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Serie Glaukos: Libro uno

1
Sangre Roja Para El Alfa

Sinopsio

En el mundo de los humanos los hombres lobos y vampiros son


criaturas de cuentos fantásticos, pero no estamos en el mundo
humano. Aquí las criaturas de los mitos somos nosotros y tanto los
hombres lobos como los vampiros temen de los humanos
atribuyéndoles poderes mágicos casi irreales. Es aquí donde Nice
debe sobrevivir mientras afronta los traumas de su reciente ruptura y
descubre su potencial. Pero no es tarea fácil dado que debe sobrevivir
a los tratos del rey lycans, el cual la odia casi tanto como la desea,
después de todo, la luna la marcó como su compañera. ¿Podrá Nice
sobrevivir a su captor Lycans? ¿Será cierto algo de todos estos mitos
con respecto a su poder? Solo lo sabremos adentrándonos en su
historia.

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1. La llegada

Es una jornada laboral más para Nice. Un día más en el que pelea para volver a

tener una vida normal luego de la caótica ruptura con su ex.

Se levanta temprano de la cama y apaga la alarma del celular, tratando de no

despertar a su hermana menor que se encuentra en la cama debajo de la

cucheta.

Se alista para el trabajo, peina sin ganas su corto cabello estilo Bob, color rubio

ceniza, y se maquilla un poco el rostro para evitar las incómodas preguntas de:

“¿Te encuentras bien?”. No es que haga un excelente trabajo con el maquillaje,

pero, por lo menos, logra disimular las ojeras y cubrir los malditos granos que

salen en su piel. Odia el acné, pero si considera que se encuentra en uno de esos

días del mes, se entiende por qué han invadido su rostro. Luego de agarrar sus

cosas y de meterlas en una mochila, observa su reflejo en el espejo y controla su

ropa: un jean azul de cintura media y una remera negra en conjunto con sus

covers del mismo color.

Revisa, meticulosa, que tenga todo lo que necesita en su mochila mientras toma

un café bien cargado y dulce; su versión rápida de desayuno. A lo lejos escucha

el molesto ruido de los perros de su madre que ladran como locos desde el

patio. No entiende la obsesión de su familia por adoptar tantos perros. Son

ruidosos y molestos, pero como esta dejó de ser su casa cuando se mudó con

Brad, y su regreso es solo temporal, no puede quejarse de las molestas

mascotas.

Camina medio dormida hacia la parada del colectivo que la llevará a la oficina.

No puede quejarse, por lo menos consiguió trabajo de pasante en un centro de

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investigación. Ese era su objetivo desde que consiguió su título de bióloga hace

apenas un año. Bueno, uno de sus objetivos; sus planes en general eran otros,

pero Brad, su ex, decidió destruirlos junto con sus sentimientos.

Todavía le duele el pecho cuando piensa en él, en que ha perdido a su primer y

único novio. Al principio él era tierno y considerado con ella; durante seis años

incluso fue romántico. Pero todo cambió cuando comenzaron a vivir juntos

hace 4 meses y él se convirtió en un completo imbécil, destruyendo su corazón

en el proceso.

Eso acabó con la capacidad de Nice de confiar en alguien más allá de sí misma.

Ya debería haber aprendido de ello considerando su infancia, pero estaba

enamorada y pensó que Brad era el destino; su recompensa por poner siempre

la otra mejilla.

Pero no fue así. El resultado con Brad no fue lo que ella esperaba. Solo pedía

que él cumpliera con sus promesas de quererla y cuidarla siempre. A Brad le

encantaba hacer promesas de amor eterno, diciéndole lo mucho que la amaba y

que, a pesar de que ella estaba en una situación económica muy por debajo de

la de él, en el futuro él se encargaría de que no le faltase nada.

Eso es lo que más lastima a Nice. Después de todo, cuando Brad tuvo la

oportunidad de cumplir con su palabra, comenzó a distanciarse.

Nice suspira mientras sube el volumen de sus auriculares inalámbricos para

que la música acalle las quejas de su mente.

Se deja llevar por la melodiosa voz de la cantante de Evanescence. Siempre le

gustó esa banda, desde que la escuchó por primera vez a sus 14 años. Incluso

con su limitada comprensión del inglés en esa época, la voz y la melodía de las

canciones llenaban su mente y creaban impulsos en su corazón.

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Eso la relaja, pero en su situación actual no alcanza para calmar la angustia de

su pecho; más teniendo en cuenta los sueños que han comenzado a acosarla

desde hace algunos días.

Baja del autobús y se dirige a la casilla de ingreso a su trabajo, donde muestra

su pase provisorio al sujeto de seguridad.

Esboza una sonrisa incómoda. Lleva solo un mes allí, pero parece que nadie

puede recordar su rostro. Eso la hace sentir rara a la hora de tener que

interactuar con esa gente.

El sujeto de seguridad lee con desconfianza su carnet, por cuarta vez esta

semana, antes de habilitar la barrera.

Nice suspira y se acomoda la mochila en el hombro mientras camina por el

estacionamiento y luego por la calle que se dirige a su departamento.

El centro de investigación es un lugar bastante grande que se encuentra

conformado por varios edificios separados entre sí. En su caso debe dirigirse a

la última edificación. Por lo general, allí todos se manejan en auto y el traslado

es más cómodo, pero ella, siendo una pasante de bajos recursos, no puede

permitirse ni soñar con algo así. De suerte le alcanza para el pase del autobús.

El lugar es bastante relajante, con árboles paraíso a los costados de la calle que

perfuman el paisaje nublado. La larga caminata a su departamento de

investigación le permite relajarse para empezar la jornada.

Su trabajo es simple, como pasante de doctorado del área de entomología se

dedica a clasificar insectos extraídos de diversos sectores y catalogarlos. Suena

aburrido, pero a ella le encantan los insectos y las horas vuelan mientras los

inspecciona tras su lupa.

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No es un trabajo bien pago, pero es lo que le gusta y por eso pelea por ello. Es

lamentable, pero la gente hoy en día solo valora tu título dependiendo de cómo

llenes tu billetera. Ella podría haber sido doctora, como deseaba su madre, pero

no es lo que quería. Aun así, lo intentó, fue bueno que decidiera desistir antes

de perder tiempo en algo que no le gustaba. Una cosa es que te gusten las

ciencias, pero ella no se veía curando personas. Su decisión provocó caos en la

familia y nadie pudo entender su elección. Ella era capaz de cosas “mejores”, y

con mejores se referían a “mejor pagas”.

Ya solo faltan un par de metros para llegar al edificio, y Nice respira profundo,

sintiendo la brisa que sopla por la tormenta inminente que se forma sobre su

cabeza. Alza la vista y ve que el cielo muestra una zona inusualmente despejada

donde se observa una enorme luna llena aún visible a pesar del día. Por algún

motivo, ver hacia allí inquieta el corazón de Nice, recordando fragmentos

confusos de su sueño. En él ella estaba entre unos cálidos brazos que rodeaban

su cuerpo. Quiso creer que se trataba solo de su mente quejándose por extrañar

a Brad, pero algo en el sueño le decía que no era él quien la abrazaba. Nadie ha

causado lo que el misterioso de su sueño causó en ella; una especie de

seguridad al estar rodeada por musculosos y cálidos brazos protectores. Con

frustración Nice aparta su mente de esos pensamientos, de nada le sirve pensar

en ello.

Por suerte ya casi llega, está a solo un par de pasos. Al ver la puerta del lugar

extiende su brazo para tocar el timbre y esperar que alguien baje a abrirle, dado

que su sector de trabajo se encuentra en el segundo piso. Pero el timbre nunca

suena, y el lugar en donde hace instantes se encontraba Nice ahora está vacío,

ocupado solo por las hojas que viajan con el viento.

2. Dónde estoy

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Nice despierta tumbada en la hojarasca de un bosque otoñal. El frío eriza su piel

y su mente se encuentra desorientada, sin comprender qué ocurre.

― ¡Mi cabeza! ―

Sujeta su frente para calmar el doloroso palpitar que entorpece su visión. Se

levanta, totalmente desorientada y sin entender cómo llegó a ese lugar.

Observa a su alrededor mientras frunce el ceño para evitar lo peor del dolor de

cabeza y solo encuentra grandes árboles que la rodean de forma aleatoria. Hace

solo un instante estaba por entrar a su trabajo, ¿qué ha ocurrido? ¿Tal vez sea

amnesia? ¿Sonambulismo? ¿Alzheimer? Se debate mientras trata de

comprender cómo terminó en lo que parece un bosque.

― Ok, tranquila ― respira―. Primero veamos dónde estoy y después pido un

turno al neurólogo ―se dice a sí misma en un intento por calmar su ansiedad.―

Lo último que necesitas en este momento es un ataque de pánico―

Con eso en mente atraviesa el bosque camino hacia lo que parece un claro. Su

caminata es torpe debido a las hojas secas, las ramas y los arbustos que cubren

el suelo. Cuando está por llegar al claro escucha voces cerca. Al parecer son

masculinas.

Se relaja; podría ser alguien a quien pedirle ayuda.

― ¿Hola? ―dice tratando de llamar la atención de los portadores de las voces.

Pero nadie contesta.

Eso le causa preocupación, pero insiste.

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― ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Estoy pérdida y necesito… ―Su voz se corta al

escuchar el claro gruñido de un animal que suena como un enorme perro

enojado.

Eso la congela en el lugar y le causa un nudo en su garganta.

Gira su cabeza despacio en busca del origen del gruñido y se encuentran con un

perro enorme. Parece algún tipo de perro siberiano de color gris y ojos verdes.

Lo peor de todo es que parece rabioso.

La respiración de Nice se detiene y sus músculos se tensan, dejándola

congelada en el lugar. Lo último que necesita es una mordida para coronar su

apestosa mañana.

―Tranquilo ―le dice, pero el animal se acerca más sin dejar de gruñir. Con

cada paso que da su porte parece crecer. Es tan alto que casi llega a su rostro.

Y no es el único.

Por el lado contrario comienza a escuchar el gruñir de otro más. Este es de color

gris moteado, con blanco en el pecho y ojos marrones. Lo peor son sus dientes,

enormes colmillos que sobresalen de sus hocicos mientras gruñen de forma

feroz.

Los perros no son sus mascotas favoritas, pero sabe que mostrarles miedo solo

los invita a morder, así que endurece su rostro.

― ¡Fuera! ¡A la cucha! ―les grita mientras señala lejos, con la mayor valentía y

enojo que puede fingir. El resultado no es el esperado, su acción solo genera

que ambos perros se acerquen enfurecidos.

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Eso es malo. Conoce historias de personas atacadas por perros furiosos y no

quiere terminar despedazada o contagiada de rabia; ni siquiera recuerda si tiene

la vacuna antirrábica colocada. Su respiración es irregular mientras comienza a

ver los árboles, evaluando si puede trepar alguno para evitar los dientes de las

bestias rabiosas.

De pronto, una voz masculina y fría la congela en el lugar

― ¿Qué haces en este territorio? Asqueroso Vampir—

Nice tarda en comprender la pregunta de la voz que procede de su espalda.

Decide ignorarla y explicar su situación al desconocido para pedir ayuda.

―Hola. No sabía que estaba en propiedad privada. Me disculpo por eso, pero

es que no sé dónde estoy. Creo que me perdí ―replica con temor.

―Son las excusas más estúpidas que he escuchado decir a un chupasangre ― la

voz―. ¿No, muchachos?

Al parecer el hombre les habla a sus perros. Bueno, no es raro hablar con tus

mascotas, ¿no?

―Lo lamento, no entiendo lo que dice. Si quiere puede llamar a la policía, solo

le pido que por favor calme a sus mascotas antes de que me ataquen ―aclara

con temor en la voz, Nice. Pero eso solo causa que los perros ladren mientras se

agazapan, preparándose para saltar.

El miedo la invadió y da unos pasos hacia atrás para alejarse de las bestias, pero

su espalda choca con algo. No tiene tiempo de pensar, si es un árbol, prefiere

trepar a ser el almuerzo de esos animales rabiosos. Sin embargo, al girar su

cuerpo, queda paralizado. No es un árbol, es un hombre y uno muy enojado y

jodidamente hermoso.

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Es alto, de casi dos metros, con cabello oscuro y desordenado y algunos

mechones que llegan a su frente. Tiene una nariz recta y ligeramente angulosa,

y una barba tupida y bien recortada que le da un aspecto salvaje pero atractivo,

en conjunto con un cuerpo grande y musculoso. Aunque lo más impactante de

él son sus ojos, uno es verde como la hierba y el otro es azul claro como el mar y

están enojados, muy enojados.

Ella se congela del asombro, y ni siquiera se da cuenta cuando el desconocido la

noquea con un fuerte golpe en la cabeza. Nice cae inconsciente al suelo.

El extraño la mira con furia y con asco.

― ¿Qué hacemos con eso?―pregunta un hombre que se encuentra a su

izquierda.

El desconocido se gira y comienza a alejarse.

―Enciérrenla ―ordena. ―Si llegó hasta aquí debe saber algo. Vamos a hacerla

hablar―

La orden del desconocido provoca emoción en el hombre que la sujeta con asco,

casi como si tocará carne podrida.

3. Interrogatorio

Al despertar nuevamente Nice se encuentran colgando de unas cadenas

metálicas que la sujeta desde sus muñecas, lacerando su piel, fijándola en el

techo de lo que parece una cárcel oscura y húmeda. Sus brazos y espalda

duelen dado que sus pies no llegan al piso y sus músculos se encuentran

estirados de un modo antinatural. Y como cereza de pastel, el dolor de su

cabeza creció de modo exponencial.

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— ¿Qué es esto?—dice Nice de forma preocupada.

El pánico la invade mientras intenta retorcer sus ataduras para soltarme

inútilmente. Esto no es un buen panorama y solo se le ocurren tres escenarios

posibles, uno peor que el otro.

Escenario uno, es un secuestro, lo cual no es bueno considerando que su cuenta

bancaria apenas tiene un saldo de dos dígitos. Si esperan que su familia pague

por ella, eso tampoco podría pasar. Su familia es tan pobre como ella. Solo

tienen lo que ganan en su día de trabajo y lo usan para comer y pagar los

servicios. Nadie de su entorno podría pagar ni una modesta suma para

ayudarla.

Escenario dos son traficantes de personas, aunque no tiene nada llamativo en su

rostro ni en su aspecto en general. Es una chica común del montón, difícilmente

se fijaron en ella para esas tareas.

Escenario tres son traficantes de órganos, y esa es la peor opción porque es la

que más se ajusta a ella. Lo único que pueden tomar de ella son sus órganos. Es

trágico que en sus 24 años de vida solo sus riñones le dan valor, o su corazón, o

cualquier parte de ella que puedan desprender en pedazos.

Realmente ruega que esa no sea la opción correcta.

Unos pasos de tacón sobre el cemento la sacan de sus sobrios pensamientos,

intenta ver a la persona que se aproxima, pero no puede girar.

— Ok, ¿Qué tenemos aquí?— pregunta una dulce voz femenina.

Una mujer, eso puede indicar que el escenario dos es una posibilidad, dado que

los prostíbulos casi siempre terminan administrados por mujeres.

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La persona se aproxima al rango visual de Nice y la observa como si fuese una

bolsa de basura colgada de un árbol.

— ¿Tienes sed chupa sangre?— pregunta con sorna la mujer. Es joven y

hermosa, de cabello rojizo largo y ondulado, además de grandes ojos verdes. Su

cuerpo es curvilíneo a pasar de su delgadez. Y su rostro es hermoso, salpicado

con pequeñas pecas en su pequeña nariz y pómulos. Va vestida con un largo

vestido color esmeralda dándole el aspecto de una princesa celta.

Nice queda anonadada con su carcelera y no contesta. Eso enfurece a la

pelirroja que la golpea con un barrote de metal en las costillas. ¿Qué hace una

princesa de Disney con un garrote?

El golpe sorprende a Nice y le causa un gran dolor, obligándola a vaciar sus

pulmones, con un grito de agonía.

La mujer parece encogerse ante el sonido de su grito, pero continúa.

—Responde mis preguntas— ordena la pelirroja— y tal vez tu muerte sea

rápida—

El miedo inunda la mente de Nice dejándola estupefacta. Nunca pensó estar en

una situación así. No sabe qué decir, pero asiente para evitar otro golpe.

— Bien — dice su carcelera— Comienza diciéndome cómo llegaste al bosque de

nuestro dominio— ordena.

Nice respira de forma superficial, no sabe que responder, duda mucho de que

esta persona la entienda. Aun así, lo intenta.

— No lo sé — contesta de forma temblorosa —yo me desperté allí, no enti…

Ahhhh —

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Otro golpe en su costado cortó sus palabras resquebrajado sus costillas. Eso solo

la hace chillar de dolor.

La pelirroja levanta furiosa el barrote y lo coloca en el mentón de Nice — Deja

de chillar, me dan arcadas, solo contesta—

Nice suspira y lo intenta mirándola a los ojos —No lo sé —repite.

Su carcelera se aleja y camina hacia su espalda dónde golpea el lado contrario

de su torso. Nice pudo notar el crack inconfundible de sus costillas fracturarse.

Eso la aterra, no sabe qué hacer, solo puede llorar en silencio y respirar para

soportar el agonizante dolor.

— Por favor — ruega, pero la pelirroja solo se aproxima y levanta el barrote

hacia su rostro.

—Escúchame bien porquería o me das respuestas o mueres, ¿entiendes? —

Nice no puede pensar, el dolor es abrazador, pero algo, si es claro, odia a la

perra esa. Y no tiene respuestas que ella quiera escuchar, así que con furia

escupe su cara.

Claramente, eso no fue buena idea, la carcelera la mira con odio y está a

centímetros de golpearle la cara con el garrote, pero una gran mano la detiene

en el aire, a milímetros de cumplir su objetivo.

Nice, se sorprende y suelta el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo.

—Tranquila Pria, No conseguiremos respuestas si no tiene boca. — la voz del

sujeto que paro a la loca golpeadora, le suena familiar a Nice. Y cuando él entra

en su campo de visión, lo reconoce. Es el sujeto hermoso del bosque, ¿Qué es

esto me están interrogando modelos de Victoria Secret?

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— Lo siento — dice el hombre con ojos de distinto color. — Algunas de nuestras

damas suelen ser algo pasionales — índica.

Nice no entiende nada de lo que dice, solo quiere que la suelten, y la dejen ir.

Él la mira y observa sus ropas con una ceja levantada.

— No estaba al tanto de su falta de dinero, la ropa de sus soldados es cada vez

más patética, ¿en serio esperan pelear con un Lycan con algo tan

desprotegido?— Le señala el hombre sujetando bruscamente el borde de su

remera negra, rozando levemente su piel generando un fuerte calor a dónde sea

que la toque.

Nice se fuerza para respirar, pero le contesta— yo no peleó con nadie —

—Eso está claro, con solo ver tu patética forma, sanguijuela— le aclara con asco

en su rostro el hombre — sé que eres un espía y me vas a decir que fue lo que

averiguaste— le ordena el hombre. Su voz es intimidante, calmada y fría,

erizando la piel de Nice.

— ¡Yo no soy una espía! — Responde con esfuerzo Nice. — Ni siquiera los

conozco, no sé cómo llegue aquí — le repite lo mismo que a su carcelera.

Pero el hombre se acerca más a ella con una mirada fría, casi mortal, y sujeta su

rostro con fuerza, causándole dolor — No estoy para juegos criatura inmunda,

todos en este dominio saben quién soy y tú estabas demasiado cerca como para

dejarlo pasar, ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo burlaste el perímetro?— le repite con

furia contenida y hielo en sus ojos.

Nice trata de soltarse de su doloroso agarre, pero no puede y el forcejeo solo le

causa más dolor en sus costillas. — ¡No sé!— contesta con miedo en sí grito de

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desesperación mientras sus lágrimas recorren su cara empapando la mano de

su captor.

Él al ver sus lágrimas se asquea apartando su mano con enojo. En un fluido

movimiento saca una daga de su cinturón — ¡Bien! Les enseñaré a mi manera

que ningún vampiro juega con los lycans— dice fríamente mientras acerca su

daga hacia la yugular de Nice, mirándola con odio.

— ¡No! ¡Por favor! — ruega entre lágrimas. Aun así, él comienza lentamente a

deslizar su cuchilla, haciéndola sangrar de a poco y llenándola de pavor. El

hombre la va a degollar colgada, como a un cerdo. Nice cierra los ojos con

fuerza deseando que esto sea solo una muy mala pesadilla.

Pero en el instante en que la sangre de Nice cubrió el cuchillo, el hombre lo

suelta, casi con terror, como si fuese veneno, y mira a Nice que tiembla por su

sentencia de muerte pausada.

— ¿Qué ocurre Deu?—pregunta asombrada la pelirroja acercándose al hombre

despiadado.

Él solo mira a Nice con el rostro pálido de asombro — Es un Russus—señala

hacia Nice.

La pelirroja se acerca al cuchillo sosteniendo el mango y observando con igual

asombro la cuchilla manchada de la sangre de Nice. Al notar su color, la suelta,

espantada.

Deu observa a Nice mientras le ordena a la pelirroja— Pria trae a Arcan ya

mismo —

La pelirroja Pria duda en dar sus pasos, pero sale de la oscura celda y se

escucha cómo corre siguiendo la orden de Deu.

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El dolor y el trauma de casi morir le pasan factura a la mente de Nice

causándole un desmayo.

4. Roja

Al despertar, Nice sigue colgada y muy adolorida. Pero lo peor es que se

encuentran siendo observada por un extraño, uno nuevo, que la mira como si

fuese un espécimen nuevo para catalogar.

El extraño acerca su mano a su cuello y ella intenta encogerse cerrando sus ojos

para evitar el dolor.

— Tranquila —le dice de forma amable —déjame revisar esa herida—

Por fin, un ser piadoso, ella abre los ojos con miedo y observa al nuevo

desconocido.

Es alto pero menos corpulento que ese tal Deu. Sus ojos grises están cubiertos

por unos lentes de semilunar de cristal con armazón metálico. Su cabello

también gris, casi blanco, brilla como la plata en ese oscuro lugar y lo lleva

medianamente largo recogido en una coleta. Es joven y atractivo, no tanto como

el de los ojos de distinto color, pero sí es lindo, físicamente al menos.

— Hola, déjame presentarme, mi nombre es Arcan, soy el investigador y

curandero de este dominio—

Los ojos de Nice tiemblan ante eso, esperando piedad de su parte— Ayúdame,

por favor — le ruega con una voz ronca por el dolor — estoy secuestrada por

locos lunáticos—.

— ¿Locos?— pregunta Arcan

— Se creen licántropos y piensan que soy un vampiro— le señala con miedo.

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— Entiendo— contesta de forma clínica Arcan — y si no eres vampiro, ¿Qué

eres? — Pregunta.

—Soy humana— contesta Nice.

Eso causo un impacto en Pria que exhala de forma ruidosa mientras observaba

cerca de Arcan al igual que Deu.

Arcan, por otro lado, se aproxima a Nice con los ojos brillantes.

— Bien, señorita, le voy a pedir que se relaje, voy a trasladarla a un lugar más

seguro—y al terminar de decirle eso le inserta una aguja en el cuello apretando

lentamente el émbolo, dejándola inconsciente.

— ¿No creerás eso?— índica indignada Pria — Deu es mentira, una táctica para

infundir miedo—

Mientras Pria insiste en eso, Arcan y dos guardias más colocan a la humana en

una camilla reforzada con grilletes y la sacan de la celda.

Arcan tiene razón, este no es un lugar seguro para tener a un humano. Piensa

Deu.

— Tranquila, Arcan lo comprobará y averiguaré como resolver esto —le dice

fríamente Deu a Pria. Ella se acerca a Deu cómo una cría indefensa en busca de

su abrazo para calmar su temor. Eso molesta a Deu, pero la rodea con los brazos

de forma autónoma, pensando solo en su nueva inquilina.

Arcan

Arcan se acerca a Deu — voy a necesitar todo lo que muestra dama llevaba

consigo al momento de su captura — le solicita a Deu.

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— No llevaba mucho solo una bolsa, está confiscada, haré que la lleven al

recinto—le contesta Deu.

— Bien — responde Arcan y se retira caminando al recinto. Al llegar a él

atraviesa dos zonas de seguridad con varios guardias en cada zona armados y

listos para la batalla.

Luego ingresa en una sala fría de metal similar a una sala de operaciones y

observa como colocan a Nice en una camilla de metal reforzado y le colocan

grilletes en sus tobillos y muñecas.

Increíble, piensa Arcan de todas las cosas que podíamos encontrar tiene que ser

una criatura mitológica. Un humano, hijos del barro, con el poder de controlar a

todos sobre el planeta, esto no puede pasar en peor momento.

Los Vampir nos acechan desde hace meses intentando llegar a nuestro Alfa

para acabar con él y así romper la manada.

La situación interna tampoco es buena en Diluvio, hay peleas entre familias

para ver quién será la Reina de la manada, la compañera de nuestro Alfa. Todas

las familias sirven en bandeja de plata a sus hijas a fin de que la luna ilumine a

la elegida, pero varios ciclos lunares han pasado y ninguna ha sido digna. Eso

solo genera caos e intrigas en la corte.

Es bueno que no sea el rey, ese no es mi problema, no del todo, mi problema

ahora es sobrevivir a la humana.

Comienzo a evaluarla, su vestimenta, es rara, con un pantalón de un tejido

extraño, duro pero áspero y una camisa demasiado estrecha sobre su cuerpo.

Sus botas también son raras, con muchos cordones y una material similar al

cuero pero más elástico.

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Después de anotar todo lo observado desde el exterior, Arcan sujeta una jeringa

metálica y la introduce en el brazo de la humana con sus manos temblando por

los nervios, extrae una muestra de sangre y se dirige a su laboratorio a

analizarla.

—Es increíble — repite una y otra vez mientras observa la muestra desde un

microscopio. — ¡Nunca he visto nada parecido a esto!—

Pero su investigación se ve interrumpida por uno de los guardianes del recinto.

— Señor Arcan eso se está despertando — le avisa el guardia.

—No puede, ser debería permanecer sedada por lo menos por un día, y no ha

pasado ni media hora— le informa al guardia —deben ser espasmos — Y

vuelve la vista a su microscopio.

—Señor — insiste el guardia — está gritando que la liberemos—

Arcan se gira y se levanta acomodando su bata blanca —Muy bien, veamos que

sucede —dice con renovado interés.

Tal vez deba doblar la dosis del narcótico para dejar al objeto de estudio

noqueado más tiempo, piensa Arcan.

Al arribar al recinto, se percibe a la joven aterrorizada por los grilletes, llorando

y con una mordaza en su boca.

— ¿Qué está ocurriendo Varlen?— le inquiere a su ayudante que se encuentra

lejos de la camilla mirando cómo la humana se retuerce.

— Señor, ella no dejaba de gritar, y su voz lástima nuestros oídos — le informa

— tuve que tomar medidas—

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— ¿Su voz?— repite Arcan con interés.

— Sí, señor, su voz es más aguda y posee un timbre molesto, deberíamos

analizar eso también —al dirigir su vista hacia Arcan pregunta — ¿Las

muestras son concluyentes? ¿Realmente es…?—

—¿Una humana? Si eso parece, por lo menos su sangre no está teñida ni

envenenada, es totalmente atípica, su color rojo viene de sus células sanguíneas,

es realmente increíble. —

Nice

Nice seguía retorciendo sus brazos en las ataduras tratando de que alguien la

escuche. Esto es cada vez peor, el escenario tres parece realmente el ganador en

todo esto. Está acostada y atada en una camilla de cirugía, rodeada de hombres

con batas blancas. Adiós riñones.

De todos modos, prefiere hablar con sus cautivos, intentar llegar a un acuerdo,

pero solo la observan de manera clínica con los brazos cruzados en su pecho,

como decidiendo que parte extirpar primero. No puede soportar eso y

comienza a golpear la mesa con su cabeza tratando de llamar su atención para

que quiten la mordaza que reseca sus labios.

El hombre de pelo blanco de la celda se acerca al verla y quita la mordaza de su

boca.

Nice decide pensar bien sus palabras, a pesar de todo sabe que ser amable, tal

vez le dé más ventajas en su mala situación.

— Gracias — le dice a Arcan— agua por favor —

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Arcan moja un algodón con agua y se lo pasa por los labios. Eso es malo, que no

me dejen hidratarme, solo indica que piensan abrirme pronto, tengo que hacer

algo, piensa desesperada Nice.

—Buenas tardes, señorita, tengo preguntas para usted— le informa

amablemente Arcan. El sujeto que se encuentra de tras de él resopla indignado.

Es alto y de pelo castaño y ojos color miel. Es tan atractivo como todos los que

ha podido observar hasta el momento. Eso es raro, pero bueno, la belleza está

pegada al dinero y si se dedican a vender órganos deben estar forrados, ¿no?

Arcan ignora al sujeto y prosigue con una libreta en su mano.

— ¿Tiene un nombre o forma de identificarse?— consulta de forma clínica

Arcan.

Nice tiembla, pero contesta—les diré todo lo que sé, solo les ruego que no me

lastimen — las lágrimas silenciosas de desesperación mojan su cien.

— Bien, eso lo veremos— contesta Arcan.

— Me llamo Nice, Nice Archer, trabajo en el centro de investigación de

entomología en Mendoza —ella traga saliva lubricando su seca garganta que

vuelve, ronca su voz. Y temblando continúa—por favor, no he hecho nada en

mi vida que merezca esto, por favor déjenme ir— ruega ella.

Arcan ignora su última súplica e indaga — ¿Mendoza? ¿Dónde se encuentra

eso?— mientras anota en su libreta.

Ella no entiende por qué el interés en el lugar, pero le contesta —En Argentina

Arcan la mira y le hace un gesto con su lapicera para continuar.

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Ella lo mira sin saber qué decir.

— Sea más específica señorita Nice, ¿donde queda ese Argentina del que

habla?—

Ok entiendo que siendo un país de Latinoamérica muchos no lo ubiquen, pero

si hablan español como ella deberían saberlo ¿No? Tal vez es una de esas

preguntas clínicas para descartar daño cerebral. Frustrada contesta —Mendoza,

Argentina, Latinoamérica, en el maldito planeta tierra—la furia e indignación

fue creciendo con cada palabra. Pero al ver la reacción de sorpresa de los

hombres se calma.

— Por favor, no tengo nada especial, pueden encontrar a cualquier otro con mi

grupo sanguíneo, por favor busquen a alguien más, para esto— les ruega

mirándolos a los ojos.

— ¿Grupo sanguíneo?— inquiere Arcan y el sujeto de pelo castaño se aproxima

preocupado a la camilla.

— ¿Qué tipo sanguíneo es ese?— pregunta el sujeto.

— O RH +— contesta Nice.

Pero los hombres la miran con confusión en su rostro.

— ¿Qué sucede?— pregunta temerosa Nice.

Arcan la mira a los ojos al contestar — Nadie en este mundo tiene tu sangre —

le aclara.

Ella los mira confundida — ¿O +?— pregunta sin entender.

— Roja— contesta Arcan.

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5. Glaukos

— No entiendo— responde Nice— todos en el planeta tierra tienen sangre

roja— ¿Qué clase de mal chiste es este? Piensa Nice.

Arcan la mira mientras acomoda sus lentes y contesta — Pero este no es el

planeta Terra—

Nice lo mira incómoda, si es una broma de algún tipo, se pasaron hace rato,

todavía siente el dolor de sus costillas fracturadas que parecen despertar del

sedante. No, esto no es una broma, piensa aterrada — ¿Dónde estoy?—

pregunta preocupada.

— Estás en el dominio Lycan, en el planeta Glaukos— contesta Arcan mientras

espera ver su reacción.

Nice parpadea tres y cuatro veces con incredulidad, ¿Otro planeta? ¿Cómo es

que pasó eso? Un momento dominio ¿Qué?

— ¿Lycan?— inquiere — ¿Cómo hombres lobo?—

El sujeto de detrás de Arcan exhala indignado al escuchar sus palabras y se

aproxima a Nice, pero Arcan lo detiene.

— El término correcto es licántropo, y le recomiendo no usar otro, dado que es

realmente ofensivo —

—No entiendo, no tiene sentido, eso es solo una fábula, los Lycan, no existen,

son solo cuentos, seres fantásticos— responde Nice abrumada.

— Lo siento, señorita, pero la única criatura fantástica en este lugar es usted —

le corrige Arcan.

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— ¿Yo? Yo no tengo nada de fantástica, soy una persona normal — se escusa

Nice.

—Ningún humano es normal, no según las historias— le contesta con enojo el

hombre de pelo castaño.

—Varlen, tómalo con calma— le advierte Arcan

Nice se asusta ante la actitud de Varlen, pero su mente está llena de preguntas,

necesita información, necesita saber quiénes y que son sus captores, después de

todo el conocimiento es poder y en este momento ella no tiene nada de eso.

— Si su sangre no es roja, entonces ¿Cuál es su color?— le pregunta a Arcan

ignorando el ardor cada vez mayor de sus costillas.

— En Glaukos todos los seres vivos tienen sangre lazurd— contesta Arcan.

— ¿Lazurd? No conozco ese color — le indica Nice— ¿Cuál es?

—Azul— contesté con cierta exasperación Verlan.

— No entiendo, ¿hemolinfa?— pregunta más para sí misma que para ellos.

Pero ellos la observan con curiosidad.

— Sí — contesta Arcan— nuestra haima es azul como el agua— y agrega con

curiosidad — ¿Dónde aprendiste el lenguaje antiguo?— mientras anota a gran

velocidad todo lo que ocurre.

No sé a qué se refieren, solo uso conocimientos de algo de etimología, sus

palabras parecen estar compuestas por griegos y latín como el mío, eso explica

por qué los entiendo, no hablamos el mismo idioma, pero sí compartimos la

misma raíz.

24
Pero ella no quiere compartir todo lo que sabe, tiene que guardar sus piezas

hasta tener un trozo de rompecabezas grande que pueda usar para

intercambiar.

— No lo sé —responde, pero en esta ocasión Arcan la observa, casi como si

pudiese detectar una mentira. Aun así, no le dice nada y sigue anotando en su

libreta.

Un momento si son Lycan ¿se transformarán en lobos?

Eso complicaría mi fuga, digo si en algún momento podría llegar a escapar, no

soy rápida corriendo, pero lo seré menos si tengo que huir de seres de cuatro

patas acostumbrados a correr.

— ¿Qué van a hacer conmigo?— pregunta preocupada Nice.

Pero ante esa pregunta ni Arcan ni Varlen responde, eso solo le genera un nudo

en la garganta.

En ese momento un guardia ingresa al recinto llevando un bulto de cosas

Nice la reconoce — ¡Mi mochila!—

Varlen la recibe y colocándola en el escritorio que se encuentra frente a la

camilla, empieza a inspeccionar su contenido sacando con ayuda de una pinza

y guantes blancos sus pertenencias.

Su celular, sus auriculares, su billetera, su cuaderno y lapicera y sus tampones.

Varlen inspecciona uno en uno los objetos, toca los botones laterales del celular,

pero la pantalla no enciende, lo mismo con los auriculares, vacía su billetera, no

lleva mucho, su tarjeta de autobús, su identificación, un par de monedas y la

25
foto Carnet de su ex. Varlen toma nota de todo y comienza a inspeccionar su

caja de tampones. Rompiendo uno tras otro para analizar su contenido.

— Hey, basta eso es privado— le dice llena de vergüenza y enojo, Nice.

Su periodo está cerca y al ser irregular siempre sale preparada para una

emergencia por si decide llegar antes.

Varlen lee la caja y su curiosidad es evidente.

—Estos objetos son extraños— le informa a Arcan— se utilizan para absorber

algún tipo de líquido. Y tienen una forma bastante llamativa—

Esto es humillante, y lo peor es ver qué Arcan se aproxima con interés hacia los

que quedan oliendo y tocando cada uno de ellos.

— ¡Basta! Son objetos privados, dejen de romperlos—la vergüenza tiñe de rojo

su rostro mientras ellos la miran.

— Muy bien señorita Nice podría iluminarnos ¿Qué son y para qué los usa?—

Nice no quería contestarles eso a dos hombres atractivos, nada relacionado con

su periodo, pero el interés en ellos le dio una ventaja.

— Les propongo un trato— les dice de forma nerviosa— si me liberan y

prometen no dañarme ni torturarme, contestaré cada una de sus preguntas —

Después de todo, Nice también es investigadora y si algo tiene en claro es que la

curiosidad y sed de conocimiento suele cegar a las personas. Tal vez una vez

aclaradas todas sus dudas puedan dejarlas ir.

— Señorita Nice usted no es nuestra prisionera— le señala Arcan.

¡Si claro! Piensa ella.

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—Si no soy una prisionera, ¿Por qué me encadenan?— le discute Nice.

—Oh, no, yo no dije que no sea una prisionera, solo señale que no es nuestra y

como tal no la podemos liberar— aclara Arcan

— Entonces, ¿quién me tiene aprisionada?— pregunta Nice.

—Nuestro rey — señala Arcan — el Alfa de los Lycans.

— ¿Qué? ¿Por qué?— pregunta angustiada — no he hecho nada que lo

merezca, ni siquiera sé quién es —

—Ese no es el punto señorita, el punto es lo que usted representa para su reino

y su manada— aclara Arcan con voz sobria.

— ¿Representar? ¿Qué puedo representar yo contra un rey?—

Arcan y Varlen me miran fijamente, pero ninguno responde. Aun así, sus ojos

parecen reflejar miedo por un instante.

6. Deukarion

Hojas llenas de peticiones cubren la superficie caoba del escritorio antigua y

corpulenta. Sobre ellas se apoyan los codos que sostienen la cabeza de un

hombre cansado.

Los problemas parecen seguirlos casi como imanes en cada uno de sus pasos.

Reinar sobre su gente nunca fue una tarea fácil, pero en su caso todo parece

complicarse cada vez más.

Y al parecer su mente decide pasar factura dándole sueños extraños que no

puede interpretar. No es una persona que se deje influencias por esas cosas,

pero su sueño no deja de acosarlo, la sensación del tacto todavía persiste en su

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piel, casi como si hubiese sido real. Casi como si la hembra que en él abrazaba

existiera de verdad. Y a pesar de no haber visto su rostro, la sensación de su piel

permanece grabada en su cabeza.

El hombre levanta su torso erguido, acomodando su cabello ante el sonido de

alguien golpeando la puerta de su despacho. Él se recuesta en su asiento

agotado pero firme.

—Pase—ordena con voz de mando hacia la puerta esperando al sujeto que

interrumpe su descanso.

— ¿Es un mal momento?— consulta el hombre al ingresar.

Mientras esboza su escueta sonrisa tras sus gafas de media luna.

— Siempre lo es — contesta su rey.

—Comprendo, y lo será más cuando te dé los detalles de mi investigación — a

pesar de sus palabras sobrias, el hombre contenía una sonrisa de niño en su

rostro.

Eso hace suspirar al rey—Si no fueses mi amigo, podría matarte, por eso —

señala el rey con gesto osco.

—Si no fueses mi amigo, no detendría mi investigación para informarte en

persona— rebate el sujeto de lentes.

— Arcan, no juegues con mi paciencia, hoy no hay mucha en la bolsa— le

señala el rey de forma fría.

Arcan levanta sus manos a modo de rendición y se acerca al escritorio, tomando

asiento frente al rey y entregándole una carpeta.

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Las grandes y corpulentas manos del rey sujetan la carpeta hojeando mientras

la lee. Al cabo de un rato la deja caer en su escritorio, con un semblante serio.

— ¿Son concluyentes?— insiste el rey mientras junta sus manos y cruza sus

piernas a modo evaluativo.

— Lo son— contesta Arcan — su sangre no está adulterada, tampoco posee

veneno, es 100 % roja— afirma con emoción.

— Una russus—indica para sí mismo el rey— ¿Ha mostrado indicios de algún

poder?— pregunta mirando a Arcan.

— No, por el momento está fascinada con su entorno, al parecer según ella

nosotros somos criaturas mitológicas — indica con efusiva emoción Arcan —

¿Puedes imaginar eso, un grupo de humanos creyéndonos una leyenda?—

El rey no responde a Arcan solo se queda cavilando sus opciones.

Al ver eso, Arcan le informa —La humana ha ofrecido servir de ayuda a cambio

de su libertad —

Eso saca de sus pensamientos al rey que levanta su vista de la carpeta a su

amigo—Eso no va a ocurrir— sentencia de modo frío.

— ¿Qué quieres que hagamos con ella entonces?— indaga Arcan.

— Por ahora puedes quedarte con ella, investiga todo lo que puedas y cuando

termines puedes disecar su cuerpo para tu colección—

Arcan se sorprende ante esto, pero su sonrisa solo se amplía más, su colección

solo está conformado por Vampir, pero un humano sería el mejor de sus

especímenes.

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—Como diga mi rey — responde con emoción, Arcan mientras se levanta de su

asiento y camina hacia la puerta.

De nuevo en su soledad el Rey observa la foto de la humana en el informe, no

hay gran belleza en ella, pero sus ojos muestran el mismo terror que aquel día.

Por algún motivo eso lo desconcierta causando incomodidad en su interior. Y

eso, sumado a sus extraños sueños, lo mantiene con un muy mal humor.

No puede perder el tiempo en tonterías, aparta la carpeta y comienza a leer las

solicitudes enviadas por las familias del reino para el próximo ritual de luna

llena. Solo faltan tres días para él, pero ya no lo espera con ansias, incluso

perdió la cuenta de cuántos rituales ha tenido que presidir desde su reinado. Y

todos han sido igual de decepcionantes. Al parecer la Luna no piensa darle una

compañera. Al comienzo no era algo que le molestará tanto, pero con el paso de

los años las familias empiezan a inquietarse con la llegada de un heredero. El

proceso es tardío, incluso con una compañera ya en sus brazos, las hembras

Lycans solo entran en etapa fértil una vez al año. Y a veces una vez cada dos o

tres años. El hecho de que ya lleven diez años buscando a su compañera

inquieta a las cabezas de las grandes familias y comprende el porqué.

Los reyes Lycans deben asegurar su reinado con al menos dos herederos, pero

él todavía no tiene ninguno.

Y los bastardos Vampir lo ven como una debilidad atacando sus fronteras,

esperando el momento para crear una guerra.

Después de todo, esos chupasangres viven de eso. Es su mayor fuente de

alimento, generan guerras para poder alimentarse de sus prisioneros.

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No puede darles el gusto, no los dejará comenzar una guerra por su defecto. No

podría perdonarse sacrificar la vida de su gente solo porque la Luna lo ha

desamparado.

7. Sujeto de prueba

Arcan y Verlan se han dedicado a estudiar mis cosas destruyéndolas, siento

pena al ver mi celular, todo desmembrado pieza por pieza, y pensar que

todavía no termino de pagarlo, luego hicieron lo mismo con mis auriculares,

adiós, música. Y cuando eso no les dio mucho, decidieron que debían quitarme

mis ropas para analizarlas.

— ¡No, claro que no!— me niego dejando mi miedo atrás — no me importa si

son de otra especie o lo que sea, no me voy a quedar desnuda frente a dos

hombres, — le digo con enojo a Arcan—

Arcan es bastante blando conmigo por el momento, luego de su corta ausencia

volvió con una sonrisa enorme en su rostro. Su trato es más amable y me da

miedo pensar en los posibles porque de ello.

Pero prefiero aprovecharlo. Al ingresar soltó los grilletes de mi cuello y brazos

permitido sentarme. Lo cual no fue fácil con el agudo dolor de mis costillas.

Pero su nueva solicitud no me agrada en lo más mínimo.

— Entiendo, por el momento, te daremos una bata — índica Arcan.

No es mucho, pero es algo y sé que negarme no les va a impedir quitarme la

ropa por la fuerza, así que por el momento prefiero colaborar.

— Bien, voltea— le indico a Arcan cuando espera que me quite la remera.

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— Eso es innecesario, señorita, mi interés en usted es sumamente clínico, así

que no complique nuestro trabajo —en cada palabra de Arcan la amabilidad

inicial comienza a apagarse, supongo que debo tener cuidado con no pasar mis

límites si eso me mantiene alejada de la celda y la loca golpeadora, o del

lunático que casi me mata.

Suspiro y me quito mi remera que Verlan sujeta. Todavía llevo mi sujetador

negro y mis pantalones.

Arcan me indica— Acuéstese por favor —al hacerlo sobre el frío metal de la

camilla, el piercing de mi ombligo brilla bajo la blanca luz del lugar.

El brillo llamó la atención de ambos hombres que dejaron sus actividades para

verlo más de cerca.

— ¿Qué es esto?— pregunta asombrado Arcan señalando con su lapicera mi

ombligo.

—Es un aro — le indico, pero el gesto de sus rostros me indica que no tienen ni

idea de que es un arito — Es una decoración que usamos en nuestros cuerpos —

les explico con paciencia.

— ¿Nacen con ellos?—pregunta asombrado Varlen.

— No, perforamos la piel para colocarlos—

Eso los sorprende

— ¿Causan heridas en su cuerpo para colocar decoraciones?— El asombro de

Arcan en notable.

Dicho de esa manera suena feo y masoquista, pero no es así.

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— ¿Cuándo se la realizan? ¿Hay algún rito o algo?— inquiere Varlen

— ¿Rito? No, no, solo tomamos la decisión y nos lo hacemos en la mayoría de

los casos — respondo

— ¿La mayoría de los casos? ¿Hay ovaciones en que son obligados a ello?—

pregunta con asombro y molestia Varlen.

— No, no es tan así, es solo que en algunas culturas es costumbre perforar las

orejas de las niñas para colocar pendientes y distinguirse entre los niños —al

decir eso Nice observa la boca de Varlen abrirse de forma anonadada.

— ¿Niñas? ¿De cuántos años?—

— Meses o días de vida—respondo mientras señaló mis lóbulos y los aros que

llevo en ella, son pequeños pendientes de plata con un cristal violeta en ellos.

La piel de Verlan se torna blanca y se aparta con asco— Son unos bárbaros —

contesta con enfado y eso congela a Nice en su lugar.

Ok primer choque cultural, me imagino que aquí nadie usa aros.

— Varlen — le amonesta Arcan con voz de reto.

—Lo siento, señor Arcan — contesta Arcan y vuelve a su lugar de trabajo, pero

cada dos por tres desvía su vista a mi ombligo.

—Señorita Nice si no le molesta me gustaría seguir con las preguntas—

continúa Arcan mientras observa los enormes moretones que cubren mis

costillas.

Nice aspira con dolor al sentir su tacto en ellos.

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— ¿Estás manchas púrpuras también son parte de su estética?— inquiere

mientras observa con atención cada moretón.

— ¡No! No lo son, ese es el resultado de su brutal interrogatorio—dice con

esfuerzo y enojo Nice.

— No comprendo, ¿su piel cambia de color por ser golpeada?—pregunta Arcan

con interés.

— Sí, son hematomas, la sangre se queda atrapada bajo la piel en las zonas

golpeadas, causando esa coloración y un intenso dolor—

— ¿Hay humanos completamente morados?— consulta Arcan

— No, los hematomas se van con el tiempo, no existen humanos morados—

Arcan anota como loco en su libreta ante cada palabra de Nice. Ella debería

odiar eso, pero más allá del hecho de que no posee mucha ropa, se siente

cómoda explicando cuestiones simples del cuerpo de un humano. Y así pasan

todo el día o lo que ella puede tratar de considerar día, dado que no hay

ventanas ni relojes que le indiquen el paso del tiempo.

Arcan pregunta de proceso simple como nuestra alimentación, su ropa, el

crecimiento del cabello, la producción de lágrimas, todo en general, pero no le

ofrece nada de información a cambio. Eso no parece un intercambio justo, pero

por lo menos no hay golpes, incluso le permiten tomar algo de agua en muy

pequeñas y medidas cantidades.

Nice no sabe cuándo fue que se quedó inconsciente entre tantas preguntas, el

cansancio y el hambre le pasaron factura.

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Al despertar sigue en el mismo lugar, pero la han atado nuevamente con sus

grilletes.

Acomodando su vista a la blanca luz divisa a Arcan.

— Buen día, señorita Nice. Hoy es un día espléndido y espero que al igual que

ayer pueda servirnos de ayuda—

El despertar con hambre, sed, dolor y atada le quitaron las ganas de ser amable

a Nice— No—responde de forma escueta.

—Disculpe ¿Qué ha dicho?— inquiere Arcan sin dejar de anotar en esa maldita

libreta.

— He dicho que no— responde enojada— ya demostré que tengo la voluntad

de ayudar en su investigación, pero no voy a tolerar seguir atada y sin comer—

aclara Nice.

— Entiendo — responde de forma sería Arcan— Pero la cosa es señorita Nice,

que los sujetos de prueba no tiene derecho a quejas— aclara de forma fría

Arcan. Ya no hay amabilidad en su trato, no en su voz. Suspirando agrega—

creí que podríamos tener un día más de diálogo, pero veo que deberemos

comenzar con las pruebas clínicas— al decir eso. Se aproxima con una bandeja

llena de pinzas y cuchillas. Eso solo le genera un nudo en la garganta de Nice.

—Así que empezaremos a tomar algunas muestras—le informa Arcan mientras

se coloca guantes blancos en sus manos.

— Espera, esto no es necesario— pero Arcan coloca una mordaza en su boca y

comienza a trabajar.

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Nice siempre fue mala juzgando a las personas, confiando en ellos, esperando

lo mejor, pero la vida siempre le refleja lo equivocado de ello. Y con Arcan no

fue distinto.

Arcan corta entre sus costillas sin ningún tipo de anestesia mientras ella se

retuerce y grita en su mordaza de dolor. Sus ojos se inundan en lágrimas que

fluyen con cada corte, con cada grito.

—Verá señorita Nice será mejor que sea cooperativa la próxima vez—le indica

con paciencia Arcan— De ese modo todo será más sencillo para ambos—

La tortura parece eterna, pero Nice pierde la conciencia al poco tiempo de

comenzar, fruto del insoportable dolor y la pérdida de sangre.

Al despertar todo su cuerpo duele, aún atada en su camilla, pero sola. Su

costado le escuece por la sangre seca que fluyó por allí. Y la desesperación

parece consumirla.

Algunas luces del lugar se encuentran apagadas, pero escucha a los guardias

fuera del lugar mientras charlan

— Maldita sea, no volveré a cambiar de turno, me estoy perdiendo la ceremonia

lunar— se queja el guardia.

— Veo que es tu primera vez— le responde otro—acostúmbrate, a Arcan no le

gusta dejar solas a sus mascotas, tienden a morirse cuando nadie las cuida—

Los guardias se ríen ante eso.

Nice no puede quedarse allí, no quiere morir.

Comienza a mover sus manos contra los malditos grilletes, desgarrando parte

de su piel en el proceso. Le duele, pero entiende que si se queda el dolor será

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peor. Por suerte sus manos son delgadas y huesudas al cabo de lo que parece

una eternidad y ayudada por la viscosidad de su propia sangre puede liberar

una mano y con ayuda de esa libere la otra.

Por lo menos el grillete de su cuello no está colocado, así que soportando el

dolor y evitando gritar lo más posible se sienta en la cama de metal y comienza

a soltar sus pies.

Al cabo de un tiempo se encuentra libre de sus ataduras con parte de sus manos

y pies desollados y sangrando. Se aproxima al escritorio lentamente soportando

el dolor de cuerpo y se viste con sus ropas mientras venda rápidamente sus

heridas y evalúa el lugar.

Salir por la puerta no es una opción, los guardias la atraparán, pero no hay

ventanas, tiene que haber algún modo de ventilación, de otro modo este lugar

olería fatal.

Buscando encuentra un ducto. Se ríe interiormente, por ello casi parece de

película, pero mejor para ella, utilizando la parte posterior de una de las pinzas

saca los tornillos y antes de irse llena su mochila con vendas pinzas y cuchillas.

Sin perder tiempo y tratando de no hacer ruido, comienza a arrastrarse

dolorosamente por el ducto.

El lugar es muy estrecho y está lleno de polvo, pero no sé queja después de

todo, ese es el camino a su libertad.

8. Huida

El fino polvo en el lugar tan estrecho inunda mis pulmones y mis ojos

lagrimean en el intento desesperado de evitar toser por él. No puedo darme ese

lujo, alguien podría oírme, y mis costillas sufren aún más por los espasmos.

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Al parecer sus locos cautivos están obsesionados con destruir su caja torácica,

primero la maldita pelirroja rompiendo sus huesos y ahora el loco científico

cortando su piel.

Llevo arrastrándome por un conducto quién sabe por cuánto tiempo ya. Me

aproximó a las salidas, pero solo encuentro más habitaciones, necesito llegar a

una salida fuera de este lugar, donde sea que se encuentre.

Por suerte siento una brisa fresca más adelante y la sigo esperanzada en que sea

mi ruta de escape.

Este lugar es enorme, ya perdí la cuenta de cuántas habitaciones de distintos

tipos encontré, desde dormitorios, salas, comedores, oficinas. Todo tiene un

mobiliario de madera casi antigua, pero costosa, este lugar parece un maldito

castillo. Aunque la poca luz me impide observar con detalle, para mi fortuna

casi todo está vacío.

Por lo que alcance a escuchar de los guardias fuera de la habitación donde me

encontraba apresada, deben estar en algún tipo de fiesta. Tengo que aprovechar

esta oportunidad, tal vez sea la única que tenga para escapar. Y tal vez no

sobreviva a otro día de experimentos, tan solo de recordarlo se cubre mi piel de

sudor y mis manos tiemblan.

Tengo que concentrarme, respiro profundo, ignorando con gran esfuerzo el

dolor y sigo apartando mi mente de la insoportable tortura vivida. La corriente

de aire parece cada vez más fuerte, debo de estar cerca.

Al llegar a algún tipo de extremo y en la parte superior observo algo similar a

un extractor de aire que gira con el viento. A pesar del dolor de mis costillas y

de las heridas vendadas, me giro hacia el lugar y comienzo a empujar los

tornillos desde adentro hacia afuera, haciéndolos girar de a poco. Es duro y mis

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dedos duelen, pero me ayudó con una de las pinzas que tome antes de huir,

uno a uno quito los tornillos y empujó el extractor lentamente hacia afuera. Al

conseguirlo empujó mi cuerpo por el hueco manteniéndome agachada y

observo mi entorno con cuidado. Estoy en un techo, eso es bueno, aunque no

entiendo en qué momento comencé a subir mientras me arrastraba por el ducto.

Por lo menos no estoy a gran altura, tan solo dos pisos, por lo que veo desde la

cornisa.

El lugar está oscuro por la inmensa noche y la única zona fuertemente

iluminada con faros colgante se encuentra bastante lejos de dónde estoy, ese

debe ser el lugar de la fiesta, alcanzo a escuchar instrumentos, sonando,

tocando algún tipo de vals.

Aun así, noto que por debajo de donde estoy hay algunos guardias corpulentos

que van y vienen, pero no son muchos, solo tengo que esperar que den la vuelta

y bajar para salir corriendo los más lejos que pueda de este enfermizo lugar.

Utilizó un tubo que actúa como canaleta de drenaje y me deslizo como si fuese

una escalera. No fue fácil y dejé parte de la yema de mis dedos en el trayecto,

pero llego al suelo.

Aprovechando que los guardias giran en una esquina y corro hacia el inmenso

bosque que rodea la construcción con todas mis fuerzas. Voy a la carrera

mientras esquivo árboles y ramas. No es fácil, la hierba es alta y entorpece mis

pasos. El esfuerzo de mismusculos debe haber abierto las heridas que Arcan me

causo, puedo sentir mis vendas empaparse y el inconfundible olor a metal de la

sangre proveniente de mí.

La emoción y el miedo aceleran escape a pesar del dolor de mi cuerpo.

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El bosque es oscuro, pero la pálida luz de la luna ilumina todo a su alrededor, al

girar mi rostro y verla me congelo, es inmensa, nunca creí ver una luna llena,

tan grande y hermosa, cubre casi todo mi horizonte. Su luz pálida la hace brillar

de una forma hermosa e hipnótica y sus detalles se observan a la perfección casi

como si la observara desde un telescopio, cada sombra, cada cráter, es casi

mágica.

Sacudo mi cabeza e intento seguir adelante, aunque mi cuerpo pesa cada vez

más a cada paso. Aun así, no me detengo, el miedo me insta a seguir.

Pero creo escuchar pasos cerca de mí y me agachó rápidamente para ocultarme

entre la hierba. El temor de que me encuentran recorre mis venas, cubriendo mi

cuerpo, no quiero volver a ese horrible lugar.

Al cabo de un rato no escucho nada, así que me paro con cuidado y comienzo a

alejarme cada vez más.

No obstante una voz profunda y masculina me detiene.

— ¿Quién eres?— pregunta la voz, pero no logro ver de dónde proviene. No le

respondo, solo quiero huir. Sin embargo, el miedo me congela.

Luchando contra el pánico me giro para continuar mi huida, pero al hacerlo

solo choco con algo. O mejor dicho alguien.

Mi instinto reacciona y me apartó del fuerte torso cubierto por una suave

camisa negra de seda del desconocido. Cayendo al suelo.

— ¿Quiere eres?—repite él, desde su lugar.

Al levantar mi vista con miedo me encuentro con su frío rostro.

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Si este es su juego no quiero jugarlo, no quiero estar cerca de él. Todavía

recuerdo sus atípicos ojos fríos mientras casi degüella mi garganta.

Él estudia mi rostro y la comprensión lo arrolla, me reconoce y eso no es bueno.

— ¿Tú?—me dice con una expresión de asombro nublando su rostro.

Es el maldito lunático y dudo que salga con vida de este encuentro.

9. Plenilunio

En un patio amplio, a la luz de la inmensa luna llena, se extienden las mantas

ceremoniales que cubren pilares a modo de estandartes. En cada uno de ellos se

encuentra el emblema de cada manada y familia de Diluvio. Los pilares rodean

a modo de corona la fuente sagrada de mármol que contiene los brotes verdes

de un rosal en su interior, rodeados por agua cristalina, que refleja la hermosa

silueta lunar.

El lugar se encuentran lleno de personas vestidas con sus mejores prendas para

la ocasión, todos sonríen y saludan a su rey bajando sus cabezas en reverencia

hacia el Alfa indiscutido de los Lycans.

Pero él solo suspira mientras cumple su rol. Ya no fuerza una sonrisa, ha

pasado por esta ceremonia tantas veces que ya es molesto.

Incluso con sus sonrisas forzadas las cabezas de las familias no lo engañan,

están incómodos con esto, atrás quedaron sus esperanzas de ser parte del

reinado coronando a una de sus hijas.

La mayoría de las hembras ya pasó por el ritual, pero la luna no las eligió.

Aun así, siguen participando en cada oportunidad, esperando que el resultado

cambie, ayudados por sus plegarias a la diosa Selene.

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Las hembras se preparan con sus mejores vestidos, esperando la ocasión.

Algunas han participado demasiadas veces de esto, es posible contar cuántas

tan solo observando la palma de sus manos. En ellas se observan los pequeños

cortes que hicieron en honor al Plenilunio.

Algunos han desistido con el tiempo de ser mi reina y solo participan para

complacer a sus padres, otras, en cambio, están completamente negadas a

rendirse. Entre ese grupo se encuentran Pria, con un hermoso vestido

esmeralda a juego con sus ojos, se acerca al Rey dándole su reverencia. Su rostro

muestra su férrea determinación y orgullo.

Eso le causa gracias a Arcan quien espera que Pria se aproxime para indicarle

— Bueno, bueno, qué novedad tenerte aquí— le dice con tono jocoso.

Pria ignora su comentario, por lo que Arcan prosigue.

— Será difícil sacar algo de sangre de tus manos, dudo encontrar un lugar

libre— se burla.

Pria lo mira enfurecida al contestarle— Sigue con tus tonterías Arcan y cuando

sea reina mandaré a cortar tus manos —

Arcan se ríe, pero eso enfurece más a Pria, después de todo es una mujer

resentida y sus palabras no eran una broma.

Arcan se alivia al pensar que la Luna no la ha elegido anteriormente y

difícilmente lo haga ya, de otro modo las hembras de Diluvio estarán en riesgo

tan solo por ver a su rey. Pria se ha ganado a pulso su fama de mujer celosa y

despiadada. Al reino no le haría bien alguien como ella en su trono.

Es una niña mimada que cree merecer el mundo solo porque su padre cumple

sus caprichos al ser la cabeza de cu casa.

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Nada de lo que tiene lo ha ganado, todo le fue dado por el simple hecho de

nacer en una familia acomodada.

Aun así, ella se cree mejor que cualquier mujer de Diluvio.

Arcan se aproxima al rey con una sonrisa brillante—veo que alguien la está

pasando muy bien, pero dudo que sea por esta tediosa ceremonia— señala el

Alfa.

— ¿Qué puedo decir? Hoy fue un gran día en el trabajo— Responde Arcan

El rey suspira ante su comentario — Te envidio eso, por lo menos la llegada del

russus le causa alegría a alguien—

Su comentario es entendible, los mitos que circulan alrededor de los humanos

son millones y, aun así, todos ellos tienen algo en común, ellos son criaturas

temibles y salvajes.

Fue un acierto mantener su aparición en secreto, si esa información se

difundiera por el reino, el caos sería imparable.

De todos modos, al pensar en ello, la mente del rey viajo hacia esos ojos

sorprendidos. Todavía recuerda bien el color marrón de sus pupilas coronado

por un aro verde, que parece crecer a la luz del sol, y su atípico aroma.

— Ya es hora— le indica Arcan interrumpiendo sus pensamientos.

— Bien, acabemos con esto rápido— contesta serio el Alfa mientras camina

entre la gente que se alinea para dejarlo pasar.

Al llegar a la fuente, el rey, la observa, el brote verde del rosal que no muestra

más que un par de hojas. Incontables gotas de su sangre le ha entregado y, aun

así, ninguna flor de ella ha surgido.

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La ceremonia del Plenilunio es simple, el Alfa le entrega una gota de su sangre

a la fuente, cuando la luz de la luna llena la ilumina por completo. Si una reina

fue elegida de la planta surge una flor, un pimpollo que el Alfa debe hacer

florecer. Al surgir el brote floral, los sentidos del alfa se incrementan y guiado

por el olfato, encuentra a su reina entre la multitud. Para acelerar el proceso, las

hembras cortan su mano y exponen su sangre, esperando ser la elegida.

A medida que la luz de la luna cubre por completo la fuente circular, el rey saca

de su cinturón una daga y corta su mano, haciendo fluir su sangre azul, dejando

que las gotas caigan hacia el agua de la fuente. La sangre tiñe el agua de un

turquesa intenso, difundiéndose sobre ella hacia la planta que se encuentra en

el centro.

Arcan como curandero de la manada se aproxima a la fuente observando su

planta en busca de alguna reacción mientras todos aguardan en silencio. Solo el

Alfa se voltea y comienza a marcharse convencido de que, como en todas las

ocasiones pasadas, el resultado será nulo.

El rey escucha la voz de Arcan llamándolo.

—Mi rey— aun así, el Alfa sigue avanzando metido en sus sobrios

pensamientos, por lo que Arcan le grita desde la fuente — ¡Deukarion!—

El Alfa se voltea hacia Arcan y observa la fuente. Sus ojos no creen lo que ven.

En la rama escuálida y de pocas hojas se observa un pequeño brote floral.

La conmoción lo ancla en el lugar sin poder entender lo que ocurre. Solo Arcan

se aproxima volviéndolo en sí, lo impulsa—Es hora, amigo mío, ve a su

encuentro—.

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Al escuchar eso, el silencio se rompe mientras las hembras extienden sus manos

sangrantes hacia él.

El rey olfatea el aire y siente un aroma embriagador llamándolo, pero… —Ella

no está aquí— señala confundido.

Arcan se sorprende, pero lo insta — entonces ¡ve a buscarla! Sigue su aroma—

La muchedumbre al escuchar eso se impacienta preguntándose qué hembra ha

faltado a la ceremonia, ¿quién es la elegida?

El Alfa los ignora y cegado por la dulce fragancia, comienza a correr en busca

de su reina.

Es increíble, por fin está aquí, piensa mientras corre a toda velocidad hacia el

bosque.

Pero algo no está bien, puede ver la silueta de una hembra iluminada por la

luna, pero ella parece asustada. Al aproximarse más, ella se oculta entre la

hierba.

El Alfa no entiende a qué juego está jugando, pero no tiene paciencia para ello,

lleva demasiado tiempo esperándola, así que se aproxima hacia ella.

Su olor es embriagador, su sangre huele a gloria. Si así se siente con un poco de

sangre ceremonial, no quiere ni imaginar cómo le afectará su aroma durante su

época en celo.

Él intenta apartas su mente de esos pensamientos, mientras ella se levanta, gira

hacia él, corriendo directo a sus brazos sin mirar.

La sorpresa lo inunda — ¿Quién eres?—inquiere deseando conocer a su reina.

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Pero ella se aparta aterrada de él, mirándolo con pavor en sus ojos.

La comprensión llegó a ellos al reconocerlos.

Algo está mal, esto no puede ser el resultado.

— ¿Tú?— pregunta más para él mismo que para la criatura que se arrastra de

espaldas en el suelo tratando de apartarse de su mirada.

Esto no puede ser, la russus, ¿la... Humana es mi reina?

10. Odio

La pálida luz de la luna ilumina el rostro de mí cruel verdugo. Es tan atractivo

como frío igual que el primer día que me lo tope, vestido de gala con un

pantalón negro de traje y una camisa de seda negra como el ébano. Él me mira

enojado al reconocerme, pero algo más refleja su mirada. Decepción.

Él inspecciona mi cuerpo observando mis vendas ensangrentadas.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — pregunta enojado.

No le quiero responder, no puedo, el pánico me impide hablar. Verlo me aterra

¡No quiero morir! Alcanzó a dibujar algo plateado brillando en su cinturón. El

lunático carga un cuchillo a todos lados, apuesto a que es el mismo que casi me

mata.

Él se aproxima lentamente hacia mí. —Responde—me ordena fríamente.

Pero no puedo solo niego con mi cabeza, una y otra vez mientras él se acerca

para agarrarme — No me mates— le ruego — por favor, no quiero morir— la

desesperación se filtra en mi voz.

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Pero él sujeta mi brazo y me obliga a levantarme mientras tiemblo de forma

incontrolable.

Él solo aproxima su rostro con sus atípicos ojos heterocromáticos, mirándome

fijamente mientras parece olfatear mi cuello. Solo puedo encogerse ante su

cercanía.

No me malinterpreten, no soy una cobarde, pero estos sujetos me han golpeado,

encadenado y torturado sin miramiento. En mi lugar nadie opondría resistencia

y menos ante un hombre tan intimidante y de mirada helada.

—Maldición— susurra él alejando su rostro y sin decir nada comienza a

arrastrarme de regreso.

—No, por favor, no puedo volver a ese lugar—le ruego mientras me obliga a

caminar ignorándome.

No quiero, no voy a sobrevivir a otro día de tortura, mi cuerpo es prueba de

ello, mis costillas están cubiertas de moretones y fracturadas, sin contar con los

cortes productos de la investigación de Arcan, y mis muñecas y tobillos están a

carne viva, no habrá forma de que pueda tolerar sus grilletes.

Intento forcejear para soltarme, pero él solo cambia su mano sujetando con

fuerza mí muñeca desollada causándole un horrible dolor que me causa un

grito.

Eso lo congela en su lugar y me suelta girando a observarme mientras yo

retrocedo agarrando mis muñecas apretando los dientes para calmar el dolor.

Él me observa y luego observa su mano sorprendida al encontrarla manchada

con mi sangre. Pude notar como su nuez sube y baja al ver mi sangre.

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Esto es malo, todavía recuerdo su reacción al ver mi sangre en su cuchillo, cómo

lo tiro con asco. Y ahora su mano está pintada de rojo. Él me observa, y parece

querer decirme algo, pero no lo hace, solo observa mis brazos y me sujeta de

una zona sin heridas, tirando nuevamente, regresando sobre mis pasos, hacia

ese terrible lugar.

Cómo pensé mi sangre lo asquea. No entiendo por qué, pero eso me duele.

Odio que me hagan sentir menos, siempre ha sido así, en mi infancia siempre

había alguien que se creía mejor y consideraba que yo era inferior, tal vez por

mi pobreza, o mi falta de belleza, no lo sé, aun así, sea cual sea el motivo, eso los

invitó a torturar a mi persona o a excluirme. Después de todo es como dicen

“los niños son crueles“. Aunque el bullying no se limitó solo a mi infancia, así

que no puedo culpar solo a la crueldad infantil por ello.

De todos modos, de nada me sirve pensar en ello ahora.

Tengo que enfriar mí mente y encontrar una solución. Tal vez ahora que está

solo sea más fácil hablar con él, llegar a un entendimiento. Mirando su

corpulenta espalda dudo un poco, pero, después de todo el No, ya lo tengo, así

que lo intento.

—Deu, no puedo volver allí— le digo de forma casi inaudible. Pero ante eso él

se detiene congelando en su lugar mientras tensa su agarre en mi brazo. Puedo

notar los músculos de su brazo abultarse mientras inspira aire lentamente. Tal

vez esto no fue buena idea. Después de todo, él es un Lunático.

Lo veo girar lentamente, dirigiendo su mirada fría hacia mí.

— Repite eso— dice lentamente, mirando mis ojos fijamente.

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— No… No… Puedo volver a ese lugar— repito con temor dirigiendo mi

mirada hacia el lugar donde me lleva.

Pero él levanta su mano libre sosteniendo mí mandíbula, obligando mí rostro a

mirarlo nuevamente.

— Eso no— me corrige—lo otro—

No entiendo que espera que repita ¿Su nombre? Tal vez no se llame así y lo

ofendió eso.

— Lo siento, creí que esa era tu nombre — me disculpo asustada, levantando mi

mano libre en son de paz.

— Solo repítelo — me ordena con menos paciencia en su voz.

— ¿Deu?—pregunto esperando que eso sea lo que quiere.

— Otra vez— manda mientras traga saliva, estudiando mi rostro.

— ¿Por qué?— pregunto incómoda y asustada. Tal vez es como algún ser

monstruoso que se invoca al repetir su nombre tres veces. Suena loco y extraño,

pero después de todo se supone que existen los Lycans, así que cualquier cosa

es posible, ¿No?

— Solo obedece—ordena apretando sus dientes.

— No— le respondo con las últimas gotas de valentía que quedan en mi

cuerpo.

Ante eso él solo me mira, su rostro parece acercarse cada vez más al mío. Casi

juraría que piensa besarme, sus ojos miran mis labios de forma rara. Pero se

detiene a escasos centímetros de mí. Y sus ojos se vuelven fríos como cristales,

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casi como si una esmeralda y un topacio incrustados en sus iris. Él exhala

fuertemente volviendo en sí y aprieta mí brazo hasta causarme dolor.

—Escúchame bien criatura, si esto es un juego, elegiste a la persona

equivocada—me advierte— Si esto es alguna clase de treta humana, me

encargaré personalmente de hacerte rogar por tu muerte— Me indica soltando

su advertencia como una guillotina sobre mi cuello.

Tengo muchas dudas en mí cabeza, pero una cosa es clara, él me odia, y

después de todo lo que he pasado luego de su captura, el sentimiento es mutuo.

Lo odio

11. La habitación

Luego de su amenaza no opongo resistencia, solo dejo que me empuje hacia la

enorme mansión , que parece un castillo moderno y anticuado a la vez.

Entramos por una puerta simple, tal vez es una puerta de servicio, la

construcción se ve demasiado ostentosa como para tener una entrada tan

austera.

Al pasar el umbral, él se gira y me advierte.

— Mantén tu boca cerrada si quieres conservar tu lengua—

Ok, eso no suena como advertencia, es claramente una amenaza, una que no

deseo que se cumpla.

Asiento repetidamente con los labios bien juntos mientras él me jala hacia un

pasillo muy simple, con piso de baldosas blancas y paredes del mismo color,

pero luego entrábamos por otra puerta y la cosa cambia.

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Él pisó está cubierto por una alfombra azul con bordados dorados similares a

tribales en las bordes que limitan con las paredes sepias.

Los muros están cubiertos por grandes cuadros alineados y separados por un

metro de distancia. Las pinturas que contienen son majestuosas y todas tiene

algo en común, todas ellas son retratos de parejas. Un hombre apuesto tomando

las manos de una bella mujer. No importa la diferencia en el aspecto físico de

cada pareja, todos tiene en común una cosa además de su belleza, el hombre de

todas las pinturas mira embelesado hacia su mujer.

Mi atención en los cuadros ralentiza mis pasos, por lo que el lunático empuja

constantemente cada vez.

Al final del pasillo se observa una enorme puerta de doble hoja de madera de

pino con tirantes dorados.

Al parecer nos dirigimos hacia allí, lo cual incrementa mis nervios. Las puertas

parecen resguardar el lugar de alguien importante, solo espero que ese alguien

sea más sensato para entablar un diálogo.

Deu abre la puerta sin golpear y me empuja dentro de una habitación oscura y

tan o incluso más opulenta que el pasillo.

Al notar que no hay nadie en ella me desconcierto.

El lugar está tan oscuro que solo ingresa un rayo de la luz lunar entre las

gruesas cortinas que cubren un enorme y alto ventanal.

Deu cierra la puerta y se gira hacia mí sorprendiéndome. No por su

movimiento, sino por lo que noto al mirar su rostro. Sus ojos brillan con su

inconfundible color dispar en la oscuridad. La belleza de sus ojos causa que mí

piel se erice y él parece notarlo en mí brazo soltándolo con brusquedad.

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Él se aleja iluminando el lugar al encender algunas lámparas. Es gracias a eso

que puedo notar dónde me encuentro. Pensaba que se trataría de algún tipo de

despacho u oficina, pero estaba en un error. Esto es dormitorio, un muy grande

dormitorio, mi casa entera cabria en él. Y eso sin mencionar que parece la

habitación de alguien de la realeza, con muebles de madera oscura, finamente

tallados y con tirantes dorados, podría jurar que los tirantes son de oro, su brillo

a la luz de las lámparas es limpio y hermoso. En el centro de la habitación con la

cabecera apoyada en una pared se encuentran una gran cama con dosel. Y al

referirme a una gran cama es realmente enorme, más grande que una cama

King.

Es un lugar impactante, y me siento totalmente fuera de lugar aquí.

Veo que Deu se aleja de mí cerrando mejor las cortinas bordo.

Tengo que aprovechar su lejanía si quiero vivir, así que me acerco a la puerta e

intento abrirla para salir de allí.

Fue una idea estúpida, al instante que giro el picaporte siento la respiración de

Deu en mí espalda. Es rápido, y mucho.

Él sujeta el brazo que sostiene el picaporte y lo aparta bruscamente.

— Compórtate— me indica fríamente— a menos que quieras que te encadene—

Intento apartarme de él lentamente en señal de rendición, no quiero grilletes

otra vez.

Luego de su advertencia se dirige hacia la cama y presiona un botón que se

encuentran sobre una de las mesas de luz. Y al instante una voz le contesta.

— ¿Mí señor?— pregunta una voz de modo desconcertado.

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¿Mí señor? Ok obviamente Deu forma parte de la realeza o algo así, aunque no

es difícil de imaginar, después de todo por más bastardo que sea tiene el

maldito porte de un príncipe. El desgraciado es muy atractivo, aunque con un

aura salvaje y violenta a su alrededor.

Deu me mira mientras le ordena a la voz del intercomunicador —trae a Arcan

ahora mismo— su voz es fría y obviamente está enfadado.

Al escuchar el nombre del maldito loco que hurgo entre mis costillas, sin tener

la piedad de anestesiarme, comienzo a sudar frío. No quiero volver con él.

Preferiría que Deu me degollara antes de volver a esa camilla. Por lo menos eso

sería más rápido y menos doloroso, pero mí mayor problema es que, a pesar de

todo, no quiero morir. Hay muchas cosas que todavía quiero hacer para

apagarme tan pronto. No puedo rendirme así, no quiero.

—No, por favor— le ruego— no me entregues a él—

Al escucharme él se acerca hacia mí levantando una ceja. — ¿le temes a

Arcan?— pregunta de modo siniestro.

No puedo contestarle solo asiento de forma efusiva.

Él se detiene frente de mí y estirando sus dedos y tomando un mechón de mí

pelo corto. Es un simple gesto, pero en él es aterrador

— De todas las personas que existen en este dominio, Arcan es tu menor

problema — me advierte mientras enreda mí mechón de pelo en sus dedos, de

forma despreocupada.

Si el sujeto que jugó al tatetí con la piel de mí torso es el menor de mis

problemas, entonces no quiero no saber que serían capaz los demás de hacerme.

Eso me genera un nudo en mí garganta que intento de bajar tragando saliva.

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Al cabo de unos minutos alguien golpea la gruesa puerta provocando en mí un

sobresalto.

Deu suelta entonces mí cabello y se dirige hacia la puerta abriéndola.

—Deu no puedes trabajar en este momento, debes disfrutar de tu encuentro—le

indica Arcan a modo de reto desde el umbral de la puerta.

Pero Deu no le contesta, solo lo sujeta desde el cuello de su camisa empujándolo

de forma bruta hacia el interior

— ¡Oye! —se queja Arcan — ¿Qué sucede?— le pregunta mirando a Deu.

— ¡Esto!—le contesta Deu con furia mientras me señala.

12. Sorpresa

Arcan observa a la Russus con sorpresa.

No tiene sentido, ella debería estar en el recinto resguardada por una veintena

de guardias bien entrenados y armados, sin contar el hecho de que estaba

encadenada a una camilla de manos y pies y herida.

Verla parada en la habitación del rey, es lo último que hubiese esperado del

inusual llamado de su Alfa a su dormitorio en esa noche.

Deu debería estar con su compañera en este momento, no con la humana.

Eso explica su enojo, obviamente el trabajo interrumpió la ceremonia de su rey.

Y todo por su descuido, esto podría incluso terminar con el cariño de su Alfa

hacia él. Es inaudito e imperdonable que por su culpa su Plenilunio ha sido

interrumpido.

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— No, entiendo— se explica Arcan— No sé cómo se escapó mi sujeto de prueba

del recinto, pero puedo jurar por mi vida que no volverá a pasar— promete.

Deu lo mira furioso. Obviamente, eso no es suficiente, tal vez deba sacrificar a

la humana para calmar su ira y la de su reina. Eso es una pena, todavía quedan

muchas preguntas en su mente y muchas muestras que deseaba obtener con

ella en vida. Hasta el momento solo obtuvo muestres de su piel y sus músculos,

además de una buena dotación de su inusual sangre, aunque todavía le falta ver

cómo son sus huesos y viseras, como funciona su corazón y su cerebro. Y eso

sin mencionar que todavía no descarta que la humana tenga poderes, tal como

indican los mitos. Pero tratándose de su Alfa, aunque le duela, la pérdida es un

sacrificio menor que está dispuesto a hacer.

— Lo siento— continúa Arcan— mi deseo mezquino de conocimiento me ha

cegado momentáneamente, entiendo que las cosas no pueden quedar así, si tú y

mi reina lo desean pueden acabar con su vida, como más les venga en gana.—

resuelve rendido.

Al escuchar eso, Nice se aterra. Al parecer Deu no solo es de la realeza, ¡es el

maldito rey! Y está casado, aunque esto no le sorprende a Nice es guapo, fuerte

y al parecer poderoso, es normal que ya tenga alguien a su lado. Tal vez es la

pelirroja de la celda, después de todo ellos la interrogaron juntos. A pesar de

que no se veían como una pareja, considerando la belleza de la pelirroja, sería

algo comprensible, aunque por algún motivo eso la molesta.

Esto es el colmo, aquí está ella viendo cómo dos dementes deciden su inminente

muerte y solo siente celos de una mujer, y no cualquier mujer, sino una con una

belleza que ella ni en sus sueños podría superar. Y por un hombre que solo

quiere verla muerta. Tal vez ellos no son los únicos locos en esta habitación.

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Deu mira hacia Arcan luego de escuchar su propuesta de asesinarla a modo de

ofrenda a sus reyes. Pero él reacciona de una forma inesperada, agarrando con

violencia el cuello de Arcan y golpeando su cabeza con la puerta,

manteniéndolo allí, ahorcándolo.

— No estoy para bromas— le avisa furioso Deu.

Pero Arcan lo mira con sorpresa sin entender qué sucede.

— Lo siento— dice Arcan con dificultad por la presión en su cuello — no

comprendo.

Deu lo mira furioso cuando le explica — ¿Vez a alguien más además de ella en

este lugar?—

Arcan confundido, gira su cuello con dificultad, pero no hay nadie más, son

solo ellos tres en la habitación. Al notar eso niega aún confundido— ¿Y piensas

que después de encontrar el aroma de mí compañera la dejaría sola?—.

— No, claro que no—contesta Arcan y la comprensión lo invade como un golpe

de martillo en su cabeza— No es posible— índica mirando anonadado a Deu.

Pero él solo lo suelta mientras se gira para mirar a Nice.

—Claro que es imposible, esto solo puede ser un engaño, una artimaña causada

por una vil y repugnante criatura—

Obviamente, esas últimas palabras van dirigidas a Nice, lo cual no augura nada

bueno para ella.

Arcan masajea su cuello mientras vuelve a pararse derecho y mira hacia Nice

con asombro.

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—Eso es una explicación posible —dice con voz ronca.

—No es posible, es la única qué hay— le corrige Deu — Y tú te encargarás de

desactivar lo que sea que esté haciendo con mi mente—

Un momento piensa Nice, yo no estoy haciendo nada. Esto es un error, ella solo

estaba huyendo. No está relacionada con ningún tipo de confabulación contra el

demente rey. Pero duda de que siquiera escuchen sus palabras.

— ¿Qué sugieres?— le pregunta Arcan.

—Obligarla a cesar sus acciones sobre mí, utiliza cualquier método, torturarla,

desmiémbrala, no me importa si muere en el proceso, solo has que pare— su

voz tiene odio y rencor dirigido hacia Nice.

Arcan sopesa sus palabras, pero a pesar de que podrá conservar su sujeto de

prueba, ya no hay alegría en él.

—Deu y ¿si estás en un error?— pregunta con paciencia esperando soportar la

furia que despertara en su rey esas palabras.

— ¿A qué te refieres?— inquiere Deu con su paciencia al borde del final

—Solo intento mantener todas las opciones posibles— aclara Arcan —y si no es

un engaño, las consecuencias de lo que me pides podrían ser fatales— le

informa a su amigo.

— ¡Ese no es el caso!— grita furioso el Alfa— No pierdas tu tiempo pensando

en ello y has tu maldito trabajo— le indica furioso — es una orden— agrega

fríamente mientras la mira.

Arcan traga ante esas palabras, es la primera vez que su amigo le ordena hacer

algo, y, aun así, no cree ser capaz de cumplir con ello.

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El panorama es sobrio, a pesar de todo el daño que le ha causado a la humana,

no hubo saña en ello, solo lo hizo por la ciencia, pero ahora, considerando la

posible posición de ella, no hay forma de que pueda siquiera arrancarle un

cabello de su cabeza sin miedo, ni culpa, mucho menos torturarla ni matarla,

después de todo si la reina muere el rey también.

13. Calmante

Arcan sujeta mi brazo fuertemente y me saca de la habitación de Deu sin decir

palabra alguna.

El miedo de Nice es notable y entendible. De por sí, la furia de un Lycan

atemoriza a cualquiera, pero de entre todos el Alfa es el peor. Su dominio

indiscutible y su inmenso poder hace que incluso los más poderosos Vampir se

orinen en sus pantalones.

Y toda su ira se encuentra dirigida a una simple mujer que, humana o no, no

parece poder soportar tanta presión. A menos que Deu tenga razón y sea una

maestra del engaño.

Ojalá esa sea el escenario correcto, porque los otros son realmente jodidos.

La posibilidad de que ella realmente sea nuestra reina podría desencadenar una

guerra civil. Nadie cuerdo aceptaría a una Russus como su reina. Y eso sin

contar con el hecho de que su propio compañero niega su vínculo.

Todo esto solo genera un gran dolor de cabeza en Arcan que se quita las gafas

para frotar sus ojos mientras camina de regreso hacia el recinto.

La mano que sujeta a la humana se siente incómoda e incorrecta tocando su

piel. Si ella realmente es nuestra reina, una cosa está clara, mi sentencia de

muerte está firmada. Las cosas que le he hecho son por mucho imperdonable.

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Sigo un camino de servicio hacia el recinto evitando a la mayor cantidad de

guardias posibles. Pero al ingresar la veintena de hombres que resguardaba el

recinto se congela al ver a Arcan con la humana en su poder.

— No quiero ni una palabra de esto a nadie— ordena Arcan fríamente mientras

arrastra a Nice al interior, cerrando la puerta y soltándola.

La situación es sumamente incómoda, debería sedar a la humana y recortarla

nuevamente en la fría y metálica camilla, asegurando los grilletes sobre ella.

Pero no cree poder hacerlo.

En su lugar cierra la puerta con llave y le señala una silla a Nice — siéntate— le

indica.

Pero ella no se mueve, es comprensible, obviamente no confía en él— tranquila,

solo limpiarse tus heridas y tendremos una charla—

Ella lo mira con desconfianza en sus ojos.

Pero él agarra gasas y algún tipo de líquido verde. Mostrándole, insiste — No te

haré daño —

Nice no confía en sus palabras, pero también sabe que él podría obligarla, por lo

menos es una silla y no esa camilla de tortura.

Por lo cual se sienta, aunque su cuerpo se encuentra aprensivo, con miedo al

dolor.

Arcan realiza movimientos lentos quitando sus vendas de las muñecas y

examinándolas — ¿Desollaste tu piel para quitarte los grilletes?—la sorpresa

inunda sus palabras, pero sigue quitando las vendas de las muñecas y luego la

de los tobillos.

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Luego toma el líquido verde y comienza a untar en las heridas. Nice se encoge

ante ello esperando el ardor, pero nunca llego, no sabe de qué está hecho ese

líquido, pero es realmente calmante, por lo que se permite relajar un poco sus

agarrotados músculos.

Al terminar con las extremidades, Arcan nota la extraña ropa de la humana

manchada en la zona que él trabajó. — Necesito que te quites la ropa para tratar

las heridas de allí— indica con algo de vergüenza en su voz.

Esta vez Nice no opuso resistencia alguna y comenzó a quitársela, pero Arcan

se gira de espalda ante su movimiento.

Y busca un trozo grande de vendas pasándoselo sin mirar. — Coloca esto sobre

tus senos —le indica.

Esto confunde a Nice él fue el primero en indicar que su interés era meramente

clínico, ¿Por qué actúa tan avergonzado?ademas todavía conserva su corpiño..

— Listo —le responde Nice cubriendo su pecho.

Solo entonces Arcan se gira y comienza a despegar las vendas de su costado

suavemente. Y a cubrirlas con esa maravillosa sustancia verde que al instante

calma su dolor.

Al terminar, Arcan la evalúa y coloca más de su líquido en cada herida que

alcanza a encontrar, desde simples raspones ocasionados por su huida, hasta el

corte en su cuello causado por la daga de Deu. Incluso coloco un poco en la

zona de su cabeza donde Deu la golpeó para dejarla inconsciente. Su

tratamiento fue suave en todo momento, lo cual desconcierta a Nice.

— ¿Por qué el cambio de actitud?—Le pregunta.

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A lo cual él la mira — Lo sabrás a su momento— le responde— por ahora tengo

algunas preguntas para ti y espero que por tu bien seas sincera al responder—

— Está bien— responde Nice de forma escueta.

— ¿Tienes algún tipo de poder o habilidad?— Pregunta Arcan mientras se

sienta frente a ella y agarra su libreta para anotar su respuesta.

— ¿Habilidad? ¿A qué te refieres?— pregunta Nice.

— Me refiero a cualquier poder que puedas utilizar contra alguien, control

mental, aturdimiento, cosas por el estilo—

Esas preguntas parecen una broma— No, —responde — claro que no, soy solo

una chica normal. —

—Sé, más específica— insiste Arcan.

— No tengo ninguna clase de superpoder, ni nada por el estilo— responde

molesta—y si los tuviese los hubiese usado para escapar de este maldito lugar—

le señala.

Arcan la observa, pero luego anota todo en su libreta— Eso ya lo veremos—

sentencia Arcan— Solo espero por tu bien que me digas toda la verdad—le

avisa— si llego a enterarme de que estás usando alguna clase de control contra

Deu, tendré que matarte. —

14. Tortura

La diosa Selene debe de odiarme, solo eso explicaría los sucesos de esta noche.

Maldición realmente creí que la había encontrado, a ella, mi reina, la fuente de

mi vida y deseo.

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A pesar de no querer admitirlo, realmente anhelaba una compañera, alguien

con quien compartir mi vida.

Pero esa maldita criatura arruino todo. La furia hierve en mí y comienzo a

romper todo a mi paso en la habitación. Nunca nadie se ha atrevido a hacerme

una jugarreta tan vil. Ni siquiera los Vampir y eso que ellos son escoria.

La Russus juega sucio con él, parece meterse en su mente y el olor de su sangre

en su habitación solo empeora todo.

Ese aroma lo conmociona, nunca antes percibió algo así y parece invadir cada

centímetro del lugar torturándolo.

Debería haberla degollado en aquella celda. Casi lo hago, fue un milagro que

viese mi cuchillo y notará el color de su sangre. No suelo dudar ante mis

enemigos, pero aunque no quiera admitirlo, dude ante ella. Eso fue lo único que

salvó su vida y gran parte de mí se arrepiente de ello. Si hubiese muerto, nada

de este ocurriría.

La frustración y furia me inspira a tomar mi forma lobuna. No puedo pensar en

este lugar, su olor solo tortura mis sentidos, así que salgo corriendo.

Me alejo tanto como puedo de mi hogar huyendo de su perfume.

Corro a toda velocidad sin dirección alguna, pero mis sentidos me traicionan y

termino llegando al mismo lugar donde me topé con ella, olfateando la hierba

manchada con el inconfundible rojo de su sangre, como un maldito adicto. Odio

esto, la odio por esto. Esa criatura ha encontrado mi debilidad y la utiliza a su

favor. Debo detener esto, me guste o no debo matarla. El odio crece en mí, ella

no sabe con quién se está metiendo, pero me encargaré de que lo entienda.

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Al llegar la mañana regreso a Diluvio y voy hacia mi habitación para

prepararme. No he descansado en toda la noche. La frustración y cansancio solo

agrandan mi furia, generalmente cuando algo me pone así, salgo a cazar,

matando a cuánto Vampir se cruce en mi camino, dejándome llevar por la sed

de sangre. Y en este momento tengo algo mejor que un chupasangre para

dirigir mi furia. La humana tal vez no sobreviva. Sonrío fríamente a ese

pensamiento mientras me visto y sujeto mi daga dirigiéndome a su encuentro.

Al llegar al recinto los guardias me miran nerviosos, y con toda la razón, fue su

error el que permitió que la Russus saliera de este lugar.

—Todos ustedes serán enviados a custodiar la frontera durante tres lunas

llenas— ordeno fríamente, sentenciado su castigo. Conozco a mis hombres, los

guardias de diluvio son Lycans emparejados, y no hay peor castigo que

separarlos de sus hembras durante tanto tiempo. Aun así, nadie se queja

contestando todos al unisón — Sí, mi señor—

Me aparto de ellos sin siquiera mirarlos mientras Arcan abre la puerta del lugar

donde tiene a la Russus.

Al ingresar me encuentro con el escenario menos posible considerando que

ordene su tortura.

La Russus está sentada cerca del escritorio alimentándose. Al verme palidecer y

parece ahogarse con su comida, tosiendo de forma desesperada, eso activa mi

instinto queriendo ir a por su ayuda. Maldición; aun así, cierro con fuerzas mis

puños y me congelo en el lugar. No voy a ayudarla, solo la miro toser de forma

errática, mientras algunas lágrimas mojan sus ojos.

Miro a Arcan enfurecido —Te di una orden — le recuerdo fríamente.

63
Él me mira y luego a la humana que agarra un vaso con agua y lo toma con

desesperación.

—Y yo cumplo con ella— le responde Arcan— he conseguido mucha

información al respecto —continúa— es cuestión de tiempo para que confiese—

— No confío en sus palabras—responde Deu con frialdad — su confección no

saldrá de una simple conversación— le señalo furioso— Deberías quebrarla, No

alimentarla— le señaló a Arcan con enojo.

Él solo me mira, puedo ver la duda en sus ojos, él no podrá hacer esto.

Al reconocer su limitación le ordeno — sal de aquí—

— Deu debes tomar esto con calma— le avisa Arcan.

— Ahora—le indica Deu con voz de mando ejerciendo su dominio sobre él.

Arcan no puede pelear contra eso y a pesar de que cree totalmente incorrecto

todo esto sale del lugar mirando con pesar a la humana.

Al salir, Arcan Deu se aproxima lentamente, por lo que la humana se para de

golpe tirando la silla en el proceso mientras retrocede.

Parece realmente atemorizada, pero si así fuese no jugaría con él, esto es solo

una fachada y él va a desbaratarla.

Se acerca lentamente hacia ella, mirándola a los ojos, arrinconando la contra la

pared. Ella mira desesperada hacia los costados buscando algún escape.

— Veo que disfrutas del lugar—le señala fríamente Deu—Comida, un lugar

donde dormir, un curandero sirviéndote, tal vez pienses que esto es una

posada—le menciona de forma afilada.

64
Ella lo mira y solo niega con su cabeza.

— ¿No?— inquiere con saña Deu en voz siniestramente calmada — Al parecer

has conseguido ablandar a Arcan y eso solo prueba tus poderes de

manipulación — la acusa — si había alguien feliz con la idea de disecarte ese

era Arcan y ahora parece un cachorro a tus servicios—

Con cada palabra Deu se aproxima más dejando salir su dominio intimidado a

la Russus con él. Y al parecer funciona el olor de su miedo impregna todo el

lugar. Bien, piensa Deu.

— Tal vez creas que puedes manipular a todos en este lugar— le señala

mirándola fríamente a sus ojos—Pero me encargaron de mostrarte porque

nadie juega con los Lycans.

Tras decir eso, Deu extiende su mano sujetando el cuello de Nice presionando

de a poco cortándole el suministro de aire, creando en la humana desesperación

ante ello.

15. En las manos del lunático

Mis pulmones queman de forma incesante, ante la privación de oxígeno. Y la

presión en mi cuello dificulta que la sangre llegue a mi cabeza.

Aun así,el lunático rey sigue estrangulado mi cuello, incrementando cada vez

más la presión de su mano, mirando mis ojos fijamente con crueldad.

Cuando llegó esa mañana, Arcan seguía con sus preguntas. Insistiendo con el

hecho de que posea poderes o algo por el estilo, pregunto por todo, control

mental, telequinesis, incluso llegó a preguntar si podía volar o teletransportar

mi cuerpo. Claro que negué cada una de sus acusaciones disparatadas. Pero él

sigue viéndome con dudas en sus ojos.

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Tal vez el hecho de que no le quiero contar cómo fue que hui del lugar sea el

motivo por el que más dude de mí. De todos modos no voy a contarle, es

estúpido, pero apenas pueda entraré de nuevo a ese maldito conducto de

ventilación, incluso me planteo, viví un par de días en él para despistarlos y así

poder escapar.

No pienso quedarme aquí, el único motivo por el que no opuse resistencia hasta

el momento es porque soy consciente de su fuerza, sería muy fácil someterme si

quisieran dado que cada hombre que he podido observar en mi corta instancia

parece salido de un gimnasio a tiempo completo, con sus espaldas anchas y sus

brazos musculosos, incluso Arcan que es un investigador se ve fornido.

Claramente, no puedo pelear contra eso, pero dicen que el cerebro mata al

músculo ¿No? Es solo cuestión de tiempo para que bajen la guardia, solo espero

que no me maten en el transcurso.

Arcan seguía insistiendo con sus atípicas y descabelladas preguntas —

¿Escupes fuego?— lo escucho interrogar, estoy por contestarle frustrada por

todo esto, pero mis tripas hablan primero retorciéndose ante el hambre.

Ya perdí la cuenta de cuántos días llevo sin comer. Al oír eso, Arcan me observa

y deja su cuaderno de notas saliendo del recinto. Regresando minutos después

con un plato lleno de manzanas verdes. Bueno, por lo menos sus frutas son

iguales a las de mi planeta.

Sin hablar me ofrece una y se sienta esperándome. De hecho, no he visto nada

diferente al planeta tierra, solo perros enormes, pero el resto es igual.

Yo huelo la manzana con desconfianza, pero de todos modos la muerdo, si voy

a morir no pienso privarme mi última cena, aunque esa sea una austera fruta.

Pero al morder el fruto me sorprendo, tiene la textura de una manzana

crujiente, pero sabe a mango, y su carne es roja, es deliciosa. Cierro los ojos con

66
placer ante su sabor. Arcan me observa comerme una y luego me ofrece otra

mientras anota en su libreta.

Todo está calmado y silencioso mientras mastico hasta que escucho un fuerte —

¡Sí señor!— en coro desde la puerta que me eriza la piel.

Arcan se para ante esto y me observa evaluando si quitarme la manzana o no,

pero no lo hace y solo se dirige a la puerta abriéndola y dejando pasar a su rey.

Al verlo me congelo, está vestido con una camisa blanca que deja ver parte de

sus marcados pectorales y un pantalón de cuero negro. No importa cuántas

veces lo vea, su belleza siempre la sorprende.

Él la mira con sus ojos de jade y topacio y su semblante se enfurece al notar que

está comiendo. El miedo dificulta que Nice trague y se ahoga con un trozo de la

fruta atorando en su garganta. La tos la invade intentando de forma

desesperada desatorar la fruta en ella, mientas se agita en busca de aire.

Tomando un vaso de agua del escritorio lo bebo ayudando a su cuerpo a pasar

el trozo de manzana.

Deu deja de mirarla y se dirige a Arcan dándole una reprimenda por el

incumplimiento de sus órdenes. Ella entiende cuáles eran esas órdenes,

torturarlo, desmembrar su cuerpo, matarla, todo en busca del cese de algo que

ella no hace.

Arcan intenta calmarlo, pero solo consigue ser echado del lugar, dejándola sola

con el lunático rey.

Nice observa como sé próxima lentamente hacia ella e intenta retroceder para

evitarlo inútilmente.

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En un momento la presencia de Deu parece invadir todo, asfixiándola,

aplastándola con solo una mirada.

La voz de Deu es fría y cruel al hablarle

— Veo que disfrutas del lugar. Comida, un lugar donde dormir, un curandero,

sirviéndote—señala a modo de lista—tal vez pienses que esto es una posada —

le indica de forma afilada.

Es una maldita broma ¿Comida? Llevo días sin comer, lo único que Arcan me

ha dado en esos días fue un algodón mojado para mis labios. ¿Un lugar para

dormir? Es una puta mesa quirúrgica, eso no es una cama, es solo una fuente

para cadáveres. ¿Y un curandero sirviéndote? ¿Curandero? Si él fue quien

provocó gran parte de mis heridas. ¿Qué le sucede a este imbécil?

Aun así, no puedo contestarle así, nada bueno, saldrá de ello, prefiero negar con

la cabeza mordiendo mi lengua.

— ¿No?— pregunta Deu— Al parecer has conseguido ablandar a Arcan y eso

solo prueba tus poderes de manipulación — la acusa — si había alguien feliz

con la idea de diseccionar tu cuerpo, ese era Arcan y ahora parece un cachorro a

tus servicios—

¿De verdad creen que tengo poderes?

La presión en el ambiente parece incrementarse, causando en ella un miedo casi

irracional. Claramente, ella no tiene poderes, pero este tipo parece que sí.

— Tal vez creas que puedes manipular a todos en este lugar— le señala

mirándola fríamente a sus ojos— Pero me encargaron de mostrarte porque

nadie juega con los Lycans—

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Esas fueron sus únicas palabras antes de comenzar a estrangularle

Nice está en el límite, es cuestión de segundos para que se desmaye por la falta

de oxígeno, pero cuando eso está por suceder, él la suelta levemente

permitiéndole inhalar aire.

Tengo que hacer algo, no puedo rendirme tan fácil —yo no controlo a nadie—le

alcanzó a decir con la voz ronca y ardor en mi garganta.

Pero él solo vuelve a apretar mi cuello impidiendo a mi cuerpo respiración.

—No te dije que podías hablar— me señala mientras apoya su frente junto a la

mía.

No entiendo a este sujeto, pero una cosa está clara es un maldito sicópata. Casi

parece disfrutar de estrangular mi cuello.

Él no vino hasta aquí a buscar respuesta, solo busca torturarme.

16. Dos pueden jugar

El ambiente es tenso en el estrecho recinto, mientras Deukarion sujeta a Nice de

su frágil cuello con crueldad.

El control que ella ejerce sobre él es sorprendente, su instinto grita que la suelte,

pero no puede darse el lujo de seguirlo.

Los humanos siempre fueron los personajes de terribles cuentos de terror, todo

niño lycans le teme. Y ahora puede comprender el porqué.

Su poder es aterrador.

Esta aparente frágil criatura de no más de un metro y sesenta centímetros se

filtra entre mis pensamientos, corroyendo todo a su paso, alterando mis

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sentidos, su dulce olor, su suave piel, la mirada en sus ojos. Todo parece nublar

mi juicio.

Aun así, no voy a rendirme, si cree que puede jugar conmigo leyó muy mal a su

contrincante. No soy el Alfa por nada, he ganado ese título a pulso desde que

tengo razón de ser. Muchos han intentado doblegarme, ocupar mi lugar y

ninguno lo ha conseguido. Si ella quiere al Alfa como su compañero, tendrá que

lidiar con él.

Suelto su cuello permitiéndole respiran a mi antojo, de sus ojos escapan

lágrimas que recorren su rostro como gotas de rocío mojando sus tersos labios.

Eso los hace brillar ante mí, invitando a mis labios a probarlos. Solo pensar en

ello produce una corriente que recorre mi cuerpo. Son tentadores y mi deseo

cada vez es mayor.

El hecho solo incrementa mi odio hacia ella. Al ver sus hipnóticos ojos solo

reflejan temor, es una buena artista. Sonrío ante eso. Bien, si tanto quiere jugar,

juguemos.

Y ante eso sostengo su mandíbula con su cuello aún en mi otra mano y la beso.

No hubo cariño en el acto, solo furia, no es un gesto de rendición, es una

advertencia. Siento sus labios magullados por la presión bajo los míos

emitiendo una exaltación de sorpresa ante mi acto. Su aliento a fruta me

embriaga causando que mi boca salive deseosa por profundizar el beso. Por

probar su sabor.

Pero no lo hago, solo me mantengo así tapando sus labios con los míos mientras

comienzo a presionar su tráquea, mirando sus ojos sorprendidos por todo lo

ocurrido.

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La Russus parece desesperarse ante su falta de oxígeno e intenta apartar mis

manos de su cuello. Sus intentos no sirven de nada, soy consciente de mi fuerza,

no hay forma de que esta débil criatura pueda doblegar mi poder.

Aun así, su reacción logra sorprenderme al notar que en busca de su liberación

para obtener algo de aire muerde mi labio inferior con fuerza, haciéndome

sangrar.

De todos modos no pienso apartarme, si quiere respirar tendrá que apartar sus

garras de mi atormentada mente o morir.

Sus dientes se aflojan sobre mis labios, es cuestión de segundos para lograr

quebrarla, sonrió entre sus labios ante ello.

Pero al hacerlo una infinitésima pisca de su saliva invade mi boca.

Eso me conmociona hasta los huesos, su sabor… Es ambrosía, que recorre cada

célula de mi cuerpo, quemando todo a su paso, dejándome colmado de anhelo

El deseo de consumir su boca es agonizante.

Eso es lo único que arruina mis planes. Estuve a punto de caer rendido a sus

pies, pero no pienso darle ese poder, así que aparto mi rostro con brusquedad

de sus labios pintados de azul con mi sangre.

Ver su rostro en ese momento me tienta a besarla otra vez, besarla de verdad.

Devorando su esencia con desesperación, pero no lo hago. Solo peleó

mentalmente con su horrendo y férreo control.

Al volver en mi noto que mi mano traicionera ha dejado de ahorcar su cuello,

en vez de ello mis dedos la acarician con un movimiento suave e inconsciente.

Ella también lo nota, así que aparto mi mano con brusquedad.

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Eso me enfurece, no voy a permitir que me controle de esa manera. Me niego a

ser su marioneta.

Con rabia dejo salir mis filosas garras y las clavo en la pared a milímetros de su

rostro surcando el duro concreto con ellas. Mientras me inclino nuevamente

sobre su rostro y la miro con promesas de dolor.

Ella solo suelta un quejido sollozante de terror, es una muy buena mentirosa

cualquiera creería que ella es la víctima aquí.

Pero no es ella quien más sufre con todo esto, lo que me causa es aberrante.

Solo lleva aquí cuatro días y ya ha calado todo mi ser con sus garras. Nunca un

Alfa fue tan débil contra algo.

Y que la diosa Selene me ayude porque yo soy muy débil contra esta humana.

Si no puedo doblegarla, el tiempo lo hará.

Me alejo de ella y salgo del recinto cerrando fuertemente la puerta tras de mí.

Arcan espera allí y al mirarlo le ordeno— traslada a la Russus —

— ¿A dónde?— pregunta Arcan con sus ojos bien abiertos

— A dónde todo prisionero debe ir—le digo fríamente—llévala a las celdas, al

mismísimo calabozo—

Arcan parece querer debatir mi decisión, pero le indico con mi mirada que no

voy a aceptar objeciones. Ante eso él solo suspira y asiente.

—Y Arcan— agrego antes de irme mientras le doy la espalda— nadie puede

alimentarla, no le darán nada hasta que yo lo ordene—

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— Deu— comienza Arcan intentando hacer cambiar de opinión a su rey. Pero el

Alfa solo pregunta de forma tajante

— ¿Está claro?—

Arcan odia toda esa idea, pero, aun así, contesta —Sí, mi señor—

Muy bien humana veamos cuánto tiempo resistes, piensa Deukarion.

17. El calabozo

Este lugar es horrible, parece sacado de una película de la edad media. Estoy

dentro de una celda. Sí, se lo puede llamar así. Este lugar es un maldito

calabozo.

La celda en cuestión es un lugar de auténtica pesadilla. Sus paredes de piedra

áspera y mal erguidas, se tambalean hacia adentro con el peso de siglos de

abandono y desuso. La iluminación es pobre, apenas un resquicio de luz que se

filtra por una pequeña ventana, que se encuentra a una altura inalcanzable para

Nice.

El suelo, descuidado, está hecho de adoquines sueltos y flojos, que parecen

haber sido colocados sin orden ni concierto. El olor húmedo y penetrante,

impregna el ambiente de humedad y moho, remarcando la presencia de una

fuga de agua que no ha sido arreglada en siglos.

Unas rejas, corroídas por la oxidación, separan la celda del pasillo lúgubre y

oscuro, por el cual arrastraron a Nice. Las rejas son la única conexión con el

mundo exterior, pero las mirillas obstruidas impiden ver más allá del umbral

de la puerta. El silencio es la única banda sonora de la celda, que presenta una

acústica tan nítida que cualquier sonido produce un eco desolador.

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Es este el lugar donde las personas son olvidadas y abandonadas a su suerte,

donde la esperanza es un sentimiento ajeno, donde la tristeza y la oscuridad son

los únicos acompañantes por parte del abandono y la negligencia.

No hay catre ni mantas, lo cual implica que deberá dormir en el suelo quién

sabe por cuánto tiempo.

Aun así, Nice se siente bien en ese atípico lugar. Por lo menos está sola y tal vez

si tiene suerte, el rey se olvide de ella.

Eso sería lo mejor, ese hombre genera cosas incomprensibles en ella. Al pensar

en él un millar de sentimientos afloran, algunos son fáciles de reconocer como

el miedo, y la angustia, al igual que la furia, pero muy debajo de ellos se

esconden sentimientos que le molestan uno más que cualquiera, el deseo.

Sí, es una locura, pero a pesar de la violencia que él dirige hacia ella de forma

despiadada, su apariencia la derrite, no puede negar que el tipo está bueno, más

que bueno, podría apostar que debajo de esa camisa tiene abdominales como

tablas de chocolate, y eso sin contar su rostro, con esa fuerte mandíbula cubierta

con la barba más perfectamente recortada que allá visto que enmarcan unos

labios bien carnosos y sexy. Labios que tocaron los suyos.

De todas las cosas que esperaba que él hiciera besarla, ni siquiera era una

opción en su mente. Y con razón, considerando que todavía recuerda su rostro

asqueado al observarla durante el interrogatorio, de hecho se refirió a ella como

inmunda criatura, obviamente no me considera una opción.

Su beso solo fue una burla, una muy cruel que destruye las migajas de

autoestima que lograron sobrevivir de los comentarios de Brad.

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Todavía recuerda cada uno de ellos y todavía le duelen por dentro. Desde

palabras simples como inútil, bruta, hasta frases completas que acabaron con

ella” te ves tan vieja”,” hay mejores chicas por allí”.

—Basta—, se ordena mentalmente la autocompasión, no la va a ayudar a

escapar.

Así que se pone manos a la obra e inspecciona cada rincón de su celda, mueve

cada piedra y adoquín buscando algo que le sirva de ayuda para salir de allí.

Pero solo encuentra insectos, y telas de araña.

La ventana sobre su cabeza le muestra que es pleno medio día.

El encierro comienza a causarle ansiedad, así que se obliga a dormir apoyada en

la pared contraria a las rejas.

Al despertar ya está amaneciendo nuevamente. Puede notarlo en el color

naranja y rozado de las nubes que alcanza a ver desde su ventana.

Si bien necesitaba del descanso dormir en un suelo tan desigual y duro dejo

adolorido toda su espalda y la humedad del piso se filtraron sobre la tela de su

ropa. Genial, ahora está adolorida, y con su cuello lleno de contracturas, herida

y mojada. Qué linda manera de comenzar su día.

Sí, lo sé, mi humor apesta, siempre es los mismos cuando estoy a pocos días de

mi ciclo menstrual, y el mío llegara dentro de una semana y sé que las cosas van

a empeorar si no logro comer algo.

Suelo ser una persona tranquila, salvo algunas excepciones y pasar hambre

cerca de mi ciclo es una de ella.

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No tolero que nadie me hable siquiera cuando estoy así y en este lugar dudo

que tengan servicios a la habitación.

Mientras intento estirarme, escucho pasos fuertes desde el pasillo y siento un

olor familiar, uno que no quiero ver en este momento. No me importa cuánto

me intimida en este momento, ni siquiera él está a salvo de mi mal humor.

Los metales que cubren la reja oxidada del lugar se elevan, dejando solo los

gruesos barrotes oxidados y permitiéndole observar el pasillo y la persona que

está en él.

Su rostro es arrogante al verme arqueando una de sus cejas mientras me

observa con desagrado.

— Este lugar queda muy bien contigo— menciona casualmente el rey—está tan

repleto de sucias criaturas como tu — indica señalando unos insectos parecidos

a cucarachas de color amarillo y del tamaño de una galleta oreo.

Su tono de voz es molesto, pero si vino a insultarme no voy a escucharlo, así

que giro mi cuerpo y me siento en el suelo cruzando mis piernas.

Mi actitud lo enfurece—No me des la espalda criatura, a menos que quieras que

decore este lugar con tu sangre— su amenaza funciona, así que me giro sentada

hacia él.

— Bien, ya sabes para qué estoy aquí, déjate de juegos ahora— me ordena.

Pero yo no tengo ni la más mínima idea de para qué está aquí, y ¡no estoy

jugando a nada!

Él observa mi rostro desconcertado y señala— deja de actuar criatura, tú sabes

muy bien lo que haces— su voz refleja rencor al hablar—

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¡Maldita sea yo no estoy en su estúpida cabeza!!! Ya me cansé de explicarle a

Arcan que no puedo hacer esas cosas, pero obviamente no me creen.

— Yo no tengo poderes—le explico con un suspiro de cansancio.

— ¡Guarda tus mentiras para otros!— me ordena con voz rencorosa.

Quiero responderle hacerle entender que las cosas no son así, pero mis tripas

hablaron primero rugiendo de forma vergonzosa por el hambre.

El rey dirige la mirada a mi estómago y en su rostro se forma una fría media

sonrisa— Aquí nadie te traerá alimento— me informa— pasarás hambre hasta

que yo lo decida— dice de forma sádica— puede ser una semana, un mes, o un

año— menciona casualmente — tal vez eso te haga recapacitar.

Y tras decir eso, el grueso metal que cubre las rejas cae con un fuerte sonido,

dejándome otra vez a oscuras y hambrienta.

Con su perfume impregnando el lugar, el bastardo huele a... chocolate amargo.

18. Burla

Ya han pasado tres días desde que me metieron en este lugar y el encierro me

afecta.

El hambre me causa dolor de vientre. Y el frío me cala los huesos, es un milagro

que no esté resfriada, la humedad de las piedras del lugar y la constante

corriente de aire que entra por la ventana alta convierten este lugar en un gran

aire acondicionado que parece mantener la celda a dos grados bajo cero. Eso sin

contar que mi ropa está constantemente humedad por dormir en el suelo.

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Y el lunatico no ha vuelto a aparecer en todo ese tiempo, de vez en cuando

siento atronadores pasos en el pasillo durante la noche, pero nadie levanta la

placa metálica que cubre las rejas. Es como si solo jugarán conmigo.

Por lo menos encontré la filtración de agua del lugar. Proviene de una cañería

vieja fisurada que atraviesa una de las paredes, así que limpie la zona de la

perdida lo mejor que pude y bebo agua de ella.

Eso todo lo que he consumido y fue por mi cuenta dado que ni un vaso de agua

se dignan a darme.

Por lo menos trato de mantener mi mente ocupada para no caer en la locura.

Conté los adoquines del lugar y las piedras, y atrapé un par de esas cucarachas

amarillas para observarlas mejor.

Incluso tengo una mascota.

Bueno algo así. Por la noche encontré la creadora de las atípicas telas de araña

moradas. Es una tarántula, una del tamaño de mi mano.

Al comienzo me debatí en matarla, pero ella no me hace ningún daño, solo sale

por las noches a comer cucarachas.

Es algo linda e incluso tierna, toda recubierta de pelos cortos blancos que se ven

suaves al tacto y grandes ojos violetas. Es bastante tierna en su aspecto, digo

teniendo en cuenta que es una araña.

Y es mi única compañía, así que no voy a ponerme estricta con qué animal

puedo adoptar.

Mientras ella no me ataque será mi mascota.

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Creo que voy a llamarla Dani, si ¿por qué no?

Suena de locos, pero, considerando todo lo que me ha sucedido, es normal que

refleje algo de locura.

— ¿Qué te parece el nombre Dani?—le digo a mi nueva mascota.

Ella no contesta, solo camina de aquí para allá sobre una de las paredes

devorando insectos.

— Tienes suerte— le digo— por lo menos tú si puedes comer—

El sonido de unos pasos interrumpe mi monólogo.

Y la placa de metal se levanta. Dejándome ver a el tal Deu tras las rejas.

Está hecho un desastre, digo sé que debo verme como una mierda en este

momento, pero es entendible considerando mi encierro. Sin embargo él se ve

mal, no físicamente, el maldito con suerte sigue igual de atractivo que siempre,

pero su rostro parece cansado.

Incluso yo parezco más descansada que él y no puedo darme el lujo de dormir

mucho debido a la terrible incomodidad de mi celda.

Sus ojos están marcados por ojeras y su cabello está todo despeinado. Lleva la

ropa desalineada sobre su tonificado cuerpo.

Bien, espero que la esté pasando mal, después de todo se lo merece por lo que

me ha hecho.

Él me mira con resentimiento, como si yo hubiese causado su estado.

— ¿Con quién hablas?— lo oigo preguntar.

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Lo bueno de pasar tanto tiempo encerrada es que tuve tiempo para digerir mi

llegada a este lugar, y para aceptar sus cosas raras, y no pienso dejar que me

intimida nuevamente.

Lo observó desde mi rincón sentado bajo la ventana y señaló a Dani que se

encuentra en la pared lateral, ¿Un momento dónde se fue? Ya no está allí, ni las

cucarachas, al parecer a mi carcelero le encantan espantar a los demás.

Al ver que señaló a la nada, él se enfurece. Pero luego relaja su rostro

— Hablar sola no te ayudará en nada, ni cambiará tu situación—me dice

fríamente— ¿cómo llevas el hambre? — Pregunta con burla.

Es increíble el muy imbécil, solo está aquí para burlarse de mí ¿Qué no tiene

nada mejor que hacer?

No le contesto, prefiero que se coma sus palabras, camino casualmente y

levanto un adoquín flojo del suelo. Allí encuentro las cucarachas que Dani

disfruta comer. Espero que no contengan ningún tipo de toxina, y con un par de

ellas en mi mano vuelvo a sentarme en mi lugar.

Su paciencia se agota mientras me ve sentarme y me avisa— te hice una

pregunta—

Yo solo lo mira de forma casual y agarro unas dé las cucarachas metiendo el

insecto en mi boca. Mirándolo a los ojos comienzo a masticar casualmente.

Puedo notar la furia que crece en él.

La cucaracha sabe horrible, ni siquiera quiero describir su sabor, aun así la

mastico varias veces y luego me la trago.

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Es lo más asqueroso que he hecho en mi vida, pero no me arrepiento, ver su

cara fue lo mejor que me pasó desde que llegué aquí.

Está furioso — Ja, ¿Qué otra cosa se podría esperar de una vil criatura? —

señala con asco hacia mí.

No me molesta, si yo como insectos, pero él se come sus palabras y eso hace que

el mal sabor de mi boca valga la pena.

Pero no voy a dejar pasar lo que me ha dicho, no voy a permitir que me insulte

sin responder.

Así que le digo— Cómo digas perrito—

Pude notar la consternación de su rostro al oírme. Y luego lo veo golpear las

gruesas rejas de mi celda causando una gran abolladura. Ok lo admito casi me

orino del susto.

— No juegues conmigo— me avisa— si no cuidas tus palabras podrías terminar

muy mal—

¿Mal? Por favor ya la paso jodidamente mal. Ignoró su amenaza y le hablo —

tengo curiosidad, ¿los lycans se transforman en perros?— pregunto.

Eso lo enfurece, por lo que se aproxima sosteniendo fuertemente las barras de

las rejas del lugar, advirtiéndome— No, criatura, no somos perros, y no quieres

ver a un lycan transformado—me avisa viéndome con promesas de dolor en sus

ojos.

— ¿Por qué?— pregunto mientras trago.

— Por qué nadie sobrevive a eso— sentencia.

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Ok, eso sí, asusta.

—Y mantén tu boca cerrada— me ordena—escucharte molesta a mis oídos—

Tras decir eso, la placa de metal cae nuevamente.

Nota mental no volver a llamarlo perro.

19. Mi voz

Han pasado 2 días desde que Deu vino a verme.

Nadie más ha levantado la gruesa pared de metal. Ya no tengo hambre, mi

imprudente bocadillo frente a Deu arruinó mi apetito.

Estoy acostada en el suelo de la celda con los brazos y piernas extendidas

ocupando el mayor espacio posible.

La soledad y el silencio le dan cuerda a mis pensamientos y todo lo sucedido

con Brad.

No puedo negar el dolor que me causa nuestra ruptura a pesar de que yo fui

quien decidió su final.

Aunque decir que solo fui yo sería una enorme mentira, después de todo fueron

sus actos de desamor los que acabaron conmigo.

Al comenzar a vivir juntos, ambos empezamos a gozar de independencia

económica y ya no teníamos las limitaciones impuestas por nuestros padres al

vivir bajo su techo.

Eso no implicó un gran cambio para mí, pero Brad paulatinamente se fue

convirtiendo en un desconocido Un cruel y egoísta desconocido.

82
Casi parecía que yo no existía para él, incluso creo que él solo buscaba hartarme

para poder cambiarme por alguien más. Después de todo, según él, podría estar

con alguien mejor.

No voy a negarlo, eso fue un golpe bajo para mi autoestima. Considerando el

hecho de que siempre fui una luchadora independiente que trato de mejorar

cada día, siempre haciendo algo nuevo, siempre aprendiendo más.

Pero eso no fue suficiente para él, o mejor dicho, yo no era suficiente para él.

Fue cuestión de tiempo para que llegara a mi límite y decidiera dejarlo y aun así

yo quedé como la culpable de ello.

Con el tiempo que he estado separada de Brad he comenzado a entender que

nunca iba a ser lo suficientemente buena, porque el problema no era mi forma

de ser. Era la suyo, él era con completo narcisista.

Mientras más recuerdo todo lo que sufrí a su lado en el último tiempo, mí furia,

más crece.

Necesito canalizarla y calmarme, así que aprovechando el eco de mí celda y

comienzo a cantar tratando de sacar toda la frustración y enojo que contengo en

mí interior a través de un fragmento de la canción Somebody That I Used To

Know de Gotye

*De vez en cuanto pienso en todas las veces que me jodiste

Pero me hacías creer

que era algo que yo hacía

Pero no quiero vivir

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de esa manera

Leyendo cada palabra

que dices

Dijiste que podías dejarlo ir

Y no quiera verte colgado en alguien a quien solía conocer *

Mi voz refleja mí furia y resentimiento hacia él, pero también clamaba por su

libertad.

No soy una cantante profesional, pero sé de canto, fue una de las cosas más

hermosa que mi padre me enseñó a hacer. Pero desde que comencé mi relación

con Brad ya no cantaba, cuando lo hacía él siempre se burlaba y eso lastimó

mucho mí autoestima, volviéndome cada vez más retraída, dejando de lado una

de las cosas que más alegría me daba hacer.

Suspiro, dejando salir ese nudo en mí garganta que silencio mí voz por tantos

años. Él ya no está aquí e incluso si lo estuviese no voy a dejar que influya así

sobre mí, ya no voy a dejar que me afecten. No pienso volverme a enamorarme.

Solo voy a vivir sin miedo a nadie.

Esa decisión parece liberar un peso en mí pecho que ni siquiera era consciente

que cargaba y con ese conocimiento vuelvo a cantar repitiendo un fragmento de

Chandelier de Sia.

* Voy a vivir

como si el mañana no existiera

Como si no existiera

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Voy a volar

como un ave a través de la noche

Sentiré mis lágrimas secarse

Voy a balancearse

sobre el candelabro

Sobre el candelabro *

Es increíble como algo tan simple puede llenarme de energía, de fuerza. Se

acabó la chica sumisa.

Un abrupto sonido me quita de mis pensamientos y la pared de metal se

levanta.

Deu se aproxima y sujeta con furia las rejas con sus fuertes brazos. Su rostro

refleja consternación.

— Basta—me ordena con furia.

Suspiro cansada de lo mismo, pero a diferencia de antes, hoy no pienso

quedarme callada— yo no estoy en tu estúpida cabeza—le digo mientras me

giro en el suelo levantando mi torso y luego colocándome de pie para encararlo.

Mi reacción parece sorprenderlo,

— Deja de cantar—me ordena— tu voz es insoportable—

Qué bien, justo cuando decido no quedarme callada viene alguien a ordenarme

lo contrario. Pues que se joda, ya nadie va a callarme. Lo miro a los ojos con una

media sonrisa, si mí voz le molesta entonces le voy a dar más.

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Y con eso en mente comienzo a cantar otro fragmento de Sia de Bird ser free

* No me importa

Si canto desafinada

Me encuentro a mí en mi melodía

Canto por amor

Canto por mí

Gritaré como un ave libre

Oh, oh, oh, oh

,oh oh, oh

Lo gritaré como un pájaro libre *

Al terminar de cantarlo con efusiva emoción, casi como el grito de una guerrera

mientras lo miro a los ojos fijamente, pude notar como la piel de sus brazos se

eriza, conozco esa reacción, por más que lo niegue a él le gusta mí canto.

Cuando él nota mí mirada en su piel, yo le sonrió con arrogancia.

Él suelta la reja bruscamente

— Abran la reja—ordena.

Las barras de metal suben lentamente y él ingresa a paso lento, pero firme hacia

donde yo estoy y se detiene a escasos centímetros de mí rostro.

Tengo que levantar la cabeza para observarlo, pero no retrocedo, lo enfrentó, se

acabó la niñita cobarde.

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Él me observa en silencio y luego me dice — te di una maldita orden— con voz

ronca.

— ¿Y por qué debería de obedecer?— le respondo de forma altanera.

— Porque este es mi reino y todos obedecen al Alfa— me señala fríamente.

Yo elevo una de mis cejas y le contesto— pero yo no soy un Lycans, así que tú

no eres mi rey—

Ante mí respuesta y en la fracción de un segundo el sujeta mí garganta

sorprendiéndome, aunque no ejerce presion en ella. Solo deja su mano allí en

modo de amenaza.

— No juegues con mí paciencia—me avisa con los labios en mi oído—No me

queda mucha—

— Entonces déjame ir— le respondo.

— Nunca — responde con su voz ronca, mientras me suelta y sale de la celda.

20. Pesadillas

— Deberías intentar calmarte— le señala Arcan a su amigo.

—No sé a qué te refieres— contesta Deukarion de forma malhumorada,

mientras camina rápidamente.

— Estos últimos cinco días has mandado a la frontera a más hombre que nunca,

cualquier error te enfada— le comenta Arcan, mientras le sigue el paso.

— Exageras— le dice Deu.

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Pero Arcan insiste— Deu al último guardia le suspendieron la paga solo por

llevar sus botas sucias— se queja Arcan

— La prolijidad de mis soldados es obligatoria, no voy a permitir que estén

desalineados— contesta Deu.

— Deu, estaba en el establo— señala frustrado Arcan.

Pero el alfa no le responde, solo sigue caminando a toda prisa a su habitación.

En estos últimos días Deu actúa de forma errática, por la mañana revisa cada

aspecto de Diluvio intentando mantener su mente ocupada, y al caer la tarde se

encierra en su habitación. Pero en la mitad de la noche camina hacia la celda de

la humana.

Su conducta es tan errática, que preocupa a todos.

Es una suerte que nadie de las grandes familias sepa de la Russus, de otro modo

las cosas se complicaría mucho más.

Aun así, las preguntas acerca de la posible reina llenan el pueblo. Nadie sabe

nada de ella y eso ha llevado a generar rumores por doquier.

Algunos creen que la mujer lo rechazo y eso lo mantiene de mal humor de

forma constante. Otros, sin embargo, son más extremistas, llegando a insinuar

qué el rey encontró a su reina sin vida. Eso es poco probable, pero aun así

ambas opciones son posibles. Pero ninguna es correcta.

Deukarion se ha negado a recibir a los curiosos enviados de las grandes

familias, pero no podrá hacerlo por mucho tiempo.

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Y para colmo la planta sagrada no ha crecido en lo más mínimo, al contrario,

sus hojas se están secando. En toda la historia de Diluvio nunca la planta

sagrada se ha visto tan mal.

Por el momento Arcan está controlando la situación, ocultando la fuente de los

ojos curiosos, prohibido el ingreso ella, pero si las cosas no mejoran la planta

podría secarse y con ello perder el único lazo con la diosa Selene.

Deukarion suspira cansado mientras se recuesta vestido en su cama. Coloca su

brazo cansado sobre sus ojos, tratando desesperadamente de descansar.

Necesita dormir, pero hacerlo es una tortura, las pesadillas lo persiguen en cada

oportunidad trastornando su mente.

Está agotado física y mentalmente.

Mientras cae en la inconsciencia, las pesadillas lo acorralan. En esta

oportunidad se encuentran en la noche del Plenilunio, observando el brote de

flor surgir en la planta sagrada. El aroma dulce de su compañera parece

llamarlo desde la distancia y su emoción lo insta a transformarse adoptando su

forma de batalla, corre por el bosque a toda velocidad, pero no la encuentran,

su aroma lo atormenta mientras él lo persigue. Cuando encuentra el sitio de su

procedencia, su cuerpo se congela.

Es una fosa, no cualquier fosa, es el sitio donde entierran a los apresados. Su

olor lo llama debajo de la tierra, así que con desesperación escarba la tierra,

destapando un cuerpo sin vida que se encuentra de espalda, impregnado en la

esencia que lo condujo hacia allí. En ese momento su propio cuerpo cambia

tomando su forma de hombre mientras gira el cadáver hallado para encontrar

aterrado los ojos abiertos y sin vida de su compañera. En su cuello se encuentra

un tajo profundo, el motivo de su muerte y al mirar sus propias manos

encuentra en ellas su daga pintada con su inusual sangre, la daga que causó

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todo aquello. La desesperación lo invade mientras observa los ojos marrones sin

vida, ya no tiene su singular aro verde sobre ellos.

La pena que lo invade es tal que al despertarse su pecho duele.

Se levanta bruscamente mientras coloca las manos en su cabello.

Todas las pesadillas que ha tenido últimamente terminan igual, con el abatido

por la pena y desesperación.

La necesidad de confirmar si la Russus sigue con vida se apropia de su cuerpo y

se dirige hacia la celda.

Varias veces ha terminado así haciendo que los guardias que custodian el lugar

se sientan incómodos.

Aun así, ignora a los sujetos mientras escucha la voz de la humana, hablar con

un tal Dani, la furia le invade y les ordena abrir la puerta metálica.

Eso lo enfurece, ella no debería hablar con nadie, ninguna persona tiene

permitido verla o dirigirle la palabra.

El metal chilla al levantarse, dejando ver a la Russus, viva.

Traga saliva al verla, su apariencia es patética, está más delgada y sus extrañas

ropas se encuentran mojadas, impregnadas en el olor de la humedad.

Aun así, la encuentra atractiva.

Cada vez que la observa parece embellecer más. Su cabello rubio ceniza

comienza a crecer sobre sus hombros, lo cual le agrada. Ninguna mujer en

Diluvio porta el cabello corto, el cabello es sinónimo de belleza, ninguna mujer

se lo cortaría voluntariamente, lo que le hace preguntarse por qué el de ella está

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así. Sus ojos siguen llenos de vida. Y a pesar del mal olor del lugar, su esencia

invade sus fosas nasales.

La criatura le afecta y él es consciente de ello.

21. Visitas

— ¿Con quién hablas?— le pregunto enfadado.

Ella me observa desde un rincón de su fría celda mientras señala la pared de su

derecha. Allí no hay nadie, suspiro pensando que tal vez el encierro le está

afectando y por ello habla sola. Por algún motivo me tranquiliza que no allá

nadie más allí. No quiero pensar en eso.

— Hablar sola no te ayudará en nada, ni cambiará tu situación — le señalo.

Verla de esa forma me resulta incómodo, mi instinto se queja por ello, este no es

el modo de tratar a una compañera. Ella no debería estar en un lugar así. Ella

debería estar en mi cama, pegada a mi cuerpo, rodeado de seda y obsequios,

comiendo manjares de mi mano. El pensamiento me enfurece, no puedo dejar

que me manipule así — ¿cómo llevas el hambre? — Le digo burlándome de ella.

No voy a caer en su trampa. Ella no me contesta, solo se levanta hacia un rincón

y remueve uno de los adoquines del suelo atrapando insectos en su mano. Eso

me sorprende generalmente las hembras Lycans le temen a esas criaturas, son

grotescas y su olor apesta.

Pero no contesta, mí pregunta, solo regresa a su lugar con los insectos en su

mano y se sienta. Su ignorancia hacia mi persona me enfada

— Te hice una pregunta— le indico furioso, pero ella solo me mira mientras

agarra uno de los insectos y lo introduce en su boca mirándome con altanería

mientras mastica el bicho. Es obvio que no le gusta su sabor, intenta ocultarlo,

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pero no lo logra. Aun así, la mastica y se la traga. Mi instinto se queja, por ello,

esto no es lo que debería comer, pero que otra opción tiene, después de todo no

he dejado que nadie la alimente.

No voy a darle ese lujo, si quiere comer debe salir de mi mente, de mis sueños.

— Ja, ¿Qué otra cosa se podría esperar de una vil criatura? —menciono con asco

hacia su acto.

Pero ella está satisfecha después de todo logro su cometido, con ese simple

gesto me muestra que no necesita de mí.

Estoy tentado a sacarla de ese lugar y meterla en mi cama, sirviéndole todas las

cosas que podría disfrutar. Por lo menos las manzanas parecen agradarle,

podría traer algunas la próxima vez. El pensamiento me congela ¿Próxima vez?

¡No! Es ella, no deja de jugar conmigo, no me voy a dejar manipular.

Me apartó para dejar ese lugar, pero su voz me detiene.

— Cómo digas perrito—me responde con enojo.

De todas las palabras que pueden usarse para referirse a un Lycans perro es la

peor de todas. La furia me recorre mientras golpeó las rejas que nos separan

Puedo oler su miedo en el aire.

— No juegues conmigo—le advierto— si no cuidas tus palabras podrías

terminar muy mal—

Aun con miedo en su rostro no retrocede y me dice— tengo curiosidad, ¿los

lycans se transforman en perros?—

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La furia me inunda, así que le contesto— No, criatura, no somos perros, y no

quieres ver a un lycans transformado— le avisó fríamente, pero ella a pesar de

todo insiste.

— ¿Por qué?— pregunta mientras la veo tragar con temor.

Será mejor que lo sepa, tal vez así se comporte mejor

— Por qué nadie sobrevive a eso— le contesto.

Ver si temor a ello me molesta a pesar de que era la que buscaba.

Mi mente es un lío mientras camino por el pasillo dejando atrás a la humana.

Mi humor es terrible, ya ni la caza satisface mi enojo, estoy en el bosque lejano

matando a cuánto Vampir se me cruza en mí forma de batalla.

Cuando ya no encuentro a ninguno comienzo, mi regreso a Diluvio,

mintiéndome a mí mismo al pensar que llegaré a descansar, que esta noche no

iré a la celda solo para percibir su olor y sentir el latido de su corazón de tras

del metal que nos separa.

Mis sentidos se incrementan cada día más atormentándome, puedo oír

cualquier sonido que emite la humana a quilómetros de distancia e incluso en

mi cuarto me encuentro contando su exhalación.

Al llegar a Diluvio el sonido de su voz me paraliza.

No está hablando sola como suele hacer, está cantando, y su melodía me

consterna.

Noto tristeza en su voz mientras canta una canción que nunca antes he oído. Si

voz me controla llevándome hacia ella.

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Pero su canto se detiene, y en mi pecho siento la pérdida de la dicha que

produce su voz en mí.

Aunque por suerte no dura mucho dado que al cabo de unos minutos vuelve a

cantar. Solo que esta vez sí voz no denota tristeza, sino fuerza. El sonido me

invade controlando mis pasos.

Al notar donde me encuentro le ordenó al guardia levantar el metal solo con un

gesto.

Verla me deslumbra, está acostada en el frío, suelo totalmente desparramado

mientras observa el techo. Desearía poder estar allí con ella,... sobre ella.

—Basta—le ordenó furioso a ella, y a mi mente a la vez.

Ella se gira desde su posición y me observa mientras se levanta contestándome

con cansancio en su voz.

— yo no estoy en tu estúpida cabeza—No entiendo qué sucede, sus ojos brillan

con furia y determinación cuando me habla. Es hermosa.

¡No! Esto es otra de sus tretas.

— Deja de cantar— le ordeno— tu voz es insoportable— no puede caer ante

ella.

Pero ante mí comentario veo determinación y la media sonrisa más sexy que he

visto en mi vida.

Mirándome a los ojos, canta, no solo canta, me contesta con su melodiosa voz.

* No me importa

Si canto desafinado

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Me encuentro a mí en mi melodía

Canto por amor

Canto por mí

Gritaré como un ave libre

Oh, oh, oh, oh,

Oh, oh, oh

Lo gritaré como un pájaro libre *

Su voz, su porte, sus ojos todo me afecta, siento mi piel erizar y una erección

crecer en mis pantalones.

Ella observa mis brazos y sonríe con arrogancia

Su gesto solo me hace arder en deseo. Con determinación suelto las rejas y

ordenó al guardia.

— Abran la reja—

Las barras de metal suben y yo ingreso hacia donde se encuentra ella y mí

detengo a milímetros de su rostro imponiendo mi presencia sobre ella. Pero no

se deja intimidar y levanta su rostro mirando mis ojos. La observo conteniendo

en mí las ganas enfermizas de besar sus labios. — te di una maldita orden— le

indico con voz ronca.

— ¿Y por qué debería de obedecer?— me responde de forma altanera. Nunca

nadie me contestó de esa manera.

— Porque este es mi reino y todos obedecen al Alfa— señaló fríamente.

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Pero ella solo contesta — pero yo no soy un Lycans, así que tú no eres mi rey—

Su respuesta me enfurece, negarse a obedecerme me trastorna, por lo que sujeto

su garganta con amenaza en mis ojos mientras le advierto— No juegues con mí

paciencia—le digo colocando mis labios en sus suaves oídos mientras inspiro su

dulce aroma— No me queda mucha—agrego.

—Entonces déjame ir—me ordena. La sola idea de ello me trastorna

— Nunca — respondo y esa palabra me sorprende. La suelto y huyó como un

cobarde, no de ella, sino de mí mismo.

Porque la Russus me afecta más de lo que quiero.

22. Beta

—Tenemos problemas— me informa Eunice al encontrarme saliendo de la zona

de las celdas.

Su rostro refleja molestia, lo cual solo puede significar que se trata de algo

político, de otro modo, si fuese algo que requiera de una batalla, él sería el

primero en alegrarse.

— ¿Qué sucede? — inquiero

—Arístides está esperándote en la sala de tronos—responde.

Maldición, eso nunca es bueno. Arístides es el príncipe beta. Siempre fue una

molestia en mi reinado. Incluso antes de mi coronación, dado que sus padres

decidieron llamarlo así a modo de insulto a mis padres. Las condiciones de mi

nacimiento generaron muchos conflictos en ese entonces y los familiares del

Betas se aprovecharon de ello llamando a su hijo nacido 3 años después que yo

como Arístides, ese nombre es solo para los hijos del alfa, después de todo

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significa “aquel que será coronado”, pero los parientes del Beta siempre

anhelaron el trono de mis padres y aprovecharon la conmoción de mi situación

para insultarlos con ese gesto.

Camino enfadado hacia la zona de tronos donde encuentro a Arístides sobre las

gradas mirando hacia el trono con ansias.

Me dirijo hacia él sin hablarle y subo las gradas sentándome en el trono,

fingiendo comodidad. Puedo notar su rencor ante ello mientras inclina

levemente su cabeza a modo de saludo.

— Buen día— saluda — ¿Cómo se encuentra nuestro alfa en estos últimos

días?— inquiere con falsa curiosidad.

— ¿A qué has venido? — le indico ignorando su pregunta. No oculto lo mucho

que me molesta su visita. Pero él sigue fingiendo mostrándose servicial ante mí.

— Solo estaba preocupado por tu estado —responde —Circulan muchos

rumores en el pueblo y me preocupo por mi rey —

Cada una de las palabras que dicen es una mentira, puedo notarlo, nuestros

oídos son sensibles a cada tono de voz, los lycans podemos notar cuando otros

nos mienten. Esto es solo otro insulto hacia mi persona, pero no puedo

castigarlo por ello, después de todo él tiene el apoyo de muchas familias

influyentes. No tengo tiempo para que arme una rebelión en mi contra.

— No tienes de qué preocuparte— le contesto estirando mis piernas sobre las

gradas. —Después de todo para tu mala suerte estoy en perfecto estado—

Él me mira con sus fríos ojos verdes y fuerza una sonrisa. —Me alegro por ello,

aunque si se me permite debo insistir, después de todo su aspecto dice lo

contrario — señala.

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Tiene razón, estoy hecho un desastre, mi ropa está arrugada, mi cabello está sin

peinar e incluso mi barba comienza a verse desalineada. — Tranquilo, como

sabrás, soy un hombre emparejado ahora y mi reina requiere mucho de mis

atenciones— le indico — Tendré que pedirle mesura, pero dudo que pueda

controlarme ante ella—

Todo lo que he dicho es mentira y él lo sabe, sonrío ante ello de todos modos no

hay nada que pueda hacer al respecto.

Él sonríe con malicia mientras me habla — Con respecto a ello, las familias me

han enviado para que nos informe cuando será la coronación —

— No hay ningún apuro de realizarla por el momento, después de todo es solo

una ceremonia sin valor— Eso es verdad, la reina de los Lycans no necesita ser

coronada, su verdadero símbolo de poder sobre los demás es la marca de mi

reclamo.

— Lo entiendo, pero dado los rumores que se escuchan sobre ella, las familias

están preocupadas y solicitan realizar la ceremonia para calmar las cosas—

— ¿Y cuáles son esos rumores?— pregunto con frialdad.

No me parecería raro que él sea quien los invento para empezar un conflicto.

—No quiero insultar a su majestad— señala mintiendo — pero se dice que la

reina lo ha rechazado, algunos incluso dicen que ella está muerta—

— Pues te alegrara saber que ninguno de esos rumores son ciertos— mis

palabras son verdad y al notar eso su falsa máscara de preocupación se agrieta

dejando ver su molestia ante ello.

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—Pues me alegro por ello, pero de todos modos las familias insisten — indica

— Pero hablaré con ellos y les contaré lo que acaba de informarme—señala y

luego de una reverencia baja las escales del estrado, pero se detiene en el último

peldaño— Su majestad tengo una duda — índica con malicia mal oculta —

¿Cómo tomo nuestra futura reina su defecto?—

La furia hierve en mí ante sus palabras, está buscando una pelea, pero no le voy

a dar ese placer.

Soy un Lycans inusual dado el color de mis ojos, no por el hecho de ser

distintos entre sí, sino porque uno de ellos es azul.

Ningún lycans posee ojos de ese color y al nacer con uno así la gente me

rechazó por ello. Después de todo, uno de mis ojos es del color de la sangre. Eso

no solo es atípico, sino que varias personas lo señalaron como un mal presagio e

incluso como un castigo de los dioses.

Mis padres tuvieron que reinar con los problemas de mi condición, peleando

con las familias influyentes, defendiendo mi estado.

Es por eso que esas familias apoyan a los Betas, después de todo Arístides tiene

ambos ojos verdes como hojas.

— A ella le agrada cómo soy — le digo y noto una sonrisa al ver la mentira en

mis palabras. Estoy tentado a saltar del trono y arrancarle la cabeza, pero me

contengo.

— Me alegro por ello —dice Arístides con sinceridad. —No lo molestaré más,

me retiro— indica alejándose del trono.

Quiero matar a ese bastardo, sus intrigas y juegos siempre me causan

problemas. Él desea mi trono y no parará hasta obtenerlo.

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Veo a Eunice aproximarse a mí cuando Arístides abandona la sala de tronos.

— Podría matarlo si me lo permites —me ofrece de forma tentadora.

Yo suspiro ante ello— Lo siento — le respondo — no pienso renunciar a ese

placer — así es, cuando el momento llegué acabaré con ese bastardo.

Pero la visita de hoy me deja algo en claro, no puedo seguir ocultando a mi

compañera.

El problema es que no creo que ella sea mi reina, aun así podría usarla para

calmar la situación. Mi mente construye un plan ante ese pensamiento y yo

sonrió.

Veamos que hará la Russus ante él

23. Propuesta

El sonido de la reja metálica subiendo me despierta. Estoy cansada y adolorida

y el hambre me molesta a cada minuto.

Puedo ver a Deu frente a las rejas y mi odio crece ante ello. Él muy maldito,

tiene un plato lleno de comida. No tengo ni idea de que es, pero huele muy

bien. Mi boca genera saliva al percibir el aroma y yo la trago.

— Buenos días —me dice Deu con una media sonrisa de zorro. Algo planea y

no me gusta eso.

Yo no lo miro, solo puedo ver su mano mientras come algo que parece carne

muy sazonada y tierna. Mi estómago gruñe ante eso, pero él lo ignora y me

habla como si nada.

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—Bueno, no creo que ese sea el saludo correcto después de todo, ya pasó la

hora del almuerzo— señala mientras chupa sus dedos— ¿Debería decir buenas

tardes?—me pregunta burlonamente.

Eso me enoja, estoy muy hambrienta y el maldito lo sabe, y lo peor es que no

quiero volver a comer otra cucaracha, su sabor me repugno, así que lo miro y

suspiro ante su plato de metal cargado hasta el tope con esa carne que huele

deliciosa.

Él me mira salivar y pregunta de modo burlón — ¿Quiere?—

Maldita sea mi hambre, es tanto que me encuentro asiendo un gesto afirmativo

con la mirada clavada en su plato, pero me recompongo y lo miro.

— ¿A cambio de qué?—pregunto enfadada — si me dices que es a cambio de

dejar de controlarte te repito que NO TENGO ESE MALDITO PODER — le

digo cansada y frustrada con todo esto.

Él me mira un instante jugando mis palabras y me contesta — hoy no vine por

eso, ya encontraré el modo de persuadirte para aquello— menciona— hoy estoy

aquí con un trato—

— ¿Qué tipo de trato?— pregunto desconfiada.

— Uno que involucra salir de este lugar y alimentarte— menciona de modo

perezoso.

— ¿A cambio de qué?— insisto desconfiada.

— De obediencia — responde mirándome a los ojos— harás lo que te diga,

cuando te lo diga, como te lo diga y a cambio puedo garantizarte comida y un

mejor lugar donde dormir, entre otras cosas — aclara.

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¿El imbécil cree que tengo una etiqueta de precio?— Está claro que no me

conoces — le digo mirando sus ojos — así que te aclaro que YO NO ME

VENDO, y menos por comida y techo— le respondo enojada.

Pero él me persuade — ¿ni siquiera para evitar tu ejecución?—

— ¿Qué?— pregunto con el rostro blanco

— Lo que escuchaste, obedéceme y anularé tu ejecución — me avisa.

Carajo, dónde está mi valentía cuando la necesito, ¿Ejecución? ¿Van a matarme

así como así? ¿Sin juicio ni nada?

Él nota el miedo en mi rostro y la duda y para empeorar las cosas apoya una de

sus manos en la daga que se encuentra en su cinturón.

Un nudo de forma en mi garganta. Pero respondo— de acuerdo, pero solo haré

cosas que sea capaz de hacer— le informo — y que quede claro que no tengo

poderes, así que no me ordenes cosas como volar ¿Está claro?—

Él me mira sopesando mis palabras y luego le hace una señal con la cabeza al

guardia. En ese momento las rejas se abren.

Deu se queda en el pasillo esperando que yo me pare y salga por mi cuenta, así

que lo hago, camino hacia él y tomo el plato incluso antes de que me lo ofrezca.

Que se jodan los modales comienzo a comer rápidamente. Tengo tanta hambre

que no me doy tiempo no de percibir su sabor. Él me mira con un gesto molesto

y comienza a caminar por el pasillo

— Sígueme—me ordena.

¿Cómo así nomás sin esposas, ni cadenas, ni guardias? Lo miro con duda, pero

lo sigo mientras continuo comiendo.

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El pasillo, al igual que la celda, tiene sueño de adoquines y paredes

empedradas. Cada cierto metro se observan las rejas de las otras celdas del

lugar. Al observar bien noto que ninguna tiene pared de metal. Y no solo eso,

las celdas tiene catres y un banco. Incluso son más luminosas por la ventana

grande que tienen en su interior asegurada con barrotes.

—Guau, veo que a mí me tocó la celda VIP— menciono con resentimiento para

mí misma, pero él se voltea con enojo en su rostro.

— Solo cállate y sígueme — me dice antes de voltear y seguir su camino.

No debería seguir al maldito bastardo, de hecho estoy tentada a tirarle el plato

de comida por la cabeza, y salir corriendo. Pero entiendo que eso no me traerá

nada bueno, así que me controlo, y sigo comiendo mientras lo sigo.

Al llegar al final del pasillo veo a un hombre alto, de piel bronceada y cuerpo

esculturalmente marcado, con unos ojos grises, observándome de modo osco

pero curioso.

— Despeja el lugar — le ordena Deu al extraño — no quiero cruzarme con

nadie —

Ante la orden el hombre se inclina y se adelanta a paso firme.

Deu sigue caminando y comienza a bajar por unas escaleras tan lúgubres como

el pasillo del cual venimos.

Mis piernas tiemblan con cada peldaño, tanto tiempo sin comer ha dejado a mis

músculos débiles y adoloridos, aun así sigo a Deu escaleras abajo hasta llegar a

una puerta de metal que abre dejando ver un pasillo opulento, ya he estado

aquí. Reconozco los cuadros en las paredes.

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Al llegar al final del pasillo Deu abre las puertas de doble hoja ingresando a la

habitación, yo dudo un momento, pero lo sigo ingresando con él.

En el interior se encuentra el hombre corpulento.

— Puedes retirarte Eunice — le ordena Deu y el hombre sale de la habitación

cerrando las puertas.

Deu me observa y se acerca arrebatándome el plato ya vacío.

Dejándolo en una mesa cerca de las cortinas cerradas de la habitación que se

encuentra iluminada por lámparas situadas en las paredes.

Lo veo acercarse a mí con su fornido cuerpo vestido con una camisa gris de

seda y un pantalón negro a juego con su cinturón. Se ve muy atractivo a pesar

de que sus ropas están arrugadas y su pelo revuelto. Él me atrapa observándolo

y frunce el ceño, molesto con ello.

Al llegar a mí tiene su mano hacia mi cabello y lo pasa por sus dedos. Su voz es

ronca cuando se inclina para decirme — apestas—

Es un imbécil, eso me enoja —Uy lo siento—le responde —es que en mi celda

no funcionaba la ducha— le contesto furiosa.

Él mi mira un instante antes de sujetarme del brazo y arrastrarme con

brusquedad hacia una de las puertas de la habitación. Ingresa en ella y me

empuja adentro mientras enciende la tenue luz del lugar. Es un baño, uno

grande. Con una ducha del tamaño de un armario. No tengo tiempo de

observar el lugar porque él abre el agua de la ducha y me empuja dentro.

—Está helada—me quejo cuando siento el agua, cubrirme, intento salir de

debajo del frío chorro de agua, pero él me lo impide.

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Cuando el agua se templa me suelta y me da un jabón bruscamente.

— Báñate— me ordena mientras me suelta y sale del lugar cerrando la puerta.

El agua sigue algo fría, así que me salgo del chorro y observo el lugar. Es

enorme, con azulejos azul mar y accesorios grises. Es obvio que es un baño de

hombres, no hay ni una pizca de toque femenino en el lugar. Este lugar es tan

frío como su dueño.

Es un imbécil, pero en algo tiene razón, necesitó una ducha, así que me quito

toda la ropa y me meto al chorro de agua caliente.

Mis músculos se relaja ante la fuerte corriente de agua que golpea mí espalda y

comienzo a pasar el jabón por todo mí cuerpo. No encontré nada similar a

Champú ni acondicionador, así que unto el jabón por mí cabello. Y me lo

enjuagó. El jabón tiene una fragancia masculina a eucalipto. Pero no es el aroma

que percibo de él cada vez que lo veo.

Cuando termino mi baño reviso mí costado y noto que ya está curado, con

algunas zonas rojas y cicatrices, pero mejor que hace una semana.

Rápidamente, envuelvo mí cuerpo en una gran toalla mullida y quitando la

condensación del agua me observo en un espejo que se encuentra sobre el

lavamanos.

Estoy hecha un desastre. Mi rostro está ojeroso y demacrado. No encuentro

ningún peine, así que dejo mi pelo hecho un nido.

Mientras me evalúo en el espejo Deu habré la puerta sin avisar.

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— Fuera —le digo— estoy desnuda— e intento cerrar la puerta para que no

entre. Pero él la abre con un empujón, obligándome a soltarla y sujetar con

fuerza la toalla sobre mí, cuerpo.

Él nota mi desnudes y lo veo tragar recorriendo mi cuerpo con la mirada.

Deu se aproxima hacia mí quedando a milímetros de mi cuerpo— No vuelvas a

decirme que hacer— me dice con voz amenazante— recuerda quién es el rey—

No le respondo, él solo agarra mi brazo nuevamente y me saca del baño.

— Espera— le digo y él se volteó furioso. —Solo necesito vestirme— le explico

señalando mi ropa.

Él mira mí ropa mojada en el lavamanos, donde intente lavarla lo mejor que

pude. Y luego me mira nuevamente.

— No volverás a usar eso— me indica.

Genial, ahora tengo que permanecer semidesnuda al lado de un Lunático.

Tal vez pueda coserle unos breteles o algo a la toalla para no tener que correr el

riesgo de que se salga de mí cuerpo. Es un alivi que por lo menos lleve mi ropa

interioraunque continua mojado por el lavado.

Deu me sigue empujando hasta obligarme a sentarme en la mesa redonda de su

habitación. La mesa está llena de bandejas metálicas con tapas en ella. Deu

suelta mí brazo y levanta una de las tapas mostrando más de la carne deliciosa

que devore en el camino.

Él sujeta unos cubiertos y me los entrega. Son un cuchillo y un tenedor. Y luego

me sirve agua en una copa ofreciéndomela. Está muy callado y demasiado

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bondadoso, esto me pone nerviosa después de todo cuando la limosna es

grande hasta el mendigo desconfía.

Él gira sobre la mesa y toma asiento frente a mí y con cara seria me dice.

— Bien te diré cuáles son tus órdenes—

24. Amenaza

Deu me mira mientras yo espero su propuesta. Una cosa es clara, no confío en

él, después de todo casi me mata y me mantuvo encerrada sin agua ni comida

por una semana y eso sin contar que permitió que me torturaran. No soy

estúpida, no voy a darle nada, solo esperaré a la oportunidad para volver a

escapar.

—Quiero que finjas ser mi reina— me dice, no es una petición, es una orden, su

tono de voz arrogante me molesta.

— ¿Qué? Es una broma ¿No?— le digo sin humor.

— No, no lo es, actuarías como mi reina y deberás hacerlo bien, después de

todo al parecer se te da muy bien mentir —señala con asco hacia mí.

Es un imbécil. No le he mentido en ningún momento, pero si es eso lo que

quiere creer mejor para mí. Tener a alguien dudando de cada una de tus

palabras tiene sus ventajas. Si algo aprendí en mi vida es que la sinceridad solo

te deja expuesta ante el daño de los demás, lo malo es que no soy buena

mintiendo. Pero si él lo cree así, no pienso corregirlo.

— ¿Y por qué no se lo pides a la sicópata pelirroja que me torturó?— le

pregunto levantando una ceja, mientras cruzo los brazos y lo miro evaluándolo.

— ¿Pria? Ella no podría hacer algo así, solo las escorias pueden mentir —

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Ok cambio de planes, primero mato al bastardo y después escapó.

— Si tú lo dices —le contesto — ¿Y qué tendría que hacer como una reina?—

pregunto burlescamente. Yo una reina si como no.

— Asistirás a una ceremonia y permanecerán a mi lado el tiempo necesario, sin

hablar, ni hacer gestos. Harás lo que te diga mientras dure y después te retiras

cuando te lo indique— Su voz está llena de resentimiento ¿Qué le pasa?

— ¿Y si me niego, o si me equivoco en algo, o se me olvida algo?— pregunto

vagamente.

Ante eso él no responde, solo me mira y desenfunda su daga haciendo que la

punta del metal acaricie lentamente el mantel de la mesa. Solo fue una sueva

caricia, aun así el filo del metal corto el mantel casi como manteca y dejo un

rallón en la mesa.

Entiendo, su amenaza y es espeluznante, el filo de esa cosa es peor que el de un

escalpelo quirúrgico, pensar que tuvo eso pegado a mi garganta me pone la piel

de gallina.

— ¿Alguna otra duda?—pregunta mirando fijamente mis ojos.

— No puedo hacerlo— le digo a pesar de mi miedo. Y antes de que me

responda enojado lo interrumpo —no es que no quiera, es que no puedo. Soy

nueva en este lugar, no conozco sus costumbres ni sus reglas de etiqueta,

cualquier acto mío podría ser una ofensa hacia los demás y yo ni siquiera lo

sabría. Será mejor que busques a alguien más— le digo — estuvo muy rica la

cena, pero creo que tengo que volver a mi celda. A Dani no le gusta pasar la

noche en soledad—le digo casualmente mientras lo veo levantarse de forma

aterradora y acercarse hacia mí.

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— No hables de otros frente a mí — me dice sujetando mi boca bruscamente.

Qué le pasa al lunático ni que fuese su novia, e incluso si lo fuese es obvio que

es un tóxico de mierda.

Lo veo acercar su daga a mi pecho mientras pregunta — ¿Queda claro?—

Él no quita la mano de mi boca, así que yo solo puedo asentir asustada.

Ante eso él me suelta y se vuelve a sentar como si nada hubiese pasado. ¡Es un

demente!

— En cuanto a lo que no sabes, no debes preocuparte, enviaré a alguien para

que te instruya en las normas básicas de etiqueta—me dice — y con respecto a

cualquier cosa que puedas decir, será fácil evitarlo, solo mantente callada— me

indica como si fuese una tonta.

Tengo que serenarme después de todo esto es mejor que la celda ¿No?

No estoy segura, la verdad.

En ese momento alguien golpea la puerta y Deu indica — adelante —

acomodándose en la silla y guardando su daga.

Veo a Arcan ingresando a la habitación y por algún motivo lo noto extraño al

verme. Si piensa vi diseccionarme otra vez le clavó el cuchillo que tengo frente a

mí en un puto ojo.

— ¿A qué se debe el motivo de tu llamada?— le pregunta Arcan a Deu aunque

me observa cada dos por tres, poniéndome nerviosa.

— Necesito que consigas todo lo necesario para vestir a la Russus y prepararla

para la ceremonia — le ordena Deu a Arcan.

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En ese momento Arcan parece conmocionado y al mirarme se agacha casi como

si estuviera a punto de arrodillarse frente a mí. Pero Deu lo detiene — No, no es

lo que piensas, así que párate derecho — le ordena furioso Deu — La humana

fingirá ser mi reina durante la ceremonia para calmar así a las familias—

Arcan se para derecho y mira a Deu con confusión en su rostro.

— ¿Y cómo haremos eso? — Pregunta impactado— Los cabezas de las familias

verán que es mentira con solo olerla— le indica Arcan.

— Yo me encargaré de ese detalle, y tú te encargas de lo que te pedí— le

responde Deu —puedes retirarte—

Arcan se va con un rostro lleno de inseguridad y dudas ante las palabras de su

rey.

— ¿Puede preguntar cuándo será la ceremonia?— Le digo a Deu.

— Ya preguntaste ¿No?—me señala acabando con mi paciencia — será dentro

de 4 días y te quedarás aquí hasta que la ceremonia de comienzo.— señala —

intenta no molestarme en ese tiempo. Estoy cansado, así que voy a dormir.—

me dice mientras se levanta y se dirige a la cama.

— ¿Y yo donde duermo?— le pregunto.

Él sonríe antes de responderme—puedes dormir en mis pies, en el suelo junto a

la cama—

¿Qué se cree que soy un perro? Imbécil.

25. Sueños

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Me despierto desorientada. Al ver que me encuentro en el suelo sobre una

alfombra. Los recuerdos me invaden. Puedo escuchar el sonido del agua

cayendo procedente del baño.

Me siento y suspiro enojada conmigo misma, con mi estúpido inconsciente. Los

sueños siguen frescos en mente y eso me enfurece.

Creí que había superado al bastardo de Brad, pero el maldito todavía me

atormenta. En mis sueños .me encontraba en un sitio similar a la horrorosa

celda VIP, todo era similar, salvó por un detalle. En él no era Deu quien me

aprisionaba, sino mi ex. Su rostro sonriente inocentemente mientras me tortura

y aun así se hace el desentendido, como si fuese inocente de todo aquello, como

si todo fuese por mi propia culpa.

Lo odio. Realmente odio lo trastornada que me dejó.

Quiero superarlo, pero él aún me tortura desde el inconsciente. No puedo evitar

sentir dolor ante eso, después de todo él fue a la única persona que deje entrar

en mi vida, al único que le conté mis secretos más íntimos, el único al que le

entregué mi piel y peor aún mi confianza.

El resentimiento me recorre y una cosa tengo bien clara en todo esto No volveré

a confiar en nadie y mucho menos en quien prometa amarme. Nadie puede

hacer eso, nadie más que yo.

Me siento en la alfombra mientras intento apartar mi cabello de mi rostro

suspirando por la montaña de emociones que se genera en mi interior y escucho

pasos sobre la alfombra. Al girar mi rostro veo a Deu. Maldita sea está desnudo,

cubierto solo con una toalla en su cintura.

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SIP, tal como pensaba, sus abdominales son irreales. El imbécil está más fuerte

que la casa del tercer cerdito. Ni Calvin Klein tiene un modelo tan atractivo.

Bueno, el hecho de que me despida de las relaciones no quiere decir que no

pueda mirar la oferta del mercado. Es como salir al centro comercial sin dinero.

¡Solo estoy mirando! No puedo evitar reírme ante ese pensamiento y él me mira

furioso.

— ¿Qué es tan chistoso?— pregunta enojado.

Ok, si yo tuve una mala noche, al parecer la de él fue peor. Tiene un humor de

perros.

¡No te rías Nice! Me digo mentalmente.

— Nada — respondo mientras aparto mi cara.

— Ve a lavarte —me ordena — apestas —

Sí, es todo un Don Juan. Bastardo.

Huelo mi cabello, pero solo siento el perfume del jabón.

— Estoy bien — le digo mientras él se dirigía a su armario.

Al oírme se gira y se aproxima hacia mí con su rostro furioso.

— No, no estás bien— me dice aproximándose a mí. Su furia me intimida y me

pongo de pie sujetando fuertemente la toalla. —Te di una orden — me dice

cerca de mí.

Su cuerpo aún está húmedo y su piel brilla acentuando sus pectorales. Pero su

aroma me confunde. A pesar de su baño, él sigue oliendo a chocolate amargo.

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— ¿Qué jabón usas? — preguntó confundida.

Mi pregunta lo desconcierta. — ¿Por qué preguntas?— me dice con curiosidad.

— Es que no hueles como el jabón de la ducha— le respondo mirándolo a los

ojos. Ver su rostro con sus ojos tan particulares clavados en mí, estando casi

desnudo, me incomoda. Puedo sentir el calor de mi sangre recorriendo mi

rostro mientras me avergüenzo.

Él nota mi repentino nerviosismo y agarra mi mentón obligándome a verlo. Por

un momento sus ojos parecen perderse en los míos, mientras los suyos reflejan

confusión. Pero su rostro se torna furioso mientras me habla—báñate ahora —

me dice soltando bruscamente mi rostro y apartándose como si estuviese

cubierta de excremento.

Ok sé hasta dónde puedo tirar de la cuerda y algo me dice que en este momento

no debería insistir más, así que me aparto dirigiéndome al baño.

Después de bañarme salgo envuelta en otra toalla. Y encuentro el enfermo de

Arcan en la habitación hablando con Deu que ya se encuentra vestido de negro.

Miro con furia a Arcan, ese bastardo y yo tenemos cuentas pendientes después

de todo.

Él me mira y al observarme se gira dándome la espalda. — Buen día — dice de

forma nerviosa. ¿Qué le pasa? Casi parece avergonzado.

— ¿Qué tienen de buenos?— le contesto.

— Compórtate criatura — me advierte fríamente Deu con una amenaza en su

voz.

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Pero el recuerdo de lo que pase en esa sala quirúrgica me enfurece— Necesito

ropa— le digo a Deu bruscamente.

— No estás en posición de exigir nada — me responde enojado.

— Al carajo con eso, no voy a pasarme el día desnuda, así que o me das algo

que ponerme o usaré tu ropa — le digo furiosa.

Su mirada se gira a mi consternado y parece pensar en esa opción mientras

recorre mi cuerpo. Pero luego sacude su cabeza como apartando esa idea.

— Arcan te conseguirá algo — me contesta enfadado mientras sale de la

habitación y cierra con un golpe fuerte las puertas.

— Bien— dice nervioso Arcan evitando ver mi cuerpo — ¿Tienes algo de

hambre?— pregunta.

Claro que tengo hambre — Sí — le respondo.

— Perfecto — responde animado — ven siéntate y desayuna, tengo algunas

preguntas para ti—

Otra vez no, sus preguntas me tienen harta.

Al ver mi rostro de frustración él añade— y también tengo información para

ofrecer a cambio— me dice a modo de negocio mientras corre la silla para que

me siente.

Bien, si voy a obtener algo a cambio eso cambia las cosas. Con eso en mente me

siento y observo la mesa.

Él solo verla, me hace salivar, hay leche, pasteles, galletas y masas. Genial, al

parecer los lycans saben de panadería.

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Comienzo a comer mientras le doy un sorbo a la leche blanca. Pensando en lo

bien que le quedaría un poco de chocolate. El perfume de Deu me trastorna.

Tengo que encontrar donde lo esconde. Si sigue oliendo así estoy tentada a

morderlo.

—Bien, comencemos con lo básico — me dice de forma tranquila — ¿cuántos

años tienes?—

No me esperaba esa pregunta teniendo en cuenta las preguntas anteriores.

— Veinticuatro —le respondo.

— Guau, eres muy joven — me señala sorprendido ¿Muy joven?

— ¿Cuántos años tienes tú?— le preguntó.

— No estamos aquí para hablar de mi — me dice Arcan

— Pues yo no hablaré de mí sin que me respondas — le digo.

Él suspira mientras ve que cruzó los brazos a modo de protesta.

— Ochenta— me responde.— tengo ochenta años—

Ok, ¿es una broma? No se ve como alguien de esa edad.

— Si claro — respondo con sarcasmo.

Él lo nota y me pregunta intrigado — ¿cuántos años vive un humano?—

— Por lo general nuestra esperanza de vida es de noventa años, tal vez un poco

más— le contesto y veo su sorpresa ante ello. Del bolsillo de su bata blanca saca

su libreta y anota todo. Odio esa maldita libreta.

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— Interesante —dice— ¿cuánto dura un año en tu planeta?

— Aproximadamente 365 días— le respondo mientras tomo un trozo de pastel

de frutas. — ¿Y aquí?—pregunto

— Lo mismo — responde perplejos

Guau, ¿cómo puede vivir el mismo rango de tiempo y aun así no envejecer?

— ¿Tienes un compañero?— pregunta de forma temerosa.

— ¿Compañero?— digo

— Si alguien con quien pasas el resto de tu vida. Con el que te apareas para

dejar descendencia — dice con la cara casi roja.

— Ja, no, no tengo—

Mi respuesta parece calmarlo y lo veo relajarse.

—Solo tengo un ex — le aclaro.

— ¿Qué es un ex?— me dice tensándose.

— Un exnovio — respondo sin darle importancia.

— No entiendo — me dice Arcan confuso — ¿Qué es un novio?—

— Un novio es como un compañero, alguien de quien te enamoras y con quien

puedes casarte y tener hijos— le explico— y un exnovio es alguien de quien te

separas—

Su rostro palidece ante mis palabras — ¿Cómo es eso posible?—me dice

consternado.

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— ¿Qué cosa?—pregunto.

— El hecho de que decidan separarse, no existe nada parecido a eso en

Glaukos—me dice—incluso la idea es absurda, ¿por qué dejar a la única

persona que puede completarte y darte hijos?—

¿Única persona? —Supongo que los Lycans son monógamos, pero los humanos

no—

Arcan siguió preguntando detalles de cuánto duran las relaciones, y como se

establecen entre otras cosas. Y me cuenta que los Lycans solo tienen una pareja

de por vida a la que llaman compañera. Es la única persona con la que pueden

tener hijos. Bueno, eso es algo positivo, nada de encontrarte segundas familias

repartidas por allí como pasa en la tierra.

Pero al cabo de un tiempo las preguntas se tornaron más personales y no me

apetecía responderle.

— ¿Cuánto tiempo estuvieron juntos con tu exnovio?— dice mientras espera la

noticia para anotarla.

— No voy a contestar eso —le respondo.

Él me mira por un instante, pero no insiste y hace otra pregunta.

— ¿Tienes cachorros con él?—

— ¿Qué? ¿Hijos? ¡No!, Claro que no— respondo.

Eso lo relaja y continúa

— ¿Cuál es tu época de estro?— dice de forma clínica como si hablara del clima.

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— ¿Época de estro?— pregunto confundida — ¿Quieres saber cuándo me

viene?— le pregunto escandalizada. Esto es humillante.

26. Estro

No pienso hablar con alguien que me ve como rata de laboratorio sobre mi

periodo.

— El estro es una etapa sagrada entre el pueblo lycans, incluso es motivo de

celebración— me informa Arcan.

Es broma ¿no?—pues es mi mundo es todo lo contrario, las mujeres ocultamos

ese hecho a toda costa y nadie se alegra cuando comenzamos a menstruar — le

cuento defendiendo mi decisión.

— Eso es absurdo —me dice sorprendido — si las hembras no informan de su

estro ¿Cómo saben los macho cuando es su periodo fértil para tener crías?—

— No lo saben —le informo— y si se enteran suele tener náuseas ante la sola

mención de ello—

— Es inaudito — me dice conmocionado— ¿cómo pueden ocultar algo así? —

— Eso es fácil existen muchos métodos para disimular a Andrés —le digo—de

hecho tú y Varlen destrozaron uno de esos elemento—

— ¿Andrés?— pregunta sin darle importancia a mí acusaciones de vandalismo

hacia mis tampones.

— Si, Andrés — respondo frustrada.

— ¿Y ese Andrés anuncia el comienzo de su estro?—pregunta mientras

continúa anotando en su libreta.

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Yo me río ante sus conjeturas.

— Andrés es el estro — le corrijo.

Él me mira confuso — lo lamento no comprendo —

Yo suspiro cansada, tal vez si le doy las respuestas sobre esto me deje sola un

rato. Necesito dormir. Dormir cómodamente en una cama. Y ya que Deu, no

está puedo tirarme un rato en la suya ¿No? Después de todo, cuando el gato no

está, los ratones hacen fiesta. Aunque en este caso sería cuando el perro no está

la humana se echa una siesta.

— Escúchame con atención porque ya estoy cansada de dar explicaciones — le

aviso — algunas humanas llamamos al estro Andrés porque rima con mes— le

digo. Pero para mí mala suerte eso no parece servir de mucho. — Ya sabes

Andrés el que viene una vez al mes—

Para mi sorpresa Arcan suelta la libreta mientras la piel de su rostro se vuelve

pálida. Lo veo tragar antes de preguntarme con voz temblorosa.

— ¿Cada cuando entran en estro las hembras humanas?— su rostro refleja

genuina preocupación.

— Una vez al mes — respondo de modo casual — o para ser más exacto una

vez cada 28 días—

Arcan se levanta preocupado mientras me sujeta de los brazos al preguntar —

¿Cuándo falta para tu estro?—

Yo dudo en responder, pero se ve tan preocupado que le contesto —De hecho...

Tengo un atraso — le informo mientras él mira mi cuerpo preocupado—

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debería haber comenzado hace unos días, pero suelo ser bastante irregular.

Aunque tengo todos los síntomas de que me está por venir.—

Arcan se aparta tenso—por la diosa Selene —susurra mientras mira mi vientre.

Y al decir eso sale corriendo de la habitación. No entiendo qué le pasa. Pero

considerando su locura, prefiero ignorarlo. Después de todo, ¿qué es lo peor

que puede pasar? ¿Qué entre con globos y bengalas para celebrar mi sangrado?

Le quitó importancia a todo aquello aproximándome a la enorme cama de Deu.

Y me subo a ella recostando mi cuerpo cansado. Solo espero que tarde mucho

en volver, así puedo tener un descanso decente para enfrentar toda esta locura.

Por lo menos ya no estoy en una celda y aquí me alimentan, solo debo encontrar

el momento justo para escapar.

Al acomodar mi cabeza sobre las almohadas puedo percibir el perfume de Deu.

No importa cuántas cosas dulces acabo de comer el aroma a chocolate de su

perfume me genera apetito. Mi boca saliva y mi cuerpo se calienta. Es una

sensación indescriptible.

El sueño me comienza a invadir lentamente mientras siento mi cuerpo

relajarme. Pero cuando estoy a punto de desconectarme, siento un fuerte ruido

proveniente de la puerta.

El brusco sonido me asusta y me siento observando a Deu con un rostro furioso

entrando a su habitación.

—Sal de allí ahora —me ordena casi con un grito.

Su furia me dice que debo obedecer, así que salgo corriendo de su cama.

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Supongo que los Lycans son territoriales con el lugar donde duermen como los

perros. Por lo menos no me muerde para sacarme de allí.

De tras de Deu veo a Arcan preocupado.

Alcanzo a bajarme de la cama cuando Deu me sujeta del brazo bruscamente

mirando mis ojos

— Basta de mentiras —me dice con tono amenazante

— ¿De qué hablas?— pregunto preocupada mientras intento soltarme de su

bruto agarre— ¿Qué mentiras?—

— Ninguna hembra puede tener un estro por mes— me dice indignado.

La vergüenza me recorre, no quiero hablar de esto con él.

— Yo no soy una hembra— le recuerdo—Soy humana y conozco mi fisiología,

no voy a hablar de eso contigo — le digo indignada mientras logro que suelta

mi brazo. — De todos modos mi menstruación no tiene por qué importarte—le

remarcó.

Por algún motivo mis palabras solo incrementaron su ira. Sus ojos parecen

brilla mientras me mira. — Tienes razón, tú no eres una Lycan— señala con

saña — eres una criatura inferior, vales menos que una mascota, o un animal de

corral —dice de forma burlesca— pero estás bajo mi mando, eres de mi

propiedad hasta que decida cuando terminar con tu patética existencia—me

dice acercándose cada vez más a mi mientras retroceso para no dejar de ver sus

ojos—y por ello no hay nada que no pueda saber—

Sus palabras me enfurecen, él no es mi dueño, ¡nadie lo es!

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27. Manzanas

Dormir con la Russus en mi habitación me fue imposible. Su aroma inunda todo

y me es imposible dejar de verla dormir.

Mi instinto no deja de molestarme al ver que duerme en el suelo y sin mantas.

No puedo ceder, es una humana, esto puede ser una trampa, una tan buena que

es capaz de engañar a mi instinto.

Según las leyendas, los humanos pueden tener distintos tipos de habilidades,

desde controlar el pensamiento de los demás, creando ilusiones, hasta controlar

las plantas, animales o los elementos. Sus poderes siempre fueron narrados

como terroríficos, diezmando poblaciones enteras mientras desatan su ira sobre

sus pobladores.

Ya sea a través de hielo, fuego o huracanes, nadie sobrevivía.

Y a pesar de que son leyendas, no puede subestimarlos teniendo en cuenta que

varias características de la Russus coinciden con esas leyendas. Desde su sangre

inusualmente roja, hasta su comprensión del lenguaje antiguo.

Al observar a la humana noto que está teniendo un sueño intranquilo, la veo

rodar de un lado al otro mientras respira agitado. Estoy tentado a rozar la piel

de su rostro para calmar su pena.

Maldita sea, no voy a hacerlo. Esa criatura me provoca pesadillas peores. Pero

ver su frágil cuerpo me hace dudar. Es pequeña en comparación con mi cuerpo,

y delgada. Podría morir con tanta facilidad.

Mi boca saliva de forma descontrolada al ver sus labios, llevando a mi mente a

recordar cuando probé su sabor. Ese sabor fue lo más delicioso que captaron

122
mis papilas gustativas en toda mi vida. Si pudiese describir su sabor sería como

la manzana más perfecta que pudo existir. Incluso ahora estoy tentado a

besarla, besarla de verdad alimentándome de ella.

Esos pensamientos y su aroma despierta mi cuerpo, mi deseo. Maldición, no

puedo continuar así, tengo que calmarme y alejarme de ella o me volveré loco.

Decido salir de la cama y darme una ducha, una ducha fría que calme mi mente

y mi cuerpo antes de hacer una locura.

Mientras me ducho puedo escuchar que ella se despierta, su respiración suena

agitada. Sea lo que sea que sueña parece afectarle de verdad. Intento no

prestarle atención, pero mi cuerpo se mueve solo secándome y saliendo del

baño. Al verla mi ansiedad disminuye.

Sus ojos me observan y me evalúan. Puedo notar como se sonroja. Pero en un

instante comienza a reír. Eso me enfurece, nadie se ríe de mí y vive para

contarlo.

— ¿Qué es tan chistoso?—le digo intimidándola

—Nada— contesta controlando sus facciones para evitar reír otra vez.

Ella me desespera, pero su aroma me debilita.

— Ve a lavarte— le ordeno irritado por la ronquera de mi voz — apestas —

Sé que no estoy siendo sincero, ni educado, pero es lo que se merece.

La veo oler su cabello que se ha ondulado por su baño de anoche, viéndose

incluso algo más corto. No debería gustarme su apariencia, el largo del cabello

de la mujer habla de su belleza, pero en ella odio lo bien que le queda. No

puedo seguir viéndola, así que me dirijo a mi armario para vestirme.

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— Estoy bien — responde, ignorando mi orden.

Nadie ignora mis órdenes.

— No, no estás bien — le respondo volviendo hacia ella, furioso por su

rebeldía— te di una orden — aunque mi conciencia me acusa de que solo lo

hago para sentir su dulce aroma frutal.

Ella huele a manzanas. Creí que eso se debía a qué la encontré comiéndose

algunas, pero el olor del fruto logro persistir en ella incluso en la celda.

— ¿Qué jabón usas? —pregunta con curiosidad mientras observa mi pecho,

sonrojada. Esa pregunta me confunde, ¿para qué necesita saber algo así?

— ¿Por qué preguntas?— le digo con curiosidad.

— Es que no hueles como el jabón de la ducha— ¿Ella percibe mi olor? Eso

parece un dato menor, pero entre lycans el olor de las personas varía

dependiendo de quién se trate. Entre compañeros el aroma representa lo que

más le gusta. Todavía recuerdo a mi padre decir que mi madre tenía aroma a

pollo asado. Eso debería ofender a mi madre, pero no era así, a ella le alegraba

porque ese era el plato favorito de él.

Eso también me confunde, la Russus no huele a mi comida favorita, es más, yo

odio comer frutas y más que nada manzanas.

Ella se ruboriza más al ver que la observo contemplando sus ojos y aparta su

mirada corriendo su rostro. Eso no me gusta. Pero me permite volver a pensar

con la cabeza, así que la obligó a verme diciéndome que solo lo hago para

imponer mi poder y no para grabar su mirada en mis recuerdos— Báñate, ahora

— le ordeno obligando a mi mano a soltarla, furioso por mis deseos de besar su

piel. Odio lo que me hace.

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Mientras la observo dirigirse al baño templo mi mente. Tengo mucho que hacer

hoy, como todos los días. Ser un Alfa es un trabajo de tiempo completo.

Después de vestirme escucho un golpe en la puerta. Sé quién es yo le ordene

que viniese. Así que solo le abro la puerta, mientras continuo abrochando mi

camisa.

—Averiguar todo sobre la humana, TODO— le ordeno mientras acomodo mis

mangas—Y trata de enseñarle algo de etiqueta para la ceremonia— agrego.

—Deu, eso es una mala idea, no podrás ocultar el hecho de que no porta tu

reclamo. —dice Arcan con su molesto tono de sabelotodo— Ellos incluso

podrían matarla—su preocupación es evidente.

— Solo has lo que te digo, yo me encargaré del resto—le ordeno sin paciencia.

Mientras escucho los pasos de la Russus saliendo de la ducha.

Ella mira a Arcan con furia. Al parecer su plan de manipularlo no le ha servido

de mucho.

Arcan la observa y nota su desnudes, por lo que se voltea incómodo y

avergonzado—Buen día —le dice a la humana con respeto que la criatura no

merece.

— ¿Qué tienen de buenos?— le contesta ella sin señal alguna de respeto o

educación.

— Compórtate criatura — le advierto, no permitiré que trate así a mi amigo, ni

a nadie, después de todo ella es lo más inferior en esta habitación. Aun así, la

furia de la humana es evidente cuando me contesta sin respeto alguno.

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— Necesito ropa— Eso me hace mirarla. Es verdad, necesita ropa, algo decente

que cubra todo de su cuerpo para no tentar a nadie más. Pero no es quién para

imponer sus necesidades.

—No estás en posición de exigir nada — le recuerdo intimidándola. Aun así,

ella me sorprende con su reacción.

— Al carajo con eso, no voy a pasarme el día desnuda, así que o me das algo

que ponerme o usaré tu ropa —

Su forma de contestar me consterna, ni mis hombres de confianza han osado a

hablarme así. Y lo peor de todo es que no puedo evitar imaginarla con mis

ropas cubriendo su piel. La idea me enloquece. No debería tentarme, las

hembras solo usan vestidos largos en este lugar, pero la imagen de ella con una

de mis camisas me quita el aliento. Necesito apartar mi mente de ella. Necesito

salir de aquí antes de que la tentación me lleve a la locura.

— Arcan te conseguirá algo — declaró sin volver a verla mientras salgo del

lugar huyendo de ella y de mis ideas absurdas sobre ella con mi camisa con sus

piernas esbeltas descubiertas.

28. Sabor

Al llegar a mi despacho encuentro a Eunice esperándome.

— Mi señor —me dice a modo de saludo, bajando su cabeza en señal de

respeto.

— Buen día, ¿Cuáles son las novedades?— le preguntó mientras ocupo mi lugar

en el escritorio.

Eunice duda en contestar, lo cual no es nada bueno.

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— Los representantes de las familias están exigiendo saber cuál es la fecha de la

ceremonia—

Yo suspiro ante eso. Al parecer Arístides los está instalando usando su

curiosidad para molestarme. Pero ya esperaba esa reacción, por eso di órdenes

de preparar la ceremonia para dentro de dos días.

— Ya envié a algunos mensajeros con las invitaciones, no te preocupes por

eso— le digo a mi hombre de confianza.

— También hemos registrado la celda de la humana como ordeno—me informa

— ¿Y bien?— inquieto

— Los guardias solo encontraron 276 karabos y un pequeño arak. — me

informa.

Entonces la Russus hablaba sola. De todos modos, esos insectos pueden servir.

—Tráelos —le ordeno a Eunice y agrego molesto— también trae una

manzana—

Veo la confusión de Eunice ante mi último orden, pero aun así sale del lugar a

cumplir con ellas.

Comienzo a leer las peticiones del día mientras Eunice trae un frasco repleto de

karabos. No puedo evitar recordar a la Russus alimentándose de esas cosas

asquerosas en la celda. Sé que no le agrado su sabor y aun así continuo

masticándolo con una mirada férrea. No puedo negar su determinación y

fuerza de voluntad. Ninguna hembra haría jamás algo así.

La humana a menudo encuentra formas de sorprenderme.

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Otro de mis hombres deja en mi escritorio un frasco con un arak.

Obviamente, la Russus no se percató de su existencia, esas criaturas suelen

generar gritos en las hembras. Su solo caminar sobre sus ocho patas espanta

incluso a algunos hombres, y eso que se trata de una cría. Los arak adultos

suelen ser del tamaño de una sandía grande.

Y eso sin contar con su veneno y dolorosa picadura.

Tal vez debería mostrarle al animal solo para asustarla un poco.

La idea me alegra mientras mastico.

¿Qué? Me enfurezco al notar que mientras pensaba en todo aquello, mi cuerpo

tomo de forma inconsciente la manzana que Eunice depósito en mi escritorio. Y

lo peor es que ya solo queda su corazón. Me he devorado su carne sin siquiera

ser consciente de ello.

Arrojo el corazón a la basura furioso conmigo mismo y veo que Eunice me

observa sorprendido — ¿Qué?—le digo molesto a mi amigo de la infancia.

—Creí que odiabas comer frutas — me dice.

Noto su sorpresa ante mi comportamiento, después de todo no existe nadie en

el reino que no conozca este hecho.

Ignorando a Eunice y sigo leyendo peticiones y reorganizando mis decretos.

Pero al cabo de un rato noto que estoy chupando mis dedos en busca del dulce

sabor de la maldita manzana. Frustrada suelto los papeles. No puedo pensar

así. No tengo hambre, pero me muero por morder otro de esos suaves frutos.

Maldita sea deja de pensar en eso, ¡¡deja de pensar en ella!

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— Eunice — llamo a mi amigo con más brusquedad de la que debería. Y

rendido a mis ansias le ordeno — trae un plato de manzanas—él me mira

sorprendido, pero obedecer y regresa luego de unos minutos con un plato con

tres manzanas.

Intento controlarme, concentrarme en mi trabajo ignorando mi deseo por ese

maldito fruto. Pero no puedo. Su color verde me recuerda el aro de sus ojos y su

carne roja me recuerda su sangre. Y lo que es peor, su sabor me recuerda sus

labios. Tomo una de las manzanas y la muerdo furioso conmigo mismo, furioso

con mi debilidad.

Cuando soy consciente de mi arrebato el plato está vacío y solo queda un trozo

de fruto entre mis dedos. Estoy a punto de arrojarlo y destruir todo el lugar,

pero el sonido de unos pasos acelerados me detiene. Y veo que Arcan ingresa

corriendo agitado a mi despacho sin siquiera tocar. Eso no es habitual en él.

— Tenemos problemas— me dice aproximándose apresurado y sin aliento a mi

escritorio.

— ¿Qué ocurre?—pregunto furioso. Su presencia aquí solo puede tratarse de

una cosa. La humana.

—Nice es más fértil que las lycans— dice aún agitado. Debió correr hasta aquí.

— ¿A qué te refieres?— pregunto inclinado mi cuerpo sobre mi escritorio.

— Según ella, los humanos tiene un estro por mes — señala con preocupación.

Eso es imposible entre las lycans las más fértiles solo tienen un estro por año. Y

eso ya acarrea bastantes problemas.

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Esto no puede ser verdad. Espero que no lo sea porque de ser así diluvio está en

riesgo, yo lo estoy.

El estro afecta a los compañeros de las lycans. El sangrado de una hembra es

sagrado y los machos solemos actuar de un modo muy problemático en ese

periodo. Y siendo el Alfa problemático en mi caso es poco.

Esto no puede ser verdad, ella debe de querer asustar a Arcan.

La furia me invade mientras me levanto y abandono mi despacho. Sin siquiera

notar que en el proceso consumo lo que queda de la maldita manzana. Estoy

harto de los juegos de esa criatura. Atravieso el pasillo ignorando a los enviados

que esperan de mí para que solucione sus problemas y me dirijo a mi

habitación.

Abro la puerta con brusquedad reflejando mi estado de ánimo y lo que veo me

congela.

La Russus estaba acostada en mi cama. Verla así, aunque fuese por un segundo

desestabiliza mi mente. Mi instinto me grita que ese es su lugar, que siempre lo

fue, ¡No! Maldita sea, es una humana.

— Sal de allí ahora — le ordeno intentando no gritar. Y me acerco a ella

mientras se baja de la cama con prisa. Alcanzo a sujetarla de su frágil brazo y le

digo — Basta de mentiras —

— ¿De qué hablas?— pregunta mientras intenta alejarse de mi —¿Qué

mentiras?—

—Ninguna hembra puede tener un estro por mes— le señalo indignado.

Y noto como su ruboriza ante mis palabras

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— Yo no soy una hembra— me dice furiosa — Soy humana y conozco mi

fisiología, no voy a hablar de eso contigo — menciona indignada.

Es verdad es humana. Ante eso suelto su brazo.

— De todos modos mi menstruación no tiene por qué importarte— remarca.

Maldita sea ella tiene razón, no debería importarme nada de ella. ¡No debería

afectarme tanto! La furia me recorre ante eso.

—Tienes razón, tú no eres una Lycans — señalo cruelmente— eres una criatura

inferior, vales menos que una mascota, o un animal de corral, pero estás bajo mi

mando, eres de mi propiedad hasta que decida cuando terminar con tu patética

existencia —

Mis palabras le duelen y se asusta intentando retroceder alejándose de mí — y

por ello no hay nada que no pueda saber—

Insultar a la Russus de ese modo no me causa satisfacción alguna, al contrario,

mi boca percibe un sabor amargo ante cada una de ellas.

Debo encontrar la forma de soportar todo eso. Necesito llevar a cabo mi plan y

para eso la necesito.

La utilizaré para calmar a las familias y luego acabaré con su vida. Ese es el

plan.

29. Tonto

No soy una persona brillante, de hecho si algo me queda claro cada vez que

aprendo algo, es lo mucho que aún me falta por saber. Pero en mi vida he

aprendido que mientras el ignorante ataca con la boca, el sabio se defiende con

el silencio.

131
Si el tonto Lycans cree que soy suya o de su propiedad, solo tendré que

demostrarle lo equivocado que está. Así que ante sus absurdas palabras no digo

nada solo bajo mi cabeza, esperando la calma de la tormenta.

— Arcan— llama Deu — consíguele algo de ropa para estar aquí y algo para la

ceremonia.

— Y tú— me dice sosteniendo mi barbilla para observar mi rostro — me

encargaré en persona de enseñarte porque no debes mentir— su voz es fría y su

toque es brusco. Aun así, no puedo dejar de ver sus ojos. Ellos parecen querer

decir otra cosa, algo menos cruel, que lo que dicen sus palabras.

Pero no puedo descifrar que es. Él me suelta y sale del lugar seguido por Arcan.

Solo puedo suspirar cansada de todo esto. Yo no miento, no suelo hacerlo, de

hecho soy malísima para ello. Pero Deu, no es la única persona que

habitualmente espero lo peor de mí. Incluso mi madre me trataba cómo un ser

maldito, incluso mi padre solía llamarme serpiente cuando intentaba defender

mi punto ante una discusión. Aunque admito que en esos casos no existía

mucho filtro en mis palabras,

Incluso Brad me comenzó a tratarme como si fuese una persona calculadora e

interesada. Ja, como si realmente me importan sus patéticas cosas.

Aparto mi mente de todo aquello y me dirijo a un rincón de la pared donde me

siento abrazando mis piernas. Realmente estoy cansada, pero no puedo bajar la

guardia lo suficiente como para dormirme otra vez.

Al cabo de un rato veo a Arcan entrando a la habitación con un cesto enorme

que coloca sobre la cama.

132
Mientras me busca por la habitación con la mirada calmándose al verme en el

rincón.

— He traído algo de ropa — me dice evitando verme nuevamente.

— Ya basta de eso —le digo frustrada

Él me mira confuso — ¿De qué?— pregunta.

— De hacerte el vergonzoso al verme— le contesto enojada — ya viste mi

cuerpo, más expuesto que ahora —le recuerdo.

Y veo como sé incómoda ante mis palabras, mientras se acerca hacia mí y me

tiende una mano de forma educada para ayudarme a pararme.

— Con respecto a mi comportamiento en el recinto, no tengo palabras

suficientes para disculparme — me dice sorprendiéndome. Lo veo nervioso e

incluso, siento su palma sudar.

No entiendo nada, él casi parece otra persona.

— Ven, déjame darte algo de ropa — me dice— No es lo mejor que puede

encontrar, pero servirá por el momento — continúa hablando nervioso — y

hablaré con la modista para que confeccione algo para la ceremonia — agrega.

Al observar la cesta veo muchas telas en ella y al agarrar una y estirarla noto

que es un vestido. Es bastante similar al que la loca lunática llevaba en la celda

cuando me golpeó. Aunque este es azul, es largo hasta los pies y parece hecho

de terciopelo. Las mangas son sueltas casi como alas de mariposas de color

blanco, al igual que el ruedo del vestido.

Parece algo sacado de la edad media o de una novela romántica. Es lindo, lo

admito, aunque algo me preocupa.

133
— ¿Qué?— pregunta Arcan al notar mi rostro.

— No es nada— le digo, pero no puedo conmigo misma, al carajo— ¿Cómo

usan este tipo de telas?— pregunto.

Veo que él no entiende a qué me refiero —es una de las telas más pedidas por

las hembras nobles — señala preocupado— ¿No te agrada?—

— No, contesto, no es eso… —No puedo decirle si no les molesta que se le

peguen los pelos de perro. — Olvídalo, prefiero esto a la toalla —le digo y lo

llevo al baño para vestirme.

Al ponérmelo y verme en el espejo me sorprendo. Me queda pintado, casi como

si lo hicieran para mí, parezco una princesa, no puedo negarlo, me gusta, solo

por un detalle.

Al salir del baño, Arcan suspira al verme y yo me siento incómoda.

—Te queda muy bien si me permites admitir — me dice. Su forma de hablarme

me incomoda casi parece un mayordomo.

— Está bien, supongo— le digo — aunque no estoy acostumbrada a usar

vestidos y menos vestidos largos.

— ¿Te gusta?— insiste Arcan

— Sí, aunque no es mi color favorito— admito.

— Y ¿cuál es ese color?— pregunta mientras toma su libreta.

Suspiro ante eso, pero igual contesto — Si se trata de vestidos de este tipo

supongo que prefiero el rojo — le respondo y él me mira reflejando sorpresa—

¿Qué?—

134
— Nada— responde— ¿tienes hambre?—

Es la mejor pregunta que me ha hecho en el día.

— Sí, mucha — contesto.

Arcan me tiende la mano y yo dudo, pero la agarro caminando descalza por la

alfombra hasta la mesa donde nos espera la comida ¿En qué momento sirvieron

todo esto? La mesa está repleta de comida, carne, verduras.

Me siento y agarro un poco de ensalada de algo similar a la lechuga, pero al

probarla tiene un sabor similar a pimiento dulce. Eso me sorprende, así que

pruebo una ensalada de zanahorias, pero sabe a tomates. ¿Qué clase de

verduras son estás? Agarro un tomate y al morderlo tiene consistencia de papa

y sabor a apio.

Esto me gusta, así que me pasó la comida probando todas las verduras. Todas

parecen similares a las de la tierra y le pregunto su nombre a Arcan confirmo

que su nombre también es igual, pero su sabor no lo es. Esto me recuerda a la

manzana con sabor a mango. No puedo evitar sonreír ante tantas sorpresas.

— ¿Te agradan los vegetales?— pregunta Arcan, anotando en su libreta.

— ¡Sí! ¡Son una locura! —en la tierra no tiene este sabor, le cuento

entusiasmada. — ¿Puedo probar sus frutas?—pregunto esperando su respuesta.

Pero una voz fría me contesta desde la puerta.

— No —

Al girar me veo a Deu entrando a la habitación, con cara de pocos amigos.

135
— Puedes retirarte— le dice a Arcan y veo como el hombre de cabello blanco se

marcha ante la orden, con su libreta entre sus manos—tráiganlos —ordena Deu

y veo como dos hombres entran dos contenedores cubiertos con una tela negra.

La curiosidad me invade, pero el miedo también. No espero que Deu traiga

cosas lindas para mí. Y menos después de su última amenaza.

—Traje algo para que recuerdes tu estadía en la celda— me dice señalando

hacia los frascos—tal vez así entiendas por qué debes obedecer— me dice

destapando uno de los frascos que está lleno hasta el tope de cucarachas

amarillas vivas.

Todavía recuerdo su asqueroso sabor. ¿No esperará que me las coma? ¿No? No

pienso volver a hacer eso.

Él nota mi cara de asco al pensar en ello y sonríe.

— Lo sabía—dice mirándome satisfecho —no existe ninguna hembra a la que le

agraden las karabos— y se aproxima al otro contenedor— así como tampoco

soportan a las arak así que decidí traerla para hacerte compañía— me dice con

una sonrisa maliciosa — tal vez así obedezcas más — y lo veo voltear el frasco

aún tapado volcándolo para dejar salir a su contenido mientras comienza a salir

de la habitación satisfecho con su acción.

¿Qué carajos es un arak? No puede ser algo bueno si piensa dejarme encerrada

con eso aquí.

La criatura sale del contenedor sorprendiéndome. ¡Es Dani!

30. Pria

Cuando salgo de la habitación espero unos minutos antes de irme. Quiero

escuchar gritar a la Russus quiero que demuestre miedo y debilidad. Necesito

136
eso para romperla, para que me obedezca. Pero el grito no llega, solo alcanzo a

escuchar una exclamación de sorpresa. Tal vez el miedo la dejo inconveniente,

desmayándose.

No debería preocuparme ante tal hecho, me digo y aun así estoy por abrir la

puerta para revisar cómo está.

— ¿Deu?— siento una voz femenina llamarme desde el pasillo y yo suelto las

puertas girándome hacia la voz.

Al hacerlo veo a Pria caminar hacia mí.

Su rostro se ve ojeroso, pero su apariencia es tan pulcra y femenina como

siempre.

— Pria no deberías estar aquí — le digo con paciencia.

— Deu llevo días sin poder verte no mi digas eso —dice Pria con una voz frágil.

Yo suspiro cansado — ¿Qué sucede?—

— ¿Ella está allí?— pregunta con recelo.

No soy idiota, sé que Pria estaba encaprichada conmigo, pero la luna nunca la

eligió.

— Pria estoy ocupado — le digo cansado mientras mi dirijo a mi oficina— si

deseas conocerla la verás en la ceremonia como los demás —

— Es que no entiendo — se queja— al menos dime de qué familia es —

Detengo mi caminata y la miro—¿Por qué lo haría?—

Ella retrocede afligida por mi pregunta. Se ve tan frágil y desdichada.

137
—Pria solo vete, la conocerás durante la ceremonia — ella se gira marchándose.

Pria siempre ha estado cerca de mí, ella no le perdonará la vida a la Russus por

torturarme, después de todo Pria es tan implacable como yo.

Al entrar a mi despacho encuentro a Eunice.

— ¿Ahora qué?—pregunto enojado.

— Verlan pide una audiencia —me dice.

— No daré audiencias hasta después de la ceremonia, ya lo sabes — le

recuerdo.

—Es por la Russus— dice Eunice.

Maldición, necesito que termine este maldito día— Haz que venga— le digo

cansado a Eunice.

Al cabo de un rato ambos ingresan a mi despacho y Verlan me saluda bajando

su cabeza.

— Mi alfa, lamento molestarlo en este momento, pero tengo una queja urgente

— dice Verlan

— ¿De qué se trata?—le digo, mientras junto mis manos sobre mis piernas,

sentado en mi escritorio.

—Es sobre la humana que capturó mi señor— responde, dando vueltas, eso me

molesta.

— ¿Qué sucede con eso?— le digo.

138
— Ella no se encuentra en el recinto, mi señor y Arcan no quiere informarme

nada acerca de su paradero—puedo notar el resentimiento y los celos en su voz,

qué hombre más patético.

— ¿Y?— le digo.

Eso lo confunde — Señor, ¿y si Arcan la dejo ir? O peor, ¿y si no quiere

compartir al sujeto de prueba?— agrega enfadado— todavía nos falta ver su

fisionomía, ver el interior de su vientre y estudiar la constitución de sus huesos

— se queja Verlan.

Escucharlo hablar de ese modo sobre ella me enfurece.

— Dime una cosa... Verlan — le ordeno — ¿Cómo realizan dichos estudios?—

Él me mira al responder y veo un brillo sádico en ellos — Oh, eso es simple, le

cortaremos su vientre con ella consciente mientras observamos en su interior

sus viseras —describe Verlan y continua — Y con respecto a sus huesos he

considerado romper uno de su fémur con una quebradura expuesta así

podremos observar mejor su contenido—

¿Abrir su vientre? ¿Quebrar sus huesos?

Cómo podría permitir algo así.

— Eunice— llamo y él se adelanta —acompaña a Verlan —le ordeno — llévalo

al lugar donde estaba encerrada la humana—

Puedo notar la sorpresa y alegría del sujeto ante mi orden.

— Gracias mi señor, le aseguro que llevaré a cabo mis investigaciones a penas la

tenga en mi poder—me dice con entusiasmo— pero —agrega antes de salir —

139
¿Qué sucederá con Arcan? ¿Puedo sugerir algún castigo? Si le parece —dice

mostrando su veneno.

Yo lo miro — ¿Cuál sería tu sugerencia?— pregunto con media sonrisa.

— Desollarlo, mi señor— responde con una alegría enfermiza.

— Es una opción bastante dolorosa según mi opinión—le digo —pero es lo que

se merecen los traidores ¿No?—

— Claro mi alfa— responde Verlan contento con mi decisión.

—Eunice —asegúrate que el traidor sea desollado.

Eunice sonríe ante ello y dirige a Verlan fuera de mi oficina.

No puedo imaginar el rostro de Verlan cuando se dé cuenta su destino.

Me relajo en mi silla y observo la luna asomarse por el ventanal.

Al mirarla no puedo evitar preguntarle a la diosa Selene ¿Qué hice para sufrir

todo esto?

No debería pensar en estas cosas, este fue un día pesado, y el sueño me molesta.

Salgo de mi despacho ordenándoles a los guardias—Que nadie me moleste — y

con ello me dirijo a mi habitación.

Tengo curiosidad de cómo estará la Russus, ante la presencia del Arak, pero al

ingresar a mi dormitorio la imagen que me recibe me deja perplejo.

— ¿Te gustan? ¿Si verdad?— le dice la Russus al arak mientras le arroja karabos

para que el animal consuma.

140
Esto no es lo que esperaba, la humana trata a la arak como una mascota. ¿Quién

en su sano juicio haría algo así?

Veo a la arak caminar hacia ella y en vez de apartarse la humana extiende su

mano dejando que la cosa se pose en su mano.

— ¿Qué es todo esto?—pregunto confundido y enfadado.

¿Dónde está la hembra débil y miedosa que creí encontrar? Esta mujer me

confunde. Y su locura debe ser contagiosa porque incluso me parece lindo el

modo en que ella sonría al horrendo animal mientras lo alimenta con sus manos

desnudas llenas de insectos asquerosos.

— Ah —dice —hola—saluda con el arak todavía en sus manos.

— ¿Qué haces con eso?— pregunto indignado ante su comportamiento.

— Arcan me dio el vestido, si no te gusta llévale las quejas a él — me responde

y recién en ese momento soy consciente del vestido azul que cubre su esbelta

figura.

Ella está sentada en la alfombra y el vestido extendido a su alrededor y

sosteniendo al arak como si fuese un ave herida. ¿Cómo es que esto me parece

tan hermoso?

31. Presentación

Es obvio que a Deu, no le agrada Dani.

