lleno de cuentos olvidados sobre un antiguo
juego de las sombras, un juego mágico que permitía a quien lo jugara controlar las sombras
a su antojo. Fascinada por la idea, Luna decidió investigar más.

Página 2:

Con la ayuda de sus amigos, Luna buscó pistas sobre el juego de las sombras en cada
rincón de la ciudad. Descubrieron antiguas leyendas y cuentos susurrados por los ancianos,
pero la verdad parecía estar envuelta en un misterio impenetrable. Determinada a
desentrañar el secreto, Luna decidió enfrentarse al desafío por su cuenta.

Armada con el antiguo libro como su guía, Luna se aventuró en lo más profundo del
bosque, donde se decía que el juego de las sombras había comenzado siglos atrás. Allí,
entre los árboles centenarios y las sombras danzantes, Luna encontró una cueva oculta
cubierta de extraños símbolos y runas antiguas.

Página 3:

Con corazón tembloroso, Luna siguió las instrucciones del libro y comenzó a jugar el juego
de las sombras. Al principio, todo parecía ser solo un juego, pero pronto descubrió que las
sombras cobraban vida ante sus ojos, bailando y retorciéndose con cada movimiento de sus
manos. Fascinada y asustada al mismo tiempo, Luna se sumergió en el juego, sin darse
cuenta del peligro que se cernía sobre ella.

A medida que el juego progresaba, Luna se dio cuenta de que las sombras no obedecían sus
órdenes. En cambio, parecían tener una voluntad propia, una oscura y retorcida. Pronto, las
sombras comenzaron a escapar de su control, envolviéndola en una espiral de caos y
oscuridad. Con horror, Luna se dio cuenta de que había liberado algo antiguo y malévolo,
algo que amenazaba con devorar todo a su paso.

Con valentía, Luna se enfrentó a las sombras, utilizando todo su ingenio y coraje para
contenerlas. Con cada movimiento, luchaba contra el oscuro poder que amenazaba con
consumirla. Finalmente, con un último esfuerzo, Luna logró sellar las sombras de nuevo en
su prisión, devolviendo la paz al bosque y a su ciudad.

De pie ante el antiguo portal, Luna comprendió la verdadera lección del juego de las
sombras: el poder reside no en controlar la oscuridad, sino en encontrar la luz dentro de uno
mismo para enfrentarla. Con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de determinación,
Luna regresó a casa, lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le deparara.

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