Recién nacida, siento curiosidad por todo lo que me
rodea, exploro cada espacio que habito y que también
me habita.
Me reconozco aventurera, me sé montaña, río,
amanecer, sol y luna. Me siento acompañada por el agua, el viento y los animales. Inhalo el perfume y el color de cada ser existente. Mi pecho está abierto.
No pertenezco a ningún lugar, porque quiero
experimentar todo el espectro de emociones y vivencias posibles. Aún así, camino firme con los pies en la tierra; no tengo miedo, acepto los riesgos, respeto los mensajes de mis sueños.
Mi ropa es ligera, no necesito de mucho para vivir, me
descubro, descubro el mundo, el mundo me descubre. Estoy enamorada de mi, de la vida.
Soy una maga, o una alquimista, o una bruja, o una
sanadora.
En mi mesa se encuentran todas las herramientas
que poseo para transformar mi vida. Esos instrumentos no son solo míos, sino que también son de la Madre Naturaleza, de mi abuela, de mi madre, de mi hermana, de mis tías y de mis amigas…fruto de sus experiencias y enseñanzas, que ahora me las heredan a mi.
Tengo todo dispuesto para ser libre, y mi intuición