— Me refiero a eso — dice señalando a la Araña blanca en mi mano.

141
— Ah — respondo — Dani, este es Deu, Deu ella es Dani— digo quitándole

importancia, aunque me alejo un poco de él parándome, temerosa de que

lastime a mi nueva mascota.

Me costó mucho que Dani dejara de huir de mí, por suerte tenía las cucarachas

amarillas para tentarla. Después de un par de horas y varias cucarachas ya no

se alejaba.

Es preciosa, nunca vi una tarántula así, sus pelos blancos cubren todo su cuerpo

dándole un aspecto de peluche peludo y sus ojos violetas resaltan de forma

tierna. Al verla más de cerca pude notar que sus articulaciones de las patas

tienen un leve color violeta.

Soy consciente de que no a muchos les gustan esta clase de animales, pero a mí

sí y mucho.

Volteo a ver a Deu controlando que no me arrebate o mate a Dani y lo

encuentro con un rostro perplejo.

— ¿Qué?— pregunto

— ¿El arak es con lo que hablabas?— su sorpresa se vuelve enojo.

— Era mejor que las visitas — le respondo enojada. Así que aquí llaman a las

arañas Arak, curioso.

Siento un brazo sujetando mi nuca y me sobresalto.

— Cuida tus palabras humana — me dice Deu presionando con fuerza sobre la

parte posterior de mi cuello mientras su boca está a sentimientos de mi oído. El

maldito es rápido.

142
—Ok— digo asustada, pero él no me suelta. Se queda así cerca de mí. Esto es

incómodo, no puedo evitar ponerme colorada. Después de todo, el maldito es

muy atractivo. ¿Por qué no me suelta?

— Di mi nombre otra vez — me ordena con voz algo ronca.

— Deu— repito esperando que así me deje, pero no lo hace aunque la presión

de su mano disminuye.

— Dilo completo — exige.

¿Completo? Yo no sé su nombre completo ¿Qué espera que le contesté Deu el

alfa? No lo creo.

— No te ofendas, pero no conozco tu nombre completo — le digo tratando de

calmarlo — después de todo nunca te presentaste—

Ante mis palabras él me suelta y noto un gesto de molestia en su rostro. Se aleja,

casi saliendo de la habitación perdido con sus pensamientos. Eso me pone

nerviosa tal vez si es un psicópata.

Al cabo de un rato se voltea y me mira decidido. Se para frente a mí y mirando

mis ojos se presenta —Deukarion Lupus, alfa de la manada del Diluvio, rey de

los Lycans—

No sé cómo actúan aquí ante algo tan formal, pero yo no soy una persona

pomposa.

— Hola Deukarion —le digo — diría que es un placer, pero ambos sabemos que

eso es mentira—

La furia es notable en sus ojos mientras se aproxima a mí.

143
Si ya sé, tengo que cuidar más mi boca si quiero vivir.

Comienza a retroceder con Dani aún en mis manos mientras pienso como salir

del embrollo que yo cree

— ¿Tienes hambre?— pregunto con mi voz temblando, pero él no se detiene.

—Si —contesta recorriéndome con la mirada.

Carajo, los lobos comen carne ¿No?

— ¿Qué te gustaría comer?— pregunto rogando que no se comporte como el

lobo feroz de Caperucita roja.

— Manzanas— responde muy cerca de mí.

¿Qué? ¿Manzanas? Ok, eso es mejor que mi carne.

Aun así, está muy cerca, demasiado cerca.

Su rostro se aproxima a escasos centímetros del mío e inhala fuertemente. ¿Me

está olfateando? Eso sí que es enfermo. Me incomoda y él nota mi incomodidad,

— Ve a bañarte ahora mismo —me ordena bruscamente, pero no se aparta.

Bien, prefiero bañarme a seguir en una posición tan incómoda. Así que me

aparto caminando de costado, rozando mi cuerpo con la pared que alcance de

tanto retroceder.

Voy hacia el contenedor de vidrio y dejo suavemente a Dani en él tapándolo

para que no escape. No me gusta la idea de tener mascotas encerradas, pero

Dani es algo pequeña en comparación con los que viene a este lugar, podrían

pisarla, así que no tengo más remedio que dejarla en el frasco

144
Después de eso, dejo el recipiente en el rincón de la habitación que elegí como

mío y entro al baño.

Si continuo bañándome tanto voy a perder mis huellas dactilares.

Aunque así por lo menos estoy sola. Al Terminar de bañarme me seco y me

pongo un vestido suelto que según Arcan es un piyama. Es un trozo amorfo de

tela blanca, pero por lo menos cubre todo mi cuerpo y eso es un alivio

Al salir llevo conmigo una pila de toallas. Y noto que Deu me mira levantando

una ceja ante mi conducta.

Pero lo ignoro y me dirijo a mi rincón de la habitación dónde coloca las toallas

dobladas formando un colchón con ellas y uso la toalla más grande como

manta.

— ¿Qué estás haciendo?— pregunta Deu con su usual tono furioso.

— Una cama — le respondo mientras coloco más toallas en un extremo a modo

de almohadas.

— No te di autorización de usar las toallas asi— me dice a mis espaldas.

Al girarme lo veo parado cerca de mi rincón con los brazos cruzados.

Yo suspiro ante sus molestas palabras— Escucha Deukarion— le digo mirando

su pecho— Yo accedí ayudarte con el fin de poder estar mejor que en la celda —

le señalo — y dado que no puedo usar tu cama, tengo que acudir a mi

creatividad — le indico— No te preocupes en el baño todavía quedan toallas

como para que me bañe 5 veces más—creo.

Y tras decir eso me meto en mi cama improvisada y me tapo.

145
Él no se mueve y noto que me mira como un acertijo que no logra comprender.

Pobre, no va a entender a esta chica, ni yo mismo lo hago, después de todo soy

más difícil que tratar de resolver un cubo Rubik siendo daltónico.

—Nadie te dio permiso de construir un campamento —me dice furioso.

Yo suspiro cansada y me siento en mi cama improvisada viéndolo. — Bien,

Deukarion, ¿Puedo dormir con algo de dignidad? ¿O debo seguir acurrucada en

el duro y frío suelo?— pregunto con sarcasmo.

Obviamente, eso no le agrado porque lo veo acercarse hacia mí y tirar de uno

de mis brazos, levantándome de mi pseudo cama, llevándome hacia la suya,

empujándome para que caiga allí.

Yo miro confundida la cama en la que estoy. No voy a negarlo, esto es mejor

que las toallas.

— Acuéstate en mis pies — me ordena con tono frustrado. Y se tiende en la

cama, vestido mientras tapa su rostro con su brazo derecho.

Bien, no voy a discutir, esto es mejor que el suelo, así que me recuesto en los

pies de la enorme cama mirando hacia el techo.

Pero no puedo dormirme, esto es cómodo para mi cuerpo, pero es incómodo

para mi mente.

Y al parecer a Deu le pasa lo mismo, dado que no deja de girar de un lado a otro

en su enorme espacio de la cama.

— ¿No puedes dormir?—pregunto aburrida e incómoda.

—No es tu problema, Russus — me contesta enojado.

146
Es un imbécil. Intento cerrar los ojos y dormirme, pero él continúa girando y

acomodando bruscamente su almohada. Por lo menos podría prestarme una,

maldito tacaño.

Sus movimientos me molestan. Me hartan, prefiero el suelo. Me siento en la

cama, dispuesta a ir a mi cama de toallas.

— ¿Qué estás haciendo?— pregunta Deu al verme.

— No me dejas dormir, prefiero ir al suelo—respondo harta.

— tú no irás a ningún lado—me dice con una mirada fría— así que acuéstate o

vuelves a la celda— me amenaza.

Bien, prefiero acostarme de nuevo. Pero no puedo relajarme. El olor a chocolate

me hace babear. Y mi estómago se queja haciendo ruidos vergonzosos.

— Deja de hacer tantos ruidos — me dice irritado.

— No es mi culpa, tengo hambre—me defiendo.

El maldito me ignora, pero sé que está despierto, su cuerpo está demasiado

rígido, incluso sigue vestido sobre las mantas ¿Qué nunca descansa? Y el

maldito olor a chocolate me vuelve loca. ¿Dónde lo esconde? Tal vez lo lleve

consigo oculto en un bolsillo como una golosa culposa. Sea lo que sea, me está

volviendo loca.

— Deu — lo llamo en susurros, pero no responde así que insisto— Deukarion

— le susurro más fuerte.

Ante eso él se sienta en la cama, furioso

— ¿Qué quieres?— pregunta sin paciencia.

147
— ¿Me convidas chocolate?— pregunto tímidamente. Tal vez no sea tan

mezquino y comparta algo.

Él me mira confundido—uno, no tengo chocolate — responde—y dos de todos

modos no te daría aunque lo tuviese—

¿Por qué es tan mezquino?

32. Exnovio

— ¿Por qué haces esto?— pregunto angustiada

— Yo no hago nada, estás exagerando — contesta él

— No, no lo hago— contesto con lágrimas amargas —Me lastima la forma en la

que me tratas— le digo con angustia — antes no eras así—

—La gente cambia —responde frustrado con mis palabras— tú también

cambiaste— me dice

— No es cierto, yo sigo igual y me duele sentirme tan sola, soy tu novia y vivo

contigo y aun así me dejas tan sola que incluso ni te enteras cuando me

enfermo. Eso me duele. —

—Estás exagerando —responde él aludiendo su responsabilidad afectiva, pero

estoy dando pelea, mi última pelea, no puedo quedarme con las cosas sin decir.

—No exagero, te la pasas más con tus amigos que conmigo —Señalo— te vas el

viernes y vuelves el domingo en la noche borracho y tratándome como si fuese

un perro— recordarle sus errores y maltratos no me dan placer alguno al

contrario son un trago amargo en mi garganta.

148
— Me haces sentir sola y no querida, no valorada, y ¡no lo merezco! —le indico

llorando.

—Ya estás exagerando— alude— siempre haces una escena antes de que salga

con mis amigos. —

Hablar con él es inútil, él no va a entender mis sentimientos y ya comprendo el

porqué. Yo no le importo, es como mis amigos me señalan Brad, dejo de

quererme y mi cariño solo no basta para mantenernos unidos, no cuando él va

apagándolo con cada acción hiriente y descuidada hacia mí. Pero igual insistí,

porque no podía dejar ir a aquel hombre del que me enamore, aunque él ya no

exista, aunque solo quede una cáscara vacía.

Así que comienzo a seguir a Brad llamándolo mientras él camina alejándose

cada vez más de mí.

Una fuerte sacudida me despierta. Estoy en una cama y unos ojos brillantes me

miran furiosos y confundidos.

La realidad llega a mi mente y noto que Deu sostiene mi brazo. Supongo que

me sacudió para despertarme. Me siento en la cama confusa y con una gran

angustia en mi pecho. Mi rostro pica y al pasar mis manos por el encuentro

lágrimas en mis mejillas. ¿Estaba llorando?

Deu, no suelta mi brazo y lo miro confusa.

— ¿Quién es Brad?v pregunta enojado y con voz fría.

¿Cómo sabe su nombre?

— ¿De qué hablas?—pregunto intentando alejarme de él. Pero no me suelta

— La persona que llamabas en tus sueños — me indica con enojo contenido.

149
Lo último que necesito es hablar de mi ex con el lunático.

— No quiero hablar de él— respondo evitando su mirada.

— No te pregunté si quieres — dice de forma brusca

Pero me siento llena de angustia, no puedo tolerar sus tratos, ahora solo

necesito estar sola.

Él se impacienta y vuelve a insistir — contéstame criatura, no juegues con mi

paciencia, ¿quién es?—

Mi frustración me gobierna y me suelto de su agarre —No voy a hablar de él —

le gritó furiosa y dolida.

— ¿Por qué?— pregunta con amenaza en sus ojos viendo cómo se acerca para

imponer su amenaza.

Pero yo explotó ante su presión, ante mi sueño, ante todo lo que he pasado en

este lugar, ante todo lo que viví con Brad

—PORQUE ME DUELE — le respondo con un grito quebrado por la angustia

que carga mi pecho.

Mi respiración ya no llena mis pulmones y a pesar de no querer hacerlo mi

llanto afloran ahogándose. Solo puedo cubrir mi rostro y acercar las rodillas a

mi pecho mientras los pesados y amargos sollozos, atraviesan mi garganta.

Claro que me duele, yo lo amaba, creí que Brad sería la persona con la que

envejecerá, con quién formaría una familia, con quién sería feliz. Y a pesar de

toda mi determinación al separarme, aún me duele su desamor. No puedo

evitar sentirlo como un engaño. No puedo evitar sentirme usada y abandonada.

150
Mis músculos están tensos esperando la brusquedad de Deu. Pero él no me

vuelve a tocar. No sé qué hace, no me animo a verlo, no quiero. Ya es bastante

humillante que me vea así. No necesito ver cómo le satisface mi sufrimiento.

No sé cuánto tiempo me quedo así. Pero al levantar mi rostro veo que la

habitación está vacía.

Tantas emociones y llanto dejaron mi cuerpo exhausto y con dolor de cabeza.

Me siento incómoda y pegajosa, así que camino lentamente hacia el baño y me

ducho.

El agua caliente relaja mis músculos y calma un poco el dolor de cabeza,

aunque no hacen nada con el enorme vacío de mi pecho.

Al salir de la ducha encuentro a Deu sentado en el borde de la cama con sus

brazos sujetando su cabeza y sus manos enredadas en su pelo.

Él mi mira y parece algo nervioso al hablarme con voz ronca — Necesito que

me digas quién es él — insiste, aunque su tono ya no carga furia sino

preocupación. Al ver sus ojos ya no tiene su mirada fría, sino una mirada

perdida, como alguien que no sabe qué hacer.

— Ya no importa —le digo con voz ronca de tanto llorar parada en el umbral de

la puerta del baño.

— ¿Qué fue lo que te hizo?— pregunta y ante eso la respuesta escapa de mis

labios como un suspiro

—Rompió mi corazón —

151
33. Brad

El olor de la Russus me perturba, no puedo relajarme estando ella tan cerca de

mí, en mi cama. El sonido de su respiración regular me mantiene en un estado

de ansiedad. Al parecer ella ya está dormida.

Por lo menos ya no insiste con que le dé chocolate ¿Qué piensa que soy un

niño? Ni siquiera me gusta comer esa clase de cosas. Pero ella insiste ¿Es algún

tipo de burla? El sonido de su estómago le causó molestia a mi instinto,

causando que me insista en darle lo que quiere, lo que anhela.

Es un alivio que está dormida. Me siento en la cama viéndola dormir. ¿Cómo es

que fuese afectarme tanto incluso estando inconveniente? El deseo que siento

por abrazarla junto a mi pecho es insoportable.

Verla así me muestra lo frágil y bella que es y me mantiene en vigilia prestando

atención de cada detalle en su rostro.

La humana igual que ayer, comienza a tener un sueño intranquilo, causando

que su rostro comience a fruncir el ceño y su respiración se agite.

Pero a diferencia de ayer, hoy refleja angustia en sus facciones y para mi

sorpresa veo una lágrima escapar entre sus párpados cerrados surcando su

rostro.

¿Qué le sucede? Estoy tentado a agradar su frágil cuerpo y acariciar su cabello

para calmar su pena. Mi instinto me ladra que lo haga y noto consternado que

mi cuerpo se mueve acercarse a ella.

¡No maldición! Es solo otra de sus manipulaciones, no puedo ceder, me digo

peleando contra mi instinto. Solo que al parecer estoy por perder esa pelea al

ver otra lágrima caer.

152
Dejando atrás mi autocontrol me aproximó a ella para calmar su pena, pero su

voz me detiene.

—No —dice con un susurro dolido mientras su cuerpo se mueve intranquilo.

La preocupación me invade, y estoy por abrazarla intentando calmar un poco

de su dolor. Pero su voz mi detiene en seco

—Brad — dice con pesar.

¿Brad? ¿Quién demonios es Brad? Maldita sea esta criatura. Me va a volver

loco. Estoy al filo de la desesperación viendo su sufrimiento ¿y menciona a

alguien más?

La furia me engulle mientras con brusquedad sacudo su cuerpo despertando a

humana. Ella sale de la inconsciencia del sueño. Yo sujeto su brazo furioso con

ella. Y le inquiero — ¿Quién es Brad?— Veo como me mira confundida aún con

las mejillas mojadas por sus lágrimas.

— ¿De qué hablas?— pregunta tratando de alejarse de mí.

— La persona que llamabas en tus sueños — le contesto molesto. Y noto la

angustia revivir en sus ojos.

—No quiero hablar de él—me dice escapando de mi vista.

¿Por qué debería importarme lo que esta criatura quiere?

— No te pregunté si quieres — le remarcó, pero aun así no responde colmando

mi paciencia— contéstame criatura, no juegues con mi paciencia, ¿quién es?—

Ella se suelta de mi agarre, furiosa al contestar

153
— No voy a hablar de él —me responde con un grito cargado de ira. ¿Ella tiene

ira? ¿Después de todo el tormento por el que me hace pasar? No tiene idea de

con quién se está metiendo.

— ¿Por qué?—pregunto amenazante decidido a obligarla a soltar lágrimas. Por

mi furia, por la tortura que me imparte, por no ser mi nombre él que escapa en

sus sueños.

Pero ella contesta con un grito lleno de dolor congelando mi cuerpo —

PORQUE ME DUELE —

Ante este grito veo como sé derrumba, ni siquiera en la celda y bajo tortura

lloro así.

Su llanto es casi mudo, con sollozos cortados que penetran mi piel.

Verla así me desestabiliza. Ella abraza sus rodillas ocultando sus lágrimas

sentadas en mi cama.

Por más vil que la considere, sé que esas lágrimas son reales, sé que su

sufrimiento lo es y me siento inútil ante ello. Debería sentirme bien ante su

sufrimiento, pero no lo hago, es una agonía, provocando en mis nervios un

escalofrío doloroso que invade mi pecho.

No puedo verla así. Estuve buscando romperla sin siquiera notar que ya estaba

rota. La culpa y vergüenza me invaden y me aparto de ella saliendo de mi

habitación.

Estoy dispuesto a salir a correr, soltar mi forma de batalla para rogarle a la luna

que calme mi pena, pero no puedo. Ella me detiene. ¿Por qué está así? ¿Qué le

sucedió? ¿Y quién es ese maldito Brad?

154
Ante esa pregunta noto que no sé nada de la Russus que me dé alguna

respuesta sobre su estado y eso me frustra.

Pero Arcan debe saberlo. Así que corro furioso hacia los pasillos del personal de

diluvio dónde reside Arcan y sin siquiera golpear ingreso a su habitación. El

sonido de mis pasos, interrumpiendo en el lugar, despiertan sobresaltado a

Arcan.

Al verme él sale de la cama preocupado— ¿Qué ocurre? — Pregunta nervioso.

— ¿Quién es Brad?— pregunto furioso.

Pero Arcan me mira confuso

— ¿Brad? No sé quién sea. No hay ningún guardia en Diluvio con ese nombre—

responde colocándose sus gafas.

No tengo la paciencia para dar explicaciones y mucho menos para hablar con

alguien en este momento— ¿Dónde está tu libreta? — Suelto.

Veo como se sorprende ante mi pregunta y aun así busca entre sus cosas del

escritorio y me tiende su libreta de anotaciones. Yo la tomo y salgo del lugar sin

más explicaciones.

Voy hacia mi despacho y me encierro para leer el contenido del cuaderno

denominado como Humana tomo uno.

Las primeras páginas están plagadas de información clínica sobre los análisis de

su sangre.

Seguido de información sobre su vestimenta y demás detalles, nada que me

hable de un tal Brad.

155
Arcan, anoto cada detalle y respuesta de la Humana, su gusto por las frutas y

verduras, incluso su color favorito y su predilección por los postres con cremas.

Si bien no encuentro nada sobre un Brad encuentro, datos que me sorprenden.

Los humanos no tienen compañeros. Pero tienen algo parecido, los novios.

Aunque a diferencia de los lycans estos pueden decidir dejar a las humanas,

convirtiéndose en Exnovio.

No lo entiendo con lo difícil que resulta encontrar y conquistar a una

compañera ¿por qué deciden transformarse en exnovio? ¿No pueden evitarlo y

así no perder a su compañera?

Según los apuntes, la Humana tiene un exnovio. La consternación y enfado me

inundan. ¿Cómo es posible que ya tenga compañero?

Debería estar furioso ante este hecho, pero solo me siento desolado.

Al mirar por la ventana veo que comienza amanecer. Ya pasó otra noche y aun

así no pude dormir. Todo el cansancio se aloja en mi espalda.

Me dirijo a la habitación, por lo menos una ducha relajará mi cuerpo, pero al

llegar la Russus está en ella.

La habitación huele a ella. Me siento al borde de la cama exhausto. ¿Por qué

tortura mi mente de este modo si ya tiene compañero? Esto me confunde, me

enoja.

Solo que al verla salir de la ducha, mi enojo se evapora. Se ve débil y

desdichada, como una flama que persiste sobre un tronco completamente

carbonizado. No lo entiendo. Porque le afecta tanto y aun así está sin él.

156
— Necesito que me digas quién es él — insisto y ella se detiene en la puerta del

baño.

— Ya no importa — me responde con voz ronca. ¿Cuántos tuvo que llorar para

terminar así? La he torturado de muchas formas de las cuales no me

enorgullece y aun así ella no lloro así. ¿Cómo puede ser? — ¿Qué fue lo que te

hizo?—pregunto sin comprender.

Pero su respuesta me consterna

— Rompió mi corazón— me dice de forma dolorosa.

La miro sin comprender, ¿Cómo rompes a alguien de aspecto tan frágil y

esencia tan fuerte?

Aun sin entender mis conflictivas emociones ante todo esto, tengo muy en claro

algo.

Voy a matar a ese mal nacido.

34. Peste

Veo como la mirada confusa de Deu toma una determinación asesina. No sé

qué está pensando, pero espero que no me haga daño.

Lo veo acercarse a mí con paso rápido y me encojo de miedo esperando algún

golpe o grito, mientras cierro con fuerza mis ojos. No debería mostrar este tipo

de cobardía, pero me siento débil, rota

Hoy no tengo fuerzas para dar batalla.

El mareo me sorprende y abro mis ojos, sorprendida, al notar que Deu sujeta

uno de mis brazos y me arroja a la cama.

157
No a los pies de la cama. A la cabeza y noto que abre las mantas bruscamente

cubriéndome con ellas.

Esto es nuevo. No lo entiendo, su rostro muestra una terrible rabia, pero él

aunque sea de un modo brusco, me está acostando en su cama arropando mi

cuerpo.

Intento levantarme confusa ante todo eso, pero él me vuelve a acostar,

colocando mi cabeza entre las almohadas.

— Acuéstate — me dice. Peo intento levantarme, esto me da mala espina— él

me mira serio al decir — te di una orden criatura—

Su rostro me indica que por mi bien será mejor obedecer, así que me acuesto y

agarro las mantas cubriéndome hasta la nariz.

Él suspira cansado al verme y lo veo dar un paso hacia mí. Pero se detiene y se

gira dirigiéndome al baño. El sonido del agua de la ducha cayendo y el calor de

las suaves mantas me relaja. Si darme cuanta me duermo. Y por suerte esta vez

no sueño.

Un grito me despierta.

—Criatura —llama Deu enfadado desde el baño. Eso me altera y salgo de la

cama cubierta por la toalla con la que salí del baño.

— Russus — vuelve a llamar.

— ¿Sí?— pregunto temerosa acercándome un poco a la puerta cerrada del baño.

— ¿Podrías explicarme por qué no hay más toallas en el baño?— lo escucho

preguntar con un tono de voz conteniendo su ira.

158
Mierda, cierto, puede que haya exagerado con la cantidad de toallas que

quedaron en el baño después de armar mi cama. Lo noté al terminar de

bañarme y encontrar solo una en la pila del estante.

— Russus — insiste en una respuesta.

Corro hacia mi cama improvisada y tomo la toalla que hacía de almohada

corriendo de regreso golpeó la puerta— ten— le digo extendiendo la toalla. Y

me alejo esperando que no esté enfadado por ese simple desliz.

Pero me equivoco. Deu sale con cara enojada de la ducha con la toalla anudada

a su cintura y su cuerpo todo mojado. ¿Por qué no se secó?

— Maldita, sea criatura, has impregnado todas las toallas con tu peste — me

dice.

¿Peste? Me obliga a bañarme todos los días, dos o tres veces al día, no tengo

ninguna maldita peste.

—Yo no apesto— me defiendo.

Y él me mira evaluando mi rostro enojado. Mi tono de voz ha mejorado y ya no

suena ronco al hablar. No sé cuánto tiempo dormí, pero al parecer eso me sirvió

de mucho.

— Claro que apestas— indica — y no puedo secar mi cuerpo con ese olor en

todos lados.—

Es un imbécil. No es mi culpa que tenga olfato de perro. Aunque tal vez

necesito otro jabón para que no me moleste con lo del olor, otro que tenga un

perfume distinto.

159
— Si no quieres que apeste préstame tu jabón — digo cediendo a sus caprichos

— tal vez si me baño con el que usas mi olor sea otro—

— ¿Otro jabón?—pregunta — yo no uso otro jabón — es un mezquino

mentiroso.

—Bien, si quieres ser mezquino entonces te aguantas mi olor y punto — le digo

cruzando mis brazos.

— ¿Mezquino? ¿De qué hablas yo uso el mismo jabón que tú?— Decir eso por

algún motivo hace que se avergüence y aparta su mirada.

—Por favor— digo escandalizada — ¿esperas que crea eso?, El jabón que uso

huele a eucalipto y tú no hueles así—

Lo veo seguirse sorprendido al escucharme con su cara casi pálida — ¿A qué

huelo? — pregunta con verdadera curiosidad.

Al carajo, como si no me diera cuenta, no soy tonta, puede que no tenga su

olfato de perro, pero puedo sentir su aroma incluso cuando está lejos de mí,

incluso entre el olor a humedad y putrefacción de la celda—a chocolate — le

contesto. Esperando que se caiga su mentira.

Maldición huele tan bien que incluso me planteo la posibilidad de darle un

mordisco al jabón, aunque sepa que no va a saber igual.

Por algún motivo mi respuesta lo hace sonrojarse. ¿De qué hablas?— pregunta

avergonzado.

— ¿Vas a negar el aroma de tu jabón?—preguntó levantando una ceja.

Pero él se aparta y entra al baño, trayendo consigo la barra de jabón verde, aún

blanda y húmeda por su uso— yo uso esto criatura, y no huele a chocolate—

160
No entiendo, puedo jurar que él huele a chocolate, su ropa, incluso la cama.

— ¿Hay alguna fábrica o lugar donde produzcan chocolate cerca de aquí?—

pregunto confusa—¿O trabajas en una?—

— Soy el Alfa criatura, no necesito trabajar en ninguna fabrica—me señala

ofendido.

— Esto no tiene sentido — digo —Tú hueles como al mismísimo Willy Wonka

— le acuso.

Aunque eso no fue buena idea porque él se aproxima hacia mí con los ojos

furiosos mirando a los míos acorralando con el borde de la cama. Carajos y está

desnudo, mojada y con un olor muy apetitoso. Esto me pone nerviosa, no solo

por el temor sino por el deseo que me despierta.

— ¿Quién es ese Willy Wonka?— pregunta enfadado.

— ¿Qué?— pregunto confundida intentando no ver sus pectorales.

— ¿Es otro maldito exnovio?—

Genial, el lunático ya está al corriente sobre mi vida amorosa. Debí suponer que

Arcan no se guardaría esos detalles solo para él. Aun así, su pregunta ofende.

— ¡No!—contesto —claro que no—

Ante mi respuesta noto sus músculos relajarse, pero no se aparta — entonces

¿quién es?— insiste.

— Es un personaje de una historia infantil — contesto—Un hombre con una

fábrica de chocolates—

161
Él me observa luego de mi respuesta, pero no sé aparta, al contrario, aproxima

su boca a mi cuello y con voz ronca me pregunta — ¿Quieres morderme?—

Es la pregunta más sugestiva, escandalosa y rara que me han hecho, pero eso no

es lo peor. No, claro que no. Lo peor fue que mi maldito inconsciente me

traiciona al responder

— Si — maldita sea— ¡No!, No— aclaro avergonzada hasta la médula.

35. Dama de compañía

Ante mi respuesta ambigua, Deukarion se aproxima más a mí mirando mis ojos

fijamente. Esto me incomoda. Siento que sujeta mi mentón suavemente y me

obliga a verlo mientras clava su mirada en mis labios. ¿No va a besarme? ¿No?

¿Qué se supone que debo hacer en este momento? ¿Dejar que me bese?

¿Apartarlo? No puedo pensar con claridad su aroma a chocolate me inunda el

cerebro obligándome a tragar saliva.

Por suerte un golpe en la puerta me sobresalta. Genial salvada por la campana.

Solo por un detalle. Deukarion ignora el llamado y se inclina dispuesto a

besarme.

El pánico se eleva, pero mi deseo también. Tal vez deba dejar que me bese y

llevarme el recuerdo como suvenir. Después de todo el lunático está tan

delicioso como huele.

¡No! Nice piensa con la cabeza. Me digo a mí misma. Esto es una mala idea, no

debería dejar que pase.

El golpe de la puerta, vuelve a sonar, esta vez más fuerte, y para mi

tranquilidad Deu se aleja frustrado mientras abre la puerta con brusquedad. —

¿Qué?— pregunta asustando a quién sea que golpeó.

162
— Lo siento — escucho a Arcan— solo quería saber si tú y Nice están bien —

responde temeroso de la reacción de Deu.

Deu se aparta de la puerta y le contesta —Ella sigue viva —responde mientras

me mira aún con deseo, pero con furia.

Sí, no debo dejar que me bese. Ese sicópata me quiere muerta. Me recuerdo

mientras un escalofrío me recorre.

Deu mira a Arcan— Dile al servicio que cambie las toallas y sábanas de la

habitación en este instante— ordena mientras vuelve al baño. Al rato escucho el

agua de la ducha ¿De verdad va a volver a bañarse? Estoy empezando a pensar

que sí apesto ante sus reacciones. Así que acerco un brazo a mi nariz y lo huelo.

Arcan regresa y me encuentra olisqueándome confundida.

— ¿Ocurre algo?— pregunta nervioso.

— ¿Apesto?— pregunto. Después de todo, él también tiene olfato de perro.

Pero ante mi pregunta, él palidece. Se ve nervioso y no responde dado que un

conjunto de mujeres entran a la habitación sin dejar de mirar el piso y

comienzan a trabajar.

Son como un huracán del orden, pasan rápido por cada rincón de la habitación

y ordenan y limpian todo. En menos de cinco minutos dejan la habitación como

nueva. Ninguna mira ni habla. Ni siquiera pude ver sus rostros. Una de ellas

toma el frasco con Dani y yo me alteró.

— Eso no— intento decirles que no se lleven a Dani, pero Arcan me detiene y le

habla a la mujer que no levanta la mirada.

163
— Dejen el contenedor — les indica. Así que la mujer deja a Dani y salen de la

habitación.

— No debes hablar con nadie — me recuerda en voz baja.

Suspiro ante eso. Es una regla estúpida. No que fuera la persona más habladora

del mundo.

— Pero te he conseguido una dama de compañía —me dice esperando que eso

me alegre.

¿Una dama de compañía? Cómo en las épocas feudales “qué moderno".

Deu sale del baño cubierto con una toalla que Arcan le dejo allí durante su

ducha. Y sale secando su cabello con otra.

Él me mira antes de entrar al vestidor de su armario— No más campamentos de

toallas—me ordena mientras me da la espalda y entra a vestirse. Por favor esa

espalda es sexy.

¡Controlarte! Me digo mentalmente y noto como Arcan me observo todo este

tiempo. ¡Lo que me faltaba! Ser pillada devorando con los ojos al desquiciado

ese. Me alejo frustrada y agarro uno de los vestidos del cesto dirigiéndome al

baño para vestirme.

Al salir se encuentra vestido con un pantalón de vestir negro y una camisa azul

oscuro. Lleva los primeros botones desabrochados y está apoyado en la pared al

lado de la puerta de salida. Al verme me recorre con la mirada. Llevo un

vestido parecido al de ayer, aunque este es amarillo y con lazos en el pecho en

forma de corsé. Su mirada me pone nerviosa.

164
Al cabo de un rato él aclara su garganta y me dice—Arcan consiguió alguien

que te enseñe de etiqueta para la ceremonia de mañana— me dice— será mejor

que te comportes y que recuerdes que tú eres la única criatura inferior aquí—

"Qué dulce" Bastardo.

Luego de decir eso vuelve a recorrerme con la mirada y se marcha de la

habitación.

Arcan se aclara la garganta, incómodo con todo eso y me avisa— Tu dama de

compañía se llama Core — me cuenta— recuerda que nadie puede saber que

eres humana, así que evita darle información sobre eso—

— ¿Por qué?— pregunto molesta.

— Por qué podría matarte— me responde Arcan con sinceridad.

Ok elijo creerle y no arriesgarme a qué otra mujer loca me torture

Asiento ante su sugerencia y Arcan se dirige a la puerta llamándola — Core,

puedes pasar—

Arcan vuelve a ingresar seguido por una mujer de pelo castaño largo y

ondulado. Lleva un flequillo ondulado sobre su frente enmarcando su pequeño

rostro. Tiene unos ojos de avellana muy dulces y labios finos. Su nerviosismo es

notorio. Es un poco más baja que yo y delgada.

—Buenas tardes, mi luna — saluda Core inclinando su cabeza con sus manos

unidas en su regazo.

Su voz es dulce y tímida, pero su porte se ve respetuoso.

— Buenas tardes — respondo.

165
— El señor Arcan me informo de que posee amnesia y que deberé enseñarlo los

conocimientos básicos para su ceremonia. —recita ella.

Ok, eso ayuda mucho.

— Bien por dónde empezamos. —pregunto.

— Puedo decirlo lo básico, he traído algo para que tome apuntes. —me dice

mostrando un hermoso cuaderno forrado en cuero y decorado con gemas

azules. Y una especie de pluma mecánica.

— ¿Eso es para mí?— pregunto sorprendida.

Pero Corre se asusta ante mis palabras emocionadas —entiendo que no es de

gran calidad y belleza, me disculpo por mi error—dice ella tímidamente.

Eso me sorprende — ¿Qué? ¿De qué hablas? Son hermosos — le digo

acercándome a ella.

Mis palabras le sorprenden y levanta su rostro mirando el mío con sorpresa.

Noto cómo evalúa mi aspecto. Tengo el vestido chueco, y el pelo todo

enmarañado, además de granos en la cara, obviamente no soy una princesa de

Disney.

Pero es respetuosa y me entrega el cuaderno y la pluma.

— Ordenaré que traigan algo de té para que puedan estar más cómodas—

informa Arcan y se marcha.

Yo me aproximó a la mesa y me siento colocando el cuaderno en ella y

acariciando sus piedras. Son lapislázuli y Ágatas azules. Me encantan. Están

pegadas de modo que forman una hermosa luna azul.

166
—Esto es muy bello —le digo a Core y ella se emociona.

—Me alegra que le guste— me dice ella tímidamente.

Abro el cuaderno que tiene rayas, menos mal.

— ¿Y bien?— pregunto — ¿Qué es lo primero?— le digo mientras tomo la

pluma y Arcan entra con una bandeja en sus manos con dos tasas y unas

galletas.

— Lo primero es reconocer a los miembros importantes de la corte— me indica

Core.

Ok, será mejor que anoté esto, así que tomo la pluma y comienzo a anotar, pero

un ruido estrepitoso me asusta. Al levantar la cabeza veo a Corea parada y con

su silla en el suelo. El susto de su rostro es notable y al ver a Arcan él tiene la

cara blanca.

Me giro para ver qué miran, pero al parecer el problema soy yo.

— Su majestad esa mano no sirve para escribir—señala con miedo Core.

— ¿A sí?— y miro a Arcan con confusión.

— Señorita Core será mejor que se retire un momento debo revisar la salud de

su majestad— ante las palabras de Arcan ella levanta la silla y se retira.

— ¿Qué hice ahora?— pregunto confundida a Arcan.

Él suspira al verme y contesta. — Nadie en Glaukos usa esa mano, es imposible

y un insulto usar la mano no hábil para hacer algo— me informa.

Ok ¿Ahora cómo le explico que soy zurda?

167
—Pues en mi planeta algunas personas tienen su habilidad en la mano

izquierda— le explico.

Su curiosidad se nota en el brillo de sus ojos.

— ¿Cuántas personas?— Pregunta

— El diez por ciento de la población mundial — respondo.

— Esa es una muy pequeña porción—señala, pero luego mira hacia la puerta y

se concentra—, pues tendré que solicitarte que utilices tu mano derecha

mientras estés con Core—

Si claro como si fuese fácil.

—Mi letra se verá horrible, peor que la de un niño — le aviso.

— Eso lo arreglaremos, después— me dice y se aproxima a la puerta llamando a

Core.

El resto de la tarde me la paso escribiendo con dificultad una lista interminable

de normas de etiqueta

Son normas absurdas como no darle la espalda al rey, no bajar mi cabeza frente

a un Omega, ni beta, no comer antes que el alfa y cosas por el estilo. Este lugar

es un fósil monárquico viviente. Y se espera que yo actúe como una reina

cuando salí de un barrio pobre. Esto no va a salir bien suspiro mientras veo mis

horribles anotaciones en el cuaderno.

Mi letra de por sí es fea, pero con la mano derecha ni yo la entiendo. Tendré que

pasar todo cuando Core no esté

168
Al verla noto que sigue incómoda y tensa, pobre, parece que le va a dar un

ataque de pánico en cualquier momento.

Arcan nos trae un cesto con manzanas y Corre lo agarro para ofrecerme una,

pero la pobre tiembla tanto que me las tira todas encima.

La escucho exclamar asustada mientras se dedica a juntar las manzanas

rogando perdón

— Lo siento mucho — dice por quinta vez— no quería ofenderla por lo de su

escritura y ahora esto — dice roja y asustada — entiendo si me encierran por lo

que hice, lo lamento mucho. —

¿Encerrarla? Ella cree que voy a torturarla o algo así. Por un simple error. ¿Qué

clase de gente frecuenta?

— ¿Core?— la llamo mientras ella mira el suelo, afligida y temblando parada al

lado de su silla— no voy a encerrarte por algo así — le digo.

Pero ella comienza a llorar — ¿me azotarán?—

¿Qué? Azotar. ¿Es una broma?

—No— contesto escandalizada con la idea levantándome de la silla. Pero a

pesar de eso, ella llora en silencio.

— Core fue un accidente—le digo de forma tranquilizadora— nadie puede

castigarte por ello—

Ella me mira confundida — Mi reina realmente perdió la memoria. Soy una

Omega cualquiera en la manada tiene derecho a castigarme —

169
Este lugar está muy mal ¿Cómo pueden castigar de forma física a alguien como

ella? Core se ve pequeña y frágil.

— No me importa si eres una Omega, o un alfa, nadie te va a lastimar por un

error— le digo. Aun así, ella continúa sin creerme.

Suspiro frustrada, ella no debería vivir así aterrada de sus propias acciones por

culpa de alguien más. Tengo que romper ese molde. Miro a Arcan y luego a la

habitación. Ok, si lo que ella espera es un castigo, le daré uno.

—Pensándolo bien tienes razón— le digo a Core — tu conducta me ofende y

tendrás que pagar por esa ofensa—

Arca me mira, pero no interviene ¿Qué nadie para este tipo de barbaridades?—

Arcan espera a fuera — le digo de forma firme fingiendo el porte de una reina.

Él me mira confuso, pero sale de todos modos.

Core tiembla mientras me acerco a ella— ¿Tienes zapatos?— le preguntó.

— Si mi señora — contesta con un hilo de voz.

— Quítatelos — le ordeno y ella obedece sin chistar.

— Dame tu mano —le ordeno y tomo su mano sintiendo el sudor en ella. La

llevo hacia la cama y me subo en ella parándome sobre el colchón. Ella me

observa confundida — ¿Qué estás esperando? Sube — le ordeno y ella mira la

puerta temerosa, pero me obedece parándose frente a mí en el colchón mullido

de Deu.

— Escucha con atención, voy a darte una lección y espero por tu bien que no la

olvides, ni tú, ni tus hijos, ni tus nietos— le digo mientras agarro sus manos

170
entre las mías. La pobre tiembla de forma descontrolada mientras llora

silenciosamente por el miedo.

Yo suspiro y comienzo a cantar mi fragmento favorito de Try Everything de

Shakira

*Las aves no solo vuelan

Primero se caen y luego se levantan

Nadie aprende

Sin equivocarse

No me rendiré, no cederé

Hasta que llegue al final, luego comenzaré de nuevo

No, no me iré, quiero probar todo

Quiero probar a pesar de que pueda fallar*

El hecho de que cante en esta situación es ridícula, pero a mí me sirve y bueno

cada quien con su método ¿No?

Veo a Corea confundida ante mi extraña forma de dar castigos.

— ¿Y bien?— le digo— tu turno —

Ella me mira confundida y avergonzada.

— Escúchame Core o cantas la canción o no te dejaré irte de aquí— le advierto

— me preguntó ¿qué dirá el alfa al verte parada en su cama?—

— No, mi señora por favor — ruega ella llorando

171
— Canta entonces — le digo a modo de negación.

Y ella lo hace sorprendiéndome con su entonación, se olvida de algunas

palabras, pero se las susurro mientras canta con temor y voz baja.

—Bien, ahora hagamos que tu espíritu lo crea, — le digo con una sonrisa y

comienzo a cantar, él fragmente esperando que me acompañe a coro.

Core lo hace, aunque creo que es solo por cortesía. No está la chispa que busco.

— Otra vez le digo con una sonrisa y cantamos cada vez más fuerte —pero no

hay chispa todavía.

— Vamos, puedes hacerlo mejor que eso— le digo y la cantamos de nuevo

mientras comienzo a saltar en la cama. Ella se tensa, pero yo la balanceo y ella

se ríe.

— Otra vez— le digo mientras me río sola. En esta ocasión Core está más suelta

y salta conmigo mientras cantamos a gritos.

*Las aves no solo vuelan

Primero se caen y luego se levantan

Nadie aprende

Sin equivocarse

No me rendiré, no cederé

Hasta que llegue al final, luego comenzaré de nuevo

No, no me iré, quiero probar todo

172
Quiero probar a pesar de que pueda fallar*

Al terminar de cantar las dos nos reímos como niñas de 8 años haciendo una

travesura.

— ¿Qué es todo esto?—dice Deukarion entrando con furia a la habitación ¡Up!

Veo a Corea bajar de la cama a toda velocidad e inclinarse ante el Alfa con

temor.

Yo lo miro desde la cama que está toda desordenada por nuestros saltos.

— Retirarte—, le dice Deu a Core con brusquedad. Ella sale corriendo del lugar

olvidando sus zapatos por el miedo.

— Baja de allí en este momento— me ordena enfadado.

Yo lo hago tropezando con las mantas en el proceso. Mi respiración sigue

agitada de tanto saltar y reír y creo que estoy colorada.

Él me mira sin decir nada por un rato, esto me pone nerviosa ¿Qué espera, que

me incline como Core y ruegue perdón? ¡Ja! Si como no.

36. Preparaciones

Camino por diluvio intentando calmar mi mente. Debo concentrarme en mi

trabajo. La ceremonia es mañana y la seguridad no puede fallar, después de

todos los grandes cabezas de las familias más importantes estarán aquí.

Todo debe estar en su lugar, cada guardia debe cumplir su función a la

perfección y dado que ya mostraron fallar al dejar a la Russus escaparse y salir

de Diluvio, mi control debe ser más exigente.

173
—Quiero a todos los hombres armados — le digo a Eunice mientras camino por

la sala de banquetes. El lugar está atestado de personas que viene y van

corriendo con mesas, sillas y decoraciones, los preparativos comenzaron hace

dos días y aun así les falta mucho para terminar. Aunque generalmente la

ceremonia de presentación de la nueva reina se prepara con una semana de

anticipación, Arístides me ha empujado a adelantarla. Eso y la Russus.

No puedo seguir conviviendo con ella. Si paso otro día más cerca de ella

terminaré cayendo en sus redes.

No lo permitiré e incluso si pasa tengo un plan de contingencia. Aunque espero

no tener que llegar a ello.

La sala de banquetes se encuentra limitada por la fuente del plenilunio. Arcan

ha cubierto la fuente con una carpa para que las miradas indiscretas no generen

más problemas.

Al entrar en la carpa pasando los guardias que la custodias veo al rosal de la

fuente. Su aspecto es decrépito. Si mi madre viese el rosal sagrado en este

momento estoy segura de que lloraría lágrimas azules ante él. La pena me

invade al recordar a mi madre. Ella fue una mujer muy fuerte y sabía, y tan

dulce como el azúcar.

Sería una reina madre estupenda, pero los Vampir me la arrebataron matándola

para llegar al alfa.

Su muerte causó caos en el reino y a pesar de mi luto tuve que tomar la corona

de manos de mi moribundo padre que estaba ansioso por seguir a su

compañera al más allá.

Desde aquel momento cada Vampir que mató es una ofrenda hacia ellos.

174
Al llegar a mi despacho veo una canasta de manzanas en el escritorio y ante

esto me giro furioso hacia Eunice. — ¿Qué es esto?—pregunto furioso.

Él me mira y baja su cabeza en señal de sumisión — Creí que le agradaría tener

un refrigerio a mano— dice Eunice.

No debió tomarse el atrevimiento, yo odio las frutas. Pero al aproximarme al

escritorio me siento furioso mientras muerdo una manzana. ¿En qué momento

la agarré? Maldición, ya demasiado tengo con sentir la esencia de la Russus por

toda mi habitación y ahora la tengo aquí.

Aunque ni una canasta repleta de manzanas huelen tan dulce como su piel.

Pensar en su perfume me recuerda nuestra discusión. ¿Realmente huelo a

chocolate? La duda me lleva a oler mi ropa, pero solo siento el olor a manzana.

— ¿Sucede algo mi señor?—pregunta Eunice al ver mi extraña actuación.

—Dime a qué huelo—le ordeno a Eunice.

Eso lo sorprende, pero igual se aproxima y olisquea desde lejos mi aroma.

—Eucalipto —responde Eunice, aún confundido.

Pobre iluso, él está mal, yo huelo a chocolate pienso con orgullo. Uno que ella

quiere morder.

— ¿Por qué sonríes?—Pregunta confundido, Eunice.

¿Estaba sonriendo? Al instante cambio mi semblante, amonestándome por

actuar como un tonto y lo peor actuar como un tonto frente a mis hombres de

confianza.

175
Ignoró su pregunto mientras leo los informes del día— ¿Tienes alguna noticia

de Arcan?—pregunto frustrado.

— No, mi señor — contesta formalmente — Arcan se encuentra custodiando el

comportamiento de la humana mientras se encuentra con la dama de compañía

que se le asignó.

Conociendo a la Russus encontrará el modo de incomodar a la pobre chica. Tal

vez deba escoger un par de suplentes para cuando la primera dama renuncie.

Aunque no fue fácil encontrar una dama de compañía Omega. La mayoría de

las Omegas realizan trabajos de limpieza o algún servicio como cocinar. El

trabajo de dama de compañía se otorga a las mujeres de las grandes familias

dado su estatus.

Pero no quiero a nadie chusmeando por aquí y menos cerca de la Russus. Es

por eso que una Omega es la mejor opción.

Todo esto es frustración, nada sería de este modo si mi compañera real fuese

elegida por la luna.

Pero en vez de eso tengo a una humana que solo me causa problemas.

Su voz llega a mis oídos alterando mi mente. Está cantando una canción sobre

aves. No puedo dejar de prestar atención a su canto. Es melodioso y enérgico.

Estoy tentado a ir a verla solo para escuchar de cerca su voz. Pero me controlo,

no puedo actuar como un tonto.

Pero al terminar de cantar, canta de nuevo la canción con alguien más ¿La dama

de compañía? ¿Qué están haciendo?

176
La frustración me invade y salgo de mi despacho directo a mi habitación. Al

llegar La Russus y la dama de compañía cantan juntas la misma canción, solo

que esta vez ambas ríen emocionadas al hacerlo y suenan agitadas. Cuando

abro la puerta, las encuentro saltando en la cama, mi cama mientras ríen y

cantan.

— ¿Qué es todo esto?— exijo saber.

La Omega tiene sentido común al bajar de mi cama y bajar su cabeza ante mi

presencia. Se merece una reprimenda por su acción irreverente, pero la Russus

es mi prioridad

—Retirarte —le ordeno a la Omega y miro a la Russus que sigue parada sobre

mi cama

— Baja de allí en este momento — le digo enfadado y veo como ella baja casi

cayendo con sus pies enredados en las mantas

No siquiera entiendo cómo todo termino así, se suponía que debía estar

estudiando sobre etiqueta, no haciendo amigos. Después de todo de nada le

servirá eso después de la ceremonia.

No importa cuánto me, manipule la Russus de todos modos su muerte es un

hecho. Aunque el pensar en ello me enoja más que todas sus acciones

irresponsables e incomprensibles.

— Ve a bañarte— le ordeno.

Ella bufa ante mi orden, pero se dirige al baño sin hablar.

177
Salgo de la habitación y le ordeno a Eunice que mandé al servicio de limpieza.

Las damas Omegas entran en silencio y ordenan todo como es debido antes de

marcharse con una reverencia.

— Te encargo lo que queda de la preparación de la ceremonia— le ordeno a

Eunice y él asiente antes de retirarse.

Bien, ya solo son un par de horas. Solo un poco más para reparar todo lo que la

Russus ha hecho en Diluvio. Solo tengo que tolerar un par de horas más y

después me libraré de ella.

Aunque lo que tengo que hacer ahora tal vez me trastorne más aún.

37. Llego el día

Esta noche dormí sola en la habitación. Y al llegar la mañana, me dedico a

repasar todas las normas que anoté de Core.

A las dos de la tarde Arcan vino a entregarme la ropa para la ceremonia la cual

da comienzo a las seis de la tarde al comenzar el atardecer

No puedo evitar sorprenderme al ver el vestido que debo usar. Es bellísimo. Su

color casi parece sangre, con un escote cuadrado que deja ver mis clavículas y

resalta el comienzo de un modo sensual sin verme vulgar. Tiene mangas largas

y es corte princesa.

Es entallado al punto de que mi silueta parece llevar corcel. Y su tela es un

terciopelo fino y muy brillante.

Al verme en el espejo con él parezco una modelo de Dior en uno de sus

comerciales extravagantes de perfumes.

178
El calce del vestido realza mi busto y marca mi cintura de avispa. Nunca use

algo tan lindo en toda mi vida.

Arcan me consiguió algunos elementos de belleza, entre ellos un peine, pero a

pesar de que pude quitar los nudos de mi cabello, el aspecto que tengo no me

agrada.

Mi pelo ha crecido, demasiado para mi gusto, llegando a cubrir mis hombros.

No es largo, pero tampoco es corto. Soy una chica de pelo corto. Entiendo que el

pelo largo es sinónimo de belleza, pero no en todos los casos es así.

El pelo cortó no solo me gusta, me queda bien, más que bien, es un elemento

que llena de energía mi mirada y realza mi belleza.

— Arcan — llamo desde el baño —Necesito unas tijeras—

Al cabo de unos minutos escucho golpes en la puerta y al entre abrirla Arcan

me pasa unas tijeras. Perfecto. Qué comience la magia.

Al terminar de realizarme un corte de pelo a mano alzada, me baño y seco. Me

coloco el vestido y maquillo mi rostro.

El reflejo que me devuelve el espejo es hermoso e irreal.

No puedo evitar una sonrisa ante esto, no solo estoy hermosa, me veo sensual

Me he tomado mi tiempo para prepararme y cuando ya estoy lista son las cinco

de la tarde.

Al salir del baño encuentro a Arcan ya listo para la ceremonia con un traje

blanco con detalles en plata, lleva su blanco cabello suelto y sus ojos resaltan de

un modo peculiar. Él está nervioso caminando de un lado a otro dela

habitación. Se ve demasiado nervioso por un simple evento.

179
— ¿Pasa algo?— le inquiero, pero él no contesta.

Él está raro, casi parece querer decirme algo, pero no lo hace.

— Ten — me ofrece extendiendo una capa hacia mí. — Deukarion ordena que

utilices esta capa —

Yo me aproximó e intento agarrarla, pero Arcan se ofrece a ayudarme —

Permíteme — me dice mientras coloca la hermosa capa roja sobre mis hombros

y cubre mi cabeza con la capucha que se extiende tapando gran parte de mi

rostro, pero aun pudiendo dejarme ver.

La capa es hermosa y liviana adornada en sus bordes con ramas de rosales con

espinas.

Acaricio la tela que me cubre disfrutando de su suavidad. Sé que esto es una

farsa, no soy la reina de los lycans, pero no puedo evitar sentirme feliz ante

tantas cosas hermosas.

Arcan me mira y sus manos tiemblan mientras acomoda la capucha en su lugar.

Su rostro refleja intranquilidad y está casi tan blanco como su pelo.

— ¿Estás bien?—pregunto algo preocupada.

Ante mis palabras, él fija su mirada gris en mis ojos y lo veo tragar saliva antes

de contestar con voz triste.

— No te preocupes por mí —me dice — No lo merezco. —él suspira.

— Todavía no te perdono por tu tortura en el recinto — le aclaro —, pero ya no

te odio tanto — le aclaro y veo sus ojos temblar ante mis palabras.

— Escucha Nice, no debo decirte esto, pero después de esta noche tú...—

180
El ruido de la puerta habiéndose junto con los pasos de Deu ingresando a la

habitación, acallan a Arcan interrumpiendo sus palabras.

Quiero preguntarle qué ocurre, pero al mirar hacia Deu me congelo

olvidándome de todo.

Por todos los cielos está increíble. De por sí el Imbécil es lindo, pero verlo tan

arreglado me impacta.

Su cabello se encuentra prolijamente peinado hacia atrás, dejando al

descubierto su rostro. Su barba está recortada a la perfección cubriendo su

barbilla y la parte inferior de sus mejillas, resaltando sus ojos que parecen

brillar como gemas de esmeralda y topacio.

Y sus ropas acentúan sus músculos. Lleva un traje azul oscuro con bordados en

sus hombros que llegan hasta el cuello alto de la chaqueta. Son los mismos

detalles que llevan mi capa, ramas de rosales verdes con espinas. Las mangas

del abrigo también poseen tales bordados. La chaqueta se cierra con dos filas de

botones que se extienden desde su cuello hacia su pelvis. Nunca he visto a un

hombre con un traje así parece una versión sexy de algún príncipe de cuentos.

Al verme Deukarion se detiene contemplando mi aspecto. Puedo notar como su

boca se abre de modo inconsciente mientras me mira con sus ojos brillantes. Eso

me hace sentir avergonzado pero algo emocionada. Tal vez me veo hermosa

después de todo.

— ¿Por qué no es azul?—pregunta furioso Deu hacia Arcan.

Nop al parecer solo tiene quejas, sobre todo a lo que a mi refiere.

— Entiendo que tradicionalmente los vestidos son azules, pero investigue sobre

ello y no hay ninguna regla o ley que lo exija de ese modo— le contesta Arcan

181
con determinación a Deu — por lo cual decidí respetar el color que más le gusta

a Nice —

Deukarion lo mira furioso— Eso no era necesario —le responde con voz fría —

después de todo ella no es la reina — señala con furia contenida mientras mira a

Arcan.

— Lo entiendo— responde Arcan bajando su cabeza en señal de obediencia. —

me retiro— dice Arcan y sale de la habitación.

Él ambiente se siente raro, incluso tenso luego de esa discusión.

Deu me mira nuevamente —Recuerda no hablar con nadie a menos que te lo

indique—me ordena.

Yo suspiro ante el tono de sus palabras. Hoy tiene un humor de perros. Espero

que esto termine rápido.

— Ven—me ordena y toma mi brazo cruzándolo con el suyo. Parece un gesto

de parejas, pero su porte es tan serio y frío que le quita todo lo tierno al hecho.

Así caminamos por el pasillo y me dirige por el lugar hasta llegar a unas

enormes puertas blancas de doble hoja que dan hacia lo que creo que es un

salón. Puedo oír la música clásica que suena suave desde el otro lado.

Deukarion se detiene y girándome sujeta mi rostro — si lo arruinas de algún

modo cortaré tu garganta frente a todos — me advierte con voz fría mientras

mira mis ojos.

Los nervios invaden mi cuerpo al escucharlo y asiento de forma temerosa

mientras las puertas se abren.

182
38. Ceremonia

El salón me sorprende al aparecer ante mi vista.

No solo es lujoso y opulento. Su decoración es impactante. Es una sala enorme

con pisos de mármol color crema que brillan como espejos. En nuestro camino

hay una alfombra azul y a los costados de ella noto cuatro pilares estilo griegos

cubiertos por rosales con rosas azules. Los pilares se encuentran de a pares

separados por tres o cuatro metros, unos de otros. En ellos se observan grandes

estandartes con emblemas bordados en oro o plata, identificando a las grandes

familias de Diluvio.

Cada estandarte posee un color determinado. El primero que observo mientras

caminamos lentamente por la alfombra es un emblema blanco y en él se

encuentra un lobo bordado con hilos de plata. Bajo el emblema encuentro un

grupo grande de personas y casi todas ellas poseen el cabello blanco, o gris, de

diferentes tonalidades. Veo a Arcan entre ellos. Recuerdo lo que Core me dijo

de las grandes familias, ellos son los Albus lobos plateados.

Al frente de ellos, del lado izquierdo de la alfombra, se encuentra otro pilar y en

él se observa otro estandarte. Este es rojo y posee bordado un lobo pelirrojo con

ojos verdes. Ellos son los Pallipes, los lobos rojos y me agarró fuerte del brazo

de Deu al reconocer a la loca que me golpeó en la celda.

Al seguir caminando llegamos a otro pilar dónde se encuentra un estandarte de

color gris con un lobo gris bordado con seda y plata en él. Las personas bajo

este estandarte poseen el pelo de diversos colores, pero todos poseen unos ojos

verdes brillantes. Ellos son los Pambasileus, lobos grises y del lado derecho de

la alfombra en el pilar se encuentra un banderín de color pardo con un lobo

marrón bordado en bronce y oro. Estos deben de ser los Lupus, en ellos casi

183
todos poseen el cabello marrón o rubio, aunque hay algunos con cabello negro.

Cómo Deukarion, este debe ser su emblema familiar.

A nuestro paso las personas mantienen su rostro mirando el suelo con la cabeza

baja en señal de respeto. Nadie me ha visto aún y cuando llegamos al extremo

de la alfombra observo una gran mesa blanca con bordes de oro esperándome

con un gran libro en él. Deukarion camina hacia allí dirigiéndome. Él no emite

palabra alguna mientras camina firme y con aire de realeza. Al llegar a la mesa

él se gira obligándome a imitarlo

— La luna ha iluminado a mi compañera, y ante ella la muestro a mi manada.—

Con esas palabras las cabezas se levantan mirándome.

La sorpresa es notoria e incluso escucho exclamación, y susurros al verme.

Observo cómo un hombre de porte arrogante, de ojos verdes y pelo marrón de

la familia Pambasileus e incluso va vestido con un traje que poseen los colores

del estandarte que lo corona.

— Mi alfa, ese no es el color que portan nuestras reinas — señala de modo

respetuoso pero burlesco.

— La vestimenta de la reina no está reglamentada en su color, y si mi luna

quiere portar el color rojo así será. —le contesta Deukarion con una mirada

glaciar.

El escándalo es aún mayor y un miembro de la familia Pallipes espetan — si ella

porta los colores de nuestro estandarte debe presentarse ante nosotros. —

inquiere con saña un hombre que sujeta el brazo de Pria, —

184
— Mi luna no informará cuál es su estirpe. —Decreta el rey a la multitud —

Ninguna familia se verá favorecida por su posición. — la voz de Deukarion no

admite queja alguna y su dominio es notorio.

—Pero al menos debe descubrir su rostro — señala un hombre de la familia

Lupus. — Si debemos mostrar nuestro respeto hacia nuestra luna, debe mostrar

su rostro —

Ante eso Deu suelta mi brazo y me mira esperando que levante mi capucha.

Me siento muy observada mientras agarro la suave capucha y la levanto

descubriendo mi rostro y dejando caer la capa que me cubre.

Al hacerlo, la conmoción de todos es notoria. Incluso Deukarion me mira con

los ojos bien abiertos. Y me susurra sorprendido — ¿Qué le hiciste a tu

cabello?—

Yo no puedo evitar tocarme mi corta melena— solo lo acomodé un poco — le

digo en susurros.

Por suerte, Arcan aclara su garganta mientras se aproxima y se inclina ante

nosotros colocando una de sus rodillas en el suelo.

— La familia Albus declara su fidelidad a nuestra reina luna —

Ante esto los miembros de la multitud lo siguen e imitan su posición

arrodillada frente a nosotros, pero esta vez el hombre burlesco de ojos verde

habla en voz alta.— los miembros de las familias de Diluvio, se inclinan ante la

compañera del rey Alfa.—

Noto que Deukarion se tensa ante sus palabras y mira con furia contenida hacia

el hombre.

185
No hay que ser muy listo para notar el conflicto entre ellos.

Con suerte, Arcan rompe la tensión al volver a hablar — Mi alfa su pueblo

espera el baile ceremonial —

¿Baile? ¿Deukarion y yo? Nadie me dijo nada de bailar, no tengo ni idea de que

tengo que hacer y la amenaza de Deukarion atraviesa mi mente "si lo arruinas

de algún modo cortaré tu garganta frente a todos".

Los músicos del salón comienzan a tocar una melodía suave y dejo que

Deukarion sujete mi mano llevándola a su corazón y luego acerca la suya al mío

mientras con la otra toma mi cintura

Esto es incómodo, no sé cómo actuar y él nota eso.

— No existen bailes en tu mundo?— pregunta

— No en esta postura — le aclaro.

Es incómodo estar abrazada al sujeto que amenaza mi vida y más si puede

medir tu ritmo cardíaco.

—Solo sígueme —me dice tranquilo mientras la música marca el ritmo de sus

pasos que intento seguir. Es bastante similar a un vals y eso me tranquiliza un

poco pero no lo suficiente.

— Nunca me has hablado de tu mundo —me dice Deu y al levantar la vista de

su pecho lo noto mirándome el rostro.

—No hemos tenido ningún momento que permita una conversación civilizada

— le respondo arqueando una de mis cejas.

186
Noto como mis palabras lo avergüenzan. Pero no retrocede— Dime algo de tu

mundo —me ordena.

— No sé me ocurre nada en este momento— le digo.

— ¿Quieres volver a él?— me pregunta.

— Es lo más seguro para mi — le respondo — allí mi vida no es amenazada a

cada paso o acción que realizó.—le recalcó.

Pero él me evalúa con la mirada —Y aun así no contestaste que querías volver

— menciona

Sus palabras me desestabilizan. Es verdad, a pesar de todo no sé si quiero

volver. Después de todo no tengo mucho a lo que volver.

La casa de mi madre, quien espero que al mudarme con Brad ya no regresará

allí. El trabajo de pasante dónde nadie parece integrarme o se toma la molestia

siquiera de aprender mí nombre. Una vida llena de recuerdos con un hombre

que destruyó mi capacidad de volver a amar.

Es verdad, no tengo nada a lo que regresar. Pero aquí tampoco tengo nada. Soy

una prisionera esperando su ejecución y buscando el modo de escapar. Pero de

algún modo me siento más conectada a este mundo que a la tierra.

Perdida en mis pensamientos, Deukarion hace mi cuerpo girar y al volver al

lugar mi equilibrio falla y piso su pie hundiendo mi taco en él.

Al notar mi error, mi cuerpo se congela. Sus amenazas resuenan en mi cabeza

como campanas mientras siento mi corazón palpitar con fuerza contra su

palma. Deukarion me habla, pero mi mente está colapsando y mi cuerpo

comienza a seguirla como fichas de dominó. Mis palmas sudan frías mientras

187
mi cuerpo se siente demasiado caliente y el aire que ingresa a mi cuerpo no

parece suficiente para llenar mis pulmones, obligándome a hiperventilar.

— ¿Qué sucede?—pregunta Deukarion.

Pero no puedo contestarlo, el pánico me asfixia, necesito aire.

— No puedo respirar— le digo jadeante mientras lo suelto.

Pero él me sujeta y me guía hacia unas puertas laterales, hacia un patio con una

carpa blanca en él.

Veo a la gente seguir nuestros movimientos con la mirada por los ventanales

del salón.

Estudio sus rostros y veo desconfianza, al parecer nadie me quiere en este

lugar. ¿Sabrán que Soy humana? Lo dudo, ninguno me ha perseguido con

antorchas y tridentes. Todavía.

Al girar mi rostro de la ventana veo a Deukarion sujetando mis manos con un

rostro preocupado.

— No voy a matarte por pisarme en un baile — me dice

La tensión que estoy viviendo me recorre los nervios como olas de un mar en

tormenta. No puedo estabilizarme, sé que es un ataque de pánico en toda su

regla. Tal vez fue por ser consciente de todos los ojos que me ven, o por la suma

de todo lo vivido allí, o por las amenazas de Deukarion antes de entrar al salón.

No lo sé, solo sé que algo lo desencadenó y necesito calmarme o comenzaré a

llorar otra vez.

188
Deu mira mis ojos inundándose en lágrimas que amenazan con caer mientras

mis manos tiemblan entre las suyas y maldice mientras me empuja

obligándome a seguirlo dentro de la carpa.

El lugar está lleno de guardias, pero él los espanta a todos —Fuera — les dice y

los hombres lo obedecen al instante dejándonos solos.

Solo en ese momento me suelta y me observa.

— ¿Qué te sucede criatura?—pregunta sin paciencia.

Cómo puedo explicarle lo que es un ataque de pánico ¿Existe siquiera algo así

aquí?

— Necesito agua, se me pasará en unos minutos — le digo esperando una

discusión al no contestarle, pero él solo me mira y sale de la carpa, dejandome

sola, aunque veo las sombras de los guardias rodeando el lugar desde a fuera.

En el centro de la carpa hay una gran fuente redonda de mármol y en su centro

se encuentra una planta decrépita. Con un botón de flor aún prendida a ella.

Por algún motivo la planta parece llamarme. Siento un impulso anormal hacia

ella. No puedo evitar seguirlo casi como al canto de una sirena. Ingresando a la

fuente voy caminando hacia la planta y extiendo mis manos a ella.

Desde lejos creí escuchar la voz de Deukarion, pero aun así mi mano continua

hasta llegar a una de las espinas de lo que debería ser un rosal. La espina es tan

filosa que corta mi dedo con un simple roce haciendo que una gota de sangre

caiga al agua de la fuente dónde estoy.

En ese momento el trance parece ceder dejándome ver lo que ocurre. Estoy

dentro de la fuente con el vestido mojándose en ella y Deukarion me mira con

furia a punto de estallar desde el borde.

189
—Sal de allí ahora mismo —me ordena.

Yo no entiendo ni como o porque fue que termine en esa fuente, pero le

obedezco viendo que el agua rodea una gota de sangre de mi dedo girando a su

alrededor dándole forma. El círculo rojo comienza a separarse formando el

dibujo de una roza en él. Miro sorprendida esto mientras siento que Deukarion

me sujeta y me arrastra fuera de la fuente.

— ¿Qué crees que haces?— pregunta casi en un grito.

Yo no contesto, solo miro el agua donde estaba mi gota de sangre confusa ante

lo que vi.

— Llévensela a mi habitación — ordena Deukarion y unos hombres me sujetas

obedeciendo.

Al ser arrastrada fuera de la fuente veo la planta por última vez y puedo jurar

que la Vi moverse y reverdecer.

Pero en mi cuerpo no solo, siento asombro, por lo que veo, hay algo más, algo

que comienza a despertar desde mis células. Algo que me une a ella.

39. Determinación

— Deukarion no puedes hacer eso — Me dice indignado Arcan —Esto está mal,

todavía no hay nada que nos indique que manipula tu mente—

— Si lo hay — le contesto, pero él me discute.

— No, no lo hay los síntomas que señalas podrían tratarse de un simple acople

de compañeros. —

190
Yo también pensé en ello, después de todo es normal que entre compañeros

sucedan algunas de las cosas que suceden con la Russus, pero aun así puede ser

parte de su manipulación.

— Arcan es mi decisión final— le informo.

Él está indignado ante mi plan. Dado que falta muy poco para terminar con la

ceremonia, he decidido informarle lo que sucederá con la Russus.

— Deukarion este podría ser tu fin — dice angustiado Arcan.

Eso solo sucedería si la Russus fuese mi compañera, pero no lo es. No puede

serlo. De todos los reyes del reino a mí me toca la criatura de los cuentos de

terror, no lo creo, no sería justo, no puedo aceptarlo.

No importa cuánto manipule mi mente obligándome a ver dulce sus conductas

atípicas y desquiciadas

Mi decisión ya está tomada al finalizar la ceremonia mataré a la humana y

culparé a los Vampir de ello. De ese modo ya nadie insistirá con que encuentre

a mi compañera y designaré un hijo adoptivo para continuar con mi reinado.

Es tarde en la noche cuando Arcan abandona mi despacho. No puedo dormir,

no con ella en mi habitación. El único motivo por el que la lleve allí fue para que

su piel se impregne con mi olor y de ese modo ocultar que todavía no lleva mi

reclamo.

Aunque al momento de plantearme la idea no contaba con la tortura que eso

implicaría para mí. No puedo pasar un minuto más encerrado en ese lugar con

ella. Su perfume frutal y el brillo de sus ojos parecen domar a mi bestia interior

y tenerla babeando a la espera de saber algo más de ella.

191
Incluso le he solicitado un informe excautivo a Arcan sobre la Russus y su

información solo me ha generado más preguntas.

Según el último informe, la humana es hábil con la mano izquierda. Eso me

sería útil al momento de poner en su lugar a Arístides, ese imbécil ha recibido

demasiado buenos tratos y me sería muy grato ver cómo atestigua la firma de la

reina con la mano izquierda a modo de insulto hacia quien lleva a cabo la

ceremonia o sea él. Pensar en eso me hace reír, incluso creo que a la Russus le

encantaría hacerlo si supiera lo que eso le produciría a Arístides.

¡Ya basta! No puedo pensar así, estoy actuando como un estúpido cachorro.

Frustrado, salgo de mi despacho y me dirijo a una habitación de invitados para

tratar de descansar.

Al despertar veo comenzar la mañana. He podido dormir más de cuatro horas y

eso ha revitalizado mi cuerpo. Hoy es el último día de tortura, tramposa

criatura.

El resto del día me he dedicado a organizar a los cuerpos de seguridad, para

evitar cualquier ataque. Y en la tarde me preparo vistiendo mi traje ceremonial.

Al enlistarme reviso mi apariencia en el espejo, más veces de las normales. Casi

parece que quiero impresionar a la humana con mi aspecto, ja es absurdo, solo

reviso que todo esté en su lugar. Me digo a mí mismo, pero mi instinto resopla

sin creer mis pensamientos.

Al ser la hora me dirijo a mi habitación donde me recibe la imagen de una

hermosa mujer vestida con un vestido rojo y cubierta con una capa con capucha

del mismo color. ¿Rojo? Debería ser azul en honor a la flor sagrada de la fuente.

— ¿Por qué no es azul?— indagó a Arcan

192
— Entiendo que tradicionalmente los vestidos son azules, pero investigue sobre

ello y no hay ninguna regla o ley que lo exija de ese modo— me explica él —

por lo cual decidí respetar el color que más le gusta a Nice. —

¿Nice? ¿Por qué sigue llamándola así? Ella no merece ser llamada por su

nombre, y mucho menos se merece darle el gusto en nada —Eso no era

necesario —, pero mi instinto escarba furioso en mi mente ante mis

pensamientos —después de todo ella no es la reina — agrego tratando de dejar

claro ese hecho no solo a Arcan sino a mi instinto también.

— Lo entiendo —responde Arcan bajando su cabeza en señal de obediencia.—

me retiro — dice Arcan.

Al estar solos en la habitación observo a la Russus, no importa cuánto me enojé

la decisión de Arcan, el color rojo resalta el blanco de su piel. Es hermosa —

Recuerda no hablar con nadie a menos que te lo indique.— le ordeno furioso

por la debilidad que tengo ante ella.

— Ven — le digo y la sujeto como mi padre solía sujetar a mi madre.

No puedo concentrarme mientas camino al salón con su frágil brazo enroscado

al mío. Es tan frágil y suave. Pero esta frágil criatura convirtió mi instinto, el

instinto fiero de un Alfa en un simple cachorro. Esto puede ser parte de su plan

y debo tener cuidado, por ello le advierto antes de entrar

—Si lo arruinas de algún modo cortaré tu garganta frente a todos— le advierto

mirando su rostro.

Veo el miedo cubrir sus ojos ante mis palabras de amenaza. Bien así debe ser,

ella debe comprender cuáles son las consecuencias de meterse con un Lycans.

No somos indulgentes con nuestros enemigos.

193
El salón está repleto de personas. Todas las cabezas de las grandes familias se

encuentran aquí reunidas bajo su estandarte.

Camino entre ellos con dignidad. A pesar de que muchos de ellos conspiraron

para que el trono no me fuese sucedido, todos son conscientes de que me lo he

ganado. Nadie discutirá nunca ese hecho.

Salvo Arístides, ese imbécil fue criado como rey y en su mente se cree el

verdadero dueño de mi trono. No me cabe duda de que ha tramado algo para el

día de hoy.

Mis espías me han informado de que se lo ha visto mandando mensajeros a las

afueras de Diluvio hacia el gran valle. Eso solo indica una cosa, el traidor está

contactando a los Vampir.

El único hecho por el cual no lo he apresado es porque utilizaré a sus aliados

como excusa para encubrir la muerte de la Russus.

Pensar en eso, mientras su pequeño brazo tembloroso se enlaza con el mío me

genera culpabilidad. Aun así, mi decisión ya fue tomada. La Russus morirá por

mi mano hoy.

40. Llegaron

— La luna ha iluminado a mi compañera, y ante ella la muestro a mi manada.

— Digo y presento a la Russus ante todos.

Cuando la muchedumbre observa a mi supuesta reina noto su conmoción ante

la vestimenta de ella.

— Mi alfa, ese no es el color que portan nuestras reinas— indica con saña

Arístides. Es obvio que le molesta. Es un maldito amante de las costumbres.

194
Eso se nota incluso en su traje anticuado. Arístides se cree superior a los demás

y este es su modo de demostrarlo.

— La vestimenta de la reina no está reglamentada en su color, y si mi luna

quiere portar el color rojo así será. — le indico al imbécil.

Y veo cómo Adrián se adelanta indignado con su hija sujetando su brazo. Pria

mira furiosa a la Russus.

— Si ella porta los colores de nuestro estandarte debe presentarse ante nosotros.

— dice con disgusto no disimulado.

—Mi luna no informará cuál es su estirpe. — decreto. —Ninguna familia se

verá favorecida por su posición. — Todas las familias utilizan a la reina para

ganar poder y las intrigas que producen entre ellos me tiene cansado.

Aun así, incluso mi tío Ezio espeta— Pero al menos debe descubrir su rostro, si

debemos mostrar nuestro respeto hacia nuestra luna, debe mostrar su rostro. —

No tengo objeción ante eso, así que me apartó de la Russus y espero que ella se

quite la capa ceremonial. Sus manos pequeñas y blancas tiemblan mientras

retira la capucha de su cabeza y con ello la sorpresa me atrapa. Se ve...

Hermosa. Su piel blanca como la leche resalta ante el color rojo de su vestido.

Su rostro lleva maquillaje de un modo natural, con sus párpados delineados y

sus pestañas arqueadas, resaltando sus ojos marrones con su corona verde

sobre ellos. Sus labios están pintados de un rojo cereza, nunca creí que unos

labios pudiesen ser tan tentadores como aquellos.

Perdido en su belleza, noto un leve susurro de una mujer en la muchedumbre.

— ¿Por qué lleva corto su cabello? Qué atrocidad —

195
Su cabello no me molesta, al contrario, nunca pude pensar que el cabello corto

pudiese simbolizar belleza, pero en la humana lo hace. No solo se ve bella

llevándolo, se ve endemoniadamente sexy.

Saliendo de mi asombro ante su apariencia, le inquiero — ¿Qué le hiciste a tu

cabello? —No puedo permitir que la vean así, será la perdición de cualquier

hombre no emparejado.

Ella me mira con temor al tocarlo — solo lo acomodé un poco — me susurra con

sus labios rojos. Maldita sea como puede verse tan inocente ante todo lo que me

produce. De todos los lugares donde mi deseo podría despertar, este es el peor.

Debo controlarme, no puedo portar una erección frente a los miembros de la

corte.

Albus se dirige hacia nosotros arrodillándose ante la humana y prestar su

juramento como cabeza de su familia.

— La familia Albus declara su fidelidad a nuestra reina luna —

Noto reticencia un los miembros de las otras familias, aquellos que apoyan a

Arístides, pero al verlo arrodillarse lo siguen mientras él anuncia. —Los

miembros de las familias de Diluvio se inclinan ante la compañera del rey Alfa.

Noto su placer y arrogancia al demostrar que posee más seguidores y me

enfurece.

Si Pria hubiese sido elegida por la luna, la balanza se hubiese inclinado a mi

favor contando con el poder de los Albus y las Pambasileus, pero la diosa

Selene no lo quiso así.

196
—Mi alfa, su pueblo espera el baile ceremonial— Me recuerda Arcan sacando

mi mente de aquellos pensamientos caóticos.

Dirigí a la Russus al centro del salón y me paro frente a ella llevando su mano a

mi corazón mientras coloco la mía en el suyo y sujeto y pequeña cintura con la

otra. En su rostro se ve reflejado su desconcierto.

— ¿No existen bailes en tu mundo?—le pregunto tratando de que se relaje

— No en esta postura —me dice mientras observa mi mano sobre su corazón.

Puedo sentir sus latidos acelerados por el temor

—Solo sígueme —le indico con calma mientras la música suena.

Si no usan esta postura para bailar, ¿Cómo lo hace? ¿Cómo será su música?

Conozco un poco de ella por sus canciones, pero no sé nada sobre ese extraño

lugar.

— Nunca me has hablado de tu mundo — le menciono.

— No hemos tenido ningún momento que permita una conversación civilizada

— responde molesta

Es verdad, nunca la he tratado de la forma correcta. Si ella fuese mi compañera,

mi manera de tratarla podría significar su rechazo y con él mi muerte.

No quiero pensar en eso. Ella no es mi compañera — Dime algo de tu mundo —

le ordeno para distraer mi mente.

— No sé me ocurre nada en este momento —me responde.

— ¿Quieres volver a él?— No sé por qué pregunto esto. Aunque si ella

confesara sus crímenes y saliese de mi mente, tal vez podría dejarla volver a allí.

197
¿A quién engaño? No puedo permitir algo así.

— Es lo más seguro para mi —responde —allí mi vida no es amenazada a cada

paso o acción que realizó. — me señala con frustración.

Su respuesta me molesta, después de todo no ha dicho que sí o que no. Solo

señala que sería lo mejor. Tal vez ella no puede volver.

— Y aun así no contestaste que querías volver — le indico y ella se pierde en

mis palabras. Eso me demuestra lo poco que sé de ella.

Quiero preguntarle más cosas, quiero conocer su mente y su historia.

La obligó, giran en la danza y su zapato pisa el mío. Fue un accidente, pero el

terror recorre sus facciones.

La gente que nos observa susurra por lo bajo disgustado con su error.

La mano que se encuentran en el corazón de la humana percibe como aumentan

sus latidos.

La Russus se queda quieta interrumpiendo nuestro baile mientras mira el suelo

fijamente. Algo le ocurre, puedo notarlo. Su respiración es cada vez más forzosa

mientras sus manos me sueltan.

— ¿Qué sucede?— pregunto confundido mientras todos nos observan.

— No puedo respirar— me contesta.

No entiendo qué le sucede, pero decido sacarla del salón. Tal vez el aire fresco

del patio la ayudé. Mi instinto está preocupado por la criatura, su miedo es

notorio. Al llegar al patio y estar lejos de la multitud puedo notar como tiembla,

esforzándose por respirar mientras sujeta su pecho.

198
Yo sujeto sus manos mientras intento calmarla

— No voy a matarte por pisarme en un baile — le digo, pero mis palabras solo

la alteran más y noto que sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas que

amenazan con caer. Un grupo de personas se ha asomado a los ventanales

curiosos por el suceso.

Maldición no deberían verla así. La sujeto y la llevo hacia la carpa que cubre la

fuente sagrada.

— Fuera — les ordenó a los guardias que se encuentran en su interior. No

quiero que nadie la vea de ese modo.

Al estar solos sueltos su mano y la miro

— ¿Qué te sucede criatura?— le pregunto con preocupación

—Necesito agua, se me pasará en unos minutos —Ella no contesta mi pregunta,

solo me pide agua como si fuese lo más difícil de conseguir. Eso me molesta, no

debería rogarme por algo tan simple, no soy un monstruo humano. Aunque mi

instinto me recuerda rencoroso que ya le prohibí todo por más de un día

encerrándola en el calabozo. Mi boca se siente amarga ante aquel recuerdo.

Salgo del lugar y me dirijo hacia Eunice, que se aproxima hacia mí, seguido por

la guardia real.

— ¿Qué sucede?—le pregunto con mal humor.

Él me mira confuso, pero contesta.

— Los centinelas han divisado Vampir en la zona, esperamos sus órdenes. —

199
Maldición creí que tendría más tiempo. Miro hacia la carpa donde se encuentra

la Russus tratando de ignorar su miedo

— Continúen con el plan — le indico

Al decir eso, Eunice les hace una señal a los guardias que se encuentran cerca de

él.

Ya no hay vuelta atrás.

Los guardas irrumpen en la ceremonia y yo ingreso al salón.

— Todos regresen a sus casas, un grupo de Vampir ha logrado entrar a

diluvio.— les informo mientras miro a Arístides por el rabillo del ojo

observando su alegría mal oculta ante mi noticia.— Será mejor que protejan a

sus familias en sus casas y les dejen el resto a la guardia real—

Tras decir eso, un grupo de guardias dirige a la preocupada muchedumbre

fuera del palacio.

Solo Arcan se queda en el salón y camina hacia mí.

—Debes pensarlo mejor —me ruega — ella no merece esto, podrías mantenerla

oculta en algún rincón, no es necesario que la mates. —

Arcan nunca se ha preocupado tanto por alguien, eso es solo otra prueba del

poder de la Russus

— Cuando allá quitado las garras de esa criatura de tu mente me lo agradecerás

— le contesto a mi amigo mientras lo dejo y me dirijo hacia la fuente en busca

de ella. Aunque mi mente, considera esa opción.

200
Al entrar en la carpa la rabia me consume. La Russus está dentro de la fuente

sagrada.

— ¿Qué estás haciendo criatura? — Digo indignado ante tal insulto hacia mi

gente y hacia la diosa Selene. Pero ella me ignora mientras tiende su brazo hacia

la planta sagrada, dónde uno de sus dedos toca una de sus espinas y una gota

de su roja sangre cae en la fuente ensuciando aún más su agua sagrada.

— Sal de allí ahora mismo — le ordenó y ella me mira confusa. Parece

obedecerme acercándose al borde de la fuente, pero se detiene a ver el agua,

aun con confusión en su mirada.

La paciencia se me agota y la saco a rastras del lugar

— ¿Qué crees que haces?— le inquieto furioso, pero ella no responde.

Maldita sea como se me pudo ocurrir traerla a este lugar. Cómo se me pudo

olvidar lo peligrosa que ella es para mí, para todo lycans.

— Llévenla a mi habitación — le ordenó a los guardias

No puedo creer lo descuidado que fui ante ella. Ante lo que acaba de hacer está

claro que no puedo dejarla vivir.

Pero primero tengo un grupo de Vampir que cazar.

41. Emboscada

El bosque está en silencio, aun así mis sentidos pueden captar a los

chupasangres. Su caminar por la hierba me indica dónde se encuentran.

Ya hemos localizado a cuatro de ellos, pero ninguno de esos son el que

comanda la escaramuza.

201
No, esos débiles no pueden ser la cabeza tras este ataque. Aun con la

información que les brindo Arístides el ingreso a Diluvio no es fácil, contamos

con cientos de centinelas custodiando las fronteras en su forma lobuna de

batalla.

Los Lycans solemos ser una especie fuerte en forma de hombre, pero como

lobos lo somos aún más, nuestros sentidos se duplican, permitiendo distinguir

aromas aún a cientos de kilómetros de distancia, al igual que los sonidos,

pudiendo escuchar incluso el aleteo de una lechuza en la noche. Nuestra vista

es muy buena, no tanto como la sangrienta mirada de un Vampir, pero no falla

al localizar su objetivo.

Nuestras garras son más fuertes y filosas que cualquier metal existente, no hay

nada que no puedan cortar, incluso el diamante sucumbe ante ellas. Y nuestros

dientes son como dagas, nadie puede soltarse de nuestras fases. Si un Lycans te

muerde, solo puedes perder tú miembro o morir.

Y nuestras fronteras poseen a cientos de hombres en alerta, continúa en busca

de esas escorias. El hecho de que hayan podido evadirlos habla de lo bueno que

es su líder. Aunque su llegada era esperada, no imaginé que avanzaran tan

rápido

Diviso a Eunice entre mis hombres siguiendo los pasos de un Vampir como si

fuese un hueso jugoso, supongo que agregara otro fémur a su colección.

Aunque no comemos Vampir muchos de nosotros coleccionamos piezas de

ellos como muestra de nuestra contribución a la manada

Eunice colecciona fémures, Alquiles, el segundo al mando en mi guardia,

prefiere las falanges de su dedo índice, yo, por otro lado, les quitó los colmillos,

cuando aún están vivos y conscientes, arrebatándoles sus defensas volviéndolos

202
inservibles. Tengo una sala llena de ellos y aun así nunca estoy satisfecho. Esos

malditos me arrebataron a mi madre en una emboscada mientras ella estaba por

dar a luz a mi hermano.

Las sanguijuelas no solo mataron a mi madre, sino que le impidieron el

nacimiento a mi hermano, causando su muerte en el vientre.

Y mi padre, al perder a su compañera, perdió su energía vital. Convirtiéndose

solo en la cáscara de lo que alguna vez fue.

La furia de los recuerdos me invade y siento mis músculos tensarse. Mis

hombres lo saben, en este momento no hay nada que detenga mi sed de muerte

con un gruñido, doy la señal y mis hombres se abalanzan sobre los Vampir

destrozando sus cuerpos entre sus fauces.

Aún no sé dónde se encuentra su líder, pero no contará con ningún apoyo para

llevar a cabo su plan.

Veo a Eunice aproximarse a mí con una pierna entre sus dientes, como si fuese

una rama pérdida. Le hago una señal y ordena a los miembros de la guardia

real barrer el terreno. Sea donde sea que se oculta el Vampir lo casaremos.

Al pasar las horas solo hemos encontrado a veinte Vampir más, aun así

ninguno es el líder. No tomamos prisioneros, no hicimos preguntas, solo los

destrozamos esparciendo sus partes en el bosque como una advertencia.

Pero no puedo quedarme toda la noche, aquí tengo que volver al palacio. Tengo

que encargarme de ella.

Con eso en mente le ordenó a Eunice rastrillar el pueblo de Diluvio y me dirigí

al palacio. Al entrar al palacio tomo mi forma de hombre y me visto con el

203
pantalón de ceremonias y la camisa, calzando mis zapatos, voy a cumplir mi

misión, coloco mi daga sobre mi cinturón y voy en busca de la Russus.

Al llegar a la habitación custodiado por los guardias, mi furia se descontrola. El

lugar está vacío. La Russus se escapó.

Reviso el lugar y llamo a los guardias con un grito — La humana escapó

búsquenla — les ordenó sin siquiera verlos, al cabo de un minuto siete de mis

hombres han tomado su forma de lobo y comienzan a seguir su aroma.

No debería molestarme que perciban su olor, pero lo hace, nadie debería olerla

más que yo se queja mi instinto. Pero lo ignoro, esta es la fase final, no pienso

dar marcha atrás ahora, no después de ver lo que hizo en la fuente sagrada. No

después de sentir como debilita mi mente.

Escapar de mí fue su peor error, soy un Lycans nacimos para acechar a nuestra

presa. Ella no sabe con lo que se está metiendo. A pesar de todas mis

advertencias, aún me desafía. Hoy le demostraré de lo que soy capaz.

42. Mentiras

Los guardias me dejan en la habitación de Deukarion dejándome encerrada.

Algo está pasando en este lugar, en el camino hacia aquí vi varios hombres

armados hasta los dientes. Todos ellos portaban cuchillos, dagas y espadas,

algunos incluso llevaban ballestas. Este lugar no deja de confundirme. Tiene

cosas modernas como la electricidad y el corte de la ropa o la construcción de

este lugar, pero nadie tiene celulares o armas de fuego. Aunque supongo que es

mejor ya demasiado atemorizante son portando cuchillos, no quiero ni

imaginarme lo que será verlos con revólveres.

204
Todo esto me pone ansiosa y mi mano arde dónde el rosal cortó mi piel. No es

solo arador por el corte, es una sensación extraña, casi como un leve palpitar

que parece querer conectarse a algo.

Ignoro eso y me quito los zapatos sorprendiéndose al ver a Arcan entrar a la

habitación con mi mochila en sus manos.

— ¿Qué está sucediendo?— le pregunto confundida.

— No tenemos mucho tiempo — me dice acercándose a mí y dándome mi

mochila.

— Cámbiate rápido —me dice empujando mi cuerpo hacia el baño.

— ¿Qué estás haciendo? — le pregunto.

— Intento salvar tu vida — me responde cerrando la puerta del baño para qué

me cambié.

Ante esas palabras no me detengo a hacer preguntas, prefiero actuar y al revisar

mi mochila encuentro allí un vestido blanco muy sencillo y unos zapatos estilo

valerianas. Me quito el vestido aún mojado por el agua de la fuente y me visto

con lo que me dio Arcan.

Al agarrar la mochila nuevamente veo que está llena de manzanas, botellas de

agua y elementos de primeros auxilios.

Salgo del baño y encaro a Arcan — ¿Qué es todo esto?— mostrando mi mochila.

— Mi sentencia de muerte— me contesta —Debes escapar ahora mismo o te

mataran — me indica.

205
— No entiendo, Deucarion me dijo que si lo ayudaba con lo de la ceremonia

eliminaría mi sentencia de muerte. —le informo confusa.

— Él eliminó la ejecución pública, pero te matará de todos modos — me aclara.

Maldita sea, incluso sabiendo que eso sería una posibilidad, me siento

traicionada, no puedo creer que confiara en sus palabras.

¿Cuánto más necesito pasar para aprender a no confiar en los hombres? No

importa si son de especies o planetas distintos, todos terminarán

traicionándome. Por algún motivo el hecho de que Deucarion lo hiciese me

duele más de lo que esperaba.

— Apresúrate, debes escapar — me insta Arcan — Has lo mismo que en el

recinto y escapa de aquí, ve hacia el bosque tan lejos como puedas. —

— ¿Por qué me ayudas?—le pregunto sorprendida ante su gesto.

— Por qué jure lealtad hacia ti — me recuerda — no me importa que seas

humana ante mis ojos, tú eres mi reina. —

Sus palabras me confunden, se supone que todo lo de la ceremonia era una

farsa. ¿No?

No pienso quedarme a averiguarlo. Camino hacia mi rincón de la habitación

donde se encuentra el frasco con Dani en él y lo corro destapando la abertura

del conducto de ventilación.

No soy idiota, no me quedé quieta esperando un milagro. En cada momento en

que estuve sola afloje y quite todos los tornillos de la tapa del conducto. Con

fuerza, quito la tapa y me meto en él.

206
El lugar es más pequeño de lo que recordaba, pero a diferencia de la primera

vez ya no estoy herida, así que me muevo arrastrándome por él con más fluidez

sin mirar atrás, aunque escucho como Arcan coloca la tapa de nuevo en su

lugar. No lo entiendo su manera de actuar cambio en el momento en que escape

por primera vez. Obviamente, él sabe algo que yo no, de todos modos me está

ayudando, así que supongo que ya no le guardo tanto rencor por su tortura en

el recinto.

Tengo que encontrar la escotilla del techo y quedarme allí hasta que sea seguro

escapar. Aunque no tengo idea de para dónde ir. A diferencia de mi primer

escape, este conducto se abre en varias secciones. Elijo una al azar y continúo

arrastrándome.

Espero que esta vez no me encuentren. No puedo seguir en este lugar, no soy

tonta, sabía que me estaban utilizando. Y cuando las cosas ya no son útiles, la

gente tiende a deshacerse de ellas.

Puede que tenga una vida patética, pero es mía y no voy a renunciar a ella. No

puedo soy demasiado terca para hacer algo así.

No llevo ni veinte minutos arrastrándome por el lugar cuando escucho el

atronador grito de Deukarion — Encuentren a la humana — ordena y escucho

pasos por todo el lugar. Continuo arrastrándome aterrada por el oscuro lugar,

mi respiración es jadeante. El miedo crece en mí de forma arrolladora, no puedo

dejar que me encuentren, sé que no sobreviviré si me atrapan.

No obstante, mi mala suerte me alcanza al ver que el camino que elegí termina

de forma abrupta, sin escapatoria. No puedo quedarme aquí, así que intento

retroceder para encontrar otro camino. El movimiento es más difícil y un sonido

abrupto de puerta cerrándose me congela en el lugar.

207
La amenazante voz de Deukarion llega a mis oídos.

— Sé que estás aquí humana —dice con calma — puedo oler tu aroma. — me

informa.

Maldito sea su olfato de perro. Este sujeto podría trabajar en una aduana.

—Sal ahora y tu castigo será menos severo —me propone.

No pienso salir, las posibilidades de que me encuentre aquí son pocas, el

conducto está embutido en la pared de concreto y es de metal. Prefiero tapar mi

boca para disminuir los sonidos de mi respiración con mis manos que no dejan

de temblar.

— Agotas mi paciencia —avisa de forma amenazante. —

Deucarion me desconcierta hasta cierto punto bajé mis murallas estos últimos

días, casi olvidó que el lunático quiere matarme. No importa si me alimentan y

me visten, eso no va a cambiar mi destino. ¿Por qué odian tanto a los humanos?

Somos una especie débil en comparación con ellos.

— Maldición criatura no me hagas sacarte de allí —grita furiosa Deukarion.

Si grito me asusta y golpeó mi cabeza con la parte superior del conducto. El

ruido se escuchó fuerte. Eso es malo, ruego que no sepa dónde estoy, pero mis

ruegos nunca han sido escuchados antes y con horror escucho un fuerte golpe y

veo unas garras afiladas cortar el metal que me rodea a escasos centímetros de

mi rostro.

Me encontró, intento retroceder, pero Deucarion destruye el conducto de metal

como si fuese simple cartón y agarra mi cabello con brusquedad. Sus garras

hieren mi cuero cabelludo y siento algo caliente escurriendo por mi frente.

208
— Ahhhh, — grito por el dolor y el miedo que me sobrepasan. Aun así, el

lunático me saca de lo que queda del conducto arrogándome al suelo. Por

suerte no estaba muy alto.

Aún envuelta en pánico, intento soltarme de su agarre y orientarme para

encontrar la salida, en la oscura habitación. Pero Deu sujeta mi cuello y me

levanta del suelo obligándome a verlo.

Incluso en la oscuridad puedo distinguir el color desigual de sus ojos que

brillan al verme furioso.

— Espero que hayas disfrutado tu paseo, porque no habrá otro. —espeta

apretando los dientes.

Atrás quedó la posible amabilidad que creí ver en él. Mi piel se eriza al notar

que el riesgo de muerte me persigue a cada segundo que pasó con él cerca de

mí.

Deucarion me suelta el cuello y comienza a arrastrarme sujetando mi cabello,

causando que la herida de mi cabeza sangre. Salimos de la habitación y me lleva

al pasillo que lleva a su habitación. Mis piernas tropiezan entre sus tirones y él

me obliga a enderezarme tirando de mi cabello.

Duele maldición, si sigue así va a dejarme pelada

Al llegar a la habitación me arroja al suelo bruscamente y cierra la puerta

mirándome con promesas de más dolor.

— No entiendo cómo funciona tu cabeza humana— me dice agachándose cerca

de mí — pero me pareció ser claro con mis órdenes. — indica mientras

desenfunda la daga de su cinturón.

209
Yo no siquiera puedo hablar ante su acción, el brillo en sus ojos me indica que

realmente va a hacerme daño.

— Me mentiste —le indico con rencor en mi voz desde el suelo. — dijiste que no

me matarías si te ayudaba—

— Si, lo hice —admite sin pena —después de todo tú no has dejado de mentir

desde que te hayamos.—dice mirándome con rencor.

— Yo no te he mentido— le respondo furiosa con un grito.

Él sujeta mi cuello y me obliga a levantarme mirando mi rostro.— No solo me

mientes, sino que me torturas invadiendo mi mente — dice — y te quiero fuera

de ella ahora — exige con rencor mientras desenfunda su daga y la coloca sobre

mi cuello.

43. Emociones

El filo de su daga amenaza mi cuello igual que el primer día que lo conocí. Solo

que a diferencia de aquel día ya no soy una miedosa, y lo miro a los ojos

mientras su amenaza me cubre.

El maremoto de emociones circula por todo mi cuerpo y la conexión que siento

desde mi mano herida quema cada vez más como algo tratando de brotar desde

mis entrañas.

— Incluso aunque tuviese ese poder no lo usaría en tu mente sádica — le digo

con rabia—tú no tienes nada que yo quiera. —

Mis palabras parecen molestarlo— Tú me deseas criatura, lo veo en tus ojos—

me inquiere acercando su rostro al mío.

210
No puedo negar ese hecho, si está bueno, muy bueno, pero no lo

suficientemente como para perder la cabeza, además su belleza no cambia el

hecho de que sea un mal nacido conmigo. No voy a darle la satisfacción de

tener razón, prefiero negarlo en su propia cara aunque no sea verdad

—Yo no te deseo, nunca lo haré — le respondo apretando mis dientes.

La expresión de su rostro cambia búscame y veo la confusión en ello mientras

aleja la daga de mi cuello — ¿Estás mintiendo?— pregunta confundido

mientras observa mi rostro.

¿Qué importa si miento? ¿Qué importa si lo deseo? No es lo único que desee y

aun así no pude tener en mi vida. ¿Por qué le importa eso? ¿Cuánto más quiere

humillarme? ¿No le fue suficiente con las torturas, con encerrarme en un

calabozo, matándome de hambre y sed, con su forma bruta de tratarme, con su

constante amenaza de muerte?

Lo odio, odio que quiera buscarme más debilidad de la que ya tengo Odio ser

débil y siempre esperar que alguien me ayude, que alguien me salve por no

poder hacerlo sola. Yo no elegí mis circunstancias ni aquí ni en la tierra y aun

así, a pesar de todo mi esfuerzo, todos se mofan de mi debilidad. Nadie ve lo

que he logrado a pesar de ella. Nadie nota el esfuerzo que hago.

Todo eso solo acrecienta mis emociones y el tirón que siento en mi mano parece

conectar con algo. Algo vivo que se une a mí y a todo el caos de mi interior.

— Contesta criatura — me exige Deucarion furioso — o tu sangre manchará de

rojo todo este lugar. —

Su amenaza me hace explotar, ya no me importa si lo hace. Mi furia no me

permite retroceder

211
— Hazlo — le digo, pero al mismo tiempo un gran estruendo se escucha desde

el suelo y veo con asombro como un gran tallo de rosal surge del piso de forma

violenta y empuja a Deucarion con fuerza contra la pared aplastándolo.

La planta que lo inmoviliza crece y se mueve sobre su cuerpo clavando sus

largas espinas en su piel, tiñéndose de azul.

No comprendo que sucede, pero noto que pequeños zarcillos envuelven mi

mano. La mano que me herí con el rosal de la fuente. ¿No puede ser el mismo

rosal? ¿O sí?

No piensa quedarme a averiguarlo al ver que Deucarion está inmóvil y

apresado, me alejo de él y noto como tallos de la planta perecen seguirme como

serpientes. Bien, mientras que eso no me ataque, no voy a apartarlos. Camino

hacia la puerta, tengo que salir de aquí.

— No te vayas— me ordena Deucarion desde su prisión.— Nunca podrás huir

de mí, criatura— me amenaza.

— Ya lo veremos — le digo y al abril la puerta los tallos de rosal se arrastran

por el suelo aprisionando a los guardias que se cruzan por mi camino.

Eso me sorprende, pero no me detengo corro por el pasillo y llego a unas

enormes escaleras anchas por las que bajo corriendo mientras el rosal detiene a

cada guardia que se cruza con un movimiento salvaje casi igual a una serpiente

furiosa.

Escucho los gritos de los guardias a cada paso que doy, pero no me detengo,

tengo que alejarme de aquí.

212
Mis emociones siguen siendo un caos en mi pecho, mientras corro hacia el

bosque, aunque a cada paso que doy me siento más débil y veo que los tallos

que me siguen comienzan a disminuir en tamaño y cantidad.

Al llegar al claro que visualice la primera vez que estuve allí en mi llegada a

este enfermizo lugar me detengo en seco.

Dos gigantes lobos acorralan a un sujeto de pelo largo rubio y brillantes ojos

azules. El sujeto parece estar peleando con ellos. Sé que son hombres lobos y

están a punto de saltar sobre el extraño.

Pero no lo permito, con lo que queda de mi fuerza envío los tallos hacia los

lobos y estos se enredan sobre sus patas sin previo aviso, aprisionándolos sobre

el suelo.

El sujeto se gira para verme. Maldita sea como pueden ser tan hermosos en este

maldito lugar.

Me quedo congelada al verlo y él se gira dirigiendo su mirada a mi cabello.

Creo ver el reconocimiento en sus ojos mientras se aproxima a mí

desenfundando una fina y larga espada.

Yo retrocedo ante su avance ¿Por qué lo ayudé? Después de todo que no lo

conozca no significa que no sea una amenaza para mí.

Los lobos gruñen entre sus ataduras de zarzas espinosas hacia el sujeto

Siento mi cuerpo exhausto y al retroceder caigo sobre la hierba mientras él acota

la distancia.

— ¿Eres la compañera del Alfa?— pregunta evaluando mi figura mientras

camina con movimientos lentos como un tigre en guardia.

213
44. Visita

La mansión es un momento a la esclavitud viviente. Son unos hipócritas. Pelean

con nosotros matando a nuestra gente en pos de la libertad y mantiene un

sistema de castas que permite la esclavitud.

El opulento comedor está repleto de bestias que denominan Omegas vistiendo

ropas raídas y zapatos destrozados. Caminan en silencio sirviendo la ostentosa

mesa de su amo.

La bestia que ocupa la cabeza de la mesa me mira indignado al hablar mientras

saborea de forma grotesca su comida.

— No era necesario que vinieras hasta aquí — señala con furia y soberbia.

— No estoy de acuerdo— le respondo poniéndome cómodo en el otro extremo

de la mesa y subiendo mis pies con las botas enlodadas allí.—No suelo

quedarme sentado mientras mis hombres arriesgan su vida.— señalo.

La Bestia se enfurece ante mi actitud beligerante. Al parecer esperaba otro tipo

de comportamiento de mi parte. Es un imbécil, uno muy arrogante que sé creer

poseedor de la corona a pesar de no tener sangre real. Eso es lo que pasa

cuando crían hijos con el cuento de que ellos pueden ser lo que quieran en la

vida y le dan todo servido. Crean a idiotas como este. Dudo que alguna vez

haya ensuciado sus manos en su vida o participado de una batalla real.

— Como digas sanguijuela — responde de modo burlón.

Se necesitó de una fracción de segundo para qué atravesará la distancia que nos

separa sobre la mesa y colocará mi espada en su garganta deteniendo el paso de

su comida.

214
Noto la sorpresa ante mi movimiento. Claramente, no tiene ni idea con quién

está tratando.

— Cuida tus palabras bestia— le digo presionando con mi espada su nuez — o

será lo último que tragues—

Él me mira con furia — si me matas no hay trato — señala con una sonrisa

arrogante. Debo recordarme que mi pueblo necesita de esto, para no matar al

bastardo. Por ahora aparto la espada de su garganta, pero antes le hago un corte

que tiñe de sangre su punta

Mirándolo a los ojos, paso uno de mis dedos por la punta, probando su

asquerosa sangre y luego la escupo sobre su plato repugnado por su sabor.

Me aparto y vuelvo a mi asiento como si nada hubiese pasado.

—Necesito cerciorar que lo que informaste es verdad, así que estoy aquí para

asistir a la ceremonia — le indico mientras extiendo mis brazos en la silla que

ocupo, como si fuese el amo de la casa.

— No sobrevivirán a eso, el lugar estará repleto de guardias — me informa —

será tu muerte— menciona con burla.

— Es por eso que estoy aquí — le digo mirándolo a los ojos — necesito las ropas

de uno de tus chuchos para ocultar mi olor. — le explico como si fuese un niño

tonto.

Él gruñe ante mi palabra, pero sonríe — Bien, te daré algo de mis guardias,

después de todo si mueres podré entablar el trato con alguien más — indica

sonriendo con arrogancia.

215
En un imbécil ninguno otro se atrevería a pactar con un traidor. Solo yo lo haría

y solamente como último recurso, dado que a circunstancias desesperadas,

medidas desesperadas.

El salón es amplio y luminoso, dañando mis ojos, me encuentro cerca de uno de

los ventanales apestando a perro enfundado en uno de sus ridículos trajes. El

lugar está repleto de bestias que susurran disgustadas y ansiosas ante la

presentación de la nueva reina.

Al cabo de un rato el alfa entra en la sala con un andar firme y arrogante

caminando entre su gente llevando a una pequeña hembra sujetando su brazo.

Vaya, vaya, no puedo evitar sorprenderme al notar el color de su vestimenta,

totalmente atípica para esta circunstancia. A los Lycans de la corte tampoco les

agrada mucho ese hecho, pero su alfa los ignora. Debe de quererla mucho para

romper de ese modo sus tradiciones. Bien mejor para mí.

Pero esa no fue la única sorpresa de la noche, al quitarse la capucha ceremonial

la hembra se muestra, y su cabello corto resalta ante la multitud. Más de una

mujer susurra disgustada ante su apariencia, los machos tampoco lo aprueban,

bueno casi todos, ya que puedo notar como el Alfa recoloca su erección para

disimularla.

Es increíble que una hembra tan pequeña lo tenga babeando como un perro

tonto. Al verla no noto nada especial en ella, nada excepto una cosa,... Ella tiene

miedo. Curioso, pienso, pero ya he visto lo suficiente, ya reconozco su rostro, es

cuestión de tiempo para que muera.

A eso hemos venido, después de todo si la hembra muere su compañero la

sigue. Salgo del palacio y le doy una señal a uno de los hombres de la bestia

216
desagradable. Es cuestión de tiempo para que me encuentre con mis hombres

para emboscar y asesinar a la reina.

Pero algo no anda bien, llevo dos horas esperando y no recibo señales de mis

soldados. Algo pasa

Me dirijo al bosque y solo encuentro fragmentos esparcidos de los cuerpos de

mis soldados, esto no es al azar, es una advertencia. Ellos sabían que veníamos.

Supongo que el estúpido bestia no supo encubrir bien sus acciones.

Maldición, tendré que retirarme, no puedo actuar sin un plan establecido, y

mucho menos sin mis hombres.

Comienza a atravesar el bosque, pero un lycans corta mi paso y veo como otro

se aproxima gruñendo.

Supongo que tendré que matarlos para continuar.

— No soy bueno con eso de jugar con perros — les informa a modo de burla a

los Lycans. Noto como gruñen furiosos ante mis palabras. Aun así, incluso con

su enorme tamaño, no son rivales para mí. No es egocentrismo, es la cruda

realidad. Mi velocidad y mi fuerza son suficientes para acabar con ellos sin

siquiera esgrimir mi espada. Así que me preparo esperando su salto de ataque,

pero ese nunca se produce.

Veo como unos grandes tallos de rosal envuelven con sus zarzas a los lobos

desde sus patas, sorprendiéndolo y aprisionándolos en el suelo.

Al seguir con la vista el origen de los tallos la veo a ella. Una pequeña hembra

lycans y al ver su cabello me sorprende.

Esto es demasiado fácil. La mismísima reina está aquí.

217
Desenfundó a mi espada y camino hacia ella escuchando el gruñido de los

lycans apresados. Al fijar mi vista en ella noto como retrocede y cae al piso,

asustada como toda hembra lycans, que son criadas para ser una princesita

débil y consentida.

— ¿Eres la compañera del Alfa?— le pregunto mientras coloco la punta de mi

espada en su rostro.

Ella me mira confundida, pero mis palabras parecen endurecerla.

—No — declara.

45. Rodeados

El sujeto es un ser de apariencia enigmática y misteriosa. Su cabello rubio, casi

plateado y largo, cae en cascada sobre sus hombros, y sus ojos azules brillan con

una intensidad sobrenatural mientras me observa. Su piel pálida y su figura

esbelta le dan un aire de elegancia y sofisticación.

Viste con una capa negra que le llega hasta los tobillos, y debajo lleva una

camisa blanca abierta en su pecho, dejando ver su escultural pecho y parte de

sus abdominales. Sus pantalones negros ajustados y sus botas altas completan

amoldan de forma recta a su cuerpo. En su cintura lleva una vaina donde

llevaba la larga espada que ahora esgrima contra mí como si fuese una

extensión de su propio cuerpo.

— ¿Eres la compañera del Alfa?— pregunta

— No— claro que no, eso fue solo una farsa.

Pero él me mira dudoso si apartar la espada de mi rostro. Yo lo miro y luego

miro a los lobos. Su cercanía me pone nerviosa, pero el sonido de los gruñidos

218
que comienza a oírse desde el palacio lo hacen aún más. Mierda, no puedo dejar

que me atrapen, moriré si lo hacen

— Aparta esa cosa de mi cara— le digo al rubio— no tengo tiempo para esto.

Él también gira su rostro hacia los gruñidos.

— Maldición —dice entre dientes.

Al girar mi rostro veo como una enorme manada de lobos corre a toda prisa,

son gigantes como los que se encuentran aprisionados y están furiosos.

El extraño se aparta unos centímetros y yo aprovecho para levantarme del

suelo. Mientras me giro y comienzo a correr alejando e de la manada. Pero él

sujetó se interpone volviendo a amenazarme con la espada.

—Ha, ha, tú no irás a ninguna parte— me dice.

— Muévete, ellos vienen a por mí — le digo— tengo que escapar. —

El sujeto me mira asombrado. — ¿Por qué te persiguen?— pregunta con una

sonrisa de no creerlo.

— Tal vez herí de gravedad o incluso mate a su alfa — le contesto. — y viendo

que a ti también te acorralaban, dudo que te traten mejor que a mí, así que

apártate. —le digo sin paciencia.

—No sé cuál es tu juego bestia, pero no caeré en el —me indica sin apartarse de

mi— tú hueles al alfa, eres su compañera. Y por eso debo matarte. —

— ¡Yo no soy su compañera!—le gritó furiosa—ni siquiera soy lycans. —mi

respuesta lo frena confuso.

—Creí que a los Lycans no les gustaban las mentiras —señala con burla.

219
Maldita sea otro Imbécil que me trata de mentirosa. No tengo tiempo para esto.

Miro a mi alrededor buscando los tallos que me protegían, pero no veo ninguno

¿Dónde están?

Los lobos se acercan y veo a uno saltar hacia nosotros con sus enormes fauces

abiertas. Su velocidad me abruma sin poder ni siquiera reaccionar a su ataque.

Pero el sujeto lo aparta de un golpe haciendo que la bestia caiga al suelo y

derrape por la hierba dejando un surco a su paso. Su fuerza es increíble. Y todo

eso lo hizo sin apartar la espada y su fría mirada de mí.

Los lycans nos rodean y aun así él no deja de amenazarme con el filo de su

espada. Las patas suenan de modo atronador por el trote de las bestias enormes

que gruñen mientras me rodean. Son muchos demasiados. Este es el fin, voy a

morir destrozada entre dientes como si fuese un zapato robado por un perro

mañoso.

La ansiedad me recorre y la extraña sensación de mi cuerpo regresa sintiendo

esa sensación que me conecta al suelo, sintiendo como algo se extiende por la

tierra casi como si fuesen raíces.

Los lobos gruñen a mí alrededor y veo a un lobo rojo y de ojos verdes se

adelanta sobre los demás gruñendo con rabia hacia mí.

— ¿Estás segura de no ser la reina?— pregunta el sujeto.

— Claro que lo estoy — le respondo mientas camino marcha atrás apartándome

del furioso lobo mientras el sujeto deja de amenazarme con su espada para

dirigir su filo hacia la enfurecida bestia.

— Pues ella opina lo contrario —me indica

220
— ¿Ella?— pregunto. Y veo como el lobo forma paulatinamente su forma

humana. El proceso de cambio es rápido y fluido como si estiraran un músculo.

En un minuto el enorme lobo amenazador se transforma en una mujer, una

mujer muy desnuda que cubre su cuerpo con su larga melena roja. Ahora

entiendo por qué están en contra del pelo corto en las hembras.

La mujer me mira con furia y la reconozco, él la loca golpeadora, la tal Pria. Esa

perra no me agrada.

—Tú —señala hacia mí — eres la Russus—

Ok, al parecer sí me reconoció y no está muy contenta por ello.

— ¿Russus?—pregunta el sujeto mirándome. Pero Pría continúa.

— No sé qué le hiciste a Deukarion, pero morirás por ello. — amenaza.

— De verdad atacaste al alfa — pregunta con asombro el sujeto.

— Tal vez— le contesto nerviosa. Y oiga como se le escapa una pequeña risa

ante eso.

—Supongo que no eres a quien busco después de todo —dice con un suspiro

sin dejar de evaluar a los lobos que nos rodean.

Mirando a los lobos, el sujeto envaina su espada como si sus temibles dientes no

significarán nada para él.

— Señoritas, las dejaré con sus peleas, — nos dice mientras se aleja de mí como

si nada. Está loco, no hay forma de que salga de aquí sin pasar por los lobos. Lo

veo acercarse a un lado del círculo de bestias y uno de los lobos le tira un

mordisco que él esquina con un movimiento suave mientras agarra el hocico

del lobo y tira de él tirando a la enorme bestia al suelo al mismo tiempo que

221
noquea a otra bestia que salto a atacarlo lo veo sonreír hacia las bestias y en un

pestañeo ya no estaba allí.

¿Cómo hizo eso? ¿A dónde fue?

No tengo tiempo de pensar en eso, los lobos me rodean y observo que todos son

de la misma familia dado que son de pelaje rojo y ojos verdes como esmeraldas.

No tengo oportunidad contra tantas bestias, pero la conexión se intensifica

junto con mi miedo y siento lo mismo que en la habitación de Deu. El rosal ya

viene. Y yo sonrió ante eso. Por fin le voy a devolver el favor a esta perra.

46. Ojos color sangre

El círculo se cierra cada vez más sobre mí y los lobos gruñen mostrando sus

temibles caninos mientras me acechan. Sus gruñidos sueno atronadores como

truenos en una tormenta

Pria sonríe ante esto con arrogancia, pero yo la miro fijo y levanto mi rostro

hacia ella mientras le sonrió con promesas de venganza. No importa si muero a

la perra me la cargo cueste lo que cueste.

Esto la hace enfurecer y ordena — Destrúyanla —

Mientras los lobos se ciernen sobre mí, la conexión del rosal se intensifica,

pudiendo sentir todo en cámara lenta, sintiendo como un enorme tallo de rosal

asciende desde el suelo, rodeando mi cuerpo y elevándome sobre el círculo de

lobos a una gran velocidad sorprendiéndome, creí que el rosal iba a acorralar a

los lobos como en el palacio, pero al parecer no puedo controlarlo. El tallo crece

elevándome sobre los árboles a una gran velocidad.

222
Los lobos comienzan a saltar sobre el tallo, cortando con sus afilados dientes su

estructura. Puedo sentir el momento en que se interrumpe la conexión cuando

el tallo es cortado y se inclina sobre el bosque cayendo en picada. Las ramas de

las copas de los árboles detiene un poco la velocidad de la caída del tallo y yo

caigo con él al suelo lejos del círculo de los bestias. La caída es brutal, pero igual

me levanto y comienzo a correr, aunque no se hacía dónde dirigirme para

escapar de este lugar.

Mirando las copas de los árboles para tratar de orientarme, veo al sujeto de

cabello rubio saltar de rama en rama como si solo caminara entre ellas a pesar

de su gran distancia entre ellas.

Supongo que él sabe cómo salir de aquí.

El rubio se detiene en el árbol más cercano a mí y me mira con curiosidad al

preguntar

— ¿Cómo hiciste eso?—

Siento el sonido de los lobos corriendo a toda velocidad hacia aquí. Sus

gruñidos me llenan de ansiedad. Tengo que salir de aquí.

— Te lo diré si me ayudas a escapar— le ofrezco nerviosa.

El sujeto exhala con una sonrisa irónica — lo siento preciosura, pero mi ayuda

vale más que un poco de información. —señala con una media sonrisa

hipnótica.

— ¿Qué quieres?— le pregunto consciente de que no traigo nada de valor para

intercambiar.

223
Pero él no puede contestar porque veo un enorme lobo rojo correr furioso hacia

mí, debe ser el más veloz dado que viene solo. Intento llamar al rosal, pero no

funciona, no entiendo cómo es que funciona todo eso, ni siquiera estoy segura

de que yo sea quien lo llama. Maldita sea, no voy a lograrlo y al levantar la vista

veo los largos y filosos dientes del lobo cerrarse a milímetros de mi rostro.

Mientras siento que algo me empuja a gran velocidad, arrojando mi cuerpo

hacia atrás, evitando que sea mordida por la bestia y enviándome a volar,

golpeando mi espalda contra el tronco de un árbol a varios metros de distancia.

El golpe vacía mis pulmones y nubla mi vista, pero aun así puedo ver cómo el

sujeto rubio sujeta el hocico del enorme lobo con una mano, mientras que con la

otra sujeta su cuello y lo muerde con colmillos largos que perforan y desgarran

la yugular del Lycans haciéndolo caer inerte al suelo.

Con asombro y temor veo al sujeto rubio girarse hacia mí con los ojos azules

brillantes en la oscuridad mientras escupe sangre azul y limpia su boca con el

puño de su capa. Su movimiento es casual, como si solo se limpiara el jugo de

una naranja recién mordida. Sus ojos son tan azules como la sangre que limpia

de su mentón.

—¿En dónde estábamos?—pregunta como si nada de eso hubiera pasado.—¡A

sí! Querías saber el precio de mi ayuda.— su voz es casual y eso me da mala

espina.

El rubio camina hacia mí mirándome con sus colmillos descubiertos y sus

hipnóticos ojos brillantes.

Al verlo cambio de opinión, no quiero su ayuda, el sujeto es peligroso, incluso

más que los lobos que me acechan. Yo trago la saliva de mi boca mientras lo

miro acercarse a mí e intento levantarme, pero el golpe me dejó mareada y el

224
suelo se mueve dejándome desorientada. No te desmayes Nice o el mosquito te

va a dejar seca.

Reconozco esos colmillos, es un vampiro.

47. Arístides

Al terminar la ceremonia...

— Maldita sea — Grita furioso el Beta mientras derriba todo lo que se encuentra

en su escritorio.

¿Dónde están esos parásitos de mierda? Ya deberían de estar atacando el

palacio. No debí confiar en ellos. Debí suponer que eran unos buenos para

nada.

Tendré que encargarme yo mismo del asunto. Pero ¿Cómo?

Un golpe en la puerta saca al Beta de sus maquinaciones.

— ¿Qué sucede?— pregunta desde su escritorio mientras observa que uno de

sus siervos entra en el despacho.

—Señor, tenemos noticias de nuestro infiltrado —le indica el guardia.

Ya era hora, ese bastardo lleva días sin dar información.

— ¿Y?— pregunta sin paciencia hacia el soldado.

— Uno de nuestros guardias lo encontró encerrado en el calabozo del palacio.—

— ¿Qué? ¿Por qué demonios está allí? ¿Por qué no me informaron antes?—le

inquiero furioso.

225
— Señor, solo hoy se realizó cambio de guardias de esa zona, fue un milagro

que uno de nuestros hombres pudiese llegar allí —

— No quiero tus patéticas escusas —le grita el Beta escupiendo con cada

palabra. —Tráiganlo ante mi— le ordena al guardia.

Pero el guardia se mueve inquieto antes de contestar — Señor, él ya está muerto

¿Muerto? Maldición, otro inútil que no sabe ni recopilar información lo

suficientemente valiosa considerando lo que me cuesta. Si el bastardo merece su

muerte.

— ¿Y eso de que me sirve?—pregunta el Beta sin paciencia — ¿para eso me

vienes a molestar?— tendré que duplicar su carga de trabajo, es difícil

conseguir a siervos útiles hoy en día.

— Nuestro guardia lo encontró desollado y con los huesos rotos y expuestos,

pero aún con vida— le informa el soldado— y nos dijo algo importante.—

— ¿Qué es?—pregunto sin paciencia, no me interesa saber cómo murió esa

escoria.

— La humana encarcelada por el alfa a desaparecido — dice el hombre.

¿La humana? Es verdad la Russus que según mis espías Deukarion encontró en

los límites con el palacio. Supongo que tendré encontrarla. Tal vez me ayude

con mis planes. Aunque los humanos me ponen la piel de gallina.

— Si eso es todo, puedes retirarte — le ordeno frustrado al soldado inútil.

— No señor falta algo más — me responde — Verlan la describió antes de morir

226
— No me interesa saber que tan espantosa es esa criatura —le digo al soldado

sin siquiera verlo.

Pero él insiste— Señor, es una hembra de pelo corto —

Las palabras del soldado me congelan y luego comienzo a reír soltando

lágrimas.

No es posible. La reina es una Russus.

¿Qué significa esto? Era obvio que la luna no puede darle una compañera al

inútil del alfa, otra prueba de que yo soy el más indicado para ocupar el puesto.

Y ya sé cómo hacerlo.

— Ve a buscar a Pria en este momento—le ordeno mientras sonrió.

Al cabo de una hora el inútil sirviente trae a la loba Pria a mi despacho.

Se ve demacrada. No puedo entender como un espécimen tan perfecto está

obsesionada con el alfa. Ella es la ejemplificación más perfecta de un espécimen

puro y la idiota quiere arruinar eso mezclando sus genes con los de un lupus.

Híbridos asquerosos surgidos de la mezcla de razas. No puedo permitir algo

así.

— Buenas noches, Pria, — le saludo y ella hace una escueta reverencia hacia mi

— toma asiento, le digo conteniendo mi furia por la falta de educación en su

saludo. Ella debería de bajar la cabeza ante alguien como yo.

— ¿A qué me has llamado Arístides?— pregunta con un suspiro de molestia

hacia mí, estúpida hembra.

227
— Solo estoy preocupado por ti — le digo con dulzura —se nota que el

emparejamiento del alfa te ha afectado —le señalo humillando a la hembra— ya

no brilla como sueles hacerlo. — le indico.

Veo como ella se remueve incómoda en su asiento frente a mi escritorio — No

tengo tiempo para esto —me responde —si lo que quieres es hablar prefiero

hacerlo en otro momento — me dice de forma engreída.

— Ya veo, que lastima —le digo fingiendo empatía —después de todo lo que

me enteré de nuestra reina creí que estarías contenta de escuchar mis palabras.

—No quiero saber nada de ella —me corta furiosa.

— ¿Tampoco quieres saber que se trata de una humana?—pregunto con saña.

Su rostro se vuelve blanco ante mis ojos

— ¿Humana?— pregunta incrédulamente— ¿La Russus?—

— Veo que estás al tanto de su existencia—le señalo — pues me sorprende que

no la reconocieras dado que tú fuiste quien la interrogó a pesar de que omitió

esa información de su beta —le digo disgustado.

— Fueron órdenes del Alfa —responde atajando mis retos

— Pues al parecer tu alfa ha caído en las garras de una humana— le informo —

pobre Deukarion tan fuerte y aun así no puede librarse del embrujo de esa vil

criatura—le digo fingiendo pesar.

— ¿Ella lo embrujó?—pregunta furiosa.

228
— Claramente — le respondo — todos en la manada sabemos que tú eres la

mejor opción para ser reina, de seguro la humana uso sus poderes para

confundir al alfa y quitarte ese puesto—señalo alimentando su ego.

Ella parece pensar asustada e indignada ante mis palabras

— ¿Qué haremos?— me pregunta ansiosa y preocupada. La tengo en la bolsa

— ¿A qué te refieres?—pregunto haciéndome el tonto ¿Qué no es obvio?— le

digo —debemos matar a la Russus. —

Sus ojos se iluminan ante mi decisión, después de todo es una mujer celosa y

despiadada.

— No podemos — me dice drásticamente — eso mataría a Deu —

—No, no lo hará — le respondo con paciencia — recuerda que tú debiste ser la

reina, ella solo lo está manipulando, la luna no permitirá la muerte de nuestro

alfa, por qué tú eres su verdadera compañera. — le digo inflando su ego.

Pero yo sé la verdad, mis padres eran los encargados de resguardar la

información más importante de la manada y lo sé todo sobre el Plenilunio,

después de todo he buscado mil formas para evitar la aparición de una reina.

Yo conozco la verdad, la luna no se equivoca y si la fuente sagrada la marco

como reina no hay forma de deshacerlo.

Pobre Pria no me imagino cuál será su rostro al regresar luego de matar a la

humana y enterarse de que Deukarion se fue con ella.

—Tienes razón —me dice convencida Pria.

229
— Entonces ya sabes qué hacer — le indico — toma a tus hombres y ve tras la

humana

Mientras le indico que hacer se escucha un fuerte estruendo y la tierra se

mueve. Me acerco a la ventana que da al palacio y veo una mata verde de

plantas que invaden el lugar.

Esto me sorprende. Pria que ve todo a mi lado, salta de su silla y corre hacia el

palacio. Pero la detengo, no puedo perder esta oportunidad — esto es obra de la

Russus ve por tus hombres hay que darle caza

Ella me mira con duda pero obedece.

No puedo evitar sonreír ante todo esto mientras miro a la luna.

— Gracias por esto — le digo. Es solo cuestión de tiempo para que la manada

este a mi mando

48. Ayuda

El vampiro me mira y sonríe lentamente mostrando sus aterradores colmillos,

sus ojos brillan casi como gemas vivas. Tengo que concentrarme, no puedo

morir desangrada cuando estoy a punto de escapar de este lugar.

Intento conectarme con el rosal apretando la tierra con mis manos mientras lo

miro. Pero nada llega. Tal vez necesito un tiempo para recargar lo que sea que

permite la conexión.

Maldita sea ni siquiera he tenido tiempo de analizar qué es lo que permite que

eso ocurra, los problemas me acosan mordiendo mis talones a cada segundo y

uno de ellos está al frente mío mirando mi cuello como una posible opción de

snack nocturno.

230
Aun así todavía no me ha hecho daño, no de forma intencional, al menos. Tal

vez pueda contar con él, o más bien usarlo hasta que pueda recargar lo que sea

que me permite conectar con el rosal. En todo caso, si se pone en plan

sangriento, solo tengo que enterrarlo entre espinas ¿No?

No estoy muy segura de mi plan, pero es mejor que esperar a que los lobos que

corren hacia aquí me despedacen.

— ¿Y preciosura? Dime qué tienes para ofrecerme — me dice mientras me mira

agachándose cerca de mí, ignorando el ensordecedor ruido de la manada, que

se aproxima corriendo hacia nosotros mientras gruñen de forma salvaje.

—Te ofrezco sangre— le digo en un susurro sintiendo el pánico de las

consecuencias de mis palabras.

Él ríe por lo bajo, pero si rostro no muestra alegría y lo veo acercar su mano a

mi rostro en una caricia siniestra.

— Lo siento, no me gusta que mi comida huela a perro —señala y se levanta

alejándose con pasos tranquilos.

— Yo no soy un perro, ni un maldito hombre lobo —le digo frustrada.

Él se gira y vuelve a sonreír — ¡Vaya!, con esas palabras hasta estoy tentado a

creerte preciosa, pero el problema es... que hueles a uno.— me indica — y no a

cualquiera, puedo oler al maldito alfa lycans en ti — señala volviendo a

acercarse

¿Qué tiene en las narices estos imbéciles?

— ¿Y eso qué?—pregunto

231
Él se ríe sin humor al contestar — Que es conocido por todos, que los Lycans no

comparten su cucha con otra que no sea su compañera— menciona mientras me

mira evaluándome —aunque de ser así no entiendo por qué te quieren muerta

tus súbditos.—

—Tal vez sea porque estoy huyendo de él— le respondo.

— Y ¿Por qué una reina escapa de su compañero?— pregunta con curiosidad.

— Por qué no es mi maldito compañero y el bastardo quiere matarme —le

informo. Mis palabras lo hacen dudar, pero luego me mira con sus ojos fríos

como el hielo.

— Tal vez debería matarte por si llegas a ser su compañera. Ya sabes, de ese

modo me librarían de él. —

Supongo que se refiere a que ya no lo van a perseguir si no estoy con él. No

puedo rendirme, necesito su ayuda, me guste o no.

— Puedo bañarme y sacarme su olor — le ofrezco— mi sangre es única en este

lugar, incluso podría darte un litro entero si me ayudas a escapar de él — le

ofrezco desesperada.

Lo veo levantarse y marcharse — Dile a otros esas mentiras, prefiero viajar solo,

sería menos problemático que llevar un refrigerio tan incómodo —

— ¡Mi sangre es roja! — le gritó esperando que eso lo convenza mientras

intento ponerme de pie.

Pero él se voltea y de forma violenta sujeta mi cabello haciéndome verlo a la

cara.

— No estoy para juegos, perra — me dice apretando sus dientes —

232
—No miento, puedo probarlo — le digo con dificultad por el dolor de mi cuello

en esa posición.

Pero me congelo mientras terminar de hablar al escuchar un profundo grito

seguido de un feroz aullido. La piel se me eriza del miedo, no necesito verlo

para saber que se trata de Deukarion.

El vampiro dirige su mirada hacia el lugar de donde provino el sonido y se

sorprende. Yo no veo nada más que árboles y una oscuridad nocturna plena de

tras de ellos.

— Realmente hiciste enojar al perro, me señala —y me evalúa con la mirada.

— Bien, si te quiere muerta, entonces vendrás conmigo — me sonríe y suelta mi

cabello mientras sujeta mi brazo y comienza a obligarme a correr por el bosque

a ciegas.

Las ramas de los frondosos árboles golpean mi rostro mientras corro desbocada,

y a cada paso escucho un centenar de aullidos detras de nosotros.

Es aterrador, prometo nunca más burlarme de ese sonido si logro salir de esta

con vida.

— Apresúrate preciosa o serás su cena en vez de la mía — me dice el vampiro

mientras corremos por el bosque.

Espero que sepa a dónde vamos porque yo no alcanzo a ver nada.

Corremos por un estrecho sendero que desemboca de forma abrupta en un

ancho rio salvaje de fuertes aguas. No hay forma de cruzarlo. No hay ningún

puente, pero el vampiro me suelta y salta con agilidad la distancia de Tres

metros como si no fuese nada. Yo no puedo hacer eso, y caer al río no me parece

233
una buena opción, el agua que lleva golpea de forma violenta con rocas

puntiagudas que se extienden a lo largo de su lecho

El vampiro se gira y me ve confundido.

— ¿Qué estás esperando?—me dice — Salta. —

Está loco, yo no puedo hacer eso, ninguna persona normal podría.

—No puedo, —le gritó mirando el embravecido, cause.

— Maldición —dice él y lo veo mirar hacia su espalda para seguir su camino.

Genial, el bastardo va a dejarme aquí.

Comienzo a buscar otra salida viendo hacia donde correr cuando unos brazos

me sorprenden sujetándome y saltando hacia el río.

Grito asustada y siento como mi cuerpo cae al suelo. Levanto mi vista y veo al

vampiro de pie ante mi furioso. Creí que me dejaría atrás.

— Levántate — me ordena —se están acercando —

Me levanto tambaleando mi cuerpo y sujeto su mano mientras corremos. Él

mira incómodo nuestras manos, pero no me suelta, solo corre más de prisa casi

llevándome a rastras.

El sonido de los lobos se escucha cada vez más cerca. No sé cuánto falta para

salir de este lugar, pero parece que no vamos a lograrlo.

49. Ataque

No importa que tan rápido intento correr los lobos se escuchan cada vez más

cerca.

234
Mis piernas duelen y mi vientre también generándome puntadas que ralentizan

mis pasos.

En un momento el vampiro se detiene y desenfunda su espada.

— Mantente detrás de mí —me dice mirando hacia el lugar del cual vinimos.

No puedo evitar sorprenderme, ¿Realmente va a protegerme? ¿Por qué?

Lo veo pararse derecho mientras espera tranquilo, se ve majestuoso, erguido

mientras sus cabellos flotan con el viento, pero no tengo tiempo de pensar en

esas cosas, trato de respirar más calmadamente mientras de a poco siento una

pequeña conexión con el rosal. Lo noto lejano y pequeño, pero aun así lo siento

crecer. Espero que pueda llegar a tiempo.

Desde la oscuridad, noto ojos brillantes corriendo hacia aquí, marrones, verdes,

plateados, amarillos, son muchos, cientos de ellos estamos en un pequeño

espacio libre de árboles y ellos nos rodean. El pánico me abraza mientras

reconozco los ojos de Deucarion en la manada. Mi sangre se hiela al verlo en su

forma lobuna Y a medida que se aproxima debo apretar mis piernas para no

orinarme de miedo.

Es una bestia gigantesca. Mucho más grande que los enormes lobos que lo

acompañan y eso ya es decir mucho. Su pelaje es negro, aunque su hocico y

patas tiene secciones de pelo más claro.

Su hocico se frunce en un gruñido que deja ver sus enormes colmillos. Lo veo

detenerse a un par de metro de nosotros gruñéndome con saña.

— Bonita manera de tratar a tu reina — le dice el vampiro sin levantar la voz

mientras le sonríe de forma burlona —Si estuviera de humor, incluso te daría

clases de etiqueta.—

235
Las palabras del vampiro hacen que los lobos que acompañan al Alfa le ladren

furiosos mientras escarban con sus patas el suelo buscando apoyo para saltar

sobre él.

El Alfa se adelanta a la manada, caminando lento con su cuerpo preparado para

saltar. Pero no mira al vampiro, me mira a mí.

— Ja, preciosa, me estás robando el lugar del más odioso en entre los Lycans, —

me susurra el vampiro con una media sonrisa.

Al lado de Deucarion hay un lobo marrón claro y ojos verdes casi tan grandes

como el Alfa que se aproxima y encara al vampiro.

— Espero que no estés muy encariñada con tus mascotas porque tendré que

descuartizar algunos — me dice el vampiro

¿Por qué no está nervioso? Estamos es clara desventaja, rodeadas por bestias

feroces furiosas.

Yo doy un paso para atrás pisando una rama que se quiebra bajo mi pie.

El sonido fue como una campanada para los lobos y veo a Deucarion saltar

sobre mí mientras el lobo marrón lo ataca al vampiro.

Todo fue demacrado rápido, no pude actuar a tiempo y una de las patas de

Deucarion golpea mi torso tirando mi cuerpo al suelo y acorralándome allí

mientras me gruñe.

Atrás quedaron mis ideas de no orinarme, el lunático es aterrador. Ahora

entiendo por qué me dijo que nadie sobrevivía a verlo de ese modo.

236
Mi torso duele mientras él lo presiona contra el suelo con su enorme pata. Y yo

chillo de dolor mientras intento inhalar aire que se resiste a ingresar ante tanta

presión.

Deucarion baja su enorme cabeza hacia mi cuello. Va a arrancarme la cabeza. La

desesperación me acorrala mientras algunas lágrimas calientes escapan de mis

ojos. Eso lo detiene por un segundo y de repente sale volando de encima de mí.

No entiendo qué ocurre, solo veo al vampiro pararse frente a mí enseñando sus

colmillos como un gato furioso.

—Cambie de opinión — dice mirando a Deucarion que se levanta con dificultad

del golpe que recibió y lo derribo contra un tronco. —Viendo cómo tratas a tu

compañera veo que necesitas con urgencia clases de etiqueta, sarnoso — al decir

eso el vampiro agita su espada limpiándola de la sangre azul que hay en ella.

Deucarion se incorpora y le gruñe al vampiro mientras se lanza hacia él.

El vampiro lo esquiva y con su espada le lacera uno de sus costados, pero eso

no detiene al Lycans que le gruñe y lanza un zarpado que crea profundos

surcos en el pecho del vampiro.

Mientras ellos pelean veo a un par de lobos que me acorralan.

Coloco desesperada la palma de mis manos en el suelo, pero no puedo

concentrarme y el rosal no se conecta. Veo al lobo marrón de ojos verdes entrar

en el círculo con su horrible hocico chorreando saliva. Él cojea al caminar por

un corte que atraviesa uno de sus muslos, me gruñe y salta sobre mi cuerpo

mientras yo cierro los ojos rendidos a mi destino.

Muy pocas veces en mi vida tuve suerte, pero ese fue uno de esos momentos.

237
Escucho un quejido de dolor y al abrir los ojos veo a un grupo de lobos blancos

rodearme peleando contra los demás.

No entiendo se supone que son de la misma manada ¿Por qué pelean? El lobo

plateado que me salvó está parado sobre el lomo del lobo baboso con sus fauces

rodeando su cuello. Pero no lo mata, lo suelta y se aparta de él cubriendo mi

cuerpo. Reconozco ese pelo blanco, es Arcan y me está protegiendo.

El lobo marrón se para furioso y aúlla llamando a más de su familia. Todos nos

comienzan a rodear amenazando. Arcan no podrá con todos ellos y veo al

vampiro acorralado en el suelo usando su espada como barra para evitar que

Deucarion lo muerda.

Esto es malo, no saldremos con vida de esto.

Deucarion escucha el aullido del lobo marrón y se aproxima corriendo, dejando

al vampiro malherido en el suelo.

El Alfa mira a los lobos plateados que intentan protegerme a pesar de la enorme

desventaja y de algún modo los atemoriza. Siento el peso de su mirada sobre

ellos, observando a mis defensores a agacharse mientras chillan. No sé qué les

hace, pero eso, los lástima, y ellos retroceden con su cola entre las patas, no

obstante Arcan no se aparta de mí cubriéndome a pesar de estar encorvado por

el dominio que el Alfa ejerce sobre él.

— Apartarte — le ordena Deucarion con una voz distorsionada y atemorizante.

Pero Arca no se aparta y se endereza enfrentando al Alfa. Deucarion le gruñe,

no va a perdonar esa trasgresión de su ayudante, se nota en su porte.

Sé que Arcan fue un bastardo conmigo, pero no merece morir así.

238
Intento concentrarme mientras siento mi conexión cada vez más muerte, solo

necesito tiempo.

— ¿Por qué haces esto?— le pregunto notando la angustia en mis palabras.

El Alfa no me responde, pero me mira fijamente a los ojos.

— No quiero hacerte daño— le advierto mientras muevo mis manos a los lados

de mi cuerpo como acariciando el aire con cada uno de mis dedos. Es un

movimiento involuntario, casi imitando la sensación del rosal, llegando cada

vez más cerca de mí.

Lo veo bajar su cabeza y gruñir, pero en un punto se detiene congelándose en el

lugar mientras me mira. Algo cambia en él, no sé qué es, pero veo su pelo

crisparse mientras los lobos aúllan.

No tengo tiempo de ver qué es en el momento en que lo noto intentar llegar a

mí, el vampiro se interpone aún herido en su pecho.

No esperaba que terminara tan malherido por mi culpa. No puedo dejar que lo

maten aquí, la culpa me comeria viva.

Pero los lobos solo olfatean el aire y se apartan. Incluso Arcan lo hace

dejándome sola junto al vampiro herido.

Deucarion se transforma en humano en menos de un minuto mirándome desde

el suelo donde se encuentra en cuclillas. Está desnudo, pero los lobos tapan su

cuerpo, dejando que solo vea su torso y su rostro desorientado.

Siento el rosal en mis pies y al verlo es solo una planta decrépita como el que

encontré en aquella fuente.

Él lo ve y parece querer decirme algo.

239
No quiero escucharlo, ver esa planta marchita, me incomoda, no sé por qué

siento que él es el culpable de eso. Como si yo fuese parte de ella. La angustia y

el rencor me recorren haciendo que la planta crezca y forme una enorme pared

verde llena de filosas espinas azules.

Las zarzas crecen a una velocidad increíble creando un muro entre los lobos y

nosotros.

La calma me invade al ver que ellos ya no tienen posibilidades de atacarme y

entre las zarzas que se entrelazan como rejas veo a Deucarion correr hacia mí.

—No te vayas, — me dice con voz quebrada y angustiada. Pero el rosal

continúa creciendo y expandiéndose, ocultándome de su vista.

Me apartó de la muralla y camino entre los árboles sin dejar de alejarme de él

mientras lo escucho gritar y golpear los tallos de rosal.

— ¡Nice!— lo escucho gritar y me detengo un instante. Es la primera vez que

dice mi nombre. Pero será la última vez que yo lo escucho. No lo quiero cerca

de mí

No logro comprender por qué le angustia tanto el no poder matarme. Pero sus

gritos provocan un nudo en mi garganta y algunas lágrimas corren por mis

mejillas mientras lo dejo atrás.

50. Revelaciones

Deucarion

— Tú no tienes nada que yo quiera. — Me dice la humana con rabia en la voz.

No puedo aceptar sus palabras. Aunque no sepa por qué hace todo esto.

240
Es una hembra después de todo, puede que haga esto por el poder, para poseer

el mando de la manada, por las riquezas que poseo. No obstante, lo que más

quiere creer mi mente es que lo hace por mí. Porque me quiere a mí. Tal vez no

me he tomado el tiempo de ver si algo así ocurre en ella, pero si he visto algo en

ella, deseo.

— Tú me deseas criatura, lo veo en tus ojos — le digo con furia contenida

acercándome más a ella.

— Yo no te deseo, nunca lo haré —me responde y con esas palabras las alarmas

suenan en mi mente. No puede ser ¿Por qué ahora? ¿De todas las cosas que me

ha dicho esta criatura porque solo está suena a mentira?

— ¿Estás mintiendo?— pregunto lleno de confusión mientras observo mi rostro.

Pero ella no contesta y la duda me carcome, porque si esto es mentira quiere

decir que todo lo demás no lo fue. No podría vivir con eso, si ella en verdad es

inocente de todos los cargos en que la creí culpable, no podría permitirme

respirar otro día más.

— Contesta criatura—le inquiero sin paciencia y al borde del colapso — o tú

sangre manchará de rojo todo este lugar. —

No quiero que eso pase, necesito confirmar su inocencia aunque eso me

destruya. Yo también la deseó, pero más que eso estoy nublado por ella, ¿y si

Arcan tiene razón, y es solo consecuencia del acoplamiento? ¿Y si ella no es un

monstruo después de todo?

Si ese es el caso, entonces firme mi sentencia de muerte, ninguna hembra podría

perdonar todo lo que le hice pasar. Esto me frustra, no puede ser verdad. Mi

241
mente está dividida, quiero y deseo que ella sea inocente, pero temo las

consecuencias de aquello si lo es.

Los ojos de la Russus se iluminan ante mi amenaza

— Hazlo — me dice decidida mientras noto que el aro verde de sus ojos crece

como zarcillos sobre su pupila, es hipnótico.

Pero un estruendo interrumpe su embrujo y siento que algo golpea mi cuerpo

separándome de ella. Golpeó contra la pared, quedando allí colgado sujeto por

lo que parecen ser serpientes espinosas.

Al buscar a la Russus la veo interactúa con lo que parece ser una planta reptante

y espinosa que acaricia su mano mientras se extiende en la habitación y sobre

mi pecho asfixiándome con su creciente presión. Los tallos espinosos reptan

sobre mí lacerando mi carne, desgarrando todo a su paso.

Aun así, soporto el dolor mientras la miro, ella parece confundida ante todo

aquello, pero no aparta a las plantas, solo camina hacia la puerta. ¿Piensa huir

de mí?

—No te vayas — le pido. —Nunca podrás huir de mí, criatura— le aviso.

Es un hecho, los Lycans somos acérrimos cazadores. No hay lugar en el mundo

donde pueda esconderse, no importa cuánto corra y se esconda igual iré a por

ella.

La humana se detiene sujetando el picaporte de la puerta y responde sin

mirarme siquiera

— Ya lo veremos—

242
Veo como la planta que me aprisiona repta fuera de la habitación junto con ella,

y los gritos de sorpresa llegan a mí. Mis hombres están acabados, nadie

esperaba algo así.

Las ramas verdes de la planta comienzan a colorear de azul por mi sangre

derramada mientras me presionan cada vez más cortando mi carne como su

fuesen un serrucho.

No puedo dejar que se vaya, y con eso en mente dejo salir a mi bestia. La

transformación es tan brusco que corta los tallos que me encierran mientras

muerdo aquellos que quedaron clavados en mi piel.

Tengo que llegar a ella, así que salgo corriendo. Pero me detengo en la puerta

del palacio, el lugar es un desastre, la planta ha cubierto todo el lugar. Al

encontrar a mis hombres libres les ordenó que ayuden a los guardias apresados

mientras me dirijo al bosque siguiendo su olor.

Salgo a la carrera, pero Arístides me cierra el paso. Está junto a sus hombres y

todos están transformados.

El beta establece conexión con mi mente y me pregunta — ¿Qué sucede aquí?

¿Es verdad que una humana nos ataca?—

Maldición, esto solo complica las cosas, las cabezas de dos de las familias están

con él. Ya no podré esconder este hecho.

— Si — le digo mentalmente furioso— e iré a cazarla, apártate — le ordenó

gruñendo.

— No lo haré— me responde colmando mi paciencia. Mi lobo pierde los canales

y se arroja sobre él tumbándolo al suelo mientras extiendo mi dominio y

amenazó con morder su cuello.

243
— Tranquilo, — me dice — solo quiero ayudar — continúa y deja que todos

escuchen su mente —no puedo dejar que nuestro Alfa arriesgue así su vida —

agrega — Deja que tu manada te ayude. —

No sé cuáles son sus malditos planes, pero no lo quiero cerca de la Russus. Sea

lo que sea lo que pase con ella, no dejaré que él la lastime.

Estoy a punto de ordenarles que me dejen solo, pero otro estruendo se escucha

desde el bosque y veo asombrado como un tallo enorme de rosal sujeta a la

Russus mientras comienza a subir a los aires.

¿Qué sucede? Al ver entre la manada no encuentro a ningún miembro de la

familia Pallisem, tengo un mal presentimiento y corro hacia el lugar a toda

velocidad.

Cuando llego al claro donde se encuentra el tallo lo veo caer en picada y

escucho a la Russus gritar presa del pánico.

Mi instinto me insta a ir hacia ella, pero Pria se interpone en mi camino.

—Deu —me llama asustada — ¡es una humana!—

Pero no tengo paciencia para ella — No debiste actuar sola Pria — le digo

extendiendo mi dominio.

Veo como ella se encoge de miedo mientras lloriquea.

Arístides la cubre y me mira — Deucarion la humana está fuera de control,

debemos matarla—

—Tú no decides que se hace — le aclaro.

244
— Mira a tu alrededor, es un milagro que Pria siga con vida—la humana la

atacó, ella de seguro intenta eliminar a tu verdadera reina —

Sus palabras venenosas llegan a mis oídos y veo que todos los de la manada

asienten ante eso.

Busco entre el grupo y los Albus no están.

No quiero darle la razón a Arístides, pero las pruebas son firmes. La Russus

intento matarme al igual que a Pria.

Ella está jugando conmigo.

— Deu— dice Pria — ella no estaba sola—

— ¿Qué quieres decir?— pregunto confundido, ella huyó sola del palacio.

— Un vampiro va con ella—

Maldita sea, las malditas piezas encajan, ella no es mi reina, todo esto fue una

confabulación de los malditos Vampir.

La furia me engulle mientras aulló llamando a la manada.

No los perdonaré por esto. Hoy bañaré de rojo mis dientes.

51. Reconocimiento

Voy a la carrera junto con los lobos de la manada. Corriendo llego al sitio donde

el enorme tallo de rosal caído termina y pasándolo por un par de metros,

encuentro al cuerpo de Adrián, el padre de Pria aún en su forma lobuna con el

cuello completamente desgarrado.

245
Pria se transforma al llegar y corre angustiada hacia el cadáver de su padre

llorando a gritos por su muerte.

Los lobos de su familia aúllan ante el dolor de perder a su cabeza.

Sus heridas fueron causadas por la mordedura de un Vampir, no cualquiera

uno de la realeza.

Los malditos vampiros tienen colmillos filosos y retráctiles, pelo los Vampir de

la realeza tienen otra característica mortal en sus dientes. Son venenosos. Y no

cualquier veneno, sino uno incurable que consume tu vida en pocos minutos si

el Vampir así lo desea.

Puedo oler a la Russus aquí. Por más que parte de mí no quiera creerlo, ella está

con esos bastardos. Y su alianza con un Vampir real confirma todo, esto fue solo

un engaño. Uno cruel y bien premeditado

No puedo calmar mi furia enardecida mientras corro por el bosque y salto el

arroyo que se encuentra cerca del límite de nuestro dominio. Escucho a mi

manada seguirme y venir hacia mí desde todas partes del dominio no podrá

escapar de aquí. A cada lugar que decidan ir un lobo cortará su camino, están

acorralados.

Siento su olor cada vez más cerca, pero no es el único el aire apesta a Vampir.

Al verla rodeada siendo protegida por esa clase de escoria, mi rabia me domina.

Mis hombres los rodean esperando la señal de su Alfa para hacerlos pedazos. El

Vampiro porta una espada larga en su asquerosa mano y nos mira de modo

insolente. El imbécil no sabe en lo que está metido, lo mantendré con vida

mientras lo desmiembro parte por parte. Su actitud protectora ante la Russus

me molesta.

246
Me aproximó hacia ellos enseñando mis dientes y la escoria se toma la libertad

de hablarme.

— Bonita manera de tratar a tu reina — dice el Vampiro sonriendo con sorna —

Si estuviera de humor, incluso te daría clases de etiqueta. —

Mis hombres se alteran de rabia al escuchar al engendro, faltarme el respeto,

ruegan mentalmente que los dejes destrozarlos.

Pero en este momento él no es mi mayor problema, así que miro a la Russus y

me preparo para atacar dándole el tiempo de entender por qué nunca debió

meterse conmigo.

— Ja, preciosa, me estás robando el lugar del más odioso en entre los Lycans, —

oigo que el vampiro le susurra a la humana ¿Preciosa? Voy a arrancarle la

lengua a ese jodido parásito.

— Yo me encargo del vampiro—me dice el Beta ocupando mi derecha — tú ve

por la humana. —

Estoy por decirle que no se meta en esto, pero el Vampiro acaba con mi

paciencia al decir— Espero que no estés muy encariñada con tus mascotas

porque tendré que descuartizar algunos — ¿Mascotas? ¿Ella me ve como una

mascota? Esa maldita criatura.me enloquece, como puede actuar tan bien, casi

puedo oler su miedo mientras la veo retroceder, tensa.

Siento un sonido en el suelo, no puedo dejarla actuar, no dejaré que utilice su

poder sobre nosotros, así que salto sobre ella olvidándome de medir mi fuerza.

Su cuerpo cae al suelo y la mantengo presa allí mientras el grupo con rabia

contenida

247
Su pánico es notorio al igual que los Vampir sé que ella se está orinando de

miedo. Y el remordimiento ronda por mi cabeza

Presionó su pecho intentando sacarla de mi mente y ella chilla de dolor, puedo

ver lágrimas cristalinas brotar de sus ojos y mi pecho duele al verlas. No puedo

matarla, ella me enloquecerá antes de que eso pase.

En ese momento de confusión siento al vampiro golpear mi costado con fuerza

derribándome contra un árbol.

—Cambie de opinión — dice el parásito mirándome. —viendo cómo tratas a tu

compañera, veo que necesitas con urgencia clases de etiqueta, sarnoso —

Me levanto y me lanzó sobre el maldito parásito. Ya debería de estar muerto,

pero por lo visto Arístides no pudo con él.

Veo como el vampiro se mueve velozmente y corta uno de mis blancos con una

gran estocada. Es hábil, pero no lo suficiente como para vencerme y con mis

garras perforó su inmundo pecho dejando mis zarpas en él.

El vampir me enfrenta con destreza en sus rápidos movimientos, aunque no es

rival para mi fuerza y logro herirlo en cada ataque hasta que lo derribo y salto

hacia su cuello. No obstante, él impide que lo decapite usando su espada como

palanca entre mis fauces.

Eso no me detiene, pero el Vampir al verme en dificultar me dice — tu reina

está en apuro, ¿no deberías estar ayudándola?— hay burla en su voz, pero al

girar mi vista veo al Beta a punto de abalanzarse sobre ella.

Suelto al Vampiro y corro hacia el círculo que han formado los lobos, pero no

llego a tiempo

248
Es Arcan quien lo hace, él embiste al Beta mientras los miembros de su familia

rodean a la Russus protegiéndola.

¿Por qué hace esto? Ella no es la reina, es una maldita traidora.

— ¿Qué estás haciendo Arcan?— le inquiero imponiendo mi dominio sobre

ellos. Los veo temblar y alejarse por el peso de mi mando, pero Arcan se resiste

soportando el dolor.

— No puedo dejarte hacer esto — me dice Arcan— ella es tu reina —

— ¡No lo es!— le gritó frustrado — no solo es una humana, ella está con los

Vampir—le gritó mentalmente

— Apartarte —le ordeno a Arcan.

— No lo haré. — responde — tendrás que acabar conmigo—

Su respuesta me duele, somos amigos desde pequeños, no entiendo cómo

puede elegir a la Russus. Su mente debe estar mal, y ella es lo que lo causa

Tal vez ya no tenga solución, tal vez deba morir y lo mataré si con eso consigo

llegar a ella.

— ¿Por qué haces esto?—escucho a la Russus decir y la miro. Veo angustia en

sus ojos.

— No quiero hacerte daño — me dice con voz quebrada. Sus manos se mueven

de forma hipnótica mientras el aro verde de sus pupilas se extiende

Reconozco lo que sucede, ella va a atacar con su poder. Noto una lágrima

solitaria caer por su mejilla hacia el suelo.

249
En ese momento del suelo brota un rosal. No cualquier rosal es la planta

sagrada. Esto no tiene sentido, pero todos podemos percibir su sagrado poder.

La planta está igual que la noche del Plenilunio, con un pequeño botón que

parece estar a punto de caer sin lograr florecer.

Los lobos aúllan hacia la luna en plegaria a la diosa Selene.

Esto es su señal, la diosa me está obligando a abrir mis ojos y con ello veo la

dolorosa verdad. El aire arrastra la esencia de mi compañera. Y hasta Arcan se

aparta de ella, ya nadie podrá dañarla, eso sería un crimen contra mí. La

humana es mi compañera.

Y la veo por lo que es. Una frágil mujer maltratada por mis propias manos y

órdenes.

El vampiro se coloca frente a ella ocultándola de mi vista.

Noto la angustia de la Russus al ver el rosal tan maltratado como ella lo está y

veo crecer la furia en sus ojos.

En un segundo la frágil planta crece convirtiéndose en un salvaje muro de tallos

verdes y espinas azules separándola de mí.

No puedo permitir eso y corro hacia el muro sujetando sus ramas a pesar de

que sus espinas atraviesan mi carne.

— No te vayas —le ruego viendo su frágil figura antes de que el rosal la cubra

por completo.

La desesperación me invade, no puedo dejarla ir, esto no puede pasar, no

puedo perderla, todavía ni siquiera la he reclamado. Golpeó con furia los tallos

y arranco parte de sus ramas mientras mis manos sangran sin parar.

250
¡No puedo perderla!

Pero escucho sus pasos alejarse del muro, dejándome atrás. Solo y vacío. La

frustración y la culpa me carcomen cuando grito con dolor su nombre. Su

verdadero nombre, ella no es solo una humana, no es solo una Russus y

tampoco es mi compañera.

— ¡Nice!— grito con dolor en mi pecho y lágrimas en mis ojos.

52. El vampiro

Camino por el bosque en silencio, mientras sigo al vampiro, él se mueve de

forma fluida, casi como si no tuviese las costillas expuestas por los cortes en su

torso. Verlo me sorprende, y más considerando el hecho de que no sangra. Sus

heridas solo muestran un color azul, pero nada gotea de ellas. ¿Cómo es posible

que no sangre una herida que llega hasta el hueso?

Él nota mi mirada en su pecho y evalúa su aspecto, suspirando. No ha dicho

ninguna palabra mientras avanzamos, parece ser un sujeto serio e introvertido a

pesar de que al momento de enfrentarse a los Lycans fue bastante irónico y

hablador.

Tal vez deba presentarme y romper el hielo, no sé cuánto tiempo tendremos

que caminar para salir de este bosque, pero párese ser eterno.

— Mi nombre es Nice por siento — le digo algo nerviosa, sintiéndome tonta por

presentarme recién ahora.

Él me mira, pero no responde y continúa caminando. Ok, no creo que sea muy

hablador después de todo. Aun así suspiro y lo vuelvo a intentar.

— Aquí es donde se supone que te presentas — le digo.

251
Pero él levanta su cara al cielo y maldice.

—Apresúrate se acerca el amanecer— me dice. — Y camina más de prisa entre

los árboles del bosque.

— ¿Qué pasa?— le pregunto y no responde.

Hay que tonta. Es un vampiro. Se supone que no caminan bajo el sol, ¿o sí? Por

su preocupación no creo que tenga miedo a brillar como Edward Cullen.

Aunque a juzgar por su cabello y vestimenta, este vampiro es más similar al

personaje Alucard Tempes de la serie animada Castlevania.

— Deja de babear al verme y camina preciosa —me dice sin siquiera verme.

¿Cómo sabe que lo estaba viendo? ¿Babear? Yo no babeo, aunque tengo el

impulso de pasar la manga de mi vestido por mi boca por su las dudas.

—Nice— le aclaro — dime por mi nombre, ya recibí demasiados motes en este

lugar como para recibir otro con agrado — le digo cansada.

— Supongo que escuchar a los demás decirte Alfa, luna y reina debió de ser

muy cansador —me dice con sorna mientras camina sorteando los árboles a

paso acelerado.

No puedo evitar reírme de la ironía y eso hace que él se voltee a verme —

Obviamente no venimos del mismo lugar, porque por si no te diste cuenta

nadie entre esos monstruos me quería con vida ¿Por qué me llamarían reina?—

Lo veo buscar entre los árboles viendo sus copas sin prestarme atención.

— ¿Qué sucede?— le pregunto harta.

252
— El sol se acerca, necesito resguardo — dice mientras arranca parte de la

corteza de un enorme árbol y comienza a apilarlas.

Los árboles no tienen una copa muy frondosa, y no creo que pueda armar un

refugio antes de que el sol lo encuentre. Por su rostro serio me parece que él

piensa lo mismo.

— ¿No tienes una tienda o algo para estas ocasiones?—pregunto enojada por su

descuido

Él me mira mientras comienza a construir algo similar a una choza de madera.

Y suspira al contestar — tengo un refugio a veinte kilómetros de aquí —

contesta molesto— pero mi equipaje actual atraso mucho mi viaje. —

Eso me llena de culpa. Este en esta situación por ayudarme después de todo.

Me aproximo a él e intento ayudarlo colocando un gran trozo de madera sobre

la choza.

Cuando terminamos de colocar todas las cortezas miramos el resultado.

Es...— Una porquería — decimos los dos al unisón.

Nos vemos al notar que hablamos a la par y veo que sus labios se mueven casi

queriendo sonreír aunque no lo hace.

— Debería cubrirlo más mientras tú te resguardas, le digo. — puedo buscar más

ramas y tapar las entradas de luz.— y comienzo a caminar en busca de las

ramas, pero su brazo me detiene.

— Tú entrarás conmigo — me dice serio.

— Es un lugar pequeño —le señaló— y el sol no me hace ningún daño, puedo

quedarme a fuera hasta el atardecer.

253
— Tú te quedas dentro conmigo — repite y comienza a caminar entrando en el

cucurucho de madera que ni siquiera le permite estar de pie, llevándome con él.

— Esto es estúpido — le señalo — solo voy a hacer tu descanso más incómodo

Él termina de cubrir la entrada, agachado y se sienta cruzando sus piernas.

— Llámame paranoico, pero no creas que voy a dejar a mi refrigerio escapar

mientras duermo —me dice mientras yo me siento.

Sus palabras me alteran, y mi mente me grita que estoy encerrada en una

casucha con un vampiro chupa sangre.

— ¿Sueles matar a tus refrigerios?—pregunto con la piel de gallina.

Él se quita su capa dejando ver partes de su escultural y esbelto cuerpo.

— Eso depende que cuánto me hagan enfadar—me advierte mientras se

recuesta con las rodillas flexionadas hacia arriba y su cuerpo tendido en la

hojarasca del bosque tapando su torso con la capa.

Al parecer de verdad piensa dormir. Así que yo me acomodo en el suelo,

sentada, y apoyo mi espalda en una de las maderas.

La mañana comienza a alzarse y el frío llega con ella. Está helando y mi fino

vestido de algodón no abriga mi piel. Puedo ver mi aliento salir de mis labios.

Sentir el frío es una cosa, pero ver el frío, la hierba blanca, el agua congelada, el

vapor en el aire al exhalar siempre me hizo tener más frío del habitual. Supongo

que es algo psicológico, no lo sé.

254
Me encojo y escondo mi rostro entre mis rodillas intentando mantener mi calor

corporal.

— ¿Cómo solían llamarte?— escucho al vampiro hablar desde debajo de su

capa.

— Te lo diré cuando me digas tu nombre — contesto con la respiración entre

cortada por el frío.

Él se destapa y me mira.

— Maldición — dice y se levanta para sentarse cerca de mí en el reducido

espacio. — Cúbrete— me dice tendiéndome parte de su cálida capa— pero ni se

te ocurra quedarte con toda la manta, puede que no pase frío, pero si el sol me

toca estarás en problemas—me avisa mientras aproxima su cuerpo a mi costado

y nos cubre con su capa.

—Gracias — le digo sin mirarlo.

Él suspira y cierra sus ojos pareciendo relajarse. Al cabo de un rato parece

dormido. Su respiración es muy regular y su rostro está muy relajado.

Mi curiosidad me inunda. ¡Estoy al lado de un vampiro! ¿Qué biólogo perdería

la oportunidad de estudiarlo un poco?

Me giro en el lugar y observo su rostro. Es realmente hermoso, con facciones

muy delicadas pero masculinas. Su mandíbula superior tiene una pequeña

prominencia dónde se encuentran sus colmillos guardados. ¿Cómo saldrán de

allí? ¿Será como las serpientes? Estoy tentada a tocar su boca para ver si se

observan los colmillos, pero no soy tan valiente, así que prefiero mirar sus

manos. Son iguales a las de un humano, pero sus uña parecen ser más gruesas y

largas, afiladas en las puntas como garras. Se ven tan rígidas como el metal.

255
— ¿Te diviertes?— pregunta el vampiro sobresaltándome

La vergüenza llega a mi cara. ¡El maldito estaba despierto!

— Lo siento — le digo colorada —tenía curiosidad —

— Supongo que a las hembras Lycans no les dicen mucho de nosotros —

comenta él aún con sus ojos cerrados.

Al parecer sigue creciendo que soy un Lycans después de todo. No tengo ganas

de discutir sobre eso. No quiero pensar en eso, no quiero pensar en "él".

Prefiero distraerme con otra cosa y, ya que el vampiro no está durmiendo, ¿por

qué no aprovechar?

— Si soy sincera, hay muchas cosas que no conozco y tengo curiosidad — le

comento

— Sobre ¿Qué cosas?—pregunta con paciencia fingida.

— ¿Ustedes se transforman en murciélagos?—pregunto.

Él abre los ojos ante ese comentario — ¿Tengo cara de murciélago acaso?—

pregunta algo molesto. Supongo que eso es un no, ok.

— ¿Son nocturnos?— continuo

— No del todo— responde sin dar explicaciones.

— ¿Por qué...?— le digo para que sea más explicativo.

— ¿Cómo te llamaban los Lycans?—pregunta cortando mi cuestionario.

Me siento incómoda ante su pregunta, pero contesto.

256
— La lista es larga, criatura vil y rastrera, monstruo, apestosa... A y Russus. —

le digo enumerando con mis dedos molesta ante al recuerdo.

— ¿Qué es eso que hiciste con las plantas espinosas?— me pregunta sin hacer

comentarios ante mi respuesta anterior.

— No lo sé— le respondo

— ¿Desde hace cuánto puedes hacerlo?— pregunta cómo quién no quiere la

cosa.

— Siendo exacta desde hace... ocho o doce horas creo—

Ante mi respuesta abre los ojos, molesto, pero al evaluar mi rostro vuelve a

cerrarlos.

— Duérmete, nos queda mucho camino todavía—

— No me dijiste tu nombre— le insisto sintiendo el sueño desplegarse por mi

conciencia.

— Caspian — responde. — Caspian Blas, príncipe de Nosferatus. —

Oigo que me contesta mientras caigo en el sueño.

53. Preguntas

Un chillido atronador me despierta sobresaltándome. Abro los ojos y veo a

Caspian llevar su mano a sus labios, indicándome que haga silencio. No sé qué

ocurre, pero prefiero hacerle caso.

El sonido se repite, esta vez más cerca, es atemorizante como si los rasguños en

una pizarra cobraran vida.

257
Las pequeñas rendijas entre las cortezas me indican que aún es de día, pero no

hay mucha luz, debe de estar atardeciendo.

Algo golpea las maderas asustándome mientras el chillido vuelve a sonar de

forma atronadora. Casi como si alguien que perdió la voz quisiera gritar. No sé

qué es, pero el suspenso me pone nerviosa, sea lo que sea, no creo que sea

pacífico.

Caspian acerca más su cuerpo al mío casi cubriéndome con sus brazos mientras

desenfunda un puñal de una de sus botas. Y se queda allí, mirando hacia el

lugar de donde proviene el sonido sin mover ni una pestaña.

Por suerte la cosa chillona comienza a alejarse y sus pasos suenan como de

cascos de caballo.

Al cabo de un rato Caspian baja su puñal y me suelta sin verme.

— ¿Qué era esa cosa?— pregunto en un susurro temeroso.

Él se aproxima a la corteza de la entrada y la quita de una patada haciéndola

añicos con un simple empujón.

Nunca deja de sorprenderme la fuerza que poseen en este lugar.

Él abandona la choza improvisada y yo lo sigo aún sosteniendo su capa.

— ¿Qué era eso?— insisto mientras me paro derecha.

— ¿Dónde fuiste criada?— pregunta con muchas sospechas y molestia en su

voz.

— ¿Por qué?—pregunto.

258
Él se voltea y me mira sin responder, quitándome con brusquedad su capa de

mis manos. Está a punto de ponérsela, pero la huele y cambia de opinión

poniendo cara de asco ante el olor.

¡Qué bien otro que cree que apesto!

Él me tira la capa y comienza a caminar. No es muy simpático, pero hoy su

humor está peor que él de ayer.

Suspiro para armarme de paciencia y lo sigo cubriendo mi cuerpo con la capa.

Comienzo a caminar mientras el sol se oculta en el horizonte, oscureciendo todo

tras su marcha. El bosque en el que estamos es muy frondoso y mis ojos no

alcanzan a ver casi nada. Solo puedo reconocer su oscura silueta que camina a

unos metros en frente de mí. Él comienza a dejarme cada vez más atrás, así que

corro para alcanzarlo. Pero cada vez me cuesta más.

— Espérame —le gritó cansada de correr tras él, pero no se detiene y lo sigo a

una zona muy oscura del bosque. No puedo ver nada y después de un par de

pasos me detengo al no distinguir su figura

— ¿Caspian?— pregunto asustada

¿Me habrá dejado a tras? Maldita sea giro en el lugar buscándolo, pero solo

consigo confundirme, ya no sé de qué lugar vine ni hacia donde debo ir.

— ¿Caspian?— pregunto, pero esta vez no levanto mi voz. No debería seguirlo,

es un vampiro después de todo. Qué me trate bien no significa que no pueda

dejarme seca con un mordisco. Todavía recuerdo como cerceno el cuello de

aquel lobo enorme. Si hace lo mismo con mi cuello, mi cabeza se desprenderá

ante el primer mordisco.

259
Cambio de planes, no debería de seguirlo, si él quiere ir más rápido de lo que

puedo seguirlo es su problema. Debo salir de este lugar por mi cuenta. Pero

¿Hacia dónde voy? No importa cuánto fuerce, mis ojos no alcanzo a ver nada.

Necesito algún punto que me indica hacia donde voy. Camino estirando los

brazos con miedo a golpear mi cara con algún árbol. Camino de ese modo no sé

por cuánto tiempo, pero consigo llegar a una zona menos densa de arbolada

permitiéndome ver el cielo. Tal vez las estrellas me sirvan de punto para fijar

una ruta.

Al llegar al lugar levanto la vista y la sorpresa me inunda. No he prestado

atención al cielo de este lugar, solo he visto su luna llena, pero su cielo nocturno

es bellísimo. Hay tantas estrellas poblando el cosmos que me emociona verlas,

casi puedo ver la vía láctea allí. Las estrellas aquí poseen las mismas

constelaciones que en la tierra. No conozco todas, pero puedo identificar a la

cruz del sur. Ok, si esa constelación está aquí quiere decir que donde sea que

esté en este planeta se encuentra en el hemisferio Sur. Si sigo la constelación

podré ir hacia el norte o al sur, pero no sé de dónde vengo. No quiero volver al

dominio de los Lycans.

Me siento en el suelo, frustrada. ¿Cómo voy a salir de este lugar? Y cuando lo

haga, ¿hacia dónde voy? ¿Qué debería hacer? ¿Volver a mi mundo? ¿Cómo voy

a hacer eso? Ni siquiera sé cómo llegue aquí para empezar. Y lo peor de todo es

que las palabras de Deucarion hacen eco en mi mente. En algo tenía razón

después de todo, no quiero volver allí.

— ¿Qué estás haciendo?—escucho a Caspian preguntar sacando mi mente de

aquellos pensamientos, pero no logro verlo.

Lo busco con la mirada, pero no lo encuentro

— ¿Dónde estabas?— pregunto enojada

260
— ¿A qué te refieres?— pregunta — fuiste tú la que decidió alejarse. —

— Eso no es verdad —le digo furiosa — te estuve llamando y tú no me

respondías— le gritó mirando hacia todos lados. No sé de dónde viene su voz—

¿Dónde demonios estás?— pregunto harta de no poder verlo.

En ese momento lo veo entrar en mi campo de visión, caminando hacia mí con

aire sigiloso, como un felino, pero recto y majestuoso, como alguien digno de la

realeza.

Yo camino hacia él esperando una respuesta y eso lo confunde.

— ¿A qué juegas Lycans?— me pregunta — ¿Por qué no apresuras tu paso?

¿Por qué no tomas tu forma lobuna?— me dice mirándome de pies a cabeza.

— Yo no puedo hacer eso. — le respondo —y no puedo ir más rápido, está

oscuro y no alcanzo a ver nada — le explico.

— Tú ¿No puedes cambiar de forma?— pregunta levantando sus cejas.

— No, no puedo— prefiero no decirle más. Tal vez no es buena idea que sepa

que soy, no quiero terminar en otro laboratorio.

— ¿Eres una Omega?—dice más para él que para mí — tal vez por ello el Alfa

no podía aceptar su acoplamiento— susurra para sí.

Él se aproxima cerca de mí. Demasiado cerca y olisquea mi pelo y mi rostro.

Esto es terriblemente invasivo e incómodo.

— Su olor ya no es tan fuerte — dice mientras me mira. — ¿Qué hicieron tú y el

alfa?—— me pregunta mirándome a los ojos.

261
— ¿Hacer?— no entiendo — no hicimos nada ¿a qué te refieres?— inquiero

confundida.

—Intimidad, preciosa— me dice arqueando una ceja — ¿Qué tanto reclamo el

Lycan?—

¿Reclamar? ¿El vampiro quiere saber si me revoque con el imbécil de

Deucarion? Eso me enfurece.

— Ese imbécil no podría reclamar ni una maldita gota de sangre de mi cuerpo

— le contesto furiosa.

Él se sorprende ante eso y sonríe suavemente mostrando parte de sus colmillos

— interesante — menciona evaluando mi rostro.

— ¿Qué tiene de interesante?— pregunto sin entenderlo.

Él aparta su mirada y comienza a alejarse — Apresúrate preciosa, estoy

comenzando a tener hambre y eso no es bueno para ti—

—Eres frustrante — le digo siguiéndolo —no puedes esperar que yo conteste

tus preguntas, pero tú no me digas nada acerca de lo que yo pregunto—

— Ese es tu problema, preciosa —me responde — no el mío, y no será el único

que tengas si continúas retrasando mi viaje. —

— No iré a ningún lado sin mis respuestas mosquito — le respondo enojada con

su actitud mezquina y arrogante.

Lo veo girarse enojado e inclinar su rostro mientras sonríe de forma siniestra —

¿Mosquito?—al pestañear él desaparece de mi vista y siento sus frías manos en

mi cuello, sujetando suavemente sintiendo mi pulso entre sus dedos, mientras

su aliento acaricia mi nuca. Me sorprendo ante esto, en un segundo ya estaba

262
detrás de mí, podría matarme sin siquiera darme cuenta de ello. — Cuida tu

lenguaje, bonita, no quieres verme enojado, no puedo desperdiciar mi ración de

emergencia —

¿Ración de emergencia?

54. La bestia

Las ramas llenas de espinas azules cubren el suelo subiendo por la cama,

ocupando casi todo en ella. Salvo el lugar donde se encuentra sentado

Deucarion. Él sujeta su rostro y tira de su cabello con rabia ante todo aquello. Su

rostro está demacrado, las espinas del muro han rasguñado, sus pómulos, y

brazos, todo su cuerpo está cubierto en sangre, y el corte que le hizo el maldito

Vampir todavía sangra en su muslo. Aun así se encerro en su cuarto. El único

lugar que aún conserva su frutal olor. Él abraza el vestido rojo que su

compañera uso en la ceremonia, recordando lo hermosa que se veía con él

cubriendo su esbelto cuerpo, torturándose mentalmente por no llenarla de

vestidos tan hermosos como ese desde el Plenilunio.

Fue un completo imbécil cegado por su desconfianza y resentimiento,

torturando a Nice por ello.

Él agarró la suave tela de aquel vestido e inhala su olor. Yo no le importa si

alguna vez no le gustaron las manzanas por ella, él podría vivir solo comiendo

de aquel fruto.

Arcan ingresa a su habitación con gran dificultad debido a los tallos de rosal

que lo invade todo.

263
Al lograrlo mira a su amigo preocupado. Nunca lo vio así antes, incluso cuando

sus padres murieron, conservo su estoica compostura. Pero ahora solo es un

hombre al borde de las lágrimas, lleno de culpa y remordimiento.

Deucarion lo mira al decirle — Fuiste el único que tuvo la razón — admite con

la voz temblorosa mientras aprieta con fuerza el vestido de Nice en sus manos

— Debí escucharte—

— Deu debes curar tus heridas— le insiste Arcan — o por lo menos deja que tu

lobo las cure por ti — insiste su amigo.

Deucarion no permitió que eso ocurriera ¿Cómo podría hacerlo cuando ella no

tiene ese lujo en este momento?— Cuando la arroje al suelo, pude sentir sus

costillas crujiendo bajo mi peso. — le dice Deucarion a su amigo sin verlo a la

cara — su cuerpo estaba lleno de raspones, débil y cansado —

— Deu no te hagas esto — le avisa Arcan —no puedes dejarle marchar —

— Es lo que merezco —le responde convencido Deu mirándolo a los ojos —

ningún Lycans diría jamás lo contrario. —la culpa es palpable en su mirada.

— Puede ser — admite Arcan a pesar de que le duele tener que hablarle de este

modo a su amigo, a su alfa — lo que le hiciste es imperdonable, pero no puedes

irte, no mereces ese descanso — le contesta y Deucarion lo mira furioso.

— No estoy buscando descanso maldito sea — le grita.

— Pues entonces levántate y ve por ella — le insiste Arcan.

— Eso no servirá de nada, ella no quiere verme, y lo entiendo soy la peor

opción para ser su compañero—

264
— ¿Y crees que el Vampiro es mejor opción?— pregunta Arcan — tal vez lo sea,

por lo menos él la protejo si preguntar sobre su origen—recalca con saña

Arcan— tal vez él sepa tratarla mejor, el tiempo suficiente en que decida beber

de ella — agrega.

Deucarion se levanta furioso y se lanza contra su amigo — Ese bastardo no le

pondrá un dedo encima a Nice — le aclara furioso.

— Pues encargaré de que así sea — le dice Arcan mientras se aparta y sale de la

habitación.

Arcan tiene razón, aunque le fastidie a Deucarion oírlo, no puede dejar a Nice

con un Vampir real, él podría matarla, O incluso venderla como esclava de

sangre.

La idea de aquello lo enfurece y toma su forma lobuna mientras su cuerpo

comienza a curarse. Está por irse, pero se detiene, no debería ir así, ella necesita

más que su protección, así que se prepara rápidamente antes de marchar.

Cuando está listo corre por el bosque a toda prisa hasta llegar al gran muro,

todavía no termina la maldita noche que comenzó con la ceremonia, pero faltan

pocas horas para ello. Así que con sus colmillos comienza a desgarrar los tallos

espinosos hasta armar una abertura por la que logra pasar.

Continúa corriendo mientras el sol comienza a salir por el horizonte, tiene que

encontrarla, incluso aunque lo odie no puede dejar que el vampiro la dañe.

Aunque sea tarde, debe actuar con decencia ante ella.

Corre por el bosque sintiendo su aroma, pero el olor es confuso, al parecer el

vampir está ocultando su olor de algún modo. Eso no va a detenerlo, peinará

este maldito bosque hasta que la encuentre.

265
Ya no se encuentra en el dominio Lycans y ese es un problema.

Este no es un bosque seguro para un Lycans y mucho menos para una frágil

humana. Este lugar está lleno de criaturas terribles, después de todo este es el

maldito bosque de las Hadas.

El rastro de Nice se mezcla con otros olores, no solo el del Vampiro, al parecer

hay algo más siguiéndolos, al observar el suelo su pelaje se eriza al ver las

marcas de cascos allí.

Maldita sea que no sea eso, todo menos eso.

Un fuerte chillido le confirma sus miedos, es un maldito Unicornio y está

siguiendo a Nice.

El sonido vuelve a escucharse, así que lo sigue y encuentra a la terrible bestia

acechando lo que parece un cúmulo de maderas apiladas. Si Nice está allí, este

será su fin.

Deucarion olvida la lógica y le gruñe a la bestia. El unicornio lo mira y clava sus

pezuñas en el suelo mientras lo amenaza con su largo cuerno similar a una

maldita espada. La criatura tiene largos colmillos en su hocico listos para comer

la carne de cualquier ser vivo lo suficientemente tonto como para que se le

cruce en su camino.

Aun así, Deucarion le enfrenta incitando a la bestia a la pelea. Y eso da

resultado porque el unicornio lo mira con sus ojos completamente negros y

suelta un bufido mientras se aproxima hacia él.

El cuerno de la bestia suena igual que el corte de una espada mientras ella

mueve su cabeza, mostrando restos de la sangre de sus antiguas víctimas

todavía en él. Debe alejarla lo más que pueda de Nice si van a pelear de verdad.

266
Así que le gruñe a la bestia y tira unos zarpazos hacia su cuerpo antes de

alejarse de ella, corriendo y asegurándose de que lo siga.

El ruido de un galope le indica que el Unicornio va a por él. Ahora solo tiene

que encontrar un lugar donde darle pelea sin estar en desventaja con ese

maldito cuerno.

Solo que Deucarion no tuvo tiempo de ello, ya que la bestia sujeto una de sus

patas traseras con sus dientes haciéndolo caer en el suelo. Él se gira y se lanza a

la pelea con una bestia que podría fácilmente empalarlo con su cuerno. Aun así,

no se amedrenta y muerde al unicornio en su flanco derecho haciéndolo

relinchar por el dolor, aunque eso no es suficiente, debe atacar alguna de sus

patas. Si alguna de las patas de un unicornio es herida de gravedad, la bestia

muere a los pocos días. Esa es una mejor opción que intentar arrancarle su

filoso cuerno.

La pelea es feroz, pero no encuentra una apertura que le permita acabar con el

animal. Él se arroja sobre la bestia con sus fauces abierta y con ayuda de la diosa

Selena consigue llegar a una de sus patas, a pesar de que tuvo que soportar una

fuerte patada de la bestia, pudo clavar sus dientes en ella desgarrando sus

tendones.

La patada lo dejo mareado, pero se aparta aún atento a las reacciones del

Unicornio, aunque ante tal desventaja la bestia se para con dificultad y huye del

Lycans trotando cada vez con más dificultad mientras deja un rastro de sangre

azul a su paso. Genial, incluso si su mordedura no mata a la bestia, las hadas lo

harán. Y no hay cosa peor que morir bajo las manos de un hada.

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55. Paranoia

— ¿Falta mucho?—pregunto cansada

Hemos caminado a lo largo del bosque durante toda la noche, tengo hambre, y

mucha sed.

— Deja de hacer preguntas y camina — me responde Caspian.

— Me muero de sed— me quejo—Necesito agua. —

— Ya no falta tanto continua—insiste Caspian caminando varios metros por

delante. Por lo menos hay más luz entre estos árboles, aunque el camino se ha

vuelto sinuoso y tropiezo cada dos por tres.

No puedo continuar, he buscado agua por todos lados y no hay nada, debí traer

una botella conmigo maldita sea.

La sed debilita aún más mis cansadas piernas que tiemblan por el esfuerzo a

cada paso. Y lo peor de todo es que tengo la sensación de que algo nos sigue.

No sé si es paranoia o si realmente nos están siguiendo, pero eso me pone muy

nerviosa. No puedo dar dos pasos sin vigilar mi espalda.

— Estamos cerca de uno de los refugios, espérame aquí — me indica Caspian y

se marcha desapareciendo de mi vista.

Veo una gran piedra con bordes cúbicos y desiguales y me acerco para

sentarme en ella. Aunque está muy alta para subir, así que apoyo mi espalda en

ella y me siento en el suelo. Estoy exhausta, así que comienzo a cabecear de

forma inconsciente a punto de dormirme por el agotamiento en aquel lugar,

pero un ruido me pone alerta. Sonó como algo cayendo arriba mío y me levanto

a observar temerosa de que sea algo malo. Pero no lo es, lo único que veo sobre

268
la roca es una bota de agua. La destapó y huelo, no huele raro, tal vez sea

seguro de ingerir. Mi cerebro me dice que esto es muy sospechoso, podría estar

envenenada o algo Pero me duele la garganta de tanta sed, así que no lo pienso

y vierto el contenido de la bota en mi seca boca.

El agua hidrata mi garganta y a pesar de ser mucha la bebo toda. No sé de

quién sea la bota y a pesar de que estoy tentada a llevarla, prefiero dejarla de

nuevo sobre la roca.

— Debemos seguir —dice Caspian a mi espalda y cuando me giro lo veo con la

espada en su mano cubierta de sangre.

— ¿Qué sucede?—pregunto al verlo.

—Problemas de comunicación — dice él sin dar más detalles mientras comienza

a alejarse.

— Podrías ser un poco más específico— le digo cansada de que no me explique

nada.

— Tú, solo camina — me contesta.

Lo sigo, aunque mis músculos se quejan por la marcha forzada. Después de un

par de kilómetros siento una gran urgencia por orinar.

— Caspian— lo llamo — debo orinar — le gritó para que me espere.

Él suspira cansado —Apresúrate, falta poco para el amanecer —

— Sí, sí — le contesto harta de que me apure incluso para orinar.

269
Me alejo del camino y busco algún arbusto donde pueda vaciar mi vejiga. A

cada paso que doy siento que mi paranoia crece. Me siento observada, no

puedo ni siquiera pensar en orinar de ese modo.

Prefiero volver con Caspian, pero él no está en el sendero.

— ¿Caspian?— llamo nerviosa, pero nadie me contesta.

El sonido de unas pisadas me altera, mirando por todos lados, asustada al ver

que estoy solo.

¿Qué estoy haciendo? Yo no soy la presa de este lugar.

Decidida extiendo mis brazos hacia el suelo, sintiendo la conexión con el rosal.

Sea lo que sea lo que me sigue, no lo dejaré dañarme. El sonido suena cada vez

más fuerte y giro asustada mirando el suelo. No hay nadie allí, solo veo algo

girando hacia mí. Al fijar la mirada diviso lo que es ¿Una bola verde? Me

aproximó a ella y me sorprende lo que es. — ¿Una manzana?— Estoy por

agarrarla pelo, otro sonido me sobresalta y actuó por reflejo llamando al rosal.

La planta nunca emergió del todo, pero vi volar algo azul que se ensartó en la

criatura que se aproxima a hacia mí. Una de las espinas del rosal la derribó

haciéndola caer cerca de mis pies.

Al verla me dan escalofríos, es como alguna clase de murciélago gigante del

color crema, intento correrla con el pie asustado de que continúe con vida, pero

al girar a la pequeña bestia veo una de las espinas atravesar su torso por

completo. La espina no solo actuó como una estaca, sino que parece crecer

clavada en su pecho, absorbiendo la sangre de lo que sea que he matado. Es

espeluznante, no tiene ojos, su rostro solo tiene un orificio dividido por un

pliegue donde debería estar su nariz y una boca gigante llena de dientes filosos

270
y chuecos. Tiene el cuerpo similar a un murciélago grande y panzón, y sus

manos tienen dedos largos y huesudos, coronados por largas garras que

parecen brillar en sus bordes, indicando su peligroso filo en ellas.

No sé qué es esa cosa, pero es horrible. ¿No será Caspian? ¿No? Hay maldita

sea su era él, estoy pérdida, esa cosa ya está muerta.

— ¿Caspian?—le pregunto al cadáver.

— ¿Sí?—contestan de tras de mí haciéndome gritar del miedo.

— Maldita sea ¡No vuelvas a hacer eso!—le digo furiosa al verlo sintiendo mi

corazón golpear con fuerza dentro de mi pecho.

— ¿Qué ocurre pregunta?— mirándome tan sobresaltada

— Eso — le contesto señalando a la criatura muerta.

— Por todos los… ¿Cómo lograste derribarla?— me pregunta sorprendido y

revisa con la vista nuestros alrededores.

— Fue solo reflejo, el rosal me ayudo — le digo dándome cuenta de lo loco que

suena eso.

Sus ojos brillan mientras revisa nuestros alrededores — Debemos irnos — dice

con voz vería — las hadas nunca viajan solas.

— ¿Hadas?— pregunto confundida mientras miro a lo horrorosa criatura en el

suelo — ¿Eso es una hada?— pregunto sorprendida mientras la señaló. —Tiene

que ser una broma, esa cosa es horrible —

— ¿Y qué esperabas?— me pregunta sin paciencia mientras comienza a caminar

llevándome con él sujetando mi codo.

271
— Otra cosa— le digo todavía sin creerlo—De donde vendo las Hadas no se

describen como animales arqueros y temibles.

— Pues debieron de criarte en una burbuja, preciosa — me responde— todos

saben que las hadas son monstruos tan horribles como temibles, tuviste suerte

de que se tratara de una hada errante — suspira —si hubiese sido un enjambre

solo hubiese encontrado tus huesos.—

Un escalofrío recorre mi cuerpo al imaginar un grupo de esas criaturas. Una

cosa es segura, mis conocimientos sobre criaturas fantásticas están

terriblemente errados, no imagino a una de esas bestias volando sobre el castillo

de Disney al comenzar sus películas. A menos que sea una dirigida por Tim

Burton.

56. Hadas

Nice camina a marcha forzada siguiendo al maldito Vampir, estoy tentado a ir a

por ella separándola de ese maldito parásito, pero temo no soportar su rechazo.

Después de todo yo no ha hecho nada para ganarme su elección.

No ganaré nada si solo la obligo a seguirme. Solo me concentro en seguirla y

cuidar de su bienestar hasta que encuentre el modo de acercarme a ella sin ser

rechazado.

De todos modos no tengo tiempo que perder, el maldito Vampir sabe que los

sigo y se aprovecha de eso, dejándome el trabajo duro a mí.

Nos estamos adentrando en el dominio de las hadas, y mis sentidos se afilan en

busca de esas malditas bestias carnívoras. Aun así, mi lobo camina cómodo y

noto que mi cola se mueve a cada palabra que Nice pronuncia. No puedo

272
amonestarlo por eso, después de todo él y Arcan estaban en lo correcto al

reconocer a mi compañera.

Después de un par de kilómetros, comienzo a encontrar los restos recientes del

banquete de un enjambre de hadas. Un ciervo macho de gran porte se

encuentra tendido en el suelo o mejor dicho lo que queda de él. Las hadas

tienen un modo muy particular de alimentarse. Suelen herir a sus presas y abrir

su piel con sus filosas garras, por el cual introducen su cuerpo mientras,

devoran la carne bajo la piel. Y lo más espeluznante es que las víctimas suelen

estar vivas mientas eso ocurre. Algunas incluso ingresan desde el orificio de la

boca consumiendo las vísceras de quien sea que caiga en su camino. Es una

maldita sentencia de muerte tener solo una de esas malditas cosas dentro de tu

cuerpo. He tenido la mala fortuna de ver un Lycans enloquecer al sentir una de

esas bestias devorarle los sesos. Lo único que se puede hacer cuando un hada

logra ingresar a tu cuerpo es brindarte una muerte rápida y así evitar lo peor

del dolor.

El ciervo, que alguna vez fue un imponente animal, ahora solo es piel y huesos

tendidos entre las hojas.

El camino que sigue el Vampir se eleva en una pequeña ladera, así que los sigo

desde abajo custodiando su procesión.

No dejo de escuchar las quejas de Nice, está sedienta y tiene hambre. Pero el

Vampiro ignora sus palabras mientras caminan. Reconozco el camino, el

parásito lleva a Nice cerca de un puesto de gorros rojos. Esos imbéciles

sanguinarios están en tregua con los Lycan desde la última batalla que ganamos

contra ellos hace cuatro años. Aun así, no me fío de esos malditos gnomos,

podrían buscar la manera de recuperar la sección de bosque que ganamos como

pago de aquella batalla. Solo el respeto a la diosa Rea me detuvo de talar todos

273
los árboles que pueblan el bosque y así quitarles las ganas de pelear por ellos.

Después de todo, los gnomos arboricolas odian pisar el suelo y solo viven sobre

los árboles armando sus casas sobre ellas.

Veo al vampiro dejar sola a Nice y dirigirse al poblado de los gorros rojos, esta

es mi oportunidad, debería acercarme a ella. Pero ¿Cómo? No quiero

espantarla. Me acerco a ella y la veo sentarse en el suelo, exhausta. Esa criatura

no tiene idea de lo que verla, de ese modo me provoca, su sudor corre por su

piel haciéndola brillar, el vestido se le ha pegado al cuerpo marcando su silueta,

nunca vi una hembra tan tentadora y ni siquiera sabe que me tienta. Aun así me

mantengo lejos de ella y tomo mi forma de hombre para arrojarle una bota con

agua.

El sonido la despierta y al encontrarla la huele desconfiada, pero la bebé. Mi

boca saliva al ver cómo algo del agua escapa de su boca al beber y recorre su

mentón hacia su escote. Maldita sea nunca antes tuve tantas ganas de tomar

agua como en ese momento. Ella deja la bota dónde la encontró y continúa

siguiendo al idiota chupasangre.

La marcha no dura mucho, ya que Nice necesita atender sus necesidades. El

vampiro le permite apartarse de él. Esta es mi oportunidad, la sigo como un

maldito acosador y cambio mi forma nuevamente vistiéndome a toda prisa, no

puedo aparecer frente a ella sin prenda alguna. Aún descalzo con un pantalón y

una camisa, tomo una manzana y me dirijo hacia donde está. Estoy a punto de

acercarme, aunque todavía no sé qué decirle cuando lo haga. Pero me detengo

al oír el inconfundible ruido del aleteo de un enjambre. Y se dirige hacia donde

está ella. No puedo permitir que se acerque más, las hadas podrían atacarla,

arrojo la manzana hacia su dirección para detener su avance y cambio de forma

corriendo al cúmulo de Hadas. Salto impulsándome con el tronco de un árbol y

los cazos con mis dientes reventándolas entre ellos antes de que puedan dañar

274
mi piel. Aun así son demasiados y veo cómo una se escapa del grupo

dirigiéndose a dónde está Nice al oírla gritar el nombre del idiota. Maldito

Vampir ¿dónde está ese idiota? Al acabar con la última de las hadas corro hacia

donde está ella y la encuentro viendo con terror el cuerpo sin vida del hada que

logró escapar de mí caza. ¿Cómo logro matarla? Observo al Vampiro

aproximarse a ella al oler su esencia, siento la peste de las hadas sobre él y noto

rasguños en sus brazos, al parecer había más de un grupo en la zona, eso no es

bueno, debemos salir de aquí, esas criaturas se comunican con sus gritos, si

alguno logro chillar cualquiera que se encuentre en la zona vendrá hacia aquí.

El vampiro piensa lo mismo, ya que insta a Nice a acelerar el paso.

Al aproximarme al cadáver del hada veo una gran espina azul en el pecho de la

criatura.

Al parecer, Nice no conoce el alcance de su poder.

La manzana que tire sigue en el suelo, así que la recojo en forma de hombre y

vuelvo a guardarla, ya tendré otra oportunidad para dársela, después de todo

ella no podrá librarse de mí aunque lo desee, de todos modos la seguiré hasta el

maldito fin del mundo si es necesario.

57. Complicaciones

Esta expedición no deja de complicarse cada vez más. Se supone que sería un

trabajo sencillo, entrar al dominio Lycans con ayuda del bastardo traidor a

cambio de conseguir sus propias metas, claro está.

Pero nada salió de acuerdo al maldito plan. Desde el día uno nada salió bien,

mis hombres de confianza fueron obligados a quedarse en Nosferatus

obligándome a marchar con los hombres que sirven al regente actual.

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Aunque teniendo en cuenta como terminaron, me alegro de que no fuesen mis

hombres los que marcharon a mi lado. Estoy impaciente al ver la cara del

regente al enterarse del final de sus hombres.

Nada salió de acuerdo a lo esperado, la reina que debía matar no solo no quiere

ser reina, sino que quiere escapar del dominio Lycans. Debí matarla a penas,

tuve la oportunidad, pero al ver su peculiar habilidad para hacer crecer plantas,

cambie de opinión, su poder podría ayudar a mi pueblo más que su muerte. Y

eso sin contar con el hecho de que los mismos Lycans buscaban acabar con ella.

Nunca creí ver a un Alfa atacar a su compañera, eso es una locura, después de

todo, la muerte de la reina termina por matar al rey. Algo no está bien, y al ver a

la hembra en el suelo bajo las inmundas patas del Lycans mi cuerpo se movió

solo, defendiéndola. No pude evitarlo, incluso me molestó como la trato.

Los vampiros no tenemos compañeras, nuestro sistema de acoplamiento es más

complejo y difícil de que ocurra, no existen muchas posibilidades de que un

vampiro puedo encontrar a su anfitrión. Es por eso que somos una especie en

peligro de extinción, hace décadas que apareció el último anfitrión, mi madre y

murió al darme a luz. Su huésped nunca me perdono por aquello, intentando

matarme en varias oportunidades a pesar de ser mi padre.

Aún recuerdo su último intento de asesinato a mis cinco años de edad. Las

pesadillas de aquello aun me atormentan.

Aun así, yo fui el último vampiro nacido de un vientre, el último vampiro real.

Los demás vampiros que ocupan nuestro reino son convertidos, generalmente

omegas del dominio Lycans en busca de algo de poder y libertad. Aunque

admito que no cualquier Omega tiene el honor de la conversión. La mayoría

termina como esclavos de sangre.

276
No es que tengan opción, después de todos los últimos Omegas que llegaron a

Nosferatus eran omegas enviados como esclavos de contrabando por el

mismísimo beta de los Lycans como pago por adelantado por ayudarlo a

apoderarse del dominio como nuevo Alfa de los Lycans.

El trato es simple, él obtiene el poder y nosotros sangre. O así sería hasta que la

Lycans demostró ser más de lo que esperaba. No es una simple hembra, ella

tiene el poder de hacer crecer plantas, enormes plantas, eso no es un hecho

menor considerando que en Nosferatus los vegetales no logran crecer. Tal vez si

ella pudiese ayudar con eso, podríamos mantener con vida el ganado omega.

Solo espero poder llegar con la hembra con vida. A pesar de que ella

voluntariamente ofreció su sangre como pago a mis servicios.

No puedo negar que siento curiosidad por su sabor, aunque el aroma al Alfa

todavía persiste en su piel. No sé cuánto alcanzo a reclamar el Alfa, pero

buscando la reacción de la hembra sobró ese tema, parece que el perro no tiene

ninguna oportunidad de que eso ocurra.

No sé qué le hicieron los Lycans, pero considerando que incluso ofreció su

sangre para poder escapar de ellos, quiere decir que no la llenaron de regalos de

oro y seda, como cuentan los omegas de Nosferatus. Y pude confirmar mis

sospechas al ver al propio Alfa a punto de arrancarle la cabeza.

Ahora entiendo su desesperación por huir, incluso llegando a usar el viejo

cuento de la sangre roja.

Ya me han jurado otras hembras poseer una sangre única, roja, con el mejor

sabor, con el poder de hacerme feliz, etc., etc., y todas terminaron igual.

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La mayoría era solo un fiasco y una molestia. No permito que nadie me haga

perder el tiempo, ninguna hembra sobrevivió a aquello.

O así lo era, esta hembra, no ha dejado de complicar mi huida, primero con la

batalla con la detestable manada de perros sarnosos, y eso sin mencionar que el

maldito Alfa logro herirme. Maldición todavía me duele respirar por ese

estupido perro y su asquerosa pata. Mi herida sigue abierta a pesar de que ya

me alimente de los malditos centinelas de los gorros rojos.

No estaba en mis planes hacerlo, pero al parecer los tramposos gnomos no

quieren cumplir con su parte del trato. Ellos se debían encargar de darme un

lugar donde pueda ocultarme durante el día, pero los gnomos solo cumplieron

con ese trato en el trayecto de ida, y no quieren hacerlo en el trayecto de

regreso. Al parecer mi tío solo pago por un trayecto. Y no creo que se trate de

un error por su parte. El imbécil me quiere muerto.

Y como cereza del pastel hay un Lycan siguiéndonos, lo noté desde el cruce con

el Unicornio, después de todo solo alguien tan loco como los Lycans le haría

frente a un unicornio.

Tal vez solo quieren terminar con la hembra y están esperando el momento

justo, como sea no será fácil para el perro. He elegido el camino más

complicado haciendo pasar al perro por malos ratos.

Las cosas se complicaron cuando la loba quiso molestarme con sus ganas de

orinar. Mientras la esperaba, divisé un maldito enjambre dirigirse hacia

nosotros, así que desenvaino mi espada y voy a por ellas incluso antes de que

tuvieran la posibilidad de escucharme. Aunque las últimas dieron algo de pelea

y mi cuerpo se quejó por el esfuerzo. Las heridas que tengo se han vuelto a

abrir, necesito más sangre si quiero curarme de una vez.

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Si sigo así, incluso la hembra y toda su sangre no podrán calmar mi sed.

Es bueno que estemos cerca del poblado gnomos, Voy a cobrar mi venganza y

alimentarme, mientras consigo hospedaje. Y todo en un mismo lugar, eso sí que

es un lujo.

Después de eso veré si el poder de la hembra me es de utilidad, y si no es el

caso, entonces podré matarla y así acabar con el Alfa o con cualquier lobo que

en realidad se acople a ella.

58. Gorros rojos

—Estamos por llegar al asentamiento de los gnomos — me avisa Caspian.—ya

sabes qué hacer.—

¿Tendría que saber algo? Ni siquiera sé quiénes son esos gorros rojos.

— Emm... No tengo idea de a qué te refieres — le digo mientras lo veo a punto

de escalar un árbol.

Él suspira y .me mira enfadado —No hables con ellos — me dice — a menos

que quieras que te desangren atada a la rama de un árbol — Al decir eso

Caspian comienza a escalar un enorme árbol secuoya, con gran habilidad casi

como una pantera, como si no se tratara de una gran proeza.

¿Cómo espera que lo siga?

El árbol tiene más de veinte metros de alto y su ancho es casi como el de una

casa.

Él mira hacia el suelo y frunce el entrecejo al ver que solo puedo mirarlo

asombrada.

279
— Apresúrate y sube — le dice Caspian

— Yo no puedo subir esa cosa — le grita desde el suelo Nice.

Caspian suspira y endurece sus facciones— o subes sola o no subes —le indica

sin paciencia.

— Puedo esperarte aquí abajo — le ofrece Nice al ver la enorme altura del árbol

con más de veinte metros de alto.

— Cómo quieras —contesta Caspian —supongo que no quieres cenar —

¿Cenar? — ¿Hay comida arriba?—pregunta interesada Nice.

Caspian no contesta mientras continúa ascendiendo, por el enorme tronco.

Ok, si hay comida las cosas cambian enormemente y coloca sus manos en la

rígida y áspera corteza del árbol buscando de dónde apoyarse para comenzar a

treparse. Al subir un par de metros sus dedos se doblan hacia fuera de forma

dolorosa por él agarra y ella se regala cayendo de espalda al duro suelo que

vacía sus pulmones con el golpe. El dolor irradia hacia su pecho, dónde

Deucarion la aplastó reviviendo el dolor de aquello, haciéndola gemir de dolor

por ello.

Unos pasos acelerados la alteran y se levanta del suelo, asustada mirando hacia

su alrededor, pero no hay nada allí. No puede quedarse aquí sola, la sensación

de que la siguen le carcome los nervios.

—Apresúrate, preciosa, aquí nadie hará el trabajo duro por ti, sin importar cuan

lastimera aparentes. —le dice con paciencia y acidez el vampiro.

Ella mira hacia donde está Caspian, obviamente el vampiro no sabe nada de

ella.

280
Nunca nadie se preocupó lo suficiente por ella con o sin llanto, ella tuvo que

pelear para conseguir cada cosa que alcanzó a tener. No va a permitirle hablarle

de ese modo.

El impulso de hacer que el vampiro se coma sus palabras, la instan a colocar sus

manos en el tronco, sintiendo la conexión casi instantánea con el rosal que brotó

con la fuerza de un géiser sobre el tronco del árbol, armando una gran escalera

que crecía a medida que Nice subía sus peldaños.

Nice sube por la escalera casi sin dificultad, llegando a dónde se encuentra el

vampiro apoyado en el tronco de espalda, casi como si no estuviese a diez

metros de altura. Al pasar cerca de él le sonríe con burla mientras continúa

subiendo dejándolo atrás.

Caspian la mira, sorprendido por todo ese poder surgiendo de ella. Pero eso no

es lo único que lo impacta al verla subir la escalera como una maldita reina del

bosque. Su mirada de burla y picardía al dejarlo atrás lo hacen sonreír

impactado por la osadía de la hembra al mostrar tanto orgullo frente a él.

Después de todo Caspian es de la realeza Vampir, muy pocos tiene la

oportunidad de mostrar arrogancia ante él. Y esta inofensiva hembra lo ha

hecho. Aunque eso no lo ofende, al contrario, solo aumentan aún más la

curiosidad e interés hacia la muchacha. Casi está tentado a mordisquearle su

espalda solo por tentarlo de ese modo. Eso lo impacta, no debería pensar en

hacer algo así. La hembra debe llegar con vida a Nosferatus a menos que las

cosas se compliquen, no puede pensar en ella de ese modo. La chica no

sobrevivirá a eso.

El vampiro aparta esos pensamientos de su mente y deja de contenerse

subiendo lo que queda del tronco con dos simples pasos, llegando a la rama

primaria del árbol donde se encuentra la entrada de los gorros rojos.

281
Nice abre su boca sorprendida ante la destreza del vampiro que sube lo que

queda del tronco con una destreza y velocidad sin igual. Si podía subir así, ¿por

qué comenzó de forma tan lenta y pausada? ¿Acaso Caspian, se está limitando

para que ella le pueda seguir el paso? Pensar que el vampiro tiene ese gesto la

confunde, después de todo, a pesar de su trato indiferente, él parece

preocuparse por ella.

Al llegar a la rama, Nice encuentra a Caspian sentado en la rama con uno de sus

brazos apoyada en su rodilla izquierda que mantiene levantada. Él la mira

fijamente evaluando sus movimientos.

El vampiro se levanta y al pasar cerca de ella haciéndole sentir un escalofrío por

su espalda.

— Mantente a mi lado, y no hables — le recuerdo Caspian mientras entra en el

orificio del tronco. El lugar está oscuro, pero después de un par de pasos

comienza a deslumbrar luces de faroles colgados en las paredes del árbol

tallado. El lugar parece un maldito departamento.

Al llegar a otro orificio dentro del tronco observa a dos hombres altos y

fornidos que sostiene guadañas filosas en sus manos y un gorro rojo en sus

cabezas, que no alcanzan a cubrir sus largas orejas elficas, ambos tiene el pelo

blanco y barbas en sus caras a pesar de verse jóvenes. Están vestidos con túnicas

de algodón azul y miran a Caspian con enojo.

— ¿Qué haces en el poblado, Vampir?— inquiere uno de los hombres

colocando su guadaña en el rostro de Caspian.

Él no se inmuta por el gesto beligerante del sujeto de azul y le habla como si

solo fuesen sus empleados.

282
— Apartarte del camino, duende y preparen una habitación oscura — les

ordena Caspian.

El tipo de azul se enfurece ante sus palabras y coloca su guadaña en el cuello de

Caspian. Pero el vampiro ni se inmuta, ante su amenaza.

— Los parásitos están vetados por orden del rey Hortensio— le contesta el

hombre de azul.

Caspian sonríe ante el sujeto y en menos de un segundo su espada está en su

mano ensartando el pecho del compañero del sujeto de azul, atravesando su

corazón.

El acompañante del tipo de azul cae al suelo de rodillas sin comprender

siquiera que es lo que ha sucedido.

Veo como el sujeto de azul traga saliva con fuerza al notar que no es rival para

Caspian.

El vampiro no deja de verlo a los ojos cuando le habla — ¿Decías algo?— y el

sujeto niega lentamente mientras aparta su guadaña.— Guíanos a tu rey

entonces — le ordena con amabilidad siniestra Caspian y el sujeto se aparta y

comienza a caminar por el pasillo que se encuentra pasando la puerta que

custodiaba, guiándonos por el interior del árbol.

59. Rey gnomo

El duende camina por el interior de una gran rama hasta llegar a otro tronco

donde se observa un gran salón lleno de mesas de madera sin manteles

cubiertas por bandejas de plata y oro llenas de diversas frutas. Sentados en las

mesas diviso a más tipos de orejas elficas y gorros rojos. Estos tipos son

similares a los duendes que describen los cuentos solo en su gorro y barba

283
blanca, pero allí termina toda su similitud con las simpáticas estatuillas de

jardín. Estos duendes son tan grandes como ellos, nada de duendes enanos al

parecer, y ninguno tiene una sonrisa tierna y pícara al verlos, al contrario, estos

nos miran con enojo y recelo hacia el vampiro. Aunque la que se lleva lo peor

de las miradas soy yo, por lo visto a los duendes no les agrado en lo más

mínimo.

Todos ellos visten de azul y portan un gorro rojo, aunque algunos parecen tener

el gorro manchado dándole un color violeta a sus telas. Pero lo que más llama la

atención de Nice, es que no hay mujeres ni niños entre la multitud. Todos ellos

son hombres.

El guía los dirige a una tarima donde se encuentra un duende que porta una

ostentosa corona cubierta por miles de diamantes, sobre un gorro que debe de

ser rojo bajo todas esas manchas.

Ese debe ser el rey de los duendes.

— Mi señoría —le habla nuestro guía frente a nosotros, —he traído a un

vampiro y su animal de corral. Al parecer el vampir necesita una audiencia. —

El rey no mira al guía que le habla, solo se concentra en su plato lleno de

diversas tartas y pasteles.

— Entiendo — habla el rey con una voz muy amable y chillona— pero esas no

fueron mis órdenes —le recuerda al guía mientras chasquea sus dedos y un par

de duendes que se encuentran cerca del rey arrojan un par de lanzas que se

clavan en el pecho del guía, sin darle tiempo ni siquiera a dar alguna

explicación, matándolo con el golpe.

284
Cuando el guía cae al suelo, el rey se levanta y quitándose la corona, toma su

gorro y lo empapa en la sangre azul del guía, colocándoselo nuevamente en su

cabeza y acomodando la corona sobre el gorro todo mojado.

Ahora entiende por qué algunos gorros son violetas, son manchas de sangre

azul que al quedar sobre las telas rojas forman ese color.

Cuando el rey vuelve a su asiento, el resto de los gnomos dejan sus mesas y

corren hacia el cadáver para pasar su gorro sobre él desesperados por

manchárlo con algo de sangre, empujándose entre ellos.

Ver todo aquello le causó piel de gallina a Nice, pero aun así no dijo nada,

recordando las palabras de Caspian.

— Bien, Caspian como verás no eres bienvenido en nuestra humilde morada,

después de todo se nos pagó para negarte hacerlo — le explica el rey duende al

vampiro mientras acaricia su barba.

— Según tengo entendido a los gnomos les gustan los buenos tratos comerciales

— comenta Caspian ignorando las palabras del rey.

— Ja, ja, ja, — se ríe el rey de manera forzada — y ¿Cuál es ese trato?—

pregunta el rey intrigado.

— Lo sabrás después de que me reciban con la hospitalidad que caracteriza a

los gnomos — le contesta Caspian con paciencia.

— No creo que pueda mejorar el trato con tu regente— le dice el rey con una

sonrisa horrible en su rostro.— él me dio suficientes monedas de oro y perfume

de sándalo como para poblar todo el bosque con mis gnomos.— le informa —

¿Qué puede ser mejor que eso?—

285
—Averígualo— lo tienta Caspian

Y ante sus palabras el rey hace seña a un par de duendes en una mesa. Tras su

orden, en unos minutos ya habían colocado una mesa frente al rey para

nosotros servidas con muchas comidas que parecían deliciosas. Caspian se

acerca a la mesa y se sienta esperando que yo lo siga, sin preocuparse por estar

rodeado de duendes armados que nos miran con recelo, mientras sujetan sus

gorros, esperando el momento para pasarlo por nuestros cadáveres.

— Me tomé el atrevimiento de servir tu mesa, espero que nuestras comidas sean

de tu agrado— le comenta con acidez el rey a Caspian

—No te preocupes por mí, después de todo mi alimentación es algo muy fácil

de sustentar — contesta Caspian mientras recoge una pera y la mira al hablarle,

antes de arrojarlo a mi regazo.

Miro la fruta y lo miro a él — Aliméntate —me ordena con un susurro.

No lo dudo y muerdo la pera sorprendiéndola al ver que su interior es naranja

y sabe a mandarina. Estoy realmente hambrienta, así que devoró la fruta

fascinada con su sabor. Caspian me observa y arquea una ceja, pero toma otra

fruta y la deja frente a mí para que la coma. Es un racimo de uvas, pero al

probarlas saben a cereza. Sonrió ante eso y noto que Caspian está mirándome

mientras lo hago. Sus ojos brillan de un modo peculiar, que me pone nerviosa y

se sonrojan mis mejillas.

Un golpe fuerte en la mesa del rey me sobresalta y Caspian lo observa con

frialdad.

286
— ¿Quién es la mujer?— pregunta el rey con disgusto en la voz — sabes que no

están permitidas las hembras en el poblado gnomo. —se queja el rey con voz

rasposa.

— Sus leyes no son mi problema — contesta Caspian mientras se reclina en su

silla mirando con pereza al rey— y la mujer es mi alimento —le contesta

mirándolo a los ojos.

El rey duende no emite más quejas, al respecto sabe que solo un tonto se mete

entre un vampiro y su comida.

— No entiendo la necesidad de los de tu especie de engendrar con seres tan

inferiores como ellas — comenta con desdén observándome el duende— Por

suerte es un problema que yo no tengo que tolerar— se ríe el rey y todos los

gnomos que nos rodean lo siguen generando un coro molesto.

¿Qué no hay duendes mujeres? ¿Y entonces, como siguen sin extinguirse?

— Estoy al tanto de sus métodos de reproducción, pero no quiero hablar de

ello, después de todo estamos comiendo — comenta Caspian con burla.

Eso enfurece a los duendes que nos rodean.

— ¿Qué es lo que tienes para ofrecerme?— pregunta furioso el rey casi a gritos.

— Por lo que tengo entendido las monedas y el sándalo no son suficientes para

generar más gnomos— comenta el vampiro mientras busca en la fuente de

frutas—los árboles son de gran importancia, después de todo ellos son los que

actúan como matriz —continúa mientras agarra una mandarina y comienza a

pelarla con sus ágiles dedos ofreciéndome un gajo.

287
Yo lo tomo y lo meto a mi boca sorprendiéndola por su suave textura y sabor a

banana. Caspian sonríe ante mi cara y me pasa otro gajo.

— ¿Y eso que tiene que ver?—pregunta el rey sin paciencia — todos saben que

los vampiros no poseen bosques en sus tierras podridas —

Caspian suspira y lo mira — deberías enviar a tus hombres a la entrada, así

entenderás lo que ofrezco — le contesta.

El rey envía a uno de los gnomos y al cabo de un rato ese vuelve corriendo y le

comenta algo en el oído al rey. No sé qué le dijo, pero los ojos del rey brillan

ante lo escuchado.

— Bien — comenta con voz de amigos — ya es muy temprano para ti, déjame

ofrecerte una habitación para que te hospedes, creo tener un corral donde

arrojar a tu comida— comenta mientras envía a los duendes a cumplir sus

palabras con un gesto de su mano.

— Una será suficiente, — le corrige el vampiro. —La hembra se quedará

conmigo. —

El rey chilla indignado ante eso — Las hembras no entran en mí casa —

contesta a gritos rasposos.

— Pero ella no es solo una hembra, es mi alimento — le recuerda Caspian— y

no es inteligente dejar a un vampiro con hambre en tu casa —

— Bien— contesta el rey aún enojado— arroja sus restos al pasillo cuando

termines de alimentarte y mis hombres se encargarán de ellos. — le indica como

si yo solo fuese los platos sucios de la cena.

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Caspian toma un par de frutos de la fuente y se levanta esperando que lo siga

hacia donde un duende lo lleva a su dormitorio.

Al seguirlo miro a los duendes y ellos me miran asqueados, algunos incluso

escupen el suelo por dónde paso.

¿Quién lo diría? Los duendes son misóginos. Supongo que a estos pitufos no le

gustan las Pitufinas.

60. No te preocupes por eso

La habitación que le dieron a Caspian es bastante acogedora, con una gran

cama llena de mantas de tejido cuadriculado. Todo el interior es un hueco

tallado sobre una sección de la gigante secuoya y no posee ventanas ni entrada

de luz alguna. El duende cierra la puerta de madera gruesa y tosca tras nosotros

y mis ojos pierden toda la vista en el lugar.

Escucho a Caspian caminar por el lugar, pero no puedo verlo. Giro mi cabeza

con el cuerpo rígido ante la falta repentina de uno de mis sentidos en un lugar

donde claramente no soy bienvenida y mi corazón late más rápido por el estrés

de todo aquello.

— ¿Qué sucede, preciosa?— pregunta Caspian.

Yo busco el origen de su voz y encuentro el particular brillo de sus ojos a un par

de metros.

— No puedo ver nada —le digo.

— Pues entonces aprovecha para dormir — le indica el vampiro

Con pequeños pasos y mis brazos levantados busco hacia donde caminar

289
Caspian se ríe ante eso y siento una de sus manos, entrelazar sus dedos con una

de las mías.

— Preciosa te ves tan desorientada en este momento, tan débil que incluso me

tientas — comenta el vampiro con voz algo rasposa.

Eso me pone muy nerviosa, no por el miedo a que me muerda, sino por lo que

me produce su cercanía y el tono de su voz.

Caspian es muy apuesto y su comportamiento hacia mí me trastorna, casi

parece que quiere coquetear conmigo, ¿Ese el comportamiento normal de todos

los vampiros? No lo sé, pero no puedo creer que alguien tan hermoso tenga esa

clase de interés en mí. No soy de las chicas que atraen a los más lindos del lugar

después de todo.

— Ven siéntate — me indica Caspian mientras me guía en la oscura habitación

y me obliga a sentarme sin alejar su mano de la mía.

Él se acomoda a mi lado. Estoy desorientada, pero por el tacto de las mantas

supongo que estoy sentada en la cama.

Algo suave roza mis labios y me apartó sorprendida por eso.

— Tranquila, — es solo comida —me aclara Caspian— come algo más antes de

dormir — me indica y aproxima algo a mis labios nuevamente, yo abro la boca

y él introduce suavemente lo que parece una mora en mi boca. Al morder el

fruto, el sabor a ananá invade mi gusto. Amo las frutas de este lugar, nada sabe

cómo en la tierra.

Cómo contenta ante la sorpresa de los sabores y siento otro fruto rozar mis

labios, así que abro la boca para morderlo, pero Caspian lo introduce en mi

boca alentándome.

290
— ¿No pensarás comerme? — le digo con algo de temor y la boca llena de fruta.

Él suelta una carcajada — No, preciosa, hoy no —me aclara y eso me calma un

poco.

— ¿Cómo es la alimentación de un vampiro?—le pregunto al darme cuenta de

que no ha consumido nada al frente mío.

— ¿Por qué preguntas?— me comenta Caspian

— Curiosidad — respondo.

—No es un tema del que quiera hablar en este momento —me indica Caspian

algo molesto.

Bien, no voy a insistir después de todo, él dijo que no piensa alentarse de mí por

el momento. Así que cambio de tema.

— ¿Cuál es el trato que le ofreces al duende?— le pregunto.

Caspian coloca otra mora en mi boca antes de contestar.

— No te preocupes por eso, después de todo no pienso darle nada a ese idiota

— me indica.

— ¿Por qué no quisieron recibirte?—le pregunto, pero él interrumpe mis

palabras con otra mora en mi boca. Sus dedos cada vez rozan más mis labios

entre cada fruto depositado. Y ese gesto está empezando a causar reacciones

incómodas en mi cuerpo.

— No te preocupes por eso — me indica Caspian y me empuja otra mora entre

los labios. Su forma de no informarme de todo lo que ocurre me frustra y lanzó

291
un mordisco molesta hacia la fruta de sus dedos, rozando sus dedos con mis

dientes, mordiéndolo sin querer.

Lo escucho exhalar con fuerza ante eso — lo siento, —le digo — no quise

lastimarte ¿Estás bien? — le pregunto mirando hacia la oscuridad.

Pero él no me responde, agarra mis brazos y me obliga a tumbarme en la cama

alarmándome por el movimiento.

— ¿Caspian? —pregunto algo asustada por todo aquello.

— Duérmete— me ordena mientras me suelta los brazos.

— ¿Te lastimé?— le pregunto con algo de culpa por mi mordisco.

— No, ahora duerme— me indica — estoy algo cansado de escuchar tus

ladridos llenos de preguntas. —

Eso es ofensivo o debería serlo si yo fuese una Lycans, pero no lo soy y me

preocupa que esté enfadado por lo que sucedió.

— ¡Guau! — le contesto y escucho que él se ríe ante ello.

— Eres toda una caja de enigmas —me comenta Caspian.

Noto que su humor mejoro ante esas palabras, así que me relajo, pero no

mucho, recordando como los gnomos refregaban sus gorros por el cadáver me

genera ansiedad.

— Caspian — lo llamo.

— ¿Qué sucede?— pregunta cansado ante mi llamado.

292
— ¿No entrarán a apuñalarnos mientras dormimos? ¿O sí?—le comento

preocupada.

— No te preocupes por eso —me contesta. Creo que eso es lo único que me ha

dicho desde que nos conocimos. Eso me enoja.

— ¿Cómo estás tan seguro?— insisto molesta.

— No te preocupes —me repite.

— ¿Por qué no lo haría?—le insisto— esos sujetos están dementes —

Mi insistencia molesta al vampiro quien se aproxima a mi rostro dejándome ver

el brillo de sus ojos como estrellas en el oscuro lugar.

— Lo sé muy bien por qué solo un loco tocaría la sangre de un vampiro real,

somos venenosos y ningún ser vivo se arriesgaría a tocar algo de nuestro

cuerpo y menos nuestra sangre — me indica con pesar en su voz.

Al notar la brusquedad de todo aquello, Caspian me suelta y se recuesta en la

cama dándome la espalda.

Lo que dijo que genera mucha pena ¿Nadie lo toca? ¿Y qué pasa con los niños?

¿Cómo se puede vivir sin recibir siquiera un abrazo? Tal vez por eso, entrelazo

sus dedos con los míos. Caspian no puede ser tocado, pero él quiere recibir el

tacto de alguien más. Debe ser muy solitario vivir así. Es increíble que ante eso

sea tan amable conmigo. Cualquier otra persona sería un maldito sicópata

armando murallas para no dejar a la gente acceder a ellos. Ante ese

pensamiento, la imagen de Deucarion cubre mi mente molestándome.

No debo pensar en él. Nada bueno saldrá de eso.

293
Me giro molesta y siento el calor que irradia el cuerpo de Caspian mientras me

duermo.

61. Protector

Un sueño confuso me atormenta desde el inconsciente mientras duermo. En el

camino por el bosque, mientras escucho los gritos de los gnomos que corren

hacia mí con sus lanzas y guadañas, yo intento correr, pero mis piernas no se

mueven, buscando a mí alrededor, encuentro a mi madre de espalda, a mí

ignorando mis súplicas de ayuda. Y no es la única, mi hermana, e incluso Brad

y mis amigos, todos están allí, rodeando mi cuerpo a metros de distancia

mientras me dan la espalda y me ignoran a pesar de mis súplicas desesperadas

de recibir algo de ayuda para evitar que no me dañen los duendes que se

aproxima para darle fin mi vida. En el extremo contrario del camino veo a

Deucarion corriendo con furia hacia mí.

Me despierto sobresaltada unos segundos antes de sentir las fauces del lobo

cerrarse sobre mí.

Al despertarme sujeto con fuerza la blanca tela que se encuentra bajo mi cabeza.

A pesar de mi pesadilla, no quiero levantarme. La cama está cálida y mi cuerpo

se siente cómodo así. Aunque la luz del lugar me molesta los ojos.

Mi cerebro decide encenderse ante eso ¿Luz? Estamos en el interior de un

tronco, ¿de dónde viene la luz? Abro mis ojos y levanto mi cabeza impactada al

notar que estoy tumbada sobre el torso de Caspian. Al alzar la mirada lo

encuentro mirándome con sus ojos brillando y una mirada en ellas que parecen

decir más de una sola palabra.

Me apartó avergonzada de él y veo que la habitación tiene un farol encendido

cerca de la puerta.

294
Tengo demasiada vergüenza para ver a Caspian a los ojos, después de todo lo

estaba abrazando como a una maldita almohada justo después de enterarme de

que no es una persona acostumbrada al tacto de otros.

Él se levanta sin decirme nada al respecto.

— Vamos— me indica — nos están esperando y necesito un desayuno con

urgencia.—me indica.

Yo me levanto y limpio mi boca. No puede ser, estuve babeando sobre él. Me

muero de vergüenza y pena por todo eso, así que solo asiento y lo sigo fuera del

dormitorio, donde un duende me mira más furioso que ayer.

Al llegar al salón el rey me mira consternado — ¿Por qué sigue con vida la

hembra?—le inquiere a Caspian molesto.

— Ella es quien te dará lo que necesitas — le contesta Caspian colocándose

frente a mí, protegiéndome.

— ¿Qué sabe una mujer de cubrir necesidades?— pregunta con asco el rey —

No hay nada que esa inmundicia pueda ofrecerme—

Caspian camina de forma lenta y segura hacia el rey colocándose a centímetros

de él.

— Será mejor que hables de ella con respeto— le advierte el vampiro y no

puedo ver qué cara le pone al rey, pero si veo como el duende palidece al ver a

Caspian.

— Muéstrame que puedes hacer entonces —le insiste el rey. —viniste

ofreciendo un trato, muestra tus cartas vampiro no juegues con mi paciencia. —

— ¿Por qué debería hacerlo?— pregunta Caspian mientras se aproxima a mí

295
— No juegues conmigo Vampiro — le advierte el duende —La hospitalidad de

los gnomos es necesaria para todos en Glaukos no te arriesgues a ser vetado o

morirás bajo el sol —

— ¿Creí que ya estaba vetado?— le contesta Caspian

— Eso depende de mí— le indica el rey —será mejor que me mantengas

contento — le dice con un gesto desagradable en su rostro el rey. —así que o me

indicas cómo lograste que se formará una escalera en mi poblado o rebanas el

cuello de tu mascota para que mis hombres alimenten sus sombreros.—

— Tienes razón — dice Caspian colocando uno de sus brazos sobre mi espalda

— pero dado tus exigencias prefiero seguir vetado— le responde el vampiro

causando consternación en el rey y los hombres que lo rodean.

— Maldita sanguijuela, tú ya te aprovechaste de mi hospitalidad—le recuerda

el gnomo — te di cobijo durante el día y debes pagar por ello. —

Caspian desenfunda su espada mientras coloca mi cuerpo a su espalda cerca de

una pared— Oblígame —le contesta al furioso rey gnomo

— ¡Maten al maldito Vampiro!— ordena el rey a gritos con su voz rasposa

como la de un fumador

En ese momento los duendes se aproximan hacia Caspian con sus armas

lanzando estacadas para herirlo.

Pero Caspian es más hábil que los duendes y los vence con mucha facilidad.

— No importa cuánto lo intentes, no existe un duende lo suficientemente hábil

para vencerme — le dice Caspian al rey al derrotar al último de los duendes del

rey en la sala.

296
El rey lo mira indignado, pero sonríe al contestarle — puede que no seamos

más hábil que un vampiro, pero somos más — le dice al momento de que un

batallón de cincuenta gnomos entran en la sala.

— No saldrás de este árbol con vida— le avisa el rey y viendo la cantidad de

duendes que nos comienza a rodear, comienzo a temer que tenga razón.

Caspian me habla mientras me da la espalda y saca su puñal de una de sus

botas.

—Mantente cerca de mí y si estás en problemas usa tus plantas — me indica

mientras observa a los duendes

Su sugerencia me altera ni siquiera sé si voy a poder convocar al rosal desde

aquí. Coloco mis manos en la pared de madera formada por el enorme árbol y

siento la conexión con el rosal crecer.

Caspian se lanza a la batalla contra los duendes sin importarle el hecho de que

ellos son muchos más y también están armados.

Nice siente al rosal crecer y acercarse a ella, pero nada brota del suelo de

madera y la pelea empieza a sobrepasar a Caspian.

—¿Dónde están tus plantas, preciosas?— pregunta Caspian a gritos mientras

los duendes los rodean.

— ¡No lo sé!— le contesto frustrada — no entiendo cómo funciona todo eso.—

le contesto asustada y furiosa al no poder ser de ayuda.

Aun así, suelto la pared y agarró del suelo una lanza que un duende muerto

dejo caer cerca de los pies de Nice.

297
Si no puede ayudar con su incomprensible poder, lo hará con sus manos y

decidida clava la lanza en el suelo, decidida a acabar con los malditos duendes

misóginos.

Cuando los duendes se abalanzan sobre ellos, Caspian despliega sus colmillos y

se dirige hacia ellos con la velocidad de una bala. No puedo ver qué les hace,

solo alcanzó a ver a los duendes caer al suelo sujetando sus cuellos que sangran

mientras las venas de allí se vuelven negras, cubriendo de color negro todos los

capilares de su cuerpo.

Pero todavía quedan duendes de pie y vienen más desde el tronco central,

puedo escuchar sus pasos corriendo ¿Cuántos son?

Desde el túnel no solo se escuchan pasos, sino también gritos y un claro

gruñido imposible de olvidar.

Me quedo paralizada al ver que desde la entrada Deucarion ingresa a la sala en

su forma de lobo cubierto de sangre azul y con sus ojos llenos de fiereza.

Mi pánico crece ante eso, maldita sea esto es peor que en mis pesadillas. El

hombre lobo me encuentra en un rincón del salón y camina hacia mí. No tengo

donde escapar y la plantas no llegan hasta aquí. Estoy pérdida.

62. Desde sus raices

El vampir llevo a Nice directamente al poblado de los gorros rojos, esos

malditos duendes deberían de estar todos muertos, son una aberración contra la

naturaleza, y una maldita plaga.

Su odio hacia las hembras es conocido en todo Glaukos, Nice no está a salvo

cerca de ellos. Pero lamentablemente la niebla viene y lo quiera o no, el maldito

poblado gnomo es mejor opción que el bosque en este momento.

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Aun así ver a la humana trepar un árbol con sus pequeñas manos desprotegidas

me molesta e inquieta. Y al parecer al vampiro también dado que se mantiene

atento y cerca de ella. Eso me enfurece, el maldito parásito no debería estar

cerca de ella. Cuando Nice resbaló estuve a segundos de interponerme entre

ella y la caída, pero no puedo arriesgarme a ser visto todavía. No soy estúpido,

ella no tomará bien mi visita, considerando que trate de acabar con su vida.

Escuchar su quejido de dolor mientras tocaba su pecho por los daños que le

ocasiones me genera un amargo remordimiento y vergüenza. Ante eso está más

que claro que no puedo aparecer ante ella a menos que me lo haya ganado.

Escuchar al vampiro burlarse de Nice sobre que nadie la va a ayudar, y eso me

enfurece mucho más.

¡Maldición! Así debía ser, ella debió ser tratada con la mayor de las delicadezas,

si hubiese sido así no estaríamos aquí en este momento.

Mi lobo gruñe por lo bajo ante las palabras del vampiro, pero a Nice solo la

llena de determinación y con su poder veo como hace brotar un rosal de espinas

azules como si fuese una escalera. Ella sonríe ante esto, debe de sentirse feliz al

poder hacer cosas sin rogar por ayuda.

Verla subir el árbol caminando como la diosa Selene me emboba. Y noto que al

vampiro también le llama demasiado su atención. No me gusta eso. No voy a

dejar a Nice sola con ese imbécil. Una vez que ellos entran en el árbol. Camino

por la zona olfateando.

Los duendes suelen vivir en lugares específicos, bosques, ocupando sus árboles,

o en montañas, ocupando las minas. Todos los duendes son muy hábiles con la

alfarería y construcción e inteligentes también. Fue bastante incómodo pelear

con esos bastardos, pero en una de las redadas a sus nidos encontramos

información muy valiosa, que nadie más sabe de ellos.

299
Los duendes arborícolas escarban las raíces de los árboles y crean una salida de

emergencias en ellas en casos de ser atacados.

Mi olfato sigue el olor a sangre seca y encuentro la entrada oculta entre

hojarasca y plantas. Mi lobo sonríe ante el hallazgo, voy a cargarme a estos

malditos.

Con eso en mente me introduzco en la abertura que lleva hacia debajo del árbol,

bajo tierra. Sigo el camino en silencio y tomo mi forma de hombre. Necesito ser

sigiloso, así que con mi daga en mano camino por el pasillo escaneado en las

gruesas raíces donde se encuentran las incubadoras de los gnomos.

Estas escorias asesinaron a todas sus hembras hace siglos, arrancándole su

matriz y funcionándola con las raíces del árbol. De ese modo, el Rey gnomo

Hortensio utiliza un rito otorgando monedas de oro y sándalo, entre otras cosas

a la matriz, para que así se generen gnomos en su interior.

El proceso es tan asqueroso que prefiero olvidarlo para no dañar mi mente. La

zona llena de matrices se llama incubadoras y es donde el rey se asegura de que

se engendre solo hombres, matando cualquier feto formado si no lo es.

Aquí hay un par de guardias y caminando, así que descalzo y aún desnudo, con

la daga en mi mano, los apuñaló, tapando sus bocas uno a uno, dejando sus

cuerpos tendidos en el lugar.

Recorro el lugar por completo, limpiando de gnomos el lugar, y al terminar

vuelvo por mis cosas.

Cuando las raíces ya no tiene gorros rojos que cazar, voy subiendo nivel por

nivel, acabando con todo el que me encuentre, revisando todas las habitaciones

en busca de Nice. Al llegar la tarde uno de los gnomos que estoy atacando toca

300
una campana avisando a los demás de un intruso en el tronco, eso solo

complica mi búsqueda y no tengo más remedio que volver a mí forma de

batalla para acabar con los gnomos que corren hacia mí en cada nivel que subo.

Al llegar a uno de los niveles principales escucho gritos y la inconfundible voz

de Nice.

— ¿Dónde están tus plantas, preciosas?— pregunta el maldito vampiro hacia

Nice.

— ¡No lo sé! —Responde ella asustada— no entiendo cómo funciona todo eso—

contesta mientras busca un arma para protegerse de los duendes que los

rodean.

No puedo permitir que la dañen, así que salto hacia el salón destrozando a los

duendes entre mis dientes.

Nice me mira con horror en sus ojos. ¡Demonios, no quiero asustarla!

El vampiro se aparta de uno de los duendes que acaba de dejar seco y lleno de

veneno en sus venas y se aproxima a Nice cubriéndola de modo protector.

— ¿Qué es esto Lycan?—escucho que grita el rey Hortensio desde el otro

extremo del salón— Estás rompiendo nuestra tregua—le dice indignado —

¡esto es Guerra!—grita el rey.

Al momento que el rey grita, el salón se vuelve a llenar de gnomos y el rey

sonríe al ver a los tres acorralados.

— Este es mi día de suerte — dice Hortensio —un príncipe Vampir y un Alfa

Lycans en el mismo lugar, nunca creí tener tanta suerte — se jacta de forma

burlesca — Acaben con ellos— les ordena ansioso a sus gnomos.

301
Nice se pone nerviosa al ver que me encuentro cerca de ella y su cuerpo se tensa

casi como cuando bailabamos en la ceremonia, algo no anda bien y no sé qué

hacer para ayudarla.

Pero ella ignora a los duendes y concentra su mirada en mí. Yo soy el monstruo

de sus pesadillas. Y reconocerlo me destroza.

63. Ataque de panico

Ver a Deukarion entrar al salón me llena de miedo. Y el pánico comienza a

escalar por mi garganta nublando mis sentidos. Observo a Caspian acercarse a

mí mientras pelea contra los duendes y el rey gnomo parece decir algo, pero no

puedo entender que es, mis oídos se sienten como si nadara por debajo del

agua. Mis manos sudan mientras el corazón golpea fuertemente mi pecho al ver

a Deukarion cada vez más cerca.

Sigue siendo tan grande como la última vez que lo vi. Sus colmillos están todos

ensangrentados mientras sus ojos tan característicos me miran fijamente.

Me siento encerrada en una maldita caja de madera y eso me sofoca, necesito

aire, necesito salir de este lugar. Pero más que nada necesito que Deukarion se

aleje. Mis emociones me desbordan y en las paredes del enorme y alto, secuoya,

comienza a escucharse un fuerte crujir mientras aparecen grietas en la madera

del tronco. Algo parece estar presionando el tronco desde afuera y podría jurar

que se siente como la misma presión que tengo en mi pecho en este momento.

Creí escuchar a Caspian llamarme entre todos los sonidos y gritos de la

habitación, pero mi mente está inundada, no puedo pensar con claridad.

Necesito salir de este lugar AHORA. Cierro los ojos intentando acallar todos los

ruidos que me alteran, llevando mis manos a mis oídos, sintiendo mi cara roja

302
por la falta de aire y al abrirlos nuevamente Deukarion está demasiado cerca.

No, no voy a dejar que se me acerque, no puedo permitir que me lastime.

Lo quiero lejos de mí, a él, a todos.

Ese fue mi último pensamiento cuando todo a nuestro alrededor estallo. La

madera comienza a volar como proyectiles que golpean a todos a su paso, los

gritos de los duendes son atronadores y Caspian se acerca a mí para obligarme

a agacharme en el momento justo en que una madera voló hacia mí.

— ¡Destruyen nuestro reino, matarlos, matarlos a todos!—escucho al rey de los

gnomos gritar y con eso los duendes se abalanzan sobre nosotros, pero no

llegan muy lejos porque son empalados por zarzas espinosas que los atraviesan

como si solo fuese hojas de papel. Al mirar a mí alrededor veo los tallos de rosal

moverse como los mismísimos tentáculos de un kraquen matando a cada

duende que se le acerca.

Estoy congelada, yo no quiera esto, no sé cómo detenerlo. El rosal actual como

una bestia sedienta de sangre. Y todo es por mi culpa.

La planta párese actuar de modo independiente y mi pánico no me permite

tratar de controlarlo.

Los tallos matan a los gnomos mientras flotan sobre nuestras cabezas, haciendo

que gotas de sangre azul caigan a modo de lluvia sobre todos nosotros.

Pero entre todo este caos, el rosal se descontrola y comienza a lanzar sus

espinas hacia todos lados, incluyendo dónde nos encontramos con Caspian.

No puedo evitar las espinas que están por atravesarme y cierro los ojos

esperando el impacto pero no llega. Al abril los ojos veo a Deukarion

303
cubriéndonos con su cuerpo de lobo, recibiendo todos los impactos en su propia

carne.

—Sácala de aquí —le grita Deukarion a Caspian con su voz deformada por su

forma lobuna, mientras me encuentro totalmente estupefacta ante todo lo que

ocurre.

Caspian me sujeta alzándome y saltando desde una de las aberturas que los

tallos creo en el tronco del árbol. A pesar de la velocidad de Caspian uno de los

tallos consigue perforarle unos de sus hombros hiriéndolo.

Cuando mi mente vuelve en sí estamos cayendo y la sensación es tan fuerte que

no puedo evitar gritar de pavor. Mi presión sanguínea parece bajar a medida

que caemos más de veinte metros hacia los árboles del bosque en plena noche.

Cierro los ojos al ver el suelo, acercarse a nosotros a toda velocidad.

Antes de estrellarnos, Caspian utiliza su puñal para clavarlo en el tronco del

árbol más cercano, frenando algo de la velocidad de la caída, aunque de todos

modos nos desplomamos sobre el suelo bruscamente. Gracias al vampiro el

golpe no me mata dado que me cubre con su cuerpo llevándose lo peor de la

caída.

Al levantarme estamos al final de un surco producido por el arrastre del cuerpo

de Caspian contra el suelo. Levanto mi mirada y lo veo preocupada de que esté

muerto.

— ¡Caspian!—lo llamo asustada.

Pero él no responde, sus ojos están cerrados y su cuerpo laxo. Coloco mi mano

en su pecho y siento el palpitar de su corazón, pero él está inconsciente. Fue una

gran caída, puede tener daño cerebral. Pensar en que termino así me angustia.

304
— ¡Caspian!—lo llamo golpeando con fuerza su pecho mientras una lágrima se

escapa de mis ojos — Despiértate mosquito estúpido, no te atrevas a morirte.—

lo reto enojada y llena de terror mientras mis lágrimas se escapan una tras otra.

— ¿Qué clase de cuidados son estos?— pregunta Caspian de forma ronca, aun

con sus ojos cerrados

El alma me vuelve al cuerpo al escucharlo hablar y rodeo su rostro con mis

manos sonriendo a pesar de mis lágrimas.

— ¿Estás bien?— le pregunto mientras él abre los ojos sorprendidos ante mi

tacto.

Sus ojos brillan mientras me mira confuso, pero no me contesta, solo acaricia

con la yema de uno de sus dedos el camino de una de mis lágrimas. Su reacción

me incomoda y me aparto avergonzada por todo eso.

El vampiro intenta levantarse para quedar sentado, pero falla y se queja

obligándome a verlo. Lo encuentro revisando su hombro que tiene una gran

herida. Eso me llena de remordimiento, yo causé sus heridas y no pude hacer

nada para detener la situación.

— Lo siento — le digo viendo su herida intentando ayudarlo, pero él detiene mi

mano que se dirigía hacia la herida.

— No —me dice y aprieta mi mano de modo brusco — Nunca toques mi sangre

— me dice a modo de reto enfadado.

— ¿Por qué?— pregunto confundida

Pero Caspian no responde, solo cambia su postura y despliega sus colmillos.

305
— Por qué es un parásito venenoso — contesta Deukarion mientras camina

hacia nosotros en su forma humana, vestido solo con unos pantalones y

llevando un enorme bolso raro en sus manos.

Su piel está cubierta de sangre y heridas. Incluso hay espinas que todavía

atraviesan su piel y camina medio rengo.

Verlo me altera, pero no puedo llamar al rosal otra vez, no quiero pasar por lo

mismo otra vez.

Caspian se pone de pie y veo que está tan malherido como Deukarion y aun así

parece querer pelear con el Lycans.

No puedo permitir eso, no quiero más derramamiento de sangre.

— No—le digo a Caspian para que se detenga y mirando a Deukarion me

pongo de pie y le digo —Vete, no quiero matarte— le aviso con angustia.

—No vine a buscar pelea— aclara Deukarion viéndome mientras levanta sus

manos — Solo quiero ayudar. —

¿Qué?

64. Broma

¿Qué? Es una broma ¿No? ¿Por qué quería ayudar? Esto no tiene sentido, él es

el motivo por el que estoy en este bosque para empezar, es del él de quién.

Estoy huyendo.

— Ni una mierda — le digo furiosa — vete ahora mismo. — le indico enojada.

— Nice, este lugar es peligroso para ti— me dice Deukarion fingiendo

preocupación.

306
¿Nice? Ahora sí usa mi nombre. Es un Imbécil, ni siquiera tiene derecho a

usarlo. Lo odio.

— No digas mi nombre — le gritó furiosa — eres un maldito hipócrita, tú fuiste

el primero en negar mi identidad llamándome criatura inmunda — le digo con

rencor.

— No lo entiendes— me dice el Alfa apartando su cabello de sus ojos — corres

peligro en este lugar déjame ayudarte, corres peligro estando con él. —

— ¿Ayudarme?—pregunto indignada—has intentado acabar con mi vida desde

que llegué a este lugar — le señalo con rencor —No quiero tu ayuda, —

— Cometí un error déjame enmendarlo— me suplica Deukarion con voz ronca.

— ¡No quiero!—le gritó furiosa.

Caspian observa todo este intercambio entre nosotros y veo su cuerpo tensarse

y girar su cuello hacia mí. No entiendo qué le pasa, pero sus ojos brillan de un

modo siniestro, mientras me mira. Algo no anda bien. Estoy por preguntarle

qué le sucede, pero sale volando de mi lado golpeado en su rostro por un puño

de Deukarion.

Lo escucho maldecir mientras sujeta mi brazo y me obliga a correr alejándome

del vampiro.

¿Qué está haciendo? ¿Por qué lo golpea? Me está apartando de la única persona

que me ha protegido en este maldito lugar. Intento sacarme de su agarre

mientras me obliga a correr.

— Suéltame — le gritó furiosa y llena de preocupación por Caspian.

307
— Esa cosa te quiere de cena— me dice Deukarion mientras corre sujetando mi

brazo firmemente como un grillete.

¿De qué habla? Es él quien amenaza mi vida, ¿Por qué me aparta del vampiro?

Miro hacia atrás buscando a Caspian y no lo veo. Pero nos detenemos de forma

brusca y al fijar mi vista al frente el vampiro bloquea su camino. Menos mal, él

está bien.

Intento apartarme de Deukarion inútilmente para llegar a dónde se encuentra

Caspian.

— Apártate perro sarnoso — dice el vampiro con una voz sedienta y su rostro

cubierto por su largo pelo platinado. Entre sus hebras alcanzo a distinguir el

brillo de sus colmillos expuestos

— ¡Caspian!— lo llamo mientras intento ir hacia él, pero el Lycans me detiene y

se interpone en mi camino al último segundo soltándome.

Al siguiente segundo solo escucho un fuerte choque y Deukarion termina

estampado contra un árbol fuera de combate, con Caspian sobre él.

El vampiro parece querer morderlo y eso me recuerda el rostro de los duendes

y sus venas ennegreciendo desde su mordida. Por algún motivo no quiero que

el lobo termine así.

— Detente — le gritó y el vampiro lo hace girando su rostro hacia mí.

Su mirada me asusta, Caspian parece fuera de sí.

— ¿Qué te sucede? —le pregunto mientras lo veo soltar al Lycans y acercarse

hacia mí. Él no contesta, pero algo en su mirada me dice que estoy en peligro.

308
— Hueles increíble, preciosa— me dice Caspian con una voz muy seductora a

pesar de todo lo sucedido

¿Qué le pasa? Lo miro asustada.

— No me asustes — le advierto caminando hacia atrás— no quiero lastimarte

— le digo mientras extiendo mis manos a los lados de mi cuerpo buscando la

conexión con el rosal.

— Tranquila — me dice el vampiro con una sonrisa siniestra — solo será una

mordida. —

¿Mordida? ¿Él quiere alimentarse de mí? ¿Pero y su veneno? ¿Qué le ocurre?

¿Por qué actúa ahora así?

Al siguiente paso del vampiro acercándose, Deukarion surge de detrás de él en

su forma lobuna y se abalanza sobre el vampiro.

Caspian lo evita por un par de pelos y el lobo corre hacia mí.

— Sujétate — me dice Deukarion con su voz deformada.

Yo lo obedezco por simple reflejo sujetando su pelaje del lomo mientras él se

echa a correr. El mismo impulso gira mi cuerpo y termino a horcajadas de su

lomo mientras él corre a toda velocidad. El miedo a caerme me hace sujetar su

pelaje más fuertemente y el viento golpea mi rostro.

El alfa corre a toda velocidad con mi cuerpo a galope, esquivando los árboles

que se encuentran en nuestro camino. Girando mi rostro alcanzo a ver a

Caspian seguirnos.

No quiero que me muerda. Sus dientes son letales.

309
Así que dejó que Deukarion me aparte de él corriendo por el bosque.

La persecución dura horas. Mi cuerpo está congelado por el azote del viento

sobre él.

Por el horizonte alcanzo a deslumbrar el sol el amanecer. Ante esa imagen

busco a Caspian de tras de nosotros, pero ya no lo veo.

Aun así, Deukarion corre hasta llegar a un claro iluminado por el sol.

Cuando se detiene me bajo de él a toda velocidad cayendo al suelo por mis

piernas dormidas.

Recién entonces veo mi vestido. Estoy cubierta de manchas azules por la sangre

de los gnomos, pero lo que me impacta es ver qué también hay sangre roja en

él.

No estoy herida, mi periodo comenzó.

Tal vez por eso Caspian comenzó a atacarme. Levanto mi mirada y encuentro al

Lycans frente a mí. Aun en su forma lobuna, sus ojos son impactantes. Él me

olfatea y lo veo cambiar de forma frente a mí, pudiendo ver su escultural

cuerpo completamente iluminado por los rayos del sol.

Completamente ¡Está desnudo! Cien por ciento desnudo y con una gran, gran,

gran erección.

Aun así, se mantiene apartado de mí. Pero no me confío, Deukarion es veloz,

podría separar esa distancia antes de que me dé cuenta de eso.

Su mirada me recorre de forma intensa, y mi piel se pone de gallina ante eso.

Sus ojos están llenos de deseo.

310
Y yo solo puedo tragar nerviosa mientras lo veo caminar hacia mí.

65. Sorpresa

El maldito sol me tiene acorralado. He desprendido mis garras ahuecando un

tronco dónde pasar el día.

Nada ha salido según lo planeado.

La hembra ha trastornado mi mente. Su sangre me enloquece y todavía ni la he

probado.

No puedo dormir, siento un hambre insoportable por su esencia. No tiene

sentido teniendo en cuenta que deja seco a más de veinte duendes al comenzar

la noche. Eso ni siquiera puede ser llamado festín. Me atiborré tanto de su

sangre que podría permanecer un mes entero sin volver a alimentarme.

¿Entonces porque siento que me muero de sed? ¡Maldición!

Algo en ella no es normal y no lo digo solo por su increíble poder, hay algo

más. Ella me tienta a permanecer cerca.

Debí matarla hace mucho, por si se trataba de la compañera del alfa. Ese era mi

objetivo, ese era el maldito plan.

Pero no lo hice, diciéndome a mí mismo que no podía desperdiciar su poder.

Corrí un riesgo estúpido.

Los lycans emparejados se vuelven más fuertes y salvajes y el maldito Alfa ya

de por sí lo es. Después de todo porte sus heridas por bastante tiempo hasta que

pude alimentarme de esos duendes vigías para curarme.

A pesar de no sangrar los vampiros, sí sentimos dolor y esas malditas garras en

mi pecho fueron una enorme molestia.

311
Si la hembra de verdad es su compañera, debo matarla antes de que él la

reclamé.

Mi único consuelo es saber que ella lo odia. Ese bastardo al parecer debió

tratarla muy mal, su rencor hacia él es enorme.

El sistema por el cual los lycans consiguen una compañera es difícil de entender

para mí. Los vampiros somos más simples. Un vampiro real encuentra a su

anfitrión, al morderlo. Si la hembra sobrevive a su veneno es la indicada. Pero

eso hace mucho que no ocurre. Hoy en día no hay vampiros emparejados en

Noferatus. Aun así en mis años de juventud estaba obsesionado con encontrar a

mi anfitrión, después de todo solo así puedo reclamar el trono que por ley me

pertenece. Tarde años en darme por rendido llevando a la muerte a

innumerables vampiresas. Al final entendí que al no existir una vampira real,

nadie podría soportar mi veneno. No existe una anfitriona para mí, por eso me

embarqué en esta misión. De este modo podré obtener lo que por derecho me

pertenece.

O así debió ser. Estuve a punto de conseguirlo, pero la duda me cegó.

Esa hembra me llena de dudas. Y mi cuerpo se ha habituado a su presencia, a

pesar de que se la pasa haciendo preguntas molestas, disfrutaba de escuchar su

voz.

Ella no parece tenerme miedo a pesar de ser su enemigo jurado. No entiendo

cómo pueden criar a sus hembras en tanta desinformación e ignorancia.

Pero eso fue lo que me permitió mantenerla cerca de mí. Demasiado cerca de

mí.

312
Recordar su cuerpo abrasado al mío en aquella habitación todavía me trastorna.

Nunca nadie se acercó tanto a cuerpo y ella lo hizo incluso dormida. Podría

haberla dejado seca. Soy un vampiro y ella es una simple bolsa de sangre. Pero

no lo hice y dejé que me abrazara mientras dormía.

Ese día tampoco dormí. Me era imposible apartar mi atención de ella. Sus labios

rozaban mi pecho y su tacto era tan suave que me vi tentado a acariciarlos

recordando el modo en que la alimente.

La hembra se alimenta como una ardilla, sonriendo feliz a cada nuevo sabor

que ingresa a su boca. Recordar esa sonrisa infantil al probar las uvas me hizo

sonreír a pesar de estar al frente del imbécil del rey gnomo.

Su reacción me gustó tanto que incluso seguí alimentándola en el dormitorio en

vez de descansar. Tentado por sentir sus suaves labios sobre mis dedos.

Aunque no esperaba que fuera tan insensata como para morderme. ¡Morderme!

Nunca nadie se atrevió a algo así. Correr el riesgo de entrar en contacto con mi

sangre de forma voluntaria es una completa locura. Pero ella lo hizo y su suave

presión sobre mis dedos me sorprendió y provocó una corriente eléctrica en

todos mis músculos. Haciéndome pensar en locuras. Estaba tan tentado de

besarla como lo estoy ahora, de morderla y sacarle hasta la última gota de su

sangre.

Aun así me contuve, incluso aunque ella continuo tentándome desde su

inconsciencia, rodeándome con sus brazos, dormida.

Es tan pequeña y frágil que me sorprende que tenga tan inmenso poder en su

interior. Prácticamente, destrozó uno de los pueblos gnomos más grandes de

Glaukos y mato a muchos de ellos.

313
Aunque al hacerlo ella parecida consternada y sufriendo por algo. Su poder no

estaba bajo su control. No puedo llevarla a Noferatus ella sería un riesgo para

todos allí. Mi hombro todavía escuece por el ardor de su tallo perforándolo

mientras caíamos.

Fue una locura saltar desde allí, pero no tenía otra alternativa. Si lo hubiese

hecho, solo podría haber aterrizado sin problemas. Pero la cargaba a ella

preocupado por su bienestar.

Y la muy tonta solo se preocupó por mí al ver que no respondía a sus llamados.

Sentí el pánico en su voz. Incluso me llamo mosquito.

Debí enfadarme por aquello, pero al ver sus lágrimas en su rostro no pude

hacerlo. Solo puede seguir el camino de sus lágrimas comprobando si eran

reales o parte de una ilusión.

Nunca nadie lloro por mí.

Estaba tan tentado a quedarme a la hembra como mascota que olvide todo mi

plan. Pero eso se acabó cuando olí su delicada fragancia. La hembra estaba

sangrando y eso apagó todas mis neuronas. Y una sed como nunca antes me

invadió.

Ni siquiera él Lycans era rival para mí en ese momento y él lo supo, por eso,

tomo a la hembra y huyó cómo un cobarde en busca de la luz del sol.

Voy a destripar al bastardo. No podrán llegar muy lejos con ella a cuesta y

cuando llegue la noche iré a por mí festín.

66. Obediencia

Deukarion camina hacia mí totalmente desnudo.

314
— No te me acerques, —le digo y él se detiene. Mira sus piernas, sorprendió

por ello.

No puedo verlo de ese modo — Ponte ropa — le digo colorada mientras volteo

mi cara para no ver si miento.

Pero no me fío de él y lo busco con la mirada, lo veo caminar hacia el bosque al

lugar del cual vinimos.

¿A dónde va? No importa mientras sea de día, Caspian no podrá dañarme.

Levanto mi cuerpo del suelo y reviso el claro donde me encuentro.

Veo una colina rocosa a mi derecha y me dirijo a ella vigilando todo a mí

alrededor. No necesito más sorpresas por el momento.

Al llegar al lugar veo una piscina natural entre las rocas de la colina que se llena

por el agua de una muy pequeña cascada que surge de un manantial.

Me aproximó a ella y bebo agua usando mis manos como cuenco.

Al ver mis brazos los encuentro todos manchados con sangre azul y tocando mi

cabello lo siento duro por la misma sangre.

El sol es lo suficiente fuerte como para permitir que mi ropa se seque, así que

me meto al manantial vestida y refriego mis manos por todos lados intentando

limpiar la sangre que ensucia mi cuerpo.

El vestido, que al comienzo era blanco, ahora es azul, violeta y rojo,

dependiendo de la sección que mires. Y apesta a sangre. No debería quitármelo,

pero no hay nadie. Estoy tentada a hacerlo. Aún, así mantengo la cordura y solo

lo refriego entre mis manos estando aún colocado sobre mi cuerpo.

315
— Será mejor que te lo quites —escucho la voz de Deukarion a mi espalda

asustándome.

Al girar me lo encuentro a dos metros de mi vestido con un pantalón negro y

una camisa negra desabrochada.

— ¿Por qué volviste?—le pregunto disgustada con su presencia.

— Tengo ropa limpia y seca para ti, así que puedes quitarte ese vestido — me

contesta tragando con dificultad.

¡Sí! ¡Cómo no!— No voy a desnudarme frente a ti—le digo enojada —y no

necesito tus cosas. — al verlo bien trae en una de sus manos un bolso grande, el

mismo que tenía cuando las cosas con Caspian se pusieron raras.

— Hará frío esta noche y tú estás toda mojada —me señala, pero veo que se

queda mirando mi torso y al seguir su mirada me doy cuenta de que mis

pechos se transparentan en el vestido mojado. ¡Carajo! La vergüenza me ataca

mientras cruzó los brazos sobre mi pecho. — ¿Qué estás mirando imbécil?— le

digo enojada.

— Tus hermosos pechos — responde él sin siquiera dudarlo

¿Qué??? Voy a matarlo. Esto es indignante.

— Vet...mmm—Quiero decirle que se vaya, pero en menos de un segundo

Deukarion deja caer el bolso y lo tengo frente a mí cubriendo mi boca. ¿Qué le

pasa? La ira hierve en mí.

— Escúchame— me dice muy cerca de mi rostro — puedes pedirme lo que sea

que quieras, pero no me digas que me vaya—

Lo miro confundida mientras intento sacar su mano de mi boca.

316
— Si lo haces no podré protegerte del vampiro — me advierte — y no es la

única criatura que puede darte muerte en este lugar. — su voz suena agitada y

ronca. Eso me incomoda. Lo necesito lejos de mí.

— ¿Entendiste?— pregunta esperando mi respuesta, así que asiento con mi

cabeza.

Veo duda en su rostro, pero igual me suelta.

Sus ojos brillan con la luz del sol y odio lo hermoso que eso lo hace ver.

Él se aparta y camina hacia el bolso sacando un vestido del igual al que traigo

puesto, pero de color negro y una toalla, además de un jabón.

Con todo eso se aproxima hacia mí y me lo deja cerca del agua para luego

volver a alejarse y voltear sé.

—Puedes limpiarte cómodamente, no miraré —dice y no estoy segura de creer

lo que dice, incluso dudo de que él lo crea.

Aun así agarro el jabón y me limpio completa, mirando cada dos por tres dónde

él está. Al terminar me quito el vestido rápidamente y me enjuagó el cuerpo.

Tan rápido como puedo me envuelvo en la toalla.

Camino hacia un montículo rocoso y me visto detrás de él. Aun vigilando al

hombre lobo que se encuentra de espaldas a mí.

— ¿Qué haces en este lugar?— le pregunto molesta

— ¿No tiene a nadie más a quien atormentar en tu palacio?—

— Yo, yo...—él duda en como contestar aún de espaldas a mí. Me molesta

hablar con una espalda.

317
—Voltéate— le digo molesta y él obedeciéndome. Él me mira recorriendo mi

cuerpo con su mirada, con un gesto de satisfacción en su rostro.— no me mires

— le digo enojada y él obedece al instante.

Sus movimientos son fluidos, pero noto algo raro en él. —Contesta.— le digo

— Solo quiero protegerte — me responde Deukarion incómodo con su cabeza

mirando hacia abajo apretando su mandíbula. Es obvio que está incómodo con

eso. Entonces ¿Por qué me obedece?

— Deja de hacerte el sumiso, eres un imbécil y mi opción no va a cambiar

porque actúes de otro modo. — le digo enojada.

— No estoy actuando — me contesta molesto al parecer él esta tan incómodo

como yo por todo esto

—Entonces ¿qué es?— le inquiero molesta —actúas extraño, casi pareciera que

me obedece sin siquiera pensarlo —le digo medio en burla.

Él aprieta su mandíbula, casi como si quisiera morderse la misma lengua en vez

de hablar, pero aun así contesta — Es por tu estado — me dice — tu estro me

obliga a servirte, a obedecer. — contesto.

¿Es una puta broma? ¿De verdad eso es posible?

Recuerdo que Arcan me dijo que los Lycans veneraban el periodo femenino,

pero esto es absurdo. No confío en él, así que prefiero confirmarlo y sonrió ante

mi nueva idea.

— ¿Recuerdas los bichos amarillos de mi celda VIP?— le pregunto a Deukarion

y él asiente — Entonces encuentra más de esos bichos y Tráelos le ordeno.

318
Para mi sorpresa, él obedece caminando hacia el bosque. No sé si lo que dice es

verdad, pero voy a aprovechar el momento para alejarme de él. Así que

mientras él camina hacia una sección del bosque, yo comiendo a correr hacia el

lado contrario.

No pienso quedarme al lado de ese maldito lunático, no me importa si actúa

como un maldito mayordomo, no lo quiero cerca de mí.

67. A sus ordenes

No podría tener peor suerte. Ella entró en estro, su esencia llega a mi olfato

mientras esquivo las lianas espinosas que se lanzan sobre mí. Y a pesar de todo

el lío que el rosal de Nice está haciendo, los jodidos duendes no dejan de

molestar intentando matarme. Como si alguno de esos inútiles pudiese siquiera

tocarme.

Aun así no tengo tiempo que perder, no puedo dejarla sola con el vampiro, así

que me adentro en el tronco bajando por sus pasillos a toda velocidad y salgo

por las raíces del árbol.

Busco mis cosas y me visto a medias solo con un pantalón. Necesito hablar con

ella, necesito que entienda que corre peligro al lado de ese Vampir.

Al encontrarle en el bosque observo una imagen que me llena de indignación y

celos.

Ella acaricia al maldito parásito e incluso intenta ayudarlo con una herida. Por

suerte para ella el vampiro es lo suficiente sensato como para apartar su mano,

impidiendo que entre en contacto con su sangre impura y repulsiva.

— No — le dice el vampiro al apartar su mano — Nunca toques mi sangre— le

ordena

319
— ¿Por qué?— pregunta ella.

Me aproximó a ellos y el vampiro se pone en guardia

— Por qué es un parásito venenoso — le contesto a Nice sin dejar de ver al

vampiro. Incluso herido nunca me negaría a romperle la maldita cara y al

parecer el Vampiro no va a decepcionarme dado que se adelanta hacia mí

— No — le dice Nice al vampiro, y para mi molestia el imbécil la obedece —

Vete, no quiero matarte —me dice ella con su voz llena de culpa. Sus ojos viajan

por mi torso herido. Al parecer lo que ocurrió allí arriba le afecto demasiado.

— No vine a buscar pelea — le contesto levantando mis manos —Solo quiero

ayudar. —

Veo su rostro llenarse de condición ante mis palabras. Entiendo que no confíe

en mí, pero ya no puedo quedarme lejos, la esencia de su estro es cada vez más

fuertes.

Esta es otra prueba de que se trata de mi compañera. Solo un compañero puede

oler su ciclo antes del sangrado.

— Ni una mierda — me responde Nice furiosa — vete ahora mismo. —

— Nice, este lugar es peligroso para ti — le advierto preocupado.

— No digas mi nombre — grita furiosa — eres un maldito hipócrita, tú fuiste el

primero en negar mi identidad llamándome criatura inmunda— le recuerda.

Tiene razón maldita sea, fui un completo idiota con ella, pero no puedo dejarla

aquí.

320
—No lo entiendes — le digo frustrado —corres peligro en este lugar, déjame

ayudarte, corres peligro estando con él. — le advierto

— ¿Ayudarme?— pregunta —has intentado acabar con mi vida desde que

llegué a este lugar. No quiero tu ayuda, —

— Cometí un error, déjame enmendarlo — le suplico. Esto no debería ser así,

ella debería tener tiempo para elegir para conocerme. Yo debería tener más

tiempo para arreglar todo lo que hice. A pesar de que en el fondo no creo que

exista tiempo suficiente para arreglar mi error, sin importar cuántos siglos lo

intente

— ¡No quiero!—grita furiosa.

Sus emociones aceleran el sangrado y el maldito vampiro lo percibe en el aire.

No tengo tiempo de dar explicaciones, solo debo apartar al infeliz de Nice y

evitar que la lastimé. Así que lo golpeó fuertemente mandándolo volar.

Maldita sea, no puedo dejar a Nice sin protección, el vampiro no es el único que

sentirá su esencia en este lugar. Así que la sujeto del brazo y la obligó a correr.

— Suéltame— me grita Nice preocupada por el parásito

— Esa cosa te quiere de cena — le aviso mientras corremos.

Pero el parásito nos corta el camino. Es veloz, no voy a negarlo. Debe de estar

sediento para pelear tanto por una presa. Nice lo ve e intenta ir con el maldito

bastardo. ¿Por qué confía en él?

—Apártate perro sarnoso — dice el vampiro con sus colmillos expuestos.

— ¡Caspian!— lo llama Nice sin entender que él es la bestia que la quiere matar.

321
El vampiro la divisa y corre hacia ella, pero me interpongo en su camino

llevándome lo peor de su embestida, golpeando con un tronco. El maldito ni

siquiera se da cuenta de que no soy Nice e intento morderme.

— Detente — grita Nice y el vampiro se da cuenta de su error dejándome.

— ¿Qué te sucede? — Le pregunta ella confundida y temerosa

— Hueles increíble, preciosa — le contesta el infeliz

Voy a romperle todos los huesos solo por eso

—No me asustes— le avisa ella — no quiero lastimarte —

— Tranquila — le contesta él —solo será una mordida—

Mordida mis pelotas, me abalanzó hacia el vampiro para destrozarlo con mis

dientes en mi forma de batalla, pero se escapa por poco. No quiero a ese

bastardo cerca de ella, así que me acerco a Nice.

— Sujétate — le indico y ella obedece. Sujeta a mi lomo, ella se sube a

horcajadas sobre mí y corro tan rápido como puedo. No importa que tan veloz

sea el maldito Vampir, nadie puede ganarle a la resistencia de un Lycans. Solo

debo correr hasta que salga el sol y el parásito será historia.

Al llegar la mañana busco un claro donde pueda dejar a Nice.

Al llegar allí siento que ella me suelta y cae al suelo de forma brusca. Quiero

ayudarla, pero al verla me congelo.

Su estro ya comenzó. Su vestido está manchado de rojo.

Sentir su esencia incrementa mi deseo y sin pensarlo cambio a mi forma de

hombre. Su rostro refleja sorpresa al verme. Es la primera vez que me ve

322
totalmente desnudo. Una parte de mí quiere que lo haga, necesito que conozca

todo lo que es de su propiedad.

Veo sus mejillas colorearse por la vergüenza al notar mi deseo.

— No te me acerques, — me dice y mi cuerpo obedece su mandato

sorprendiéndome.

Es por esto que Arcan temía al estro de la humana. Los lycans perdemos

nuestro libre albedrío mientras nuestra compañera está en celo.

Nos volvemos sus sirvientes. Nunca escuché a un solo lycans que se quejara de

ello. Pero en mi caso esto es malo. Estoy bajo su Merced y ella no siquiera lo

sabe

— Ponte ropa — me ordena y mi cuerpo obedece, volviendo al lugar donde

deje mi bolso, dejándola sola y desprotegida, aunque no quiera hacerlo. Esto es

malo. No puedo protegerla de este modo.

Ella me tiene en sus manos y todavía no lo sabe. Apresuró mi cuerpo para

cumplir su orden olfateando en busca de cualquier amenaza en la zona.

Al regresar la busco en el claro y la encuentro dándose un baño en un

manantial. Esa criatura quiere matarme. ¿Cómo es posible que se vea tan

incitante?

La veo dudar entre quitarse o no su vestido rápido y manchado y mi boca se

llena de saliva solo por la expectación de ver su cuerpo iluminado por el sol.

Pero no lo hace.

— Será mejor que te lo quites — le indico y la veo sobresaltarse ante mi voz

— ¿Por qué volviste?—pregunta con enfado

323
— Tengo ropa limpia y seca para ti, así que puedes quitarte ese vestido — le

indico mientras la veo y me paralizó. Al girar su cuerpo puedo ver con claridad

sus senos transparentan ante la tela mojada.

—No voy a desnudarme frente a ti — me indica —y no necesito tus cosas.—

— Hará frío esta noche y tú estás toda mojada — le informo embobado con la

vista de su cuerpo — ¿Qué estás mirando imbécil?— me dice furiosa al darse

cuenta de lo que ven mis ojos.

— Tus hermosos pechos —respondo incluso sin poder pensarlo.

Carajo necesitó avisarle sobre lo que implican sus palabras. Ella está indignada

ante mi respuesta y la veo estar a punto de mandarme lejos. No puedo permitir

eso

— Vet...mmm—Corro hacia ella y tapo su boca evitando que termine su

palabra.

— Escúchame —le digo —puedes pedirme lo que sea que quieras, pero no me

digas que me vaya. —

Veo que ella no me entiende e intenta apartar mi mano. —Si lo haces no podré

protegerte del vampiro— le advierto— y no es la única criatura que puede

darte muerte en este lugar. — tenerla tan cerca y de ese modo me afecta. Me

muero por secar su cuerpo con mi propia piel. Pero me contengo. —

¿Entendiste?— le inquiero y al ver que ella asiente la suelto y me aparto

buscando en mi alforja su ropa, una toalla y jabón para que pueda bañarse a

gusto. Se lo acerco y me alejo del manantial dándole su tiempo para que se

limpie tranquila

324
— Puedes limpiarte cómodamente, no miraré — le digo tratando de

convencerme a mí mismo de ello. Al cabo de un tiempo la escucho

— ¿Qué haces en este lugar?— pregunta molesta

— ¿No tiene a nadie más a quien atormentar en tu palacio?—

Es difícil responderle, sus palabras duelen y lo peor de todo es que hay verdad

en ellas. Ella solo tiene recuerdos de torturas y malos tratos en Diluvio

— Yo, yo...— No sé cómo contestar a ello. No quiero asustarla y sé que si le

digo quién es para mí, para la manada saldrá huyendo sin pensarlo.

— Voltéate — me ordena y mi cuerpo la obedece. Al ver su cuerpo cubierto por

ese vestido me quedo embobado. Es hermosa. . — no me mires— me ordena

molesta ante mi mirada y yo obedezco bajando mi cabeza.

Soy un Alfa, nunca he tenido que bajar mi cabeza ante nadie. Este es un gesto

de sumisión, de falta de poder. No me agrada esto — Contesta—me indica ella.

— Solo quiero protegerte — le respondo aún incómodo por mi postura

— Deja de hacerte el sumiso, eres un imbécil y mi opción no va a cambiar

porque actúes de otro modo. — dice enojada.

Sus palabras me molestan. Yo no soy sumiso, nunca lo fui.

— No estoy actuando — contesto molesto

— Entonces, ¿qué es?—pregunta ella — actúas extraño, casi pareciera que me

obedece sin siquiera pensarlo — se burla.

325
Le dio en el maldito clavo y solo llevo un par de minutos con ella. Mi cuerpo

quiere decirle que es por ser mi compañero, pero me las apaño para usar otras

palabras

— Es por tu estado — me dice — tu estro me obliga a servirte, a obedecer.—

contesto.

Escucho su respiración sorprendida ante mis palabras

— ¿Recuerdas los bichos amarillos de mi celda VIP?— me pregunta y el

recuerdo me molesta, pero igual asiento— Entonces encuentra más de esos

bichos y tráelos— me ordena.

No puedo detener mi cuerpo mientras me alejo de ella en busca de karabos.

Al caminar hacia el bosque siento sus pisadas corriendo en sentido contrario.

No puedo cortar el control de sus órdenes. Pero me mantengo atento a todos los

sonidos que ella produce y busco con rapidez los insectos. Ella podrá correr,

pero nunca podrá esconderse de mí. Mi olfato la encontraría incluso atravesar

del mismísimo mar.

68. Pensamientos

No llevo mucho tiempo caminando por el bosque. Pero la duda me invade, no

sé por dónde ir.

Ya ni siquiera sé a dónde ir.

¿Qué voy a hacer? ¿Cómo vuelvo a mi mundo?

Ni siquiera creo que me extrañen allí. Tal vez ni son conscientes de mí

ausencias.

Aunque me duela aceptarlo, tampoco es que mi familia me aprecie mucho. Mi

madre incluso se reía mientras con lágrimas en mis ojos le pedía permiso para

volver a su casa en el proceso de mi separación. No podía seguir viviendo con

326
Brad. Pero tampoco contaba con dinero para encontrar un alquiler. Pero no solo

necesitaba que mi madre me diera un techo. Necesitaba su contención y cariño.

El mundo que tanto creía tener a mi alrededor se derrumbó conmigo en él,

hundiéndome en la desesperación y soledad. Solo quería un abrazo de mi

madre diciéndome que todo iba a estar bien.

Pero eso no pasó, ella solo reía ante mi versión de los hechos diciendo que era

una exagerada. A su entender, Brad era un buen chico que me daba todo lo que

yo necesitaba y debía entenderlo a él.

No entendió mi situación y solo me permitió volver a su casa de forma

temporal, ya que estaba convencida de que volvería con él.

No voy a negarlo en algún punto, yo también lo pensé. Al pasar los días lo

extrañaba demasiado, revisando mi celular a cada minuto. Pero él nunca

escribió. Al pasar más de un mes sin recibir nada de él, entendí que no le

importaba en lo más mínimo.

Y al hablar con mis amigos me enteré de que él pasaba todas sus noches de

fiesta en fiesta sin siquiera reflejar malestar alguno. Eso me dolió, pero no me

sorprendió, yo sabía que él solo estaba esperando el momento que decidiera

marcharme para no ser el malo de la película.

Si algo está claro es que nadie espera mi regreso. Y ser consciente de eso, me

duele. Necesito apartar mis pensamientos de todo eso.

Ya perdí la cuenta de cuántos días llevo aquí. Y este lugar es terriblemente

peligroso para mí. Han intentado matarme tantas veces que ya es un hábito

huir. Aun así, algo en mi interior se siente conectado a este mundo. Es una

completa locura, pero es la verdad.

Camino perdida en mis pensamientos cuando veo a Deukarion caminar de

forma casual hacia mí desde el frente. Yo miro hacia atrás confundida ¿Cuándo

llegó allí? Lo veo sonreír al verme. No logro entender que le pasa, cuando

327
estuve en su palacio solo llevaba un semblante serio al borde de la ira todo el

tiempo ¿Por qué sonríe ahora?

— ¿Buscas algo? — pregunta él levantando una ceja. Al parecer no le agrado

que me apartará del claro.

— No es tu problema — le digo de forma cortante.

Él me observa y su rostro se ve confuso.

—¿Qué te ocurre? —pregunta preocupado tendiendo una de sus manos a mi

rostro. Yo la aparto antes de que toque mi cara.

— No me toques — le digo enojada. Mis palabras lo molestan, puedo ver su

mandíbula tensarse.

—¿Por qué lloras? — pregunta.

Yo llevo el dorso de mi mano a mis ojos y me sorprende al ver que hay lágrimas

allí.

Es por eso que intento no pensar en mi mundo. Mis emociones son demasiado

fuertes y no puedo permitirme mostrarme más débil de lo que de por sí ya soy

frente a ellos.

— No es nada — le contesto mientras me aparto del enojado.

No necesito que un sicópata hipócrita se preocupe por mis emociones. Él no se

preocupó mientras estaba bajo su poder, nada me garantiza que ahora sea

diferente.

Después de todo, si algo me quedo claro de mi relación con Brad es que todos te

usan solo cuando te necesitan y luego te tiran en busca de algo mejor.

Al lycan debe interesarle mi poder.

— Encontré lo que pedias — me dice intentando cambiar el tema al notar mi

estado de ánimo y abre su mano frente a mí, mostrándome unas cucarachas tres

veces más grandes que las de la celda.

Ver esos bichos me genera arcadas al recordar su horrible sabor y él cierra la

mano ante eso.

328
Casi olvidó porque le pedí que las buscará.

Lo miro a los ojos mientras cruzo los brazos. — Bien, comételos — le ordeno,

por su reacción, creo que esperaba que esas fueran mis palabras.

Él solo sonríe, pero obedece metiendo todo el puñado de insectos a su boca.

A pesar de que lo hago por venganza, él parece feliz por ello. O así era hasta

que mastico los bichos.

Su cara se tornó casi verde del asco.

Al ver un gesto tan raro en su rostro no puedo evitar reírme de él.

— Saben bien ¿No? — le pregunto aun riendo

Él no responde, solo traga su enorme y horrible bocado y sujeta una bota de

agua que cuelga de su cuello bebiendo su contenido aún asqueado

— Es horrible— contesta mientras continúa tomando agua.

Reconozco esa bota fue la que encuentre en la roca.

— ¿Por qué me ayudas? — le pregunto viendo la bota.

Él parece incómoda ante mi pregunta repentina.

— Actúe como un gran imbécil contigo —me dice con el rostro serio — quiero

arreglar ese error. —

— No necesito que lo hagas, me basta con que me dejes en paz y no intentes

matarme — le digo con sinceridad

—Aun así — insiste — déjame ayudarte. — puedo darte lo que necesites, solo

dime qué quieres —insiste él con voz confiada cruzando sus brazos sobre su

torso fornido.

— Quiero irme de este planeta — le digo consciente de que eso no es algo fácil

de conceder.

69. Ordenes

Deukarion se congela ante mis palabras. Supongo que no esperaba eso.

— Tienes que darle una oportunidad a este lugar primero — me dice él —

Glaukos tiene mucho para ofrecerte. —

329
Ja, claro que sí, este planeta tiene un menú ilimitado de modos para morir —

nada de lo que he visto en este lugar me interesa lo suficiente como para seguir

arriesgarme —le digo con el rostro serio.

— No lo has visto todo — debate, él — hay mucha belleza en este lugar —

— No me interesa — contesto a secas mientras me volteo y comienzo a caminar

sin rumbo alejándome del Lycans, pero él se interpone en mi camino.

—Podrías ser rica —me ofrece desesperado pero serio.

Sus palabras me enfurecen. Fue él quien me trató de interesada y al parecer

sigue pensando igual. Furiosa por dentro calmo mi rostro y me acerco a él

dejando mi rostro muy cerca del suyo.

Lo veo tragar nervioso ante mi cercanía — ¿Rica? — le pregunto fingiendo

interés.

Él vuelve a tragar dejándome ver cómo su nuez de Adam se mueve por su

garganta — Si — Contesta con la voz ronca.

— ¿Y cómo sería rica? — le pregunto colocando mi mano en su duro pecho.

— Yo puedo darte oro y joyas sin igual—contesta con la voz ronca.

— ¿Me darías tus riquezas? ¿Tu oro y joyas? — le pregunto con una media

sonrisa.

— Si — Contesta el mientras olfatea el aire que me rodea.

—Pues agarra todo tu oro y mételo en tu trasero — le contesto cambiando mi

gesto dejándole ver mi enojo.

Él palidece ante mis palabras y se aparta caminando en otra dirección.

— Maldita sea criatura anula esa maldita orden — me dice con furia mientras

camina.

Oh cierto, ¡él debe obedecer mis palabras! Estoy muy tentada a seguirlo solo

para ver cómo lo hace. Al imaginarlo no puedo evitar reírme.

— Detente — le digo y él obedece. Guau de verdad obedece todo lo que le pida.

Bien, no puedo desperdiciar esto.

330
— Ven aquí — le ordeno y él obedece —Estoy tentada a dejarte hacer lo que te

pedí, pero entiendo que no puedo sobrevivir en este lugar sola — le digo — así

que te quedarás conmigo y me ayudarás a encontrar una forma para volver a

mi mundo — le digo.

Deukarion me mira fijamente con enojo en su rostro — tú no puedes irte — dice

enfadado.

Yo sonreí ante sus palabras — Las órdenes las doy yo, perrito — le aclaro —no

lo olvides —

Su furia ante eso es notable. Por primera vez en mi vida deseé que mi periodo

durará más de cuatro días.

— ¿Sabes cómo puedo volver a mi mundo? —le pregunto

— No —contesta a secas enojado

— ¿Conoces a alguien que pueda saberlo? — inquiero y veo su rostro enfurecer

antes de contestar.

— Hay un monje lycan que podría saber algo al respecto — contesta.

—Genial, llévame con él —le ordeno con una sonrisa.

Ante mi orden él comienza a quitarse los pantalones

— ¿Qué estás haciendo? — le pregunto escandalizada y girándome para no ver

su cuerpo desnudo.

—El monasterio está bastante alejado, será mejor que te lleve en mi forma de

batalla, así llegaremos antes del anochecer — me explica.

Tiene sentido, no quiero estar en el bosque durante la noche. Caspián podría

volver a atacar. No solo me asusta la idea de su mordida. No quiero que

Deukarion lo lastime.

—Bien — le contesto y al girarme él ya está en su enorme forma lobuna. ¿Cómo

voy a subir allí?

331
Deukarion se agacha y se recuesta en el suelo esperando que me suba a su

lomo. Esto es terriblemente incómodo, pero sujeto su suave pelo negro y me

siento a horcajadas sobre su espalda.

El Lycan se reincorpora y yo sujeto con fuerza su pelo para evitar caerme

mientras comienza a caminar y luego correr. Pero llegamos al claro donde

llegamos a la mañana. No comprendo que hacemos aquí

— ¿Para qué regresamos aquí? — le pregunto

— Necesito mis cosas — contesta con su voz distorsiona.

Él se dirige a su bolso y bajando su cuerpo, desliza su cabeza por un hueco,

haciendo que el bolso quedé sobre su lomo como si fuese un caballo. Yo lo

ayudo y lo acomodo sobre su lomo.

Y cuando terminó, él comienza a caminar y luego a correr.

El bosque se mueve de forma vertiginosa a nuestro alrededor a medida que él

aumenta su velocidad y el viento comienza a helar mi cuerpo.

Al cabo de una hora ya no puedo sujetarme bien por el frío y resbalo casi

cayéndome. Ante eso, Deukarion frena derrapando en el suelo.

— Sujétate bien — me dice furioso — podrías morir si caes —

— No puedo hacerlo — le digo — mis brazos están congelados —

Ante mis palabras él se quita el bolso con ayuda de una pata y comienza a

cambiar a su forma humana girando su cuerpo al mismo tiempo. En cuestión de

segundos esto sentada sobre su vientre a horcajadas y mis manos están sobre

sus pectorales

Maldita sea la vergüenza me invade si al recordar que está desnudo.

— ¿Qué haces? — le digo enojada.

Pero él parece distraído al verme sobre su cuerpo.

— Necesitas abrigo — me dice mientras toca mis fríos brazos con sus manos

cálidas y callosas.

332
El calor de su cuerpo parece aumentar y yo me aparto de él totalmente colorada

ante todo eso.

— Vístete — le ordeno mientras me alejo de él.

Al aparecer de nuevo frente a mí lleva puestos unos pantalones y nada más. Sus

pectorales brillan por el sudor de su carrera.

Al volver a ver su rostro me está mirando mientras sonríe.

— ¿Quieres un poco? — pregunta de forma insinuante.

La vergüenza de ser atrapada comiéndome su cuerpo con los ojos me recorre.

—Cállate — le digo enojada y colorada.

Él obedece y se dirige a su bolso sacando una tela roja de allí. Reconozco esa

tela. Los bordados de tallos en sus bordes me indican que es la capa de

terciopelo roja de la ceremonia.

Deukarion se acerca a mí tendiendo la capa sobre mis brazos. Tengo ganas de

arrojarlo, no quiero nada de él, pero tengo el cuerpo congelado. Así que lo

acepto cubriéndome con la capa y su capucho.

Sonrió ante la ironía, Caperucita roja y el lobo feroz en el medio del bosque.

70. Mermelada

Deukarion se sienta apoyando su enorme espalda en un árbol mientras busca

algo en su bolso.

— ¿Qué haces?, debemos continuar—le digo al verlo tan cómodo.

—No has comido nada y necesitas agua — me contesta mientras agarra la bota

de agua y me la tiende esperando que me acerque.

Tiene razón lo último que comí fueron los frutos que Caspian me dio en el

dormitorio. Así que agarro la bota y me alejo de él, sentándome en el suelo,

apoyándome en otro árbol. El Lycans me mira y saca una manzana verde de su

bolso. Con la fruta en su mano y el bolso en la otra se pone de pie y se sienta al

lado mío.

333
El bosque en el que estamos ahora también tiene robles enormes, no tanto como

el lugar donde vivían los duendes, pero sus trocos son de un gran diámetro, así

que al ver al Lycans tan cerca de mí me aparto en poco de él. Tengo hambre y

sentir su olor a chocolate me pone de mal humor. Y más considerando que mi

almuerzo serán frutas otra vez, No es que no me gusten, pero necesito algo más

suculento.

Deukarion saca su daga y comienza a partir la manzana en gajos

ofreciéndomelos. Yo tiendo la mano y los tomo comiéndolos frustrada. Mi

humor apesta.

— ¿Qué sucede? — pregunta él al verme.

— ¿Por qué? — pregunta al no entender su pregunta.

— Te ves enfadada — menciona mientras vuelve a cortar otro gajo.

Yo suspiro — estoy cansada de comer frutas, es lo único que he podido comer

desde el día de la ceremonia fraudulenta — le digo apoyando mi cabeza en el

tronco y mirando hacia arriba, tratando de ignorar su perfume tan delicioso,

cerrando los ojos con fuerza.

Escucho a Deu buscar algo en el bolso. ¡Qué bien más manzanas! Cómo extraño

las hamburguesas.

El olor a chocolate se intensifica y eso me colma la paciencia, mi boca se llena de

saliva y al abrir los ojos veo al lycans frente a mí. ¿Por qué se acerca tanto?

Maldita sea su olor, me hace salivar.

— Alejat... —cortó mis palabras al ver que me ofrece un frasco que parece tener

una mermelada. Trago saliva al olerlo incorporándome.

— ¿Qué es eso? — pregunto mientras siento su exquisito aroma.

— Creí que te gustaría comer algo de chocolate — menciona casual con una

media sonrisa. — ¿Quieres? — pregunta mirándome con sus hermosos ojos de

diferente color.

334
— ¡Sí!— le contesto y tiendo mi mano para agarrarlo. Deukarion está a punto de

dejarlo en mi palma, pero se detiene. Yo lo miro confundida — ¿Qué? —

pregunto sin paciencia.

— Fue muy difícil mantener esto sano durante el viaje —me cuenta —Creí que

por lo menos debería tener una recompensa por ello — indica mientras destapa

el frasco y sumerge una cuchara en él ofreciéndomelos.

Yo intento sostener la cuchara, pero él la aleja de mi mano —déjame alimentarte

— me pide con voz ronca. Todo esto me pone nerviosa.

— No tengo por qué dejarte hacer nada— le digo fríamente — solo basta con

que te ordene que me lo entregues — le recuerdo.

El brillo de sus ojos se apaga ante mis palabras, haciéndome sentir culpable por

ello. Exhaló, frustrada ante todo eso — Aliméntame — le ordeno mientras cruzo

mis brazos, enojada por todo eso. No debería ser blanda con él, maldita sea

Él, me mira sin comprender, aunque con sorpresa en su semblante y su mano

obedece mi mandato llevando la cuchara a mi boca.

Estoy por decirle que eso es suficiente, que me dé el frasco de una vez, pero el

sabor me paraliza y un gemido de placer se escapa de mis labios.

Sabe a gloria, nunca antes comí un chocolate así. Él me ofrece otra cuchara y yo

la devoro. Sabe al mejor chocolate que he probado en la vida, pero su textura es

rara, casi como una mermelada de cerezas.

No puedo dejar de saborear cada cucharada cerrando mis ojos ante el

placentero sabor.

— ¿Te gusta? — pregunta Deukarion con voz muy ronca. Al verlo me congelo.

Él me mira con deseo agachado en cuclillas frente a mí, con su torso al

descubierto. Sus ojos me invitan, a hacer cosas que no debería. Y lo peor de todo

es que estoy tentada a hacerlo.

La conmoción me detiene ¿Qué me pasa? Ni que fuera a olvidar todo por un

poco de chocolate. Este idiota me hizo la vida imposible. No voy a olvidar eso.

335
— Sigamos — le indico mientras me pongo de pie y me apartó de él. Lo escucho

suspirar, pero me obedece quitándose su ropa para transformarse. Apartó la

vista al ver que se desprende sus pantalones y a pesar de que él no me ve mi

vergüenza es alarmante.

Al ver sus pectorales y abdominales tan bien definidos me veo tentado a

morderlo. Su piel es suave al tacto y al recordar eso mis manos pican ante el

recuerdo.

Realmente estoy tentada a ordenarle que me deje tocarlo, pero no puedo hacer

eso. Incluso bajo una orden, él se daría cuenta de mí, deseó.

Y para rematar la cosa, el lycan ahora actúa con suavidad ante mí. Eso me hace

más difícil no flaquear. Es bueno que mi rencor y desconfianza me mantengan

cuerda.

No voy a abrir mis piernas ante otro idiota. No me perdonaría nunca volver a

cometer ese error. Después de todo, la vida me ha demostrado que todos los

hombres son iguales. No importa cuánto lo deseé, no lo quiero cerca.

Nos ponemos en marcha y al cabo de un par de kilómetros Deukarion vuelve a

frenar de forma brusca. Asustándome por ello. No entiendo qué sucede hasta

que veo una lanza azul clavada en el árbol frente a nosotros. Al verlo tragó

saliva. Esa cosa estaba dirigida hacia mi cabeza.

— Cúbrete — me dice Deukarion mientras se agacha para dejarme bajar.

El Lycan se gira y gruñe con un sonido atronador, dirigiéndose a toda

velocidad hacia la oscuridad del bosque. Los gritos comienzan a resonar por

todos lados. No alcanzo a ver nada y al buscar a mí alrededor no hay nadie,

pero de todos modos otra lanza se clava cerca de mi rostro en el árbol en el que

me apoyo. Al buscar su origen veo siete duendes en las ramas de los árboles.

Esos bastardos se aproximan hacia mí saltando de rama en rama como malditos

monos armados con lanzas. Me rodean bajando de uno en uno. El miedo me

paraliza un instante.

336
— Capturen a la maldita hembra— grita uno de los duendes — el rey la quiere

con vida. —

Tengo que actuar, no quiero que un grupo de misóginos armados me

secuestren. Extiendo mis brazos e intento conectarme con el rosal. Por algún

motivo la conexión se establece, pero se siente débil. Aun así, llamo a los tallos.

— No se acerquen — les digo mientras siento las ramas surgir — o los empalaré

con mis espinas — les amenazó. Ellos parecen dudar ante mi amenaza, pero al

surgir los tallos todo cambia.

Los duendes que parecían asustados ante mi advertencia miran el enclenque

tallo que surge en el espacio que nos separa y se ríen.

— La maldita, no puede hacer nada — grita un duende feliz ante mi terrible

demostración de poder — agárrenla —

No importa cuánto lo intento, la planta casi marchita no parece querer moverse

en lo más mínimo. Algo no está bien, la conexión tan fuerte que sentía, antes ya

no está. Ahora se siente débil y me genera un mal estar incómodo que sube por

mis brazos sintiendo los afiebrados y enfermos. Uno de los duendes tira su

lanza hacia mí y por más que intento escapar de ella, siento el golpe en uno de

mis muslos, rosándome la carne y produciéndome un gran corte.

El dolor me hace gritar mientras sujeto mi pierna y siento la sangre escurrir por

mi pierna.

Al dirigir mi mirada a los duendes los veo riendo felices con mi dolor.

— Chilla como un cerdo — dice uno mientras ríe y prepara su lanza. —Mi

turno — dice, pero su tiro nunca llega.

Detrás de ellos veo a Deukarion surgir entre los árboles y saltar hacia el gnomo

arrancándole su cabeza a mordiscos. La sangre del duende salpica de su cuerpo

decapitado rociando a sus colegas. Ellos no tuvieron tiempo siquiera a

defenderse. Deukarion los mato a todos. Nunca creí ver algo tan sangriento en

337
vivo y en directo. Los últimos duendes gritaban entre sus dientes y el sonido de

sus gritos de dolor me puso la piel de gallina

Deukarion, es una máquina asesina. ¿Cómo pude siquiera pensar en usarlo

como ayuda? Al ver cómo podría haber terminado cuando su manada me

rodeo. Me genera mucho miedo. Yo no puedo negociar con un lunático así. No

hay nada que me garantice que mi cuerpo no termine como el de los gnomos.

Tengo que alejarme de él.

71. Ira

El grito de dolor de Nice me alarma, esos bastardos nos tendieron una maldita

emboscada. Mi furia no podría ser mayo, no puedo permitir que le hagan daño.

Ella ya quiere irse de este lugar, no puedo permitir que siga sumando razones

para eso.

Corro hacia donde se encuentra cegado por la ira al verla acorralada y herida,

rodeada por esos infelices gnomos. No tengo mesura alguna al momento de

atacar. No quiero que quede nada de ellos. Mis dientes los trituran mientras

gritan de dolor. Cuando no queda ninguno me acerco a ella.

Pero algo no está bien, su piel luce pálida al verme. Intento acercarme y revisar

su herida, pero ella me lo impide.

— ¡No me toques! — La escucho ordenar con terror en su rostro.

No puedo acercarme a ella. El vínculo no está establecido y sin él no tengo

forma de romper su orden. La veo temblar mientras sujeta una de sus piernas.

El olor a sangre me indica que está herida y me desespero al no poder llegar a

ella.

Cambio a mi cuerpo para poder hablar con ella y ayudarla con la herida.

Pero ella al verme solo tiembla más.

Reviso mi cuerpo y me doy cuenta de que estoy cubierto de sangre. La

comprensión me indigna. Ella me teme.

338
No puedo culparla, acabo de asesinar de forma sangrienta a siete gnomos frente

a ella. A pesar de que amenazaban su vida, la imagen debió de ser demacrado

para su mente.

No puedo dejar que me vea así, pero ella necesita de mi ayuda. Vuelvo a mí

forma de batalla y salgo corriendo mientras reviso el perímetro para ver qué

nada más le vaya a hacer daño.

Corro hacia el arroyo que escucho y me zambullo en él a pesar de la corriente,

cambio a mí forma de hombre y me limpio quitándome la sangre de los

malditos duendes de mi piel. No tardó mucho y salgo de allí corriendo hacia

dónde la deja me visto cubriendo mi cuerpo con un pantalón y agarrando

herramientas de primeros auxilios, vuelvo a dónde ella sigue sujetando su

pierna. Se ha levantado la falda del vestido dejándome ver su pierna bañada en

sangre roja.

Sus manos presionan su herida y a pesar de no verse muy profunda es notorio

su dolor.

— Déjame ayudarte — le digo y ella lavanda su vista de su pierna hacia mí, aún

asustada con todo aquello.

— Estás herida, puedo ayudarte, déjame hacerlo — me ruego mostrándole la

caja de primeros auxilios.

Ella no retira su orden — No me hagas daño — solo alcanza a decir. Maldita sea

como si hiciese falta que me ordene algo como eso. Mi conciencia me dice que

es el resultado de mis deplorables acciones.

Ella no parece estar en sí. La veo dirigir su mano hacia una decrépita planta. Al

verla la reconozco, es el rosal sagrado, pero está mal, parece enfermo. Al

parecer intenta llamarlo buscando protección de mí.

— No te haré daño — le digo mostrando mis manos. — ya me los has ordenado

— le recuerdo — déjame tratar tu herida — insisto sin mucha paciencia.

339
Ella solo niega con la cabeza, no confía en mí. Verla así tan aterrada y herida me

retuerce el corazón. Me desespero por ayudarla. Está muy débil. Su cuerpo está

cansado por sus pocas horas de sueño, se nota en sus ojeras bajo sus ojos. La

falta de buena alimentación ha robado algunos kilos de su ya delgado cuerpo,

dejando ver marcadas los huesos de sus clavículas sobre su escote. Ella no está

bien, no solo por su herida. Al ver la planta siento que ese es el reflejo de ella.

No puede seguir con este ritmo. Ella podría morir con todo lo que sucede.

La veo sentarse en el suelo y extender su pierna herida mientras la presionan.

Su cuerpo parece muy agotado y ella cabecea, la falta de sangre está a punto de

causarle un desmayo. El hecho me molesta, pero igual lo espero. En la

inconsciencia su orden se anulará y podré atenderla. Cuidarla como siempre

debí hacerlo.

Al ver que ella se desmaya, camina junto a ella y reviso su pierna. Al ver su

sangre roja no estoy segura de tocarla, los mitos sobre este tipo de sangre son

tan diversos y no sé cuál pueda ser verdad.

Algunos Lycans antiguas les atribuía diversos efectos, desde ser un potente

somnífero, a ser venenosa o un fuerte afrodisíaco.

Ignoro todo aquello y comienzo a limpiar su herida colocando un ungüento

sobre ella y luego vendando su corte.

No podemos quedarnos ahí, el olor de su sangre podría atraer a las hadas, así

que la cubro con su capa y la alzó llevándola por el camino.

Su cuerpo es muy liviano en mis brazos. Ella es muy frágil. No puedo permitir

que vuelva a herirse. Tengo que establecer una confección con ella, eso será lo

único que me permita romper su orden de ayudarla a volver a su mundo. Pero

por el momento seguimos caminando hacia el monasterio en busca del único

Lycans que tal vez pueda ayudarme con Nice.

Después de todo, Otis fue exiliado por interesarse demacrado en los humanos.

Si hay alguien en Glaukos que pueda ayudarme, ese es él.

340
Al cabo de unas horas, Nice retoma su conciencia sobresaltándome al ver que la

llevo en brazos.

— Tranquila — le digo — tu herida podría volverse a abrir si forcejeas — le

indico.

— Bajarme —me ordena enojada pero con miedo en su voz.

Yo la obedezco sintiéndome vacío al perder el calor de su cuerpo de mis brazos.

— ¿A dónde me llevas? — pregunta ella.

— Hacia el monasterio como lo ordenaste — le contesto y la veo calmarme ante

mis palabras.

— También te ordené que no te acercases y que no me tocarás — me recuerda

furiosa — ¿por qué cumples unas órdenes, pero no otras? — pregunta.

Maldición no debería ser tan perspicaz, no importa lo mucho que me guste eso

de ella, en este momento solo complica las cosas.

— Las órdenes simples suelen anularse durante tu inconsciencia — contesto sin

ganas — en cambio, las órdenes con un propósito específico perduran en mi

cuerpo. — le explico.

Ella me mira con notoria desconfianza y luego explota el lugar con su vista,

notando el sol cada vez más lejos.

— Ya está atardeciendo —menciona para sí misma — ¿Crees que Caspian ya no

nos sigue? —pregunta nerviosa.

No me gusta que hable de ese parásito, el nombre de ese imbécil no debería

salir de sus labios.

— Él nos encontrará — le indico — tu olor a sangre es mayor ahora que estás

herida — le señaló — y esas malditas escorias son veloces cuando de sangre se

trata. —

— Debemos apresurarnos entonces— dice sin más y yo la obedezco cambiando

a mí forma lobuna y esperando a que ella se suba en mí.

341
La escucho quejarse por el dolor de su pierna al subir. Eso me calma los huesos,

pero también me llena de admiración. Esta mujer es capaz de soportar el dolor

como nunca antes vi en una hembra.

No veo la hora de poder ganar su corazón y lo haré, aunque tenga que atravesar

una guerra con todos los seres de este mundo para conseguirlo.

72. Bienvenida

Deukarion corre a toda velocidad a través del bosque, intentando ganarle a la

noche. En el camino, un enjambre de Hadas y al percibir el aroma de mi sangre

nos persigue incesantemente.

— ¿Por qué nos siguen? — le pregunto asustada ante la cantidad de ratas aladas

que vuelan a metros de nosotros.

— Quieren tu carne — responde Deukarion furioso. — sujétate fuerte — me

indica y aumenta su velocidad. La herida en mi pierna se queja ante los bruscos

movimientos. Pero el miedo y la ansiedad son mayores, así que intento ignorar

el dolor.

A lo lejos alcanzó a divisar en lo alto de una colina rocosa una construcción

similar a los conventos y grandes mansiones antiguas de la época colonial

española. Con paredes gruesas y blancas, además de techos coronados por tejas

color ladrillo. Tiene almenas en sus extremos y una campana en lo alto de su

tercer piso.

Al acercarnos allí las campañas suenan fuertemente.

Estamos cerca y me alegro por ello porque el sol ya está terminando de

ocultarse.

Mientras llegamos a la gran puerta fortificada corriendo por un sendero muy

escarpado y sinuoso, siento el silbido de flechas que pasan a nuestros costados,

disparados por los hombres que se encuentran en la fortaleza y al girar mi

cabeza veo a las hadas caer como moscas ensartadas en las flechas. Solo queda

una, pero a pesar de que las flechas no la alcanzaron, veo su muerte cuando

342
Caspian la toma en el aire y fija sus ojos en mí antes de morderla, clavando sus

dientes en ella y drenando le toda la sangre. Hay un mensaje en su mirada y soy

consciente de ello. Es una promesa silenciosa de que ese es mi destino si él mi

alcanza.

Deukarion ingresa a la fortaleza y escucho a los hombres gritar mientras

disparan hacia el vampiro desde lo alto.

— Disparen — escucho las órdenes y al siguiente segundo un centenar de

flechas causan un silbido atronador al viajar a su objetivo.

Deukarion no deja de correr y gira al ingresar pasando por un camino blanco

empedrado con altos muros, limitándolo. Hay más hombres en ellos, todos

listos para la pelea.

Al volver a girar hay otra puerta con torres vigías a cada lado y gruesas rejas de

metal cubriéndola que se elevan a nuestra llegada.

Al pasar por ella, él Lycan reduce su velocidad, pero no sé detiene. Llegamos a

un patio decorado con baldosas con intrincados patrones azules en ellas y una

gran fuente en el centro que contiene la escultura de una hermosa mujer en el

centro.

El lugar es hermoso, pero no tengo tiempo de verlo con comodidad. Un hombre

se aproxima hacia nosotros con guardias a sus costados.

Su aspecto es atractivo, aunque parece no ser menor de cuarenta y cinco años,

tiene ojos verdes intensos y cabello negro sobre su cabeza, además de una barba

tupida. Tanto su barba como su cabello poseen tantas ganas que parecen

reflejos localizados, dándome un aspecto que refleja sabiduría. Está vestido con

una larga túnica blanca que posee bordados azules en su cuello similares a los

de las baldosas del lugar.

Él camina velozmente hacia Deukarion junto a sus guardias.

— Ayúdenla — ordena Deukarion a los hombres — está herida —

343
Al oírlo los guardias se aproxima para sujetarme suavemente mientras me bajo

de Deukarion.

— Llevemos al sanatorio — índica el hombre de túnica — y llamen al

curandero.

— No — interviene Deu — la atenderás tu —

El hombre parece confundido ante la orden, pero asiente.

Los guardias me dirigen por un pasillo con ventanas que dan hacia el patio

permitiendo que la luz de la luna ilumine el lugar, aun así hay lucen en farolas

mitigando la oscuridad de las zonas más lejanas.

Después de pasar por varias puertas, un guardia me dirige al final del pasillo

donde abre la puerta y me encuentro en lo que parece una sala muy antigua de

emergencias.

No pasa mucho tiempo hasta que veo al hombre de túnica entrar a la sala.

— Mi reina. — me dice inclinando su cuerpo.

Eso me desconcierta, yo no soy su reina, no siquiera soy un Lycans.

— No es necesario — le digo incómoda al ver que sigue agachado — yo no soy

una reina — le aclaro.

El hombre me mira con confusión. — portas la capa de una reina y viajas con el

rey, claro que eres mi reina. — me dice. — déjeme presentarme mi nombre es

Otis. — al decir su nombre vuelve a hacer una reverencia.

Pobre sujeto cuando vea mi herida, dudo mucho de que su trato sea tan cortes

hacia mí. Después de todo, según Arcan y Deukarion soy una Russus. Su

versión modificada del coco.

— Veamos esa herida —me dice Otis invitándole a sentarme en una camilla de

metal cubierta por un colchón de cuero negro.

Lo obedezco y me siento exhalando ante el dolor del movimiento.

— Tranquila — me dice — tenemos calmante para el dolor —

344
— Asegúrate de que no le falte — indica Deukarion entrando en su forma de

hombre a la sala vestido con una camisa negra y un pantalón a juego. Debió

darse la ducha más rápida de la historia porque entra con su pelo mojado

acomodándoselo con una de sus manos hacia atrás. Ese gesto es jodidamente

sexy en él.

— Claro —contesta Otis

El hombre sujeta con pudor el dobladillo de mi vestido, pero Deukarion sujeta

bruscamente su mano.

— Tranquilo, solo voy a ayudarla — le indica Otis a Deu — sabes que nunca me

interesaría en algo que no es mío. —

Su intercambio de miradas me pone nerviosa.

—Lo que veas aquí, se quedará aquí — índica Deukarion — de forma

aterradoramente sería.

— Entendido — contesta Otis, sin embargo, Deukarion sujeta el dobladillo del

vestido y comienza a levantarlo revelando la taza de mi pierna empapada en

roja sangre.

Otis se congela ante la mirada de mi pierna y luego mira atónito a Deukarion y

luego a mí repitiendo el círculo pierna, Deukarion yo más de tres veces.

— No es posible — dice él.

Preparo mi mente para recibir el mismo trato que me dieron Arcan y Deukarion

al ver mi sangre. Pero al verlo me congelo.

Otis se arrodilla frente a mí inclinando su cabeza.

— Es un gran honor conocerla — me dice con devoción en su voz.

La sorpresa me deja pasmada. No esperaba eso y no sé cómo actuar en

respuesta. Miro a Deukarion esperando que él pueda serme de ayuda.

— Otis — llama Deukarion — su herida primero — le recuerda.

Ante esas palabras el hombre se levanta y busca algunos elementos para curar

mi herida.

345
— ¿Qué fue lo que sucedió? — pregunta disgustado al quitar la venda y ver mi

herida.

— Nos topamos con los gorros rojos — le contesta Deukarion.

— Por lo que dijeron mis guardias no fueron los únicos con los que se toparon

— dice Otis con voz amonestante hacía Deukarion — Vampiros y hadas

también están en la lista., —

Deukarion suspira ante las palabras de él.

— Por más divertidas que se vean sus charlas preferiría que me atiendan antes

— les recuerdo molestia rompiendo la tensión entre ellos.

Otis desinfecta la herida y me mira — es bastante profunda, tendré que comerte

— dice con pesar — eso dejará una cicatriz—

No voy a preocuparme por una simple cicatriz, tengo peores problemas que

una simple marca — Está bien — le respondo y veo sus ojos iluminarse ante

eso.

Otis cose mi pierna y luego la cubre de esa fantástica crema verde que Arcan

uso conmigo.

— ¿Qué es eso? — le pregunto sintiendo el alivio del dolor

Otis mira el frasco con ungüento y sonríe — es una pasta medicinal que

hacemos a base de las hojas del rosal sagrado. — me cuenta — el rosal se poda

una vez cada treinta años y sus tallos y hojas se procesan junto a otras

sustancias produciendo este ungüento.

Las forma de la que habla de la planta sagrada demuestra entera devoción.

— ¿Por qué usan solo tallos de ese rosal? ¿Podrían usar otros rosales y así

producir mucho más? — les indico confundida.

— Lo hemos intentado, dado que el rosal de la fuente no ha crecido mucho en

los últimos años, después de la muerte de la antigua reina — menciona Otis —

pero solo los tallos del rosal sagrado producen una crema con propiedades

346
curativas. Es realmente efectivo, tu herida sanará por completo en dos o tres

días — me indica.

Otis está por contarme más sobre el rosal, pero mi estómago hace un sonido

atronador y vergonzoso que lo obliga a calmarse.

— Qué malos modales, los mis deben estar cansados y hambrientos — dice Otis

escandalizado.

— Ya mandé a preparar una habitación para que ella descanse indícale a los de

la cocina que. Lleven la cena allí. — le ordena Deukarion mientras me ayuda a

ponerme de pie.

No presto mucha atención a sus intercambios, sigo maravillada ante el efecto de

ese ungüento en mi herida, casi pareciese que nunca me hirieron.

Deukarion me guía por un pasillo hacia unas escaleras. Al verlas dudo no

quiero desprender los puntos de mi pierna.

Pero no tengo tiempo de pensar en nada dado que siento los brazos de

Deukarion alzarme como a una princesa

—¿Qué estás haciendo? — pregunto escandalizada ruboriza done al ver lo cerca

que se encuentra su rostro del mío.

— Te estoy ayudando a subir — responde mientras asciende por las escaleras

— no puedo permitir que tu herida empeore por no cuidarte. —

Estoy por decirle que él no tiene por qué cuidarme, pero pensándolo bien, no lo

hago. Me guste o no necesito su ayuda para salir de aquí. No lo hago solo por

sentir su delicioso calor corporal y esencia a chocolate cerca de mí. No lo hago

por estar tentada a recibir sus caricias. Es solo por, interés, no hay nada más que

eso, me repito a modo de mantra. No es porque su forma protectora de tratarme

me hacen sentir femenina y segura. No ¿No?

Al llegar al dormitorio él no se detiene y me lleva a un cuarto de baño donde

una bañera con agua caliente y espuma ya está lista.

Él me deja suavemente en el suelo y se agacha quitándome los rápidos zapatos.

347
— ¿Qué estás haciendo? — pregunto descalza.

Él se pone de pie y recorre mi rostro con su mirada de una forma anhelante.

— Te ayudo a darte un baño — me dice con voz áspera.

¿Qué?

348
73. Bañada

Mis oídos deben estar funcionando mal.

¿Deukarion piensa bañarme? No tiene sentido. Oh, ya sé qué pasa.

— Si tanto te molesta mi olor entonces vete — le digo furiosa.— estoy cansada

de que me ordenes que me bañe — le gritó — Ah, espera olvide que yo doy las

órdenes, ahora tal vez debería mostrarte tu error — una sonrisa fría se extiende

en mi rostro. Buscando en el cuarto de baño encuentro una ducha frente a la

bañera rodeada por mamparas de vidrio.

— Báñate — le ordeno con saña y resentimiento — Apestas — agrego.

— Acabo de bañarme — contesta él.

— Oh, no me digas — le digo de forma irónica

Su rostro parece querer reflejar molestia ante mis palabras, pero no conmigo. Al

parecer el idiota va a aprender con la experiencia lo malo de su error.

Él se aleja de mí y comienza a quitarse la ropa. Maldita sea, no pensé bien, las

cosas debería salir de este lugar, así que giro mi cuerpo dirigiéndome hacia la

puerta. Esperen un momento ¿Por qué debería irme?, es el quien debería

avergonzarse, no yo.

Al volver a mi sitio y mirarlo quedó impactada, Deukarion está desnudo dentro

de la cabina, viéndome fijamente mientras el agua recorre su suculento cuerpo.

La imagen me provoca tragar saliva. La curiosidad morbosa me invade.

Nunca he visto un cuerpo tan bien trabajado en vivo y en directo. Tiene

músculos, pero no son una masa grotesca como la que adquieren los

obsesionados con el gimnasio. Su cuerpo refleja la fuerza de alguien que vivir

batallas día a día.

De forma inconsciente me aproximó hacia la cabina mientras lo miro.

— No hagas eso, criatura — me dice con voz terrosa.

— ¿Hacer qué?— pregunto embobada con su cuerpo.

— No me mires con deseo, no me ilusiones con eso —

349
¿Ilusión? A qué se refiere.

— Haré lo que quiera cuando quiera — le digo mirándolo a los ojos fijamente.

Sus ojos brillan ante mi respuesta, no lo entiendo, debería de estar furioso con

todo eso, pero él solo sonríe. Confundida aparto mi vista de su rostro y sin

quererlo termino viendo su miembro.

Carajo, el lobezno está despierto.

No debería avergonzarme ante esa imagen, no soy virgen. En mis años de

relación con Brad hicimos suficiente como para no sentirme cohibida ante un

pene. Pero igual me sonrojo, después de todo Brad era guapo, pero no portaba

ninguno de los atributos del Lycans.

Para mi sorpresa veo una de las manos de Deukarion sujetando su miembro.

Tranquila Nice solo se está bañando, un hombre debe de cuidar su higiene ¿No?

Veo su mano subir y bajar por su eje más veces de las necesarias para

considerarlo una higienización. Me quedo embobada viéndolo, ¿lavarse?

¿Bañarse? A quien engaño, el muy bastardo se está masturbando lentamente de

un modo que me llena de ganas de unirme a él.

¡No, no!, piensa Nice, no importa cuán tentador se vea por fuera, ya conoces la

mierda que lleva en su interior. A pesar de que no quiero le ordeno.

— Deja de tocarte — mi voz sonó más ronca de lo que quería para mi

vergüenza y me obligó a tragar saliva para aclararla.

Deukarion me obedece, pero noto los tendones de sus brazos marcados y al

seguirlos por su cuello veo su rostro. Sus ojos son un tormento. El ojo azul

parece verse más claro debido a lo bronceado de su piel y el ojo verde resalta

ante sus negras pestañas.

— No me tortures así — me dice Deukarion con voz jadeante.

¿Torturar? Esa palabra enfría todo mi cuerpo. El Imbécil no tuvo problemas en

ordenar que me torturan y diseccionaran y me pide clemencia solo por no

poder darse placer. Es un idiota.

350
Al ver su cuerpo no puedo evitar ser consciente del mío y a pesar de la elevada

temperatura que poseo al verlo me siento sucia, pegajosa y acartonada. Además

del fuerte olor a sangre que arrastró.

— Cúbrete y vete — le ordeno — necesito bañarme—

— Déjame ayudarte — pide él mientras sale de la ducha.

— No necesito tu ayuda — le digo mientras veo la bañera alta frente a mí —

solo necesito unas escaleras.—

— Puedo ayudarte con eso — me ofrece el mientras se cubre con una toalla.

No quiero contar con su ayuda, pero si levanto mi pierna podría abrir mis

puntos. Suspiro cansada mientras escucho a Deu abandonando el cuarto de

baño por mi orden.

— Ven a ayudarme — le digo frustrada.

Al girarme él ya está a mi lado, alzándome para meterme a la bañera.

Lo hace jodidamente lento y el calor de su cuerpo caldea mi piel. Al tocar el

agua caliente me relajo. Realmente necesitaba esto. Siento mis músculos

agarrotados por la travesía.

Siento las manos de Deukarion sujetando el dobladillo de mi vestido mojado.

— ¿Qué estás haciendo?— le pregunto insegura.

— Solo intento ayudarte — me dice — no puedes limpiarte bien con ropa.

Tiene razón. Las costras de sangre seca se pegan a mi pierna causándome picor.

No quiero que me vea desnuda, pero de todos modos no dejaré que se pase de

listo.

Levanto mi pelvis dejando que me quite el vestido, quedando en ropa interior.

Fue una gran fortuna que pudiese recuperarla y ponérmela antes de que tuviese

que huir de ese lugar. Agradezco a Arcan por ello.

Él me mira perplejo.

— ¿Qué es lo que llevas?— pregunta mientras me mira y traga saliva.

351
— Supongo que los lycans no conocen la lencería — respondo más para mí que

para él.

— Vete — le ordeno sin responder

— Déjame ayudarte, tu cuerpo está adolorido — se ofrece él aun viendo mis

pechos cubiertos por mi sostén de encaje y seda negra. Aunque por el agua mis

pezones se translucen igual que en el manantial.

— No gracias — le digo riendo a secas por su ofrecimiento — Vete — insisto

enojada.

Él obedece y cierra la puerta.

Solo en ese momento comienzo a quitarme mi ropa interior, mientras descarto

el manojo de musgo que utilice como toalla femenina improvisada.

El agua no tarda en teñirse de rojo por toda la sangre que quitó de mi cuerpo. El

olor es nauseabundo, así que con fuerza en mis brazos me salgo de la bañera y

camino a la ducha donde terminó de bañarme. El agua y el jabón quitan toda la

mugre, pero también quitan el ungüento que Otis me coloco.

Me cubro rápidamente con una toalla y enjuagó mi ropa interior en el lavado

colgándola en el sujeto toallas para que se seque.

El dolor de mi herida comienza a molestar nuevamente, así que salgo del baño

rengueando suavemente intentando no apoyar la pierna cosida.

En la habitación me encuentro a Deukarion con el ungüento ya en la mano.

Se ha vestido aunque todavía puedo notar su erección bajo su pantalón negro.

Se ve jodidamente atractivo con su camisa negra de esta desprendida en su

pecho y enfundada en la cintura del pantalón.

— Ven — me indica él recorriéndome con la mirada — te ayudaré con el dolor.

352
74. Amordazada

Deukarion se aproxima a mí, pero lo detengo

— No necesito tu ayuda, puedo hacerlo sola — le indico.

— No hagas esto Nice, no me apartes de este modo — me advierte.

— ¿De qué hablas? Tú no tienes ninguna importancia para mí y no te quiero

cerca mío — le digo.

Mis palabras parecen quebrar algo en él porque en un instante está allí y al

segundo lo tengo en mi espalda cubriendo mi boca con su mano impidiéndome

hablar.

— Escúchame, entiendo que estés enojada, sé que lo merezco, pero no permitiré

que me alejes de ti.—

Su cuerpo está demasiado cerca de mí, provocándome escalofríos al hablarme

en mi cuello.

— Intento apartar su mano, pero él sujeta una de mis manos y la coloca en mi

espalda torciendo levemente mi brazo. No es doloroso, pero sí muy incómodo.

Pero no me detengo e intento morder su mano.

— Cálmate — insiste él y me obliga a caminar hacia la cama haciendo que me

recueste en ella boca abajo.

En ese momento suelta mi brazo y velozmente coloca una mordaza en mi boca.

Intento gritar indignada con todo esto, removiéndome en el colchón para

soltarme de su agarre.

Pero su fuerza es mayor. No importa cuánto lo intente, de todos modos no

puedo apartarlo y solo consigo que la herida de mi pierna comience a darme

puntadas de dolor con el esfuerzo.

Al terminar de amordazarme une mis manos en mi espalda y las ata

fuertemente.

— No quería tener que llegar a esto — dice el agitado.—, pero tú no estás

cooperando en lo más mínimo.

353
¿De qué habla, cooperar con qué?

Al terminar de atarme me ayuda a sentarme en la cama.

Intento patear su cuerpo, frustrada con todo esto. No fue para nada una buena

idea. El movimiento brusco solo acrecentó mi dolor.

Me quejo con un chillido resonando en la tela que cubre mis labios y me

retuerzo de dolor.

— Quédate quieta — me dice él mientras revisa mi herida que comienza a

sangrar — debo curarte nuevamente.—

Lo veo apartarse e intento bajarme de la cama, cuando me da la espalda. Pero

su voz me detiene.

— Si bajas de esa cama te ataré a ella — me advierte mientras recoge los

elementos de primeros auxilios que se encuentran en una cómoda.

Me detengo y lo miro con fastidio.

Al regresar él levanta mi toalla y lo veo tragar saliva mientras mira fijamente

mis piernas.

— Mmmm — me quejo de que me mire de ese modo.

Y él reacciona limpiando mi herida y colocando ungüento en ella. Luego

comienza a vendarla suavemente.

— No fuertes tu pierna — me indica — o se abrirá nuevamente.—

Lo miro furiosa — Mmm… Mm —

— No puedo entenderte — me dice mientras recoge todo y lo guarda

nuevamente en la cómoda. Pero no guarda el ungüento, en vez de eso lo unta

en sus manos y se sienta en la cabeza de la cama mirando mi espalda.

Intento girarme. No quiero quitarle los ojos de encima. No confío en él. Mis

órdenes lo funcionan.

Él sujeta mis hombros obligando a mi torso ponerse derecho y comienza a

untarlos.

354
Me quiero apartar de él, pero comienza a masajearme y mis ojos se voltean del

placer.

Maldita sea mi debilidad por los masajes. Esto es malo. ¡Estoy desnuda! Solo

llevo una toalla y no puedo ajustarla, la siento aflojarse lentamente. Si no hago

algo quedaré cien por ciento desnuda en una cama, con un hombre que porta

una enorme erección como si fuese un accesorio.

Me giro para verlo.

— Mmm… Mm — le digo señalando con la cabeza mi toalla.

Él me mira y sonríe. Maldito bastardo, esto no es chistoso.

— No entiendo nada — me dice con una sonrisa sexy — y si no entiendo no

puedo obedecer —

Él baja su mirada y entiende lo que pasa. Pero no hace nada, solo se queda

mirando mi torso esperando que la toalla caiga. Maldito imbécil.

—Mmm… Mm.mmmm — me quejo dedicándole insultos que él no puede

escuchar.

— No me insultes — me advierte con voz sería

Frunzo mi ceño ante eso ¿Puede entenderme?

— No necesito entenderte para saber que me estás insultando —dice

mirándome fijamente — tus gestos lo dicen todo.— me indica.

Lo veo morder sus labios mientras recorre mi cuerpo con la mirada. Eso me

pone nerviosa, él se ve jodidamente sexy.

— Supongo que ahora sí quieres mi ayuda — dice entre susurros y ronquera.

Su comentario irónico me enfurece, pero tampoco quiero que me vea desnuda.

No confío en él y lo peor es que no confío en mí. Si sus manos me tocan podría

terminar haciendo una locura. No puedo cometer ese error. Nada bueno vendrá

de ello.

Comienzo a negar esperando que la regla del No también funcione en este

mundo. No es No estúpido lycan, pienso.

355
Él suspira al verme, molesto ante todo esto.

— No abusare de ti — me aclara molesto — no soy una escoria —dice mientras

se aparta de mí y camina hacia una mesa donde se encuentra una bandeja.— el

problema está en que no quiero que me apartes, pero debes alimentarte — me

indica y trae la bandeja a la cama.— entonces la situación es la siguiente. — dice

mirándome fijamente.— quitaré la mordaza, y espero que te comportes y no

hables mientras comes.—

Me río ante eso. Él sabe que eso no va a pasar, apenas me quite la mordaza, le

ordenaré meterse un pepino en el trasero.

Él ve mis ojos suspirando — Si me ordenaras algo, puede que te obedezca, pero

olvidas algo importante — me indica — soy el rey de los lycans.— dice con

orgullo — incluso si me alejas o me obligas a hacerme algún daño ordenaré a

mis hombres que te amordacen nuevamente y no volverás a comer hasta que tu

estro termine.— amenaza.

Me veo tentada a ignorar sus amenazas, pero no quiero pasar días sin poder

comer.

Asiento con la cabeza, esperando a que me quite la mordaza.

356
75. Minicas

Deukarion comienza a aflojar la mordaza que cubre mi boca.

— Desatam...— él vuelve a apretarla al ver que intento hablar.

— Veo que no llegaremos a ningún acuerdo por el momento— dice suspirando

— tal vez el hambre te haga cambiar de parecer — menciona.

Él destapa la fuente y el aroma a comida llega a mi nariz.

Lo veo agarrar una pata de algún animal y morderla desgarrando su carne

suavemente. Maldita sea mi orgullo, tengo hambre, necesito algo que no salga

de una planta.

— ¿Lo intentamos otra vez?— pregunta él lamiendo uno de sus dedos.

Yo asiento frustrada tragando la saliva que me produce el olor de la comida.

El Lycan quita la mordaza de mi boca mirándome fijamente y permanezco

callada.

Ante eso él agarra una porción de carne y la lleva a mi boca. Al probarla jadeo.

Sabe muy bien, es como cerdo sazonado con mucho limón y miel. No sé, quien

lo preparo, pero se merece un monumento. Dejo que él me alimente hasta que

no queda nada en la fuente. Tengo sed, así que le señalo con mi rostro la copa.

No me ha soltado las manos, así que no tengo más remedio que permaneces así

por el momento.

— Te haré algunas preguntas— me dice Deukarion mientras llena la copa con

agua— y tú responderlas moviendo tu cabeza, con sí o no— me indica.

Yo lo miro arqueando una ceja y sonriendo ante la ironía, no quiero responder

nada, estoy harta de sus interrogatorios.

— A cambio — dice él — te daré información de este lugar.

Suspiro con desagrado ante su oferta.

— ¿No te interesa?— pregunta el confundido — ¿Y si te dejo saber más de lo

que tú quieras?—

Eso me tienta más, podría conocer algún modo de volver a mi planeta.

357
Asiento de mala gana y él se relaja. Quita la bandeja de la cama y se recuesta

nuevamente en ella frente a mí.

— ¿De verdad tienes veinticuatro años?—

Su pregunta me sorprende, creí que trataría de averiguar sobre mi poder.

Asiento con la cabeza y él perece algo incómodo.

— Eres solo una cachorra— dice para sí mismo.

Eso me llena de curiosidad ¿Cuántos años tendrá él?, por su aspecto físico no

parece ser mayor de 29 o 30 años.

Lo miro y señaló con mi cabeza hacia él.

— ¿Yo?— pregunta — ¿Quieres saber mi edad?— yo asiento.

Él acomoda su negro cabello peinándose hacia atrás — Soy algo más antiguo—

dice y parece incómodo con eso. Yo lo sigo mirando esperando una respuesta

más exacta.— tengo 140 años responde—

No puedo evitar exhalar ante esa cifra. No sé ve como un hombre de más de 100

años.

— ¿El chocolate es tu comida favorita?— pregunta él. Cambiando

drásticamente el tema.

Otra vez me desconcierta ¿Para qué quiere saber eso?

Asiento ante su extraña pregunta y él sonríe. No entiendo que es lo que le

sucede, pero ver su sonrisa me hace sentir extraña.

Lo señalo nuevamente y él se aclara la garganta.

— ¿Quieres saber cuál es la mía?— pregunta— Manzanas — responde sin

vacilar ¿Manzanas? De todas las cosas deliciosas que existen elige manzanas.

No es que no sean ricas, pero un hombre musculoso y enorme prefiriendo una

fruta es raro de ver.

— Tú huele a manzanas— me dice acercándome su rostro a mi brazo con su

voz cada vez más ronca.

Su tono de voz me hace sonrojar.

358
— ¿Yo huelo a chocolate?— pregunta mientras levanta su rostro cada vez más

cerca del mío.

— Si— contesto sin pensar envuelta en su deliciosa fragancia.

Pero él se lanza sobre mí y cubre mis labios temerosos de una orden hasta que

veo que su cerebro recibe mi respuesta.

Su comprensión es notoria, pero no sé aparta de arriba mío. Solo se queda

mirando mis labios mientras relame los suyos. Ver sus hermosos ojos, mirarme

con anhelo, me desestabiliza. Estoy tentada a pedirle que me bese. He querido

besarlo muchas veces antes. Todavía recuerdo el episodio en el recinto. Sé que

eso no fue en verdadero beso o tal vez los lycans no conocen lo que es un beso

francés. Al ver sus labios gruesos me imagino lo carnoso que se sentirían entre

los míos.

Él parece estar a punto de besarme y me sorprende lo mucho que espero que lo

haga.

Alguien golpea la puerta y la tensión del momento se rompe.

Él se levanta y camina hacia la puerta abriendo solo una rendija.

— ¿Qué sucede?— pregunta con tono serio y porte de mando.

— Mi rey llegó un mensajero de Diluvio.—

— Voy en seguida, informa a Otis— le ordena Deukarion. Al cerrar

nuevamente la puerta de gira observándome.

— Tendremos que dejar la charla para después— me dice mientras se alista

para salir.

— Espera— le digo al verlo sujetar la puerta, él se detiene ante mi orden

— Desatarme, por favor— él se aproxima y cumple lo que le pido.

— Quédate aquí hasta que regrese — me dice él antes de salir del lugar.

Me levanto y estiró mis brazos pateándome mentalmente por permitirme tanta

cercanía con él.

359
¿Es que no aprendo? No tengo que involucrarme así con él. No importa lo

mucho que parezca querer cuidarme ahora, en cuanto consiga lo que quiera me

descartara, igual que hizo Brad. No puedo confiar en él. Después de todo, sé

que todos los hombres son iguales.

No pienso quedarme a esperarlo, necesito salir de aquí y tomar aire fresco. Así

que me dirijo hacia el armario, pero solo encuentro ropa de hombre. Su ropa

para ser más precisa.

Bien, si la vida te da limones... Pienso mientras tomo las tijeras de la caja de

primeros auxilios y busco entre su ropa algo que pueda customizar para

utilizar. Estoy cansada de los vestidos, necesito ropa más moderna y cómoda.

Es hora de cortar un poco de tela. Me preguntó qué hará el lycan al encontrar su

armario, así de saqueado. No puedo evitar reírme ante la idea.

360
76. Mensaje

— ¿Cuál es el mensaje?— pregunto molesto con la interrupción.

— El señor Arcan está preocupado por los mandatos impartidos por el Beta en

su ausencia.—

Suspiro cansado ante todo eso. ¿Qué está haciendo ahora el idiota de Arístides?

— La situación con los Omegas está empeorando, cada vez más desaparecen sin

dejar rastros.— continúa el mensajero.— el Señor Eunice intento movilizar a la

guardia para realizar una búsqueda, pero el Beta lo detuvo. Las familias de los

desaparecidos intentaron obtener respuestas de sus parientes desaparecidos,

pero el Beta solo los oprimió ordenando a los guardias encerrarlos.—

Maldición Arístides se olvida que no es él quien manda. Esta es una muestra de

porque él no debe ser el Alfa. Es un imbécil sin escrúpulos que está a favor de

las antiguas costumbres de esclavitud. Llevo cincuenta años trabajando para

cambiar eso. Pero el imbécil solo necesito un par de días para revivir viejas

ideas arcaicas y erróneas.

Tengo que volver a Diluvio.

Mirando a Otis que se encuentra en la oficina, pregunto.

— ¿Cuál es la situación con el vampiro?—

— No lo hemos localizado aún, no lo entiendo, es la primera vez que un

vampiro se enfrenta a la fortaleza del monasterio y aun así no se rinde. El olor

de la sangre roja debe estar afectándolo.— concluye Otis — no es seguro dejar

que la reina salga de la fortaleza con una amenaza así y no es la única.— dice

esperando que soporte más malas noticias — en el bosque colindante hemos

divisado una enorme cantidad de Hadas formando una colmena. La reina debe

de estar con ellas y eso significa que su cantidad solo crecerá. Ningún ser vivo

está a salvo en el bosque por el momento. También hemos divisado huellas de

un unicornio herido.—

361
¿El unicornio todavía vive? Es increíble y más considerando que llegó tan lejos

con su herida en un lugar infectado de hadas.

— Parece que todas las criaturas carnívoras y bebedoras de sangre se sienten

atraídas por ella.—

— Ordena a los guardias de las puertas que no dejen salir a la Reina — digo sin

paciencia. Lo conoce lo suficiente a Nice, pero algo si es seguro, está tan loca

como para intentar huir de este lugar a pesar de todos los pronósticos.

No puedo dejar que las cosas en Diluvios empeoren, tengo que volver allí. Pero

no puedo llevarla conmigo.

La idea de separarme nuevamente de ella me molesta. Todavía no logro

conquistarla, todavía no he hecho nada para mostrar mi lado bueno.

— Preparen todo para la expedición, saldremos en dos días — índico.

El mensajero y el guardia que se encuentran en la oficina salen haciendo una

reverencia.

Otis me mira y sin decir nada se aproxima a una mesa donde se encuentra una

botella de licor de mosqueta. Sirve dos copas y me ofrece una.

— Bien — dice él sentándose a mi lado — comienza a contarme todo, necesito

saber que tan grave es — me dice con un suspiro mientras se acomoda en su

silla.

Otis es mi tío, uno de los hombres más leales al servicio de mi padre. Él era la

persona que me salvaba de los peores castigos en mis años de juventud cuando

actuaba como un cachorro estúpido.

Su exilio fue algo muy doloroso para mí. Pero era la única forma de mantenerlo

con vida.

Otis siempre estuvo fascinado con las historias de la diosa Selene, pero más aún

con las historias de los humanos, convencido de que ellos sí existían. Paso

muchos años de su vida investigando sobre ellos, recopilando manuscritos y

libros que le permitieran comprenderlos mejor. Pero a las cabezas de las

362
familias no les gustaba eso. Considerando que se trataba el desvarío de un loco.

Aun así, él continuó y cuando considero tener bastante información lo expuso

en el consejo.

Nada de eso salió bien. Según Otis la diosa Selene era una humana. Esas

palabras cavaron su tumba. Nadie puede denigrar el poder de la Diosa. La

familia de Arístides aprovecho esa oportunidad para pedirme su ejecución y de

ese modo quitarme un pilar en el que siempre conté para apoyarme.

No permito su ejecución, pero a cambio me vi obligado a darle el exilio y

nombrar a Arístides como el Beta de la manada.

— No sé por dónde empezar — le digo probando del licor — he hecho todo mal

con ella —

— Entonces empieza por el principio — me indica mirándome con paciencia.

Le cuento todo lo sucedido con Nice, sin ocultar ningún detalle. Mis malos

tratos, mi deseo hacia ella, todo.

— Creí haberte educado mejor — me dice al final de mis palabras —, pero veo

que eres un gran idiota.— al decir eso siento su mano golpear mi cabeza. Es la

única persona que se atrevería a hacer algo así sin perder su mano.— No

conozco a la reina, pero si algo tengo en claro, es que tendrás que trabajar

mucho para obtener su perdón. Y más aún para ganar su aceptación.—

Me sorprende que me hable de ella de ese modo, él es la persona más

interesada en los seres humanos, pero se refiere a Nice como a su reina, sin

dudarlo.

Tengo mucho que preguntarle, todavía me veo obligado por la orden de Nice a

averiguar cómo podría ella volver a su mundo.

Me giro para preguntarle, pero la puerta se abre bruscamente.

— ¿Qué sucede?— pregunta molesta Otis ante la falta de respeto del guardia

que irrumpe en el lugar.

363
— Señor, lo siento, pero es urgente — dice el guardia disculpándose — la reina

ha salido del monasterio.— informa agitado él.

Me levanto rápidamente — ¿Hacia dónde fue?— pregunto furioso

— Al bosque de los pinos, mi señor —

Al escuchar eso salgo corriendo fuera del monasterio, no importa que sea de

día, las hadas y el unicornio todavía pueden hacerle daño.

Cuando la encuentre voy a mantener a esa testaruda mujer atada a mí.

364
77. Sonido

Al terminar de vestirme sintiéndome cómoda con el resultado obtenido, guardo

el ungüento en mi bolsillo y salgo por la puerta feliz de encontrarla sin llave. Al

frente de ella me encuentro con un guardia y una joven parados. Ellos se ponen

firmes, bajando su rostro al verme.

— ¿Necesita algo su alteza?— pregunta la chica. Ella se ve joven, no aparenta

tener más de 19 años y es muy linda con su largo cabello rubio oscuro y sus ojos

grises. . El guardia, en cambio, lleva cabello negro y ojos verdes, supongo que es

del clan lupus, es tan guapo como todos los que he visto, si un representante de

modelos pudiese contratar a tan solo cinco personas de este mundo se volvería

altamente millonario.

¿Su alteza? Suspiro ante esas palabras, pero bueno, después de todo yo ayudé

en la farsa de la reina, supongo que ese malentendido no se resolverá

fácilmente.

— Solo quiero dar un paseo — le digo a la chica y comienzo a caminar por el

pasillo. Pero me giro al notar sus pasos de tras mío. Al detenerme, ellos también

lo hacen sin verme en ningún momento.

— ¿Sucede algo?— pregunto al ver que me siguen.

— Nada, su alteza — contesta el guardia. Ante sus palabras continuo

caminando, pero ellos vuelven a seguirme.

Me detengo frustrada ante esto.

— ¿Por qué me siguen?— pregunto confusa y avergonzada.

— El rey nos ordenó servirla, su alteza — contesta la chica.

— Ok, pero no necesito nada por el momento, — les digo —, así que ya pueden

irse — les indico.

— Eso no es posible mi señora — contesta el guardia — debemos permanecer

en guardia cerca de usted por si surge alguna necesidad.—

365
¿Qué? Oh, qué bien ahora tengo niñeras. Suspiro ante este hecho y los miro.

Ellos en ningún momento levantan su rostro para verme, pero puedo notar el

rostro de la chica colorado mientras se muerde nerviosa los labios.

— ¿Cuál es tu nombre?— le digo a la chica.

— Me llamo Adelaria, su majestad — se presenta ella bajando más su cabeza.

— Bien Adelaria, voy a pedirte que me digas que es lo que te molesta —

Ella se sonrojan, ante mis palabras y tartamudea al responder — No quise

ofenderla, lo siento mucho, es solo que estoy preocupada por sus

vestimentas.— contesta ella mortificada.

Yo miro mi atuendo formado por una camisa blanca de Deukarion que llega

hasta mis muslos y un cinturón negro que la mantiene unida a mí dándole el

aspecto de un vestido corto. De todos modos, al quedarme muy corta decidí

cortar unos pantalones de cuero negro de Deukarion y ponermelos como unos

shorts por debajo del vestido improvisado. Luego unas medias negras que en

mis piernas parecen bucaneras por su gran tamaño y no llevo zapatos al no

poder encontrar nada que no sea enorme. Al verme en el espejo, me gustó el

resultado obtenido. Me veo moderna, fresca y hasta sexy.

Una de mis piernas lleva la venda que cubre la herida y he atado el cuello negro

de una camisa con encaje sobre ella, dándole el aspecto de una liga. Al ver mi

aspecto me gusta mucho, pero comparándolo con Adelaria supongo que es

demasiado atrevido.

— No te preocupes por mis ropas, me gustan así como están — le digo tratando

de calmarla. Pero el guardia se mueve nervioso.

— Mi señora, temo que al pasearse en ese atuendo corra en riesgo la vida de

todo hombre que se atreva a mirarla.— dice nervioso — incluyendo la mía.—

Suspiro ante eso. No quiero generar problemas.— Bien, — le digo mientras veo

su capa Azul.— préstame tu capa — le digo y él se la quita sin siquiera dudarlo.

366
Al colocarla sobre mi cuerpo todo está oculta bajo la tela de terciopelo. Pero mis

pies siguen descalzos y el piso se siente muy frío.

— ¿Adelaria puedes encontrar unas botas como las de...?— me giro

interrumpiendo mi orden y le pregunto al guardia — ¿Cuál es tu nombre?—

— Me llamo Cicero, su señoría — responde él.

— Bien, Adel, ¿puedes buscarme unas botas como las de Cicero, pero de mi

talla?—

Adelaria mira las botas de Cicero con duda. No me sorprende en sus pies, lleva

unos zapatos de ballet con unos tacones bajos en él. Supongo que la idea de

botas de cuero negro acordonadas cubriendo todos los gemelos, no es algo de

moda entre las mujeres del lugar.

Aun así, ella inclina su cabeza y se marcha en busca de las botas. Dudo de que

lo que me traiga encaje bien en mi pie, después de todo se fue sin siquiera saber

mi talla. Pero después de unos minutos vuelve con unas botas negras como las

del guardia pero completamente nuevas. Se nota por su olor a cuero y el brillo

en ellas. Para mi sorpresa encajan a la perfección en mis pies y son muy

cómodas.

— Gracias — le digo con una sonrisa al ver lo lindas y cómodas que son. Eso

parece sorprenderla porque responde tartamudeando.

— De nada su majestad —

Al comenzar nuevamente a caminar ellos continúan siguiéndome y eso me

molesta. Entiendo que sea su trabajo, pero de todos modos es incómodo.

—Adel, ¿Puedo llamarte así?— pregunto confusa.

— Sí, su majestad — contesta ella con un tono un poco fuerte por su emoción.

— Bien, Adel ven a mi lado — le pido y ella se adelanta parándose a mi

izquierda. Yo agarro mi brazo y lo coloco en jarra, bajo el suyo, haciéndola

sorprender.— Mucho mejor, — digo mientras caminamos — este lugar es

enorme — menciono al bajar por las escaleras con más lentitud que la deseada.

367
— Tenga cuidado, su majestad, su herida podría abrirse — me dice preocupada

Adel mientras ajusta su agarre en mi brazo. Casi pareciera que se debate la

posibilidad de alzarme ella misma para no tener que bajar las escaleras así.

— Estoy bien — le digo.—, pero tengo algo de hambre.

— Ya casi es hora del desayuno — me indica ella — podría sugerirle ir al

comedor a desayunar algo.—

— Me encanta esa idea — le digo.— ¿tendrán algo de chocolate allí? —

pregunto curiosa.

— No es temporada de cosecha todavía, así que solo tenemos mermelada — me

informa ella.

Bien, algo es algo.

Al llegar al comedor veo que es una sala enorme llena de mesas gruesas de

madera oscura y bancos largos en sus costados. Sobre las paredes del lugar veo

banderas con los emblemas de todas las familias y un gran emblema formado

por rosas azules, como los patrones que llevaba Otis en su ropa.

Adel me dirige entre las mesas llevándome a la mesa que se encuentra en el

fondo donde se estan las banderas.

No quiero caminar hasta allí, mi pierna comienza a molestarme, así que la

suelto y me siento en una mesa más cerca de la gran ventana de una pared.

— Su señoría, este lugar no es apto para alguien como usted — me indica

Cicero parado a mi lado.

— Claro que sí, es un banco y una mesa, igual que todas en este lugar — le digo

quitándoles importancia.

Adel me mira nerviosa — Tengo mucha hambre — le digo con emoción y ella

sale corriendo ante mis palabras, atravesando unas puertas a un costado del

gran salón.

— ¿Qué le pasa?— le pregunto a Cicero.

368
Pero él no tiene tiempo de contestar dado que un grupo de personas ingresa al

lugar y comienza a sentarse en las mesas. No sé qué me hace sentir incómoda,

pero me coloco la capucha azul tapando mi rostro y cabello.

Escucho sus conversaciones sin querer hacerlo — ¿De verdad el rey trajo a la

reina a este lugar?— pregunta un sujeto.

— ¿Para qué hacer algo así?— pregunta otro.

— El camino desde Diluvio hasta aquí, este lleno de peligros, debe de tratarse

de algo urgente para que el rey se arriesgaría a traerla.—

— Ni que me digas — señala otro — en mi camino a este lugar recuerdo

haberme cruzado con hadas y un unicornio.— dice temeroso.— esas bestias son

mortales. El olor a sangre los vuelve locos.

— Un guardia de las almenas me indico que incluso un vampiro real los seguía

— dijo otro.

Todos se sorprendieron ante eso. — Espero que la reina se encuentre bien —

indica otro.

Dejo de prestar atención a su charla al ver a Adel volver cargando una enorme

fuente llena de comida. Ella comienza a dejar todos los platos y tazas frente a

mí, sorprendiéndome ante la variedad de alimentos. Estoy por agarrar la taza

que tiene un líquido humeante y un golpe en la mesa me asusta.

Veo a Cicero llevar su mano a la empuñadura de la espada que porta en su

cinturón y lo detengo. No quiero peleas en este lugar.

— ¿Qué es esto?— pregunta el sujeto. Al verlo desde debajo de mi capucha veo

su cabello negro y sus ojos marrones, hay una barba tupida y larga, estilo

vikingo en su rostro y lleva un traje de guardia, pero a diferencia del de Cicero

el suyo posee una pechera de cuero marrón.

El sujeto me mira con asco — No sé a qué te refieres — le respondo.

369
— No te hagas la tonta Omega.— dice él que seas la compañera de un guardia,

no te da derecho a comer antes que uno de nosotros.— indica disgustado y me

arrebata la taza de la mano.

Adel se aproxima a él intentando decirle algo, pero la detengo. Ella obedece al

ver mi mirada fija en ella.

No entiendo qué pasa con los llamados Omegas en este lugar, pero recuerdo a

Core, muy devastada y sumisa por ser una de ellas. Al parecer ser Omega en

este lugar es sinónimo de ser víctimas de los demás. Recordar el temor de Core

me pone furiosa. Este imbécil no tiene ningún derecho mayor a ella. Tendré que

mostrarle su error.

370
78. Unicornio

— No tengo ni idea de quién seas — le digo —, pero o le bajas a la espuma de tu

chocolate o voy a hacer que te comas tus dientes — le advierto.

— ¿Y tú quién te crees que eres para hacer eso? — dice con un tono burlón —

que te revuelques con un guardia no sube tu nivel.— su tono es despectivo y

arrogante. Me encantaría rodearlo con mis espinas para que nunca más se

atreva a tratar a alguien así. Pero no puedo hacerlo. Algo no está bien con la

planta, la última vez que la invoque parecía enferma y me debilitó él usarla.

A pesar de qué odio la idea, prefiero usar mi título falso. Quitándome la

capucha, lo miro.

Su rostro palidece al notar mi cabello corto. Al parecer me reconocen por ello.

— ¡Su majestad!— dice él alejándose y bajando su cabeza.

— ¿Qué tal está mi desayuno?— le pregunto viendo la taza que me arrebato

casi vacía en sus manos.

Él se mueve incómodo notando su error

— ¿Cicere, es está la forma de tratar a una reina en este lugar?— le pregunto a

mi guardia que sonríe al verme entendiendo lo que hago

— No, su majestad contesta él — es una ofrenda grave — señala mientras lleva

su mano a la empuñadura de su espada.

— Oh, — digo de modo exagerado — y ¿Cuál es el castigo?— pregunto

mientras le sonrió al tipo barbudo.

— Cortarle una mano no estaría mal, su alteza — contesta Cicero.

Eso es demasiado cruel, no puedo permitir algo así. Además, no es su actitud

hacia mí lo que me molesta, sino la actitud hacia los Omegas.

— Tengo una idea mejor — le digo al ver el subir en el rostro del sujeto

barbudo. — ¿Cuál es tu nombre?— pregunto.

— Hermes — contesta el nervioso.

371
— Muy bien Hermes, cuéntame ¿Cuáles son las tareas de un Omega en este

lugar?—

— Ellos se encargan de limpiar, cocinar y servirnos — responde nervioso él.

— Bien, en ese caso tu castigo será suplantar a todos los Omegas que se

encargan de trabajar en el comedor — le digo.

Veo la indignación en su rostro. — Si su majestad —, contesta a regañadientes.

Sus compañeros de banco sueltan una pequeña risa al verlo marchar hacia la

cocina.

Al terminar de desayunar decido caminar por el patio donde se encuentra la

hermosa fuente.

Adelaria y Cicere deciden dejarme algo de espacio esperándome cerca de unos

pilares

El lugar es precioso y lleno de verde con plantas que crecen en el tejado de los

techos circundantes que caen en cascada llena de florecillas.

La fuente blanca tiene una hermosa mujer con una roza en su mano. De los

pétalos de la rosa caen pequeños chorros de agua. Esto es relajante, casi me hace

olvidar que estoy en un lugar llena de gente que trataría de matarme al ver mi

sangre.

En un momento siento un sonido fuerte y molesto como uñas sobre una pizarra.

Miro hacia todos lados y me dirijo hacia Ciceres.

— ¿Qué es ese sonido?— pregunto.

— Es el chillido de un Unicornio, su majestad — dice el alerta — será mejor que

vallamos a dentro, esas criaturas son peligrosas.— dice él desenvainando su

espada.

El sonido vuelvo a aparecer y me resulta molesto, pero al mismo tiempo me

llena de pena, casi parece que el animal está llorando.

— ¿Qué le pasa?— pregunto sin moverme del lugar.

— Debe estar herido, — indica Cicere ansioso al ver que no me muevo

372
Su llanto me da mucha pena. Y recuerdo el ungüento en mi bolsillo. Tal vez

pueda ayudarlo.

— Vamos a buscarlo — le digo a Cicere

— Su majestad, eso es peligroso, no puedo permitirle algo así — contesta él.

— Su majestad dio una orden — le dice Adelaria sorprendiéndome con su

apoyo.

Cicere me mira con incomodidad. — Mi señora, si la hiere estaré en serios

problemas — me dice preocupado.

El chillido vuelve a sonar, dudo que sus problemas sean mayores a los del

pobre animal.

— Llévame con él — le digo.

Cicere me guía hasta las almenas dónde se encuentra la gran puerta, pero duda

antes de llegar allí

— Mi señora al menos déjeme armar un grupo de guardias para que sea más

seguro — solicita él — allí a fuera está lleno de peligros.—

Lo que me dice es lógico así que asiento.

— Muy bien quédese, aquí, traeré a un grupo de lycans para escoltarla — me

indica y comienza a correr hacia un puesto de seguridad situado una calle

arriba.

— Venga su majestad, me dice Adelaria — no perdamos tiempo — Cicere nos

encontrará a fuera — me indica mientras me guía hacia la puerta.

Los guardias la detienen allí — ¿Por qué motivo desean salir del monasterio?—

pregunta el guardia.

— Iremos a recolectar hongos — miente Adelaria sin dejarme responder. Creí

que era una chica sumisa, pero al parecer sabe cómo revelarse, aunque sus

manos no dejan de temblar. Los guardias no me reconocen dado que llevo la

capa de Cicere.

373
— No se aparten del sendero marcado — índica el guardia que luego de

mirarnos y abrir una puerta de servicio.

Adelaria me guía por el camino hasta que terminamos de bajar el alto donde se

encuentra el monasterio.

El camino se encuentra señalizado con piedras blancas que forman un sendero.

Al girarme y ver el monasterio me sorprende ver lo grande que es, casi parece

una ciudad.

Adelaria me guía y comienza a apartarse del camino, eso me resulta

sospechoso, pero tal vez es solo rebeldía, de su parte, caminamos unos veinte

minutos rodeando la entrada del monasterio. El chillido del animal vuelve a

sonar y Adelaria se encoge de miedo mirándome.

— No creo poder ir a verlo — me dice asustada — prefiero esperarla aquí.—

indica temerosa.

— Tranquila, espérame aquí — le digo mientras sigo el ruido del chillido

adentrándome en el bosque.

Las ramas de los pinos comienzan a aparecer quebradas y colgando de los

troncos, algo parece haber hecho eso, el suelo tiene grandes manchas humedad

de sangre azul. El sendero de destrucción me lleva al origen del chillido.

Cerca de una roca, tumbado encuentro al animal. No se parece en nada a los

unicornios de los cuentos, salvó por el hecho de poseer un cuerno, aunque es

tan largo como una espada.

374
79. Ungüento

La bestia es tan grande como un caballo, pero su hocico se asemeja al de un

tigre dientes de sable. Su pelaje negro brilla bajo el sol que se filtra entre las

hojas de los árboles y posee una cola similar a la de un león. A pesar de que sus

patas sí son similares a las de un caballo. A su alrededor alcanzo a ver

cadáveres destrozados de esas horripilantes Hadas. Lo veo chillar ante el dolor

de una de sus patas que sangra.

Todo humano sabe que la herida en las patas de los caballos es mortal, llevando

al dueño del animal a sacrificarlo para evitarle el sufrimiento e intenso dolor. Al

oírlo chillar veo que aquí debe de ser igual, el animal está sufriendo y a pesar de

lo aterrador que parece ser me retuerce el pecho verlo así.

Al acercarme más, el animal trata de incorporarse mirando hacia mí mientras

gruñe como una pantera enojada enseñando sus colmillos. Me detengo al

instante. Esto no es una buena idea. Esa cosa podría arrancarme una mano de

un simple mordisco.

Los ojos felinos y hundidos en su rostro huesudo y de un claro color marrón me

observan mientras me gruñe.

Lo veo olfatear el aire y por algún motivo detiene su gruñido, relajando su

cuerpo herido, se vuelve a recostar entre las hojas secas de un pino.

Maldita sea mi curiosidad de bióloga porque a pesar de ser consciente de la

amenaza me aproximó al Unicornio.

El animal ya no gruñe, solo emite un chillido de dolor.

Me agachó y observo su pata herida mientras saco el frasco de ungüento de mi

bolsillo.

Esto es una pésima idea, me digo mientras coloco un poco de ungüento en mis

dedos y me acerco a ponerle en la herida.

Pero el animal se altera al notar mi cercanía y se retuerce gruñendo.

375
La sorpresa incrementó mi miedo y retroceso cayendo de bruces en el suelo.

Una de mis manos cae sobre uno de los cadáveres de hadas esparcidos,

clavándome una de sus garras en la palma, haciéndome sangrar.

Me quejo del dolor y sostengo mi mano mirando enojada al unicornio. Si

hubiese aceptado mi tratamiento, esto no hubiese pasado. Pero al verlo tendido

y miserable suspiro y vuelvo a acercarme a su herida con ungüento en mis

manos. En esta ocasión él se queda quieto mientras yo distribuí la pomada en

su herida rápidamente para evitar que me muerda ignorando las manchas de

mi sangre que dejó en el proceso por mi herida.

Al terminar me aparto lentamente y caminando hacia atrás para evitar que me

ataque por sorpresa.

— Apártate de él — escucho la voz de Deukarion desde mi espalda mientras se

aproxima rápidamente hacia mí. — ¿Qué haces aquí a fuera?— me dice el

furioso.

— No podía dejarlo sufrir — le digo señalando al Unicornio.

Él me mira perplejo — ¿Dejarlo sufrir? ¿Sabes siquiera de lo que es capaz esta

bestia?— me dice indignado.

— Ese no es motivo para dejarlo sufrir — le digo — está herido, yo solo quiero

ayudarlo —

— Ya sabía de su herida, aun así no debiste salir sola a ayudar a una bestia

sedienta de sangre — me grita.

— ¿Tú qué sabes? Ni siquiera has visto su herida —

— Lo sé porque yo fui quien se la hizo— responde sin paciencia — y casi

muero al hacerlo — añade.

— No debiste herirlo — le digo empujándolo enojada, aunque su cuerpo ni

siquiera se movió.

Mi gesto parece enfurecerlo — tienes razón, debí matarlo — me dice con

frialdad —, pero voy a arreglar ese error — indica mientras desenfunda una

376
espada y se aproxima al animal que aunque lo intenta no puede moverse para

escapar o defenderse.

Veo a Deukarion levantar su espada para darle una estocada mortal al animal.

— Detente — le ordeno con un grito — no lo dañarás, ni ahora ni nunca—

Veo a Deukarion apartarse del unicornio en contra de su voluntad con furia

contenida ante mi orden.

— Cometes un error — me dice él mirándome a los ojos.

— No vas a matarlo, ni tú, ni nadie — le aclaro.

— No puedes decirme cómo dirigir a mi gente — dice fríamente.

— Ponme a pruebas — le digo.

No fue buena idea, al siguiente minuto lo tengo encima de mí acorralándome

con un tronco de pino tapando bruscamente mi boca.

— No juegues con mi paciencia — me advierte — no soy un hombre paciente.

Con el movimiento de su empuje mi capa se desprende cayendo a mis pies y

revelando mi atuendo

Él me mira confuso.

— ¿Qué traes puesto?— pregunta con enfado, aunque su voz jadeante al notar

mis piernas. — ¿Esa es una de mis camisas?

Su mano libre baja por la camisa rozándome de un modo que me altera y mis

pezones sobresalen notorios tras la tela.

Lo veo jadear mirando mis pechos.

— ¿Saliste vestida de ese modo?— pregunta molesto.

Yo niego con la cabeza y levanto un poco la camisa con mi mano mostrándole

mi short hechos con sus pantalones de cuero.

— Maldición mujer — dice él entre jadeos — ¿Qué llevas puesto?—

Si tono de voz se vuelve rasposo y jadeante provocando calor en mi cuerpo.

377
80. Tentación

Encuentre a Nice cerca de la bestia, demasiado cerca para mi maldito gusto.

Fue un milagro haberla encontrado antes que las Hadas, no entiendo cómo

terminó sola en este lugar, cuando le fue asignada una doncella y un guardia

para sus necesidades.

Debí matar al unicornio cuando tuve la oportunidad. Aunque es un error que

pienso remediar lo antes posible.

O al menos eso pensé hasta que escuche la orden de ella impidiéndome

matarlo. Estoy comenzando a odiar el maldito estro, no importa que tan

sagrado sea.

Por lo menos tengo métodos para controlar sus órdenes, aunque dichos

métodos incluyen mantenerla amordazada y atada. Dudo que algún lycans allá

tenido que usar ese truco antes. Por lo general, las compañeras suelen ser

receptivas y piadosas con sus órdenes, algunas incluso nunca llegan a usarlas. Y

mucho menos como Nice, sus órdenes me desquician desde pedirme que me

meta mis riquezas en el trasero hasta pedirme que me exponga bañándome

frente a ella. No es que me moleste mostrarle mi cuerpo, después de todo cada

una de mis fibras le pertenecen. Pero la situación fue descarada y una tortura

para mí. Sus ojos recorrían mi cuerpo con asombro y deseo. Por lo menos mi

físico no es algo que le desagrade. Pero de todos modos me aparta de ella

haciendo mal uso de sus órdenes, obligándome a tomar la decisión de tapar su

boca y atar sus manos para evitar escuchar una orden que podría complicar

más mi trabajo de mantenerla con vida y convencerla de aceptarme.

No tenía ni idea que verla en esa situación podría excitarme tanto. La imagen de

ella, sonrojada, cubierta solo por una toalla mientras se encuentra así de

restringida, mantiene una irrigación constante hacia mi miembro, dotándome

de un incómodo dolor constante.

378
La criatura me mantiene en un estado de deseo constante, todo lo que hace me

resulta atractivo.

Pero ella mantiene una barrera impidiéndome acercarme. Es notorio que no

confía en mí, sé que no me lo he ganado, pero de todos modos estoy

empezando a creer que tal vez nunca lo haga. Su problema de confianza va más

allá de mis reprochables acciones. Creo que aunque mi actuar hubiese sido

diferente de todos modos obtendría su rechazo.

Y creo saber cuál es la razón.

Al verla diciéndome cómo actuar con mis hombres, mis alarmas se encienden,

yo soy el alfa, no acepto la decisión de nadie más que la mía y mucho menos de

una hembra.

La capa que cubría su cuerpo se cae en ese instante revelando su cuerpo

— ¿Qué traes puesto?— pregunto sorprendido al notar lo poco que cubre su

cuerpo, las prendas que lleva, nunca creí que ver unas piernas, así de

descubiertas podría excitarme tanto y lo peor es que lleva puesta una de mis

camisas. Ni siquiera imaginando lo podría terminar con una imagen de hecho

tan jodidamente sexy — ¿Esa es una de mis camisas?— pregunto complacido al

verla portar mi aroma. Mi mano viaja sola por la tela rozando débilmente su

cuerpo mientras uno de sus pezones se endurece frente a mis ojos, la imagen

genera palpitaciones en mi entrepierna

— ¿Saliste vestida de ese modo?— le digo molesto, una simple brisa podría

revelar su cuerpo a otros machos. Eso sería una masacre segura. Nadie puede

verla así más que yo. Nadie.

Ella niega tímidamente con mi mano, aun presionando sus suaves labios y

levanta la camisa, mostrándome una porción de pantalón negro que solo cubre

su ingle. Por todos los dioses, eso es peor que ir desnuda. Ver la tela negra

cubriendo sus partes me tientan a desgarrarlo con mis dientes para poder

alimentarme de su fruto

379
— Maldita sea mujer ¿Qué llevas puesto?— pregunto asombrado por su

atuendo tan jodidamente revelador.

La tentación de poseerla es enorme, pero no puedo hacerlo, no sin su

consentimiento. Tengo que concentrarme, estamos en un jodido bosque lleno de

hadas y con un unicornio a metros de nosotros.

— Hablaremos de tu ropa después — le indico — por ahora volveremos al

monasterio y me explicarás cómo fue que terminaste en este lugar — le indico

templando mi mente. Tratando de ignorar mí deseo.

— Señor — grita un guardia del grupo que me acompaño hasta aquí — será

mejor que nos apresuremos un grupo de hadas está cerca.

— Escúchame con atención, si quieres mi ayuda para volver a tu mundo,

tendremos que trabajar en conjunto — le indico— y sobre todo tienes que dejar

de ordenarme cosas que me complican mantenerte con vida — le aclaro. — Así

que ahora soltaré tus labios y no dirás nada hasta que estemos solos en el

monasterio —

Ella asiente mirándome a los ojos

— Señor están aquí — grita el guardia.

Maldición, no podremos salir sin acabar con esos engendros antes.

— Quédate cerca de mi — le indico y desenfundó mi espada. Recojo la capa y la

coloco en su cuerpo tapando hasta el último rincón. Ella suelta una riza ante mi

acción. Pero se detiene cuando la enfrentó.

Caminamos hacia donde están los hombres que me acompañaron.

— Manténganse firmes y no dejen que los hieran — les ordeno a mis hombres

que preparan sus arcos y flechas apuntando hacia el sonido de aleteo de las

hadas.

Nice se encuentra en el centro de un círculo de guardias que la custodian y la

veo admirar como los guardias derriban a las primeras Hadas con sus flechas.

380
Noto como sus ojos brillan llenos de admiración ante la arquería de los hombres

y eso me llena de envidia.

Yo también soy bueno con el arco, incluso mejor que ellos, pero no puedo

mostrárselo en este momento. Aun así, el arte de la esgrima es mejor para

demostrar poder y refinamiento, así que me adelantó a mis guardias con mi

espada en mano y comienzo a cortar a las malditas hadas con cada estocada. Al

cabo de unos minutos ya no hay ninguna con vida.

— Regresemos al monasterio — ordeno limpiando la hoja de mi espada y

envainándola.

Al buscarla con la mirada la encuentro viéndome con brillo en sus ojos. Una

sonrisa se forma en mi rostro. Satisfecho con su atención. Mira todo lo que

quieras criatura. Aprecia mi fuerza y habilidad en el combate. Y ten por seguro

que cuando por fin seas mía te mostraré mi destreza y habilidad en otras áreas.

381
81. Beso

Al terminar la pelea con el grupo de esas horribles criaturas llenas de dientes

filosos y largas garras. Deukarion se aproxima a mí.

— Voltéense, les ordena a los guardias y bruscamente quita la tela de encaje que

cubre mi venda revisando mi herida.

— El olor de tu sangre expuesta al aire atrae a las hadas — me explica —, pero

tu herida ya no sangra.— dice confuso y su rostro refleja furia al notar la palma

de mi mano gotear por la herida que me hice al tropezar.

— Fue un accidente — le digo sosteniendo mi mano en mi pecho — me tropecé

y...— no me dio tiempo a más explicaciones y cubrió mi boca con la tela de

encaje atándola fuertemente.

— No debiste salir del monasterio — me dice apretando sus dientes por la furia.

Deukarion me toma del brazo llevándome de nuevo hacia el monasterio. Él no

dice nada, solo tira de mí llevándome hasta el dormitorio ignorando las

palabras de los guardias. Al encontrarse con Otis él me ve escandalizado al

encontrarme sometida de este modo, pero Deukarion detiene sus palabras y le

ordena que vaya en busca de mis escoltas. Su tono de voz me indica que están

en problemas. Pero yo no creo que ellos sean los únicos. El enfado del Lycans es

evidente y maldita sea que se ve sexy enojado. Eso me pone nerviosa.

Al llegar a la habitación me suelta y cierra bruscamente la puerta. Intento

quitarme la mordaza de la boca, pero él me mira fijamente.

— No me obligues a atarte — me indica. Sé que puede hacerlo incluso antes de

que destape mi boca, así que levanto las manos tratando de calmarlo, indicando

le que no diré ninguna orden con señas.

Al ver que no se mueve me quito la mordaza.

— Esto no era necesario — le digo con calma — no estoy tratando de escapar —

aclaro.

— No — dice él acercándose a mí — solo tratas que te maten.—

382
— Nadie iba a matarme — refutó — y yo puedo cuidarme sola — le digo

enojada por su actitud.

Él suelta un jadeo de indignación.— Estoy muy seguro de que no puedes — me

dice apretando sus dientes — por eso me cabrea que salieras de ese modo.—

dice mirándome — fue infantil e irresponsable de tu parte — me dice

mirándome de forma condescendiente.

— No es así, Yo accedí a qué Ciceres armará una guardia para escoltarme — le

digo.

— ¿Entonces porque saliste sin ellos?— me grita frustrado.

— Adelaria me dijo que estaríamos bien, ella me indico el camino y todo — le

contesto igualando su enfado.— y no vuelvas a gritarme — le gritó en su cara

— perro estúpido.—

El enojo caldeo nuestros cuerpos y al oír mi orden seguida del insulto vi un

repongo de furia en el que mirando mis labios se lanza hacia mí besándome por

sorpresa sosteniendo mi rostro mientras devora mi boca sin piedad alguna.

Su beso es tan sorpresivo y carnal que mi cuerpo lo acepta por reflejo, dejándolo

consumirme hasta que mis pulmones comienzan a quemar en busca de aire.

Estoy furiosa con él, pero quiero más, sus labios cálidos y carnosos me

enloquecen. Pero necesito aire y él no parece querer apartarse, así que lo

muerdo. Él se aparta lo suficiente para que pueda respirar y me mira con

arrepentimiento. Debió interpretar mi mordida como un rechazo porque

comienza a apartarse. ¡No! No quiero eso, necesito más de esos besos. No sé por

qué y en este momento no me importa.

— Lo siento — me dice apartándose de mí — no volveré a actuar de ese

modo.— me aclara. Y comienza a caminar hacia la puerta.

— Quédate quieto — le ordeno con mi respiración aún acelerada. Lo veo

obedecer — ven aquí — le indico

383
Cuando está en frente mío soy consciente de lo enorme que es. No podría

besarlo a menos que él se inclinará.

Veo culpa reflejada en su rostro, él cree que actuó mal. Tal vez piense que su

beso me recordó a su tortura en la sala de cirugías. Sí, lo hizo, pero no por lo

malo de aquel entonces. Desde ese momento siempre me pregunté que sería ser

besada por alguien como él y nunca pensé que sería tan jodidamente bueno.

No solo por su técnica, sino por el hecho de ser una sorpresa brusca y carnal. Yo

no puedo besarlo por mi cuenta, no me atrevo a ello, pero no necesito hacerlo.

— Bésame — le ordeno con voz vergonzosamente ronca y veo la sorpresa en

sus ojos.

Su cuerpo sigue mi orden y vuelve a besarme, solo que esta vez su beso es

suave y tierno, moviendo en mi interior cosas que no puedo permitirme otra

vez. Me aparto y lo miro enojada — así no — le digo molesta con la angustia

que su ternura ha provocado en mí.

Me aparto de él, molesta conmigo misma por ser tan tonta. Pero él sujeta mi

nuca con su mano y me gira para devorarme la boca. Su beso es carnal y lleno

de deseo, es un beso sin consecuencias a futuro, solo una acción mecánica

empujada por la lujuria, eso es algo que sí puedo manejar. Este beso no promete

nada, solo disfruta el momento, así que lo acepto y me uno a él entrelazando mi

lengua a la suya mientras llevo mis manos a su cabeza, enredando mis dedos en

su suave cabello mientras tiro más cerca.

El deseo me descontrola y me aparto tomando aire mientras él muerde de

forma carnal mi barbilla. La fiebre del acto me guía y busco su cuello

lamiéndolo y chupándolo mientras el jadear ante mi tacto. Él presiona mi

cuerpo contra el suyo y puedo notar su erección entre nosotros, mientras me

abraza recorriendo mi espalda con sus manos.

384
La sensación de su dureza y calor me hacen jadear, pero también me indican

que debo parar. Una cosa es un beso, pero esto está escalando a más que solo

eso.

385
82. Placer

No debí perder el control de ese modo, pero no pude evitarlo, sus labios eran

un imán tirando de mi cordura para ser devorados. Al oírla llamarme perro, la

furia rompió mi control y mi instinto se aprovechó de ello, devorando sus

dulces labios. Su sabor frutal no tiene comparación alguna. Ya no puedo

contenerme y la beso de forma desaforada sosteniendo su nuca para evitar su

rechazo. Mataría hadas a cada hora del día si con ello recibo uno de sus

enloquecedores besos.

Ella se queda inmóvil hacia mi beso, pero noto que se vuelve más receptiva

llenándome de alegría al poder tomar sus labios. Pero eso cambia cuando noto

sus dientes clavarse en mis labios de igual modo que en el recinto de Arcan. Eso

me consterna, no quiero que se vea obligada a aceptarme, no puedo hacer eso,

no importa cuánto lo deseé. Así que me aparto viendo sus labios hinchados ante

mi brusquedad.

No debí hacer eso maldita, sea, ella no merece mi mal trato. Sus labios no

deberían ser tratados de ese modo. Verla, me llena de vergüenza

— Lo siento — le digo apartando la mirada — no volveré a actuar de ese

modo.— le aclaro mientras me aparto de ella saliendo de la habitación.

— Quédate quieto — me ordena antes de que pueda abril la puerta. Mi cuerpo

obedece y yo suspiro. Supongo que no dejará las cosas así y es lo justo. Yo la

dañé, no estaría bien irme sin pagar por ello — ven aquí — ordena. Y mis

piernas se mueven acercándose a ella. No me atrevo a mirarla.

— Bésame — me ordena y mi cerebro procesa su orden después de que mis

labios envuelven los suyos.

No esperaba esto. No entiendo cómo funciona su mente, pero no puedo

desaprovechar esta oportunidad, necesito demostrarle que quiero cuidarla,

necesito que entiendo que destruiría este mundo solo por tenerla a mi lado. Mis

besos dicen mucho sin necesidad de hablar, pero ella parece confusa y hasta

386
molesta apartándome de mí, viéndome con sus ojos brillantes al borde de las

lágrimas. ¿Qué hice mal? No quiero verla de ese modo su tristeza es tangible.

— Así no — dice ella apartándose de mí.

No quiero que esto acabe noto como vuelve a cerrarse a mí dejándome fuera de

sus planes. No puedo permitir eso. No entiendo por qué no quiere mi ternura.

Pero si es pasión lo que busca no voy a contenerme, así que la sujeta y la atraigo

de nuevo a mí besándola con vehemencia. La siento jadear ante mis labios

mientras su lengua acaricia la mía. Esto es el paraíso, su dulzor y suavidad me

embriagan y calientan mi cuerpo de un modo intoxicarte. Sus manos se enredan

en mi pelo, empujándome más aún hacia su boca, consumiéndome sin tímida

alguna. Mi instinto está feliz por la lujuria del momento, gobernando mis

acciones a cada paso mientras nos besamos desaforadamente.

Siento sus labios apartarse de mí tomando aire de forma jadeante mientras me

muero por volver a besarla mordiendo su fina y blanca mandíbula sin poder

contener mi deseo. Ella aparta sus labios de mi rostro y cuando creo que va a

detener todo, la siento lamer mi cuello. Su caricia húmeda conecta con mis

nervios generando sensaciones que viajan directo a mi entrepierna. No puedo

parar de jadear mientras disfruto de su tacto acariciando su espalda. Sus

lamidas se profundizan de un modo salvaje entre besos y chupetones que

torturan mi cuerpo. No puedo evitar presionarla junto a mi cuerpo a pesar de

mi hombría despierta.

Ella parece notarlo y comienza a apartarse de modo reticente, intentando

calmar su lujuria. Cuando veo su rostro noto su deseo. Nunca creí que una

compañera sería capaz de darme tanto placer. Intento besarla nuevamente, pero

ella me detiene.

— Basta — ordena aún agitada con todo lo sucedido.— necesito parar esto —

dice ella mirándome con agobio.— Vete — ordena apartando su vista.

387
¡No! ¿Por qué me aparta? No debería permitirlo, sus muros están frente a mí,

solo necesito demolerlos, estoy tan cerca ¿y ella espera que me aparte?

— Nice — la llamo para intentar hablar sobre esto.

— ¡Vete! — me grita dándole la espalda.

No puedo intentarlo, ahora estoy lleno de frustración por lo ocurrido. Mi

carácter me indica que no será una conversación amistosa. Así que obedezco y

salgo de la habitación. En el pasillo dos guardias esperan a por mí y apartan la

mirada al notar mi estado físico. Maldita sea voy a tener que pasar el resto de la

tarde empalmado como un adolescente.

Me acomodo mientras les hablo — ¿Qué sucedió con sus escoltas?—

— Señor, el guardia de la reina está en el despacho del señor Otis — me informa

el guardia. Me dispongo a ir para allá, pero antes me detengo para darle

indicaciones.

— Se quedan pegados a la reina sin importar que pase — les ordeno — el

primero en alejarse más de dos metros de ella se la vera conmigo — tras mi

orden dejo salir mi dominio aplastando su presencia con él. — ¿entendido?—

— ¡Sí, mi señor!— gritan ambos guardias mientras se paran rígidos

flanqueando la puerta de la habitación.

Al llegar a la oficina de Otis encuentro al guardia de rodillas y esposado.

El sujeto me mira con temor y entiendo por qué mi humor en este momento no

es nada bueno.

— ¿Por qué te apartaste de su lado?— pregunto sin protocolo alguno.

El guardia tiembla ante mi pregunta — Señor, lo siento mucho, mi señor — dice

mirando el suelo — no fue mi intención, intenté disuadirla de salir de la

fortaleza, pero ella no escucho consejo alguno y me ordeno llevarla a fuera —

— ¿Ella te dijo para qué quería salir?— pregunto y lo veo palidecer.

— Escucho el chillido de un unicornio herido y quería ir a verlo — responde él

entre tartamudeos.

388
— ¿Y aun así la dejaste salir?— Pregunto con calma — ¿Eres idiota?— mi calma

al hablar parece incrementar su temor.

— Lo siento, — dice — la convencí de que saliéramos con una guardia mayor,

pero al terminar de armarla ella ya no estaba y su doncella tampoco.—

— ¿Quién era su doncella?— pregunto

— La doncella era Adelaria — responde Otis — una Pambasileus. —

Al oírlo espero lo peor

— No hemos podido localizarla por el momento — índica Otis —, pero será

cuestión de tiempo para que el escuadrón de rastreo lo haga.—

Esto solo puede ser obra de Aristóteles. Si estoy en lo cierto voy a desollar al

cabrón en el medio de la plaza para que todos lo vean.

389
83. Marca

— Busquen bien a la doncella y llamen a quien la designó para cuidar a la reina

— ordenó — el hecho de que sea de la familia de Arístides solo me genera más

sospechas.—

— ¿Qué deseas que hagamos con el guardia?— pregunta Otis.

— Se quedará a custodiando la muralla externa durante tres lunas — ordeno

mientras los guardias se lo llevan.—

Cuando estamos solos con Otis él comenta — Ciceres cometió un error, sin

lugar a dudas, pensé que su castigo sería aún peor — indica — aunque me

alegra que no lo fuera. Viniendo de ti debe de ser por algo bueno que me

imagino te ocurrió.—

Me dice señalando mi camisa a medio desabrochas y arrugada. Al parecer Otis

piensa que las cosas con Nice están avanzando, aunque yo no lo veo igual.

Después de todo, ella me alejo otra vez.

— No es lo que piensas — le digo frustrado — mi ropa está así por la caza de

las Hadas — le indico.

— ¿Y tú cuello también está así por las hadas?— pregunta arqueando una ceja.

¿Mi cuello? ¿Qué tiene mi cuello? Me aproximó a un espejo redondo colgado en

la pared e inspecciono mi cuello encontrando en él una marca azulada dónde

Nice me beso. Ella, me marco con sus labios. Trazo mis dedos por la marca sin

poder creer en lo que ven mis ojos, y recordando cómo fue que eso llego allí.

Necesito aclarar mi garganta antes de hablar — No sucedió nada — le digo.—

ella me apartó antes de ello.— le cuento a Otis.— algo en ella le impide

entregarse, creo que no confía en mí.—

— Y ¿Por qué debería de hacerlo?— pregunta Otis ganándose una mirada de

furia de mi parte — no te ofendas, pero no es que hicieras mucho para ganar su

confianza.—

390
— De todas formas, nada de lo que haga cambiará su rechazo — le digo aún

frustrado — ella no quiere entregar su corazón nuevamente —

— ¿Te refieres al dichoso Ex? — Pregunta él recordando nuestra conversación

— crees que sigue sintiendo algo por ese él?— pregunta Otis

— No lo sé — contesto — ella perece que sufrió mucho cuando estaba con el —

No sé qué hizo ese humano, pero si entiendo que él es la causa de que ella ni

siquiera contemple la opción de mi cortejo.

— Pues una cosa es cierta, ella te desea, de otro modo, no te marcaría de esa

manera— señala Otis — tu trabajo será convertir ese deseo en algo más —

Eso suena fácil. Obviamente, Otis no conoce a Nice.

Necesito pensar en otra cosa. Esto no parece llegar a ningún lado.

— ¿Enviaste mi mensaje a Arcan?— pregunto apartándome del espejo.

— Lo hice y él ya respondió — me informa — al parecer ya está en camino

hacia aquí con alguno de sus mejores hombres — índica — ¿En verdad piensas

dejarlos aquí para que le den caza al vampiro?—

— Es lo más urgente — contesto — ese bastardo parece obsesionado por la

sangre de Nice — No permitiré que me la arrebaten como hicieron con mi

madre —

— No será así, por lo que mencionaste Nice tiene poderes defensivos — apunta

— aunque por alguna razón no me dijiste cuáles son —

Hay una razón para ello, temo de su reacción cuando sepa que Nice puede

manipular un rosal y no cualquier rosal sino el mismísimo rosal sagrado

entregado por la diosa Selene según las escrituras sacras.

Los hombres que viven en este monasterio adoran al rosal. Son los únicos con

permiso para podarlo cuando su crecimiento lo requiere y son ellos quienes

producen nuestros ungüentos sanadores. No todos los Lycans pueden curarse a

sí mismos al tomar la forma de batalla, solo los más antiguos y fuertes lo hacen.

Y el alfa claro está. El resto depende de las propiedades del ungüento para

391
sanar. Aunque en los últimos años se ha vuelto un bien escaso debido al poco

crecimiento de la planta.

No sé cómo tomará Otis y los hombres consagrados el poder de Nice. Confío en

él, pero no confío en los demás. Obviamente, Arístides tiene sus dedos metidos

en todas partes y si mi pensamiento es correcto, el bastardo planea matar a Nice

con el fin de acabar conmigo. Es una maldita rata rastrera.

Mis ganas de acabar con él aumentan cada vez más, pero en mi situación actual

no puedo permitírmelo. Las familias ya rechazaron a Nice al saber que era

humana, si bien no la mataron por respeto al rosal sagrado que creció bajo sus

pies, eso no indica que la aceptarán como reina. Y ella no es una Lycans, no

puedo compartir el dominio del Alfa con ella para que los mantenga en su

lugar. El trono Lycans podría ser una sentencia de muerte para ella. Todo aquel

que desee mi trono irá por su cabeza y no solo hay Lycans de Diluvio en la lista,

gorros rojos, vampiros y Lycans desertores ponen en riesgo su vida a cada

latido.

Ni la familia de Arístides, los grises, ni la familia de Pria, los rojos, aceptarán a

Nice como reina, y eso solo significa una cosa, los lupus y los Albus tendremos

que ir a la guerra contra ellos. No quiero eso, no me agrada la idea de ver a mi

gente luchando entre sí. De por sí ya somos un número reducido debido a los

pocos emparejamientos en las últimas décadas y al bajo nacimiento de Lycans

hembras. Hacer que nos matemos entre nosotros pone en peligro nuestra

existencia. Mientras menos seamos nuestros enemigos externos, más nos

atacarán.

— ¿Y bien?— pregunta Otis interrumpiendo mis pensamientos — ¿cuál es su

poder?— a pesar de la calma de su voz, veo ansiedad en sus ojos. Me preguntó

cómo reaccionará al verlo.

— Haré que te lo enseñe — le digo —, pero será mejor que estés en guardia, no

tiene control alguno sobre él — le informo.

392
— No me dañará, puedes quedarte tranquilo — me indica.

— No es tu bienestar el que me preocupa — le indico — en uno de sus últimos

despliegues ella casi resulta herida.— le aclaro — no sé por qué o como es que

funciona, pero tú deberás ayudarla — le indico.

— ¿Yo?— pregunta sorprendido — me alagas mucho querido sobrino, pero

¿Por qué crees que yo puedo hacer eso?—

— Lo sabrás cuando lo veas — respondo.

393
84. Reproche

¿Por qué lo besé? Fue una pésima idea hacer eso. ¿Por qué soy tan tonta? ¿Con

qué cara lo enfrentó ahora?

No puedo dejar de reprocharme mi error mientras pataleo en la cama gritando

sobre la almohada.

Y así me encuentran Deukarion y Otis al abrir la puerta.

— Regresaremos en otro momento — dice avergonzado Otis mientras comienza

a retirarse.

Me siento en la cama aun con mi cara roja por el bochorno de aquello.

— No — le dice Deukarion a Otis deteniendo su huida — será ahora —

— ¿Qué es lo que pasará ahora?— pregunto confundida evitando verlo a la

cara.

— Necesito que le muestres tu poder — me dice él aclarando su garganta —

después de que te vistas de forma adecuada.— añade.

¿De forma adecuada? — estoy bien vestida — le discuto defendiendo mi

atuendo. Sé que es algo revelador, pero es más cómodo que esos pesados y

largos vestidos.

— No, no lo estás — me discute él — no saldrás de este lugar vestida de ese

modo —

— Ja, y ¿quién va a detenerme? ¿Tú?— le digo poniéndome de pie molesta con

su estúpida censura arcaica — yo elijo que vestir te guste o no — le digo.

— ¿A qué han venido?— le pregunto a Otis. Escucho a Deukarion tronar los

huesos de sus puños, molestó ante mí actuar.

— No me hagas repetirlo — me dice él — Cúbrete —

— Y dime ¿Por qué te importa tanto?— le digo molesta

— Porque me tientas a poseerte incluso aunque no estemos solos — contesta él

avergonzándome al notar que lo dijo cumpliendo mi orden. Él me mira furioso

ante esto y yo solo puedo enrojecer de la vergüenza.

394
Otis aclara incómodo su garganta — será mejor que busque algo de ropa para la

señorita Nice — dice mientras se aleja saliendo de la habitación.

— Ten cuidado con tus órdenes — me dice él, viéndome fijamente. Yo aparté la

mirada, no puedo soportar la intensidad de sus ojos al verme después de todo

lo sucedido.

— No te preocupes — le digo nerviosa — ya solo quedan tres días de mi ciclo

— le informo.— ya no te verás obligado a obedecerme y para el próximo espero

ya no estar en este lugar — le digo.

Él se remueve incómodo, llevando su negro cabello hacia atrás con sus dedos

mientras suspira.

— No deberías irte — me dice él.

— No voy a hablar de eso contigo — le digo cortando sus palabras.— dile a Otis

que lo espero abajo.—

Él me mira confuso — ¿Para qué?—

— ¿No esperaras que le muestre mis poderes en una segunda planta? A menos

que no te importe destruir gran parte del piso del primer y segundo piso

claro.—

Él comprende mi lógica, al parecer no pensó en eso.

— Primero cámbiate — me dice nuevamente y justo en ese momento Otis

vuelve con un vestido en sus manos y unos zapatos en la otra.

Es un vestido lindo y dulce como el de una princesa de Disney de color lila con

encaje azul. No es para nada mi estilo. Pero tiene potencial si le cortará algunas

partes.

— Bien le digo mientras recojo el vestido — quédate con los zapatos, estos son

más cómodos — le indico señalando las botas estilo borcego caña alta.

Escucho a Otis reír mientras entro al baño.

395
Me quito la camisa y deslizo el vestido por mi cuerpo. No es pesado, pero no

me siento muy cómoda en él. O tal vez solo es mi enojo por tener que obedecer

a Deukarion.

Al verme en el espejo, parezco una versión casera de un cosplay de Rapunzel

después de cortarse el cabello. Suspiro ante eso y salgo a enfrentar a Deukarion.

— ¿Contento?— pregunto molesta.

— No — dice él —, pero al menos ya no usas esas prendas —

— Bla, bla, bla — le digo y lo veo enfadarse ante eso, así que me aproximó a

Otis ignorándolo — y bien ¿En qué puedo ayudarte?—

Otis ve todo lo que ocurre y sus mejillas se ponen colorados de tanto aguantar

la risa. Creo que me cae bien, por lo menos tiene mejor humor que el gruñón de

Deu.

Otis aclara su garganta — Deukarion me dice que tienes dificultades con tu don

Miro molesta hacia Deukarion tras eso. ¿Problemas?

— ¿No tenía idea de que eso le importará?— le digo a Otis molesta.

— No lo tomes a mal, solo queremos ver qué está mal para ayudarte — dice

Otis con calma.

— Puedo intentar mostrarte — le digo.— aunque preferiría hacerlo en algún

patio privado.

— Bien, entonces iremos al jardín de la reina — indica Otis feliz con eso.

¿Jardín de la reina? Creí que este era un monasterio.

Sigo a Otis mientras caminamos por el monasterio. Atravesamos varios pasillos,

todos pintados de blanco con baldosas incrustadas llenas de diseños de flores

azules. Por un ventanal veo el sol de la tarde iluminar el exterior. Este lugar

parece un laberinto, no creo poder regresar sin ayuda al dormitorio. Otis baja

unas escaleras que desembocan en una puerta de cristal de doble hoja. Al entrar

noto el cambio de clima al instante y me sorprendo por lo que veo, es un

396
invernadero. El lugar es un sueño, hay plantas de todo tipo y a pesar de que

poseen algún parecido con las plantas de mi planeta, casi todas tienen un rasgo

distintivo. Hay palmeras enanas, pero sus hojas son de color lila, hay jazmines,

pero su fragancia es mentolada, incluso encuentro un girasol, pero en su

interior solo poseen una gran semilla del tamaño de un puño. La curiosidad me

invade, quiero ver cada una de las plantas, pero escucho que alguien se aclara la

garganta y al girarme veo a Otis esperando y lo más raro aún Deukarion parece

estar sonriendo.

— Lo siento — le digo a Otis — este lugar es una locura y es muy hermoso — le

digo con entusiasmo.

— No sabes lo orgulloso que me hace sentir escucharte decir eso — dice Otis

mientras coloca una de sus manos en su pecho y baja su cabeza.— puedes

visitar el jardín cuando quieras.— me invita — aunque en este momento creo

que debemos dedicarnos a otras cosas, así que si serías tan amable de

enseñarme tu don —

Me pone nerviosa hacerlo, él adora el rosal sagrado no sé cómo tomará lo que

voy a hacer a continuación.

Aun así, extiendo mis brazos y trato de sentir la conexión con el rosal. Una

parte de mí tiene miedo, recordando lo que sucedió en el árbol de los duendes,

pero lo contengo y llamo a la planta. La siento emerger y al surgir escucho a

Otis jadear ante lo que ve.

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85. Entrenamiento

— ¿Qué es eso?— pregunta angustiado Otis al ver la decrépita planta que

surgió en el suelo. Su tallo se ve decaído con tan solo dos ramas con hojas

pequeñas y un capullo que parece querer desprenderse antes de florecer.

No sé qué decirle a Otis.

— ¿Es lo que creo que es?— pregunta angustiado mientras se aproxima a la

planta inspeccionándola con preocupación.

Él se pone de pie furioso ante lo que ve. — Esta no es forma de tratar a la flor

sagrada — dice sujetando el puente de su nariz con enfado.

— Lo lamento — le digo avergonzada, pero él levanta su mano interrumpiendo

mis palabras mientras se acerca a Deukarion y lo golpea fuertemente en la

cabeza. Se me abre la boca de asombro al ver el gran golpe que le dio a su rey.

Por algún motivo, Otis no parece temerle a Deukarion y considerando su gran

tamaño y contextura musculosa es sorprendente.

— Debería darte vergüenza — le dice furioso mirándolo a los ojos — Era tu

responsabilidad cuidar de ella —

— Lo intento — dice Deukarion ignorando el hecho de que Otis lo despeinó con

su golpe

— Intentar no es suficiente — índica él — la vida del Alfa está atada a la vida de

su compañera y ella está atada a la planta — le grita — ¿Qué crees que pasará y

el rosal sagrado muere?—

Deukarion mira la planta y luego a mí. Su nuez se mueve mientras traga. Sus

ojos parecen temblar al verme.

— Has algo — le ordena Deukarion — no me importa que sea arreglarlo —

Otis se aparta y mi mira — No es algo que yo pueda enmendar — le responde

— solo queda esperar que tenga la voluntad y fuerza suficiente para reponerse

— dice Otis mirando la planta.— Será mejor que te vayas — le indica sin verlo.

Y para mi sorpresa, Deukarion lo obedece sin queja alguna.

398
No sé qué relación tienen entre ellos, pero al parecer son cercanos.

— Lamento que vieras eso — me dice Otis — ese niñato necesita un par de

correctores de vez en cuando —

— Me alegra saberlo visto — le digo sonriendo.

Él se ríe por mi comentario.— Quizás puedas ayudarme con eso —

— No lo creo — le digo — no me quedaré mucho tiempo en este lugar —

Otis me mira perplejo — ¿Y a dónde irías?—

— De vuelta a mi mundo — contesto — allí no estaré en riesgo de muerte

constante —

— Glaukos no es solo un mundo de peligros — me discute él — hay cosas

asombrosas aquí, tal vez deberías darle una oportunidad.—

Yo suspiro ante eso — No lo creo — contesto — no muchos parecen quererme

aquí. Incluso Deukarion intento matarme —

— No tienes idea de lo mucho que me enfurece eso — me indica frustrado —

creí que eduque mejor a ese idiota —

¿Educar mejor?

— ¿Cuál es su relación?, Si es que puedo preguntar — le digo algo tímida.

— Claro que puedes, yo fui el Beta de su padre antes de que muriera. Fui quien

preparó a Deukarion para ser el Alfa durante su infancia.—

— No debió ser tarea fácil — comento — Digo teniendo en cuenta su pésimo

carácter — añado.

Otis se ríe ante eso levemente — La carga en un Alfa es demasiada pesada, en

un punto se olvidan de su felicidad por ocuparse de la felicidad y bienestar de

los demás.— suspira ante este hecho —, pero te sorprenderá saber que cuando

era un cachorro era muy alegre., Se la pasaba metiéndose en problemas y

haciendo bromas con el lycans que estaba destinado en ese momento a ser mi

sucesor en el puesto de Beta —

¿Deukarion haciendo bromas? No puedo imaginar eso.

399
— Será mejor que dejemos esa conversación para otro momento. Me gustaría

que me muestres, que más puedes hacer — me pude Otis.

— No sé bien qué puedo hacer el rosal es bastante caprichoso, yo solo lo llamo y

él actúa por su cuenta — le indico — a veces incluso actúa solo por mis reflejos.

Y otras veces requiere más concentración de mi parte.—

Otis me mira pensativos — ¿Qué has podido hacer con él?—

— Además de destruir gran parte del palacio de Deukarion, me elevó en el aire

cuando estaba acorralada, levanto un muro entre mi persona y la jauría de

Lycans enfurecidos y lanzó espinas gigantes a modo de estacas hacia una

hada.— frunzo mi entrecejo al comprender la violencia que es capaz de ejercer

al recordar lo que pasó en el árbol de los gnomos — a veces se vuelve loco y

mata sin miramientos — digo pérdida y temerosa ante esa verdad.

Otis se aproxima a mí sujetando mis temblorosas manos mientras limpia una

lágrima que amenaza con recorrer mi rostro.

— Nada de eso es tu culpa — me dice con tranquilidad.

No es cierto, yo llamé al rosal, claro que es mi culpa.

— No sabes lo que dices — le digo intentando no llorar — sus tallos atravesaron

duendes ensartándolos de a varios como si solo hiciera un collar de cuentas.

Incluso tu rey salió herido.—

— Después de todo lo que te hizo pasar, un par de heridas no significan nada

— me dice Otis quitándole el peso a mis palabras.

¿Lo que me hizo pasar?

— ¿Qué es lo que sabes de eso?— pregunto incómoda.

Otis suspira ante mi reacción arrepentido de sus palabras — Lo suficiente como

para creer que un escarmiento físico no lo compensará — me indica.

Él mira la planta y cambia de tema — Entonces ¿Puedes hacer que se mueva?—

400
— No estoy segura, la primera vez que vino a mí parecía moverse por su

cuenta, casi como una serpiente espinosa, y en el árbol de los duendes fue igual

aunque mucho más brutal —

— Entiendo — me dice pensativo — no has intentado controlarlo —

— No, ni siquiera lo creí posible aunque armó una escalera cuando lo necesite

Otis levanta sus cejas ante eso, lleno de preguntas, pero se aleja de mí un par de

metros mirando hacia el rosal.

— Muy bien veamos si puedes hacerlo — me indica — intenta controlarlo.—

— No estoy segura de eso — le digo incómoda — no quiero que nadie salga

lastimado —

— No te preocupes — me indica Otis — puede que no me vea tan fornido como

Deu, pero yo fui quien lo entreno — me aclara — no podrás hacerme daño.—

Por algún motivo confío en él así que extiendo mis brazos hacia el rosal

llamándolo.

401
86. Sentencia de muerte

Las palabras de Otis calan mi mente. Nunca imaginé que el rosal sagrado

significara tanto para la reina. Ahora entiendo por qué mi madre lo cuidaba

tanto. Sus vidas estaban estrechamente relacionadas.

Y lo peor es que el estado del rosal es muy malo, desde que tome el puesto de

Alfa la planta dejo de crecer y comenzó lentamente a decaer. Pero luego de la

llegada de Nice su aspecto solo empeoró y ahora entiendo por qué todo lo que

vivió Nice se refleja en esa planta.

Como si no fuera suficiente con mi instinto recordándome todos mis errores,

ahora tendré que ver las consecuencias de ellos cada vez que vea la planta. Soy

un imbécil.

No puedo quedarme de brazos cruzados, así que me dirijo al único lugar donde

puedo encontrar respuestas. La biblioteca del monasterio. Este lugar alberga los

escritos de los Lycans desde el comienzo de los tiempos. Necesito buscar

información sobre los humanos y sobre el rosal, solo así podré cuidar a Nice.

Los estantes de la biblioteca abovedada son tan altos que se requiere de una

gran escalera para encontrar los primeros archivos de cada temática catalogada.

Cada pasillo está catalogado por especie, todo lo que un Lycans ha podido

aprender de ellos se encuentra aquí, vampiros, gorros rojos, hadas, quimeras,

gárgolas, unicornios, demonios. Pero lo que busco no es aquello que reside en

Glaukos. Los humanos son solo personajes de mitos, así que debo buscar en los

textos más antiguos donde comenzaron esos mitos.

Esto tomará horas. Los textos están escritos en lenguaje antiguo y sin

descripciones de pensadores de aquellas épocas y sus vivencias.

Después de pasar lo que queda de la tarde sumergido en pergaminos

polvorosos, mi ansiedad por ver a Nice aumenta. Confío en Otis, pero de todos

modos me inquieta que ella use su poder. Después de todo, un mal movimiento

o maniobra podría acabar con la planta y hacerlo significaría acabar con ella. De

402
todos los dones que un humano podría tener, Nice parece poseer el más

riesgoso. Cualquiera que llegue al rosal podría matarla. No me preocuparía

tanto si la planta se viese vigorosa y fuerte como cuando me apresó con ella en

Diluvio, pero ya no es así, el rosal parece enfermo. No soporto todo esto, así que

voy a su encuentro, necesito ver que ella está bien.

Al llegar al jardín encuentro a Nice sentada en el suelo, estirando los brazos

hacia el rosal.

— Concéntrate — le dice Otis desde el otro extremo del jardín

— Eso, intento — contesta ella frustrada — no puedo hacerlo —

— Claro que puedes ya lo has hecho antes — le indica Otis.

— Pero esto es diferente — le discute ella. — No puedo hacerlo —

— No hay ninguna diferencia, solo deja de bloquearte, la planta está conectada

a tus emociones — le indica Otis — debes dejar de bloquearlas.—

— No puedo — le contesta ella furiosa mientras se pone de pie.

Al girarse para irse me ve y sus mejillas se tiñen de vergüenza.

— Nice, ninguna persona puede vivir bloqueando lo que sucede en su interior

— insiste Otis.

— Claro, que puedo — contesta ella contrayendo su cuerpo — no voy a cometer

ese error otra vez.— le dice a Otis mientras me mira. Parece furiosa pero a la

vez triste y frágil. Me invade un deseo atroz de rodearla con mis brazos, de

abrazarla para calmar su pena, pero ella no me dejará hacerlo.

— Ya basta — dice Nice — estoy cansada y hambrienta. No quiero seguir con

esto —

— Será mejor llevar a Nice a descansar — le indico a Otis antes de que vuelva a

insistir.

Él suspira resignado — está bien — dice Otis — haré que preparen algo y lo

envíen a su habitación.

Ella me mira nerviosa e incómoda.— no recuerdo cómo regresar — me confiesa.

403
Tiene sentido, este lugar es un laberinto.— Sígueme — le indico mientras le doy

la espalda y comienzo a caminar por el pasillo.

— ¿Por qué el interés en mi poder?— pregunta ella.

— ¿De qué hablas?— pregunto confundido.

— ¿Quieren usarme como arma?— su pregunta me confunde, claro que no

quiero eso, todo lo contrario si hubiese una batalla por más pequeña que fuere

preferiría llevarla lejos para que nada la dañe.

— No — contesto — ¿Por qué piensas eso?—

— No entiendo por qué me ayudan cuando antes intentaban acabar conmigo.—

me dice.

La culpa revive en mí como una braza calienta soplada por el viento.

— Ese fue un error — le digo sin poder verla mientras camino frente a ella por

el pasillo ya oscuro.— no debimos,... No debí actuar de ese modo — le aclaro.

— Supongo que ahora que ves que mi don no es meterme en la cabeza de nadie,

ya me consideras algo útil —

¿Útil?

— ¿A qué te refieres?— pregunto

— No te hagas el idiota — me dice enojada — sé que ganas algo con todo esto

de otro modo no hay una explicación para tu cambio de comportamiento

conmigo —

Me indica recelosa. — No me interesa ayudarte, así que solo dedícate a

encontrar una forma de que pueda irme de este mundo.

— Lo estoy haciendo — contesto enojado — pase toda la tarde leyendo viejos

pergaminos que me puedan indicar cómo regresarte a tu hogar.—, pero la

información de los humanos es escasa.

— Pero algo saben — me debate ella — y tal vez sea porque otros humanos

también llegaron a este lugar antes.— indica. Yo también pensé en ello, pero no

encuentra pruebas de ello todavía.

404
— ¿Por qué estás tan apresurada por volver?— pregunto molesto y un

pensamiento se clava en mi mente — ¿Es por ese ex?—

— ¿Brad?— dice ella — No, no tiene nada que ver con Brad.— me cuesta creerle

aunque mis oídos no detectan mentira alguna.

— Si no es por él, entonces hay otro humano esperándote? — no pensé en esa

posibilidad, la idea de que otro tenga derecho sobre su ser me inquieta y

enfurece.

— ¡No!— contesta ella y de nuevo es verdad.

— ¿Entonces por qué?— pregunto girándome y viéndola a los ojos — ¿Por qué

no te quieres quedar?—

— Ya te he dicho el motivo — responde enojada.

— Si es por tu seguridad, nadie te tocará en este lugar — le indico — no me

importa si tengo que escoltarte las veinticuatro horas del día —

— No necesito que me escoltes — me grita — tú eres el motivo de que quiera

irme.— contesta ella furiosa.

405
87. Etapas

Deukarion me mira fijamente al escuchar mis palabras.

— Yo no te haré daño — me dice acercándose a mi — incluso puedes

ordenarmelo sí dudas de mí.—

No necesito ordenarle nada, solo tengo que alejarme de él. No es solo un peligro

para mi integridad física, después de aquel beso mi cerebro comienza a creer

que él podría ser una potencial pareja, y eso no puede pasar. Ya sé cómo

terminará eso.

— Ese no es el punto, de todos modos debo volver a mi mundo — le digo

evitando su mirada. Sigo caminando yendo adelante, aunque no se hacía dónde

voy pérdida en mis pensamientos.

En la universidad, un profesor de psicología nos comentó una vez que la vida

de una pareja pasa por distintas etapas:

Primero el enamoramiento: Esta es una etapa llena de esperanza. Quieren estar

todo el tiempo junto; se sienten unidos, en simbiosis y están extasiados el uno

con el otro. La pareja tiene la sensación de afecto mutuo y de reciprocidad.

Además, se vive especialmente el deseo y la pasión, con o sin actividad sexual,

pero con una intensa fantasía. No tienen en cuenta las diferencias, sino que se

fijan y destacan lo que tienen en común. En cada conversación sale a resaltar él"

yo también". Comparten todo, hacen las cosas que les gustan a uno y luego, al

otro. Los dos se entienden y se sienten comprendidos. En esta etapa se tiene

miedo a tener discusiones y a que el otro se enfade, así que se evitan. Una

discusión parece el fin del mundo porque no se tiene experiencia de cómo se va

a resolver.

Yo viví eso con Brad y realmente creí que así sería el resto de nuestras vidas.

Obviamente estaba equivocada.

La segunda etapa es la vinculación: Los integrantes de la pareja se muestran

afectivos el uno con el otro, pero también empiezan a mostrar su autonomía.

406
Aquí las parejas dejan de usar el fastidioso "nosotros" para referirse a lo que

hacen. Al haberse pasado el apasionamiento significa que aquellos temas que se

habían reprimido durante la etapa de fusión (por miedo a la discusión y

conflicto) empiezan a resurgir. Aquí empiezan a observarse las diferencias, ya

no vemos al otro como un ser perfecto, sino que identificamos sus errores y

defectos. Es en esta etapa cuando debemos elegir si a pesar de todo lo que no

nos gusta del otro, vamos a seguir con la relación.

Yo vi muchos errores y defectos en Brad, después de todo es una persona

perezosa. Pero aun así decidí aceptarlo y avanzar con nuestra relación. Aunque

creo que a él no le pasó lo mismo. Sus comentarios estaban cada vez más

plagados de críticas hacia mí.

La Tercera etapa es la convivencia:

Aquí se manifiesta el amor con más compañerismo y el nido o el hogar. Se

comienza a vivir juntos y establecer metas a futuro. Aquí el amor se alimenta

con el compañerismo y el apego amoroso. Pero surgen los problemas por la

familiaridad y la rutina y esto puede crear molestias, irritación y enfados. Se

producen discusiones y malentendidos porque se presuponen muchas cosas

que no son ciertas. También intervienen los familiares políticos, que pueden ser

motivos de discusión.

Esta etapa fue el ojo de la tormenta para mí. Cuando empezamos a vivir juntos

con Brad no hubo compañerismo alguno de su parte, incluso llegue al punto de

enfermarme de gravedad y estar sola en la casa porque él consideraba todo lo

referido a mí una exageración. No hubo apego amoroso de su parte y eso

empeoró con los comentarios de su madre hacia nuestra relación, metiendo

ideas venenosas en su cabeza para lograr nuestra separación. Después de todo

era su único hijo varón y lo quería devuelta en su nido bajo sus alas.

La cuarta etapa es la autoafirmación: Es el momento de sentirse lo

suficientemente seguro para hacer actividades por separado. Si no se tienen en

407
cuenta las necesidades individuales, se crea resentimiento y problemas de

identidad de los miembros de la pareja. Hasta aquí la pareja se fijó en las cosas

que tenían en común; ahora se empiezan a fijar en las diferencias. La persona

insegura puede tener miedo de que la pareja pase tiempo solo.

Aquí todo estalló, Brad solo estableció planes para su vida independiente.

Comenzó a salir a boliches y bares todos los fines de semana con sus amigos.

Volviendo en la madrugada completamente ebrio.

A pesar de que intente hablar con él para que entienda que me sentía sola y

abandonada, él solo se burló de mí. Incluso llegué a pedirle que me dejara ir con

él para poder disfrutar juntos de lo que a él le gustaba, pero se negó

rotundamente indicándome que si quería salir de ese modo lo hiciese con mis

amigos.

Brad constantemente se burlaba de mí falta de amistades. No es que no los

tuviese, pero él era una persona muy sociable y siempre tenía a alguien con

quien salir a disfrutar dejándome sola en la casa.

La soledad e inseguridad comenzaron a plantearme la idea de que incluso me

podría ser infiel. Después de todo comenzó a quejarse de mi aspecto, llegando

al punto de mirarme con desprecio cuando estaba ebrio.

Esta fue nuestra etapa final. No pude continuar con el llegado a ese punto. Ya

no era feliz el dolor que me causo en ese tiempo, peso más que todo el amor que

me brindo por años. Así que me aleje a pesar de que una parte de mí lo siguió

amando.

La última etapa vivida con Brad fue lo suficientemente dolorosa como para que

me permita volver a creer en el amor. Volver a entregarme a alguien solo para

que termine haciéndome ver lo patética y poca cosa que soy.

No quiero eso, y no dejaré que vuelva a ocurrir.

— Es por aquí — me indica Deukarion señalando otro pasillo y sacándome de

mis cavilaciones.

408
Vuelvo sobre mis pasos y veo el pasillo de la habitación. Dos guardias

permanecen apostados a los costados de la puerta.

Me dirijo hacia allí e ingreso sintiéndome incómoda ante la reverencia que los

guardias me hacen.

Necesito hablar con Deukarion sobre eso. No quiero que el engaño continúe, así

que deberá decirles a todos que no soy la reina.

409
88. Fraude

— Debes arreglar el malentendido — le digo a Deukarion mientras él entra en

la habitación y cierra la puerta.

— ¿A qué te refieres?— pregunta el confundido.

— Todos me siguen tratando como si fuese la reina y no lo soy — le indico

cruzando mis brazos en mi torso mientras lo veo molesta.—

— ¿Y?— pregunta igual de molesto.

— Y es mentira, no soy tu reina, todo eso solo fue una puesta en escena, un

fraude en el que ya no quiero ser partícipe.— le recuerdo más molesta aún.

— ¿Fraude? Así llamas al hecho de tener a todos bajo tus órdenes — dice de

forma burlesca — además nadie dijo que fuese un fraude — agrega

poniéndome nerviosa.

— No te hagas el idiota — le digo levantando la voz — tú le dijiste a Arcan

frente a mí que yo no soy la verdadera reina.—

— Eso no tiene importancia — responde y mi paciencia se esfuma.

— Claro que la tiene Imbécil YO NO SOY TU REINA— le gritó.

— Di lo que quieras — contesta molesto mientras se acerca a mí — lo que los

demás creen no es tu problema.—

Lo veo acercarse demasiado, esto no me gusta, ya he visto a dónde nos llevan

las discusiones y no puedo permitirme algo así otra vez. Debo mostrarme

decidida, él debe aprender a respetar mis elecciones.

— Además, según tú te irás de este mundo en algún momento, así que no veo

porque corregir nada — agrega él.

— No te me acerques — le digo recelosa. Él obedece y veo el enojo en su rostro

por eso. — No voy a mantener el título de reina que tuve que fingir aceptar

para salvar mi vida.— le digo enojada. — Y más teniendo en cuenta que de

todos modos planeabas matarme.—

— Tú no entiendes — me dice Deukarion.

410
— Claro que no entiendo — le digo interrumpiendo sus palabras, de forma

calmada mientras me aparto más de él — y no quiero hacerlo, no quiero saber

nada que tenga que venir de ti. Me mentiste y traicionaste, no hay nada más

que tenga que entender.—

En ese momento golpean a la puerta y Deukarion contesta furioso — ¿Qué

sucede?— hacia la puerta

— Señor, — le traigo su cena — contesta una mujer desde el otro lado

tímidamente.

Yo suspiro — No hablaré más contigo, tengo hambre y sueño — le indico, así

que me dirijo a la puerta sorprendiendo a la mujer mientras recibo la bandeja.

— Gracias — le digo de forma educada y ella se me queda viendo sorprendida

antes de bajar su cabeza e irse.

Al volver a la habitación encuentro a Deukarion quitándose la camisa. Ver su

espalda toda marcada me deja congelada. Él se gira y me observa con sus

hermosos ojos verde y azul.

Una sonrisa de orgullo de forma en su rostro.

— Para ser una persona que no desea ser reina, miras con demasiado deseo al

rey — me dice de forma burlesca pero aún molesto.

— Imbécil — le digo mientras aparto la mirada y coloco la fuente en una mesa

redonda que se encuentra en un extremo de la habitación.— Deberías irte — le

indico.

— ¿A qué te refieres?— pregunta el mientras se sienta en la mesa y destapa la

bandeja.

— Me refiero a que voy a dormir y quiero estar solo para eso.— le digo

mientras tomo un plato lleno de comida y lo coloco frente a mí.

— Esta es mi habitación — me dice él mientras se sirve su comida y llena dos

compas de un líquido naranja tendiéndome una.

— Eres el rey — le digo recibiendo la copa — pide otra habitación —

411
— Esta es mi habitación — repite molesto él — no tengo por qué irme.—

Yo comienzo a comer molesta mientras mastico alguna especie de carne y puré,

parece puré de papas, pero sabe a maiz dulce. Sin darme cuenta me lo termino

perdida en su sabor.

No voy a discutir durante la comida, está demasiado rica como para eso, así que

lo ignoro mientras termino mi tierna carne. Lo veo rellenar mi plato de más

puré sin decirme nada. Supongo que él también impuso una tregua alimenticia

porque comemos en silencio y a pesar de que estábamos discutiendo comer con

él no me resulta incómodo. Todo lo contrario hacía mucho que no compartía la

mesa con alguien de un modo tan fluido, casi como si fuera algo de todos los

días.

Al terminar de comer me dirijo al baño a atender mis necesidades e higiene. Al

salir la mesa ya está limpia y desocupada mientras Deukarion se quita sus botas

sentado en la cama.

— No — le digo viéndolo ponerse cómodo — no dormiré contigo, así que vete

de una vez — le digo.

— Esto es infantil — me responde — ya he dormido contigo, antes sabes que no

te haré nada —

— No es eso lo que me preocupa, no te quiero cerca mío — le digo — así que sal

de aquí, busca otro lugar donde dormir.— él parece querer discutir eso, se

supone que debería obedecerme, pero al parecer mi influencia disminuye a

medida que pasan los días de mi ciclo.

— Puedo dormir en el suelo si así lo prefieres — propone él.

— Bien has lo que quieras, pero no me toques — le ordeno firmemente.

Lo veo salir de la cama descalzo y acomodarse en el suelo sin alfombra, ni nada.

Me genera culpa verlo así no quiero ser tan perra. — acuéstate sobre la cama a

los pies — le digo molesta con mi blandura hacia él. Mientras me dirijo a la

cama y me quito las botas.

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Deukarion se acuesta en los pies de la cama, poniéndose cómodo con solo su

pantalón cubriéndolo. Ver sus abdominales así de expuestos me trastorna. —

¿No piensas taparte?— pregunto mirando su torso mientras trago saliva.

— Mi cuerpo es caliente por naturaleza, no necesito mantas.— me responde

fríamente.

Claro que es caliente, pienso por dentro ruborizada.

Miro mi vestido molesta con la idea de dormir con tanta tela puesta. Recuerdo

haber visto algunas remeras lisas de manga corta entre la ropa de Deukarion así

que le levanto y voy hacia su armario tomando una y yendo al baño mientras

siento su mirada siguiéndome a cada paso.

Salgo unos minutos después vestida con su larga remera negra que cubre mis

piernas hasta casi llegar a mis rodillas. Ahora sí, estoy más cómoda, aunque el

olor a chocolate de su prenda me causan muchas ganas de morder una barra y

ver sus abdominales no me ayuda en lo más mínimo.

Él exhala de forma ruidosa al verme, aproximarme a la cama, removiéndome de

forma inquieta.

— ¿Qué haces?— pregunta con la voz incómodamente ronca mientras me mira

acomodarme entre las mantas.

— No voy a dormir con ese vestido, es incómodo, prefiero esto — le digo

quitándole importancia a pesar de tener las mejillas calientes.

Él no dice nada y solo vuelve a acostarse mientras yo me acomodo entre las

almohadas y apagó la luz del velador que ilumina la habitación.

— Maldición — lo escucho decir incómodo. No quiero pensar en que lo

incómoda ya demasiado difícil es dormir de este modo, así que tomo una de las

almohadas y la arrojó a su cabeza.

— Cállate y déjame dormir — le ordeno mientras él hábilmente atrapa la

almohada y la coloca bajo su cabeza. La habitación está oscura, pero puedo ver

que él se acuesta con su mirada dirigida hacia mí.

413
Esto es incómodo, pero por lo menos puede dormir.

414
89. Su nombre

Nice tiene una obsesión absurda por usar mi ropa. Debería sentirme ofendido,

pero verla, portar mi olor me llena de endorfinas la cabeza y verla semidesnuda

llevando solo una de mis camisetas. Las costumbres de los humanos son

confusas para mí. La almohada que me arrojo tiene su armó frutal. Con solo

olerla mi cuerpo reacciona. — Maldición — no voy a poder dormir de este

modo.

Me giro para poder observarla y la veo caer rendida ante el sueño.

Todavía estoy molesto por el hecho de que quiera irse de este mundo y ahora

pretende que todos sepan que no es la reina. Pero si lo es, con o sin mi marca,

ella realizó la ceremonia, eso debe de servir para algo. No voy a dar un paso

hacia atrás, será ella quien acepte su puesto. Después de todo hay destinos

peores que ser la reina lycans. Siempre y cuando pueda estar a su lado para

protegerla.

Ella se mueve incómoda entre sueños, mi arrimo mientras duerme agradecido

de no verme afectado por sus órdenes en su inconsciencia y me acuesto a su

lado rodeando su cuerpo con mi brazo oliendo su dulce fragancia. A pesar de la

molestia en mi entrepierna, creo que podría permanecer así con ella en mis

brazos por siempre. Su cabello corto cubre su rostro y lo aparto para verla

mejor. Es hermosa, aunque ella no parece ser consciente de ello.

La miró mover sus labios hablando dormida y sus palabras me enfrían.

— ¿Brad?— pregunta mientras sujeta mi brazo acomodándose sobre el cómo un

cachorro en busca de calor.

Su gesto cariñoso desentona con la tormenta de furia que se genera en mi

interior. Ella lo llama en sus sueños, y no es la primera vez que lo hace. Odio

eso, pero más que nada odio ver que ella busca su abrazo. No puedo

permanecer así, no mientras otro se lleve el crédito de ello, así que me aparto de

ella y me dirijo a mi bolso sacando la carpeta que Arcan armó con toda la

415
información que recopilo de Nice y los humanos. No presté atención a ella,

antes obsesionado con la idea de estar siendo manipulado, pero ahora necesito

verla, hay algo en ese informe que me llama la atención. Hojeando encuentro

con un clip, una foto adosada a una página. Es una de las pertenencias que ella

tenía al llegar a este mundo. Y mi instinto me dice que la persona en la foto es

él. El desgraciado suertudo de Brad.

No hay nada especialmente atractivo en él, es algo rubio y con ojos algo verdes,

aunque su tono muscular parece no existir. Sonrió, ante eso su carne se ve tan

débil que con uno de mis golpes podría pulverizar sus huesos. Me agrada la

idea, deseo destruirlo, no solo por causar tristeza en Nice, sino por qué ella aún

siente algo por él. Mientras él exista, yo no podré avanzar en una relación con

ella. No solo porque ella lo quiere, sino por qué, a pesar de ello, Nice

comprende todo el dolor que le causo. No sé bien que fue lo que le hizo, pero si

ella indicó que le rompió el corazón debió de ser algo realmente malo, tal vez

por eso no me permite acercarme a ella. No soy idiota, sé por qué no confía en

mí, pero lo de su ex solo empeora las cosas.

La veo reacomodarse entre las mantas mientras salgo del dormitorio. Los

guardias me miran atentos — Que nadie entre a esta habitación y si ella sale, la

siguen como su propia sombra — les ordeno.

— Si mi señor — contestan ellos mientras me alejo dirigiéndome a la oficina de

Otis.

Lo encuentro allí, metido entre pergaminos.

— ¿No descansas?— le pregunto al entrar

— No puedo dormir, tu reina ha revivido ideas en mi mente — dice ansioso —

por todos los dioses Deukarion es una humana atada al rosal de la diosa Selene,

esto es oro para mi — exclama.

— De eso tengo que hablar contigo — y al sentarme frente a él veo la pila de

pergaminos. Son los que describen a los humanos, debí de pensar que él los

416
tenía, aunque no debería — tengo que encontrar el modo de que ella vuelva a

su mundo — le informo.

— ¿Qué? ¿No permitirás que se vaya?— pregunta dándome su atención

— No, no dejaré que se vaya, todo lo contrario quiero saber cómo viaja para

evitar que lo haga — le indico.

Él suspira ante mis palabras — en ese caso veré que puedo encontrar hay una

leyenda de una diosa de las gárgolas que tenía el poder de manipular algún

tipo de elemento, según la leyenda esa diosa volvió a su mundo al perder a su

amor a través de una especie de portal.— me indica Otis — de ser así las

gárgolas podrían tener la ubicación del portal que permite el viaje de Nice a su

mundo —

— Gárgolas — digo pensativo — esos idiotas son bastante difíciles de manejar

aunque actualmente se encuentran entre nuestros aliados.— las gárgolas están

en guerra con los vampiros así que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.—

Mandaré un mensaje a su rey.— le indico a Otis mientras me pongo de pie para

buscar al mensajero.

— Otra cosa — me dice Otis deteniéndome — es sobre Nice — agrega por lo

que vuelvo a sentarme — al parecer su poder está atada a sus emociones me

indica.— y por algún motivo ella parece estar reprimiendo eso. Debemos

ayudarla con su bloqueo o su vida estará en peligro.—

Su advertencia me llena de ansiedad.— Veré lo que puedo hacer, — le digo —

tú encárgate de seguir entrenándola.— le ordeno y lo veo asentir ante mis

palabras.

Al salir al pasillo en busca del mensajero me encuentro con un soldado agitado

que corre hacia mí.

— Mi señor hay una situación de emergencia —

— ¿Qué sucede?— pregunto seriamente

417
— El unicornio está curado — informa el soldado. Me había olvidado de esa

bestia, podría aprovechar el hecho de que ella duerme para acabar con el

unicornio.

— Diríjase al bosque y denle caza — le ordeno al soldado, pero él me mira

incómodo

— señor es que no se encuentra en el bosque — responde nervioso.

— Y ¿dónde se encuentra?— pregunto.

— Está aquí mi señor, de algún modo logro entrar al fuerte —

— Pues mátenlo — le ordeno sin paciencia.

— Es que se encuentra sobre el tejado del segundo piso, creemos que está

buscando a alguien y es difícil llegar a allí o dispararle desde su posición.

— Maldición — digo mientras salgo corriendo hacia la habitación — la bestia

bien por ella.—

418
90. Visitante

Siento un abrazo cálido que me envuelve y me llena de nostalgia. Hacía mucho

tiempo que no recibía esa clase de cariño. Mi inconsciente me lleva a recordar

cuando Brad me miraba con brillo en sus ojos y una hermosa sonrisa en su

rostro cada vez que lo veía. La nostalgia es venenosa cuando ya no se tiene lo

que se recuerda.

Por algún motivo el calor que me rodea se esfuma. Mientras veo a Brad riendo

de forma tranquila mientras me observa con ternura, pero para mí

consternación su riza parece ser cada vez más ruidosa, más chillona y burlesca.

La tristeza y vergüenza que me genera al verlo burlarse de mí me cala el pecho.

Intento tapar mis oídos, pero el ruido de su riza se filtra como golpes en mi

cabeza, cada vez más fuertes.

Cuando abro mis ojos y veo la habitación vacía, calmo mi pecho agitado, la

pesadilla me dejó alterada, incluso creo oír los ruidos de golpes a mi alrededor.

Al volver a escucharlos salgo de la cama. Los ruidos no son parte de mi sueño,

algo está golpeando el techo haciendo que el polvo de las vigas caiga sobre mí.

Veo la puerta abrirse de golpe mientras Deukarion entra corriendo hacia mí con

su daga en la mano. Su rostro se ve tan serio que incluso me aparto temerosa de

su reacción.

— Sal de aquí — me ordena viendo hacia el techo. Pero al siguiente instante las

tablas del techo crujen y caen sobre el piso en un ruido estruendoso.

Lo más asombroso es el hecho de que el techo no cedió solo, un animal ingreso

a la habitación junto con los escombros. El polvo dificulta mi visión, pero veo

un cuerno refulgir con luz fosforescente en la oscuridad. Lo reconozco es el

Unicornio.

Si darme tiempo a reaccionar, Deukarion se coloca frente a mí mientras

amenaza a la bestia con la daga.

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El unicornio mira a Deukarion y gruñe de una manera muy fiera. Seguro

recuerda que él lo daño. Un momento, ¿cómo pudo subir al techo con su pata

herida?

Al bajar el polvo puedo verlo. Sus patas están todas curadas. No hay heridas en

ellas.

— Debería estar herido o muerto — dice confundido Deukarion al ver al animal

ponerse en posición de ataque.

Yo también estoy sorprendida por ello, sé que el ungüento es bueno para

calmar el dolor, pero el unicornio tenía un tajo muy feo, no era solo dolor,

estaba malherido.

— Ese ungüento es milagroso — digo con asombro.

— ¿Ungüento? ¿Intentaste curar a un unicornio?— pregunta Deukarion furioso

sin apartar la vista del cuerno del animal que se balancea impaciente hacia él. El

unicornio parece un tigre enojado mostrando sus colmillos desde su enorme

altura.

— Tal vez — contesto sabiendo que la verdadera respuesta lo hará enfadarse

aún más — solo intentaba calmarle el dolor, estaba sufriendo — le digo a mi

defensiva. — nunca creí que el ungüento realmente lo curaría y tan rápido —

agrego sorprendida.

— No lo entiendes — dice el furioso y ataja una estocada del cuerno del

Unicornio — el ungüento no puede hacer eso —. El animal lo agarra con sus

colmillos y lo estrella contra una de las paredes, apartándolo de mí. El polvo de

los escombros vuelve a flotar ante tanto movimiento y yo solo puedo apartarme

al ver al unicornio acercar su cabeza hacia mí. Aunque no llega muy lejos

porque Deukarion lo sujeta de su cola y lo tira bruscamente al suelo.

Veo a Deukarion aproximarse al animal con el puñal en la mano y veo la

intención en él. Va a matarlo. Al girar la vista hacia el unicornio veo a un animal

asustado. No puedo permitir eso.

420
— No lo lastimes — le ordeno de un grito mientras el unicornio se pone de pie

y barre los pies de Deukarion con su cuerno haciéndolo caer. Ahora es él quien

podría salir apuñalado.

— Basta — le digo al Unicornio y para sorpresa de todos él parece obedecerme

porque se detiene y baja su cabeza hacia mí como un animal arrepentido por

desobedecer a su dueño.

Lo miro dudosa y me acerco hacia él.

— Ni lo pienses — dice Deukarion desde el suelo.

Claro que no estoy pensando, pero aun así extiendo mi mano y acaricio la

cabeza del unicornio. El animal parece disfrutar de mí toqué ronroneando como

un enorme gato cornudo

— Creo que no quiere hacerme daño — le digo a Deukarion mientras él se pone

de pie aun mirando con desconfianza al animal.

— Aléjate de él — me dice Deu mientras intenta acercarse a mí para cubrirme.

Pero el unicornio comienza a gruñir al ver que se aproxima a mí.

— Detente — le ordeno y veo que el animal lo mira fijamente pero no gruñe.

Curioso

— Acércate — le ordeno nuevamente y el unicornio vuelve a gruñir. No puedo

evitar reír ante esto.

— ¿Qué es tan gracioso? — Pregunta furioso Deukarion,— ese animal podría

matarte.—

—Pero no va a hacerlo, creo que me quiere — le digo mientras acaricio bajo su

oreja haciéndolo ronronear. Ver cómo refriega su enorme cabeza en mi mano en

busca de más me llena de ternura.

— Es muy tierno — le digo a Deukarion.

— Pues esa cosa tierna es altamente venenosa, salvaje, carnívora e

imprevisible.— dice alterado — no deberías tocarlo.—

421
— Desde mi punto de vista es lo mismo para ti salvo por el veneno — le indico

y me río aun acariciando al unicornio mañoso.

— No le veo la gracia — dice el enojado.

— No es gracioso, es la verdad — le digo y suspiro — lo he decidido voy a

adoptarlo —

— ¿Qué?— grita consternado haciendo que el unicornio vuelva a gruñirle —

Claro que no.—

— Claro que sí, es adorable, voy a llamarlo Black — decido y escucho una

enorme carcajada procedente de la puerta.

Otis y una decena de soldados están allí parados observando todo nuestro

intercambio. Por lo visto, Otis es el único que encuentra la gracia en todo esto.

Ahora entiendo por qué me cae tan bien. Los soldados, por otra parte, tienen su

rostro blanco de pánico y sus espadas en sus manos.

422
91. Mascota salvaje

— Esto es inaudito — dice furioso Deukarion, — no adoptaras a un

unicornio como mascota —

— Tú no eres quién para decirme que hacer — le digo y mirando hacia Otis le

consultó — ¿Otis podrías conseguirle un lugar donde quedarse?— él me mira

perplejo pero asiente.

— Veré si encuentro algún lugar disponible en el establo — indica.

— Todos fuera — grita Deukarion furioso y tanto Otis como los soldados se

esfuman. — escúchame bien mujer, no puedes hacer lo que te plazca.— dice

Deukarion acercándose a mí, pero Black lo intercepta colocándose frente a mí

de modo protector. Eso me asombra, y me llena de ternura. Tal vez el animal se

siente en deuda conmigo por lo de su pata, y si se quiere quedar a mi lado no

voy a impedirlo, después de todo me inspira más confianza el unicornio que

varios de los sujetos de este lugar.

— No creo que puedas convencerlo a él de que me deje sola — le digo doblando

mi cuerpo para que pueda verme de tras de Black.— además él ha demostrado

más ternura y cariño hacia mí que cualquiera en este mundo, y deseo que se

quede a mi lado.— le digo mientras me aproximó hacia él y acaricio la cabeza

de Black.— así que le haremos un lugar en el establo.—

El Lycans suspira al verme sonreír — Vístete, te llevaré allí — me indica y yo

me alegro —, pero ante el menor rasguño que te produsca lo mato y lo cocino

para la cena — dice mirando receloso hacia el animal.

Eso me causa gracia, casi parece celoso, y teniendo en cuenta el parecido del

unicornio con una pantera negra y viendo que el lycans es como un enorme

perro veo el porqué de su actitud.

— Gracias — le digo emocionada mientras me dirijo al baño y me pongo el

vestido morado nuevamente saliendo de prisa y corriendo hacia la cama,

esquivando los escombros para colocarme las botas.

423
— Listo — le digo ansiosa — Vamos Black, te buscaremos un lugar cómodo y

algo para comer, le digo mientras lo acaricio y el animal responde moviendo la

cabeza hacia mi mano.

— Esto es una locura — dice Deukarion mientras camina hacia el pasillo y yo lo

sigo contenta de ver que Black me sigue de forma cuidadosa.— eres la primera

persona que adopta con Unicornio —

— Tal vez pueda convertirlo en una moda — le digo en modo de broma, pero

no le hace ninguna gracia.

Mientras caminamos por el palacio, las personas que ya comenzaron su día

corren asustados al ver a Black, escondiéndose dentro de cuartos, cerrando las

puertas.

Al salir de la construcción, Deukarion nos guía por un sendero de piedras

blancas hacia un establo de madera. Otis nos espera allí, ansioso y nervioso,

viendo con timidez hacia Black.

— Hemos desalojado este establo para el Unicornio — me dice Otis alejándose a

medida que Black se aproxima. Al parecer Otis también le tiene miedo.

— Gracias — le digo — y su nombre es Black. ¿No cosa linda?— le digo al

unicornio mientras extiendo mi mano para alcanzar su cabeza y acariciarla

arrancando bajo su cuello. Eso parece gustarle mucho porque se recuesta

bajando lo suficiente para que pueda arrancarlo más mientras ronronea.

— Lo odio — escucho a Deukarion decir entre dientes. SIP como perros y gatos.

— Ven, vamos a ponerte cómodo — le digo a Black ignorando al Lycans.

Entramos al establo que tiene el piso de madera cubierto de heno y un fuerte

olor a excremento de caballo.

Encuentro la caballeriza y guio a Black hacia allí. Él se aproxima al bebedero y

toma agua de igual modo que un gato. Pero al ver el heno lo aparta con su pata.

— Te conseguiremos algo para que comas — le digo.

424
— Esto es una mala idea — repite Deukarion viéndome desde la entrada.— Su

cuerno es venenoso, si enloquece podría matarte.— él parece realmente

preocupado por eso y al ver a Otis veo que no es el único.

— Lo tendré en cuenta — le digo mientras me apartó de Black que se recuesta

sobre un montículo de paja y comienza a lamer su pelaje.

— No te preocupes por él — me dice Otis — los hombres del monasterio lo

cuidarán bien. Deberías ir a desayunar algo, seguiremos con tu entrenamiento

después de eso.—

— Sígueme — me dice Deukarion mientras masajea su nuca y veo su cuerpo a

la luz del sol.

— Estás herido — le digo al ver su hombro sangrando con la marca de los

colmillos de Black en él.

Él mira su hombro — No te preocupes por eso, veo que solo cura las heridas de

otros — índica mirando hacia Black que detiene su baño de lengua para

gruñirle.

— No seas idiota, deberías ir a que te curen eso — le digo preocupada mientras

me aproximó hacia él.

— No es necesario — me dice.

— ¿De qué hablas estás sangrando?— le digo molesta con su terrible cuidado a

su propia persona.

— Si tanto te molesta, entonces atiéndeme — me dice mientras sujeta mi codo,

acercándome a su torso desnudo mientras mis manos tocan su cálida húmeda.

Su calor corporal y su aroma me ponen nerviosa.

— Bien — le contesto tragando saliva —, pero necesito elementos de primeros

auxilios, vamos a la enfermería — le digo.

Él sujeta mi mano y me lleva por un pasillo hacia el lugar donde Otis me

atendió cuando llegue.

425
Lo veo buscar una caja llena de cosas y se siente en una silla dejando las cosas

en una mesa metálica cerca de él.

No entiendo por qué está tan ansioso, pero me concentro en su hombro. La

mordida parece profunda, así que me aproximó y comienzo a limpiar su sangre

azul con una gasa. Siento su respiración cerca de mí mientras me mira desde su

altura. Sentado llega al comienzo de mis senos y sus ojos parecen clavarse en mi

escote. No es profundo, pero mis pezones parecen resaltar bajo la tela ante todo

lo sucedido, no digo nada, prefiero ignorar esto y hacerme la tonta mientras él

los mira llenos de deseo. Cuando el sangrado ya no es tanto desinfecto al área y

comienzo a vendarla de forma desprolija y apresurada, cubriendo su hombro

con mucha gasa.

— Nunca antes he vendado un hombro, le digo incómoda — tal vez no quede

bien —

— Quedará mejor que si yo lo hago — indica él con voz ronca.

— Vaya, esto sí que es nuevo — escucho a Otis decir mientras ingresa al lugar y

mira a Deukarion con sorpresa.

426
92. Vendado

— ¿Cuál es la sorpresa?— pregunto confusa hacia Oís. Él me mira y luego a

Deukarion, lo que sea que vio en él parece hacerle cambiar de opinión.

— Nada — contesta Deukarion y sujeta mis brazos para alejarme de su cuerpo y

ponerse de pie — será mejor que vayamos a desayunar algo.— dice mirando

con seriedad hacia Otis que parece reprimir una risa al verlo.

— Cuida bien de él — me dice Otis — tiende a ser irresponsable con sus

heridas, no quiero tener que amputarle el brazo —

Sus palabras me sorprenden — ¿amputar?— no esperaba que fuese para tanto,

la mordida se ve fea pero no tan mal. Aunque no conozco bien la fisiología de

los lycans tal vez son propensas a la gangrena. Mi preocupación aumenta — yo

me encargaré de él — le digo a Otis

— Gracias — contesta con una sonrisa hacia Deu.

— Vamos a desayunar — me dice Deukarion y lo sigo mirando con

preocupación su hombro.

Al llegar al salón una gran cantidad de personas se encuentran allí y al ingresar

todos se ponen de pie bajando sus cabezas a nuestro paso. Deukarion camina

orgulloso entre ellos, aunque no lleva camisa y si hombro está lleno de vendas

mal colocadas. Debí pedirle a Otis que lo vendará mejor. Llegamos a la mesa

principal que se encuentra bajo los estandartes en el extremo del salón y Deu

me indica sentarme a su derecha. Al sentarnos la gente levanta su cabeza

viendo hacia nosotros.

— Continúen con su desayuno — dice Deukarion y observa las mesas. Algunas

todavía no están puestas.— ¿Qué pasa con el servicio?— pregunta sin

comprender lo que ve.

— Mi señor la cocina está retrasada — responde y un soldado de la mesa más

cercana mirando su hombro con confusión.

427
Nuestra mesa ya está servida, así que él me aproxima una taza con chocolatada

en ella. Me dispongo a desayunar mientras él parece atento a ofrecerme toda

clase de cosas con crema. No puedo negarme, todo sabe delicioso

Pero él no come nada y eso me pone nerviosa

— ¿Por qué no comes?— pregunto al ver que yo ya no puedo más con mi

ansiedad.

— Me duele el hombro, me dice y se lo sujeta.— no puedo evitar sentirme algo

responsable, por eso después de todo fue Black quien lo hirió. Así que me

arrimo a él y tomo su taza llevándola a sus labios.

Él me mira por un instante, pero recibe la taza.

— Gracias — dice con su rostro algo colorado.

— ¿Qué quieres comer?— le pregunto viendo hacia la mesa.

— Manzanas — me dice mirándome a los ojos.

Veo la mesa, hay de todo, pero no manzanas, aunque hay un pai de manzana,

así que le ofrezco trozos de eso llevándolo a su boca. Él no deja de mirarme

fijamente mientras come cada trozo, poniéndome nerviosa ante su mirada.

Escucho a alguien aclarar su garganta y me aparto de él viendo hacia la

multitud.

Deukarion también los observa y ve que sus mesas siguen vacías.

— ¿Por qué demora tanto el servicio?— vuelve a preguntar molesto.— Traigan

al responsable.—

Ante su orden veo al sujeto que se portó de prepotente conmigo.

— ¿Si mi señor?— pregunta nervioso el sujeto del que ni siquiera recuerdo su

nombre.

— ¿Por qué estás en la cocina?— pregunta Deukarion al ver al soldado.

— Fueron órdenes de su majestad — índica el hombre nervioso.

Deukarion me mira confuso. Eso me pone nerviosa, después de todo no tengo

verdadera autoridad ante sus súbditos.

428
— ¿Y a qué se debe tal orden?— me pregunta Deukarion viéndome fijamente

mientras arquea una ceja.

— Él fue altanero conmigo — le digo defendiéndome de la acusación nerviosa

— y se tomó mi chocolatada — le digo viendo al sujeto aún con enfado.

Deukarion se pone de pie y camina acercándose al sujeto.

Sin decirle ni una palabra lo veo golpearlo fuertemente, mandando al sujeto a

caer al suelo, sujetando su boca sangrante, junto a sus dientes que caen como

perlas a su alrededor repiqueteando en las baldosas.

Yo solo puedo ver todo con mi boca abierta de asombro.

— Supongo que entiendes tu error — le comenta con calma aterradora

Deukarion viéndolo desde su altura.— y también entenderás que él castigó que

ella te impuso, no es el adecuado, así que pagarás por tu error, como es debido

— le indica y le hace seña a unos guardias que se aproximan y sujetan al

soldado golpeado colocándolo sobre su estómago en el suelo mientras

extienden sus manos ensangrentadas.

Veo a Deukarion desenfundar su puñal y lo mira mientras el sujeto se reforzó

en el suelo.

— ¿Qué está sucediendo?— pregunto si comprender lo que va a ocurrir,

aunque sospecho que no será nada bueno.

— Le daré su castigo merecido — dice Deu sin culpa alguna — ¿te gustaría

decidir por mí?—

— ¿Decidir qué?— pregunto más confusa.

— ¿Qué mano debo cortar primero?— me indica Deukarion como si lo que dice

no fuese gran cosa.

— ¿Cortar? No quiero que lo amputen por algo así — le digo escandalizada

mirando desagradable sujeto gimotear en el suelo.

— Son las leyes Nice— me dice sin paciencia Deukarion — nadie agravia a la

reina y sale con vida de ello.— indica Deukarion mirando con furia al sujeto

429
que solo me confundió con una Omega. Su reacción violenta y desalmada me

recuerda al día en que me interrogó en la celda mientras permanecía colgando

de esas cadenas. Estar cerca de él me hace olvidar fácilmente de lo que

realmente es capaz.

— Él no sabía que yo era la reina — le digo a Deukarion — no permitiré que le

haga algo así, solo por una taza de chocolatada —

Deukarion me mira algo enojado — es una orden — le digo en voz baja. Eso

parece enfurecerlo aún más.

Pero me obedece.— llévenlo a una celda sin agua, no comida por cuatro días —

dice Deukarion.

Tas dar su orden, él se aproxima a mí y vuelve a sentarse en su lugar.

— Das demasiadas órdenes para ser alguien que no quiere el título de reina —

me dice molesto.

Un soldado se aproxima él y se inclina antes de hablar.— Mi señor llegaron los

hombres de Diluvio — ante eso Deu se pone de pie, y me mira — acompáñame

— me dice. No estoy segura de ir con él, pero igual lo sigo al ver que las

personas del lugar no dejan de verme fijamente, ante todo lo ocurrido.

En el camino hacia la puerta principal del monasterio nos cruzamos con Otis.

Parece algo ansioso ante la comitiva de hombres que llegó, aunque me resulta

algo extraño que truene sus manos mientras mira ansioso la entrada.

Al escuchar los pasos de los hombres acercarse me sorprendo gratamente al ver

a Arcan encabezar el grupo.

Él mira hacia Otis y se aproxima hacia él extendiendo sus brazos — Maestro, lo

he echado de menos — dice, pero se detiene a mitad de camino al ver el rostro

de Otis. Al parecer está enojado con Arcan.

—, ¿Maestro?— pregunta confuso bajando sus brazos.

430
— Eres el cachorro más idiota que he llegado a educar — le dice Otis y se

aproxima al listo para golpearlo. Otis lanza un golpe que Arcan esquiva por

solo un pelin.

— Torturar a una mujer es lo más bajo que un hombre puede hacer — le grita

furioso — y más si es tu REINA— indica lanzando otro golpe que da de lleno

en el estómago de Arcan desinflándolo.

— Basta — le digo ansiosa al ver a Arcan morado por la falta del aire ante

semejante golpe.

Otis se aparta y acomoda su ropa mientras me mira con respeto — como desee

— me dice de forma educada. Aunque mirando a Arcan le dice — ya

hablaremos tú y yo —

El resto de los hombres hace una reverencia dirigida a Deukarion y otra hacia

mí y luego siguen a Otis para dirigirse a sus lugares de descanso.

— ¿Te encuentras bien?— le pregunto acercándome a él. — Fue un golpe brutal,

tal vez necesites ir a la enfermería —

Arcan mira a mí poniéndose de pie — Tranquila mi reina, los Lycans antiguos

podemos curarnos en cuestión de segundos —

Lo miro confundida y luego miro el hombro de Deukarion.

Ese imbécil se estuvo burlando de mí toda la mañana.

Voy a desollarlo vivo.

Él mira a Arcan con dagas en sus ojos ante las palabras del Albus.

431
93. Mentira por omisión

— ¿Los lycans antiguos se curan solos?— pregunta Nice molesta mientras mira

mi hombro.

Maldito sea Arcan no lleva ni cinco minutos en este lugar y ya me genera

problemas.

Sé que no debí mentirle, pero la tentación fue muy grande. Y eso sin contar que

me encontraba molesto por lo del maldito unicornio que duerme

tranquilamente en el establo.

Esta mujer está loca, la sola idea de verla cerca de esa bestia me altera, y para

empeorar lo todo a la bestia le agrada su toqué, verlo ronroneando disfrutando

sus caricias y buscando más me lleno de enfado. Maldita bestia suertuda. Si lo

que le gustan son las criaturas peludas, yo podría permanecer en mi forma de

batalla solo para recibir sus caricias mientras sonríe tan felizmente. A mi

instinto le agrado la idea.

Pero yo también quería recibir sus atenciones, es por eso que fingí mi dolencia.

Y no puedo arrepentirme de ello, después de todo la manera en que limpio el

mordisco de la bestia y lo cubrió con la venda fue tan cuidadosa y cariñosa que

me encontré deseando más. Y eso sin contar que desde mi altura en aquel banco

podía ver su torso demasiado cerca de mí. Su dulce aroma reavivó mi deseo y

ella no era inmune a mi cuerpo. Lo supe al ver sus pezones endurecer al tocar

mis músculos. Sí, no puedo arrepentirme de eso a pesar de que mis testículos lo

siguen considerando una tortura. Otis también estuvo a punto de arruinar todo,

fue suerte de que entendiera mi mirada de habla y te destrozó, y gracias a ello

Nice fue más cuidadosa conmigo aún, incluso me dio de beber y comer de sus

propias manos temblorosas. No podría sentirme más satisfecho. Hasta que me

enteré del error de uno de mis subordinados. Al parecer me he ablandado con

mis soldados, porque uno de ellos cometió un terrible error al agraviarla. Ese

idiota debería de pagar por su error, fue satisfactorio quitarle todos los dientes

432
de un golpe y más teniendo en cuenta que él le quitó a Nice el placer de su

sabor preferido. Pero no es suficiente, según la ley de los Lycans se le debe

cortar una mano y mi daga está ansiosa de ello. Pero Nice me detuvo

sorprendiendo a todos los observadores del lugar. Nunca antes una reina ha

hecho algo así, su acción generará problemas más adelante, pero al tratarse de

una orden no me queda más que obedecer, por el momento.

— No estás herido ¿Verdad?— pregunta enojada Nice viéndome a los ojos. ¿Por

qué demonio se ve tan bella cuando se enoja?

— Lo estuve — le indico sin culpa alguna.

Ante mis palabras, ella se aproxima a mí y tira de las vendas revelando mi

hombro ya curado por completo.

— Eres un idiota — me dice molesta.

— ¿Te molesta que me haya curado?— le pregunto — Eso no parece muy

amable — agrego tratando de quitarle el peso al asunto.

— Me preocupé por ti — me dice furiosa.

Arcan se pone de pie y mira todo sin comprender nada. Otis también regresa de

ubicar a los soldados.

— No quiero volver a verte — me dice enojada — es una orden.—

agregamientras se dirige dónde está Otis. Tengo ganas de seguirla, pero su

orden y el deber me detienen.

— Maldición — digo al ver que se va furiosa.

— ¿Me perdí de algo? — pregunta confuso Arcan

— De mucho — le digo cansado mientras paso mi mano por mi cabello.— será

mejor que busquemos un lugar para hablar.—

En la oficina de Otis, Arcan me mira pensativo — ¿Por qué no has vuelto a

Diluvio?— pregunta.

— No puedo hacerlo, Nice no quiere volver —le respondo frustrado.

— ¿Y eso desde cuándo te detuvo?— pregunta sin entender.

433
— Desde que ella comenzó su estro — contesto molesto.

Arcan suspira ante mis palabras — Vaya, eso complica todo, supongo que tiene

el poder de la orden contigo —

— Sí, lo tiene y no me hace ninguna gracia —

— Ella es una persona sensata, no me imagino ordenando algo que resulte en

problemas. — me dice Arcan.

— ¿Tú crees?— pregunto con sarcasmo — una de sus primeras órdenes fue que

me metiera todo mi oro por el trasero — le digo molesto

Arcan se asombra y comienza a reír ante mis palabras.

— Si eso suena plausible viniendo de ella — dice con lágrimas en los ojos de

tanto reír.

— No tienes idea — le indico. — Dime por qué estás aquí, y porque son tantos

hombres los que están contigo deberías estar protegiendo Diluvio — le digo

esperando lo peor.

— Vine a proteger a mi rey — me responde — la guerra tocará esta puerta y

será Arístides quien la traiga.— me dice.— al parecer al ver que Nice es una

humana y nuestra reina, ha convencido a las familias de Diluvio en derrocarte

indicando lo inadecuado e impuro que eres para el puesto del Alfa. Ha armado

un batallón y todos llegarán aquí dentro de un par de días aproximadamente.

Tuvimos suerte de poder salir antes de Diluvio, pero solo tus hombres de

confianza de cada clan han venido conmigo, el resto se encuentra apostado en

el bosque colindante al mando de Eunice.—

Maldición, esa víbora venenosa de Arístides solo vive para complicarme la

existencia.

— ¿Y cómo se enteró de que estábamos aquí?— pregunto molesto.

— Una mujer llamada Adelaria llegó a Diluvio dándole toda la información, —

me cuenta Arcan

434
Con que allí estaba la doncella que guío a Nice al Unicornio. Debí suponer que

era una espía de Arístides.

— Esto es malo, Deukarion, la mujer, dibujo un mapa del lugar, lo saben todo.

Cuantos hombres tienes, los puntos débiles de la edificación, la cantidad de

comida que tiene. Asediarán el lugar, todos los que están aquí morirán de

hambre si no los enfrentas. Y no están solos, los gnomos rojos quieren la sangre

de Nice por lo que le hizo a su reino.—

La preocupación de Arcan es evidente, estamos en claras desventajas. Mi

dominio no puede doblegar a tantos hombres y Nice se encuentra en este lugar,

ella corre peligro.

435
94. Golpe

Una humana, la compañera del maldito e impuro Alfa es una humana, y la

maldita tiene poderes. Su rosal crece imponente frente a nosotros,

separándonos dé ella y el asqueroso Vampiro real que debería matarla.

¿Por qué no lo ha hecho? Es un idiota, ese era el maldito acuerdo. Pero en vez

de hacerlo, la está protegiendo ¿Qué clase de mal chiste es este? El maldito

chupasangre incluso logro herirme la pata al proteger a la humana. Esto no

tiene sentido, pero rodeado de los hombres del Alfa no puedo decirle nada, solo

intento acabar con él después de todo ya no me es útil. Aunque el maldito

parece ser más fuerte de lo que esperaba, no logré acabar con él, ni siquiera él

Alfa lo ha logrado y ahora está junto a ella del otro lado del muro espinoso que

el Alfa ataca enloquecido. Tras mi orden, los hombres regresan a Diluvio,

dejando solo al Alfa con sus locuras. El último Plenilunio fue su sentencia de

muerte, la humana no durará mucho allí a fuera y menos con un vampiro a su

lado, a penas ese engendro vea su sangre, la dejará seca y crujiente. Es cuestión

de tiempo para que tome el puesto de Alfa y la idea solo me hace sonreír. Todo

parece alinearse a mi favor. A mi regreso veo a Pria aún abrazada al cadáver de

su débil padre. Sus lágrimas estropean su rostro haciéndola ver fea y

desalineada. Odio el sentimentalismo de las hembras, son una gran molestia,

pero ella es su única heredera, lo que significa que pasará a ser la cabeza de su

familia, no puedo perder esta oportunidad.

— Lamento tu perdida — le digo a la hembra acariciando su rojo cabello — esto

no quedará así, yo me encargaré de acabar con los que hicieron eso.— le digo

solemnemente.

— La quiero muerta — dice ella llena de furia y locura — quiero que muera con

dolor — dice conteniendo sus gritos de odio. Eso es lo que más me gusta de

Pria, esta mujer ama la matanza de los impuros e innecesarios.

436
— Así será — le digo — tienes mi palabra.—, pero deberás ayudarme con ello,

después de todo la humana probó ser la verdadera compañera del Alfa.—

Ante mis palabras ella me mira escolarizada. — ¿Qué? No puede ser.— dice

atormentada.

— Pero lo es y no podemos permitir que tome el poder — le indico —

tendremos que acabar con la humana o ella acabará con todos nosotros.—

— La familia Pallipes está a tu servicio — me dice bajando su cabeza tal como

hace ante un Alfa. Verla de ese modo me llena de satisfacción, las cosas se están

alineando, falta poco para que limpie muestre especie de toda la paria e

impuros que actualmente contiene.

Al llegar a mi hogar llamo a mis soldados.

— Envíen un mensaje hacia Noferatus, les ofreceremos ganado Omega a

cambio de apoyo militar, haremos un golpe de estado, Diluvio será mío —

índico lleno de ansiedad.

El hombre sale corriendo llevando mi mensaje. Tengo trabajo que hacer los

lupus, no apoyaran mi toma del poder y los Albus tampoco, así que tendré que

acabar con ellos de forma discreta. Por el momento necesito juntar el ganado

Omega.

Al día siguiente mis informantes me indican que el Alfa se fue en busca de la

humana. Eso complica mis planes, no puedo matarlo si no se encuentra aquí.

Pero, por otro lado, facilita alguno de mis planes, los vampiros han contestado a

mi mensaje. Aunque su regente me exige un pago demasiado alto por

adelantado de ganado para aceptar mi solicitud, expresando su molestia por

mis negocios con su sobrino. Maldito chupasangre codicioso se aprovecha de

ello para extorsionarme, aunque como Beta regente podré acelerar la captura

del ganado.

Al día siguiente, un grupo de fastidiosos y asquerosos Omegas comienzan a

pulular por el palacio en busca de sus crías inservibles. No les prestó atención,

437
si por mí fuese todos ellos morirían, pero debo conseguir más ganado para

concretar mi negocio.

— Mi señor recibimos un mensaje del rey Gorro rojo — me indica un

soldado.— aunque va dirigido hacia el Alfa —

¿Gorros rojos? ¿Piensan romper nuestra tregua? Dámelo le ordeno al soldado

que duda antes de tender el pergamino.

"Has roto nuestra tregua Rey lycans y teñiré mi gorro con tu sangre como pago

por la destrucción que desataron en mi territorio"

El mensaje es corto, pero me da geniales noticias, al parecer Deukarion no

puede dejar de juntar enemigos a donde sea que va, el rey se está quedando sin

lugares a los cuales huir, es cuestión de tiempo para que quede en Jaque mate.

Si estuvo en el poblado de los duendes, hay solo un lugar donde podría ir, el

monasterio. Sonrió ante eso. Aunque ese lugar no tiene soldados a mi mando si

tengo espías en él.

Llamando a uno de mis soldados, le ordeno enviar un mensaje hacia nuestro

espía en el monasterio.

"Mata a la mujer que vieja con el rey"

Espero que la escoria que enviamos hacia ese lugar hace años pueda cumplir

con su función.

Veo al guardia real caminar con orgullo hacia mi — Beta, la situación con los

Omegas ha empeorado, le imploro que me permita guiar un grupo de hombres

en busca de las Omegas desaparecidas — me solicita el arrogante de Eunice.

— Tienes trabajo más importantes que cumplir en el palacio — le digo — quiero

que todos los soldados monten guardia aquí adentró por si los vampiros

regresan — le ordeno. Veo su enfado hacia mi orden. Este inútil es uno de los

soldados de confianza de Deukarion necesito mantener su nariz lejos de mis

asuntos.

438
Tanto él como Arcan son una gran molestia para mí. Los lupus, por otro lado,

parecen inactivos, no han hecho aparición alguna luego de ver lo que ocurrió

con la humana. Aunque no confío en ellos, los Lupus siempre son un dolor de

cabeza para mí.

Cuando el alfa muera, tanto los Lupus como los Albus serán entregados a los

vampiros como parte de pago de sangre, el clan lycans estará formado solo por

los lobos rojos y pardos, las únicas familias que merecen ese honor.

439
95. Planes

— Mi señor, le juro que intente cumplir con su deseo — grita la inútil hembra

que debía matar a la humana.— yo la guíe hacia el bosque donde se

encontraban las Hadas y el unicornio. — dice de forma desesperada con

lágrimas en los ojos — no entiendo cómo es que no murió —

La hembra se encuentra arrodillada a mis pies mojando mis zapatos con sus

inmundas lágrimas mientras ruega por su vida. Ella no cumplió su misión y

tuvo el descaro de venir hacia mí en busca de protección al ser rastreada por los

hombres del monasterio.

— Tenías una simple misión, matar a la hembra que viaja con el rey, pero no

solo no la cumpliste, sino que además deseas protección de mi parte, — le

indico molesto ocupando el trono lycans — por lo visto no puedes serme útil, y

si no eres útil no tienes por qué seguir existiendo.— sentenció haciéndole una

señal a mis soldados para que quiten de mi vista a la mujer. Ella sabe cuál será

su fin, después de todo es una espía, sabe cómo terminan los subordinados que

no cumplen con su misión. Los hombres la toman de sus brazos y comienzan a

arrastrarla por el suelo de la sala de trono, llevándola hacia su inminente

muerte.

— Espere señor, todavía puedo ayudar — grita la mujer desesperada.— tengo

información del monasterio — dice ella de forma apresurada forcejeando con

los guardias.

— ¿Qué tipo de información?— pregunto aun viendo como la arrastran.

— Cosas que le ayudarán a ganar la guerra que se aproxima.— grita

desesperada.

— Esperen — ordeno mientras me acomodo en el trono — Habla — le ordeno a

la mujer.

440
— Llevo años en ese lugar, conozco cada, entrada y salida, además sé con

cuántos hombres cuentan y sus provisiones — enumero desesperada — solo

perdóneme la vida.—

Suspiro ante sus palabras, no me gusta mantener a los sirvientes que fracasan

en su función, pero si lo que dice es verdad, la mujer podría ser muy útil.—

— Bien — respondo — suéltenla — le ordeno a los guardias.

— Gracias, — llora ella mientras se arrodilla en su lugar — gracias.—

— No te confundas mujer — le aclaro — si tu información no me es de utilidad,

cortaré tu cabeza frente a toda la manada.—

Al retirarse la hembra a decirle todo lo que sabe a mi comandante me preparo

para el siguiente en presentarse ante mí.

El sujeto entra al salón del trono con arrogancia y desconfianza a cada paso que

da. Su barba blanca es tan larga que llega a su pecho. Si aspecto, aunque lujoso

en vestimenta, se ve asqueroso entre tanta mugre.

— ¿Para qué me has citado?— pregunta sin dar rodeos ni ofrecer el saludo

correcto. Eso me irrita, pero no puedo darme el lujo de ponerlo en mi contra.

— Según tengo entendido, Deukarion tiene una deuda contigo y tu gente.— le

digo con calma — te he citado para ofrecerte ayuda con ello.

— Al parecer los rumores son ciertos — dice con desagrado al oírme — eres una

escoria traicionera que busca apropiarse del trono — dice con una riza molesta.

— No tengo tiempo para perder con gente de tu clase — le indico sin paciencia

— solo dime si te interesa formar una alianza para acabar con él.

— ¿Y tú quedarse con su corona y mandato?— dice con sorna — no veo

ganancia para mi gente —

— Podrás quedarte con los árboles del bosque del sur — le indico tentándolo a

aceptar mi oferta.—, pero solo si alguno de los tuyos mata a la mujer que lo

acompaña.—

441
— No comprendo, creí que solo querías matar al alfa, y según tengo entendido

si el alfa muere su compañera también, ¿para qué me pides tal cosa?—

— Eso es lo que ocurriría si la mujer fuese lycans, pero no lo es — indico

molesto — es una humana.— Veo sus ojos dilatarse ante mis palabras

— ¿Humana ¿Es una sangre roja?— pregunta anonadado.

— Lo es, ahora mi pregunta es si ¿los gorros rojos pueden encargarse de ella? O

tendré que buscar a alguien más para eso.— sonrió ante mi pregunta.

— Nosotros lo haremos — dice decidido el rey — es nuestro destino, después

de todo fue una humana quien nos maldijo — la furia se filtran en sus palabras.

— Entonces no eches a perder esta oportunidad — quiero a todos tú hombres

en el campo de batalla — le ordeno y veo la molestia en su rostro arrogante ante

mi orden. El idiota después de todo es el rey de los gnomos, he de suponer que

no suele obedecer órdenes.

— Lo haremos y seré yo mismo quien acabe con su vida — responde con brillo

en sus ojos. — Mi gorro lleva cientos de años esperando este momento.—

Sonrió ante esto, Deukarion no tendrá como escapar de esta situación y aunque

lo haga buscaré la forma de matarlo asesinando a su puta humana.

Está decidido, después de una reunión de campaña está todo listo, partiremos

hacia el monasterio y acabaremos con todos allí. A pesar de que mis soldados

me informaron que los miembros de la familia Albus y Lupus huyeron en un

éxodo durante la noche hacia el monasterio, no los detendré, de todos modos es

su final, ya sea aquí o en el monasterio acabaré con todos ello. Nadie saldrá con

vida de ese lugar, mataré incluso a los niños para limpiar la impureza de esta

raza y surgiré de las cenizas del monasterio como el Alfa de la manada.

442
96. Impaciente

Los últimos dos días me la he pasado encerrada en el jardín de la reina

intentando controlar el rosal con ayuda de Otis. La planta ha comenzado a

moverse, pero no reacciona con la efusividad de antes, solo parece una planta

que se mueve por el viento. Esto me frustra enormemente. Estoy cansada de las

charlas de Otis acerca de que deje fluir mis emociones y todo ese montón de

cosas sentimentales.

No he podido ver a Deukarion desde que Arcan llegó, algo ocurre, pero nadie

quiere decirme que es. Los soldados se mueven de un lugar a otro armado hasta

los dientes. Esto no puede ser algo bueno.

— Nice, concéntrate — me dice Otis — no puedes pensar en todo al mismo

tiempo concéntrate en la conexión —

— Eso hago — le digo molesta.

— Piensa en la planta, deja de pensar en Deu — dice culminando mi paciencia.

— Yo no pienso en ese idiota — le digo molesta

Él se ríe ante mis palabras — Nadie te lo dijo ¿no?— pregunta Otis

— ¿El qué?— pregunto nerviosa.

— Los lycans podemos distinguir cuando alguien miente — me dice con una

sonrisa.

¿Qué? ¿De verdad? Maldita sea eso, solo complica todo.

— Intenta no mentirle de ese modo tan descarado al rey — me aconseja

mientras yo me pongo colorada.— eso no te servirá de nada —

— No creo que Deukarion pueda hacer eso — le digo pensativa — se pasó las

primeras semanas desde que me conoció jurando que yo mentía y no era así.—

todavía me molesta eso.

— Nuestro oído puede distinguir mentiras, pero eso no implica que nuestras

mentes lo quieran creer. No defiendo lo que él hizo, pero fue un error que no

volverá a ocurrir. “Si, como no" pienso por dentro.

443
— No quiero hablar de él — le digo molesta — si quieres hablar podrías

decirme que está ocurriendo.— agrego.

Él suspira, no es la primera vez que le pregunto qué ocurre.— no puedo decirte

nada al respecto, ya te lo dije —

— Pues entonces buscaré a quien sí pueda — le digo mientras me alejo de él

molesta.

— Deberías de concentrarte en entrenar — se queja él.

— Volveré cuando sepa qué ocurre — indico mientras salgo del jardín y camino

hacia la habitación. Deukarion no está allí. Me acerco a uno de los guardias y le

consulto — ¿Dónde se encuentra su rey?— ellos me miran incómodos, pero no

me contestan nada que me sirva

— No lo sé mi señora, pero le ayudaré en lo que necesite — es el tercer guardia

que me dice lo mismo.

— Necesito saber dónde está Deukarion — le contesto molesta.

— Aquí estoy — contesta él mientras camina por el pasillo hacia mí. Va vestido

de negro con algún tipo de chaleco de cuero lleno de cuchillas y una espada en

su cintura. Se ve letal y terriblemente sexy. No puedo evitar tragar ansiosa al

verlo acercarse a mí. Maldito cuerpo traicionero.

— ¿Qué está ocurriendo? — le pregunto mientras se aproxima a mí.

Él no contesta y abre la puerta esperando que entre con él. Esto me frustra, no

necesito que se porte como un caballero, necesito saber qué pasa. Y verlo,

maldita sea, estaba volviéndome loca por verlo, pero no puedo decirle eso, no

debería pensar en él de ese modo. Odio que se vea tan bien, incluso vestido

para la batalla, odio lo bien que le queda el negro y la forma en que sus

músculos resaltan en su ropa, odio su pelo despeinado sobre su frente y odio el

brillo de sus ojos y su exótico color azul y verde.

— ¿No deberías estar con Otis?— pregunta sentándome con calma en una silla.

Mi impaciencia es más notoria al ver lo calmado que él parece estar.

444
— Necesito saber que ocurre y nadie quiere decírmelo — le digo molesta.

— Nada de lo que ocurre es asunto tuyo — aclara fríamente Deukarion.

Sus palabras me duelen, soy consciente de que no soy una lycans, pero se siente

mal ser excluida en voz alta. Después de todo soy la única de mi tipo en este

lugar y eso me hace sentir terriblemente sola.

Me molesta qué eL me hable de ese modo y me molesta que no me diga nada.

— Te ordeno que me digas que ocurre — le digo molesta.

Ante mis palabras, él se pone de pie con calma y camina lentamente hacia mí,

extendiendo su mano hacia un mechón de mi cabello, acariciándolo entre sus

dedos, poniéndome muy nerviosa. El aroma de su cuerpo nubla mi mente y me

hace salivar.

— Ya no puedes darme órdenes — me dice él muy cerca de mi rostro, con voz

tranquila, casi en un susurro.

¿Qué? ¿A qué se refiere? Todavía estoy en mi periodo o ¿No?. No lo sé, el

último día siempre es confuso. Mis nervios se incrementan. Sin el poder de mis

órdenes y mi conexión con el rosal no tengo nada para defenderme.

— Te he echado mucho de menos — me dice extendiendo una mano hacia mi

cuello, acariciando mi nuca con ternura y posesividad. Al ver sus ojos sé lo que

quiere.

No tengo tiempo de hacer nada, a pesar de que intente dar un paso hacia atrás

para apartarme de él, igual se aproxima a mí y cubre mis labios con los suyos.

No es un beso tierno, es un beso desaforado como el de un sediento bebiendo

agua. Intento apartarlo estirando mis brazos, pero él sujeta mi rostro con ambas

manos besándome, enloqueciéndome con cada roce. Siento la piel de gallina

ante las caricias húmedas de su lengua que invaden mi boca barriéndola

desaforadamente. Ya no puedo detenerlo, ni siquiera puedo resistirme,

dejándome llevar por la situación, me uno a su salvaje beso de una manera

hambrienta.

445
Él comienza a caminar guiándome con el beso hacia la cama. Sus manos

comenzar a viajar por mis hombros, bajando mi vestido, desnudándome, casi

por completo. El vestido cae a mis pies revelando mi cuerpo cubierto solo por

mi ropa interior. Él se aparta para verme y eso me molesta, necesito más de sus

besos, necesito más de él. Sé que no estoy pensando con claridad, pero al carajo

con eso. En este momento solo puedo pensar en sus labios.

446
97. Extasis

Esto es solo un beso. No hay nada en él que me agrade, me digo mentalmente a

modo de mantra mientras siento su hábil lengua invadiendo mi boca entre

jadeos. Mi cuerpo se siente demasiado caliente y ansioso. Una de sus cálidas

manos baja lentamente por mi torso y se detiene en uno de mis pechos

acariciando mi pezón de un modo muy delicioso.

Deukarion se aproxima más hacia mí haciendo que me tienda sobre la cama

enredada en el beso. Todo parece extremadamente suave a mí alrededor. Puede

sentir a Deukarion jadear mientras suelta mi boca y baja por mi cuello

chupándolo lentamente. Sus lamidas mi hacen gemir de placer y él se detiene

ante eso aún sobre mí.

— Eres hermosa — me dice con voz ronca mientras me mira con sus labios

húmedos por nuestros besos.

No necesito escuchar eso, no quiero pensar en los sentimientos que sus palabras

me despiertan. Me renuevo incómoda bajo su cuerpo. Tengo que alejarme de él.

Deukarion nota mi incomodidad y suspira algo molesto. Espero que se aparte al

ver que se mueve, pero solo baja por mi torso y se detiene en mi pecho,

viéndolo hipnotizado mientras se lo lleva a la boca.

El calor que siento ante eso en mi pezón me obliga a retorcerme y jadear. La

sensación que genera su acción viaja por mis nervios directo a mi entrepierna,

obligándome a gemir de un modo vergonzoso.

Esto parece gustarle porque cambia de seno mientras me mira desde allí con

brillo en sus ojos. Hay fiereza en su mirada.

Esto no es solo un gesto de necesidad física, él parece quiere torturarme. Sus

lamidas acrecientan cada vez más el calor y la incomodidad en mi entrepierna

generándome un palpitar allí. Me renuevo bajo de él, intentando alejarme,

jadeando ante el placer.

447
— Detente — le ordenó en vano entre jadeos, mientras sintiendo como una

espesa humedad comienza a mojar mi ropa interior.

Él parece oler algo en el aire porque lo escucho gemir aún con mi pezón en sus

labios. Las vibraciones de ello solo empeoran todo.

— Por favor, ya basta — le ruego incapaz de apartarlo, y al borde de la locura.

Deukarion aparta sus labios de mí dándome un respiro ante tantas sensaciones,

pero al ver su rostro me congeló.

— Me mantuviste alejado debido a tu orden por demacrado tiempo — me dice

mirándome fijamente — no pienso apartarme ahora.— sentencia decidido

— No quiero esto — le digo nerviosa al sentir una de sus manos bajando mi

ropa interior.

— Miente todo lo que quieras — me dice mientras baja por mi ombligo — eso

no me detendrá.—

Por todos los cielos, ¿piensa lamer mi entrepierna?

Mis nervios y ansiedad crecen, no debería permitir algo así. Sus hábiles dedos

me desnudan y descubren mi piel. Puedo sentir su aliento jadeante ante mi

carne expuesta.

No puedo dejar que haga eso, no importa cuánto lo desee, así que intento

patearlo y juntar mis piernas para negarle el acceso.

— Si no me sueltas patearle tu rostro — le digo molesta.

Y él solo suelta una suave risa ante aquello, aunque con sus fuertes y grandes

manos sujeta mis muslos y los abre metiendo su cabeza entre ellos, extendiendo

su cálida lengua sobre mi carne sensible. Él jadea ante mi sabor

La descarga eléctrica de ello me paraliza de placer. Su siguiente lamida sube

por mi hendidura directo al centro palpitante de mí placer. Mi espalda se

arquea a su tacto y a pesar de que muerdo fuertemente mis labios para no

gemir los suelta y jadeo.

448
Deukarion se une a mi sensible carne, lamiendo y chupando, consumiendo todo

lo que mi cuerpo libera por allí. Puedo escucharlo gemir entre mis piernas.

Intento apartar su cabeza con mis manos, tirando fuertemente de su cabello,

pero eso solo genera que él sujete mis rodillas y abra más mis piernas teniendo

mayor acceso a mi cuerpo.

Levantando mi cabeza puedo verlo encajado entre mis piernas, flexionando los

grandes músculos de su espalda al mantener el acceso a mi centro. Verlo me

hace gemir de placer y él levanta su mirada hacia mí. Sus ojos parecen perdidos

en el éxtasis de cada lamida. Maldición verlo, empeora todo el calor de mi

entrepierna que se acumula de un modo decadente, siento un cálido líquido

que se acumula allí presionando por salir mientras mi corazón late se maneja

acelerada en mi pecho. Estoy muy cerca, lo sé y ya no puedo hacer nada para

detenerlo. Deucarion también parece notarlo porque incrementa sus lamidas

exigiendo mi liberación. No puedo evitar gritar su nombre sorprendida cuando

ocurre sintiendo todo mi cuerpo contraerse y convulsionar por el orgasmo más

delicioso que tuve en toda mi vida.

Él disfruta del resultado de su arduo trabajo lamiendo y consumiendo entre

gemidos mi liberación, torturando mi sensible y devastada carne, mientras las

réplicas de aquello convulsionan a cada lamida de su gloriosa lengua.

Siento mi cuerpo agotado y adormilado ante lo ocurrido. Necesito descansar, no

tengo fuerzas para lidiar con lo que acaba de ocurrir ahora. Soy una idiota, no

debí dejar que algo así pasará. La culpa y el miedo comienzan a llenar mi pecho

mientras una lágrima recorre mi cien. El Lycans parece notarlo porque se aparta

mirándome confuso.

— ¿Qué sucede?— pregunta al verme llorar.

No sé qué decirle ni siquiera yo entiendo por qué lloro, por qué siento tanto

miedo.

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— ¿Nice?— pregunta preocupado acercándose a mi rostro y yo solo puedo

desprender las mantas de la cama rodeándome con ellas para tapar mi cuerpo y

ocultar mi llanto.

— No vuelvas a hacer algo así — le digo entre lágrimas, evitando verlo a la

cara.

450
98. Desconcierto

¿Qué no vuelva a hacerlo? ¿Qué clase de petición es esa?

Ni siquiera soy capaz de hacerlo. Verla de ese modo templando con cada una

de mis lamidas me ha trastornado.

Y su sabor... Maldita sea, nunca en mi vida probé algo tan delicioso. Podría

incluso matar por un poco más de eso.

¿Y ella espera que no vuelva a hacerlo?

No puedo evitar mi furia ante sus palabras, incluso sus lágrimas me enfurece.

¿Por qué llora?, todo lo que hicimos fue correcto, se sintió jodidamente correcto

para mí. ¿Por qué ella parece arrepentida por ello?

El palpitar punzante de mis testículos rogando por la liberación me enoja aún

más.

— No puedes pedirme eso — le digo poniéndome de pie frente a ella. — No lo

haré, aunque me ruegues — le digo molesto conteniendo la furia apretando mis

dientes.

— Tú no entiendes, no debería hacer esto, no voy a cometer ese error otro vez

— me dice mientras se pone de pie cubierta por la manta y trata de escapar de

esto.

Yo sujeto su frágil brazo deteniéndola.

— ¿Error?— de todas las palabras esa es lo peor. Nada de esto fue un error.

— Suéltame — me dice ella intentando sacarse de mi mano.

— No, no lo haré, primero me dirás que de todo esto es un error — le digo

furioso mirándola a la cara — porque hasta dónde alcance a vez gritaste mi

nombre llena de placer por lo ocurrido — le recuerdo. Nunca creí que mi

nombre podría sonar tan excitante hasta que ella hizo eso. Incluso creo que

todos en el monasterio lo escucharon. Nadie tendrá en duda mi reclamo luego

de oír eso.

451
Ella me mira furiosa — yo no te pedí que hicieras eso, así que no me

avergüenza el resultado — me dice mirándome a la cara.

— Entonces por qué lo llamas un error — pregunto confuso.

— Porque no debo dejar que te acerques de ese modo a mi — responde

incómoda y nerviosa. — no puedo dejar que nadie se acerque de ese modo

nunca más — sentencia ella. Veo miedo en sus ojos mientras me mira, y sé que

no es mi rostro él que ve.

— Yo no soy como él — le digo mirándola fijamente.

Ella se ríe en silencio con un aspecto cansado al responder — Sí, lo eres, todos lo

son —

— Déjame probártelo — insisto sin paciencia — no cometeré sus errores.

— No — grita ella mientras se aleja.— no tengo la fuerza para tolerar otro golpe

de esos —

— ¿Por qué le temes tanto al intento? Yo nunca dejaré que sufras algún daño, y

mucho menos seré quien lo haga — insisto.

— Claro, que lo harás — responde furiosa ella.— ya sé cómo va todo, me

trataras como tu reina por dos o cuatro años, prometiéndome el cielo y las

estrellas, convenciéndome de que somos almas gemelas y cuando te aburras,

cuando el enamoramiento disminuya me dejarás a un lado odiando cada

aspecto de mi persona, haciendo que yo también lo haga.— grita con rencor —

ya no puedo odiarme más de lo que lo hago.— agrega con su voz quebrada por

la tristeza

Sus palabras me congelan. Eso fue lo que ocurrió con el maldito humano. La

furia de ello hace que mis garras se extiendan involuntariamente.

Tengo un deseo rabioso de derramar mis viseras por el piso armando una

alfombra para que ella pise hacia mi trono, nuestro trono.

Ella nota mis manos y su rostro se vuelve pálido.

— No te haré daño — le digo molesto ante su miedo.

452
— Entonces vete — me dice con temor en su voz.

Escucharla hablarme de ese modo causa una desagradable sensación en mi

interior. Ella no debería tenerme.

Salgo de la habitación lleno de furia, no puedo estar cerca de ella ahora, solo me

tendría más temor. Necesito liberar la tensión en mi cuerpo, así que me dirijo al

patio exterior donde los soldados entrenan preparándose para la batalla que se

aproxima.

Arcan se encuentra allí con su lanza blanca, peleando con uno de sus hombres,

enseñándole a cubrirse.

No todos los hombres que viajaron con él están listos para esta batalla, muchos

son apenas cachorros

He distribuido a mis hombres fuera del monasterio. No puedo permitir que las

hembras y niños se encuentren desprotegidos, así que las caballerizas están

llenas de ellos mientras los soldados se encuentran apostados a la intemperie. El

monasterio es un sitio grande, pero no tiene el espacio para albergar a media

manada, así como tampoco tiene los recursos para ello. Esta pelea deberá durar

poco o la gente morirá de hambre.

Arcan tira al cachorro al suelo con un simple movimiento de su lanza,

obviamente no está listo para la batalla.

Al verme se aproxima a mí acomodando sus lentes en el puente de su nariz.

— ¿Dónde estabas? Los hombres necesitamos ayuda con los entrenamientos.—

dice, pero se queda quieto a una distancia prudente de mí al ver mis garras. —

¿Está todo bien?—

— No, no lo está — contesto.

Veo a Arcan olfatear el aire y abre los ojos como platos.

— ¿Ella está bien?— pregunta preocupado.

— Sí, lo está — contesto molesto

453
— Entonces ¿Qué te ocurre?— pregunta confuso — amigo mío, puedo oler su

esencia en ti ¿Por qué estás con ese humor?— pregunta confuso.

— Me ha rechazado — admito furioso. — ve por Eunice necesito alguien que

pueda soportar aunque sea un asalto.— digo mientras retraigo mis garras y

desenvaino mi espada.

— Intenta no matarlo — dice temeroso Arcan antes de partir en busca de mi

comandante más fuerte.

Al cabo de un rato, Eunice se acerca hacia mí llevando un frasco entre sus

manos.

— ¿Qué es eso?— pregunto molesto — déjalo a un lado y toma tu espada —

— Esto es un gesto amistoso hacia mi reina — responde dejándolo a un lado. —

tal vez le haga sonreír — agrega molestándome al no ser yo quien pensó en ello.

— ¿Qué es?— insisto sin paciencia y acercándome al contenedor, pero Eunice

me bloquea el paso.

— Lo sabrás cuando me ganes — me dice él confiado mientras sujeta su arma.

— En ese caso intentaré no matarte — le digo con una sonrisa llena de

resentimiento.

454
99. Amigo

Mi discusión con Deukarion luego de lo sucedido solo reviven los monstruos de

mi mente. Mi baja autoestima, solo empeora las cosas.

¿En qué momento me volví una mujer tan débil? Yo no era así, nunca me deje

amedrentar, incluso aunque nadie me apoyará, incluso aunque mi familia me

repudio, yo permanecía firme peleando por lo que quería, pero ahora solo temo

por cada acción que realizó.

Necesito bañarme, a pesar de que Deukarion no hizo más que besarme, puedo

oler su perfume en mi piel.

Mientras me ducho no puedo dejar de pensar en sus palabras.

Es fácil para el prometerme felicidad, siempre lo es, lo difícil es cumplir con tu

palabra.

Al terminar mi ducha decido ir a ver a Black, caminando por los pasillos que

parecen atestados de tensos soldados. Al parecer Arcan trajo a todos sus

hombres aquí, aunque no entiendo el porqué.

En el establo veo a un soldado acarrear un balde lleno de animales muertos

hacia la caballeriza de Black. El sujeto parece lleno de miedo al volcar su

contenido cerca de Black.

No puedo evitar suspirar ante la imagen. Black puede verse atemorizante

después de todo luce como una pantera con enormes colmillos y un largo

cuerno filoso, sin contar su porte un poco más alto que los caballos que he visto

en este lugar.

Pero a pesar de su aspecto, Black es un animal manso, no ha atacado a nadie

desde que llegó aquí, solo se ha dedicado a comer y lamer su pelaje tumbado

sobre la paja en un rincón de la caballeriza por la cual entran los rayos del sol.

Es inofensivo y súper mañoso, al verme se pone de pie y comienza a caminar de

un extremo a otro rozando su enorme cabeza en la verja que nos separa en

busca de mis caricias. Realmente parece un gato mutante, sonrió ante eso

455
mientras subo sobre las tablas de la verja y rasco su cabeza evitando su cuerno,

haciéndolo ronronear.

— Hola Black — le saludo suspirando para deshacerme del peso de mi pecho.—

¿me extrañaste?—

— No puede ser — escucho la voz de Arcan desde la puerta del establo — ¡es

verdad¡— dice sorprendido — realmente domaste un Unicornio. Pensé que

eran exageraciones de las personas del lugar — aclara.

— Yo no dome a nadie — le digo corrigiéndolo — él solo vino a mi — le digo

mientras me bajo de las maderas y camino hacia él.

Al llegar al frente de Arcan lo rodeo en un abrazo, sorprendiéndolo.

— ¿Mi reina?— pregunta el incómodo ante mi gesto.

— No me llames así — le digo molesta apartándomele — tú sabes que es una

farsa — le indicó y vuelvo a abrazarlo.

— ¿Puedo saber a qué se debe su conducta?— agrega incómodo.

— Estaba preocupada por ti — le digo con sinceridad — me alegro de que estés

bien.—

Ante mis palabras él se relaja y me rodea de una manera sosa y temerosa en él

abraso más ridículo que he visto en mi vida.

— Eres pésimo con los abrazos — le digo apartándome de él con una pequeña

risa.

— Lo lamento, — se disculpa él mientras me mira desde su altura. — ¿te

encuentras bien?— pregunta preocupado.

— No lo sé — contesto y vuelvo a acercarme a Black subiendo las tablas para

seguir acariciándolo — han pasado muchas cosas.— confieso.

— Entiendo — me dice mirando con curiosidad al Unicornio.

Reconozco el brillo de curiosidad en sus ojos

— No tienes permitido diseccionarlo — le digo viéndolo.

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Él sonríe ante mis palabras — no me atrevería — responde acercándose a la

verja, aunque se detiene dado que Black comienza a gruñirle enseñando más

aún sus colmillos.

— Esto es sorprendente, cada vez que te veo encuentras el modo de romper

años de conocimiento sobre mi mundo con solo un par de acciones — dice

Arcan mirando fijamente al Unicornio.

— ¿Gracias? Supongo — le contesto. — tú sabes qué está ocurriendo ¿No?— le

pregunto.

Él se remueve incómodo — no debería decírtelo — contesta

— Tampoco debías ayudarme a escapar y lo hiciste — le recuerdo — dos veces

— Y en cada vez puse en riesgo mi vida — me recuerda él.

— Arcan, creí que eras mi amigo — le digo molesta.

— ¿Amigo?— pregunta sorprendido.— ¿De verdad?—

— Dímelo tú, después de todo los lycans pueden oler una mentira — le digo y

él sonríe nervioso.

— No sé si merezco tal honor — admite nervioso.

— No es un honor — le corrijo — es un castigo, tendrás que ser mi amigo para

pagar todo lo que me has hecho — sentenció con una media sonrisa. — Así que

dime qué carajos ocurre — le indicó.

— Deukarion va a matarme por esto — me dice nervioso.

— Pues procura que no se entere — le indico

Arcan suspira y reacomodar sus frágiles lentes.

— Las cosas en Diluvio han ido de mal en peor desde que Deukarion fue en tu

búsqueda.— admite — hay rebeliones de Omegas, desapariciones y por último

Arístides intenta ejercer un golpe de estado apropiándose del trono de

Deukarion.—

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Carajo, la cosa parece grave. — ¿y entonces por qué no regresa Deukarion a

Diluvio?— pregunto confusa.

— Era el plan, pero al parecer Arístides viene hacia aquí, buscará matar al Alfa

para poder tomar su lugar en la manada.—

— ¿Por eso hay tanto movimiento de soldados?— pregunto para mí misma.

— Así es — contesta Arcan con un suspiro — Estamos en guerra, tendremos

que pelear con nuestra propia gente para defender a nuestro rey.—

— Esto es una locura — le digo caminando hacia él — Deukarion debe frenar

esto, no debe dejar que su gente se mate entre sí —

— Él lo sabe — contesta Arcan —, pero no puede evitarlo, él tiene que proteger

a aquellos que lo siguen. Arístides no se detendrá hasta aniquilar a todos los

Lupus y Albus si es necesario, pero más que nada él viene a por ti.— me indica

Arcan

— ¿Por mí?— pregunto confusa — Si ni siquiera lo conozco ¿Por qué lo

haría?— pregunto nerviosa —

— Porque todos los lycans te ven como la reina y en el clan lycans si la reina

muere el rey la sigue.— sentencia — tú eres el punto débil del Alfa.—

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100. Útil

— Esto no tiene sentido — le digo a Arcan— yo no soy la reina —

Él me mira incómodo y sin responder. No, no puede ser.

— Arcan dime la verdad — le digo nerviosa y enojada.

— Lo siento, eso es algo que solo Deukarion puede confirmar. — responde

incómodo.

Maldita sea — Yo no quiero ser la reina — le gritó ansiosa — no puedo ser la

compañera de él —

No puedo quedarme quieta, necesito respuestas, así que voy a buscar al Alfa

para que confirme de una vez por todas que es lo que soy. ¿La reina? ¿La

compañera eterna de un Lycans? No puedo creer algo así, suena demasiado

bueno para ser verdad. No puedo permitirme pensar en que él me querría para

siempre de ese modo.

Al entrar al monasterio corro hacia la habitación y me detengo rápidamente al

ver salir un soldado lleno de heridas y cubierto de sangre de allí. ¿Cómo puede

seguir caminando?, está destrozado y él parece ni notarlo, casi como si nada de

eso le doliese. El soldado me ve e inca una rodilla haciendo una reverencia

hacia mí.

— Mi señora — dice con respeto.

— ¿Qué te sucedió?— pregunto nerviosa, si él está así, tal vez la guerra ya

comenzó, tal vez sufrieron un ataque. ¿Y si Deukarion está peor? No puedo

dejar de preocuparme ante la idea.

Él levanta su cabeza mirándome

— ¿Fue un ataque?— pregunto nerviosa temiendo lo peor — ¿Él está bien?—

El soldado se coloca de pie y sonríe — No sé preocupé mi señora, solo es parte

del entrenamiento, el rey se encuentra bien, está entrenando en el patio exterior

en este momento — me contesta con amabilidad el soldado, pero de todos

modos necesito ver si realmente está bien.

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— ¿Le gustaría ir a verlo?— pregunta el sujeto y yo solo puedo asentir. —

Acompáñeme.—

Siguió al soldado por el pasillo caminando hacia un gran patio repleto de

hombres entrenando, algunos usan espadas, otros practican con arcos y flechas

e incluso algunos pelean entre su con su forma lobuna. Pero en el centro del

lugar veo un círculo de personas observando algo y el soldado me guía hacia

allí mirando todo a nuestro alrededor, como si estuviese custodiándome. Al

llegar al círculo, los soldados se apartan, dándonos lugar al sujeto herido y a mí,

permitiéndome ver lo que ocurre allí.

Me sorprendo al ver a Deukarion luchando a mano limpia contra cuatro

soldados a la vez. Al verlo buscando si posee alguna herida noto que solo lleva

sus pantalones y nada más. Su torso musculoso y bronceado brilla por el sudor

de la pelea. Puedo ver cada uno de sus músculos tensarse y flexionarse

mientras noquea a un sujeto con un golpe y se gira para bloquear a otro. Es una

pelea salvaje y aun así sus movimientos son fluidos y controlados casi como

una coreografía, viéndose sublime en medio de la pelea. Si rostro refleja furia a

pesar de sus movimientos controlados, de seguro sigue enfadado por lo que

sucedió. Tal vez debería irme, pero no puedo dejar de verlo, él es magnífico, y

fuerte.

Al terminar de pelear, golpeando excesivamente fuerte a los últimos hombres,

se gira hacia mí, acercándose con el rostro serio.

— ¿Qué hace ella aquí?— le pregunta al soldado herido — Este no es lugar para

ella.—

Su forma de excluirme me enfada — ¿Por qué no lo es?— pregunto enojada

Él se gira mirándome furioso — Podrías lastimarte vuelve a dentro — me

ordena mientras se gira dándome la espalda.

Es un idiota — Yo puedo cuidarme bien sola — le digo enojada y eso lo hace

volver hacia mí.

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— No, no puedes, en este lugar no eres más que un riesgo innecesario — dice

cruelmente mirándome a los ojos.

Sus palabras me duelen, yo no soy una chica inútil, si se avecina una guerra

quiero poder ayudar en ella. No tengo la fuerza que ellos tienen, pero sí tengo

cerebro.

— Tú — le digo al soldado herido ignorando al Alfa — ¿Cuál es tu nombre?—

— Me llamo Eunice, mi señoría, soy el comandante de la guardia real —

— Bien, toma algunos de tus arqueros y has que me sigan, asegúrate de que

traigan tantas flechas como puedan — le indico y el sujeto me mira y luego a

Deukarion, tal vez espera que su rey se lo permita.

— Sí, mi señoría — contesta para mi sorpresa. Mientras se aleja en busca de los

arqueros.

—¿Qué estás haciendo?— pregunta molesto Deukarion.

— Demostrándote que no soy ningún riesgo innecesario — contesto resentida.

Al ver que los arqueros se aproximan cargando un carro lleno de flechas me

aparto de él, pero me sostiene un brazo deteniéndose.

— ¿Qué vas a hacer?— pregunta molesto pero con curiosidad.

— Volveré a tus hombres más fuertes — contesto y para mi sorpresa sus ojos

parecen brillar ante mi respuesta. Él parece dudar, pero me suelta y yo me

aparto de él caminando hacia la caballeriza seguida por los arqueros, el

comandante y Deukarion.

Al entrar al establo donde se encuentra Black, solo Eunice y Deukarion me

siguen a su interior, puedo notar la sorpresa en el comandante al ver a Black

mientras extiende su mano a su espada.

— Ni se te ocurra — le digo y él se detiene confuso mirando a Deukarion.

— Deja de ver a tu rey, tráeme un balde, una tela y una soga.— le indico

mientras ingreso a la caballeriza.

Él parece dudar, pero obedece mientras Deukarion me mira aún enojado

461
— ¿Qué estás planeando mujer, no tenemos tiempo para tus juegos?—

— Sí, supongo que prepararte para una guerra conlleva mucho tiempo — le

digo molesta al ser la última en enterarse de eso.

Él suspira molesto — ¿Quién te lo dijo?—

— Ese no es tu problema — contesto. Eunice trae los elementos y los acerca a la

caballeriza ganándose un gruñido de Black. Al parecer no lo agradan los lycans.

— Tranquilo — le susurro mientras rasco bajo su cabeza.

Recojo el balde y las demás cosas y cubro su abertura con la tela, atándola

tensamente con la cuerda a modo de tapa. Bien, si funciona con serpientes

debería funcionar con unicornios ¿No? Espero que sí, no quiero hacer el ridículo

frente a Deukarion.

Me aproximó a Black y cuando él baja su enorme cabeza inserto la tela en su

cuerno. Él se retuerce incómodo, pero siento el balde cada vez más pesado. Al

cabo de un momento lo retiro y sacando la tela veo su interior está lleno hasta

un poco menos de la mitad con un líquido morado.

Al girarme veo a los hombres observándome con los ojos bien abiertos.

— Ten — le ofrezco a Eunice — que los arqueros mojen la punta de sus flechas

con esto — le indico ofreciéndole el balde con veneno.

Ambos me miran con sus bocas abiertas

— Es buena — escucho que le susurra Eunice a Deukarion — yo también quiero

que la luna ilumine una así para mí.—

462
101. Discusión

— No deberías estar haciendo esto — dice Deukarion molesto — el veneno de

los unicornios es mortal, no dejaré que vuelvas a hacerlo —

— ¿Es una broma? ¿No?— pregunto molesta — Black no me haría nada —

contesto.

— ¿Por qué confías tanto en esa bestia?— pregunta furioso — podría atacarte

cuando menos te lo esperes y no podrás hacer nada para evitarlo.—

— Yo puedo cuidarme sola — le digo molesta — y quiero estar aquí ayudando,

no puedo quedarme de brazos cruzados en medio de una guerra de la cual soy

en parte culpable.— le gritó frustrada a la cara.

Su rostro parece congelarse mientras me mira con más furia aún

— ¿Quién te dijo eso?— vuelve a preguntar con voz mortalmente fría y

amenazadora.

— Ese no es el punto — le gritó — quiero ayudar y puedo hacerlo — le indico

señalando el balde con veneno. — Hay muchas otras formas en que puedo

ayudar durante la batalla — agrego.

— ¿Batalla? Tú no estarás ni cerca de ella — dice con burla — no podría

sobrevivir a ello, serán más de cuatro mil Lycans contra nosotros. Tú ni siquiera

podrías contra uno de los más débiles de ellos.— indica con brusquedad.

— Tú no sabes eso — le discuto frustrada a pesar de la lógica de sus palabras,

odio que me subestimen, no permitiré que la gente muera sin ayudar en algo.

— Él me mira sonriendo fríamente — yo sí lo sé, pero si tú no quieres verlo

tendré que mostrarte.— dice mientras se para recto — Eunice sal de aquí, lleva

eso a tus hombres y cierras las puertas — le ordena a su comandante con voz

fría y decidida. Su porte y forma de hablar hielan mi sangre. No sé qué planea,

pero dudo que sea algo bueno para mí.

Eunice duda, pero obedece.

— No ingresen, — le ordena Deukarion— sin importar lo que oigan —

463
Mis nervios comienzan a crecer, ¿no irá a golpearme? ¿O, sí? Por algún motivo

no lo creo capaz de hacerme algo así, pero puedo estar en un error.

Al quedarnos solos, Deukarion se para firme frente a mí, haciéndome notar la

gran diferencia de tamaño y fuerza entre él y yo.

— Golpéame — me indica.

— ¿Qué? ¿Por qué?— pregunto incómoda y nerviosa mientras veo un perfecto

pecho frente a mí aún brillar por el sudor.

— Veremos qué tan capaz de pelear en la batalla eres, si logras golpearme tan

solo una vez podré considerar tu ayuda —

Su planteo es injusto, nunca en mi vida he golpeado a nadie. Entiendo su punto,

pero no creo poder hacerlo.

— Vamos — me alienta — sé que quieres hacerlo.— dice con una sonrisa.

No sé equívoca, una parte de mí desea golpear su perfecto y arrogante rostro,

pero me siento tan insignificante ante su fuerza que temo que al estirar mi brazo

para golpearlo la fuerza de mí golpea desaparezca a cada instante llegando a su

objetivo totalmente débil e inútil.

— Hazlo — insiste — o te daré una razón más para hacerlo — amenaza

mientras yo retrocedo llena de dudas. Él suspira ante eso — Bien, de todos

modos iba a hacerlo — dice y en menos de un segundo me barre los pies

haciéndome caer al suelo con mi trasero. No tengo tiempo de levantarme

porque él se coloca sobre mí a horcajadas y por más que intento apartarlo a

manotones él sujeta mis manos y las coloca sobre mi cabeza.

— ¿Qué estás haciendo?— grito frustrada — Suéltame.

— Oblígame — contesta el mientras aspira mi cuello. — si no puedes vencerme

con la poca fuerza que estoy ejerciendo, tampoco podrás con los enemigos que

se avecinan.— dice roncamente haciendo que mi cuerpo se caliente al oírlo —

vamos, pelea — insiste mientras lame mi cuello.

464
Muerdo con fuerza mis labios para evitar gemir, no puedo rendirme tan

fácilmente, no quiero darle la razón.

— Si no me sueltas te quitaré de encima con mis plantas — lo amenazó

inútilmente.

Él se ríe entre mi cuello y mi clavícula — según Otis no posees control sobre

ellas, dudo que puedas hacerlo — se burla.

¿Él lo sabe? Eso solo es más humillante. Pero no es el único que puede jugar con

las palabras.

— Deukarion, presionan mis pechos demasiado fuertes — le digo y él levanta

su torso llevando la vista hacia ellos.

— Lo lamento — dice nervioso con la vista clavada en ellos. ¡Hombres! Son

todos iguales y pienso aprovecharme de ello.

— Me duelen — gimoteo — Suéltame por favor.

Ante mis palabras él se sienta a horcajadas sobre mí, viéndome muy nervioso

mientras suelta mis manos.

Aprovecho su desconcierto e intento golpear su rostro, pero él detiene mi brazo

sin ningún esfuerzo.

— Es el intento de golpe más tonto que he visto en mi vida, — dice con una

media sonrisa, pero ese no era el golpe, sino una distracción sacando mis

piernas de debajo de él, golpeó su ingle con ambos pies cayendo sobre su

miembro.

Él se queda congelado y noto que su rostro comienza a ponerse rojo. Le di de

lleno. Y eso solo me hace sonreír.

Me apartó de él mientras permanece arrodillado sujetando sus bolas aplastadas.

No obstante, cuando me pongo de pie y camino un par de pasos hacia la puerta,

deseando abrirla para que todos vean el espectáculo. Él me sostiene por la

espalda, sujetando mi cuello con una de sus manos, sorprendiéndome por la

velocidad de su movimiento.

465
— Eso fue jugar sucio — se queja él en mi oído.—, pero si es eso lo que quieres,

puedo hacerlo también — me dice mientras comienza a subir la falda de mi

vestido y llevar la mano a mi entrepierna.

Intento cerrar en vano mis piernas, pero él las separa usando sus piernas.

— ¿Qué haces? Suéltame — le indico nerviosa, pero no me obedece y para mi

tortura sus dedos encuentran con facilidad mi punto débil entre las piernas

frotándolo.— Ahhh, — chillo moviéndome para evitar su toque sin éxito —

— Shhh— me dice en el oído incrementando mi calor — no querrás que mis

hombres te escuchen.— dice mientras sus dedos se introduce cada vez más

entre mis piernas.

466
102. Psicólogo

— Escúchame con atención — dice Deukarion lentamente desde mi espalda,

sujetando mi cuello mientras su mano se adentra entre mis piernas temblorosas.

— te lo preguntaré una sola vez y por tu bien espero que digas la verdad.—

Sus palabras me ponen nerviosa, no esperaba que las cosas terminarán así, él

debería estar retorciéndose en el suelo de dolor, no a punto de tocarme de ese

modo.

— Dime si deseas esto — exige él roncamente — si realmente no lo deseas

podrás irte.— ofrece —, pero si en verdad lo deseas deberás soportarlo hasta el

final.—

Estoy jodida, no importa que tan enojada pueda estar con él, mi cuerpo clama

por esto, y el maldito Lycans sabrá que es mentira si me niego. Aun así, pongo

toda mi voluntad en mis palabras, intentando que suene a verdad.

— Vete a la mierda — contesto sin dar afirmación o negación a sus palabras.

Él suspira ante mis palabras — voy a considerar eso como un no.— dice en mi

oído.

— Bien, entonces déjame ir — le digo ansiosa.

Él suelta mi cuello y cuando creo que va a dejarme salir de allí, su mano

izquierda tapa mi boca mientras su derecha continúa rozando mi ropa interior.

Intento gritar ante eso, pero mi voz queda ensordecida en su mano.— Te

olvidas de algo — me dice — no fuiste sincera.—

Ante sus palabras introduce sus dedos en mi ropa interior abriendo mis pétalos

para rozar su centro. Un simple roce fue suficiente para hacerme jadear en su

mano.

No importa cuánto empuje y rasguñe su brazo que baja hacia mi entrepierna,

no logro moverlo ni un milímetro. Intento darle un codazo en su abdomen, pero

a pesar de qué logro golpearlo, él no muestra reacción alguna. Intento pisar su

pie, pero tampoco le provoca dolor alguno mientras sus dedos siguen

467
torturándome cada vez más, quitándome la fuerza de mis piernas mientras

siento como vergonzosamente mis fluidos comienzan a lubricar sus dedos. No

puedo ver su rostro, pero sé que sonríe ante eso. Me está volviendo loca y yo no

puedo más que recargar mi cuerpo en el suyo por lo fuerte de la sensación que

se gesta en mi interior.

Jadeo entre sus dedos intentando contenerme cuando él me susurra al oído —

¿Esto te agrada?— no puedo contestar a eso, solo jadeo desesperadamente.

Estoy muy jodidamente cerca, pero cuando creo estar a punto de culminar él

aparta sus dedos dejándome en stock ante la abrupta interrupción de aquello.

Deucarion mi sujeta de un hombro volteándome para verlo. — La próxima vez

que te pida que seas sincera, no olvides esto. — me dice mirando a mi rostro

colorado. Al cabo de un rato me suelta y se aparta de mí dirigiéndose a la

salida. Lo veo irse totalmente incrédula ante lo ocurrido.

— Y con respecto a lo de ayudar en la batalla — agrega sin siquiera verme — no

estás preparada para algo así, No iras — decreta saliendo del lugar.

Al quedarme sola solo puedo sentarme en el suelo de paja aún incrédula y

abochornada ante lo que pasó. Por Dios realmente deseé que siguiera

tocándome. Sentir su torso sudoroso cubriendo mi espalda y su terrosa voz

susurrándome al oído me nubló mi buen juicio. ¿Y el muy mal nacido piensa

dejarme así?

Y eso sin contar que me negó cualquier tipo de participación en la batalla. Sé

que no tengo entrenamiento de ningún tipo. No planeaba estar en el medio de

la pelea, pero sí pensaba ayudar cuidando enfermos o algo. Si todavía tuviese

mi control sobre él, sería todo más fácil. Solo me queda una opción, tengo que

recuperar mi conexión con el rosal. Salgo del establo y me cruzo a Eunice y los

arqueros que están embebiendo la punta de las flechas con el veneno de

unicornio con extremo cuidado. Al verme salir ellos corren la vista

468
avergonzados. Oh maldita sea, ellos saben lo que sucedió allí. La vergüenza me

quema el rostro mientras me apartó de ellos.

— Mi señora — me llama Eunice— ¿hacia dónde se dirige?— pregunta

mientras me sigue.

— Voy a buscar a Otis — le digo molesta sin verlo — necesito entrenar—

Eunice me sigue hasta que llego al jardín de la reina donde Otis lee pergaminos

que me puedan ayudar con mi control.

— Te tardaste — me dice al verme entrar.

— Empecemos, — le digo dirigiéndome a mi lugar.

— En ese caso necesito que manifiestes lo que estés sintiendo — me dice Otis

mirándome seriamente.

— ¿Cómo esperas que haga eso?— pregunto confusa.

— No lo sé — contesta acariciando su barba — intenta imaginando tus

emociones, tal vez puedes hablar sobre ellas — insiste.

— No creo que eso ayude — le digo molesta.

— Pero no lo sabremos hasta que lo intentemos — dice Otis.— Así que siéntate

y comienza a hablar.— no hay paciencia en su voz — él está tan ansioso como

yo por todo lo ocurrido y por el fracaso de mis entrenamientos.

— Prométeme que no se lo dirás a nadie — le digo.

— Lo juro — contesta solemnemente.

Yo suspiro sentándome en el suelo sin saber por dónde empezar. Esto es más

difícil de lo que parece.

— Podrías comenzar diciéndome que sientes por el Alfa.— dice Otis con calma.

— Claro que no — contesto escandalizada. — prefiero hablar de mi familia y mi

pasado, eso es lo que hacen los psicólogos —

— No sé qué es un psicólogo, pero si eso ayuda soy todo oídos.—

469
Después de un momento de duda comienzo a contarle todos mis problemas con

mi familia, mi crianza y esas cosas. En un punto comencé a sentirme más

cómoda y me animé a hablar de mi relación con Brad.

Otis solo escucha cada palabra sin juzgarme por nada.

— Supongo que parte de tu bloqueo se debe a eso.— dice Otis

— ¿A qué?— pregunto sin entender.

— A tu miedo a comenzar otra relación — comenta pensativo.

— No quiero comenzar otra relación — le corrijo molesta.

— Entonces ¿Por qué te molesta tanto nuestro rey?— pregunta mientras arquea

una ceja.

— No voy a hablar de eso — le digo enojada.

— No puedes seguir negando lo que te ocurre, eso solo traba tu desarrollo.—

— No necesito hablar de él, ya pasé por una relación y sé cómo acaba eso. No

puedo confiar en nadie para algo así —

— Vaya, eso es interesante — menciona Otis

— ¿Qué cosa?— pregunto ya cansada.

— Tu bloqueo no solo se debe al miedo y la falta de confianza en los demás. Tú

no crees en ti misma —

— Eso es estúpido, claro que creo en mi — discuto incómoda.

— Ya es tarde deberíamos hablar de esto cuando realmente creas en tus

palabras. Piensa en lo que te dije— me indica Otis mientras sale del jardín de la

reina.

¿Y si tiene razón, y si ya no puedo confiar en mí misma?

470
103. Confianza

No es que dude hasta de mi propia sombra, sino que después de todo lo vivido

ya no me siento capaz de cuidar de mis sentimientos, no sé cuándo poner los

límites. Con Brad nunca fui buena en eso de marcar una línea y eso me

convirtió en alguien emocionalmente dependiente. Al punto tal que al perder

su cariño se rompió todo mi esquema.

No quiero volver a vivir lo mismo y no me siento capaz de evitar que ocurra. ¿Y

si no son todos iguales? ¿Y si mi problema radica en mi gusto por cierto tipo de

hombres?

Eso también sería un problema. Después de todo, aunque odie admitirlo, me

gusta Deukarion, a pesar de que veo banderas rojas en sus actitudes, no puedo

dejar de pensar en él. Lo quiero y eso es malo. No se trata de amor, no todavía,

se trata de quererlo posesivamente para mí. Eso es inmaduro, pero es la cruel

realidad. Necesito su atención, su cariño, su cuerpo y todavía no tengo nada de

eso. Y no voy a tenerlo si no puedo controlar mis emociones para poner límites

y evitar salir lastimada de lo que pasa entre nosotros.

Otis tiene razón, no confío en mí, pero tengo que hacerlo, tengo que actuar

maduramente y hacerme caso de mis emociones y actuar en consecuencia. Ya

no soy una niña, si realmente voy a dejar que esto pase tengo que tomar el

control de la situación.

Pero y si nada de esto sirve, ¿y si muere en la batalla? ¿Y si yo muero? En este

momento no soy un activo, no soy útil y eso me molesta. No soy una doncella

que necesita que la salven, ya viví eso y no fue suficiente para mí. No quiero ser

la princesa del cuento, prefiero ser el dragón y tengo la opción de serlo si

pudiese conectar otra vez con el rosal.

El jardín ya está a oscuras por la llegada de la noche, aunque la luna menguante

ilumina algo del lugar.

471
Los aspersores de riego comienzan a funcionar de modo automático regando la

gran variedad de plantas que me rodean, causando un rocío húmedo en el aire

casi como llovizna. Debería irme, pero por algún motivo estar allí sola a oscuras

con el olor a tierra mojada me relaja, calma mi mente y mi interior.

A mi mente llega la canción de Natalia Jiménez y por algún motivo conecto con

el rosal haciendo emerger su frágil forma frente de mí.

Los ancianos duelen decir que hablarle a las plantas las ayuda a sanar y crecer.

Pero yo no voy a hablarme, me acerco a ella inclinándome y comienzo a cantar

el fragmento de canción “Creo en mí que se repite en mi mente”.

"Ya me han dicho que soy buena para nada

Y que el aire que respiro está de más

Me han clavado en la pared, contra la espada

He perdido hasta las ganas de llorar.

Pero, estoy de vuelta

Estoy de pie y bien alerta

Eso del cero a la izquierda No me va

Uh-uh-uh-uh-uh, uh-uh-uh-uh-uh-uh, oh-oh

Creo, creo, creo en mí

Uh-uh-uh-uh-uh, uh-uh-uh-uh-uh-uh, oh-oh

Creo, creo, creo en mí"

Para mi sorpresa, el rosal parece reacciona a mi voz y comienza a erguirse

mientras ramas nuevas llenas de hojas brotan de su tallo a cada estrofa de la

canción.

Si color parece reverdecer viéndose más vital y la conexión parece tomar fuerza

en mis brazos viajando por ellos hacia mi pecho. Otis tenía razón, son mis

emociones las que controlan a la planta y creo entender cómo funcionan. Al

tocarla su alto aumenta al igual que la cantidad de ramas que crecen de su tallo,

que se engrosa cubierto de espinas azules.

472
— Por la diosa Selene — escucho a Otis exclamar al verme — esto es

fantástico.— él ingresa hacia el rosal mirándolo con asombro.— Nunca lo he

visto tan cargado antes —

— ¿Cargado?— pregunto confusa poniéndome de pie.

— Sus tallos tiene tantas hojas que podríamos hacer ungüento suficiente como

para afrontar esta batalla.— indica emocionado.

— ¿Eso ayudaría?— pregunto ansiosa y él asiente emocionado — en ese caso —

le digo y extiendo mi mano hacia el rosal haciéndolo crecer tanto que sus ramas

se curan por todo el invernadero, convirtiéndolo en una jungla espinosa.

— ¡Maravilloso!— exclama Otis. Y sale corriendo hacia la puerta donde se

encuentra el guardia.— despierta a todos los monjes, tenemos trabajo que hacer

— le ordena emocionado.

Al cabo de unos minutos la entrada al jardín está repleta de monjes vestidos

igual que Otis mirando con asombro hacia el rosal.

Siguiendo las instrucciones de Otis los monjes comienzan a podar la planta con

sumo cuidado y cargar las ramas hacia otra habitación.

— Esto es un milagro — escucho que dice uno de los monjes.

— La diosa Selene está de nuestro lado — comenta otro con devoción.

Supongo que nadie más que Otis y Deukarion saben de mí poder en este lugar

y por el momento prefiero dejarlo así.

A pesar de lo tarde que es, el monasterio cobra vida en cada rincón con el

trabajo de los monjes cortando los tallos para luego trozarlos y macerarlos

formando el ungüento.

Otis no se aleja del cuerpo del rosal custodiando, mientras me mira preocupado

a cada corte que los monjes realizan él la planta.

Deben de ser las tres de la mañana y no he vuelto a ver a Deukarion. Pensar en

eso me llena de incomodidad. No llevo mucho tiempo sin verlo y ya necesito

hacerlo nuevamente.

473
Mientras pienso en ello, un fuerte estruendo suena en el lugar generando un

temblor que mueve el suelo bajo mis pies.

— ¿Qué fue eso?— le pregunto asustada a Otis.

Él me mira preocupado mientras me dice, con voz sobria — Comenzó la guerra.

474
104. Locura

Esa mujer va a volverme loco.

No debería pensar en eso, estamos a punto de entrar en batalla con Arístides y

la mitad de la manada, tengo muchas cosas en las que ocuparme, proteger a los

ciudadanos, armar a los soldados y entrenar a aquellos que no haya luchado en

una batalla antes. Y aun así haberla visto con Eunice en el patio me borró todo

del cerebro. No quería ser demasiado duro con los novatos que estoy retando a

una pelea mano a mano, pero mi instinto se reveló al olerla. Necesitando

mostrarle que soy un macho lo suficientemente fuerte como para mantenerla

segura y protegida.

Al acabar con ellos camino hacia Eunice exigiéndole una explicación. Ella no

debería estar aquí a fuera, es peligroso.

— Este no es lugar para ella.— le digo molesto a Eunice. Al parecer nuestro

combate reciente no fue suficiente para él.

— ¿Por qué no lo es?— pregunta Nice enojada

Me enfurece que no vea el peligro de este lugar, hay sujetos entrenados con

espadas y cuchillos en todos lados, sin contar aquellos que pelean en su forma

de batalla, ante cualquier mal movimiento, cualquier cosa podría herirla —

Podrías lastimarte vuelve a dentro — le ordenó mientras me alejo.

— Yo puedo cuidarme bien sola — dice ella neciamente. No podría estar más

equivocado con su frágil cuerpo, cualquier cosa podría matarla.

— No, no puedes, en este lugar no eres más que un riesgo innecesario — digo

mirándola a los ojos.

Mis bruscas palabras parecen herirla y lamento eso. Pero de todos modos me

ignora mientras le dan órdenes a Eunice.

— Tú ¿Cuál es tu nombre?—

— Me llamo Eunice, mi señoría, soy el comandante de la guardia real —

475
— Bien, toma algunos de tus arqueros y has que me sigan, asegúrate de que

traigan tantas flechas como puedan — Eunice me mira dudoso de obedecer,

pero es su reina, se tiraría de un risco si ella se lo ordenase.

— Sí, mi señora — contesta

— ¿Qué estás haciendo?— pregunto molesto.

— Demostrándote que no soy ningún riesgo innecesario — contesta

llenándome dé curiosidad.

La veo alejarse junto con los arqueros y la detengo sujetando su brazo

— ¿Qué vas a hacer?— vuelvo a preguntar molesto

— Volveré a tus hombres más fuertes — de todas las respuestas que pudo

darme, esa fue la que más me sorprendió. Ella va a hacer lo que una reina

Lycans hace. Fortalecer al ejército. Aunque las reinas anteriores lo hacían

cuidado del rosal sagrado para permitir una óptima producción de ungüento. A

pesar de su poder dudo de que esa sea su idea, así que la sigo, molesto y

curioso como un cachorro.

Ella nos dirige al establo donde se encuentran la bestia, pocos saben de ella y al

ver la reacción de mi comandante, prefiero que siga así.

Al ver a Eunice empuñar su espada, Nice lo reprende.

— Ni se te ocurra — le dice y Eunice me mira lleno de confusión

— Deja de ver a tu rey, tráeme un balde, una tela y una soga.— le ordena

mientras se aproxima al Unicornio

— ¿Qué estás planeando mujer, no tenemos tiempo para tus juegos?—

— Sí, supongo que prepararte para una guerra conlleva mucho tiempo — su

comentario me enfurece, di la orden de no darle información sobre esto a ella.

No quiero preocuparla, no necesito que tenga más razones para que quiera

volver a su mundo.

476
— ¿Quién te lo dijo?— pregunto enfadado y sospechando de las únicas tres

personas que serían lo suficientemente tontas para desobedecer una orden de

su Alfa.

— Ese no es tu problema — contesta mientras Eunice trae los elementos y los

acerca a la caballeriza ganándose un gruñido del Unicornio.

— Tranquilo — le susurra ella muy cariñosamente mientras rasca bajo su

cabeza. Realmente odio a esa bestia.

Veo a Nice armar una especie de tarro con los elementos que le dio Eunice e

insertarlo en el filoso extremo del cuerno venenoso del unicornio. Hay dos

opciones, o es una hembra muy lista o está terriblemente loca. Ella está

ordeñando uno de los venenos más letales que existen, siendo superado solo

por un par entre los que se encuentran el veneno de los vampiros reales.

Eunice no puede evitar decir con admiración que quiere una compañera como

ella. No sabe lo que está deseando, tenerla de compañera es la cosa más difícil

que he tenido que enfrentar.

— No deberías estar haciendo esto — le digo molesto cuando está frente a mí

dándole el veneno a Eunice — el veneno de los unicornios es mortal, no dejaré

que vuelvas a hacerlo —

— ¿Es una broma? ¿No?— pregunta enfadada — Black no me haría nada —

— ¿Por qué confías tanto en esa bestia?— le digo furioso — podría atacarte

cuando menos te lo esperes y no podrás hacer nada para evitarlo.—

— Yo puedo cuidarme sola — me grita ella — y quiero estar aquí ayudando, no

puedo quedarme de brazos cruzados en medio de una guerra de la cual soy en

parte culpable.— me grita mirándome a los ojos

¿Ella se cree responsable de esta guerra? Voy a cortarle la lengua a quien fuera

que le dijo eso.

— ¿Quién te dijo eso?— pregunto furioso.

477
— Ese no es el punto — grita frustrada — quiero ayudar y puedo hacerlo —

indica señalando el balde con veneno. — Hay muchas otras formas en que

puedo ayudar durante la batalla — agrega

— ¿Batalla? Tú no estarás ni cerca de ella — le aclaro riéndome por lo absurdo

de aquello — no podría sobrevivir a ello, serán más de cuatro mil Lycans contra

nosotros. Tú ni siquiera podrías contra uno de los más débiles de ellos.— le

aclaro

— Tú no sabes eso — me discute tercamente. Debo mostrarle su error ahora

antes de que le suceda algo.

— Yo sí lo sé, pero si tú no quieres verlo tendré que mostrarte.— le indico —

Eunice sal de aquí, lleva eso a tus hombres y cierras las puertas — le ordeno

Eunice duda, pero obedece.

— No ingresen, — agrego — sin importar lo que oigan — Veo el temor en los

ojos de ella ante mis palabras.

Al quedarnos solo me paro en frente de su pequeño cuerpo y veo sus ojos

marrones temblar como los de un ciervo. No me agrada su miedo, pero ella

necesita un golpe de realidad para que no haga ninguna locura.

— Golpéame — le digo y veo su sorpresa.

— ¿Qué? ¿Por qué?— pregunta mientras relame sus labios secos viendo mi

pecho. Mi cordura pende de un hilo, ¿Cómo puede ser que incluso nerviosa se

vea tan sexy?

— Veremos qué tan capaz de pelear en la batalla eres, si logras golpearme tan

solo una vez podré considerar tu ayuda — le indico, pero la veo dudar.

— Vamos — insisto — sé que quieres hacerlo.— le digo con una sonrisa.

— Hazlo — repito — o te daré una razón más para hacerlo — le advierto, pero

la veo retroceder con miedo — Bien, de todos modos iba a hacerlo — le digo y

barro sus pies haciéndole caer al suelo cubierto de paja. Rápidamente, la cubro

478
con mi cuerpo sujetando sus manos sobre su cabeza a pesar de sus escasos

intentos de evitarlo.

— ¿Qué estás haciendo?— grita frustrada — Suéltame.

— Oblígame — contesto mientras me aproximó a su rostro para aspirar su

deliciosa esencia, — si no puedes vencerme con la poca fuerza que estoy

ejerciendo, tampoco podrás con los enemigos que se avecinan.— le indico con

mi voz incómodamente ronca — vamos, pelea — insisto, pero mi control se está

desvaneciendo y lamo su suave y dulce cuello.

— Si no me sueltas te quitaré de encima con mis plantas — amenaza ella

haciéndome reír por su bravura.

— Según Otis no posees control sobre ellas, dudo que puedas hacerlo — Mis

palabras parecen molestarla. En un momento su rostro refleja dolor

— Deukarion, presionan mis pechos demasiado fuerte — me dice rompiendo

mi mente al pensar y ver sus pechos.

— Lo lamento — digo nervioso mientras veo sus tentadores montículos.

— Me duelen — dice dulcemente — Suéltame por favor.

Maldición, soy un idiota, no media mi fuerza y ahora le cause daño. Me alejo un

poco de ella quedando sobre su cuerpo, pero cuando estoy a punto de alejarme

veo su puño viajar hasta mi rostro. Fue un buen primer intento, pero no logro

su objetivo. Sujeto su pequeño puño dentro del mío

— Es el intento de golpe más tonto que he visto en mi vida, — le digo

burlándose de ello, pero en un instante la veo sonreír mientras rápidamente

muevas sus piernas y las usa para golpear mi miembro con ambos pies

enfundados en botas reforzadas de soldado. Pude notar su satisfacción al dar en

el blanco mientras el dolor recorre mi columna vertebral quitándome el aire.

Pero no puedo quedarme quieto porque ella está tratando de huir. Esto no ha

terminado. Así que la detengo sosteniendo su frágil cuello en una de mis manos

desde su espalda. Ella parece sorprendida ante mi movimiento

479
— Eso fue jugar sucio — le digo molesto en su oído.—, pero si es eso lo que

quieres, puedo hacerlo también — le indico mientras uso mi mano libre para

subir la falda de su vestido y sujetar su entrepierna que se encuentra cubierta

por esa suave tela que ella suele llevar. Nice intenta cerrar sus piernas, pero lo

evitó usando las mías.

— ¿Qué haces? Suéltame — me ordena sobresaltada ante todo aquello. Yo solo

alcancé a mover la yema de mis deseos sobre la suave tela y la escucho gemir.

¿Cómo puede ser tan jodidamente sensible?— Ahhh, — chilla

— Shhh— le digo en el oído aspirando su aroma — no querrás que mis

hombres te escuchen.— le recuerdo.

Le ofrecí la opción de librarse de esto si realmente no lo deseas, pero para mi

sorpresa no lo hizo, tal vez no pueda comprender bien sus pensamientos y

emociones, pero sí comprendo su deseo. Ella quiere esto tanto como yo. Así que

me adentro en su pequeña prenda y toco su carne encendiendo aún más su

deseo mientras amortiguó el sonido de sus gemidos con mi mano. Se ve tan

jodidamente sexy que debo recordar el nombre de todos los dioses antiguos

para evitar manchar mis pantalones.

Noto cada reacción de su frágil y hermoso cuerpo y cuando sé que está a punto

de culminar me apartó de ella ganándole un gran gruñido de insatisfacción de

mi instinto.

Ella me mira incrédula al dejarla de ese modo. Odio hacerlo, pero tal vez su

deseo despierte algo más profundo en ella. Necesito eso, yo no busco solo su

cuerpo. Yo quiero su alma y que ella quiera recibir la mía.

480
105. Como moscas

Los golpes son cada vez más fuertes, moviendo los cimientos del monasterio.

Las cosas se comienzan a mover mientras gritos aterradores se escuchan

provenientes del patio. Algo pasa allí, no son solo gritos de batalla, son gritos

de mujeres y niños.

Intento salir del jardín para ver qué sucede e intentar ayudar, pero Otis me

detiene.

— No es seguro que salgas — me dice bloqueando con firmeza mi paso.

Los gritos se vuelven cada vez más desgarradores, junto con el llanto de niños.

— Déjame ir — le digo impaciente.

— No puedo permitirlo, le prometí a Deukarion que te mantendría a salvo —

¿Ellos ya sabían que la batalla comenzaría? Y de nuevo me dejan al margen. Al

carajo con eso, no pienso salir del monasterio, pero si voy a ayudar a aquellos

que lo necesitan.

— Apártate — le digo mirándolo fijamente.

— Señor Otis — dice un guardia que ingresa corriendo hacia el jardín — están

dentro de las murallas — informa agitado.

— Es imposible, estos muros son casi irrompibles — dice Otis molesto y

sorprendido.

— Señor, no ingresaron por la muralla —

— Entonces ¿Por dónde?— pregunta Otis confuso.

— Por el suelo, mi señor, se han aliado con los gorros rojos — índica el guardia

molesto y aún agitado — cavaron un túnel bajo la muralla, el patio exterior es

un caos, necesitamos esfuerzos.—

Otis mira hacia los monjes que allí se encuentran y es una simple orden —

Vayan — ante esa simple palabra los monjes se desprenden de sus túnicas

cuando a su forma lobuna y corriendo de forma sincronizada hacia el exterior.

481
— Déjame ayudarlos — le insisto molesta aún por los ruidos. — Esos bastardos

vienen por mí, no puedo quedarme de brazos cruzados. —

— No hagas que repita las cosas, tengo una orden que seguir y voy a hacerlo.—

determina Otis seriamente — incluso aunque deba atarte para ello.— agrega al

ver que yo busco otra salida del lugar.

Él no lo entiende, esos malditos no se detendrán ante nada, son unos enfermos

que solo quieren sangre para embeber sus asquerosos gorros.

Los gritos no cesan y están acabando con mi paciencia, no puedo quedarme sin

hacer nada. Miro a Otis decidida. Lo lamento por él, pero no puedo quedarme

al margen.

Extiendo la conexión con el rosal y está, se siente fuerte, casi como si algo

fluyera de mis manos. Es la primera vez que lo siento de este modo. Tan vivo,

casi como si se tratara de una extensión de mí.

Otis nota el rosal moverse y me mira molesto, él sabe lo que voy a hacer.

— Lo siento — le digo mientras unos tallos lo enjaulada sin dañarlo.

— Espera, no hagas esto — me grita él — si pones en riesgo tu vida también

está en riesgo la del rey.— dice con desesperación.

Me detengo ante sus palabras ¿De qué está hablando? ¿Y por qué me preocupa

tanto? Un momento Deukarion está allí a fuera, la preocupación me invade.

¿Estará bien?

— Nice cuidado — escucho que grita alterado Otis.

Todo parecía ocurrir en cámara lenta, un grupo de hadas viene volando de

forma errática hacia nosotros. Son demasiadas y no tengo con que cubrirme de

sus garras. Alzó mis brazos a modo de escudo para cubrir mi rostro mientras

revolotean hacia mí.

— No debes que te hieran o te comerán viva — me grita Otis mientras intenta

salir de la jaula.

482
Algo en mi interior se enciende y al descubrir mi rostro llena de furia, las azules

espinas del rosal tras de mí se liberan como dardos atravesando a las hadas,

haciéndolas caer como moscas al suelo.

Otis me mira sorprendido, yo lo libero de la jaula y salgo corriendo sin darle

tiempo a detenerme. En el suelo, frente a mí, veo algunos tallos siguiéndome

como serpientes.

Al correr por el pasillo veo aterrada, cuerpos de soldados siendo devorados por

hadas que se arrastran en su interior. Otis las atraviesa con su espada,

atravesando la carne de sus colegas con resignación y tristeza.

— ¿Cómo llegaron hasta aquí?— pregunta angustiado mientras acaba con otro

grupo dentro de un segundo guardia. Estamos cerca del patio y por el ventanal

puedo ver una bola siendo arrojada sobre la muralla y cayendo al suelo.

No es una piedra, su sonido al caer indica que se trata de algo mucho más

blando. El bulto comienza a moverse y de él emergen decenas de hadas que

comienzan a revolotear en busca de presas.

Esto es malo, el enemigo está utilizando esas criaturas como arma biológica en

contra de nosotros.

Miro a Otis decidida y extiendo mi brazo hacia el patio, dirigiendo el tallo de un

rosal, que al aproximarse al caos que causan las hadas sobre los soldados

comienza a lanzar sus espinas, acabando con la mayoría de ellas. Corro hacia

fuera y me concentro en enviar tallos hacia los lugares repletos de hadas

matándolas. Estoy tan concentrada en el cielo que no veo cuando de un enorme

orificio en el suelo surgen gorros rojos abalanzándose sobre mí. No tuve tiempo

de reaccionar, y veo el hacha de uno de ellos volar directo a mi cabeza.

Aunque no llega a su destino dado que un enorme lobo negro se abalanza sobre

el duende destrozándolo entre sus fauces.

El lobo suelta los restos del duende y se lanza a por el otro con un ataque igual

de violento, partiendo sus huesos entre sus dientes.

483
Me quedo asombrada, al girarse el lobo noto sus ojos verdes brillar como

esmeraldas, al igual que algunos mechones grises en su pelaje.

— ¿Otis?— pregunto sorprendida y él solo baja su cabeza.

Los gritos de mujeres se incrementan. Al parecer vienen de las caballerizas, así

que corro hacia allí y me detengo en seco al ver un gran grupo de duendes

atacando las puertas intentando ingresar. En el suelo del lugar veo con horror

cadáveres de mujeres mutiladas. Incluso ahora hay un duende acuchillando el

vientre de una mejor sin vida y arrancándole algo de su interior.

Una furia sin igual me recorre el cuerpo mientras siento al rosal crecer de tras

de mí de un modo amenazador.

— Hey — llamo a los malditos bastardos obteniendo toda su atención —

¿Siguen enojados porque destruí su casita del árbol?— pregunto con media

sonrisa.

No sé cómo va a terminar esta batalla, pero algo es seguro, voy a matar a cada

una de estas escorias.

484
106. Espera

La espera valió la pena, hoy es mi momento de actuar. Eso me reconforta si

vuelvo a tomar sangre de hadas, voy a vomitar

Ella está allí, rodeada de muros y guardias, pero es una criatura inquieta, es

cuestión de tiempo para que vuelva a salir.

Sé que ya lo hizo, seguí el rastro que dejó su sangre en el suelo del bosque y a

pesar de no encontrar ni una gota por culpa de las malditas hadas que se

comieron hasta la tierra donde ella caminó, sé qué ese olor le pertenece. Mis

incisivos duelen cada vez que recuerdo su aroma.

El rey Lycans no podrá mantenerla encerrada por siempre e incluso si lo hace

encontraré el modo de llegar a ella. A mi cena.

Aunque por lo visto no soy el único que la sigue, todavía me encuentro con

gnomos que buscan cobrar venganza por lo ocurrido en su pueblo. No me

agrada en lo más mínimas la idea de ver sus asquerosas manos sobre ella. Así

que los mato arrancando sus brazos y metiéndolos en sus bocas. Eso por lo

menos me da algo de diversión, considerando los días que sigo esperando en

este bosque atestado de criaturas.

Veo huellas de unicornio en el suelo, esa cosa sigue con vida. Debí suponer que

el lycans no podría con él.

Las hadas también se comportan de un modo atípico, incluso la reina de ellas se

siente atraída hasta este lugar. Esto no augura nada bueno. Tengo que darme

prisa, cazar a mi presa y salir de este lugar.

Por eso es bueno que el imbécil arrogante del Beta este apostado a un par de

kilómetros del lugar.

Las cosas parece que se complican para el Alfa y eso es bueno para mí.

Aprovecharé la oportunidad en la batalla e iré a por ella. Sin reina no hay rey y

yo seré el que se encargue de ello.

Si mato al rey Lycans podré tomar mi lugar en el trono.

485
El regente actual actúa demasiado cómodo en él y su forma de hacer las cosas

solo me enfurece. Aun así, para cederme el lugar como legítimo rey de la horda

de vampiros, debo tener una anfitriona que garantice mi legado real. No puedo

hacer eso, pero hay otra forma. Si logro hacer caer un reino enemigo y volver

victorioso, el trono será mío por haberlo ganado. Tal como el regente hizo al

morir mi padre.

No estoy particularmente a favor de ese método. Matar a una indefensa hembra

solo para causar la muerte de su pareja es algo que más que merecedor de un

trono debería conllevar una vergüenza. Aun así, Ocissor lo hizo. Él mató a la

anterior reina Lycans y al cabo de un día el rey también cayó.

Aunque no me agrada la idea de matar a la muchacha, me agradaba, incluso

pensé en el modo de dejarla con vida, esperanzada en que no fuese la

compañera del Alfa. Ese fue un gran error. Lo supe a penas, vi al Alfa

protegiéndola en el dominio de los duendes. Ningún rey deja su reino a cargo

de otro por una simple mujer. Ella es más que eso, es la maldita reina Lycans.

Y lo peor de todo es que su sangre huele a ambrosía. Atrás queda mi vergüenza

cuando pienso en la vil acción que debo llevar a cabo. Su sangre lo es todo.

No importa cuánto me molesten sus recuerdos mientras duermo durante el día

para evitar la luz del sol. No importa cómo se preocupó por mí al creerme

muerto, o la calidez de su abrazo mientras dormía.

Nada de eso podrá salvarla, mi sed de su sangre es mayor a todo aquello.

Solo debo aguardar el momento justo para ir a por ella.

Y por lo que veo no falta mucho.

El arrogante del Beta ha hecho amistades muy interesantes, desde el Rey gnomo

hasta otros vampiros enviados nada más ni nada menos por el regente.

Ninguno de ellos es rival para mí son solo convertidos. Pero de todos modos

paso desapercibido en el bosque, evitándolos. Ocissor no los envío por nada.

486
Los gnomos se encuentran picando día y noche haciendo un túnel que les

permita ingresar al fuerte desde su basé. Es un trabajo arduo, pero los duendes

son los mejores cuando de eso se trata.

Un grupo de Lycans bajo el mando del Beta se dedica a capturar con redes

grupos de hadas.

Ese es un truco viejo, aunque dudo que los Lycans del monasterio se percaten

de lo ocurrido hasta que ya sea demasiado tarde. Las catapultas ya están

armadas, algunas cargan rocas y otras cargan las redes llenas de hadas.

Esto desatará la locura en el monasterio.

Tengo que aprovecharlo.

Cuando el ataque comienza para mi sorpresa, los Lycans del Alfa salen de cada

rincón del bosque, corriendo hacia el Beta, rodeándolo.

El idiota no tuvo tiempo ni de mover sus piezas y ya está acabado. Aunque la

batalla comienza y los lobos se enfrentan en una lucha feroz entre ellos.

Veo al Alfa en el campo de batalla llevando su armadura y su espada, cortando

a cada idiota que se atreva a enfrentarlo. No soy tonto, no iré a por el de ese

modo, es un Lycans emparejado y lucha para proteger a su hembra. No hay

forma de que salga ileso de ello.

Solo espero, después de todo este es solo el comienzo, la primera jugada en este

ajedrez de bestias.

Seré yo quien llegue a ella y termine esto con su sangre en un delicioso jaque

mate.

487
107. Batalla campal

Arístides está sitiado a las afueras del bosque que separan al monasterio del

camino hacia Diluvio. Miembros del clan Pambasileus y Pallipes se encuentran

esparcidos por el terreno, y para mi asombro y asco no son los únicos, hay

Vampir entre ellos, escorias convertidas enfundadas en armaduras plateadas.

Estaba al tanto de que el Beta mantenía comunicación con Nosferatus, pero

pelear codo a codo con ellos es caer muy bajo para un Lycans y al parecer sus

hombres piensan lo mismo, las riñas entre ellos y los vampiros son constantes

en el lugar.

No logro ver a Arístides, él se encuentra dentro de su carpa de campaña, mi

carpa de campaña, está usando todos los recursos de batalla Lycans, incluso

catapultas. Es un idiota, no importa cuánto golpee las rocas de los muros del

monasterio, ellos nunca caerán, nuestros antepasados los construyeron en la

primera gran guerra contra la horda de Vampir, y no ha sobrevivido tantos

años en un lugar tan expuesto por nada.

Veo salir a Pria de la carpa enfundada en una armadura cubierta de joyas, se ve

completamente ridícula en ella, no porque le vaya mal a su estética sino porque

sus adornos solo entorpecen en una pelea. Al parecer Arístides la usa como

imagen para mantener a su clan bajo su mando. Ella camina arrogantemente

entre su gente. No me había detenido a ver lo fría y mezquina que es en

realidad. Incluso la consideré una opción para ser mi compañera esperando que

la luna decidiera iluminarla.

Ahora, al verla, solo puedo sentir asco y pena por ella. Después de todo, su

naturaleza mezquina y competitiva la dejaron sola y aislada de la manada.

Tiene gente que le sirve, pero dudo que alguien sienta cariño por ella.

Los soldados comienzan a alinearse preparando para marchar. Ninguno de

ellos se ha percatado de que ya se encuentran rodeados. No llegarán al fuerte.

No los dejaré acercarse a Nice.

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Al dar la orden, el batallón de Eunice y Arcan atacarán por sus flancos mientras

los interceptó por el centro. Nadie saldrá de este lugar.

Los enfrentó en mí forma de hombre, sé que no debería ser blando con ellos,

pero son mi gente, necesito darles la opción de arrepentirse sin sentir mi

dominio. No necesito súbitos temerosos, necesito gente leal. Alguno de ellos

baja sus armas al verme, pero otros, sin embargo, muestran sus colmillos, al

parecer creen que pueden acabar conmigo. Así que les demuestro su error

aniquilándolos con el filo de mi espada.

Pero los vampiros son unas ratas escurridizas y abandonan el campo de batalla,

yendo directo hacia el monasterio.

Eunice lanza una señal y de los paredones y almenas los arqueros disparan a los

vampiros. Estos ni siquiera sé molestan en esquivar las flechas, confiados en

que un daño así no podría matarlos, pero uno a uno fueron cayendo bajo el letal

veneno del Unicornio.

Aunque me moleste, debo admitir que la locura de Nice funcionó. Los

vampiros restantes retroceden al ver las flechas volar hacia ellos.

El vampiro que los comanda ordena la retirada teniendo que enfrentarse a mis

hombres en el campo para escapar. Esto acabará pronto.

Me dirijo hacia la carpa donde el Beta se esconde como el cobarde que es.

Él ni siquiera debía ser el Beta. A pesar de ser el hijo de uno de ellos, no cumplía

con las aptitudes para ello, es por eso que Otis se negó a entrenarlo, tomando

como pupilo a Arcan.

Esto solo género más odio de su familia hacia Otis y fue uno de los motivos

principales por los que llenaron de veneno las mentes de las demás cabezas de

la manada, haciendo que Otis termine en el exilio y su hijo con el puesto de

Beta.

Él ni siquiera participo en la guerra contra los gorros rojos, es un cobarde que

prefirió quedarse en Diluvio con la excusa de proteger al pueblo.

489
Esta es la primera batalla que vive y me encargaré de que sea la última. Mucha

gente murió por su ambición y capricho, no puedo perdonarle algo así.

Al ingresar a la carpa lo encuentro rodeado de guardias armados

protegiéndolo.

Ingreso caminando calmadamente mientras lo veo y tomo asiento en una silla

del lugar.

Los guardias me miran nerviosos, pero ninguno se mueve. Ellos conocen de lo

que soy capaz, yo solo saco mi daga de la funda que se encuentra en mi pierna

y comienzo a afilarla con mis garras expuestas.

— Pueden irse — les digo con calma a los guardias sin siquiera verlos.

Algunos de ellos sueltan sus armas y salen corriendo.

Pero otros no solo se quedan, sino que toman su forma de batalla gruñéndome.

Suspiro ante su actitud, realmente esperaba no tener que matar a todos, pero no

tengo opción, así que me pongo de pie y antes de que uno de los guardias

siquiera pueda abrir su hocico cortó su garganta con mi daga. Mientras clavo su

filo en el medio de la cabeza de otro, perforando su cráneo llegando directo a

sus sesos.

Ambos caen sin siquiera haber podido dar un paso. El último guardia que

queda es un antiguo miembro de la familia Pambasileus. Él corre hacia mí

intentando llegar a mí yugular, pero a pesar de su gran tamaño lo levanto en el

aire haciéndolo rodar y caer al suelo rompiendo su cuello mientras clavo mi

puñal en su yugular. La sangre azul mancha mi rostro y parte de mis manos. Al

levantarme sé que doy miedo, incluso alcanzó a oler la orina del Beta en sus

pantalones. Aun así, él me mira de manera desafiante.

— No podrás hacerme nada — me dice nervioso caminando para colocarse

entre una mesa y yo. Como si algo así pudiese frenarme.

— Lo que hiciste, es imperdonable — le digo mirándolo a los ojos — mandaste

a morir a buenos hombres por una causa vacía y mezquina — le digo de modo

490
acusador y frío.—, pero lo peor de todo es que intentaste dañar a mí Luna.— le

digo con furia contenida — y eso, cabo tu tumba.— me aproximó a él sin darle

tiempo a nada y coloco mi daga bajo su cabeza, será una muerte rápida, no

quiero tener que volver a verlo.

— Espera — grita mientras se retuerce como un gusano.— tengo algo que

decirte —

— No me interesa nada de lo que salga de tu boca — le digo

— Es sobre la humana — dice él antes de que atraviese su cabeza. Me detengo

ante eso. ¿De verdad crees que está segura?— pregunta con una sonrisa

arrogante y molesta.

— ¿A qué te refieres?— pregunto molesto.

— A qué en este momento ya debe de estar en manos de los gorros rojos y tú

sabes que ellos no son muy fanáticos de las hembras — dice de forma burlona.

No puedo contener mi furia y le doy un puñetazo rompiendo su nariz en

pedazos.

Él chilla mientras sangra a raudales — Si me matas nunca sabrás a dónde se la

llevaron — me dice ahogado en su propia sangre.

— ¿De qué hablas?— pregunto furioso mientras sujeto su camisa para verlo de

frente.

En ese momento las campanas del monasterio comienzan a sonar en señal de

emergencia.

— El Rey Hortensio ya debe de estar con ella.— dice aun burlándose de mí.

No entiendo a qué se refiere, pero puedo ver qué es la verdad.

Un miedo helado recorre mis venas. Nice está en problemas. Sujeto a Arístides

y lo llevo a rastras fuera de la carpa donde alguno de mis hombres ya se

encuentra custodiando prisioneros de guerra.

— No lo dejen escapar — les ordenó furioso mientras comienzo a correr hacia el

monasterio. Mientras tomo mi forma de batalla corro velozmente llamando a

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mis comandantes con un aullido. En un instante somos una tropa que corre

subiendo el camino que nos lleva al monasterio por el risco. Los soldados nos

permiten el paso al instante, nadie dice nada, yo solo puedo correr y ver con

horror la pila de cadáveres de soldados, mujeres y sobre todos gnomos

esparcidos por el lugar, al llegar al patio de las caballerizas veo un enorme rosal

formar una gran enredadera decorados cada tanto con el cadáver de un gnomo

atravesando. Las paredes y el suelo antes blancas ahora son azules manchadas

con sangre. Lo único que me calma es que no hay manchas rojas. El establo

donde se encontraba el Unicornio está destrozado y no hay nadie en él. No

importa cuánto busque, no logro encontrarla. Ella no está, en una porción del

suelo, cerca de un gran pozo, veo una mancha roja y mi corazón se detiene ante

ello. Es de Nice, es su sangre un pequeño charco del tamaño de una mano y de

él brota un pequeño rosal. Pero este tiene algo diferente, es el rosal de la fuente

aunque parece recuperado y lleva consigo algo que me parte el alma, el

pequeño brote floral ha comenzado a abrirse mostrando sus pétalos de color

rojo.

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108. Búsqueda

— Busquen por todos lados — le ordenó a mis hombres a gritos mientras

ingreso al hoyo en el suelo.

La tierra se encuentra demasiado húmeda en mis pies, este lugar no parece

tener salida al caminar algunos metros iluminados con linternas, encuentro una

pared echa de tierra desmoronada y de ella sobresale lo que parece una pata.

Maldición es Otis. Rápidamente, corro hacia el lugar y comienzo a escarbar

rogando que siga con vida.

Mis hombres me ayudan, pero el trabajo es difícil a medida que lo descubrimos,

más tierra cae sobre él.

No obstante, lo conseguimos y lo llevo a rastras fuera del túnel. Al salir

compruebo sus signos vitales.

Respira. Notar eso calma un poco mi pena. Aunque está inconsciente.

— Llévenlo a la enfermería — avísenme cuando despierte — le ordenó a los

monjes del monasterio. Arcan llega en ese momento lleno de preocupación, al

verme sabe que lo que sea que ocurre involucra a Nice.

— Se la llevaron — le digo lleno de furia y al borde de la locura — los gorros

rojos tienen a Nice —

Su rostro se pone pálido, pero a diferencia de mí él puede centrar su mente y

me detiene cuando intento volver al túnel que parece a punto de derrumbarse.

— No la encontrarás allí — me indica — la encontraremos, pero te necesito con

la mente clara, no puedes arriesgarte de ese modo, ella te necesita al cien por

ciento.—

Él tiene razón, a pesar de la tormenta de emociones de mi interior debo

centrarme y actuar como un Alfa.

— Ve, por Arístides — le ordeno — él debe saber a dónde se la llevaron, le

sacaré esa información, aunque deba romper cada hueso de su cuerpo.—

493
Arcan asiente y se dirige hacia donde tenemos a los prisioneros de guerra. Pero

se detiene súbitamente al ver el rosal coronado con una pequeña flor.

— Es roja — dice con asombro — nunca vi rosas rojas en toda mi vida — a

pesar de su curiosidad se aparta y se dirige a cumplir mi orden.

En Glaukos las rosas son todas azules, en diferentes tonos, pero nunca poseen

otro color y menos uno tan distintivo como el rojo. Es por eso que las llaman

flores sangrientas.

Ver los pequeños pétalos del capullo me llena de ansiedad el pecho. La flor del

rosal sagrado muestra los sentimientos de la reina, conectándose con ellos. Si la

flor ya no es un capullo verde y enclenque, sino un pimpollo que comienza a

mostrar su color, significa que Nice está comenzando a sentir algo por mí. No

puedo perderla ahora. ¡Maldición no puedo perderla nunca!

Al ver a los guardias arrastrando a Arístides me acerco a ellos y lo sujeto de su

camisa haciendo que mire mis ojos. La furia y preocupación que tengo me

hacen clavar mis garras en él.

— ¿A dónde se la llevaron?— le pregunto furioso y con una clara promesa de

muerte en mis ojos.

— Vaya, al parecer alguien se llevó a la reina— dice burlescamente.

Yo vuelvo a golpear su rostro furioso quitándole un par de dientes.

— Pensaba darte una muerte rápida y digna — le comento —, pero no veo

necesidad de ello.—

Arístides ve mis ojos y puedo sentir el miedo emanar de él. Lo lanzó contra uno

de los muros.

— Sujétenlo — ordenó a los guardias y sacando los cuchillos de mi chaleco lo

clavo en el paredón atravesando la palma de sus manos con los brazos

extendidos. Él grita ante esto.

— Dime a dónde se la llevaron — le repito mientras sujeto mi daga.

— Ya no tiene importancia — contesta

494
Con mi daga en mano sujeta su cabello y la clavo en uno de sus ojos haciéndolo

girar en su cuenca vaciando su contenido mientras él grita.

— Donde — grito yo.

Cuando Arístides puede volver a hablar, comenta.

— No sabes nada de los humanos ¿Verdad?— se ríe sin fuerzas intentando

arrancarme la poca cordura que me queda — los Duendes tienen una venganza

especial preparada para ella, pero no morirá rápidamente — comenta molesto

viéndome con su único ojo y luego sonríe — aunque deseará hacerlo —

Sus palabras venenosas me desquician lo quiero muerto, pero no puedo matarlo

hasta que me diga dónde está.

— Habla, maldita sea — le gritó mientras clavo mi puñal en un contado y doy

un gran corte dejando al descubierto sus costillas. Sujeto una a una y las quiebro

con la fuerza de mi mano como si solo fueran ramas secas mientras él grita y se

retuerce de dolor. Me alegro por ello, se lo merece, merece terminar mutilado

por mis garras.

Arcan detiene mi mano y yo lo miro con furia — Debemos encontrarla — me

dice centrando mi mente nuevamente. Suelto el trozo desgarrado de Arístides

que solo puede jadear de dolor.

— ¿Dónde está?— vuelvo a preguntar.

— En un hoyo, bien profundo — contesta él sin fuerzas — tan profundas que no

escucharás sus gritos cuando Hortensio realice su venganza — aún al borde de

la muerte sonríe. Es una escoria.

— ¿Qué venganza?— pregunta preocupado Arcan.

— Buena pregunta — comenta él amenazando con caer en la inconsciencia.

Clavo mi daga en su pierna haciéndolo reaccionar nuevamente y él chilla ante

mi golpe — Contesta — ordenó

Él se ríe y me mira — Los gnomos piensan limpiar la maldición que los condena

— no todos conocen su maldición, pero hay un motivo por el cual ellos se ven

495
en la enfermiza necesidad de empapar su gorro con sangre de sus víctimas de

asesinato a diario, fueron maldecidos y su necesidad fue tan grande que incluso

mataron a sus hembras en busca de sangre —, y para ello van a violar a tu reina

las veces necesarias hasta que quede preñada — se ríe mientras la sangre brota

de su boca. — Y cuando la cría salga de su vientre se la comerán junto a la

madre.—

Sus palabras quiebran por fin mi juicio y con un grito desgarrador perforó su

pecho y arranco su venenoso corazón de allí. Arístides todavía está consciente

mientras se lo enseño y lo reviento entre mis manos.

— ¡Deukarion!— exclama Arcan — ¿ahora como la encontraremos?

— Traigan a Pria — ordenó apartándome del cadáver de Arístides — ella lo

sabrá.

496
109. Duendes

Durante la batalla…

Los duendes intentan rodearme mientras otros continúan golpeando las puertas

de las caballerizas para llegar a las mujeres. Viendo lo que hicieron no puedo

dejar que eso ocurra y de todos modos no pienso perdonarles la vida. Ellos ya

no son personas, son monstruos fanáticos que buscan la matanza y bañan sus

gorros en ella. Muchos de los que me rodean ya tiene su gorro goteando en

sangre azul. Desde las caballerizas los gritos de las mujeres y los niños no cesan.

Alguien tiene que ponerles un alto a estos bastardos.

Con eso en mente y llena de furia, extiendo mis tallos espinosos hacia ellos,

barriéndolos y ensartándolos en las espinas que parecen crecer como aguijones,

clavándose en ellos, atravesando sus cuerpos.

Otis cubre mi espalda y se abalanza sobre los duendes que corren con sus picos

y hachas en mano hacia mí. Algunos guardias se unen a él, pero aun así somos

pocos en comparación con ellos, y lo peor es que no dejan de llegar más

escarbando por el hoyo en el suelo, surgen con una sonrisa aterradora y salen

corriendo con gritos aterradores hacia nosotros buscando atacarnos. Esto es

malo, no podré protegerlas de este modo, deben salir de allí y buscar un lugar

más seguro. Algunos de los guardias ya han caído en la lucha. Habiéndome

paso con ayuda de mis tallos llego a las puertas de la caballeriza.

— Deben salir de allí — les grito mientras los duendes atacan con sus hachas los

tallos de forma escolarizada. — el lugar no resistirá, corran hacia el monasterio

— les grito mientras extiendo más tallos creando una galería hacia la

construcción. Allí estarán más seguros.

— ¿Quién eres?— grita asustada una de las mujeres. No confían en mí ni

siquiera me conocen.

— Soy tu reina — le digo viéndola por uno de los orificios que las hachas de los

duendes crearon en su intento por ingresar al lugar. Ella me mira sorprendida,

497
pero no se mueve — Váyanse ahora — les grito preocupada al ver que algunos

tallos comienzan a sucumbir ante los filos de las hachas.

La mujer obedece y abre las puertas escoltando a un grupo de cuarenta

personas, todas mujeres y niños, ellos ven con miedo la galería de espinas, pero

de todos modos corren por ella llegando al monasterio. Los guardias que

quedan las custodian ingresando con ellas. Otis les grita en su forma lobuna

desde el exterior de la galería.

— Vayan al campanario, háganlo sonar. Mientras continúa destrozando

duendes entre sus fauces y garras.

Los duendes intentan llegar al monasterio, pero hago crecer un grueso tallo en

la entrada, bloqueándola el paso.

La galería que me separa de los duendes comienza a decaer, no solo por el

ataque de los duendes, sino por mí, me estoy agitando. Y Otis lo nota.

— Guarda energías — me dice colocándose a mi lado cuando una sección de la

galería se derrumba por su peso.— cuando te dé la señal tendrás que ocultarte

— me dice nervioso al ver que la cantidad de duendes no parece disminuir a

pesar de la pila de cadáveres que ya cubre todo el lugar.

— No voy a dejarte solo, — le discuto preocupada al ver sus heridas.

— No discutas, solo hazlo — me dice mientras corre y se lanza contra los

duendes mordiendo sus cabezas.

No quiero dejarlo solo, pero necesitamos ayuda, así que habría la galería por el

lado contrario y salgo corriendo por el patio en busca del siguiente establo,

mientas los duendes me persiguen corriendo y tirando sus lanzas que logró

evadir por poco. Al llegar al establo me encierro en él trabando sus puertas.

Esto no servirá de mucho, ellos podrán derrocar el lugar con sus picos y hachas.

Me apartó de la puerta aún alerta mientras me aproximó hacia Black, es está

impaciente ante todos esos ruidos y yo ingreso a su caballeriza intentando

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calmarlo mientras me oculto a su lado. Estoy exhausta, no sé si podré convocar

más tallos, mis brazos parecen cada vez más pesados y adormilados.

Me alteró al notar que los gorros rojos comienzan a golpear con sus hachas cada

pared del establo, no piensan entrar solo por las puertas, parecen enloquecidos

buscando el modo de llegar a mí y eso me llena de miedo.

Mis manos tiemblan mientras veo a Black, y busco el modo de subir en él. Esto

es una locura. Nunca antes monte un caballo, pero si conduje una moto ¿Qué

tan diferente puede ser?

Black parece notar lo que quiero al verme saltar sobre uno de sus flancos

inútilmente y para mi sorpresa se agacha flexionando una de sus patas. ¿Me va

a dejar montarlo? Su gesto me llena más de cariño hacia él y me subo

acariciando su lomo una vez allí.

— Buen chico — le digo emocionada — espero que tengas hambre porque llego

el delivery — le digo mientras veo las puertas ser destrozadas dejando que

varios duendes ingresen al lugar.

A pesar de mi miedo me muestro tranquila, no puedo mostrarles que llevan la

ventaja.

— Vaya, — les digo mientras Black camina lentamente saliendo de la

caballeriza conmigo a cuestas — ¿No saben tocar el timbre?— les pregunto con

una pequeña sonrisa al ver el miedo en sus ojos por Black.

Noto que las patas delanteras de Black se flexionan como las de un gato antes

de ir por su presa y el unicornio se abalanza sobre ellos, destrozando a uno con

sus colmillos mientras atraviesa a otro con su cuerno.

La caballeriza chilla por los destrozos de los duendes y amenaza con

derrumbarse, así que Black toma impulso y salta sobre los duendes saliendo del

lugar en el momento justo en que el techo cede y cae aplastando al resto en su

interior.

499
Aun así, el patio está lleno de duendes que nos rodean y nos miran con odio

apuntando sus armas hacia nosotros.

— Maten a la bestia — escucho que alguien ordena y desde la multitud veo al

Rey gnomo caminar hacia nosotros mientras los demás le abren paso. — quiero

a la humana con vida —

Maldición ellos ya saben lo que soy y al ver su rostro sé que nada bueno saldrá

de eso.

Black intenta atacarlos, pero son demasiados y ellos hieren sus flancos en

cuanto él voltea su cabeza. Un duende clava su lanza en él y se retuerce de

dolor haciéndome caer de su lomo.

En ese momento los duendes me rodean y me sujeta llevándome a rastras hacia

el hoyo. Intento resistirme y llamo a mis tallos, pero estoy muy débil y a pesar

de que algunos emergen y logro hacer que me suelten, siento un gran pico

clavarse en mi hombro haciéndome gritar de dolor mientras veo al Rey

Hortensio sonreír con el pico en mano.

Siento mi sangre caer por mi brazo mientras las campanas comienzan a sonar

de forma desbocada. Mi conciencia parece abandonarme mientras siento que

me introducen en el hoyo.

Puedo escuchar los gruñidos de Otis, él nos está siguiendo.

— Destruyan el túnel — ordena el rey — entiérrenlo en él — en ese momento la

inconsciencia me reclama volviendo todo oscuro. Solo una cosa pasa por mi

mente antes de ello. Deukarion.

500
110. El rey Hortencio

Al despertar siento que alguien jala con fuerza de mi pelo arrastrándome como

si solo fuera una bolsa de basura por el suelo. Mi brazo arde por la herida que el

rey gnomo me provocó, mi cuero cabelludo se queja de dolor ante los jamones

de pelo que impulsan mi cuerpo arrastrado por una superficie de madera

húmeda con olor a tierra mojada. El lugar está oscuro, iluminado por una

simple linterna. Quien sea que me arrastra, me suelta bruscamente y yo intento

levantarme del suelo, pero el dolor en mi brazo me lo impide y yo solo chillo

ante el dolor.

— Ya era hora de que despertaras — escucho que dice una voz — no quería que

te perdieras el espectáculo.—

Al buscarlo en lo que parece un hueco en la madera encuentro al rey gnomo

fumando una pipa mientras me mira parado frente a mí.

— ¿Dónde estoy?— pregunto asustada al verlo.

— Este lugar será el cirio donde darás a luz — me contesta el gnomo con calma

disfrutando de su pipa.

¿Dar a luz? Pero si no estoy embarazada.

— ¿A qué te refieres?— pregunto nerviosa sosteniendo mi herida que no para

de sangrar.

Él mira con un brillo siniestro mi sangre mientras apoya su espalda en la pared

de madera húmeda.

— Sabes una cosa — comenta él — no es la primera vez que veo ese tipo de

sangre.—

¿De qué habla? ¿Él ha visto humanos antes? ¿Dónde? ¿Quién?

Él suspira ante mi rostro reflejando un millón de preguntas por su comentario.

— Ella era una mujer intrépida y valiente y parecía tan enamorada de su amado

guardián —

— ¿De quién hablas?— pregunto confusa.

501
— De Helena, la humana que impuso su maldición en nosotros — contesta él

con resentimiento.— esa maldita bruja no perdono que nuestra traición causará

la muerte de su guardián y por ello nos maldijo.—

— No entiendo ¿Qué maldición?— pregunto nerviosa.

— La maldición que nos obliga a embeber nuestros gorros en sangre a diario,

después de todo nosotros traicionamos a su guardián entregándoselo a los

vampiros de antaño y ellos lo mataron alimentándose de él.—

— No entiendo a qué te refieres, lo único que me ha quedado claro de todo tu

parloteo es que los gnomos son unos tramposos traidores.— comento furiosa.

— Los gnomos honramos un buen trato y en su caso el trato no nos favoreció —

comenta furioso levantando su voz.

— ¿Y eso que tiene que ver conmigo?— pregunto asustada.

— Tú serás quien quite la maldición de Helena — me dice señalándome con su

pipa.

— Yo no sé nada de maldiciones y esas cosas, no puedo ayudarlos e incluso si

supiera no lo haría. Son asesinos de niños y mujeres, no merecen la ayuda de

nadie — le digo con bronca en mi voz recordando lo que los vi hacer en el

monasterio.

— No necesitamos que hagas nada, tu cuerpo lo hará por ti, lo quieras o no —

comenta mientras sonríe.— engendrar un niño en tu vientre y luego me comeré

sus entrañas, solo así romperé su maldición — comenta acercándose a mí con

su horrenda cara de anciano viendo un festín mientras toca su asquerosa

entrepierna sobre sus pantalones azules manchados con sangre.

Intento alejarme de él, pero mi cuerpo está muy débil y al llamar a mis tallos

ellos no emergen. El miedo se apodera de mí e intento golpearlo, no puedo

dejar que me toquen, no voy a dejar que esté ser inmundo, me viole.

El miedo al sentirme tan débil en esta citación hacen que las lágrimas escapen

de mis ojos y mis manos tiemblen mientras trato de apartarme de él.

502
— No te preocupes, yo tampoco voy a disfrutarlo — dice mientras desabrocha

su pantalón — así que puedes chillar todo lo que quieras — dice acercándose

más a mí. Intento golpearlo, pero él sujeta mi muñeca y la dobla bruscamente,

sacando de lugar la articulación junto con un gran estallido de dolor que me

obligan a gritar. Lo escucho reír ante mi dolor y al siguiente instante solo

escucho un gran golpe. El rey gnomo ya no está frente a mí.

Está en la pared contraria del lugar, clavada en ella, con una espada en su

pecho, la sangre brota de su herida, manchando su barba y cayendo al suelo con

un sonido viscoso. Todo paso demasiado deprisa, no comprendo nada hasta

que veo a Caspian a su lado.

Debo de estar loca porque verlo me alegra, después de todo fue la persona que

más cuido de mí en este mundo.

Pero mi alegría se esfuma al verlo girarse, sus ojos brillan como diamantes

azules en la oscuridad y sus colmillos se extienden lentamente al verme.

Maldita sea, esto es malo, el no vino a ayudarme, solo vino a robar la presa de

otro.

Él me mira el hombro herido y yo intento cubrirlo con mi mano dislocada.

Para mi sorpresa, él se detiene al ver eso y sus facciones parecen furiosas al

hablar.

— ¿La tocaste?— pregunta y se gira hacia el rey gnomo que todavía intenta

respirar a pesar de que parece estar desangrándose. — ¿La heriste con tus

asquerosas manos?— pregunta escolarizado Caspian.

El gnomo parece confuso al ver la reacción de Caspian.

— Solo yo puedo tocarla — le indica con frialdad y con velocidad antinatural lo

veo morder su frente clavando sus colmillos. Al alejarse Caspian veo las venas

negras brotar en el rostro del rey gnomo que se convulsiona ante el veneno que

lo recorre matándolo.

503
La persona que amenazaba mi vida hace apenas unos minutos está muerta

frente a mí y mi cerebro está tratando de procesarlo.

Pero no tengo tiempo para ello, ya que Caspian quita de un tirón su espada del

pecho del rey gnomo haciéndolo caer al suelo y luego se voltea hacia mí.

Mirando la sangre que emana de mi hombro. —en verdad portas sangre roja—

dice sorprendido con una sonrisa fría.

Camina lentamente y luego se inclina para verme, aunque algo parece

molestarle mientras mira hacia el techo con el ceño fruncido.

— Esos malditos Lycans siempre joden a la hora de mi almuerzo — dice furioso

y luego me mira y sujeta mi cuello poniéndome de pie. — tendremos que

dejarlo para después dice — y me obliga a caminar aunque yo intento

resistirme. Intentando soltarme de su agarre.

En ese momento siento el claro rugido de Black desde la entrada del lugar y lo

veo entrar con los pelos de punta amenazando a Caspian a pesar de sus heridas.

— ¿Esa cosa sigue con vida?— pregunta molesto mientras retrocede a una

estocada de su cuerno empujándome detrás de él.

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111. Cospiracion

Cuando la batalla por fin estalla me oculto esperando el momento mi plan era

ingresar por los paredones, pero al ver que los guardias que los custodian

disparan flechas que parecen vencer a los vampir convertidos, cambio de idea.

Eso sería muy riesgoso, tendré que esperar a la salida del túnel, si los estúpidos

gnomos tienen éxito serán ellos quienes traigan mi almuerzo. Me introduzco en

el bosque, el extremo donde comienza el túnel está a un par de kilómetros del

monasterio, es increíble lo que un duende puede hacer con un pico.

Al llegar veo un batallón esperando para ingresar, aunque al parecer algunos de

ellos ya están en el monasterio. Estoy cansado de la espera, así que camino

hacia ellos sin siquiera sacar mi espada. Algunos de ellos me notan y apuntan

sus hachas hacia mí.

Yo sonreí ante su gesto. Ellos no podrían dañarme, aunque los dioses los

ayudarán a ello.

— Es el Vampiro real— dice uno que parece ser algún tipo de comandante —

mantenlo — les ordena mientras todos gritan como salvajes corriendo hacia mí.

¿Esto es un chiste? Como si pudieran hacer tal cosa. Camino entre ellos

esquivando sus golpes de hachas y picos mientras bostezo. Solo hay uno que

me interesa. Él debe saber algo de sus tratos con mi pueblo y el suyo, llevo

demasiado tiempo lejos de Nosferatus y algo me dice que las cosas no van bien.

Uno de los duendes tiene la fortuna de rasgar la manga de mi capa. Verla me

enfurece, y pensándolo bien, no necesito a todos ellos para obtener respuestas.

Sonrió al duende mirándolo a los ojos mientras extiendo mis colmillos. Me

abalanzó sobre cada uno de ellos, mutilándolos con mis propias manos como si

estuvieran hechos de simple papel. No siquiera necesito esforzarme después de

todo, la fortaleza de los gnomos radica en su gran cantidad, son como una

maldita plaga una vez que se instalan en un árbol.

505
Al llegar al sujeto que los comanda comienza a escucharse los cuerpos de sus

colegas caer al suelo con sonidos húmedos. El duende mira anonadado hacia su

alrededor, viendo cadáver por todos lados. Al notar mi presencia le sonrió a

escasos centímetros de su asqueroso rostro barbudo.

— Tenemos que hablar— le digo con calma mientras limpio mis manos

ensangrentadas en su ropa.— Al parecer tu rey mantiene comunicación con mí

gente — comento de forma amistosa — dime que es lo que sabes—

Él duende traga de forma audible mientras intenta levantar su hacha contra mí.

Mientras lanza su patético golpe grita — Muere maldita santígüela— Su

movimiento es fuerte, pero muy lento comparado conmigo, así que lo esquivo y

lo rodeo colocándome en su espalda mientras sujeto su hombro y los dislocó.

— Será mejor que comiences a hablar antes de que mi amabilidad se agote — le

advierto mientras él suelta su hacha y grita de dolor. — ¿Qué negociaron con el

regente?—

Él duende se ríe y contesta — Eres un idiota, tu gente pide tu cabeza, no saldrás

con vida de aquí y aunque lo hagas ellos se encargarán de terminar Conti…—

no necesito seguir escuchando su parloteo así que rompo su cuello aburrido con

todo esto.

Mis sospechas son ciertas, el regente Occisor me quiere fuera de la sucesión

real. Al parecer le tomo demasiado cariño al trono como para devolverlo a su

legítimo dueño.

Es un bastardo traidor, pero maneja el reino entero, así que deberé tener ojos en

la espalda para evitar a sus cazas fortunas.

Debo acabar con el Alfa Lycans de una vez por todas. Me introduzco en el túnel

y para mi sorpresa veo que se bifurca, los malditos nunca planearon salir por

dónde ingresé, tomaron otra ruta y al percibir el aroma a sangre en el aire sé

que ya la tienen en su poder. Al seguir el extenso túnel me encuentro centinelas

separados por pocos metros, unos de otros. Pero ninguno de ellos supo que los

506
golpeó mientras paso a su lado, rompiendo sus cuellos. El aire asfixiante y

húmedo del lugar comienza a oler a madera, debo estar cerca de su escondite y

por el exquisito aroma sé que ella está aquí.

El escondite parece que fue tallado en una raíz profunda Los vampiros

apreciamos los lugares sin ingreso de luz solar, pero incluso a mí este lugar me

parece una horrorosa tumba. Al ingresar matando a los últimos centinelas

escucho al rey gnomo hablar

— No te preocupes, yo tampoco voy a disfrutarlo — dice mientras escucho que

desabrocha su ropa — así que puedes chillar lo que quieras — Al parecer la

humana intenta pelear contra él, pero eso se detiene cuando escucho un fuerte

chasquido de un hueso romperse y los gritos de la hembra luego de ello. ¿El

muy mal nacido la acaba de golpear? Su riza es lo último que escucho mientras

lo apartó de la humana y atravieso su asqueroso pecho con mi espada.

Al mirar al rey, gnomo veo sus pantalones desabrochados. Es bastardo,

planeaba abusar de ella y eso me ciega de furia. Al verla a ella noto un gran

golpe en su hombro del cual brota sangre increíblemente roja que ella intenta

ocultar con su mano herida.

— ¿La tocaste?— le pregunto a la escoria que se hace llamar rey — ¿La heriste

con tus asquerosas manos?— Tan solo con pensar en sus asquerosas manos

tocando su piel, la misma que rodeo mi cuerpo en un abrazo inconsciente, me

desquicio.

— Solo yo puedo tocarla — le advierto mientras muerdo su horrible rostro

vertiendo mi veneno en él solo para hacer más dolorosa y tormentosa su

muerte. Luego libero mi espada dejando que su inmundo cadáver caiga al suelo

como la basura que es.

Me aproximó hacia la hembra que tiembla como una hoja aún en el suelo. Verla

sufrir así me molesta, incluso aunque yo debo de ser su verdugo, incluso

aunque mis colmillos claman por su sangre. Al notar su sangre me sorprende su

507
color — en verdad portas sangre roja— le digo imaginándome su sublime

sabor.

Pero escucho movimientos sobre nosotros, al parecer los lycans ya lograron

localizarla.

— Esos malditos Lycans siempre joden a la hora de mi almuerzo — me quejo y

sujeto a la hembra de su cuello sin presionar demasiado. — tendremos que

dejarlo para después — le indico e intento sacarla de allí, pero un rugido nos

detiene.

No son los lycans, es el Unicornio y parece furioso enseñando sus dientes en

señal de ataque e inclinando su cuello.

— ¿Esa cosa sigue con vida?— comento molesto mientras esquivo una estocada

de su cuerno cubriendo a la hembra con mi cuerpo.

Tendré que vencer a la bestia para poder salir del lugar con ella.

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112. La busqueda

La cuadrilla de rastreadores sale corriendo salvajemente en su forma de batalla

en busca de su reina, peinando todo el bosque.

Eunice se encuentra controlando el encierro e interrogatorio de todos los

traidores que se alzaron contra su rey, al ver que Arístides hizo alianzas con

muchos enemigos para lograr su objetivo, el peligro podría estar todavía latente

para los lycans.

Arcan corre por los pasillos atestados del monasterio llenos de gente sentados

en los pasillos, es gracias a Nice que la mayoría de ellos continúan con vida,

después de todo se trata de familias Omegas que no tienen la oportunidad de

luchar en batalla. Ellos no pueden tomar su forma de batalla y es eso lo que

históricamente les ha dado un lugar inferior en la manada. Es por ello que se

resguardaban en las caballerizas, dado que la mayoría de las habitaciones del

monasterio estaban ocupadas con miembros de familias deltas, es decir,

personas que sí pueden tomar su forma de batalla, aunque se trataba de

mujeres, niños y heridos.

Nadie se preocupó por los Omegas, aunque a Arcan le avergüence admitirlo, no

pensó mucho en ello en el momento de planear toda la batalla, pero en su

defensa nadie contaba con el ataque de los gorros rojos. Confiado erróneamente

en la fortaleza de los muros del lugar.

En el patio todavía hay tallos espinosos que demuestran la valiente y aguerrida

pelea de su reina con los gnomos. Para los Omegas su reina es más que la

compañera del Alfa, es su santa salvadora, aquella que arriesgo su propia vida

por ellos. Y todos ellos están preocupados ante su desaparición, por lo que se

arrodillan orando a la diosa Selene por su bienestar.

Pero no es lo único que queda en el patio, dado que a pesar de que los soldados

han recogido los escombros y cadáveres del lugar, dándoles sagrada sepultura a

las víctimas y soldados y enterrando en fosas comunes a los cadáveres de

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duendes y hadas que se encontraban en el lugar. Al ver la cantidad de duendes

muertos los hombres no pueden dejar de sorprenderse, después de todo fue

una pequeña hembra quien acabo con todos ellos.

El único cadáver que nadie se atreve a quitar es el de Arístides. Su cuerpo se

encuentra aún clavado en la pared, manchando de sangre azul las piedras

blancas que lo forman. El cadáver está todo mutilado por el interrogatorio de su

rey. Es intencional, un mensaje bien claro de que es lo que sucede cuando se

jode con el Alfa.

Al llegar al ala de enfermería, Arcan debe esquivar a los monjes que incluso en

los pasillos tratan a los heridos usando el ungüento que acaban de terminar. La

batalla no género muchas pérdidas, pero el ataque de las Hadas sí lo hizo. Esa

solo es una estrategia repugnante que se prohibió hace siglos por el daño que

produce a inocentes. Por lo general se debe de esperar meses de maceración

para que el ungüento que los monjes preparan presente sus propiedades

curativas más eficaces, pero dado las circunstancias decidieron usarlo. Fue

enorme la sorpresa que se llevaron al notar que en simples y profundas heridas

no solo calmaban su malestar, sino que comenzaban a sanarlas. Al parecer, el

poder de Nice potencia las propiedades curativas de la planta.

El monje que guía a Arcan por el lugar ingresa a un cuarto repleto de camillas

con heridos más graves y entre ellos está Otis que ya recuperó la conciencia.

Aun así su estado es malo, sus huesos están rotos en más de una sección. A

pesar de todo lo que los monjes curanderos puedan hacer, tal vez Otis nunca

más pueda tomar su forma de batalla. Arcan lo mira con angustia, no quería

que algo así le sucediera a su maestro.

— Quita esa mueca de tu rostro — le dice Otis con enfado — no estoy muerto

— él intenta sentarse en su cama por su cuenta evitando la ayuda del monje a

su lado.— no soy un niño, puedo sentarme solo, maldición — le dice a su

colega.

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— Debes descansar casi te perdemos allí a fuera — le dice Arcan.

— Ni una mierda — dice Otis sentándose más derecho — debemos ir a por

Nice— índica angustiado mientras intenta salir de la cama.

Arcan lo detiene antes de ello.— En tu estado solo serías un estorbo y lo sabes,

Deukarion se está encargando personalmente de ello y una patrulla de rastreo

ya está en su búsqueda.

— No podrán encontrarla.— le dice furioso Otis — el túnel es profundo,

nuestro olfato no podrá percibir su aroma —

— La encontraremos — le indica Arcan firmemente — nadie parará hasta

encontrar el escondite de los gnomos —

— No lo entiendes — dice el ansioso — los gnomos no son su único problema

antes de que el túnel se derrumbara sobre mí, vi un vampiro, un vampiro real,

sus ojos azules brillaban en la oscura cueva, si esa cosa logra morderla será su

fin — dice angustiado.

Ante esa noticia Arcan se pone tenso — informaré a Deukarion de ello, tú debes

descansar —

— Claro que no lo haré yo...—

— Es una Orden de tu Beta — le dice firmemente Arcan liberando su dominio

que aunque menor que el de Deukarion se siente en el lugar haciendo que

aquellos en el lugar bajen su cabeza.

Otis lo mira sorprendido — Sabía que eras la mejor opción para ese puesto —

dice lleno de orgullo en su rostro y suspira derrotado — solo prométeme que la

encontrarán sana y salva.—

— Lo haremos — le dice Arcan mientras sale del lugar en busca de su Alfa.

Deukarion debe de saber del vampiro. Al llegar a los calabozos escucha los

gritos de aquellos que ya fueron torturados en busca de respuestas, Pria logró

huir antes de que la batalla terminará y eso solo dejo pocas opciones para

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buscar información, pero al ver el estado de los hombres no parece que haya

encontrado nada útil.

El Alfa no tomará nada bien sus malas noticias, pero debe dárselas.

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113. Mordida

— Quédate detras de mi — dice Caspian mientras empuña su espada hacia

Black.

No puedo dejar que lo lastime. Así que con la poca fuerza que tengo llamo a

mis tallos y cubro sus pies antes de que salte a atacar al unicornio. En no lo nota

y al querer tomar impulso cae de rodillas sin poder avanzar, deteniendo su

caída con su espada.

— ¿Qué es lo que haces?— pregunta molesto mientras yo corro hacia Black me

subo a su lomo.

— No es cierto — dice en incrédulo rompiendo los tallos con sus manos en un

solo movimiento. — Eres una caja de sorpresas — comenta con una sonrisa

sangrienta. — Espero que tu sangre lo sea igual —

Black deja de encararlo y comienza a salir del lugar corriendo por un túnel. El

unicornio es rápido y mis heridas no me permiten sujetarme bien, aun así lo

abrazo desesperada. No quiero que Caspian me muerda viendo lo que le hizo

su veneno al rey gnomo, no quiero que me suceda a mí también. Black corre y

sale por una abertura en la tierra hacia el bosque, no sé dónde estoy, pero esa es

la menor de mis preocupaciones, sé que Caspian nos persigue y el unicornio se

impaciente acelerando aún más su carrera entre los árboles.

No entiendo cuál es nuestra conexión, no es una mascota entrenada y tampoco

es un ¿Poni unicornio? Me refiero a que no logro entender por qué me protege,

de ese modo, contra Deukarion primero, luego contra el rey gnomo y ahora

contra Calpián. No creo que sea parte de mi poder, hay algo que no cuadra,

pero me alegro de que me ayude si con eso salvó mi vida.

En el medio de la carrera, Black se detiene bruscamente corcoveando haciendo

que casi caiga de su altura. No sé qué es lo que alcanza a ver en la oscuridad del

bosque nocturno, pero parece atemorizarlo porque cambia de dirección, pero su

fuerte movimiento al girar hace que mi agarre se zafe y caigo al suelo sintiendo

513
el dolor del golpe en cada una de mis costillas. Black no se detiene y sigue

corriendo asustado por lo que vio.

Yo me encuentro en la tierra mojada, cubierta de lodo y sangre, intentando

respirar y soportar el dolor de mi cuerpo. Estoy mareada y todo a mí alrededor

parece moverse por el fuerte golpe que recibí en mi cabeza.

Y para mi mayor angustia Caspian logro alcanzarme viéndome parado a mi

lado.

Lo veo agacharse y correr los mechones de pelo que cubren mis ojos mientras

suspira.

Pero luego se incorpora y desenfunda su espada, supongo que después de todo

prefiere matarme antes de tomar mi sangre. No sé si verlo como algo bueno

viniendo de él. Aunque no es a mí a quien ataca, sino que se gira en la dirección

en la que Black vio algo y lo enfrenta. Girando mi rostro puedo ver con horror

lo que es. Un hada, una enorme que lleva varías crías prendidas de su piel

blanca alimentándose de ella. Verla, me revuelve el estómago, son cientos de

crías sujetas a ellas como moluscos. Y lo peor es que la madre tiene unas garras

enormes y a pesar de ser ciega, mueve sus orejas en busca de su presa mientras

olfatea el aire.

— No te preocupes — me dice molesto, pero con calma— hace falta más de una

reina hada para quitarme mi comida —

Caspian despliega sus colmillos y se lanza a ellas, pero el hada lo detiene con

una de sus garras perforándole su pecho atravesando parte de él.

Me encuentro inmóvil en el suelo sin poder escapar, viendo todo el espectáculo

sangriento. A pesar de su herida, Caspian corta la garra que lo perfora y la quita

de su cuerpo con un grito. Eso pareció enfurecer al vampiro porque se avienta

hacia la bestia con tal velocidad que me es imposible verlo, aunque el hada

gigante comienza a sangrar por todos lados a través de cortes de su espada que

surgen en su piel. Al cabo de unos minutos y a pesar de su herida, Caspian

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acaba con la bestia. No le ha sido fácil y sus heridas lo demuestran, a pesar de

que no puede ver toda la batalla, la bestia logro dañarlo seriamente. Aun así se

aproxima hacia mí, viéndome a los ojos mientras se arrodilla.

— Que desperdicio — comenta mientras limpia un poco de lodo de mi

mejilla.— tu sangre se derrama sin sentido alguno — comenta viendo mis

heridas provocadas por la fuerte caída.— ya no tiene sentido qué huyas, de

todos modos morirás.—

Por algún motivo sé que dice la verdad. El dolor es insoportable, pero lo peor es

el frío que comienza a invadir, me estoy desangrando. El miedo ante ello me

hace chillar angustiada.

— Shhh tranquila —, dice él y por algún motivo veo angustia en su rostro.—

solo relájate mi veneno, te quitará el dolor — me dice mientras inclina su

hermoso rostro hacia mí viendo mi cuello y extendiendo sus colmillos para

morderme.

Sé que es mi fin, y por dios que tengo miedo. Hay tanto que no he hecho

todavía. No quiero irme de este modo, pero la vida es algo prestado y llegó el

momento de devolverla a su creador, quien sea que fuese. Solo deseo que

Deukarion no sufra por ello.

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114. Veneno

La hembra se está muriendo, su sangre se filtra desde múltiples heridas

regando el bosque con ella. No hay forma de que logré sobrevivir a eso.

Al notar el color rojo de su fluido vital no me sorprendo, en algún punto

comencé a creer en su palabra y fue ella quien me advirtió de esa anormalidad,

aunque yo no quise creerlo. Es una humana, eso explica sus poderes, aunque

me sorprende que un humano llegué a convertirse en la reina Lycans. Es un mal

nacido suertudo, me hubiese agradado tener a esta humana como anfitriona.

No solo por su sangre, sino por lo que ella es. Aunque no puedo considerarlo

una opción después de todo ella está muriendo.

Escucho sus chillidos mientras un hilo de sangre brota de su boca. Sus órganos

están destrozados, no hay forma de salvarla, pero si puedo darle una muerte

piadosa, así que me inclino sobre ella y muerdo su cuello inundando su carne

en veneno mientras me alimento. Al percibir su exótico sabor mis ojos se

voltean bajo mis párpados, es mil veces más delicioso que su aroma. No puedo

evitar jadear en busca de aire si soltarla y continuar bebiendo

desesperadamente.

Mi cuerpo se mueve por sí solo acuñando su cabeza y sujetándola mientras

bebo y siento que su sangre me recorre causando un escalofrío en mí que me

obliga a detenerme. Mis colmillos duelen desde su nervio haciendo que me

aparte de ella conteniendo un grito.

No entiendo que me sucede el dolor es insoportable y parece recorrer cada uno

de mis nervios. Haciéndome gritar de dolor mientras me retuerzo en el suelo.

Siento escozor en mis heridas al sanar más rápido de lo habitual mientras mi

cuerpo parece calentarse cada vez más. Mis colmillos comienzan a palpitar a

medida que el calor me invade, haciéndome desear más de su sangre. No tiene

sentido, fue su sangre roja lo que me causo tal dolor ¿Por qué quiero todavía

más? De todos modos ya no puedo, el veneno invadió su cuerpo

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corrompiéndola, ya no sirve de nada que vuelva a morderla, aun así me

aproximó a rastras hacia ella y la veo esperando ver sus venas ennegrecidas

recorriendo su rostro. Pero no las veo.

Su rostro está intacto, incluso sus heridas ya no están y al revisar su cuerpo lo

noto igual, ella está sana, sana y viva. Puedo ver su pecho subir y bajar mientras

yace inconsciente en el suelo.

No puede ser. Es imposible, ella ya está emparejada, esto no tiene sentido. Pero

mis ojos no me engañan, su rostro se ve tan frágil y hermoso como siempre,

aunque su piel parece tener un aspecto más saludable. No hay venas negras en

él. Mi mordida no la ha corrompido. Al ver su cuello noto dos incisiones negras

en él y las miro con desconfianza, esperando el instante en que comenzarán a

expandirse y cubrir su piel de negro. Sé que tarde o temprano ocurrirá.

Ella se retuerce y comienza a abrir sus ojos viéndome con confusión.

— ¿Caspian?— pregunta confusa mientras vuelve a cerrar sus ojos. Su voz es la

más dulce y seductora que escuche en toda mi vida. Verla tendida entre las

hojas portando mi marca llamándome, de ese modo envía claras señales a mi

entrepierna, causandome una fuerte erección. En este instante no me importa si

estamos a un par de metros de una hada reina muerta, o si el unicornio vuelve a

enfrentarme, incluso no me importa si los lycans están al asecho o la gente de

Ocissor. Lo único en lo que puedo pensar es en ella y en lo jodidamente sabroso

que será enterrar mi cuerpo en el suyo.

Ella parece adormilado y confundida y no le doy tiempo a nada mientras llevo

mis labios a los suyos y la beso.

Sus labios, su boca es tan jodidamente suave que me deslizó en ella

consumiéndola lentamente. Mi lengua recorre su boca en busca de la suya,

incitándola a acariciarme con ella. Y ella lo hace devolviéndome en beso de un

modo suave y perezoso mientras sierra sus ojos. Mi cuerpo sobre el suyo puede

517
sentir su calor, el beso la afecta tanto como a mí y comienza a buscar más de él

sosteniendo mi rostro.

Eso me enciende aún más y profundizó mi besó soportando agónicamente lo

que eso produce en mi entrepierna. Esto no es suficiente, su ropa me estorba, mi

ropa también, necesito más de ella, su tacto, su piel, su sangre, lo quiero todo.

En mi desesperación bajo mis labios a su cuello y lamo la marca de mi reclamo

preparándome para el éxtasis de su sabor cuando ella gime y susurra.

— Deukarion —

Mi cuerpo se enfría ante la mención de otro nombre y me aparto de su cuello

mientras la miro furioso. Ella continúa con los ojos cerras, pero al abrirlos y

centrar su mirada solo refleja sorpresa y miedo.

La furia me consume, no es a mí a quien desea entregarse, es al maldito lycans.

Pero eso no puede ser posible, ella es mi anfitriona. Es la única mujer capaz de

soportar mi veneno, la única capaz de saciar mi hambre.

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115. Consternada

Sus suaves labios rozan los míos delicadamente mientras su lengua se adentra

entre ellos, explorando con movimientos tentativos el interior de mi boca,

acariciando mi lengua e incitándola a unirse en el beso lento y candente. Su

suavidad me calma, pero no es suficiente para mí. Por todos los cielos casi

muero, y esta vez la posibilidad estuvo demasiado cerca como para detenerme

ahora. No quiero morir llena de arrepentimientos, tengo mucho que hacer,

mucho que decirle, aunque en este momento solo quiero esto, nuestros labios

unidos iniciando un baile que invita a la unión de nuestros cuerpos acalorados.

Él se aparta de mis labios y antes de que pueda quejarme por ello lame mi

sensible cuello causando un hormigueo realmente placentero por todo mi

cuerpo que me llena de deseo, quiero más de eso, quiero más de él y lo llamo en

busca de ello.

— Deukarion — pronunció aún perdida en las sensaciones. Pero él se aparta

bruscamente interrumpiendo el momento y al abrir los ojos me alberga la

sorpresa, después de todo no es Deu sino Caspian quien me ha estado besando

y se ve molesto. No entiendo qué le pasa, pero mi mente lo recuerda, él quería

morderme con sus filosos colmillos llenos de veneno. Y por la furia en sus ojos

parece decidido a hacerlo. Siento la conexión con el rosal al instante, fuerte, casi

salvaje, rogando por brotar, así que lo dejo surgir, quitando a Caspian de

encima de mi cuerpo y estrellado en el suelo donde los tallos se ramifican y lo

cubren.

Intento levantarme despacio teniendo en cuenta mis múltiples heridas, pero el

cuerpo no se queja por mis movimientos y al notar mis manos, ambas están

sanas, al igual que el hombro que el rey gnomo me perforó. No lo entiendo, yo

estaba herida, realmente herida, ¿cómo es que no tengo ni una marca de ello?

No tengo tiempo de pensar en ello dado que Caspian rompe con habilidad mis

tallos y se pone de pie molesto mientras camina hacia mí.

519
— Ese no es el modo de tratar a tu huésped — dice con furia en sus ojos. ¡Guau!

Sus ojos ya no son azules, algo causo un cambio drástico de color en ellos, y

ahora se ven violetas, casi como amatistas brillantes.

Me aparto de él ante su avance tranquilo — ¿Huésped?— pregunto confusa y

algo temerosa a enfrentarme a él — en ese caso, lo mejor de las visitas es cuando

se van — le digo mientras retroceso levantando mis manos en guardia.

— ¿Visita?— pregunta aún con enojo en su mirada — no soy una visita, soy tu

huésped y tú mi anfitriona — me indica.

Por su forma de hablar supongo que cree que comprendo que es eso. Pero no es

así.

— Pues en este caso muy lindo todo, pero taza, taza cada uno debe volver a su

casa — le digo quitándole algo de rudeza al hecho de que no lo quiero cerca de

mí.

— No, me iré sin ti — contesta mirándome fijamente.

— Gracias por la oferta — le digo nerviosa —, pero prefiero quedarme aquí o

volver con Otis y los demás.—

— Ellos no te querrán de vuelta — dice con calma, — yo soy tu único aliado

ahora.—

— No entiendo a qué te refieres — le digo nerviosa ante la seguridad de sus

palabras.

— Eres mía, tu cuello lleva mi marca, ningún lycans aceptará a una aliada de

vampiros en su morada.—

— ¡Yo no soy tu aliada!— le corrigió molesta — y tú no me has mordido, de ser

así estaría muerta — le indico recordando lo que su mordida es capaz de hacer.

A lo lejos siento el ruido de animales corriendo casi como una gran estampida

mientras gruñen de forma feroz, sé que son lycans, solo ruego que sean los

hombres de Deukarion y no los del que dirige la rebelión. Caspian también lo

nota y me mira decidido.

520
— Debemos irnos ahora — me dice extendiendo su mano hacia mí.

No quiero ir con él. Tal vez lo haría si no supiera sobre su repentino interés en

mí, después de todo él me beso. Pero más que nada no quiero apartarme de

Deukarion, ese tonto perro viejo tendrá que aprender nuevos trucos de cómo

tratar con una humana y quiero ser yo quien se los enseñe a pesar de que no

confíe en que desarrollemos una relación para toda la vida como tanto predican

en este lugar. No quiero morir con el arrepentimiento de no haberlo intentado.

— Ahora — me apura con impaciencia Caspian. Y al ver que no me muevo

intentos aproximarme a mí, pero lo impidió golpeando nuevamente su cuerpo

con mis tallos.

— No me hagas enfurecer mujer — me advierte viéndome fijamente — o

aprenderás por las malas cuál es tu lugar — me advierte quebrando el tallo que

lo golpeó.— puedo darte algo mejor que lo que ofrece el lycans.— ofrece.

— ¿Cómo?— pregunto con burla — ¿ofreciéndome una relación parasitaria?,

No gracias — le digo molesta tan solo de pensarlo.

— ¿Y tú crees que lo que el perro te ofrece es distinto?— pregunta con burla —

¿Tan solo sabes por qué dejo de intentar matarte mientras huías?—

No puedo contestar a ello y Caspian se ríe sin ganas por eso — Fue solo por su

propio bien, al confirmar que eras su compañera ya no podía matarte aunque lo

quisiera.—

— ¿De qué estás hablando?— pregunto temerosa de su respuesta.

— Si la compañera del Lycans muere, el macho también lo hace — contesta —

él no te desea, solo está buscando el modo de permanecer con vida, a pesar de

que odie la idea de emparejarse con un monstruo.—

Sus palabras traspasan mi cabeza como una flecha, no debería creerle, pero las

pruebas estuvieron allí todo el tiempo, las torturas, encierros, amenazas y

persecución todo se detuvo en cuanto él vio algo en aquel claro cuando solo

Arcan me protegió.

521
Las dudas invaden mis neuronas ¿Y si es verdad? ¿Y si Deukarion nunca me

quiso?

522
116. Anfitriona

Ya han pasado treintaisiete minutos desde que se llevaron a Nice y he

despedazado a todos los hombres de confianza del Arístides en busca de

respuestas. Por suerte uno de ellos se quebró y reveló la ubicación del lugar

donde el rey Hortencio tiene a Nice.

Al correr por el largo túnel adentrándome en sus entrañas huelo su sangre y

aceleró mi marcha llena de preocupación ingresando en una raíz ahuecada de

algún tipo de árbol.

Ella no está allí, pero el rey gnomo sí. Ver su cadáver me genera muchos

conflictos, yo quería ser quien acabará con ese mal parido, aunque el final de su

vida indica que tal vez no le hizo daño a ella.

Aunque el motivo de su muerte me impaciente. La mordedura en su cabeza

indica que el maldito vampiro real está con ella. Tengo que encontrarla, no está

lejos, puedo percibir su leve aroma.

Desesperado tomo mi forma de batalla y corro por el túnel clavando mis garras

en la tierra mientras salgo del túnel y me adentro en el oscuro bosque, mi mente

está llena de preocupación, solo ruego a la diosa Selene de que permanezca con

vida el tiempo suficiente como para poder rescatarla. Ella es una mujer frágil,

no importa cuánto poder pueda tener, es mi reina no necesita emplearlo, yo seré

su espada, su escudo, sería su maldito corazón con tal de mantenerla segura a

mi lado. Mis hombres me siguen en la carrera y comienzo a percibir el aroma

del Vampiro, al igual que el de ella.

Mi instinto gruñe furioso ante el hecho de que el mal nacido siquiera roce uno

de sus cabellos.

Al llegar un fuerte olor a sangre de hada inunda mi olfato, no es cualquier hada,

es la mismísima reina, pero no es eso lo que causa que mi corazón se salte un

latido mientras la furia se apodera de cada uno de mis músculos impulsándome

contra el vampiro.

523
Él no la está mordiendo, ni dañando... ¡El mal nacido la está besando!

Nice se aparta bruscamente, claramente molesta ante su gesto mientras sus

plantas surgen del suelo preparadas para atacar.

De todos modos no fue necesario, con un salto lo sujeto del hombro entre mis

dientes y presionó con furia partiendo su clavícula mientras lo arrojo contra un

árbol.

Esa escoria no merece una muerte rápida, no solo tocó a mí reina, sino que se

atrevió a ensuciar sus dulces labios con su asquerosa boca.

Veo a mis hombres rodear y proteger a su reina mientras yo tomo mi forma de

hombre llevando solo él porta puñal de mi pierna. Desenfundó el arma aún con

mis letales garras expuestas. El cabrón no tiene idea de con quién se está

metiendo, pero le arrancaré sus ojos para que se dé una idea de ello.

— Hasta que llegó el príncipe a rescatarla — dice en tono burlón mientras se

incorpora y me mira.— te tardaste demasiado — comenta reacomodando su

hombro, — cuando encuentre a tu reina un gnomo enfermo estaba a punto de

bajarse los pantalones para disfrutar de ella.—

Sus palabras me molestan, no necesito que un maldito parásito me diga lo que

yo ya sé.

— Llegué lo suficientemente a tiempo para matarte por querer morderla — le

digo preparando mis músculos para la pelea.

El vampiro me mira a la cara y me confunde notar el color de sus ojos, no son

azules como la sangre, su color es anormal, son violetas.

El imbécil sonríe con arrogancia y se lanza sobre mí. Su intento de ataque fue

bueno, pero no hay forma de que pueda derribarme, él desenfunda su espada

que logro detener con mi daga poniéndonos frente a frente.

— Vaya, el arma de los lycans, es, decepcionantemente, pequeña, — dice con

una sonrisa burlesca.— ahora entiendo por qué las esclavas omegas gritan de

placer en nuestros aposentos —

524
Con un movimiento deslizó el filo de mi daga por su espada apartándolo

mientras inserto un puñetazo en su rostro sacándolo de equilibrio.

Odio al bastardo, odio a todos los malditos Vampir.

Él se reincorpora y yo vuelvo a golpearlo escuchando el crujido de sus huesos.

Aunque es resistente, algo debe darle poder, cualquier otro vampiro estaría

noqueado o muerto en esta instancia. Pero él sigue de pie mirándome con furia.

El tiempo juega en contra del parásito, no falta mucho para el amanecer, recibo

un golpe de su espada que logra dañar mi rostro.

Ante eso, clavo mi puñal en el suelo y trueno mi cuello lanzándome sobré él

arrojándolo contra un árbol con la suficiente fuerza como para astillar todo su

tronco y llegar al tronco de otro árbol distante. Mis garras se clavan en la

putrefacta carne de su cuello. No tiene escapatoria y al parecer él lo sabe,

aunque con su último aliento soltó palabras que consternaron mi mente.

— Si muero ella también lo hará— no comprendo lo que dice, pero al girar mi

rostro veo a Nice sujetando su cuello con desesperación tendida en el suelo.

¿Qué ocurre? Lo miro confuso soltando su cuello sin querer hacerlo y el mal

nacido sonríe.

— ¿Qué le has hecho?— le digo presionándolo contra el tronco.

— Yo no he hecho nada, ella me lo hizo a mí, después de todo la humana es mi

anfitriona.—

¿Anfitriona? No puede ser los vampiros perdieron esa ventaja hace siglos, fue el

castigo que la diosa Selene les dio por causar tanta matanza. No hay forma de

que ella sea su anfitriona. Y de todos modos para saberlo él debería... No... ¡No!.

— ¿La mordiste?— pregunto casi perdiendo el juicio por ello.

Él no contesta, solo sonríe con arrogancia viéndome con sus asquerosos ojos

violetas.

525
— Su sangre es tan deliciosa que incluso logré venirme en mis pantalones — lo

escucho decir y mi instinto alarga las garras de mis manos perforando su piel

amenazando con decapitarlo.

Pero un grito atronador me detiene, no es de él. Al parásito parece gustarle todo

lo que ocurre, es de ella. Nice está sufriendo y al ver el cuerpo del vampiro

temo del motivo por el que ella grita.

— Vaya, — comenta el vampiro al ver que me aparto con reticencia de él.

— tardaste demasiado en darte cuenta.—

No tengo tiempo que perder al ver las múltiples heridas del vampiro, mi

corazón se paraliza. Ella podría morir.

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117. Recuerdos

— Tú no sabes ni una mierda — le digo furiosa a Caspian. Puede que

Deukarion cometiera errores, incluso puede que no me quiera, pero no voy a

dejar que vengan a manipularme. No necesito esto.

No he perdonado a Deukarion por todo lo que pase, pero ya no soy una chica

débil, tengo poder y aliados, sé que Otis y Arcan me ayudarían incluso en

contra de su rey, no voy a dejar que llene mi cabeza con desesperación. Ya pasé

muchos años al lado de un manipulador, lo suficiente como para poder

identificar cuando quieren debilitarme.

Conozco ese juego, te aíslan de todo y todos, se convierten en los únicos que

pueden ayudarte para luego dejarte sola sufriendo por su veneno.

Mi respuesta parece sorprenderlo.

— No me hables de ese modo mujer — me advierte con claro enojo.

— Vete al carajo, robaste mi sangre sin siquiera advertirme de ello, mientras

casi muero desangrada — le recuerdo molesta — no me vas a decir cómo

hablarte —

Él suspira molesto mientras los lycans se dirigen hacia aquí. Eso me alivia un

poco, solo tengo que mantenerme alejada de él un poco más.

Sé que es estúpido, pero confío en que Deukarion se encargará de él.

Pero Caspian no se aleja ni intenta huir, solo me sonríe.— Dejaré que veas por ti

misma porque debes permanecer conmigo — me dice mientras se aproxima

demasiado rápido como para poder reaccionar y me besa.

Su reacción me sorprende, pero no tengo tiempo de apartarme porque en un

borrón veo a Deukarion abalanzarse sobre Caspian mientras los demás lycans

forman una barrera a mí alrededor.

Todo paso demasiado rápido. Pero no puedo prestar atención a la pelea porque

un fuerte dolor atraviesa mi hombro. Eunice y Arcan corren hacia mí

preocupados mientras yo caigo al suelo retorciéndome de dolor. No comprendo

527
que me sucede, solo puedo sentir como si me estuvieran dando la peor paliza

de toda mi vida. Arcan intenta ayudarme revisando mi cuerpo, pero me mira

confuso, no hay sangre en él. Si no estoy herida ¿Por qué duele tanto? El dolor

que siento en mi espalda casi me deja inconsciente, pero no tuve esa suerte y

luego mi cuello comenzó a quemar mientras una fuerte y dolorosa presión se

extiende sobre él. Algo me impide respirar amenazando con romper mi tráquea

y yo solo puedo gritar de dolor.

Arcan me mira preocupado mientras le ordena a Eunice — sujétala, debemos

saber que le sucede —

Eunice lo obedece — perdonarme mi reina — dice mientras me obliga a

mantenerme extendida en el suelo mientras Arcan revisa mi cuello.

— Por todos los dioses — exclama Arcan — ¡Te ha mordido! — veo el miedo en

sus ojos al notar el lugar donde Caspian clavo sus colmillos en mi cuello.

El dolor es demasiado fuerte y mi cuerpo no deja de tiritar ante él. Pero todo

parece detenerme mientras caigo finalmente en la inconsciencia.

...

— Si tu familia no sabe quererte, entonces yo lo haré por ellos — me dice con

una sonrisa hermosa y soñadora, Brad.— tendremos nuestra propia familia.

Cuando terminemos nuestros estudios viviremos juntos y yo me encargaré de

que nada te falte — promete él al ver que todo mi mísero sueldo de mi trabajo

de medio tiempo es destinado a pagar las deudas de mi familia.

— No necesito que me mantengas, estoy estudiando para poder encargarme de

mi futuro, así que nos apoyaremos mutuamente — le digo mientras lo abrazo,

feliz por su apoyo.

Es nuestro aniversario de dos años de noviazgo y aun así solo he podido

obsequiarle un pequeño perfume de marca genérica. Entre los gastos de la

universidad y la mal administración financiera de mi familia no he podido

juntar más dinero para darle un regalo mejor. Pero a él parece no importarle,

528
me alegra que entienda mi situación y que no se aleje ante mis problemas

familiares...

... — Las chicas de la facultad me han invitado a otra fiesta de disfraces — le

cuento emocionada a Brad luego de nuestro tercer aniversario — sería lindo

que fuésemos — digo ilusionada. Pero él pone mala cara, sé que eso le

incomoda, después de todo Brad no es un chico que salga mucho, él todavía

vive con sus padres y a ellos no les gusta la idea de que salga en la noche. — No

me gusta, — dice incómodo y distante —, pero si quieres ir sola ve — me indica

con mala cara. Ya hemos tenido esta clase de situaciones antes. Soy la única de

la facultad que nunca se une a las fiestas porque él no me puede o no quiere

acompañarme. Y no quiero ir sola, el lugar se va a llenar de chicos solteros en

busca de mujeres y es bastante incómodo estar espantándolos a cada rato.—

No, es necesario — le digo ocultando mi tristeza — de todos modos tengo que

prepararme para los exámenes finales.— Al cabo de un tiempo mis compañeros

dejaron de invitarme a sus eventos cansados de mis escusas para no ir, y con el

tiempo no teníamos temas más allá de la facultad para hablar, después de todo

yo no formaba parte de su grupo fuera de la universidad. Eso me dolía, pero

Brad siempre estaba allí para levantar mi ánimo. Sé que él me ama, y no

necesito a nadie más, mientras este con él...

...

— Está despertando — escucho la voz de Arcan. Al abrir mis ojos noto que ya

no estamos en el bosque y eso me llena de alivio. Estamos en el monasterio. Su

característico techo blanco con apliques de rosas azules cubre mi visión hasta

que Deukarion se aproxima a mí dejándome ver sus hermosos ojos azul y

verde. Luce algo desalineado y su mejilla lleva un corte que parece estar por

curarse. Al notar el brillo en sus ojos me hizo darme cuenta de lo mucho que

extrañe verlo. No creo que hayan pasado ni un día entero desde nuestra última

discusión, pero por algún motivo en mi pecho se sintió como una eternidad.

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530
118. Reposo

Nice está viva, pero no todo es bueno. Considerando que el vampiro real logro

morder su cuello. Si ella sigue viva luego de algo así, considerando le terrible

toxicidad del veneno Vampir, las cosas se pondrán jodidas para los Lycans.

Y en este caso no puedo delegar la tarea como antes encerrándome en mi

recinto cubierto de libros y revisando mis especímenes. Ahora yo soy el Beta de

la manada, lo que significa que debo ayudar al Alfa con este problema.

Y teniendo en cuenta el problema, mi trabajo no será fácil. Nice no lo ha

aceptado como su compañero, ellos no siquiera se han unido en cuerpo y alma

y ahora cabe la posibilidad de que eso no ocurra.

Si es la anfitriona del Vampir ella podría elegirlos a ellos, dejando a Deukarion.

Aunque viendo sus interacciones no creo del todo que eso sea lo que ocurra.

Por otro lado, el Alfa sí lo cree así y su inseguridad y enojo solo complican todo.

No hay dudas de que Nice es la anfitriona del vampiro real, si bien los golpes

que Deukarion le dio al vampiro no hirieron su cuerpo, el dolor sí llego a ella.

Esa conexión es la prueba.

Y también un gran problema. Nadie podrá matar al maldito sin causarle dolor a

Nice. Es por eso que el Alfa lo dejo ir. No hemos logrado encontrarlo

nuevamente, pero no creo que se aleje por mucho tiempo. Después de todo,

solo la sangre de Nice podrá saciar su sed de verdad.

— ¿Cómo está ella?— pregunta Otis mientras se acerca a mí en una silla de

ruedas.

— Deberías estar descansando — le digo frustrado al ver que mi mentor no me

obedece a pesar de que ahora soy el Beta de la manada.

— Lo haré cuando logré ver cómo está — dice Otis tercamente.

No creo lograr que cambie de opinión, así que sujeto su silla y la empujó en

dirección a la habitación donde se encuentra ella.

531
Al llegar veo seis guardias custodia si la entrada, e incluso dos de ellos usan su

forma de batalla. Al parecer, Deukarion no permitirá que algo vuelva a apartar

a Nice de su lado.

Yo golpeé la puerta mientras escucho las quejas de la hembra desde el otro

lado.

— Yo puedo comer sola — dice molesta Nice.

— No te pregunté si podías — contesta el Alfa igual de molesto — ahora abre tu

boca —

Al ver que no están en condiciones de abrir la puerta yo lo hago ganándome

una mirada asesina de Deukarion.

— No me digas nada — le digo empujando la silla de Otis — el viejo no dejaba

de molestar con verla — Otis me mira congelado al ser culpado por interrumpir

un momento entre el Alfa y su luna.

Y a pesar de que me mira con promesa de devolverme el golpe, aclara su

garganta y dirige su silla hacia la cama donde Nice permanece acostada.

Al ver a Otis en ese estado, ella se reincorpora rápidamente intentando salir de

la cama, pero Deu la detiene.

Nice lo mira molesta y luego se dirige a Otis— lamento lo que te ocurrió — dice

sentándose nuevamente al ser bloqueada por el gran cuerpo de Deu.— Nunca

quise que algo así sucediera — indica viendo las piernas de Otis con genuina

culpa.

Otis suspira — De todos modos no eran piernas lo suficientemente buenas, de

otro modo habría podido alcanzarte y evitar todo lo que paso — comenta

amargamente Otis — que ahora no funcionen es solo el castigo divino justo por

mí inutilidad —

Nice exhala consternada ante las palabras de Otis.

— Arcan — me llama con su sutil tono de malicia — ¿la cabeza de Otis resultó

dañada?—

532
— No — contesto mirando hacia Otis — su cráneo está en perfectas

condiciones.— aclaro.

— Bien — responde con más calma aun mirándolo — entonces hazme el favor

de golpearle su cabeza — dice con calma ella.

Yo la miro confuso, pero de todos modos lanzó un golpe en la nuca de Otis

haciéndole que baje su cabeza ante el golpe sonoro. Otis se gira y me mira con

más furia ante mi insolencia.

— Fue una orden directa — digo a modo de escusa, intentando no reírme

mientras levanto mis manos

— Lo que ocurrió no fue tu culpa y de todos modos ya estoy mejor, aunque

otros me traten como si estuviese paralítica — dice con molestia Nice mirando

hacia Deukarion. Al mismo tiempo su rostro se pone blanco y mira nuevamente

hacia Otis — lo siento, no quise decir eso, — aclara avergonzada.

— Tranquila mi niña — dice con calma Otis — aunque la próxima vez que lo

oiga podría atropellarte — comenta riéndose.

— Si eso es todo será mejor que se retiren — dice el Alfa con mal humor.— Nice

debe descansar.—

Ella suspira exasperada — ya estoy bien — le grita a Deu. — no quiero seguir

acostada.—

Deukarion solo cruza sus brazos mientras la ve fijamente. Conozco esa postura,

Nice no saldrá de esa cama. Deu es bastante inflexible cuando algo se le mete en

la cabeza y considerando su notable mal humor dudo que ella pueda hacerlo

cambiar de opinión.

Aunque tratándose de ella todo es posible.

533
119. Cambio de planes

Pude notar el momento exacto en que el lycans fue capaz de comprender lo que

sucedía. Ambos escuchamos los gritos afónicos de la humana. Fue eso lo que

evito que el maldito perro sarnoso desprendiera la cabeza de mi cuerpo. Y fue

gracias a esos gritos que pude huir.

Aunque mi estado general es deplorable. Si no fuese por la sangre de mi

anfitriona, yo ya estaría muerto.

Era consciente de la fuerza bruta de un Alfa emparejado, pero nada me preparo

para esa clase de batalla. El maldito no solo es fuerte, sino que además es veloz

y sus reflejos están en perfecta sintonía con sus puños.

No quiero dejar a mi anfitriona, pero en este momento eso es lo más seguro.

Tengo muchos preparativos que hacer antes de ir por ella. Así que me dirijo a

Nosferatus asombrado de como mis heridas sanan velozmente a cada minuto

que pasa gracias a esa majestuosa sangre roja.

Al llegar al límite del bosque logro ingresar en las ciénagas pantanosas antes de

que el sol reclamé el cielo. Mis botas se hunden en el inconfundible barro

podrido del lugar haciendo que mi cuerpo quedé cubierto por la espesa y mal

oliente niebla que tapa todo el pantano. A pesar de su olor, es gracias a ella que

puedo moverme bajo el sol. La niebla actúa como un escudo evitando que los

rayos solares calcinen nuestra piel. Todo el terreno ocupado por niebla suele ser

el lugar donde mora un vampiro y es por ello que todos en Glaukos desconfían

de ella, viéndola como un mal augurio y portadora de desgracias.

En el leve reflejo de uno de los charcos alcanzó a notar el color de mis ojos

sorprendiéndome gratamente. Mis ojos color sangre se han fusionado con la

suya creando un nuevo color, pero sé que no es lo único, mi cuerpo se siente

más fuerte y veloz y mi poder de curación parece haberse potenciado.

Nunca imaginé que este sería el resultado de mi travesía. Mi plan era acabar

con la reina de los Lycans y de ese modo con su Alfa para poder reclamar el

534
trono por mérito. Pero ya no es necesario, después de todo el mandato vampir

indica que el vampiro real con anfitriona es el legítimo y único rey de los

vampir. Ya no importa cuánto conspire mi tío Osiccion contra mí. El trono que

ocupa me pertenece y estoy decidido a quitarlo de una vez por todas de allí.

Un ligero chapoteo activa mis sentidos justo antes de que un vampiro

convertido conecte un golpe en mi pecho con su espada. Logro esquivarlo

sujetándola y lo obligó a doblar su brazo y clavar su espada en su propio cuello.

El siguiente atacante surge de igual modo entre la niebla, aunque en su caso

solo fue necesario un pequeño giro de mi mano enfundada en la empuñadura

de mi espada para cortar su yugular y verlo caer al barro.

— Esto es estúpidamente aburrido — me quejo mirando hacia la espesa niebla.

— No lograrán sorprenderme, sé exactamente dónde están y cuántos son —

comento mirando a mis lados.— cinco en la derecha, ocho en la izquierda y dos

de frente.— indico aburrido con todo aquello. — solo envíen a su cabecilla y yo

hablaré con él. — Mi oferta es noble. — No hay nada que me indique que

pueden ganar.—

Ante mis palabras solo un hombre se aproxima hacia mí y lo reconozco Adriel

es un antiguo soldado del castillo. Él estuvo al mando de mi padre incluso antes

de caer en la locura y ahora sirve a mi tío.

Él me mira y al notar mis ojos baja su espada dejándola caer en el barro ante la

sorpresa. Él es lo suficientemente antiguo como para saber lo que significa mi

color, y para mí placer se arrodilla en el barro frente a mí.

— Saludo al nuevo rey — dice Adriel.

Su respeto y sumisión me agradan, aunque todavía no confío en él.

— No mantendré bajo mi reino a hombres que sirven a usurpadores — le indico

—, pero te daré una oportunidad de demostrar tu lealtad — comento

acercándome al mientras sujeto su hombro. — mata al resto. — le ordenó por lo

bajo.

535
Y para mi sorpresa, Adriel no dudo en descuartizar a sus propios hombres. No

puedo negarlo tener tanto poder, me llena de júbilo.

Al terminar con la matanza se aproxima hacia mí, dejando las cabezas de sus

hombres a mis pies.

— Estarás atento — le indico mientras continuo mi camino por tierras cada vez

más duras de las cuentas — y cuando lleguemos al reino limpiaremos el lugar

de la escoria.

Él no contesta nada, solo baja su cabeza y se coloca en mi espalda cubriéndome

de posibles ataques. Todavía no confío en él, pero sé que no podrá dañarme sin

antes perder su vida bajo mi espada.

Viajamos por el pantano el resto del día y al momento de emerger de allí la

noche ya tiñe el cielo mientras veo los esqueletos de los árboles muertos.

Alguna vez fue un bosque frondoso, pero ahora solo es el recuerdo de que este

lugar está plagado de muerte y desgracia. Y atravesando lo se encuentran las

murallas negras del castillo. La humedad y putrefacción del lugar hacen que

sus piedras brillen como obsidiana. El aire está invadido por la ceniza de

aquellos que fueron castigados bajo el sol, quemándose en carne viva hasta

convertirse en polvo y carbón.

He vuelto, hogar dulce hogar. Es hora de poner en marcha mi cambio de planes

y enfrentar a mi tío Ocissor, para tomar mi lugar como el legítimo rey.

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120. Molesto

Desde que volví a la conciencia, Deukarion no se ha despegado de mi lado,

atendiéndome hasta en el último detalle, acomoda mi almohada, me cubre con

suaves y cálidas mantas y me alimenta como si fuese una niña pequeña. No

debería quejarme, nunca recibí tanta atención en mi vida, solo hay algo que

vuelve todo esto incómodo. El rostro del Alfa está serio, con evidente mal

humor en todo momento y su manera de hablarme es distante y frío. Eso me

pone nerviosa e incómoda.

Así que al salir de la habitación, Arcan y Otis, después de que hiciera el

comentario más mete pata de la historia, me cruzo de brazos sentándome

molesta mientras lo veo.

— No vas a salir de esa cama mujer — insiste él al verme.

Es exasperante.

— ¿Qué es lo que te sucede?— pregunto molesta pero con calma.

— Estoy cuidando de tu salud — índica — dado que al parecer tú no quieres

hacerlo —

— Pero, ya estoy bien — le gritó frustrada — incluso Otis se ha levantado y él

está peor que yo.— indico.

— Él es un Lycans, puede soportar el dolor — me dice — Tu no —

— Pero no me duele nada — vuelvo a discutir levantando la voz mientras

destapó mi cuerpo cubierto con un horrible camisón de abuela.

Deukarion me detiene y me obliga a recostarme nuevamente.

— Esta cosa pica — me quejo tiroteando del camisón — al menos déjame que

me cambié — le pido.

— Eso es la ropa que se usa para dormir — indica — que es lo que tú deberías

estar haciendo — comenta molesto.—

— Pero es incómodo, si voy a estar en cama por lo menos prefiero hacerlo

cómodamente — le discuto y él suspira.

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— ¿Cómo sueles dormir en tu mundo?— pregunta aún serio.

— No, no voy a acostarme de ese modo contigo aquí, prefiero usar una de tus

remeras — le digo y él me mira levantando una de sus cejas aun con los brazos

cruzados, dejando ver lo marcado y musculosos que son gracias a la camisa

blanca que lleva arremangada.

Al cabo de un rato se aleja y me busca una remera negra lisa y la deja sobre la

cama, pero no se aparte.

— Vete para que pueda cambiarme — le digo incómoda al ver que sigue allí.

— No te dejaré sola, así que arréglatelas con eso, sea tú la que insiste en

cambiarse de ropa de todos modos.— su malhumor me molesta, pero su actitud

prepotente lo hace aún más ¿Qué carajos le pasa?

Bien, de todos modos ya me vio desnuda, así que me arrodilló en la cama y me

saco el horrendo camisón en frente de él. No importa que tan estoico aparente

con su porte firme, sus ojos delatan su deseo al clavarse en mis pechos al

instante, aunque apresuradamente me visto con su remera que lleva su

delicioso aroma a chocolate. Mucho mejor, aunque de todos modos ya estoy

aburrida de estar en cama, podría estar ayudando, tal vez podríamos hacer los

ungüentos con los monjes para tratar a los heridos. Pero se me ocurre algo

mejor, miro a Deukarion Lupus, el rey Alfa de los Lycans y tomo asiento frente

a él.

— Supongo que, ya que no me dejarás salir, podríamos hablar del elefante en la

habitación — comento.

— Aquí no hay elefantes, mujer y si los hubiese podido espantarlos fácilmente

haciendo que vuelvan a sus pequeñas cuevas — comenta sin comprender mi

expresión. Un momento pequeñas cuevas ¿Que aquí los elefantes son

pequeños? Tengo que ver eso. No, no, concéntrate, esto es importante.

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— Es una expresión que en mi mundo usamos para hablar del tema que nadie

quiere hablar — indico. — como el hecho de si soy o no soy la verdadera reina

lycans.— digo y él separa sus brazos incómodos.

— No necesitas saber eso, puedes actuar como una si lo deseas, nadie lo

cuestionará — dice con frialdad.

¿Qué significa eso? ¿Es un sí? ¿Es un no? Maldita sea que tan difícil es darme

una simple respuesta.

— Dime si soy tu compañera — le digo cansada de tantas vueltas y él clava sus

ojos en mí ante eso.

— Da igual si lo eres — comienza a decir Deukarion acabando con mi paciencia.

— Ni una mierda — lo interrumpo molesta poniéndome de pie sobre la cama —

no da igual, Caspian me contó que sucede con los reyes lycans— le digo

molesta.

— ¿Caspian? ¿Llamas por su nombre a esa asquerosa escoria?— comenta

furioso acercándose más a mí — ese imbécil no sabe nada de los Lycans y será

mejor que no vuelvas a nombrarlo nunca en tu vida — dice mientras presionan

sus puños y dientes por la furia.

Sigue sin darme una maldita respuesta, ¿Por qué le da tantas malditas vueltas al

asunto? ¿Y quién es él para decirme que debo hacer y qué no?

La frustración me inunda y extiendo mi mano sujetando el cuello de su camisa

con furia — solo contesta — le digo mirándolo a los ojos a escasos centímetros

de los mío — dime si soy tu reina.—

Mi actitud parece sorprenderlo y sus ojos verde y azul brillan de un modo

peculiar e hipnótico.

Él extiende su fuerte brazo sujetando mi nuca — ¿Tú quieres serlo?— me

pregunta mirando con detenimiento mi rostro.

No entiendo qué me pasa, yo tenía planes de dejar este lugar, pero en este

momento, frente a él, mis labios se mueven solos al hablar.

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— Sí, lo quiero — contesto algo ronca.

El brillo en sus ojos parece incrementar al escuchar mi respuesta, pero su gesto

sigue siendo enfadado al verme.

— Pues tendrás que ganártelo — me dice. ¿Ganármelo? ¿De qué habla? No

tengo tiempo de preguntar nada por qué sus labios carnosos reclaman con

urgencia los míos cubriéndolos con su calor. No es un beso tierno, es un beso

lleno de furia, de pasión, aun así no me apartó solo extiendo mis manos y sujeto

su cabello empujándolo más cerca de mí, nuestras lenguas se frotan sin

desenfreno, casi como si nuestras vidas dependiera de ello.

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121. En mis brazos

Mi mente es un caos y mi humor lo es aún más al ver a Nice inconsciente ante lo

ocurrido, mis ganas de matar al maldito bastardo son tan grandes que bien

podrían abandonar mi cuerpo por su cuenta y llevar a cabo el cometido. Pero

no puedo, es el enemigo número uno de mi lista y, sin embargo, no puedo

hacerle daño. Todo aquello que infrinja en ese bastardo se transmitirá a los

nervios de Nice y no sé si la muerte del vampiro no causaría la suya. En este

momento solo debo centrarme en ella, ya ha pasado por suficiente, así que la

tomo en mis brazos llevándola hacia el monasterio.

- Señor, ¿y el vampiro real? - pregunta confuso, Eunice.

- Déjenlo ir - ordeno - que nadie lo hiera.

Sé que mi orden los confunde, pero Arcan no dice nada, él debe entender lo que

sucede. Necesito más información, lo que sabemos de los anfitriones vampir es

muy poco. Nunca antes una compañera lycans ha caído en algo así. En los

últimos años, nadie ha oído sobre la existencia de algún anfitrión.

Al llegar al monasterio, los hombres se arrodillan en señal de respeto a su reina

mientras atravieso el fuerte hacia donde nos alojamos. El patio interno está

lleno de omegas y deltas ansiosos por ver a su reina, pero se quedan callados al

ver que se encuentra inconsciente en mis brazos. Nadie dice nada y a pesar de

la enorme cantidad de gente auto congregada, solo se escuchan mis pasos sobre

la piedra al caminar hacia el interior del monasterio.

— Traigan ungüento — les ordeno a los monjes que nos reciben — agua limpia

y ropa para que pueda descansar.—

Al instante los hombres obedecieron mis órdenes de forma tan eficaz que al

ingresar a la alcoba encuentro sobre la cama la ropa ya preparada y una tina a

medio llenar con agua caliente y pétalos de rosas azules en ella.

Al terminar de llenar la tina se alejan dejándome solo con ella en mis brazos aún

inconscientes.

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Su cuerpo es tan liviano que puedo desprender su raído vestido sin problema

alguno aún con ella alzada. Su cuerpo está lleno de lodo, pero no veo sangre en

él. Con mucho cuidado la sumerjo en el agua, manteniendo su cabeza a flote

mientras limpio el lodo y tierra que la cubre.

Su rostro refleja cansancio. Después de todo fue una noche larga y traumática

para ella. Pero por lo menos no hay ni un solo rasguño en su piel. No tiene

sentido, yo olí su sangre, pero ella parece estar en perfectas condiciones. Salvo

por las marcas de su cuello. Dos puntos negros que señalan la mordida de ese

mal nacido. Verla me enfurece, ella pudo haber muerto, fue un milagro que el

veneno no acabara con su vida, pero al mismo tiempo significa algo que no

quiero aceptar. Ella podría elegir al vampiro.

No puedo permitir algo así, no dejaré que se aparte de mi lado aunque deba

encadenarla a mi cuerpo.

Su piel ahora limpia emite su frutal fragancia, causando que mi inconsciente

cuerpo reaccione de forma incómoda, y ver sus pechos sumergidos en el agua

no ayudan a evitarlo.

Maldición me quedo embobado ante su belleza, ella no es solo una mujer

atractiva, es fuerte, aguerrido, creativa e inteligente, demasiado terca como para

obedecerme y la criatura más sexy que me ha tentado desde que tengo

memoria.

No puedo dejar de agradecerle a la diosa Selene por traerla a mi vida. Y haré

cualquier cosa para mantenerla en ella.

No dejaré que nadie la lastime, incluso aunque deba diezmar una especie

entera.

Cubro su pequeño cuerpo con una toalla y la llevo hacia la cama soportando la

incomodidad de mis pantalones. Aunque al momento de secarla, las costuras de

mí entrepiernas amenazan con darse por vencidas ante tanta presión. La mujer

me está sometiendo a una terrible tortura y ni siquiera es consciente de ello.

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Rápidamente, tapo su cuerpo con la ropa de cama propia del monasterio y

estoy muy agradecida de que la prenda cubra absolutamente todo su cuerpo

desde su cuello hacia sus pies. De este modo será más fácil controlarme. Al

terminar de cubrirla entre las mantas la veo sonreír. Sea lo que sea que esté

soñando debe de hacerla feliz y a pesar de todo lo sucedido, una pequeña

sonrisa brota de mis labios por ello.

No obstante, ella comienza a moverse de modo intranquilo mientras frunce su

rostro y ruidos sin sentido salen de sus labios. Solo una cosa entiendo de todo

aquello y me altera la suficiente como para que mis garras surjan por sí solas

perforando el colchón donde ella duerme.

— Brad... me.... ama…— pronuncia aunque ya no hay sonrisa en sus labios y se

retuerce hasta despertarse viéndome a los ojos con sorpresa.

— ¿Deukarion?— pregunta con voz algo rasposa y confundida mientras lleva

sus pequeñas manos a su rostro y se retuerce los ojos como un tierno cachorro.

Estoy a punto de sujetarla de los hombros y exigirle que ocurre con ella,

preguntarle qué fue lo que pasó con ese tal Brad. Pero no puedo hacerlo, ella

aleja las manos de su rostro y me sonríe nerviosa mientras se abalanza sobre mí,

rodeándome con sus brazos y sorprendiéndola por su movimiento.

Ella... Me está abrazando.

— Me alegro de que estés bien — dice aún con su rostro pegado a mi hombro.

No, maldición, no puedo ablandarme de ese modo. Es solo un simple abrazo,

soy el Alfa de la manada Lycans más fuerte de todo Glaukos, no puedo caer por

algo tan simple ¿No?

Ella se aparta y me mira mientras yo aclaro mi garganta incómoda antes de

hablar, — debes recostarte, tienes que descansar. — le indico fríamente tratando

de tomar el control de mis emociones.

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Un sonido burbujeante escapa del vientre de Nice y ella se sonroja del modo

más tierno y deseable que he visto en toda mi vida. — tengo hambre — me

indica nerviosa.

Suspiro molesto intentando no perder mi compostura, son un Alfa por favor, yo

puedo con una simple hembra.

Voy en busca de la fuente con caldo y regreso a su lado viéndola sentada y lista

para sostener el plato.

— Yo te alimentaré — le indico mientras cargo una cuchara y la dirijo a su boca.

— Puedo comer sola — dice ella confundida y aún ruborizada — estoy bien, así

que…—

— Solo abre la boca — le indico con más frialdad de la necesaria. Ella se

sorprende ante mi trato, pero obedece y me deja alimentarla.

No quiero actuar bruscamente con ella, pero no me permitirá cuidarla si es de

otro modo, y si algo me quedo malditamente claro es que debo cuidarla con mi

vida, cueste lo que cueste. No puedo volver a escuchar sus gritos de dolor.

Destruiría el mundo si con ello pudiese evitarlo.

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122. Deseo

Ya no quiero frenar esto, sé que es una terrible idea, todavía me enfurece todo

lo que pase, por él, todavía necesito hacerlo pagar por ello, pero en este

momento solo quiero vivir el aquí y ahora mientras siento como sus fuertes

manos tocan mi cuerpo volviéndome loca.

No creo que sea amor, si después de todo lo que viví admitiera algo como eso,

yo misma me colocaría un chaleco de fuerza y me encerraría en una habitación

acolchonada. Pero lo deseo, lo quiero y eso es suficiente para que esto siga por

el momento mientras siento su gran palma, cubrir mi pecho con desesperación

mientras presiona mi pezón, volviéndome loca. Necesito más que esto y la ropa

es una maldita molestia, así que intento quitarle su camisa mientras él parece

gemir ante mi brusquedad. Sabe lo que quiero y más le vale por su bien que me

lo dé.

La impaciencia me lleva a morder sus carnosos labios mientras él presiona con

más fuerza mi pecho. Y sube mi remera recorriendo mis piernas con su otra

mano. Aunque subiendo lentamente cada vez más y más.

Su toque me enloquece, pero no es suficiente maldita sea. Bajo mi mano por su

marcado pecho, sintiendo cada ondulación de sus fuertes abdominales mientras

introduzco mi mano en el interior de su pantalón, sorprendiéndola mientras

rodeo su miembro entre mis dedos.

¡¡¡Por todos los dioses!!!

Es tan grueso que la punta de mis dedos no llegan a tocarse entre sí y su

excitación es tal que el calor de su piel caldea mi mano al instante

Al notar mí, agarre en su miembro Él gime de un modo deliciosamente varonil.

— Si haces eso, no podré detenerme — me advierte el mientras presiona su

frente con la mía.

Eso es lo que busco, así que no le digo nada, solo lamo sus labios al mismo

tiempo que deslizo mi mano sobre su eje, haciéndolo jadear.

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Los sonidos que emiten sus labios son tan excitante que podría tener un

orgasmo fácilmente solo escuchándolo gemir.

— Será mejor que te detengas mujer — me advierte Deukarion.

¿Detenerme? ¿Está demente? Lo haría si él no tuviese interés alguno en ello,

pero lo que sostengo en mi mano me indica todo lo contrario. No quiero

detenerme, todo lo contrario sus relaciones a mi toque son tan eróticas que

incluso me planteo seguir con esto hasta que logre hacerlo estallar, solo para ver

cómo reacciona.

Si es una buena idea, así que dirijo mis labios a su fuerte cuello y comienzo a

lamerlo mientras mi mano hace los mismos movimientos entre sus pantalones.

Puedo sentir sus músculos contraerse mientras intenta soportar mis caricias. No

puedo evitar reírme por lo bajo al ver su reacción, pero eso no fue buena idea.

En cuanto él me escucho clavo su mirada en mí y supe que estaba en

problemas.

En menos de un segundo, Deukarion apartó mi mano de su miembro y sujeto

las mías sobre mi cabeza con una sola de las suyas.

La sorpresa fue evidente en mi rostro porque ahora es él quien sonríe mientras

levanta más la remera y sumerge sus dedos entre mis piernas en busca del

punto débil que me suele enloquecer.

— ¿Fue divertido?— pregunta en mi oído haciéndome jadear mientras sus

dedos rodean mi punto sin tocarlo. Solo giran y giran tentándome,

torturándome.— veamos si tú puedes hacerlo mejor — me dice mientras hace

contacto con mí clítoris arrancándome un pequeño grito de sorpresa.

Puedo ver los fuertes músculos de sus brazos moverse levemente mientras me

toca de un modo maquiavélico, llevándome cada vez más y más cerca de la

locura. Intento besarlo para frenar mis gritos, pero él amaga sus labios

sonriendo.

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— Veamos qué tan lejos pueden oírte gemir — me comenta en el oído. ¿El muy

mal nacido sabe que nos están escuchando? Intento morder mis labios y evitar

hacer sonidos, pero eso solo lo empeora. Estoy demasiado cerca. Inclinó mi

rostro evitando ver su rostro tratando de prepararme para resistir la tormenta

que se está formando en mi entrepierna, pero algo lo detiene. No entiendo que

ocurre, pero Deukarion deja de tocarme y al mirarlo veo su rostro nuevamente

frío y serio. Después de un momento aparta su mano de mi entrepierna

dejándome con la frustración sexual más grande de toda mi vida y una

confusión aún mayor.

— ¿Qué ocurre?— pregunto sin comprender por qué se aleja, pero él solo mira

mi cuello al dirigir mi mano hacia su punto de vista, encuentro la mordida de

Caspian.

— Será mejor que descanses — me indica fríamente mientras sale de la

habitación.

Mi boca queda tan abierta por lo ocurrido que un dentista podría trabajar en

ella sin problemas.

¿Qué demonios acaba de pasar?

Si esto es alguna clase de venganza por nuestro anterior encuentro fallido, voy a

cortarle las pelotas. El karma es una porquería. ¿Y ahora que se supone que

debo hacer? ¿Olvidarme de todo? Si claro, como si fuera tan fácil. Esto no se

puede quedar así, más le vale darme una explicación cuando lo vea o meteré

mis tallos por tu trasero.

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123. Canis

Me siento humillada, tuve que darme un baño frío para calmar el lío en el que

estaba mi cuerpo.

Soy una idiota. Al salir del baño encuentro un vestido rojo en la cama. Y a pesar

de mi mal humor, no puedo dejar de apreciar lo hermoso que es. Me visto con

el mientras me enfundo en mis botas. No combinan con el corte del vestido,

pero es tan largo que oculta la mayor parte de ellas. Intento acomodar un poco

mi pelo notando en el reflejo del espejo las marcas negras que Caspian dejo en

mi cuello. Verlas me molesta, así que busco entre las cosas de la habitación

encontrando el cuello de encaje que corte de la camisa de Deukarion y lo anudo

a modo de collar, asegurándome de tapar la mordedura. Respiro profundo

antes de salir esperando que este día mejore un poco mi humor.

Al salir, un cuarteto de soldados inclina su cabeza a modo de saludo, mientras

otros dos en forma Lycans hacen lo mismo. No creo que me acostumbré nunca

a eso. Al salir al pasillo, uno de los guardias se adelanta.

— Mi reina seré su escolta personal el día de hoy — índica inclinando

nuevamente su cabeza.— puede llamarme Canis—

Su efusiva amabilidad me sorprende, no fue así con el anterior guardia. Al

contrario de él, Canis parece feliz de ser mi custodio, aunque debe de ser el

trabajo de menor rango entre los soldados, después de todo cuánto honor le

puede brindar servir como mi guardaespaldas y mayordomo. Noto algo

particular en su imagen, su cabello rubio oscuro está todo despeinado, aunque

de algún modo lo hace lucir muy bien y más teniendo en cuenta sus

arrebatadores ojos grises. Pero lo llamativo son sus colmillos, tanto los

superiores como los inferiores son notoriamente más grandes dándole un

aspecto aterrador. Aunque lo equilibra bastante bien con una sonrisa risueña.

— Hola Canis, mi nombre es Nice — le informo y él se ríe.

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— Lo siento, no es mi intención faltarle el respeto, es solo que todo Lycans

conoce su nombre, su alteza, usted no necesita presentación alguna —

Sus palabras me incomodan, no quiero que la gente me note, no todo el tiempo.

— No sé preocupe — me dice seriamente — no permitiré que nada le ocurra.—

sus palabras infunden una gran confianza a pesar de que en aspecto se ve tan

joven. No creo que tenga más de veintidós años. — permítame guiarla — me

indica con respeto mientras se coloca un paso por delante de mí.

— No me trates de usted, es incómodo viniendo de alguien tan joven como tú

— le indico — Dime Nice.— le indico mientras lo sigo.

— Lo siento mi señora, pero hacer eso va en contra de todas las normas de

etiqueta establecidas — indica nervioso.

Pero al ver su aspecto desalineado sonrió — no creo que ignorar ese tipo de

normas sea un problema para ti — le indico y él sonríe.

— Puede ser, pero dudo que al Alfa le agrade que establezca un lazo de

confianza con usted — indica. — suele ser bastante territorial y mezquino con

sus cosas.— comenta

¿Cosas? Yo no soy una maldita cosa y mucho menos algo suyo.

— Pues me importa un carajo lo que él opine — indico y lo escucho ahogarse en

una risa sorprendida por mis palabras.

Al bajar las escaleras debemos detenernos, una multitud espera allí hombres,

mujeres, niños e incluso heridos se encuentran allí y me miran sorprendidos,

mientras una mujer de cabello negro largo y ojos verdes, muy bien vestida y

llena de joyas, se acerca hacia mí rodeada de mujeres tan arregladas como ellas.

No conozco mucho de joyas costosas, pero podría apostar que lo que llevan son

diamantes.

— Mi reina — indica la mujer mientras baja su cabeza hacia mí haciendo que

toda la multitud la imite.

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Su gesto aunque respetuoso me incomoda, incluso los niños del lugar bajan sus

cabezas y no sé qué decir para que dejen de hacerlo.

— Buen día — contesto nerviosa y la mujer y ella levanta su cabeza algo

confusa por mis palabras.

— Si mi señora lo permite las damas de las altas familias, estamos dispuestas a

armar su séquito de damas de compañía — índica la mujer con más modales y

elegancia que la que yo podría tener en toda mi vida.

No me siento cómodas con ellas, ¿Quién se llena de joyas cuando acaba de

hacer una guerra civil que mato a tantas personas?

— Lo pensaré — le digo e intento bajar las escaleras, aunque para mi grata

sorpresa todos comienzan a abrir camino dejándonos pasar por el salón hacia el

patio interno sin causar inconvenientes. Me siento incómoda, yéndome de ese

modo. Supongo que esta gente estuvo esperando mi aparición por un tiempo.

Así que me giro antes de salir y les grito a todos.

— Gracias por su apoyo — mientras agito mi mano a modo de saludo. La gente

del salón me mira confundida. Y solo vuelve a bajar su cabeza. Al verlos bien sé

que esa debe ser la clase alta de los Lycans, se nota en sus ropas y postura.

Supongo que ser una reina con ellos cerca será un gran problema.

Canis contiene su risa ante mi despedida, estrepitosa y yo solo puedo

sonrojarme por lo tonta que debo parecer ante ellos.

Y la cosa todavía no termina porque el patio interno también está lleno de

gente, solo que a ellos sí los he visto antes, no a todos, pero reconozco a la mujer

que abrió la caballeriza cuando los gnomos atacaban.

A diferencia de los Lycans de clase alta, ellos llevan ropas más gastadas y casi

ninguna joya. Son gente normal, y humilde, y con ellos no puedo evitar

sentirme más a gusto. Aunque eso se termina en el momento en que veo que

todos comienzan a arrodillarse ante mí.

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— ¿Qué está pasando?— le pregunto preocupada a Canis, pero él solo me mira

y colocando la mano en la empuñadura de su espada también lleva una rodilla

al suelo bajando su cabeza ante mí.

— Los Omegas le agradecemos a la enviada de la diosa Selene por cuidar de su

pueblo — contesta Canis.

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124. Protección

Su deseo es evidente, haciendo que el mío incremente sin límites. Su suave

cuerpo recibe mis caricias aceptándome. En este momento me siento en el

jodido cielo mientras ella me besa demandando más de mí, intentando

quitarme la camisa. No puedo evitar sonreír en sus labios, a pesar de su

pequeño y frágil cuerpo ella está decidida a tomarme, es una criatura terca y

rebelde y eso no podría gustarme más. Pero mi sonrisa parece molestarla, no

con enojo, pero con todo lo que he logrado aprender de ella tengo algo muy en

claro. Nice odio que la subestimen y ante mí riza ella decide atacarme. No lo

puedo llamar de otro modo, después de todo ella introdujo su mano en mis

pantalones y tomo mi torturado miembro, haciéndome gemir de la gran

sorpresa y el placer que eso me produjo. El placer de aquello fue tal que tenía

avergonzarme acabando antes de siquiera empezar. Pero ella no se conformó

con ello, sino que comenzó a mover su mano, deshaciendo mi mente con cada

caricia.

Definitivamente, ella no es una hembra Lycans y no podría estar más feliz con

ello. Las hembras Lycans suelen ser tímidas en la cama esperando que el macho

tome la iniciativa y realice todos los movimientos, pero con Nice dudo que las

cosas sean de ese modo. Esta mujer me vuelve loco. Y ahora es su risa la que se

burla de esto. Y no puedo permitirlo, disfruto con su juego, pero mi lado Alfa

me obliga a demostrarle quién manda aquí apartando su mano, mientras esta

vez soy yo quien la lleva a la locura tocando su suave y delicioso cuerpo, sus

jadeos me encantan tentándome a devorarla. Y voy a hacerlo, voy a tomarla y

marcar mi esencia en ella, haciéndola mi reina en todos los sentidos. Pero al ver

su frágil cuello marcado de esa forma tan letal mi mente se congela. Las marcas

de la mordedura de aquel maldito bastardo me recuerdan lo cerca que estuve

de perderla. Me muestran lo ineficaz e inútil que fui al intentar protegerla. La

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culpa de ello quema en mi pecho, pero el miedo lo hace aún más. No puedo

perderla, necesito ser más fuerte, necesito tener más poder.

Me apartó de ella sintiendo el deseo esfumarse ante la culpa y me alejo

intentando ignorar su confusión.

No puedo volver a verla, ella merece alguien mejor, alguien que pueda

protegerla y debo convertirme en ese alguien.

Eunice espera con los guardias en la puerta y arquea una ceja al notar mi rostro

frío. A pesar de que se muere de ganas, no hace comentario alguno al percibir

mi humor.

— Trae a Canis — le ordenó mientras camino hacia el despacho de Otis.

— ¿Canis?— pregunta sorprendido — ¿Qué necesitas ordenarle a ese

demente?—

— Será el escolta de Nice— decreto.

— Eso es algo excesivo — índica preocupado Eunice — es un demente

sanguinario.— se queja.

Supongo que Eunice todavía no acepta la derrota que sufrió ante él.

— Es por eso que lo quiero de escolta — indico y Eunice obedece a pesar de que

no le gusta del todo la idea.

Al entrar al despacho encuentro a Arcan organizando el viaje de regreso a

Diluvio, ya partió una comitiva para ver en qué condiciones dejo todo Arístides

y desactivar posibles revueltas y emboscadas. Pero el viaje de la gente es más

complejo, es un grupo muy grande y a diferencia del viaje hacia aquí, ahora la

niebla es más espesa en ciertos sectores. Lo cual aumente el riesgo de ataques

Vampir.

Arcan aleja la vista del mapa mientras me mira.

— Vaya — comenta con media sonrisa— ¿volvieron a rechazarte en el lecho?—

su estúpida pregunta me molesta al punto de gruñirle y él levantas sus manos

en señal de rendición.

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Arcan es una de las personas en las que más confío y mi beta desde hace apenas

dos días, pero es un maldito bocón cuando quiere. Tomar el puesto de Beta en

medio de una guerra civil no fue fácil para él, pero al parecer su cuerpo

comienza a acomodarse a la carga.

En los Lycans tanto el puesto de Alfa como el de Beta son más que simples

nombramientos. Nuestro instinto suele evolucionar y desarrollarse aún más

para tomar esa carga. Y eso es notorio en él, más allá de su nuevo corte de

cabello, su cuerpo parece haber incrementado en masa muscular y su dominio,

aunque menor que el mío, puede sentirse rodeando su presencia. Estos cambios

nunca ocurrieron en Arístides, después de todo él no era el destinado a dicho

puesto y al parecer su instinto lo sabía a pesar de que su mente enferma de

envidia y falsas ideas de superioridad nunca lo acepto.

— Armaremos una expedición hacia Arcos.— le indico a mi Beta y él me mira

sorprendido.

— Espero que el motivo valga el riesgo de ello — indica Arcan preocupado y

con toda la razón. Argos está en lo alto de una gran montaña rodeada de

ciénagas e infectado de malditos vampiros.— o podríamos enviar un mensaje

con un Halcón.— comenta incómodo con la idea de tener que tratar con las

gárgolas.

— Uriel no contestará a menos de que tomemos el riesgo de ir hacia él —

contesto molesto, ese bastardo engreído a menudo busca el modo de sacarme

de quicio. Otis ya envió un mensaje y su respuesta fue corta," si el rey Lycans

necesita de las gárgolas que arrastre su peludo trasero hasta aquí". A pesar de

ser nuestros aliados, las gárgolas son tan orgullosas como lo son los Lycans y

eso raramente ayuda en las negociaciones. Pero en este caso no puedo desistir,

ellos conocen un modo para que Nice regrese a su mundo y debo saber cuál es.

Teniendo en cuenta todo lo que está ocurriendo, tal vez eso sea de gran

importancia.

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125. El pueblo omega

— No, por favor, no tienen por qué arrodillarse — les digo incómoda ante tal

situación. No me considero una enviada de los dioses y mucho menos alguien

que merezca que se arrodillen ante mí y mucho menos una multitud.

— Si es necesario mi señora — aclara una humilde mujer cerca de mí — usted

salvo la vida de muchas de nosotras — indica con la voz entrecortada.

— Yo solo hice lo que cualquiera debería hacer — le aclaro — ahora levántense

y muéstreme sus rostros. Si quieren agradecerme, háganlo con una sonrisa.—

índico.

Canis es el primero en ponerse de pie mirándome con evidente curiosidad.

La gente pocos poco comienza a levantarse y mirarme aún con recelo. ¿Qué

clase de trato han recibido antes? Su sumisión me recuerda a Core. ¡Core! Me

preguntó dónde estará ella.

— Canis ¿Conoces a todos los omegas?— pregunto y él sonríe al responder.

— Son mi gente, claro que los conozco — indica con orgullo.

— ¿Puedes buscar a mi dama de compañía? No sé mucho de ella, solo sé que es

una Omega y su nombre es Core.—

Veo su rostro ensombrecerse ante mis palabras mientras la sonrisa abandona su

rostro.

— Lo siento mi reina, ella es una de las hembras omegas desaparecidas —

índica con furia Canis.

— ¿Desaparecidas? ¿Le ocurrió algo durante la batalla?— pregunto nerviosa de

solo pensar en alguien tan gentil siendo dañada.

— No, un grupo de veinte hembras desaparecieron durante el mandato

impuesto por el beta Arístides.— me informa Canis y su rostro parece fruncirse

sobre sus colmillos por el enojo.

¿Desaparecidas? No sabía nada de eso. Pero pensándolo bien no sé nada de

nada. Pero eso se acaba ahora mismo.

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— ¿Qué tan bien informado estás sobre lo que ocurre en el reino Lycans? — le

pregunto a Canis mirándolo fijamente.

— Soy el espía e informante número uno del rey — indica con orgullo.

Bien, eso debe bastar, así que sujeto bruscamente su antebrazo y arrastró a

Canis hacia un salón casi vacío. Él no opone resistencia alguna y solo me mira

perplejo hasta que llegamos a un salón donde solo hay monjes preparando

ungüentos.

— Me dirás todo lo que sabes de tu reino, — le ordenó decidida — cada cosa

importante y ordinaria, TODO —

Canis me mira y veo un brillo en sus ojos antes de bajar la cabeza ante mí.

— ¿Por dónde desee que comience?— pregunta él.

Yo camino hacia un gran banco y me siento en él acomodando me para una

larga charla.

— Comienza por los Omegas — le señalo — y recuerda que no soy de aquí, así

que no te guardes detalles.—

Él me mira y aclara su garganta antes de empezar.

— Toda manada Lycans tiene la misma conformación de castas sociales, está el

Alfa y su compañera en la cabeza reinando sobre los demás y el Beta y su

compañera mandan a todos menos a los reyes. Luego de ellos se encuentran las

grandes familias conformadas por deltas, los Lupus, los Albus, los Pallipes y

por último los Pambasileus. Aunque los omegas solemos llamarnos los lobos

negros, blancos, rojos y pardos. Ellos tienen el poder económico de la manada y

forman parte del concilio donde se debaten los temas centrales ante el rey en

momentos que lo requieran. Si bien cada uno de ellos posee un poder distinto

frente a los miembros de la manada, todos tienen en común su Instinto, aquello

que les permite tomar su forma lobuna de batalla. Pero hay un grupo de Lycans

que no pueden realizar esa transformación, quedando siempre en su forma de

hombre y con ello siendo sometido al dominio de los demás, esos son los

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Omegas.— comenta Canis — somos el eslabón más débil de la cadena. Y por

ello hace unos siglos los omegas eran esclavizados y algunos esclavos eran

usados como moneda de cambio con otros pueblos. Es así como muchos

omegas fueron vendidos como esclavos de sangre a los vampir. Cuando los

padres del actual rey tomaron el poder trataron de eliminar ese tipo de trato

hacia los Omegas y abolieron la esclavitud de mi gente. Aunque muchos deltas

continuar con esos tratos a escondidas. Y el anterior beta Arístides, también, ese

imbécil odiaba a los Omegas. Las desapareciendo de Omegas bajo su mando,

creemos que se debe a su alianza con los vampir él debió enviar a los omegas

como forma de pago o algo.— conjetura furioso Canis, — y al tratarse de mi

gente nadie le dan importancia a lo ocurrido.—

— ¿Tu gente? ¿Tú eres un Omega?— pregunto sorprendida cayéndome la ficha

ese dato.

— ¿Eso es un problema?— pregunta incómodo y molesto a la vez.

— ¡No!— le digo mientras me pongo de pie y sujeto sus brazos sorprendiéndolo

— es fantástico, significa que un Omega puede ocupar el mismo puesto que un

delta ¿No?—

— No es tan fácil — dice quieto como estatua ante mi contacto.

Al notar su incomodidad me aparto — pues comencemos a facilitar el camino

— le digo esperanzada.—, pero antes debemos recuperar a las mujeres

desaparecidas.— le digo mirándolo seriamente.— llévame dónde está

Deukarion — le indico con impaciencia.— necesito hablar con él —

Ese idiota debe aprender una que otra cosa del trato justo a todos los miembros

de su pueblo y pienso enseñárselo aunque tenga que patear su trasero para que

lo comprenda.

Sigo a Canis por un pasillo externo llegando hacia el patio de entrenamiento

donde varios lycans practican con sus armas y puños. En el centro del lugar

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alcanzo a divisar a Deukarion sin camisa luchando contra un sujeto corpulento

de pelo blanco corto.

Deukarion golpea al sujeto haciéndolo caer bruscamente al suelo. Ver ese golpe

me generó dolor incluso a mí. Pobre del sujeto. Al ver que el golpeado se

levanta me quedo sorprendida, es Arcan. Su cambio es alucinante, casi como si

hubiese tomado esteroides y rapado su blanco cabello a la altura de sus sienes.

Él sonríe al verme a pesar de la sangre que brota de su boca.

— Supongo que tú eres el motivo de mi derrota — indica sonriendo.

No entiendo a qué se refiere.

— ¿Qué sucedió contigo?— le pregunto recorriendo su musculoso torso con la

mirada.

— Gajes del oficio, supongo — dice Arcan quitándole importancia a su

asombrosa transformación — después de todo ahora soy el Beta de la

manada.—

Guau, en qué momento ¿Cuándo paso? Tengo mucho que preguntarle, pero

Deukarion nos interrumpe.

— Tú no deberías estar aquí— dice molesto mientras me ve.

Y dale con sus ideas arcaicas. Odio su tono machista al indicarme aquello. Me

recuerda cuando me dejó en el suelo en el establo, peor me recuerda lo

insatisfecha que me dejó en ese lugar al igual que esta mañana en la alcoba.

Pero ya no soy la misma. Yo no tengo su fuerza, pero soy una humana y tendré

que recordarle porque me tenían tanto en un comienzo.

Tu culo es mío lycan.

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126. Revancha

— ¿Y quién eres tú pare decirme dónde puedo o no estar?— le digo cruzando

mis brazos mientras lo veo fijamente.

Mi comentario parece molestar su ya mal humor porque se aproxima hacia mí.

— Soy el maldito Alfa de esta manada y tú debes obedecer — dice mientras los

tendones de su cuello se marcan por su enojo.

Yo suelto una risa silenciosa mientras miro hacia Canis comentándole como si

nada — ¿Puedes creer que este idiota sé olvida que no soy una lycans?— El

rostro de Canis se torna blanco por mi comentario aunque Arcan se ríe por lo

que dije. Mirando nuevamente a un Deukarion mucho más enfurecido le digo

— vine por mi revancha perrito, así que deja de ladrar y muéstrame que tienes

— le digo mientras escucho a Canis exhalar sorprendido.

— Cuida tus palabras mujer, no es sabio hacerme enojar —

— Lo mismo digo — le contesto molesta.

Él me mira y sonríe de forma burlesca mientras él sol ilumina sus jodidamente

hermosos ojos.— No pelearse contigo, ambos sabemos cómo terminó eso la

última vez — su comentario me enfurece y logra que me sonroje al recordar

aquello.

Es un idiota, él se aparta caminando hacia las caballerizas ignorándome como si

no fuese rival alguno para él. Odio que me subestime. En este momento mi

conexión con el rosal es tan fuerte que extiendo sus tallos, rodeando uno de sus

tobillos y haciéndolo caer al suelo. El golpe de su cuerpo, cayendo al suelo, sonó

duro y él se voltea sorprendido al notar mi tallo en su tobillo.

— No hemos terminado — le digo soltándolo

Él se pone de pie mirándome fijamente mientras una media sonrisa cruza su

rostro. Su rostro me indica que estoy en problemas, pero no pienso dar un paso

atrás.

560
— Bien veamos que puedes hacer — indica sacudiendo sus manos de forma

relajada —, pero cuando termines perdiendo deberás comportarte como una

dama evitando esta clase de lugares — me indica soberbiamente.

— Ese es comentario más machista que he escuchado desde que llegué — le

digo molesta mientras me paro firmemente —, pero bien, trataré de hacerlo,

aunque si yo gano me darás un grupo de hombres para ir en busca de Core y

las demás.— indico.

Sus ojos se dirigen furiosos hacia Canis ante mis palabras.

Al parecer Deukarion no pensaba contarme de ello, y eso me enoja más ¿Qué

clase de reina no sabe qué ocurre con su gente?

Lo veo dudar ante mi petición — ¿Que pasa perrito tienes miedo?— le digo con

una sonrisa.

— Bien, de todos modos perderás — dice confiado parándose frente a mí a un

par de pasos de distancia.

— Las damas primeros — indica molestándote más aún por su subestimación.

Si eso es lo que quiere, entonces conecto con mi rosal haciendo que emerja un

gran tallo del porte de un árbol en mi espalda. No dejaré puntos donde pueda

atacarme por sorpresa. Mientras el tallo surge en mi espalda, otra surge directo

a su rostro intentando golpearlo pero logra esquivarlo. Con un simple

movimiento arremetiendo contra mí.

Aunque del suelo emergen espinas azules cortando su camino hacia mí y

haciéndolo retroceder.

Su brazo está todo lleno de espinas clavadas y él las arranca mientras me mira

— Lindo truco — comenta sonriéndome.

¿Truco? Sí que sabe cómo hacerme enojar.

— Y aún no has visto nada — le indico mientras el tallo en mi espalda emite

múltiples tallos hacia él intentando aplastarlo. No obstante, su velocidad es

mayor a la mía y no logro atraparlo. Él me esquiva moviéndose hábilmente.

561
— Vaya, no esperaba que la frustración de esta mañana te enfureciera tanto —

comenta burlescamente.

— ¿Frustrada? Yo no estoy frustrada, estoy pasándola muy bien pateando tu

trasero — le contesto mientras combinó mis tallos con el lanzado de las espinas,

eso lo desestabiliza y logro golpear su hombro aunque no lo suficiente como

para hacerlo caer.

Él me mira sorprendido mientras sonríe de un modo realmente hambriento que

me hace sonrojar. Si Deukarion pone el mismo esmero en la cama de seguro

estoy perdida, pienso mientras muerdo mis labios viendo su torso musculoso

expuesto al sol.

— Me encantaría seguir jugando lindura, pero tengo cosas que hacer — indica

como si ya hubiese ganado la batalla. No tiene sentido, no ha logrado tocarme

siquiera y, en cambio, yo he dejado su cuerpo como un alfiletero por mis

espinas. No entiendo a qué se debe su confianza hasta que en un momento se

mueve esquivando cada tallo y espina casi como si pudiese leer mi mente,

evitándolos mientras se aproxima hasta mí sujetando mis muñecas y

deteniendo el control sobre mis tallos mientras lo hace.

— ¿Qué demonios? ¿Cómo?— no entiendo, no solo logro llegar a mí, sino que

sus manos detienen mi control presionando levemente sobre mis muñecas.

— Has mejorado, pero no lo suficiente como para enfrentarse a tu rey — indica

mientras sostiene mi mentón obligándome a ver sus ojos — ahora ve y toma él

té como una dama. Yo me encargaré del problema de los Omegas.— indica

mientras besa mi frente.— y si eres una buena reina tal vez pueda solucionar tu

problema de frustración más tarde.— indica levantando una ceja.

— Es injusto, le digo casi te tenía — me quejo mientras me aparto de él furiosa.

Pero sin verlo le insisto — recupera a Core y las demás — y luego camino hacia

donde Canis espera mirando aún sorprendido mis tallos en el área de la batalla.

562
Arcan a su lado me sonríe, — no te sientas mal, en mi primer intento me fue

mucho peor — índica.

— No estuve tan mal — le corrijo enojada — por lo menos logré herirlo ¿No?

Solo está fanfarroneando.—

Canis y Arcan se miran entre ellos, se paran incómodos — ¿Qué?— pregunto al

ver su actitud de ¿se los dices tú o yo?

— Él ni siquiera lo estaba tomando en serio — comenta nervioso mientras rasco

su cabeza Arcan.

— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?— pregunto molesta con la idea de ser tratada como

una niña.

— Porque de otro modo hubiese desenfundado su daga — indica Arcan.

563
127. Rey vampir

Al entrar al oscuro salón de tronos iluminado por candelabros en todo

momento alcanzo a divisar a mi tío sentado en el trono mientras inca sus

colmillos en el cuello de una omega drogada, su ganado como a él le gusta

llamarlo.

Los miembros del consejo se encuentran reunidos allí, observando incómodos

el espectáculo de su alimentación.

Al verme entrar al salón, él suelta su comida arrojando a la anémica mujer al

suelo como si solo fuese basura mientras se para indignado al verme.

No me extraña su sorpresa, el camino desde la entrada del castillo hasta aquí

estuvo plagado de soldados que buscaban mi cabeza, aunque alguno de ellos se

detuvo al reconocer mi situación ofreciendo su lealtad hacia mí, otros, sin

embargo, perecieron bajo el filo de mi espada.

— ¿Cómo es que sigues con vida?— pregunta la rata escurridiza de Ocissor. Es

un maldito mal agradecido, él ni siquiera posee sangre real. No debería ocupar

el trono, solo lo hizo convenciendo al concejo luego de matar al anterior rey

lycans asesinando a su esposa encinta. Su único mérito en la vida es ser un

vampiro convertido por mi padre hace varios siglos y convertirse en su

consejero.

Desde que tomó el poder, este lugar se ha convertido en un chiquero lleno de

inútiles y avariciosos Vampir en busca de su favor.

El pueblo Vampir muere de hambre, ya que el ganado no tiene con que

alimentarse y ya casi no se reproduce.

Y a pesar de que solo los altos miembros del concejo pueden producir, Vampir

Ocissor ha creado por su cuenta una gran cantidad de ellos, ampliando su

ejército para poder frenar los continuos ataques de las gárgolas.

Al verme claramente, Ocissor corre hacia mí mientras sujeta con violencia mi

capa, observando con asombro mis ojos.

564
— Imposible — grita él al notar mi color de ojos — ¿Dónde obtuviste sangre

roja?— pregunta desesperado sin miedo a ser aniquilado a pesar de que eso es

lo que haré.

Su aspecto demacrado y cadavérico me indican que de todos modos su fin está

cerca, después de todo los Vampir convertidos no duran más de ochocientos

años antes de que su cuerpo comience a consumirse y podrirse lentamente al

igual que un cadáver. La peste ya es notoria en él, al igual que su locura.

— ¿Dónde?— vuelve a preguntar desesperado. Al parecer cree que actuaré

como cuando era un niño temeroso de sus sádicos castigos.

— Esa sangre no detendrá tu muerte — le digo con una cruel sonrisa.

— Maldito mocoso — grita él mirándome desde su estatura por debajo de la

mía. ¿Cómo es posible que en mis años de infancia temiera de esta patética

cosa? — Me dirás dónde se encuentra el humano o te haré encerrar en la dama

de hierro — me amenaza con una sonrisa sádica — Después de todo

necesitamos más veneno para incrementar las tropas —

El recuerdo de ese lúgubre cofre metálico lleno de clavos que perforan mi piel

haciéndome sangrar durante días todavía me causa pesadillas. Ese era el

método favorito de Ocissor de castigarme, aunque ahora que soy adulto entendí

que solo lo hacía para cosechar mi sangre, después de todo se necesita inyectar

una gota de mi sangre en lo profundo del corazón de quien vaya a convertirse

en Vampir. Su ambición lo llevo a producir más vampiros de los que podíamos

alimentar, instaurando una terrible hambruna.

— Solo eres una patética rata con locura de grandeza, — comento mientras lo

veo con desprecio — tenía planeado matarte, pero creo que encerrarte en ese

lugar hasta el fin de tus días será un castigo mejor —

— Mocoso insolente — me dice él con asco en su mirada — guardias llévense al

príncipe a la sala de castigo — ordena a gritos con arrogancia.

565
Pero nadie lo obedece y él mira nervioso sin comprender lo que incluso un

simple guardia dedujo a la primera.

— Según el consejo, debía matar a un rey para mostrar mi valía como uno y

ocupar el trono — le recuerdo.

— Pero no lo hiciste, mis espías me informan que el rey perro sigue vivo —

responde de forma venenosa — fracasaste.— indica con deleite.

— No mate al rey lycans, pero si asesine al rey Hortensio de los gorros rojos —

le señalo cómodamente

— Pero ellos eran nuestros aliados — dice furioso — tu matanza no trajo

ningún beneficio al reino.—

— Era tu aliado, no el mío — menciono — a y además está el detalle de que ya

tengo anfitriona —

Ante mis palabras él palidece aún más su verdoso rostro.

— Imposible — indica mientras retrocede sorprendido y disgustado.— si así

fuera cierto la niebla...— indica nervioso mientras de mi cuerpo comienza a

emanar niebla desde mis pies surgiendo del suelo que piso. Ante esa

demostración de poder no hubo duda alguna para todos los presentes del lugar.

— Guardias lleven a Ocissor y enciérrenlo en la dama de hierro — ordeno

perezosamente —, pero no dejen que muera, veremos cuánto resiste — comento

mientras los guardias sujetan sus brazos y lo arrastran fuera del lugar a pesar

de sus pataleos y gritos de clemencia.

— Limpien este lugar — les ordeno — apesta a muerte.— señalo con asco

mientras abandono el lugar y me dirijo a mis aposentos ignorando a los

miembros del consejo que me miran con asombro y temor. Muchos de ellos

fueron los que incitaron el ostracismo hacia mí, debido a mi sangre real. Ya

tendré tiempo de encargarme de cada uno de ello.

566
Tengo que descansar y organizar mi mente, solo así podré organizar todo lo

necesario para recuperarla. Ella será mía, aunque deba incendiar el mundo para

lograrlo.

Así que debo prepararme para la guerra contra los lycans aunque por ahora

prefiero hacer uso de mis nuevas habilidades. Es hora de visitar a Nice. Me

preguntó ¿Cuál será su reacción al verme?

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128. Regalos

¿De verdad no me ve como una amenaza ¿Qué pasó con el Alfa que temía de

las habilidades de los humanos? No sé cómo sentirme al respecto. Supongo que

en parte me alegra que ya no piense en mí como un monstruo, pero también me

enfurece que me subestime.

Y lo peor es que si no puedo vencerlo a él tampoco podré vencer a Caspian.

Tengo una inquieta sensación de que vendrá a por mí y no puedo permitirlo.

Aunque una parte retorcida de mi mente tiene algo de curiosidad hacia él. Y eso

me recuerda su beso. Si bien no me agrado ser besada por la fuerza, no me

disgusto su forma de besar.

¡Oh por todos los cielos! ¿Qué me pasa? ¿De verdad voy a considerar la

posibilidad? Esto es una locura, mi interés está en Deukarion y eso ya de por sí

es bastante problemático como para sumarle el retorcido interés de otro sujeto

hacia mí. No importa que tan hermoso, hábil y fuerte se vea o el hecho de que

me haya protegido y tratado bien en todo momento. Bueno, casi todo momento.

¡Basta! No puedo estar pensando en eso demasiado tengo con Deukarion y lo

que sea que tenemos. Él muy cabrón, ni siquiera me confirmó si soy su

compañera. Y todavía ni sé si quiero serlo. No me malinterpreten, sé que siento

algo por él y quiero que las cosas entre nosotros se den, pero no puedo dejar de

ver esas enormes banderas rojas sobre él que me recuerdan mi temor de vivir lo

mismo que con Brad. Desearía tener más experiencia en estas cosas. Nunca fue

el objeto de interés de un hombre tan atractivo y complejo como Deu. Y tengo

miedo de hacer algo que apague su interés en mí. Después de todo no hay peor

crítico que uno mismo y según mi propia autoevaluación no tengo mucho para

merecerme su atención.

Mientras pienso en todo eso termino de darme un baño para asistir al té de la

tarde con las damas de las altas familias. Me siento incómoda y ansiosa, no soy

de clase alta, ni siquiera llegó a clase media, obviamente voy a hacer el ridículo

568
entre todas ellas. Pero un trato es un trato y reconozco mi derrota, por lo cual

haré lo que Deukarion me pidió.

Al salir del baño encuentro un gran frasco sobre la cama tapado con un vestido

azul con mangas abiertas de seda y bordados dorados de rosas. Es hermoso, tal

vez no me sienta tan incómoda después de todo, aunque a su lado hay unos

zapatos bellísimos que me indican que deberé dejar mis cómodas botas atrás.

Suspiro ante todo eso. Al correr el vestido me sorprendo gratamente.

El enorme frasco contiene a Dani. No puedo negar que verla me pone muy

contenta y más al notar que su tamaño ha crecido considerablemente. Tal vez ya

no necesite el frasco, de todos modos no me agrada mantener a los animales

enjaulados.

— Hola preciosa — le digo mientras destapó el frasco y permito que salga de

allí a la cama. Es muy linda y sobre todo tierna. Si ya sé, no a todos les podría

parecer tierna una Araña del tamaño de un gato, pero a mí sí.

Dani me ignora mientras camina de aquí para allá en la cama. Así que

aprovecho para ponerme el hermoso vestido azul y me calzo los zapatos.

En ese momento la puerta de la habitación se abre dejando entrar a Deukarion

que se detiene en seco al verme quedándose paralizado.

Eso me pone nerviosa ¿No me quedará mal? ¿No? Soy una chica de pantalones

así que no sé mucho de vestidos aunque esté en particular se vea hermoso, tal

vez no es mi tipo.

Él aclara su garganta volviendo en sí mientras me tiende una caja adornada.

— Pensé que tal vez necesitarías algo para cubrir tu cuello — me dice algo osco

y nervioso.

Al tomar la caja azul y delgada encuentro una gargantilla con diamantes azules.

Es hermosa y ostentosa, demasiado ostentosa, no debería usar algo así, si se me

pierde o rompe tendré que vender un ojo para pagarla.

569
— Gracias, le digo mientras acaricio el collar —, pero prefiero usar mi banda.—

indico señalando el cuello de la camisa que llevo puesto.— es menos ostentoso

y abrumador.—

— Es el collar que una reina usaría — contesta algo enojado — es lo que se

espera que uses —

— No voy a usarlo — indico — y no es adecuado que yo vaya por allí

mostrando un collar que debe valer más que todo este lugar mientras hay

personas que lo perdieron todo hace apenas unos días — le digo furiosa al ver

que él no entiende a su pueblo.

Él me mira perplejo ante mis palabras.

— El reino Lycans no pasa pobreza — contesta ofendido.— tengo suficiente oro

y joyas para construir con castillo con él —

— Tú, lo tienes — señalo — no yo y no me interesa tenerlo.—

— Eres la hembra más frustrante que he conocido — dice enojado.

— Me alegro — le indico mientras dejo la caja en la cama — de todos modos no

lo usaré, además los diamantes no van conmigo, ni siquiera es mi primera

favorita.—

— Bien, si no quieres usarlo déjalo — contesta molesto con todo aquello

mientras deja la habitación cerrando la puerta con fuerza.

Es la persona más exasperante que he conocido. Pero al ver la caja me siento

culpable. No tenía ninguna obligación de darme estas cosas y, sin embargo, se

tomó el trabajo de traerme incluso un collar a juego personalmente y a Dani.

Mi parte blanda del corazón se ve tentado a usarlo, pero mi cerebro me indica

que darle la razón en todo, olvidando mis principios no me será útil en el

futuro. Reviso mi peinado antes de salir, aunque llevo el pelo corto y suelto sin

nada más que una trenza cocida en uno de los lados.

Al salir me detengo bruscamente ante la presencia de Deukarion.

570
— ¿Cuál es tu piedra favorita?— pregunta sin verme a la cara y aún molesto

apoyado en el marco de la puerta inclinando su rostro cerca del mío

Eso me sorprende y no puedo evitar sonrojarme

— El ópalo — le contesto algo ronca y ruborizada.

Él me mira mientras una leve sonrisa cubre su rostro.

— Debí imaginarlo — contesta mientras suspira y me recorre con la vista.

Nuestra cercanía parece electrizar el aire a nuestro alrededor mientras mis

labios se sienten incómodos a la espera de los suyos. Pero él solo se para

erguido y se aparta alejarse por el pasillo sin decir más nada.

¡Soy una tonta!!! ¿De verdad esperaba que me besara?

571
129. Tarde de té

Al salir de la habitación, Canis se aproxima hacia mí disimulando una sonrisa.

Sé que vio todo lo que sucedió con Deukarion y no puedo evitar sonrojarme.

— No te atrevas a burlarte — le digo — ya tengo demasiado con la tarde de

té.— tengo unas ganas enormes de morder mis uñas — ¿Algún consejo?— le

pregunto a Canis y él me sonríe con calma antes de contestarle.

— Solo uno — índica — no se olvide quién es la reina aquí.—

Eso no me es de mucha ayuda.

Nos dirigimos hacia el ala oeste del monasterio dónde se encuentran alojados

los deltas ingresando a un salón decorado con manteles y cortinas de seda

bordada en plata. Tales decoraciones, aunque vistosas y hermosas, no parecen

ser parte del monasterio.

En el centro del lugar, un grupo de cinco mujeres aguarda mi llegada y tan solo

con verlas ya siento mis manos temblar. Sus vestidos son incluso más opulentos

que el mío, llenos de bordados y piedras preciosas. Parecen un grupo de

quinceañeras a punto de ingresar a su fiesta ¿Qué no era solo un té? Al notar mi

sencillo vestido, los nervios me invaden.

— Buenas tardes su majestad — indica con prisa una mujer joven de cabello

negro y enormes ojos color verde.

— Buenas tardes — contesto parándome lo más derecha posible.

La mujer me dirige hacia una mesa rectangular dónde debo ocupar la cabecera

sentándome en una silla demasiado lujosa para ser del monasterio.

Las damas comienzan a sentarse una a una ocupando los laterales de la mesa,

salvó por la chica de pelo negro que se sienta en el otro extremo de la mesa. Ella

está tan arreglada y llena de joyas que cualquiera que ingresen al lugar creerían

que ella es la reina de los lycans. Por algún motivo eso me molesta.

— Permítame presentar a las damas de la mesa — se ofrece cortésmente la

morocha hablándome casi como si yo fuese una niña de poco entendimiento.—

572
a su izquierda se encuentra Melisa, perteneciente a la casa Albus — indica

señalando a una joven de cabello blanco y ojos color marrón oscuros, al ser

nombrada Melisa se pone de pie y vuelve a hacer una reverencia hacia mí.— a

su derecha se encuentra Inés de la casa Lupus — Inés al igual que Melisa se

levanta y realiza una reverencia, ella posee el cabello rubio oscuro y ojos verde

oscuro.— a mi derecha se encuentra Clio de la casa Pallipes — dice señalando a

la pelirroja de ojos grises que me reverencia como las demás — y a mi derecha

se encuentra Antía de la casa Pambasileus — Antía también me reverencia, pero

de un modo poco fluido casi obligada a ello mientras veo su cabello rubio

dorado y sus ojos verdes.— y por último mi persona clara está soy Fedra de la

casa Lupus — se presenta mientras hace una reverencia arrogante.— Es un

honor tenerla como integrante de esta humilde celebración de victoria.— indica

Fedra.— y es una excelente oportunidad para poder conocer a la dama que robó

el corazón de nuestro amado Alfa —

Todas exclaman como enamoradas ante la siempre mención de Deukarion.

— Supongo que Deukarion es una celebridad entre las mujeres — comento a

modo de chiste.

— Por su puesto que lo es — responde Inés con alegría.

— Es, el más fuerte — indica Clio abanicándose su rostro.

— Y el más hermoso — indica Melisa con una sonrisa tímida.

— Es una lástima lo de sus ojos — comenta Antía y Fedra parece patearla bajo

la mesa.

— ¿Sus ojos?— pregunto confusa.

— No es nada — índica Fedra nerviosa — solo un viejo rumor sin

importancia.—

— Pues tendré que escucharlo para saber si es de importancia o no — indico y

tanto Inés como Melisa se miran nerviosas al oírme.

573
— De acuerdo — índica Clio — después de todo no es ningún secreto, ya debe

de haber notado la desigualdad en el color de los ojos del Alfa.—

— Sí, lo he notado, pero creí que la distinción en los colores de los ojos no era

algo raro en los lycans— digo — después de todo he notado a varios soldados

con esa característica.—

— Pero nadie porta un ojo azul — señala Antia — solo el alfa lleva ese color en

sus ojos —

— ¿Y eso es malo?— pregunto confundida.

Fedra responde antes que Antía — No, claro que no — responde nerviosa —,

pero no es un color que augure nada bueno, después de todo es el color de la

sangre. El mismo color de ojos que portan los vampiros.—

A pesar de que Canis parece ignorar nuestra conversación, su postura me

indica que está escuchando todo y claramente está molesto por ello.

— Pues si me preguntan — les digo sin vergüenza alguna — creí que sus ojos

son la cosa más sexy que he visto en mi vida.—

Mi respuesta parece escandalizarlas, mientras tanto Melisa como Inés se

ruborizan. Antía y Clio, por otra parte, parecen indignadas al igual que Fedra

Ante todo eso solo puedo sonreír escuetamente mientras sujeto la taza y pruebo

el té. Al instante lo dejo en la mesa nuevamente soportando el sabor amargo de

la bebida. ¿Dónde estará la azúcar? No veo ningún recipiente o elemento que

parezca ser su contenedor.

— Espero que le guste el té verde de rosas azules, es la especialidad de mi

familia — índica con orgullo Fedra, cambiando de tema.

— No está mal, aunque necesito endulzarlo, su sabor es demasiado amargo —

ante mis palabras veo a Antía ahogar una pequeña risa y eso me incomoda

mientras el resto se remueve incómoda en su silla salvó Fedra que me mira con

demasiada amabilidad.

574
— Esta bebida se toma sin endulzar — me comenta casi como si se lo explicará

a un niño.— solo los de casta baja agregan polvo a sus bebidas.— indica con

burla.

— ¿Casta baja?— pregunto.

Antía aclara su garganta antes de contestarme por Fedra — Omegas — índica

como si se tratara de gente sucia e indigna.

Su comentario fue la gota que colmó el vaso. No soy una Omega, ni siquiera soy

lycans ¿dónde me deja eso entonces según su absurda escala de valoración? Y

encima su comentario ofende a Canis. Si el hombre está dedicando su vida a

protegerme, no puedo dejar que lo traten así. Son unas brujas hipócritas.

Sonrió hacia Antía — Pues si me preguntan cualquier Omega de este lugar tiene

más valor que una casa traicionera que intento cometer regicidio y un atroz

golpe de estado.— ante mi comentario Antía palidece mientras Inés y Melisa

contienen sus carcajadas.

— Así que Canis podrías hacerme el favor de conseguir algo de azúcar para

poder ensuciar un poco este amargo té — le indico a Canis y él asiente

dirigiéndose a otro guardia apostado en la puerta para que traiga el azúcar.

Fedra me mira molesta, pero al instante dibuja una falsa sonrisa en su rostro.

— Creo que esto es un gran malentendido, después de todo no todos los

miembros de la casa Pallipes y Pambasileus cometieron traición, aunque claro

tratándose de una extranjera es notorio que no sepa eso.— ella toma su té

ocultando una arrogante sonrisa ante su comentario lleno de veneno.

— Puede ser — comento mientras presto atención al costoso juego de té de la

mesa — esta sala está bastante decorada, no me imaginé que el monasterio

tuviese un lugar así.

— Oh, no claro que no — contesta Melisa inocentemente — la familia de Fedra

se ocupó de que no faltará nada al momento de llegar aquí.—

575
— Guau, debió ser un viaje incómodo transportando este tipo de cosas tan

frágiles — índico mientras miro a Fedra.

— No fue gran cosa, solo fue bastante molesto cuidar que la servidumbre no

arruinara nada durante el transporte —

— Mm disculpa, pero al ser extranjera hay algunas cosas que no me están

quedando claras y espero que puedas iluminarme al respecto — le indico

tímidamente a lo que ella sonríe.

— Por supuesto, mi señora — indica con una risita molesta.

— Si mal no entiendo su viaje hacia aquí fue prácticamente un éxodo repentino

y de urgencia producto del golpe de estado del anterior Beta — le digo con

calma mientras miro la frágil taza frente a mí.— debió de ser un viaje lleno de

problemas, ataques y demás.— indico — ¿y tú mayor preocupación fue que tus

sirvientes no rompieran cosas que de todos modos no debiste traer en primer

lugar?—

Mis palabras molestan a Fedra y a las damas que se sientan junto a ella. Pero

ella decide hacerse la víctima limpiando lágrima de cocodrilo de su rostro.

— No lo entiendo — dice desconsolada mientras Clio sujeta sus manos

consolándola — yo me esforcé tanto solo para disfrutar de una agradable tarde

de té con su majestad — señala mientras parece la víctima en todo aquello.— no

entiendo por qué me odia de ese modo.—

— ¿Interrumpo algo?— pregunta Deukarion mientras ingresa al salón con paso

firme. No importa lo que le diga desde cualquier punto de vista, yo parezco la

villana en esta situación.

576
130. Villana

No debería importarme lo que pase, es obvio que Fedra está mintiendo, pero

me preocupa que Deukarion prefiera conservar sus buenas relaciones con las

familias antes que mi reputación. No puedo evitarlo, ya lo he vivido. Con Bran

siempre tuve que disculparme ante las novias de sus amigos, a pesar de que

eran igual de arpías que Fedra, Antía y Clio.

— Nada — contesta con firmeza la tímida Melisa y me sorprendo — Fedra nos

está haciendo una demostración de sus dotes actorales — índica con soltura.

— Sí, mi Alfa ¿No le parece que tiene potencial?— indica Inés inocentemente —

a pesar de que podemos distinguir la mentira en su voz, sus lágrimas son

conmovedoras —

Deukarion ignora a Fedra creyendo lo que tanto Inés como Melisa le dicen. Eso

hace que estas dos me caigan bien. A diferencia del trío del fondo.

— He venido a entregarte algo — índica Deukarion mientras ignora todo lo

ocurrido y me entrega nuevamente la caja del collar.

¿De verdad va a insistir con eso? Aunque viendo la cantidad de joyas y adornos

de las damas, estoy tentada a usarlo.

— No son azules — índica el Alfa al ver mi duda.

Al abrir la caja encuentro una gargantilla de plata y cristales de ópalos blancos,

es tan hermosa que me quita el aire. Mi reacción parece agradarle a Deukarion

porque sonríe cuando lo veo.

— Permíteme — me indica y quita el collar de la caja colocándolo desde el

respaldar de la silla en mi cuello mientras desliza hábilmente la tela negra que

ocultaba las marcas de Caspian —

Al tocar el collar no puedo evitar sonreír, es la joya más hermosa que he visto

en mi vida.

577
Al terminar de abrochar el collar siento los dedos de Deukarion acariciando

suavemente mi cuello haciendo que me sonroje ante la sensación que aquello

me genera.

— Continúen — les indica cortésmente a las damas mientras se retira sin darme

la oportunidad de agradecerle por la joya y por Dani.

— Espera — Rápidamente me levanto y me aproximó hacia él antes de que

logré salir del salón. Él me mira confuso desde su regia altura. Me siento una

completa tonta parada así frente a él.

— ¿Qué sucede?— pregunta al ver que me he quedado congelada sin saber qué

hacer.

Quiero agradecerle, pero también tengo miedo de que me rechace y eso me

hace dudar.

Al carajo, sujeto los bordes de su camisa y empujó hacia mí haciendo que su

torso se incline lo suficiente para poder besar su mejilla.

Fue un gesto inocente y tonto, considerando que casi nos revolcamos al

comenzar el día, pero no puedo evitar sonrojarme al ver su rostro sorprendido

ante mi casto beso en su mejilla.

— Gracias — le digo aún colorada y lo suelto apartándome nerviosa.

Pero él sujeta mi brazo antes de que me marche.

— Discúlpenos un momento — les indica a las damas mientras me arrastra

fuera del salón y me arrincona contra una pared aproximando su rostro al mío

— ¿Qué ha sido eso?— pregunta con seriedad.

Su tono me pone nerviosa ¿No debí besarlo? ¿Todavía está enfadado por los

diamantes o por lo de Core? Trago saliva nerviosa — solo intentaba agradecerte

por el hermoso gesto — contesta sintiendo mi rostro palidecer — no creí que te

resultara molesto — le digo nerviosa y algo dolida.

Él sonríe irónicamente — ¿molesto? Me pareció poco — me contesta al tiempo

que toma por sorpresa mis labios besándome de un modo nada tímido,

578
haciéndome jadear con cada lamida de su lengua en mi boca. Su exquisita

esencia a chocolate borra el sabor amargo de ese horrible té. Por un minuto

incluso me planteo no volver al salón y quedarme con él besándolo por el resto

de la tarde. Pero Deukarion se aparta casi obligándose a hacerlo. — Será mejor

que entres — indica parándose erguido nuevamente — tengo cosas que hacer

— comenta, aunque creo que es algo que se dice más a él mismo que a mí.

Yo logro apartarme e ingreso al salón consciente de mis labios hinchados ante

lo sucedido.

Mientras camino a la mesa logro escuchar el susurro de Clio — Es la situación

de más mal gusto que he presenciado, — comenta venenosamente a Fedra.

Y Antia agrega — como las piedras baratas de su collar —

Al parecer creen que al no ser lycans mi audición es deficiente y oírlo sus

comentarios me enfurece.

— El ópalo blanco es una piedra sagrada — le indica con enojo Melisa — es la

piedra de nuestra diosa Selene.—

Fedra y las demás solo se ríen por lo bajo.

— Disculpen la interrupción — les digo evitando que se produzca una

discusión entre Melisa y Fedra.— ¿En qué estábamos?— pregunto con alegría.

— Oh sí, ya lo recuerdo, estábamos hablando de la decoración del lugar —

índico mientras me siento y miro hacia Fedra con una sonrisa.— Creo que a

pesar de todo has hecho un buen trabajo tratando de armar todo esto en mi

honor — le digo sentándome derecha — aunque si me lo preguntas creo que le

falta un toque más fresco.— comento mientras pequeños tallos de pocas espinas

trepan hacia la mesa y comienzan a cubrir todo lo que se encuentra en ella.

Puedo sentir el inconfundible crack de la valiosa vajilla al quebrarse bajo la

presión de los zarcillos espinosos.

Mientras tanto, Fedra y su séquito se ponen de pie llena de miedo ante mi

acción, chillando con miedo ante los pequeños tallos.

579
— Sí, creo que ahora se ve mejor — índico con una sonrisa siniestra viendo a los

arrogantes ojos de Fedra.

— Mi valiosa vajilla — grita ella desconsolada al sentir como cada elemento se

rompe entre mis pequeños tallos.

— Viéndole el lado positivo ya no tendrás que preocuparte por su traslado

hacia Diluvio — comenta Inés ahogando una risa.

Melisa es la única que no se aparta de la mesa viendo con genuina curiosidad

mis tallos. Me agradan esas dos.

— Bueno, creo que fue una tarde explendida y no veo la hora de poderlo repetir

— le digo a las damas mientras mi pongo de pie, —, pero debo retirarme.—

indico dejando el salón mientras escucho el lloriqueo de Fedra al salir. No

necesito ser un Lycans para notar que esas lágrimas sí son de verdad.

580
131. Nexo

Espero que esto no me genere problemas, aunque no es que me importe mucho

la verdad. Al caminar por el pasillo recuerdo que Dani necesita alimento.

— Canis, ¿Podrías conseguirme algunos insectos grandes?— pregunto y él me

mira con picardía?

— ¿Piensa colocarlo en el té de esas damas?— pregunta sonriendo.

La idea me tienta y río ante su comentario — No, por el momento solo voy a

alimentar a Dani.—

— ¿Se me permite preguntar quién es Dani?— dice con curiosidad.

— Es solo una especie de tarántula blanca — le digo y él me mira sin

comprender nada de lo que le dije, aun así al llegar a mi habitación él asiente y

va en busca de algo para ella.

Al entrar, Dani continúa caminando de un lugar a otro de la habitación. Ha

crecido tanto que ya no temo pisarla, incluso me dan ganas de acariciarla,

aunque dudo que le agrade.

Frente a un espejo contempló el hermoso collar sin dejar de tocarlo. Es tan

irreal, no solo por su belleza, sino porque es la primera vez en mi vida que

alguien me obsequia algo que refleje mis gustos.

Cuando era niña mis padres tenían metidos en la cabeza de que yo era más

grande que la edad que cumplía, así que a mis siete años de edad comenzaron a

regalarme despertadores o Marcos de fotos para mi cumpleaños. No es que no

fueran lindos, pero no era lo que yo quería, después de todo era una niña y lo

que yo deseaba era un juguete, no un adorno digno de una mujer de cincuenta

años.

Con Brad no fue muy diferente, sus regalos reflejaban sus gustos y no los míos.

Dándome cosas que terminaría siendo él quien usaría.

Pero este collar es lo que yo deseaba incluso sin saberlo. No pienso quitármelo

nunca.

581
Me quito los zapatos que al contrario del collar preferiría no tener que volver

usar, sin muy lindos y todo eso, pero nada cómodos, ni prácticos.

En ese momento golpean la puerta y al abrir encuentro a Canis pálido como

una hoja, tendiéndome un contenedor, manteniéndose alejado lo más posible de

la puerta.

— ¿Te encuentras bien?— le pregunto preocupada al ver que es el único

guardia que actúa de ese modo de los cinco que allí custodian.

— Sí — contesta él mirando detrás de mí con pánico.— que descanse su

majestad — me dice y hace una reverencia.

Su comportamiento no tiene sentido, pero estoy demasiado cansada para

preocuparme por ello ahora, así que agarro el contenedor y cierro la puerta.

Después de alimentar a Dani me quito el vestido y me pongo una remera blanca

de Deukarion que huele tan exquisita como él, y me acuesto aún con mi

hermoso collar puesto. No puedo dejar de acariciarlo mientras el sueño me

invade.

Siento mi cuerpo muy relajado, rodeado de espesa negrura, sé que estoy

dormida, pero por algún motivo no me siento sola. Eso es raro para mí, después

de todo dejando de lado las raras y ajetreadas noches en este planeta ya me

había habituado a sentirme sola.

No por decisión propia, considerando que incluso cuando vivía con Brad me

sentía así. Dormir era una nueva clase de tortura para mi pecho, dado que al

acostarme en la enorme cama casi siempre estaba sola y cuando no lo estaba

Brad no me rodeaba en sus brazos como antes, solo se dedicaba a darme su

enorme espalda llenándome de frío.

El alma humana es realmente compleja, uno puede tolerar la soledad durante el

día, buscando cosas para distraerse de aquella realidad, pero en las noches no

existe nada que mitigue la el dolor. Por las noches la soledad enfría el alma de

forma angustiante.

582
Y yo me había acostumbrado a ello. A la soledad, a las pesadillas, al miedo.

Pero esto se siente diferente, se siente cálido como un abrazo.

— No importa cuánto tiempo pasé, siempre que vuelvo a verte me pareces cada

vez más hermosa, mi propio sol bajo la luna — comenta una suave voz en la

oscuridad.

Oírlo me preocupa, pero sé que estoy soñando ¿Por qué sueño con él?

Entre las sombras comienza a emerger su figura, a diferencia de las veces que

tuve que estar con él, ahora luce un aspecto mucho más arreglado con una

chaqueta digna de un rey de color celeste que resalta el violeta de sus ojos

brillantes. Al verlo retrocedo, no puedo evitarlo, aunque sea un sueño, las

pesadillas suelen doler.

— No tienes que apartarte — me indica con calma mirándome con ternura —

No voy a morderte.—

— ¿Por qué estoy soñando contigo?— pregunta confusa y desconfiadamente

mirando el resto de la negrura a mi alrededor.

— Él no está aquí — comenta algo molesto Caspian.— solo estamos tú y yo —

— ¿Por qué?— pregunto, esto no tiene sentido de todos mis traumas, no creo

que justo el último sea el mayor.

Caspian se aproxima hacia mí, caminando lentamente mientras extiende su

mano para acariciar mi mejilla. Necesito apartarme de él, pero su calidez me

impacta mitigando el frío que creí que nunca se iría. Esto es estúpido, estoy

dejando que un sueño tenga efecto en mis heridas emocionales.

— Tal vez sea porque yo conozco cosas de ti que el Lycans ni siquiera ha visto

— indica mientras continúa acariciando mi rostro con ternura sin hacer nada

más.

— ¿A qué te refieres? Tú no sabes nada de mí.— contesto a la defensiva.

— Admito que hay mucho que no sé — contesta sonriéndome —, pero, si sé que

al dormir te sientes sola y miserable.— comenta en un suspiro — y lo sé porque

583
a mí me sucede lo mismo, pero ahora, ahora no estoy solo, y ya nunca más lo

estaré al igual que tú.—

— Esto es una locura — contesto alejando su mano — te deje en claro que no

sería tu anfitriona.— le recuerdo.— así que sal de mi sueño — le digo molesta.

— ¿Sueño?— dice con una sonrisa tranquila — esto no es un sueño —.

Sus palabras me ponen en alerta — ¿Qué es entonces?— pregunto nerviosa

— Un nexo — contesta mientras me besa por sorpresa. A pesar de su repentino

movimiento y la suavidad de sus labios, intento alejarme, pero antes de hacerlo

siento sus colmillos atravesar mis labios inferiores por dentro, haciéndome

sangrar un poco mientras él sorbe mi sangre y se aparta.

La indignación me lleva a moverme golpeando con fuerza su rostro con una

cachetada que deja marcado su rostro.

Caspian me mira con enojo, pero luego ve el hilo de sangre que corre por mis

labios y sonríe.

— Saluda a tu perro por mi — dice mientras se aparta y comienza a caminar

nuevamente hacia la oscuridad al mismo tiempo que yo despierto sobresaltada

en la habitación del monasterio. Y al tocar mis labios hay sangre en ello.

¡No puede ser! Esto definitivamente fue un sueño. O ¿No?

584
132. Discusiones

Al notar la sangre en mis labios me levanto y corro hacia el espejo del baño.

Después de enjuagar mi boca extiendo mi labio inferior encontrando dos

pinches en él aunque a diferencia de las marcas de mi cuello no son de color

negro. Esto solo me altera más, ¿Podría tratarse de algo más que un sueño? Esto

me preocupa, después de todo Caspian podría atacarme a lo Fredy Krueger.

Tengo que decirles a Deukarion para encontrar el modo de evitar que vuelva a

ocurrir. Después de lavar con agua fría mi rostro salgo del baño, pero Deu no

está aquí y al observar el cielo por la ventana noto que ya comienza a amanecer

¿Dónde está?

No sé por qué una parte mía esperaba que él pasará la noche aquí, pero me

hiere y enoja ver que no es así, por lo que con prisa me visto con un vestido

simple de gasa amarilla y me calzo con mis botas. No pienso quedarme a

esperarlo. Él fue quien insistió en que esta era su habitación ¿Entonces por qué

no vuelve a dormir?

Al salir de la habitación los guardias se sorprenden ante lo temprano que

comienzo mi día.

— Mi señora, ¿se le ofrece algo?— pregunta nervioso uno de los guardias.

— ¿Dónde está tu rey?— pregunto con mal humor.

No quiero ser irrespetuosos con ellos, pero en este momento no tengo la

paciencia para lidiar con los buenos modales.

— En el despacho, su majestad — contesta el hombre nervioso por mi trato.

Comienzo a dirigirme hacia allí, consciente de que los guardias me siguen como

sombras. Al llegar al lugar, los gritos de Deukarion se escuchan hasta el pasillo

y se nota que no está feliz.

— ¡Debiste detenerla!— grita el Alfa.

— Lo siento mi señor, pero no me siento en derecho de hacer algo así —

reconozco esa voz, es Canis ¿Qué está pasando?

585
— Te di el puesto como su guardia para que la protejas incluso de ella misma,

sobre todo de ella misma — le dice Deukarion — los padres sé esas mujeres

están furiosos y espantados con la idea de que su ataque ha podido ser mortal.

Oh, ya entiendo qué pasa, así que abro bruscamente la puerta interrumpiendo

la acalorada discusión.

— Yo no ataque a nadie — le digo ingresando a la habitación y cerrando la

puerta con un fuerte golpe.— y si hay algún problema con mí comportamiento

deberías hablarlo conmigo, no con él — índico furiosa.

Mis palabras solo incrementan el enojo de Deukarion.

— Tú no deberías estar aquí — contesta mientras aprieta sus puños

— No podrías estar más equivocado, estás gritándole a Canis por algo que él no

hizo — le señalo mientras cruzo mis brazos.

— Claro, que él no lo hizo, solo a un tonto se le ocurriría atacar a las damas de

las familias más influyentes de la manada — responde con una mirada fría.

— ¿Tonta?— pregunto mientras me aproximó hacia él — sí, admito que quise

atemorizarlas un poco, pero yo no ataque a nadie, además ellas se lo buscaron

— Pero no es así como se comporta una reina lycans — comenta mientras

suspira — no debí acceder a que hicieras esas cosas, tú no entiendes cómo

funciona la manada —

— Lo sabría si fueses más comunicativo — le gritó furiosa y dolida por sus

palabras.— Esperas que actúe de un modo sin decirme cuál es — grito

frustrada.

Deukarion sujeta el puente de su nariz, al parecer cansado con todo eso.

— Será mejor que vuelvas a tu habitación — indica dando por finalizada la

discusión. ¿Eso es todo? ¿Ni siquiera va a preguntarme que fue lo que ocurrió?

Exhaló furiosa ante su actitud — Eres un completo imbécil — le digo furiosa —

ni siquiera sabes lo que esas mujeres hicieron, aunque dudo que te importe —

586
índico dolida mientas me voy aguantando las lágrimas que comienzan a

inundar mis ojos.

No voy a llorar por un idiota, ya lo hice una vez y aprendí de ello. No voy a

llorar, allá él con su manada y toda su mierda, esto no debe afectarme, no

podría importarme menos si me aceptan en ella. No voy a llorar, al carajo con

Deukarion ¡Maldita sea, no llores carajo! Me grito mentalmente mientras estallo

y un gran tallo cubre el pasillo rompiendo todo mientras emerge. Pero no es un

tallo cualquiera, a diferencia de los otros, este porta una pequeña rosa roja que

parece querer abrir sus pétalos, incluso noto que uno de ellos parece moverse,

aunque en vez de abrirse el pétalo se desprende y cae al suelo.

El ruido de aquello hizo que Deukarion y Canis salieran de la oficina. No quiero

verlo, no ahora, así que muevo el tallo que cubre el pasillo y paso a través de él

mientras escucho al Alfa llamarme.

Necesito salir de este lugar, no puedo creer que pensé en quedarme, nadie va a

aceptarme. Cuando estoy por llegar al patio escucho la voz de Otis.

— Me imaginé que el estruendo de hace un momento debía de ser cosa tuya —

indica con paciencia a mis espaldas.

Debería salir de aquí, buscar un lugar apartado y solitario dónde nadie vuelva a

dañarme. Pero no lo hago, en vez de eso me giro hacia Otis que me mira

perplejo mientras mis lágrimas caen y yo solo puedo correr hacia él y abrazarlo

en busca de algo de contención.

Otis me rodea con sus brazos desde su silla de ruedas.

— Shhh, tranquila — me dice mientras acaricia mi cabeza.

Y yo me quedo allí arrodillada en el frío suelo de baldosas blancas mientras

abrazo a un hombre que conozco hace apenas una semana y que, sin embargo,

parece entenderme más que yo misma. El hombre que me ayudó a destrabar mi

bloqueo para conectar nuevamente con mi poder. El hombre que peleó codo a

codo conmigo quedando postrado en silla de ruedas por ello. Por mi culpa.

587
Al cabo de un momento, cuando estoy segura de que ninguna lágrima volverá a

escapar de mis ojos, me aparto.

— Lo siento — le digo refiriéndome a todo.

— Acompáñame — me dice Otis mientras redirecciona su silla — buscaremos

un lugar tranquilo para hablar.—

588
133. Temores

Desde que deje a Nice en su habitación, no he dejado de trabajar, coordinando

el viaje a Diluvio, al igual que la comitiva que viajará hacia Argos. Sé que eso es

una falta de tiempo, Uriel no tratara con ningún mensajero. Pero no puedo

arriesgarme ahora. Un viaje a Argos sería demasiado peligroso en este

momento.

Mis centinelas y espías me notifican de varios movimientos raros en Noferatus,

no sé qué planea ese bastardo, pero no puedo dejar que se acerque a Nice otra

vez.

Y además estoy rastreando sin parar el paradero de las Omegas desaparecidas

dada la insistencia de ella.

Pero las posibilidades de dar con el grupo antes de que arriben al reino vampiro

son casi nulas.

Y entre todo ese ajetreo, las cabezas de las familias que permanecieron fieles a

mi mando siguen insistiendo con la inclusión de la reina en los asuntos sociales

de la manada. Esos snobs idiotas pretenden armar un banquete a pesar de las

grandes pérdidas que hemos vivido tras la batalla.

No tengo ninguna intención en que Nice se relacione con gente tan

desagradable, pero es mi reina y debe empezar a actuar como tal y más

teniendo en cuenta que su anterior modo de solicitarme una audiencia por las

Omegas vendidas fue a través de una contienda entre ella y yo.

No es que no lo disfrutará, al contrario, verla, atacarme con tanta confianza en

sus movimientos me llena de orgullo y deseo hacia ella. Pero no es el modo en

que una reina solicita algo a su rey. Tal vez participando de un té de damas

entienda lo que se espera de una reina lycans. Es por ello que le indico asistir e

incluso me encargo de conseguirle un vestido, zapatos y hasta un collar de

diamantes azules esperando que le agrade el gesto.

589
Pero ella raras veces deja de sorprenderme al rechazar el collar. Y el motivo por

el cual lo hizo solo golpea mi ego y orgullo

— Gracias, pero prefiero usar mi banda.— responde viendo con mala cara el

collar — es menos ostentoso y abrumador.—

— Es el collar que una reina usaría — le indico molesto con su rechazo — es lo

que se espera que uses —

— No voy a usarlo — responde tercamente — y no es adecuado que yo vaya

por allí mostrando un collar que debe valer más que todo este lugar mientras

hay personas que lo perdieron todo hace apenas unos días —

Su fundamento es ridículo nadie perdió nada que no pueda reponer.

— El reino Lycans no pasa pobreza — le aclaro molesto — tengo suficiente oro

y joyas para construir con castillo con él —

— Tú, lo tienes — responde — no, yo y no me interesa tenerlo.—

— Eres la hembra más frustrante que he conocido — le señaló. ¿Cómo puede

pensar que los tesoros de un rey no le pertenecen a su reina?

— Me alegro — responde enojada mientras deja la caja en la cama — de todos

modos no lo usaré, además los diamantes no van conmigo, ni siquiera es mi

piedra favorita.—

— Bien, si no quieres usarlo déjalo — le indico molesto mientras me alejo de

ella.

Esta mujer es la única capaz de rechazar un regalo y sentirse ofendida por él.

¿Qué tienen de malo los diamantes? ¿Por qué tiene que ser tan difícil llegar a

ella?

Maldición, ni siquiera sé cuál es su piedra favorita ¿Debería llevarle uno de

cada uno para que elija? Eso llevaría mucho tiempo. Con todo lo que ocurre no

hemos podido pasar tiempo junto, suspiro al pensar que no sé casi nada de ella.

590
A pesar de mi enojo, vuelvo a su habitación y la espero salir. Al abrir la puerta

ella se sorprende y sonroja ¿Cómo puede parecerme tan linda incluso cuando

estoy enojado?

— ¿Cuál es tu piedra favorita?— pregunto

— El ópalo — contesta ella tímidamente

¿Ópalo? Ni siquiera es una piedra costosa como las esmeraldas o rubíes, pero al

mismo tiempo creo que va muy bien con ella. Después de todo, el ópalo es la

sagrada piedra de la Luna y adorna todos los altares en honor a la diosa Selene.

— Debí imaginarlo — contesto sintiéndome atraído hacia ella. Hay mucho que

todavía no sé, pero con cada detalle que conozco no dejo de admirarla más. Ella

mira mis labios mientras muerde los suyos. Eso es un golpe bajo, sigo enojado

porque rechazo mi primer collar. O por lo menos eso debo recordarme mientras

me alejo de ella y voy en busca de algo de Ópalo digno de una reina.

No hay mucho para elegir, después de todo el cofre con la mayoría de las joyas

sigue oculto en Diluvio, pero encuentro la gargantilla perfecta. No debería estar

perdiendo el tiempo de este modo, mis deberes como rey se apilan en el

escritorio a cada segundo, pero no puedo dejar de pensar en la hermosa que se

verá llevando este collar.

Al llegar al salón donde se encuentra, noto que Canis tiene muy mala cara

mientras parece que una de las Damas de la familia Lupus está llorando,

aunque no encuentro sinceridad alguna en su llanto.

— ¿Interrumpo algo?— pregunto ingresando al lugar y sorprendiendo a Nice.

Ella me mira con el rostro pálido, pero las damas me indican que solo están

observando una actuación, así que decido entregarle mi obsequio.

— No son azules — le informo ansioso.

Su relación es evidente, ella exhala mientras mira el collar con una enorme

sonrisa brillante mientras lo acaricia sobre la caja.

— Permíteme — le digo mientras la ayudo a colocarse la gargantilla.

591
Ella lleva su mano al collar y sonríe como una niña en el día de su cumpleaños.

Su reacción no tiene sentido ¿No es el primer obsequio que le hago? ¿O sí? La

respuesta llega en forma de amargor en mi garganta.

Soy un idiota, este simple collar es lo único que le he dado desde que llegó.

Tengo que arreglar eso.

— Continúen — les indico cortésmente a las damas mientras me retiro del

lugar. Pero Nice me llama corriendo hacia mí de forma apresurada y nerviosa

— ¿Qué sucede?— pregunto al ver que duda, ella inhala aire mientras sujeta

por sorpresa mi camisa tirando de ella para depositar un casto beso en mi

mejilla. Es la primera vez que ella me besa y en público y verla sonrojarse borra

todo de mi mente.

— Gracias — me dice mientras se aparta nuevamente nerviosa. Oh, no claro que

no, no puede dejar las cosas así, por lo que sujeto su brazo

— Discúlpenos un momento — les indico cortésmente a las damas mientras

llevo a Nice fuera del salón y la arrincono contra una pared aproximándome a

ella

— ¿Qué ha sido eso?— pregunto.

— Solo intentaba agradecerte por el hermoso gesto — contesta nerviosa — no

creí que te resultara molesto —

— ¿Molesto? Me pareció poco — le digo al mismo tiempo que devoró su boca

con ávida necesidad. Sus labios son tan suaves y dulces. Besarla me nubla la

mente, cuando estoy así con ella no necesito pensar en nada más, no más

trabajo, no más guerra, ni problemas. Pero sé que la realidad es otra. Por más

que las tape, las marcas de su cuello me recuerdan que tengo mucho por hacer

para protegerla. — Será mejor que entres — le digo cuando logro alejarme —

tengo cosas que hacer —

Estoy más que decidido a protegerla, incluso aunque pierda mi reino en el

proceso.

592
No llevo mucho tiempo en el despacho de Otis cuando los problemas tocan a la

puerta.

Eunice ingresa con mala cara al lugar.

— ¿Le ocurre algo a ella?— pregunto nervioso mientras me pongo de pie.

— No — contesta apresurado —, pero al parecer hubo un altercado con algunas

damas del salón.

Al escuchar que ella está bien mi corazón vuelve a latir.

— No tengo tiempo para cotillerio — le digo a Eunice sentándome nuevamente.

— Las damas indican que la reina las atacó, — dice con nerviosismo él.

— ¿Qué? Eso no es posible, incluso yo las vi pasar una agradable tarde —

índico confuso.

Pero Eunice deja un trozo de tallo de rosal en el escritorio mientras dice

nervioso.

— Las damas tienen pruebas —

En el escritorio veo un fino tallo de rosal que enrosca lo que parecen ser

fragmentos de una taza de té. Solo puedo suspirar. Esto no son cuentos

inventados, ella atacó a las mujeres. ¿Por qué lo hizo?

— Sus padres están furiosos y solicitan una audiencia además de justicia por

esta acción hacia su descendencia —

Maldición, no estoy en condiciones de seguir perdiendo súbitos. Acabamos de

salir de una guerra civil.

— Llama a Canis— le ordenó a Eunice conteniendo mi furia.

593
134. Pétalo

Canis no fue capaz de detenerla, lo elegí por eso, porque si hay alguien capaz

de evitar que se lastime cuando yo no estoy allí ese es él. A pesar de ser un

Omega y no poder cambiar a su forma de batalla, forjó su cuerpo y voluntad

para escalar entre los guardias Lycans. Canis no solo es fuerte y valiente, sino

que le importa muy poco la distinción de clases. Él no dudaría en negarle algo

que pudiese dañarla, aunque se trate de la reina.

Pero en este caso fallo por completo.

— ¡Debiste detenerla!— le digo furioso al enterarme de que él vio todo lo

ocurrido y no hizo nada para impedirlo.

— Lo siento mi señor, pero no me siento en derecho de hacer algo así — ¿Desde

cuándo? ¿Qué ha hecho Nice en tan poco tiempo para que incluso Canis le

tenga tanta lealtad?

— Te di el puesto como su guardia para que la protejas incluso de ella misma,

sobre todo de ella misma — le recuerdo — los padres sé esas mujeres están

furiosos y espantados con la idea de que su ataque ha podido ser mortal.—

La puerta se abre bruscamente dejándome ver a Nice allí parada y molesta.

— Yo no ataque a nadie — dice ingresando a la habitación y cerrando la puerta

con un fuerte golpe.— y si hay algún problema con mi comportamiento,

deberías hablarlo conmigo, no con él — dice furiosa.

¿Qué demonios hace ella aquí? Debería estar descansando.

— Tú no deberías estar aquí — le indico.

— No podrías estar más equivocado, estás gritándole a Canis por algo que él no

hizo — señala cruzando sus brazos.

— Claro, que él no lo hizo, solo a un tonto se le ocurriría atacar a las damas de

las familias más influyentes de la manada — menciono decepcionado con su

comportamiento.

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— ¿Tonta?— pregunta mientras se aproxima hacia mí — sí, admito que quise

atemorizarlas un poco, pero yo no ataque a nadie, además ellas se lo buscaron

— Pero no es así como se comporta una reina lycans — le digo cansado.

Realmente esperé que su forma de actuar fuera diferente — no debí acceder a

que hicieras esas cosas, tú no entiendes cómo funciona la manada —

— Lo sabría si fueses más comunicativo — grita ella — Esperas que actúe de un

modo sin decirme cuál es —

No tengo tiempo para lidiar con esto. Demasiado tengo con la inminente guerra

contra los Vampir.

— Será mejor que vuelvas a tu habitación — indico dando por finalizada la

discusión.

— Eres un completo imbécil — dice furiosa — ni siquiera sabes lo que esas

mujeres hicieron, aunque dudo que te importe —

¿Ellas le hicieron algo?

—¿Qué le hicieron?— le pregunto a Canis conteniendo mi furia.

Canis mira hacia el frente para firme como un buen soldado mientras traga

saliva y contesta — comentaron los rumores del color de sus ojos —

¿Ella lo sabe? Por algún motivo eso me llena de preocupación e inseguridad.

¿Va a rechazarme por ello?

Un fuerte estruendo nos pone en alerta mientras salimos corriendo hacia el

pasillo.

A unos metros encuentro a Nice mirando confusa un enorme rosal que cubre

toda la pasada. En el centro de todos esos tallos se encuentran la flor sagrada, y

ella parece hipnotizada mientras mira como uno de los pétalos de la pequeña

rosa que aún no logra abrirse, se desprende y cae al suelo.

Al notar su rostro pude sentir un puñal frío atravesar mi pecho, ella está

llorando, y es por mi maldita culpa.

595
Intento llenarla, pero ella pasa a través del matorral de tallos espinosos,

dejándolos allí bloqueando la el paso.

Al llegar allí solo puedo ver el pétalo rojo en el suelo. Esto no debería ser así, la

flor no debería dedicarse, ni siquiera está abierta.

¿Tanto le desagrada lo que soy? Me he pasado la vida entera escuchando

comentarios sobre mis ojos desiguales, el ojo sangriento, el portador de mala

fortuna. Pero al nunca le di importancia, no hasta ahora. Si a ella le molesta

tanto, incluso podría sacarlo de mi rostro.

Al recoger el pétalo con cuidado y mantenerlo en mis manos sé que no puedo

dejar que algo así vuelva a pasar.

— Rodeen el edificio — les indico a los guardias que quedaron de este lado, —

búsquenla y no se aparte mucho de ella.—

— Tú — le indico a Canis mirándolo de frente — me dirás todo lo que pasó con

las damas — y agrego — ¿Qué dijo ella al enterarse de esto?— pregunto

señalando mi maldito ojo azul.

Canis aclara su garganta incómoda al responder — ella dice que lo encuentra

sexy — comenta.

¿Sexy? ¿Mi ojo azul? ¿El rasgo por el que fui rechazado gran parte de mi

infancia? ¿A ella le gusta? No entiendo — entonces ¿Por qué reaccionó así con

las damas?—

— Ellas hicieron comentarios despectivos sobre su ojo, además de denigrar a los

omegas y burlarse del collar que usted le obsequio —

Soy un maldito idiota. Debí preguntarle primero.

Necesito encontrarla y aclarar las cosas.

— Dile a Arcan que reina a los padres de las damas y las damas en el salón — le

indico. — ellos exigieron una disculpa pública y eso es lo que haremos.

Asegúrate de que todos los omegas a su servicio estén presentes.

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Supongo que podría adelantar "eso" que pretendía mostrarle, tal vez no borre

sus lágrimas, pero sí le dará una nueva sonrisa.

597
135. Procesado

— ¿Qué es este lugar? — le pregunto a Otis sin comprender lo que veo.

Estamos en un enorme galpón donde por lo menos cincuenta monjes se

encuentran aserruchando y moliendo trozos de tallo. Pero lo que me sorprende

es que cada tallo que he hecho brotar desde que llegue aquí está en este lugar. Y

vaya que son muchos y algunos son enormes.

Incluso veo a algunos monjes lavar los tallos que posiblemente utilice para

atacar a los gnomos.

— Este es el centro de procesamiento — me indica orgulloso Otis— tus tallos no

solo son una gran defensa y arma, además son altamente potentes para la

producción de ungüentos curativos —

Yo ya sabía eso, pero no esperaba que los monjes se encargarán de recoger cada

tallo que he hecho brotar en el lugar.— ¿Por qué se toman esas molestias

cuando podrían simplemente pedirme que les haga brotar más?—

— Porque lo sagrado debe tratarse como tal, nunca permitiríamos que se

desperdicie ni una hoja de esta planta, después de todo hasta donde sé tú

planeas dejar este mundo — comenta Otis

— ¿Cómo lo sabes?— pregunto.

— Ven, ayúdame con la preparación y te hablaré de todo lo que sé — me dice

con paciencia Otis.

Nos dirigimos a una gran mesa donde se encuentran grandes trozos de tallos y

comenzamos a separar mugre y cosas que se encuentran entre sus espinas

azules. Cada monje que pasa cerca de mí hace una gran reverencia antes de

seguir con su trabajo y puedo notar que a la mayoría le falta una mano o una

pierna.

— ¿Qué les sucedió?— le pregunto a Otis sintiéndome mal por ellos.

— Eso depende de a cuál de todos te refieres, las personas que toman el camino

de monje por lo general ha perdido algo que le permita luchar en batalla o

598
servir a la comunidad. Algunos fueron heridos en guerras pasadas y otros

fueron cruelmente castigados por el anterior Beta de la manada.—

— ¿Les cortaban partes de su cuerpo como castigo?— pregunto escandalizada.

— Lamentablemente, es una antigua ley que sigue vigente, alguno de ellos

puede que incluso lo merecieran — comenta Otis. — Y su única forma de

calmar el dolor de ello es el ungüento, es por eso que vienen voluntariamente

aquí.—

— ¿No hay cárceles en este mundo?—

— Las celdas no siempre le muestran a las personas el peso de sus malas

acciones —

Sé a lo que se refiere en mi mundo muchos han terminado presos por crímenes

aberrantes y aun así el sistema los libera años después para que vuelvan a

cometer el mismo crimen. No siempre es así, pero en algún punto hay

delincuentes que no parecieran comprender nunca el peso de sus errores.

— ¿Me hablarás de lo que te puso tan triste?— comenta Otis mientras limpia un

tallo.

— Discutí con Deukarion — respondo con un suspiro.

— Debió de ser un tema muy importante para que terminara de ese modo.—

comenta pensativo él.

— No lo fue del todo — contesto con sinceridad. Ahora que mi cabeza se enfría,

no creo que lo que esas tres brujas digan debería afectarme.— es solo que ya

viví situaciones similares y no quiero bajar la cabeza ante ellas —

— Vaya, ¿Seguro que no eres una Lycans?— comenta a modo de broma.

— Sería más fácil si lo fuese — contesto molesta.

— No estoy tan seguro — dice Otis — Deukarion nunca fue bien aceptado por

la manada en su juventud. Su…rasgo particular alejaba a la gente de él —

599
— Me enteré lo de sus ojos — le digo — es una estupidez que lo traten de ese

modo, por algo así, más estúpido es que lo permitieran. Digo es el Alfa, podría

castigarlos o algo —

— Sí, podría y estoy seguro de que si lo hiciese este lugar estaría repleto de

personas — comenta Otis señalando a los monjes.

Eso me hizo sentir mal, no quiero que la gente termine mutilada.

— Supongo que esto es obra tuya — me dice Otis agarrando un trozo de tallo

que enjaula en su interior una finísima tetera, o mejor dicho los trozos de una.

Verlo me hace reír, parece una especie de maraca.

— Puede ser — le digo mientras río.

— Es bueno escucharte, reír, la risa alegra a las plantas — me dice con una

sonrisa paternal.

— Gracias — le digo — a menudo encuentras el modo de calmar mi mente.

— Es un honor — me contesta Otis, mientras observa ingresé a Arcan al lugar.

Todavía me sorprende verlo, está tan cambiado y guapo, aunque no tanto como

Deu. Deja de pensar en ese idiota, me digo mentalmente.

— No fue fácil encontrarte — comenta Arcan al acercarse a nuestra mesa

mirando con curiosidad la maraca que Otis aún sostiene.— ¿Puedo robarte a la

reina unos instantes?— le pregunta a Otis.

— Si ella lo desea — contesta cómodamente Otis mientras oculta de la vista el

tallo que contiene la tetera.

— ¿Qué sucede?— pregunto al ver qué Arcan parece desilusionado por no

poder ver el tallo.

— Hay una reunión a la que debes asistir — contesta quitando la vista de

Otis.— Vengo a escoltarte — se ofrece cordialmente con una sonrisa.

No puedo negarme a eso, así que me levanto y me acerco hacia él.

— Continuaré ayudándote en otro momento — le digo a Otis sintiéndome

culpable al ver todo el trabajo que queda por hacer.

600
— Tranquila, aquí hay manos de sobra — comenta en el momento en que un

monje manco camina frente a nosotros mirándolo con enojo a Otis.

Arcan y yo nos miramos mutuamente aguantando nuestras risas ante lo

sucedido y salimos del lugar. Al pasar las puertas estallamos en risas como dos

niños tontos.

— ¿Viste su rostro?— pregunta Arcan entre carcajadas — no me sorprendería si

alguien colocará un tallo entre sus ruedas —

Al cabo de unos minutos volvemos a centrarnos y Arcan me guía hacia un salón

donde una gran congregación de gente espero mirando hacia una tarima de

madera. Lo curioso es que muchos de los presentes son Omegas. Es fácil

distinguirlos, su ropa suele ser más sencilla. Las mujeres portan un vestido

blanco o amarillo con volados y un corsé marrón sobre él y los hombres llevan

simples camisas blancas con mangas sueltas y pantalón marrón, aunque

algunos también llevan un chaleco marrón abotonado.

Al llegar a la tarima Deukarion se aproxima a mí, pero no está solo, las tres

dichosas "damas" lo acompañan Fedra, Clío y Antia luciendo tan arregladas y

arrogantes como ayer. Fedra incluso sonríe al verme. Al lado de cada una de

ellas se encuentran tres hombres que no aparentan tener más de cuarenta años,

aunque conociendo las cronológicas aquí tal vez sean más viejos.

Deukarion camina a mi lado, pero me ignora mientras se dirige a la multitud.

Pude oír la risa de Antia por ello y se necesitó de mucha paciencia para no

partirle la cara.

Arcan sujeta mi brazo y me dirige al rincón opuesto de esas brujas en la tarima.

Tal vez mis ganas de golpearlas son notoria en mi rostro.

— Los he reunido para hacer justicia — comenta Deukarion a la comunidad, el

lugar parece repleto de gente y cada vez parecen llegar más — se ha cometido

un acto que no puede quedar impune y el culpable será castigado por ello — al

decir eso Deukarion desenfunda su daga y los bellos de mi cuerpo se crispan

601
¿No irá a mutilarme? ¿O sí? Está jodidamente equivocado si cree que voy a

dejar que algo así me ocurra.

Mis manos valen más que la diplomacia con las familias de esas perras.

— Según los testigos, el culpable actúo en total conciencia de sus actos, a pesar

de que ellos fueron un gran insulto hacia la manada y hacia mí.— indica el Alfa

con frialdad.

Tengo los nervios de punta y bajo mis pies, siento las maderas crujir por mis

tallos a la espera de ser liberados en mi defensa.

— Así que el castigo será perder su lengua — determina Deukarion y la gente

mira impaciente hacia nosotros. — hay alguna objeción al respecto — les

pregunta Deukarion a las tres arpías y ninguna de ellas se niega a semejante

castigo.

Antia aprieta con emoción la mano de Fedra, esas malditas arpías están

contentas con todo esto.

Deukarion las mira con furia glaciar en sus miradas mientras una sonrisa

tenebrosa cubre así rostro.

— Primer culpable, Fedra Lupus— dice Deukarion señalando a la maldita

bruja.— Segundo culpable Antia Pambasileus y tercer culpable Clío Pallipes —

nombra el Alfa.

En ese momento los sujetos que las acompañan se quedan consternados.

— ¿Qué es esto mi rey? Se nos citó para recibir justicia para nuestras hijas, por

lo sucedido, no para esto — dice en voz alta y arrogante el hombre que sujeta a

Fedra.

Los otros dos apoyan sus palabras.

— Ustedes pidieron justicia y eso es lo que les daré — contesta fríamente

Deukarion mientras los soldados reales se aproxima a la tarima custodiando el

lugar.

602
136. Quejas

— Esto es inaudito, mi hija es la víctima en todo esto — dice con enfado el

padre de Fedra — Esa mujer amenazó su vida usando sus aberrantes poderes

humanos —

Deukarion se acerca al padre de Fedra liberando su oprimente dominio sobre

ellos. Toda la multitud enmudece ante aquello

— Esa mujer es tu reina — le indica con una mirada asesina el Alfa. — Poderes

humanos o no le debes respeto.—

Todavía estoy estupefacta con lo que ocurre, ¿Realmente va a castigarlas?

— Aun así hemos presentado pruebas de su ataque hacia mi hija — agrega el

padre de Clío.— en cambio, la reina no ha presentado pruebas de las supuestas

injurias — índica el hombre soltando saliva al hablar de modo tan arrogante

como su hija.— según las leyes de la manada ella debe ser quien pague por

ello.—

— Hay testigos — indica con paciencia Deukarion mientras le hace señas a

Eunice para que se aproxime mientras custodia a Melisa e Inés.—

— Melisa Albus e Inés Lupus son testigos de las injurias y malos tratos que sus

hijas realizaron hacia su reina, mi compañera — resalta con enojo.— según

tengo entendido sus hijas hablaron de forma despectiva de su Alfa y de mi luna

Ante aquello las mujeres culpables palidecen. —, pero mi señor semejante

castigo por un par de palabras es demasiado — se quejan sus padres.

— Por eso pregunté si alguien se oponía al castigo — dice con tranquilidad

siniestra Deukarion mientras afila con sus garras expuestas la daga. —, pero al

parecer, el castigo solo es justo si quien lo recibe es mi compañera.— concluye

mirándolo con odio al sujeto.

— ¡Guardias!— llama Deukarion y los soldados sujetan una a una a las mujeres,

obligándolas a arrodillarse frente a mí mientras lloran y suplican clemencia. Me

603
siento tentada a detener todo esto, pero sé que ellas no harían lo mismo por mí.

Incluso las malditas celebraban ante la idea de mutilarme. No merecen mi

lástima.

Todavía no puedo caer con lo que ocurre mientras Deukarion se aproxima hacia

mí y me ofrece su daga mirándome a los ojos.

— No puedo hacer algo así — le digo nerviosa mientras los guardias obligan a

las mujeres a abrir sus bocas y mantener sus lenguas extendidas a pesar de sus

llantos desconsolados.

— Ellas no mostraron ese tipo de piedad ante ti — me dice con seriedad

Deukarion.— Y yo no mostraré piedad ante nadie que osé dañarte en hecho,

palabra u omisión.— me dice mientras rápidamente se gira cortando las

lenguas de las damas con sin simple corte que hace brotar la sangre al instante

mientras sus lenguas caen al piso aun moviéndose como la cola de una lagartija

luego de ser cortada.

Mi rostro palidece ante la sangrienta y brutal escena.

— Qué este día sirva de advertencia — dice Deukarion a la multitud — no

permitiré que nadie cometa un error con mí luna —

Ante sus palabras todos inclinan sus cabezas temerosas del dominio que

extiende hacia ellos.

Los guardias se llevan a las mujeres mientras sus padres las siguen llevando en

sus manos sus lenguas cercenadas.

— No te preocupes por ellas — me susurra Arcan — se las volverán a coser.—

— Pero eso no les hará olvidar el dolor de lo vivido — le digo con culpa por lo

ocurrido.

— Esa es la idea — índica Arcan — nadie en la manada tiene derecho a tratarte

mal — dice mientras cruza cómodamente sus brazos. — Deukarion no

perdonará la vida de aquel que intente dañarte y no es el único que piensa igual

604
— Preparen sus pertenencias — les indica Deukarion a la multitud —

Regresaremos a Diluvio al amanecer —.

Ante sus palabras, las personas comienzan a abandonar el salón.

¿Nos vamos? No estoy segura de querer volver a ese lugar. No tengo recuerdos

muy gratos después de todo.

Deukarion se aproxima hacia nosotros y toma mi mano llevándola a sus labios,

y besándola con ternura mientras me mira a los ojos.

Todavía estoy ofendida por su forma de tratarme. Pero su cara de cachorro hace

que me muerda la lengua. Es un idiota, pero es un idiota muy lindo. ¿Cómo

puede ser capaz de hacer esas caras tan tiernas y al mismo tiempo ser capaz de

cortar la lengua de alguien sin sentir culpa alguna por ello?

¿Cómo puede ser capaz de lastimarme con sus palabras y curarme con sus

hechos?

¿Y cuándo ya no me quiera? ¿Terminaré siendo tratada como esas mujeres?

— Lamento las cosas que dije — enuncia Deukarion aun sosteniendo mi mano.

— No quiero que te disculpes — le digo ofendida — no puedes esperar que

siempre perdone tus errores hacia mí. No soy esa clase de mujer —

— Lo sé — me contesta — no habrá más errores — aclara, aunque dudo que las

cosas sean de ese modo.— por ahora solo te pido que tengas paciencia y cuando

todo esto acabe prometo quedarme a tu lado a cada instante del día —

— ¿Qué es lo que debe acabar?— pregunto sin comprender

— La guerra — contesta Deukarion con seriedad.

— Creía que ya había terminado lo de la revuelta del beta — le digo confusa

— Eso ni siquiera podría llamarse batalla — indica con arrogancia —, pero no

es de eso de lo que hablo, la guerra que se avecina no es con mi gente —

— ¿Entonces contra quienes es?— insisto.

— Contra los Vampiros. Me encargaré de erradicar a cada uno de esos

inmundos parásitos —

605
— ¿Por qué los odias tanto?— pregunto sin comprender su necesidad de

exterminarlos a todos.

— Ellos ya me han arrebatado suficiente en el pasado, no permitiré que te

lleven a ti también —

Eunice se aproxima a Deukarion — estamos listos mi señor — le dice.

— Bien apresuremos, quiero volver antes del atardecer — responde Deukarion

mientras suelta mi mano y se aproxima a mi rostro. Sé que quiere besarme, pero

mi orgullo herido no quiere dar el brazo a torcer, así que corro mi rostro

evitando que llegue a mis labios. Él suspira ante mi negativa — encontraré el

modo de que vuelvas a aceptarme — comenta mientras se aleja.

— Lo dudo — le indico molesta con su comentario arrogante.

Él se ríe y me mira — algo me dice que lo haré, y cuando eso, pase, te mostraré

partes de mí que resultan más sexy que mis ojos — me dice mientras su rostro

muestra una media sonrisa arrogante y luego se aparta.

La vergüenza y la indignación me recorren ¿Quién fue el bocón que le dijo eso?

— ¿Con qué ojos sexy?— pregunta de manera burlona Arcan.

606
137. Descontrol

Al salir del salón con Arcan, veo que Canis nos espera. Me siento mal por él,

considerando que recibió una reprimenda por mi causa. Tal vez eso explica su

cara de pavor al entregarme la comida para Dani ayer.

Él inclina la cabeza hacia Arcan y hacia mí en señal de saludo respetuoso y yo lo

miro nerviosa sin saber cómo disculparme por lo ocurrido.

— ¿Tienes hambre?— me pregunta Arcan — Deberías comer antes del viaje —

me recomienda.

No tengo mucho apetito después de la escena sangrienta que acabo de

presenciar, pero él tiene razón, necesitó fuerzas si voy a caminar nuevamente

por tres días hacia el dominio Lycans.

Al llegar al comedor, todos los presentes que se encontraban sentados en las

mesas se giran a observarnos poniéndose de pie mientras bajan su cabeza ante

nosotros.

Esto es incómodo, incluso los niños lo hacen.

Al llegar a la mesa principal, Arcan me indica que me siente en la derecha del

banco vacío de Deukarion mientras él ocupa el lugar contrario. Yo miro a Canis

que sigue parado detrás de mí.

— ¿No piensas comer?— pregunto al ver qué no se sienta y él me mira algo

nervioso y avergonzado.

— Los Omegas comen cuando los deltas terminan — me indica Canis.

No entiendo sus costumbres, pero no me gusta la idea de comer mientras él

espera su" turno" hay lugar de sobra para que coma ahora con nosotros.

— No vas a esperar, así que siéntate y come — le digo señalando un banco

vacío de la gran mesa repleta de comida donde estamos.

— Ese no es el protocolo, mi reina — insiste Canis — un Omega no debería

compartir la mesa con un delta, mucho menos con un Beta o la mismísima reina

— indica incómodo al ver qué la gente del lugar lo observa.

607
Al girar mi cuello todos los ojos y oídos están sobre nosotros y algunos Deltas

cuchichean entre sí.

Los omegas me miran consternados. Y noto sus mesas vacías ¿De verdad no

van a comer hasta que el resto termine?

Mirando a uno de los guardias le indico — que le traigan la comida a los

Omegas, comeremos todos juntos —

Mis palabras solo alteran más a la multitud.

— Mi señora, esto es inaudito — dice temeroso el guardia.

— No te pedí opinión alguna — le señaló impaciente al ver qué la mesa de los

omegas es la que más niños pequeños tiene ¿Cómo pueden llenar sus

estómagos mientras los niños aún no comen? — Comeremos todos juntos —

repito — y si alguien tiene alguna objeción lo hablará con el Alfa — agrego

acallando los rumores y quejidos por lo bajo.

En ese momento traen la comida para los Omegas y ellos inclinan su cabeza en

dirección a nuestra mesa antes de comer.

Los Deltas no parecen muy felices con mi decisión. Y algunos incluso

comienzan a dejar sus platos casi intactos mientras se aparta de las mesas y

dejan el salón.

— ¿No oyeron a su reina?— pregunta Arcan y su voz retumba en el espacioso

lugar mientras suelta su dominio hacia los deltas.— Comeremos TODOS

JUNTOS — indica y aquellos que comenzaron su retirada regresan a sus

lugares tomando temerosos sus cubiertos.

— ¿Y bien?— le digo a Canis que continúa de pie en mi espalda — siéntate, no

tengo todo el día.—

Canis mira dudoso a Arcan y luego se sienta un par de bancos más lejos de

nosotros mientras comienza a servirse comida en el plato.

608
Bien, supongo que peor es nada. La comida pasa sin mayores altercados,

aunque creo que eso se debe a la constancia vigilancia que Arcan tiene sobre la

gente. Después de su demostración dudo que alguien diga algo.

— ¿Piensas volver con Otis?— pregunta Arcan mientras termina su plato. Su

cuarto plato, los Lycans sí que comen.

— Supongo que debería ayudarlo por última vez antes de irnos — le contesto

pensativa.

— Perfecto — contesta efusivamente Arcan colocándose de pie — ¿Vamos?—

Yo lo sigo junto a Canis aunque no entiendo por qué tiene tanto interés de

acompañarnos hasta allí.

Al llegar al Galpón, Otis me recibe con una sonrisa.

— ¿Vienes a despedirte?— pregunta cuando llegamos a su mesa de trabajo, aún

cubierta de los trozos de tallo que destrozaron el juego de té de Fedra.

— Ya habrá tiempo para eso, vine a ofrecer mi ayuda.— le digo.

Él se ríe — mi niña, deberías aprovechar para descansar, será un largo viaje —

índica — además, aquí podemos manejarnos bien sin tu ayuda.—

Me hace muy feliz que Otis me trate con tanto cariño, realmente me he

encariñado mucho con él.

— Dudo que puedan avanzar sin mi ayuda — le digo con una sonrisa pícara

mientras muevo mi pie y hago que brote un tallo del suelo.

Otis solo ríe al ver mi punto, pero el resto de los monjes deja su trabajo para ver

con admiración el pequeño tallo que surgió del suelo.

Están tan asombrados con el que incluso me empujan levemente para poder

verlo rodeándolo al punto de no poder verlo. Cuando vuelven a apartarse ya no

queda nada de él y cada monje vuelve a su mesa de trabajo con un pequeño

fragmento llevándolo como si fuese un tesoro.

— Oh — alcanzó a decir asombrada ante lo sucedido. Esta gente parece

realmente venerar al rosal

609
— Hubieses visto cómo se abalanzaron sobre los tallos que le mandaste a Deu

— comenta Arcan cruzando sus brazos — parecían hormigas hambrientas

acarreando cada pedazo —

— ¿Por qué?— pregunto sin entenderlo — Hay un montón en este lugar —

señaló.

— Llevamos más de diez años sin realizar poda en el rosal — me dice Otis — e

incluso antes de eso nunca obtuvimos más de lo que cubre una mesa, esta

abundancia es rara y algunos temen que sea el final de la planta, por lo que

aprovechan cada pedazo.—

— Pero no es su final — le digo confusa

— Eso espero — me dice Otis con una tierna sonrisa — de otro modo dejarías

sin trabajo a este viejo.—

Sus palabras me hacen pensar que tal vez no debería irme del monasterio

aunque dudo que Deukarion prefiera quedarse aquí. — No te preocupes, te

dejaré trabajo encargado — le digo con una sonrisa mientras salgo del Galpón y

me dirijo a la enorme muralla blanca que rodeo el monasterio. Es tan alta como

un edificio de diez pisos.

— Te apuesto un frasco de chocolate a que no logras llegar al extremo con tus

tallos — me dice con picardía Arcan.

— Hecho — le digo y extiendo mi poder cubriendo con mis tallos cada rincón

blanco de la muralla mientras llego a su extremo. Pero no me detengo, sé que

puedo cubrir toda la muralla de este lugar. Ante el ruido de mis tallos

surgiendo, los monjes salen a observar lo que ocurre, arrodillándose ante la

muralla ahora verde por los tallos y sus espinas.

— Nice detente — me dice Otis preocupado mientras se aproxima hacia mí —

no te sobre exijas.—

610
— Estoy bien — le digo aunque un fuerte mareo parece apoderarse de mi

cabeza al igual que una necesidad compulsiva de hacer brotar el tallo tanto

como pueda.

En algún punto las voces parecen lejanas y deformadas mientras solo puedo

tirar del tallo con una enfermiza necesidad. Ya ni siquiera recuerdo porque

comencé a hacer esto, solo quiero cubrirlo todo.

Creo escuchar ecos de mi nombre y la voz me parece familiar.

Un fuerte golpe en mi mejilla me saca del trance devolviéndole a la realidad.

Cuando miro a mi alrededor encuentro a Deukarion sujetándome con dureza

los brazos con todo su cuerpo lastimado y cubierto de espinas.

¿Qué sucedió? Al verlo parece salido de una batalla y mirando a mí alrededor

noto a Arcan y Canis del mismo modo rodeados por lo que parece una jungla

de espinas y tallos.

Los tres me miran preocupados y yo no entiendo qué acaba de pasar.

— ¿Quién les hizo eso?— pregunto preocupada al ver toda la sangre que

pierden por sus heridas.

Deukarion clava sus ojos en mí y puedo notar tanta preocupación en ellos que

es contagiosa.— Tú lo hiciste — me contesta.

No sé si fue la sorpresa de sus palabras o el gran gasto de energía que me

generó producir tantos tallos, pero mi conciencia se desvanece desmallándome.

611
138. Inconciente

Al caer en la inconsciencia, las pesadillas vuelven a invadir mi mente y en ella

siento como varias manos sujetan mi cuerpo, impidiendo que pueda moverme

mientras clavan sus uñas en mi piel, rasguñándome, las manos sin rostro

sujetan mi rostro y me obligan a abrir mi boca mientras sujetan con fuerza mi

lengua extendiéndola. Me tienen tan inmóvil que la desesperación recorre mi

cuerpo al no poder soltarme de ellas mientras veo con horror a Deukarion

acercarse hacia mí con su daga filosa en su mano dirigiendo su frío filo a mi

lengua mientras el dolor comienza a recorrer de modo transversal mi lengua

siendo cercenada. Siento la sangre inundar mi boca, ahogándome mientras sigo,

intentando apartar las manos que se aprietan brutalmente a mi cuerpo. Poco a

poco comienzo a soltarme y desprendo las manos de mi cuerpo, como si fuesen

bichos que caminan sobre mí mientras espantada, busco mi lengua en el medio

de la oscuridad que comienza a rodearme llena de pánico.

— Nice, Nice, shhhh no te preocupes — me dice una voz lejana mientras siento

que alguien comienza rodearme con sus cálidos brazos. Eso me calma, y yo solo

puedo rodearlo y apretarlo fuertemente, pero me apartó y comienzo a tocar mi

boca desesperada en busca de mi lengua.

— Mi lengua, cortaron mi lengua — alcanzó a decir desesperada mientras

busco en el oscuro suelo el apéndice cercenado.

— Nadie corto nada, me dice el sujeto, solo fue una pesadilla, sal de allí,

quédate conmigo — me dice.

¿Quién me lo dice? No lo sé, esto es confuso y la oscuridad parece querer

reclamarme nuevamente. Pero un fuerte pinchazo la detiene y centra mi mente

encontrándome en una negra sala junto a Caspian que parece abrazarme

mientras muerde mi muñeca.

¿Me está mordiendo?

612
— Suéltame — le digo mientras lo empujó y libero mi brazo viendo las marcas

rojas en él.

— Bienvenida — me dice Caspian sonriendo mientras un hilo de mi sangre

recorre su barbilla.— Comenzaba a pensar que debería despertarte para sacarte

de aquella pesadilla — comenta Caspian — ¿Son siempre tan aterradoras?—

pregunta con genuina preocupación.

— ¿Tú viste mi pesadilla?— le pregunto llena de miedo y vergüenza ante lo que

se esconde en mi mente que no puedo controlar, después de todo las pesadillas

son la manifestación del inconsciente.

— No, pero si vi tu sufrimiento — contesta.

— Ese no es tu problema ¿Qué haces en mis sueños?—

— Ya te lo dije, esto no es un simple sueño, es un, nexo, una conexión psíquica

entre el anfitrión y su huésped.—

— Lo que sea, no lo quiero. No me gusta que estés en mi cabeza, así que deja de

hacerlo.— le digo nerviosa mientras intento mantenerme alejada

— ¿Estás segura de eso?— pregunta con arrogancia — Hoy tuve el placer de

conocer a una hembra Lycans — comenta Caspian.

— Bien, por ti — le digo mientras me apartó de él y comienzo a buscar el modo

de salir de este sueño, nexo o lo que sea.

— Vaya — comenta Caspian algo molesto por mi desinterés — creí que tal vez

la conocías, su nombre es Core — comenta mientras presta atención a su

colgante en el pecho.

¿Core?— ¿Tú tienes a Core y las demás?— pregunto enfadada mientras camino

nuevamente hacia él. — Devuélvemelas — le exijo enojada.

— ¿Y por qué haría algo como eso?— pregunta con una sonrisa irónica.

— Porque son inocentes y sus familias las extrañan — le digo aún enojada.

— Ese no es mi problema — contesta mientras extiende su mano para acariciar

mi brazo. Yo me apartó molesta con su toque — ellas fueron un pago que tu

613
anterior Beta hizo con el regente de mi nación. Soldados por sangre, ese fue el

trato — explica como si solo me hablara del clima

— No son sangre Caspian, son personas y debes devolverlas — le exijo

Él sonríe mirando mis labios — Me gusta cómo suena mi nombre en tus labios

— dice cambiando el maldito tema.

— Devuélvelas — le repito frustrada.

— En mi nueva posición podría hacerlo — dice mirándome con astucia — Solo

dile a tu rey Lycans que devuelva a mis soldados y lo haré — dice con una

sonrisa — Oh, claro, ya no puede, están todos muertos — comenta con hielo en

su voz.— supongo que no tienen nada con que intercambiarlas — comenta con

un suspiro mientras evalúa mi rostro.

Al pensar en Core mi angustia crece, ella es joven y muy tímida, debe de estar

muy asustada.

— A menos — comenta Caspian mientras extiende su mano a mi rostro — que

tú quieras darme algo a cambio — dice mientras su pulgar rosa mi labio

inferior.

— No te daré mi sangre — le digo mientras intento apartarme de él.

Él sonríe — eso, ya lo veremos — comenta —, pero no es lo que tenía en mente

— ¿Entonces qué es lo que quieres?— pregunto ansiosa.

— Quiero que dejes de negarte a mí durante el Nexo — responde.— me dejarás

tocarte, me dejarás besarte y morderte tantas veces como lo desee mientras dure

la conexión — indica.

— No voy a hacer tal cosa — le contesto escandalizada — estoy con Deukarion

y no pienso ser infiel —

Mis palabras lo molestan — El lycans no es el único destinado a ti — índica —

aun siendo su compañera eres mi anfitriona y tengo derecho a reclamar tu

cuerpo —

614
— No me importa, no lo haré — contesto tajantemente.

— Bien — contesta con un largo suspiro — si así quedan las negociaciones,

supongo que ya es hora de despertar de mi siesta, tengo hambre y creí que un

par de litros de Core calmara en algo mi sed — comenta mientras se aparta de

mí.

¿Qué? ¡No! Si la muerde, ella va a morir. No quiero eso.

— ¡Espera!— le digo nerviosa. No quiero hacer esto, pero tampoco quiero que

veinte mujeres inocentes mueran cuando puedo evitarlo.

— Lo haré — le digo —, pero no tendré sexo contigo — agrego nerviosa.— solo

no dejes que las lastimen — le suplico.

Caspian se aproxima hacia mí y sujeta mi nuca mientras me besa. Es un simple

beso y yo me quedo quieta dejándolo hacerlo sin participar de ello. Ante eso él

se aparta mirándome con enojo en sus ojos violetas.

— Puedo retirar mi oferta — me dice al notar que no devuelvo el beso.

— No — contesto casi sin aire rígida e incómoda por su cercanía.

— Entonces has que valga la pena — me indica.

— ¿Y cómo sé que tienes el poder para devolverme a las mujeres?— pregunto

temerosa de que todo sea un engaño.

Él sonríe — Lo tengo porque soy el rey — dice Caspian mientras vuelve a

besarme, pero esta vez respondo a su beso dejando que su lengua acaricie la

mía. Debería estar incómoda y asqueada ante su beso, pero para mi sorpresa me

agrada, es suave y profundo.

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139. Exploración

Al salir del monasterio, luego de impartir justicia por mí Nice no puedo quitar

de mi mente su rostro. Sé que ver el castigo que sufrieron esas hembras le fue

muy impactante, pero era necesario. Nadie volverá a hablar en su contra frente

a mí después de aquello.

Aun así, sé que a la gran mayoría de la nobleza Lycans no está de acuerdo con

una reina humana. Sus miedos hacia el poder de los humanos nubla su juicio y

su mente.

Pero no hay nada de que tener. Ella es un alma bondadosa, nunca utilizaría su

poder para dañar a sus aliados.

De todos modos, Nice no posee el dominio Lycans para imponerse ante los

rebeldes, es por eso que deje a Arcan con ella.

Al acercarnos al bosque junto a Eunice, el grupo de rastreadores y mis soldados

de mayor confianza comenzamos a designar el área por dónde realizaremos el

viaje de regreso limpiándolo de posibles amenazas. No encontramos gran cosa,

solo un par de hadas y algunos gnomos que parecen haber perdido la cabeza.

No es que fueran seres muy cuerdos después de todo, pero al parecer la muerte

de su rey les ha quitado el poco control y civismo que tenían, ahora actúan

como bestias enloquecidas en busca de sangre para sus gorros.

— Marquen el camino — les ordenó a los guardias que comienzan a pasar la

palma de sus manos por los troncos de los árboles que se encuentran en el

sendero que tomaremos. Las manos Lycans poseen feromonas que solo otro

Lycans puede olfatear, de este modo nadie se perderá de camino a Diluvio, es

una precaución necesaria viendo la gran cantidad de niños que viajan con

nosotros. Haber tomado la decisión de abandonar Diluvio, debió ser lo único

que los salvaría, de otro modo ningún padre sacaría a sus cachorros a los

peligros del bosque. Pero teniendo en cuenta las atrocidades que Arístides hizo

616
en su poco tiempo de reinado, sé que los niños no estaban a salvo y menos los

omegas.

No podemos marcar todo el camino en un solo día, pero llegamos lo

suficientemente lejos para asegurar la mayoría de él, por lo menos en la zona

más peligrosa del bosque.

— Volvamos — les digo a los hombres, regresando al monasterio. Incluso

sabiendo que Arcan y Canis la custodian, necesito verla para calmar mi

ansiedad.

Eunice me arroja una manzana mientras sonríe — tal vez esto te ayude un poco

— me dice.

Maldito sabelotodo.

— Es increíble ver qué ahora te alimentas de frutos — comenta Eunice mientras

camina — es increíble lo que el olor de tu compañera hace con tu cerebro. ¿Me

preguntó a qué olerla la mía?— comenta con pesar.

A diferencia de mí, Eunice siempre manifestó su dolor por no encontrar a su

compañera. Para los Lycans Deltas la ceremonia de emparejamiento es más

fácil, solo deben esperar la luna llena y buscar su aroma en el aire, aunque a

pesar de tener 145 años, Eunice sigue sin encontrar su olor. La frustración de

ello lo llevo a entrenar casi hasta el punto de la locura, convirtiéndose en uno de

los soldados más letales que he llegado a conocer.

Cada quien procesa su frustración a su modo, Eunice lo hace entrenando, Arcan

se esconde detrás de sus libros y su colección de especímenes, yo lo hacía

cazando vampir. Incluso Canis aprende el uso de una nueva arma cada vez que

pasa un año sin encontrar a su pareja, y eso es raro, dado que de por sí para los

Omegas suele ser fácil encontrar a su compañera desde cachorros, es un rasgo

que todos envidian de ellos. Pero Canis no corre con esa suerte.

Aunque ya no es mi caso. Mi compañera está aquí conmigo, y aun así tengo

una gran necesidad de acabar con cada vampir que tenga la mala suerte de

617
encontrarse a un radio de 100 metros cerca de mí. Y ver las marcas negras en el

cuello de Nice lo incrementa una más. Ella es mía y no permitiré que un

maldito chupasangre me la robe.

Al llegar al monasterio mi instinto me avisa que algo anda mal, así que

comienzo a correr, no sé qué sucede, pero al cruzar las puertas veo enormes

tallos verdes cubriendo toda la muralla. ¿Dónde está ella? ¿Qué es lo que

sucede? Corriendo con el corazón en la garganta, me adentro cada vez más

entre los tallos que cada vez ocupan más espacio, haciendo que deba extender

mis garras y cortarlos para poder avanzar.

Mi olfato encuentra su aroma y lo sigo adentrándome en una jungla que se

mueve con vida propia intentando atraparme entre sus tallos. Aun así avanzo y

sé que estoy cerca, puedo olerla. Cortando los tallos llego a una especie de

burbuja creada por los monjes del monasterio que con energia evitan que los

tallos los rodeen cortando sus ramas sin cansancio. Al buscar a Nice la

encuentro en un extremo cerca del muro de espalda a las personas mientras

sigue haciendo surgir cada vez más tallos.

Cerca de ella se encuentran Canis seriamente herido siendo protegido por

Arcan que corta con sus garras los tallos que parecen escolarizados intentando

matarlo. Está tan malherido como Canis aunque todavía puede pelear. Arcan

me ve mientras grita — Debes detenerla o nos matará a todos —

No puede ser ¿Por qué está haciendo esto?

Intento llegar a ella llamándola, pero los tallos parecen percibirme y me atacan

como si fueran serpientes enfurecidas intentando apuñalarme, pude esquivar

algunas, pero incluso con mi fuerza y velocidad no soy rival para tantas y

algunas logran herirme perforando mi pierna y cortando mi espalda. Sus

espinas parecen diferentes, estás arden al entrar en contacto con mi sangre.

— Nice — la llamo desesperado al ver qué no se detiene y solo susurra una y

otra vez

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—" El remedio está en el veneno"—

Aún herido intento llegar a ella, algo no está bien, Nice no haría algo así.

— “El remedio está en el veneno” — repite ella de forma compulsiva.

Maldita sea, está sangrando, su nariz, incluso sus oídos sangran, tengo que

detenerla, pero dudo que los tallos me permitan tocarla. Aun así me lanzó hacia

ella y la sacudo mientras la llamo, pero no funciona, ella me mira y veo sus ojos

inundados en el rojo de su sangre.

— Deukarion— grita Arcan intentando advertirme del tallo que se acerca hacia

mí, perforando mi espalda, intentando llegar a mi corazón. Con toda la

desesperación que me queda golpeó su rostro y ella deja de repetir esa siniestra

frase mientras los tallos parecen calmarse y la enorme estaca que intenta

matarme se retira de mi espalda.

Ella me mira confundida, notando toda la sangre que cubre mi cuerpo.

— ¿Quién les hizo eso?— pregunta confundida.

Sus ojos poco a poco parecen retomar su color calmando algo de mi enorme

preocupación — Tú lo hiciste — le contesto aún sorprendido por ello.

En ese momento su cuerpo se desploma en mis brazos, cayendo inconsciente.

En ese momento los tallos parecen volver a su estadio de planta dejando de

atacar, aunque nadie se siente tranquilo mientras mira las zarzas espinosas. Mi

cuerpo arde de un modo insoportable, pero lo ignoro mientras llevo a Nice a la

enfermería, debo asegurarme de que ella está bien.

Aunque al mirar a mí alrededor sé que esto solo traerá problemas. La enorme

multitud mira con miedo hacia Nice y esta vez no puedo culparlos. Ella podría

haber acabado con todos si no la hubiese detenido, incluso... Conmigo.

619
140. Amenaza

— Esto demuestra que los humanos sin son monstruos — indica uno de los

miembros del consejo que debió armarse a último momento debido a lo

acontecido con Nice.— nadie estará a salvo mientras ella utilice sus poderes.—

El concilio ya lleva más de cuatro horas y no hemos llegado a ningún acuerdo.

Los miembros de la realeza Lycan temen del poder de Nice. Yo esperaba que

esto sucediera, pero creí que podría mantenerla bajo control. Supongo que

subestime sus capacidades. Y las cosas solo parecen empeorar.

Ante las palabras del hombre yo clavo mi daga en la mesa haciendo que todos

se queden cayados.— Humana o no es tu reina y deberás cuidar el modo en que

te diriges a ella — le digo con amenaza en mis ojos. No importa lo ocurrido, no

voy a negar a mi compañera y ellos deben respetarla, le teman o no.

— Mi señor — dice otro de los representantes aristócratas — nadie niega su

estatus, pero eso no quita lo preocupante que es su poder, llevarla a Diluvio

será un enorme riesgo para todos —

— No volveré a Diluvio sin mi reina — declaro sin pensarlo dos veces.

— Esto no tiene sentido, ella ni siquiera lleva su marca — se queja la cabeza de

los pocos miembros que quedan de la familia Pambasileus. — Si está tan seguro

de que es su reina, ya debería portar su marca —

Esto no debía saberse, pero supongo que alguna de las enfermeras que atendió

las heridas de Nice debió correr el rumor. Esto me molesta. Estuve a punto de

hacerlo, estuve a punto de unirme a ella en carne y alma. Marcándola como

mía, pero no pude. Ella debería ser mi alma predestinada, la mía solamente,

¿cómo es posible que al mismo tiempo el destino la señale como la anfitriona de

un vampiro? No dudo de que sea mi compañera, pero no puedo ni pensar en la

posibilidad de que sea de alguien más. Nice es mía y para asegurarme de ello

debo encontrar algún modo para romper la maldita conexión que el bastardo

Vampir Real tiene con ella para así poder matarlo.

620
— Nadie en este consejo tiene el derecho ni el poder para decirme a mí como

debo tratar a mi compañera — digo cortantemente — y será mejor que no lo

olviden antes de que desarme toda esta pantomima sin sentido, después de

todo mi decisión es la única que cuenta — Volveremos a Diluvio sin cambio en

los planes.—

Al terminar de hablar indico que se retiren a pesar de su disgusto ante mi

decisión.

— ¿Estás seguro de esto?— pregunta Arcan a mí lado — deberías tomarte un

tiempo para recuperarte.

— Estoy bien — le digo a Arcan

— Ni una mierda, — contesta furioso — yo apenas puedo mantenerme de pie y

tú sacaste lo peor de todo aquello, no estás bien —

— Puedo soportarlo — le digo mientras me pongo de pie sintiendo el inmenso

ardor en mi espalda quitando el aire de mis pulmones.

141. Viaje

— Deukarion, no puedes ignorar lo que está pasando, — dice con preocupación

Arcan — desde el ataque de Nice ninguno ha podido curar sus heridas, si no

fuese por el ungüento, ni siquiera estaríamos de pie, ella nos hizo algo y

debemos saber que fue — insiste decido.

La furia me recorre mientras lo sujeto de su cuello — nadie volverá a

experimentar con ella — le digo al borde de convertirme para despedazarlo

ante la idea.

— Yo no he dicho eso — dice Arcan tratando de calmarme — podríamos decirle

lo que ocurre y ver cómo solucionarlo —

Ante sus palabras intento calmarme mientras lo suelto viendo las marcas que

deje en su cuello.

621
— Nadie le dirá nada — no puedo dejar que ella se entere. Soy el Alfa de la

manada, el lobo más fuerte no puedo demostrar lo contrario. Ella debe seguir

pensando que puedo protegerla. — Otis está preparando cápsulas concentradas

de la planta, eso nos ayudará por el momento.—

Arcan suspira y se aparta — iré a ver cómo van las preparaciones para el

viaje.— dice mientras se aleja.

Esto es más pesado de lo que esperado que sería, Nice continúa inconsciente y

así lo prefiero, ella no puede ver todo este revuelo.

Al llegar a la oficina de Otis él me espera con un frasco de pastillas en su mano.

— Te ves terrible — me dice al verme entrar y desmoronarse en una de las

sillas.

— Sí, me siento como la mismísima mierda.— confieso

— No esperaría menos, casi te pierdo ayer, fue un milagro que el ungüento

detuviera los efectos de la toxina que invadió tu sangre — dice Otis

— ¿Ya sabes qué fue lo que pasó?— le pregunto perdido al no entender como

todo se fue al demonio de la nada.

— No, — dice con pesar — he analizado las espinas que logré extraer de tu

cuerpo y no son como las que comúnmente tiene la planta en sus tallos, estás

eran venenosas y la toxina que contiene impide que tu cuerpo se regenere.— me

explica con molestia.

— ¿Y el antídoto?— pregunto impaciente mirando el frasco de pastillas —

¿Conseguiste hacerlo?—

— No, no es algo tan sencillo, pero prepare concentrados de la planta que te

ayudarán a sanar aunque tardará mucho más de lo que acostumbras — dice

tendiéndome el frasco con pastillas. — también tengo otro para Arcan y

Canis.—

— ¿Cómo está él?— pregunto con preocupación, el Omega quedó inconsciente

durante la pelea con los tallos y al parecer herido de gravedad.

622
— Sigue inconsciente, aunque el ungüento parece curar en parte sus heridas,

será cuestión de esperar —

— Bien, él se quedará en el monasterio, solo volverá a Diluvio cuando se

encuentre recuperado.— le ordenó mientras me pongo de pie conteniendo el

aire para evitar sentir la mayor parte del dolor. — recuerda no decirle nada a

ella — le indico.

Otis asiente — eso será lo mejor, pero tú asegúrate que no vuelva a utilizar sus

poderes, no es seguro que lo haga hasta que podamos descubrir que fue lo que

desencadenó aquello.—

— No te preocupes — no dejaré que lo haga — incluso si debo mantenerla

encadenada no dejaré que vuelva a conectar con la planta y conociéndola sé que

eso no le gustará en lo más mínimo.

623
142. Marcas

Al despertar, siento mi cabeza latir al son de mi corazón causando un fuerte

dolor y la luz que ingresa por mis ojos solo lo empeora más. Me encuentro en

una especie de cabina con ventanas, recostada en lo que parece un enorme

colchón con mantas blancas. Tiene que ser una broma, puedo escuchar el

sonido del lento caminar de los caballos. ¿Estoy en un carruaje? Me levanto y

corro las cortinas que cubren las ventanas encontrándome con el paisaje del

bosque soleado. ¡Comenzaron el regreso! ¿Cuánto tiempo estuve dormida? Al

recordar mi sueño, el rubor cobré mi rostro. ¿Fue en sueño? Por favor que todo

allá ha sido parte de mi subconsciente. Corro con cuidado la manga larga de mi

vestido azul encontrando los dos puntos rojos en mi muñeca. Definitivamente,

no fue un sueño. Esto es una locura cómo pude acceder a algo así ¿Qué clase de

persona soy? ¿Debería decirle a Deukarion? Él no tomará bien lo que le diga. ¿Y

qué voy a decirle?" Deukarion por las noches un vampiro se conecta

mentalmente conmigo y me extorsiona para que lo bese", eso no suena bien y

solo voy a conseguir que se enoje conmigo por ser una zorra o que me trate

como una loca. Ni siquiera yo comprendo que es todo lo que ocurre con

Caspian. Debo evitar que se establezca la conexión, aunque para ello debo dejar

de dormir.

¿Y su propuesta? ¿Realmente tienen a Core y los demás? Tal vez Deukarion

pueda enviar a alguien para que las rescate. De ese modo ya no tendré que

volver a ver a Caspian. Aunque la sensación que generó en mi pecho disipando

el miedo de mis pesadillas aún continúa en mí. Por algún motivo él puede

calmar mis miedos. ¡No! No importa lo que él puede hacer, debo mantenerlo

alejado.

Al cabo de un par de kilómetros el carruaje se detiene mientras se oye el barullo

de la caravana que viaja hacia Diluvio. Aprovecho ese momento y abro el

carruaje bajando de él.

624
Los soldados que custodian el carruaje se paran rígidamente al verme. Sé que es

parte del protocolo y todo eso, pero deberían relajarse un poco. No alcanzo a

dar ni dos pasos cuando Deukarion camina hacia mi vestido de negro y

llevando una chaqueta larga, negra de cuero, con una fila de cuatro botones

metálicos en cada puño de sus mangas y otra larga fila de ellos en la unión

entre las solapas. Vestido completamente de negro y con sus botas enlodadas se

ve jodidamente caliente y hermoso, aunque su rostro indica enfado al verme.

— Deberías permanecer en el carruaje — me dice a penas, llega a mí.

— Ah, sí, ¡Hola! ¡Buen día! ¡Si es clima es una locura! ¿No? — le digo algo

molesta y él me mira confundido — así es como la gente suele comenzar una

conversación en mi mundo, nadie saluda dando órdenes — le señaló molesta

Lo veo suspirar ante mis palabras — Tienes razón — admite — Buenas tardes

— me dice algo a secas — ahora regresa al carruaje—

Ignoro su molesta orden mientras miro a mi alrededor ¿Es mi impresión o la

gente parece alejarse cada vez más del carruaje? — ¿Falta mucho para llegar?—

pregunto algo ansiosa.

— No mucho, pero ya cubrimos casi todo el camino marcado, así que ahora

debemos viajar con cuidado y ayudaría mucho que te mantengas en el carruaje

— repite sin paciencia.

Sus palabras parecen distantes y frías, pero considerando lo que sucedió lo

entiendo y me siento culpable, por ello necesito disculparme.

— Lo que paso en la muralla...— comienzo a decirle sintiendo el nudo de la

culpa en mi garganta. Pero él me interrumpe.

— No hablaremos de eso — dice secamente. — vuelve al carruaje —

— Pero necesito hablar contigo yo…—

— Ahora no — indica autoritariamente.

625
— Necesito que me escuches — le gritó furiosa y todos en la caravana se

voltean a ver. Eso pone incómodo a Deukarion que me sujeta del brazo y me

obliga a entrar en el carruaje junto con él.

— No vuelvas a gritarme de ese modo — me advierte.

— Entonces no me hagas enfurecer — le contesto — tengo cosas importantes

que decirte.— insisto

— Si es lo de la muralla no tienes nada que decir al respecto. Sé que no fue tu

intención hacerlo.— dice —, pero hasta que no entendamos que es lo que

sucedió no utilices tus poderes —

— Lo entiendo — le digo —, pero hay más, es sobre los vampiros —

— ¿Qué sucede con esos?— pregunta aún malhumorado.

— Las Omegas que fueron vendidas a ellos ¿Cómo piensas rescatarlas?—

pregunto esperando que él ya tenga ideado un plan para traer a Core de vuelta.

— No lo haremos — dice soltando un suspiro que indica molestia.

— ¿Por qué no?— pregunto helada ante su respuesta.

— Tengo cosas más serias que rescatar a un par de Omegas y ya se encuentran

dentro de Noferatus no tengo forma de llegar allí —

— Pero ellas son inocentes, no puedes dejarlas a su suerte — le insisto aún

incrédula por su decisión.— envía a alguien o algo — le insisto.

— Tengo demasiadas cosas que proteger en este momento y pocos hombres, no

enviaré a un par más a una muerte segura —

— Entonces negociarlo, darles algo a cambio, —

— No negociar con esas escorias — sentencia con arrogancia

— Pero Core no tiene la culpa de nada — insisto poniéndome nerviosa, esto no

es lo que esperaba. Yo pensaba contarle lo de Caspian y ver el modo de cortar la

conexión, pero él debía rescatar a las mujeres.— si tú no las traes de regreso,

entonces yo lo haré — le digo decidida.

626
Mis palabras lo enfurecen y me acorrala contra uno de los extremos del

carruaje.

— No, no lo harás, te mantendré segura, aunque deba encerrarte para hacerlo

— me advierte cada vez más cerca de mí mientras sus ojos se clavan en los mío.

Estoy hecha un terrible lío, tengo mucho enojo por todo esto, pero verlo de ese

modo me llena de deseo y no puedo evitar lamer mis labios en la espera de algo

más. Él lo nota.— No hagas eso — me advierte.

— ¿Por qué?— le pregunto con descaro.

Ante mis palabras, Deukarion hace un simple movimiento con sus piernas,

haciéndome caer en el colchón del carruaje mientras él se inclina y sujeta mi

cuerpo acorralándome con el suyo.

— Porque de ese modo solo conseguirás que te folle.— me advierte.

627
143. Imprevisto

— Espero que lo que dices sea verdad — le advierto a la mujer que nos guía —

no ganarás nada si esto es una tonta treta.— Nos encontramos en el interior de

uno de los árboles de los gnomos, después de limpiarlo, claro está, después de

todo mis hombres tienen hambre y la sangre es sangre sin importar de quién

sea.

A diferencia de mi primer ataque, esta vez mis hombres de confianza viajan

conmigo Iván, Sergan y William. Con ellos a mi lado no necesito a nadie más,

ellos no son vampiros comunes, a pesar de ser convertidos, cargan con un

poder sin igual. Son vampir maldecido por una bruja de la cual tuvieron la

estúpida idea de alimentarse. Esa fue la última vez que probaron la sangre de

una mujer. Su maldición les impide tocar a cualquiera mujer sin importar su

especie para alimentarse y cada uno de ellos carga con un castigo en sus manos

si lo hace. Iván quema lentamente todo lo que toca, Sergan al contrario lo

congela convirtiendo todo en hielo y William simplemente le drena la vida

convirtiendo todo en polvo, es por eso que los tres deben portar guantes de

cuero en todo momento, debe ser bastante molesto no poder alimentarte debido

a que tu comida está carbonizada, congelada o hecha polvo. Solo mi veneno es

capaz de soportar su maldición y es por eso que nos hemos unido a lo largo de

los años. Considerando que nadie en la corte quería acercarse a un vampiro

altamente venenoso ni a vampiros con su toque mortal. Es por eso que crecimos

juntos, entrenamos juntos y luchamos juntos, aunque el bastardo de Ocissor les

impidió acompañarme en mi misión de acabar con el rey lycans. Él debía de

saber que entre los cuatro nadie podría detenernos. Pero no es solo eso lo que

me une a ellos, sus capacidades son buenas, pero no son rivales para mí. Con

un solo movimiento podría acabar con su existencia si así lo desease, pero no lo

hago por un simple hecho, lealtad. Estos son los vampiros más leales que he

conocido y valoro eso.

628
— Estoy segura, el camino está marcado por las feromonas lycans y llega hasta

aquí, este será su paso — confirma con arrogancia la perra lycans. Debí matarla

en cuanto los guardias del pantano la encontraron, pero ella quería negociar con

el rey y está dispuesta a ayudarme a quitarle a la humana a su rey. Al parecer

está obsesionado con él, lo suficiente como para confabular con el enemigo,

aunque no me fío de ella.

El sol sigue en lo alto del cielo, pero desde donde nos encontramos puedo

escuchar el sonido de cientos de pasos, caballos y carretas, la pelirroja tenía

razón, este fue su camino. Y no pienso dejarlos continuar con la humana. Se la

quitaré al maldito perro mientras le entrego a ella mi ofrenda de paz al

devolverle sanas y salvas a sus Omegas.

Las hembras lycans se encuentran lloriqueando en un rincón del árbol

mirándonos con temor, todas, excepto una, la famosa Core. Fue ella quien salvó

la vida de todas cuando llegaron a Noferatus, por algún motivo no demostró

miedo ante mí en la corte y eso me lleno de curiosidad, me recordó a "ella".

— ¿Qué es lo que te da tanta confianza?— le pregunté a la Omega desde mi

trono mientras estaban a punto de ser el festín de mis hombres y sus palabras

me sorprendieron.

— Mi reina me dio como castigo nunca olvidar que no me rendiré ni cederé

hasta que llegue el final — dice con dignidad. Nunca vi a una Omega sentirse

tan digna a pesar de su baja Casta. Sonrió ante eso.

— ¿Tu Reina? ¿La humana?— pregunto con interés.

— No me importa si no es lycan ella es mi luna de todos modos — dice

defendiéndola. Me agrada esta pulgosa.

— ¿Cuál es tu Nombre?— pregunto

— Core — contesta, puedo ver sus manos temblando por el miedo, pero de

todos modos no baja su mirada.

629
Fueron esas palabras las que me convencieron de mantenerlas con vida y al

mencionar el nombre de la Omega a mi anfitriona y ver si reacción cuando

establecí el nexo supe que estás hembras serían la moneda de intercambio

perfecta. Veinte peones por una reina.

Solo debo esperar que el sol se oculte y emboscar la caravana tomando lo que es

mío.

Pero algo en el aire eriza mi piel y mis colmillos duelen como si mordiera un

metal al rojo vivo. Esto no es normal y sé que algo sucede con Nice. No puedo

esperar aún con el sol en lo alto, debo ir a por ella. Prepárense, les digo a mis

hombres mientras desenfundó mi espada, nos vamos.—

Ellos me miran incrédulos — Caspian si salimos ahora seremos cenizas en

cuestión de segundos — me advierte Sergan, el más racional de los tres.

— Los cubrirá mi niebla, algo está ocurriendo y no me quedaré aquí esperando

— digo mientras la niebla comienza a expandirse a nuestro alrededor.

— Genial, — dice Iván — hoy no seré el único que huela a carbón y cenizas —

William se ríe ante su comentario mientras salimos del árbol.

La niebla nos cubre mientras Sergan custodia a la pelirroja lycans y William e

Iván custodian a las Omegas.

Al acercarnos a la caravana dejo que la niebla crezca y cubra tanto como pueda.

Mis oídos encuentran su voz, no, no es su voz, maldita sea, son gemidos y no

son solo suyos.

¿Mi anfitriona se está revolcando con el maldito perro sarnoso? No puedo

permitir esto, ella es mía, yo la marqué primero, esto no debería estar pasando.

La muy zorra me está traicionando y todos son testigos de ese insulto.

No puedo perdonar algo así, ELLA ES MÍA.

630
144. La marca lycan

La salida del monasterio tardo más de lo debido, las personas cargan con las

pocas pertenencias que poseen, pero será un camino largo y Nice sigue

inconsciente, es por eso que adecuamos un carruaje para transportarla. Al

cargar su frágil cuerpo hasta el carruaje no puedo dejar de notar su belleza.

Verla tan plácidamente dormida me tienta a tumbarme con ella y abrazarla por

siglo. Pero no puedo darme ese lujo.

Tengo que guiar a la caravana y protegerlos. Los soldados custodian el carruaje

y Arcan se Aproxima hacia mí con un mensaje en la mano. Debe de ser la

respuesta de las gárgolas. A raíz de la situación con Nice debí insistir en que

ayudarán.

— ¿Qué dijeron?— pregunto con poca esperanza.

Arcan suspira y sé que no son buenas noticias. — Lo mismo que los otros

mensajes, Uriel señala que un verdadero rey Lycans iría hasta su reino a

solicitar su cooperación e insiste en saber cuál es el asunto que requiere tanta

urgencia —

No le he dicho nada a las gárgolas de Nice, son nuestros aliados solo por tener

un enemigo en común, los Vampir, pero eso no lo hace digno de confianza y eso

sin contar con el altercado de hace veinte años con uno de los especímenes de

Arcan. Su colección casi provoca una guerra entre gárgolas y Lycans.

No sé qué harían al enterarse de que una humana está bajo nuestra tutela,

considerando su papel como guardianes. Lo último que necesito es a otro grupo

de locos tratando de capturar a Nice. Ya demasiado tengo con los duendes

rezagados y los malditos vampir. Ya estamos a más de medio camino y varios

duendes enloquecidos se han abalanzado a la caravana en busca de sangre para

sus gorros.

Al avanzar ayudo un par de veces con una carreta omega que se atasca en el

camino. Pero mi instinto está intranquilo, percibe que algo va a pasar. Por lo

631
menos las pastillas que Otis preparo hacen efecto, varias de mis heridas

menores están curadas, aunque la de mi espalda es otro cantar, esa quema en

mis pulmones a cada maldito paso que doy.

A medio día uno de los rastreadores corre hacia mí y sé que eso no es bueno.

— Señor percibimos el aroma de la hembra prófuga — me informa.

¿Pria? ¿Qué hace ella aquí?— Estén atentos y captúrenla en cuanto la vean —

les ordenó.

— ¿Qué crees que esté tramando?— me pregunta Arcan igual de molesto que

yo ante su aparición

— No lo sé, pero no debe ser nada bueno, no dejes que se acerque a Nice — le

indico. En ese momento la caravana se detiene, algo obstaculiza el paso. Al

acercarme hasta allí veo secuoyas enteras calcinadas y tumbadas y por el olor a

carne quemada que desprenden sé que había duendes dentro de ellas.

Nunca vi algo así, el gigante árbol parece una braza viva y ardiente y no es el

único, por lo menos cuatro de ellos nos bloquean el paso. Esto no es obra de un

rayo o un incendio, esto es una maldita trampa.

— Despejen el camino —le ordenó a mis hombres mientras puedo oír el

movimiento en carruaje de Nice y regreso hacia allí notando como la gente se

aparta de ella tan solo al verla.

Se ve tan hermosa y frágil como siempre, no debería estar aquí a fuera, es

peligroso para ella.— No deberías salir del carruaje — le indico.

— Ah, sí, ¡Hola! ¡Buen día! ¡Si es clima es una locura! ¿No?, así es como la gente

suele comenzar una conversación en mi mundo, nadie saluda dando órdenes —

índica molesta

Tiene razón, a veces me olvido de la etiqueta básica cuando estoy con ella —

Tienes razón — admito — Buenas tardes, ahora regresa al carruaje—

Sin embargo, ella no lo obedece y después de mirar a su alrededor pregunta —

¿Falta mucho para llegar?—

632
— No mucho, pero ya cubrimos casi todo el camino marcado, así que ahora

debemos viajar con cuidado y ayudaría mucho que te mantengas en el carruaje

— le digo sin paciencia.

— Lo que paso en la muralla...— comienza a decir, sé que quiere disculparse,

pero no necesita hacerlo

— No hablaremos de eso — digo secamente. — vuelve al carruaje.—

— Pero necesito hablar contigo yo…—

— Ahora no — le interrumpo autoritariamente.

— ¡Necesito que me escuches! — me grita furiosa y todos en la caravana se

voltean a ver. Eso me cabrea, nadie me grita y menos en frente de mi gente, así

que sujeto del brazo y le obligo a entrar en el carruaje junto conmigo.

— No vuelvas a gritarme de ese modo — le advierto.

— Entonces no me hagas enfurecer — me contesta — tengo cosas importantes

que decirte.— insiste

— Si es lo de la muralla no tienes nada que decir al respecto. Sé que no fue tu

intención hacerlo.— digo —, pero hasta que no entendamos que es lo que

sucedió no utilices tus poderes —

— Lo entiendo — me dice —, pero hay más, es sobre los vampiros —

— ¿Qué sucede con esos?— pregunto aún malhumorado.

— Las Omegas que fueron vendidas a ellos ¿Cómo piensas rescatarlas?—

— No lo haremos — digo molesto con mi decisión.

— ¿Por qué no?— pregunta sorprendida.

— Tengo cosas más serias que rescatar a un par de Omegas y ya se encuentran

dentro de Noferatus no tengo forma de llegar allí —

— Pero ellas son inocentes, no puedes dejarlas a su suerte — me dice.— envía a

alguien o algo —

— tengo demasiadas cosas que proteger en este momento y pocos hombres, no

enviaré a un par más a una muerte segura — ella es mi prioridad ahora

633
— Entonces negociarlo, darles algo a cambio, — insiste

— No negociar con esas escorias — sentencio molesto con la idea.

— Pero Core no tiene la culpa de nada — me dice furiosa — si tú no las traes de

regreso, entonces yo lo haré — indica decidida.

El hecho de que piense ponerse en riesgo de ese modo me enfurece y me

aproximo a ella acorralándola con la pared del carruaje

— No, no lo harás, te mantendré segura, aunque deba encerrarte para hacerlo

— le advierto cada vez más cerca de ella mirando sus ojos.

La atmósfera se vuelve eléctrica entre nosotros, hay tanta tensión entre nuestros

cuerpos que mi entrepierna se despierta ansioso por algo más que gritos y al

verla lamer sus labios sé qué ella también desea más que eso.— No hagas eso —

le advierto roncamente conteniéndome para no consumir su boca como un

salvaje.

— ¿Por qué?— dice levantando una ceja con desafío. Al carajo no voy a

contenerme si ella también lo desea. Con una zancadilla la tumbó sobre el

colchón cubriéndola con mi cuerpo para que no huya

— Porque de ese modo solo conseguirás que te folle.— le digo y veo cómo sus

pupilas se dilatan con deseo. Ya no puedo seguir resistiéndome. Mi cuerpo

quema por ella, no me importa si estamos en un simple carruaje rodeado de los

miembros de toda la manada en medio del maldito bosque, esta vez no pienso

contenerme. Reclamo su boca con urgencia besándola con fiereza. Es hora de

que todos vean que es mía, mi luna, mi reina, mi jodido corazón.

634
145. Infierno

Deukarion me besa carnal y posesivamente. No es un beso con ternura, es

salvaje y fuerte como su bestia. Siento mi cuerpo, afiebrarse a cada segundo

mientras su carnosa lengua consume mi boca.

Su dominio me acorrala, esto no es algo que yo pueda detener y por todos los

cielos no deseo hacerlo.

Sus manos suben mi vestido, mientras rompen con fuerza mis bragas y ante

todo eso yo solo puedo intentar desprender su camisa y correr su ropa en busca

de más de él. Necesito besarlo, necesito tocar cada centímetro de su cálido

cuerpo, así que meto mis manos entre su camisa a medio desprender,

recorriendo con mi tacto sus fuertes pectorales y sus hombros.

Pero antes de llegar a su espalda, él se aleja.

No, otra vez no, no quiero que se aparte de mí, esto se siente tan bien, tan

locamente correcto, no quiero detenerlo, y para mi alegría él tampoco. Solo

sujeta mis manos llevándolas arriba de mi cabeza, sujetando mis muñecas

juntas con una sola de sus fuertes manos, mientras la otra desciende por mi

cuerpo y abre mis piernas llevando sus dedos a mi centro. Su toque es brusco y

salvaje, pero aun así la humedad se escurre entre mis piernas y al notarla lo

escucho jadear mientras sin aviso ni duda introduce dos de sus grandes dedos

en mi interior.

— Estás hirviendo — dice sorprendido mientras se inclina y vuelve a reclamar

mi boca mientras sus dedos comienzan a moverse dentro mío curvándose como

si me llamarán desde lejos tocando áreas que me enloquecen.

Entre sus labios solo puedo llamarlo, todo ese placer solo incrementa aún más

mi deseo. Lo necesito a él entero, poseyéndome para calmar la tormenta que se

forma en mi vientre. Muerdo sus carnosos labios con desesperación mientras

sus dedos no dejan de enloquecerme, produciendo sonidos húmedos con cada

brusco movimiento.

635
Deukarion aparta su mano y escucho con anticipación como desprende sus

pantalones. Nunca un sonido tan simple puso mi piel de gallina del modo que

ahora la tengo. Aun así, él no suelta mis manos y la ansiedad me vuelve loca.

— Eres hermosa — me dice él con asombro en su voz y un brillo candente en

sus ojos, mientras vuelve a abrir mis piernas y se coloca entre ellas alineando su

eje en mi entrada.— Te amo Nice — me dice Deukarion sin duda alguna

mientras mira mis ojos.

Esas palabras me sorprenden y pesan mucho en mi corazón, llenándome dé

miedo, pero también de anhelo y esperanza. A pesar de que no es la primera

vez que la he escuchado tal vez en este caso si sea verdad, tal vez él sí me ama y

pensar en eso me produce un dulce escalofrío en el pecho mientras mis ojos se

inundan de lágrimas. Ojalá sean verdad. No puedo soportar otra herida en mi

corazón.

Deukarion no me da tiempo a responder y se introduce en mí invadiendo mi

cuerpo. Mis pulmones se vacían en un sorpresivo jadeo al notar como su cuerpo

llena cada centímetro del mío, haciendo que mis músculos se contraiga ante la

dolorosa plenitud. No soy virgen, pero casi duele como aquella primera vez, es

como si su tamaño fuese tal que abriera rincones que Brad nunca pudo

reclamar.

Él nota mi dolor y se detiene aún sumergido en mí mientras acaricia mi rostro

suavemente mirándome con deseo y cariño en sus ojos — tranquila, solo

relájate y respira — me dice calmándome y yo obedezco mirando sus ojos de

topacio y esmeralda, mientras me besa mi mejilla y la frente con ternura

haciendo que mi cuerpo se relaje a pesar de su gran intromisión — buena chica

— dice conteniéndose. Y en ese momento vuelve a empujar más sobre mí,

llenando más mi cuerpo. Yo solo puedo jadear con un grito ¿Cuánto más piensa

meter? Presa de la curiosidad, intento bajar mi mirada para ver lo que ocurre y

veo sorprendida mi vientre plano conteniendo toda su forma fálica. Ver

636
nuestros cuerpos de ese modo me hace sonrojar y él lo nota. — si haces eso no

podré contenerme — me advierte con tortura en su mirada. Por algún motivo, a

pesar de ser la inmovilizada y dominada en este momento, tengo la loca

necesidad de torturarlo, quiero ver su rostro enloquecido, no quiero al

Deukarion frío y calculador, quiero a la bestia con garras y colmillos. Si va a

poseerme quiero que mi cuerpo lo recuerde toda la semana. Así que lo beso

mientras él continúa inmóvil, conteniendo su fuerza y comienzo a mecer mis

caderas, ignorando el dolor de aquello y buscando el placer. Él gime entre mis

labios mientras se aparta e intenta detener mis caderas entre jadeos.

— Nice — dice jadeando con un ruego en la voz — no puedo controlarme si

haces eso — me dice con desesperación mientras sostiene mi cadera con su

mano libre.— no quiero lastimarte — me advierte y noto las venas de su cuello

y brazos marcadas por el esfuerzo.

— No quiero que te contengas — le digo con la voz jadeante — quiero un

jodido Alfa en mi cama — le indico con una orden llena de necesidad.

Ante mis palabras él suelta todo el aire de sus pulmones — no podré detenerme

aunque me lo pidas — me advierte y yo sonrió — tú lo pediste — me dice

aceptando mi desafío y sosteniendo mi cadera mientas comienza a mover su

pelvis. Sus movimientos son lentos, pero avivan cada uno de mis nervios,

haciéndome gemir de placer, a pesar del dolor. No obstante, cuando mi cuerpo

se acostumbra a ello, sus movimientos se vuelven bruscos mientras me domina

como el rey Alfa que él es, demostrándome quien gobierna todo esto.

Volviéndome loca de placer, sintiendo el rechinar de todo el maldito carruaje

sumado a nuestros jadeos y gemidos, sé que no quedará ninguna duda de lo

que ocurre aquí dentro. Pero no me importa, el placer me invade y estoy a

pocos segundos de estallar y puedo notar que él también. Al mirarlo me lleno

de asombro, puedo ver cómo sus caninos inferiores y superiores crecen más

largos y gruesos que los de un vampiro, al igual que las garras de sus manos. Su

637
rostro está perlado en sudor y placer coronado por mechones sueltos de su

cabello húmedos. Es la divina representación de la fuerza y el dominio y es

jodidamente mío. Verlo fue la gota que lleno mi vaso haciéndome llegar al

orgasmo más explosivo que tuve en toda mi vida nublando mi juicio mientras

lo oigo gemir desesperado a la vez que descubre uno de mis hombros y lo

muerde clavando sus cuatro caninos y surcando mi piel mientras lo siento

palpitar y culminar en mi interior. Esto solo prolonga mi tortura haciendo que

mi cuerpo se estruje en otro orgasmo que me hace gritar y gemir temiendo de

morir en él.

Cuando por fin la tormenta se acaba, dejándome devastada, Deukarion se

aparta levemente de mí, mirándome fijamente, con su boca cubierta de mi roja

sangre y un brillo de amor en sus ojos.

— Eres mi reina — me dice con una hermosa sonrisa que llena de mariposas mi

estómago.

Este fue el momento más mágico que viví en mi vida, no por el enorme placer,

sino por la conexión en sus brazos, yo me siento segura y a salvo. Por fin

encontré un lugar donde me siento en casa.

Aunque después de eso el infierno se desató.

El silencio y la paz de nuestro momento se rompen como un cristal en el suelo,

los caballos parecen alterarse mientras los soldados en forma de lobo gruñen y

los ruidos de una batalla se extienden por el lugar. Puedo oír los gritos de los

omegas asustados intentando huir.

¿Qué está pasando? Deukarion se aparta de mí maldiciendo, acomodando su

ropa y desenfundando su daga.

— Quédate aquí — me ordena y sale del carruaje cerrando la puerta. Intento

levantarme soportando el dolor muscular y la debilidad que dos orgasmos

devastadores y simultáneos dejan en tu cuerpo. Al acercarme a la ventana no

puedo creer lo que veo. Hielo y fuego se extienden por todo el lugar mientras

638
una niebla espera comienza a cubrirlo, todo empañando el vidrio sin dejarme

ver qué es lo que ocurre. Los gritos y llantos no cesan, al igual que el sonido

similar a un glaciar partiéndose. ¿Qué es todo esto? ¿Dónde está Deukarion? No

puedo quedarme aquí sin hacer nada, es una mala idea, pero voy a salir y si

algo se me atraviesa lo golpeo con mis tallos.

Al abrir la puerta del carruaje no puedo evitar gritar del susto, un sujeto se

encuentran allí de cabello blanco corto y ojos azules, no necesito ver sus

colmillos para saber que es un vampiro y antes de que pueda sujetarme lo envío

a volar con uno de mis tallos haciéndolo desaparecer en la niebla. Al bajar del

carruaje encuentro a los soldados que lo custodiaban muertos y congelados. No

entiendo qué es lo que les sucedió, pero no me quedaré a averiguarlo, así que

corro alejándome del carruaje hacia el sonido de los lobos aullando. La niebla

no me deja ver nada y tropiezo en el suelo con el cadáver de un Omega

calcinado. Un chillido de terror se me escapa al ver el cuerpo todo carbonizado

que aún conserva su gesto de dolor. Pero una fuerte mano me toma desde la

espalda y cubre mi boca cortando mi grito. Mi cuerpo se relaja creyendo que es

Deukarion al notar su cuerpo cálido y su olor, pero al girarme me congelo con

pavor.

Es Caspian quien me obliga a levantarme y lleva su espada a mi cuello. En ese

momento la niebla parece replegarse como si fuese una manta dejándome ver a

nuestro alrededor cubriendo solo nuestras cabezas.

El lugar es una completa masacre. Hay lobos muertos por todos lados y omegas

también. Busco desesperada en la multitud y encuentro a Arcan en su forma de

enorme lobo beta que aúlla al verme y todos se detienen. De entre la multitud

encuentro a Deukarion caminando con dificultad mientras sujeta un lado de su

cuerpo que sangra. Al ver la espada de Caspian sé que fue él, su filo aún está

manchado de azul y lleva el aroma de Deukarion.

Deukarion al verme gruñe hacia el vampiro.

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— Dile al sarnoso que se calme o corto tu bonito cuello — me dice pegado a mi

oído Caspian.

Si me mata Deukarion muere, no puedo dejar que eso pase. Piensa Nice, ¡piensa

carajo!

— Soy tu anfitriona, no puedes matarme — le digo intentando alejar mi cuerpo

del suyo, pero él sujeta mi pelo tirando con brusquedad mientras acerca aún

más la espada a mi cuello y suelta una risa de exasperación.

— A diferencia de los perros, la muerte de la Anfitriona no mata al huésped, así

que solo será un desperdicio de sangre valiosa, — me informa —, pero estoy

dispuesto a hacerlo si él no aparta a todos sus mascotas — me dice, y sé que

Deukarion lo escucho por qué gruñe hacia Caspian.

Puedo sentir el filo de su espada cuando comienza a cortar lentamente y como

un papel filoso mi piel. Él no está jugando, realmente se plantea matarme.

— Apártense — grita Deukarion viendo mi rostro que sé que refleja pavor.— si

la lastimas usaré mi último aliento para despedazarte — le dice Deukarion a

Caspian.

Intento llamar a mis tallos para apartar a Caspian de mí, pero un vampiro con el

cabello blanco lacio y más largo que Caspian se arrodilla ante mí y veo cómo

vuelve polvo cada tallo que emerge con solo el roce de sus manos.

— Habitualmente encuentras la manera de arruinar mis planes — me dice con

furia Caspian mientras tira más de mi cabello extendiendo mi cuello hacia él.—

Pero esta vez haremos las cosas a mi manera.—

— Vete al carajo — le digo mirándolo furiosa.

— Deberías cuidar tu vocabulario, ya estoy lo suficientemente enojado como

para cortar tu cabeza — me advierte.— dile adiós a tu perro pulgoso — me dice

con la voz llena de resentimiento.

— No lo llames así — le digo furiosa.

Y él sonríe — ¿Te encariñaste con él después de una revolcada?—

640
— No fue una revolcada, — le discuto furiosa al ver qué me habla como si fuese

una zorra.

— Si claro, — dice él — tú gemidos fueron todo un espectáculo, pero el lycans

no es el único que puede hacerlo.— me dice mientras me obliga a mirar a

Deukarion y muerde mi cuello sorprendiéndome.

El dolor llega a mí, pero algo más me atraviesa. No entiendo qué me ocurra,

pero mi cuerpo se acalora enloqueciéndome y haciendo flaquear mis rodillas.

No sé qué me pasa, solo puedo escuchar mis gritos antes de caer en la

inconsciencia. No quiero dejarlo, no quiero que me lleven. Él me necesita, su

herida parece grave y no las veo mejorar. No puedo dejar que me lleven, yo lo

necesito, yo... Maldita sea me enamore de Deukarion.

641
146. Limpieza

Al despertar me siento mareada y débil. Y estoy sobre un suelo de mármol frío.

Los recuerdos de lo sucedido llenan mi mente y me levanto poniéndome en

alerta. Y allí lo veo sentado en una silla de terciopelo azul, casi tan lujosa como

un trono, con una postura regia, con sus piernas cruzadas y su ropa formal de

color azul y llena de bordados y botones de oro, lleva su largo cabello rubio

pálido suelto y algunos mechones se aproximan a su rostro que se encuentre

mirándome fijamente con sus aterradores ojos violetas.

— ¿Dónde estoy?— le digo tomando distancia de Caspian y mirando con

desconcierto el lugar, parece una habitación aunque no hay ventanas, solo una

puerta y eso me da mala espina. Todo el lugar es oscuro en diferentes tonos de

negro, salvó el candelabro que brilla con una luz amarilla.

Caspian no responde a mi pregunta, solo se levanta y camina lentamente hacia

mí. Puedo notar la furia en sus ojos violetas cuando golpea mi rostro con una

bofetada que me derriba en el suelo haciendo sangrar mi labio inferior. Intento

llamar mis tallos, pero nada llega y Caspian sujeta mi cabello obligándome a

pararme causándome dolor en mi cuero cabelludo. Intento hacer que suelte mi

pelo con mis manos, pero es inútil su agarre no parece querer soltarme.

— Apestas a él — me dice con notorio asco en la voz — tomará tiempo borrar el

olor a perro sucio de tu cuerpo — dice mientras que con una mano limpia la

gota de sangre que escurre de mis labios con sus dedos y los dirige a su boca

chupándolos.

— Estás enfermo — le digo enojada — no puedes mantenerme así, los lycans

vendrán por mi — ante mis palabras él sonríe.

— Ningún lycans ha llegado hasta Noferatus y salido con vida de aquí — me

informa mientras extiende la punta de su lengua y lame mi labio herido por su

golpe.

642
En ese momento golpean la puerta — mi señor, el baño está listo — dice una

voz femenina

— Adelante — dice Caspian mirando fijamente mi labio herido.

En ese momento, un grupo de mujeres ingresa a la habitación cargando una

tina metálica con patas que dejan en un rincón de la negra habitación mientras

comienzan a llenarla de agua caliente y sales de baño. No puedo ocultar mi

asombro al notar que son Omegas, todas ellas. ¿Qué hacen en este lugar? ¿Por

qué lo están sirviendo?

— Asegúrese de tallar bien su piel, no quiero ni un solo rastro del asqueroso

olor que trae — les dice a las mujeres y suelta mi cabello apartándose, pero

antes de dejar la habitación se gira y me advierte — es inútil que llames a tus

tallos mis hombres matarán cualquier planta que intentes hacer crecer así que

ahorrarte el esfuerzo.— al terminar de hablarme se retira cerrando la puerta.

Las omegas no pierden tiempo y me rodean quitándome toda la ropa a pesar de

que me resisto a ello. Y luego me empujan hacia la tina obligándome a entrar.

Ninguna me habla ni contesta mis preguntas, mientras agarran piedras porosas

y comienzan a tallar mi piel mojada fuertemente exfoliando mi cuerpo de una

forma rápida y dolorosa. Ellas hacen caso omiso de todas mis preguntas y

chillidos de dolor ante su brutal exfoliación.

— ¿Son lycans por qué obedecen a un vampiro?— pregunto frustrada y una de

las mujeres que parece de mayor edad casi unos treinta años las detiene y me

mira.

— No somos lycans, nunca lo fuimos, con ellos solo fuimos esclavos, llevamos

siglos viviendo entre los vampiros por voluntad propia, no les debemos

ninguna lealtad a los lobos — contesta con claro orgullo la mujer.

¿Voluntad propia? ¿Le lavaron la cabeza? Puedo ver las marcas de sus brazos y

cuellos llenos de mordidas de vampiros en cada una de ellas ¿Por qué ofrecerse

voluntariamente a semejante tortura?

643
Al terminar de bañarme veo mi piel enrojecida y lacerada por sus bruscos

tratos, algunas zonas me arden y al vestirme con un opulento vestido blanco sin

mangas y un gran escote cuadrado, mi piel se queja del dolor por el contacto

con la tela.

La Omega mayor trae consigo una copa con un líquido de color verde.

— Deba esto — me indica, pero yo no recibo la copa. No necesito que me

envenenen ya demasiado débil me siento por la falta de sangre.

— ¿Qué es eso?— le pregunto llena de desconfianza.

— Este purgara su cuerpo de cualquier fruto indeseado — me dice mirando mi

vientre.

— No estoy embarazada, le digo aun mirando con desconfianza la copa en su

mano — no lo necesito.—

— El señor nos ordenó que lo bebiese, y eso hará — dice la Omega mientras las

mujeres me rodean.

Las mujeres me sujetan con brusquedad y yo intento llamar a mis tallos para

apartarlas de mí, pero ninguno llega. Los siento surgir, pero algo los detiene y

destruye antes de llegar a mí. Las mujeres abren con brusquedad mi boca y

vierten el amargo líquido en mi garganta, impidiéndome escupirlo cubriendo

mi boca y nariz para que lo trague.

Al ver que lo he bebido se apartan y comienzan a retirarse.— solo para su

tranquilidad, si no engendro nada la bebida solo adelantará su estro.—

¿Mi sangrado? ¿Es una pastilla del día después?

Las mujeres cierran con llave la única puerta, dejándome sola y encerrada en

ese extraño lugar.

¿Dónde estará Deukarion? La soledad y el miedo me hielan la piel mientras

lágrimas amargas recorren mis mejillas.

No sé cuánto tiempo pasa, pero siento mi cuerpo cansado y somnoliento,

además de adolorido por los raspones de mi piel. Después de hacer un gran lío

644
en el lugar corriendo cada mueble y revisando cada recoveco, sé que no hay

modo de salir de aquí. Estoy encerrada en una habitación otra vez, solo que

ahora es un vampiro quien me tiene retenida.

¿Cómo voy a hacer para escapar de este lugar?

645
147. Pelea

Nunca creí que alguien tan pequeña y frágil pudiese ser la causante de mi

caída, pero lo es Siento mi cuerpo morir en cada agónico empuje de mi ser en su

interior. Su pequeño cuerpo me recibe y rodea, aceptando lo que soy y al ver

sus ojos llenos de sorpresa y miedo por el éxtasis que la tortura obligándola a

contraerse sobre mi eje, puedo notar el reflejo de su alma llena de anhelo y

terror extendiendo sus brazos hacia mí recibiendo mi cariño a pesar de sus

heridas.

Esto no es solo sexo, esto es una unió de cuerpo y alma atando hasta el final de

nuestras vidas nuestros corazones. Y doy gracias a la diosa Selene por esto. Por

tener a una mujer tan maravillosa en mi vida, marcándola cuando la cosecha

del éxtasis me hace verter todo mi ser en su cálido interior.

La amo, la amo en cada aliento de mi cuerpo. Se lo he dicho y a pesar del miedo

que nubla sus ojos sé que cree mi palabra.

— Eres mi reina — le digo con vehemencia y siento mi pecho hincharse de

alegría y orgullo por ello. Y así nos quedamos abrazados, calmando nuestras

respiraciones, mientras miro con preocupación su cuerpo. Quién ir lento, este ni

siquiera era el lugar digno para el reclamo. Es mi reina, merecía más que una

improvisada cama en un carruaje en el medio del bosque, pero ella no quería

detenerse y yo no pude hacerlo, separarme de ella para que no notará el

vendaje de mi espalda fue terriblemente difícil, no había forma de que pudiese

detener lo que ocurría. Pero intenté ser cuidadoso a pesar de mi urgente

necesidad de poseer su carne con locura, me contuve mientras mi cuerpo

invadía su interior abriéndose paso entre sus cálidas paredes. Pero mi reina no

quería mi cuidado, quería mi fuego, mi bestia y mi instinto aullaba de felicidad

ante eso Ella quería un Alfa y eso fue lo que le di, dominando su cuerpo

mientras ambos caíamos en la locura.

646
Pero siento la nube de felicidad desvanecerse, trayéndome nuevamente a la

realidad cuando mis sentidos me indican que algo va mal. Puedo oler la niebla

y eso no es bueno. Me aparto de ella viéndola confusión en sus ojos mientras los

gritos comienzan a sonar. Nos atacan. Al bajar del carruaje tomo a los centinelas

de sus cuellos asustándolos por mi trato.

— Si se alejan de ella los mato — les digo — protéjala con su vida — ordeno

mientras me alejo y busco a los malditos Vampir.

Al llegar al lugar veo a Arcan en su forma de batalla peleando con un vampiro

que produce fuego con sus putas manos carbonizado todo lo que toca. Algunos

soldados intentan detenerlo, pero la sanguijuela es más rápida y calcina sus

cuerpos en pleno salto.

¿De dónde salieron estáis malditas escorias?

Me dirijo hacia el maldito a punto de dejar salir mi bestia cuando Pria sale de la

niebla y se interpone en mi camino rodeándome con sus traicioneros brazos y

apestando a vampiro.

— ¿Qué demonios haces?— le pregunto molesto antes de apartarla

bruscamente, pero todo fue una trampa. En el momento que la aparto una

espada perfora mi costado desde la espalda.

— El único motivo por el que no corto tu cabeza, es porque la prefiero con vida

— dice el vampiro real.

Su golpe no debería ser mortal, pero mi cuerpo no puede regenerarse, no puedo

tomar eso a la ligera. Mi vida vale mucho ahora que Nice depende de ella.

La sangre escurre entre mis labios por la hemorragia interna mientras el

vampiro quita su espada de mi cuerpo agravando todo.

Aun así me volteo sosteniendo mi herida para detener el sangrado mientras

arremeto contra él con mi daga. Él sonríe con arrogancia mientras otro Vampir

camina a su lado tomando su lugar. El sujeto tiene una larga melena y viene

hacia mí con sus manos descubiertas. Teniendo en cuenta lo que él sujetó de

647
fuego hace, no me confío de sus asquerosos dedos, así que me muevo para

evitarlos. No tengo tiempo para esto, ella corre peligro.

La niebla que nos rodea comienza a retraerse y el vampiro sonríe mientras se

aleja.

En ese momento mis temores se vuelven realidad al ver a Nice en las manos de

Vampiro real, con la espada del bastardo pegada a su cuello. Mi instinto gruñe

al ver el temor en sus ojos.

— Dile al sarnoso que se calme o corto tu bonito cuello — le dice a Nice

mientras acerca su asquerosa boca a su oído. Es una maldita provocación, y

funciona mi sangre hierve por arrancar su cabeza.

— Soy tu anfitriona, no puedes matarme — le dice ella mientras intenta alejarse,

pero el vampiro la detiene agarrando su cabello exponiendo su yugular al filo

de la espada.

— A diferencia de los perros, la muerte de la Anfitriona no mata al huésped, así

que solo será un desperdicio de sangre valiosa, — le contesta —, pero estoy

dispuesto a hacerlo si él no aparta a todos sus mascotas — Odio al mal nacido y

gruño ante su amenaza, pero ella vale más que eso, no puedo dejar que muera,

no puedo perderla así.

— Apártense — ordeno viendo el miedo en los ojos de mi frágil reina.— si la

lastimas usaré mi último aliento para despedazarte — le aviso al sanguijuelas

Veo como ella intenta apartarse haciendo brotar sus tallos, pero el vampiro que

me enfrentó se aproxima hacia ella y toca el suelo convirtiéndolos en polvo

mientras emergen.

— Habitualmente encuentras la manera de arruinar mis planes — dice el

vampiro real tirando del cabello de ella — Pero esta vez haremos las cosas a mi

manera.—

— Vete al carajo — le responde con valor ella.

648
— Deberías cuidar tu vocabulario, ya estoy lo suficientemente enojado como

para cortar tu cabeza — dice el bastardo mientras me mira — dile adiós a tu

perro pulgoso —

— No lo llames así — se queja furiosa.

Y el imbécil sonríe — ¿Te encariñaste con él después de una revolcada?—

— No fue una revolcada, — niega ella.

— Si claro, — dice él — tú gemidos fueron todo un espectáculo, pero el lycans

no es el único que puede hacerlo.— dice mientras me mira a los ojos y muerde

el cuello de ella tomando tanto de su sangre que Nice cae inconsciente. El

bastardo gime en su cuello ante su sabor.

No puedo contener mi furia y tomo mi forma de batalla, listo para destripar al

bastardo, pero otro vampiro de cabello muy corto surge del bosque.

— ¿Dónde demonios estabas?— le dice el vampiro real al verlo.

— Tu comida me mandó a volar por los aires — dice molesto el sujeto que se

agacha y toca el suelo creando una pared de hielo entre ellos y nosotros. Aun

así corro hacia ellos chocando contra la fría pared intentando derribarla.

Pero mis esfuerzos son en vano y solo logro teñir el hielo con mi sangre

mientras la debilidad me invade.

Arcan se aproxima hacia mí gritándome en su forma humana.

— Ya basta, solo conseguirás empeorar tu estado, piensa en ella — me dice con

la cabeza fría.

Tiene razón tomo mi forma humana sintiendo que la conciencia me abandona.

— Cuando mejore iremos a Argos — le digo a Arcan.

Esto es la guerra y pienso acabar con cada vampiro que respire en Glaukos.

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148. Alimento

Estoy nuevamente cautiva, ¿Qué tienen los estúpidos hombres de este planeta

con los encierros? El cansancio me derriba y termino dormida detrás de uno de

los muebles que he podido correr. Si alguien entra por lo menos tendré tiempo

de despertarme. O eso esperaba. No debería bajar la guardia de este modo, pero

la falta de sangre me mantiene débil y dudo que tengan suplementos de hierro

en este lugar. Por lo menos al dormir la oscuridad me invade, no hay pesadillas,

ni nexo solo descanso y mi cuerpo agradece por eso. Aunque al despertar me

siento demasiado cómoda como para estar en el frío suelo. Al abrir los ojos,

confusa, me encuentro en la cama arropada con suaves mantas negras y no

estoy sola. Caspian está a mi lado abrazándome como si pasáramos la noche

juntos. Y el jodido demente tiene la camisa blanca desprendida mostrando su

firme y blanco pecho. Es musculoso, no tanto como Deukarion, pero sí lo

suficiente para ponerme nerviosa al verlo y más teniendo en cuenta que una de

mis manos está apoyada en sus pectorales. ¿Dormí acurrucada a él?

Me aparto furiosa, cayendo de la cama ante el brusco movimiento. Él se

aproxima sobre el borde — Ya era hora que te despertaras — me dice molesto

mientras yo lo miro desde el suelo.

— ¿Qué demonios crees que haces?— le digo mientras me pongo de pie.

Él suspira ignorándome, — ven necesitas comer — me ordena saliendo de la

habitación.

¿Espera que lo siga? Miro con desconfianza la puerta y me aproximó al umbral.

No hay nadie más aquí, solo Caspian que camina por un negro pasillo hacia el

lado derecho. No hay guardias ni nada que me detenga.

Esto puede ser una trampa, pero al carajo con ello veré como solucionarlo si lo

es tengo que aprovechar para escapar, así que salgo del cuarto y comienzo a

correr en dirección contraria a él. Pero no llego muy lejos antes de ver al

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vampiro que ataque en el carruaje bloqueando mi paso. Lleva el pelo corto y

podría jurar que veo escarcha en él.

— ¿Se te perdió algo?— pregunta con una media sonrisa mientras camina hacia

mí. Al retroceder choco no Caspian.

Él me mira aún con molestia y sujeta mi muñeca dirigiéndome por el camino

que él tomó. Al girar mi rostro veo al vampiro de pelo corto saludarme con su

mano.

Caspian comienza a bajar unas escaleras de mármol hacia un salón oscuro y sin

ventanas iluminado por candelabros y faroles. El piso parece un auténtico

tablero de ajedrez con sus baldosas grandes blancas y negras. El estilo

minimalista, pero gótico, decoraba cada rincón del lugar donde una simple

mesa redonda ya estaba servida.

Mi cuerpo duele a cada paso que soy y las heridas del brusco baño se han

pegado a la tela del vestido que al caminar se desprenden avivando el ardor en

mi piel. Siento mi labio hinchado dónde Caspian me golpeó y no me

sorprendería tener un moretón en mi rostro por eso.

— Siéntate — me ordena Caspian mientras toma su lugar en la mesa.—

necesitas comer — dice secamente.

— No tengo hambre — le digo, es mentira, pero no quiero estar cerca de él.

— De todos modos comerás y te recomiendo que lo hagas por tu cuenta o te

obligaré a hacerlo por la fuerza —

No creo que sea una simple amenaza en vano, así que me siento y comienzo a

servirme comida en mi plato.

— ¿Por qué te molestas en darme de comer?— le pregunto viendo el plato

frente a mí.

— ¿Qué clase de escoria crees que soy para hacerte pasar hambre?— me

pregunta. Su respuesta me incomoda. Así que no digo nada y comienzo a

comer. No me interesa el sabor de lo que mando a mi boca, solo lo hago

651
esperanzada de que mi conexión con Deukarion lo ayude a mejorar si me

mantengo fuerte y saludable.

Pero me siento muy incómoda al notar que Caspian sigue cada uno de mis

movimientos con sus extraños ojos violetas que casi brillan en la oscuridad. Y ni

siquiera sé a abrochado la maldita camisa. Verlo me pone nerviosa, así que me

concentro en el plato. A medida que lo vacío no puedo dejar de revisar mí

alrededor, no hay ventanas, solo grandes puertas oscuras cerradas aquí y allá.

— ¿Buscando un escape?— me pregunta Caspian con una copa de plata en su

mano.

— No, claro que no, ¿Por qué haría tal cosa?— le pregunto con sarcasmo.

Él me mira con notable enfado mientras bebé el contenido de su copa de un solo

trago. No necesito ver su contenido para saber qué es lo que está tomando y eso

me pone los pelos de punta ¿A quién habrá matado para obtener su trago?

— Pierdes tu tiempo — dice — no hay manera de que te alejes de mí en mi

presencia e incluso si lo hicieses tengo a mis hombres vigilándote.— comenta

mientras se sirve otra copa.

Eso explica lo del vampiro de pelo corto bloqueando mi camino.

— Háblame de ti — me dice mientras unas Omegas entran al salón y desocupan

la mesa y la vuelven a llenar con postres de todo tipo.

Al ver todo esto, las campanas suenan en mi cabeza. — No voy a tener una

maldita cita contigo — le digo molesta.

— ¿Qué es una Cita? ¿Es una nueva costumbre lycans?— pregunta molesto.

¿Costumbre lycans? Ni siquiera recuerdo algo parecido a una cita con

Deukarion en este momento.

— Es algo de humanos — le contesto mientras me pongo de pie y comienzo a

alejarme — y prefiero seguir encerrada a tenerla contigo.—

— O te sientas y comes o yo me paro y te ceno — me advierte.— y soy muy

consciente de que tu cuerpo no está en condiciones de soportar otra mordida —

652
Me detengo a medio camino y giro caminando nuevamente hacia la mesa

donde me desplomó en la silla de mala gana. No quiero que vuelva a

morderme y prefiero mantenerlo así el tiempo que pueda.

— Habla — me ordena al ver que comienzo a comer un pastel que sabe a

sandía.

Yo suspiro molesta — Nice Archer, humana, veinticuatro años, y si tuviese que

dedicarte una frase sería mmm… Vete a la mierda —

Contesto esperando que se moleste, pero él solo se ahoga con su bebida y tose

notoriamente mientras se recompone. No esperaba eso.

— ¿Veinticuatro años de vida?— pregunta con notoria incomodidad.

— Sí — contesto.

— ¡Eres una cría!— dice mirándome incómodo.

— ¿Cría? Tú no aparentas más de veintiséis años — le indico en mi defensa. No

necesito que se haga el chico mayor ahora.

— Tengo ciento trece años— me dice en su defensa.

— Pues en ese caso eres demasiado viejo para mi — le digo con una sonrisa fría.

Eso le molesta — tu perro, es más antiguo que yo — me dice con enfado.

— Pero a él le sientan muy bien — resondo sonriendo al ver que eso le molesta.

Aunque me arrepiento al momento de notar su mano en mi cuello. Ni siquiera

pude ver en qué momento se acercó a mí y eso me llena de miedo.

— No vuelvas a compararme con tu saco de pulgas — dice apretando sus

dientes.— ambos sabemos qué pasará si mueres.—

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149. Cólicos

Siento su pulso acelerarse entre mis dedos mientras sujeto su cuello

conteniendo mi furia para no dañarla. Ver lo que hice en su rostro me retuerce

el pecho. No debí golpearla, pero no pude contenerme, ella se entregó a ese

inmundo animal, su cuerpo todavía huele a él y odio eso.

Mi amenaza parece funcionar, y ella se calma mientras asiente.

Odio que su vida esté ligada a la de ese maldito, eso me impide acabar con él. Y

mi deseo por destrozarlo es inmenso. Pero si no puedo matarlo, entonces lo

mantendré lejos de ella tanto como pueda. No dejaré que vuelva a ensuciarla de

esa manera, lo quiera ella o no será solo mía.

Me aparto de ella y recojo mi copa tratando de calmar la maldita sed que me

provoca el ver su cuerpo.

La humana es pequeña y jodidamente joven ¿Veinticuatro años? A esa edad yo

todavía subía árboles para mirar de cerca la luna. Pero ella ya debe cargar con el

peso de un reinado lycans, aunque eso se acabó, la única corona que portará su

cabeza será la mía.

— ¿Qué le hiciste a las Omegas?— pregunta aún molesta dejando de lado su

plato a medio acabar.

— ¿A qué te refieres?— le pregunto sirviendo nuevamente mi copa. A este

punto me quedaré sin reserva.

— ¿Si fueron secuestradas y vendidas por qué son fieles a sus dueños?

¿Lavaron sus cabezas?—

Si pregunta es muy ofensiva. — Nadie obliga a los Omegas a permanecer aquí,

ellos lo deciden por su cuenta — le indico recostándome en mi silla.— aquí no

son esclavos de nadie —

— Si ¡Claro! Me imagino que están felices de la vida ofreciendo su sangre —

menciona con sarcasmo.

654
— De hecho lo disfrutan — le digo mientras me imagino lo bien que se sentiría

su roja sangre si tan solo no temiera a mis mordidas — nuestra mordida puede

ser dolorosa o placentera dependiendo del estado de ánimo del vampiro y de su

dador.— le explico.

Al levantar mi vista de su cuello la encuentro mirando mis colmillos con

curiosidad. Eso no me lo esperaba, mi anfitriona es un ser muy curioso.

Ella aparta su mirada — lindo cuento, casi me lo creo ¿Sabe alguno de

misterio?— pregunta con sarcasmo.

— Cree lo que quieras, pero si lo que tienes es curiosidad puedo ayudarte con

eso — le ofrezco con media sonrisa.

Puedo ver su sangre inundando los capilares de su piel sonrojando su rostro

antes de apartar la mirada.

— Sé muy bien cómo se sienten tus colmillos y no es algo lindo de recordar —

me dice molesta.

— Si realmente quisieras darme tu sangre no te dolería — le vuelvo a explicar.

— ¿Y por qué querría alimentarte? Me secuestraste, heriste a las personas que

quiero y me amenazas con matarme — enumera molesta mientras me mira

fijamente a los ojos — ¿Qué parte de todo eso debería convencerme para ser tu

maldita dadora de sangre?—

— Eso no fue lo único que hice por ti — le indico — si no lo recuerdas fui yo el

que evito que tu asqueroso perro y su jauría te hiciera pedazos en más de una

ocasión ¿Qué hizo el de bueno para merecerte?—

Su rostro muestra el conflicto ante mis palabras, al parecer ella no ha analizado

las cosas a fondo.

— Tú también intentaste matarme — dice al final — en más de una ocasión

intentaste morderme a pesar del veneno que posees ¿Espera que me crees que

sabías de mi inmunidad a él? Tú pudiste matarme y ni siquiera habrías dudado

por ello, no eres mejor que Deukarion en eso.—

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No puedo negar lo que dice, incluso aunque mis recuerdos no la quitarán de mi

mente, espere el momento para llegar a ella solo por el deseo que el olor de su

sangre despertó en mí.

— Entonces debería disculparme por ello, aunque ambos sabemos que eso no

cambiará nada — le digo.

Ella aparta la mirada mientras le hablo y se retuerce en su silla sosteniendo su

vientre con dolor reflejado en su rostro.

En un instante estoy a su lado revisando la viendo que es lo que ocurre — ¿Qué

sucede?— pregunto nervioso.

Ella exhala mientras soporta lo que sea que le causa dolor.— tengo cólicos —

me dice ¿Qué demonios son los cólicos? En ese momento el olor a sangre

inunda mis fosas nasales.

— Mierda — dice ella mientras me mira con temor — ni se te ocurra morderme

— me dice mientras sujeta su vientre.

Recuerdo ese olor es su sangrado, supongo que no consiguió nada con el

bastardo para mi alivio. Estoy tentado a morderla, pero su molestia es notoria,

así que solo la tomo en mis brazos notando que es demasiado frágil, demasiado

liviana y pequeña. No debería ser mi anfitriona, algo tan delicado no soportaría

los demonios que descontrolan mi sed.

Ella se sorprende e intenta apartarse.

— ¿Qué carajos haces?— pregunta indignada al notar que está en mis brazos —

Bájame ahora mismo — me ordena.

— No soy un perro, yo no obedezco a tu sangre solo la consumo, así que

compórtate o drenaré cada maldita gota y soy muy consciente de dónde

proviene —

Mis palabras la sonrojan mientras se queda quieta y de ese modo la llevo

nuevamente a su habitación tendiendo su cuerpo en la cama. Ella se sienta

rígida apartándose de mí.

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No importa lo bien que huele, no puedo hacerlo lo que estoy pensando, no hoy.

Ella está herida y necesita descansar. Pero puedo calmar su dolor, así que me

aproximó a ella sujetando su rostro, pero su pánico me revuelve el estómago.

Todos temen a mi mordida, ya debería estar acostumbrado a eso, al sabor

amargo del miedo en su sangre.

— ¿Vas a morderme?— pregunta con su voz temblorosa.

— Solo cierra los ojos y cuenta hasta tres — le digo.— te quitaré el dolor y me

iré cuando termines de contar.

Ella me mira con desconfianza, pero cierra sus ojos temblorosos.

— Uno — dice ella y yo clavo mis colmillos en la marca de mis dientes sobre su

cuello sintiendo su sabor — dos — dice contrayendo sus músculos ante el dolor,

mientras mi cuerpo se invade del placer que solo su sangre produce en mí

avivando mi deseo de poseerla salvajemente mientras me alimento de su

esencia.— tres —

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150. Pensando

Nice

— Uno — Siento el doloroso pinchazo causado por la mordida de Caspian, no

soy incrédula, era obvio que sé alimentaría de mí, para eso me rapto, yo soy la

anfitriona y él el parásito hematófago que me obliga a alimentarlo. Pero no

quiero que sea más que eso. — Dos — digo, contando como él me lo pidió y

rogando porque cumpla su palabra y se aleje de mí, su cercanía me resulta

incómoda, planteándome cosas que no tuve ni tiempo de ver anteriormente,

llenándome de dudas — tres — termino y siento como extrae sus colmillos de

mi cuello. Al abrir los ojos veo que él ya no se encuentra en la habitación. Eso

me tranquiliza, no lo quiero cerca y menos ahora que el maldito líquido que las

Omegas me obligaron a tomar adelanto mi periodo. A pesar de las molestias

que siento me alivia confirmar que no estoy embarazada, no pensé en eso al

momento de entregarme a Deu, pero tener un hijo siendo el rehén de un

vampiro no hubiese sido nada bueno. De hecho, no está en mis planes algo

semejante. No es que no quiera ser madre en un momento de mi vida, incluso

me plantee la posibilidad a futuro, aunque según las palabras de Brad yo sería

una pésima madre. No voy a negar lo mucho que me dolió ese comentario.

Nunca me mostré amargada o con maldad hacia los niños. Tengo que sacarme

de la cabeza a ese idiota, no entiendo que me hizo idolatrarlo tanto, después de

todo si es por su aspecto Deukarion es mil veces más hermoso y fuerte y si

hablamos de sexo estoy comenzando a pensar que Brad era más pequeño de lo

que creía. No puedo evitar reír ante eso. Considerando que entre sus amigos, él

se mostraba como un gran portador. Pero bueno, todos los maníes pequeños

suenan mucho dentro de su cáscara.

Al cabo de unos minutos percibo un extraño cosquilleo en mis heridas y al

buscarlas ya no las veo. Los raspones causados por el duro baño y el labio

hinchado parecen curados, incluso los cólicos han desaparecido y al revisar la

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profunda mordida que Deukarion me hizo en el hombro la encuentra

cicatrizada. Ver la extraña marca me llena de preocupación. Espero que él esté

bien. Sus heridas se veían graves.

Caspian no tiene ningún derecho en reclamarme nada, él fue quien lo hirió,

incluso cuando le dejé en claro que no quería ser su anfitriona. Puede que él sea

más caballeroso conmigo, pero eso no quita que ya tomé mi decisión. ¿No?

No puedo quedarme a esperar ser rescatada, tengo que salir de este lugar antes

de que metan ideas en mi cabeza y saldré aunque derrumbe todos sus

cimientos. No soy una princesa raptada en espera de su príncipe, soy la puta

maléfica.

No sé cómo detienen a mis tallos, pero veremos cuantos pueden detener.

Voy hacia el centro de la habitación y cierro mis ojos mientras inhaló y exhalo

buscando la conexión, puedo sentirla y comienzo a llamarla, saldré de este

lugar aunque tenga que construir el maldito tallo de Jack y los frijoles mágicos.

Caspian

Tuve que hacer uso de toda mi voluntad para soltar su cuello. El sabor de su

sangre, aunque amargo al pasar por mi lengua causada por su miedo, sigue

siendo lo más sabroso que he probado en mi vida. Al soltar su blanca piel no

me encuentro con sus venas negras por mi veneno, ni jadeos de sufrimiento y

dolor. Ese siempre fue mi panorama al morder a alguien, es por eso que suelo

alimentarme desde una copa y es terriblemente incómodo. Dada mi condición,

solo cuando estoy ante un enemigo, puedo desplegar mis colmillos después de

todo, mi veneno, es mi mejor defensa y se siente bien cuando no contengo mis

instintos de clavar mis colmillos en la piel.

Siempre envidié a los Vampir convertidos que se alimentan en los festivales

rodeados de risas y alegría. Pero soy consciente de que eso no pasaría en mi

caso, aunque lo hayan disimulado, todas las hembras que buscaban ser mi

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anfitriona sabían a miedo en su sangre, incluso ahora que poseo a mi anfitriona

sé que ella nunca querrá recibirme por su propia voluntad.

Debería conformarme con su sangre, amarga o no, me dota de vida y poder,

aunque la desolación por su rechazo me molesta constantemente.

Al apartarme de ella me dirijo hacia el lugar donde se reúne el consejo.

Tal vez si Nice los viese entendería mejor la forma en la que tratamos a los

Omegas, todos ellos lo fueron alguna vez e incluso uno de ellos es un Omega

aún.

A pesar de que los Omegas son nuestra fuente de alimento, cuidamos bien de

ellos, incluso mejor que los lycans. Aquí los Omegas pueden prosperar e incluso

escalar entre las clases sociales, y después de ver a los Omegas que vivían con el

anterior beta me queda claro que no ocurre lo mismo entre los lycans.

Los Omegas que allí viven pasan hambre y necesidades incluso más que los

nuestros, a pesar de que sus tierras su son fértiles a diferencia de las nuestras.

Ahora qué Ocissor no obstaculiza mi mandato puedo hacer algo al respecto, ya

llevamos demasiadas décadas de tierras sin cultivos y eso debe cambiar.

Al ver el poder de Nice por primera vez pensé que tal vez podría hacer crecer

todo tipo de plantas, de ese modo todos mis problemas estarían resueltos, pero

a pesar de su gran capacidad solo ha hecho brotar tallos espinosos de rosas, sin

flores ni frutos. No creo que ella pueda ayudar con eso, incluso si quisiera

hacerlo.

La reunión con el consejo dura más de lo que me gustaría, todos ellos me miran

con miedo mientras hablan y entiendo el porqué, muchos de ellos votaron a

favor para implementar la dama de hierro en mí a pesar de solo ser una cría de

doce años de edad. No importa cuánto lo intenté olvidar esa tortura marco mi

mente hasta el día de mi muerte. Esto no es más que una reunión para que

hagan lucir sus desempeños en los ministerios que cada uno controla y sé muy

bien lo mucho que mienten ante mí intentando ganar algo de mi aprecio. A

660
diferencia de Ocissor yo no me dejó llevar por la avaricia y eso les complica su

pésimo actuar. Este lugar se viene a pique y caerán todos los responsables por

ello. Aunque por el momento los dejo hablar fingiendo ignorancia ante sus

fraudulentos actos. Omegas, lycans o Vampir todas las personas caen ante sus

anhelos de poder y riqueza dañando al pueblo que deben proteger.

— Es suficiente — digo cortando las palabras de uno de los miembros del

consejo.— no perderé más mi tiempo, de este modo quiero hechos concretos, no

palabras y si no pueden darme eso me darán su sangre — les digo mientras

abandono la habitación notando el miedo entre ellos.

Al salir Iván me espera — ¿Qué haces aquí? Deberías estar cuidando de mi

anfitrión — le recuerdo molesto.

— Ella no necesita que la cuiden, se ha pasado la última hora haciendo emerger

cientos de tallos desde los cimientos — me dice con notorio agotamiento y una

mancha de carbón en su rostro.— Necesitamos que la calmes antes de que

derrumbe todo este lugar.—

Ante sus palabras camino hacia la base del castillo construido sobre postes y

cimientos dejando un enorme salón oscuro hecho para emergencias en caso de

un ataque que nos exponga a la luz del sol. Allí encuentro a William sudando

por el esfuerzo mientras sujeta el suelo, desintegrando decenas de tallos que no

dejan de surgir.

El lugar está cubierto de polvo y negras cenizas, al parecer ella no se ha

quedado quieta desde que la deje en aquella habitación. Creí que sería más

consciente de su situación y se comportaría, pero no es ese el caso.

Salgo del lugar mientras me dirijo furioso hacia el cuarto donde la dejé.

Al entrar la encuentro arrodillada con sus manos en el suelo y una expresión de

férrea determinación. A diferencia de William, no parece estar al borde del

colapso. Es una enloquecida caja de sorpresas que ni siquiera suda por el

esfuerzo, mientras que debajo de ella William e Iván no dan abasto para

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intentar detenerla. Aun así, debo parar todo esto, necesito que se calme y se

comporte. Pero la idea de dañarla para ello me revuelve el estómago.

Tendré que usar una de mis cartas.

— Detente — le digo con calma mientras camino hacia ella. — Esto no te servirá

de nada —

— Ya lo veremos — me dice mientras me mira con determinación y un exótico

brillo en sus ojos.

— Tal vez no fui lo suficientemente claro — le digo mientras sujeto sus brazos y

los aparto del suelo obligándole a levantarse.— si no te comportas pagarás las

consecuencias y créeme que saldrán muy caras —

— Si, ya me dijiste que me matarías y eso mataría a Deukarion, pero Soy

humana tal vez eso no funcione en mí.—

Yo me río ante su pensamiento, ojalá fuese tan fácil aunque tengo un modo de

demostrarle el error de ello

— Iván — llamo apartándome de ella y extendiendo mis manos hacia él —

quema mis manos — le ordeno, veo la duda en su rostro ante mi orden, pero

obedece lanzando una llamarada de fuego hacia mis palmas. Soporto el dolor

de aquello, al tiempo que escucho como Nice grita de dolor mirando sin

comprender sus propias manos.

— Así como la conexión entre Anfitrión y huésped existe a pesar de tu

humanidad, lo mismo ocurre entre tú y ese sarnoso — le explico

Ella me mira sorprendida y con odio. Y luego dirige su mirada a mis manos

todas carbonizadas en la superficie.

— Extiende tus palmas — le digo acercándome a ella.

— ¿Para qué?— pregunta ella con desconfianza soportando todavía el dolor.

En vez de darle explicaciones, sujeto una de sus manos a pesar de su resistencia

y la llevo a mis labios. Pude notar la comprensión en sus ojos al ver que estaba

662
por morderla, intenta apartarse desesperada, pero tiro con más brusquedad y

muerdo su palma. Ella grita un momento por el dolor.

— Deja de morderme, parásito estúpido — me grita. Pero no la suelto hasta

sentir que mis palmas comienzan a curarse y extiendo una de mis manos,

mostrándole el efecto de su sangre en mí. Ella se queda inmóvil y sorprendida

mientras mis palmas se regeneran velozmente quedando intactas. Solo en ese

momento aparto mis colmillos de ella.

— Tú me curas tanto como yo a ti.— le digo — lo quieras o no estás tan atada a

mí como a tu perro.—

Ella me mira desde un rincón percibiendo sus manos, sé que ya no tiene

dolor.— yo no soy un simple parásito, lo nuestro es una simbiosis, te doy tanto

como tú a mí y eso es algo que él no puede hacer —

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151. Daga

— Él no soportaría el viaje en ese estado — dice molesto, Eunice.

— Claro que lo hará no es el Alfa de los lycans por nada — le indica con

confianza el Beta.

— Arcan entiendo tu lealtad y fe hacia Deu, pero sus heridas no son como las

anteriores, a este paso morirá en su próxima batalla —

— De todos modos morirá si no logra recuperarla —

— Tal vez el vampiro no quiera matarla —

— Claro que lo hará, del mismo modo que la anterior reina murió, sabes muy

bien como yo que él no soporta la idea de eso.— dice con pesar Arcan — tú

viste lo ilusionado que estaba Deukarion con el pequeño hermano que estaba

esperando, no importa que actúe con frialdad todavía usa la daga que forjo

como regalo de su futuro nacimiento para destripar a sus enemigos como aquel

día.—

Eunice se ve terriblemente preocupado mientras vuelven a Diluvio con su rey

aún inconsciente viajando en el carruaje que adaptaron para el viaje de la reina.

Arcan decidió terminar el viaje para que su gente pueda estar en un lugar

seguro antes de emprender el viaje a Argos, aunque a Eunice le parece una total

locura.

De por sí en buen estado físico llegar a la cima de la montaña de las gárgolas es

difícil y riesgoso, en el estado de ellos dos lo será aún más. Y las gárgolas no

tomarán bien la llegada del vetado a su reino, y todo por quedarme con uno de

sus cadáveres para mi investigación. Al parecer para ellos sus cuerpos son

sagrados y no debí profanar el cuerpo, pero no pude controlar mi curiosidad,

considerando que son la única especie en Glaukos que puede volar. No

obstante, ahora es el Beta y su rey lo necesita, así que tendrá que lidiar con eso.

Al llegar al dominio lycans la puerta del carruaje se abre con un fuerte golpe

mientras Deukarion baja rodeado de vendas en su pecho manchadas de sangre.

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La furia en sus ojos me indica que estoy jodido y sé porque, deberíamos estar

rumbo a Argos. No importa si ahora tengo el poder de un Beta cuando

Deukarion se enfurece de verdad puede hacer que sus enemigos se orinen en

sus pantalones solo con mirarlos.

— ¿Por qué no estamos camino a Argos?— pregunta mirándome fijamente

mientras extiende su dominio sobre mí, obligándome a bajar la cabeza.

— Lo haremos una vez que el pueblo se encuentre seguro — le respondo con mi

mirada en el suelo.

— Ya estamos en nuestros dominios, no necesitan más escoltas, saldremos hacia

Argos.— indica sin dar lugar a queja alguna.

— Todavía estás muy herido — le indico preocupado.

— No lo suficiente para detenerme — dice él mientras abre el frasco de pastillas

que Otis nos preparó y vuelca varias en su boca.—

Yo solo suspiro y me dirijo hacia los soldados reales junto a Eunice para

preparar la expedición. Perdimos a muchos hombres en la emboscada de los

vampiros, ninguno de ellos estaba listo para enfrentar a vampiros de ese tipo.

Los vampir son una molestia en la batalla por poseer una velocidad mayor a la

de un Lycans normal, pero nunca vimos vampiros que quemaban cosas con sus

manos, o unos que pudiesen congelar a sus contrincantes. No sé de dónde

salieron, pero no será fácil acabar con esos malditos.

Y menos ahora que el vampiro real parece poder controlar la niebla. A

diferencia de los otros poderes, el control de la niebla era el poder que poseían

los reyes vampir antes de que yo naciera. El hecho de que el real pueda

controlarla indica que ahora él es quien porta la corona. Pero con corona

Vampir o no firmo su sentencia de muerte al meterse con la compañera del

Alfa. Y Deukarion lo despedazaría si pudiese por ello, pero algo lo detuvo en la

emboscada y todavía no me explica. No obstante debe tener relación con la

mordida del vampiro en el cuello de Nice.

665
Voy en busca de caballos ni Deukarion ni yo estamos en condiciones de tomar

nuestra forma de batalla para llegar a Argos y es un largo camino hacia allí. Sé

que él odiara la idea, pero tendrá que aceptarlo. Al terminar de dar las últimas

indicaciones y dejar a un Delta de confianza a cargo me acerco a Deukarion que

reajusta sus vendas dentro del carruaje. Todo el lugar huela a ella y soy lo

suficientemente inteligente para no acercarme más de lo debido.

— Ya está todo preparado — le informo mientras él cubre sus heridas con una

camisa.

— Bien — contesta a secas mientras me extiende un mensaje para enviar a

Argos en un Halcón mensajero.— envía eso, tal vez así Uriel salga antes de su

maldita cueva para ayudar.—

El papel no está enrollado y puedo leer claramente el mensaje "mi reina es una

humana".

No entiendo por qué este mensaje sería de interés para el rey de las gárgolas,

pero no digo nada y solo envío el mensaje. Confiando en que Deukarion sabe lo

que hace.

Solo espero que Nice pueda resistir hasta nuestra llegada.

666
152. Oscuridad

Caspian me ha dejado sola y encerrada luego de morder mi mano. Es un

maldito bastardo, él tiene el poder de herirme sin siquiera tocarme, ahora

entiendo el intenso dolor que sentí cuando Deukarion lo atacó en el bosque.

Es por eso que lo dejo ir. Todo lo que le hizo a Caspian se transmite en dolor a

mí. ¿Qué clase de maldición es esa? Ya demasiado tengo con el temor de que

aparezca en mis sueños. Y con el hecho de que Caspian se crea mejor candidato

que Deu. Es una estupidez Deu nunca se quemó las manos para hacerme gritar

de dolor. Aunque mi maldita conciencia me recuerda que Deu también

impartió su cuota de dolor y miedo a su manera...

Arrrg ¡basta! Me digo a mí misma mientras sacudo mi cabeza y me despeinó

como una loca. Fue en ese momento que el grupo de Omegas entro a la

habitación trayendo agua y sus esponjas rasposas.

No... Otra vez no, por favor.— No necesito un baño — les digo mientras me

aparto de ellas.

— El real Caspian nos ordenó un baño por día — me informa la Omega mayor.

¿Un baño por día?

— ¿Ya pasé todo un día en este lugar?— pregunto escandalizada. Las mujeres

no me responden, solo me rodean y me quitan la ropa encontrando mis piernas

manchadas con sangre. La más antigua sonríe ante eso y baja levemente la

cabeza hacia mi — felicidades por su estro — me dice y me meten a la tina llena

de agua y jabón a repetir su tortura de ayer.—

Auch, no sean tan brutas — me quejo por el dolor — me van a desollar si siguen

así — les digo.

667
— Haremos lo necesario para quitar su olor — me dice la mujer sin detener el

baño. Al terminar secan mi piel ardida y traen consigo otro elaborado vestido

de color blanco.

— No puedo usar ese color con mi periodo — les indico — todos verán que

estoy sangrando.— les digo escandalizada.

La mujer me mira con extrañeza — es la costumbre lycans mostrar con orgullo

su estro a los demás —

— Soy humana, no una lycans — le digo y mi respuesta la hace sonreír

— Trae un vestido rojo — le ordena a una de las Omegas y luego me mira — mi

nombre es Sultra — me dice juntando sus manos. — soy el ama de llaves del

castillo.

No entiendo por qué se presenta recién ahora, no creo que sea por enterarse de

que soy humana, ellas ya vieron mi sangre roja antes ¿Qué es lo que le hizo

actuar de ese modo? Traen un vestido rojo lleno de joyas, es hermoso y sé que

me dolerá mucho usarlo con la piel así. Ellas me visten y salen de la habitación

sin decir una sola palabra.

— Esperen — les pido — necesito compresas o vendas para mi sangrado — les

digo, pero Sultra solo me mira y muestra disgusto ante mis palabras sin decir

nada mientras se van. No entiendo a esas mujeres, ¿Todas las Omegas que

llegan aquí terminan igual? ¿Y Core? ¿Cómo estará ella? El brusco baño me deja

exhausta y tengo mucho sueño, me acuesto en la cama cansada y llena de

preocupación extrañando el dulce olor a chocolate entre las mantas. Pero antes

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de quedarme dormida en la oscuridad, veo los ojos violetas de Caspian muy

cerca de mí, obligándome a abrir los ojos con miedo y enojo.

— ¿Tú qué haces aquí?— le digo molesta saliendo de la cama.

— No podía dormir — contesta mientras ve mi vestido — me gusta cómo te

queda ese color — dice mirándome sin ocultar su deseo.

— No soy una heladera, si no puedes dormir busca otra cosa para comer — le

digo molesta.

— No vengo a morderte, me dice y se sienta en la cama — solo creí que ya

estabas dormida —

— Tú ya sabes cuando estoy dormida — me quejo — invaden mis sueños en

cada oportunidad — — — Para establecer el nexo ambos debemos estar

dormidos — me dice con media sonrisa — y desde que llegaste es algo que no

puedo hacer

— Bien en ese caso si me dejas ir podrás dormir todo lo que quieras — le digo

con ironía.

Él sonríe, — es más divertido verte dormir a ti, sueles moverte mucho cuando

duermes, es hipnótico y hasta sensual, diría yo —

Es un maldito enfermo. — ¿Dónde está Core? — le pregunto molesta

cambiando el molesto tema.

Él suspira ante mi pregunta — En un lugar seguro — me contesta.

— Déjame verla — le pido ansiosa y sin modales.

— ¿A cambio de qué?— pregunta mientras se pone de pie y se aproxima a mí.

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— Como pago por la sangre que me has quitado — le contesto furiosa.

Él se queda viendo mi rostro por un momento — bien — me dice y se aparte de

mi — sígueme — Lo sigo sorprendida porque él acepte mi trato y caminamos

por el oscuro castillo que cada vez tiene menos iluminación hasta que me

detengo incapaz de ver hacia donde voy

— ¿Caspian?— pregunto nerviosa rodeada de oscuridad. Esto fue una mala

idea, después de todo este es un castillo de vampiros, no debí creerle. La

ansiedad empieza a crecer en mi pecho, ¡no es momento para un ataque de

pánico Nice! Me digo mentalmente intentando calmarme. Una mano sujetando

mi muñeca que sorprende haciéndome gritar con el corazón desbocado en mi

pecho. Hasta que noto los ojos violetas de Caspian.

— ¿Por qué no me sigues? — Me pregunta molesto.

— ¡Idiota! — le gritó mientras golpeó su duro pecho — ¿Qué te pasa? ¡No

puedo ver en la oscuridad! — le gritó aún con angustia y mis ojos conteniendo

sus lágrimas.

— Lo lamento — me dice — me olvidó con facilidad que eres humana —

intenta explicar.— Ven — me dice mientras suspira y comienza a guiarme en la

completa oscuridad.

— Prende las malditas luces — le exijo calmando mi acelerado corazón

— Aquí no hay luces — me contesta — solo camina, ya casi llegamos. — me

indica — ahora comprendo por qué te perdiste aquella vez en el bosque, la vista

de los humanos es muy deficiente — comenta.

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— Deficiente tu cerebro — le contesto molesta.

Siento la presión de su agarre en mi muñeca aumentar causándome dolor — No

me hables de ese modo — me dice molesto — tal vez a tu perro puedas tratarlo

así, pero yo exijo respeto. — me indica.— o te daré una lección que reeducara

tus modales — me advierte.

671
153. Lucha inútil

Caspian

Al llegar a la celda encuentro a Iván allí. Le advertí que se alejara de esa mujer,

no puedo arriesgarme a qué la muerda y la convierta en cenizas. Pero él rara

vez obedece en cosas tribales, no lo culpo, su maldición, se ha llevado parte de

su cordura al ver a sus seres queridos convertidos en carbón por sus propias

manos.

Él me mira y sonríe al ver que traigo de la mano a mi anfitriona. Por algún

motivo a Iván y William les agrada Nice y eso me alegra, aunque ello no parece

quererlos en lo más mínimo, considerando como los mira.— Iván ilumina el

lugar — le ordeno y él enciendo flamas de sus manos haciendo que las personas

que se encuentran en la celda chillen asustadas.

Nice me suelta y corre hacia la celda al oír los llantos. La escucho jadear al ver el

interior del lugar. Y me mira furiosa — abre la puerta — me ordena.

Yo la abro a pesar de su exigencia y la veo correr al interior mientras se

arrodilla cerca de la Omega preocupada

— ¿Qué te han hecho?— le pregunta angustiada al ver su rostro golpeado. Ella

no debería estar así, nadie golpea a las prisioneras en este lugar La Omega no

responde viendo sorprendida como su reina se preocupa por heridas menores

de una Omega

— ¿Qué le hiciste?— me pregunta viéndome con furia en sus ojos.

— No fuimos nosotros, fue ella — le digo señalando a la otra lycans encerrada

en el lugar, oculta en la oscuridad de la celda. Ante mis palabras, la mujer sale a

la luz, gruñendo a medio transformarse, amenazando a mi anfitriona. Y Nice no

se queda atrás, ya que a pesar de eso se aproxima a la mujer haciendo lo menos

pensado, incluso Iván jadea al ver todo lo ocurrido.

Nice

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Entro a la supuesta celda que está confirmada por una habitación que incluso

tiene alfombras en el suelo y dos camas bien arropadas, lo único que indica que

este lugar es una celda es su puerta de rejas de metal. Core tiene cortes y

moretones en su rostro y brazos, ¿Qué clase de salvaje podría herir de ese modo

a una mujer indefensa?

— ¿Qué le hiciste?— le digo con furia a Caspian.

— No fuimos nosotros, fue ella — me contesta señalando a un rincón de la

celda y es allí donde me encuentro a la maldita perra Pria, ¿Ella golpeó a Core?

¿No le basto con traicionar a su gente y formar parte de la facción rebelde? Es

una hija de perra. Esa maldita y yo todavía tenemos cuentas pendientes. No

contengo mi furia y me aproximó hacia ella dándole un zurdazo con el puño

cerrado en su estúpido rostro de niña linda. El vampiro con fuego en sus manos

jadea ente eso — ¡Qué carácter!— comenta

Pero al instante se coloca en frente de Pria evitando que la maldita se balancea

sobre mi completamente transformada.

— O te calmas o cocinarme tu carne para que la cenen los del pueblo— le dice el

sujeto de fuego y parece que no es una simple amenaza porque Pria vuelve a su

forma de mujer

— Malditos traicioneros — grita ella furiosa con el labio partido y sus dientes

llenos de sangre azul por mi golpe. Ver eso hace que valga la pena el enorme

dolor que quedó en mi mano.

— Deukarion debió matarte cuando te teníamos encadenada en la prisión

mientras rogabas por tu vida — me dice llena de resentimiento y odio. Su

comentario parece enfurecer a Caspian que me sujeta y me arrastra fuera del

lugar antes de que me abalance nuevamente sobre la perra venenosa.

— ¿Qué haces?— le digo molesta a ver qué me saca de la celda. — todavía no

termino con esa hija de perra — Intento apartarlo furioso para ir a terminar de

partirle la cara a esa maldita, pero él me detiene sujetando mi cuerpo y

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acorralándome contra la pared. Al ver su rostro noto que está furioso, apenas

conteniendo su ira.

— ¿Te torturaron en una celda?— pregunta con la voz fría como el hielo

— Y a ti ¿Qué más te da eso?— le digo molesta.

Él se ríe, pero no hay alegría alguna en ello. — Te niegas a mí a pesar de que te

he protegido desde el primer día, ¿pero te entregas a un maldito bastardo que te

torturó?

— Tú no sabes nada — le digo molesta

— Entonces dime cómo fue — insiste apretando sus dientes por la furia.

— ¿Para qué? ¿Para qué me hagas lo mismo?— le pregunto con ironía.

Mi comentario le molesta — Tal vez de ese modo consigo que abras las piernas

para mí también — me dice.

Al oírlo golpeó fuertemente su rostro. No voy a permitir que me trate como a

una zorra. Mi palma arde por el dolor del golpe que acabo de darle, haciendo

que su rostro se incline hacia un lado por la inercia. Él presiona más mi cuerpo

contra la pared y cuando voltea su rostro hacia mí nuevamente sé que no debí

hacer eso.

Hay algo en la mente de los hombres que les hace odiar las bofetadas en su

cara. Podrían aceptar un puñal en su pecho con más dignidad que una simple

cachetada.

Sus ojos violetas brillan mientras sus colmillos parecen extenderse frente a mí.

No importa que tan valiente quiera aparentar ser en este momento verlo me

genera un nudo de pavor en la garganta.

— Te advertí que te comportas — me dice mientras me sujeta la muñeca y me

empuja nuevamente hacia la oscuridad.

674
154. Gritos

Nice

— ¡Suéltame! — Le gritó a Caspian mientras intento quitar mi muñeca de su

mano, pero es inútil, él aprieta tanto que incluso corta mi circulación, mientras

me lleva hacia otra celda, a diferencia de la de Core, este lugar sí parece un

calabozo, con cadenas apiladas en una de sus paredes, ver todo eso me pone la

piel de gallina y más aún al notar una mesa cerca llena de elementos como

sierras, cuchillos, martillos y demás. El miedo me paraliza mientras Caspian me

lleva dentro y se dirige hacia una de las cadenas.

— No... No, no, no hagas eso — le ruego con miedo. — Lo entiendo, no debí

golpearte, no lo volveré a hacer — le digo mientras intento soltarme

nuevamente.

Pero él ni siquiera me mira mientras me empuja hacia el lugar, encadenando

mis muñecas a la pared y girando mi cuerpo hacia él. Su rostro refleja frialdad

cuando me mira. Ni siquiera lo golpee tan fuerte. Estar con mi cuerpo

incómodamente estirado hace que mi sangre escurra manchando mis piernas.

Caspian se aleja de mí y regresa con un cuchillo en sus manos.

— No me lastimes — le digo con pánico mientras veo el cuchillo.

Él se aproxima hacia mi — Habré las piernas me dice mientras coloca el cuchillo

entre mis muslos.

— Vete a la mierda — le digo al ordenarme algo así. No voy a dejar que me

trate de ese modo. No importa lo que piense, no me entregué a Deu por

tratarme de este modo.

Él sonríe con frialdad y presionar la punta del cuchillo clavándose en la pared

entre mis muslos. El miedo al objeto filoso me obliga a abrir mis piernas

mientras Caspian baja el cuchillo por la tela, cortando la falda del vestido en

dos y exponiendo mi cuerpo. Él inhala el aire de la celda mientras jadea.

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— Odio que huelas tan bien — me dice mientras se arrodilla frente a mí

soltando el cuchillo viendo el desastre de mis piernas. Esto es humillante, él

puede ver cada gota de sangre que hermana naturalmente de mi cuerpo y

aproxima su boca a una de mis piernas lamiendo sus manchas rojas de mi

muslo mientras jadea de placer.

— Basta — le digo colorada por la vergüenza soportando el cosquilleo de su

lengua sobre mi piel — Si lo que quieres es sangre solo muerde mi cuello — le

digo molesta.

Él se levanta mirándome a los ojos, aun con furia en ellos mientras lleva su

mano a mi cuello sosteniéndolo. — ¿Crees que es tú sangres lo único que deseo

de ti?— me dice con frialdad mientras sube su mano desde mi cuello a mi

mandíbula y me besa los labios. Intento apartar mi rostro de él furiosa con todo

esto, pero él no se aparta y siento su lengua invadiendo mi boca. Furiosa clavo

mis dientes en ella haciéndolo sangrar.

Eso fue un terrible error.

Al primer contacto de su sangre con mi lengua mi cuerpo parece afiebrarse.

Esto es una terrible locura, pero su sangre sabe dulce y algo ácida. No tiene el

sabor a hierro de la sangre humana. Es... sabrosa.

Caspian se aparta mirando mi rostro con extrema preocupación.

— Maldita demente no bebas mi sangre — mi grita mientras intenta abrir

desesperado mi boca con sus dedos.

Pero ya es tarde y su tacto aumenta la extraña fiebre en mi cuerpo, creando en

mí un deseo antinatural y enloquecedor que me hace gemir con su tacto en mis

labios.

Al oírme Caspian se detiene y se aparta viéndome lleno de sorpresa mientras la

pérdida de su cercanía se siente como miles de agujas en mi piel. No puedo

evitar gritar por el dolor de aquello.

676
Al instante Caspian vuelve a rodear mi rostro con sus manos, calmando todo lo

malo e incendiando mi cuerpo. No entiendo que me sucede y no quiero

entenderlo, el deseo que siento nubla mi razón.

Él me sujeta abrazándome y desde su altura solo su cuello y pectorales están al

alcance de mis labios, yo solo puedo aprovechar su cercanía para lamer su

cuello. Lo escucho jadear ante aquello y se queda inmóvil dejándome besar su

cuello.

— Debería detener esto — me dice con voz ronca mientras veo la nuez de su

garganta moverse — un buen hombre detendría esto — dice jadeando al clavar

mis dientes en su cuello. — Él sujeta mi cabello con brusquedad — No soy un

buen hombre — me avisa mientras me mira a los ojos.

Siento algo en mi mente, es como esa sensación de estar olvidando algo

importante, pero no sé qué es solo sé que sus labios se ven deliciosos y necesito

probarlos.

— Tú no eres un hombre, — le indico — eres un vampiro —

Mi respuesta parece hacerlo sonreír mientas, se aproxima a mis labios y me

besa.

— Odiarás todo esto al anochecer — me advierte —, pero no puedo detenerme.

Caspian

Esto no estaba en mis planes. Y generalmente me enfurece cuando algo no sale

según el plan, pero este no es el caso. Siento a Nice lamerme el cuello con deseo

y mi cuerpo no puede evitar reaccionar ante eso. Maldita sea de todas las cosas

que esperaba hacer, drogarla no era una de esas. No debió morderme de esa

forma, es notable que mi beso la enfureció lo suficiente para clavar sus dientes

en mí de ese modo. Al momento que mi sangre comenzó a brotar en su boca me

aparto espantado pensando en que eso podría matarla.

— Maldita demente no bebas mi sangre — le indico mientras intento abrir su

boca para que no trague el contenido.

677
Pero al oírla mi mente queda anonadada, ella no solo no está muriendo, sino

que gime por mi tacto.

La sangre de un vampiro suele ser utilizada como afrodisíaco en algunas

culturas de Glaukos. Y es lo que hace que el dador disfrute de la mordida

cuando es voluntariamente recibida. Pero en mi caso solo una mujer tuvo la

estúpida idea de consumirla pensando que de ese modo podría convertirse en

Vampir sin tener que esperar su turno para ello.

Eso no termino nada bien, todavía recuerdo como su cuerpo se tornaba negro

mientras ella jadeaba ahogándose llena de dolor. Mi sangre es usada para

convertir a los Omegas en Vampir, pero las cantidades deben ser infinitésima e

inyectadas directamente al corazón.

Pero Nice no solo está viva, sino que se aproxima hacia mi aún encadenada,

buscando mi piel.

Yo me aparto sorprendido ante su acción, pero eso parece causarle un intenso

dolor.

Está drogada y la dosis que consumió es demasiado como para que atraviese

esto tranquilamente. Mi sangre la estimula y en ese estado buscará desahogarse

a como dé lugar.

Maldita sea mi suerte, yo realmente quiero que me desee, pero ella no me

perdonará que me aproveche de esta situación. Cuando el efecto pase recordará

todo lo ocurrido con odio.

Un buen hombre se apartaría de ella. Podría dejarla aquí encadenada,

esperando que su cuerpo se desintoxique.

Pero yo no soy un buen hombre, soy un maldito bastardo y no voy a negarme al

placer de esto. La deseo y aunque me odie por esto no puedo detenerme,

además esto no deja de ser su castigo.

678
155. Caliz sagrado

Sentir su tacto en mi piel es embriagador y besarla sin que se resista a ello lo es

aún más. Mis manos viajan por su piel dirigiéndome al valle entre sus piernas.

Puedo tocar su cuerpo febril y oírla jadear retorciéndose en sus cadenas por

ello. El olor de su sangre lo invade todo y yo solo puedo arrodillarme ante ella y

lamer cada gota, no es mucho, pero es jodidamente deliciosa. Ahora entiendo

por qué los pueblerinos consideran a este momento sagrado. Sus hembras se

convierten en cáliz y es una deliciosa y embriagadora experiencia beber gota a

gota de él.

Escucho sus gemidos nublando mi juicio mientras me alimento lamiendo sus

deliciosos pétalos. Si respiración se acelera cada vez más mientras escucho su

corazón bombear su sangre de un modo enloquecido. No es simple sangre, está

tan cargada de feromonas, éxtasis y placer que no puedo detenerme incluso

cuando ya no sangra.

Una sed arrebatadora se apodera de mí mientras coloco sus muslos en mis

hombres y me pongo de pie con mi boca devorando y lamiendo su centro,

deleitándose con cada lamida.

Su nueva altura le permite llevar sus manos encadenadas hacia mi cabello,

tirando de él más cerca de su delicioso cuerpo, puedo sentir sus muslos, temblar

de manera inconsciente ante el placer que le proporciono, sé que está cerca de

culminar y mi boca profundiza su trabajo ansioso por probar su esencia. Sus

uñas se clavan en mi cuero cabelludo mientras sus gemidos hacen eco en la

celda mientras estalla vertiendo en mis labios la sangre más jodidamente

deliciosa que he consumido en mi vida

679
Mi instinto me grita que la muerda, que aproveche esta oportunidad, consciente

de que no es miedo lo que siente. Pero me contengo, soy consciente de que no

es voluntario lo que me está dando y a pesar de que no obtengo satisfacción

física alguno por todo aquello, esto ya pasó de ser algo consensual en el

momento en que mi sangre llegó a sus labios.

A pesar de que no la muerdo, no puedo apartarme, incluso aunque su cuerpo

hipersensible se retuerce sobre mí e intenta apartar mi boca de aquel delicioso

premio. No pienso apartarme y siento que ella comienza a tirar de mi cabello,

intentando alejarme cada vez con más fuerza entre sus jadeos inconscientes

.— ¿Cómo...?... ¡Ahí carajo no!— me dice mientras más intenta separarme. Al

parecer su conciencia está despertando y entiende perfectamente en el lío que

está metida. Pero no me importa, aunque grite y patalee no habrá forma de que

pueda quitar mis labios de semejante delicia, así que vuelvo a cubrir su

protuberancia con mi boca mientras ella se contorsiona en mis hombros por la

estimulación que aquello le provoca. Sus gemidos son bajos y parece furiosa por

ellos, intentando negarle a su cuerpo lo que ya no puede detener. Lo sé está

cerca, puedo sentirlo, así que no me aparto y continuo torturando su cuerpo

mientras la escucho gritar y gemir una y otra vez.

A pesar de su evidente enojo, es lo más dulce y sensual que ha vivido en toda

mi maldita vida y ni siquiera ella podrá arrebatarme esto.

Los tres malditos

680
— Es un maldito suertudo — me quejo — solo a él podría pasarle semejante

cosa y disfrutar de ella de ese modo estoy jodidamente celoso— Pude oler la

sangre de la mujer y lo más extraño es que también percibir el olor de la sangre

real de Caspian. Si allí arriba ocurre lo que estoy creyendo, nuestro real

aprenderá por las malas lo que una mujer puede hacer cuando se enoja de

verdad.

William se ríe ante mi queja, pero Sergan se encuentra callado y muy serio con

su típica cara de pocos amigos. No lo puedo negar, él se ha vuelto casi tan frío

como el hielo que lo rodea.

— Me imagino que cuando ella entienda lo que está sucediendo querrá

destruirlo — dice con un suspiro William — necesito un maldito trago antes de

que nuestra señora comience con sus berrinches — dice yendo a buscar la única

sangre que puede alimentarnos sin sufrir los efectos de nuestra maldición.

Sangre envenenada.

Maldita sea la bruja que nos dio este castigó. Fuimos a ella en busca de poder y

eso fue lo que obtuvimos, pero el costo fue terriblemente alto, si no fuera por

Caspian habríamos muerto de hambre hace mucho. Es su veneno en nuestra

comida lo que evita que la arruinemos antes de alimentarnos. Extraño los días

en que mis colmillos podían atravesar carne y beber libremente. Ahora si lo

hago de un recipiente que no tenga gotas de sangre de Caspian mi alimento se

quema prendiéndose fuego en mi boca.

Nos encontramos en el subsuelo del castillo, donde tanto William como yo

evitamos que los extraños tallos espinosos que surgen del suelo lleguen a dónde

la mujer de Caspian se encuentra. Si la humana camina a algún sector del

681
castillo nosotros la seguimos desde el su sueño, en este momento nos

encontramos debajo de las celdas. Y los ecos de lo que sucede sobre nuestras

cabezas me dicen que tal vez el sabor amargo de nuestra sangre mejore un poco

con las consecuencias de todo lo que está pasando con el Real.

Es una tortura ver sangre de un cáliz y lo es más cuando tragarla quema tu

garganta dejando un terrible amargor en ella. Aunque desde que Caspian

encontró a su anfitriona, nuestro alimento ha tenido una leve mejora. Eso ayuda

cuando te pasas el día vigilando a una loca que hace brotar plantas espinosas

del suelo como si fuesen su propio ejército, y más cuando por las noches sales a

cazar inmundas gárgolas.

Pero desde que esa mujer llegó aquí con todo el grupo de Omegas, mis días se

han vuelto más divertidos. Ella me atrae a pesar de que odia a los de mi especie,

su fuego interior hace que mis llamar ardan y eso no es normal en mí, no desde

que la maldición me lo arrebato todo.

682
156. Culpa y enfado

Nice

Al despertar me encuentro en la cama de la habitación donde suelen

encerrarme. No sé cuánto tiempo he dormido, pero me duele todo el maldito

cuerpo. Esto se siente como si una resaca decidiera partirme la cara mientras

duermo. Mis uñas duelen al igual que mis dedos y no puedo sentir mis piernas

ni moverlas, solo tiritan al intentar acomodarme como si mis músculos no

pudiesen funcionar.

Puedo recordar cada detalle de lo que ocurrió con Caspian y eso me llena de

vergüenza y culpa. Yo no quise que las cosas fuesen de ese maldito modo. Le

dejé en claro que no me entregaría a él, a menos que un "vete a la mierda"

significa "fóllame" en este planeta.

Intente apartarme de él con uñas y dientes literalmente, pero la diferencia de

fuerza entre un vampiro y un humano es abismal y a eso se le suma el hecho de

que creo que después de todo, los mitos son ciertos. Los vampiros pueden

hipnotizar a las personas. Solo eso explica que a pesar de no querer hacerlo, me

pegará a él como una garrapata. Aunque el parásito en ese caso fue él bebiendo

de mí de un lugar que me sonroja al recordarlo.

Esto es enfermo y macabro, literalmente se alimentó de mi sangrado y lo hizo

como si fuese su maldita comida favorita, como un maldito animal que no

quiere dejar su plato. En algún punto, entre los orgasmos más aterradores que

he sufrido en mi vida, mi conciencia hizo acto de presencia. Me avergüenza

pensar que tal vez el motivo de ello es el orgasmo que Caspian me provocó,

sacudiendo toda mi mente con eso. Pero aquello no lo detuvo, intente apartarlo

con todas mis fuerzas, un humano se habría quedado pelado ante los jalones de

cabello que le di, no obstante su boca nunca se apartó de mí, consumiéndome,

torturándome como un maldito loco.

683
Mi garganta duele de tanto que le grite e incluso lo insulte, pero él no se apartó

y su lengua me torturó, en cada grito o golpe que le daba él solo se centraba

más en mi punto débil enloqueciéndome haciéndome montar otra ola

orgásmica que me hacía derramar todo en él.

En un punto me rendí, no tenía forma de apartarlo de todos modos, mi cuerpo

se sentía débil y contrariado mientras él me torturaba sin detenerse ni después

del sexto estallido. Pude sentir como el éxtasis hacía temblar todo mi maldito

cuerpo rendido a su tortura. Nunca creí que una experiencia así pudiese

pasarme. Lo odié por ello, pero al mismo tiempo un demonio en mi mente me

dice que fue la experiencia más erótica y excitante que viví en mi vida. No sabía

que las cadenas y todo eso podía sacar ese lado salvaje de mí inconsciente. Pero

a pesar de eso, la culpa me hace pesar el pecho. Hipnotizada o no, encadenada

o no me rendí al final. Lo dejé consumirme hasta quedar inconsciente.

No importa como lo miren, disfrute de ello y no debería ser así. Yo elegí a

Deukarion. No puedo permitir algo así. Esto no debió pasar. No importa cuánto

lo disfruté al final, eso no quita que él me obligó a ello y eso solo tiene un

nombre de dónde vengo. Violación.

Caspian

La vergüenza cubre mi rostro al notar lo que he hecho. Nice yace inconsciente,

encadenada, totalmente débil y exhausta por mi locura.

No pude controlarme, no fue solo deseo, ni hambre, realmente mi cuerpo

anhelaba con desesperación cada maldita gota de ella. Y a pesar de que mi

sangre se limpió de su sistema, mi deseo no disminuyó, recuerdo sus gritos y

ruegos pidiendo que pare, que temía morir por ello, y aun así no pude

detenerme. Consumí su cuerpo al punto de dejar su sexo totalmente seco.

Al quitar las cadenas de sus muñecas las noto lacerada por su lucha. Esto no

debió ser así. Lo que le hice es imperdonable, no debí comportarme como un

684
jodido animal. Pero su deseo inducido por mi sangre de todos modos acrecentó

el mío nublando mi juicio.

— Deberías alimentarte — me indica William mientras se sienta a mi lado

estirando sus piernas cómodamente con un cáliz en su mano derecha

enguantada.

Sus palabras quitan el recuerdo de mi mente. Nice lleva dormida más de treinta

horas ya. A su cuerpo le costará mucho recuperarse de aquello, no estaría bien

alimentarme de ella ahora, ya tomé mucho de ella en ese estado como para

darme la libertad de morderla también.

— Estoy bien — le digo a William.

— De eso estoy completamente seguro — dice mientras bebé de su copa. Es la

primera vez que lo veo alimentarse sin forzarse a tragar la sangre. Al parecer mi

sangre en su alimento ya no sabe tan mal.

— No te acostumbres — le advierto — dudo que algo así vuelva a pasar —

— Tal vez si le dieras tiempo para conocerte mejor podría cambiar de opinión.

— me dice él.

— Sí, después de todo que mujer no cae rendida ante un vampiro tratado como

una paria por su propio pueblo — le digo con sarcasmo — seguro que eso la

enamora.— comento molesto, no soy idiota, no tengo nada que le haga

escogerme sobre el Lycans.

Un guardia de la fortaleza se dirige hacia nosotros. Solo hay un motivo para

que un guardia decida ingresar a esta sección del castillo. Malas noticias.

— Real, las gárgolas han vuelto — me dice el soldado sin emoción alguna en su

rostro.

Esos malditos pajarracos son más molestos que un dolor de colmillo. Me dirijo

hacia la salida, pero me detengo y miro a William, — mantente alerta — le

indicó y él sabe a qué me refiero.

685
— Ve a matar palomas, yo me encargo de la bella durmiente — me dice y sonríe

de forma cálida. — no pienso volver a las gotas amargas — comenta con media

sonrisa.

686
157. Loca

Caspian no se ha vuelto a aparecer por la habitación, solo el grupo de Omegas

ingresa, pero esta vez no dañan mi piel al bañarme, incluso parecen más

amables que antes. Aunque el hecho de que no me dejen encargarme de mi

propia higiene es incómodo. Su presencia es la única forma que tengo de

calcular cuánto tiempo llevo encerrada en este maldito lugar. Ya llevo dos días

de completa monotonía y aburrimiento, aunque mi cuerpo se siente cada vez

mejor gracias al descanso. Estar sola tanto tiempo es una tortura, extraño a

Deukarion, pero me siento culpable al pensar que tal vez también extraño al

maldito vampiro. No tiene sentido, mi cerebro está funcionando terriblemente

mal, no puedo extrañar a ese estúpido bastardo. No después de lo que me hizo.

Esto es solo a causa del encierro, no puedo seguir en este lugar, así que tomo mi

determinación y al encontrarme sola en la habitación conecto nuevamente con

mis tallos. Esta vez la conexión se siente diferente, es como un hilo invisible

tirará de mí y escucho el crujir de las. Maderas del suelo. Están cerca muy cerca

y sonrió ante ello. Mi cuerpo siente una extraña energía y compulsión de

incrementar los tallos. Ya he sentido todo esto antes, es como en la muralla,

aunque no recuerde bien que fue lo que hice en ese lugar, sé que eso me sacará

de este maldito lugar, así que sonrió dejándome llevar por el hilo que me une al

rosal viendo como la madera se astilla y sé derrumba bajo mis pies

Siento como caigo al suelo lleno de tallos que se mueven como un nudo de

serpientes furiosas mientras noto a tres vampiros en el lugar desintegrando,

quemando y congelando tallos a lo loco. Intentando llegar a mí para

contenerme, para sacarme mis armas vivientes y volver a encerrarme junto a

ese maldito. No voy a permitirlo. No tengo el control sobre mi cuerpo, pero no

me importa, dejo que los tallos tomen el control atacando de forma salvaje y

descontrolada, igual que en el árbol de los gnomos. Ellos son rápidos y se

mueven con gran habilidad, pero mis tallos no retroceden, ya no soy una

687
humana miedosa e insegura en un mundo extraño dónde todos me miran como

el monstruo de los cuentos. Aunque si ser un monstruo me va a sacar de este

lugar, entonces con gusto me entrego por completo a mis tallos, perdiendo la

conciencia de ello mientras escucho como gritan y lucha por sus vidas. Ya no

intentan llegar a mí. El poder de mis ataques es tal que su única preocupación

es sobrevivir. Los vampiros se metieron con la maldita chica equivocada.

Caspian

El sol comienza a salir y aún me encuentro en las ciénagas luchando con las

malditas gárgolas.

Esta especie nos odia incluso más que los lycans. Y el sentimiento es mutuo,

pero durante el día, aun con mi niebla cubriéndonos, estamos en desventajas.

Considerando que las gárgolas usan sus emplumadas alas para alzar el vuelo

con Vampir en sus brazos para exponerlos a la mortal luz del sol. Sus ataques

no son algo raro, pero últimamente se han vuelto más seguidos y preocupantes,

es por eso que Ocissor convierto a tantos en Vampir. Pero eso no basta, la noche

nos favorece, pero no es eterna y debemos replegarnos y volver a nuestros

dominios en una tregua impuesta por el maldito sol, la protección divina de su

dios Apolo.

Mi cuerpo se siente cansado y sediento más que nunca en mis últimos cien

años. La sangre que Nice me da sacia como ninguna otra, llenándome de vida y

poder, pero al mismo tiempo es el motivo de mi terrible sed. La sangre común

ya no parece alimentarme y eso es un problema. Todavía no tengo la fuerza

para enfrentarla después de lo que le hice. Así que mientras tanto me castigo a

mí mismo evitando su sangre, aunque mi vida parece depender de ella. Pero no

es su sangre lo único que me tortura, mi mente, la extraña, extraña a esa hembra

que no podía parar de hacer preguntas y mirar con curiosidad cada detalle del

bosque que nos rodeaba. Extraño su confianza en mí, sus comentarios

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ocurrentes y su pequeña risa. Pero no puedo verla y aunque lo hicieses sé que

ella ya no actuará como en aquel bosque cerca de mí.

Al entrar al castillo el caos me recibe, el suelo se mueve como si el mar se

encontrará bajo de él, con olas embravecidas. Solo que estás olas hacen brotar

hojas y espinas desde los rincones.

Nice. Grita mi mente mientras corro llegando en un segundo a su cuarto. Pero

ella no está allí. Nada lo está, el suelo ha cedido a sus tallos y veo su frágil

forma desde mi altura en el centro, rodeada de tallos violentos que buscan

desesperadamente matar a mis hombres. Algo no está bien, ella no es una

asesina. No voluntariamente, no de ese modo al verla bien noto sangre

surgiendo de su nariz y oídos. Incluso sus ojos se ven ensangrentados y teñidos

de rojo, con la mirada fija, pero perdida mientras, sus labios repiten de forma

incesante las mismas palabras

"Rosas, veneno y espinas. Dientes, colmillos y luna"

Ella perece estar en trance y necesito detenerla antes de que destruya todo el

maldito lugar. Así que tomo impulso y salto hacia ella, esquivando por los

pelos uno de sus tallos. El olor de su sangre llama a mis colmillos y a pesar de

todo el caos al llegar a ella solo puedo ir a por su blanco cuello mordiendo su

carne sin delicadeza alguna mientras me alimento con desesperación.

Por algún motivo eso parece detenerla y los tallos se calman y acortan a cada

trago que doy. Nice pierde la fuerza de sus piernas y yo la sujeto aún con mis

colmillos clavados en su suave cuello. Solo al ver su inconsciencia aparto mi

boca y alzó su frágil cuerpo entre mis brazos sacándola del nido de tallos

espinosos.

No entiendo que fue lo que ocurrió, pero no puedo permitir que vuelva a

suceder. No sé mucho de humanos. Las gárgolas se encargaron de destruir y

saquear nuestras bibliotecas y archivos, pero sí sé quién sabe de ellos e iré a

buscarla al maldito infierno, para poder proteger a mi anfitriona.

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Llevo a Nice a mi habitación, recostando su cuerpo en mi cama mientras

escucho los pasos de William al entrar.

— Lo lamento — me dice sintiéndose culpable por lo ocurrido — intentamos

detenerla, pero ella parecía poseída — me cuenta preocupado.

Al verlo lo encuentro lleno de rasguños. Eso es raro en él, incluso lleva su

espada desenfundada. La batalla debió de ser un verdadero reto para ellos y eso

nunca antes ha ocurrido.

— Necesito saber más de ella — le digo volviendo a mirarla — y sabes quién

puede darnos esas respuestas — le digo. Sé que esto no va a gustarle a ninguno

de los tres, después de todo iremos a rescatar a la bruja que les lanzó su

maldición. Si hay alguien en Glaukos que sabe de humanos, esa es la maldita

bruja — Iremos a buscar a Kresly — le indico consciente de que la bruja se

encuentra prisionera en la guarida de las Gárgolas.

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158. Profecias

"Reina de espinas

Rosa sangrienta

El veneno está en la cura

Y la cura está en el veneno

Quienes cuidan el paraíso

Desataron el infierno

Sola la unión de la sangre podrá detenerlos.

Sangre roja

Sangre azul

Rosas, veneno y espinas

Dientes colmillos y luna

Tres no quieren ser

Y los tres, uno serán

Para curar el mundo de este mal

Trayendo el inicio desde el final.”

— Ya cierra la maldita boca — grita el guardia desde a fuera de la celda

mientras patea la puerta metálica con su bota. — Me tienes cansado con tu

parloteo — se queja con brusquedad.

Suspiro ante sus malos gustos. Nadie aprecia el arte en este lugar. O una

profecía antigua, en este caso.

Estos idiotas han sido criados dentro de una cesta de culto donde los hacen

creer los guardianes del mundo. Protectores de lo correcto. Estúpidos

emplumados. Ni Notre dame y todas sus gárgolas pudieron salvarse de las

llamas al final. Me han mantenido encerrada por más de cien años obligándome

a abrir portales hacia la tierra. Es un alivio que solo pueda hacerlo una vez al

año. De otro modo, las cosas se complicarían bastante. Lo bueno de abrir los

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portales es que he podido llenar mi sombrero de trucos con muchos elementos

que me serán de mucha ayuda.

— Oye periquito Piti despídete de Lois y Jarry — le gritó desde mi celda. Mi

comentario parece enfurecer al emplumado porque se gira golpeando con

fuerza la puerta.

— Te dije que cerras la maldita...— se escucha el inconfundible ruido de una

espada cortando el viento y algo más. El periquito Piti murió. Y a él también se

le desprendió su cabeza. (Contexto vean tonto y re tonto ;^)

Aunque en su caso, en vez de mafiosos, los culpables son los infames cuatro

malditos.

— Ya era hora — le digo al vampiro real que abre la puerta de mi celda,

mientras me coloco mi bolso y camino hacia ellos.

El real desenfunda su espada y la lleva a mi cuello deteniéndose — ¿Sabías que

vendríamos por ti?— pregunta receloso. Entiendo por qué este sujeto no confía

fácilmente en nadie.

— Oye, baja eso antes de que me lastimes, o antes de que tu anfitriona decida

jugar a la huerta viviente de nuevo — le digo con calma — y no falta mucho

para eso.— agrego.

— ¿Qué sabes al respecto?— pregunta molesto y con más desconfianza.

— ¿Eres tonto?— le pregunto frunciendo mis cejas — soy una bruja, lo sé todo

— le indico con soberbia — ahora apresúrate o te cruzarás con el lobo feroz —

le advierto.

— Está tan loca como la recuerdo — comenta Iván.

— No me importa siempre y cuando me dé lo que necesito — aclara Caspian.

— Bien, ya que nos pusimos de acuerdo ahorraremos las presentaciones,

después de todo a tres de ustedes los conozco perfectamente — les indico

saludando con la mano y media sonrisa los tres vampiros que me mordieron

ansiosa mientras acomodo mi morral — ¡Vámonos! ¡Al infinito y más allá!— les

692
digo. Pero ellos también son una bola de incultos. Me alegro de que por fin

vaya a hablar con alguien que entienda a qué me refiero.

Nice hoy conocerás a tu bruja madrina. ¡Carajo, me olvidé conseguir un gorro

para mi conjunto!

Caspian

Al caer la noche nos apresuramos a llegar a la montaña de las gárgolas, mi

niebla nos ayuda a acercarnos sin ser detectados. Al llegar a la cima parece

haber una gran conmoción en la cueva de las gárgolas. No sé qué ocurre y no

me interesa, solo sigo a Sergan que nos indica el camino hacia la celda de la

bruja. Sé que regresar a este lugar es lo último que hubiesen querido hacer ellos,

y más considerando que salvaremos a la causante de todos sus males. Pero no

tengo alternativa. La bruja es el ser más antigua del cual tengo conocimiento en

Glaukos, si alguien sabe algo de los humanos, es ella.

Al acercarnos encontramos algunos centinelas apostados en los pasillos de la

cueva tallada en la misma montaña, pero William se encarga de ellos cortando

sus cabezas solo por placer. Su violencia me indica que no está muy contento

con la idea de reencontrarse con la bruja y al ver que el lugar se escarcha

mientras avanzamos sé que Sergan Tampoco está contento con esto.

Al llegar a su celda y abrirla me encuentro con una extraña mujer de apariencia

joven con su cabello de color negro con mechones morado y su rostro

maquillado llevando un bolso lleno sobre su extraño vestido negro.

Ella nos estaba esperando. Al parecer sabe mucho más de lo que esperaba y eso

me molesta. No confío en ella, pero la necesito, así que ignoró su parloteo

incesante y logramos sacarla de la cueva minutos antes de que un cuerno

sonara haciendo eco en toda la cueva indicando la llegada de alguien

importante al lugar. Antes de bajar la montaña. Veo a un gran ejército lycans

encabezado por su alfa. Deukarion vino a Argos y eso solo significa una cosa.

693
La guerra se aproxima. El maldito lycans se aliará a las gárgolas con tal de

recuperar a su reina.

Pero está muy equivocado si piensa que la tendrá de regreso. Ella es mía y no

dejaré que se aparte de mí, aunque el sol me obligue a ello.

694
159. Kresly

Al despertar no entiendo dónde estoy este lugar huele a pino y canela. Ese

aroma calma mi mente. La cama en que me encuentro es grande y cómoda y las

paredes de la habitación llaman mi atención al ser oscuras y poseer cuadros con

dibujos a lápiz muy detallada de paisajes y objetos. Son hermosos. Todos los

cuadros cubren las paredes sin ventanas, de un modo minimalista y muy

acogedor. Sin ventanas. Mierda estoy en otra habitación de vampiros. Solo una

pequeña luz ilumina la oscura habitación ¿Cómo termine aquí? Intento

levantarme, pero mi cuerpo pesa como si llevará una mochila cargada de

piedras. En ese momento la puerta se abre revelando a una joven con una gran

sonrisa, su cabello teñido de mechas morado y su ropa gótica moderna me

indica que es de mi planeta. Dudo mucho que los vampiros coleccionen

morrales deportivos.

— Buen día, mi reina de las espinas — me dice la chica mientras se aproxima a

mí y me abraza efusivamente.

Yo tardó en reaccionar ¿Quién es ella?

— Déjame presentarme, mi nombre es Kresly, soy tu brujita madrina por

decirlo de algún modo.— dice ella con alegría mientras mi guiña un ojo.

— ¿Te conozco?— le pregunto confundida — ¿Eres humana?— le pregunto al

ver su atuendo.

— Ya tendremos tiempo para ponernos al día — dice ella, pero primero tiene

que desayunar — dice ella

— No tengo hambre — le digo sentándome en la cama.

— ¡No tu tonta!— dice ella — Él — dice señalando a Caspian que ingresa al

cuarto vestido con una especie de armadura de cuero marrón que deja ver su

pecho marcado y al descubierto.

— ¿Qué carajos?— pregunto mientras la veo confundida

695
— No te preocupes, será solo una mordida pequeña — aclara ella y luego tapa

sus ojos con sus manos, pero entreabre los dedos para ver entre ellos mientras

sonríe ansiosa.

No tengo tiempo de alejarme de Caspian él se sienta a mi lado y muerde mi

cuello sin siquiera hablarme sujetando el brazo que utilizo para apartarlo.

Pude sentir el jadeo caliente escapar de sus labios al entrar en contacto con mi

piel provocándome escalofríos.

Caspian no tarda mucho en alejarse de mí y caminar a la salida sin decir ni una

palabra.

Todo esto me deja paralizada — ¿Qué carajos les pasa?— le grito molesta a la

chica que se descubre los ojos y me mira con algo de culpa.

— Lo siento, la próxima vez podrás ponerte más cómoda para alimentar a tu

huésped — me dice ella.

— No es mi huésped, y yo no quiero alimentarlo, es un imbécil — le indico

furiosa recordando lo que pasó en la celda.

— Oh, si eso — me dice la chica. — supongo que todavía no te agrada la idea.—

— ¿Qué idea?— le pregunto sin entender nada de lo que dice.— ese idiota se

aprovechó de mi — le indico.

— ¿Aprovechar?— dice ella con fingida sorpresa — ¡Vaya que mal! Debió ser

horrible para ti ¿No? ¿Sentiste asco, dolor, rabia ante lo que te hizo?— pregunta

mientras se sienta a mi lado.

La miro boca abierta. — Le dije que NO — le aclaro a la supuesta bruja.— y el

aun así continuó —

— ¿Con qué continuo?— pregunta ella más cerca de mí.

— Él,... Él…— no puedo decirle lo que me hizo, me da vergüenza y ni siquiera

la conozco.

— ¿El real te hizo un cunnilingus?— pregunta ella haciéndome jadear de la

sorpresa ante sus palabras.

696
— ¿Qué?— pregunto al escuchar que me pregunta algo tan vergonzoso.

— Un cunnilingus, ya sabes la modalidad de sexo oral que consiste en lamer,

morder, chupar y frotar, con diferentes grados de intensidad, con la lengua, la

boca, los labios y/o los dientes, el clítoris, la entrada de la vagina y los labios de

la vulva con la finalidad de proporcionar placer a la mujer — me dice sin un

ápice de vergüenza mientras mi rostro se torna rojo como un maldito tomate.

— No fue eso lo que hizo — le digo avergonzada mientras me pongo de pie,

incómoda con todo esto.

— ¿A no fue así?— pregunta arqueando una ceja. Su comentario me molesta.

— Él se alimentó de mi — le indico molesta.

— ¿Si sabes que a los vampiros les gusta la sangre? ¿No?— pregunta como si yo

fuese una tonta.

— De todas formas yo no quería que lo hicieses — indico con terquedad.

— Claro y obviamente no lo disfrutaste, ¿y cuándo Deukarion lo hizo tampoco

lo querías?— me dice.

¿Cómo sabe ella eso? — ¡No es así! Fue diferente.— defiendo a Deu.

— Claro que fue diferente, en ese momento estabas soltera y ahora no, esa es la

única diferencia. No te negaste a él por no desear que ocurriera, o por miedo o

asco, solo lo hiciste porque consideras inmoral desear a dos hombres al mismo

tiempo.— me indica con paciencia mientras me mira a la cara como si pudiese

leer todo el lío dentro de mi cabeza.

— ¡Claro que es inmoral!, Yo elegí a Deukarion.— le indico.

Ella suspira antes de hablar — puede que para las conductas humanas sean

inmoral, pero no estás en tu planeta y aquí hay algunas excepciones. Tú eres

una de ellas. Te niegas a aceptar y conocer a Caspian por miedo a engañar o

dejar de querer a Deukarion — me señala.—, pero no es engaño si él está de

acuerdo con ello — me dice.

697
— Deukarion es un Lycans nunca estaría de acuerdo con ello y no necesito

darle ninguna oportunidad a Caspian — le digo molesta.

— ¿A pesar de todos los orgasmos que te regalo?— pregunta de forma

juguetona.

— ¡A pesar de ello! — le gritó.

— Tal vez deberías conocerlo mejor, puede ser algo gruñón y frío, pero está

enamorado de ti — me dice.

Escuchar eso me hace sonrojar. No, él no puede enamorarse de mí. Y a mí no

debería importarme. Es un idiota y punto ¿No?

698
160. Instructor

La supuesta bruja me mira sonriendo ante mi duda.

— Está bien, no te preocupes, ya tendremos tiempo para hablar mejor de ello,

pero te voy a pedir que cumplas tres deseos para mi — me dice levantando tres

dedos.

— No soy un puto genio de la lámpara — le digo molesta — y además ¿Por qué

haría algo por alguien a quien no siquiera conozco?—

Kresly sonría al oírme — me encanta hablar con alguien que entienda mis

referencias, y tranquila sé que no eres un genio, pero son cosas que tú puedes

hacer y lo harás a cambio de algunos premios que tengo conmigo — me dice

moviendo de arriba hacia abajo sus cejas.

— No me interesan tus premios — le digo desconfiando de ella, después de

todo está del lado de Caspian.

— Nos llevaremos genial, dice ella ignorando mis palabras mientras habré su

bolso y empieza a buscar en él. — Lo primero que harás será aprender a luchar,

debes usar un arma, algo más que solo tus plantas — me dice aun revolviendo

su bolso.

— ¿Qué no me escuchas?, dije que no haría nada por ti, no me importa que es lo

que tengo...— mis palabras se cortan al ver un celular que al parecer funciona y

auriculares. Son iguales a los que Arcan destruyó. ¡Música! No me di cuenta de

lo mucho que la extrañaba — ¿Cómo conseguiste eso?— le pregunto

acercándome a ella. Pero kresly coloca el aparato detrás de su espalda

— Nada de adelantos, si lo quieres tendrás que ganarlo.— me indica

La miro confundida, ¿de qué le sirve a ella que yo sepa usar un arma?

— Bien — contesto cansada, de todos modos eso me permitirá buscar el modo

de escapar y pasar el tiempo mientras tanto.

— Genial, déjame ir a por tu instructor — me dice mientras sale de la

habitación.

699
¿Instructor? Que no sea Caspian, no me sentiría cómoda con él a mi lado.

Al cabo de un rato, Kresly regresa con uno de los vampiros que acompaño a

Caspian a secuestrarme. El sujeto tiene el pelo largo y lacio de un color casi

blanco mientras porta una armadura negra con detalles dorados que parece

cómoda y liviana. Se ve algo más antiguo que los otros vampiros que es visto y

lleva una espada consigo, además de guantes negros en sus manos.

— Nice, te presento a William, él será tu instructor — me indica Kresly —

espero que puedan llevarse bien.—

— Lo dudo — contesto molesta — este es el imbécil que desintegra mis plantas,

no quiero que el señor polvo me enseñe nada — digo molesta mientras cruzo

los brazos.

Kresly aguanta una carcajada — ¿Señor polvo? ¿Por qué no se me ocurrió

antes?— dice ella riendo.— como sea, si lo te gusta, traeré a la opción dos,

aunque ese instructor tiende a robar sangre de tu cuerpo con regularidad.— me

dice Kresly a modo de negocio.

— ¡No! Caspian no.— le digo — en ese caso prefiero al polvo.— le digo

resignada.

El vampiro me mira con su dignidad intacta en su rostro. Al parecer no le

molesta en lo más mínimo que me refiera a el de ese modo. Su porte es tan

firme y elegante que incluso parece un rey.

— Bien, en ese caso los dejaré comenzar con sus clases y recuerda cenar bien

para soportar la pérdida de sangre.—

— ¿Qué pérdida de sangre?— le pregunto confusa.

— Ah, me olvidé de decírtelo, desde ahora en más Caspian debe alimentarse de

ti dos veces al día como mínimo para evitar que vuelvas a enloquecer.— me

dice mientras sale de la habitación.

— ¿De qué demonios habla?— me preguntó a mí misma. Yo no he enloquecido

¿No?

700
El vampiro frente a mí se aclara la garganta con su postura recta y sus manos

juntas frente a él — Será mejor que practiquemos en un lugar más amplio —,

me dice — sígueme.— indica mientras camina saliendo del pasillo y

dirigiéndome al salón bajando las escaleras con aspecto de tablero de ajedrez.

Yo lo sigo quedándome a una distancia segura de él. No confío en los vampiros

y lo último que necesito es otra mordida.

— Bien — dice él tomando lugar en el centro del vacío salón — ¿hay algún

arma que prefieras?— me pregunta señalando una mesa cerca con todo tipo de

armas. Son todas de estilo medieval, arco y flecha, dagas, cuchillos y espadas,

además de hachas y cosas que ni siquiera sé cómo se llaman. Escojo la espada,

eso tal vez me sirva considerando que mi puntería no es la mejor para las otras

opciones.

— Excelente elección — dice él al ver qué tomo una simple espada.— eso te

permitirá controlar la distancia con tu contrincante impidiendo que pueda

lastimarte. Dice de modo analítico.

Siento el peso de la espada en mis manos, nunca use un arma contra otra

persona y tener que enfrentarlo, aunque sea un simple entrenamiento, es

aterrador. Generalmente, llamaría a mis tallos para que se ocupen de esto, pero

Kresly tiene razón, necesitó aprender más que solo eso.

El vampiro sujeta su espada aun con la funda en su hoja y la usa como bastón

para señalarme como debo pararme y agarrar mi propia espada. Esto es más

difícil que en las películas. Él me indica si levantar la hoja o bajarla u dar una

estocada, al cabo de un momento el ejercicio se vuelve monótono, haciendo una

y otra vez lo mismo. Dándole a mi mente la oportunidad de inundarse de

preguntas.

— ¿Dónde conociste a esa supuesta bruja?— le pregunta y él gira su rostro

mirándome a la cara.

701
— Fue hace mucho tiempo, en una celda de los guardianes — me contesta a

secas — Levanta más tu mano — me indica.

Su respuesta me deja con más preguntas.

— ¿y estabas en una celda porqueee…?— le digo esperando que me explique

mejor.

— Fui apresado hace setenta años junto a otros vampiros por compartir algunas

características con el vampir más buscado por las gárgolas.— me contesta —

mantén tu postura, no dejes que te venza el peso de tu arma — me indica

acomodando mi pierna con su espada enfundada.

— ¿El vampiro más buscado?— repito sin entender a quién se refiere.

— Caspian — contesta.

— ¿Y por qué lo buscan?— pregunto con fundida.

El vampiro sujeta la hoja de mi espada y me quita de las manos su el arma —

esa no es mi historia para contar — me dice.— ya es hora de que cenes.— me

indica mientras un par de omegas acomodan una mesa en el salón y la llenan de

alimentos.

Solo veo una silla en la mesa y eso me tranquiliza, no quiero cenar con él. El

vampiro se para nuevamente rígido mientras asiente con su cabeza a modo de

saludo y se retira sin más.

Las estás esperan que tome asiento y comienzan a llenar mi plato de comida. La

cena no sabe mal y sin darme cuenta termino consumiendo todo lo del plato.

¿Dónde estará Deukarion? Pienso con preocupación. ¿Estará bien?

702
161. Argos

El camino a Argos duró más de lo que debe, aun así mis hombres marcharon

sin descanso alguno. Diluvio quedó a cargo de mi tío Ezio mientras los

soldados de la manada me acompañan. A diferencia del éxodo apresurado al

monasterio, esta vez la mayoría de mis más fuertes Lycans me acompañan.

Mandé a llamar a cada hombre de las fronteras que demostrará sed de sangre

vampir. A diferencia de otras guerras, en esta, pienso exterminar a cada uno de

los malditos chupasangre.

Atravesar la niebla de las ciénagas fue muy problemático. No solo por la

presencia de Vampir renegados en busca de sangre, sino por los gnomos que

parecen correr en grupo como malditos locos sin mente alguna, desesperados

por empapar sus gorros. A pesar de no ser lo suficientemente fuertes para

vencer a un Lycans entrenado, su cantidad comenzó a ser un problema.

Mis heridas sanan a cada día que pasa, pero mi furia aumenta junto con el

miedo de que Nice esté sufriendo a cada segundo que pasa.

Pero no es mi único miedo, si el maldito real la considera su anfitriona, él

podría estar cortejándola o peor aun abusando de ella. Tan solo en pensarlo,

mis garras salen a la vista. Ese pedazo de mierda no debería tocar a mi luna.

Antes de llegar a las primeras colinas, un par de gárgolas se acerca volando

hacia nosotros. Por su rostro sé que no somos del todo bienvenidos. Al tocar

suelo, los sujetos con apariencia de hombres en sus armaduras, pero con alas en

sus espadas, me miran con soberbia.

— ¿A qué se debe tu visita rey Lycans?— pregunta el sujeto más cercano

portando un arpón como arma.

— Vengo a ver a Uriel — les informo tomando el frente de mi ejército sin

dejarme amedrentar.

— Nuestro rey no tiene tiempo para cosa de perros — contesta el otro con

arrogancia mientras sonríe.

703
— Lo tendrá cuando le informe lo que sucede, pajarraco — le contesto al sujeto

sin siquiera molestarme en verlo.

— Hay un vetado entre tu gente — señala el sujeto del arpón y no permitimos a

vetados en la cueva.—

Sabía que esto sería un problema, pero no puedo renunciar a mi beta ahora, no

cuando iremos a la guerra.

— Pues hoy harán una excepción — les indico — a menos que quieran que los

convenza para ello — les digo mientras tomo la empuñadura de mi daga

colocada en mi cinturón.

Ya he peleado junto a las gárgolas antes, son personas orgullosas y egocéntricas,

pero reconocen la habilidad cuando la ven. Estos saben muy bien que puedo

desplumarlos incluso antes de que den el aviso de nuestra llegada.

— A nuestro rey no le agradará esto — dice molesto el sujeto del arpón, pero se

aparta y alza el vuelo levantando el polvo del suelo con cada aleteo.

El otro sujeto camina junto a nosotros guiándonos hacia la curva.

Antes de entrar en ella suena el cuerno de la cima de la montaña, lo que implica

que Uriel ya sabe de nuestra visita.

Al subir cada vez más puedo notar la silueta de sus grandes alas en la entrada

de la curva.

— Deu — me dice el rey gárgola abrazando uno de mis hombros. Su contacto

me resulta incómodo, al igual que su exagerada muestra de hospitalidad.— Es

grato verte — agrega

Eso es incluso más raro, generalmente Uriel es un rey amargado y gruñón,

¿Qué género ese cambio?

— Rael — ayuda a nuestros aliados a instalarse, deben estar agotados por el

viaje — índica él.— Algunos deberán acampar fuera de la cueva — señala al ver

la enorme cantidad.— supongo que no están aquí para hacer diplomacia —

indica Uriel con brillo en los ojos., mientras ingresa a la cueva guiándome entre

704
los pasadizos tallados en la montaña. En ningún momento saluda o mira a

Arcan que camina a mí otro lado.

— Bien dime qué pueden hacer las gárgolas para el pueblo lycans.— dice

mientras acomoda sus alas y se sienta en su trono.

— Mataremos vampiros — le digo sin dar rodeos.

Uriel se ríe por mi comentario — sabes que eso lo hacemos a diario — comenta

la gárgola.

— No estoy hablando de una cacería, los quiero a todos y cada uno de ellos

muertos — le digo con furia contenida.

— Vaya, y ¿A qué se debe, está renovada sed de sangre?— pregunta Uriel

arqueando sus cejas.

— Tienen a mi reina — admito y eso le sorprende.

— Disculpa mi atrevimiento, pero en ese caso ¿no deberías estar... Muerto ya?—

— El real la tiene, pero no va a matarla — le digo.

— ¿Y eso por qué?— pregunta Uriel

— Porque mi reina también es su anfitriona — le digo apretando los dientes por

la furia ante eso.

— Eso no tiene sentido — dice Uriel confundido — y de todas formas se trata

de una disputa amorosa ¿Por qué deberíamos los guardianes tomar partido en

ella?—

Yo suspiro antes de contestar. No me agrada que ellos se enteren de esto, pero

la alianza es lo único que garantiza la victoria para recuperarla.

— Porque mi reina es humana — le digo y a pesar de que Uriel intenta

controlar su rostro ante la sorpresa, sus alas se extienden.

— Eso lo cambia todo — comenta con renovado interés.

— La quiero de vuelta, pero el real estableció un lazo con ella y necesito

romperlo para poder matarlo.—

705
— ¿Qué tan seguro estás de que es tu compañera?— pregunta Uriel mientras

me evalúa.

— Lo suficiente como para que portar mi marca — le contesto. Sabe lo que

significa. No hay duda alguna de que Nice me pertenece.

— Los humanos son criaturas peligrosas, Deukarion, y tiene el suficiente poder

como para nublar los sentidos y el instinto de cualquiera — dice con

resentimiento.

— No voy a poner en duda mi unión con ella — le digo tajante.

— Y supongo que al soportar el veneno del Real él dirá lo mismo — comenta

con burla Uriel.

Mi puño impacta con sus dientes incluso antes de que pueda soltar su

carcajada.

— Cuida tu boca — le digo mientras sujeto su ropa.— humana o no es mi reina

de quien hablas.—

706
162. Vieja historia

— No debiste hacer eso — índica con furia la gárgola rey mientras me empuja

con una de sus alas y caigo varios metros lejos del trono.

Las alas de las gárgolas son tan fuertes como piedras y golpean como una. —

No es mi culpa que te ofendas por el comportamiento de tu compañera, no soy

yo quien clava sus colmillos en ella — comenta.

Sus palabras buscan enfurecerme. A pesar de nuestra alianza, los Lycans somos

seres orgullosos y no confiamos en otras especies. Pero las gárgolas tienen el

mismo problema. Lo único que nos unió en el pasado fue el odio mutuo hacia

los vampir, pero eso no garantiza que no nos odiemos por simple instinto. Ellos

adoran a Apolo, dios del sol, y nosotros a la diosa de la luna Selene

No somos especies que congenien en lo más mínimo. Los Lycan adoran la tierra

y todo lo que brota de ella, considerando al rosal sagrado algo divino. Ellos, en

cambio, solo veneran el cielo con su inmensa nada llena de aire y nubes.

Las viejas historias indican que hubo un tiempo en que ambas especies

convivían en paz. Algunos indican que eso se debe a que la diosa Selene es el

amor inalcanzable de Apolo, quien la sigue en una danza eterna dando lugar al

día y la noche.

Pero eso no es más que historias para niños, la realidad es otro cantar.

Las distintas especies de Glaukos viven segregadas, somos demasiado distintos

para convivir entre nosotros. Hay muy pocas excepciones en las cuales dos o

más especies han establecido alianzas y casi todas son por guerra.

El golpe de la gárgola no molesta tanto como sus estúpidas palabras. No

necesito que un pajarraco soberbio hablé del comportamiento de mi compañero.

Mi furia causa que comience a transformarme, al parecer la diplomacia no es

algo fácil de practicar entre seres dominantes.

La gárgola parece aceptar su reto extendiendo sus grandes alas y sacando sus

enormes y curvas garras.

707
Arcan se interpone entre nosotros en el momento antes de que todo se

complique aún más.

— Vinimos aquí en busca de aliados — me dice mirándome a los ojos — no de

más enemigos — me recuerda.

— Pues no tengo motivo alguno para seguirlos a la guerra — contesta con furia

la gárgola y se aparta abandonando la sala de trono, aunque en la entrada un

guardia lo intercepta comentándole algo en su estúpida lengua de pájaro.

No sé qué fue lo que le dijo, pero al ver la reacción de Uriel sé que algo está

saliendo mal en este lugar.

Uriel se voltea mirándonos aún con soberbia — Tienes una suerte muy extraña

y sospechosamente conveniente, — comenta con desconfianza Uriel.— los

vampiros se han llevado un objeto que me pertenece y necesito recuperarlo.—

índica — prepara a tus perros Lycans. — me dice mirándome a los ojos —

iremos a la guerra.—

No sé qué cosa perdieron las gárgolas y no me interesa siempre y cuando

unamos fuerzas para masacrar a los vampir.

— Espero que estés listo para matar a tu gente — comenta Uriel antes de

marcharse.

— Ellos no son mi gente — le recuerdo. Ya no lo son, aunque tengan sangre

Lycans corriendo por sus venas, ellos se separaron del camino hace siglos. No

son Lycans son Vampir, omegas débiles entregados a la maldición de sed de

sangre a cambio de un poco de poder. No son Lycans son muertos en vida,

condenados a nutrirse de la sangre de los vivos para subsistir un día más. El

hecho de que su origen provenga de nosotros no nos une en nada.

Ellos son el motivo de que los omegas que aún quedan en Diluvio sean tratados

como escorias. La memoria de la gente los culpa por lo que sus antepasados

hicieron. Ellos crearon a los primeros vampir.

708
Aunque no se sabe bien como, dado que los registros se perdieron hace miles de

años. De algún modo, el primer vampiro real nació en Diluvio. Era una

aberración, y el pueblo Lycans quería su muerte, pero un grupo de omegas se

opuso a ello robando a la criatura y escondiéndola en las sombras. Ese fue el

principio del caos. De alguna forma la criatura, próspero e incluso tuvo hijos.

Ya casi no queda nadie de su estirpe, salvo el maldito real que robo a Nice. Ese

sujeto es el único descendiente de aquella criatura. Diferentes especies han

tratado de cazarlo para darle fin a esta plaga, pero el imbécil es muy escurridizo

y astuto. Mientras él exista los vampir continuarán existiendo, después de todo

se necesita de su sangre para crearlos.

Pero ahora matarlo no es una opción. No si eso mata a Nice. Tendré que

encontrar el modo de detenerlo sin dañarla a ella. Pero no sé cómo.

709
163. Casa de locos

Al terminar de cenar me dirijo a la habitación de los dibujos. Este es un castillo

oscuro y es enorme, y al terminar de subir las escaleras veo una gran cantidad

de habitaciones que no conozco, pero casi todas las puertas están cerradas. De

todas formas mi curiosidad me lleva a intentar abrirlas. Tal vez encuentre una

ventana o alguna forma de salir de este lugar.

La primera y segunda están con llave, pero la tercera se abre y asomó mi cabeza

llena de curiosidad, pero me encuentro con una habitación congelada y el

vampiro de hielo dormido en su cama. Al ver si apariencia no puedo evitar

pensar en Frozen. No hay ventanas ni nada que me permita escapar en ese

lugar, así que cierro la puerta y me dirijo a otra que se encuentra en frente, esta

también abre y lo que veo me deja anonadada, el vampiro de fuego se

encuentra encendiendo una fogata en el medio del lugar dentro de lo que

parece un tarro de metal. La forma en la que mira las llamas me indica que este

sujeto está loco. Ni siquiera sé percata de mi inspección y yo cierro la puerta. En

el camino encuentro un par de puertas cerradas y después la puerta de dónde

solía estar la habitación donde me encerraban. Aunque también está cerrada. La

siguiente se abre justo frente a mí, dejándome ver a mi instructor de esgrima.

— Es de mala educación husmear de ese modo — me dice y sonríe secamente

antes de cerrar la puerta en mi cara. Es un idiota.

Dos puestas cerradas más y me encuentro a la supuesta bruja en la habitación

siguiente con un aerosol en la mano haciendo vandalismo una pared.

— ¿Puedo ayudarte en algo?— pregunta mientras continúa dibujando en la

pared una especie de caricatura parecida a un ángel.

— Eso depende — le digo — ¿puedes ayudarme a escapar?— pregunto.

Ella deja de ver su dibujo y se acerca hacia mí corriendo el jopo morado de su

cara. — Lo pensaré — me dice y cierra la puerta en mi cara con brusquedad.

710
¡Estoy rodeada de locos!

Solo quedan tres puertas y dos de ellas permanecen cerradas, así que me dirijo a

la que sé que es la habitación de los dibujos.

Al entrar me encuentro con Caspian sentado en un escritorio modesto con un

carbón entre sus dedos. Él aparta la vista de la hoja y me mira fijamente con sus

extraños ojos violetas.

No sé qué decir o hacer ¿Debería irme? ¿A dónde? Me siento tan incómoda y

fuera de lugar en este sitio.

— Pasa — me dice soltando el carbón.

— ¿Por qué estás aquí?— le pregunto antes de entrar, desconfiada de sus

acciones.

— Esta es mi habitación — me dice.

— Oh — digo como una tonta ¿Entonces dónde voy a dormir? Supongo que

debí pensar en eso antes de destruir la habitación que ocupaba.

Al dirigir la mirada al escritorio veo que es lo que estaba haciendo Caspian. Es

algún tipo de boceto. Él está dibujando a Black.

— ¿Tú hiciste los dibujos de las paredes?— le pregunto sorprendida

acercándome a ver lo perfecto que es su arte, casi parece una foto a blanco y

negro.

— Sí — contesta moviéndose incómodo en su silla.

— Son hermosos — le digo con admiración — ¿Puedo?— le pregunto señalando

al dibujo de Black.

Él no contesta, solo toma la hoja y me la pasa. — Es un trabajo estupendo, se

necesitarían décadas de práctica para hacer algo así solo con carbón —

— Gracias — dice él ¿Lo dije en voz alta?

Lo miro incómoda, me sentía más cómoda con él cuando quería morderme que

ahora.

Le devuelvo el dibujo, pero no lo recibe.

711
— Quédatelo — me dice — esa bestia parecía protegerte.—

— Su nombre es Black — le corrijo.

— ¿Nombre? ¿Quién le podría un nombre a una bestia salvaje?— pregunta.

— Tú no lo conoces, él es tierno y muy mañoso — le digo mientras pienso en si

estará bien después de nuestra huida. — espero que esté bien — le digo.

— Eres una persona extraña — me dice mirándome con curiosidad — adoptar a

una criatura letal y venenosa no es algo que los demás haría — comenta

extrañado.

— No voy a adoptarte — le digo quitando un poco de peso a la tensa

conversación y al parecer funciona porque él sonríe. Me gusta su sonrisa, no

parece que lo haga a menudo. Al ver la habitación me da la sensación de que es

una persona muy triste y solitaria.

— Es una pena — dice él — yo también puedo ser tierno y mañoso — me dice,

entiendo muy bien su indirecta, así que decido ignorarlo cambiando de tema.

— Así que este es tu pasatiempo, le digo caminando por la habitación y viendo

los dibujos enmarcados.

— ¿Qué esperabas? ¿Qué me dedicará a aterrorizar aldeas para robar sangre?—

pregunta con ironía. No le contesto, la verdad ni siquiera me puse a pensar en

ello. Tampoco le pregunté a Deukarion sobre su pasatiempo, o su color favorito,

ni siquiera sé cuándo cumple años.

— Solo en noche de brujas — le digo en forma de broma, pero él no parece

entender a qué me refiero. En este lugar no celebran Halloween, aunque

considerando que ellos son los supuestos monstruos tiene sentido. ¿De qué

disfrazarían? ¿De maestros y bomberos?

— ¿Cuál es el tuyo?— me pregunta sintiendo su voz detrás de mí. Si cercanía

me asusta y me giro a verlo.

Él está muy cerca de mí, pero no me mira, solo dirige su mirada a los dibujos.

— Me gusta cantar — le digo avergonzada. — Aunque no soy tan buena.—

712
— Deberías mostrarme.— me dice con media sonrisa, poniéndome nerviosa.

Un fuerte golpe nada discreto suena en la puerta.

— ¡Hora de cenar!— escucho que grita Kresly desde fuera.

Miro a Caspian confundida — ¿Otra vez? Ya me mordiste esta mañana — le

digo alejándome.

— Las cosas son más complejas ahora — índica.

— No puedes ir a morder una vaca o algo así — pregunto sin comprender.—

puedes variar un poco el menú —

— No es por hambre que debo hacerlo — me dice sin paciencia.

— ¿Y entonces por qué es?— le digo

— Porque de otro modo podrías morir — me aclara.

— Eso no tiene sentido, yo necesito mi sangre dentro de mi cuerpo — le digo.—

tengo más posibilidades de enfermar por tus mordidas que por no tenerlas.—

— No es así en tu caso — me dice.

— ¿Y cómo es entonces?— pregunto molesta.

— Tu cuerpo se ha adaptado a mi alimentación, pero mi veneno permanece en

ti. Al pasar cierto tiempo, si no me alimento, tu cuerpo pierde el control de tus

poderes y tus plantas se tornan venenosas. Si no pierdes sangre en ese momento

podrías morir —

— Eso no tiene sentido, yo no he perdido el control.— le digo, aunque a mi

mente llega el recuerdo de Deukarion herido. "Tú lo hiciste” me dijo él en ese

momento y ahora entiendo el porqué.

Soy una bomba de tiempo.

713
164. Apapacho

— ¿Por qué debería creerte?— le digo molesta con lo que ocurre.

— No necesito que me creas, solo necesito morderte dos o tres veces al día —

aclara bruscamente

— Bien — contesto y estiró el brazo. — hazlo de una vez —

— Será doloroso para ti si muerdo un lugar con poca carne — me dice mirando

mi muñeca.

— No me importa de todas formas duele — le discuto. Prefiero que me duela

más, que sentir sus jadeos de placer en mi oído y su aliento en mi piel.

— Eres terriblemente terca — dice mientras sujeta mi muñeca y clava sus

colmillos en la piel lentamente como tratándose de una galleta. Supongo que las

mordidas son como un tatuaje, realmente duele mucho más que en el cuello y

aunque aprieto los dientes igual jadeo con dolor. Aun así, Caspian no me suelta

y siento mi brazo adormecido, al cabo de un tiempo el sueño me invade, así que

intento apartarme.

— Basta — le digo jadeante por el dolor, pero él no parece querer soltarme.—

Caspian ya fue suficiente — le gritó.

Él me mira y noto el placer en su rostro por mi sabor. Ver eso me sonroja, pero

me incomoda, así que intento apartarme.

Él desclava sus colmillos y veo cómo la sangre comienza a brotar de su mordida

goteando por mi brazo. En ese momento él pasa su húmeda lengua por la

herida cerrándose mientras lame el resto de mi brazo como una maldita paleta.

— Ya basta — le digo apartándome de él — no me toques de ese modo, no me

gusta que lo hagas — le digo molesta.— solo saca mi sangre y olvídate del resto

— le indico.

— Sabes que es más que sangre lo que quiero de ti — me dice acercándome y

acorralándome.

714
— No te daré nada más que eso — le digo e intento calmarlo, hacerle ver las

cosas desde otro punto. — sabes que elegí a Deukarion, no me pongas en esta

posición, puedo darte mi sangre e incluso podemos ser amigos — le ofrezco,

recordando lo bien que me caía antes de que su sed lo arruinara todo.—, pero

no te daré nada más — le dejo en claro y debes respetar eso.

— ¿Amigos?— pregunta él molesto — ¿en qué me beneficia eso?— pregunta

mirándome a los ojos.

— En mucho, podremos hablar y hacer algunas cosas juntas, llevarnos bien, me

agradabas mucho antes de que quisieras morderme — le digo con sinceridad.

Mis palabras parecen sorprenderlo. Tal vez acepte eso, me mantendría segura

de sus ataques lujuriosos el tiempo suficiente para poder escapar de aquí.

Lo veo dudar, y eso no me sirve, necesito que baje la guardia para escapar. —

Solo inténtalo — le pido sujetando su mano. Él mira nuestros dedos

entrelazando aún con dudas.— es un buen trato, yo te daré mi sangre sin queja

alguna y me darás tu amistad.— le digo.

— Nunca tuve amigos — me dice. — no sé qué debería hacer. —

— Pues en ese caso puedo hacer una lista de lo que puedes y de lo que no.— le

ofrezco y me siento en el escritorio agarrando una de sus hojas y el carbón.

— Podemos pasar tiempo juntos cada vez que te sientas solo — le digo, pero

hay cosas que como amigo no tienes permitido hacer. —

En la hoja escribo una lista

No besar, no tocar zonas íntimas, no beber sangre de zonas vergonzosas y nada

de sexo entre amigos.

Al terminar la lista él me mira extrañado.

— ¿Qué? — pregunto temerosa de que se niegue o algo peor.

— Tu forma de escribir es extraña — me señala. Se me olvida que no hay

zurdos en este lugar. — es algo común entre humanos — le digo incómoda. Su

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mirada aún resulta extraña, así que cambio de tema dándole la lista. — fuera de

eso podremos hacer todo tipo de cosas divertidas.—

Caspian lee la lista y frunce el rostro. — Pues no queda nada divertido si quitas

todo esto — se queja.

— Claro que si — le digo tratando de engañarlo.

— ¿Por ejemplo?— pregunta molesto.

Mierda, piensa Nice que le podemos ofrecer por el momento. — ¿Apapacho?—

pregunto no muy convencida con esa opción — o jugar a algo de vez en

cuando?—

— No soy una cría — me dice seriamente.

— A todos les gusta el apapacho — le digo en mi defensa

— ¿Qué es eso?— pregunta con desconfianza.

— Es... Es…— ¿cómo le explico sin que crea que es algo sexual?— siéntate, le

indico señalando la alfombra.

— ¿En el suelo?— pregunta él molestó.

— No tienes nada que perder — le digo.

Él parece contemplarlo y se sienta flexionando sus rodillas mientras apoya un

codo en ella, claramente disgustado con esto.

— ¿Y ahora?— pregunta aburrido

— Cierra los ojos — le digo.

Él los cierra mientras se queja — está es estúpido — dice mientras yo camino

nerviosa detrás de él y abrazo su espalda rodeando su cuello con mis brazos.

Puedo verlo, abrir los ojos sorprendidos ante el contacto de mi cuerpo con la

espalda.

Estoy nerviosa y con miedo, pero al mismo tiempo siento algo de pena ante su

reacción, es un simple gesto cariñoso, pero él parece realmente impactado por

ello.

— Esto es un apapacho — le digo mientras apoyo mi mentón en su hombro.

716
— ¿Y para qué sirve?— pregunta con voz ronca.

— Para demostrar cariño entre amigos.— le digo y llevo mi mano a su cabello

acariciándolo mientras me sorprende lo suave y sedoso que es.

Él disfruta de esto, al parecer si es mañoso después de todo. Pero luego se

aparta poniéndose de pie.

— Esto no es suficiente — me dice viéndome nuevamente a la cara — quiero

más que eso — indica.

— Solo dale una oportunidad le digo, si en un mes no funciona lo haremos a tu

modo — le ofrezco.

— Una semana — decreta él. Carajo, eso acorta mi tiempo de escape.

— Bien — le digo. Eso es peor que nada. Ahora solo necesito que la bruja me

ayude a escapar y ver cómo soluciono lo de mi sangre.

Sea como sea voy a volver con Deu.

717
165. Engaño

La humana cree que soy idiota. ¿Apapacho? ¿De verdad cree que voy a

conformarme con algo tan simple y estúpido? No soy una persona que haya

tenido mucho cariño en mi infancia, pero sé muy bien que solo quiere ganar

tiempo. Aun así puedo usarlo a mi favor. Al parecer en su mente soy una

persona solitaria y bondadosa. Nada más alejado de la realidad. No entiendo

por qué aún parece querer confiar en mí. Pero yo no confío en ella.

Supongo que espera que el Lycans venga por ella. Y no está en un error. Si el

maldito perro formó una alianza con las gárgolas, es cuestión de tiempo para

que nos ataquen, aunque ya estoy preparado para ello. Supongo que la enorme

producción de convertidos por parte de Ocissor tiene un buen uso ahora.

Y a pesar de que a mis hombres les molesta la idea, la bruja ha ayudado

bastante.

Fue ella quien me informo del problema en el cuerpo de mi anfitriona, aunque

para mí parece una gran ventaja, en realidad no lo es. Mientras más muerda a

Nice más aumenta su poder y mayores son las posibilidades de que pierda el

control. Y recordando lo salvaje y destructivo que resultó ser, sé que en algún

momento esto estallara en mi cara y la alternativa para evitarlo es algo que odio

contemplar.

Aunque tengo una ventaja, el Lycans nunca podrá ayudarla con esto.

No importa cuánto desee ella volver con él.

— Bien, entonces tienes una semana, pero deberás cumplir mis demandas — le

indico cruzando mis brazos.

— ¿Cuáles serían?— pregunta ella

— Me dejarás morderte dos veces al día — le digo y ella parece aliviar ante mi

exigencia —, pero si desean más de dos serán dónde yo quiera y como yo

quiera.— le indico y ella me mira con una clara expresión de que no piensa

pedirme algo así.

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— Entonces seremos amigos a cambio de dos mordidas al día — dice ella y

extiende su mano hacia mí.

Lo miro confuso, no entiendo que espera que haga y ella parece entenderlo, así

que retira su mano. — ¿Es un trato?— pregunta.

— Lo es — respondo — y empezaremos desde este momento — le indico.

— ¿No deberíamos empezar desde mañana?— pregunta confundida.

— Pero si está amaneciendo — le aclaro y veo la sorpresa en su rostro.

— Creí que ya era hora de dormir — me dice

— Lo es y cómo me siento solo quiero dormir con uno de esos apapachos — le

indico.

— No dormiré contigo — dice ella molesta apartándose de mi — los amigos no

duermen juntos —.

— Pero dormimos juntos en el árbol de los gnomos — le recuerdo fingiendo

inocencia

— No es lo mismo — se queja ella.

— Fuiste tú la que propuso el trato — le recuerdo molesto.

— Bien, — contesta ella molesta al cabo de un tiempo — solo recuerda no

tocarme y solo puedes morderme cuando este despierta.— indica nerviosa.

— Bien — le contesto mientras camino hacia la cama y me quito la camisa.

— ¿Qué estás haciendo?— me pregunta escandalizada mientras noto el rubor al

observarme.

— Solo me pongo cómodo — le digo — y tú deberías hacer lo mismo.—

— Estoy bien así — me respondo y yo le ofrezco mi camisa

— Puedes usar esto para dormir — el vestido es hermoso, pero no es cómodo

para el descanso — le señalo.

— Prométeme que no me tocaras cuando duerma — me dice con inseguridad.

Ante eso yo asiento y ella toma mi camisa y comienza a mirar la puerta del

baño privado. Y camina hacia él. Al cabo de unos minutos sale vestida solo con

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la camisa en su cuerpo, cubriendo todo hasta sus rodillas. De todas formas mi

vista me permite notar cada detalle de su cuerpo. Ella es preciosa.

— Recuerda que no puedes tocarme — me dice nerviosa mientras se aproxima

a la cama.

— Lo recordaré — le digo mientras me recuesto en la cama y cruzo los brazos

bajo mii cabeza.

Ella nerviosa se acuesta a mi lado tan separada de mí como le es posible. Puedo

escuchar su corazón, latir con miedo, así que me volteo dándole la espalda. Eso

parece calmar un poco su temor, pero la noto inquieta.

— En mi planeta se tiene la creencia de que los vampiros duermen en ataúdes

— me dice.

Yo me giro y apoyo mi cabeza en uno de mis brazos — ¿Por qué haríamos algo

así?— pregunto confuso.

— No lo sé, para evitar la luz del sol, supongo — contesta ella pensativa. —

¿Qué les hace el sol?— me pregunta girando su cuerpo para verme. Supongo

que no tiene sueño. Había olvidado su molesto hábito de preguntar por todo.

— El Lycans acaso no te lo dijo — pregunto algo molesto.

Ella aparta su mirada triste y molesta — no hablamos mucho de eso — dice

algo triste.

— Nuestro cuerpo se calienta y comienza a ennegrecer convirtiéndose en

carbón mientras estallamos en llamas — le digo y ella me mira sorprendida.

— ¿Por qué?— pregunta nuevamente con interés.

— Creí que dormiríamos — le digo y ella parece calmar su curiosidad. — No lo

sé — le contesto de todas formas con un suspiro, — algunos creen que es el

castigo que la diosa Selene le rogó a Apolo que nos diera por existir.— digo —

ahora deja de parlotear y duerme — le indico.

720
Ella suspira claramente molesta al no poder preguntar más nada e intenta cerrar

sus ojos. Yo me aproximó hacia ella y tomo uno de sus mechones de cabello

entre mis dedos. Eso le hace abrir los ojos con miedo.

— Te olvidas de algo — le digo muy cerca de su rostro — Apapachame — le

recuerdo. La veo sonrojarse ante mi solicitud.

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166. Premio

Al despertar encuentro la cabecera de metal de la cama del lado donde durmió

Caspian apretados casi como si estuviera hecha de plastilina y también noto

algunas manchas de sangre azul en su almohada. No entiendo que es lo que

pasó y no voy a perder el tiempo con eso así que me levanto encontrando otro

vestido esperándome colgado en una pared, es hermoso aunque su escote

muestra más de lo que me gustaría. Aun así me visto apresurada y me dirijo

corriendo a la habitación de la bruja. Antes de que pueda golpear siquiera la

puerta la escucho gritar desde su habitación — Vete a entrenar —

— Necesito hablar contigo — insisto.

Ella abre la puerta bruscamente — Ve a entrenar y después de la cena te daré

un premio — me dice con una sonrisa.

— ¿Qué tipo de premio?— no quiero tonteras, quiero escapar de este maldito

lugar.

— Lo sabrás después de la cena — me dice y cierra la puerta.

Bajo frustrada las escaleras no puedo perder otro maldito día de esa forma.

En el salón Caspian me espera y al verme bajar se dirige hacia mí y sin decir

una palabra hunde sus colmillos en mi cuello tan profundo que hasta mis

nervios se sobresaltan. No sé qué le ocurre, pero su reacción salvaje me asusta y

el dolor recorre mi cuerpo. — ¡Caspian!— le gritó sorprendida por su mordida

sin aviso ni nada — ¡Duele!— me quejo. Eso parece calmar su mente porque

afloja sus colmillos, pero no se aparta mientras toma cada vez más sangre.

Puedo sentir sus jadeos en mi cuello. Odio que me muerda de ese modo, sentir

su respiración de ese modo eriza mi piel.

Al apartarse su mirada parece incluso más hambrienta que antes de morderme.

Me apartó asustada y eso parece detenerlo.

— Ve a desayunar — me dice y se va dejándome sola con miedo y confundida.

722
Al terminar de desayunar el vampiro, William se aproxima hacia mí con dos

espadas en sus manos. Suspiro al pensar en lo tedioso y repetitivo que resultó

ser él esgrima. Pero igual me acerco hacia él.

— Buen día — me saluda con mejor ánimo del que esperaba. Por lo menos él sí

sabe saludar, no como el psicópata de Caspian.— Comencemos — me dice.

La tarde me la paso practicando movimientos de estocada y bloqueo como un

robot, mientras William me corrige la postura cada dos por tres.

— Con esa actitud dudo que realmente aprendas — comenta Kresly — y pensar

que hoy te daría el segundo premio — comenta mirando sus uñas.

— No quiero un estúpido premio — le digo frustrada.

— ¿Segura?— pregunta arqueando una ceja — ¿aunque sea la posibilidad de

irte de aquí?—

¿Es una broma? Miro a William fijamente, es un hombre de Caspian ¿Cómo se

le ocurre a Kresly decir eso frente a él? Pero William solo sonríe fríamente, algo

no me cuadra, esto solo aumenta mi ansiedad.

— Te veo después de la cena — me dice Kresly con una sonrisa extraña.

Obviamente, esto es una trampa y la bruja está de parte de Caspian ¿Por qué

me dejaría ir? En la cena no puedo tragar bocado. Estoy nerviosa al punto de

que mis manos no dejan de temblar. ¿Caspian sabe que le pedí ayuda a Kresly

para escapar? Eso complicaría las cosas. Necesito mantenerlo tranquilo, el

vampiro tiene cambios de humor tan repentinos que podría ser diagnosticado

con bipolaridad. Por el momento prefiero al vampiro caballeroso que se ofreció

a enseñarle modales a Deukarion cuando casi me mata.

¡Por dios! ¿Qué estoy diciendo? De ese modo, ni siquiera Deukarion parece una

buena opción para mí. Ninguno lo es. A pesar de que estoy enamorada de

Deukarion y sienta atracción por Caspian ambos portan las mismas banderas

rojas. No quiero terminar dentro de un par de años teniendo que mentirle a la

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gente diciéndole que el morado de mi rostro me lo hice cayendo por las

escaleras.

Ahhhh! Mi mente es un maldito lío y ya no tengo uñas para morder. Por lo

menos no hay ataque de pánico, eso es un gran avancé. Unos pasos me

sobresaltan sacándome del poso de mis pensamientos lúgubres y veo a Caspian

vestido como todo un rey con corona inclusive. No puedo negar lo hermoso que

se ve y eso solo empeora mis nervios.

— ¿No tienes hambre?— pregunta al ver mi plato casi sin tocar.

Yo me levanto de mi silla nerviosa — no — le contesto viéndolo con

desconfianza — ¿Vienes a morderme?— pregunto.

Él suspira al verme — A eso y algo más — comenta — Ven — me dice

tendiendo su mano. No quiero agarrarlo, pero se supone que soy su amiga,

¿no? Mi mano tiembla mientras sujeta la suya.

— Hoy es una gran noche — me dice caminando por un pasillo desierto

escuchando el eco de nuestros pasos en el lúgubre lugar — tal vez puedas

volver con tu perro — comenta. Siento resentimiento en su comentario y yo solo

tragó saliva nerviosa.

— Yo...— él se detiene y coloca un dedo en mi boca.

— Shhh, está bien, eso es lo que quieres, ahora dependerá de ti conseguirlo —

comenta.

¿Conseguirlo?

— Pero antes — dice y corre mi cuello mientras se aproxima lentamente a él

haciendo estallar mi maldita ansiedad antes de morderme.

A diferencia de su primer mordida, puedo notar que las últimas son más

profundas en mi carne. Duelen y arden, pero eso no parece importarle.

Tranquila Nice es solo un enorme mosquito, después Deukarion se encargará

de reventarlo por esto, pienso intentando calmarme. Cuando me suelta lame la

herida y susurra en mi oído — si necesitas un tercer mordisco avísame — me

724
dice poniendo los pelos de mi nuca de punta — Hora del espectáculo —

comenta y abre unas enormes puertas negras de doble hoja dejándome ver un

gran salón con un trono en el extremo contrario.

Caspian me lleva hacia allí y me suelta antes de llegar al trono y se sienta con el

porte de todo un rey del mal.

Lo miro a él y luego a los costados donde se encuentran los malditos vampiros

desquiciados William, el de hielo y el de fuego. Y del otro lado veo a la bruja

que camina hacia mí con un conjunto deportivo. ¿De dónde saca cosas de mi

mundo?

— Hola mi reina de las espinas — me saluda ella mientras se acomoda unos

guantes protectores que cubren solo sus palmas. — ¿Quieres tu segundo

premio?—

— ¿De qué se trata todo esto pregunto nerviosa viendo a todos en el lugar?—

— He convencido al Real de que te dé la opción de ser libre si puedes vencer a

uno de nosotros en una pelea — comenta — ¿Y adivina quién será tu

contrincante?— me dice con emoción mientras estira sus músculos.— Pero

tranquila te dejaré usar tus poderes para no dejarte en desventaja y yo solo

usaré mis músculos — comenta la bruja.

¿Es en serio? Esto no me cuadra, es demasiado bueno para ser verdad.

Pero ¡maldita sea, estoy muy tentada a aceptar!

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167. Paliza

— ¿De verdad me dejarán ir si gano?— pregunto sin creer nada de aquello

mientras miro a Caspian. Él mira mis ojos fijamente y se relame los labios al

hacerlo.

— Tienes mi palabra — me dice.

— ¿No me digas que tienes miedo?— comenta la bruja mientras se coloca frente

a mí y hace tronar si cuello.

¿Miedo? Esto será pan comido.

— Empecemos entonces — le digo poniéndome frente a ella mientras siento la

conexión con mi rosal.

La bruja sonríe y se lanza hacia mí tirando un puño que esquivo por los pelos.

Es rápida, y no me da tiempo a reaccionar mientras comienza a tirar golpe tras

golpe como un maldito luchador de boxeo y uno conecta directo con mi cara

partiendo el labio inferior de mi boca y haciendo sangrar mis dientes. Nunca en

mi vida me habían dado un puñetazo, pero ese me dejó viendo estrellas.

Furiosa, envío mis tallos hacia ella, destrozando todo a su paso, buscando el

modo de golpearla y encerrarla entre espinas, pero los evita moviéndose como

una puta gimnasta, mientras avanza y conecta su pierna con la boca de mi

estómago haciéndome caer sin aire y jadeando de rodillas al suelo. No tengo

tiempo de levantarme porque ella me sujeta del pelo y me arrastra por el lugar

como si limpiará el maldito piso conmigo. Es una loca y me está destrozando.

Llamo un gran tallo desde sus pies y la hago volar, pero la maldita cae parada

con un porte de superhéroe al suelo y me da otro golpe en mí cien.

— ¿Eso es todo lo que tienes?— pregunta mientras me vuelve a golpear

tirándome al suelo.— ¿De verdad crees que puedes sobrevivir en este mundo

solo con tu patético poder?— me dice mientras se sienta frente a mí y comienza

a ahorcarme.— Eres una niñata estúpida. Ya es hora de que madures — me dice

mientras me deja sin aire. Ella suelta mi cuello y sujeta con brusquedad mi

726
cabello acercando mi cabeza a su boca.— en vez de quejarte por extrañar a tu

perrito deberías buscar el modo de hacerte más fuerte, sé más inteligente, — me

dice y me suelta dándome otro golpe en la boca — usa todo lo que puedas —

me dice antes de darme otro golpe — O este planeta te comerá viva — me

indica con brillo en sus ojos.

Puedo ver la verdad en ella. Yo no puedo sobrevivir en Glaukos. El único

motivo por el cual lo he hecho hasta ahora ha sido pura y maldita suerte. Es

hora de que deje de depender de ello.

La bruja se aparta de mi cuerpo, todo magullado y golpeado mientras yo solo

puedo jadear por el dolor. Y lo peor es que la muy maldita loca no tiene ni un

solo rasguño. La odio. Pero a pesar de eso sé que tiene razón. No puedo esperar

que Deukarion me proteja todo el tiempo, tengo que ser fuerte por mi cuenta.

Su vida también está atada a la mía. Y de ser así, siempre habrá alguien

intentando matarme. Aunque me cueste aceptarlo, yo soy su punto débil y

necesito arreglar eso.

— Supongo que gane, qué decepción y eso que ni siquiera fui en serio — dice

ella sacudiendo sus palmas mientras me mira.— creo que deberías tomar más

en serio tus clases de esgrima.— comenta con media sonrisa.— Oh y puede que

necesites una tercera mordida si quieres otra oportunidad mañana — me

comenta.

¿Otra oportunidad? Con la paliza que me dio mañana no creo poder mover un

solo dedo, me siento en el suelo y encuentro a Caspian sentado en su trono

viendo con tranquilidad todo lo ocurrido con brillo en sus ojos. Maldito

bastardo, fui su entretenimiento nocturno, es un enfermo.

Odio este maldito lugar. Nunca me podré habituar a un sitio así, pero la maldita

bruja tiene razón, tengo que ser más inteligente. Necesito crecer, salir de mi

maldita zona de confort y nada me saca más de mi confort que este castillo. Voy

727
a mejorar y cuando lo haga voy a romperle la maldita cara a Kresly por lo que

me hizo.

No voy a desaprovechar la revancha, necesito mejorar, ser más fuerte, más

hábil, más rápida. Y si gano y aun así no me dejan salir, los haré papilla.

Aunque odio la idea, necesito otro maldito mordisco. Voy a sanar mis heridas y

entrenar hasta que nadie más pueda detenerme.

Me levanto del suelo sintiendo un enorme mareo y mi cuerpo todo adolorido.

Aun así, camino lentamente hasta el trono, viendo cómo los otros vampiros y la

bruja se van del lugar.

— ¿Dónde será el tercer mordisco?— le pregunto decidida a Caspian. Mientras

escupo furiosa en el suelo la sangre que inunda mi boca.

Él sonríe al verme. El muy maldito esperaba que esto pasará, pero estoy tan

furiosa y decidida que no me importa dar un poco de sangre si con eso puedo

curarme y buscar el modo de mejorar.

728
168. Infiltrado

— Atacaremos cuando el viento cambie y barra la niebla que cubre casi toda la

zona — indica Uriel en su sala de comando que se encuentran en lo más

profundo de la cueva, mientras se apoya con ambas manos frente a una mesa

que contiene un mapa de Glaukos con el reino de Nosferatus señalado.

Nosferatus es más extenso que la última vez que nos enfrentamos. Al parecer,

su anterior regente se dedicó a invadir y apropiarse de vastas tierras que ahora

se encuentran podridas y cubiertas por niebla y ceniza. Este es un paisaje

horrible, sin luz solar, ninguna planta sobrevive aquí, y la constante niebla

pudre todo lo que bajo ella muere. Es un lugar que permanece en la eterna

penumbra invernal.

— No puedo esperar tanto — le digo impaciente a la gárgola — podemos atacar

durante el día — insisto. No sé sabe cuándo cambiará el viento, eso podría ser

en unas semanas o meses. No puedo soportar estar separado de ella ni siquiera

otro maldito día.

— La niebla que cubre Nosferatus no se disipa con la luz del sol — le indica la

gárgola rey — y se supone que debemos sacar a personas con vida del lugar —

me señala — no podemos atacar a ciegas.—

Odio que tenga razón — ¿Cómo las sacaremos?— pregunto impaciente.

— Con un infiltrado — contesta Uriel — enviaremos a un Omega pidiendo asilo

y de ese modo intentaremos llegar a nuestros objetivos —. Indica — una vez

que las localice le entregará un mensaje con el lugar donde las sacaremos de

allí.—

No es una mala idea y tengo en mente al Omega para ese trabajo, aunque no sé

en qué condiciones se encuentra. Canis sería perfecto para esto. — Me

encargaré del Omega — le indico.

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— No es necesario — comenta Uriel— ya contamos con alguien, pero

necesitamos algún objeto que sirva como señal para tu compañera. O de otro

modo no cooperará con nosotros.

— ¿A qué te refieres? Yo iré con ustedes — sentencia él.

— No podrás hacerlo, entraremos desde arriba.— me indica a secas — ese lugar

está infectado de vampir no hay otro modo de entrar, derivaremos partes de la

cúpula de su castillo y nos infiltramos por alguna de ellas desde el aire. Debe

ser un grupo pequeño o nos encontrarán.—

— Yo iré — repito molesto.

— Hasta dónde yo sé los lobos no pueden volar — contesta con sorna Uriel.

— Encontraré el modo — le digo tercamente. No confío en él, no dejaré a Nice

con ellos.

— Cómo quieras — contesta molesta la gárgola.— Cuando estén fuera

comenzaremos el ataque aéreo con mis hombres mientras los tuyos destrozan a

todo aquel que quiera huir.— señala.— para ello deberán rodear todo el lugar

que se extiende por kilómetro — indica señalando el mapa.

— Es demasiado terreno para cubrirlo, solo los lycans — le digo.

— No creo que muchos logré escapar de todas formas — señala Uriel —

Aplastaremos todo el lugar como una maldita montaña — indica con

superioridad.

Maldito pajarraco engreído.

— Tú solo dirige a tu ejército y asegúrate de darle algo al Omega para que tu

compañera confíe en nosotros — índica — no quiero que la humana ataque a

mis hombres.—

¿Algo para que sepa que van de mi parte? No se me ocurre nada, lo único que

le he dado es... Ya sé — Buscaré el objeto — le digo a Uriel.

No tardó mucho en volver al lugar con el objeto en mis manos. Al entregárselo

a la gárgola, este lo mira extrañado y con una sonrisa burlesca.

730
— ¿Quién lo diría? hasta el Alfa de los lycans es un blando cuando de su

hembra se trata — dice Uriel con burla ganándose un gruñido mío — tranquilo

lycans— me advierte — a mí tampoco me hace gracia convivir con sus pelos —

señala —, pero necesitaré algo más que esto cuando envié a mis hombres — me

indica y señala con su mano el único objeto que nunca se ha apartado de mí. Mi

molestia ante eso es notable — no enviaré a nadie si no tengo la garantía de que

tu hembra humana no lo matará.— indica.

Mi instinto me grita que no lo haga, pero me preocupa Nice y confío en que ella

lo traerá de regreso.

Solo espera un poco más mi amor y construiré una fortaleza para que nada

malo te ocurra y podamos estar juntos por el resto de nuestras vidas.

— ¿Confías en ellos?— pregunta Arcan al salir de la sala.

— No lo hago — le digo — envía un mensajero al monasterio necesito a Canis

aquí — le indico a mi Beta mientras intento apoyar mi mano en mi arma,

olvidando que ya no está en mi poder. — Y prepara cuatro batallones, debemos

rodear este inmundo lugar —

— ¿Qué sucederá con el real?— pregunta Arcan.

— Captúrenlo — le ordenó — lo mantendremos encerrado hasta el final de sus

días en un calabozo.

Si no puedo matar al bastardo, lo encerraré hasta que su nombre ya no

signifique nada.

731
169. Sin tocar

La sonrisa de Caspian me pone nerviosa mientras se levanta de su trono y

camina hacia mí, recorriendo mi maltratado cuerpo con su violeta mirada llena

de deseo. Él extiende un dedo y recoge lentamente la sangre que brota de mi

labio, llevándosela a su boca como si fuese la crema de un pastel.

— Ven — me indica y comienza a caminar saliendo de la sala del trono.

Yo siento que le estoy por vender mi alma al mismísimo diablo mientras lo sigo.

Esto no me gusta, pero necesito curarme. La muy maldita de Kresly ha

fracturado alguna de mis costillas y mi respiración arde a cada paso que doy.

Me siento peor que cuando Pria me agarró a palazos. Aun así, sigo a Caspian

conteniendo el aire con cada escalón que subo hasta que llegamos a su

habitación.

Esto no me gusta. — Recuerda que no puedes tocarme — le digo nerviosa.

Él no me contesta mientras se quita su capa y corona y comienza a desprender

su camisa. Al verlo retrocedo — tampoco tendremos sexo — le recuerdo con

voz temblorosa, caminando hacia atrás.

— Recuerdo muy bien los términos de nuestro trato — dice él mientras se dirige

a un sillón de un cuerpo y se sienta cómodamente con su largo y rubio pelo

colgando de sus hombros. — Acércate — me dice.

Esta es una pésima idea Nice, dice mi cerebro y estoy comenzando a dudar

— ¿Quieres curarte o no?— pregunta él con una media sonrisa.

Maldito engreído.

— Tranquila recuerdo nuestro trato — dice y coloca sus manos en los

apoyabrazos.

— Si me tocas te llenaré de espinas — le digo aún con desconfianza mientras

me aproximó a él

— No esperaría menos de ti — me dice tranquilamente — Acércate, ponte a

horcajadas sobre mí — me indica.

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— No haré eso — le digo cruzando los brazos incómodos con la absurda idea.

— Mis términos eran claros — índica él recorriendo mi cuerpo con su mirada —

te morderé donde quiera y como quiera y es así como lo quiero — me dice con

calma y media sonrisa.

Miro sus manos aferradas al sillón y suspiro molesta mientras me pongo lenta y

desconfiadamente a horcajadas sobre él, tratando de mantener mi cuerpo

alejado del suyo.

Él sonríe ante eso — Acércate — me dice recostándose cómodamente en el

sillón — y saca la lengua —

¿Qué? ¿Mi lengua? — Estoy por negarme molesta con eso, pero él suspira — Si

no lo quieres entonces no me hagas perder el tiempo — me dice. Lo odio.

— ¿Realmente me dejarás ir si puedo ganarle?— le pregunto llena de sospechas

— ¿Qué ganas tú con todo esto?— le digo.

— Tu sangre — contesta con una sonrisa que hace brillar sus letales colmillos.

— Ya bebés de mi sangre — le indico sin creerle.

— Pero me la darás voluntariamente y eso mejora mucho su sabor — me dice

sin vergüenza alguna.

Al carajo son solo un par de dientes. Molesta e incómoda, saco mi lengua y veo

como él se aproxima y la cubre con su boca. Maldito enfermo, esto parece más

un beso que una alimentación. Siento sus colmillos clavarse en mí mientras sus

ojos miran los míos sin ocultar su enfermizo placer. Su mordida duele. Pero si

hay gente que se perfora su lengua, yo puedo soportar su estúpida mordida. La

sangre inunda mi boca y siente temor de ahogarme con ella, pero él cubre mi

boca y succiona de un modo lascivo y jodidamente erótico mientras siento el

cosquilleo de mis heridas sanando. Aun así, la sangre amenaza con llegar a mi

garganta y yo me inclino sobre él sosteniendo sus hombros para evitar

ahogarme con ella. Esto parece agradarle porque el bastardo gime mientras

comienza a introducir su lengua.

733
Maldito sea el vampiro y su jodida mente retorcida, maldito sean sus colmillos

y maldita sea su lengua que lame la mía llenándome dé calor. Esto es

demasiado, mi cuerpo se siente cada vez más caliente, demasiado como para

continuar con esto, pero al tratar de alejarme él clava nuevamente sus colmillos

impidiéndolo. Intento sujetar su rostro para que me suele, pero eso lo empeora

todo porque la presión con sus colmillos comienza a doler. Sé muy bien lo que

quiere y no me soltara hasta obtenerlo. Intento gritar entre sus labios, pero para

mí terror suena más a un gemido que a una queja y eso lo emociona más.

Caspian quita los colmillos de mi carne y comienza nuevamente a consumir

cada gota de mi boca. Sus caricias nublan mi estúpido juicio. Al carajo con todo

solo es una mordida, me digo mientras me acerco hacia él y dejo que me

consuma llenándome dé deseó. Si, a pesar del temor, del terror y todo el odio

que mi mente siente por él, mi cuerpo lo desea. Y eso llena de ideas

descabelladas, mi cabeza, pensamientos absurdos como ¿qué tal vez Caspian no

es una mala opción para mí? Sé que no es mi lógica la que habla, pero en este

momento solo puedo sujetar su rostro y profundizar el beso que parece durar

horas. Mi cuerpo ya no tiene dolor físico, pero algo peor que eso se está

gestando en él. Algo que solo complicaría todo. Algo traicionero que podría

causar mucho daño a quienes quiero. Algo que podría destrozar a Deukarion.

Mi cuerpo desea a Caspian. El vampiro se está convirtiendo voluntariamente en

objeto de tentación para mí.

La pregunta es ¿debo sucumbir ante ella? ¿Ante la tentación maquiavélica de

un vampiro? Uno cosa es segura

Deukarion nunca perdonaría algo así, esto podría destrozarlo

734
170. Inquieta

Pasar la noche junto a Nice resultó más sorpresivo de lo que esperaba. A pesar

de sus infantiles y estúpidos pedidos de no tocarla y después de sus

interminables preguntas, ella termina dormida en un rincón de la cama tan

alejada como puede de mí. Pero la despierto.

— Creo que olvidaste algo — le recuerdo — Apapachame — le indico y veo

cómo se sonroja ante esa tonta palabra.

Ella extiende su mano temblorosa y acaricia mi pelo suavemente. Su caricia es

cálida y relajante, pero tenía algo más que esto en mente, aunque al cabo de un

rato ella aleja su mano y se acurruca volviendo a dormirse.

No quiero dormir, solo quiero verla, necesito entender cómo funciona su

cabeza.

Ella me atrae, no solo por su belleza, la mujer es fuerte e inteligente y eso es lo

que más me atrapa de ella. Aquí tiene la posibilidad de hacer crecer su

potencial tanto como quiera, no pienso impedirle eso a pesar de que quiere

usarlo para huir de mí.

De todas formas es una semana, puedo soportar una semana.

Ella se retuerce en sueños a punto de caer del borde de la cama y yo lo impido

sujetándola un segundo antes de que resbale. Esto no cuenta como tocar. Solo la

empujó más cerca de mí evitando que se golpee. Ver mi camisa blanca en su

esbelto cuerpo me quita el aire, ¿En qué momento comenzó a verse tan

tentadora? Al ver qué ya no va a caer, intento apartarse, pero ella apoya su

cabeza en mi torso desnudo y sujeta algunos mechones de mi cabello entre sus

dedos. Sé que está dormida, ella no me sujetaría así si estuviese consciente, pero

no pienso desaprovechar la oportunidad, después de todo en el trato nunca se

especificó que ella no podía tocarme, conscientes o no de ello.

Siento como ella se acurruca en mi pecho como un pequeño cachorro rozando la

punta de su nariz con mi piel. No sé lo que está soñando. Necesito estar

735
dormido para poder verlo, pero no puedo dormirme en esta situación. ¿Debería

detenerla? En un momento se queda quieta y eso me calma hasta que siento la

maldita punta de su lengua lamer lentamente mi piel Su tacto me sorprende e

intento levantarme, pero ella sigue dormida.

Oh, maldición, ¿Quién lame algo mientras duerme? ¡Esta mujer me va a volver

loco!

— Preciosa — la llamo con la voz entrecortada con un jadeo ante una nueva

lamida. Su boca se encuentra en mi pecho y al ver qué no despierta intento

apartarla girando mi cuerpo para dejarla sobre la cama, pero eso solo hace que

su boca este justo en frente a mi pezón. Me congelo al sentir su respiración en él.

Ella se retuerce y vuelve a lamer surcando todo el pezón con su suave lengua.

Eso fue suficiente para desconectar mis neuronas. Pero no sé detiene y a esa

lamida le sigue otra y otra, llenándome dé placer. Las sensaciones que me

generan viajan, derecho a mi entrepierna despertando mi cuerpo por completo,

cierro mis puños con fuerza soportando su tortura. Me veo tentado a rasgar la

camisa que lleva en su cuerpo y someterla a la misma locura a la que ella mi

somete. Pero me contengo y llevo mis manos a la cabecera de la cama

sujetándome a las duras barras de metal para cumplir mi estúpido trato de no

tocarla.

Tranquilo, piensa en otra cosa, me digo a mí mismo mientas aparto la vista de

su enloquecedora y pequeña lengua. Piensa en otra cosa, piensa en la batalla, en

la guerra.

¡Maldición! Mi pelvis se levanta solo por el reflejo de sus acciones, Nice está

mordiendo mi jodido pezón. La presión que ejerce en la cabecera hace que el

metal ceda ante mis manos. Y más aún cuando siento su lengua torturando mi

carne junto a su mordida. Si no se detiene terminaré volcando todo en mis

pantalones. La sensación es tan placentera que no puedo evitar gemir por lo

bajo. Mientras veo cómo sus pequeños dientes se clavan en mi piel.

736
Llenándome de, deseó de morder cada parte de ella. Mis colmillos se extienden

y muerdo mi labio inferior fantaseando con que son los de ella mientras mi

pelvis me mueve por reflejo buscando la maldita liberación. Mi movimiento

parece incomodarla y extiende su mano sobre mi pecho, pero con mis leves

movimientos de mí pelvis y el sudor de mi piel comienza a resbalar bajando

cada vez más tan jodidamente cerca de mi eje que me rompe toda la cordura. Y

a pesar de que ella ni siquiera llego a tocarme, estalló en mis propios pantalones

mordiendo con furia mi labio para calmar mi gemido.

Al volver a verla, ella ha vuelto a su sueño inerte, ignorando todo el exquisito

tormento por el que me acaba de hacer pasar. No puedo dejar de verla

sorprendido. Esto es terriblemente ofensivo. Una simple y frágil cría acaba de

hacerme venir en los pantalones como si fuese un maldito prepuber.

Me apartó de ella indignado y sorprendido con todo esto y me dirijo al baño a

limpiar el motivo de mi vergüenza.

Esto solo me llena de resentimiento, la humana no tiene ni idea del lío en el que

se ha metido, pero me encargaré de devolverle el jodido favor.

737
171. De nuevo

Cuando Nuestras bocas por fin se separan Caspian mira mi rostro, puedo ver

sus ojos brillar a pesar de la poca luz de la habitación. Puedo ver más que eso.

Su rostro refleja anhelo. No puedo enfrentarme a eso, no puedo darle lo que

quiere.

Así que me aparta de él nerviosa y avergonzada por dejar que las cosas pasen

de este modo. Él se levanta y se dirige a la puerta. Pero antes de abrirla me

pregunta.

— ¿Recuerdas que fue lo que soñaste anoche?—

No entiendo su pregunta, sé que no tiene que ver con el nexo, recuerdo

fragmentos. Era uno de esos sueños extraños dónde el tiempo y el espacio

parecen mezclarse, aunque algo quedó en mi memoria, yo estaba comiendo

helado.

— Soñé que comía algo — le digo sin entender por qué le interesa eso.

— Hoy puedes dormir sola, tengo cosas que hacer — me dice y se retira sin

verme a la cara cerrando la puerta al salir.

Al estar sola me recuesto vestida en la cama evitando torturar mi mente por mis

acciones con Caspian. A Deukarion no le gustará nada de esto.

No soy ciega, sé que el Alfa tiene muchas cualidades, es fuerte, hermoso, firme

en sus decisiones, leal a su gente, apasionado y feroz, pero también veo que es

machista, sobre protector, celoso, territorial, vengativo, desconfiado y muy

malo con la comunicación además de que siempre ha esperado lo peor de mí,

aunque eso fue antes de comprender que soy su compañera y sé que lo que está

pasando aquí será un gran nudo en el resto de nuestra relación.

¿Y Caspian? Él también tiene lo suyo

Es desconfiado, embustero, extorsionador, tramposo y frío. No debería ver nada

más de él, no debería prestarle atención a los buenos atributos de mi

secuestrador.

738
Mientras torturó mi mente me quedo dormida. No sé cuánto tiempo dormí,

pero un terrible grito en mi oreja me despierta. Kresly está sentada a mi lado

con un vestido estilo gótico gritándome — ¡Levántate! —.

¡Maldita loca! La miro claramente molesta tapando mi oído que se encuentran

aturdido por su grito.

— Ten — me dice emocionada y me ofrece un paquete envuelto en papel de

regalo con gatitos en él.

— ¿Qué es esto?— le pregunto.

— ¡Ábrelo!— me dice emocionada mientras me ayuda a romper el envoltorio.

— Guau, — le digo al ver el regalo, esto hará el entrenamiento más cómodo.

— Vístete, William te espera abajo — me dice mientras sale de la habitación

dando saltitos de emoción.

No tardó mucho prepararme, y bajar, aunque William se muestra claramente

incómodo por mi vestimenta.

— A él no le agradará esto — dice intentando no quitar su mirada de mi rostro.

— Si voy a entrenar, lo haré cómoda y créeme, podría ser peor — le digo

mientras me dirijo a recoger la espada.

— Toma tu postura, me indica él — como los días anteriores.

— Hoy no haremos eso — le digo aunque tomo la postura — Quiero un

combate de verdad — le digo decidida.

— No estas listas para eso — me indica.

— Lo sé por eso, lo quiero — le digo — aprenderé sobre la marcha — índico.

— Es una pésima idea, saldrás lastimada — me indica con el rostro serio y su

postura elegante de siempre.

— Eso no pareció importarles durante el enfermizo espectáculo de anoche — le

digo llena de resentimiento.

— Es diferente Caspian me matará si te lastimo — responde con una sonrisa de

superioridad.

739
— Si entreno a tu manera ¿Cuándo estaré lista para una batalla?— le pregunto.

— Tal vez en cuatro o cinco años, aunque eso no significa que ganes —

responde con soberbia.

¿Cinco años? No puedo esperar ese tiempo.

— Con más razón será a mi manera — digo ansiosa.

— Ni tendré una batalla contigo a menos que Caspian me autorice y él no lo

hará — me explica.

— ¿Dónde está él?— le pregunto.

— En el salón de trono atendiendo sus asuntos.

Me alejo de William y tomo el camino hacia el salón.

— A él no le gustará eso — me advierte el vampiro.

Al carajo, si le gusta o no, no pienso quedarme cinco años en este lugar.

Al abrir las negras puertas, Caspian se encuentra sentado en su trono

escuchando a un grupo de hombres. Pero al parecer nota que abro la puerta y

gira su rostro hacia mí.

— Fuera todos ¡Ahora! — ordena sin dejar de verme mientras se pone de pie y

camina hacia mí.

William tenía razón, él está molesto y todavía no le pido nada. Esto será más

difícil de lo que creí. Tragó saliva nerviosa mientras él me intercepta antes de

que ingrese al salón, apareciendo jodidamente rápido frente a mí.

— ¿Qué demonios llevas puesto?— me dice molesto.

— Ropa — respondo mientras doy un paso hacia atrás.

— No, eso no es ropa — señala molesto siguiéndome mientras yo retrocedo.

— Lo es en mi mundo — le digo — es cómoda y me permite entrenar mejor —

le explico al ver qué mi calza y musculosa ceñida al cuerpo le resultan

inapropiados. Este lugar tiene costumbres arcaicas, les daría un infarto si me

pongo una minifalda.

740
— ¿William te vio así?— pregunta casi con un grito que me asusta. Ni siquiera

me da tiempo a contestar que camina hacia el salón donde está William.

— Espera — le digo mientras lo tomo del brazo. — ¿Qué vas a hacer? —

— Voy a quitarle los malditos ojos — dice con un brillo asesino en sus ojos.

¡No! Si le quita los ojos tardaré más en aprender.

— Él se negó a entrenarme por mi ropa y no apartó la mirada de mis ojos — le

digo nerviosa. — maldita sea Caspian es solo ropa, estoy toda cubierta — le

señaló

— ¿Cubierta? Puedo notar todas tus curvas — dice el molesto mientras recorre

mi cuerpo con la mirada y su rostro muestra su consternación por ello. Sus ojos

se detienen en mi torso y piernas mientras sus colmillos parecen extenderse.

Ok, al vampiro, le molesta lo que usa, pero de todos modos le afecta. Puedo

usar eso.

— ¿Caspian no me veo bien? — le pregunto mientras giro lentamente dejando

que sus ojos noten mi trasero definido y marcado por la calza.

Al volver a verlo, sus ojos brillan y su deseo es notorio. Pero mi truco no salió

bien porque al instante lo tengo frente a mí acorralando mi cuerpo contra la

pared.

— ¿A qué estás jugando?— me dice enfadado, al parecer no es tan simple como

esperaba.

— Solo venía pedirte algo — le digo con mi corazón palpitando como loco

asustado por todo eso.

— ¿Y te vistes así para hacerlo?— pregunta molesto.

— ¿Por qué te molesta? Kresly uso lo mismo, anoche y no recibió reproche

alguno por eso — le indico.

— Ella podría caminar desnuda por todo el maldito castillo y no me importaría

— me indica — Pero tú no.—

— Bien, me cubriré — le digo intentando apartarme.

741
— Oh, no, ya es demasiado tarde para eso. — me dice mientras sujeta con

fuerza mi remera.

Una sola cosa pasa por mi mente al notar sus ojos sobre mí. Me metí con el tipo

equivocado.

742
172. Cansada

— Entiendo no debí hacer eso — le digo temerosa de su agarre.

Caspian suspira al notar mi cuerpo temblar y me suelta frustrado, pero no se

aparta — ¿Qué clase de juego es este? Pregunta molesto.

— No es un juego — le digo tragando saliva — solo vine a pedirte que me dejes

entrenar con William de un modo más efectivo —

Él arquea una ceja y recorre mi cuerpo con la mirada — ¿Y necesitas enseñar así

tu cuerpo para eso?— pregunta molesto sin apartarse.

— Lo que muestre o no, no tiene nada que ver, puedo ponerme una túnica si así

lo prefieres — le ofrezco esperando que eso calme su enfado. — Pero si quiero

una batalla real, aprendería más de ese modo — le digo.

Caspian se aparta y mira mi rostro fijamente. Claramente, no le gusta lo que

estoy pudiendo.— No — dice tajantemente.

— ¿Por qué no?— pregunto enojada ante su tajante respuesta sin fundamentos.

— Porque es peligroso, porque podría herirte y porque podrías morir — me

indica furioso.

— No voy a combatir a muerte, — le gritó — solo, necesito hacer más que

pegarle al aire una y otra vez — le explico.

— De todos modos podrías salir lastimada — discute

— Eso no les molestó anoche — vuelvo a quejarme. Ellos vieron la paliza que

Kresly me proporcionó y ninguno se interpuso ante eso — Y si eso pasara

podría pedirte que me sanes —

— ¿Vas a pedirme que te muerda después de lo que pasó anoche? — pregunta

con sarcasmo.

Mi rostro se sonroja ante el recuerdo, no obstante contesto — Si de ese modo me

vuelvo más fuerte, entonces si — le digo con determinación.

Caspian ríe sin ganas — ¿Prefieres el dolor antes que entregarte a mí?— puedo

notar el brillo de sus ojos, apagarse ante sus palabras.

743
— ¿Crees que esto lo hago solo por ti?— pregunto sorprendida.— No quiero ser

fuerte solo para escapar de este maldito lugar, quiero serlo para poder enfrentar

de todo lo que me haga daño en un futuro.— insisto — Tú, Deukarion e incluso

otro maldito pervertido que quiera abusar de mí como intento hacerlo el rey

gnomo en aquel jodido hueco del árbol — mi paciencia parece esfumarse a cada

palabra que pronunció y recordar ese episodio me llena de angustia e

impotencia, si no hubiese sido por Caspian las cosas podrían haber sido peores

de lo que lo son ahora — Estoy cansada de ser débil, de estar a la merced de los

demás — le digo frustrada y malditamente al borde de las lágrimas.

— Eso ya no pasará — índica el tajantemente muy seguro de ello.

— Eso es mentira — le digo mientras limpio una maldita lágrima que escapa de

mis ojos con el dorso de la mano. — Desde que llegue a este planeta me han,

encerrado, torturado, golpeado, matado de hambre, amenazado de muerte,

insultado, envenenado, mordido, he intentado violar, y eso sin contar tu

secuestro. — le enumero — así que estoy más que segura de que siendo débil

corro peligro.— y la paliza de Kresly me dejó bien en claro lo débil que aún soy

con o sin poder no tengo oportunidad alguna en este lugar.

Él suspira molesto con mis palabras, pero sabe que tengo razón — William es

uno de los mejores con la espada en todo Glaukos, si algo sale mal lo pagarás

con dolor — me explica.

— Es lo que espero — le digo y él mira asombrado con mi respuesta — no hay

mejor maestro que el dolor — le digo. El carácter se forja por él después de

todo. Si pasamos nuestras vidas evitando el dolor, nunca aprenderíamos nada

nuevo realmente, nuestro instinto de supervivencia nos guía por dos caminos,

la huida o el ataque, guiando nuestra conducta con base en ello. Los temerosos

del dolor eligen la huida como mecanismo de defensa, evitando el dolor,

evitando aprender, pero aquellos que se cansaron de huir constantemente

744
eligen el ataque para protegerse. Es por eso que crecen y se fortalecen al punto

de crear una nueva especie.

Algo en mis palabras parecen hacerlo cambiar de idea. Pero no sede. — De

todos modos es un no — dice y me da la espalda volviendo a la sala de tronos,

aunque se detiene y se quita su chaqueta larga, volviendo aún molesto a

cubrirme con ella. Por un momento se queda allí viendo mi rostro con dudas

ante mi pedido.

— Lameré cada una de tus heridas — me dice aún enojado. — ten en cuenta eso

cuando lo enfrentes.—

— ¿Eso es un sí?— le pregunto sorprendida.

— ¿Acabas de escucharme?, no me importa dónde sean — aclara.

— Lo tendré en mente — le digo aflojado mi cuerpo, al pasar la tensión.

— Y cubre tu cuerpo — índica antes de alejarse. La molestia en él es notable, sé

que no está de acuerdo con esto. Pero aun así accede y no puedo evitar sonreír

ante eso.

Camino nuevamente al salón donde William se encuentra bebiendo de una

copa. Al ver mi sonrisa se sorprende.

— Ya estás autorizado — le digo mientras termino de prender el enorme abrigo

de Caspian y lo arremangó cómodamente para enfrentarme a mi maestro de

esgrima," Mr. Polvo”. Agarrando mi espada, veo como me mira lleno de

curiosidad.

— Eres una criatura muy extraña — me indica mientras se coloca frente a mí

portando su espada aun con la vaina en la hoja.

— No tienes la más mínima idea — le digo con media sonrisa mientras tomo mi

postura. — ¿Comenzamos? —

745
173. Dolor

Obviamente, intentar combatir con William fue una pésima idea, mis músculos

chillan de dolor a cada trama de escalera que subo.

Al llegar a la habitación, Caspian abre la puerta antes que yo inspeccionándola

con la mirada. No está feliz con el resultado.

— No estoy sangrando — le digo a modo de defensa, aunque eso no significa

que no me hayan dado una paliza, otra vez, por segunda noche consecutiva.

A pesar de que William no desenfundó su espera, golpeó con fuerza mis

piernas y brazos cada vez que perdía la postura. Sé que tengo moretones en

cada lugar que golpeó, pero dudo que vuelva a pararme mal después de

aquello.

Mi comentario no le hace ninguna gracia mientras me quita su chaqueta y

comienza a inspeccionar mis brazos mostrando enfado ante cada marca en mi

piel.

Pero no sé detiene allí — quítate todo — me ordena de forma autoritaria.—

— No creo que eso sea buena idea — le digo insegura.

— Ese fue nuestro acuerdo, así que desnúdate — me dice sin paciencia.

Llevo mis manos a la remera, subiéndola por mi cabeza, conteniendo el dolor

de mis músculos.

— ¿Qué demonios es eso?— pregunta al ver mi top deportivo. Se me olvida con

mucha facilidad que aquí no usan ropa interior moderna. Pero si le digo que es

ropa me pedirá que me la quite. No quiero mostrarle mis pechos.

— Una venda de seguridad — le digo mintiendo.

— ¿venda de seguridad? — pregunta contrariado al ver la tela que cubre mis

pechos.

— Sí, es para evitar dañarme mis tareas más vulnerables — le digo — y debo

mantenerlo en su lugar para evitar que el dolor se extienda hacia allí — agrego,

esperando que con eso pueda conservar algo de ropa.

746
La sospecha en su mirada es notable, pero no dice nada. Y dirige la mirada a mi

ombligo jadeando al encontrar mi piercing allí.

— ¿Y esto?— pregunta mientras se acerca y roza mi aro, causándome

escalofríos.

— Es una joya — le digo mientras intento alejarme. Su curiosidad solo se ve

interrumpida al notar el moretón que cubre mi hombro izquierdo. Ante eso

Caspian camina girando sobre mí viendo lo que creo que es un monumento a

los hematomas en mi espalda.

— Sabía que esto era una pésima idea — dice el molesto al notar mi dolor

cuando roza con sus dedos mi espalda.

— Estoy bien — le digo girando para que deje mirar mi espalda.

— Quítate eso — me ordena. No hay deseo alguno en su mirada, solo furia

contenida cuando me pide que me quite mi calza.

— ¿No podemos ir de a poco? — pregunto nerviosa — me da vergüenza

desnudarme en frente de ti — le digo nerviosa.

— Quitarlo — repite apretando los dientes.

Ok, supongo que eso es un no. Sujeto los bordes de la calza y la deslizo por mis

piernas llenas de moretones.

— Podría matar a William por esto — me dice furioso

— Pero hoy aprendí muchas cosas — le digo quejándome de su idea de asesinar

al Mr. Polvo.

— Pero el costo es muy alto — dice al final. — Supongo que eso es otra faja de

seguridad, dice molesto al ver mi ropa interior con forma de pantalones cortos

— SIP — le digo poniéndome colorada. Algo en su rostro me dice que no cree

en lo que le digo, pero no insiste y eso calma un poco mi ansiedad.

— Bien, como no tengo ningún corte solo tienes que morderme — le digo

nerviosa mientras apartó el pelo de mi cuello.

747
— ¿Crees que soy idiota?— me pregunta enfadado. — ¿En verdad piensas que

no veo tus heridas?— Comenta mientras comienza a acorralarme con la cama.

— Déjame que te cuente algo — dice con fingida paciencia — los Lycans serán

buenos con el olfato, pero los vampiros tenemos mejor vista — me dice

orgulloso de ello. — Y puedo ver tus vasos sanguíneos reventados bajo tu piel.

— ¿No pensarás lamer mis moretones?— le pregunto nerviosa.

— Ese fue el trato — me recuerda.

— Sí, pero me dolería que lo hicieses — le aclaro — no deberías tocarlos.—

agrego.

— No te preocupes, puedo ser tan suave como las alas de una mariposa.— me

dice con media sonrisa.

Su cercanía me obliga a sentarme en la cama mientras me recuesto en ella. —

Solo los moretones — le aclaro nerviosa.

— Bien — dice el mientras se arrodilla en el suelo frente a mí y extiende una de

mis piernas buscando cada moretón y pasando suavemente su lengua por ellos.

La sensación que aquello me produce es incómoda y hasta me hace cosquillas.

Piensa en otra cosa Nice, piensa en cualquier maldita cosa, me digo

mentalmente mientras cierro los ojos con fuerza.

En algún punto siento que él se ha apartado de mis piernas y yo intento abrir

mis ojos para ver qué sucede. Dos iris violetas se encuentran con los míos a

escasos centímetros de mi rostro. Asustándome.

— Voltéate — me indica. Todavía hay enojo en él y eso por más loco que suene

es bueno, prefiero eso a su mirada de deseo.

Yo obedezco nerviosa. Esto puede ser muy difícil para mí. Por algún motivo mi

espalda es mi maldito punto débil. Al extremo de que nunca visite una sesión

de masajes por miedo a gemir en una situación así.

748
Al sentir el suave y electrizante tacto de su lengua subir por mi espalda sé que

esto será una maldita tortura. Intento presionan los moretones de mi pierna

para concentrarme en el dolor y algo ayuda.

Aunque él parece notarlo y para mi sorpresa muerde mi hombro

sorprendiéndome. A diferencia de las rápidas mordidas matutinas, que solo

parece un trámite, esta es diferente, lo noto en su respiración. Al soltarme

vuelve a lamer mi espalda sin previo aviso, haciéndome gemir. Maldición, esto

me traerá problemas.

749
174. Spoiler

— ¡Hola! Veo que están muy entretenidas y sé que algunas de ustedes quiere

saber qué paso después de esos” masajes”— indica curvando la punta de sus

dedos Kresly — Pero tengo un poco de prisa, así que por hoy voy a adelantar

un poco la historia, tengo mucho por realizar y un solo viaje para hacerlo, así

que no se distraigan y que presten atención...—

— Todo se fue al carajo después del festival…

Nice

Siento el pétalo rojo siendo absorbido en mi piel, como si fuese una semilla que

se siembra en la tierra. Al instante mi poder, parece cobrar fuerza, pero no son

del suelo desde donde invoco mis tallos espinosos, ellos brotan por mi piel

rasgándola con sus espinas formando una maldita coraza. A lo que más temía

de dejar entrar a otra persona en mi corazón es que volvieran a dañarlo y al

parecer eso fue lo que pasó.

No debí confiar en él, no debí confiar en nadie., Maldita sea mi ingenia

confianza. Pero no dejaré que vuelva a herirme. Ese es el motivo de que las

rosas desarrollarán espinas. La belleza y su perfume atrajeron a tantos

depredadores que, cansada del dolor de sus maltratos, sacrificó parte de sus

hojas para no dejar que vuelvan a herirla.

Ahora todo tiene sentido, mis espinas me protegen y mi veneno se venga del

dolor que de todos modos intentaron infligir. Debieron alejarse ante la

advertencia del primer pinchazo. Pero ya es tarde, ellos han clavado una daga

en mi corazón, reconocer su origen es más doloroso que sentir su filo cortante a

cada latido errático mientras mi sangre escapa de mi cuerpo. Los malditos

amenazan mi vida y por eso tomaré las suyas. Si voy a morir no lo haré con mis

manos limpias.

El dolor de mis emociones parece desgarrar el aire al tiempo que mis tallos se

750
extienden letalmente, atacando, persiguiendo y masacrando a los malditos. Ni

siquiera fue capaz de hacerlo por su cuenta. Esto es peor que te terminen con un

WhatsApp o incluso peor que el ghosting. Es un maldito imbécil.

Tengo en claro que no soy trigo limpio y menos después de estos últimos días,

pero ¿apuñalar mi corazón?

Puedo sentir el crack de los huesos, partirse mientras mis tallos emergen,

rodeando a los malditos y comprimiendo su cuerpo hasta reventarlos. Pero esto

no es suficiente. La frustración de lo ocurrido, la traición me hacen llorar. Lo

elegí a él, a pesar de todo, a pesar de sus malditas banderas rojas, fue él quien

me convenció de amarlo, incluso cuando no quería ceder a ello. Pero los errores

se pagan con sangre, la misma sangre que cubre el piso escurriendo desde mi

roto corazón.

¿Qué no era diferente de Brad? Oh, claro que sí lo fue. Brad me destruyó por

dentro, pero se detuvo allí, en cambio, él decidió acabar con todo en mí. Mi

corazón ralentiza sus latidos y puedo sentir su lento bombeo en mis oídos, a

pesar de los gritos que me rodean.

No podré matarlos a todos, mi cuerpo comienza a apagarse mientras caigo al

suelo. Puedo ver la daga siguiendo los latidos de mi corazón cada vez más

lento. Mis tallos parecen comprender que es el final, porque comienzan a

rodearme formando un denso nido. Nunca lo había visto así. Es hermoso, ya no

hay solo hojas y espinas en él, está lleno de belleza colmado de rosas con un

intenso color... Ver ese color me duele. ¿Elegí mal? Hubiese preferido no tener

que hacerlo, si así terminaron las cosas podría haber insistido en la descabellada

idea de Kresly aunque quedarme con ambos hubiese sido demasiado ¿No? Eso

ya no importa, ya tomé mi decisión y pago por ella con mi vida. La daga en mi

pecho parece un maldito segundero. A cada segundo su palpitar parece más

lento. Bum, bum, debí disfrutar más de este planeta. Realmente es un lugar

mágico. Bum, bum debí comer más de aquella deliciosa fruta, Bum...

751
Bum incluso ahora extraño el sabor del chocolate, bum...... Bum y el olor de la

canela. Bum... bum, espero que esto no le duela tanto. Bum... Bum espero que

pueda seguir sin mí.

Narradora — Brujita madrina querrás decir — Como sea...

Kresly

— ¿Ya está muerta?— por fin — Bueno, lectores tendré que dejar de perder mi

tiempo con ustedes, después de todo, no todo lo muerto se queda sin vida —

guiño, guiño — Tengo una rosa que salvar — dice frotándose las manos la bruja

— Y si preguntan a quién eligió…

No les daré más spoiler — ja, ja, ja. Los humanos se dejan gobernar por la

ansiedad. Me encanta eso de ellos.

— Bruja — grita él — ¿dónde demonios estás?— hay angustia en su voz.

— ¡Ya voy!— hora de ir a trabajar piensa la bruja.

752
175. Beso de sangre

Necesito concentrarme, los hombres del consejo están planea la defensa a la

ciudad. Si las gárgolas piensan atacar lo harán en el momento más vulnerable y

sé que será a plena luz del día.

Pero mi estúpida cabeza no deja de pensar en lo que ocurrió anoche. Mi trono,

todavía lleva las marcas de mis garras al contenerme para no intervenir. Por

más que odie lo que estoy viendo, sé que es necesario. Si Nice entiende sus

limitaciones, será menos probable que intente huir. Aun así, la bruja la golpea

sin compasión aparente. Aunque mientras más antiguo es un ser primigenio

de Glaukos, más fuerte es. Así que soy consciente de que la bruja podría herirla

peor si así lo quisiese.

Al terminar la pelea Nice está muy lastimada, no son heridas graves, pero su

dolor es notorio mientras camina decidida hacia mí. Sé lo que va a pedirme, la

bruja me advirtió de esto y aun así verla con los labios cubiertos de sangre

preguntándome dónde será su próxima mordida me causa una terrible erección

que intento disimular. No puedo evitar probar la gota de sangre que escurre

por sus carnosos labios. Su sabor persiste en mi boca mientras la guio a la

habitación y me despojo de la corona y la ropa que cubre mi torso. A pesar de

que esto la pone nerviosa, su mirada parece notar cada centímetro de mi piel.

Ignoro la mayoría de sus quejas, fue ella quien propuso este trato. Y veo su

resignación al ver qué no sedo, no voy a tocarla, por ahora me conformo con su

boca. Esa misma boca que no tuvo piedad alguna de mí mientras me torturaba

durante la inconsciencia de Nice, pérdida en su sueño.

Pero esta vez es mi turno de impartir tormento.

Veo como se coloca a horcajadas sobre mis piernas mientras extiende su

tentadora lengua completamente ruborizada por su acción.

Puedo sentir su cuerpo sobresaltarse al morder la carne de su lengua mientras

su sangre inunda su boca como una fuente rebosante de ambrosía.

753
Su sabor me enloquece, pero no es lo único, el tacto de su cálida lengua se

extiende y no puedo negarme a consumir su boca. Este no es un beso

cualquiera, para los vampiros besar mientras nos alimentamos de este modo es

una especie de alianza, esto solo se hace entre personas que desean una vida

juntos. Yo deseo eso con ella, más allá de que necesite su sangre, más allá de

que desee su cuerpo, quiero que ella me ame.

En algún punto ya dejo de resistirse y nuestros labios se rozan. El júbilo de ello

me llega a las venas, su sangre casi no es amarga, ella realmente quiere esto.

No obstante, nos detenemos. Veo la confusión en sus ojos Será mejor que pase

la noche en otra habitación.

Pero aquí estoy, en la sala de tronos recordando cada jodido instante de aquel

beso. Sé que Nice no volverá a pedirme otro mordisco después de la que

sucedió.

Unos pasos me quitan de mis pensamientos y sé que es ella la que se aproxima,

¿vendrá a gritarme por lo de anoche? — Fuera todos — ordeno mientras veo

que ella abre la puerta.

¡Esta mujer me está trastornado! ¿Qué es eso que lleva puesto?

Su cuerpo está cubierto de una tela que parece abrazar cada curva. Sus piernas,

su torso, sus senos, nada queda a la imaginación. Casi parece desnuda, lo único

que indica que no lo está es el color de la prenda. Me aproximó a ella tan rápido

que incluso la asustó.

— ¿Qué demonios llevas puesto?— pregunto enfurecido

— Ropa — responde atemorizada intentando escapar

— No, eso no es ropa — le indico molesto mientras la sigo a cada paso que

retrocede.

— Lo es en mi mundo, es cómoda y me permite entrenar mejor — explica ella.

¿Entrenar mejor? — ¿William te vio así?— le gritó enfurecido. No puedo

permitir esto. Nadie más debería ver su cuerpo. Tendré que quitarle los jodidos

754
ojos.

— Espera — me grita deteniéndome — ¿Qué vas a hacer? —

— Voy a quitarle los malditos ojos — No puedo ni pensar en que otro vea su

cuerpo.

— Él se negó a entrenarme por mi ropa y no apartó la mirada de mis ojos — me

explica nerviosa y le creo, William sabe muy bien lo que pasaría si alguno se

propasa con ella. Sol y cenizas. — maldita sea Caspian es solo ropa, estoy toda

cubierta — me señala

— ¿Cubierta? Puedo notar todas tus curvas — le aclaro. La tela es tan extraña

que incluso deslumbró parte de su piel traslúcida. Ver su cuerpo de ese modo

me llena de sed. Pero lo que deseo dudo que se calme con morderla. Mis

colmillos se alargan preparándose para algo que no puede ocurrir.

— ¿Caspian no me veo bien? — me pregunta mientras gira lentamente

dejándome ver su cuerpo entero. Esto es una locura. ¿Qué le pasa? Me insiste en

que no tendremos sexo de ningún tipo, pero me tienta de ese modo con su

sensual cuerpo. Mi paciencia se esfuma y acorralo su cuerpo contra la pared.

— ¿A qué estás jugando?— exijo saber.

— Solo venía a pedirte algo — contesta

— ¿Y te vistes así para hacerlo?— pregunto molesto.

— ¿Por qué te molesta? Kresly uso lo mismo, anoche y no recibió reproche

alguno por eso —

— Ella podría caminar desnuda por todo el maldito castillo y no me importaría.

Pero tú no.— le digo furioso.

— Bien, me cubriré — dice nerviosa intentando apartarse.

— Oh, no, ya es demasiado tarde para eso. — aclaro mientras sujeto con fuerza

su extraña ropa. Al estirar la tela con mi puño puedo ver más de sus preciosos

senos borrando por un instante mi memoria.

— Entiendo no debí hacer eso — dice ella temblando mientras ve mi agarre.

755
Maldición, no quiero que me tema, así que la suelto, aunque continuo

acorralándola

— ¿Qué clase de juego es este? Pregunto molesto.

— No es un juego, solo vine a pedirte que me dejes entrenar con William de un

modo más efectivo —

Yo arqueo una ceja y recorro su cuerpo con la mirada — ¿Y necesitas enseñar

así tu cuerpo para eso?—

— Lo que muestre o no, no tiene nada que ver, puedo ponerme una túnica si así

lo prefieres — indica. — Pero si quiero una batalla real, aprendería más de ese

modo —

¿Está loca? Un enfrentamiento con la esgrima de William, podría terminar

cortada en pedazos, incluso antes de que pueda pestañas.— No — digo

tajantemente.

— ¿Por qué no?— pregunta molesta

— Porque es peligroso, porque podría herirte y porque podrías morir — le

indico furioso.

— No voy a combatir a muerte, — me grita — solo, necesito hacer más que

pegarle al aire una y otra vez —

— De todos modos podrías salir lastimada — le explico

— Eso no les molestó anoche. Y si eso pasara podría pedirte que me sanes —

— ¿Vas a pedirme que te muerda después de lo que pasó anoche? — pregunto

con sarcasmo. ¿A pesar de que ninguno oculto su deseo?

— Si de ese modo me vuelvo más fuerte, entonces si — contesta con

determinación.

Oh, mierda eso duele. ¿De verdad piensa pasar por esa tortura con tal de volver

con el maldito perro?— ¿Prefieres el dolor antes que entregarte a mí?—

— ¿Crees que esto lo hago solo por ti?— pregunta sorprendida y molesta — No

quiero ser fuerte solo para escapar de este maldito lugar, quiero serlo para

756
poder enfrentar de todo lo que me haga daño en un futuro. Tú, Deukarion e

incluso otro maldito pervertido que quiera abusar de mí, como intento hacerlo

el rey gnomo en aquel jodido hueco del árbol. Estoy cansada de ser débil, de

estar a la merced de los demás — dice frustrada y con lágrimas en los ojos.

Maldita sea, debí encontrarla antes. Bajo mi cuidado nada de eso le hubiese

ocurrido. Todavía tengo ganas de volver a matar al rey Hortencio por lastimarla

y al notar que estaba por profanar su cuerpo violándola mi ira es cada vez peor.

— Eso ya no pasará — le aclaro tajantemente muy seguro de ello.

— Eso es mentira. Desde que llegue a este planeta me han, encerrado,

torturado, golpeado, matado de hambre, amenazado de muerte, insultado,

envenenado, mordido, he intentado violar, y eso sin contar tu secuestro, así que

estoy más que segura de que siendo débil corro peligro.— las palabras que

salen de su boca retuercen mi estómago y sus lágrimas lo hacen aún más. Ella se

siente indefensa y eso no cambiará, aunque la proteja todo el día.

Pero de todos modos el riesgo de lo que me pide es demasiado elevado —

William es uno de los mejores con la espada en todo Glaukos, si algo sale mal lo

pagarás con dolor —

— Es lo que espero, no hay mejor maestro que el dolor — contesta.

Eso me sorprende, nunca creí encontrar a otra persona que aprendiera lo que la

dama de hierro me enseño — De todos modos es un no — No quiero verla

herida, ella ya sufrió suficiente. No puedo ver su cara de resignación ante mi

negativa, así que vuelvo a la sala de tronos, pero no puedo dejarla así. Maldita

sea ¿De verdad voy a ceder ante algo tan descabellado? Me quito mi chaqueta y

vuelvo a cubrir su cuerpo viendo como todavía limpia con su mano una de las

lágrimas.

— Lameré cada una de tus heridas — le indico enojado. — ten en cuenta eso

cuando lo enfrentes.—

— ¿Eso es un sí?— me pregunta sorprendida.

757
— ¿Acabas de escucharme?, no me importa dónde sean — aclaro, si ella va a

torturar mis nervios, yo torturare los suyos.

— Lo tendré en mente — me dice con una pequeña sonrisa.

— Y cubre tu cuerpo — le indico aún molesto con todo esto.

Al llegar la hora de dormir espero a Nice tan ansioso que podría masticar

piedra. Cuando puedo oír sus pasos abro la puerta encontrándome con ella.

— No estoy sangrando — me dice con una sonrisa de, no es para tanto.

Su dolor es evidente y le quitó la chaqueta examinando su piel. Si bien su

sangre no está brotando, su cuerpo está lleno de heridas internas que tiñen de

morado su piel. Reviso su brazo y le ordeno — quítate todo.

— No creo que eso sea buena idea — dice insegura.

— Ese fue nuestro acuerdo, así que desnúdate —

Ella se quita la prenda superior, pero veo una banda aún en ella cubriendo sus

senos — ¿Qué demonios es eso?— pregunto

— Una venda de seguridad — dice

— ¿venda de seguridad? — pregunto confuso

— Sí, es para evitar dañarme mis tareas más vulnerables y debo mantenerlo en

su lugar para evitar que el dolor se extienda hacia allí — no tiene sentido una

tela como esa no puede protegerla. Al bajar mi mirada encuentro una especie de

joya decorando su vientre tentando a mi mano a tocarla

— ¿Y esto?— pregunto mientras me acerco y rozo la joya

— Es una joya — ¿Por qué se colocaría una joya en un lugar que nadie debería

ver? ¿Y por qué me fascina verla?

Mi distracción se ve interrumpida al notar las heridas de sus hombros y al girar

sobre ella veo su espalda esta aún peor.

— Sabía que esto era una pésima idea — digo molesto al notar su dolor cuando

rozo con mis dedos su espalda.

— Estoy bien — dice ella girando.

758
— Quítate eso — le ordeno señalando sus pantalones

— ¿No podemos ir de a poco? — Pregunta nerviosa — me da vergüenza

desnudarme en frente de ti —

— Quítatelo — repito apretando los dientes.— Podría matar a William por esto

— y lo haré, él sabe que deberá recibir el doble de dolor si a Nice le sucede algo

por el entrenamiento, es por eso que se contuvo, aunque al parecer no sirvió de

mucho

— Pero hoy aprendí muchas cosas — se queja ella. Esta mujer está loca.

— Pero el costo es muy alto — índico furioso — Supongo que eso es otra faja de

seguridad —, digo molesto al ver su tela cubriendo su pelvis. No creo en nada

de lo que dice, pero ya demasiada tortura es verla de este modo como para

además agregar más tentación, así que dejaré que las conserve.

— SIP — contesta nerviosa — Bien, como no tengo ningún corte, solo tienes que

morderme — dice nerviosa mientras aparta el pelo de su cuello.

— ¿Crees que soy idiota?— pregunto enfadado. — ¿En verdad piensas que no

veo tus heridas?— Le digo mientras comienzo a acorralarla cerca de la cama —

Déjame que te cuente algo, los Lycans serán buenos con el olfato, pero los

vampiros tenemos mejor vista. Y puedo ver tus vasos sanguíneos reventados

bajo tu piel. —

— ¿No pensarás lamer mis moretones?— pregunta nerviosa.

— Ese fue el trato —

— Sí, pero me dolería que lo hicieses, no deberías tocarlos.— índica

— No te preocupes, puedo ser tan suave como las alas de una mariposa.— le

aclaro sonriendo mientras ella se sienta en la cama intentando alejarse de mí

— Solo los moretones — indica nerviosa.

— Bien — digo mientras me arrodillo en el suelo frente a ella y extiendo una de

sus piernas buscando cada moretón y pasando suavemente mi lengua por ellos.

Puedo notar un pequeño jadeo salir de sus labios ante mis lamidas. Su piel es

759
suave y me tienta a morder cada maldito rincón. Puedo sentir su pulso cada vez

más rápido. Esto le afecta, pero al ver su rostro veo que tiene los ojos

fuertemente cerrados. Sé que está intentando hacer, quiere escaparse de esto

escondiéndose en su mente. No voy a permitirlo.

Me aproximó a su hermoso rostro y veo como lentamente te abre sus ojos

sorprendidos al notarme frente a ella

— Voltéate — le ordeno enojado por intentar huir de esto.

Ella obedece y me encuentro con su espalda llena de heridas. Intento ser suave.

Pero ella tirita y jadea. Tal vez si le duele tanto como para no poder tocarla, o tal

vez..., Solo hay una forma de saberlo, así que la muerdo en su hombro. Al sentir

su sangre sé que no es dolor que lo sufre, puedo saborear las endorfinas de su

cuerpo. A ella le da placer esto y su sangre es tan deliciosa que podría

quedarme prendido a su cuello por toda la eternidad. Su deseo despierta el mío

y no me resisto a lamer su espalda. Pero la sorpresa me detiene al escuchar un

inconfundible gemido.

Ella me desea y al ser consciente de ello no creo poder contenerme.

760
176. Festival

Gracias al cielo mis reflejos actúan por su cuenta creando tallos y mandando

a Caspian a volar. Aunque en cuestión de segundos se convierten en cenizas.

— Escucha — le digo nerviosa al ver que se libera — no quiero tener que

repetirlo, no quiero tener sexo contigo — le digo.

— Tu cuerpo no dice lo mismo — dice el vampiro con media sonrisa mientras

se aparta de la pared contra la que mi tallo lo acorralo.

— ¡No! — le digo al ver que se acerca — Deja de ser un imbécil y presta

atención — le digo estirando el brazo para mantener la distancia. Yo suspiro

frustrada esto, tal vez sea la conversación más rara que he tenido en mi vida.

Decirle a un dios griego que no se fije en mí. — Caspian — le digo mirando sus

ojos fijamente — me pareces jodidamente sexy, no lo voy a negar y si creo que

sería inolvidable si pasa algo contigo, pero no por eso voy a hacerlo —

Mis palabras parecen funcionar porque se detiene y me mira confuso. —

¿Admites que me deseas? — dice son entender — Entonces ¿Por qué me

apartas?—

— Porque te quiero, pero necesito sentir algo más que eso para hacerlo y tu

insistencia solo lo complica todo — le contesto — te guste o no sigo enamorada

de Deukarion y no puedo sacarlo de mi cabeza así, como así. —

— Pero acabas de decir que me quieres — refuta el enojado. — no te entiendo

— Lo siento, solo déjame ordenar las cosas en mi cabeza — le digo tan

confundida como él. Y salgo de la habitación, entrando sin aviso alguno al

cuarto de Kresly.

— Ya era hora — dice ella mientras se acomoda en su silla tomando un té y

leyendo un libro.

— Pasaré la noche aquí — le digo nerviosa mientras me siento en su cama. El

lugar es un desastre, hay ropa y comida tirada por todos lados

761
— Oh, ¿No funcionó lo de la friend zone?— pregunta ella con una sonrisa.

— ¿Si lo sabes por qué no me ayudas?— le pregunto frustrada.— Quiero volver

con Deukarion.—

— No te preocupes, él vendrá por ti — me dice cómodamente mientras suelta el

libro y se aproxima a la cama. — Por el momento tengo un regalo para darte —

me dice sacando algo de debajo de su almohada — Ten — me dice

ofreciéndome el celular.

La miro sorprendida mientras lo sujeto. Reconozco este celular es de Brad, se

supone que lo perdió un año atrás.

— ¿De dónde sacaste esto?— le pregunto mientras lo agarro.

— Daaa lo robé — me dice ella como si su respuesta fuese de lo más común. —

Pero logré descifrar su patrón de desbloqueo — me dice orgullosa de su logro.

— ¿y qué se supone que debo hacer con esto?— le pregunto.

— Vamos a tener una noche de chicas — me dice mientras saca dos botellas de

tequila de bajo de su otra almohada.— y comenzaremos revisando el celular de

tu ex — dice emocionada.

— No creo que eso sea buena idea — le digo, la verdad, creo que mis

sentimientos por Brad ya están más que enterrados en el olvido

— Escúchame bien, llevo cien años encerrada en una celda esperando esta

noche, así que más te vale que cooperes o te echaré a dormir con el vampiro —

me dice ella.

— Trae limón y sal — le digo mientras me pongo cómoda.

Ella se ríe y saca lo que le pedí de un cajón, aunque la sal es verde y los limones

se ven como piñas.

— Bien que comience la fiesta — dice ella y abre su chat, —leamos que ha

estado enviando ese idiota —

Al cabo de dos horas estamos totalmente ebrias y todavía nos reímos de los

mensajes de Brad. Al parecer tenía muchas amiguitas a las que le enviaba

762
mensajitos diciéndole lo grande y potente que era, ja, ja, ja y ni hablar de

cuando les contaba de su terrible tormento por vivir con su novia a la que le

tiene mucha lástima. Según ese idiota yo soy una mujer aburrida, vieja y sosa

que no sabe disfrutar de la vida y que nunca hago nada bien, ja, ja, ja, hasta yo

me odio al leer eso.

Kresly conecta un pequeño altavoz al celular y comienza a buscar algo de

música. Tiene buen gusto porque elige las canciones que yo le enviaba a Brad

para escuchar en su auto cuando viajamos en él.

Kresly pone Ignorancia de Paramore y comenzamos a bailar y reír totalmente

ebrias en la habitación.

Entre risas cantamos

—” La ignorancia es tu mejor amiga" — una y otra vez. Cuando la puerta se

abre bruscamente y un muy enojado Caspian entra a la habitación. Él nos mira

totalmente sorprendido al notar que estamos vestidas con ropa de hombres

que Kresly le robó a Sergan. Fue más chistoso verlo que contarlo y más

considerando que mojo su cama para que su cuerpo se pegue a sus mantas

cuando el vampiro se acueste. Iván tampoco se salvó porque dejamos aerosoles

bajo su colchón, para que exploten con el calor que emite su cuerpo en su cama.

Y a William le llenamos la cama de talco. Aunque no sé de qué servirá eso

— ¿Qué es todo esto?— pregunta enojado Caspian.

— Todavía no entiendo qué pasa en tu cabeza para negarte a

semejante bombonaso — me dice Kresly ignorando a Caspian — míralo, — Me

dice— Los dioses aprietan, pero este podría ahorcarme cuando quiera — dice

ronroneando Kresly.

Yo no puedo evitar reírme al ver como lo dice.

— ¿Están ebrias?— pregunta enojado.

— Define ebria — le dice Kresly — yo diría que estamos hasta el copete, ja,

ja, ja.—

763
El vampiro entra furioso a la habitación y me sujeta del brazo y me saca de la

habitación de Kresly llevándome a la suya.

— ¿Estuviste todo el día bebiendo?— pregunta molesto.

— Técnicamente, si duermo en este horario es toda la noche — le corrijo y me

río sin saber el porqué.

— Creí que eras más consciente de tus acciones — me reprende él haciendo que

me siente en la cama.

— ¡Lo soy!— respondo — no maneje — le digo y me río por el tonto chiste que

él no comprende, después de todo no hay autos en este lugar.

— ¿Qué llevas en el cuello?— pregunta mientras despega una cinta que dice

alto contenido alcohólico, beber con moderación. Kresly me lo puso, pero no

sabía que tenía eso escrito. Al leerlo otra vez río como loca.

— Estás hecha un desastre — me dice con paciencia, creí que me reprendería

por todo esto, pero él sonríe viéndome.

— Gracias — le digo mientras acaricio su rostro. — Y perdón.— agrego.

— ¿Por qué?— pregunta confundido.

— Por no poder sacar a Deu de mi corazón — le digo.— él es como mis plantas

— aclaro — ¿quieres ver algo?— le pregunto y me dirijo al suelo haciendo

brotar un pequeño rosal con una hermosa rosa roja casi abierta en su totalidad.

— creo que mi amor por él es como esa rosa — suspiro acariciando sus pétalos

Caspian se aproxima a la pequeña planta y lo veo sujetar con brusquedad la flor

a punto de arrancarla, pero al correr sus pétalos se sorprende — ¿y esto?—

pregunta mostrándome algo que yo ni siquiera sabía que estaba allí. Bajo los

pétalos rojos se encuentra un pequeño pimpollo con sus pétalos azul. — ¿qué

significa esto? — pregunta impaciente el vampiro.

— Creo que eres tú — le digo viendo sorprendida la planta. ¿Estoy empezando

a tener sentimientos por él?

764
177. Dia sin niebla

A pesar de ver su brote floral, Caspian no se detiene y arranca la rosa roja

de Deukarion. Sentí mi corazón párese en el instante en que la flor se

desprendió del tallo.

— ¡No! — le gritó desesperada mientras recojo la flor en el suelo antes de que el

vampiro la aplaste con su pie.

— No deberías tener sentimientos hacia él — dice furioso, viéndome parado

frente a mí mientras acuñó la flor entre mis manos. — Él no te merece —

— Tú tampoco — le digo llena de resentimiento. — Aun así nadie controla lo

que siente. — le digo y veo como del tallo cercenado crece nuevamente la rosa

roja calmando todos mis miedos.

— ¡Pero tú sientes algo por mí! — grita Caspian frustrado — deberías elegirme.

En ese momento una fuerte explosión se siente en el pasillo y la risa

de Kresly suena en el lugar.

Me había olvidado de sus bromas.

Caspian sale de la habitación buscando alarmado el origen de la explosión y en

ese momento Kresly entra tomándome del brazo.

— Hora de irnos — me dice mientras me hace correr por el pasillo.

No comprendo que ocurre, no creo que un par de simples bromas generen tanto

problema.

Al terminar de bajar las escaleras, otra explosión se escucha, aunque está sonó

como un crack desde el techo.

— Vamos Nice mueve tus piernas si quieres salir de este lugar — me dice

mientras el techo sobre nosotras comienza a derrumbarse.

— ¿Qué está pasando?— le digo asustada mientras corro con ella guiándome

por el oscuro castillo.

— Las gárgolas ya están aquí — me dice. En ese momento el techo sobre

765
nuestras cabezas se desmorona mostrando un enorme trozo de roca que cae

cortandonos el camino. Por el orificio veo el cielo de la tarde y me quedo

sorprendida al ver a dos ángeles entrar al lugar.

Kresly me oculta bajo la roca mientras los ángeles vuelan por el castillo.

¿Ángeles? ¿Esto es el apocalipsis?

— Estúpidas gárgolas, — dice Kresly mientras continúa guiándome por un

extenso pasillo que lleva a unas escaleras.

¿Gárgolas? ¡No se parecen en nada a las del jorobado de Notre Dame!

No sé cuántos pisos hemos subido ya, pero mis piernas claman cansadas

mientras el ruido de las explicaciones no cesa.

Al salir de las escaleras me encuentro con un pueblo. La gente corre por todos

lados escondiéndose en sus casas. No son vampiros, están a la luz del sol. Son

Omegas. No lo entiendo, creí que estarían encerrados en jaulas como animales

de matadero, pero están viviendo en una comunidad. Noto algunos vampiros

cercanos a las ventanas. ¡Ellos viven juntos! Omegas y vampiros. Algunos

vampiros abrazan a un Omega intentando protegerlos de todo lo que ocurre.

— Deja de prestar atención a esas cosas — me grita Kresly sujetando mi cara —

Debes aferrarte a tu flor — me dice. ¿Qué quiere decir? — Es hora de que

florezcas — me indica con seriedad.

No entiendo qué ocurre y el caos aumenta mientras un grupo de gárgolas vuela

sobre nuestras cabezas a cada instante barriendo la poca niebla que se

encuentra en el lugar. Un grupo de Omegas golpea mi cuerpo corriendo directo

al centro del caos con armas en sus manos. Siento la mano de Kresly resbalarse

de la mía entre toda la gente, alejándome de ella, entre los empujones y gritos.

¿Y ahora qué hago? No se hacía dónde ir, solo puedo correr y esquivar los

escombros que caen sobre la calzada.

Mi ansiedad crece a cada instante hasta que un sujeto me agarra el brazo.

Temerosa intento apartarme y atacarlo con mis tallos, pero él me muestra

766
rápidamente lo que lleva en su otra mano. Es un collar, no cualquiera collar, es

el mío, el que Deukarion me obsequio. Sus piedras de ópalo brillan de forma

iridiscente.

— Sígueme — me dice el hombre Omega. En ese momento los aullidos suenan

como un fiero eco a lo lejos.

Aprieto con fuerza la rosa que entre el caos ha comenzado a perder sus pétalos.

Él llegó, Deukarion vino a salvarme.

No dudo en seguir al Omega que comienza a subir unas escaleras hacia lo que

parece el extremo de la negra muralla que rodea el pueblo.

Desde esta altura veo como miles de gárgolas atacan lo que parece una enorme

cúpula negra arrojando grandes rocas hacia ella. ¿Ese es el castillo de Caspian?

¿Todo este tiempo estuve bajo tierra?

El sol comienza a ponerse en el horizonte tiñendo el cielo de naranja, y sé que el

rey de este lugar no me dejara ir fácilmente, Caspian podría llegar aquí en poco

tiempo. Tengo que llegar con Deukarion.

Subo corriendo y sin aire las escaleras llegando a lo que parece un enorme

mirador. Pero lo que allí encuentro me deja confundida.

767
178. Llego el momento

El viento de la inminente tormenta barre la niebla que rodea la montaña de

Argos. Es cuestión de tiempo para que Noferatus pierda su cubierta y no la

pienso desaprovechar. Este lugar me mantiene en estado de alerta constante.

No confío en Uriel. Así que al reencontrarme con Canis lo envío de encubierto.

Al parecer el ungüento de Nice es más efectivo de lo que pensamos. Aunque

recién esta mañana, Canis ingreso al reino Vampir. Espero que pueda

protegerla hasta que nos reencontremos.

— Te noto tenso, lycans— me comenta con burla Uriel mientras acomoda su

armadura sobre sus hombros. — No te preocupes, me encargaré de exterminar

cualquier posibilidad de que formen más Vampir — me dice.

— No mates al rey vampiro — le indico temeroso de que eso dañe a Nice,

mientras descarto el corazón de manzana que acabo de consumir, su sabor es lo

único que logra mantenerme cuerdo — solo captúrenlo yo me encargaré de

él.— la sed de venganza es notoria en mi voz. Buscaré la forma de deshacerme

del maldito, aunque me lleve siglos hacerlo.

— No te preocupes, no seremos nosotros los causantes de la muerte del real —

dice. Noto verdad ante todo lo que dice, pero de todos modos me siento

inquieto.

Mis hombres ya se encuentran en posición una vez que las negras murallas de

la ciudad estén a la vista atacaremos.

A esta hora mañana Nice estará en mis brazos y juro que no la soltaré nunca.

Vivirá sobre mi lomo si con eso puedo protegerla.

Su ausencia me ha obligado a pensar en los múltiples errores que con ella

cometí. No solo al comienzo de nuestra relación. En todo momento. Nunca me

quedé un día entero a su lado, siempre puse trabas entre nosotros dudando de

la conexión, dudando de ella y de sus sentimientos. Maldita sea ni siquiera la

escuché lo suficiente. Tengo mucho que arreglar, solo ruego a los dioses tener la

768
oportunidad para hacerlo.

Un estallido a lo lejos incitó a mi instinto a avanzar, tomo mi forma de batalla y

doy la orden con un atronador aullido. En ese momento miles

de lycans comienzan a correr hacia el paredón, su rabia es tan alta como si

determinación mientras arremeten contra el enemigo. Ante nuestro feroz ataque

algunos Vampir intentan defender el lugar a pesar del miedo en sus rostros,

todo Glaukos sabe que no hay forma de detener a un Lycans furioso y la luz del

sol los debilita impidiendo sus ataques mientras los masacramos a pesar de su

gran cantidad.

Los malditos chupasangres debieron de anticipar que atacaremos de día y se

han preparado para ello. Cercano al paredón, aún cubierto por la niebla, liberan

el contenido de enormes jaulas llenas de gorros rojos enloquecidos que corren

con sus cuchillos hacia nosotros. No hay cordura alguna en sus ataques y son

más de los que puedo contar. Aun así, no son una gran amenaza, pero sirven de

distracción para que varios de mí hombres caigan en sus trampas. En el suelo,

aún cubierto por niebla, hay mecanismos de caza circulares y con filosos dientes

metálicos, cuando un Lycans pisa por error uno de esos, el círculo se cierra

como una gran boca cercenando la pata de mis hombres, causando que las filas

de soldados se dispersen evitando las trampas. Varios caen ante las trampas.

Eso nos toma por sorpresa, pero los evadimos en su mayoría y lanzó un aullido

de advertencia a la manada para que eviten pisarlos.

Desde el cielo veo como las gárgolas llevan grandes rocas que elevan con sus

potentes alas y dejan caer sobre el castillo de los vampiros. Otros apoyan

nuestro avance lanzando flechas hacia los vampiros que se intentan ocultar en

la niebla. Ya falta poco para llegar a la muralla. Mi corazón late como loco por

volver a verla mientras descuartizó a un vampiro entre mis fauces y veo

a Arcan hacer lo mismo en mi flanco derecho con sus potentes garras.

Ya estamos cerca, solo me separan unos escasos metros de ella mientras el

769
atardecer pasa sobre nuestras cabezas. Pero mi cuerpo se detiene bruscamente,

retorciéndome por un fuerte dolor en el pecho. El aire parece escapar de mi

cuerpo por su propia voluntad ante el atronador dolor.

Me desplomó de rodillas en el suelo, tomando mi forma de hombre mientras el

dolor me invade. Nunca antes sentí algo así. Pero sé que no es mi cuerpo el

herido. Ella está en peligro.

En ese momento, Arcan corre desbocado hacia mí y comienza desesperado a

revisar mi cuerpo, buscando alguna herida grave en él. Lo aparto furioso con

un empujón.

— ¡No soy yo! — le gritó angustiado y lleno de preocupación.

Arcan me mira blanco como papel al entender lo que ocurre. Nice está

muriendo.

— Ve por ella — le ordeno con un ruego agónico al ser consciente de que no

podré escalar el enorme muro. Cada uno de mis latidos duele más que el

anterior.

Esto no puede estar pasando. Ella no puede morir, no puedo perderla así. Yo la

amo. Daría mi vida si con eso, logro conservar la suya.

770
179. Enviado

— ¿Quién eres?— le pregunto con desconfianza al extraño.

No es Deu es otro sujeto con alas, una gárgola. Su belleza es cegadora y su

cuerpo fornido indica que es un guerrero. Un guerrero de enormes alas blancas.

Aunque algo en su rostro me genera desconfianza.

— Mi nombre es Uriel, me envío el rey lycans Deukarion — me indica el sujeto

mientras camina cerca de mí.

A pesar de sus palabras, no confío en él. Creí que sería Deu quien vendría por

mí.

Cerca del sujeto veo aterrizar a más gárgolas que parecen rodearme. Nada en su

actitud me indica que son amigos

— ¿Dónde está Deu?— pregunto nerviosa viendo a cada vez más gárgolas

rodearme y llenarme de ansiedad.

— Él está en camino hacia aquí — dice el sujeto — venimos de su parte — me

dice.

No estoy segura de sus palabras y veo el cielo oscurecer ante la llegada de la

noche. Uriel parece notar mi duda y saca algo de su cinturón.

— Él envió esto para que nos reconocieras como sus aliados.— me dice la

gárgola mostrándome la daga de Deu. No tengo duda alguna de que es suya. Él

los envío a buscarme. Relajo mi cuerpo mientras me aproximó a la gárgola. No

obstante, escucho un fuerte grito de Caspian. Él está cerca, vino por mí. Su grito

me hace girar mi rostro buscando su origen. No quiero dañarlo así, pero no

puedo renunciar a Deu.

Lo veo peleando desesperado contra varias gárgolas, matando a cada una.

Cuando nuestros ojos se encuentran puedo notar el terror en ellos mientras

escucho un fuerte grito.

— ¡No!— dice Caspian mientras más gárgolas intentan detenerlo.

En ese momento mi pecho arde mientras soy empujada a raíz de un fuerte

771
golpe en mi pecho. Siento el inconfundible sabor del hierro sanguíneo en mi

boca.

Al girar mi rostro encuentro a la gárgola sujetando la daga que se encuentra

atravesando mi pecho.

— ¿De verdad crees que alguien en este mundo aceptaría tener como pareja a

un monstruo humano?— me dice Uriel mirándome con asco. — Tu muerte es

un gran favor para el pueblo Lycans, Deu me agradecerá por esto.— me dice.

No entiendo qué sucede, ¿por qué me ataca? ¿Deu lo envío a salvarme? ¿No?

— Deu me ama — le digo — a la gárgola — yo lo amo — digo sin comprender.

La gárgola se ríe en mi cara mientras mi sangre se derrama por mi ropa.

— Deukarion odia a los Vampir — dice Uriel — jamás amaría a una mujer que

le daría como descendencia a un vampiro real.—

¿Descendencia? De que está hablando. ¿Deukarion mando a matarme?

— No, no tiene sentido — le digo mientras el dolor en mi pecho se vuelve

agónico a cada latido.

— Ese es el resultado aberrante de la unión de un Lycans y un humano — dice

con veneno en sus ojos — y por eso morirás —

Uriel desenfunda su espada y la dirige a mi cuello. Puedo ver su movimiento

mientras intenta decapitarme.

Pero mi rosal surge instintivamente y lo detiene, envolviendo sus alas

lacerándola con mis espinas. Al ver la planta que surgió en el suelo me llena de

pesar.

Yo confié en él. Maldita sea yo... Yo lo amo.

Puedo notar el suave tacto del único pétalo de su flor roja cubriendo mi palma.

La pena y el resentimiento me recorren mientras siento como mi piel absorbe el

pétalo en mi cuerpo desatando el caos.

Mi poder ya no surge del suelo, yo soy su raíz y lo manipuló siguiendo mi

voluntad.

772
Pero a pesar de que mi poder estalla y mato a cada gárgola que intenta acabar

conmigo, Las lágrimas en mi rostro se sienten cada vez más frías. No los maté a

todos, Uriel huyó junto a otra gárgola que la llevo en sus brazos. Debí matarlo.

Aunque dudo que después de lo que alcance a hacerle pueda volver a volar.

El peso de mi cuerpo es cada vez mayor mientras siento que me derrumbó.

Veo con pesar los tallos rodearme, dejándome notar múltiples flores en él. Ya

no es una simple planta estéril, es una pena que ya sea demasiado tarde.

Caspian

Nos atacan y ante el primer estallido envío a William a dirigir a los soldados.

Aunque el sol nos limita mucho nuestra defensa. Pensé que tardarían más, pero

la impaciencia del Lycans debió apresurarlo todo. Al volver en busca

de Nice dos gárgolas cortan mi camino. Esos pajarracos están muertos. Hoy no

estoy de humor para tomar prisioneros.

Al llegar a la habitación, Nice no está allí. Encuentro a Iván cubierto en llamas y

a Sergan rodeado por telas congeladas aferradas a su piel.

— Busquen a Nice — les ordeno.

— Debe estar con la maldita bruja — dice Iván.

— Pues traigan a ambas — les digo sin paciencia mientras me dirijo a la salida

del Castillo. El pueblo es un caos mientras el sol nos impide salir. Mi niebla es

inútil frente al fuerte viento que atraviesa el lugar. Aun así veo un grupo de

gárgolas volar hacia mí. Aunque no lleva muy lejos mientras rebanó su cabeza

con mi espada. El cielo naranja me indica que la noche está cerca. A lo lejos

alcanzo a ver a Nice, subiendo las escaleras del mirador de la muralla. Pero lo

que veo en su extremo me llena de furia y temor. Uriel está allí. Ese maldito es

la muerte segura de Nice. Él es el líder de la cesta que se dedica a capturar y

matar humanos, impartiendo rumores terribles sobre ellos. Las gárgolas odian a

los humanos. Debo llegar a Nice.

773
Corro hacia ella aún con la luz del sol, cubriendo con sus últimos rayos el cielo.

El dolor en mi cuerpo me hace gritar. Siento mis venas quemarse ante la luz

dorada. Pero se necesita más que eso para detenerme.

No puedo dejarla ir, tengo que protegerla. Estoy enamorado de ella.

774
180. Desesperación

— ¡No!— no, no. Esto no puede estar pasando, la maldita gárgola acaba de

apuñalar a Nice en frente de mis ojos. La ira nubla mi mente mientras

despedazó uno a uno a los desgraciados que me separan de ella.

Ellos debían venir a rescatarla, a llevársela al maldito lycans, hubiese preferido

aquello antes que su muerte. Veo con asombro como desata su tormentoso

poder, aniquilando a casi todas las gárgolas que la rodean mientras sus espinas

desmiembran sangrientamente las alas del rey Uriel.

Su ataque es tan brutal que no puedo acercarme a ella. Pero la vida se esfuma

lentamente de su cuerpo y la veo caer al suelo, rendida mientras sus tallos la

rodean resguardándola en su interior.

A pesar del potente filo de mi espada, me costó cortas sus ramas para llegar a

ella.

Lo que veo me rompe. Ya no respira y una daga se encuentra anclada en su

corazón, mientras una última lágrima bruta de sus ojos.

Esto no puede estar pasando, no puede dejarme de este modo.

— ¡Nice! — grito desesperado mientras mis manos tiemblan al tocar su rostro.

La desesperación me lleva a morderla, pero nada ocurre. El veneno no

funcionará si su sangre no corre por el cuerpo.

— Bruja maldita ¿Dónde demonios estás?— grito desesperado.

La angustia desquicia mi mente. No puedo perderla.

— No te vayas preciosa, quédate conmigo. Te dejaré tener al lycans como

mascota si con eso no me abandonas — le prometo.

Alguien se agacha a mi lado empujándome.

— Quitarte — me dice Kresly mientras saca una jeringa de su bolsillo y luego

quita bruscamente la daga de la herida para incrustar la aguja en su corazón.

No sé qué es la que le inyecta, pero el corazón de Nice comienza a latir otra vez

de forma debí y errática mientras todavía sangra.

775
— La epinefrina es una belleza — dice con media sonrisa

Pero kresly no se detiene y con la misma daga agranda la herida brutalmente

exponiendo su órgano vital. Esta mujer está loca. Extiendo mi mano a su

garganta, pero ella dice entre susurros a punto de morir — Debes morder su

corazón —

La comprensión llegó a mí un segundo antes de sentir su cuello romperse. Al

ver sus ojos sé que no está mintiendo, así que me aproximó a su pecho y

muerdo su frágil y herido corazón. No hay sabor alguno en su sangre. Solo

puedo sentir el sabor amargo de mi propia tristeza y desesperación.

Al soltarla puedo ver su corazón, latir cada, vez más rápido, mientras su herida

comienza a cerrar. La bruja se aproxima hacia el rostro de Nice e insufla aire en

su boca buscando activar su respiración.

— ¿Qué tanto miras?— dice ella — ponte a morder mosquito — me ordena.—

mientras ayuda a Nice a respirar. Por más valentía y desapego que aparenta

mantener la bruja, sus manos tiemblan mientras sujetan a la humana. Ella

también teme perderla.

Arcan

Deukarion está muriendo. Esto no tiene sentido, las gárgolas debían garantizar

su bienestar ¿Qué rayos está pasando? Corro desbocado a la muralla,

masacrando vampiros rezagados y desenfundó dos cuchillas. Las malditas

gárgolas tienen razón, los lycans no volamos, pero subiremos esta muralla con

los dientes si es necesario.

Clavo a cada paso las cuchillas en la ennegrecida pared desesperado con la idea

de perder a Deu, asustado con la idea de que mi amiga pierda su vida, pero al

llegar al extremo una gárgola me toma por la espalda y emprende vuelo

alejándome de la muralla y clavando sus filosas y curvas garras en mis

hombros. Aun así, lo que alcanzo a ver en la altura me deja consternado. Uriel

776
apuñaló a Nice. Las gárgolas nos traicionaron. Esto no tiene sentido. ¿Por qué lo

harían? Creí que ellos resguardaban a los humanos.

Deu me necesita, no puedo dejar que me lleven. A pesar del dolor de las garras,

tomo mi forma de batalla y muerdo las manos de la gárgola. Un grito de dolor

llega a mis oídos. No es un soldado. Es una hembra. La herida la obliga a

soltarme y al verla puedo el aliento. Es la hembra más hermosa que pude ver en

mi vida, pero su rostro solo refleja odio hacia mí. La luna llena sobre nosotros y

su sangre me lo aseguran. Ella es mi compañera.

Maldita mi suerte, esto no tiene sentido, ella ni siquiera es lycans. No puedo ir

por ella, mi Alfa me necesita. Y a pesar de mi instinto que aúlla por reclamarla,

mi lealtad me detiene. Al caer al suelo soporto el dolor del golpe. El veneno

de Nice impide que nos curemos rápidamente, pero necesito llegar

a Deukarion tengo que sacarlo de aquí y rogar a los dioses por qué Nice no

muera.

777
181. Nada

El dolor parece adormecer mi cuerpo. Ya no entiendo si lo que siento es

realmente dolor o miedo a él. Mi mente viaja entre el tiempo y él espació,

perdiéndome en el camino. Mis ojos no parecen querer abrirse como si mis

pestañas fueran demasiado pesadas para que los párpados puedan cargar con

ellas. Creo sentir un sabor ácido y dulce cubrir suavemente mis labios. No

quiero despertar, estoy bien aquí, en la nada. Aquí nadie puede herirme. Ya no

tengo que preocuparme por la falta de aceptación de mi familia, ni por las

heridas emocionales que Brad dejo en mí, ni en la complejidad de mis

sentimientos. Ni por lo vivido en Glaukos. Aquí solo tengo paz. No me importa

nada. Las consecuencias de mis acciones, las consecuencias de las acciones de

los demás ya no me afectan, no me alteran. Extrañamente, no me siento sola.

Solo disfruto de la nada aceptándome. Basta de auto flagelarme. Basta de

arrepentimientos y rencores. A la nada no le importan esos detalles.

Mi cuerpo solo se relaja mientras una cálida caricia parece recorrer mi rostro.

Me gusta eso, me gusta la ternura de su toque. No sé quién sea, pero sus actos

demuestran cariño puro. Eso es agradable, realmente no recuerdo cuando fue la

última vez que recibí algo como eso. Una simple caricia sin pretensiones de

nada más.

La suavidad de su tacto atrae a mi conciencia y la curiosidad me lleva a abrir

levemente mis ojos. El rostro más bello me mira en ese instante. Puedo jurar que

la alegría brilla en sus ojos mientras contienen sus lágrimas.

— Bienvenida preciosa — me dice con su suave voz. El anhelo es tangible en su

mirada. Él me quiere, sus ojos violetas no mienten.

Intento hablar, pero mi boca se siente seca.

— Shhh, tranquila, yo me quedaré a cuidar de ti, solo no te olvides de

despertar, — me dice mientras la oscuridad vuelve a cubrir todo.

778
Kresly

El vampiro no se ha apartado de Nice ni un solo segundo controlando cada uno

de los latidos de su herido corazón.

Las cosas resultaron más difíciles de lo que predije y ella perdió demasiada

sangre. Su cuerpo no tiene la energía para pelear contra el veneno que lleva en

su interior. Las mordidas de Caspian que permitieron salvarla ahora la están

matando.

— Necesitamos sangre — le digo al vampiro — debemos hacerle una

transfusión.—

— Pues viaja a su mundo y trae — me exige furioso.

— No es tan sencillo, no puedo viajar cuando yo lo deseo, la puerta del portal

solo se abre una vez al año y falta mucho para ello. Pero sé dónde puedo

conseguirla. Solo que no será sencillo entrar

— ¿Dónde?— pregunta decidido Caspian. Este tonto iría al interior de un

volcán por salvarla. Envidio eso

— En Diluvio — le indico.

Al ver la expresión en su rostro sé que no solo irá a recoger un paquete.

— No puedes matarlo — le digo — ya tiene suficiente con pensar que ella está

muerta. Te aseguro que nada puede causarle más dolor que eso.—

— Ese maldito envío a las gárgolas a matarla — dice furioso

— No, no lo hizo, — le indico — Los pajarracos lo traicionaron.—

— De todas formas es su culpa — índica.

— Solo envía a William por su sangre, le haré un mapa para que pueda

encontrarla — le dijo— Ah, y recuerda que no puede matar a nadie en ese

lugar.—

— ¿Por qué tienen su sangre?— pregunta molesto.

— Créeme, no quieres saberlo.— si el vampiro se entera de las torturas que allí

le infligieron, esto podría ponerse peor.

779
Caspian

Nice está consciente aunque su cuerpo se ve muy débil, ella está conmigo y haré

lo que sea para que siga así.

Al pasar los días comienza levemente a moverse y hablar. Su tristeza es notable.

Al igual que yo, ella cree que el Lycans envío a las gárgolas a matarla, pero a

pesar de su tristeza no ha querido hablar al respecto.

Aunque ya no me aparta como antes, sino que sonríe al verme cada vez que

ingreso a su habitación. El castillo es un lío lleno de personas que reparan la

destrucción del ataque. Los Omegas realizan su trabajo durante el día, mientras

los Vampir los reemplazan por la noche.

Esto no se quedará así, pienso ir por la cabeza del maldito rey alado. La traeré

como ofrenda para Nice. Pero no puedo apartarme de ella, no más de un par de

horas dónde la ansiedad me obligan a buscarla.

Al entrar en el cuarto la encuentro de pie caminando mientras sostiene su

herida con notorio dolor. A pesar de mis mordidas, su pecho lleva una enorme

cicatriz. Este maldito suceso será un recordatorio para toda su vida y odio eso.

— No deberías levantarte — le digo sosteniéndola y cargándola hasta la cama.

— Si sigo acostada mis músculos se debilitarán — se queja ella.

— No te preocupes por eso solo descansa — le digo mientras la cubro con las

mantas.

— Es que estoy aburrida — dice ella. Es la primera vez en días que habla con

algo de entusiasmo.

— Pues solucionemos eso — le digo sentándome a su lado — ¿Qué te gustaría

hacer?—

— No lo sé ¿Podrías hablarme de ti?— me dice. — ¿no conozco muchas

cosas?—

— Resolveré tus dudas a cambio de algo — le indico a modo de negocio.

— Ok, pero yo elijo el pago — me dice ella.

780
— No creo que funcione de este modo — le indico.

— Tú quieres que siga en la cama ¿No? Así que desembucha —

Sí, su ánimo parece mejorar.— Soy un vampiro, — le digo sin saber por dónde

empezar y ella ríe ante eso. Extrañaba ese sonido.

— Nooo, ¿De verdad?— dice de forma irónica — y yo que creí que los colmillos

eran decorativos — me dice con una sonrisa.

— Bien, pero no soy un vampiro común, son un Real. Mi mordida es legalmente

venenosa, como tú ya sabes — le indico — No quedan más vampiros reales, son

el último de un antiguo estirpe y sin mí los Vampir ya no podrían generarse.—

le explico.

— ¿Generarse? ¿No nacen siendo vampiros?—

— No, solo los reales nacen de vientre, el resto son omegas convertidos a partir

de mi sangre.—

— ¿Entonces tu mordida no genera vampiros?— pregunta viendo mis

colmillos.

— No, hasta antes de ti mis colmillos solo generaban muerte.—

— ¿De dónde salen los reales entonces?— pregunta confusa y pensativa

— Somos descendientes del primer vampiro real, en mi caso soy el vigésimo

bisnieto. —

— ¿Y cómo surgió el primer vampiro real?—

— No lo sé, no hay registros al respecto. Solo sé que fue acogido por un grupo

de Omegas que lo protegieron de sus dueños Deltas. Los lycans puros nunca

aceptaron al Vampiro real, eso causa que surgieran los Vampir impidiendo de

ese modo que los lycans hirieran al Real.—

— Necesito hablar con Kresly — me dice con seriedad.

— ¿Qué ocurre? — le digo preocupado.

— Tu relación con los lycans va más allá, de una simple adopción. La gárgola

que apuñaló mi pecho me dijo que si engendro un hijo con Deukarion nacería

781
un nuevo vampiro real. Los vampiros son el resultado de la unión entre

humanos y lycans.—

— Eso no tiene sentido — le digo confuso.

— ¡Claro que lo tiene!— dice la bruja ingresando a la habitación.— solo hay un

error en eso.— indica.— el Lycans era un omega de nombre Licaon—

— ¿Y? Eso que importa — dice Caspian.

— Importa porque su compañera era una humana llamada Selene.—

¿Los supuestos dioses de este mundo eran simples, humanos?

782
182. Rosa azul

Tras la revelación de Kresly mi mente queda hecha un caos. La gárgola tenía

razón. Mi destino con Deu solo causaría problemas. Y de todos modos él no me

quiere a su lado. Y eso duele más que la herida de mi pecho.

Debo olvidarlo. No me hará ningún bien aferrarme a él.

— No te preocupes — no permitiré que vuelvan a acercarse a ti. Solo no vuelvas

a huir lejos de mí.— me advierte Caspian.

Kresly parece molesta ante su comentario. Pero no dice nada y se retira

dejándonos solos

Ya es tarde, aunque mi cuerpo se ha acostumbrado al modo de vida de

los Vampir. Recién ha amanecido hace poco, pero tengo mucho sueño y bostezo

en mi mano sin poder ocultar mi cansancio.

— Deberías dormir — me indica Caspian mientras se aleja de mí.

— ¡Espera! — le digo — falta tu pago.— le indico.

Él sonríe — lo dejaremos para otro día — dice con calma.

— Pero, — me detengo antes de hablar y él me mira curioso — no quiero

dormir sola — digo con timidez.

Ante mis palabras, él solo se acerca nuevamente hacia mí y se recuesta a mi

lado.

Lo miro con una sonrisa ante su obvia felicidad por mi pedido.

— No puedo permitir que acumules deudas — dice a modo de escusas.

— ¡Qué considerado mi rey!— le digo a forma de broma mientras coloco mi

cabeza en la almohada peleando con mi largo cabello. Al parecer al volver de

entre los muertos varias cosas se regeneraron en mí y una de ellas es mi melena.

Estoy pensando en cortármelo nuevamente, pero a Caspian parece gustarle. No

ha dejado de acariciar mi pelo desde que desperté. Al girar mi cabeza para verlo

su rostro denota sorpresa.

— ¿Qué?— pregunto sin entender qué ocurre.

783
— Es la primera vez que me llamas así — me dice — me agrada.

— No te acostumbres — le digo a modo de broma — aún prefiero llamarte

mosquito.—

— Odio eso — me dice.— mejor duerme y tal vez mañana puedas caminar un

poco.—

— ¿De verdad?— pregunto emocionada — quiero ver el pueblo —

— Duérmete.— me dice mientras se acomoda a mi lado.

— ¿Caspian?— pregunto nerviosa

— ¿Sí?—

— No me dejes sola — él sabe a qué me refiero, desde que recupere la

conciencia las pesadillas no dejan de atormentarme. Necesito dormir, pero le

temo a soñar. En mis sueños, Deukarion apuñala mi corazón sin piedad alguna,

con odio en sus ojos. Me duele soñar eso, pero lo que más me duele es verlo.

Aunque no deba lo extraño. Intento apartar eso de mi mente. No tiene sentido

pensar en él.

Al despertar me encuentro acurrucada sobre un cálido torso. ¿Torso? Al

levantar mi vista, Caspian me mira fijamente.

— Buen día — dice él

Me apartó de su cuerpo y noto su pecho todo babeando avergonzándome por

ello.

— Lo siento — le digo — no fue mi intención —

Caspian acaricia mi rostro tiernamente dirigiendo mi mirada a la suya —

Tranquila — me dice — será mejor que te vistas, así comes algo.— me indica

mientras abrocha su camisa. No entiendo por qué ya no me muerde. Pero no

insisto en ello, aunque sus ojos me indican que desea hacerlo.

— Te espero a fuera me indica algo nervioso.—

Caspian me guía por el castillo mostrándome cada rincón y me sorprende el

notar que hay más iluminación que antes. Sé que lo hizo por mí y eso me causa

784
ternura.

Al salir al exterior del castillo veo a mucha gente caminando tranquilamente

por las callejuelas llenas de puestos y negocios. A pesar de ser plena noche el

lugar está lleno de vida, incluso los niños corren por las calles jugando, aunque

noto que todos se apartan al vernos llegar. Tal vez al igual que el

pueblo Lycans la idea de una humana los asusta. No los culpo, yo fui la

causante de que destruyeron sus hogares. Aun así, sujeto con fuerza la mano

de Caspian nerviosa ante la atención de los demás. Pero el vampiro besa mi

mano sonrojándome, y ese gesto causo que todos comenzarán a inclinarse ante

nosotros

— ¿Qué sucede?— le pregunto a Caspian.

— Te dan la bienvenida — me dice él con una sonrisa —

— Pero, yo soy humana — le digo angustiada — no merezco su aceptación.

— Pero puedes ser mi reina.— me indica Caspian.

Sus palabras me duelen, sé que él me ha cuidado mejor que Deukarion, pero no

creo que sienta lo mismo.

Caspian nota mi incomodidad y veo el dolor por ello en sus ojos.

Kresly

Mi conversación con el vampiro no parece servir de mucho, ya estoy cansada de

señalarle su error. Pero él se niega a aceptar su herencia lycans. El orgullo de los

hombres fue lo que generó todo este caos y muchos murieron por él. Por lo

menos obedece una de mis peticiones y ha dejado de alimentarse de Nice

La humana se ha encerrado en su habitación luego del paseo con Caspian. Al

parecer va a necesitar de un empujón para afrontar lo que viene.

— Déjame entrar — le indico desde el pasillo.

— Ahora no — indica al borde de un colapso.

— Vamos, ya sé lo que ocultas — le indico — ¿Quieres que se lo muestre

785
a Caspian?—

Ante mis palabras, ella abre la puerta. Su rostro muestra que no ha parado de

llorar. Al entrar a la habitación la encuentro llena de rosas cortadas. Todas son

del mismo color.

— Bonita decoración — le digo.

— No entiendo, — me dice rendida — después de todo lo sucedido no debería

seguir brotando — dice llena de angustia — yo...—

— Tú amas al lycans a pesar de todo — le indico.

— Pero Caspian me ha cuidado mejor, — le indico llena de pesar — él salvó mi

vida.—

— No confundas las cosas bonitas, — le aclaro — la gratitud no es lo mismo que

el amor.—

— No es solo gratitud, sé que tengo sentimientos por él, la planta me los

demuestra.— le digo.

— ¿Te refieres a esto?— pregunto mientras sujeto el pequeño e insignificante

pimpollo azul de la planta y lo arrancó de ella.

— Eso no servirá — me dice viendo el botón en mi mano.

— Claro que lo hará, esto no es un sentimiento, solo es tu cuerpo eliminando el

veneno del vampiro.—

Ella me mira confundida y revisa la planta viendo que la roza azul ya no vuelve

a brotar.

— No lo entiendo — dice sorprendida — ¿por qué no me lo dijiste?— me grita

molesta.— incluso me hiciste pensar que podría elegir a ambos — se queja

sentándose en el suelo mientras sujeta su cabeza con angustia. — De todos

modos ya no importa, él no me ama — dice mientras llora con angustia atorada

en su garganta.

— ¿Qué te hace pensar eso?— le pregunto.

— Si me amara, no me mandaría a matar — me responde con tristeza mientras

786
sujeta su pecho.

Maldito sea Uriel, odio a ese pajarraco, pero no puedo hacerle daño alguno, así

como tampoco puedo hablar de él y su gente. Después de todo yo también

cargo con mi propia maldición.

— Es verdad, el Lycans ha cometido muchos errores, pero créeme que está

pagando por ellos —

Con sudor y sangre.

787
183. Heridas

La inconsciencia amenaza con llevarme mientras me encuentro en el campo de

batalla. No puedo permitirlo. Eso me dejaría a Merced de mis enemigos. La

noche ya reclamo el cielo y los Vampir parecen resurgir desde la tierra. Incluso

con el dolor que poseo necesito luchar. Las escorias me atacan sin cesar,

causando leves heridas en mí, aunque los destripó con mis garras aferradas a la

necesidad de permanecer con vida, aunque sea el tiempo suficiente para

volverla a ver.

Arcan no ha regresado y temo lo peor. Aunque mis hombres al verme rodeado

y herido comienzan a protegerme. Veo a Eunice correr desaforadamente hacia

mí al verme caer de rodillas y cubierto de sangre. Pero no logro resistir lo

suficiente y mi conciencia se desvanece mientras siento una flecha enterrarse en

mi adolorido pecho.

Nunca en mi vida me sentí tan débil e insignificante como en este momento,

mientras todo se oscurece, soy consciente de que mi fuerza no fue suficiente

para protegerla. Yo no fui suficiente para ella.

— Despierta cachorro estúpido — siento que me gritan mientras golpean mi

adolorido cuerpo.

No sé cuánto llevo inconsciente, pero debió de ser el tiempo suficiente como

para terminar nuevamente en el monasterio, reconozco la habitación en donde

estoy.

— Nice — digo desesperado mientras intento levantar mi cuerpo. Un dolor

agónico me impide moverme.

— ¡Quédate quieto, imbécil! — me grita Otis — tus heridas no están sanando y

es un milagro que continúes con vida.—

— Ella, ¿dónde está Nice?— pregunto desesperado.

Otis me mira lleno de compasión y angustia — No lo sé — contesta —

788
Otis mira mi pecho lleno de preocupación — Solo espero que continúe con vida

— dice.

— Yo sigo vivo — digo desesperado — ella debe de estarlo también —, pero

algo en el rostro de Otis me llena de miedo.

No, no puede ser, ella, no puede morir. Mi mente enloquece ante la idea

mientras intento levantarme. Necesito ir por ella. Arranco las vendas mientras

salgo de la cama a pesar de los gritos de Otis. Ella no puede dejarme de este

modo. No puedo permitir algo así. Siento un pinchazo en una pierna y aun así

continuo mientras el mareo me invade, oscureciendo todo a mí alrededor

mientras siento el duro suelo golpearme.

Otis.

Ver a Deukarion de esa forma me llena de pesar. Me recuerda a su padre.

Basilios era igual de aguerrido al tratarse de su reina.

Temo por su vida, no solo por sus heridas que no muestran mejoría alguna

debida a las toxinas del veneno de Nice sino porque si la reina muere será

cuestión de días para que él lo haga también. La conexión entre compañeros va

más allá de esta vida. Sus almas al unirse reencarnan juntas en la siguiente vida,

en la siguiente esfera del éter. Pero no estoy listo para dejarlo ir. Para mí sigue

siendo un simple cachorro comparado con mis quinientos años.

La desesperación de Deukarion por Nice lo enloquece al punto de tener que

anestesiarlo para mantenerlo calmado.

Me vi obligado a mantenerlo drogado esperando un milagro.

— Sabes algo de Arcan — le pregunto con preocupación a Eunice.

— Nada — contesta totalmente agotado. Los hombres lo vieron subir la

muralla, pero nunca bajo. El enemigo comenzó a rodearnos y me vi en la

obligación de ordenar la retirada — confiesa lleno de vergüenza. — nunca antes

sucedió algo así.—

Entiendo su pesar, los Lycans jamás retroceden en un campo de batalla. Pero

789
Eunice se vio en la obligación de hacerlo para proteger a su rey.

— Y de Uriel — pregunto — sabes algo —

— Él rey gárgola salió malherido, aunque ninguna gárgola quiso darme

explicaciones al respecto, ellos tan solo abandonaron el lugar dejándonos

expuestos ante el enemigo. No debimos confiar en ellos.— comenta lleno de

furia — mi instinto me decía que algo no estaba bien con los pajarracos —

La desesperación de Deukarion por recuperar a Nice debió de ser muy grande

como para plantearse unirse a ellos.

Nunca acepte nuestra alianza, esos malditos parecen ocultar algo.

Ya ha pasado más de una semana y Deukarion solo parece empeorar. En sus

únicos momentos de lucidez solo alcanza a llamar desesperado a su reina

mientras llora angustiosamente como un niño. Al parecer ha aceptado su

destino. Nuestra reina está muerta y el dolor por ello es notable en

cada Lycans que veo.

Incluso yo lloro por esa niña. Era un alma bondadosa y llena de picardía,

merecía más que un final lleno de dolor.

Las campanas comienzan a sonar de forma ruidosa. Alguien se aproxima me

dirijo tan rápido como la maldita silla de ruedas me lo permite a la entrada del

monasterio. Veo a Eunice tomar su forma de batalla y salir corriendo hacia los

portones de la muralla. La conmoción es evidente entre los guardias de las

almenas que alcanzan a observar el exterior. Yo solo puedo escuchar el fuerte

galopar viniendo hacia aquí.

Veo a Canis corriendo sobre el unicornio que la reina insistió en adoptar,

acercándose velozmente a la entrada del monasterio mientras Eunice lo sigue.

La sorpresa me invade deteniendo mi corazón al ver lo que ocurre.

No esperaba esto...

790
184. Rosal envenenado

— ¿A qué te refieres?— le pregunto a Kresly asustada.

— El perro no puede regenerarse — me dice con una sonrisa — está pagando

con sangre todo el dolor que te ha infligido desde el comienzo.—

— ¿Qué?, No quiero eso — le digo angustiada — yo no quiero que sufra —

— Pero si el mando a matarte — me contesta Kresly — se lo merece — índica.

— ¡No! — le gritó frustrada — ¿por qué no sana? No tiene sentido, él es el Alfa,

debería curarse solo — le digo llena de preocupación.

— Así era hasta que una humana con su rosal envenenado hirió su cuerpo —

me dice la bruja.

— ¿Rosal envenenado?— pregunto consternada.

— La mordida de Caspian en el bosque no solo salvo tu vida, sino que

envenenó tu cuerpo.—

— Creí que era su anfitriona — le digo sin comprenderlo, se supone que de ese

modo su veneno no debería afectarme.

— Lo eres — me contesta — un anfitrión es aquel que puede sobrevivir a su

parásito a pesar del daño que esté le causa — me explica — históricamente los

reales han buscado anfitriones y algunos han encontrado omegas que pueden

tolerarlo, pero todas mueren con el tiempo por su veneno. Los vampiros no

deberían buscar un anfitrión — me indican — hay sangre Lycans en sus venas,

ellos deben encontrar a su compañera.—

— ¿Entonces por qué no morí?— le pregunto confundida

— Creo que la clave es que eres humana. Tal vez la compañera

de Caspian también lo es, pero no será una mordida, lo que se lo indique será la

luna. O debería serlo si aceptara su naturaleza.—

— Debes decírselo — le gritó. — yo no soy su compañera.—

— Créeme, se lo he repetido hasta el cansancio, pero a pesar de no ser su

compañera soportas su veneno y más que eso le has brindado el cariño que

791
nunca antes ha recibido.—

— Pero eso no es suficiente — él merece más que eso — le digo.

— Y podría tenerlo si aceptara que tú no eres para él. Si Caspian encontrará a su

verdadera compañera, ganaría incluso lo que nunca solo tener — me dice. Al

verla comprendo a lo que se refiere.

No puedo quedarme con él, sería mejor para mí hacerlo, sé que él me cuidaría

como ningún otro, con él mi descendencia no sería odiada. Pero maldita sea,

por más que lo quiera, yo no lo amo y no puedo quitarle la posibilidad de

recibir verdadero amor.

En ese momento Caspian ingresa a la habitación viendo confundido el lugar

lleno de rosas rojas y el pimpollo azul en la mano de Kresly. Su rostro se

transforma al notar que la planta solo posee una roza del color de mi sangre.

— No debiste hacer eso bruja — le dice mientras me sujeta bruscamente.

Sin una palabra más, Caspian comienza a arrastrarme por el castillo llevándome

por unas oscuras escaleras cada vez más abajo.

— Caspian, espera, debemos hablar — le digo. Pero su furia no le permite

escucharme. Al llegar al final de las oscuras escaleras abre una puerta metálica

empujándome en el interior. No hay luz alguna y el miedo me recorre la

columna vertebral.

En un extremo de la habitación con olor a óxido, Caspian enciende una lámpara

de gas mostrándome el lúgubre lugar.

Siento mi piel erizarse — ¿Qué es este lugar?— pregunto nerviosa viendo un

sarcófago de metal en el centro de la habitación. Noto que se encuentra sobre

unos conductos en su base. Caspian abre la puerta metálica del sarcófago

mostrándome su interior.

— Esta fue mi habitación durante gran parte de mi infancia — me dice

fríamente.

Es una locura, el lugar está cubierto de pinchos metálicos como una cama de

792
clavos.

El miedo acelera mi respiración mientras él continúa hablando.

— Para crear nuevos vampir se necesita sangre real, pero yo era el único

descendiente que quedaba, así que el regente anterior me encerraban en este

lugar y frenaban mi sangre para crear a su ejército.—

Siento, un fuerte dolor en el pecho al escuchar su historia, esto es

terrible. Caspian no merecía algo así.

— ¿Para qué me trajiste aquí?— pregunto con miedo. Dudo que solo quiera

contarme sobre su infancia, la puerta está cerrada detrás de mí.

— La dama de hierro se usó desde hace muchos siglos antes de que naciera.—

me comenta — algunas anfitrionas no estaban muy de acuerdo con ser

mordidas y de este modo el rey podía alimentarse.—

Maldita sea no, por favor no quiero esto. — Caspian yo.—

— Pero yo no soy como ellos — me dice interrumpiendo mis palabras — yo sé

algo que ellos no, puedo hacer que entregues tu sangre de forma voluntaria —

me indica mientras clava su dedo en uno de los pinchos y se gira para

mostrarme la sangre que surge de él. — con solo una gota te olvidarás incluso

de tu perro.— me dice acercándose a mí.

793
185. Droga

— No hagas esto — le suplico mirándolo a los ojos.— tú ya sabes que no soy tu

compañera —

— ¿Compañera?— pregunta disgustado — soy un vampiro, los vampiros no

tenemos compañeras —

— Negarlo no cambiará las cosas — le digo apartándome de él — entiendo que

esto es difícil, incluso para mí lo es. Preferiría quedarme contigo y aceptar tu

cariño, ser tu reina y no sufrir por más nada — le digo —, pero eso no me hará

feliz.—

— No te preocupes, mi sangre te mantendrá contenta y receptiva al igual que

en aquella celda.—

La comprensión llega a mí. Caspian nunca me hipnotizo, fue una droga, fue su

sangre.

No puedo dejar que eso llegue a mi boca. — Pero no te amaría — le digo. — no

te amo.—

— ¿y piensas que no lo sé?— me dice lleno de dolor —, pero por lo menos

podrás aceptarme, pedirme que cuide de tus sueños, abrazarme mientras

duermes, tocarme inocentemente, sonreírme al hablar — me dice decidido.

— Pero nunca seré suficiente — le digo.— tú mereces más que al cariño de una

amiga.—

— ¿Amiga? ¿Piensas que creeré que seguirás siendo mi amiga cuando vuelvas

con tu lycans?—

— Claro que lo serás, no puedo perderte aun si no te amo, no puedo alejarme

de ti, me quedaré a tu lado y te ayudaré a encontrar el verdadero amor —

— ¿Y por qué tendría que creerte?— me dice a escasos centímetros de mí

— Porque ambos cargamos con el mismo dolor.— le digo mirando sus ojos.

Lo veo dudar, pero de todos modos no se detiene y aproxima su sangre cada

vez más cerca de mis labios. Yo solo puedo cerrar con fuerza mis ojos.

794
Pero la gota nunca llega, al abrir nuevamente mis ojos lo encuentra alejado de

mí.

— ¿por qué no me detienes?— me pregunta — podría someterte de un modo

tan fácil ¿Por qué no me atacas?— pregunta confundido y con ira.

— Porque eres mi amigo y confío en ti.— le digo dándome cuenta de la

importancia de aquello.

Caspian suspira y se voltea dándole un fuerte golpe al sarcófago, mandándolo a

volar y estrellarse contra una pared.

— Vete — me dice sin mirarme — vuelve con tu maldito perro.

Ante sus palabras yo abro la puerta, pero me detengo y corro hacia él

abrazando con fuerza su enorme espalda. Lo escucho jadear ante mí abrasó. Sé

que esto le duele y a mí también, pero es el dolor el que mejor nos enseña. Al

soltarlo salgo corriendo mientras subo las oscuras escaleras. Al llegar al

salir Kresly me espera con la daga de Deu en su mano.

— Ten — me dice — podría serte útil en tu viaje —

— ¿No vendrás conmigo?— pregunto asustada, no conozco el camino a

Diluvio.

— No te preocupes, ya conseguí un Uber — me dice mientras me guía hacia la

ciudad y atravesamos la muralla.

Entre la niebla veo a alguien acercarse

— ¿Él será mi Uber?— le pregunto a Kresly mientras corro y abrazo al tonto

Omega.

Canis me devuelve el abrazo jadeando del asombro.

— No, lo entiendo, creí que estabas muerta — me dice.

— ¿El Omega este? Claro que no es tu Uber, él solo será tu GPS.— me

dice Kresly y luego silva con sus dedos en la boca.

A lo lejos escucho el sonido de un galope y veo a Black correr hacia nosotros.

— Hola bonito — le dice Kresly al Unicornio — ¿Cómo está el bebé de

795
mamá?— le pregunta como si le hablara a un perro juguetón.

— ¿Black es tuyo?— pregunto asombrada.

— No, yo solo le di cobijó hasta que llegaste, tú le diste un nombre así que

ahora te pertenece — me dice Kresly.

Canis mira con desconfianza a Black. — No te preocupes — le digo — es muy

manso.—

— Recuerda nuestro trato, bruja — le dice Canis a Kresly.

¿Qué trató?

— Tranquilo cuento con eso — dice la bruja — ahora apresúrense, no queda

mucho tiempo.— Ah y Nice, no te olvides de condimentar el ungüento con tu

sangre — me dice Kresly cuando Canis y yo ya estamos montados sobre Black

¿Condimentar?— ¿A qué te refieres?— le pregunto, pero no tengo tiempo de

escuchar su respuesta porque ella golpea a Black y el unicornio sale a la carrera.

— No puede ser, estoy montando un maldito unicornio —

comenta Canis asombrado. — Eunice se orinará en sus pantalones al vernos —

comenta emocionado.

Yo volteo mí, rostro y veo cómo nos alejamos del sitio más lúgubre, pero con el

pueblo más alegre que he visto en mi vida. Espero que Caspian se encuentre

bien. Luego de un largo y apresurado viaje sin parada alguna, llegamos al

monasterio al despuntar el alba.

Escucho el trote de un Lycans hacia nosotros, pero se detiene al reconocer

a Caspian y casi tropieza al verme a mí detrás de su enorme cuerpo. Él

comienza a aullar y las puertas se abren, dejándonos entrar sin demora alguna

mientras galopando hacia el ingreso al monasterio.

Canis baja primero de Black con cuidado y algo de miedo por su cuerpo y

escucho a Otis exclamar asombrado al verme.

— ¿Dónde está él?— le pregunto.

796
186. Sueño

Sé que me mantienen drogado. Y mi inconsciente me atormenta mostrándome

su rostro, su sonrisa, el tierno besito de su frente cuando se enoja. No creó

nunca haber visto algo tan bello, complejo y frágil como ella. Demasiado frágil.

Debí escucharla cuando me indico que este lugar quería matarla. Maldición ni

siquiera pude darle su regalo.

¿En qué punto me volví tan débil? No pude protegerla, no pude recuperarla y

tampoco pude salvarla. Ya he aceptado su trágico destino. Sé que ella ya no está

con vida y mi único consuelo es pensar que mi alma dejara mi cuerpo para

buscarla en la siguiente vida. Ella es mi compañera, mi luna, y no veo la hora de

abandonar este mundo para alcanzarla. Espero que en esa vida pueda ser más

prudente, más astuto y confiar en cada una de sus benditas palabras.

Pero a pesar de que ya he aceptado mi fin, mi cuerpo tarda en dejarme ir,

reteniéndome en esta vida vacía y sin sentido. No hay nada en Glaukos que me

ate si ella no está en él.

Por un momento puedo sentir el aroma frutal de su cuerpo, la nostalgia cala mis

huesos por ella. Siento mi piel calentarse bajo un suave roce. El olor del rosal

sagrado, el escozor de mis heridas hormigueando. Y un tenue aroma a Vampir.

Malditos chupasangres, los odio, los aborrezco y mi instinto también. Ese

aroma parece anular el efecto de las drogas y mi instinto toma el control

haciéndome levantar mi mano y rodear el cuello de la maldita criatura parásita.

Mis garras salen clavándose en su carne mientras gruño. Si por qué no, podría

llevarme al último de ellos antes de partir.

— Inmunda criatura — le digo mientras siento que el parásito intenta arañar

desesperado mi mano. No servirá de nada. No pienso soltarlo hasta verlo

muerto. Me siento en la cama y abro lentamente los ojos, encontrándome con la

piel casi azul y sus ojos inundados en sangre causados por la presión de mi

agarre. Sus ojos marrones coronados de verde.

797
Nice

Eunice me guía por el camino hacia su habitación. Encuentro

a Deukarion inconsciente con su torso al descubierto lleno de vendas

empapadas en sangre. Kresly decía la razón. Deukarion no está sanando y yo

soy la culpable de ello. A pesar de que envío a un asesino a matarme, no puedo

dejarlo así. Soy una estúpida, porque soy consciente que a pesar de todo lo que

hemos vivido yo lo amo. Incluso aunque sé que él no podrá aceptar nuestro

futuro juntos.

En la mesa, al lado de su cama, encuentro el ungüento y unto mis dedos en él

para pasarlo por sus heridas. Aunque no muestran mejoría alguna.

Malditos, debí controlarme, fue por perder el control que mis plantas lo

envenenaron. Nunca quise que algo así pasara. Pero es el Alfa y su pueblo lo

necesita. Tal vez no pueda quedarme con él, pero puedo encontrar el modo de

arreglar lo que cause. El ungüento funcionó muy. Bien con Black a pesar de que

se esperaba su muerte. Pero ahora no parece funcionar, ¿Cuáles la diferencia?

¿Es porque el Lycans y el unicornio son especies distintas? Si Kresly me hubiese

ayudado diciéndome que hacer todo sería más... ¡Soy una idiota! Ella me lo dijo,

con rapidez saco la daga de Deukarion de mi cinturón y corto un poco la palma

de mi mano. La sangre comienza a gotear sobre el ungüento y comienzo a

aplicarlo en cada herida. Con sorpresa y lágrimas en los ojos veo como sus

heridas se cierran frente a mí. Él está curado, ya debería marcharme. No puedo

arriesgarme a qué intente matarme. La Gárgola debió decirle cuál sería el

resultado de nuestra unión. Y Deukarion odia a los Vampir, no dejaría con vida

a quien puede engendrar más reales.

Veo que mis pensamientos son los correctos, a pesar de lo mucho que me duele,

pero antes de poder apartarme siento su fuerte mano apresar mi cuello

estrangulándome sin piedad a pesar de que intento inútilmente apartarlo, lo

798
escucho gruñirme mientras se incorpora y coloca mi rostro, morado por la falta

de aire, frente a él.

Puedo notar a pesar de mi miedo y dolor como abre lentamente sus ojos llenos

de odio mirándome.

El asombro es notorio en sus ojos de topacio y jade y sé el porqué, él me creía

muerta, él prefirió el final de su propia vida con tal de erradicar a los reales

de Glaukos, aunque solo sea un riesgo potencial.

Lo veo recorrer mi rostro con su mirada y olfatear la sangre que escurre por el

corte de sus garras. Siento, que afloja su agarre permitiéndome respiran.

— No me importa si es un sueño inducido por las drogas, no quiero despertar

nunca — me dice con la voz cortada ante el dolor y la angustia mientras me

besa.

Sentir sus labios sobre los míos envía un impulso eléctrico directo a mi corazón,

causando dolor en mi pecho.

Maldita sea, amo a este maldito perro, a pesar de todo no tengo duda alguna de

ello. Amo a Deukarion como jamás ame a nadie en la vida. Así que a pesar del

dolor me aferró a él y le respondo a su beso, dejando que nuestros cuerpos

vuelvan a reencontrarse aunque sea por última vez. Lo escucho jadear de forma

lastimera mientras sus garras destrozan mi vestido. Él no se está controlando,

parece enloquecido mientras recorre mi cuerpo con sus manos y me besa con

fervor. Esto no es como en el carruaje es más crudo, más violento, generando

dolor al mismo tiempo que las emociones estallan. Deukarion va a devorarme y

no pienso resistirme a ello.

799
187. La bestia

Bruscamente, gira mi cuerpo y me guía hacia la cama. La ropa no es un

problema gracias a sus garras, ya no hay tela alguna entre nosotros. Sentir el

calor de su pecho junto al mío me llena de electricidad. Ese simple contacto crea

una conexión entre nuestros corazones y ambos jadeamos ante eso. Las

lágrimas silenciosas recorren mi cien mientras él me besa bajando por mi boca

hacia mi mandíbula y mi cuello deteniéndome en su marca ya cicatrizada.

Puedo sentir sus colmillos alargarse mientras me besa y vuelve a marcarme. Su

mordisco, sin aviso alguno, me causa dolor e intento apartarlo, pero él solo

sujeta mis manos dejándolas a los costados de mi rostro mientras sus dedos se

entrelazan junto a los míos. Aun sin dejar de morderme, acomoda su cuerpo

abriendo mis piernas con las suyas. Quiero esto, pero su salvajismo me asusta.

No quiero que me duela y no están preparadas para su ingreso. Aun así, su

cuerpo invade el mío sin miramiento, ni duda alguna. Yo solo puedo jadear

ante su brutal intromisión. Mientras mi cuerpo recibe su porte intentando

desesperadamente acomodarse a su gran tamaño. No tengo tiempo para pedirle

que se relaje, que espere un momento, porque Deukarion parece una bestia y

arremete en mi interior sin piedad alguna. Sé que no es solo él quien busca

reclamarme a pesar de su forma humana, sé que es su bestia quien me domina

de forma desesperada. Su desenfreno solo aumenta las sensaciones en mi

interior, convirtiendo el dolor en un placer, atormentándome, haciendo que en

cada embestida solo pueda gemir mientras el aire se escapa de mi cuerpo

involuntariamente con la fuerza de sus penetraciones. Por todos los dioses no

puedo detener nada de esto mientras siento mi cuerpo, colapsar al rededor del

suyo en un orgasmo atroz mientras lo llamo desesperada con temor a morir por

el placer que me destroza los nervios y hace que mis ojos se volteen detrás de

mis párpados.

Mi respiración es un caos haciendo ruidos vergonzosos junto al sonido húmedo

800
de su cuerpo machacando el mío. A pesar de mi culminación, él no se detiene.

El lobo feroz quiere más que solo eso y me tortura febrilmente mientras sus

movimientos desenfrenados no cesan. El placer me atormenta como rayos

cayendo sobre mí en la peor de las tormentas. Uno tras otro desintegrando las

fibras de mis músculos mientras solo puedo dejarme llevar por el éxtasis. En

algún punto mi boca se siente tan seca entre los jadeos y los orgasmos que tiro

de su cabello. No quiero detenerlo, solo necesito besarlo, quiero que Deu sea el

agua que hidrata mis labios. Noto sus ojos brillar en la oscuridad de la

habitación mientras suelta mi hombro solo para consumir mis labios. Pero el

beso solo parece avivar sus ansias.

Deukarion se aparta y voltea mi cuerpo obligándolo a colocarse en cuatro

mientras sujeta mi cabello y vuelve a arremeter un mi sensible interior. A pesar

de mis gritos por el inmenso placer, no se detiene, ni siquiera suavidad su

actuar solo sujeta mi cabello y mis hombros guiando mi espalda a su torso.

— No, volveré a separarme nunca de ti — me dice con la voz desfigurada.— te

tendré aquí conmigo en el éter. Poseeré cada célula de tu bendito cuerpo hasta

que el mío ya no exista — me dice mientras continúa arremetiendo contra mi

carne. Él afloja su tirón dejando que mi torso vuelva a la cama mientras se

introduce en mi de una forma cada vez más brutal, más duro y frenéticamente.

A pesar de todos los orgasmos que ha arrancado de mi cuerpo, temo del que se

gesta en este momento. Su fuerza en mi interior amenaza con desintegrarme

cuando estalle y no son amenazas vacías cuando sucede. Inundada por la

desesperación del estallido atroz, solo puedo gritar su nombre, desesperada,

temerosa de que mi corazón estalle ante todo esto. En la cima del placer lo

siento culminar en mi interior, prolongando mi tortura con cada una de sus

liberaciones. Ante algo así podría morir feliz. Si es en sus manos, no tengo

miedo de entregar mi vida. Siento el peso de su cuerpo derrumbarse sobre mí,

vencido y derrotado en su propia batalla.

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Cuando la tormenta se calma escucho su voz llena de sorpresa y miedo.

— ¿Nice? ¿En verdad eres tú?— Aún exhausta giro mi rostro hacia él

encontrándome con sus ojos. Gruesas y silenciosas lágrimas recorren su rostro.

La bestia se ha ido dejándome ver al hombre bajo de ella. Un hombre que me

mira lleno de tristeza, miedo y amor. Él no es el rey, ni el Alfa, no es mi cruel

carcelero, ni mi fiero protector, es solo un hombre, dejándome ver todos sus

miedos y debilidades extendiendo sus temblorosas manos a mi rostro mientras

me acaricia inseguro de sí lo que ve es real.

Haciendo acopio de mis fuerzas, giro mi cuerpo y lo enfrentó con mis propias

lágrimas escapando de mis ojos.

— Hola perrito — le digo con mi voz entrecortada por la emoción.

802
188. Juramento

Es ella, no hay duda alguna de eso. Su cabello es mucho más largo ahora, pero

es el único cambio que puedo notar. Su sangre roja se encuentra brillando

dónde la he marcado. Su cuerpo entero está magullado mientras su respiración

aún se siente agitada.

Yo soy el culpable de todo aquello. No tuve control alguno sobre mi instinto y

él la reconoció primero. Mi conciencia, sin embargo, creyó que se trataba de

otro vil sueño, una alucinación causada por las drogas que me inyectan para

mantenerme calmado. El éxtasis era tal que mi instinto pensó que era el

reencuentro de nuestras almas. Todo aquello era mejor que pensar en la triste

realidad de que ella ya no estaría más entre mis brazos.

Mi voz se quiebra y enmudece al tratar de atravesar el nudo de mi garganta. Es

ella y está viva.

Al acariciar su rostro y ver su pecho, la culpa parece apuñalar el mío. Hay una

gran cicatriz surcando su piel. El dolor que sentí debió ser por ella. Al verla mi

instinto gruñe y gimotea realmente pude perderla.

— Lo siento — logro decir lleno de angustia y tristeza mientras acaricio su

cicatriz.

Ella exhala con pesar y dolor ante mis palabras mientras parece tragar con

desesperación sintiendo su propio nudo, pero eso parece molestarla porque

sonríe sin alegría mientras se aparta de mí curvando sus piernas para salir del

arco entre mis piernas.

— Sí, bueno — dice mientras endurece su rostro aun vertiendo lágrimas — yo

también lo sentí — me dice molesta.

Entiendo el porqué de su enojo, yo debía protegerla y no logré hacerlo. Me

siento como un maldito perdedor, no tengo escusas para darles.

— Entiendo tu rechazo, — le digo sintiendo un escalofrío doloroso bajo mi piel,

— podrías haber muerto —

803
Ella jadea ante mis palabras — ¿Podría? Yo morí, Deukarion apuñalaron mi

maldito corazón — dice con tanto dolor en su voz que mis nervios parecen

sentirlo.

— Encontraré el modo de acabar con el vampiro real — le digo decidido

mientras me levanto de la cama. No permitiré que vuelvan a dañarla, incluso

aunque me rechace por ser tan inútil al momento de protegerla.

— ¿Por qué?— pregunta ella molesta. — Deja a los Vampir en paz —

— ¡Intentaron matarte!— le gritó furioso y sin paciencia. No quiero gritarle,

pero mi furia por ello es casi tan grande como este planeta.

— Ellos salvaron mi vida — me grita enojada mientras abandona la cama.

No puedo creer que los defienda, que los proteja después de todo —, pero

atravesaron tu corazón — le digo conteniendo mi ira.

— No, no lo hicieron — me dice mientras se dirige a lo que queda de su ropa y

recoge algo de una bolsa. — Esto lo hizo — me dice enseñándome una daga.

Puedo reconocerla incluso con los ojos cerrados, yo forjé esa arma, fue mi

compañera al perder a mi familia. Es la única arma más allá de mis dientes y

garras que he utilizado para matar a mi enemigo. A aquellos que me lo

arrebataron todo. La daga con la que mató a cada Vampir.

Pero no tiene sentido, los Vampir no tenían mi arma, yo sé la entregué a la

gárgola como un objeto para que Nice pudiese reconocerlo.

— Yo la envié como una señal — le digo confuso — un mensaje de que iría por

ti.— le digo.

La escucho reír sin ganas mientras otra lágrima surca su rostro — Si la gárgola

me dio tu mensaje — me dice con pesar — fue muy claro mientras hundía esto

en mi corazón — me dice mientras tira la daga al suelo.

¿De qué habla? ¿Por qué querría matarla Uriel? Creo en su palabra. Tengo cien

por ciento en claro que jamás dudaré de nada de lo que salga de sus labios,

incluso aunque suene a mentira.

804
— ¿Por qué lo hizo?— pregunto sorprendido y lleno de odio.

— ¿Tú no lo sabías?— me pregunta palideciendo.

— ¡No!, Claro, que no, destriparía a cualquiera que solo pensará en dañarte —

le digo mientras me aproximó hacia ella y sujeto su rostro para que pueda ver la

verdad en mis ojos.

— ¡Tú no lo sabes! — me dice comprendiendo algo que yo no sé.

— ¿Qué es lo que no sé?— pregunto lleno de curiosidad y molestia.

— ¿Dejarías de matar vampiros?— me pregunta evaluando mis ojos. ¿Qué tiene

que ver esto con aquello? ¿Por qué desea protegerlos de mí? Son parásitos,

escorias que enferman y matan todo en este lugar. ¿Es por el real? ¿Ella siente

algo por él?

— ¿Eso que tiene que ver con esto?— pregunto molesto al contemplar que

busca proteger a ese maldito.

— Solo contesta — me exige — ¿dejarías de matar vampiros?—

— Lo que me estás pidiendo es una locura — le digo con furia — ellos me lo

arrebataron todo — le digo frustrado mientras me aparto de ella y sujeto mi

cabello para reprimir mi ira. — Esos malditos mataron a mi madre y a su hijo en

su vientre, y llevaron a mi padre a su tumba — le digo — yo fui quien encontró

el cadáver de mi madre aún encinta con mi pequeño hermano muerto en su

vientre — le digo lleno de pesar. — Nunca podré dejar de matarlos — le aclaro

viéndola a sus ojos. — No existe ningún vampiro que merezca vivir.—

— Pero no todos son iguales — insiste ella llena de pesar. ¿Tanto quiere al

maldito real? ¿De verdad espera que lo acepte?

No puedo ni tolerar la idea de aquello, odio al maldito real, incluso él me quito

parte de su cariño.

— Juro por mi vida que mataré a todo vampiro real que se ponga en mi camino

— le digo totalmente decidido — no te compartiré con nadie y menos con una

criatura de esa calaña.—

805
— Pero no todos son malos — me dice ella intentando que cambie de parecer.

Eso nunca va a pasar.

— Aun así, — le digo decidido — clavarse mi maldita daga en el corazón de

cada real que exista, incluso aunque sea inocente, porque tarde o temprano ya

no lo será.—

806
189. Disputas

Nice:

— Tú no lo entiendes, ni siquiera los conoces — no dudo en lo que le ocurrió a

su familia, — Caspian nunca permitiría algo semejante.—

Mis palabras parecen llenarlo de ira, las venas de su cuello resaltan mientras

aprieta sus dientes y se aproxima hacia mí. Está realmente enojado.

— ¿Por qué defiendes tanto a ese bastardo?— me dice — ¿Él te toco?—

Maldita sea, no puedo negarlo y dudo que entienda lo que sucedió. Solo puedo

tragar nerviosa mientras intento apartarme de él.

Mi silencio le deja en claro las cosas sin necesidad de una respuesta y eso parece

dolerle — ¿Te enamoraste de él?— pregunta, lleno de dolor a pesar de su ira.

— ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! — le contesto.

— ¡Pero te entregaste a él!— me grita furioso.

— ¡No! — le respondo — no fue así, yo ni siquiera estaba consciente.— le digo.

Eso no fue buena idea, no puedo decirle que me drogo y encadenó para lamer

mi cuerpo. Pero de todos modos mi respuesta parece quebrar su mente.

Ante mi respuesta, él se aparta y comienza a vestirse recogiendo su espada y la

daga que tire al suelo.

— ¿Qué estás haciendo?— pregunto nerviosa.

— Voy a matar a ese hijo de puta — dice decidido mientras se pone sus botas.

— ¿Qué? ¡No! — le digo nerviosa — Eso podría dolerme — le digo aunque

dudo que ocurra, después de todo ya no tengo su veneno en mi cuerpo.

— ¡Deja de defenderlo!— me grita furioso — ¡Él te violo! —

— Solo se alimentó de mi — le digo nerviosa, pero él nota mi nerviosismo.

— ¿De dónde se alimentó?— pregunta poniéndose de pie.

Mi silencio le deja en claro que no fue del cuello.

Pero no tengo tiempo de responderle porque las campañas del monasterio

suenan a modo de alarma y Deukarion sale de la habitación. Debo buscar que

807
carajo ponerme para seguirlo. Mi vestido ya no es una maldita opción, así que

agarro una camisa negra de Deukarion y un cinturón. No tengo tiempo de

ponerme más nada porque los fuertes gruñidos se escuchan en todo el lugar,

sea lo que sea lo que está ocurriendo, no es bueno. Al salir corriendo veo a los

soldados ir a la carrera hacia las puertas del muro. No tardó en seguirlos para

ver qué es lo que ocurre.

Aunque al llegar al gran portón me quedo helada, ya anocheció, pero las

antorchas del muro me muestran un gran círculo de soldados lycans por lo bajo

de la colina y en el centro se encuentra Deukarion frente a Caspian ¿Qué está

haciendo aquí? ¡Deu lo matará!

Deukarion gira su mirada encontrándome en la multitud mientras me

aproximó hacia ellos.

Puedo observar como Deukarion le da un golpe en el rostro de Caspian y me

evalúa con la mirada. Él lo sabe, ya no hay conexión alguna entre el vampiro y

yo. Y eso lo hace sonreír. Caspian está perdido, Deu lo va a destrozar.

Deukarion:

El desgraciado vino por ella. Y no permitiré que vuelva a tocarla. Nice no me

está contando todo, pero lo poco que dijo me deja en claro que abuso de ella. No

debería defenderlo, pero no importa de todos modos el chupasangre terminará

en una fosa. Tengo la sospecha de que la conexión que tenían entre ellos ya no

tiene valor, no sé por qué, pero estoy decidido a probarlo, así que me dirijo

fuera del monasterio dónde el vampiro se encuentra solo en el medio de un

claro con su mirada arrogante y una maldita sonrisa en su rostro. Mis hombres

lo rodean, pero no se aproximan a él dejando un gran círculo. Ellos saben que el

real es mi presa.

— Vaya, al parecer sigues con vida — comenta él, molesto. — Y yo que

pretendía cortejar a tu viuda.—

La ira caldea en mi interior a medida que ingreso al círculo y lo enfrentó.

808
— El único que morirá serás tú — le indico mientras veo que gira su rostro

hacia la multitud. Al seguir su mirada encuentro a Nice dirigiéndome hacia

nosotros, vestida con solo una de mis camisas, atada a su cuerpo con un

cinturón. Sus piernas expuestas me llenan de deseo y de ira al notar como el

vampiro la observa.

Aun mirando a Nice golpeó levemente el rostro del vampiro apartando su

asquerosa mirada de ella y noto que Nice no reacciona ante el dolor. Estaba en

lo correcto, ya no hay conexión y sonrió al pensar que por fin podré matar al

bastardo.

El vampiro sonríe al volver a verme y noto el color de sus ojos que cada vez son

menos violetas y más azules.

— Debí morder sus muslos cuando tuve la oportunidad — comenta — aunque

la sangre de su coño fue lo mejor que he probado en toda mi vida — indica con

una sonrisa.

Antes de terminar de sonreír ya estaba en el suelo debido al golpe que le

proporcione en su maldita boca. Voy a dejarlo sin labios y lengua solo por haber

hecho algo así.

Lo sujeto de su ropa para volver a golpearlo, sintiendo como sus huesos ceden

ante mi puño.

Pero el vampiro se mueve con rapidez y desenfunda su espada alejándose de

mí para enfrentarme con ella. Por instinto sujeto mi daga y él la mira mientras

parece llenarse de furia.

— Quita esa mierda de mi vista, perro sarnoso — dice — debí fundirlo después

de desenterrarlo de su frágil corazón — Su comentario no me deja duda alguna

a pesar de que Nice no está enamorada de él, el vampiro sí lo está de ella.

Con mis propias garras parto el filo de la daga de su mango. Yo tampoco pienso

conservarla de todos modos. Así que tiro los trozos lejos y desenfundó mi

espada.

809
— Aunque estaba ocupado mordiéndola para mantenerla con vida — comenta

con enojo el real. Antes de arremeter contra mí.

Esta será una batalla entre reyes, entre reinos que siempre se han odiado y solo

uno saldrá vencedor. No existirán más reales después de que lo aniquile y eso

me hace sonreír.

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190. Arrepentimiento

No debí dejar que se fuera. No quiero estar separado de ella. El lobo nunca

podrá entenderla como yo, él no puede cuidarla como yo. Al llegar a la sala veo

a la bruja mirándome con media sonrisa.

— ¿Ya extrañas a la humana?— me dice burlescamente. Ella me advirtió sobre

esto, me dijo que no debía enamorarme de ella, me aclaro que Nice no es mi

compañera. Pero yo no soy un perro, no creo en eso de las compañeras,

realmente prefiero que ella sea mi anfitriona, pero en algo tiene razón la bruja,

las anfitrionas mueren rápidamente. Mi madre murió al darme a luz, pero

incluso antes de ello su cuerpo ya estaba sentenciado a perecer, solo que mi

padre no lo quiso ver.

Pero ¿y si la bruja tiene razón? ¿Y si existe una compañera para mí? Eso podría

significar que no moriría. Nuestras vidas quedarían enlazadas y mientras yo

viva, ella también lo hará.

A menos que alguien decida asesinarla como ocurrió con Selene, la humana que

dio origen al primer Vampir de Glaukos.

Las gárgolas son los únicos que sabían de ello y según Kresly se han dedicado a

desterrar y asesinar a todo humano que ha llegado a Glaukos desde entonces.

Eso debe acabar, ellos son quienes me han quitado la oportunidad de encontrar

a mi compañera. Puede que Nice no sea mi destino, pero una humana lo es.

— Tú sabes quién es mi compañera — la acuso.

— No es tan fácil real y de todos modos no podrás hallarla si los pajarracos

siguen asesinando a cada una de las humanas que llegan a Glaukos. — Índica

— Te guste o no debemos detener a Uriel y para hacerlo necesitamos una

alianza.—

— ¿Alianza? ¿Con quién?— pregunto sospechando la maldita respuesta.

— Con tus antepasados, querido — índica — Los Vampir deben aliarse con

los lycans.—

811
De todas las especies de Glaukos los Lycans son la única con la cual no me

aliaría. Mi asociación con su anterior beta fue una medida extrema que no

pienso volver a repetir. Los sarnosos son traicioneros y no confío en ellos.

— ¿Por qué haría algo como eso?— pregunto molesto, de todas las personas

que odio el rey lycans es el primero en la lista. Ese imbécil no se merece a Nice.

— Porque Nice te querrá como el padrino de su hijo — me dice ella.

¿Padrino? — ¿Quieres que cuide al hijo de ese maldito? — me quejo indignado.

— Quiero que ayudes a crecer al próximo Real puro — me corrige.— a menos

que creas que los lycans pueden hacerlo mejor que tú—

¡No! Maldita sea, esos imbéciles nunca podrán cuidar bien de alguien así.

— Ellos nunca aceptarán algo así — le digo

— Pues entonces deberás ir a aclarar los tantos con el rey lycans — índica.

De todas las ideas esa no es tan mala, podré ajustar cuentas con el idiota que no

supo tratar a Nice como merecía.

Al verme sonreír la bruja aplaude.— Muy bien nos iremos en cuanto llegue el

anochecer y podrás divertirte con tu nuevo aliado — me dice ella — solo

procura mantenerlos entretenidos mientras me voy de viaje.— comenta. No

entiendo a qué se refiere.

Al dejar de consumir la sangre de Nice mis poderes parecen desvanecerse y la

niebla que convocó cada vez es menor, aun así me dirijo al lugar donde está

ella. Si las cosas no resultan la llevaré conmigo. Incluso aunque ya esté

embarazada, podría adoptar a su hijo. Después de todo, aunque no sea mío,

será más parecido a mí que a su padre. Yo podría cuidar bien de ambos, y me

encargaría de que la criatura tenga el mejor padre que pueda tener. Mejor que el

demente que solo intento matarme durante gran parte de mi infancia. No dejaré

que pase los horrores que yo pasé.

Al llegar al monasterio los lycans me rodean gruñendo en su forma peluda y

horrenda mientras veo al Alfa venir hacia mí. No necesito ser un Lycans para

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notar el olor de ella en su cuerpo. La furia y la envidia crecen en mí. En todo

este tiempo ella me negó su cuerpo a cada oportunidad, pero apenas ve a este

desgraciado, se entrega sin miramiento alguno. Lo odio.

No controlo mis palabras, no tengo por qué ser cordial con ese imbécil. Pero

mientras él se aproxima, veo a Nice correr hacia nosotros. No puedo evitar

sorprenderme ante su atuendo. Sus esbeltas piernas expuestas me recuerdan lo

que ocurrió en la celda.

El lycans aprovecha mi desconcierto y golpea mi rostro, aunque no fue un golpe

brutal. Sé, por qué, el Imbécil nunca dejo de verla a ella, solo está confirmando

si nuestra atadura sigue allí. Lo veo sonreír de forma engreída al notar que ya

no es así.

No voy a permitirle sonreír ante mí. Él no merece ninguna clase de felicidad. Él

no la merece a ella.

— Debí morder sus muslos cuando tuve la oportunidad — comento

tranquilamente — aunque la sangre de su coño fue lo mejor que he probado en

toda mi vida — le digo con una sonrisa.

Mi comentario borra su sonrisa mientras me da una maldita paliza

Me fue difícil apartarme de él. Ya basta de juegos, si lo que quiere es una pelea

eso tendrá así que desenfundó mi espada.

Pero el idiota solo acrecienta mi furia al sujetar la maldita daga que casi me

arrebata a Nice.

— Quita esa mierda de mi vista, perro sarnoso — ordeno con ira — debí

fundirlo después de desenterrarlo de su frágil corazón — mis palabras parecen

hacerle entender su estúpido error. Voy a matarlo, aunque vea como destruye

la daga con sus propias manos frente a mí. Recordar el dolor de ella por su

culpa me enerva. Si no fuese por la bruja, Nice estaría muerta.

El Lycans desenfunda su espada. Por fin podré hacerle pagar.

— Aunque estaba ocupado mordiendo la para mantenerla con vida — le

813
informo lleno de ira y resentimiento

Noto la frustración en su rostro ante mis palabras mientras arremeto contra él.

814
191. Portal

Tengo que detener esto, Deukarion no va a parar hasta matar a Caspian. ¿Por

qué está aquí? Creí que estaba de acuerdo con mi regreso. Puedo notar que su

poder no es el mismo, la niebla que antes parecía surgir de sus pies, ya no está y

puedo notar el brillo azul de sus ojos. Deukarion, en cambio, no tiene ni un

maldito rasguño. Ya sea por mi sangre o por el ungüento parece curado y los

pocos daños que Caspian logra hacerle parecen sanar en segundos. No voy a

permitir que lo mate, aunque no esté enamorada del vampiro, es mi amigo y no

quiero perderlo.

Intento entrar al círculo formado por soldados lycans, pero alguien mi detiene

sujetando mi hombro. Al girar me veo a Canis mientras soy consciente del

pinchazo en mi cuello.

— Lo siento — me dice mientras siento mi alrededor oscurecerse.

Al regresar a la conciencia me encuentro en el bosque, tendida en el suelo

mientras Kresly me observa.

— ¿Qué carajos?— le digo furiosa mientras siento, un enorme dolor de cabeza.

— No te preocupes la jaqueca, se te pasará en cuanto atravieses el portal — me

indica.

No veo a Canis por ningún lado. ¿Por qué están haciendo esto?

— ¿Portal?— pregunto mientras me incorporo y veo mi atuendo. Estoy vestida

con un jeans y una remera negra, incluso mis zapatillas y la mochila son

idénticas a lo que usaba cuando llegue a Glaukos. Al tocar mi cabeza noto mi

cabello corto nuevamente.

— Es hora de ir a casa — me dice.

— ¿Qué? ¡No! ¡No quiero! Mi casa está aquí — le digo decidida a pesar de todo

lo vivido a pesar de todo el peligro y la tortura que he vivido, no quiero dejar

este lugar. Aquí puedo ser yo, aquí me siento realmente viva y completa, con

amigos reales y un amor real.

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— Lo siento bonita, pero no hay de otra — me dice. — Las cosas se pondrán

feas de este lado.

— No me importa, no pienso irme — le digo decidida.

Kresly suspira — Escucha, no te quedarás aquí, las gárgolas vienen por ti,

necesitan tu sangre para curar a Uriel.—

— ¿Curarlo?—

— Cuando él te apuñaló enviaste tus tallos envenenados a atacarlo y si bien no

murió el pajarraco está furioso porque ya no puede volar — me cuenta ella.—

Alguien le informo que tu sangre podría curarlo y vienen hacia aquí para

tomarla junto a tu cabeza.—

— Con más razón debo quedarme ellos me necesitan — insisto desesperada.

— Lo que ellos necesitan es una alianza y no hay mejor forma de establecer una

que pelear codo a codo contra un enemigo en común —

— Pero, no quiero irme —

— Si te quedas el Lycans nunca aprenderá a escucharte — me dice — él buscará

el modo de evitar embarazarte con tal de no engendrar a un real. ¿Es eso lo que

quieres?—

Kresly tiene razón Deu no aceptara un hijo mío de ese modo.

— ¿Entonces debo separarme de él?— le pregunto llena de angustia.

— Eso depende del Lycans, si él realmente te ama irá a buscarte — me dice y

luego se gira mientras extiende sus manos y veo un fulgor violeta surgir de

ellas mientras inunda el aire frente a su cuerpo formando un óvalo que

comienza a girar en su interior hasta que una imagen similar a un espejo se

refleja en su centro mientras se parte dejando ver una oscura grieta negra.

Cuando Kresly se gira a verme nota mi indecisión.

— No te preocupes, él irá por ti, solo aprovecha este momento para despedirte

de tus seres queridos — me dice mientras me abraza y después sin aviso alguno

me empuja en la oscura grieta — Ah y dale un puñetazo en la cara a Brad por

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mí — me grita mientras siento que caigo en la mismísima nada.

Solo puedo cerrar los ojos con fuerza y llena de pavor mientras caigo y el mareo

me invade.

En un momento todo se detiene y siento la brisa del viento en mi piel. Al abrir

mis ojos me encuentro con el brazo extendido a punto de tocar el timbre del

instituto de investigación.

¿Qué es esto? Estoy exactamente en el punto dónde comenzó todo.

¿Fue todo un sueño? ¡No, por favor no! Desesperada buscó la cicatriz en mi

pecho y me calmo al notarla en su lugar. No fue un sueño.

Las palabras de Kresly me llenan de preocupación. Solo espero que estén bien.

Yo, por otra parte, tengo mucho que hacer, la bruja tiene razón si no voy a vivir

más en este mundo por qué no tirar la casa por la ventana.

Y voy a comenzar regresando a mi casa. No pienso entrar a trabajar, este lugar

parece una cosa de niños después de todo lo que viví.

Al llegar a la casa de mi madre veo a mi hermana usando mi ropa. La poca ropa

buena que tengo para salir. No digo nada ante eso, de todos modos nada de eso

me importa.

— ¿Por qué volviste tan temprano?— me pregunta mi mamá mientras le hace

señas a mi hermana para que se cambie de ropa. Supongo que saquear mis

cosas era un hábito para ella, incluso mi madre está usando el único collar que

tengo. Yo me siento en la pequeña mesa del comedor.

— Buenas noticias — le digo con una sonrisa — califiqué para una beca en

Europa. Así que me voy a mudar —

— ¿Europa?— pregunta mi madre, hay molestia en su voz, al parecer a ella

siempre le molestó que yo pudiera crecer. Supongo que se siente opacada. Pero

no tiene sentido. Es mi madre debería estar feliz con mis logros, no celosa de

ellos.

— Sí, no quería decir nada hasta que sea seguro, pero ya terminé de firmar los

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papeles, así que me iré en cuanto me lo indiquen.—

— ¿Y Brad?— pregunta ella

— ¿Qué hay con él?— pregunto mientras me llevo a la boca una galleta del

plato que se encuentra en la mesa. Me sorprende que casi no tenga sabor. En mi

viaje hasta aquí, incluso, note que este es un lugar casi sin color en comparación

con Glaukos.

— Me mandó un mensaje diciéndome si estabas en la casa a la tarde para hablar

contigo — me dice mi madre con la típica expresión de "te lo dije”.— al parecer

no puede contactarse con tu celular—

— Oh, sí lo perdí — le digo fingiendo pesar.— préstame el tuyo y coordino

con Brad— le digo.

— Yo no te compraré un celular nuevo — me dice indignada. Contengo la risa

ante eso. Ella nunca me compro un celular, no siquiera zapatillas. Desde que

tengo uso de razón siempre he podido comprarme esas cosas, ya sea con mi

beca escolar o con mis trabajos de medio tiempo. — No te preocupes por eso —

le digo mientras recibo el suyo y busco el contacto de Brad para enviarle un

mensaje.

Leo indignada como mi madre, prácticamente le ruega que ese idiota vuelva

conmigo. Esto es humillante.

Le mando un mensaje indicando que es de mi parte para vernos en un bar.

Después de todo es su maldito lugar favorito.

Ya es hora de cerrar ciclos con ese bueno para nada y cantarle sus verdades a la

cara.

Eso mantendrá mi mente ocupada de mi enorme temor por el bienestar de mi

tonto perrito.

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192. Diosa Selene

El maldito vampiro no ha cerrado su puta boca en todo el enfrentamiento, sus

comentarios sobre cada detalle de Nice solo incita más mi furia.

Así que suelto la maldita espada, dispuesto a tomar mí forma de batalla, pero

algo me detiene. Algo falta. Busco su aroma y no la siento. No hay rastro alguno

de ella, miro con furia al parásito y me lanzó sobre él sujetándolo de su cuello.

— ¿Qué hiciste con ella?— le pregunto dispuesto a arrancarle la cabeza.

— ¿De qué hablas?— pregunta y gira su rostro buscándola en la multitud.— No

está aquí.—

— ¿A dónde la llevaste?— le pregunto al tiempo en que uno de mis puños

conecta con su nariz.

— Yo no la tengo maldito imbécil — dice buscándola aún a pesar de que lo

sujeto.

— Oigan ustedes ¿Ya terminaron de medir sus penes?— grita una mujer de

pelo morado. — Será mejor que dejen de ver sus entrepiernas y presten

atención a lo que sucede en sus cabezas.—

En ese momento una lanza cae en dónde hace unos instantes me encontraba de

pie. Suelto al vampiro y reviso el cielo viendo como una parvada de gárgolas

viene hacia nosotros.

Veo a Real descender frente a nosotros con su arpón en la mano.

— Entreguen a la humana — nos ordena con arrogancia.

— ¿Qué?— pregunta el vampiro.

— Ya saben, entreguen a la ramera que se revuelva con ustedes — dice la

gárgola de forma burlesca apuntándonos con el arpón.

En un segundo el vampiro ya está frente de él, golpeando su cara y

mandándolo a volar.

— No hables así de ella — le dice con furia.

Rael no alcanza a pararse que estoy sobre él con mi espada en la mano

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apuntando a su cuello. — ¿Por qué intentaron matarla?— le pregunto con furia.

— Solo hicimos lo que Uriel te prometió — responde el pajarraco mientras

escupe sangre. — acabar con todo vampiro real —

— ¡Ella no es un real!— le gritó.

— Pero engendrará uno — dice la gárgola.

¿Qué? Ella, esto no tiene sentido. Ella. Miro al vampiro. Voy a matar al muy mal

nacido por abusar de ella.

— Oye, oye, yo no seré el padre — me dice levantando sus manos.

Escucho a Rael reír a mi espalda y me giro para enfrentarlo mientras él se

levanta y extiende sus alas — Los perros siempre fueron lentos de

entendimiento. Es increíble que todavía no sepan que los reales puros son el

resultado de la cruza entre lycans y humanos.—

Sus palabras impactan en mi cerebro. No puede ser.

— ¿De qué hablas?— le pregunto.

— Hablo de que el primer real fue engendrado entre un Omega de la

casta Albus y una humana. La misma humana a la que ustedes adoran como

una diosa. Selene.—

¡Otis tenía razón! ¡Todo este tiempo estaba en lo correcto!, Pero eso significa que

los lycans y los Vampir. ¡No! Esto no puede ser.

¿Ella lo sabía? ¿Por eso me pidió que ya no atacará a los mal nacidos Vampir?

No tengo tiempo en pensar en esto porque el resto de las gárgolas se aproxima

atacando sin miramiento alguno. Ellos vienen por Nice.

— Mata a los emplumados — le digo al chupasangre.

— No necesito que me digas que hacer pulgoso — me contesta mientras se

abalanza sobre los que descienden con sus espadas desenfundadas. Los

malditos nunca aceptaron ayudarme, todo este tiempo su objetivo era acabar

con Nice. Y voy a acabar con cada uno de ellos por eso.

— Maten a las gárgolas — les ordeno a mis hombres que se alinean para atacar.

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Eunice es el primero en tomar la delantera. Esto debe ser satisfactorio para él,

después de todo nunca confío en los malditos emplumados.

Al comenzar la batalla las gárgolas no tienen posibilidad alguna de ganar la

pelea. Nosotros somos menos, pero no hay guerreros mejor entrenados que

un Lycans.

La mujer de pelo morado se une a la batalla y veo que tres vampiros la

custodian. — Traje refuerzos — me dice guiñándome un ojo. Los reconozco son

los mal nacidos Vampir con poderes. Uno de ellos tira bolas de fuego hacia el

cielo, bajando a varias gárgolas con sus proyectiles. El otro congela un ala de

cada gárgola haciéndoles perder el control de su vuelo causando que se

estrellen en el suelo.

El tercer vampiro desenfunda su espada, pero a cada oportunidad que tiene

toca a las gárgolas con sus manos desintegrándolas con su tacto.

El real tampoco se queda quieto, mordiendo a cada contrincante, matándolos

con su veneno.

Odio pelear al lado de un vampiro, pero en este caso las gárgolas son peor qué

los Vampir. Ellos apuñalaron a Nice. No puedo dejarlo pasar. Les arrancaré su

maldito corazón con mis garras. Mis gruñidos sueñan en el claro mientras la

batalla estalla. No tienen oportunidad alguna y lo saben, así que intentan huir,

pero los arqueros detienen a aquellos que intentan volar y los que corren hacia

el bosque se detienen al ver a Canis blandiendo dos espadas cortas contra ellos.

— Es solo un simple omega — grita una gárgola acaben con él — Puedo oír a

Eunice riendo ante ese comentario. Canis no tendrá su instinto, pero no existe

mejor luchador que él. En cuestión de segundos las gárgolas caen bajo el filo de

sus espadas. Algo ha cambiado en él, sus movimientos denotan determinación

férrea mientras mata a cada pajarraco.

Solo queda Rael, y el vampiro y yo lo rodeamos.

Aun ante su perdida, su rostro solo muestra una sonrisa arrogante.

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— Vaya, creo que conté mal, pero ¿no falta un perro en tu grupo?— me dice la

gárgola.

¿Un perro? Miro a Eunice y me doy cuenta, Arcan no está.

Sujeto a la gárgola amenazando con quitarle una de sus alas — ¿Dónde lo

tienen?— le pregunto mientras siento los huesos de sus alas crujir. El dolor se

refleja en su rostro.

— Uriel lo entregará a cambio de la humana viva o muerta — contesta.

— Entonces yo iré por él — le digo mientras arranco una de sus alas causando

que grite desesperadamente por el dolor.

— Nadie tocará a mi reina — le digo mientras lo tiró al suelo y mis hombres lo

apresan.

— Él te estará esperando — grita la gárgola. No eres el único con monstruos en

su batallón.— dice mientras ríe desquiciadamente.

La mujer de pelo morado se aproxima hacia Rael y con una sonrisa patea de

lleno sus pelotas. — No vuelvas a llamarlas así — le dice mientras veo el rostro

de Rael ponerse morado.

La mujer se gira hacia mí y me recorre con la mirada.

— Vaya, ahora entiendo por qué Nice estaba tan prendida del Lycans —

comenta — con un lobo así hasta yo sería Caperucita roja.—

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193. Enemigos

— ¿Tú quién eres?— pregunta molesto el Lycans al ver que los tres malditos me

custodian.

— Una amiga, o enemiga, dependiendo de las circunstancias — respondo con

una sonrisa.— por suerte en tu caso hoy soy una amiga. Ah, y la que se llevó a

tu reina de vuelta a su mundo.—

— ¡Qué!— gritas los dos estúpidos reyes.

El lycans no duda en apuntarme con su espada.

— ¡Traerla de vuelta!— me exige.

— ¿Por qué debería hacer tal cosa? Ya escuchaste al pajarraco, con ella, solo

engendrarás Reales.— le recuerdo — y por lo que sé tú odias a los Reales —

— No voy a repetirlo traerla a Glaukos en este momento.— el filo de su espada

se aproxima peligrosamente a mi garganta. Al parecer a este perrito no le gusta

jugar. Los malditos se aproximan a defenderme, pero Caspian los manda a

volar con un solo golpe. William es el único que logra esquivarlo y esgrima su

espada.

— Esto es estúpido — le dice Caspian — yo te enseñé a usar la espada — índica

con arrogancia mientras desenfunda la suya.

— Supongo que será el momento de que el alumno supere al maestro —

contesta con una sonrisa William.

No puedo ver su contienda porque el Lycans continúa amenazándome.

— Estás haciendo que me pierda la pelea — me quejo — y no tendrá cortes

comerciales, incluso traje palomitas — le digo mientras meto mi mano en un

bolsillo de mi capa morada y me meto un puñado de palomitas en la boca.

— Acabas con mi paciencia mujer — me dice furioso.— ¡devuélvemela!—

— Ella no es un objeto — le digo furiosa. — no puedes decidir por ella, debes

respetar su lugar, estúpido perro — le gritó, debí traer conmigo un royo de

diario para golpear su cabeza.— y en todo caso si la quieres de regreso tendrás

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que darme algo a cambio —

— ¿Por qué debería? Puedo destriparte y buscar a alguien que me lleve

a ella— dice evaluando la opción. Este maldito sí que es terco.

— Buena suerte con eso — le digo riendo — no existen muchas de mi tipo—

A mí, espalda, siento el filo de otra espada, al parecer a William todavía le falta

mucho por aprender.

— Traerla de vuelta, Bruja— me ordena Caspian.

Me tienen harta con un chasquido de mis dedos, transportó mi cuerpo lejos de

ellos, evitando que me atraviesen con sus espadas. Ambos me buscan y al

encontrarme sobre la rama de un árbol recostada cómodamente comienzo a

decirles cuáles son mis demandas. — Si quieren que la traiga de vuelta deberán

uno — índico con un dedo — formar una alianza entre lycans y vampiros, así

como también darle la oportunidad a los Omegas de decidir con cuál de los dos

vivir, Dos — levanto otro dedo — le darán asilo a los Vampir ante la

destrucción de su reino — ante mis palabras Caspian se ve molesto — y tres —

levanto otro dedo — Asignaras como Beta interino a Canis para que ayude con

el éxodo de los Vampir. Ah, y por cierto yo seré la madrina de tu cachorro. Así

que será mejor que trates con respeto a la mejor amiga de tu reina si quieres

hacer las paces con ella —

El Lycans gruñe ante mi pedido — No pienso establecer una alianza con esta

escoria — dice señalando con su espada hacia Caspian.—

El vampiro solo se ríe ante sus palabras — supongo que tienes un amplio

conocimiento de cómo criar a un niño Vampir — comenta burlescamente — sin

mi ayuda tu cría perecerá al primer día — comenta — Ah, y por cierto yo soy el

padrino.—

— Ustedes no pueden decidir sobre los asuntos del reino Lycans — grita

furioso al ver que el vampiro y yo sonreímos por su frustración. — Además ella

no está encinta aún, si así fuese lo sabría por su olor —

824
— Claro, ella olería más a Vampir de lo que lo hace normalmente. Después de

todo, los Vampir reales también llevan parte de su sangre.— Le comento. —

Aunque tu hijo será incluso más poderoso que el primer real —

— Mayor razón para mantenerlo alejados de ustedes, no los quiero como sus

padrinos — dice con asco.

— No eres tú quien nos dará ese honor, sino tu reina — le digo sentándome en

la rama y balanceando mis piernas — suponiendo que decida regresar aquí —

comento con malicia.

— ¿A qué te refieres?— pregunta nervioso el Lycans

— Me refiero a que la última vez que espíe con mi ojito la Vi preparándose para

una cita con Brad. ¿Conoces a Brad? ¿No?—

— ¡Dejaste que Nice se fuera para estar con otro humano!— grita

furioso Caspian.

— Deje que se fuera para evitar que las gárgolas la apresaran, ustedes están

débiles y muy mal organizados, peleando por tonteras en vez de unir fuerzas

para acabar con los pajarracos, en su estado ninguno puede protegerla

de Uriel— mis palabras parecen molestarlos, la verdad duele.

— Haré una alianza con los Vampir si con ello me regresas a Nice— dice

masticando furioso sus propios dientes.

— No te sulfures perrito, los Vampir no son tan malos — le indico — él incluso

asesino a sangre fría y lentamente al tío que mató a tu familia — indico

señalando a Caspian.

Mis palabras sorprenden al lycans y mira hacia Caspian evaluando su rostro.

— No me mires así — dice Caspian incómodo — no lo hice como un favor a ti,

no fuiste el único que sufrió por su culpa —

— Bien, como ya está todo aclarado, será mejor que se sienten a firmar un pacto

de paz entre lycans y Vampir— indico — y rápido tenemos una cita que

interrumpir.

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— ¿Está en una cita?— pregunta molesto Caspian.

— ¿Qué carajos es una cita?— pregunta Deukarion igual de molesto.

No sé bien cómo terminará todo esto, pero de algo estoy segura, voy a

divertirme mucho a costa de estos tontos.

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194. Sol

Al verme en el espejo, luego de bañarme, no reconozco mi rostro, mi piel se ve

tersa y brillante sin ningún tipo de imperfección. Mis rasgos se ven más

refinados e incluso mis ojos parecen más claros y mis dientes más derechos y

blancos. Hasta mi pelo brilla con un tono saludable. No hay nada en mí que

indique que estoy sufriendo por Brad. No hay ojeras y el entrenamiento con

William incluso logro tonificar mi cuerpo.

No necesito de mucho maquillaje para verme estupenda y el vestido rojo sin

espalda y corto que muestra mi marca en el hombro me queda como si lo

hubiesen hecho para mí. Unas botas bucaneras negras de taco y un

collar choker negro con una piedra de ópalo en él, culminan mi atuendo.

Me veo hermosa, sexy y joven. Todo lo que Brad negaba de mí. Pero bueno,

después de todo, las mujeres son como las tratas. Mientras más, las cuidas más

flores da embelleciendo el jardín, pero si, por lo contrario, solo arrancas cada

hoja llenando de críticas negativas y comparándola con otras plantas

difícilmente pueda florecer.

La marca de Deukarion ha vuelto a cerrarse y casi parece una roza al juntarse

las cicatrices de su primer reclamo con las del reencuentro. Me gusta, con ella

en mí me siento segura, no estoy sola porque sé que él vendrá por mí y sé todo

lo que debo hacer cuando ocurra. A pesar de que lo amo, deberá aceptar mis

límites si me quiere de regreso.

Decido gastar los últimos pesos de mi cuenta para llegar en Uber al bar. Nada

de colectivo, esta noche se trata de mostrar dignidad. Al entrar a

mi Home banking me sorprendo al encontrar una cantidad absurda de dinero

en ella y al revisar su origen encuentro la cuenta bancaria de Kresly Wicca. Esta

mujer está loca y la adoro por ello, así que saco dinero del cajero para

emprender mí viaje.

No tardó mucho en llegar al bar, su bar favorito, aunque después de leer sus

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mensajes sé que este es solo uno de sus puntos frecuentes.

Al entrar las personas me miran a cada paso que doy. La anterior Nice se

sentiría tímida ante tanta atención. Pero yo ya no soy esa persona, soy la

reina lycans y camino con el orgullo y la confianza que ello conlleva.

En el bar a cielo abierto, encuentro a varios de los amigos de Brad, no puedo

creer que llegue a sentir celos por gente tan patética, perdedores que solo

buscan llegar al fin de semana para encontrar algo de sentido en sus patéticas

vidas entre alcohol, drogas y conquistas.

Reconozco a Brad entre ellos, pero no me aproximó hacia él, sino que me siento

en una mesa de a dos mirando hacia la salida para evitar ver a los idiotas,

esperando que sea él quien se aproxime. Puedo notar su mirada recorriendo mi

cuerpo. El deseo en sus ojos ebrios me da asco. Lo veo aproximarse a mí y no

puedo evitar preguntarme ¿qué fue lo que le vi? Sé que era más joven y guapo

cuando lo conocí, pero el Brad actual, él sujetó que se dio el derecho de criticar

mi aspecto y forma de ser es... Feo.

La barba tupida y mal recortada solo resalta sus mejillas regordetas mientras

gotas de cerveza resbalan por sus pelos crespos goteando en su remera. En qué

momento se volvió un ser tan desaliñado, tan desagradable. Su camisa amenaza

con desprenderse mientras intenta esconder su abultado vientre para simular

una delgadez que perdió hace algunos años. Después de todo, la cerveza fue la

causante de ello.

— Hola — me dice tímidamente mientras estira su rostro para saludarme con

un beso. Yo intento apartar mi rostro, pero él consigue besar mi mejilla

haciéndome sentir el aroma agrio de la cerveza en su aliento. Recién son las

diez de la noche, ¿cuánto ha tomado para ya oler así?

— Hola — le contesto con una sonrisa forzada.

— No contestaste mis mensajes, creí que no vendrías — me dice mientras me

observa con detalle — Te vez hermosa — me dice feliz con lo que ve.

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— Hasta ayer no recibí ningún mensaje de tu parte — le indico con molestia

contenida — y hoy perdí mi celular, así que no sé cuáles son esos mensajes.—

— Tu mamá me dijo que estabas muy deprimida por mí y me siento mal por

eso — dice extendiendo su mano hacia las mías. Yo aparto mis manos y me

siento derecha en el alto banco de madera del bar.

— Mi mamá exagero las cosas — le digo acomodando mi cabello detrás de mis

orejas.

— Si no tienes celular podemos ir mañana a comprarte uno nuevo — se ofrece.

Típico de él, siempre ofreciendo ayuda que nadie le pidió para obligarte a

acumular deudas. Y Brad ama echarme en cara cada cosa que me dio.

— No es necesario, me voy de viaje, así que me compraré uno mejor allá —

— ¿De viaje?— pregunta casi por compromiso mientras bebé su cerveza — ¿A

dónde?—

— Europa — respondo y veo como casi escupe su cerveza por la sorpresa

mientras se ríe

— ¿Europa?— pregunta — ¿y cómo vas a pagar algo así?— la burla en su voz

por mis bajos recursos me enfurece.

— Conseguí una beca — le miento. No puedo decirle que en realidad me case

con un rey, aunque suena mil veces mejor.

Ante mis palabras él palidece, a pesar de saber de mis capacidades

intelectuales, siempre subestimó todos mis esfuerzos minando mi confianza.

— ¿Por cuánto tiempo?— pregunta incómodo.

— Permanentemente, — respondo — me hará bien cambiar de aire.—

— ¿Y nosotros?— pregunta molesto.

— ¿Nosotros? ¿A qué te refieres?— pregunto cruzando cómodamente mis

piernas.

— Yo te extraño — me dice con algo de pesar. Claro que me extraña yo era la

idiota que ayudaba con los gastos mientras él se da el lujo de vivir de fiesta en

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fiesta, era la tonta que le mantenía la casa limpia y la comida hecha, y era el

cuerpo de fácil acceso.

Yo suspiro ante sus palabras mientras le hago una señal al mozo. El chico al

verme camina rápidamente a nuestra mesa.

— Buenas noches ¿Quieren ver la carta?— dice el modo mientras me mira

embobado.

— ¿Tienen tequila?— pregunto sin prestarle atención

— Sí, pero solo nos queda uno costoso en este momento, puedo ofrecerle otras

bebidas —

— Trae el tequila — le digo sin dudar.

— Cuesta $50000 los tres shot —

Ante ese monto hasta Brad se sienta incómodo en su silla, pero yo abro mi

cartera y le entrego el dinero al mozo.

— Con mucho limón — le aclaro con una sonrisa.

— ¿y todo ese dinero?— me pregunta Brad, viéndome con sospecha.

— Adelanto de mi beca — le indico.

— Mmmm deberías tener cuidado, plata por adelantado y viaje a Europa suena

a cuento, tal vez te quieren para prostituir —

Odio eso de él, todo lo bueno que me ocurre, él lo destroza con su mala onda,

casi pareciera que desea mi fracaso.

Pero ignoró su comentario mientras el mozo coloca los shot en frente mío junto

con el limón y la sal.

Yo acomodo mi cabello dejando al descubierto mi marca.

— ¿Te hiciste un tatuaje?— me dice mirando mi hombro — te queda bien,

deberías hacerte algo más lindo, pero no está tan mal.

No le contesto porque uno de sus amigos se aproxima viéndome de firma

descarada.

— Vaya, ¿ya la estás tratando como una reina otra vez?— comenta el Imbécil —

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Tequila caro y todo.—

En ese momento el mozo trae mi recibo y mi cambio y el idiota se queda

callado.

Esto es más incómodo y desagradable de lo que esperaba, así que prefiero

tomar un shot para soportar esta tortura. Entre sus amigos encuentro a las

mujeres con las cuales Brad estuvo redactado la tortura que era vivir conmigo y

yo sonrió al verlas. Una de ellas me mira con furia, al parecer quiere a Brad para

ella. Pobre, no tiene idea de lo que desea.

— ¿De verdad te vas a ir?— me pregunta poniendo cara de pobrecito.

— No hay nada que me ate a este lugar, y será una gran mejoría para mí. — le

digo.

— Pero yo te amo — me dice. Sus palabras me enfurecen, ahora me doy cuenta

de que Brad no sabe que es el amor. Él nunca me amo, solo me uso en espera de

algo mejor.

— Pero yo no — le contesto sin duda alguna.

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195. Trapos al sol

Brad se ríe ante mi afirmación.

— ¿Qué? Por ir a la peluquería y sacarte una beca ya no me amas.— se burla —

¿Así me agradeces lo que hice por ti?—

— ¿Qué hiciste?— pregunto esperando su lista de cosas ahechar en cara.

— Te ayude con tus estudios, te compre una computadora y te saque del

chiquero de tu casa —

No puedo evitar reír mientras me tomo el último shot de tequila antes de

contestar.

— La única ayuda que me diste fue imprimir mis trabajos y por si no lo

recuerdas te ofreciste a eso.— le digo molesta — nunca te pedí que me

comprarás nada lo hiciste por qué quisiste y no te debo nada por ello un regalo

es un regalo. Y en cuanto al basurero de mi casa fui más feliz viviendo en mi

casa de pobre que en tu casa sola, conviviendo con tus amigos borrachos.— le

señaló — y de todos modos tú fuiste el responsable de matar cada gramo de

amor que me quedaba.—

— ¡Tú fuiste la que me dejó!— señala molesto.

— ¡Sí!— contesto feliz por ello — y lo hice porque merezco algo mejor en mi

vida, no quiero un nene inmaduro, amante de las fiestas, que busca cambiarme

por algo mejor a mis espaldas y me miente todo el tiempo para salir de

juerga.— le digo — Yo quiero un hombre, un Alfa, un puto rey — indico

mientras siento la piel de mis brazos erizarse ante el olor que percibo. Al mirar

hacia la entrada, Deukarion está allí. Solo tengo tiempo de pararme mientras él

me recorre con la mirada y se aproxima hacia mi vestido con un maldito traje

negro que le queda a la perfección.

Deu corre la mesa donde estaba como si solo fuera una hoja de papel y me besa

sorprendiéndome a mí y a todos en el lugar.

Aun así, no se aparta y me consume con fiereza y dominio.

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— No deberías vestirte de este modo si no estás conmigo — me dice molesta al

soltarme.

Yo solo puedo sonreír al verlo. Realmente lo extrañé.

— Ja, salió tan puta como todas en su familia — comenta por lo bajo Brad

mientras se para de su silla y se intenta alejar.

Puedo oír el sonido de los nudillos de Deu crujir por su enfado.

— No — le advierto sujetándolo — podrías matarlo —

— Ese es el plan — contesta conteniendo mi furia.

— Así que este es el idiota que hizo llorar a Nice— escucho detrás de Deu

¿Caspian? ¿Qué hace el vampiro acá? ¿Y con Deu?

— La vista de los humanos es realmente deficiente, es horrible — comenta

mientras se acerca a la barra del bar justo donde la mayoría de los amigos de

Brad lo miran con enfado. Caspian también lleva un traje, aunque en su caso se

ve más casual y lleva su pelo recogido en una coleta.

— ¿Qué haces aquí?— le pregunto aun sosteniendo a Deu.

— La bruja nos invitó a tomar algo — comenta mientras Kresly entra vestida de

puro cuero negro y con maquillaje gótico en su rostro.

— Lamento la tardanza, creí que tendría el tiempo suficiente para hablar con el

adefesio — comenta ella mirando hacia Brad.— Oh, mira ¿que esa no es la tal

Vanessa? — Índica señalando a la mujer con los amigos de Brad —

Bonitas nudes — le dice con una sonrisa — aunque yo que tu no malgastarla mi

tiempo en un maní de mucha cáscara.—

Ante su comentario solo puedo reír.

Su comentario parece molestar a Brad.

— Es más puta que las arañas — le comenta a sus amigos por lo bajo.

Eso solo enfurece más a Deukarion.

— Suéltame — me dice impaciente.

— Espera tu turno — le digo a Deu mientras me dirijo a Brad.— No necesito ser

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una puta para saber lo idiota que eres — le digo mientras le lanzó un zurdazo

sorpresa haciendo sangrar su boca.

— ¡Loca de mierda!— grita Brad mientras me encara, es más alto que yo, pero

no más alto que Deu y mi Lycans se aproxima colocándose frente a él.

— De donde vengo cortarían tu lengua por esas palabras — comenta con calma.

— Deu— le advierto — no lo mates —

El lycans suspira molesto — Eso no es divertido, se queja —

— Si no me escuchas no iré contigo — le advierto.

— Entonces será solo un hueso — comenta mirando a Brad con furia — y solo

porque mi reina me lo pide — le comenta a Brad antes de golpear su cara

rompiendo su mandíbula y haciéndolo caer al suelo.

Sus amigotes ebrios intentan acercarse a él, pero al ver a Caspian bloqueándola

el paso se quedan quietos en el lugar. Ninguno de ellos se jugaría ni una uña

por Brad. No son sus verdaderos amigos, solo lo rodean por interés y fiestas

aseguradas.

Brad no se dio cuenta de que la única persona que realmente estuvo con él por

amor fui yo. Pero eso es el pasado y hoy acabo de enterrarlo.

— ¡Qué decepción! Ni siquiera van a demostrar lealtad a su colega.—

comenta Caspian— me dan asco — les dice y aun así ninguno lo enfrenta.

— Caspian — le advierto — no quiero peleas en este lugar.—

— Pero el perro pudo golpear al gordito — se queja él señalando a Brad en el

suelo.

— Ya oíste — le dice Kresly — será mejor que salgamos de este lugar antes de

que perdamos el viaje.

Al salir del bar me detengo

— ¿Por qué está Caspian contigo?— le pregunto a Deu.

— Porque la bruja nos puso como condición una larga y tortuosa alianza entre

nosotros para recuperarte — responde molesto.

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— Pero tú odias a los vampiros — comento sin comprender nada.

Deu se detiene a mirar mi rostro. Sé que hay miedo en él. Después de todo

conmigo solo engendrará más reales.

— Trabajaré en eso — me dice — no puedo odiar a mi hijo —

— ¿Lo sabes?— pregunto sorprendida.

— Si, y no me molesta, no hay forma de que pueda odiar a un ser que salga de

ti, incluso aunque sea un Vampiro —

— Qué bonito — comenta Caspian molesto desde lejos espiando nuestra

conversación

— Excepto a él — responde Deukarion — odio a ese idiota —

— Si, el sentimiento es mutuo — comenta Caspian.

— Ya basta — les dice Kresly — tenemos mucho que hacer antes de estar en

condiciones de atacar a las Gárgolas. Y no les gustará lo que encontraremos a

nuestro regreso — indica.

Esto me da mala espina, pero no me importa si voy a la mismísima guerra. No

si estoy junto a él.

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196. Bienvenda ruidosa

Kresly no mintió con respecto a lo del caos.

Estamos en Diluvio y el lugar se encuentra atestado de Lycans, omegas

y Vampir. No entiendo qué ocurre. ¿En qué momento ocurrió esto?

Al entrar al palacio todos se percatan de nuestra llegada y nos abren paso hasta

el salón de tronos. Puedo ver a Eunice que intenta calmar a los Lycans furiosos

por pelear contra los Vampir y William hace lo mismo conteniendo a

los vampir. Esto no se parece en nada a una alianza amistosa.

¿Qué hacen ellos aquí?

Alcanzó a ver a Core entre la multitud, pero no está sola, Iván la custodia

celosamente. Creo que me ha perdido de mucho en este lugar ¿Cuánto tiempo

estuve fuera? En la tarima del trono veo a Canis. Se ve más grande y fornido y

me quedo sorprendida al notar marcas en su pecho. No son simples heridas,

son mordiscos de vampiro. ¿Y eso cuando paso?

— ¿Kresly, que está pasando?— le pregunto mientras Deu me guía al trono.

— ¿No te gusta? Es la revolución — dice feliz con todo lo ve.— Y espera que

llegue el resto.

— ¿De qué resto hablas?— pregunto confundida.

— El resto de las especies de Glaukos — contesta como si nada.

Deukarion sube a la tarima y saluda con un fuerte abrazo a Canis que parece

feliz de ceder el lugar. El cargo de Alfa conlleva mucho peso. Pero creí que

sería Arcan quien lo cubriría en estos casos ¿Dónde está él?

— Silencio — dice Deukarion una sola vez y todos los Lycans quedan en

silencio.

— Mi señor, esto es inaudito — dice la cabeza de la casta Pambasileus — no

conviviremos con estas escorias.— indica mirando con asco a los vampir.

— La guerra se aproxima — dice Deukarion ignorando al hombre y sus quejas

— Nosferatus ha caído por ella — indica.

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¿Qué? Miro a Caspian preocupada, pero él solo mira a su gente. Debió de ser un

golpe duro para ellos y para él.

— Ellos ya no son nuestro enemigo — Recalca Deukarion mirando hacia el

lado Lycans del salón — son aliados, está a la vista que siempre lo fueron, son

omegas, nietos, primos, bisnietos de muchos de ustedes.— les recalca. — Las

diferencias no pueden cambiar ese hecho.—

— Son parásitos — grita, indignado un Lycans — no conviviremos con esas

escorias.

— Diluvio es el único lugar que puede albergar a tanta gente y las Gárgolas

están al acecho — índica Deukarion — No permitiré rebeliones, si no están de

acuerdo con mis órdenes pueden abandonar el lugar — dice sin miramiento

alguno.—, pero recuerden que las Gárgolas no toman prisioneros.—

— Ellos buscan a la humana solo deberíamos dársela — grita el sujeto.

— Ante ese comentario no fue Deukarion quien reaccionó, sino Caspian que

velozmente se aproxima al Lycans y le corta la cabeza frente a todos.

— No permitiré que digan algo así, la humana es su reina y merece respeto —

dice Caspian.

— Nice es mi compañera, lleva mi marca y protegerá a cada Lycans, Omega

y vampir que pueda.— indica con determinación Deukarion.— Pero yo no soy

tan paciente, quien la toque morirá bajo mis garras — anuncia. No es una

amenaza, es un simple aviso.

— Prepárense — les ordena — debemos alistarnos para la guerra y para ello

necesitamos aliados, no enemigos.— dice Deukarion.— y los Vampir no serán

los únicos.—

Ante su orden los Lycans se dispersan, pero noto varias miradas furibundas

dirigidas hacia mí. Estoy acostumbrada a no ser la más querida y popular del

grupo, pero esto me incomoda mucho.

— ¿Por qué no me dijiste nada de esto?— le pregunto a Deukarion — ¿En qué

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momento paso?— mi desconcierto es más que notorio.

— Llevas medio año fuera de Glaukos— me dice Deukarion.

— ¿Qué?— Esto no tiene sentido, no pase las de un día en mi mundo y ni

siquiera fueron 12 horas. — ¿Por qué no me fuiste a buscar antes?— pregunto

furiosa.

— Era muy peligroso para ti — me dice — no quería que vivieras esos

peligros.—

— No soy una frágil princesa Deukarion soy tu compañera debería estar

peleando a tu lado no resguardada de todo mal — le digo furiosa.

— Lo sé — dice, — pero la idea de perderte o dañarte me trastorna — índica él

— preferí tenerte lejos, al riesgo de perderte y créeme que para mí fue una

maldita tortura.— confiesa él.

— Todo es tan diferente, me siento pérdida y confundida — le digo mientras él

sujeta con sus manos mi rostro.

— Tranquila — me dice — no volveré a cometer ese error.— me promete — ya

no puedo permanecer lejos de ti.—

— Si van a estar en plan romance tengan el decoro de hacerlo en otro lado — se

queja Caspian mientras limpia la sangre de su espada molesto con todo esto.

No puedo evitar sonrojarme ante sus palabras, por un momento me olvidé de

nuestro entorno.

— Ven — me dice Deukarion y me guía por un camino hacia el patio del salón.

Hay un sendero de rosales azules costeando un camino de piedras. Las rosas

azules parecen brillar a la luz de la luna.

— ¿A dónde vamos?— le pregunto al no reconocer nada de lo que veo. Aunque

ahora que recuerdo nunca recorri el lugar como para conocerlo bien.

— Tengo un regalo para ti — me dice emocionado.

¿Un regalo? Al terminar el sendero veo una hilera de árboles de ciruelo. Se ven

hermosos y cargados de frutos. Los miro confusa.

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Así que Deukarion extiende su mano y toma un fruto que limpia frotándolo con

su camisa, antes de dármelo.

— Pruébalo — me dice con una sonrisa.

Yo obedezco y me quedo asombrada al notar el sabor de la fruta. Sabe a él, la

extraña ciruela sabe a chocolate amargo.

Ante mi reacción de sorpresa, Deukarion solo sonríe.— Sabía que te gustaría.—

— ¿Gustarme?—. Pregunto — me encantan.— le digo con asombro y alegría —

— Bien, porque no será lo único que comas esta noche — me dice mientras besa

la base de mi cuello. El rubor sube por el rostro ante su cálido tacto. Al parecer

el lobo feroz está hambriento y dudo que la fruta solucione ese problema.

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197. Falta mucho por hacer

Deukarion besa mi cuello de un modo cada vez más candente.

— Consíganse un cuarto, malditos degenerados — escucho que Kresly grita

desde algún lugar.

No puedo evitar reírme ante eso.

— Juro que detesto a esa mujer — dice Deukarion molesto mientras aparta la

boca de mi cuello.

— Todavía no entiendo cómo terminaste aliados a ellos — le digo — hay mucho

que no sé — indico. Incluso parece que él y Caspian ya no se llevan tan mal,

aunque yo no lo llamaría una amistad, creo que por lo menos ya no intentan

asesinarse entre sí.

— Té lo contaré todo — mi dice acariciando mi rostro — Pero hoy hay luna

llena y tengo en mente muchas cosas para hacerte, y hablar está al final de la

lista —

Solo puedo jadear ante sus palabras mientras me lleva por una puerta hacia el

interior de Diluvio. Reconozco este camino, fue el lugar por donde Deu me trajo

cuando logro atraparme aquella vez. Todavía recuerdo la luz de la luna

paralizando mi cuerpo en aquel claro. Glaukos es un lugar extraño y peligroso,

pero no tengo duda alguna de que este es mi hogar. Antes de llegar a su

habitación me quedo asombrada al notar un nuevo cuadro en la pared. Somos

nosotros y al igual que los otros retratos en este Deukarion sujeta mi mano

mirándome con amor en sus hermosos ojos de topacio y esmeralda mientras las

rosas rojas nos rodean.

— Ya es oficial — me dice — eras la reina de Diluvio — comenta abrazándome

la espalda y besando mi cuello.— Eres mi reina —

Deukarion me lleva hacia su habitación y no logro reconocerla. Es muy

diferente de como la recuerdo, más clara y acogedora, decorada de rojo y azul.

Al ver algo moverse en el suelo me sorprendo — ¿Dani?— está enorme, pero

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ella solo se aproxima a Deu como si fuese un perro saludando a su dueño.

— Hola bonita — le dice él mientras le arroja algunos insectos de una caja — te

dije que volvería —

— ¿Desde cuándo hablas con Dani?— le pregunto algo celosa y arqueando una

ceja.

— ¿Estos son celos?— pregunta con media sonrisa

Maldito oído Lycans.

— A mí no me dices bonita — me quejo cruzando mis brazos.

Eso lo hace reír mientras me guía hacia la cama.

— Puedo usar otras palabras para referirme a ti — me dice mientras comienza a

bajar los breteles de mi vestido — Hermosa, — dice mientras desliza con

paciencia uno de los breteles por mi brazo y luego se dirige al otro — Aguerrida

— dice y baja el otro bretel — Sensual — dice roncamente mientras desliza el

vestido por mi cuerpo. — jodidos dioses — dice al ver mi cuerpo con solo una

tanga y mis botas — podría usar muchas palabras, pero bonita no reflejaría ni

un centímetro de lo que eres.— dice mientras sus ojos recorren mi cuerpo lleno

de deseo.

Deu me guía a la cama y me sienta en ella mientras quita lentamente mis botas

mirando hacia mis piernas mientras se relame los labios.

— No tienes idea de la tortura que fue para mí pasar tantas lunas sin ti a mi

lado — confianza — mi mente nunca podría evocan con tanta exactitud tu

hermoso cuerpo.— al decir eso se dirige hacia mi ropa interior y la desliza entre

mis piernas. Estoy cien por ciento desnuda en frente de él. Mientras él aún

continúa todo vestido. Eso no me parece justo y cuando Deu intenta besarme

apartó mis labios.

Mi reacción lo confunde, pero yo solo lo empujó y cruzo mis piernas con todo el

porte de una orgullosa reina.

— Desviste — le ordenó. A pesar de no estar en mi periodo, él me obedece sin

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duda alguna quitándose el saco y desprendiendo con confianza los botones de

las mangas de su camisa mientras me mira con media sonrisa.

— Al parecer te gusta dar órdenes — comenta mientras tira con fuerza y se

quita la camisa arrancando sus botones.

Su torso cincelado me hace salivar al verlo. Es jodidamente sexy y el bastardo lo

sabe, siempre lo supo. Él siempre fue consciente de lo que verlo producía en mí.

Lo veo desprender su cinturón y el pantalón con su sonrisa arrogante. Me excita

todo lo que veo maldita sea. Pero no quiero ser una presa frente a su lobo. Ya no

soy Caperucita, soy su jodida reina. Al desnudarse se aproxima hacia mi lleno

de confianza, pero yo extiendo uno de mis tallos surgiendo de mi mano

haciéndolo retroceder.

Él me mira confuso mientras no puedo evitar ver lo erecto que está.

Con mi otra mano creo una corona de rosas rojas en mi cabeza mientras lo veo.

Al parecer le gusta esto.

— Muy bien mi lindo perrito — le digo — Ven hacia mi — le digo con desafío.

Esta vez no será él devorándome, esta vez clavarse cada una de mis espinas en

su carne, asegurándome de que nunca más pueda apartarme de él.

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198. Colorin colorado

— Y colorín colorado, esta historia recién ha empezado.— ja, ja, ja — ¿Qué

esperaban? ¿Un final? Pues lamento decepcionarlos. Los únicos que en este

momento están llegando a un escandaloso final feliz son Nice y su Alfa, que no

han dejado de revolcarse desde que entraron a su cuarto. ¡Por favor! Si ese

hombre no se calma, tendré que conseguir una silla de ruedas para ella, y unos

tapones para mis oídos. Es injusto que cuenten dinero en frente de los pobres.

— Nice — grito pateando una de las paredes externas de su habitación — Ponle

una correa a ese perro alzado —

Alcanzó a escuchar las risas de Nice desde el interior y el claro gruñido del

Alfa.

Caspian está como loco buscando un lugar donde no tener que oírlos, verlo es

divertido, todavía no está listo para enfrentar a su compañera, pero me

aseguraré de contarles cuando ocurra, después de todo es una humana que no

hace más que pasar sus días sumergiendo su mente en las historias de sus

libros. ¡Podría ser alguno de ustedes!

Canis, por otro lado, tiene mucho que contar teniendo en cuenta que ya no está

soltero, el infame espía de las sombras ha encontrado a su pareja en el lugar

menos pensado y me estoy muriendo de ganas de contarles todo al respecto. Y

más teniendo en cuenta que su compañera tiene altas predilecciones a los

mordiscos.

Iván y William son un dolor de cabeza, los malditos vinieron a mí en busca de

poder, querían ser fuertes, querían vencer a sus enemigos y esos idiotas quieren

renunciar a ello por un rostro bonito. No es que no me agraden sus novias, pero

deshacer una maldición cuesta mucho más que recibirla. Y a pesar de sus

ruegos y amenazas liberarse de ella, no depende de mí. Incluso creo que jamás

puedan hacerlo. Por lo menos Sergan no molesta con estas cosas, aunque él es el

más suertudo de los tres, solo que todavía no lo sabe.

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Glaukos se volverá un lugar espléndido. La lucha contra los guardianes no solo

traerá la unión entre las razas, sino que permitirá resurgir razas olvidadas de

antaño. Y los humanos son una pieza fundamental para ello.

Nice solo abrió la puerta para que otros comiencen su historia.

Y todo esto no solo traerá equilibrio y paz a este planeta, sino que me devolverá

a mis hermanas.

Uriel las tiene, aunque no sé dónde. Sus planes son un maldito misterio para

mí. Lo único que he podido ver en sus ojos desde el primer día que me cruce

con él, fue odio, odio y un férreo deseo. Sé el porqué, pero no estoy lista para

aceptarlo, no si eso pone en riesgo la existencia de todos en este lugar. El rey

gárgola es el único a quien no puedo verle el futuro y eso me inquieta. Solo

puedo intuir sus movimientos al ver el futuro de los demás. Eso es frustrante.

Ojalá fuera tan fuerte como mi madre. Sé que ella lo haría mejor. Después de

todo, la Humana, Helena fue la mujer con más pelotas en todo Glaukos.

Oh, y si se preguntan por Arcan a esta altura de la historia ya debe estar

teniendo muchos problemas. Pobre blanquito, las sacerdotisas no son seres

piadosos, aunque una de ellas sea su compañera y más si esa sacerdotisa tiene

una promesa de Vendetta contra él desde hace veinte años. El Beta por fin sabrá

lo que vivieron sus especímenes en su famoso recinto. Espero que puedo

soportarlo. Todavía cuento con ese idiota.

En cuanto a Brad, la última vez que vi su futuro estaba en una camilla de

hospital comiendo papilla por un sorbete. Diría que cuando su mandíbula sane

podrá comer mejor, pero para eso deberá hacerse una dentadura nueva

primero. Al parecer el golpe de Deukarion le rompió todo el juego de comedor.

Aunque si me lo preguntan lo tenía más que merecido. El idiota nunca sabrá la

reina que tuvo la suerte de tener a su lado.

¡Qué esto sirva como enseñanza mis lectores!

No existe el hombre que merezca las rodillas de su mujer postradas ante él a

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menos de que sea para ponerle su merecida corona.

Nos vemos en la próxima historia...

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199. Increible

¿De verdad quieren seguir leyendo sobre ellos? Vaya es sorprendente y la loca

soy yo.

Pero bueno, si quieren saber más de Nice y su Lycans puedo contarles un poco

más... Ajusten sus cinturones, esto se pondrá movidos.

...

Los Deltas de Diluvio llegan todos los días con quejas y peticiones. A ninguna

de las grandes familias le ha hecho gracias que los Omegas sean tratados como

iguales. Y eso no es todo. Los omegas vampir y los omegas de Diluvio tampoco

se aceptan entre ellos. Y eso sin contar el obvio odio entre Vampiros y Lycans. Y

ahora todos deben convivir en el mismo lugar. Esto es un volcán a punto de

hacer erupción.

Necesito a Arcan a mi lado. Él sabría cómo lidiar con todo esto. O por lo menos

me ayudaría. Canis no cumple mal su función de suplente del Beta, pero al ser

un Omega muchos no parecen respetar su puesto. Y eso sin contar con sus

problemas personales. Al parecer ha encontrado a su compañera. Pero es una

vampir y las cosas no están saliendo tan bien como esperaba.

— Por última vez, no permitiré que se ponga en riesgo a las mujeres de ese

modo — le repito a Casandra.

— Ellas ya están en riesgo al no saberse defender — insiste tercamente la

Vampir.

Esta mujer ha venido a mí todas las noches con la misma insensata petición.

Quiere que se conforme un ejército de mujeres y entrenarlas para la batalla. Es

una locura. No puedo permitir algo así. Los campos de batalla nunca han sido

para las hembras. En ese lugar la verdadera esencia asesina de los hombres

queda al descubierto y eso solo es un riesgo para ellas. Las hembras son más

pequeñas en cuerpo, incluso en su forma de batalla y sus músculos no podrían

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soportar una pelea. Es la naturaleza de la vida, las hembras son débiles porque

es nuestro deber protegerlas.

Aunque al parecer la vampir no piensa igual. Tengo que hacer que salga de este

lugar antes de que Nice la escuché. Conociéndola, ella querrá lo mismo que la

vampir. Al parecer en el mundo humano los machos no cuidan de sus hembras

como es debido.

Nice lleva solo tres días en Diluvio desde su regreso. Pero ser la reina la

mantiene ocupada. Ella intenta ser el nexo entre Lycans y vampir, pero eso solo

genera más problemas.

Los Lycans de algunas familias siguen temerosos de ella y eso no puede

terminar bien. No quiero que se sienta rechazada, pero ni siquiera yo puedo

cambiar la forma de pensar de toda la manada.

Aunque los omegas son otro cantar. Ellos la idolatran, después de todo no solo

salvo a las hembras en el monasterio, sino que se relaciona más con ellos que

con los Deltas y los Omegas vampir no parecen reacios a tratar con ella. Aunque

tengo la sospecha de que algunos lo hacen solo para cumplir con la orden de su

rey.

Caspian es otra piedra en mi zapato. El vampiro no deja de mirar a Nice de un

modo que me enfurece. Aunque ya le dejé más que claro que si vuelve a tocarle

un solo pelo lo destruiré pieza por pieza. Él ya no se aproxima a mi compañera,

solo se queda a una distancia prudente, pero no me gusta como la sigue con la

mirada. El imbécil la mira como yo lo hago. Y sé el porqué, él todavía siente

algo por ella.

Constantemente la bruja me recuerda que no puedo matarlo. Eso pondría muy

triste a Nice y complicaría las cosas con los vampir. Debo permanecer calmado

y aceptarlos. Sé que ella todavía teme que cuando conciba yo no pueda querer a

nuestra cría. Eso es imposible. Los vampir no son tan malos, pero nuestra cría

no será como ninguno de ellos. Será un real incluso más fuerte que Caspian,

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después de todo será creado por la unión de una poderosa humana y un

poderoso alfa Lycans.

Pero por el momento no puedo darme el lujo de pensar en eso. Estamos siendo

acechados por las Gárgolas. Ellos siguen buscando a Nice y eso la pone en gran

peligro. Uriel fue mutilado por sus tallos venenosos y sola la sangre de mi

compañera puede corregir eso. He vivido en carne propia la tortura de su

veneno en mi cuerpo, así que entiendo lo que Uriel está pasando y me alegro

por ello. Esa escoria merece más que un par de heridas y el hecho de no poder

volar. Ye encargaré personalmente de ello.

Eunice sigue interrogando a Real, desde el enfrentamiento fuera del monasterio

lo hemos tenido prisionero. Pero el bastardo se niega a hablar.

No sabemos a dónde tienen a Arcan y eso me molesta. Lo único que Raro hace

es repetir una y otra vez que ellos son quienes se encargan de mantener a

Glaukos libre de las aberraciones. La bruja tampoco ayuda con eso. Cada vez

que le pregunto se niega a responder.

— Al final tenía razón — dice molesta la Vampir — los machos Lycans son

unos cobardes temerosos del poder de una hembra — dice de forma insolente.

No estoy de humor para que vengan a insultarme a la cara.

Lo único que me detiene es la obvia preocupación de Canis por su compañera.

Ni siquiera tuve tiempo de responder dado que Canis sujeta a la mujer del codo

y la arrastra furioso fuera de la sala de tronos.

Fue un alivio que lo hiciese, porque en ese momento Nice entra buscándome. Al

verla caminar hacia mí. Verla me quita todo el malestar. Ella es hermosa y su

sonrisa lo es mucho más.

No permitiré que nadie la vuelva a apartar de mí.

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200. Agapornis

El ardor de mi espalda crece a cada centímetro mientras recorre el

interior de mis alas mutiladas. Los huesos de mi ala derecha han

quedado destrozadas y ya no puedo ni plegarla para moverme, por lo

que arrastró su extremo sobre el frío suelo. El ala derecha no tiene huesos

rotos, pero perdió casi todas sus plumas y sangra constantemente. No

importa cuántos analgésicos y calmantes me den, el dolor es

insoportable. No hay peor cosa para una gárgola que perder sus alas.

Algunos han llegado a tirarse desde lo más alto de la montaña al perder

su capacidad de volar.

Pero yo no puedo darme ese lujo. No dejaré que las aberraciones pueblen

Glaukos.

Selene y Helena ya causaron suficientes problemas. Los vampir y las

brujas nunca debieron surgir.

Me mantengo fuerte y decidido, si para salvar a Glaukos debo erradicar

a los Lycans lo haré. Prefiero perder a una raza que permitir la creación

de otra formada por el cruce con humanos.

Los humanos no pueden seguir viniendo a este mundo. Las especies de

Glaukos caen ante sus hechizos y se aparean con ellas dando a luz seres

inmundos y faltos de alma. Mis antepasados dedicaron su vida a

erradicar a cada humano que llegara a este mundo y a su descendencia.

Y ahora es mi turno. No puedo flaquear, el hecho de que la bruja sea mi

agapornis no me detendrá. Incluso aunque no pueda dejar descendencia

por ello.

Casi lo logro. Casi aniquiló a la humana. No tenía nada personal contra

ella, solo era un ser perdido en el lugar equivocado, pero su vida aquí

puede desarrollar la peor de las pestes. Los vampir de por sí ya son un

problema y son descendientes de Omegas, si el lycans llegaba a

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recuperar a su compañera, su descendencia traería un caos mayor a

Glaukos.

Argos es un sepulcro. Nadie se anima a hablar en mí presenciar, la furia

que siento por el fracaso crecen más que el dolor del veneno en mi

cuerpo.

Envié a Real a por la humana, cuando me enteré de que seguía con vida.

Su sangre puede ser la cura al veneno de su planta. Pero ellos nunca

regresaron. Los malditos Lycans se aliaron a nuestros enemigos jurados.

Lo único que nos mantenía unidos era el odio hacia los vampir, pero eso

ya no existe más. Incluso los ayudaron, y les dan cobijó en Diluvios. No

lo entiendo. Deukarion realmente odia a los vampiros, y mucho más a

los reales, ¿Cómo es que puede caer tan bajo? ¿Cómo puede aceptar su

emparejamiento sin pensar en las repercusiones que ello trae para su

pueblo.?

Aunque no me sorprende demasiado. El primer Lycans también cayó

ante una humana. Alfa, delta u Omega de todos modos son todos igual

de estúpidos. Y sus estupideces nos hacen pagar las consecuencias a

nosotros.

La furia de su alianza me llevo a destruir por completo Nosferatus.

Aunque los malditos vampir encontraron el modo de sobrevivir a ello.

Malditos parásitos. Mi padre pasó los últimos años de su vida buscando

al maldito real, capturando a todo aquel que coincidiera con su

descripción. Pero nunca lo atrapó.

Fue en esa búsqueda que encontró a las brujas, las únicas brujas en todo

Glaukos. Fue en ese momento cuando que encontré a mí agapornis.

En Glaukos todas las razas autóctonas y puras tienen una pareja

destinada y dependiendo de la raza se puede saber su nombramiento y

su función. Los Lycans las llaman compañeras o lunas y esas hembras

850
tienden a fortalecer a los machos. Un Lycans emparejado crece en

musculatura y fuerza. Y de por sí son una de las especies más fuertes del

lugar.

Las gárgolas tenemos a nuestro agapornis, ella es una única que nos

permite engendrara herederos.

Los vampir han desarrollado la equívoca costumbre de buscar a su

anfitriona. Aquella capaz de alimentarlos y en el caso de los reales

aquella que puede tolerar su veneno. El solo hecho de que su mordida

contenga veneno es evidencia de que son una aberración.

Y los dioses lo confirman al quitarles el derecho de caminar bajo el sol

Ella está en un error, las aberraciones no deben existir, ella no debe

existir. Solo la mantuve prisionera para obtener información de los

humanos que llegan a Glaukos. Las brujas tienen una capacidad de

visión que trasciende a los propios ojos. Pero con la última humana no

nos advirtió de ella. Al parecer recibió un trato muy suave en la prisión,

pero me encargaré de cambiar eso en cuanto vuelva a capturarla. No me

importa que el destino me haya unido a ella. No soy débil como el lycans

yo no cederé ante la tentación, ya hubiese caído de ser así, después de

todo logré tenerla cautiva por las de 100 años en una celda, y puedo

hacerlo por 100 años más.

Mataré a la humana y me bañaré en su sangre para recuperar mi poder y

luego atraparme a la maldita bruja.

Cuando la tenga en mis manos, clavarse mis garras en su carne y la haré

cantar hasta el último de sus secretos antes de destrozarla. Esa maldita

permitió que todo esto pasará, ella es responsable de que perdiera mis

alas. No se merece la muerte, la mantendré viva y sangrando hasta mi

último aliento. Solo imaginar su rostro desfigurado por el dolor me

motiva. Voy por ti bruja.

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852
201. Tenso

—¿Qué ocurre?— le pregunto a Deu mientras me aproximó al trono.

— Nada — contesta él rígidamente mientras toma mis manos y las besa.

— Pareces tenso — le señaló —¿seguro que no pasa nada?— pregunto.

— Nada importante — me dice él.— deberías estar durmiendo — me

indica.

Todavía no puedo acostumbrarme a dormir durante la noche. Mi estadía

en Nosferatus cambio mi ciclo de sueño. Además de que no quiero

dormir sola.

— Dormiré si tú lo haces — le digo. — no me gusta estar sola en la cama

Ante mis palabras Deu sonríe pícaramente — No me refería a eso — le

digo avergonzada.

— Claro — contesta él aun sonriendo. Es un tonto. No voy las 24 horas

del día pensando en esas cosas. Él me hace quedar como una ninfómana,

pero en realidad es Deu quieren, insiste con la intimidad. Y yo no puedo

negarme al ver sus ojos de topacio y esmeralda. Y su cuerpo, lo admito

adoro todo su cuerpo.

— Hablo en serio, debes descansar — le digo molesta — y yo también —

Estos últimos días han sido un dolor de cabeza. Nunca creí que el tiempo

sería diferente en este lugar. Me fui solo un día y aquí pasaron seis

meses. Ahora entiendo por qué ellos viven más. Me preguntó si será

igual conmigo. Deu tiene más de 100 años y se ve como de 30 y algo,

pero ¿cuándo yo tenga 100? Ni siquiera sé si voy a llegar a esa edad. Si

Arcan estuviese aquí podríamos hablar sobre el asunto, investigar un

poco. Pero él no está, las Gárgolas lo tienen. Se lo llevaron cuando Uriel

me apuñaló. Realmente ruego que se encuentre bien. Sé que Deu

también está preocupado por él, es su amigo después de todo.

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Los Lycans tampoco me están haciendo la aclimatación fácil. Si bien los

Omegas me tratan con respeto y cariño, los Deltas son otro cantar, entre

ellos los padres de Fedra. Ellos son cercanos al tío de Deukarion y el

hombre recibió muy malos comentarios de mi persona mientras estuve

en Nosferatus. Y peores comentarios cuando desaparecí.

Las cabezas de las familias me odian a fuego lento. Solo la familia Albus

me trata con amabilidad real y Melisa es una de ellas, he pasado toda la

tarde hablando con ella para poder ponerme al día. Kresly me contó la

gran mayoría de las cosas, pero necesitaba a alguien más neutral.

Melisa me miraba con curiosidad todo el tiempo como si tuviese algo

que preguntar, pero no sé, atreviese a hacerlo. Ella se ve tímida y frágil

como una muñeca de porcelana y su voz es pausada y tierna, aunque

parece tener interés por cosas que a los demás no les importa.

Me sorprendió mucho cuando comenzó a preguntarme por los vampir.

Las cabezas de las familias han prohibido a todos los deltas relacionarse

con ellos. Y aunque Sea les ordenó que fueran inclusivos, los padres son

los que deciden sobre sus hijos en esos aspectos.

Pero Melisa parece realmente interesada en ellos y en algo muy

particular. Casi escupo mi té cuando me preguntó que se sentía al ser

mordida por un vampiro.

Sé que no lo hizo con mala intención, pero tengo la sospecha de que

todos piensan que Caspian y yo somos amantes o algo así. No es así. Casi

ni lo he visto y se ha mantenido alejado de mí, aunque creo que Deu

tiene que ver con eso. Extraño nuestras conversaciones en la comida,

pero no quiero darle falsas esperanzas. Sé muy bien que amo a

Deukarion.

—¿Por qué lo preguntas? — le digo a Melisa con calma — ¿Les tienes

miedo?—

854
— No — se apresura a contestar ella mientras la veo ruborizarse.

— Entonces... ¿Algún vampir te llama la atención?—

Al preguntarle eso, ella se sonroja aún más. No puede ser ¡De verdad le

gusta un vampiro! Eso es genial. Si los Deltas pudiesen ver qué los

vampir tratan bien a Melisa, tal vez logré que todos se sientan más

cómodos.

Pero, esperen un minuto, Kresly me dijo que los vampir deben aprender

a encontrar a su compañera al igual que los Lycans Deltas.

Según ella, la compañera debe exponer su sangre al aire el día del

plenilunio para ver si algún vampiro se siente particularmente

interesado.

Pero eso no tiene sentido. Es sangre, todos los vampiros se sienten

interesados ante la sangre ¿Cómo van a distinguir la conexión con el

hambre?

Y lo que es peor ¿Cómo le digo a la inocente Melisa que no se trata de lo

que ella quiera sino de lo que el destino depare para ella. No quiero que

termine como Pria, encaprichada por un hombre que no le podía

corresponder.

A menos que lo conociera en luna nueva y que ella justo estuviese

sangrando. ¿Cuáles son las posibilidades de que algo así ocurra?

Tal vez tenga que preguntarle a Kresly al respecto, pero últimamente ella

está muy alterada y tiene cambios repentinos humor, algo le preocupa, lo

sé por el modo en que se come las uñas y mira el suelo con desconfianza,

pero no me quiere decir que es.

Al final no pude darle una respuesta a Melisa, pero prometí responderle

en cuanto pudiese. Tampoco era buena idea hablar del hecho de que un

vampiro se alimentó de mí. Para los Deltas eso es peor que prostituirse, y

más concederá el que soy la compañera de su alfa. Que bien pase de ser

855
un monstruo a una prostituta, voy mejorando ¿No? No lo creo. Esta

gente me va a hacer salir canas verdes por tanta preocupación

Pero quiero dejar de pensar en ellos, quiero acurrucarme en la cama con

Deu y olvidarme de todo eso aunque sea por unas horas.

— Vamos perrito, no me gusta dormir sola — le digo a Deu.hacuendo

puchero. Él mira hacia los guardias con cara de amenaza. Al parecer soy

la única que lo puede llamar así. Me gusta eso, lo hace más mío.

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202. Posada

Al empezar un nuevo día Deu ya no está en la cama a mi lado. Maldita

guerra. Me gustaría poder pasar más tiempo con él sin tantas

preocupaciones. Pero Deukarion no piensa descansar hasta hacerle pagar

a Uriel por lo que me hizo.

Al terminar mi desayuno en la mesa de la habitación salgo a recorrer

diluvio. Este lugar es gigante. Más allá de sus grandes extensiones de

tierra, sembradíos y bosque natural. Tiene un gran pueblo, es muy

pintoresco y de estilo colonial, aunque si poseen electricidad.

No me siento muy cómoda caminando entre los deltas, aunque Eunice se

tomó el tiempo de ser mi escolta, no recibo buenas miradas de ellos y es

obvio que me evitan. Cuando llegamos a la zona de comercios ingreso a

una posada. Muchos Omegas de Noferatus se encuentran apostados allí

después de haberlo perdido todo. Nadie me ha contado bien que fue lo

que pasó y eso me frustra, pero si Sultra se encuentra en la posada

podría preguntarle a ella. Al entrar en la recepción, los Omegas lycans no

duda en bajar sus cabezas.

Veo a un hombre dirigirse a nosotros.

— Su majestad, nos honra con su visita a este humilde establecimiento —

dice el hombre — ¿Que podemos hacer por usted?—

— Buenos días, me gustaría tomar una taza de café dulce — le digo al

hombre, al parecer se trata de un Omega, ante mi petición sonríe, el

azúcar para los deltas es considerado mugre.— y me gustaría saber si en

esta posada se encuentra hospeda una Omega Vampir llamada Sultra—

— Si, mi señora, tome haciendo — me indica guiándome con sus manos

a la zona del comedor más limpia y sana del lugar — iré a traerla de

inmediato.—

857
La posada está medio llena aunque hay una clara división entre los

Omegas lycans y los Vampir. Al parecer entre ellos tampoco se llevan

bien.

En menos de tres minutos la mesa está cubierta de pasteles y galletas,

además del café y la azúcar. Supongo que es cortesía de la casa.

Eunice se niega a compartir la mesa conmigo, al parecer aunque es un

delta, no se considera digno de ello. Es un tonto. Me he cansado de

decirle que eso es una estupidez, pero el hombre es tan terco como

Deukarion, ahora entiendo por qué se llevan tan bien.

Cuando dirijo mi mirada a las escaleras de la posada veo bajar a Sultra y

el corazón se me cae cuando noto su rostro. La silla en la que estaba

sentada cae estrepitosamente al suelo mientras me paro para acercarme a

ella. Su cara está toda desfigurada. Hay cicatrices curvas por todos lados

como si un ave de rapiña se hubiese afilado sus garras en ella. Mis

movimientos bruscos sorprendieron a todos, incluyendo a Sultra que no

dudo en sostener bruscamente mis muñecas.

Eunice no tomo muy bien eso porque veo su espada en el cuello de

Sultra.

Esto es malo, los Omegas Vampir se ponen en guardia, no van a permitir

que un lycans dañe a una de ellas, pero los Omegas lycans no se quedan

atrás al verme en peligro.

— Cálmense — les digo — no voy a hacerle daño, ella es mi amiga — les

digo a todos y miro con mala cara a Eunice. Él aleja su espada e inclina

su cabeza a modo de disculpa hacia mí. Sultra, por otro lado, me mira

sorprendida. Supongo que no esperaba que la considerará una aliada.

— Lo siento por asustarte — le digo — no fue mi intención, solo me

angustio verte de ese modo— le aclaro.

Ante mis palabras, Sultra afloja su agarre. Y noto rasguños en mi piel.

858
Ella también los nota y no tarda en arrodillarse ante mí.

— Lo lamento — dice ella.

— No paso nada — le digo mientras la agarro del brazo y la obligó a

levantarse — y no vuelvas a arrodillarte así — le digo molesta.— ven

tomemos algo.— le indico cuando la llevo a mi mesa. — ¿Podrían traer

algo para que Sultra tome?— le pregunto a uno de los mozos Omegas, la

idea de servir a un Omega Vampir parece desagradable, pero al ser una

petición mía le traen un café igual al mío.

— Siéntate — le indico mientras Eunice se coloca a mis espaldas

custodiándome — Vine a qué me cuentes que fue lo que sucedió — le

informo a Sultra.

Ella toma asiento, se ve tan tímida y débil ¿Qué paso con la Omega con

voz de mando? ¿Dónde quedó toda su confianza? Sea lo que sea lo que

vivieron debió ser realmente horrible.

— Cuando usted se marchó las gárgolas atacaron Noferatus — me

cuenta ella sin verme a la cara — los soldados Vampir no tenían

posibilidades contra la luz del sol y las gárgolas se aprovecharon de eso,

atacaron a todos los Omegas que veían. Ellos la estaban buscando a

usted.— me dice.

Sus palabras caen como piedras en mi cabeza. Noferatus cayó por mi

culpa. Y muchos inocentes murieron por eso.

— Al no encontrarla, las gárgolas comenzaron a torturar a los

prisioneros. Ellos usaron sus cartas en la piel de todo aquel que sirviera

en el castillo en busca de información.— al escucharla relatar lo que

ocurrió se me forma un nudo en la garganta.— Un hombre encapuchado

irrumpió en el lugar donde nos tenían encerradas y comenzó a

despedazar a todos. Él nos salvó la vida. No pude ver bien su rostro,

pero si su mandíbula tenía colmillos largo, pero no eran solo los

859
superiores como los Vampir, sus caminos inferiores también parecían

filosos y letales. Nunca vi algo así. Él los rebanó sin piedad.—

Creo que ya sé a quién se refiere. Debo hablar con él, pero primero tengo

que hacer algo por Sultra y los demás.

—¿Recibieron tratamiento por sus heridas?— pregunto y veo que ella

niega con la cabeza llenándome de furia.

— Los deltas no querían desperdiciar su valioso ungüento sagrado en

Omegas y mucho menos en Omegas Vampir — dice ella.

Esto me indigna. El ungüento se hace con mis tallos, no voy a permitir

que hagan lo que se les dé la gana con él.

— Eunice busca a cada herido del ataque a Noferatus y envíalo aquí.— le

indico — y manda a traer todo el ungüento que puedas —

Voy a curarlos aunque me desangre en el proceso. Se los debo.

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203. Historia

Las cosas no están tan mal como preveía, solo hay que hacer algunos

ajustes de tuercas. Todavía no podemos ganarle a las gárgolas en este

estado. Todavía no estoy segura. Él debe estar furioso y sé muy bien

cuando está furioso. Es un alivio no estar cerca. Las gárgolas podrán

parecer ángeles, pero su actuar no lo es. Y Uriel es el peor de todos.

Cuando lo vi por primera vez realmente quedé fascinada. Mi madre me

había hablado de ellos, pero verlos en vivo y en directo es otra cosa. Yo

solo quería un poco de aire. Estaba cansada de vivir encerrada. Ella solo

nos dejaba viajar al mundo humano. De hecho crecimos allá, aunque en

esa época la gente se movía en carretas y no existían las cloacas.

Literalmente el lugar era una mierda. Es por eso que Glaukos llamaba mi

atención. Todo en este lugar es más colorido y de sabores más fuertes.

Helena, por otro lado, no opinaba igual. Este planeta fue quien le dio al

amor de su vida, pero también fue donde lo perdió.

Ella fue la primera humana en llegar a Glaukos, en ese tiempo ni siquiera

los Vampir existían.

Vivió décadas entre la gente viajando a través de sus portales. Ese era su

poder singular. Ella viajaba constantemente por sus portales. Fue así que

conoció a mi padre, un Orco. Pero a los Orcos no les inspiraba confianza

la humana y su poder y ordenaron a su comandante más hábil en la

manipulación del elser. Aunque no contaban con que ese comandante se

enamorara de ella. Mi padre no podía matar a la mujer que amaba, así

que se alejaron de Brea, el dominio de los Orcos, y se adentraron en el

mar hasta llegar a las costas de Diluvio. No fue un viaje fácil. A las

sirenas no les agradan los botes.

Vivieron juntos en una cabaña en el bosque durante muchos años.

861
Por esa época Selene llegó a Glaukos, los viajes de mi madre entre

mundos crearon grietas que parecen atraer a aquellos destinados a este

lugar. Fue así como Selene llegó.

A diferencia de mi madre, a Selene la acogieron los lycans e incluso la

consideraron una deidad. Su poder con los tallos de las plantas era

magnánimo. Eso permitió que los lycans reclamarán la mayor cantidad

de los terrenos fértiles de Glaukos. Pero todo cambio cuando se emparejó

con un Omega. El resultado de su unión causa caos en Diluvio. No solo

por ser hijo de una humana, sino por ser hijo de un Omega. El alfa no

podía permitir semejante insulto. Él debía ser el elegido y los deltas

opinaron igual, fue por eso que mataron a Selene al asesinar a su

compañero. Los Omegas que le servían salvaron al niño y lo llevaron al

rincón más alejado de Diluvio, temeroso de que los lycans quisieran

matarlo. Fue así como creció el primer real. En un simple pueblo de

chozas entre omegas.

Aun así prosperaron y el real creció. Para ese entonces los Omegas

comenzaron a formar Vampir usando la sangre de su rey, pero el rey no

encontraba a su compañera, por lo cual los Vampir al enterarse de la

existencia de mi madre comenzaron a darle caza. Ellos creían que al

tratarse de una humana como su madre, ella podría ser su compañera.

Pero no era así. Mi madre ya estaba emparejada con mi padre. Solo que a

los Vampir no les importo ese detalle y los acecharon. Mi padre usó su

elser para defender a mi madre, pero eran demasiados y termino

gravemente herido.

Fue por eso que Helena le pidió ayuda a los gnomos. Para ese entonces la

comunidad de los gnomos era un pueblo lleno de alegría y hospitalidad.

Aunque su codicia de siempre aceptar el mejor trato ya estaba arraigado

en sus costumbres.

862
Mi madre les ofreció riquezas de su mundo si con ello cuidaban y

curaban a mi padre ocultándolos de los Vampir que no los dejaban de

acechar.

Pero el rey Hortencio la traicionó y mientras ella buscaba su pago en el

mundo humano, el gnomo entrego mis padres a los Vampir. Ellos lo

mataron.

Cuando mi madre volvió a Glaukos sintió el elser de mi padre

ingresando a su cuerpo. Ella sabía lo que eso significaba.

El elser es lo que los humanos suelen llamar magia, aunque solo da una

determinada habilidad a su portador. Es un rasgo distintivo de los Orcos

de la realeza y mi padre Sorion era el vigésimo quinto príncipe de Brea.

Mi padre controlaba los elementos, podía crear fuego, hielo y tierra con

solo tocar las cosas.

Pero en el caso de Helena, el elser le dio una capacidad totalmente

diferente, la de lanzar maldiciones.

Al comprender lo que ocurrió no tuvo piedad alguna en maldecir a los

traicioneros gnomos. Ellos le arrebataron a su pareja, así que ella

condenó a las suyas. Los gnomos callejón por su propia codicia. Fue así

que se convirtieron en los infames gorros rojos. La maldición los obligaba

a empapar sus festivos gorros en la sangre de todo ser que vieran. La

matanza fue horrorosa. Las hembras fueron las primeras en perecer

indefensas ante la fuerza de los hombres que dedicaban su vida a la

carpintería y minería. Eso los condenó a la extinción, cuando aquellos

más fuertes se dieron cuenta de lo que ocurría, ya no quedaban hembras,

ni niños en el pueblo con vida.

Pero Helena estaba llena de furia y dolor. Los Vampir le arrebataron al

padre de sus hijos y él ni siquiera sabía que ella estaba encinta. No

siquiera pudo contarle la novedad.

863
Por eso se vengó de ellos también. Los Vampir de aquel entonces tenían

algo que ya no tienen. Los primeros Vampir caminaban bajo el sol. Y

Helena los maldijo quitándoles esa capacidad, justo cuando la mayor

parte de la armada Vampir la rodeaba a plena luz del medio día. Muy

pocos se salvaron de morir ese día, pero el real sobrevivió. De todos

modos, desde entonces ningún ser descendiente de los reales o creados

por ellos puede caminar bajo el sol. Es su maldición, el castigo impuesto

por mi madre.

864
204. Disputa

Los Deltas no tardaron en quejarse de mis decisiones. Al parecer ellos se

creen dueños y señores de los ungüentos que quedan en Diluvio y no

quieren entregarlos para tratar a los Omegas. La posada ya está llena de

personas, la mayoría son mujeres y casi todas sus heridas se encuentran en

sus rostros. No sé quién permitió semejante método entre las gárgolas, pero

cuando lo encuentre pienso degollarlo vivo para que vea lo que se siente.

Eunice se ve incómodo al contarme lo que sucede.

— Debería informarla al Alfa sobre esto — me dice por décima vez Eunice.

Una de mis órdenes antes de salir era que no metería al alfa en mis asuntos.

Yo sabía que no sería bien recibida en todos lados, pero debí hacerme valer

por mí misma.

— No — le digo a Eunice — si no van a darnos lo que tienen haremos el

nuestro.— le digo decidida.— pregúntale al posadero si podemos usar su

patio trasero.—

— Sí, mi señoría, mi casa es su casa — contesta el hombre de inmediato y me

guía al patio. No es un lugar muy grande, pero servirá, no haré mucho, pero

pienso hacerlo concentrado. Menos mal que Otis me enseñó a prepararlo.

— Necesito que se aparten — les digo a los omegas y ellos obedecen

mirándome con curiosidad. La mayoría de ellos son omegas vampir y no

han visto mi poder desde cerca.

De todos modos llevo mucho tiempo sin hacerlo y tener público me pone

nerviosa ¿Y si no funciona? Suspiro e intento calmarme. Debo centrarme,

quiero ayudarlos y no podré hacerlo si dejo que me ganen las dudas y el

miedo. Extiendo mis brazos, y los tallos emergen cubriendo el lugar. Las

espinas azules parecen pocas y pequeñas y cada algunas ramas aparecen

rozas rojas. Son hermosas, me recuerdan a Deu. Es tonto que sienta

865
nostalgia, siendo que no llevo más de medio día sin verlo. ¿Cómo pudo

soportar él tanto tiempo sin verme?

Los omegas exclama al ver la planta y se arrodillan ante ella. ¿Ellos también

me creen una deidad? Espero que no, eso sería demasiada presión.

Cuando el patio ya está cubierto en su totalidad, le indico a Eunice que corte

las plantas y le pido al posadero que consiga morteros. Los omegas no

tarden en ofrecer ayuda y al cabo de Tres horas ya tenemos ungüentos

preparados para los primeros tratamientos.

— ¿Qué sucede aquí?— escucho que pregunta un hombre desde la puerta

de la posada al escuchar el ingreso ruido de trabajo y ver la gran

aglomeración de omegas. Si tono suena molesto, yo limpio mis manos que

se encuentran verdes por la clorofila de los tallos que trituro en el portero y

me aproximo a la voz. Soy consciente de que no parezco una reina. Llevo un

pañuelo de omegas en la cabeza para evitar que el cabello cubra mis ojos

durante el trabajo y llevo un delantal que ya está todo manchado. Con esas

fachas me encuentro al tío de Deu. Ezio me mira desde la entrada y tarda en

reconocerme. Lo veo inclinar su cabeza

— Mi señora — dice Ezio de forma educada — este no es el lugar ni el

trabajo que una reina debería realizar ni frecuentar — me dice el hombre a

modo de reprimenda. A su lado veo al padre de Fedra que sonríe al verme.

Él debió ir con el chisme. Maldita cucaracha.

— Creí que era libre de hacer lo que quisiera — le contesto de forma

educada — y toda reina debe dedicarse a su pueblo.—

— ¿Y se puede saber qué clase de dedicación la hace lucir de un modo tan

deplorable?— pregunta con cierto tono de burla el padre de Fedra.

— No recuerdo haber escuchado su saludo — le digo al hombre mientras

sonrió — y de hecho no siquiera conozco su nombre ¿No es de buena

educación presentarse antes de hablar?— pregunto de forma calmada.

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Mis palabras hacen que el hombre se ponga colorado, además de ganarse

una mirada llena de desaprobación de Ezio.

— Disculpe a Dingo, él es parte de la casa Lupus — me informa Ezio.

¿Dingo? ¿En serio? Tengo que clavarme las uñas en la palma de mis manos

para no reírme por su nombre. ¿No tenían un nombre de perro más obvio?

¿Dingo? Kresly se va a morir de la risa cuando se lo cuente. Creo que ya sé

cuál será la primera canción infantil que le enseñe a los niños omegas.

— Entiendo — le contesto con dignidad a Ezio — No todos tienen en mente

sus modales al momento de hablar, solo espero que sus errores no le cuesten

su lengua — comento con saña — oh, por cierto, ¿Cómo se encuentra Fedra?

— mis palabras enfurecen al hombre y se nota en su rostro.

— Bueno, se encuentra, el ungüento ayudo a su curación, es una receta de

nuestra casa, señala de forma apresurada y no aceptamos que se divulgue

de forma irresponsable y mucho menos a los omegas.—

— Lo lamento su majestad, pero Dingo tiene razón, Diluvio cuenta con

normas que todos deben respetar incluyendo los reyes y entre esas normas

se encuentra el respeto a los secretos de las casas. Y por lo visto usted no

está cumpliendo con eso, así que me he visto obligado a llamar al Alfa.

Maldita sea, no quería meter a Deu en esto.

— Entiendo — contesto molesta.—, pero si en algo los tranquiliza no he

utilizado su receta al pie de la página, de hecho hay muchos ingredientes

que no hemos podido conseguir, dado que ninguna boticaria ha querido

vendernos, aunque puede que el señor Dingo sea el responsable de eso —

señalo molesta.

El hombre sonríe ante mis acusaciones, al parecer estoy en lo correcto.

Maldito viejo mezquino.

867
— Puedo mostrarlo lo que hemos hecho para que vean que no se trata de la

copia de ninguna receta en particular — les ofrezco y los guio por el circuito

de producción.

Ezio queda conforme con lo que ve, después de todo tuve que hacer muchos

ajustes, si no fuera por mis conocimientos en química y mi fe en el

ingrediente secreto no hubiésemos avanzado.

— La reina tiene razón Dingo, — declara al final del recorrido Ezio — su

receta no se parece en nada a la receta de la casa Lupus — índica.

— Ya lo creo, lo siento mi señora al ver todo el circuito es notorio que no

tiene ni idea de cómo producir el verdadero ungüento — indica con

soberbia Dingo — si no fuese un bien tan escaso podría ofrecerle un poco,

pero estamos a los pies de una guerra no podemos desperdiciarlo de ese

modo — me indica.

— Oh, no se preocupe — le digo con una sonrisa arrogante — confío en el

proceso empleado ¿Les gustaría ver una demostración?—

—¿Una demostración?— pregunta curioso Ezio.

— Sultra — llamo entre la multitud y la Omega se dirige hacia mí. No hace

ninguna reverencia ante los Deltas y eso obviamente los molesta. — toma

asiento — le indico mientras tomo uno de los frascos con ungüento.

Discretamente, me realizó un corte en el dedo y revuelvo el ungüento en el

frasco embebiéndolo de sangre. Cuando su color rojo ya no es notorio

comienzo a untar el producto en las cicatrices de Sultra —

— Esto es una pérdida de tiempo, — señala molesto Dingo — el ungüento

no puede sanar heridas cicatrizadas, y mucho menos borrar cicatrices —

dice de forma burlesca.

La pasta verde cubre todo el rostro de Sultra así que no hay forma de si

funciona o no. Estoy cruzando los dedos esperando que realmente funcione.

Veo a Sultra mover de forma incómoda su cara mientras dirige su mano a su

868
rostro y comienza a quitarse el ungüento con los dedos. El dueño de la

posada nos consiguió un pequeño espejo y Sultra lo sostiene por su mango

mientras comienza a quitar el ungüento con su delantal. A pesar de sus

manchas verdes, puede verse su piel. Su rostro se ve sano, sin cicatrices,

incluso se ve algo más joven de lo que aparentaba cuando la conocí. Santo

cielo, ¡mi sangre es mejor que el maldito ácido hialurónico en este lugar!

Sultra solo puede llorar al verse en el reflejo mientras yo les grito

alegremente a la multitud expectante — ¡Funcionó!— dando saltitos y

aplaudiendo — Buen trabajo — les digo a todos los que ayudaron en la

producción.

— Esto es increíble — señala Ezio.

— Gracias, — le contesto llena de orgullo.

— Esto es inaudito, el ungüento se prepara con los tallos sagrados, no

podemos permitir que cualquiera ponga sus manos en ellos — obviamente

el sujeto se muere de envidia, pero más que nada no quiere compartir los

beneficios de la planta con nadie.

Hasta aquí llego mi paciencia con el dichoso Dingo.

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205. Rumores

— Y supongo que usted es quien administra la planta sagrada de la fuente —

señala con una sonrisa. Ahora entiendo de dónde obtuvo tanta riqueza.

— Está en lo correcto — señala con orgullo.

— No sé, preocupé por eso, esa planta no se tocará, los omegas solo utilizarán

algunas plantas que suelen crecer como arbustos por aquí o por allá — le señaló

mientras hago que mis plantas crezcan por todo el lugar. Son pequeñas y

discretas saliendo desde algunas macetas con plantas secas o incluso desde

adentro de las tasas vacías de las mesas.— En un instante el lugar parece un

hermoso invernadero lleno de rosas rojas.

— Esto es irresponsable de su parte su majestad — me señala Ezio — la planta

sagrada debe ser resguardada por el ejército real, no puede caer en manos de

enemigos.—

— Estamos dentro de Diluvio, no hay enemigos aquí — le indico con calma a

Ezio.

— ¿Bromea verdad? — dice molesto Dingo — ellos son vampir, se aliaron a los

chupasangres — dice indignado.

— Creo que ese no es el nombre correcto para dirigirse a mi gente — indica con

calma siniestra en su voz Caspian mientras se aproxima a la posada y se queda

apoyado en el marco de la puerta de la entrada con los brazos cruzados.

Estuve tan absorta en la producción del ungüento que el día se pasó volando. Y

los vampir comienzan a salir a las calles.

— No pienso gastar aire en hablar con eso — dice Dingo mientras recolocar

nervioso su saco sobre sus hombros.

— Eso, es el rey de los vampir y debería referirse a él con mayor respeto — le

indico molesta.

— Vaya, no creí que se molestará por algo tan simple — indica con una sonrisa

Dingo, — al parecer los rumores son ciertos —

870
Ante su comentario todos miran a Caspian y luego a mí ¿Cuáles rumores?

—¿Y cuáles son esos rumores?— pregunta con calma Caspian sin ni siquiera

ver a Dingo.

— Será mejor que nos retiremos — indica Ezio incómodo.

— ¿Cuál es el apuro? — le pregunta con una sonrisa Caspian

— No es apuro — apuro contesta con asco Dingo —, pero el olor comienza a

descomponerme —

— Lo único que apesta aquí es la mierda que sale de tu boca — le responde el

real.

— No podría esperar menos de un Vampiro, son palurdos sin ninguna clase de

educación — comenta Dingo.

— Ok, — comento arta de escuchar al imbécil — creo que será mejor que se

vayan, no me gustaría que mi poder se saliera de control nuevamente — le digo

a Dingo mientras los tallos de las plantas que lo rodean repitan lentamente

hacia él.

Puedo ver el miedo en sus ojos

— Su majestad esta no es la forma de actuar digna de la realeza — me advierte

Ezio.

— Ella no es una reina, — señala Dingo — solo es la puta del Real, de seguro

utilizan este lugar para revolcarse a espaldas del Alfa.—

Supongo que esos eran los rumores que se comentaban en el círculo delta. Ezio

no lo corrige ni lo niega, así que tal vez él también piense lo mismo. Maldita sea,

es la familia de Deu. Si fuera otra casa no me molestaría tanto, pero ellos son mi

familia política, y ya me creen una puta, supongo que las cenas de navidad van

a ser todo un tema. Un momento ¿En Glaukos festejan Navidad? No lo creo, lo

las parecido a Santa Claus que he visto en este lugar fue el rey Hortensio y no

me gustaría que un psicópata enfermo como ese se meta en mi casa por la

chimenea. Bueno, si de alguna forma vuelve de entre los muertos, claros está.

871
Espero que eso no sea posible, después de todo esto es Glaukos aquí existe todo

lo que creía imposible. Concéntrate Nice. ¿Qué debería hacer? ¿Encierro a

Dingo con mis tallos y le rompo un par de huesos? Eso sería satisfactorio, pero

le daría más peso a sus rumores. Maldita sea.

— Yo soy una reina Lycans — le digo a Dingo deteniendo mis tallos — la única

persona con la que me revuelco día y noche es Deukarion Lupus — le informo.

Ellos pueden distinguir entre la mentira y la verdad con su oído y sé que eso

dejará tranquilo a Ezio.

— Pues ya es de noche, deberías estar en mi cama mi luna— me dice Deu

entrando a la posada.

Que bien, ¿alguien más quiere entrar en este atestado y pequeño lugar?

Aunque al ser Deu no puedo evitar calmarme y sonreírle. Noto su mirada

recorrer mi cuerpo. No me importo si no me veo arreglada frente a los demás,

pero frente a él no me gusta. Quiero verme hermosa ante sus ojos. Quiero que

recuerde mi belleza, todavía no sé si dentro de un par de años me veré igual y

eso me llena de temor.

—¿Qué sucede?— me dice al llegar a mi lado.

— Nada, — le digo mientras acomodo mi pelo y me quito el delantal — estaba

preparando un poco de ungüento, pero al parecer eso molesto al señor Dingo a

pesar de que no utilice su famosa receta secreta — ni que fuera la

Cangreburger.

— Mi Alfa el modo de actuar de su compañera es irresponsable — insiste Dingo

— no podemos dejar que los omegas tengan acceso a las plantas sagradas —

Deukarion mira la posada y observa todas las plantas del lugar frunciendo el

ceño. Al parecer a él tampoco le hace gracia mi vivero improvisado.

— Quita las plantas — me indica Deu

Me molesta su orden, pero no voy a discutir con él frente al dichoso Dingo, así

que extiendo mis manos y hago que las plantas se marchiten.

872
Eso hace que Dingo sonría con arrogancia.

— Es una sabía decisión — le dice Dingo lamiendo sus botas. Maldito engreído.

— Guardias arresten al señor Dingo— ordena Deu sin miramiento alguno

mientras me rodea con sus brazos.

— ¿Qué? No entiendo mi señor, ¿Por qué?— pregunta Dingo.

— No creerás que dejaré pasar tu falta de respeto hacia tu reina— comenta

Deukarion mientras lo mira. — Escuché muy bien como la llamaste y ya sabes

cuál es el castigo por algo así, después de todo lo viste en primera fila, supongo

que su familia tiene un gusto particular por el filo de mí espesa sobre sus

lenguas.— comenta Deu.

No puedo evitar sonreír, sé que no debería, pero el idiota me dijo puta. Y le

negó el ungüento a los omegas, se lo tiene merecido.

873
206. Mente

Desde que la volví a ver no me he podido acercarme a ella y ha sido

jodidamente difícil. No importa lo que me diga la bruja, es difícil sacarla de mi

cabeza.

El lycabs lo sabe y me advirtió que no me acercara a ella. Hasta ahora he

cumplido con ello. De todos modos, no puedo permanecer cerca de ella por las

noches. El maldito perro no se cansa de refrescarme en la cara que él fue el

elegido por Nice.

Se me revuelve el estómago con solo escucharlos.

Así que me alejo y utilizo mis noches para recorrer el bosque colindante,

algunos vampir no están de acuerdo con convivir con los Lycans y se han

adueñado de las casas vacías de los gnomos. Es un lugar seguro por el

momento. Las gárgolas no pueden distinguir desde el cielo cuál es un árbol

hueco y cuál no.

Sergan me acompaña casi todo el tiempo, es el único que se encuentra

relativamente solo. Iván parece haber encontrado a su compañera, pero eso no

quiere decir que pueda estar con ella. Después de todo todavía puede quemarla

con solo un roce y William permanece esquivo la mayor parte del tiempo,

parece molesto y ansioso por todo. Estar cerca de los Albus es difícil para él.

Después de todo, ellos lo entregaron a los esclavistas al ser uno de los pocos

Albus omegas de su casa. La cabeza de esa casa no podía permitir semejante

insulto a su linaje, así que se deshizo de él vendiendo lo como comida. Debió

ser un golpe duro para William, él ya tenía ocho años cuando eso ocurrió y le

dolió ver qué su propio padre lo despreciaba de ese modo. Lo entiendo, no es el

único que tuvo un mal padre. Por lo menos el de él no intento acabar con su

vida.

Todavía tengo una deuda con ellos. Después de todo es por mi culpa que

terminarán malditos.

874
A las gárgolas no les hacía gracia que los reales siguieron existiendo y estaban

obsesionados con cazarme. En mi infancia mi padre no era el mayor de mis

problemas. Cuando él murió, Ocissor no me quería como sucesor del trono,

pero necesitaba mi sangre para que los vampir siguieran existiendo.

Así que reclutó a William, Iván y Sergan y los hizo vivir en el castillo. Los vistió

igual a mí y los uso como cebo. Ellos no fueron los únicos. En total fueron diez

niños, muchos murieron de forma misteriosa. Y eso sirvió para limpiar al

castillo de ratas traicioneras. Pero las Gárgolas no se detuvieron y raptaron a los

tres. Creían que alguno de ellos sería el real, después de todo ya están

convertidos. Las Gárgolas los torturaron al ver qué no eran el infame real, para

ese entonces ya eran adolescentes, pero eso no les inspiro piedad alguna a los

pajarracos.

Fueron torturados día y noche con tal de que alguno revelará mi verdadera

ubicación. Eso nunca iba a ocurrir, ellos no sabían en donde estaba yo.

Desde que ingresaron al castillo me cruce muy pocas veces con ellos. Eran la

tapadera de cualquier lugar que yo pisaba, pero la verdadera realidad es que yo

me la pasaba en el subsuelo del castillo dentro de la dama de hierro.

La mayoría de ellos me odiaba, pensando que arriesgaba su vida por un simple

príncipe mimado. No podían estar más equivocados. Yo solo tenía dos lugares a

los cuales ir la dama y mi habitación. A nadie le importaba mi vida salvo a un

guardia. Al pasar los años mi guardia personal comenzó a sentir pena por mí y

decidió pasar los días en los que no me torturaba entrenándome. Según él, la

única forma de dejar de ser el que siempre recibe los golpes. No era un simple

vampir, era el más hábil que alguna vez conocí en el arte de la esgrima. Se pasó

cuarenta años enseñándome todo lo que sabía. Hasta que Ocissor lo descubrió y

me obligó a morderlo. Fue la primera vez que vi lo que mi veneno podía causar

en los demás. La angustia me derribo cuando vi como mi veneno invadía cada

una de sus venas, quitándole la vida. Era un guerrero, merecía otra forma de

875
morir, una más digna que retorcerse en el suelo frente al trono a la vista de

todos.

Los guardias que ocuparon su lugar eran débiles, ninguno duro más de un día.

Maté a cada uno de ellos. Y cuando tuve la oportunidad, escape de Nosferatus.

Todavía recuerdo la primera vez que llegue al pantano. Los vampir renegados

intentaron matarme, pero ninguno esperaba que tuviera habilidad de combate.

Todavía están sus esqueletos en el fondo del barro putrefacto.

No sabía a dónde ir. Pero cualquier lugar era mejor que ese maldito Castillo. Lo

más extraño es que todavía pienso así. Es por eso que no me dolió perder

Nosferatus. La pérdida de vidas sí fue doloroso. Era gente leal y buena. Pero el

castillo está mejor ahora para mí. Tendré que buscar un mejor lugar donde

establecer a mi gente. No podemos quedarnos con los Lycans mucho tiempo.

Una vez que las Gárgolas ya no sean un problema, nos iremos de aquí.

876
207. William

Nunca pensé que volvería a este lugar. No para quedarme. Mi idea era

otra, yo solo quería poder. Nació Omega en una casa en la que por lo

general eso no ocurre. Y me rechazaron por eso. No fue un simple

rechazo. Me vendieron como si no valiera más que un par de monedas.

No puedo negar la desolación que eso me causo, pero lo peor vino

después. El regente vampir buscaba niños con cabello blanco y yo era un

Albus era el mayor de todos, pero no mala nutrición me causo un

crecimiento lento, así que aparentaba la misma edad que todos los niños

de cabello blanco que encontraron. No nos parecíamos en rasgos físicos,

pero eso no importaba. El regente nos quería igual. Éramos más de

veinte niños. Todos teníamos solo un rasgo en común, el cabello blanco.

A pesar de nuestra corta edad se nos encerró en un lugar lleno de

camillas metálicas, totalmente desnudos y nos clavaron una enorme

jeringa en el corazón, el grito y las súplicas no los detuvo. Ellos están

decididos a convertirnos en vampir. Fui el único que no se resistió a ello.

Ellos me estaban dando justo lo que necesitaba. Poder, poder para

vengarme de los Albus, poder para matar a mi padre. Ese objetivo me

mantuvo con vida a pesar de los dolores, las convulsiones y la fiebre que

acarrea la conversión. Muchos murieron a las primeras horas incapaces

de resistir el potente veneno, solo quince pasamos las primeras horas,

pero al terminar el día solo diez de nosotros sobrevivió renaciendo como

vampir. Nos dieron ropas finas y se nos obligó a llevar el pelo largo.

Entre los niños todavía existía un niño que no dejaba de llorar, rogando

para qué lo dejarán volver con su madre. Era molesto escucharlo hora

tras hora.

— Tú, — le digo molesto cuando estábamos encerrados en una

habitación intentando dormir en el frío suelo — cierra la boca, tu madre

877
no vendrá a buscarte, lo más probable es que ella fuese la que te

vendiera.— le digo de forma burlesca.

Al niño no le hizo gracia mi comentario y se abalanza sobre mí. Su

velocidad me sorprendió, pero yo ya estaba acostumbrado a los golpes

de mi padre, este niñato no tiene oportunidad contra mí.

Me lo saco de encima y le doy un golpe en el estómago que lo deja

tendido en el suelo.

Uno de los niños se aproxima al llorón intentando ayudarlo. Son unos

idiotas. Supongo que no durarán mucho en este lugar.

El regente nos usa como carnada tapando los movimientos del príncipe

real, es cuestión de tiempo para que muchos de nosotros terminemos

muertos.

Mi precisión no fue errónea, el castillo está lleno de personas que quieren

acabar con los vampir y para hacer eso deben matar al real. Pero no

saben cuál es el verdadero. Todos tenemos el pelo blanco y tras la

trasformación nuestros ojos se volvieron azules. Nos visten a todos del

mismo modo casi no hay diferencia. Al parecer el príncipe es de

contextura pequeña y delgada, así que nos matan de hambre dándonos

una pequeña ración de sangre por día para no vernos diferentes.

— Odio al maldito príncipe — dice un día uno de los niñatos — si él no

existiera no pasaríamos por esto.—

Puede que tenga razón, pero si él no existiera no sería un vampiro, y

posiblemente no tendría ninguna posibilidad contra un Lycans. No voy a

olvidar mi venganza.

De ese modo pasamos nuestra infancia, aunque no sobrevivimos más de

cinco al llegar a la pubertad pasado treinta años viviendo con ellos como

animales domésticos.

878
No me he aprendido el nombre de ninguno de ellos, no me interesan,

solo necesito saber cómo salir de aquí.

— Levántense — índica un guardia — hoy es el festival y deben asistir —

indica. Cómo todo los años los Omegas realizan un festival hacia la diosa

Selene, la madre de los Vampir y siempre debemos hacer acto de

presencia en lo alto de la muralla para que todos los Omegas y Vampir

del pueblo nos vean. Eso les inspira fe y valentía a los tontos. Ellos no

saben que no somos el verdadero príncipe, siempre nos turnamos para

ocupar su lugar, pero casi nunca lo hemos visto. Tal vez ni siquiera

exista. Tal vez ya está muerto y por eso nos utilizan a nosotros.

Al terminar la ceremonia, un guardia me dirige por las escaleras ocultas

hacia la habitación, pero algo no sale bien por qué un sujeto de alas

negras se cruza en su camino y le corta la cabeza con un solo movimiento

de su espada. No tengo tiempo a reaccionar porque me golpea

fuertemente dejándome inconsciente

Cuando desperté me encontré en una celda junto a los dos niños

llorones.

A pesar de que han crecido, siguen siendo dos ilusos estúpidos y

sentimentales. El idiota que llora por su madre y el patético que lo

consuelo preocupado por su bienestar.

— ¿Por qué estamos aquí?— pregunta uno de ellos.

— ¿No es obvio?— pregunto molesto — porque creen que alguno de

nosotros es el real.

Veo sus caras pálidas ante la idea. Por fin entienden lo que sucede.

— Odio a ese idiota, dice el que siempre consuela al llorón.— si salgo con

vida de aquí voy a matarlo — dice decidido.

Pero la cosa es, que no hay forma de salir con vida de este lugar. No con

nuestro escaso poder.

879
208. Maldición

No me equivoqué con las gárgolas. Ellas nos mantuvieron encerrados y

nos sacaban solo para interrogarnos. Solo querían saber dónde estaba el

real. Pero nosotros no lo sabíamos. Nunca nos contaban sobre las

actividades, del real y nunca lo vi.

Aun así, sus sesiones de tortura no se detuvieron. No solo eran golpes,

sino que los exponían brevemente al sol, dejando que nuestra piel se

quemara lo suficiente para hacernos gritar de dolor.

El tormento duro años, pero nunca terminaban con él, en algún punto

creí que se debía al simple placer que les daba torturar a los Vampir.

Éramos el show de los malditos. Un día el mismísimo rey de Argos se

paró en frente de nuestra celda, pero no estaba solo, llevaba sujetada del

cabello a una mujer de pelo negro, ella no parecía muy contenta al

vernos, el miedo se notaba en sus ojos grises.

— Oh nos dicen dónde están o te dejo aquí como comida para los

chupasangres — le amenazó el rey.

La angustia en el rostro de la mujer me dejó en claro que se trataba de

una prisionera y era obvio que el rey la había elegido para infligirle

tortura personalmente. No tenía sentido, la mujer se veía tan joven como

nosotros y no era una Vampir ¿Por qué el rey de Argos estaba tan

obsesionado con torturarla? Ya había escuchado gritos en el pasillo de la

celda y sabía que eran femeninos, pero no esperaba que se tratara de

alguien tan joven e indefensa.

Un día el rey cumplió la amenaza. Nosotros estábamos muertes de

hambre, ellos no nos alentaban con nada más que alguna rata cada mes.

Y él tiró a la mujer en nuestra celda a pesar de sus súplicas.

880
Esa noche se apartó llena de temor de nosotros. Ninguno la atacó.

Teníamos hambre, pero no éramos bestias salvajes. Y ella tenía miedo y

lloraba.

— ¿Por qué te tienen aquí? — le pregunta Iván. Después de pasar tantos

años encerrados habíamos comenzado, a hablar, todos teníamos el

mismo objetivo salir de este lugar y buscar venganza.

— Por ser la hija de mi madre — dijo.

Iván y Sergan se miran sin comprender a qué se refería.

— ¿Qué eres?— le pregunto. Conozco el olor de los lycans, el de los

Omegas y el de los Vampir ella no porta ese aroma. Es algo más.

— En el mundo donde me criaron me llamaban bruja. Supongo que eso

tiene sentido en este lugar — dice para sí misma.

¿Qué es una bruja? Un momento, ¿De qué mundo habla?

— Mantente alejada de nosotros, no somos bestias, no te aremos daño,

pero será mejor prevenir — le digo viéndola entre mi cabello. Con los

años mi pelo ha crecido demasiado, pero lo prefiero, así me da una

cortina para no tener que ver lo que me rodea.

— Como digas albus — me dice entre susurros

Escuchar esa palabra me lleno de ira. ¿Cómo lo supo? Nadie lo sabía.

No puedo evitar ponerme de pie y sujetarla furioso — ¿Qué sabes al

respecto?— le pregunto mientras aprieto

— Yo lo sé todo — contesta ella con altanería mirándome fijamente.

Al ver sus ojos puedo notar el paso de los años en ellos. Ella podrá verse

como una joven frágil, pero su mirada indica que es antigua, casi tanto

como las estrellas.

La veo sonreír al notar mi desconcierto y su cabeza parece estar

tramando algo mientras me mira.

— Interesante — dice ella.

881
— ¿Qué cosa?— pregunto molesto mientras la suelto.

— Tal vez me seas de ayuda — comenta ella y luego mira hacia Iván y

Sergan. — Serían buenos custodios, con el entrenamiento adecuado,

claro está. —

— William apártate de ella — dice Sergan — no me genera confianza

alguna —

— Es una lástima — contesta ella — estaba a punto de invitarlos a cenar

— No tiene gracia mujer — se queja Iván.

— No estoy bromeando, estoy dispuesta a darles mi sangre a cambio de

su protección. Serán mis guardias y me protegerán a toda costa, lo

unieran o no — indica ella con una sonrisa.

Sergan se ríe por lo que ella dice — ¿Y por qué haríamos tal cosa?—

pregunta

— Porque yo tengo algo que ustedes tres anhelan — dice con seguridad

ella.

Esta vez soy yo quien ríe — Puede que tengamos hambre, pero ninguna

sangre vale una vida de servicio — le aclaro.

— No hablo de mi sangre — aclara ella — hablo de poder, puedo

hacerlos poderosos, pero lo haré solo si aceptan mi maldición.—

Noto la verdad en sus palabras, no entiendo que es lo que esta mujer

puede hacer por nosotros, pero mientras obtenga poder es suficiente

para mí y al ver la reacción de Iván y Sergan sé que para ellos es igual.

— Muy bien — dice ella y extiende sus brazos mientras un brillo

amarillo se arremolina a su alrededor. — Yo los maldigo a servirme y

protegerme a pesar de su odio y sus deseos hasta que mis metas se

cumplan — dice la bruja y el brillo nos rodea impregnándose en nuestra

piel.

882
— ¿Qué es lo que acabas de hacer?— pregunta Iván al sentir el escalofrío

de su maldición aún en su cuerpo.

— Te lo diré después del postre — dice ella mientras arremanga sus

brazos. — ¿Y bien? ¿Quién será el primero?— pregunta sonriente.

Esta mujer esta loca, hace unos segundos temblaba de miedo por vernos

y ahora nos ofrece sus brazos para morderlos.

Aun así, no dudo y aproximó su muñeca a mi boca clavando los

colmillos en su pálida carne. El sabor golpeó mis papilas. No era especial

ni nada, solo sangre, pero algo poderoso parecía corren en ella mientras

la bebida.

Al verme alimentarse, Iván y Sergan se aproximaron y buscaron un

rincón de su piel para morder.

— Suficiente — dice ella soportando el dolor. Y mi cuerpo se apartó de

ella, aunque todavía quería seguir bebiendo. Lo mismo ocurrió con Iván

y Sergan. Esto nos sorprendió, ella realmente puede controlarnos.

883
209. Escape

— Les pido un favor, no toquen sus ropas. No estoy interesada en ver lo

que portan — dice ella.— William encárgate de la puerta, ya es hora de

salir a dar un paseo — dice mientras frota sus manos con ansias.

No entiendo a qué se refiere y la miro confundido.

Ella suspira —¿Tengo que explicarles todo?— se queja ella — toca la

puerta — me indica.

Yo extiendo mis manos y siento como el poderoso metal comienza a

desmenuzar entre mis dedos como arena.

— Sergan encárgate del guardia — ordena ella y Sergan camina fuera de

la celda mientras escucho un grito que parece quedar ahogado. Al salir y

ver encuentro al guardia totalmente congelado y noto como la

respiración de Sergan parece dejar vapor en cada exhalación.

—¿Cuál es mi poder?— pregunta ansioso Iván y al ver llegar a otro

guardia se apresura a tocarlo. En ese momento la gárgola se enciendo

como una antorcha de llamas naranjas mientras el guardia grita

desesperado.

Fue aterrador de ver. Iván quedó impactado, de los tres, él es el más

sensible y, sin embargo, él tiene el poder más destructivo, el que causa

más dolor. Que envidia.

Iván mira sus manos con terror mientras sus ojos amenazan con llorar.

Maldito llorón, tantos años de tortura y sufrimiento y sigue siendo un

niñato.

— Tranquilo — le dice la bruja — te acostumbrarás a eso.—

Él la mira temeroso, pero asiente y juntos comenzamos a salir del lugar

antes de que más guardias vengan por nosotros.

884
Sergan congelo a cada guardia que se apresuraba a capturarnos y yo

desintegraba cada puerta o pared que la bruja me indica. No tardamos

mucho en salir de la cueva de la montaña de las gárgolas.

— Ok, hora del trineo — dice ella — William siéntate y toca el suelo bajo

tu cuerpo, la gravedad hará el resto —

Yo obedezco y veo como la fría piedra escarpada y filosa que forma los

riscos de Argos comienza a desintegrarse mientras mi cuerpo se desliza

cada vez más hacia la base de la montaña velozmente, demasiado veloz

no tenía como disminuir la velocidad cada cosa de la que intentaba

sujetarme terminaba echa polvo. Maldita bruja estos es una locura, voy a

terminar reventando mi cabeza contra cualquier cosa que me permita

frenar. La ansiedad no disminuye al igual que la velocidad y al ver hacia

atrás veo a Sergan y a Iván deslizándose tras de mí mientras la bruja

sujeta una especie de madera y se sienta en ella cayendo detras de ellos

mientras grita Wiiiiiiii, y se ríe como loca.

Corrijo esta loca.

Al llegar a la base la roca se termina y mi cuerpo cae de lleno en el barro

de las ciénagas. Iván y Sergan terminaron de igual modo. Todos estamos

llenos de barro podrido a excepción de la bruja que pudo frenar antes de

caer sobre nosotros.

— Ese fue el tobogán más divertido que he bajado en mi vida — dice

entre carcajadas.

Al vernos pararnos llenos de barro, sus carcajadas empeoraron.

— No le veo la gracia — se queja Sergan mientras intenta quitarse el lodo

y se congela sobre su cuerpo. Iván ni siquiera lo intenta temeroso de

quemarse a su mismo.

— ¿Cómo desactivamos esto?— le pregunto a la bruja.

— ¿Él qué?— pregunta la bruja.

885
— Los poderes — dice sin paciencia Iván.

— Oh, eso — dice ella — no tengo idea — responde sin culpa alguna.

— ¿Qué?— gritamos los tres a la vez

— No lo sé — contesta ella. — son los primeros en los que he probado

algo así —

— Pero tiene que haber alguna forma de pararlo — dice desesperado

Iván — no quiero quemar todo lo que toco — grita.

— Un momento ¿esto funciona solo en nuestras manos?— pregunta

ansioso Sergan.

— No — contesta ella — sus colmillos también lo tienen — aclara

mientras comienza a ver el cielo de forma nerviosa. — creo que

deberíamos movernos antes de que vengan por nosotros —

A pesar de nuestras quejas, obedecemos su orden y comenzamos a

adentrarnos en el pantano mientras oímos un cuerno sonar desde lo alto

de la montaña. Las gárgolas ya saben que nos escapamos y estamos a

pocas horas del amanecer. No quiero que nos atrapen. Los malditos

guardias se han cansado de contarnos lo divertidos que les resulta cazar

Vampir de día y elevarlos en lo alto del cielo para ver cómo se queman

con la luz del sol.

La más ansiosa es la bruja que corre de manera desbocada mientras

lucha contra la succión que el barro genera en sus piernas a cada paso

que da.

— Maldita sea — la escucho quejarse — apresúrense, necesito que

lleguen al real. — dice ella.

— Claro que llegaremos a él — dice decidido Iván — pienso quemarlo

por todo lo que viví —

886
— Buena suerte con eso — dice la bruja burlescamente. — aunque no

sería inteligente, su sangre es lo único que puede mantenerlos con vida

ahora.— indica.

En ese momento un fuerte grito se escucha desde el cielo.

Es una gárgola furiosa y no cualquier gárgola. El mismísimo rey vuela

hacia nosotros.

Pero no somos su principal objetivo, porque se lanza en picada al

visualizarnos mientras gritas el nombre de la bruja con ira.

— ¡Kresly!— dice furioso.

En ese momento el terror cubre el rostro de la bruja.

— ¡Corran! — grita ella.

Al siguiente segundo unas garras curvas y letales se clavan en sus

hombros alzándola por los aires. La gárgola la tiene, pero ella no nos

ordena ayudarla. No lo entiendo, pero no tengo tiempo para pensar en

ella. El sol se aproxima, debo salir de aquí.

887
210. Negociaciones

He pasado los últimos días preparando ungüento para el tratamiento de

los Omegas. Aunque a Deu no le hace nada de gracia que daba usar mi

sangre para ello. Nadie más lo sabe, decidí contárselo solo a él.

Kresly se pasa el día intentando abrir un portal que según ella nos dará a

los siguientes aliados o enemigos.

Espero que sean aliados, no toleraría recibir más odio y rechazo del que

ya recibo. A pesar de todo lo que ocurrió con Dingo, Ezio sigue

esquivándome. Ganar puntos con el tío no será nada fácil.

Ahora que lo pienso a Ezio creo que no le agrade desde el primer día que

me vio, en el momento de la ceremonia. Estoy irritable y molesta, mi

periodo se aproxima y creo que Deu lo siente porque camina con mucho

cuidado a mí alrededor evitando enfurecerme. Tal vez tenga miedo de

que le repita la orden de meterse su riqueza en el trasero. Aunque ahora

que lo he visto sé que sería imposible. Los lycans tienen más oro que el

rico Mc pato. Deukarion ha contratado a un joyero para que me haga

collares que contengan ópalos junto a las otras gemas. Es algo totalmente

innecesario, pero me pone feliz que tenga en cuenta mis gustos.

Pero a pesar de todo sigue cometiendo el mismo error. Me deja hasta

altas horas de la noche sola en la cama mientras él trabaja. Eso me

incomoda, me recuerda a mis noches solas y llorando en la casa de Brad

mientras él volvía al otro día de sus parrandas. Sé que Deu no es igual,

pero la soledad es soledad y no me gusta.

Así que esta vez decido ir a buscarlo más temprano.

Pero al llegar escucho los gritos de Deukarion. Él no suele gritar mucho,

sea lo que sea lo que ocurre, no le agrada nada.

— No quiero volver a hablar del asunto, tu petición no será considerada

888
No debería escuchar detrás de la puerta, pero últimamente Deu está muy

esquivo y molesto, tal vez se deba a eso.

— Puedo olerte — dice con un suspiro — piensas quedarte espiando

mucho tiempo?—

Maldito olfato de perro. Abro la puerta con la cara colorada por ser

pillada con las manos en la masa.

Estamos solos, supongo que despacho a todos los del lugar, pero

mientras me acerco a él lo veo tensarse aún molesto.

Él aspira el aire y maldice. En ese momento siento mi entrepierna cálida.

Supongo que Andrés ya dio su presente.

Yo sonreí ante eso, y Deu se remueve incómodo en el trono.

— Recuerda que soy tu rey — me advierte mirándome a los ojos —

debes pensar muy bien lo que vas a decir.—

— ¿O qué?— le digo con media sonrisa mientras camino lentamente

hacia él con la espalda recta.

— O volveré a amordazarte — me dice con una sonrisa que indica que

realmente le tienta la posibilidad. Odio que se vea tan sexy.

— Qué lástima — le digo con un suspiro cansado — y yo que venía a

darte el beso de las buenas noches.—

— Dudo que eso sea lo único que quieres hacer en este momento — dice

sin picardía. Es verdad lo que quiero es que me digo todo lo que ocurre.

Pero no puedo hacerlo si me amordaza, así que tendré que poner el

anzuelo.

— Desprenderse los pantalones — le ordenó sonriendo.

Él obedece sin comprender cuáles son mis planes.— Estamos en un lugar

expuesto, Nice — me advierte.

— Lo sé, muéstrame lo que tienes, pero no te levantes — le digo mientras

me aproximó a él.

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Con un fluido movimiento, su erección queda a la vista.

Lo miro y recojo mi cabello mientras me arrodilló frente a él, sujetando

sus muslos.

— Nice — dice a modo de advertencia.

— Te dije que vendría a darte el beso de buenas noches — le digo

fingiendo inocencia.

— Pueden vernos — dice él a pesar de que veo cómo sus ojos se clavan

en mis labios realmente tentados con mi anzuelo.

Con un movimiento de mi mano hago crecer tallos en las aberturas de las

puertas. Nadie ingresará hasta que yo lo quiera. Él solo jadea ante eso.

— Si no quieres puedo irme — le digo dejando que mi aliento roce su

carne.— Dime la verdad ¿Lo quieres?— le pregunto cada vez más cerca

de él.

— Sí — contesta él con ansias.

Nunca he hecho esto con él. Pero a los hombres, esta práctica, les deja

vacío el cerebro.

Yo sonrio mientras lo veo y paso levemente mi lengua por su longitud,

sintiendo como se retuerce con el placer. Bien Jaque mate.

— ¿Con quién hablabas?— pregunto de forma tranquila mientras doy

otra lamida.

Deukarion comprende lo que ocurre, ya le ordene que me conteste con la

verdad, así que debe decirme con quién discute casi todas las noches. Su

rostro refleja molestia, pero contesta.— La vampira Casandra — contesta

enojado.

Yo le doy una lamida lenta en su cabeza como premio por su respuesta y

lo siento jadear ante mi caricia.

— ¿Qué es lo que quiere?— pregunto viéndolo a los ojos.

890
Él parece resistirse a mi orden, supongo que no quiere decírmelo. Pero

rodeo su carne con mis labios sorprendiéndola.

— Esto es injusto, mujer — se queja, yo aparto mi boca y sonrió.

— Pues no parece que te cause dolor — le digo de forma burlesca —

responde — insisto.

— Quiere formar un ejército de hembras — dice mordiendo cada

palabra.

¿Qué? Eso es genial. Pero viendo a Deu, sé que él no opina igual. Los

Lycans son unos machistas sobre protectores de cepa.

— Le dirás que sí — le ordenó decidida mientras agarro su eje y lo llevo

a mi boca.

— No — contesta él entre jadeos — es peligroso —

— No te preocupes, será un grupo pequeño al comienzo — digo con una

sonrisa — las mujeres deben aprender a pelear, yo quiero aprender a

pelear y tú vas a dejarme entrenar para hacerlo — le digo sin más.

— Pídeme otra cosa — me dice desesperado mientras veo cómo sus

jugos perlan la cabeza de su miembro.

— No — le digo — prométeme que nos dejarás hacerlo.—

Veo las venas de su cuello marcarse por la resistencia que intenta poner a

mi orden, pero de todos modos cae

— Lo prometo — dice molesto.

— Buen chico — le digo mientras me dedico a darle su merecido beso de

buenas y cálidas noches.

A pesar de encontrarme de rodillas frente a él frente a su trono, escuchar

sus jadeos y gemidos me llena de placer. Este es su premio de consuelo.

Porque yo gane lo que quería.

891
211. El club

— Buen día — me dice Kresly a penas habría la puerta de mi dormitorio en la

tarde siguiente — espero que te hayas lavado los dientes — dice de forma

juguetona pero molesta.

— ¿Qué sucede?— le pregunto aún dormida. Deukarion se pasó el resto de la

noche y gran parte del día devolviéndome con creces el ataque de la promesa.

Me duelen las piernas. Maldito enfermo, no se apiadó de mí incluso en mi

periodo. No vuelvo a jugar con él de esa manera. Me siento como Bambi recién

nacido.

— Es hora de formar el aquelarre o el club de las perras. Cómo quieras llamarlo

— dice ella con emoción.

— Supongo que ya sabías lo de Casandra — le digo molesta. Hubiese sido más

fácil si ella me lo decía directamente. — Deberías advertirme de esas cosas

Kresly — le digo molesta.

— ¿y arruinar la sorpresa?— pregunta indignada — claro que no —

No puedo evitar sonreír, ella está loca y congeniamos de mil maravillas a pesar

de eso. La bruja ya no es una aliada, es mi amiga.

— Bien — le digo con un suspiro — ¿Sabes dónde está Casandra —

— Obvio — responde ella ofendida.

La sigo por el castillo hasta llegar al patio de entrenamiento. A pesar de que ya

está oscuro, el lugar está lleno de soldados Lycans entrenando. Tenía razón, eso

explica por qué todos tienen los músculos que tienen. Aunque esto no es un

gimnasio, es un mini campo de batalla. En cada sector se encuentran repartidas

dianas para tiro y armas de todo tipo.

— Mi señora — me intercepta Canis todo sudado y lleno de barro, parece que

acaba de recibir unos buenos golpes — usted no debería estar aquí — dice

tímidamente — es un lugar peligroso.

— Apártate caniche, venimos a ver a tu novia — le dice Kresly.

892
Tengo que contener la risa ante el apodo que la bruja le dio.

— Lo siento Canis estamos buscando a Casandra — le digo con más educación.

— ¿Para qué me buscan?— pregunta una voz femenina muy cetosa detrás de

Canis. Si acento es muy marcado como el de todos los vampir debido al largo

de sus colmillos.

— Hola, hola, Vampirina — le dice Kresly rodeando a un molesto Canis — vaya

es guapa — agrega ella al ver a una alta morocha de ojos azules con largos

colmillos blancos. No puedo negarlo, es muy bella aunque no parece contenta

de vernos.

— Hola, mi nombre es Nice y ella es Kresly — le digo presentándonos.

— Así que tú eres la famosa reina Lycans — dice con cierto desagrado. Genial,

otra a la que no le caigo bien.

— Soy Nice Archer — le aclaro sin amedrentarme ante su gesto.— vinimos a

invitarte a nuestro club.— le digo

Ella se ríe por la invitación — Lo siento su majestad — dice en tono burlesco —,

pero no me agradan las fiestas de té — dice mientras se aparta.

Canis palidece ante la falta de respeto de Casandra.

— Bien — contesta Kresly — tú te lo pierdes — dice mirándose las uñas —,

pero si no vienes la infame reina Lycans le ordenará a Canis que nos muestre su

cuerpo ¿Qué te parece Nice? ¿Agregamos un Stripe a nuestra fiesta de té?—

No entiendo a qué se refiere y Canis tampoco, pero le sigo el juego. Sé muy bien

a qué se refería Casandra con lo de infame, piensa que soy una zorra, ella cree

que me revoque con Caspian.

— Podría ser — le contesto mirando a Canis de arriba abajo — no esta tan mal

después de todo —

— Mi señora — dice nervioso y sudando Canis — sus palabras podrían

meterme en problemas con el Alfa.—

893
— No te preocupes por eso — dice Kresly — puedo embrujado para que no lo

crea — y allí está la otra parte de los rumores. Dios, la gente tiene mucha

imaginación y demasiado tiempo libre.

— Bien — dice Casandra acercándose a nosotras — iré —

— Perfecto — dice Kresly sonriéndome — Tengo el lugar perfecto para nuestra

tarde de té —

Casandra y yo la seguimos por el castillo hacia uno de los salones más ocultos

del castillo. Canis nos siguió todo el camino a pesar de que no se lo pedimos,

pero algo me dice que no es por nosotras que nos sigue. Tengo mucho que

hablar con él.

Casandra me pilla mirándolo y la veo tronar sus polos. Ok, supongo que ya no

puedo verlo. No me pierdo me nada Deu es mil veces mejor para mí.

Al entrar al oscuro salón, Kresly cierra la puerta en la cara de Canis — lo siento,

no se aceptan mascotas — dice antes de cerrar y poner llave.

El lugar es enorme aunque no hay mucha luz.

— ¿Qué clase de fiesta de té es esta?— pregunta de modo burlesco Casandra.

— Las mejores de todas — dice la bruja — aquí vamos a entrenar hasta

convertirnos en un equipo imparable —

— ¿Perdona? — dice Casandra — lo siento, pero no tengo ganas de ser la niñera

de dos mujeres de poca moral y cordura.—

— Auch — digo — una advertencia si vuelves a hablarme como si fuese una

zorra voy a enfadarme contigo y no te gustará eso — le advierto.

— ¿Y qué harás?— me pregunta ella burlescamente — ¿lanzarme florecitas?—

— Uuu — dice kresly mientras se tapa la boca ante su comentario fingiendo

sorpresa

— Creí que estarías contenta con esto — le digo molesta con su comentario —

molestaste a Deu con tu petición cada maldita noche — le digo recordando lo

furiosa que me ponía no poder acurrucarme con él por su culpa.

894
— Yo solicité armar un ejército de hembras, no un club de rameras — contesta

ella.

Esa fue la gota que colmo el vaso y Kresly lo sabe porque se apartó dejándonos

en el centro del salón. Veamos que puede hacer la guerrera Casandra contra mis

tallos ¿A quién engaño? No quiero ver sus habilidades, quiero romperle la cara

por llamarme ramera. Esto será divertido.

895
212. Enfrentamiento

— Quería ser suave contigo — le digo con un suspiro —, pero no me

agrada que me trates como a una puta, espero que realmente sepas

defenderte —

— ¿Piensas enfrentarte a mí?— pregunta con media sonrisa Casandra —

Te advierto que haré más que romperte una uña —

— Eso espero — le digo mientras nos medimos con la vista.

Ella estaba al frente mío y al instante siguiente la tengo en la España. Los

vampiros son previsibles cuando te acostumbras a entrenar con ellos y

William me enseñó más que solo sujetar una espada. A penas desaparece

de mí, vista, mis tallos estallan rompiendo la madera del suelo mientras

la golpean con fuerza en la boca.

Al girarme la veo sorprendida sujetando sus labios mientras gotas de

sangre azul escurren por él.

Su sorpresa es notoria, pero también su furia, así que desenfunda dos

dagas y arremete contra mis tallos.

— Maldición Kresly no me avisaste que estaría armada — me quejo

mientras retrocedo.

— Detalles — dice ella quitándole importancia mientras la veo comer

galletas y tomar té en un rincón sentada en el suelo ¿De dónde sacó eso?

Casandra sonríe mientras derriba la planta que nos separa y arremete

contra mí con sus cuchillas. La veo sorprenderse ante mis movimientos

Si, mosquito, yo también sé pelear. En su siguiente estocada enrollo su

mano con uno de mis tallos mientras aprovecho para darle un buen

zurdazo en el rostro.

La veo extender sus colmillos, enfadada.

— ¿Qué pasa? Creí que sería una pelea — le digo sonriendo — ¿le temes

a las flores?—

896
Casandra aparta su mano del tallo y comienza a buscar un lugar donde

golpearme girando a mí alrededor, pero no se lo permito y extiendo mis

tallos bloqueando sus golpes. Creí que sería más letal.

— Hey, Vampirina, Nice me dijo que si ella gana se follará a Canis— le

dice con malicia Kresly.

¿Qué? ¿Yo cuando dije eso? Veo la furia en los ojos de Casandra que

arremete contra mí con violencia. Mis tallos no son lo suficientemente

rápidos para detenerla y ella logra golpearme con una fuerte patada el

pecho quitándome todo el aire.

— Él es mío — dice Casandra furiosa mientras se aproxima dispuesta a

apuñalarme. Bien lo admito, es jodidamente fuerte. Me duele respirar, tal

vez rompió mi esternón. La veo dar una estocada que casi no puedo

frenar haciéndome un feo corte en mi mejilla. Luego gira su brazo y me

da con la empuñadura de la daga directa en la boca. El golpe me causa

una conmoción y caigo mareada al suelo. Casandra se aproxima y coloca

su daga en mi garganta.

— Tiempo — grita Kresly — muy bien señorita ha demostrado que nos

es de utilidad — dice ignorando el hecho de que la Vampir sigue con la

daga en mi cuello.— Ahora será mejor que te apartes lentamente de Nice

antes de que ella también se cabree y decida ponerle espinas a sus tallos

y atravesar tu espalda con ellos.

Maldita soplona.

Vas gira su rostro y encuentra mis plantas a escasos milímetros de ella

listos para atravesarla. La veo retirar la daga de mi cuello.

— Solo para que quede claro — le digo con la voz agitada — el único

hombre de Glaukos con el que me acuesto y me he acostado es

Deukarion —

Ella me mira confusa — ¿Tú y el rey Caspian no...?—

897
— ¡Claro que no! — le digo ofendida — ya tengo un compañero le digo

mostrándole la marca de mi hombro.

Ella se aparta de mí y se inclina — lo siento, los rumores decían otra cosa

— aclara ella avergonzada.

— Pues están mal — le digo molesta — y lo que dijo Kresly de Canis

también es mentira — le digo mirando con enojo a Kresly.

— Lo siento, solo quería ver su verdadero potencial — aclara la bruja

— Sí, pues lo tendré en cuenta — le digo y ella se ríe.

— ¿Y bien, te unirás a nuestro club de zorras?— le pregunta Kresly.

— ¿Para qué me necesitan?— pregunta la Vampir —

— Para matar Gárgolas malas — dice Kresly — y derrocar al patriarcado

— agrega con emoción.

Intento reírme, pero mi, pecho duele.

— Estoy adentro — dice Casandra.

En ese momento las puertas que nos separan de Canis se abren astilladas

por un fuerte golpe.

Deukarion ingresa furioso al lugar y al verme aún en el suelo y

sangrando su rostro se transforma.

— ¡Nice! — dice mientras se aproxima hacia mí. — ¿Cuál fue?—

pregunta al verme herida sosteniendo mi rostro ensangrentado.

— Tranquilo son solo unos rasguños — le digo tratando de calmarla

— ¿Rasguños? Tienes la boca hinchada y puedo ver parte del hueso de tu

mandíbula por el corte en tu mejilla — me dice furioso.

Ok, tal vez sí me veo un poco mal.

Miro a Kresly esperando que ella sea de ayuda.

— Eso no es problema — se curará rápidamente una vez que el real la

muerda —

898
Maldición. Veo las garras de Deu extenderse mientras su bestia está a un

suspiro de salir. Canis no duda en colocarse al frente de Casandra, pero

ella lo empuja.

— Fui yo — admite ella y la furia de Deu parece hervir en sus ojos.

— Solo estábamos entrenando — le digo para tratar de calmarlo.

Pero no creo que me esté escuchando. No quiero que ataque a Casandra.

Es notorio que Canis tampoco lo permitirá, de este modo las cosas

terminarán realmente mal.

— Deukarion cálmate — le ordenó y veo cómo sus garras van

desapareciendo mientras él me mira furioso. — no le harás daño

Casandra es mi amiga — le digo.

Casandra parece sorprendida ante mis palabras.

— Llévame a la habitación perrito necesito ungüento y descansar — le

digo con una súplica en la orden.

— Esto no se quedará así — nos dice a todos. Pero me obedece y mi

sujeta entre sus brazos mientras no puedo evitar chillar por el dolor de

mi pecho.

Tendré que buscar el modo de calmarlo. Mi periodo no es eterno y en

algún momento no tendré como controlarlo.

899
213. Conflicto

Deukarion no me ha dirigido la palabra desde que entramos a la

habitación. Su enojo es obvio y no sé qué decir para disminuirlo.

Y todo empeora cuando comienza a desvestirme y encontrarse con los

hematomas en mis brazos y pecho.

Cada vez me es más difícil inspirar y él no nota.

— ¿Por qué haces esto?— pregunta conteniendo su furia.

— Yo solo quiero ser más fuerte — le digo viendo sus atípicos ojos fijos

en los mío.

— No necesitas ser más fuerte, soy el Alfa, no hay lycans más fuerte en la

manada — dice sin arrogancia — yo soy quien debe ser fuerte, yo soy

quien debe protegerte —

Soy consciente de su abrumadora fuerza y capacidad.

— No siempre estarás conmigo para protegerme — le digo.

— Claro que sí — discute tercamente él. — puedo mantenerte a mi lado a

cada segundo —

— ¿Y en el campo de batalla?— le digo viendo como le molesta eso —

¿Estaré al lado tuyo mientras vas a la guerra?—

— No — dice él sin dudarlo

— Entonces no puedes protegerme siempre — le señalo.

— ¿y por eso haces esto? — Señala mi cuerpo — ¿Necesitas demostrarme

que no puedo protegerte a cada minuto?—

— ¡No!, No lo hago por eso, lo hago para ayudar, para ser un activo

valioso para la manada — suspiro — necesito ser fuerte para que me

acepten —

— Ellos te aceptaron o les cortaré la cabeza — dice decidido. Sé que es

capaz de hacerlo. Deu no dudaría en convertirse en un tirano por mí.

900
Pero eso es ahora, por qué él está enamorado de mí. Porque todavía no

ve mis defectos, porque todavía no me molestan demasiado los suyos.

Pero ¿Y cuándo eso cambie? ¿Y si al igual que Brad deja de amarme del

mismo modo? Ya no puedo rechazar lo que siento por él, pero eso me da

más miedo todavía. No soy perfecta, estoy plagada de defectos y cuando

él los encuentre tal vez quiera a alguien mejor.

A pesar de que no quiero eso, me preparo por si ocurre. Tengo que

aprender a cuidar de mí misma y más que nada tengo que ser capaz de

cuidar a quienes amo. Deukarion es el más fuerte de la amada, pero me

tiene a mí como su gran debilidad. Cualquiera que quiera acabar con su

vida solo debe venir por mí. Soy un blanco andante.

— Deja de lado el entrenamiento — insiste Deu — no puedo permitir

que te dañes de esta manera. Y mucho menos que un Vampiro te dañe.—

dice con furia contenida.

— Casandra no es un enemigo — le indico.

— ¡Pero te hirió! — me grita sobresalta dome — otro Vampir te hizo

daño y esperas que no haga nada al respecto —

Sabía que el asunto con los Vampir no estaba del todo cerrado.

Él no rechazaba a Casandra solo por su idea revolucionaria, lo hacía por

ser un Vampiro.

— Ellos no son el enemigo — le repito.

— Pues no lo parecen — dice apartándose de mí y yendo en busca del

ungüento.

Sus dedos recorren mi piel de forma metódica mientras me cubre con la

mezcla medicinal.

Entre las heridas de mi cuerpo se encuentran los cortes que he hecho en

la palma de mi mano para producir los ungüentos.

Deukarion los mira y se enfurece aún más.

901
También expreso su rechazo ante la idea de tener que verme herirme

para hacer los ungüentos.

— Dejarás de hacer todas esas cosas — me ordena — no quiero verte

herida nuevamente.—

— No — le digo sin dudar mientras lo miro a los ojos. El ambiente se

siente pesado y sé que si yo fuera un Lycans bajaría la cabeza ante el

peso de su dominio. Pero no lo soy y si bien el aire parece asfixiante, no

pienso ceder en esto.

— Nice — me advierte.

— No pienso dejar de hacerlo y será mejor que te acostumbres a eso — le

digo tercamente. — La guerra con las gárgolas se aproxima y no me

quedaré de brazos cruzados —

Lo veo acercarse a mí y sé lo que pretende. No permitiré que me

amordace.

— Mantente alejado de mi — le ordeno. — seguiré con mi

entrenamiento, cueste lo que cueste — le digo decidida.

Sus garras se extienden ante la furia. Y lo veo salir dando un fuerte

portazo. Las cosas no serán fáciles. Pero él no es el único terco del lugar.

El ungüento calma el dolor de mi pecho, pero noto un bulto en mi

esternón, al parecer si está fracturado.

A pesar de que no siento el ardor de la herida, mi pecho se siente pesado

por la angustia. Odio pelear con Deu.

— Toc, toc — dice Kresly entrando en la habitación llevando una canasta

llena de cosas en ella.— llegó la enfermera — dice de modo coqueto.

— No estoy para chistes — le digo

— Se nota — contesta ella mientras saca algunas cosas de la canasta. Son

un pequeño equipo de extracción de sangre.

— ¿Qué es todo esto?— pregunto

902
— Necesitamos guardar sangre para garantizar la producción del

ungüento.—

— Pero yo estoy aquí, no hay necesidad de ello. — le señalo.

— Pero tu sangre no será una buena opción por un tiempo —

— ¿De qué hablas?— pregunto y ella me mira fijamente.

— Tendrás que dejar que Caspian te muerda si quieres entrenar — me

dice.

— ¿Qué? ¡No! — le digo — Deu lo mataría.—

— Solo hazme caso — me dice con el rostro muy serio. La única forma de

evitar que te desangren es su vuelves a ser venenosa —

Ella sabe algo. Y sé que no será bueno.

903
214. Charla

No puedo permitir que Caspian me muerda, tiene que haber otro modo. Deu no

tolerará algo así.

— ¿Sabes cuál es mi elser?— me pregunta Kresly de la nada.

— ¿Elser? No sé qué es eso — le digo.

— Mi habilidad para la magia — me dice ella.

— ¿Hacer portales?— pregunto recordando como me permitió volver a mi

mundo.

— No, eso es solo un rasgo heredado de mi madre humana — contesta ella

quitándole importancia.

— ¿Humana? ¿Tu madre era humana? ¿Por qué no me lo dijiste?— le pregunto

llena de asombro y molestia.

— No creí que te sentirías cómoda sabiendo lo considerando lo que los gnomos

intentaron hacerte — admite Kresly

— ¿Qué tiene que ver los gnomos contigo?—

— Nada y todo, mi madre era Helena, ella usó su elser maldiciéndolos —

No puedo ocultar mi asombro.

— ¿Entonces tú también puedes maldecir?—

— Sí, pero no soy buena en eso. Yo soy una híbrida como lo serán tus hijos. Mi

padre era de Glaukos y él tenía grandes habilidades con el elser— me cuenta —

lo que ustedes llamarían magia — me aclara —, pero las habilidades del elser

cambia dependiendo de quien lo hereda. Yo no tengo las habilidades de mi

padre, solo puedo ver el posible futuro —

— ¿Posible?— no entiendo

— Ya sabes, el futuro no está escrito en piedra — me aclara — cada acción y

decisión lo modifica constantemente —

La forma de hablar tan seria y sincera me dice que lo que ve en el futuro no es

bueno.

904
— Necesito que tomes las decisiones correctas — me dice — y en este caso no

hay opción —

— ¿Qué sucedería si no tuviese su veneno?— pregunto temerosa.

— No quieres saberlo — me dice con una sonrisa triste. Eso explica su efusiva

personalidad, ella oculta una gran depresión. Me preguntó por qué será.

— A Deu no le gustará eso — le digo con un suspiro — solo espero que no me

dejé por su enojo — le digo rendida. Supongo que tengo que buscar a Caspian y

preguntarle y puede morderme. Es un alivio que su pareja no aparenta todavía.

Sería mucho más incómodo en ese caso.

— Bien — dice Kresly — ahora dame tu brazo, necesito un par de litros antes de

que Caspian se alimente.

— ¿Litros? Los humanos solo tenemos 5 litros de sangre, no saques demasiado

— le advierto nerviosa mientras ella ata una banda elástica en mi brazo.

— No le dijiste eso al Arcan cuando te saco sangre — comenta ella con una

queja.

— Por qué estaba atada y amordazada y mi menor miedo era una anemia — le

aclaró mientras ella inserta la aguja que conecta con el contenedor. Ya he

donado sangre antes, así que no me preocupa mucho esto.

Solo me preocupa cómo voy a aclarar las cosas con Deu.

— Ok, déjame guardar esto antes de que tu compañero me vea y decida

romperme el cuello — yo me río de su comentario, pero veo que la comisura de

su labio tiembla al verme. Carajo — No lo haría ¿O sí?—

— No si soy rápida — aclara ella.

No puedo quedarme quieta después de escuchar eso y me levanto de la cama

caminando hacia la puerta que Kresly ya cerró. Mi pecho me duele cada vez

más, pero me apresuró y habría la puerta interceptado justo a Deu en el pasillo

mientras veo que Kresly dobla la esquina.

— ¿Qué hacía la bruja en la habitación?— pregunta molesto Deu.

905
— Vino a verme — le digo — tenemos que hablar de algo — le digo nerviosa.

— No tengo tiempo — contesta el aún molesto mientras continúa su camino.

Las punzadas en mi pecho aumentan al punto de hacerme jadear y en un

instante Deukarion está a mi lado cargándome en sus brazos.

— Creí que no tenías tiempo — le señaló mientras él me lleva a la cama.

— No quiero verte de ese modo — confiesa — me molesta no poder evitarlo.

— Hay una manera de borrar mis heridas — le digo tímidamente.

— Ya hay suficiente ungüento, no dejaré que pierdas más sangre de ese modo

— No hablo del ungüento — le digo — Caspian podría ayudarme —

Al nombrar al Vampiro noto como se tensa.

— No digas su maldito nombre — me dice

— Bien, el real puede curar mis heridas con su veneno — le digo. Deu me mira

fijamente mientras se aparta de golpe pasando su mano por el cabello. Sé que

está supermolesto, tiende a despeinarse cuando lo está.

— ¿Quieres que el vampiro te muerda? — pregunta indignado.

— Así no tendrías que verme herida y yo podría avanzar más rápido en mi

entrenamiento — le digo.

— ¿Y esperas que capte toda esta locura?— me grita.

— Espero que me apoyes y acompañes — le aclaro.

— Me podes demasiado —. Indica frustrado. — No soy un hombre de paciencia

Nice, no puedo tolerar algo así — declara — tú eres mía, no voy a compartirte

con él, ni con nadie.—

— No te estoy pidiendo eso — le digo frustrada — solo te pido que los dejes

ayudarme a sanar. No planeo terminar herida en cada entrenamiento, de hecho

espero lo contrario, pero en este momento necesito su ayuda — le digo.

— No puedo aceptar algo así.— responde él.

906
— Entonces tendré que ordenarte que lo hagas — le digo con un suspiro

doloroso. No quería llegar a eso. Sé que él no me lo perdonará.

— Eso sería un error — me advierte. Lo sé, la angustia en mi pecho me dice que

esto le duele. Pero confío en Kresly y no puedo defraudarla. No si el futuro

podría quitármelo a él. Yo haría todo por él. Lo amo. Y estoy dispuesta a cargar

con su odio si con eso puedo protegerlo.

907
215. Paciencia

Algo me decía que su regreso no sería cosa fácil. Pero esto es más de lo que

puedo tolerar. No logro entender su fijación con ser más fuerte, con ayudar. Ella

no tiene que hacer eso. No importa lo que piense, la manada es mi reina y solo

eso importa. Pero aun así ella me engaña para convencerme de sus locuras. No

debí acceder, debí imaginar que tratándose de ella, no sería una buena idea.

Accedí a permitir que Casandra arme un pequeño grupo de hembras. Pero

nunca imaginé que ella y la bruja formarían parte de ese grupo.

Cuando fui consciente de ello ya estaba corriendo por el palacio en busca de

Nice. Y la encuentro encerrada en un salón a plena noche con una vampir y una

mujer loca que no me inspira confianza alguna. Canis también está allí, tenso

vigila si la puerta. Los sonidos que proceden del lugar me dicen que algo anda

mal, así que no tardó en abrir la puerta de un solo golpe con mi pierna.

Pero lo que encuentro me enerva la sangre. Nice está en el suelo y el olor de su

sangre llega a mí. No me detengo y voy por ella.

La furia cegadora me dice que acabe con quien sea, que sé allá atrevido a dejarla

en esas condiciones. No me importa que sea otra hembra, ni siquiera me

importa que esa hembra sea la compañera de Canis.

Nadie debe lastimarla, nadie.

— ¿Cuál fue?— pregunto. Pero ella le quita importancia al asunto

— Tranquilo, son solo unos rasguños —

— ¿Rasguños? Tienes la boca hinchada y puedo ver parte del hueso de tu

mandíbula por el corte en tu mejilla — le señaló

— Eso no es problema — se curará rápidamente una vez que el real la muerda

Dice la bruja. No sé qué locuras son esas, pero no puedo dejar que el maldito

real le quite ni u a sola gota de sangre y menos que vuelva a morderla. Todavía

908
recuerdo como la mordió cuando la rapto. Eso solo incrementa mi furia y mi

bestia amenaza con salir.

— Fui yo — dice la Vampir. No podía esperar menos de ellos. Voy a

despedazar a la chupasangre, aunque deba matar a Canis para hacerlo.

— Deukarion cálmate — escucho que ordena Nice y mi cuerpo la obedece en

contra de mi voluntad. — no le harás daño Casandra es mi amiga — índica

molesta.— Llévame a la habitación perrito necesito ungüento y descansar — me

suplica ella. Al ver sus heridas no dudo en sostenerla, pero no he terminado con

ellos

— Esto no se quedará así — les advierto. El estro no dura para siempre.

Al llegar a la habitación y ver si estado no puedo entender que defendiera a esa

mujer. No lo merece, nadie lo merece. Podría sentenciar a muerte a toda la

maldita manada si con ello la mantengo sana y segura.

La conversación con ella no sirvió de mucho. No importa cuánto me moleste,

ella, no parece ceder. Odio eso. No espero que sea 100% sumisa y obediente, sé

que ella no podría nunca ser así y me gusta eso de ella, pero no quiero que se

haga daño.

Me siento totalmente inútil cuando veo que no puedo protegerla y más cuando

su peor riesgo es ella misma.

Al amenazarme con ordenarme que no interfiera con su entrenamiento, mi

enojo nublami mente, así que me apartó de ella. No quiero tratarla mal a pesar

de que es ella la culpable de mi furia, nunca me desquitaría con ella.

A pesar de que recién está comenzando a amanecer, salgo al bosque, necesito

algo para descargar mi enojo, pero los vampir ya no son una opción. Supongo

que las Gárgolas podrían servir. Dudo que encuentre alguna, pero sí ocurre

pobre de ella.

909
Y mis súplicas parecen ser escuchadas porque encuentro a dos Gárgolas

perforando el tronco de un árbol de gnomo con sus arpones. Al parecer ya

encontraron el escondite de los vampir.

Sonrió al ver qué ni siquiera me notan mientras se agazapan como aves en las

ramas del grueso árbol, intentando hacer que el sol ingrese en él.

No dudo en tomar mi forma de batalla y trepar el árbol subiendo a la rama

donde se encuentran. Mis gruñidos les indican que ya no están solos.

Una de las arrogantes Gárgolas se voltea y me mira con miedo y asco.

— El perro traidor llego — dice la tonta gárgola macho de alas negras.— nunca

creí ver el día en que los Lycans se asociaron a los chupasangres.— dice

mientras escupe mostrando su desagrado.

Al diablo las palabras. No vine a hablar y ellos no se ven como soldados de alto

rango, son solo guerreros con aire de grandeza y superioridad. Va a ser

placentero mostrarle por qué no deben meterse con un lycans y menos si se

trata de su Alfa.

Ellos casi no opusieron resistencia significativa. No estaba en un error, eran

simples soldados con poca experiencia.

No tardó en volver, a pesar de mi enojo, ella está herida, debería estar con ella.

Aunque al llegar al pasillo de nuestra habitación veo a la bruja salir de allí. No

me agrada, ella es demasiado extraña para mi gusto, además fue aliada de los

Vampir en el secuestro de Nice.

La veo llevar algo entre sus manos y algo me dice que debo ver qué es. Pero

Nice me sorprende salir del de la habitación. Su cuerpo se ve más adolorido. No

puedo evitar preocuparme por ella, pero al mismo tiempo sigo furioso, ella fue

quien busco quedar de ese modo. Pero no puedo apartarme.

Y lo peor es que espera que le permita continuar y lo que es peor quiere que el

maldito real la muerda.

910
No puede pedirme eso. No puedo ni pensar en que el bastardo esté cerca de

ella, y mucho menos morderla. Ella es mía. No la voy a compartir. Debí matarlo

cuando tuve la oportunidad.

No importa que ella me amenazó con darme la orden para permitirlo. No

permitiré que el Real la toque.

911
216. Triada

Deukarion no volvió a la habitación después de nuestra discusión. Esto

no es lo que esperaba. Entiendo que no le guste la idea a mí tampoco.

Pero lo haré de todos modos.

Me dirijo caminando lentamente al salón donde entrenamos y Kresly me

espera en la puerta con Caspian. Supongo que ya sabe todo y su cara

refleja incomodidad.

— Bien — dice Kresly — apresuremos el trámite antes de que su hueso

roto perfore algún órgano — índica ella como si no fuese nada.

— Perdón por esto — le digo muy incómoda a Caspian sin poder verlo a

los ojos. — tal vez podríamos sacar tu veneno de los colmillos e

inyectarlo en mi cuerpo — índico nerviosa.

— No es buena idea, mi saliva tiene un calmante que disminuye el dolor

del veneno en mi anfitriona. — Indica — si te inyectas el veneno solo

podrías sufrir mucho. —

— Pero es una posibilidad — insisto nerviosa — no quiero hacer sentir

mal a nadie, a ti y a Deukarion, y si para ello debo sentir un poco de

dolor lo acepto — digo sin dudar.

— Solo muerde su brazo de una maldita vez — escucho que dice

Deukarion desde mi espalda.

Al verlo me sorprendo. Se ve enojado y cansado.

— Podemos evitar que me muerda — le digo a Deu — aunque sé que él

ya escucha todo.

— ¿Y verte retorcer de dolor?— pregunta molesto.— No, el real va a

morderte y si hace algún gesto, movimiento o suspiro fuera de lugar le

cortó la cabeza — dice Deu desenfundando su espada.

Caspian suspira, pero toma mi brazo y clava sus colmillos en él. Duele y

arde como todas las otras veces. Pero mi pecho ya no duele con cada

912
inspiración. Supongo que su veneno realmente tiene un efecto rápido. Al

soltarme no me mira, solo se dan la vuelta y se va. Me siento mal por él.

— Bien señor alfa ¿No tiene un reino que gobernar?— pregunta Kresly

mientras lo espanta con las manos.

— Cuídala — le ordena Deukarion mirándola a los ojos — no quiero que

vuelva lastimada — dice de forma siniestra.

— No puedo prometerme eso — le dice Kresly sin miedo alguno.

Mientras tira de mi brazo hacia el interior del salón y cierra las puertas

que se encuentran tapizadas dónde Deu las golpeó ayer.

En el interior ya se encuentra Casandra esperándonos.

— ¿Puedo saber cómo vamos a entrenar sin herramientas?— pregunta

molesta Casandra.

— Fácil usarán sus conocimientos para ayudarse mutuamente a vencer al

enemigo — índica Kresly.

— ¿Y el enemigo es...?— pregunto viendo el salón vacío.

— Yo — dice la bruja mientras ata su cabello en una cola de caballo. —

Hoy intentarán derrumbarme —

— Esto es tonto — dice la vampira — no te ofendas, pero podría derivar

tu frágil cuerpo incluso con los ojos cerrados —

Obviamente no ha visto a Kresly pelear o recibir un golpe de ella.

Se arrepentirá de sus palabras.

— creo que deberíamos hacer un plan de ataque — le ofrezco a

Casandra. —, pero ella no me escucha y desenfunda sus espadas cortas

mientras va por Kresly.

En menos de dos minutos comprendió su error. Kresly no solo es veloz,

ella sabe pelear y golpea realmente fuerte.

Casandra retrocede sorprendida mientras sujeta la boca de su estómago

que le duele por el golpe que la bruja le dio.

913
— Es fuerte — dice con sorpresa y molestia en su voz.

— Por eso digo que deberíamos plantear un modo de combate — le

insisto, pero Casandra parece no escucharme y vuelve a atacar.

Kresly no tarda en demostrarle su error golpeándola solo con sus puños

y patadas, deja muy mal verdad a Casandra que carga con muchas

armas.

— Creo que no fui lo suficientemente clara — dice Kresly — debe ser una

pelea en equipo. Tienen que conectar sus movimientos, sus objetivos —

Casandra se levanta a pesar de sus heridas y se aproxima hacia mí —

¿qué sugieres?— pregunta.

— Cuando mis tallos ataquen tú golpea sus puntos débiles — le digo

decidida

— ¿y cuáles son sus puntos débiles — pregunta molesta Casandra — la

maldita no me deja ni acercarme — se queja furiosa

— Tendrás que buscarlos — le digo mientras invoco a los tallos. No soy

piadosa como con Casandra. Conozco lo que Kresly puede hacer, así que

esta vez los cubro de espinas. Veo a la vampira prepararse mientras

Kresly nos sonríe. Esto e injusto, ella ve el maldito futuro. Golpearla no

será nada fácil, pero el reto me llena de emoción.

Extiendo las espinosas zarzas mientras Casandra usa su gran velocidad

para buscar una abertura donde golpear. Nuestros ataques parecen

sincronizarse por instinto y en un punto la bruja debe de robarle una de

sus espadas a Casandra para defenderse. Eso es bueno, significa que está

acorralada.

La pelea ocurre a varios metros de mí. Esta vez no saldré herida.

Al pensar eso un fuerte dolor llega a mi brazo y al verlo una espada

atraviesa mi músculo.

914
— ¡Maldita sea Kresly!— le digo furiosa — Deukarion me regañara por

esto — me quejo mientras quitó la hoja de mi carne y presiono la herida.

— Cuida a tu reina Vampirina — le dice la bruja a Casandra, se aparta de

Kresly y me bloquea.

— Esto no es necesario, ve por ella — le digo

— Tu compañero se desquitará con Canis si no te cuido — me dice ella

bloqueando los ataques.

Maldición, debí pensar en eso. Deu y su maldita sobreprotección, yo no

seré la única regañada por mis heridas.

— Entonces con más razón — le digo decidida — no hay mejor defensa

que el ataque — le digo mientras generó un capullo de tallos

cubriéndome a modo de jaula y al mismo tiempo atacó con violencia a

Kresly.

Veo a Casandra sonreír, a ella también le gusta el reto. A pesar del dolor

de la herida, esta es la noche de chicas más emocionante que he tenido.

915
217. Inauguración

Llevamos cuatro noches entrenando. Sé que es cuestión de horas para

que mi ventaja con Deu se termine. Lo he visto terriblemente ansioso y

furioso, aunque no me dirige la palabra, cada vez que salgo del salón me

espera junto a Caspian y vigila de cerca al vampiro. Esto no va bien, las

cosas entre ellos parecen muy tensas. Incluso una de las veces los

encontré golpeados a ambos al salir. No es que espere que sean amigos,

pero la tensión de violencia entre ellos me incomoda y molesta.

Caspian, por otro lado, recupero sus ojos violetas y su niebla. Supongo

que esto no solo me beneficia a mí.

Los bosques que rodean Diluvio, dónde antes vivían los gnomos, se está

convirtiendo en un asentamiento Vampir y el Real los mantiene seguros

extendiendo niebla entre los árboles.

A pesar de que esto no les agrada a los lycans es beneficioso para ellos.

Los Vampir les dan una primera barrera de protección antes de que el

enemigo ingresé a Diluvio.

Yoaprovechado para buscar a William y retomar mis clases de esgrima.

Así que me dirijo al patio nocturno dónde se encuentra la fuente sagrada.

La planta en su interior se muestra fuerte y saludable, además de tener

una hermosa rosa roja coronando el rosal. Algunos días he encontrado a

Deukarion inspeccionando la flor y acariciando sus pétalos con los

dedos. Entiendo que todo esto le molesta, pero su temperamento parece

calmarse en esos minutos.

Al ver a William me sorprendo al notar que no está solo, Melisa lo mira

desde lejos algo temerosa. Al parecer tuvieron una conversación y las

cosas se notan algo tensas.

Oh, no, ¿Es por eso que Melisa me preguntaba lo de los Vampir? ¡El

vampiro que le atrae es William!

916
No tardó en ponerme en frente de la lycan, esto sorprende al vampir.

— ¿Interrumpo algo? — pregunto mirando a William

— No — contesta dándome la espalda y tomando su posición con su

espada en sus manos.

Melisa parece dolida ante sus palabras, pero inclina su cabeza

saludándome.

— Mi reina ¿Podría unirme a sus lecciones?— pregunta temerosa Melisa

mientras noto la espada que lleva en sus frágiles y delicadas manos.

— No — contesta William por mí sin siquiera ver a la lycans.

— Creo que necesito hablar con Deu y tus padres para que me autoricen

algo así — le digo algo incómoda. En parte es verdad, ya demasiados

problemas tengo con el Alfa como para generar uno más. Melisa es una

Delta, hija de un reconocido lycans Albus, si sale herida tendré muchos

problemas. Y además William no es seguro para ella. Sus poderes

podrían literalmente convertirla en polvo.

Ella baja la cabeza sumisamente ante mis palabras, pero noto la pena en

ellos. Maldita sea mi corazón blando.

— Puedes quedarte a observar por hoy — le digo y noto su sonrisa ante

mis palabras.

A William no le hace mucha gracia mi indicación. Pero Melisa se sienta

en un borde de la fuente a observar.

— Hoy quiero un combate — le digo mientras tomo mi postura con la

espada en mano.

El vampiro suspira ante mi pedido — No es una buena idea — me dice

mientras mira de reojo a Melisa. Interesante.

— ¿Qué pasa? ¿Temes perder frente al público?— le pregunto sonriendo.

917
Eso se nota que funciona porque él toma su postura con aire de soberbia

— intenta golpearme — me indica mientras coloca una de sus manos en

la espalda

Bien, al parecer el vampir quiere pavonear sus habilidades.

No dudo en ir por él, aunque no consigo golpearlo ni un poco. Giro y lo

vuelvo a intentar, pero ver su sonrisa arrogante me molesta, así que

continúo de forma incansable.

Al final no conseguí darle ni una vez, pero Melisa aplaude muy

emocionada al vernos mientras sonríe inocentemente. Al verla William

se tensa y luego se gira apartándose de nosotras molesto

— Muy bien hecho — dice ella de forma enérgica.

— ¿lo dices por mí o por el vampiro?— pregunto con burla en mi voz. Al

instante su rostro se sonroja. — supongo que él es el motivo de tus

preguntas — indico cruzando mis brazos. — Él es peligroso para ti — le

advierto sintiéndome mal al ser quien se lo diga.

— Él no es malo — lo defiende Melisa — solo debe romper su maldición

o aprender a controlarla —

— Aunque lo hiciera puede no ser tu compañero — le digo temiendo que

termine como Pria.

Mis palabras la hacen palidecer.

— Lo siento — le digo sintiéndome mal por ella — no es mi intención

hacerte sentir mal—

— No, tranquila de todos modos, él me odia — me dice mirando sus pies

con pesar.

— ¿Qué? ¿Por qué?— pregunto

— Por ser una Albus — dice ella con pesar.

918
No entiendo ¿Qué le hicieron los Albus como para odiarlos? No creí que

William odiara tanto a los lycans aunque no lo he visto mucho desde que

volví.

Tendré que averiguar qué sucede. Me siento al lado de Mesilla sobre el

borde de la fuente para descansar mi fatigado cuerpo mientras suelto la

espada dejándola a mi lado.

— No puedes avergonzarte por ser como eres, y menos por algo de ti

que no puedes cambiar. Eres una Albus y eso no es malo. Sea lo que sea

que le ocurre al vampiro con tu casta, no debes olvidar eso — le digo.

Ella suspira y me sonríe apenada, pero al siguiente instante se levanta

temerosa bajando su cabeza

Al seguir su mirada veo a Deukarion en las puertas del gran salón. Su

rostro refleja que mi tiempo se terminó. Ya no hay más órdenes de por

medio.

Es hora de pagar mi cuenta con el rey y se nota que está furioso, esto no

será nada fácil.

919
218. Enojo

— Tenemos mucho de que hablar — me dice Deukarion.

Ante sus palabras, Medida se inclina y se aparta dejándome sola con el

Ok, sabía que esto pasaría.

— Te escucho — le digo acomodándose en el borde de la fuente.

— Dejarás el entrenamiento — me ordena sin más.

— No — le contesto calmada.

— Soy el alfa y te estoy dando una orden — me señala mientras se acerca

a mí.

— Y yo soy tu compañera y me estoy negando a cumplirla — índico con

terquedad

— Me estoy cansando de tus caprichos — dice Deukarion cada vez más

enojado.

— Pues, lo siento por eso, pero no dejaré de hacer lo que hago solo

porque tú lo quieras, soy tu compañera, no tu esclava —

— Pues compórtate como tal — señala — las compañeras obedecen a su

macho, son serviciales, refinadas, y eruditas y no van por la manada

causando rumores y problemas a cada paso que dan —

Vaya, al parecer Deukarion tiene más quejas de las que creí. Esto no es

solo por mi entrenamiento, es por Caspian, es por los rumores sobre mi

relación con él, es porque no me comportó como una lycan.

Pero ¿Qué esperaba? Yo no soy una lycan, soy humana y me comportó

como tal. Aun así me duele que me compare de ese modo. Entiendo que

ya está viendo la verdadera cara de la moneda. Eso me llena de miedo,

una vez que sepa cómo soy realmente va a dejarme. Yo no puedo

cumplir con sus expectativas. Sus costumbres son arcaicas y machistas.

No soy débil y no quiero serlo y mucho menos fingirlo solo para que él

se sienta el macho protector.

920
Él espera que sea servicial y lo soy a mi manera, me dedico al pueblo, el

problema es que me dedico a la fracción menos querida.

Deukarion espera que sea refinada y yo intento serlo, paso la gran

mayoría del tiempo enfundada en vestidos elegantes y zapatos

incómodos para verme como la reina que esperan que sea. Pero a la hora

de entrenar uso un simple vestido viejo de Omega y unos pantalones de

bajo. Es así como él me encuentra ahora y al parecer eso le disgusta.

¿Qué espera que aprenda a pelear portando joyas y seda? Eso no es

práctico, ni cómodo, ni yo.

Pero lo que más me molesta es que mencioné la palabra erudita en su

listado. No soy una palurda, he pasado varias noches leyendo libros

sobre la historia de Diluvio. Pero no solo eso. Leí sobre cada criatura a la

que nos hemos enfrentado. Conozco muy bien este lugar.

— Entiendo que mi conducta te moleste — le digo enojada —, pero si

vuelves a compararme de ese modo tendrás que buscar otra compañera,

¿quién sabe? Tal vez esta vez sea una respetable lycan como Pria —

Mis palabras parecen enfurecerlo aún más, así que sujeta mi brazo

fuertemente.

— ¿Crees que puedes dejarme cuando se te plazca?— pregunta

mirándome a los ojos — yo no soy un humano como Brad, conmigo las

cosas son para siempre.—

— Entonces cuida tus palabras — le advierto.

Mi amenaza queda en el aire. Yo amo a Deukarion, pero no voy a dejar

mi esencia para encajar en un sistema que obviamente necesita

evolucionar. Aunque se resistan, el cambio es inevitable.

— ¿Me estás amenazando?— pregunta furioso — ¿Crees que no puedo

obligarte?—

921
¿De verdad piensa hacer algo así? Ja, incluso aunque lo intente, ya no soy

la misma de antes y no voy a dejar que me trate así.

— Inténtalo, veamos si puedes con una Russus— le digo enfrentándolo.

Este perro viejo va a aprender un par de lecciones hoy. Me voy a

convertir en Pavlov y su campanita para que aprenda como debe

tratarme.

— No hagas eso — me advierte — podrías salir lastimada, y no lo quiero

Yo solo contengo una carcajada ante su comentario.

— Solo hay una forma de saberlo, tú quieres decirme cómo comportarme

y yo quiero decirte cómo no me gusta que me traten. Veamos quién gana

— digo mientras el rosal de la fuente crece esperando su movimiento.

— No estoy para juegos — me advierte sin humor

— Bien, porque no lo es — le digo — déjame mostrarte lo que he logrado

con los entrenamientos —

No espero que inicie, sé que se contendrá y no quiero eso, así que mis

tallos lo golpean con fuerza haciendo que retroceda.

— Nada nuevo — me dice con burla mientras esquiva el siguiente golpe.

Mientras las zarzas lo atacan me acerco hacia él sintiendo mi nueva

armadura y él ni siquiera se percata cuando arremeto contra él

golpeando su rostro y partiendo su labio. La sorpresa en su expresión es

notable y yo sonrió.

— ¿Nada nuevo?— pregunto mientras él arremete contra mí sujetando

mis brazos y llevándolos a mi espalda. Gracias error, perrito, pienso

mientras las espinas perforan sus manos desde mi piel.

El ardor lo hace alejarse, ahora soy venenosa y eso le quita ventaja.

— ¿Cuándo aprendiste eso? — pregunta sorprendido.

922
— Mientras tú gruñías desde el otro lado de la puerta del salón — le digo

con media sonrisa — y no es lo único — le advierto mientras me

aproximó a la fuente y todo mi espada girándola con una sola mano para

acostumbrarme al peso de la hoja.

— Arcan me dijo que no tomaste en serio mi reto anterior porque nunca

desenfundaste tu arma — le digo claramente resentida con ello —

veamos si puedo cambiar eso — le digo mientras tomo mi postura.

— Lo único que conseguirás será lastimarte — me advierte sonriendo

con arrogancia.

— ¡Qué raro que digas eso siendo que tú eres el que está sangrando! — le

señalo burlescamente mientras sonrió — y soy consciente de que ya no

puedes curarte, es por eso que soy piadosa —

Deukarion sonríe con mofa ante mis palabras. — Bien veamos a esa

Russus entonces — indica con media sonrisa y sus ojos brillando.

Esa fue su peor idea, ahora necesito ganar y mostrarle de que soy capaz

realmente.

923
219. Habladurías

Deukarion

¿De verdad piensa atacarme con un arma? Esto es irónico, vine a aquí

buscándola para que pague por el atropello de sus órdenes, pero me

encuentro con que ella está enojada conmigo.

No tiene derecho alguno a plantarse de ese modo. No considerando todo

lo que he tenido que soportar.

La convivencia con los Vampir es más difícil de lo que esperaba y de por

sí ya esperaba un maldito caos.

Los comentarios de los Deltas sobre la supuesta relación que

mantuvieron Nice y el Real tampoco me agradan. Confío en ella y sé que

no me fue infiel, pero eso no me quita las molestias. Ella es un Russus, no

actúa como las hembras de la manada, ¿y si se enamora del maldito real?

No puedo ni pensarlo, no hay forma de que la comparta y menos con un

Vampiro.

Pero gracias a sus entrenamientos he tenido que atestiguar como la

maldita santígüela real clava sus asquerosos colmillos en ella. Solo una

cosa me deja tranquilo y es el hecho de que Nice muestra incomodidad y

hasta algo de dolor ante su mordida. He observado a varias parejas

Vampir y sus anfitrionas no reaccionan como Nice, sino todo lo

contrario, a las hembras parece gustarle ser mordidas. Pero a Nice no y

me alegro por ello.

Cada noche me quedo tras la puerta del salón escuchando golpes y gritos

de las tres hembras que se encuentran allí. Me molesta enormemente no

poder detenerlo. En algunas oportunidades las heridas que porta Nice

son realmente graves. Pero el veneno del real se encarga de remediar eso.

Lo odio, no importa cuánto intente protegerla, yo no puedo darle eso. No

924
puedo curarla y el real sonríe con arrogancia al ser consciente de mis

pensamientos.

Debería matar al bastardo. El único motivo por el que no lo hago es

porque la bruja me advirtió que Nice se apartaría de mí si lo hacía. Aun

así, cuando mi luna no mira no pierdo la oportunidad para enfrentarlo,

solo con palabras y eso es muy poco para mí, pero la mordida del real no

solo la sana, sino que la conecta a él y si yo lo daño Nice sufrirá dolor por

ello. Maldito parásito, no le basta con sacarle su sangré, sino que también

invade sus sentidos. Ver sus ojos morados me llenan de furia, porque sé

que se debe a la sangre de ella.

Los alrededores de Diluvio se encuentran cubiertos con una maldita

niebla Vampir gracias a los poderes que la sangre de mi reina le otorga.

Odio todo eso, y odio que ella me mantenga apartado. Es mi luna, no

puedo estar apartado de ella, eso no es natural. Maldición si tan solo se

comportara más como una hembra lycan. Eso sería más seguro para ella

y más fácil para mí. Pero la Russus nunca fue algo fácil.

Y su combate me lo demuestra. Sus poderes han alcanzado otro nivel y

realmente sabe cómo infligir daño. Aun así, intento mantener la mente

serena. No voy a caer en su juego, no es que quiera subestimarla, pero es

mi compañera, nunca me arriesgaría a dañarla así. Pero eso parece

enfurecerla más mientras me amenaza con una espada en sus manos ¿De

dónde demonios la saco? ¿Quién es tan imbécil para darle una espada

tan pesada y desequilibrada? Eso solo de complicada más su utilización

y la obligará a realizar demasiado fuerza para manipularla. Su postura

no es mala, pero le falta práctica ¿De qué estoy hablando? No necesita

práctica, ella no debería usar una maldita espada.

Ella sonríe mientras intenta cortarme. ¿De verdad se plantea atacarme de

ese modo? No puedo permitirlo. Esto es peligroso para ella, así que

925
intento arrebatársela sujetándola desde el filo de su hoja. Pero ella sonríe

mientras de sus manos surgen zarzas espinosas que cubren la hoja con

tal rapidez que las azules espinas atraviesan mi piel, obligándome a

soltarla. Muy bien, supongo que no puedo arrebatársela y me aparto de

ella un segundo antes de que su filo corte mi pecho.

— Vamos perrito — me dice — muéstrame como debo comportarme —

me dice con resentimiento.

Al parecer mis palabras la enfurecieron.

— Deja eso — le ordeno mientras. Nuevamente, evito por poco su

espada.

— Oblígame — me dice ella decidida.

Maldita sea ni una sola persona en Diluvio, se atreve a desobedecerme y

ella lo hace abiertamente. Debería enfurecerme por ello, ¿entonces por

qué sonrió? Realmente me estimula su carácter. ¡No! Vine aquí para

darle un castigo, para hacer que sé. Importe como es debido, no para

babear al verla atacarme decidida.

Ella grita frustrada al no poder herirme y suspira decidida. Conozco ese

gesto, lo hace a menudo cuando piensa hacer una locura y eso no augura

nada bueno.

Sin precio aviso, sus tallos comienzan a atacarme en simultánea junto al

movimiento de su espada. No puedo detenerlos a todos y algunos me

alcanzan hiriendo mi piel.

Aun así ella no retrocede, así que por reflejo me encuentro

desenfundando mi espada para parar el ataque de la suya.

Mi movimiento la hace sonreír con arrogancia.

— Veo que ahora sí me tomas en serio — dice con energía mientras

arremete contra mí. Sus tallos se unen al combate atacando mis puntos

ciegos. Es buena lo admito. Pero no durará contra mí. Mi espada conecta

926
repeliendo un golpe de la suya, y entre golpe y golpe no soy consciente

de que realmente es un combate y cuando lo comprendo no puedo evitar

sonreír.

Maldita sea a pesar de la tortura que representa ella, para mí no podría

cambiar nada de ella. Nice no es lo que esperaba, es todo lo contrario y la

amo por ello.

Soy el Alfa, es rey de los lycans, pero ante ella soy un simple sirviente,

me tiene atrapado entre sus frágiles dedos y eso la convierte en la mujer

más peligrosa de Glaukos. Mataría por ella.

927
220. Curiosidad

La humana ha regresado a Glaukos los rumores viajen lejos de boca en

boca y las gárgolas somos los primeros en saberlo.

Debo atraparla, pero mis alas siguen siendo apéndices inútiles que solo

me causan agonía y dolor.

— Azael — llamo desde mi trono. Mi capitán del los cazadores se dirige

hacia mí sin dudarlo. Sus ojos de Halcón resaltan en su rostro al igual

que sus alas de plumas color tierra — prepara un grupo, quiero que se

informen en diluvio y me traigan la sangre de la humana a como de

lugar— le ordenó.

Azael sonríe, no es un simple soldado, las guerras han mellado su mente

al punto de convertirlo en un carroñero. Él no solo caza sus objetivos,

sino que se alimenta de ellas. En varias ocasiones me ha entregado a las

personas solicitadas con marcas de diente y faltantes de piel y carne en

sus rostros. Él es perfecto para la misión. Su visión es excepcional,

incluso mejor que la de un vampiro. La humana no tendrá escapatoria.

— ¿Y la bruja?— pregunta él.

— Déjala — le ordenó a pesar de que me moleste reconocerlo, no podría

permitir que Azael la lastime de ese modo — no la lastimes, yo me

encargaré de ella personalmente — le indico.

Y claro que lo haré. Ella debería estar aquí calmando mi dolor. Maldición

incluso extraño el incesante parloteo de su boca.

Tanto tiempo sin verla me recuerda cuando la vi por primera vez.

Yo era un joven rebelde recorriendo los bosques y evitando a mi estricto

padre, el anterior rey de Argos.

No me gustaba permanecer en la cueva, él siempre aprovechaba cada

oportunidad para señalarme los peligrosos y crueles que son los

humanos. No creía ninguna de sus palabras, yo no vi a ningún humano

928
en toda mi vida. Creía que se trataba del desvarío de un viejo. Pero mis

hermanos mayores oían y creían cada una de sus locuras. Fui su último

hijo de una gran familia de siete hijos varones. Mi madre nos dejó hace

años fruto de la pelea con una humana, según mi padre. Yo era una cría

en ese momento. Pero mis hermanos la recuerdan bien. Ellos están

convencidos en que la humana Helena debe morir.

La cueva es asfixiante, nadie parece disfrutar de nada que no sea la

venganza y su obsesión contra los Russus. Los sacerdotes decidieron

llamarlos así y se han encargado durante décadas a viajar pueblo por

pueblo, advirtiendo a cada especie de lo monstruosos que pueden ser.

Patrañas, puros cuentos. Las cosas que narran son difíciles de creer una

hembra con el poder de lanzar maldiciones y transportarse por el tiempo

y él espació. Sé que hay especies con poderes pero no a ese nivel.

El bosque es más tranquilo, perdieron quedarme aquí sentado en lo alto

de un ciruelo comiendo sus frutos como hago cada tarde. Pero a

diferencia de los últimos días, algo nuevo pasa hoy.

Escucho su voz y las plumas de mis alas, sé crespa en respuesta.

Es su voz, la voz de mi Agapornis, pero al mirar hacia el cielo no la

encuentro. ¿Cómo es posible? A la mayoría de las gárgolas no les gusta

caminar bajo los árboles. Mi cuerpo se tensa, tal vez está herida o en

peligro.

Al buscarla encuentro solo a una hembra merodeando por el bosque. No

puede ser ella. No tiene alas. Parece una mujer lican aunque no huele

como uno. Pero mis alas no parecen opinar igual. Tal vez deba

escucharla de cerca.

— ¿Quién eres?— le pregunto desde lo alto de un árbol.

Mi voz parece sobresaltarla y noto como mira sus brazos mientras su piel

se eriza. Ella también siente la conexión.

929
— ¿Quién pregunta?— dice ella girando en su lugar con desconfianza

mientras la veo sujetar un arco y sacar una flecha del canal que lleva en

su espalda. ¿Por qué una hembra necesitaría un arma?

Las ramas tupidas de los árboles me cubren por completo y ella no logra

verme desde donde está.

— Un pájaro curioso — contesto de forma juguetona. Esta hembra es

muy curiosa.

— Pues será mejor que te alejes antes de que una de mis flechas te quite

la curiosidad — me advierte ella. Al parecer no me teme, al contrario, es

valiente. Me gusta eso al observarla puedo notar su pequeño y esbelto

cuerpo, al igual que su hermoso cabello negro y unos hipnóticos ojos

grises, a pesar de no tener alas la encuentro hermosa.

— Veo que no eres muy amistosa — le digo — ¿Eres una lican? ¿Una

Omega tal vez?— pregunto curioso por su origen. Si conozco su raza

sabré dónde buscarla para cortejarla como se debe. El cortejo es algo

importante para mí, raza más considerando que muchos Agapornis

pueden rechazar al cortejante. En ese caso, los machos se quedan solos

hasta el fin de sus días. No puedo correr ese riesgo. Esa pequeña, Kiwi

debe ser mi Agapornis.

— Mi raza no es de tu incumbencia — contesta ella.

Mientras habla escucho el sonido de sus tripas. Ella tiene hambre. No

tardó en saltar hacia el árbol de ciruelos y recoger algunos frutos para

ella. Solo los más maduros y jugosos.

Al regresar la encuentro aún tensa.

— Ten — le digo mientras tiro uno de los frutos hacia ella.

Sus reflejos no son malos dado que una flecha alcanza la ciruela en el

aire.

— Es solo fruta — le digo para calmarla — pensé que tenías hambre.—

930
Ella mira la flecha clavada en lo alto de un árbol con el fruto atravesado

mientras traga saliva.

— Trata de no arruinar el siguiente — le digo mientras vuelvo a arrojar

otro fruto, pero de igual modo lo vuelve a atravesar con una flecha. Veo

que no será fácil.

— No me arrojes cosas — me dice ella.

— No son cosas, son frutas — le señalo — son comestibles y se nota que

tienes hambre —

— No me importa, no me arrojes cosas — repite ella tensando otra flecha.

Suspiro ante su reacción, esto no será fácil.

931
221. William encuentro

Ya no sé cómo mantener a la Lycans Albus alejada de mí. Esto me

molesta. No puedo alejarla, pero tampoco la quiero cerca. He intentado

asustarla en varias ocasiones, pero todo lo que hago perece causarle

fascinación. Esta hembra no es normal, su curiosidad por todo lo que

hago parece motivarla aún más.

Y lo peor es que al estar cerca de ella mi sed parece incrementarse a un

nivel casi insoportable.

Y pensar que al cruzarme por primera vez por ella la creí una criatura

debió y temerosa. Yo tenía la orden de recuperar muestras de sangre de

la humana para tratarla luego de que las Gárgolas la atacarán. No tengo

un cariño especial hacia ella, pero se muestra temas y con gran voluntad

de aprendizaje en los entrenamientos sería una pena que muriese. Así

que cuando Caspian me ordenó infiltrarme en Diluvio no planteo

objeción alguna.

El lugar ha cambiado bastante desde la última vez que estuve aquí.

Camino por las callejuelas adoquinadas del pueblo Delta a plena media

noche iluminado por la luz de las farolas amarillas. Mantengo mí, boca

cerrada ocultando mis colmillos y mi cabeza gacha evitando que noten el

color de mis ojos. Con el color de mi cabello es fácil pasar por un Lycan y

más considerando que llevo la capucha del guardia que intercepte para

poder atravesar la barrera a este dominio.

Solo tengo que seguir las molestas indicaciones de la bruja que se tomó el

derecho de escribir en un papel. Debajo del mapa escribió un mensaje

que denota su locura.

“Recuerda no matar a ningún Lycan y no te olvides de oler la fragancia

de las flores de Melisa"

932
Es una estupidez, no vine aquí a oler flores. No tengo problema en

infiltrarme en el almacén de muestras de los Lycans y tomar la sangre

roja de la humana. Es fácil considerando que ninguna pared puede

cerrarme el paso. No cuando mis manos convierten todo en polvo.

Guardo la sangre con cuidado en los bolsillos de mí, capa usando

guantes para evitar desintegrarla.

Eso sí que fue fácil, tarde menos en tomar las muestras que lo que tarde

en el viaje desde Nosferatus hasta aquí.

Hora de volver. Solo debo atravesar el camino en el pueblo, pero algo me

detiene. El maldito aroma de las flores de Melisa. Esas flores eran algo

muy común de ver en el clan Albus. Ellos le atribuyen propiedades

medicinales y por ello las hembras Albus suelen decorar su cabello con

una corona de esas blancas flores. Pero no lo hacían en cualquier

momento, sino en época de estro.

En el centro de pueblo hay una fuente decorada con estatuas de Lycans

en su forma de batalla. Pero no es eso lo que llama mi atención, sino la

hembra que se encuentra sentada en el borde de la fuente. Ella lleva la

corona sobre su blanca cabellera ondulada. Es una Albus y debería

mantenerme alejado, pero me sorprende que mi cuerpo no obedece y se

mueve por su cuenta aproximándome a ella. El aroma de su sangre llega

a mí paralizándome. En ese momento la luna llena parece hablarme,

guiándose hacia ella. Esto no tiene sentido. Los vampir no tienen

compañeras y mucho menos un Delta Lycan.

Pero de todos modos no puedo apartarme ni dejar de observarla

mientras trenes Melissa formando otra corona de flores en sus manos.

Algo parece alertarlos de mi presencia porque gira su rostro y me

observa.

933
Sus hermosos ojos marrones grandes como los de un venado me

observan mientras jadea. Maldición está viendo mis ojos, ella ya sabe lo

que soy, debo irme antes de que alerte a los demás.

— Hola — dice ella paralizándome antes de huir, ¿hola? ¿Qué clase de

reacción es esa? Somos enemigos jurados, ¿por qué me saluda? —

Hermosa luna, ¿no lo crees?— comenta con timidez.

No le respondo, debo salir de este lugar, así que volteo para irme

mientras la escucho.

— Espera — indica ella ansiosa mientras se pone de pie — mi nombre es

Melisa — dice — ¿cuál es el tuyo ?— pregunta.

No debería contestarle, debería irme de una vez por todo, pero de todos

modos me sorprendo a mí mismo al notar que le respondo. — William —

contesto de espaldas a ella —

— Bueno, William es un placer ser tu compañera — indica ella

tímidamente.

¿Compañera? Ella también lo percibe. No no puede ser, soy un vampiro

y puedo oler que ella es una Delta, esto es imposible e incluso si no me

hubiera transformado también lo sería. La unión entre omegas y Deltas

está prohibida y más en su clan. Ella es una Albus y yo, jure acabar con

cada uno de ellos. — Los vampir no tenemos compañeras — le indico

antes de desaparecer de su vista.

Tengo que llegar a Nosferatus sé que la bruja sabe algo al respecto y voy

a obligarla a decírmelo, aunque tenga que romper la maldición que nos

ata a ella para protegerla. A pesar de que ella fue quien nos permitió

liberarnos de las gárgolas.

Esto no es algo menor, siento dolor en mis colmillos a cada paso que doy

para alejarme de ella. Mis ansias por volver y morderla son

enloquecedora, al igual que mi, sed. Pero no puedo caer.

934
De todos modos, morderla equivaldría a matarla, convirtiendo su frágil

cuerpo en polvo. No quiero eso. A pesar de ser una Lycan, a pesar de ser

una Albus no quiero lastimarla.

Miro la luna llena con recelo y rencor, sus jugarretas no tienen gracia

alguna, pero al ver su pálido brillo de plata casi puedo percibir su

sonrisa irónica ante esta situación.

935
222. Melisa

Sé que es él. Puedo sentirlo. Esto suena a locura, pero el vampiro es mi

compañero. Lo siento en mi piel y lo reafirmo al ver la suma que nos

ilumina.

Él no debía estar en Diluvio cuando lo encontré por primera vez, debí

llamar a los guardias, pedir ayuda. Pero no pude hacerlo. El color de sus

ojos me hipnotiza. A pesar de que siempre nos han enseñado que los ojos

azules son un rasgo de las bestias sedientas de sangre, no lo parecen para

mí. Sus ojos parecen estrellas en el cielo azul.

Nunca fui una lycan normal. Al parecer mis gustos particulares ponen

nerviosas a las demás hembras. No puedo evitarlo, a pesar de que nos

crían para permanecer serenas y recatadas, algo me empuja a explorarlo

todo. A mis padres les preocupaba ese hecho, pero nunca me limitaron.

Si yo quiero a permanecer en forma lobuna por días lo hacía. Si quería

trepar un árbol lo trepaba, si quería ver cómo mataban a los animales

que consumíamos lo veía. No podía evitarlo. Hay tanto para conocer y

tanto que no se conoce. Pase mis primeros años entre la exploración y la

biblioteca. Sé que fui muy afortunada al tener padres que me permitieron

tal comportamiento.

Pero en las reuniones sociales intentaba aparentar serenidad y nobleza.

No quería decepcionarlos, ellos son maravillosos conmigo.

Aunque de todos modos las hembras como Fedra, Pria y Antia siempre

encontraban la forma de hacerme pasar un mal momento. Haciéndome

volcar el té sobre mi ropa o empujándome para caer en un lugar

enlodado.

Nunca entendí por qué sentían placer en hacer esas cosas. Pero lo hacían

y más seguido de lo que podría considerarse aceptable. A pesar de todos

936
mis esfuerzos por encajar, sabía que a mis espaldas me llamaban bicho

raro.

No es mi culpa que su apetito por el conocimiento no alcance ni para

consumir un grano de saber. Cuando ellas pasaban todas las tardes de

boutique buscando los vestidos más hermosos y las mejores joyas para

lucir al frente del Alfa, yo me dirigía a las librerías tratando de encontrar

algo nuevo.

Mi mente necesita saber el cómo y el porqué de todas las cosas. No

entiendo cómo los demás no pasa por lo mismo. Cómo pueden vivir

aceptando los echas así porque sí.

Yo no puedo hacerlo, necesito saber por qué y como se genera la noche y

el día, por qué y como tenemos energía en nuestras casas, porque

nuestro corazón late y después del encuentro con el vampir necesito

saber todo sobre ellos, mejor dicho todo sobre él.

Pero la información que consigo sobre ellos no me dice mucho. Todos los

libros hablan de los vampir como monstruos asesinos sedientos de

sangre que matan sin miramiento alguno. Entonces ¿Por qué él no me

mató? ¿Por qué no bebió mi sangre? Y ¿Por qué parecía tan desdichado

al escuchar mi voz?

Por semanas estuve buscando información mientras recibimos la noticia

de que los mismísimos vampir serían nuestros aliados contra las

Gárgolas.

Eso fue una locura, nadie entendía nada, se suponía que las gárgolas

eran nuestras aliadas ¿Cómo es posible que el Alfa decidiera algo así?

Todos en Diluvio estaban enojados con esa decisión y más al recibir a la

primera comitiva de vampir en nuestro dominio. Pero con cada grupo

que llegaba mi corazón se aceleraba esperando que él volviera de nuevo.

Pero no lo hizo durante meses recibos refugiados mientras el Alfa se

937
encargaba de la guerra contra las Gárgolas junto al real de los vampiros.

Nadie sabía nada sobre la reina, y eso me preocupaba. No está muerta,

de otro modo, el Alfa no seguiría con vida. Pero Nice no apareció por un

largo tiempo. ¿A dónde estará? Los rumores sobre ella y su posible

infidelidad al Alfa se extendieron por el pueblo como una peste. No tiene

sentido, pude notar el amor entre al Alfa y ella. No hay forma de que ella

hiciera eso.

Pero muchos soldados Albus vieron cuando el vampiro la capturó y la

mordió en frente de todos. La mordida de un real es mortal a menos de

que se trate de su anfitrión. Pero Nice sobrevivió y eso pone nerviosos a

las cabezas de las altas familias temerosas de que la Russus esté usando

algún truco para embaucar al Alfa y llevar a Diluvio a la perdición. Es

increíble lo mucho que habla la gente cuando no sabe nada.

Incluso Fedra, luego de su castigo, se atrevió a hablar en contra de Nice.

Al parecer el dolor y la humillación que sufrió no fueron buenos

maestros. Pero su padre es aún peor, contándole a Ezio el regente

interino todo lo malo de la Russus en cada reunión de consejo o cena

formal. El odio ante los vampir es tan notorio que los soldados deben

formar separaciones en el pueblo para evitar conflictos.

Este lugar se vuelve asfixiante, entre tanto rencor, odio y resentimiento.

Tal vez debería pedirles a los padres que me permitan morar en el

monasterio por un tiempo. O por lo menos ese era mi plan hasta la noche

que lo volví a ver. Si largo cabello blanco parecían hilos de plata bajo la

Luna. Y sus ojos se posan en mi rostro casi al instante, paralizándome

con la mirada. Él volvió y no puedo evitar sonreír ante tal hecho. No

obstante, su rostro no refleja felicidad alguna, sino todo lo contrario,

molestia, enfado.

938
Soy una estúpida ¿Cómo puedo sonreír abiertamente cuando él y toda su

gente acaban de perderlo todo bajo el yugo de la guerra?

939
223. Encuentros

— Ya deja de perseguirme — le digo frustrado y lleno de enfado a la

Albus

— ¿Por qué?— pregunta ella aún cerca de mí.

No quiero que esté tan cerca, es peligroso, con solo un roce podría acabar

con su existencia.

— ¿Quieres morir?— le pregunto girándome y viéndola a la cara. No

debí hacer eso, sus ojos de siervo asustado desestabilizan mi decisión

— No — contesta ella aún demasiado cerca

— Entonces mantente lejos o lo harás — le advierto.

— Tú no puedes matarme — dice ella con serenidad — soy tu

compañera y podrías morir si yo muero — me dice explicando el hecho.

— No soy tu compañero — le repito — soy un vampiro y los

vampiros...—

— No tienen compañera — termina ella —, pero tú no eres un Real, así

que antes de ser vampiro eras un lycan — señala.

— Escúchame bien — le digo furioso — yo nunca me considere un Lycan

y odio todo lo referido a ellos, incluyendo tener compañera —

— Eso no tiene sentido — dice tercamente con su dulce e inocente voz —

antes de ser vampiro eras Lycan y no puedes negar eso así como

tampoco debes negarme.—

Su terquedad con el asunto me saca de quicio.

Desde que llegue a Diluvio me he cruzado con ella, a dónde sea que miro

la encuentro observándome, estudiándome, es la única Delta que se

aproxima a la zona Vampir designada para nosotros, además de que sale

en plena noche y los Lycans son criaturas preferentemente diurnas.

— Pero ahora soy un vampiro y lo único que conseguirás si te aproximas

a mí es que te muerda — la amenazó esperando que de ese modo ella se

940
espante y salga corriendo. Pero vuelve a sorprenderme al tender su

brazo hacia mí.

— ¿Tienes hambre?— pregunta preocupada — puedes morder mi brazo

si lo necesitas.

Maldición esta mujer está loca. A pesar de ser una Delta de una de las

casas más prestigiosas de Diluvio, no duda en ofrecerme su sangre. Y lo

peor de todo es que al ver su blanco brazo mis colmillos se despliegan

esperando por la sensación de hundirse en su piel.

Pero no puedo, lo deseo, realmente lo deseo, pero si lo hago ella moriría.

Mi toque está maldito y ya me he acostumbrado a ello. No hay forma de

que ella pueda alimentarme sin convertirse en polvo entre mis manos.

La única sangre que puede alimentarme es aquella que contiene sangre

del Real.

Pero dudo que ella lo entienda, así que solo extiendo mi mano sin guante

a la farola que se encuentra a mi lado y sosteniéndole la mirada, le

advierto.

— Si mi piel entra en contacto con tu piel, morirás — le digo mientras

toco la farola desintegrando la frente a sus ojos. La sorpresa se refleja en

su rostro ante la demostración del peligro que realmente represento para

ella. Bien, de ese modo me dejará en paz.

Ella se aparta de mí y se acerca a recoger el polvo que alguna vez fue la

farola. El brillo de sus ojos refleja una tremenda curiosidad.

— Es increíble — susurra mientras recoge un poco del negro polvo.

— Realmente eres muy poderoso — comenta

— Soy un Vampiro — le indico para que tema de todo lo que puede

ocurrir.— y cargo con una maldición, si tocas mi piel terminarás de ese

modo — señaló mientras me apartó de ella.

Mi, deseo por morderla es increíble, pero mi miedo a dañarla es peor.

941
Me recuerda el tiempo en el cual escapamos de Argos. Al llegar al

pantano la bruja nos advirtió que no debíamos matar al Real,

personalmente no me importa, después de todo los Vampir me dieron

los medios para ser más fuerte y poder vengarme de los Albus, de mi

padre.

Pero Iván no piensa igual. Para él el Real debe pagar por todo lo que

pasó.

Es por eso que cuando nos cruzamos con él en pleno pantano, ni Iván, ni

Sergan dudan en atacarlo.

Yo solo me mantuve a un lado viendo como los niñatos tontos

perseguían una victoria que estaba perdida desde el primer minuto.

El real resultó sorprenderme, no es un Vampir mimado con miedo a

ensuciar sus manos. Él, ante la primera amenaza desenfunda su espada y

contiene los ataques de hielo y fuego. Pero lo que más llama mi atención

es que ni siquiera parece sorprenderse ante la demostración de poder de

mis excompañeros de celda. En todo momento su rostro solo refleja una

cosa, determinación. Su habitación con la espada es sorprendente y

envidiable.

Fácilmente, inutiliza a sus atacantes, pero no los mata y dirige su mirada

hacia mí.

— ¿Tú no piensas atacarme?— pregunta evaluándome con la mirada.

— No peleó batallas perdidas — respondo — preferiría ser tu aliado.

— No necesito aliados — señala.

— Todos necesitamos ayuda alguna vez y en nuestro caso tú eres nuestra

única ayuda — indico mientras recojo una roca y le muestro mi poder. —

la bruja que nos maldijo dijo que solo tu sangre podría ayudarnos a

alimentarnos y no está en mis planes morir de hambre.—

942
— Halagadora oferta, pero no me apetece ser mordido por machos —

dice con burla.— Además, no los necesito.— dice mientras se aparta

enfundado su espada.

— Tú quieres lo mismo que nosotros — le digo con calma.

— Tú no sabes lo que quiero — contesta con enojo.

— Claro que lo sé, quieres venganza — índico llamando nuevamente su

atención — y nosotros podemos ayudarte a conseguirla —

943
224. Ivan

Así como las llamas consumen todo a su paso en una combustión

imparable que ni él el agua es capas de parar, del mismo modo la locura

consume mi mente.

La furia y la ironía de toda mi vida desquician mis pensamientos. Solo el

fuego parece calmarme. Las llamas amarillas brillando en la oscura y

eterna noche calman mis ansias de matar.

Nunca comprendí por qué termine así, cómo es que ella lo permitió. Era

un niño feliz a pesar de nuestra pobreza y no generaba muchos

problemas. Es por eso que cuando los soldados me capturaron en la calle

creí que era un error. Llore y patalee por mi madre, pero eso no sirvió de

nada y lo peor aún no llegaba.

Tras los pasillos de la habitación dónde nos confirmaban se susurraba

que éramos similares al príncipe real y seríamos de utilidad. Un cebo

para las ratas del castillo.

No estábamos encerrados por nuestros errores sino por la protección de

un príncipe mimado.

El beneficio de los ricos es aterrador.

Pero el peor de todos era el príncipe real. Fue su veneno el que mató a

más de la mitad de nosotros, fue su veneno el que me hizo desear la

muerte segura para dejar de sufrir.

Solo un chico se mantuvo a mi lado. Y a pesar de que todos teníamos

cabello blanco y casi la misma estatura, era fácil para mí distinguirlo. Él

era amable y paciente conmigo. Y fue el único que rogaba cada mañana

que llegara con vida a la habitación.

Él no era un chico más, era mi amigo Sergan. La única persona con

sentimientos en este sórdido lugar.

944
Crecer en el castillo no fue fácil. Éramos el blanco de artimañas y

traiciones en busca del fin de los vampiros. Pero éramos solo niños y aun

así no tuvieron piedad en acabar con casi todos nosotros.

Entrando en nuestra pubertad quedábamos solo tres de nosotros, Sergan,

William y yo. William era detestable. Parecía no tener sentimiento

alguno. Como si fuera una roca que solo vivía para cumplir. Pero por las

tardes podía oírlo hablar entre sueños. Él solo tenía una cosa en mente y

me aterraba por ello. Entre murmullos susurraba "padre, te mataré, lo

juro".

No puedo confiar en él. ¿Qué clase de persona podría plantearse matar a

su padre? Yo no conocí al mío, era un soldado Omega, pero fue

capturado por las Gárgolas antes de mi nacimiento, solo sé que aún

continúa con vida porque mi madre también vive. Pero no podría

plantearme asesinar a mi madre, por más deficiente que fuera.

En Noferatus los Omegas no suelen ser pobres a menos que caigan en la

adicción. Y no hay cosa más adictiva que la sangre de un vampiro. Los

Vampir suelen venderla a pueblos y comunidades lejanas a precios

exorbitantes para financiar su producción de armas y crecimiento. Pero a

pesar de que es difícil de conseguir para un Omega que no se encuentra

emparejada con un vampiro, suele venderse en los callejones del pueblo.

Pero su consumo causa efectos realmente fuertes, borrando la realidad

de la mente, haciendo que la persona viva una fantasía. Hasta que el

efecto se acaba y la realidad los golpea con todas sus fuerzas.

Mi madre recurrió a su consumo para aliviar la captura de su esposo y

eso ha consumido toda su existencia.

Poco a poco fuimos perdiendo todo lo que teníamos a manos de su

adicción. En un punto ya no teníamos no que comer, pero a ella no

parecía preocuparle, solo pensaba en una cosa, más sangre Vampir.

945
A pesar de ser un vampiro, no puedo dejar de odiar su existencia, si los

Vampir no existieran, no habría sangre Vampir, y mi madre no sería

adicta. Si los Vampir no existieran, las gárgolas no tendrían a mi padre.

Pero es más complejo aún porque mientras exista un Real seguirán

existiendo Vampir. No son los Vampir los que deben desaparecer, sino el

Real. El maldito príncipe que corrompido nuestro cuerpo con su veneno.

Él es el culpable de todo, por su culpa termine en el castillo, por su culpa

me convirtieron en Vampir y por su culpa termine prisionero de las

Gárgolas.

Los malditos alados siempre encontraban una forma nueva de causarnos

dolor y aun así el Real seguía siendo el primero a quien deseaba matar.

Es por eso que cuando la bruja nos ofreció su poder no pude negarme.

Quería escapar de ese lugar. Quería venganza.

Pero mi suerte está maldita, de todos los poderes mi cuerpo recibió el

peor de todos y al probarlo por primera vez pude ver cómo la carne del

guardia que tocaba se quemaba hasta convertirse en negro carbón

mientras aún gritaba por el dolor. No debí hacer eso. Nadie merece ese

tipo de muerte, aunque sea una gárgola. La culpa y angustia atormentan

mi cabeza.

Pero la bruja me mira fijamente y sus ojos parecían saber cosas más allá

de este tiempo — Te acostumbrarás a eso — dice con total confianza.

No puedo explicar por qué sus palabras me produjeron calma, pero lo

hicieron.

A pesar de todo, ahora somos libres y más que eso tenemos poder. En mi

mente se dibuja el rostro de la única persona a la que deseo matar. El

Maldito príncipe Real.

946
Es por eso que al encontrarnos con él en el pantano no dudo en atacarlo a

pesar de las advertencias de la bruja. No me importa morir de hambre,

solo quiero acabar con él.

No obstante, el Real resultó ser más hábil de lo que esperaba. Pensé que

se trataría de un chico débil y llorón, pero su rostro refleja más que eso.

947
225. Aliados

Ivan (recuerdos)

No puedo evitar reírme ante el comentario de William.

¿Aliarnos al Real? ¿Por qué haríamos tal cosa?

— ¿De qué demonios hablas?— le digo a William mientras me

reincorporo de la paliza que el Real nos dio a Sergan y a mi — él es el

culpable de todo nuestro sufrimiento — le señalo.

— En mi defensa — comenta con arrogancia el Real — ni siquiera sé

quiénes son —

Eso solo me enfurece más. — Somos tus malditos chivo expiatorio,

nosotros nos ocupamos de hacer tus deberes arriesgando nuestras vidas

mientras tú haraganeabas por el castillo — le informo.

— Entonces regresen al castillo — me dice con arrogancia.

— Llevamos años encerrados por las gárgolas, y adivina de quién es la

culpa — le grito mientras lanzo una bola de fuego en su dirección.

El maldito la esquiva sin problema mientras me mira.

— ¿Cómo puedes hacer eso?— pregunta curioso como su solo fuera un

entretenimiento burdo.

— Déjame tocarte y lo sabrás — le digo esperando convertirlo en carbón.

— No me gusta que me toquen — dice él —, pero sus habilidades

podrían ser útiles — comenta evaluándome como si pudiera comprarme.

Pero Sergan se movió con sigilo y velocidad estirando sus brazos y

sujetando el cuello del real. Al verlo solo espero ansioso ver cómo se

congela convirtiéndose en solo un pedazo de hielo. Pero eso no ocurre y

el real aprovecha la sorpresa de Sergan ante su inmunidad para

golpearlo fuertemente y mandarlo a estrellarse contra una roca cubierta

de musgo.

948
— Dije que no me gusta que me toquen — repite viendo a Sergan que al

sujetarse de la roja la congela al punto de que se quiebra por el frío.

— Vaya, así que esa es tu habilidad — comenta con interés — ¿Cómo

terminaron de ese modo? — pregunta el bastardo.

— Eso no es de tu incumbencia le digo mientras aún intento atacarlo,

pero aunque mis manos hacen contacto con su piel, el maldito no se

quema.

— Creí que deje bien en claro que no me gusta que me toquen — dice

mientras me golpea lanzándome contra Sergan.

Lo odio, si mis poderes no lo matan los golpes lo harán. O por lo menos

ese es mi pensamiento mientras me preparo para saltar contra él. Pero

William bloquea al Real extendiendo su mano.

— Basta — me dice.

— Tú no eres nadie para darme órdenes — le digo furioso. A pesar de

que hemos pasado la mayor parte de nuestras vidas juntos, no lo

considero mi amigo.

— No es una orden, es un consejo, si lo matas no podrás vengarte —

— ¡Claro qué lo haré!— exclamó — todo lo que pasamos fue por su culpa

— le digo señalándolo.

— No, no lo fue — contesta con paciencia William — no fue él quien te

entrego al regente para servir de señuelo. Piensa éramos solo niños, y él

también lo era —

— Eso no me importa — aun así fue por su culpa.—

— Los verdaderos culpables no están aquí — discute William — la

verdadera persona que te forzó a pasar por todo eso fue quien te vendió

a los guardias —

— ¿De qué hablas?— le digo

949
— No te hagas el idiota, he pasado los últimos 80 años de mi vida

escuchándote lloriquear por tu familia. Un padre capturado por las

gárgolas, una madre adicta — comenta con saña — me pregunta cuál de

los dos le sería de útil venderte a los guardias vampir—

— ¡Cállate! — le gritó furioso sintiendo el fuego surgir de mis labios —

Ella nunca haría algo así —

— Averígualo — me dice con soberbia — pregúntaselo a ella, pero no

ataques al príncipe hasta cerciorarte.—

— Bien, buena suerte con su vuelta a Nosferatus — dice con burla el real

mientras comienza a alejarse directo a la montaña de las gárgolas.

— Por ese camino solo encontrarás tu muerte — le avisa William — las

gárgolas estarán ansiosas de matarte a penas descubran quién eres —

Eso hace frenar al Real.

— Podemos volver a Nosferatus y encontrar el modo de mantenerte

seguro, siempre y cuando nos ayudes a realizar nuestra venganza —

vuelve a proponerle William con tanta confianza que hasta yo creo que

puede hacerlo. ¿Cómo hace eso?

— No puedo volver a ese lugar — contesta el príncipe mientras cierra

con fuerza sus puños. Conozco ese gesto, más de una vez yo mismo lo he

hecho al ser torturado por las gárgolas. Algo me dice que al príncipe no

lo estaba yendo muy bien en ese castillo como creía.

— No dejaremos que nadie te toque — le ofrece William — créeme mi

oferta es mejor que morir a mano de las gárgolas o los lycans.

— Está bien — contesta después de un tiempo — serán mis nuevos

guardias y los ayudaré a alimentarse siempre y cuando puedan

mantener a todos alejados de mi — indica con poca esperanza —, pero ni

sé les ocurra morderme, no me van esas cosas —

A pesar de mi furia los tres volvemos a Nosferatus siguiendo al Real.

950
No confío en él. Pero lo mantendré cerca, en cuanto demuestre que

William se equivoca encontraré el modo de acabar con el idiota.

Al llegar a las puertas del castillo William hace una abertura para

nosotros y nos escabullimos en el pueblo Omega. No podemos llamar la

atención así que robamos capas y cubrimos nuestro distintivo cabello

blanco. Conozco, estas callejuelas, estamos en la parte más pobre del

pueblo y me sorprende ver lo mucho que se ha extendido. Al parecer

cada vez más Omegas caen en lo mismo que mi madre. Este lugar es una

pocilga. Entre las callejuelas se ven Omegas tirados en el piso con los ojos

idos por consumir su dosis. Solo espero que al llegar a mi casa mi madre

no se encuentre del mismo modo que ellos.

951
226. Fuego

Los dioses deben odiarme. Al entrar en la vieja casa encuentro a mi

madre tan colocada como cualquier adicto de la calle. William y el Real

esperan a fuera mientras Sergan ingresa conmigo. Eso me alivia, no

quiero que la vean en este estado. Ellos no la entienden, ni siquiera la

conocen. Su adicción ha demacrado su cuerpo y los años parecieron

consumirla en muy poco tiempo. Ya no se ve como la joven bella de mis

recuerdos, pero aun así puedo reconocerla.

— Espera a fuera — le indico a Sergan mientras observo a mi madre sin

poder ayudarla. Mi piel no es segura para ella. El piso de la casa está

repleto de pequeños frascos vacíos, reconozco su olor, ¿Cuántas dosis

consumió? Trato de ignorar su cuerpo tendido en el suelo mientras

intento ordenar un poco el lugar. Pero todo lo que toco estalla en llamas.

Maldita bruja, débil advertirnos de esto.

Al pasar el tiempo veo a mi madre incorporarse algo mareada mientras

me mira con desconfianza.

— ¿Vienes a traerme mi dosis?— pregunta.

— Hola mamá — le digo en respuesta mientras intento apartar la

capucha sin convertirla en cenizas.

Ella me mira con la cara llena de sorpresa. — ¿Iván?— pregunta —

¿Cómo es posible?—

La confusión al verme es evidente hasta que observa el color de mis ojos.

Ya no son de un color marrón, como aquel que tenía de niño, ahora son

azules como la misma sangre que aún ensucia el interior de los cientos de

frascos que cubren el suelo de la casa.

— Eres un Vampir — dice con un susurro — mis plegarias fueron oídas

— grita emocionada mientras intenta alcanzarme pero me aparto.

— No me toques — le advierto — podría hacerte daño —

952
— ¿De qué hablas?— pregunta confundida — eres mi hijo, tú nunca me

harías daño — dice ella llena de confianza.

Escuchar esas palabras me llenan de gozo, a pesar de mi maldición, a

pesar de su adicción no puedo anular el cariño que me da.

Ella da otro paso — Tú eres lo más valioso que tengo — me dice.— eres

un vampiro, tú podrás darme de tu sangre — dice ella con su boca aun

salivando ante la alternativa.

— Madre — le gritó en forma de advertencia mientras sujeto una de las

mesitas cerca a mí y la toco para mostrarle el peligro que corre. Al

instante la madera se consumió entre mis dedos asustándola.— no

puedes tocarme —

— ¿Qué es esto?— pregunta asustada al ver la combustión instantánea.

— Estoy maldito, no puedes tocarme o terminarás igual — le digo con

pesar.

Ella parece procesar mis palabras mientras me mira — ¿y tu sangre?—

pregunta.

— ¿Qué hay con ella?— le digo sin comprender.

— ¿También está maldita?—

Al ver sus ojos dirigidos a mi cuello, el velo que cubre mis ojos parece

evaporarse. Ella no está contenta por reencontrarse conmigo, solo quiere

más dosis y cree que yo puedo dárselas, su propio hijo. Un vampiro, y

aun así él que tiene por su sangre soy yo.

— Tú me vendiste — le digo lleno de dolor. No es una pregunta, ahora lo

entiendo, todo encaja. William tenía razón.

No veo arrepentimiento en sus ojos ante mí acusaciones.

— Fue por tu bien — contesta ella — mírate, ahora eres fuerte —

953
— No, no lo fue. Lo hiciste por ti, me vendiste para conseguir más

sangre. Preferiste estar drogada que a tu propio hijo — le reprochó con

dolor

— Tú no lo entenderías — se defiende ella. — yo sufro mucho —

— ¿Y crees que yo no sufrí?— le gritó mientras una risa histérica brota de

mí — ese castillo solo fue dolor y sufrimiento para mí — digo entre risas.

— lloraba a diario por ti, y tú estabas aquí disfrutando de las ganancias

de tu venta —

Mi cordura parece retirarse voluntariamente. Nunca creí que

comprendería a William tanto como lo hago ahora. Él tenía razón en

todo. No solo con mi madre, sino con como debería actuar. Ella nunca

me vio como a un hijo, yo solo fui un medio para ganar algo.

— ¿Quieres mi sangre?— le digo entre carcajadas. — solo soy otro chute

para ti. Bien, si es mi sangre lo que quieres, eso te daré — le digo y me

revuelve el estómago ver su rostro expectante ante mis palabras.

Uso mis propias garras para abrir un canal en mis muñecas y siento fluir

mi sangre mientras escurre hacia el sucio suelo.

Pero estoy tan maldito como siempre. Ahora entiendo a la bruja. Claro

que puedo acostumbrarme a ello, ya he vivido así todo este tiempo. Así

que río locamente mientras mi sangre quema todo a su paso incendiando

todo el maldito lugar. Nada se salva, ni las paredes, ni los muebles, ni

ella. Y yo me quedo en medio del fuego mientras las llamas limpian todo

a su paso. Mis carcajadas tapan los gritos de quién debió ser mi madre,

pero nunca quiso serlo, nunca lo fue.

El fuego se libera de todo. Y a pesar de mis carcajadas, las lágrimas

fluyen de mis ojos evaporándose sobre mi piel.

Esa fue la última vez que lloré. Ahora solo la risa me acompaña y la acojo

con ansias y satisfacción.

954
Por fin lo entiendo. No existe nadie en el mundo que pueda amarme. Mi

madre no se arriesgó por mí antes de ser un vampiro, antes de ser un

maldecido, ahora nadie lo hará. Ya nadie vale la pena. O eso creía hasta

que la vi a ella.

955
227. Ella

Al final terminamos siendo los guardias del Real, no es que tengamos de

otra alternativa. Su sangre es inmune a nuestro poder y es por eso que

nos alimentamos bebiendo sangre de Omega condimentada con su

amarga sangre real. Alimentarse es una tortura. Nunca probé algo tan

espantoso. Pero más allá de eso no la pasamos tan mal. Caspian le indico

al regente que seríamos sus guardias. Obviamente, los vampir del

castillo se negaron a ello, pero ninguno puede detenernos, a pesar de que

lo intentaron, pero los muertos no pueden hacer mucho, ¿no? Y es así

como acabaron casi todos ellos. Todo idiota que se atrevió a acercarse al

príncipe termino convertido en carbón, polvo o hielo. Ocissor no tuvo

más remedio que aceptar nuestro nuevo puesto. Pero Caspian quería

más que eso. Quería el trono que por derecho le correspondía.

No obstante, tanto Ocissor como los miembros del consejo se negaron a

ello, alegando que para ser el rey el real debía encontrar a su anfitriona.

Es por eso que pasamos nuestras últimas cinco décadas custodiando al

príncipe mientras las hembras vampir y Omegas interesadas en ser la

nueva reina desfilaban cada noche hacia los aposentos del príncipe.

Ninguna de ellas salió con vida de ese lugar. Y a pesar de que todas

conocían el riesgo, su ambición era mucho mayor.

Las primeras noches podía notar la conmoción del Real al salir de su

habitación, dejando un cadáver en ella. Pero con el tiempo pareció

acostumbrarse a ello.

William aprovechó todo el tiempo posible para aprender esgrima. Era

realmente divertido ver cómo cada noche el real limpiaba el piso con él.

Los nuevos guantes que llevamos son incómodos, pero necesarios, en

más de una ocasión un simple roce de nuestras manos con nuestra ropa o

algún mueble terminaba por destruir todo.

956
Al real le molestaba eso es por eso que busco guantes de esgrima y los

remojo en su propia sangre. Gracias a eso podemos usarlos sin

destruirlos y gracias a los guantes podemos manipular objetos de una

forma más cómoda.

Es por ello que William puede usar una espada y es por eso que Sergan

puede tomar sangre sin tener que chupar un bloque de sangre

congelado.

La maldición de Sergan me preocupo al comienzo, al parecer sus manos

no son las únicas congeladas. Él era una persona empática y solidaria,

pero ahora actúa con la misma frialdad que la de sus manos. Casi parece

un bloque de hielo con forma de hombre.

Poco a poco nada de eso me importa. Ya no tengo un verdadero objetivo

para vivir, como ocurre con William, que es motivado por la venganza, o

como el Real, que es motivado por su deber. Yo solo disfruto de quemar

todo aquello que intente volver a dañarme.

Y así fue por décadas hasta que esa Omega llego.

No era la primera vez que llegaba un grupo de omegas mujeres a

Nosferatus. Los Lycans se enorgullecen mucho de su pueblo, pero no

dudan en vender a su gente si no les es útil. Malditos hipócritas, todos

los Lycans son iguales, Deltas u omegas, todos velan por su propio

beneficio.

Pero hay otra cosa que todos tienen en común, el miedo a morir. Y yo me

deleito con eso.

Pero ella no mostró miedo alguno cuando la obligaron a ingresar al salón

de tronos. Al Real no le hacía gracia alguna recibir esclavos. De hecho,

aquí los omegas son libres, pero al venir de Diluvio estaba seguro de que

ellos esperaban lo peor de este lugar. El pavor era notorio en las

hembras, en todas menos en ella.

957
— ¿Qué es lo que te da tanta confianza?— le pregunta curioso el Real

— Mi reina me dio como castigo nunca olvidar que no me rendiré ni

cederé hasta que llegue el final — contesta ella. ¿No rendirse, ni ceder?

Apuesto a que yo puedo convencerla de lo contrario.

Su confianza a pesar del temor me atrae. Me recuerda a mí yo del

pasado. Eso me molesta, nadie debería vivir con falsas esperanzas. Pero

me encargaré de que vea la verdad.

— ¿Tu Reina? ¿La humana?— pregunta con interés el rey.

— No me importa si no es lycan ella es mi luna de todos modos — dice

defendiéndola. Al parecer le tiene cariño a la humana que alimento al

real.

— ¿Cuál es tu Nombre?— pregunta el rey y me doy cuenta de que tengo

la mirada fija en ella a espera de su respuesta.

— Core — contesta sosteniéndole la mirada al rey. No muchos harían

algo así. El real parece un ser tranquilo, pero he visto la crueldad de la

que es capaz y lo que su veneno puede hacer.

— William, escolta a las hembras a una celda, debo pensar que haré con

ellas — indica el rey.

A pesar de que a mí no me ordenó nada, sigo a William por el pasillo

mientras conduce a las omegas. Todas chillan aferradas, pero ella no,

Core solo camina con dignidad.

Desde las barras de metal de la puerta puedo verla calmando a las

demás.

— Tranquilas, estaremos bien — le dice a las demás.

— ¿Qué te hace pensar eso?— le pregunto mientras la miro a la cara. Ella

se paraliza al verme.

— Si quisieran matarnos ya lo habrían hecho — dice mirándome.

958
— O tal vez primero queremos torturarlas — le corrijo y veo el miedo en

sus ojos. Pero al siguiente instante solo la furia se refleja en ellos.

Sí, jugar con ella sería divertido. Veamos cuánto dura su valentía

mientras mis llamas la cubren.

959
228. Core

No me agrada como me mira. Sé que estoy capturada por vampir y

comprendo que son bestias sedientas de sangre, pero el vampiro de la

puerta. Parece más peligroso que el resto de los que he visto en este

castillo. Sus aterradores ojos azules brillan mientras sonríe mirándome

Yo aparto la mirada, y trato de ignorarlo, pero él no parece querer irse.

Me siento como un animal de corral siendo seleccionado para un festín.

Pero eso no es lo único, sus gestos al mirarme me hacen sonrojar.

No estoy acostumbrada a llamar la atención. Los omegas no deben

resaltar ante los Deltas. Aprendí eso de pequeña cuando un delta me

confundió con una hembra de su tipo. Las deltas del lugar no tomaron a

bien eso y me dieron una lección que aún cargo en la piel de mi espalda.

El Rey vampir parece interesado en nuestra luna. Tal vez quiera acabar

con ella para matar al Alfa.

Todos en Diluvio saben que se trata de una humana y al parecer tiene

poderes. El beta Arístides lo anunció a los cuatro vientos mientras

convencía a las casas que se unan a él en su rebelión contra el Alfa. Pero

no podría negarla o temerle. Yo la conocí en persona y sé cómo es en

realidad.

Solo espero que se encuentre bien

Si Arístides tomo al poder los omegas estamos perdidos. Él fue quien nos

vendió. Los soldados de su casa se reían de ello burlándose de nuestro

destinó. Muchos deltas nos odian. Pero los de la casa Palladium y

Pallipes son los que más violencia ejercen contra nosotros. Los lobos

rojos y los pardos no tienen piedad alguna al momento de tratar con los

Omegas.

960
Nos mantuvieron encerradas durante dos días y en ese tiempo el

vampiro que no deja de verme pasa horas pegado a la reja de nuestra

celda.

Nos han proporcionado agua y comida además de cobijas, nunca espere

semejante trato por parte de los vampir.

Pero no puedo quedarme tranquila, no encerrada de ese modo y siendo

vigilada por él.

— ¿Sabes mi nombre?— me preguntó en la mañana con una sonrisa

macabra interrumpiendo el silencio de la habitación.

Sé que me habla a mí, no deja de observar todo lo que hago.

— No— contesto.

— Deberías saberlo — insiste él.

— ¿Por qué? — le pregunto molesta.

— Por qué me asegurare de hacértelo gritar — responde con total

confianza.

Ante sus palabras prefiero ignorarlo, no vale la pena oírlo hablar. Sus

amenazas me ponen la piel de gallina.

— Iván — dice el mientras se ríe — recuerda ese nombre— insiste él

asustando a las demás omegas.

— Bien Iván — le contesto molesta ante todo lo ocurrido — si lo que

buscar es miedo ya lo conseguiste, así que puedes marcharte ya—

— Me gusta como pronuncias mi, nombre, hazlo otra vez — insiste el

vampiro loco.

— Solo si te marchas — le digo dirigiendo la mirada a él.

Al decir mis palabras escucho nuevos pasos y me sorprendo al ver una

Delta siendo metida en la celda con nosotros. No es cualquier delta, es la

infame y despiadada Pria. Es la peor delta que pude conocer.

961
— ¿Qué es esto?— pregunta molesta al vernos — les estoy dando

información valiosa, no pueden encerrarme de ese modo junto a estas

mugrosas —

— Órdenes del rey contesta el guardia y cierra nuevamente la puerta.

— Malditos vampir — susurra ella.— Tú, señala a una Omega quítame

esto — le ordena a otra Omega señalando su estrafalaria armadura llena

de joyas.

Sin dudarlo, Clara obedece a la Delta. Todas en la celda saben de lo que

es capaz esa maldita cuando se enfada. A ella le encanta torturar a las

omegas, marcarnos como inútilmente a flor de piel.

Hacía mucho que no tenía que enfrentarme a ella. La familia Lupus me

acogió como doncella y salvo por la Delta Fedra, el resto no me trata tan

mal.

Todas las hembras en Diluvio huyen de si irá, no hay ninguna Omega

que no sepa de la que es capaz.

La Delta se mueve en la celda como si fuese la reina del lugar. Y me

molesta ver cómo las demás omegas corren a servirla. Yo no somos

propiedad de Diluvio de todas formas. Ella no tiene poder alguno aquí.

De hecho, creo que está tan en desventaja como nosotras.

Al final del día siguiente, los vampir nos hicieron formar una fila

encabezada por la Delta y nos sacan de la celda. Estamos rodeadas de

vampir y me sorprendo al notar que Iván camina a mi lado en silencio,

sin dejar de mirarme.

— Recuerda lo que te ordenó el rey — le dice un vampiro de largo pelo

trenzado. — no dañes a la favorita de su anfitriona.—

Esas palabras parecen molestar al vampiro, pero asiente.

— Tienes suerte Core — susurra él, — mucha suerte, pero la suerte no

dura para siempre —

962
— ¿A qué te refieres?— pregunto

— A que cuando la anfitriona se olvide de ti será muy divertido jugar

contigo — dice y lo veo lamerse los colmillos mientras una flama

amarilla parece cubrir su lengua.

No pude ocultar el miedo que me produjo ver eso. Él no solo es un

vampiro, es algo más peligroso.

Tres soldados y el rey vampir no llevan hasta una casa de gorros rojos.

Pero no estaba vacía y un grupo de machos gnomos corren con furia

sobre nosotras.

Pero nunca llegan ante mis ojos, veo como el cuerpo del gnomo que

corría con su hacha hacia mí se convierte en una gran llamarada solo con

la mano de Iván sosteniendo su cuello.

La imagen y el olor a carne quemada me revuelven el estómago

haciéndome gritar de miedo junto a las demás Omegas.

Al soltar el cadáver carbonizado del último gnomo, Iván se voltea y me

mira directamente a los ojos.

— Tú serás la próxima — me susurra con deleite mientras sonríe.

963
229. Flamas

Al oír sus palabras prometiendo con una sonrisa tal destino, el miedo

recorre mi cuerpo.

No debo dejar que el pánico se apodere de mí. Las mujeres junto a mí

chillan aterrada por él.

— Hagan silencio — nos ordena el rey — tú vendrás conmigo y me

indicarás el camino que tomará la caravana — le indica a Pria. La

humillación de recibir una orden de ese modo se refleja en su rostro.

Aquí nadie va a rogarle ni tratarla como una reina.

El Real y otro vampir se van junto a Pria mientras nosotras nos

quedamos en el interior del árbol tiritando de frío ante la helada noche.

Una de las omegas es solo una niña y no dudo en darle mi saco para que

conserve su calor mientras puedo notar mi aliento escapar de mis labios

por el frío.

— Eso es estúpido, si tienes frío no deberías ceder tus cosas — se queja

Iván. El vampiro nunca deja de observarme y lo veo utilizar sus garras

sobre una pared y desprender trozos de madera que se incendian en sus

manos y las gira cerca de nosotras formando una fogata.

No lo entiendo, ¿por qué hace eso? Las mujeres no saben si arrimarse o

no al fuego. Así que doy el primer paso y me siento cerca de las llamas

calentando mi helado cuerpo. Eso los ánimos a acercarse.

Busco con la mirada a Iván y lo encuentro mirándome con su rostro

molesto. Pero esto lo hizo para ayudarnos, así que no dudo en hablarle

— gracias — le digo y su rostro refleja sorpresa ante mis palabras.

Supongo que no esperaba eso.

— No te acostumbres— me dice — cuando no encuentre madera tú serás

el leño — me amenaza.

964
Por algún motivo sus palabras no me asustan, sé que suena a locura,

pero creo que el vampir no desea quemarme.

Al regresar el rey y Pria Iván apaga el fuego. El rey parece impaciente. —

Espero que al ver a tu reina le indique que no recibiste malos tratos —

me advierte.

¿Ver a mi reina? — No entiendo — le digo al rey confundida.

— Las devolveré a Diluvio como regalo de cortejo — contesta el rey.

— ¿Para quién?— pregunto asustada de terminar en la casa Pallipes.

— Serás de Nice, tal vez así acepte mis intenciones y se olvide del idiota

del alfa— contesta.

— No entiendo, la reina Nice es la compañera de nuestro Alfa, no puede

aceptar tu cortejo — le indico confusa.

— Aunque sea su compañera, todavía no lleva su marca y, sin embargo,

ya porta mi mordida, es mi anfitriona, solo necesito que lo vea — indica

molesto el aterrador rey de ojos violetas.

Al pasar las horas el rey de ve inquieto y algo parece molestarlo. No

entiendo qué ocurre, pero debe ser grave para atreverse a salir bajo la luz

del sol cubierto únicamente con una extraña niebla que parece

obedecerlo.

Sea lo que sea que ocurre, el vampir real da miedo, su furia se refleja

incluso en su sombra.

— Iván, William distraigan a los Lycans — ordena el rey y tú — dice

señalando a Pria — Busca al Alfa y distraerlo — le ordena mientras se

quita su capa y se la ofrece — ten, esto cubrirá tu olor a perro — dice —

Sergan revisa los carruajes y busca a la maldita zorra, pero no la dañes —

indica

— ¿Y las omegas? — pregunta Iván viéndome.

965
— Pueden dejarlas aquí y si alguna escapa la matan — ordena el rey

viéndonos con una clara advertencia.

Iván sonríe ante esa orden y mi piel se eriza por el pavor. El pirómano

estuvo esperando este momento. Él desea quemarme desde el primer día

que nos cruzamos.

Pero antes de marcharse se aproxima hacia mí, tan cerca que puedo

sentir el calor que irradia su cuerpo — Si eres inteligente te quedarás

aquí y me esperarás — me indica antes de partir con el resto.

Estamos solas en el bosque mientras el sonido de la guerra surgir de la

nada.

— Deberíamos huir — dice ansiosa una de las chicas — nadie nos

encontrará y podemos llegar a la caravana lycans.— la mayoría asiente,

pero no creo que sea buena idea. Están en guerra y olemos a vampir

podrían atacarnos por error.

A pesar de mis advertencias, muchas corren hacia la caravana y el resto

se dirige al bosque en dirección a Diluvio.

En cuestión de minutos me quedo sola en el bosque, sintiendo mi

respiración acelerada.

Debería correr, huir de este lugar, pero mi cuerpo no se mueve. Algo me

indica que debo quedarme, pero no entiendo qué es, no entiendo el

porqué. Solo puedo acurrucarme en la abertura de un tronco sentada y

esperando.

Espero que el resto esté bien. Espero que la luna lo esté.

Pero lo más raro de todo aquello es que espero que el vampiro pirómano

no muera a manos de los Deltas.

¿Qué me pasa? No soy una persona temeraria y es obvio que él está loco.

¿Por qué lo espero? No debería hacerlo. Tengo que salir de aquí.

966
230. Obsecion

Iván (recuerdos)

Ella no está. ¡Le dije que esperara aquí! De camino hacia aquí encuentre a

algunas mujeres muertas. Ninguna era ella, pero temo por su vida. No es

que me preocupe por ella, no temo que esté muerta o pérdida en este

peligroso bosque. Solo me enfada que no obedeciera. Desde que estamos

malditos todos los temen, pero nadie duda en obedecer nuestras

órdenes.

Pero ella lo hizo a pesar de que específicamente le indique que no se

fuera.

La pelea con los Lycan fue algo difícil, pero el factor sorpresa jugo a

nuestro favor. Y es por ello que el Real pudo reclamar a la humana que

ahora se encuentran inconsciente en sus brazos. A pesar de su enfado

veo como la sujeta con delicadeza, temiendo dañar su pequeño y frágil

cuerpo. Por un momento la envidia me invade. Yo no tengo el privilegio

de poder tocar a una hembra de ese modo. Pero aun así en mi mente se

forma la imagen de mis brazos sujetando a una hembra. No es cualquier

hembra, es ella la Omega, Core.

Pero ella se fue y la furia me hace lanzar una gran bola de fuego que

impacta en un viejo árbol haciendo volar parte de su tronco generando

un fuerte estruendo.

Eso hizo que alguien chillar de miedo. Pero no es la humana, ella sigue

inconsciente.

Al Acercarme al ronco en llamas la encuentro escondida en un pequeño

recoveco del tronco.

— ¿Qué haces allí?— le pregunto sorprendido y furioso. Pude haberla

hecho pedazos si apuntaba más bajo.

Ella me mira blanca y llena de miedo.

967
— Contesta — exijo molesto.

— Me dijiste que me quedara aquí — dice ella temblorosa.

Maldita sea. Lo hizo por obedecerme ¿Por qué no se fue?

— Levántate — le digo molesto por no tener mis guantes para agarrarla.

Los perdí en la maldita batalla.

Ella tiembla al moverse, pero obedece y se levanta mirando mis manos

con miedo.

Es estúpida. Mis palmas pican por quemarla. Solo por hacer lo que le

pedí. Ella no actúa como yo esperaba. Ella me confunde.

El Real debió de ver mis intenciones porque me detiene un instante antes

de que la sujete.

— No la mates — me ordena — todavía me es de utilidad —

Su orden me molesta. Pero al mismo tiempo me relaja. Quiero destruirla,

pero no quiero perderla. Ella me genera mucha curiosidad. Sus gestos al

hablar, al moverse. Su forma de caminar y de dormir. Todo en ella me

intriga. No lo entiendo, no es algo que me ocurriera anteriormente. Casi

parece obsesivo y eso me molesta. He intentado mantenerme alejado de

su celda, pero sin darme cuenta he terminado frente a su reja

observándola. Odio eso, casi parece una adicción, y eso me recuerda a mi

madre. No quiero actuar como ella. No quiero esa debilidad en mi vida.

No quiero ser un adicto.

Aunque me molesta la idea me aparto y dejo que Sergan que todavía

tiene sus guantes se encargue de ella. Ver que él puede tocarla me

molesta. Pero me aparto y regresamos a Noferatus.

Pero antes de llegar al pantano una loba roja nos bloquea el camino.

No tardó en tomar el frente listo para quemar a la pulgosa, pero ella

cambia su forma y se aparta asustada mientras busca con la mirada al

real.

968
— Yo te ayudé a conseguirla, no pueden dejarme otras — dice con

soberbia.

— Tienes razón — le contesta el real y le hace una seña a William.

Conozco lo que significa. Otro bulto para cargar. Con un simple

movimiento William golpea la nuca de la lycans dejándola

inconveniente.

De ese modo volvemos al castillo y el real nos ordena encerrar a la lycans

con Core en el mismo lugar mientras se lleva a su anfitriona.

A Core no parece agradarle tener que compartir la celda con la loba roja.

No entiendo cuál es el motivo, pero eso me genera más curiosidad.

Pero no puedo quedarme a verla. Tengo órdenes. La humana que el Real

tomo como anfitriona tiene poderes y debemos evitar que los use. Me

parece una tontera ¿Cuánto daño puede producir una hembra que según

el real puede hacer crecer plantas? Es una perdida de tiempo, pero

obedezco dirigiéndome al subsuelo donde evitaremos que sus plantas

broten.

Las primeras horas son simples. Al parecer la anfitriona sabe

comportarse. O eso creía.

En un momento los brotes de plantas comienzan a emerger de la tierra

en el lugar donde ella descansa. William se encarga de las primeras y yo

quemó alguna que otra. Esto es una tontera. No necesitamos estar los dos

para hacerlo. O eso pensé hasta que las plantas comenzaron a brotar de

forma violenta y descontrolada. La calma se fue al carajo, en un

momento nos faltaban manos para mantener el lugar bajo control. Los

brotes serpenteaban con gruesas espinas intentando llegar al techo. Las

tablas crujían tras su fuerza.

— Maldición ¿Qué no se cansa?— dice molesto William que comienza a

subir mientras sujeta el suelo intentando detener a las zarzas. Ya he

969
perdido la cuenta de cuántas he incinerado, pero eso no parece

detenerlas. Esta anfitriona no es normal. Si el real no la calma podría

destrozar todo el maldito castillo y no es buena idea considerando que

nos encontramos muchos metros bajo tierra. Esto podría convertirse en

nuestra tumba.

— Adviértele al rey— me grita William intentando no llegar a su límite.

No lo dudo y corro a la sala del consejo. Ahora entiendo por qué nos

otorgó este trabajo. Su anfitriona está loca y es jodidamente peligrosa.

Maldición entonces ¿cuándo podré volver a verla a ella?.

970
231. Golpes

Core (recuerdos de Nosferatus)

— ¿Qué no escuchas?— me grita con soberbia la Delta. — te ordené que

me consiguieras agua, necesito un baño —

— No puedo hacer eso — le digo con paciencia intentando ignorarla —

estoy tan prisionera como usted, no me dejarán obtener lo que se me dé

la gana — le digo soportando mis ganas de añadir "mucho menos un

baño de pétalos de rosas". Los deltas son muy engreídos y concentrados,

pero ella es la peor. No la soporto, no la quiero y sé que el sentimiento es

mutuo por la forma en la que me mira.

— Entonces ven a darme un masaje — pide con orgullo — mi espalda me

duele por culpa de esos brutos y palurdos vampir.—

¿Masaje? No voy a darle ningún masaje, yo no sirvo a su familia y

mucho menos a ella.

— No — contesto ocultando mi temor al imponer por primera vez mi

decisión en vez de la orden de un Delta.

— ¿Eres estúpida? Te di una orden. Eres una Omega, ustedes solo viven

para servir, así que cumple con eso — indica esperando que obedezca.

Pero no me muevo de mi lugar. Desde nuestra infancia se nos adoctrina

que ese es nuestro deber, que al no tener el poder de cambiar a nuestra

forma de batalla para defender a la manada, solo nuestro servicio y

sacrificio es lo único que podemos aportar para el bien común de la

comunidad. Pero no es así. Pria es un ejemplo de ello. Ella nunca usa su

forma de batalla para ayudar a la manada. Ninguna delta consentida lo

ha hecho. ¿Entonces por qué debo servirles? No me parece justo.

— No, lo hare — le repito decidida. De todos modos ya no formo parte

de la manada. Ellos decidieron venderme. Solo soy un esclavo más.

971
— Me parece que estar lejos de los tuyos nublo tu juicio — comenta Pria,

pero puedo arreglar eso — dice mientras se aproxima a mí con las garras

de su mano listas para atacar.

— Los míos fueron quienes me vendieron, no tengo por qué obedecerme

— le digo haciendo acopio de mi valentía, aunque mi voz tiembla

mientras hablo.

— Pero yo estoy aquí y soy un delta, debes respetar el orden natural de

las cosas. Yo soy oro, tú eres mugre, así que obedecerás mis órdenes —

indica.

— No — le digo decidida. Ella no es oro, incluso ayudo a los Vampir a

atacar a nuestra gente. No se merece mi servicio. No se merece el servicio

de nadie.

— Cierra la maldita boca — me grita enloquecida mientras extiende sus

manos hacia mi rostro, abofeteándome y cortando la piel de mi rostro.

No importa cuánto intente apartarme, ella parece enloquecida.

Siempre fue así. Siempre tuvo arranques de ira. No es la primera vez que

es violenta conmigo. Todavía recuerdo sus garras sobre mi espalda.

Todavía llevo las cicatrices de ello.

Pero en ese entonces alguien la detuvo. Aquí no hay nadie que lo haga.

En este lugar no le importamos a nadie. Y sé cómo terminará esto. Ella

no para hasta matarme.

No importa cuánto intente apartarla. Ella es más fuerte y se aprovecha de

ello.

Pero cuando creí que todo estaba perdido y el sabor de la sangre que

escurre por mi rostro o una mis labios, algo parece apartarla

bruscamente, mandándola a estrellarse contra una pared.

— No vuelvas a tocarla — escucho la voz del vampiro.

Irónico, un loco más loco que Pria intenta ayudarme.

972
Pero él no solo está loco. Es un Vampir y yo estoy sangrando. No lo

quiero cerca de mí. A pesar del dolor intento apartarme.

— Maldición — escucho que dice él al ver mi rostro.— William trae a

Sultra la Omega necesita que atiendan sus heridas — grita Iván.

Él no se aproxima hacia mí y es un alivio, pero no deja de verme

mientras abre y cierra sus manos. Eso solo me pone más nerviosa, no

quiero que me toque.

Al cabo de un momento una mujer ingresa a la celda cargando vendas y

elementos de primeros auxilios, dudo que entre sus cosas tengan

pomada del rosal sagrado.

— Santísima Selene, ¿cómo permitieron que algo así ocurriera?— grita la

mujer mientras revisa mi rostro. — No te preocupes, no te haré daño,

déjame ayudarte — indica.

Yo solo puedo verla sorprendida. Ella no es un Vampir, es una Omega.

¿Por qué no está encerrada?

— No pudimos evitarlo — contesta Iván — la delta de allí enloqueció —

indica señalando a Pria que se encuentra inconsciente en un rincón de la

celda.

— ¿Tengo que revisarla a ella también?— pregunta la mujer con

desagrado oliendo su aroma a Delta.

— Claro que no — contesta Iván — por mí puede pudrirse en ese rincón

solo revisa a Core — índica.

— ¿Core?— pregunta la mujer — lindo nombre — dice con voz amistosa

mientras limpia mis heridas — ¿Por qué está aquí?— le pregunta a Iván.

— Es un regalo para la Anfitriona del Real — responde Iván.

— Típico de los lycans, solo nos ven como objetos, no me agrada esa

mujer—

Están hablando de la reina Nice. — Estas en un error, ella no es así

973
— le corrijo. No sé mucho de la reina, pero estoy segura de que no es esa

clase de persona.

— Curioso, una Omega doncella protegiendo a una reina lycans, eso no

se ve todos los días — comenta la mujer.— La mayoría de las reinas

Lycans son Deltas y muy pocas han tenido un trato decente para con los

omegas.—

— Aun así ella es buena — le indico.

— Eres una imbécil — me dice molesto Iván acercándose a mí y

espantando a la mujer que trato mis heridas — no hay gente buena. La

gente solo se acerca a uno por algo, te usa y luego sigue su camino. —

— Ella no es así — le contradigo y veo como se enfurece. Sus puños

emiten flamas desde sus dedos cerrados.

— Iván — dice el vampiro que se encuentra en el exterior — recuerda

que no puedes matarla —

— Por ahora.— dice él mientras sonríe de forma siniestra y se aparta de

mí cerrando la celda.

974
232. Sacerdotisa

Arcan

Las heridas de mis hombros arden y no parecen querer sanar. No estoy

en condiciones de dar pelea, el veneno de Nice todavía contamina mi

sangre. Debería estar en mi recinto investigando la forma de curarnos.

Maldita sea mi suerte, debería estar apoyando a mi Alfa. Pero en vez de

eso estoy enjaulado por aves. Irónico, malditamente irónico.

Pero como era de esperarse, no se trata de cualquier pajarraco, sino que

son hembras. Y la encargada de mantenerme cautivo no es otra, sino mi

compañera. Aunque ella no lo ve de igual modo.

Ella me odia. No necesita decirlo. Sus ojos hablan por sí solos. Por algún

motivo su rostro me parece familiar. Es una locura. No tenemos una

relación muy estrecha con las Gárgolas. Los lycans no somos muy

abiertos al trato social con otras especies, incluso aunque sean nuestros

aliados. Aliados, si como no, son unos traidores. Yo vi al rey Uriel

apuñalando a Nice. Eso no era parte del trato. El bastardo nos dio el peor

golpe mientras esperábamos su ayuda y colaboración. Pero a pesar de

que ellos son los traicioneros, ella me mira como si yo fuese la peor

escoria. Me encuentro en lo más alto de uno de los picos de la montaña

de Argos. En este lugar las paredes rocosas de la montaña han formado

un cráter que se conecta con pasillos a las diversas salas excavadas en la

roca formando su famosa cueva.

Por la abertura del cráter la luz del sol ingresa sin filtro, así como el aire y

frío propio de tal altitud. Los lycans somos de sangre caliente, pero

incluso yo tengo frío cuando la noche cae en este lugar. Me tienen en una

jaula cilíndrica con techo en el centro del lugar. Eso no me augura nada,

bueno, esto parece más una sala de ceremonias religiosas que una prisión

y eso empeora al escuchar como las hembras del lugar se refieren entre

975
ellas como sacerdotisas. Todas visten de blanco con un cinturón dorado

que tiene un gran medallón en forma de sol en honor a su dios Apolo. Su

vestimenta es sobria y recatada, pero en ella no se ve así. Mi compañera

es jodidamente sensual en esas prendas.

— Deja de verme de ese modo perro asqueroso — me ordena ella

mientras gira al rededor de la jaula observándome con recelo y furia.

— Ese no es mi nombre — le corrijo mientras mantengo la presión en mi

herida.

— Ya conozco tu infame nombre — índica ella — Arcan Albus el Lycans

que disfruta coleccionando y diseccionando seres de Glaukos — dice con

furia.

— ¿Esto es por lo que ocurrió hace veinte años?— pregunto molesto.

— Sí, — contesta ella de forma tajante — esto es por Leliel —

— Y eso por qué le importa a las sacerdotisas del septo — pregunto sin

comprender su odio.

— Me importa porque era mi hermano y tú lo mataste. — grita ella

furiosa.

Oh, mierda, no puede ser. ¿La gárgola que estudie en mi recinto era su

hermano? Un momento ¿matar?

— Yo no lo mate — le digo — solo, estudie su cuerpo, ya estaba sin vida

cuando lo encontré — le aclaro.

— Guarda tus mentiras — indica ella con furia —. Estás aquí para sufrir

lo mismo que él sufrió. Te haré las mismas cosas que tú le hiciste a él —

dice con odio.

Carajo, eso no es bueno. No me enorgullece como trate a ese espécimen.

Sus alas eran mi mayor curiosidad. Pero todos en este sector son

hembras, dudo que puedan someterme de ese modo. Soy un Lycans, el

Beta que siempre estuvo destinado a ayudar a Deukarion en la manada.

976
— Lo siento pajarito — le digo y noto como las plumas de sus alas

parecen erizarse ante mis palabras, pero yo no lo mate y de todos modos

dudo que una hembra como tú pueda hacerme algo — le indico con un

suspiro.

Ella me mira furiosa mientras se aproxima a la jaula.

— No me llames así — me ordena — no soy un pajarito, soy una gárgola,

la gran Sacerdotisa del septo. Nadie puede salvarte de mi ira.—

Esto es complicado. Dudo que le agrade escuchar que creo que es mi

compañera. Suena a locura, es una gárgola después de todo, pero si el

Alfa tomo como compañera a una humana tal vez pueda ser posible. La

luna llena me lo dijo y ella nunca se equivoca.

Tengo que saber más de ella, tal vez de ese modo pueda convencerla de

mi inocencia. Tal vez pueda hacer más que eso.

— ¿Y la suma Sacerdotisa del septo tiene un nombre?— pregunto viendo

sus hermosos ojos marrones a juego con su brillante y al parecer suave

cabello.

— Tú no tienes el derecho de pronunciarlo. — me indica.

— Entonces te llamaré hermana de Leliel — le digo sabiendo que es no le

agradará.

— No digas su nombre — me grita furiosa sujetando las barras de metal

que nos separan

Yo aprovecho eso y sujeto con fuerza sus manos. El contacto de nuestras

manos parece impactarla y molestarla.

— Suéltame — me dice mirándome con furia — no te atrevas a tocarme

asqueroso perro —

— Dime tu nombre y te soltaré — le indico aproximando mi rostro para

oler su aroma. Ella huele a coco. Me encanta ese olor. Mi boca saliva por

probar su sabor.

977
— Laura — responde ella esperando que con eso suelte sus suaves

manos.

Laura, su nombre es hermoso. Al oírla aparto mis manos de las suyas.

Pero en ese instante algo se clava en la piel de mi pecho y yo lo miro

sorprendido.

Ella acaba de apuñalarme sin duda alguna.

Veo como la herida sangra sin ser de gravedad.

— No vuelvas a tocarme — me ordena sin remordimiento alguno en sus

ojos.

Maldita sea mi suerte. Mi compañera me odia. ¿Cómo voy a reclamarla

de ese modo?

978
233. Laura

Arcan

Mis sentidos parecen confusos mientras siento mi cuerpo liviano. Algo

no está bien. Al mirar el corte que Laura hizo en mi pecho puedo oler el

porqué. Su daga estaba cubierta de algo.

— ¿Me drogaste?— le pregunto incrédulo ante su acción.

Ella no responde, solo observa como pierdo la fuerza de mis piernas

mientras intento sostenerme a las rejas.

— Ahora sentirás en carne propia lo que le has hecho a otros — me dice

mirando mis ojos. Solo puedo notar lo suave que parece su rostro de

porcelana blanca y su brillante y largo cabello castaño con esponjosas

ondas. Esta hembra será mi perdición y yo me dedico a admirar su

belleza mientras la inconsciencia me reclama.

Al despertar estoy en una camilla metálica con los brazos y piernas

encadenados y el torso completamente expuesto. Por lo menos conservo

mis pantalones. Sigo en la misma sala sin techo y el sol ilumina por

completo mis ojos cegando mis ojos. Al girar mi rostro la encuentro a ella

con un escalpelo en su mano.

— Para las gárgolas el cuerpo es sagrado — dice notando mi regreso a la

conciencia — muchos viven manteniendo su pureza. Pero lo que toda

gárgola sabe y ahora es que al morir su cuerpo sea incinerado para

alimentar el fuego del dios Apolo. Pero solo aquellos con el cuerpo puro

pueden hacer eso. Tú le quitaste ese honor a mi hermano. — me dice con

furia y rencor en su voz mientras sujeta con fuerza el escalpelo — ahora

yo te lo quitaré a ti — dice mientras aproxima la filosa cuchilla a la piel

de mi torso y comienza a cortar la piel de mi esternón. Veo como la

azulada sangre brota del corte, pero eso no parece detenerla.

979
Soy un Beta, se necesita más que eso para hacerme chillar de dolor. Y eso

al parecer le molesta.

— Eres peor de lo que esperaba — dice furiosa — profanar tu cuerpo no

te afecta en lo más mínimo. Eres un monstruo —

— Si lo que quieres es profanarme hay otras formas de hacerlo — le digo

con una sonrisa insinuante. Sé que eso es una mala idea y que se

enfadara por mis palabras.

Pero no lo hace, ella me mira confusa por un momento antes de clavar de

lleno la cuchilla en uno de mis pectorales. Ok, eso sí, dolió y mi jadeo

parece alegrar a Laura.

— No me importa si debo convertir tu carne en picadillo, no saldrás de

este lugar hasta que sufras como él sufrió — dice con determinación,

mientras vuelve a apuñalar mi cuerpo.

— Yo no hice sufrir a Letiel — le aclaro.

— ¡No digas su nombre! — grita furiosa mientras vuelve a clavar la

cuchilla en mi carne.

— Yo no le hice nada a tu hermano en vida — le aclaro reprimiendo el

dormir de sus cuchilladas. — Encontré su cadáver en el bosque de

Diluvio y lo estudie, pero yo no mate a nadie — insisto y me sorprende

notar que ella mira fijamente mis ojos.

— Eso es mentira — contesta ella mientras se aparta y busca un

recipiente. Puedo oler su contenido y noto su intención. Maldición, esto

sí que va a doler.

Ella esparce, sal por todo mi torso haciendo que ingresé a mis heridas.

El ardor de mi piel me obliga a tensar mi cuerpo mientras apretó con

fuerza mis dientes.

Ella parece contrariada al verme con dolor. Sus manos tiemblan mientras

se aparta.

980
— ¿Qué fue lo que él les hizo? Él no se merecía este trato — dice

conteniendo sus lágrimas — Letiel era la Gárgola más bondadosa de

Argos y tú...—

No pudo terminar su frase y se aparta llorando de mi lado. Ver eso me

duele más que la sal en mis heridas. Ella está sufriendo, aún llora su

perdida. Pero yo no fui quien le arrebato a su hermano. Aunque la

disección de su cuerpo me señala como el culpable. Debí obedecer a

Deukarion, él me advirtió que eso podría traer problemas, pero no pude

controlar mi sed de conocimiento. Los libros eran lo único que calmaban

mis ganas de matar a Arístides y tomar su lugar como mi padre quería.

La cabeza de los Albus era una persona exigente y cruel.

Extremadamente cruel. Él era capaz de cualquier cosa por el honor de la

casa Albus y al escuchar mi posición destinada por parte de Otis. Se llenó

de orgullo. A pesar de ser un Pambasileus Otis nunca se sintió parte de

esa casa e incluso fue acogido por los Lupus. Pero nadie reaccionó bien

ante su decisión de prepararme como el siguiente Beta. Los albus

siempre desempeñaron el papel de curadores de los lycans. Nunca antes

un Albus ocupo el puesto de Beta. Pero Otis creía que yo estaba

destinado a ello. Aunque la familia de él, su hermana y su cuñado creían

que ese puesto era para Arístides. Otis nunca encontró a su compañera,

él no podía delegar ese cargo a su descendencia y esperaban que su

sobrino lo sucediera. Pero al no ser el caso, no dudaron en confabular en

su contra aprovechando el caos de los primeros años de reinado de

Deukarion.

Yo acepté su decisión, entendía por qué lo hacía. Estaba protegiendo a

Otis a quien todos considerábamos un tío. Aunque su propio sobrino

fuese quien se burlara de su posible muerte.

981
A mi padre no le gusto mi aceptación. Su furia y violencia fue lo último

que tolere de él.

— Debí venderte, eres tan inútil como él — me dijo antes de intentar

matarme lleno de vergüenza por mi elección.

No estoy orgulloso de lo que sucedió esa noche y cómo terminó todo.

Mis acciones me convirtieron en la nueva cabeza de los Albus.

982
234. Curiosa

— ¿Qué haces aquí?— le pregunto molesto a la Albus al salir de mi

cuarto.

— ¿Dormiste bien?— pregunta ella con algo de timidez y vergüenza al

verme.

— Eso no es de tu incumbencia — le contesto, pero ella intenta mirar

dentro de la habitación de la posada. — ¿Qué hacen?— pregunto

bloqueando su vista.

Pero ella ya vio el interior.

— ¿Duermes en una cama? — dice.

— ¿Y dónde más lo haría?— le pregunto molesto.

— Creí que dormías en una montaña de polvo — contesta sin filtro

alguno.

Sus golpes en la puerta me llegaron a levantarme y no llevo más que mis

pantalones, una camisa desprendida y mis guantes A pesar de ser el

macho en esta situación su mirada fijaba hacia mi cuerpo me causa

vergüenza.

— Duermo en una cama y una hembra no debería golpear la puerta de

un macho de ese modo — le digo advirtiéndole.

— ¿Por qué no?— pregunta ella de forma inocente. Esta mujer sí que es

extraña y eso me frustra. Saca lo peor de mí. ¿Realmente no entiende el

peligro que corre al hacer estas cosas?

— Porque podría aprovecharme de ti — le digo con tono de amenaza.

— ¿Aprovecharte? ¿Cómo?— pregunta ella sin comprender.

Maldición, su inocencia incita mis lados malvados.

— Solo vete — le digo intentando comportarme como un caballero. No

obstante, ella no solo no me obedece, sino que clava sus ojos en mi pecho

y extiende sus dedos hacia mí.

983
Mis reflejos me hacen detenerla sujetando su pequeña muñeca entre mis

dedos. — ¿qué intentas hacer?— pregunto furioso.

— Si duermes en una cama es porque tu cuerpo no está del todo maldito

— contesta ella.

¿Y eso qué importa? Es la primera persona que hace un razonamiento

como ese desde que portó la maldición. Su mente funciona de un modo

muy extraño y eso me tienta demasiado.

— No vuelvas a acercar tus dedos a ami pechos — le advierto furioso y

ella asiente, pero extiende su otra mano a mi cuello y también la detengo

con mi otra mano. —¿Eres idiota?— le digo enojado — no quiero tus

manos cerca de mi — le indico y ella asiente lentamente viendo como

mis manos enguantadas sujetan sus muñecas. Yo sigo su mirada y me

pierdo en el blanco de su piel mientras siento su pulso entre mis dedos

incrementando mi sed.

Y su actuar me desconcierta aún más cuando siento que posa sus labios

en mi pecho. Al sentir su aliento en mi piel me aparto bruscamente

mirándola sorprendido y enojado

— ¿Por qué hiciste eso?— le digo furioso.— Te advertí que no debías

tocarme.

— Pero no te he tocado — dice ella con sus mejillas coloradas — solo

besé tu piel —

— Eso es peor que tocarme — le indico molesto

— ¿Por qué?— pregunta ella. — ¿No extrañas el contacto con otros?

Pareces tan solitario que duele — comenta.

Su comentario me molesta. Claro que soy solitario si casa se encargó de

dejarme solo siendo un simple niño. Pero no es lo único que me molesta.

Su actitud de írrita. Esta mujer actúa desinhibida y tímida al mismo

tiempo. ¿Actuar así con todos los machos? No me agrada esa idea. No la

984
quiero cerca de otros y menos si actúa de ese modo. Todavía siento el

calor de sus labios en mi piel.

— ¿Y actúas así por verme solo?— le pregunto acercándome más a ella

—¿No piensas en tu imagen? Tu pueblo te juzgará si actúas de ese modo,

no puedes ir besando la piel de cualquier hombre y menos la de un

vampiro — le exijo molesto.

— Pero tú no eres cualquier hombre, eres mi compañero — justifica ella

irritándome.

— No, no lo soy — le corrijo por décima vez desde que la conozco.

— Claro que lo eres — discute ella — Nunca sentí curiosidad por un

macho y mucho menos el deseo de tocarlo, pero contigo es diferente —

me explica con su rostro avergonzado.

— ¡No soy tu compañero!— le gritó sobresaltándola más de lo que

deseaba.— e incluso si lo fuera no aceptaría a una albus — le digo.

Mis palabras parecen dañarla y me siento mal por ello, pero no puedo

dar marcha atrás, no puedo arriesgarme a estar cerca de ella.

— Entiendo — dice mientras baja su mirada ocultando sus ojos a punto

de llorar — tienes razón, tal vez es simple curiosidad, intentaré no

molestarte nuevamente — me dice mientras da un paso hacia atrás para

marcharse.

— ¿y qué harás si es simple curiosidad?— me encuentro diciéndole.

— Pues buscaré el modo de calmarla con alguien más. No voy a volver a

molestarte — me dice mientras baja su cabeza en señal de respeto. Y se

voltea para marcharse.

¿Saciar su curiosidad con otro? ¿Con quién? ¿Otro albus? ¿Un delta? Eso

me molesta.

Los lycans son posesivos, pero los Vampir no solo somos posesivos si o

que somos altamente celosos. No puede permitir que otro se aproxime a

985
ella de eso, modo. Ella es muy inocente, cualquiera podría aprovecharse

de ello. No permitiré algo así. No dejaré que ella le dé la chance a otro de

tocarla o verla con alguna intención.

Mi furia e indignación me gobiernan mientras sujeto su brazo y tiro de

ella, sorprendiéndolo y arrastrándola al interior de mi habitación,

cerrando la puerta y arrinconándola contra ella.

— ¿Piensas darle acceso a tu cuerpo a otro macho?— le digo molesto.—

No seré tu compañero, pero tú eres solo mía — le aclaro mientras

nuestros cuerpos se encuentran tan cerca que puedo sentir su calor.

Aunque después odie lo que haga en este momento, no dejaré que ella

salga de este lugar sin comprender que me pertenece, aunque yo no

quiera, aunque ella se arrepienta. Ella es mía.

986
235. Aroma

Melisa

— ¿Entonces puedo saciar mi curiosidad contigo?— pregunto intentando

comprender su cambio de opinión. A pesar de que parece molesto, me

agrada su cercanía y el calor que emite su cuerpo. El aroma que emite su

cuerpo estimula mi apetito. El vampiro huele a pan recién horneado y

eso me relaja. No hay nada más relajante que pasar una tarde de lluvia

mirando por la ventana el paisaje mientras comes un delicioso y

hogareño pan horneado.

¿A qué oleré para él? ¿Los vampiros pueden percibir los olores? Tal vez

mi aroma no sea un indicador entre nosotros. Considerando que ellos

solo consumen sangre.

¿Cómo se sentirá su mordida? ¿Dolerá? Algo me dice que debe ser una

experiencia única.

--- Deja de ver mis colmillos de esa forma --- me ordena él, pero no sé

aparta de mí.

Es un alivio que no todo su cuerpo se encuentre maldito. Realmente

quiero tocarlo, explorar su suave piel mientras percibo su delicioso olor.

Así que extiendo mis manos hacia su duro pecho y lo acaricio lentamente

con la yema de mis dedos.

— ¿Por qué? — pregunto temerosa de que le moleste lo que hago.

— Porque me tientas a morderte — contesta clavando su mirada en mi

cuello.

¿Es normal que me sienta acalorada ante sus palabras? Tal vez las demás

hembras lycans tenían razón. Tal vez algo no funcione bien en mi cabeza.

Porque la idea de sentir sus colmillos en mi cuerpo es realmente

tentadora.

987
Incluso le pregunté a la reina sobre ello, aunque después me di cuenta de

que tal vez fue un error. Intente hablar con algunas Omegas Vampir

sobre eso, pero todas se apartan molestas y temerosas al percibir que soy

una delta.

— ¿Que se siente al ser mordido?— le pregunto a William viendo sus

colmillos con curiosidad.

Mi pregunta parece incomodarle porque aparta su mirada de mí a pesar

de que aún me sostiene contra la puerta.

— No es algo que debas saber — contesta mientras observo la nuez de su

cuello, subir y bajar — yo no puedo alimentarme de ti de ese modo —

— No lo entiendo, si no puedes alimentarte entonces porque te

consideras un peligro para mí — le pregunto confusa.

— Porque aunque no deba hacerlo la tentación me llama y eso solo te

pone en peligro — dice molesto.

— Entonces como saciaré mi curiosidad — le pregunto confusa.

Yo quiero saber más de él, experimentarlo por mí misma.

— ¿Eso es todo lo que te cuida curiosidad sobre mí?— pregunta estudia

dome con la mirada. — Si crees que soy tu compañero, creí que debías

sentir curiosidad por otras cosas — señala.

— ¿Cómo qué?— pregunto sin entender a qué se refiere.

— Maldición — susurra él — soy el único tentado a ello aquí.—

— ¿Tentado a qué?— indagó sin comprender.

— A poseer tu cuerpo — señala causando que me ruborice hasta las

orejas.

¿Poseer mi cuerpo? Nunca creí que yo podría tentar a un macho de ese

modo. Pero él es mi compañero y si siente deseo debería hacer algo al

respecto, ¿no?

988
— Entonces puedes hacerlo — le indico mientras intento quitarme mi

vestido. Pero sus manos me detienen.

— ¿qué estás haciendo?— pregunta molesto.

— Tú dijiste que querías poseer mi cuerpo. Eres mi compañero, no veo

porque deba negarlo —

— No, no soy tu compañero, no todos los machos se acuestan con sus

compañeras. Aquellos que aún no la encuentran pueden explorar con

otras hembras — índica.

— Eso no tiene importancia, tú eres mi compañero — señalo.

— Deja de decir eso — me ordena — yo no te tomaré como a una

compañera, no te reconozco como tal — señala. Sus palabras me hieren.

Él debe saber que hay algo mal en mi cabeza. Tal vez es por ello que no

me acepta

— ¿Es por mí?— pregunto temerosa de la respuesta. — no te agrado —

— No, no es por ti — contesta — es por tu familia, es por tu casta. Es

porque eres una Albus.—

— ¿Por qué odias a mi casta?— no puedo comprender eso. Los albus son

en su mayoría eruditos, sabios y curadores. Ni vamos específicamente a

la pelea a menos que sea necesario. ¿Qué mal puede haberle hecho mi

casta?

— Pregúntaselo a Cato — me dice molesto apartándose de mí.

¿Cato? ¿Qué sabe un Vampir de él? Nadie en la casta tiene permitido

hablar de la anterior cabeza del clan. No después de lo que ocurrió.

Todos queremos y respetamos a nuestro actual líder de la casta. Hablar

sobre ello, es poner en riesgo su puesto.

— No puedo hacer eso— le digo apartándome.

— ¿Por qué no?— pregunta molesto.

989
— Porque está muerto — contesto mientras intento agarras el picaporte

de la puerta para irme.

— No — me dice sujetando con fuerza — tú eres quien no deja de

perseguirme y acosarme. Así que no te irás sin darme respuestas —

— No puedo hablar de eso — le indicó — nadie en nuestro clan puede,

son órdenes del cabeza del clan albus.—

— ¿Y la decisión del cabeza del clan es más importante que tu

compañero?— pregunta molesto.

No lo entiendo, él dijo que no me acepta como compañero, pero espera

que lo trate como uno. Eso no me parece justo.

— Te lo diré si me aceptas como compañera — le digo.

— Eso no va a pasar— contesta molesto — y te recomiendo que me lo

cuentes por las buenas, no te agradará que sea de otro modo— advierte.

Su tono de voz me indica que no miente.

— ¿Qué harías si me niego?— le pregunto presa de curiosidad.

Él no contesta, solo se quita uno de sus guantes y extiende su mano hacia

los bordes de mi vestido.

Su poder no tarda en desintegrar toda mi ropa, dejándome

completamente desnuda frente a él.

La vergüenza me lleva a cubrir mi cuerpo y lo escucho jadear al

observarme. No importa cuánto odie el hecho de que sea una albus, de

todos modos puedo oler el deseo en él. Y ese olor hace que mi cuerpo se

caliente. A pesar del peligro de su poder, no es miedo lo que siento. Y sé

que no es odio lo que siente en este momento.

990
236. Emplumado

Arcan

Ella no ha regresado, todavía estoy atado a la camilla y mis heridas arden sin

parar.

— Esto si es toda una atracción, el infame lycans vetado siendo torturado por

una hembra santa — escucho que se burlan. Ser quien es, su voz chillona es una

molestia para mis sensibles oídos. El lamebotas de Rael entra en la habitación

haciendo sonar la suela de sus zapatos a cada paso.

— No debiste meterte con nosotros — dice mientras se aproxima y escarba con

sus garras en mis heridas. — Pero es un alivio que te tengamos aquí, nuestro

rey no se está curando, la humana le hizo algo y por lo que veo lo mismo te

ocurre a ti —

Escuchar que Nice pudo defenderse de Uriel calma mi miedo. Ella no es muy

hábil, pero si tuvo la locura que vivió en el monasterio dudo que Uriel esté

caminando en este momento. Se lo merece maldito, bastardo.

— Dime que le hizo la humana — me ordena mientras hunde su asquerosa

garra negra en una de mis heridas.

— ¿Por qué lo haría? — contesto arqueando una ceja — No hablo con

traidores.—

— ¿Traidores? Los únicos traidores aquí son ustedes, su afán por mezclarse con

los malditos humanos crea aberraciones por doquier. Es irónico y estúpido que

aquellos que crearon a los Vampir nos pidan ayuda para erradicarlos y luego

decidan volverlo a hacer—

— ¿De qué hablas? Nosotros no creamos a los Vampir, ellos se multiplican

usando la sangre del real—

El imbécil se ríe en mi cara — ¿Y de dónde crees que salió el primer real?—

No lo sé, Por más que aprendo cosas nuevas todo el tiempo no le sé todo. Pero

él no me da tiempo a contestar.

991
— Los Vampir reales son el resultado de la mezcla entre lycans y humanos —

me dice con arrogancia.

No puede ser, No tenía idea de ello. Aunque mucha información antigua parece

haberse perdido. Tal vez las gárgolas tengan algo que ver con eso

Oh, mierda, si Nice se reproduce con Deu crearían Vampir reales. A Deukarion

no le agradará eso. Y más teniendo en cuenta que los malditos Vampir tienen a

Nice prisionera de un real.

— Ustedes son los traidores al intentar salvar a una humana. Ellos no pueden

vivir en este mundo. Y nosotros somos los encargados de ello. Somos los

guardianes de Glaukos y no permitimos que los humanos sobrevivan aquí. Es

un milagro que ella apareciera fuera de nuestro alcance y conocimiento. Pero

eso no la mantendrá con vida—

¿Mantener con vida? ¿Nice no murió? Lo que significa que Deu sigue con vida.

Saber eso me llena de alivio y alegría.

— Ahora dime cómo curar a mi rey — me exige el boca floja emplumado.

— No lo sé — le digo. Pero es mentira. El tiempo que pasamos preparándonos

para atacar Nosferatus me sirvió para investigar al respecto. Aunque debí

hacerlo en una carpa en medio del bosque, dado que a las gárgolas no les

agradaba para nada mi presencia. Aun así, pude hacer pruebas. El veneno de

Nice, deriva del veneno real. Tiene sentido ahora. Los reales son descendientes

de humanos. Así que su sangre los hace inmunes a él, pero los contamina. Eso

me recuerda a lo que Nice repetía incansablemente en el ataque del monasterio.

Solo el veneno trae la cura. Ahora todo tiene sentido. Para curarme necesito su

sangre. Si sangre pura, sin contaminar. Y tengo muestras de eso en mi

laboratorio de Diluvio. Debo salir de aquí. Tengo que llevar a Diluvio y traer

mis heridas y las de Deukarion.

Pero no me iré sin mi compañera. Le guste o no, ella irá conmigo. No me

importa que me odie, no pienso perderla.

992
Mi respuesta parece molestar a Rael, pero al ver mis heridas solo sonríe.— Es

increíble lo que una hembra puede hacer, las sacerdotisas son mujeres de paz,

pero aun así una de ellas te tortura por venganza — se burla él — y lo más

irónico es que quién mató a su hermano fui yo — me susurra.

La ira me ciega mientras intento desatarme de mis ataduras para atacarlo.

Él solo ríe ante mi esfuerzo en vano.

— No importa si tú no puedes decírmelo, entonces la humana lo hará. Iré por

ella — me advierte.

Yo solo puedo reír ante eso. — Nice es la compañera del Alfa, y él se limpiará

los dientes con las astillas de tus huesos si le causas daño.— le advierto cien por

ciento seguro de que lo hará.

— Eso lo veremos — índica mientras se aparta y al salir de ropa con Laura. Al

ver cómo Rael extiendo sus asquerosas manos hacia las alas blancas de ella me

tenso con furia

— Están muy largas, ve a qué te las corten — le ordena.

¿Cortar? ¿Por qué haría tal cosa? Yo he visto la conexión de los nervios y

capilares que cada pluma tiene con su cuerpo, cortarse las es una de las cosas

más dolorosas que podrían hacerle. Y ella es solo una frágil hembra, ¿cómo

podría soportar algo así?

Aun así, veo como Laura inclina su cabeza en señal de aceptación.

¿Ella realmente va a cortar sus plumas ¿que locura es esa?

— No tienes por qué obedecerme?— le digo molesto — no cortes tus plumas —

— Al único que no obedezco es a ti — me contesta ella mientras se aproxima a

la camilla.— Soy una sacerdotisa y como tal debo cortar mis plumas entregando

mi capacidad de vuelo como tributo al dios Apolo—

¿Qué? Eso es una locura, pero en ese momento otra sacerdotisa ingresa a la

habitación y al ver sus alas me sobresalto. Ella lleva las plumas tan cortas que

me causa dolor, tan solo verla. ¿Cómo pueden permitir algo así?

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La sacerdotisa trae consigo unas grandes tijeras similares a tenazas.

— Rael me envía — índica la sacerdotisa — esta vez no puedo cubrirte, ya

capturaste al lycans ahora debes cumplir con tu deber—

¿Deber? ¿De verdad piensa mutilarse a sí misma?

237. Muñeco de prueba

Nice

— Veo que tuviste un día agitado — comenta Kresly.

Sus chistes sobre mi vida sexual ya son moneda corriente y aun así me

ruborizo cada vez que la escucho. Incluso Casandra se ríe de ello.

— Tú no te rías — le digo — todavía no nos cuentas cómo es que

terminaste al lado de Canis— me quejo.

Casandra es buena onda, pero es muy hermética, no nos cuenta nada de

su vida. Eso es frustrante.

— No te preocupes, ella tendrá una mañana con más que solo mordiscos

— comenta la bruja de forma maliciosa.

Eso le molesta a Casandra, si Kresly quisiera podría contarme todo lo

que ocurrió entre ellos, pero quiero que sea Casandra quien lo haga. Nos

hemos unido mucho y abrirse con nosotras fortalecería nuestro vínculo.

Nos haría amigas.

— Yo no soy la única que muerde — contesta ella arqueando las cejas y

sorprendiéndome por su comentario. Ok Canis tiene colmillos grandes y

al parecer también le gusta usarlos.

— ¿Por qué estamos en el pueblo? — le pregunto a Kresly mientras veo

como la gente se aparta de nosotras. Es temprano en la noche y muchos

puestos continúan abiertos

— Estamos buscando un muñeco de pruebas — responde Kresly— está

por aquí, así que será mejor que estén listas.—

994
— ¿Muñeco de prueba?— pregunto confusa mientras escucho como los

gritos empiezan a resonar cerca de nosotros.

Antes de poder reaccionar, veo a Eunice en su forma de lobo correr hacia

la plaza central. La gente corre en dirección contraria, al parecer huyendo

de algo.

Kresly comienza a caminar hacia la plaza y ambas la seguimos. A

Deukarion no le gustará que me aproxime al peligro. Es un alivio que no

esté aquí.

Pero al llegar a la plaza retiro lo dicho, él ya está aquí dirigiendo a sus

hombres mientras pelean contra un gran grupo de gárgolas. Verlo actuar

es sorprendente para mí, sus movimientos definen cada uno de sus

músculos y su porte me recuerda el dominio que tiene en todo este lugar,

y en mí.

— Deja de babear y ponte a trabajar — me dice Kresly mientras corre

hacia la plaza y golpea a una de las gárgolas.

Ok manos a la obra, pienso mientras llamo a mis tallos y creo una

enorme jaula que rodea a toda la plaza y sube lentamente, quitándole la

posibilidad de escapar a los pajarracos.

— ¿Qué haces aquí?— me dice molesto Deu mientras noquea a una

gárgola. — este lugar es peligroso — obviamente esta molesto y entiendo

el porqué.

— Claro que lo es — le contesta Kresly, — llegamos nosotras estos

idiotas están perdidos — dice con una carcajada — chicas al centro —

nos ordena y nos miramos emocionadas con Casandra. Deukarion

intenta detenerme, pero una gárgola lo intercepta dándome el tiempo

suficiente para apartarme.

A pesar de que le ha demostrado que soy fuerte y que puedo

defenderme, él todavía se encuentra reacio a dejarme pelear. Eso me

995
molesta, entiendo que quiera protegerme, pero yo necesito valerme por

mí misma.

Soy una maldita bola de contradicción, quiero que me proteja y cuide,

pero al mismo tiempo quiero que reconozca mi fuerza y poder. No soy

una princesa inútil, pero tampoco soy lo suficientemente fuerte como

para no necesitar ayuda y protección.

Sé que esto lo confunde, pero deberá aprender a soportar mis locuras.

En el centro de la plaza, el capitán que lidera al grupo de gárgolas nos

divisa, mientras acabamos con algunos de sus hombres con movimientos

sincronizados.

— Carajo, envío a Azael — dice molesta Kresly al reconocer al capitán

Es un hombre de cabello y alas negras, es tan atractivo que podría

confundirlo con lucifer. Pero él es peor que un ángel caído. Las gárgolas

son traicioneras y enfermas.

El líder vuela hacia nosotras, pero no pienso permitirle esa ventaja, así

que libero mis espinas azules de los tallos que nos rodean, haciendo que

se claven en sus alas en una lluvia dirigida solo a él. Eso lo desequilibra y

lo obliga a descender. Y Casandra aprovecha ese momento para

golpearlo. Pero el pajarraco pudo ver su movimiento y bloquearlo a

tiempo mientras golpea a Casandra, haciendo que se estrelle contra un

monumento de la plaza en forma de lobo y dejándola inconsciente.

Casandra es fuerte, el hecho de que él pudiese hacer algo así índica que

si me toca estoy frita. Necesito mantenerlo lejos de mí.

Puedo verlo revisando sus alas con confusión y molestia. Sí, pajarito ya

estás perdido, mi veneno invade tu cuerpo, pienso mientras le sonrió.

— Tú debes ser la puta que envenenó a mi rey — comenta sin miedo el

alado.

996
— Vuelve a llamarme puta y defecarás espinas por el resto de tu vida —

le advierto.

— Humanas, todas son siempre tan desagradable — comenta y mira a

Kresly — aunque las brujas son aún peor, otra aberración creada por tu

especie —

—¿Qué puedo decir? — Comento mientras lo encargo — llegamos para

mejorar su especie —

Eso hizo reír a Kresly.

— Ríe todo lo que quieras, tú sabes qué pasará cuando él logré

capturarte, pero por el momento me conformo con el cadáver de la

humana. —

— El único cadáver que obtendrás será el tuyo — le contesto mientras

mis tallos se activan y comienza a caer sobre él intentando atravesarlo.

Pero el pajarraco es rápido y parece ver cada movimiento de las plantas

que intentan atacarlo. Él las esquiva y se abalanzó sobre mí haciendo que

mi cabeza golpee el suelo. El mareo me invade y escucho el fuerte

gruñido de Deukarion, pero aún no estoy lista para rendirme, así que

desenfundo mi daga y la clavo en su vientre. Eso lo sorprende. Aunque

no se aleja y aproxima su boca a mi brazo, mordiéndome con fuerza, casi

como si quisiera arrancarme un pedazo. De hecho, creo que lo consigue.

En ese instante kresly lo golpeó en la cabeza y clava otra daga en su

pecho. Eso me libera de su agarre, pero mi furia al ver mí, brazo aumenta

y mis tallos se aproximan a él atravesando su torso y manteniéndolo en

el aire.

Kresly está lista para dar el golpe de gracias.

— No lo mates — le indico la bruja — tiene un mensaje que entregarle a

su rey — le informo mirando con desprecio. — Quiero a Arcan devuelta

997
— le exijo y en ese momento Deukarion se aproxima corriendo y me

revisa el brazo herido.

— Está muerto — dice con rabia mientras se aproxima hacia la gárgola.

— Espera — le ordenó — tiene un mensaje que entregar

— Malditas escorias, — grita el maldito no su boca manchada con mi

sangre — y tú eres la peor de todas — señala a Kresly — tus hermanas

pagarán por esto —

¿Hermanas?

Kresly enfurecida, se aproxima a la gárgola — ¿Dónde las tiene?— le

inquiete mientras coloca una espada en su cuello.

— Dónde tú nunca podrás encontrarlas — contesta con una carcajada

desquiciada.

1. Azael

Deukarion

No podemos dejarlo ir. El único motivo por el que continúa con vida es

porque él puede darnos respuestas y Eunice se encargará de ello.

Estos malditos llegaron directo a la plaza de Diluvio y eso no es algo fácil

de hacer, debieron de matar a los centinelas.

Me enfurece el hecho de que Nice se enfrentará a ellos, incluso lograron

dañarla, el muy maldito mordió su frágil brazo quitándole un pedazo.

Debería desollar al bastardo por eso.

Pero Nice tiene razón, lo necesitamos con vida.

Ella aceptó no usarlo como mensajero, pero no lo quiere muerto. Aunque

no lo diga, sé que se preocupa por Arcan. Él lleva mucho tiempo fuera de

Diluvio. Yo también estoy preocupado.

Arcan fue como un hermano menor para mí. Otis nos dio la contención

que necesitábamos cuando ambos perdimos a nuestros padres, aunque

998
en el caso de Arcan la palabra perder no sería correcta. Caro nunca fue

un padre amoroso, ni gentil.

Todavía recuerdo la noche en que Arcan me busco lleno de sangre y

herido en busca de su merecido castigo. A pesar de que su padre intento

matarlo y de que él actúa en defensa propia, Arcan quería ser castigado

por matarlo. Debió de ser así. Pero no podía perder a mi amigo, ya había

perdido a mucha gente en mi vida, mi madre, mi hermano, mi padre. No

podía agregar a mi amigo en la lista y menos a él. Todavía era un

cachorro.

Así que le di el castigo que sabía que más odiaría. Vivir a mi servicio y

encargarse del recinto. Su casa aceptó lo ocurrido. Hacía tiempo que las

quejas del actuar de Cato se escuchaban en el salón de trono, y la

mayoría de esas quejas eran de Albus preocupados, al parecer para Cato

muchos niños de su clan no debían existir.

Aunque eso explica por qué no han nacido omegas Albus durante su

mando.

— Eunice — llamo a mi comandante — encargaré de él — le ordenó —,

pero mantenlo con vida — le aclaro.

Eunice se encarga de llevarse a la gárgola, no envidio su futuro cercano.

La mayoría de los hombres que son interrogados por Eunice terminan

rogando por su muerte.

Él se encargará de sacarle información, así como lo hizo con Rael.

— Tú — le digo a Nice mientras intenta escaparse — no hemos

terminado — le aclaro molesto.

Ella solo sonríe incómoda, sabe que está en problemas. No debió

arriesgarse de ese modo. Estoy comenzando a pensar que mantenerla

encerrada sería lo más seguro para ella. Pero no puedo hacerlo, no puedo

volver a cometer ese error, ella merece más que cuatro paredes

999
adornadas. Solo desearía que su deseo por la batalla no creciera tanto.

Tal vez sería de ese modo si la bruja se apartará de ella, aunque no

podría quitarle a su amiga. Por más que no me agrade la bruja, ella la

hace feliz y no puedo quitarle eso.

— No sé a qué te refieres — miente ella — nosotras solo estábamos

dando el paseo —

— Sabes que puedo saber cuándo mientes—le recuerdo y ella se pone

colorada.

— Pero es una mentira pequeñita— me indica.

— Ponerse en riesgo contra el enemigo no es algo pequeño — le digo

molesto.

— Nunca estuve en peligro — debate ella — tú siempre estuviste

conmigo — índica.

— Tú no deberías estar en una batalla — le digo frustrado. Estoy cansado

de tener esta discusión con ella.

— Pero quiero ayudar— se queja ella.

— Me ayudarías más quedándote en un lugar seguro — le indico.

En ese momento veo al real aproximarse a nosotros, trayendo consigo

cabezas cercenadas en ambas manos sujetadas desde los pelos.

— Veo que no soy el único que recibió visita — indica soltando las

cabezas junto a la pila de cuerpos de Gárgolas. Él se tensa al ver a Nice y

se aproxima a ella.

No dudo en detenerlo.

— No la toques — le digo haciendo crujir los huesos de su brazo.

— Está herida — me señala molesto. — No deberías dejar que eso pase

— Yo no deje que pasará, ella se escabulló en la batalla — me quejo.

1000
— Típico de ella — comenta el vampiro. — Deberías quedarte en un

lugar seguro —

Por fin alguien que piensa como yo. Lástima que sea el idiota que

también se quiere quedar con ella.

— Me quedaré dónde yo quiera — dice ella ruborizada por los retos de

ambos.

— Cómo digas — contesta el Vampir. — vine porque tengo hambre — le

indica.

Eso me lleva a darle un fuerte puño en el rostro — Ella es mi reina, no tu

refrigerio — le aclaro molesto mientras lo miro tumbado en el suelo.

Creo que me llevaría bien con este idiota si no se interesará en ella. A

pesar de ser un vampiro real, ha demostrado ser útil en batalla, e

inteligente para las estrategias. Tuvimos que trabajar codo a codo para

defender Nosferatus hasta que ya no resistió más.

Pero al tratarse de Nice no dudaría en cortarle la maldita cabeza.

Ella es mía.

— Solo digo que si está herida puedo ayudar con eso— indica el vampir.

Escusas baratas, odio que él la muerda. Solo lo permito por las

advertencias de la bruja. Nice necesita ser venenosa para evitar ser

asesinada por una maldita gárgola. Sea cual sea. Eso es lo único, por lo

que permito que el imbécil la muerda. Aunque de todos modos odio que

lo haga.

1001
238. Septo

Laura

Era cuestión de tiempo para que me exigieran que cortará mis plumas. Toda

sacerdotisa debe mantener sus plumas cortas renunciando a volar en honor al

dios Apolo. Pero al enterarme de que el lobo blanco, el vetado que asesino a mi

hermano estaba en Argos, no podía quedarme de brazos cruzados. Es por eso

que Ana encubrió el hecho de que ya no estaba cortando mis plumas. No podía

perder esta oportunidad. Quería venganza, pero lo que más deseo es la verdad.

Necesito que me explique por qué mató a mi hermano. Letiel, era la gárgola

más cariñosa y amable de todo Glaukos. Solo un maldito monstruo podría

considerar hacerle daño. Todavía me duele su pérdida. Él fue quien me crío.

Nuestros padres murieron cuando yo era un bebé y Letiel fue toda la familia

que tuve.

Él fue quien me apoyo luego del ritual del trinar.

Las Gárgolas tenemos un ritual para encontrar a nuestro Agapornis. En el caso

de las hembras se las lleva al salón de canto donde debemos recitar un poema o

cantar una canción y de ese modo esperar que nuestra voz llegue a nuestro

Agapornis. Si el macho siente erizar sus plumas ante su voz, la reclama como su

pareja.

Pero las hembras que no encuentran a su agapornis son catalogadas como

sacerdotisas, dado que según las creencias, si ningún macho se atrae a nuestro

canto estamos destinadas al dios Apolo.

Yo no quería eso, renunciar a mi vuelo fue lo más doloroso que creí vivir, hasta

que nuestro rey confirmo la muerte de mi desaparecido hermano.

Él estaba obsesionado con encontrar el modo de terminar con el septo. En ese

momento yo era demasiada niña para entender el porqué. Pero ahora, como

Sacerdotisa, lo comprendo. El septo es el grupo de personas que nos obligan a

1002
renunciar a nuestras alas, a nuestra libertad. Y las hembras que se oponen a ello

son sentenciadas a muerte por herejes.

Pero no me importa cortar mis plumas en este momento. A pesar del terrible

dolor que siento en cada fibra de mí ser mientras Ana me ayuda con las pinzas.

Es la primera vez que no permitiré que mi cuerpo termine inconsciente por el

dolor. Por fin tengo un motivo para estar despierta. Tengo que hacerle pagar al

maldito lycan por lo que hizo.

Él me confunde cuando lo escuché gritar de dolor al sujetarlo con mis garras en

el aire, pude sentir mis plumas erizarse. Esto no tiene sentido. Las hembras no

detectamos a nuestro Agapornis o por lo menos eso es lo que nos enseñan

desde pequeñas.

Esto debe ser un truco, y eso me hace odiarlo aún más.

— Deberías descansar — índica Ana.— tus plumas crecieron demasiado y

sangrado más de lo habitual —

— No me importa, Rael sabe que lo tengo, es cuestión de tiempo para que me lo

quiten. Necesito respuestas antes de eso — digo decidida.

A pesar de que a Ana no le gusta mi decisión, me venda las heridas y se retira.

Soportando el dolor camino hacia el salón donde tengo preso al maldito.

Siempre lo imaginé como un monstruo feo, peludo y con hocico de lobo, pero

no es así como se ve.

Él es hermoso, incluso más que nuestro rey Uriel. Su cabello blanco parece

atraer la luz y su piel algo bronceada brilla demostrando cada contorno de sus

músculos. Pero lo peor es su voz, escucharlo hablar me hace temblar. Incluso

me siento mal al dañarlo.

No debería ser tan blanda. Yo tuve que reconocer el cuerpo de Uriel después de

que este maldito lo utilizará a su antojo mutilándolo. Una de sus alas estaba

totalmente desmembrada y los cortes en su piel eran profundos hasta el hueso.

No importa cuánta pena me genere torturarlo, él no se merece salvarse de esto.

1003
— Estás herida — señala aprisionado entre las esposas.— ¿por qué permites

que te hagan eso?— pregunta furioso.

Su actitud me confunde. Casi pareciera que le importa mi dolor.

— ¿por qué mataste a mi hermano?— le repito ignorando su pregunta.

— Yo no lo hice — repite nuevamente. ¿Qué tan estúpida cree que soy? Él tenía

su cuerpo, incluso reconozco su olor a perro que impregnó el cadáver de Letiel.

— Será mejor que contestes con la verdad — insisto mientras voy por una cierra

usada para amputar — o perderás todos tus miembros — le amenazó.

— Tú no lo harás — dice él mirándome a los ojos — Eres mi compañera, no

puedes dañarme —

¿Compañera? ¿Acaso se volvió loco? Yo no soy una lycan, no puedo ser su

compañera.

— ¿Y es costumbre de los lycans matar a la familia de sus compañeras?—

pregunto llena de dolor.

— No, tienes que creerme, yo no lo mate — insiste — admito que estudie su

cuerpo, pero ya estaba muerto cuando lo encontré, una lanza negra decorada

con plumas blancas perforó su torso desde la espalda —

No debo creer sus mentiras, pero su descripción de la lanza me molesta —¿que

más tenía?—

— ¿A qué te refieres? — pregunta confuso.

— La lanza — le gritó sin paciencia — ¿qué más tenía?—

— No lo recuerdo bien, pero creo que tenía un dibujo grabado en oro sobre su

hoja.—

No puede ser. El lycan no debería saber de esa lanza, es un arma sagrada, pero

desapareció del septo unos días después de la partida de Letiel.

— ¿Cuál era el dibujo?— insisto.

Y ruego porque no diga lo que estoy pensando.

— Un sol — contesta.

1004
No, ¡No! Eso no puede ser esa lanza estaba resguardada aquí en el septo. La

lanza de Lugonis es sagrada para nosotros. Más que eso, es una de las pocas

armas que puede matarnos con una simple herida.

Eso quiere decir que el Lycan dice la verdad. Pero entonces eso significa que

quien mató a Letiel es una gárgola.

El dolor de mis alas y la conmoción de sus palabras me hacen desvanecer

cayendo al suelo mientras la inconsciencia mi lleva.

1005
239. Eunice

Eunice

Mis hombres se encargan de llevar a la gárgola a la celda de interrogatorio.

Aunque es nuestro enemigo, incluso ellos lo miran con lástima. No es ningún

secreto lo que le espera. Llevo años encargándose de los interrogatorios al

punto tal de que he perfeccionado mis técnicas. Este pajarito cantará tarde o

temprano, todos lo hacen.

La gárgola está herida y no tendrá forma de sanar rápidamente según el Alfa,

eso me da una enorme ventaja.

Al ingresar a su celda se abalanza hacia mí intentando derribarme y rasga la

piel de mi cuello con sus garras, si no fuese rápido estaría gravemente herido.

Ese fue su primer error, no dudo en demostrarle con los puños que conmigo las

cosas no son así golpeando su rostro mientras siento sus huesos crujir bajo mis

manos. La gente hoy en día se olvida de la etiqueta básica. Hola, buen día, sí

señor ¿Por qué es tan difícil? No pido mucho, solo el mismo trato le doy

Cuando lo dejo tumbado en el suelo después de un par de golpes me incorporo

y acomodo mi uniforme.

— Empecemos otra vez — le digo — Buen día, mi nombre es Eunice y tengo

algunas preguntas para ti — indico con respeto y cordialidad.

— Vete a la mierda, perro — responde él limpiándose la sangre, sé su nariz

rota. Sus dientes están afilados en punta como armas.

Esa no es la respuesta correcta, así que no dudo en golpearle las costillas con mi

bota y pisar una de sus alas.

Él grita como una niña mientras intenta huir de su castigo.

— En este lugar me llamas por mi nombre o por señor — le indico — ¿Queda

claro?— pregunto mientras lo veo retorcerse de dolor.

— Al carajo — dice — No eres más que un perro sarnoso. Ve a oler el trasero a

tu amo —

1006
Ok, entiendo, es normal que en el primer encuentro no lleguemos a un buen

punto, así que solo me limito a romper su ala.

— Volveré cuando decidas ser más respetuoso — le informo mientras me

limpio las manos llenas de sangre en su ropa.

A pesar de que se hace el fuerte, no es la primera gárgola que torturó y sé lo

doloroso que puede ser para ellos dañar sus alas. Aunque con Rael no tuve ese

placer dado que el Alfa se las arrancó de raíz.

Ese idiota sí que aprendió a hablar y me sería útil ver cómo está e informarle del

rotundo fracaso de sus compatriotas.

Al llegar a la celda donde se encuentra no tarda en ponerse de pie y bajar la

cabeza. Sí, hice un buen trabajo con este.

— Buenos días — digo entrando a la celda.

— Buen día, señor— contesta la gárgola con total sumisión y miedo. Las marcas

de mi reeducación son visibles en su cuerpo. A pesar de su poder de curación,

las cicatrices no se borrarán en décadas. Me alegro por ello, es mi obra maestra.

Rael era otro maldito bastardo cuando llegó aquí, pero ahora nos brinda

información sin dudarlo. Aunque no nos dice dónde tienen a Arcan. Al parecer

lo han cambiado de lugar y no sabe dónde está. Le creo, fui muy insistente con

eso y sé que no miente. No sé atrevería a hacerme eso.

— Hoy tengo noticias alegres — le indico con una sonrisa — tus colegas

hicieron una visita a diluvio — le cuento.

Puedo notar su sorpresa y algo de esperanza en sus ojos.

— Tendremos plumas para hacer almohadas para todo el pueblo — le informo

con una sonrisa.

Ese comentario lo hace desinflar sus pulmones.

—¿No estás feliz por nosotros?— le pregunto y él retrocede. Sabe lo que pasa

cuando me hace enojar.

— Me alegro, señor — dice Rael temeroso.

1007
— Pero dejamos uno vivo — le informo y él continúa con la vista en el suelo —

un tal Azael — le cuento y él clava la mirada en mí.

— Yo no tengo nada que ver con eso — dice lleno de pánico — lo que él hace no

tiene nada que ver conmigo — dice desesperado.

— No te preocupes — digo — ya es inquilino de nuestras celdas, tendrá su

tiempo para adaptarte como tú —

Mis palabras solo lo agitan más.

— No, no lo hará — grita — Azael es un carroñero, él se comerá a su presa —

dice desesperado.

— ¿A qué te refieres?— pregunto

— La reina está condenada — dice de forma desquiciada.

— Él está encerrado — le digo cansado de su patética escena.

— No, ya no lo está — índica con total seguridad.

Maldición esto no me gusta, salgo de la celda a toda velocidad mientras escucho

a la gárgola gritar.

— Yo no lo hice — repite gritando lleno de terror sujetando las rejas de la celda.

— tiene que creerme, señor, yo no plañir esto.—

Ignoró sus ruegos y corro hasta la celda encontrándome con los guardias

muertos. Unas garras destrozaron sus yugulares y algo parece haberse

alimentado sé sus caras. La celda está abierta y un rastro de sangre recorre el

pasillo.

Maldición, el maldito se escapó y está suelto dentro de Diluvio.

Tengo que encontrarlo antes de que dañe a alguien. Rael tiene razón, vienen por

la reina y nadie está al tanto de ello.

Deukarion me matará por esto.

1008
240. Canival

Nice

Entre la pelea con las gárgolas y la discusión con Deukarion estoy agotada y el

hecho de que Caspian sé alimentaría de mí no disminuyó en nada eso. Tengo

que dejar de pasar las noches en vela. No soy un ser nocturno. Mi cerebro

necesita dormir de noche. Pero no podemos entrenar con Casandra de día, así

que Kresly y yo nos amoldamos a ella.

Aun así mi cuerpo me pasa factura, me duele la espalda y necesito dormir, así

que hago lo que tanto Deukarion como Caspian me indicaron de forma tan

molesta, me dirijo al castillo y entro en la habitación lista para dormir. La ropa

me molesta y tengo sangre azul pegada a la piel, así que me doy una ducha

intentando relajarme. Espero que Eunice pueda sacarle información a la gárgola

que capturamos. Me preocupa Arcan y a eso se le suma el hecho de que Uriel

mantiene cautiva a las hermanas de Kesly.

— ¿Hermanas?— le pregunto cuando se aproxima a mí después de que Caspian

me curara.

— ¿No te lo dije? Tengo hermanas. Somos trillizas — comenta quitándole

importancia.

¿Trillizas? ¿Hay dos personas iguales a ella en este mundo?

— No nos parecemos en nada — me dice al ver lo que pienso con su poder—

No compartimos placenta, somos trillizas no gemelas —

— Todavía no entiendo cómo con tu poder de crear portales, Uriel te mantuvo

prisionera de ese modo— le digo. Mi comentario la pone incómoda, así que no

digo más nada.

Al terminar mi baño me visto solo con una camiseta de Deukarion. Él ya esta a

acostumbrado a mi preferencia de usar su ropa para dormir.

— ¿Por qué lo haces?— me preguntó un día. Todavía sonrió al ver su dicha por

mi respuesta.

1009
— Es que me gusta dormir rodeada de tu olor — le digo mientras veo como le

brillan los ojos.

Deukarion es un caso complejo, no puedo negar que es desconfiado, dictador,

sobre protector y altamente posesivo, pero lo peor de todo es que estoy cien por

ciento segura de que estoy enamorada de él. Aunque todavía no me animo a

decirle que lo amo. Quiero hacerlo y sé que él lo desea, lo espera cada vez que

me lo dice, pero yo no puedo hacerlo, todavía no tengo la valentía para ello.

No es que no lo ame, solo temo que al decírselo la magia se termine y esta

historia de amor se vuelva un cuento de tragedia y horror.

Intento sacar esos pensamientos de mi cabeza mientras habla las mantas de la

cama y me acurrucó entre ellas sintiendo el aroma a chocolate de su cuerpo.

Me gustaría que él estuviera aquí conmigo, pero entiendo que después de un

ataque tiene mucho de que encargarse, así que me relajo y dejo que el sueño

venga por mí.

Un olor agrio me despierta, conozco ese aroma, así huele la sangre azul. Al abrir

mis ojos veo los dientes afilados similares a los de una piraña en la boca de un

tipo que sonríe al notar mi miedo. Intento gritar, pero él tapa mi boca y coloca

sus largas garras en mi yugular.

— Solo vine por ti sangre, pero ese bocado de ti brazo me ha dejado realmente

con deseo de más — susurra aproximando sus dientes a mi rostro — la sangre

humana es realmente dulce, nunca tengo suficiente cuando de eso se trata —

Puedo sentir su aliento caliente rozar mi piel.

Intento llamar a mis plantas, pero al leve movimiento de mis dedos sus garras

se clavan en mi piel con fuerza.

— Será mejor que te quedes quieta si no quieres desangrarte mientras me doy

mi festín — índica

1010
Al decir eso lleva su horrible boca a mi hombro y clava sus dientes en mi piel.

No es una simple mordida, mi piel se desgarra bajo el filo de sus dientes y

comienzo a sentir mi sangre escurriendo y manchado las sábanas.

Este demente realmente se cree Hannibal, maldito enfermo. Cada vez que

intento apartarme sus garras amenazan con herirme de muerte.

Sus dientes arrancan la carne de mi hombro y mis gritos quedan enmudecidos

en su palma.

El terror me invade, literalmente estoy viendo a un maldito enfermo, comerme

viva, no puedo contener las lágrimas productos del dolor.

La impotencia ante su tortura me desespera. A pesar de todo mi poder no

puedo hacer nada, más que soportar el terrible dolor y rogar que alguien venga

a ayudarme.

— Tu carne es asombrosa — dice con su rostro manchado con mi sangre y sus

ojos desquiciados — lo siento acomodarse sobre mí y me congelo al notar su

erección. No, no puede ser. Intento patearlo mientras él intenta abrir mis

piernas con las suyas.

— Tranquila, solo disfrutaré más de ti, de todos modos ya eres una zorra, no

habrá diferencia con que te follen yo también —

¿Qué? El maldito va a violarme. A pesar del dolor y sus garras en mi cuello,

peleó con todas mis fuerzas. No voy a dejar que este enfermo me haga algo así.

Pero mi fuerza no es rival contra él y el miedo paraliza mi poder. No, por todos

los dioses. No quiero algo así.

Nadie va a venir, nadie sabe que esta escoria está aquí conmigo. Las lágrimas

cubren mi rostro y él ríe ante eso.

— No te preocupes guardaré algo para llevarle a nuestro rey — comenta

mientras vuelve a aproximarse a la herida de sus mordiscos para continuar

alimentándose de mí. Pero algo lo detiene y veo como su piel comienza a

oscurecerse marcando sus venas de color morado. En un momento lo veo

1011
intentar respirar sin éxito mientras parece ahogarse y sujeta su garganta

soltándome. No sé qué le ocurre, pero lo veo intentar respirar con

desesperación mientras se cae de la cama y comienza a convulsionar.

1012
241. Mia

Arcan

Ella sangra, puedo olerlo mientras la veo inconveniente tendida en el

suelo.

No puedo dejarla allí. Su reacción ante mis palabras me indica que algo

anda mal en este lugar. No puedo entender que exista una costumbre tan

salvaje en Argos.

No puedo dejarla en este lugar, tengo que salir de aquí y llevarla

conmigo

Ella es mía y no permitiré que la dañen así y mucho menos que ella lo

permita.

Si Nice pudo soltarse de los grilletes de él recinto, yo tengo que poder

salir de estos. Soy más fuerte.

Mis heridas arden, maldito karma ahora entiendo lo que Nice vivió por

mi culpa, desgarrar mi carne para sacar mis manos es difícil y doloroso,

el ardor se siente a cada centímetro, la sangre escurre por mis brazos.

Juro que cuando vea a Nice voy a cubrir sus brazos con flores. Maldita

loca, esto sí que duele. Pero lo logro y me paro frente al cuerpo

inconsciente de Laura.

La tomo en mis brazos cubiertos de sangre y uso mi olfato para encontrar

el modo de salir de este lugar.

Este lugar solo tiene un par de guardias, pero está lleno de hembras,

gárgolas, todas huelen a sangre, a todas les obligan a mutilarse. Necesito

llegar a Diluvio, la sangre de Nice me ayudará a sanar. Y después

encontraré el modo de que Laura me acepte.

Rael fue quien mató a su hermano, pero ella no va a creerme, debo hacer

que esa escoria lo confiese frente a ella. Debo encontrarlo.

1013
Pero primero tengo que salir de esta montaña. Y no es fácil con tantas

heridas. Antes de salir busco algo que cubra mi cuerpo. No hay armas en

este lugar. No sé dónde dejaron mis cosas, pero tendré que irme sin ellas.

Cargo su cuerpo y corro por la galería esculpida en la roca de la montaña

Antes de encontrar la salida de este maldito laberinto de rocas, me topo

con un guardia. Debió de estar acostumbrado a la tranquilidad del lugar

porque al verlo arremeto contra él cortando su cabeza con mis garras

mientras cargo en mi hombro herido a Laura. No obstante, la suerte no

es mi compañera, dado que en ese momento ella se despierta y se aparta

de mí confundida mientras se encuentra con el cadáver del guardia y mis

garras llenas de sangre. Al ver eso intenta correr y gritar. No puedo

permitir que le dé aviso a los demás, así que corro y tapo su boca

sintiendo como se remueve llena de miedo y furia entre mis manos. Será

difícil convencerla de no ser el asesino de su hermano luego de esto. Pero

por el momento mi prioridad es sacarnos de esta montaña, así que

golpeó su nuca dejándola nuevamente inconsciente y la vuelvo a cargar,

pero antes de marcharme tomo el arpón del guardia.

La salida está cerca, puedo olerla, pero al llegar a lo que parece una

abertura en la parte superior de la montaña el suelo a mis pies se

desmorona y caemos por un túnel escarpado y lleno de rocas filosas.

¿Una trampa? No parece que estuviera en ese lugar para quienes

pudiesen entrar, la salida da a un acantilado con una caída de más de

cien metros.

Esta trampa no era para evitar a los intrusos, era para evitar que la gente

en el lugar que no puede volar no salga de aquí. Ellos las tienen

prisionera.

No tengo tiempo de pensar en ello, solo envuelvo su cuerpo con el mío

mientras que recibo los golpes de las rocas a medida que caemos.

1014
La trampa termina en un gran hoyo sin aberturas más que el lugar por el

que llegamos, que se encuentra a más de diez metros de nosotros. La

caída final me golpea contra las últimas rocas y una de ellas me da en la

cabeza. Maldición, debí oler esto, pienso mientras quedó inconsciente.

Solo espero que ella esté bien. Al revisarla mis manos tiemblan. Ella está

bien, aunque sus alassangran, así que corta el borde de su largo vestido

blanco y lo uso como vendaje. Espero que pueda sanar rápido, aunque

no sé su edad. Solo los más antiguos en Glaukos tienen ese poder. Busco

un lugar donde tenerla, pero todo el suelo está cubierto de huesos.

Maldición, esto es macabro cuántas personas han caído en esta trampa.

Al ver los esqueletos con alas no cabe duda de que eran gárgolas y al

notar las rápidas vestimentas sé que eran hembras, hembras realmente

jóvenes para morir de este modo.

Corro los huesos y la tiendo en el suelo revisando mejor su cuerpo. Su

piel tiene algunos rasguños, pero la mayor parte de la sangre que la

cubre es mía. Eso es un alivio.

No puedo dejar de verla, debería estar buscando el modo de salir de este

lugar, pero mi curiosidad no me permite apartarme de ella. Es hermosa,

la mujer más hermosa que he visto en mi vida, su piel es suave al igual

que su largo cabello caoba. Sus labios son finos, pero al rozarlos con mis

dedos me encuentro salivando lleno de deseo por besarlos, mi cuerpo

arrodillado frente al de ella se inclina solo mientras puedo apreciar su

aroma. Ella huele a galletas con chispas. Todavía tengo un gabinete

oculto en el resto llena de esas delicias. Su aroma y sus labios me tientan

cada vez más. Necesito probarla, un beso, muero por besarla, así que mi

lengua humedece mis labios preparándome para ello mientras veo sus

largas y hermosas pestañas. Debería esperar que despierte, pero solo será

un beso, le robaré solo uno. Al pisar mis labios sobre los suyos mi

1015
corazón se detiene, es tan suave, tan cálida, no puedo evitar lamerlos en

busca de su sabor y siento como se entreabren permitiéndome introducir

mi lengua. En el pozo retumba mi jadeo ante el impacto de placer que me

genera su dulce sabor.

En ese momento perdido en su ambrosía, algo golpea mi rostro

fuertemente alejándome de sus labios.

Mi gruñido ante la furia por apartarme de ella hace eco en el lugar ¿Qué

carajos me golpeó?

Oh, mierda... Ya veo.

1016
242. Presentimiento

Se siente realmente bien poder golpear al maldito vampiro. Su cuerpo ya no se

encuentra enlazado al de Nice. La bruja se encargó de darle un medicamento

humano. Aunque Nice se sorprendió al ver que era algo llamado Aspirinas.

— ¿De verdad algo tan simple cortará nuestra conexión?— le pregunta dudosa.

— Tu conexión con él se debe a qué su mordida insista a tu cuerpo a producir

más glóbulos rojos incrementando tu presión sanguínea y esos glóbulos actúan

como receptores de sus estímulos — le explica, yo no entiendo nada, eso me

fastidia, Arcan sería muy útil en este momento.

— Solo trataremos tu poliglobulia y eso disminuirá los receptores — le dice.

Nice no duda, ella parece comprender todo ese palabrerío y sin dudar todas las

mañanas toma esa "Aspirina".

Aunque eso no le quita el veneno del vampiro del sistema. Tras nuestro

enfrentamiento utilizo su ungüento con sangre que había reservado para tratar

mis heridas.

No puedo negar que se ha vuelto más fuerte y capaz en la lucha. Pero no me

gusta que corra esa clase de riesgos. Ya demasiado riesgoso es que sea una

humana y mi compañera, ambas cosas la convierten en un blanco. Por lo menos

el vampiro ya no es otro factor

Es por eso que tengo mi espada apuntando a su cuello mientras el maldito la

muerde para curarla y alimentarse.

He apurado a la bruja para que encuentre a su bendita compañera de una vez

por todas, pero ella me dijo siempre lo mismo "primero deben pasar cosas

dolorosas". La seriedad ante sus palabras me incomoda. Odio hablar con ella,

nunca es clara con lo que dice.

Al soltarla se aparta molesto con mi amenaza. Que se joda, a mí me molesta

más dejar que muerda a mi mujer. Ella es mía y no quiero que tenga ideas

absurdas, de lo contrario es por eso que al apartarse de Nice me aproximó y la

1017
beso con pasión y sin discreción alguna. Sé que él nos observa y lo espero, tiene

que quedarle en claro de una vez que no hay nada aquí para él.

— Ve a descansar — le digo al ver su semblante cansado — y no olvides tu

Aspitirina —

— Es Aspirina — me corrige ella y saca una de esas pastillas blancas de su

bolsillo engulléndola.

El vampiro parece mesto ante eso, pero no me importa. Veo como Nice vuelve

al castillo mientras dos soldados la custodian. Me encantaría estar con ella, pero

uno de los centinelas se aproxima con un mensaje.

— Señor, las gárgolas están atacando el extremo sur de la frontera — informa.

¿Por qué harían algo así? Es la sección más lejana al poblado. Allí solo hay

cultivos y granjas. Aunque atacar directo la plaza central de diluvio tampoco les

fue exitoso. Al parecer los pajarracos se están quedando sin planes. Uriel debe

estar cometiendo errores por la desesperación.

De todos modos me dirijo hacia ese lugar con una tropa de soldados y el

vampiro nos acompaña con el Vampir que congela todo lo que toca.

Partimos al lugar dejando a Eunice para que se encargue de su nuevo inquilino.

Confío en que él lo hará hablar.

— Debemos apresurarnos, no queda mucho tiempo para que comience a

amanecer — indica.

— Nadie te pidió que vinieras — le señalo, molesto con sus indicaciones.— Si te

da miedo el sol, entonces no vengas — le digo mientras tomo mi forma de lobo

para llegar más rápido.

— Te veo allá — dice con soberbia mientras comienza a correr adelantándose a

nosotros. Es un imbécil, no voy a permitir que me gane, así que apresuró a los

soldados y aceleró la carrera atravesando el bosque que rodea la porción sur de

diluvio y adentrándome en los sembradíos. Esto ya no es una simple marcha, es

una carrera y no puedo permitirme perder contra él.

1018
La zona que está bajo ataque está bastante lejos. Las gárgolas solo se limitan a

quemar graneros y matar el ganado. Intentan quitarnos los recursos en casos de

un asedio. Al llegar donde se encuentran entramos en una pelea feroz con los

emplumados. Pero a pesar de que ya perdieron a varios de sus colegas, no se

retiran. Solo se mantiene cada vez más lejos. Esto no me gusta.

Es una trampa. Ellos no están atacando, solo nos mantienen lejos del castillo. El

alma se cae a mis pies. Ella está en peligro.

— ¿Qué sucede?— pregunta el vampiro al ver que me alejo de la zona de

batalla.

— Ella esta en peligro — le digo mientras comienzo a correr ayudando a la

manada para advertir de la amenaza.

Pero estoy muy lejos, y llevamos tiempo peleando contra estos bastardos que

solo eran una distracción.

La distancia desaparece a cada zancada que doy y noto que el vampiro corre mi

lado saltando de árbol en árbol con el semblante lleno de preocupación.

Llegamos a diluvio y corro por el castillo. Los soldados están por todos lados.

Al parecer la gárgola que mordió el brazo de Nice consiguió escapar.

Corro desesperado hacia la habitación mientras el olor de su sangre llega a mis

fosas nasales.

Derribo la puerta y me encuentro el motivo de mi temor.

La gárgola llegó a ella. Y lo que veo me perturba, al igual que al vampiro que se

encuentra detrás de mí.

1019
243. Algo muy doloroso

Caspian

Al abrir la puerta el lycan corre hacia el interior dejándome ver lo que lo

apresuró tanto a llegar hasta aquí. Nice ella está gravemente herida. La sangre

brota de su hombro manchando de rojo toda la cama y su cuello presenta

profundas laceraciones. El alfa intenta hacer presión en su herida intentando

detener el flujo de sangre. El olor golpea mis fosas nasales haciendo que mis

colmillos se extiendan listos para alimentarme. Al costado de la cama se

encuentra tendido el cadáver de la gárgola que debería estar encerrada o

muerta.

El cuerpo se encuentra boca abajo en una posición que denota sufrimiento. Al

girarlo puedo notar el porqué. Las venas de su cuerpo están ennegrecidas,

como cuando muerdo a alguien más, pero a diferencia de mi mordida, la piel de

la gárgola se ve morada casi en su totalidad. Una de sus manos aún se

encuentra sujetando su cuello y su rostro se encuentra manchado de rojo. El

maldito no solo la hirió, él se alimentó de ella estando viva. Y al ver su cuerpo

noto su miembro fuera de su ropa. La furia me enerva aún más. Esta escoria

intentó abusar de ella o tal vez incluso logro hacerlo, necesito que reviva para

volver a matarlo, no importa cuánto dolor refleje su rostro, sé que aún puede

sufrir más, tal como se lo merece. Pero al oler la sangre de Nice intento

calmarme, este no es momento para vengarse, ella podría morir. Me aproximó

hacia Nice y el Alfa me gruñe furioso.

— Quítate, sabes que puedo curarla — le señalo molesto. Si no me deja curarla

lo dejaré clava do en la pared con mi espada.

Veo furia ante mi oferta, pero él contempla el rostro conmocionado por el dolor

que ella posee, está inconsciente y aun así sufre.

— Solo hazlo — dice resignado el lycan sin apartar la vista de ella.

1020
Yo suelto mi espada y me aproximó a ella mientras comienzo a morder su brazo

cerca de la horrible herida que muestra claramente como el maldito deshebro

cada fibra muscular para arrebatar su carne.

Debo hacer lo mismo que cuando la apuñalaron, morderla en consecutivos

lugares inyectando mi veneno.

— Ya es suficiente, dice la bruja desde el umbral de la puerta — si continúas

mordiendo la se quedará sin sangre— dice mientras se aproxima con un soporte

de solución que contiene una bolsa llena de la sangre de ella y apartándome

bruscamente introduce una aguja en su brazo, permitiendo que la sangre viaje a

su cuerpo.

— ¿Qué estás haciendo?— pregunta molesto el lycan

— Intento salvar su vida — le informa la bruja.

Con alivio veo como sus heridas comienzan a sanar lentamente mientras ella

abre los ojos llenos de angustia y comienza a llorar al ver al Alfa.

— Lo lamento — dice ella — no podía detenerlo — cuenta entre jadeos de

angustia, tristeza y llanto

— Tranquila mi amor— le dice el Alfa mientras se arrodilla frente a ella — no es

tu culpa —

Veo como el lycan acaricia su rostro y la besa con clemencia. Odio ver eso, el

amor entre ellos es algo que me llena de envidia, pero lo peor es que al notarla a

ella viéndolo con sus ojos cargados de sentimientos es notorio que lo que siente

por él nunca podrá sentirlo por mí. Ella lo ama.

Al ver a la bruja descargo mi furia con ella

— Tú ves el maldito futuro ¿Por qué no lo detuviste?— le increpo molesto

mientras sostengo con velocidad su cuello para que no pueda huir.

— Hice lo necesario para mantenerla con vida — responde, aunque se nota la

angustia en ella por todo esto — no había forma de detener a Azael, ninguno lo

hubiese logrado, créeme, lo he visto, solo así podíamos detenerlo, tu sangre y su

1021
sangre formaron un potente veneno que él consumió envenenándose a sí

mismo.—

Es por eso que hizo todo esto, por eso me llevo a curar sus heridas cada noche.

Ella sabía que esto sucedería. Mi mano aprieta, con más fuerza su cuello.

— Debiste pensar en algo más — le digo con furia — el bastardo intento abusar

de ella mientras la mutilaba — le gritó desquiciado.

— Fue la única opción — repite — Uriel lo envío sabiendo de sus enfermeros

métodos, es por eso que le llevarás su cadáver —

— ¿Qué?— pregunto mientras la suelto.

— Tiene que creer que su sangre no lo ayudará a sanar, de ese modo ya no

enviara a más nadie a por ella —

— Él no enviara a nadie, me encargue de matarlo para que no lo haga — le digo

decidido.

— No — escucho a Nice decir — no es seguro ir tú solo podría matarte

— Yo iré con él — dice la bruja — me aseguraré que llegue a su destino.

El capitán de los lycans irrumpe en la habitación y al ver la escena no duda en

desenfundar su espada y arrodillarse frente al alfa

— Esto fue por mi culpa, acepto mi castigo — dice.

Conozco los castigos de los lycans, a los ladrones les cortan los dedos, a los

violentos con su familia le cortan las manos, a los que huyen de una batalla le

cortan una pierna, a los que hablan injurias les cortan la lengua. Pero el error

del capitán va más allá de eso.

El Alfa se gira y mira la espada, por un momento parece aceptar la idea, le

cortará la cabeza a su capitán. No lo juzgo, yo también lo haría.

— ¿Cómo escapó?— pregunta Nice

— Uso sus garras para abrir la puerta de su celda y mato a los guardias.

— Entonces no es tu culpa — dice ella.

1022
— Deberías haberlo detenido antes de que llegara hasta aquí — dice molesto el

Alfa aun contemplando la espada.

— Lo sé, pero la gárgola dejo rastros falsos y no fue fácil ubicar su posición. Su

olor invadió todo el castillo, dejando sangre y algo de su carne en cada rincón.

Al mirar a la gárgola veo que una de sus piernas tiene heridas. Al parecer el

demente se arrancó pedazos de su mismo para despistarlos.

— Acepto mi castigo — repite el capitán.

— No habrá castigo — dice decidida Nice. — Kresly ya lo dijo, esto era la única

forma para detenerlo, no hubieses podido hacer nada.—

El Alfa parece molesto por sus palabras, pero al mirarla ella sujeta una de sus

manos.

— No quiero más violencia, es tu amigo, si quieres castigarlo, dale un castigo

que no lo dañe, por favor — la súplica ella.

— Agradece que tu reina sea piadosa, pero si se vuelve a repetir no habrá nada

que te salve, ni su piedad, ni nuestra amistad — dice el Alfa — retiraré — le

ordena.

Yo me aparto y agarro el cadáver de la gárgola, no quiero perder más tiempo.

Voy a matar a Uriel.

1023
244. Temblor

Iván

Mis llamas se extienden por la palma de mi mano rememorando mis

recuerdos.

Cuando en pleno medio día, luego de que el real fuera en busca de la

humana que él muy idiota dejo alejarse de él. El silencio del lugar me

inquietaba, estoy aguantando de ir a verla, pero ella ya no está en una

celda. Caspian decidió dejarla con las Omegas a cargo de Sultra. Y el ama

de llaves no me deja acercarme a ella.

El único motivo por el que soporto sus límites es porque ella supo

tratarnos con respeto y cariño cuando volvimos al castillo.

Eso me molesta, quiero verla. Debí exigirle al Real que me la entregara

como premio. Pero a Caspian no le agrada la idea de la esclavitud.

Un gran impacto sacude los cimientos del lugar. El temblor se extiende

por toda la construcción. Sé lo que significa. Las gárgolas están atacando

nuevamente. Pero esta vez es más violento. No puedo quedarme

tranquilo, algunas paredes se desmoronan y grandes fragmentos de

techos caen. Esto me inquieta, no dudo en salir corriendo a buscarla

Al llegar a la zona donde se encuentran en la cocina. Al entrar corriendo,

las mujeres gritan asustadas al verme mientras otro proyectil golpea el

castillo y un trozo de techo se desprende sobre la cabeza de ellas. Ellas no

se percatan de eso, así que al usar mi fuego para apartar el fragmento me

miran llenas de pavor. Salgan de aquí, les grito mientras me aproximó y

sujeto a Core.

— Tu vienés conmigo — le indico. Tengo que sacarla de este lugar. Pero

al intentar salir la bruja bloquea mi camino con Sergan y William.

— Nos vamos — índica mientras abre un portal.

— No la dejaré — le indico obligado a seguir su orden.

1024
— Entonces no la sueltes — contesta ella mientras ingresa al portal.

Yo sujeto su brazo con mi mano enguantada mientras ingreso al portal

violeta.

En un momento estábamos en Nosferatus y al siguiente estamos en el

bosque.

— ¿Dónde estamos?— pregunta William.

— A partir de este momento están bajo mis órdenes, me obedecerán y

protegerán aunque no lo quieran— dice la bruja. — Tú quédate aquí, es

el lugar más seguro que puedo darte en este momento — le dice a Core y

ella asiente mientras siento como su mano sujeta con fuerza mi guante.

— Espérame aquí — le digo — vendré a buscarte.—

...

— ¡Iván!— siento que gritan apartándome de mis pensamientos.

Ella está a mi lado, recostada. Todavía no entiendo cómo acepto mi

compañía. — ¿Te encuentras bien?—

— ¿Por qué no hiciste de mí?— le pregunto lleno de sospechas — tuviste

muchas oportunidades para hacerlo —

Ella suspira mientras se incorpora.

— Puedo irme si es lo que deseas — dice ella mientras intenta apartarse.

Al verla extiendo mi mano para detenerla. No quiero que se vaya desde

que regrese de la caída de Nosferatus no he permitido que se aparte de

mí. No la quiero lejos, necesito verla, saber que está aquí. No entiendo el

porqué, pero no me importa si mi desquiciada mente la quiere conmigo,

no dejaré que se marche.

— No irás a ningún lado a menos que desees morir — le indico. Pero mis

palabras llenas de amenazas ya no la asustan.

— Tú no quieres matarme — me contesta — así como yo no quiero irme.

Pero necesito saber por qué —

1025
— No importa el porqué — le contesto molesto

— Pero a mí sí — indica ella molestándote aún más.

— Eso no tiene importancia, eres mía y te quedarás sin importar el

porqué de nada— le contesto enojado.

Ya demasiado molesto es no poder tocarla o morderla, mucho menos

entender lo que se supone que ella quiere. Yo me encargo de darle todo

lo que necesita. Construí una casa para ella en el rincón de los lycans, me

aseguro de que no le falte comida, ropa, joyas. Todo lo que pueda llegar

a desear será de ella. Pero no quiero saber el porqué.

— No soy una esclava — dice ofendida ella — si quiero irme me iré —

Sus palabras hacen que las llamas cubran mis manos surgiendo desde el

borde de mis guantes.

Odio estos guantes, pican, molestan, no obstante son lo único que evita

que la convierta en cenizas. Aunque los odio, nunca me los quito cuando

estoy con ella a menos que sea necesario.

— ¿Qué ocurre? ¿Te falta algo en este lugar?— le pregunto y me

sorprende mi nivel de ansiedad. Sea lo que sea que desea iré a buscarlo y

eso la mantiene a mi lado — ¿Qué es lo que deseas?—

Ella me ve a los ojos antes de contestar — Quiero un compañero—

Su respuesta llega a mi cerebro como un golpe que me aleja de ella.

Puedo darle un castillo si es lo que desea, pero no puedo darle eso. No

pienso entregarla a ningún lycan.

— Olvídate de eso — le digo mientras me coloco mi camisa y mis botas.

Por respeto a ella duerme con mis pantalones puestos.

— ¿por qué?— pregunta ella

— Por qué no te entregaré a nadie — le gritó frustrado — y si continúas

insistiendo solo conseguirás que mate a todos los lycans machos de este

pueblo.—

1026
— No creo que mi compañero sea un lycan— agrega ella.

Lo que me faltaba tendré que matar a algún Vampir ¿Quién es el imbécil

que se atrevió a acercarse a ella?

— ¿Quién es?— le pregunto lleno de furia siendo apenas consiente de

que la sujeto entre mis manos arrinconando su cuerpo con la pared.

Ella tiembla llena de miedo mientras me mira, pero no retrocede a pesar

de su terror continúa a mi lado. No puedo entenderla.

— Creo que eres tú — me dice

Ante sus palabras no puedo evitar reírme.

— Mi pequeña fogata, eso es imposible — le digo mientras acaricio su

hermoso rostro de niña inocente.

— ¿Por qué?— pregunta ella.

— Porque los dioses no podrían odiarte tanto como para darte ese

destino —

1027
245. Cueva

Laura

No puedo creer lo que veo. El bastardo estaba besándome.

Mi mano se extiende buscando algo con que apartarlo y sujeto algo

similar a un palo. No dudo en golpear su rostro y él gruñe ante eso.

Su reacción me asusta, lo que menos necesito es que se transforme y me

muerda. Pero al ver que yo fui quien lo golpeó se relaja y extiendo sus

manos indicando que no hará nada.

— Aléjate de mi — le digo blandiendo el palo. Él obedece y puedo notar

que ya no estoy en el salón del septo.

¿Dónde estoy? Sé que es Argos las paredes de granito esculpidas por los

duendes hace siglos atrás me lo indican, pero nunca estuve en este lugar

y al mirar el suelo el pánico me invade. Este lugar está lleno de huesos y

calaveras. Y son de gárgolas, incluso veo algunas plumas. Al mirar mi

mano suelto lo que creí un palo con asco y terror. No era un garrote, era

el fémur de alguien.

Este lugar parece una tumba, la luz solo ingresa por una abertura en el

techo.

No me gustan los lugares cerrados, soy una gárgola aun con mis alas

cortas necesitó espacio. Las paredes parecen aproximarse cada veza

hacia mí, mientras que el aire que inhaló no parece suficiente para llenar

mis pulmones. El miedo a asfixiarme me lleva sostener mi pecho llena de

pánico.

— Tranquilízate, estás hiperventilando, todo estará bien— me dice el

culpable de que estemos en esta fosa.

— Nada esta bien— le digo furiosa — yo no debería estar aquí — le

indico señalando — y tú deberías estar atado — agrego.

1028
— Si bueno, no me agrada que me aten — comenta como si no fuese la

gran cosa.

Lo veo rascarse su cabello blanco mientras me mira con una sonrisa

pícara. Es un imbécil. No me agrada que me mire de ese modo, no me

gusta que sonría.

— Deja de sonreír — le ordenó molesta — ¿Dónde me trajiste?— No

entiendo cómo acabe aquí, pero sé que es su culpa. Mi mente, me

recuerdo que perdí el conocimiento frente a él cuando aún estaba atado a

la mesa. Al ver sus muñecas veo si carne mutilada mostrando incluso

parte de sus huesos. Eso me da asco. Él realmente es un demente.—

Contesta — grito furiosa.

— No sé dónde estamos — dice él estaba cerca de un acantilado cuando

el suelo cedió bajo mis pies y terminamos en este lugar —

¿Acantilado? Sus palabras me recuerdan las advertencias de mi

hermano. Letiel no quería que yo me uniera al septo, algo en este lugar

no le gustaba y antes de partir me advirtió que si me reclutan antes de su

regreso no me acercará a las salidas. Según él, el septo estaba lleno de

trampas. Sus palabras no tenían sentido para mí, ¿por qué poner trampas

de ese tipo en un lugar sagrado?

Pero ahora, al ver a mí alrededor, veo que decía la verdad. A pesar de mi

asco me aproximó a uno de los esqueletos que parece algo entero y en

sus huesos aún encuentro la pulsera que nos hacen llevar en uno de

nuestros brazos. Estos no son solo esqueletos, son de hembras Gárgolas,

hembras del septo.

¿Por qué? Esto no tiene sentido, somos encomendadas al dios Apolo

¿Para qué poner trampas que nos quitan la vida?

— Encontraré el modo de salir de este lugar — me dice el Lycan.

1029
No confío en él. Además, si quería huir, ¿por qué me llevaba con él? Tal

vez quería matarme como a Letiel.

— Mantente alejado de mí — le digo llena de furia.

No soy un soldado, pero le quitaré sus ojos con mis garras si me toca.

— No pretendo hacerte daño — dice él al ver qué me preparo para

atacarlo. — Entonces ¿Por qué me llevabas contigo cuando estabas?— le

increpó llena de desconfianza.

Ante mis palabras, él no responde. Está ocultando algo y eso me

enfurece.

— Contesta — le ordenó, pero él se pone tenso mientras parece escuchar

algo. Odio que me ignore. Odio que ignore mi voz, es por eso que

termine en el septo. Mi voz no es escuchada por nadie.

— Shhh — me dice y eso me enfurece más, pero no puedo decirle nada

por qué por unos orificios de la pared algo parece arrastrarse. Y al ver lo

que es mi piel se llena de sudor.

Sus verdes escamas brillan de una manera húmeda mientras escucho

como se arrastra.

Es solo una porción de su cuerpo que se observa pasar por los orificios

más bajos. Creí que solo eran cuentos para los niños de Argos que no se

portaban bien. Fueron las criaturas de mis pesadillas en mi infancia junto

a los humanos. Las nagas. Monstruos con enorme cuerpo de gusano

lleno de escamas y afilados colmillos llenos de veneno paralizante que

adormece tu cuerpo mientras te traga vivo.

Debo salir de este lugar. Ya demasiado peligroso es estar aquí encerrada

con el Lycan, y ahora la Naga solo complica más todo.

— Debemos mantenernos silenciosos — me indica el lycans caminando

lentamente cerca de mí. — las Nagas son ciegas, pero tienen bien oído.

¿Él sabe de las nagas? ¿Cómo?

1030
— Intentaré trepar por dónde vinimos — me dice. ¿Trepar? ¿Va a

dejarme sola? ¿Con esa cosa cerca? ¡Claro que no! Prefiero tenerlo cerca y

en caso de que la Naga regrese puedo dejar que se lo coma a él.

— No me dejes sola — le digo sin poder ocultar mi miedo.

Al oírme él se gira y sonríe nuevamente. Odio su sonrisa y como brillan

sus dientes blancos cuando lo hace. Odio sus ojos grises risueños.

Aunque dude de que él sea quien mato a mi hermano, aún lo odio.

Aún así no puedo evitar morder mis labios al recordar su beso.

1031
246. Impaciente

William

No debí dejarme llevar de ese modo. Su piel blanca brilla a pesar de la

poca luz de mi habitación. Su blanco y largo cabello cubre sus turgentes

pechos y sus manos intentan tapar su ingle. Puedo ver cómo se sonroja

ante su desnudez, pero no se aparta de mí.

Esta mujer quiere jugar con mi cordura. Mis colmillos se extienden al

punto de que puedo morder mis labios interiores y absorbo mi propia

sangre lleno de deseo al ver su cuello. El deseo que tengo de morder su

cuello pelea con lo que ocurre entre mis pantalones. No debería dejar que

esto ocurra. Ella proviene de una familia importante para los Albus. Si

desfloro su cuerpo podría tener problemas.

Aunque, por otro lado, nada sería más vergonzoso para ellos. Una Albus

pura e inocente entregándose a un Omega vampir. Ante algo así, incluso

la cabeza de su clan tendrá que salir de su escondite para enfrentarme.

— ¿Debería irme?— me pregunta ella con su voz llena de inocencia.

Maldita sea eso, solo me exista más. En este momento odio más que

nunca mi maldición. Pero puedo tomarla, tan solo debo evitar morderla,

besarla y tocarla con mis manos sin guantes. Pensar en todo eso me llena

de dudas. Aunque ella sea una Albus no merece nada de lo que voy a

hacerle. No obstante, mi cuerpo está a punto de estallar de deseo.

No quiero dejarla ir, no puedo.

Reajusto mis guantes antes de extender mis manos y apartar su pelo de

sus blancos seños.

Un jadeo de placer se escucha en la habitación y sé que soy yo el autor de

ello. Su cuerpo es digno de ser contemplado. Melisa es hermosa. Es la

hembra más hermosa que mis ojos han visto en toda su vida.

1032
— ¿Has estado con algún macho antes?— le pregunto aunque sé la

respuesta. Su inocencia no es fingida.

Ella niega con la cabeza sonrojándose aún más.

— ¿Y deseas estar conmigo?— no puedo obligarla a hacer algo así.

Necesito que sea algo que ella también quiera hacer.

Veo con placer como asiente con su cabeza evitando ver mis ojos.

— Debes contestarme con palabras— le indico mientras tomo su barbilla

y observo su rostro.

— Si — contesta mirándome.

No voy a aceptarla como compañera, ella no es mi compañera, y

tampoco mi anfitriona. Yo no puedo marcarla de ninguna forma. Mi

conciencia me dice que soy un desgraciado, no debería quitarle su

inocencia si no puedo conservarla a mi lado. Pero mi deseo es mayor.

Mi mano se extiende a uno de sus senos y lo acaricio evitando su pezón.

Mis dedos trazan círculos perezosos mientras observo su rostro

desconcertado.

— ¿Confías en mí?— le pregunto mientras sujeto su pezón.

Ella vuelve a asentir con su cabeza.

No debería hacerlo. De los tres malditos no niego que yo sea el peor.

— No deberías — le digo mientras llevo mí otra mano entre sus piernas

buscando su centro.

Su respiración comienza a ser más agitada y siento como sus muslos se

aprietan sobre mi mano.

— Shhhh, relájate — le digo — solo déjate llevar —

Ella me mira y me sorprende al ver qué me obedece. Que los dioses me

castiguen, no debería hacer algo así.

Pero no quiero que otro lo haga. Ella no puede ser mía. Pero no quiero

que sea de nadie más.

1033
No soy un maldito, Lycan renuncia a ello cuando me vendieron como si

no fuese más que un objeto. No puedo ser su compañero. De todos

modos, ella no me aceptará cuando erradique a todo su clan.

Pero ahora la tengo en mis manos, tal vez de este modo pueda sacar algo

de ella. Necesito saber qué paso con Cato y quién es el Albus que ocupa

su lugar. Ese será el primero que mate.

— ¿Te gusta?— le pregunto mientras intento no inhalar su dulce y

tentador aroma.

Ella solo asiente mordiendo sus turgentes labios.

— ¿Quieres que me detenga?— le pregunto y veo que ella niega

conteniendo su respiración.

Esta cerca puedo notarlo, mis guantes brillan ante los fluidos que fluyen

de su entrepierna. Necesito hacer acopio de mi voluntad para no perder

el control.

A pesar de que deseo ver cómo está en mis manos, me apartó antes de

que culmine negándole su final.

Ella lloriquea sin entender que es lo que le he negado.

— Dime que sucedió con Cato — le exijo.

Veo como se mueve nerviosa, no va a ceder tan fácil, pero yo tengo todo

el día. Veremos cuánto soporta.

Vuelvo a colocar mi mano entre sus piernas, agitando nuevamente su ser

mientras agrego un dedo que roza sus labios ocultos.

Ella jadea y oírla me desquicia. — ¿Qué sucedió con Cato?— insisto.

— No puedo decírtelo — me dice con su voz dulce y acalorada. Debería

apartar mi mano, negarlo nuevamente. Esto no me da ninguna respuesta,

pero verla le llena de placer. Necesito verla culminar. Quiero ver como

estalla frente a mí.

Así que a pesar de su molesta terquedad al respecto, no me apartó.

1034
Podría tenderla en mi cama e informe en su suave carne. Pero no puedo

ser tan bastardo. No con ella. A pesar de ser una Albus ella se merece

algo mejor que eso. Esta hembra se merece algo mejor que yo.

1035
247. Largo viaje

Kresly

Lo malo de poder ver el futuro es que eso no te convierte en un héroe.

No puedes ir por la vida evitando el sufrimiento de los demás. Eso lo

aprendí por las malas, cometí muchos errores en mis cientos de años.

En el caso de Nice odio ver cómo tuvo que pasar todo esto. Pero no había

otra opción.

Arme todo para que el impacto de todo lo que está por venir sea el

menor posible. Y gracias a ello ahora me encuentro con un furioso Real

caminando por el bosque con el cadáver de Azael en su hombro

Caspian no ha vuelto a hablarme. Su enojo es palpable, él no soporta ver

a Nice sufrir de ese modo. Si esa es su actitud, me preguntó cómo será

cuando se cruce con su verdadera compañera. Aunque tengo una idea de

lo que pasará.

Los emparejamientos en este planeta realmente son fuertes.

Al caminar por el bosque me hace recordar los días que pase perdida

aquí cuando decidí desobedecer a mi madre y viajar por mi cuenta. Fue

una estúpida idea. Por más que lo intente, no pude abrir otro portal para

regresar a la tierra.

Así que me quedé varada en este lugar con tan solo un arco y cinco

flechas. Una muy limitada cantidad de flechas que Uriel me hizo

desperdiciar lanzándome frutas. Lo recuerdo como sin uniese sido ayer

Al caer la noche el silencio cubrió el bosque y el extraño que hablaba

entre los árboles ya no parecía estar aquí. Busque un árbol donde subir y

dormir para tener una mayor protección.

El frío de la noche traspasaba mi ropa, así que dormí hambrienta y

tiritando por la falta de calor.

1036
El dulce trinar de un ave me despertó en la mañana y pude notar que

alguien había cubierto mi cuerpo con una capa blanca con extrañas

aberturas. Y a mi lado se encontraba un montón de frutas que olían

realmente bien. Tome una para probarla, pero dude en morderla podría

ser venenosa Quien sea que me esté ayudando podría hacerlo con malas

intenciones. Al buscar mi arco lo encuentro a mi lado con el cajal

nuevamente lleno.

Eso me hizo mirar nuevamente la fruta. Una persona que quisiera

dañarme no me devolvería mis flechas.

Es mor eso que me decido a probarla sintiendo su dulce y delicioso

sabor. Antes de darme cuenta, devore todo lo que tenía.

— ¿Quieres más?— pregunta la voz de ayer que me asusta por su

sorpresiva intromisión y cercanía.

— ¿Dónde estás?— pregunto mientras sujeto mi arco cargado con una

flecha.—¿Qué es lo que quieres?—

— ¿Amenazas a todos los que te brindan ayuda?— pregunta la voz

— Nadie ayuda por nada y sea lo que sea que estés buscando no lo

conseguirás aquí — le informo.

— Entonces supongo que no estás interesada en recibir algo de agua y

más alimentos— contesta la voz.

Maldita mi suerte. No confío en él, pero necesito agua y tal vez el extraño

me sea de ayuda. Después de todo, si hubiese querido hacerme daño,

pudo matarme mientras dormía.

— ¿Quién eres?— pregunto mientras me debato entre aceptar su oferta o

no.

— Un samaritano — contesta él — puedes llamarme Uri, así me dicen

mis hermanos

— Muéstrate — le ordeno

1037
— ¿Bajarás el Arco? No quiero comenzar mi día con una flecha en mi

cuerpo— negocia él.

No quiero hacerlo, pero me pidió bajarlo, no soltarlo. Así que lentamente

lo hago. Si ese tal Uri se pasa de listo, no tardaré en tensar mi arco

nuevamente y clavar una flecha entre sus ojos.

Escucho un ruido entre las hojas de las ramas y un ave enorme se posa

frente a mí cubriendo su cuerpo con sus grandes alas blancas.

Vuelvo a tensar el Arco, temerosa de que el animal me use de desayuno,

pero al verlo abrir sus alas y mostrar su cuerpo me quedo pasmada.

Es un hombre, un hombre con alas de cabello rubio dorado y ojos grises.

Su rostro me quita, el aliento es hermoso.

— Buen día — dice la voz saliendo de sus labios.

Yo me quedo viéndolo como una tonta. En la tierra nunca vi un hombre

tan hermoso y menos uno con alas.

Mis poderes se extienden intentando ver el futuro del hermoso ser para

saber qué clase de cosas pasaré a su lado, pero nada viene a mi mente.

No puedo ver nada de su futuro.

Es la primera vez que algo así me sucede. Uno de los motivos por el cual

escape de la tierra es que estaba cansada de ver el triste futuro de todos

allí, sus vidas, sus tragedias, sus muertes. Pero con él no puedo ver nada.

— ¿Te agrada lo que vez?— me pregunta y me lleno de vergüenza.

No fui nada discreta al observar su rostro y su cuerpo. No puedo decirle

que intentaba ver su futuro, eso me traería problemas. Mis poderes

deben permanecer en secreto.

Al ver que no respondo, él se levanta de su posición, dejándome ver si

hermoso torso descubierto y adornado por lazos de oro y piedras

preciosas.

1038
— ¿Cuál es tu nombre?— pregunta él mientras me recorre con su

mirada.

— Kresly — contesto embobada y sorprendida al ver que no puedo

evitar responderle.

— ¿Tienes un compañero Kresly?— indaga.

Escuchar mi nombre con su voz me sonroja. No debería contestarle. Si le

digo que estoy sola podría ser peligroso. Pero a pesar de mis

pensamientos, mis labios se mueven solos.

— No, no lo tengo — ¿Qué diablos me pasa? Es como si no pudiese

evitar decirle la verdad.

Lo veo sonreír ante mis palabras. Tal vez sea su poder. Y eso es

realmente peligroso. Tengo muchos secretos y él no debe saber cuáles

son. Por más bello que sea no confío en él.

1039
248. Duro

Deukarion

Llevo a mi compañera alzada hacia la bañera mientras los demás se

encargan del lío de la habitación. Cierro la puerta con fuerza para dejar

en claro que no quiero molestias.

Ella no me suelta mientras me quito los zapatos y los pantalones. De ese

modo nos meto a ambos a la gran bañera que he mandado a construir

para ella. Es amplia y nos permite bañarnos juntos. Lo cual es muy

cómodo teniendo en cuenta mi gran porte. Llevo mis manos a su ropa

llena de sangre y se lo quito. No dudo en revisar toda su piel, temeroso

de que aún quedará alguna marca de los dientes afilados de esa maldita

gárgola. Pero no hay nada. Aunque su cabello se ve mucho más largo

que antes. Eso me parece raro, creo que le queda muy bien el pelo corto y

no quiero verla de otro modo.

La cicatriz de su pecho es una delgada línea rosa sobre su blanca piel.

¿Cuántas veces debo temer perderla? La idea de que algo más suceda y

esa vez nada pueda detenerlo me inunda la mente mientras siento que

mis colmillos y garras se extienden pinchando su suave piel.

Ella no me dice nada, solo se aproxima a besarme, pero aparto mi rostro.

Estoy demasiado confundido, demasiado temeroso, demasiado furioso,

podría dañarla.

Aun así ella aproxima más su cuerpo desnudo, rodando mi cuerpo y

sujetando mi rostro para besarme a pesar de que mi cabeza intenta

apartarse de ella.

La veo pelear con mis tercas fuerzas intentando besarme dando

pequeños brincos

— Oye imbécil, más te vale que me dejes besarte — me advierte.

Al girar mi rostro aún más enojado mirando sobre mi altura, su rostro.

1040
— No me mires con ese gesto soberbio y baja tu boca para que pueda

besarte — me ordena enojada mientras cruza sus brazos sobre su pecho,

enojada.

— ¿Me estás dando órdenes?— es increíble, ella no están en posición de

ordenarme nada.

— Sí — contesta ella. Puedo dejar que lo haga usando su celo, pero no

ahora. Estoy demasiado furioso por todo esto y ella en parte es

responsable de ello.

— Soy el Alfa, no puedes darme órdenes — le digo mientras la acorralo

contra un extremo de la profunda bañera que me permite mantenerme

parado bajo el agua. Si bien él agua solo cubre mis abdominales, pero en

ella tapa todo su cuerpo hasta su cuello.

— Soy tu reina y debes obedecerme — contesta ella mientras busca el

modo de alejarse a mi cercanía mientras mira a su alrededor buscando el

modo de escapar.

— No hay a dónde ir— le digo con media sonrisa y ella se sonroja. — Te

mostraré quién manda en este momento — le digo mientras extiendo mis

brazos y sujetando su cintura. Hago que se trepe a horcajadas de mí

dónde mi miembro está esperando con impaciencia su cuerpo.

Mis manos guían su cuerpo para conectar con el mío y cuando me

encuentro con su hendidura la bajo lentamente mientras siento como me

rodea con su carne.

— Hoy no podré ser suave — le advierto mientras una de mis manos

sujeta su mentón cerca de mi rostro.

Ella no dice nada, solo me besa aceptando esto aceptando lo que le haré,

la forma en que la poseeré. Los lycans somos algo exigentes y

dominantes en el tema del sexo. Me he contenido la gran mayoría del

1041
tiempo, pero hay ocasiones en que simplemente no puedo hacerlo, mi

instinto se desata y la poseo como una bestia desesperada.

Hoy es una de esas ocasiones. Mi dominio escapa de mi cuerpo y la

cubre, haciéndola sumisa ante mis órdenes y deseos

Veo sus ojos esperando el miedo ante lo que le espera, pero no lo

encuentro. A pesar de sentir mi dominio sobre ella, su actitud no

demuestra miedo. Maldición eso me enfurece más. Si esta mujer fuera

menos valiente, y terca nada de lo de hoy hubiese ocurrido. El miedo es

necesario, nos mantiene con vida. Pero ella no lo tiene y eso solo es un

gran riesgo.

Un gruñido se escapa de entre mis labios mientras mis cuatro caninos se

extienden sobre mis labios. Levanto el peso de su cuerpo y comienzo a

moverme en su interior con embestidas lentas y profundas Ante mis

movimientos, ella solo abre los ojos enormemente y su boca, dejando

escapar jadeos que indican el eco de mis penetraciones. Comienzo a

incrementar cada vez más el ritmo y la intensidad. Cada vez más rápido

y más duro, sintiendo como su carne se aprieta a la mía y notando como

los jadeos cambian a gemidos cada vez más altos. Al sentir como sus

pareces se retuercen sobre mi miembro mientras ella culmina, yo suelto

mi semilla en cada embestida, acompañándolos por ásperos gruñidos.

La escucho respirar agitada mientras abraza mi cuello y apoya su cabeza

en mi hombro.

Verla con sus mejillas rojas y las pupilas dilatadas por el éxtasis solo me

causan una segunda erección mientras aún estoy en su interior. Ella se

incorpora aún con sus piernas en mi cadera.

— Es una broma, ¿no?—pregunta al sentir mi rigidez llenándola

nuevamente.

1042
— ¿Tiene aspecto de ser una broma?— le digo mientras la empaló otra

vez. Eso la hace gemir. Bien, me alegro de que pueda soportarlo porque

lo de recién fue solo el principio, aún queda mucho por hacer.

Haré que se rinda a mí a base de orgasmos. No pienso soltarla hasta que

me demuestre fehacientemente que no desea más.

1043
249. Convivir

Arcan

Ella tiene miedo, puedo olerlo. Las nagas no son criaturas fáciles de

matar. No puedo dejarla sola y de todos modos con mis heridas no

puedo escalar demasiado y la abertura se encuentra muy lejos de nuestra

cabeza.

De todos modos no podemos quedarnos aquí. Esto no es una trampa

simple. Las gárgolas las armaron pensando en el modo de que nada de lo

que caiga en este lugar pueda salir con vida.

Subir no es una opción, las paredes son tan lisas que no tengo de dónde

sujetarme.

— No te preocupes encontraré el modo de sacarnos de aquí —le digo.

Ella parece molesta ante mis palabras y se aparta. Ya no parece tan

desdichada desde que le conté lo de su hermano. Tal vez crea algo de lo

que le dije.

Aun así su enojo hacia mí es notorio. Este no es el mejor lugar para

cortejar a mi compañera, pero considerando el estado de nuestras

heridas dudo que salgamos de aquí en poco tiempo.

Recuerda ser encantador y caballeroso. Me digo a mí mismo, eso siempre

le gusta a las hembras.

Aunque arrastrarla a una trampa mortal no se ve como un buen

comienzo tengo que aprovechar cada minuto que tenga a su lado. Ella

tiene alas y si yo no le agrado podría volar lejos de mí.

Revisando el lugar utilizo los huesos esparcidos para tapar las aberturas

por las cuales vimos a la naga y acomodo todo lo mejor posible. El lugar

es frío y puedo matar su piel erizada. Pero entre las cosas que corrí

encontré un bolso. Tal vez una de las víctimas de este lugar se preparó

1044
para un largo viaje. Sé que no está bien usar las cosas de un cadáver,

pero a los huesos ya no les servirá.

Al abrir la el bolso encuentro una manta y algunas piedras que sirven

como encendedor al igual que una pequeña olla.

Bien, sé lo que tengo que hacer ella tiene frío y sé que dentro de poco

tendrá hambre. Me encargaré de eso.

Junto algunas raíces secas de plantas que intentaron germinar sin éxito

en este lugar y armó un montón cito. Esto no durará mucho y sé que

teniendo en cuenta sus pensamientos sobre los muertos no le va a gustar

lo que haré, pero los huesos servirán de combustible.

La noche debe estar cayendo en la montaña y eso baja aún más la

temperatura, termino de prender el fuego y le ofrezco la manta para que

se acerque.

Ella no contesta, solo se aproxima mientras me quita la manta de las

manos. Ok, no está de humor.

Al ver que las pocas ramas se consumen ingreso un hueso viendo como

ese se enciende dando llamas de un color verde.

Ella jadea ante eso e intenta apartarlo del fuego, pero se lo impidió. No

quiero que se queme.

— No — me grita enojada y eso causa movimientos cerca del nido de la

Naga.

—Shhh — le indico sin soltar sus manos.

— Lo que haces es terrible, no puedes quemar los huesos de mis

compatriotas de este modo — se queja intentando soltarse.

— Si no mantenemos el fuego podrías morir de frío, has perdido mucha

sangre y yo también — le informo.

— Pero esto está mal — dice ella viéndome con angustia.

1045
Yo solo suspiro — Si fueron tus compatriotas y murieron aquí, seguro

que sus almas no se quejaran de que tú sobrevivas — le digo.

Eso la calma un poco y aparta sus manos de las mías mientras se cubre

aún más con la manta y mira las llamas.

— Esto no tiene sentido, el septo no debería tener trampas — dice

confusa.— Nadie viene a atacarnos a estas alturas —

Dudo que las trampas sean para protegerlas de posibles ataques. Más

bien parece que su único propósito es evitar que ellas salgan. No

entiendo qué ocurre con las Gárgolas macho. ¿Para qué encerrar mujeres

de ese modo, torturándolas y negando su la libertad a toda costa?

Al ver el lugar donde estamos está claro que fue creado para evitar que

alguien logré salir. No solo por las rocas que golpean a quien caiga en la

trampa, sino porque la naga no dejaría a nadie con vida. Veo los orificios

de su nido y noto otros menores y más desprolijos.

Deben de ser de elefantes, esas pequeñas criaturas carroñeras siempre

hacen esos orificios en los graneros para robar comida.

A pesar de que su aspecto es grotesco, con sus grandes orejas y su

trompa larga y patas extremadamente cortas, su sabor no es tan malo.

No es un plato digno de un cotejo. Pero será nuestra cena si logro atrapar

alguno. Aunque esas bestias sí que corren rápido.

Me aproximó a una de las aberturas y dejo un poco de semillas que

encontré en el bolso. Ya no sirven, están llenas de moho, pero puedo

usarlas como cebo. Ahora solo debo esperar que caigan en la trampa y

ser lo suficientemente rápido para atrapar uno.

Logro escuchar sus pequeñas pisadas y me preparo al ver uno salir del

pequeño orificio. No es muy grande, tendrá solo el tamaño de mi puño,

pero servirá para alimentarla.

1046
Tenso mis brazos y me preparo para agarrarlo. Pero fallo y el elefante

corre acercándose a ella.

Eso solo me hace pensar en la naga, si ella grita como las hembras suelen

hacer al ver esa criatura estamos muertos.

1047
250. Secreto

Uriel

Azael no ha vuelto de su misión, esto solo me molesta más, él nunca falla.

Mis heridas no dejan de sangrar, al parecer el veneno de la humana es peor

conforme pasa el tiempo.

Fue gracias a los sabios del cónsul que sé cómo quitarme esta maldición de

encima, pero eso no significa que me sirva de algo si no logro atrapar a la

maldita.

Mi padre tenía razón, los humanos son lo peor que le sucedió a Glaukos.

Y la compañera del lycan no es la peor, la bruja lo es, no debí acercarme a ella.

Esos días en el bosque donde le mostraba todo de este lugar fueron solo un

engaño. Creía que era una lycan que creció en reclusión, eso explicaba su

ignorancia a los riesgos del lugar.

Su curiosidad no tenía límites. Y en mi juventud yo estaba más que contento

con ello. Más considerábamos que mi cuerpo era uno de los motivos de dicha

curiosidad.

...

— ¿Y tú qué eres?— me preguntó una tarde mientras comíamos hongos dulces

sentados en una rama.

— Creí que era obvio —. Comento al señalar mis alas. — Soy una gárgola —

contesto mientras le ofrezco otro hongo.

Ella se queda quieta ante mis palabras.

— Pues no te pareces a una — me dice.

— ¿Has visto gárgolas antes?— le pregunto molesto al pensar que otro pudo

escuchar su voz y reclamarla.

— No, pero pensé que eran más feas — comenta.

1048
— ¿Más feas?— pregunto, molesto. ¿Ella me considera feo? No esperaba algo

así. — ¿Que parte de mí es fea?— le pregunto decidido a cortarme cualquier

parte que le moleste.

— No, tú no eres feo — me dice y la veo sonrojarse.

Eso me alegra y sonrió nuevamente — Entonces ¿te parezco lindo? — le

pregunto y noto como se sonroja aún más.

— Sí — contesta evitando mirada.

Su timidez me resulta realmente linda.

— ¿Qué parte te gusta más?— le pregunto solo para molestarla.

No espero que me responda.

— Tus alas — me dice en el momento en que intento tragar un hongo haciendo

que casi me atragante.

Las alas son más que un elemento de vuelo para las gárgolas. En los machos las

alas se relacionan con la virilidad. Tiene sentido, lo viví en carne propia la

mañana en que la vi bañarse en un arroyo y notando la silueta de sus pechos

bajo la tela de su ropa mojada.

Al verla mis alas se extienden repentinamente ganándome su mirada.

Rápidamente cubrí mi cuerpo intentando ocultar lo sucedido.

— ¿De verdad?— le pregunto aclarando mi garganta.

— Sí, son grandes y fuertes — comenta de forma inocente y ahora soy yo el que

se sonroja. — ¿Puedo tocarlas?— pregunta.

— ¿Qué?— la vergüenza me invade.— ¿Realmente deseas hacerlo?—

— ¿No quieres?— pregunta.

— ¡Sí!— le contesto demasiado agitado — si quiero —

Extiendo el ala que se encuentra a su lado y la cubro con ella para que pueda

tocarla. Tranquilo Uri, es solo curiosidad, tranquilo, me digo mentalmente

mientras veo como extiende sus dedos y roza mis plumas.

1049
— Son muy suaves y calidas— comenta embelesada mientras apoya toda su

mano y recorre el borde

La noche está fresca, así que aprovecho para acercarme a ella y cubrirla con mis

alas por completo. Ella me mira y sonríe. La veo morder su labio y muero de

ganas por probarlos. Solo espero que no me rechace.

— ¿Qué más te gusta de mí?— le pregunto acercando mi rostro al suyo,

esperando el momento para poder besarla.

— Tus ojos — comenta — se ven grises, pero al sol parecen turquesas, son

hermosos — ella baja más su cabeza antes de hablar — ¿Y yo te parezco

linda?— pregunta temerosa.

Es la pregunta más estúpida que escuche en toda mi vida. Ella no es linda, es

increíblemente hermosa. Su cabello negro brilla a la luz del sol y sus ojos verdes

son grandes y llenos de ternura.

— Tú eres hermosa — le digo mirando sus ojos — No encuentro nada en ti que

no me guste —

Ante mis palabras ella se sonroja más, tal vez no pueda besarla. Su timidez no

me permitirá hacerlo.

O eso pensé hasta que sentí sus labios posarse sobre los míos. La sorpresa me

paraliza. No es normal que una hembra haga algo así.

Ella parece interpretar mal mi reacción porque se aparta.

— Lo siento, no debí hacer algo así —

Yo solo puedo extender mi mano guiando sus labios nuevamente a mí. Ella es

extraña, pero me gusta eso. Me gusta todo de ella. Así que la beso probando sus

dulces labios. No puedo mantener mis alas quietas ante la sensación y se

extienden mostrándonos la noche llena de estrellas coronada por una enorme

luna.

Ella aparta su rostro notando el brillo de la luna y su inmensa forma llena de

asombro.

1050
— Es hermosa — dice contemplándola.

— ¿Quieres verla más de cerca?— le pregunto mientras me pongo de pie en la

gran rama.— Ven — le indico extendiendo mis brazos — sujetame fuerte — le

indico al tenerla cerca de mí.

— ¿Vamos a volar?— pregunta ella llena de sorpresa.

Yo solo puedo reír mientras la abrazo y hago que sus piernas se trepen a mis

muslos. Su cercanía me llena de exitación, pero intento calmarme. Ya habrá

tiempo para eso. Por ahora solo quiero darle el mejor de los recuerdos.

Así que extiendo mis alas y salto al vacío escuchando su grito. Pero antes de

llegar al suelo aleteo y comenzamos a ascender tomando altura por enzima de

los árboles.

— Esto es increíble — dice ella llena de emoción.

Y yo estoy de acuerdo, estoy en el inmenso cielo junto a mi compañera, nada

podría ser mejor.

O al menos eso creía.

1051
251. Olor

Nice

No sé cuánto tiempo llevo dormida. Deukarion no me ha dejado

descansar mucho. No puedo creer que este hombre pueda recuperarse

tan rápido. Pero no es mi caso y a pesar de todo el éxtasis que sentir al

estar en sus brazos, eso no quita el dolor muscular que siento ahora.

Intento acomodarme en la cama y estoy sola. Suspiro ante eso. Entiendo

que deba cumplir su deber, pero eso no me quita la soledad que siento

cuando despierto y él no está.

La puerta se abre y observo a Deukarion trayendo una bandeja llena de

comida mientras trae una manzana en su boca.

Verlo me causa gracia, siempre lo encuentro comiendo manzanas

— Veo que despertaste — comenta al dejar la bandeja en la cama y

quitarse la manzana de la boca.

— Buen día — le contesto con una sonrisa — ¿Qué es todo eso?— le

pregunto viendo la bandeja repleta de comida.

— Creí que necesitabas recuperar energía — contesta.

¿Recuperar? ¿No estará planeando volver a hacerlo? No puedo, a pesar

de que mi cuerpo se humedece ante la idea, mis músculos se quejan. Otra

vez no, me dicen mis muslos.

— Me duelen las piernas — le digo para que desista de esa idea.

Me sorprende gratamente que se quede conmigo. Sus responsabilidades

y las mías nos mantienen mucho tiempo separados.

— ¿No deberías estar trabajando?— le pregunto temerosa de creer que se

quedará conmigo cuando no puede hacerlo.

— Hoy me quedaré a tu lado, no iré a ninguna parte — comenta

mientras acaricia mi rostro

1052
— Déjame ver tus piernas traje ungüento para ti — me informa mientras

saca un pote de sus bolsillos. Ok, supongo que tendré que decirle que me

duele la cabeza, ¿A quién engaño? Yo también quiero otro encuentro.

Este hombre es dulce y hermoso y el sexo con él me lleva a la mismísima

gloria, no veo por qué debería negarme a ello.

Él destapa mis piernas y llena de ungüento sus manos antes de masajear

lentamente mis piernas. Maldita sea soy débil con los masajes. Sus manos

se mueven lentamente, subiendo cada vez más por mis piernas, haciendo

que el calor de mi cuerpo se incremente.

— Creí que el plan era desayunar primero — le recuerdo mientras mi

cuerpo se relaja aún más.

— Sí, lo era — comenta mientras acerca su rostro a mis piernas y las abre

dejando al descubierto mi centro — y sé muy bien que es lo que quiero

desayunar — dice mientras aproxima su rostro cada vez más.

Al carajo puedo soportar otro asalto. Lo veo rozar mis labios con su

lengua y al siguiente minuto lo veo parado lejos de mí.

¿Qué le pasa?

— ¿Paso algo?— le pregunto. Él me mira con la boca abierta y vuelve a

aproximarse olisqueándome.

— ¿Necesito un baño?— le pregunto sin entender lo que le ocurre.

— Tú, oh benditos dioses — comenta mientras me mira con sus ojos de

topacio y esmeralda.

— ¿Qué sucede?— le pregunto sin entender su reacción.

— Estás encinta — dice con una enorme sonrisa.

¿Encinta? ¿¡Embarazada!? ¿Estoy embarazada? No, no puede ser. ¿O sí?

— ¿Estás seguro?— le pregunto.

— Si, lo estoy, puedo oler te a ti y a él — indica colocando su mano en mi

vientre.

1053
¿Él? ¿Estoy embarazada y es un niño? Me quedo pasmada ante sus

palabras, sabía que en algún momento esto pasaría, pero ya, no sé si

estoy lista para eso.

— Seremos padres— dice él mientras sujeta mi rostro y me besa.

— ¿Desde cuándo?— le pregunto aun sin poder caer en lo que me

dice.— ¿Cuánto tiempo llevo en este estado?—

— Horas — comenta.

¿Horas? ¿Él puede oler que estoy embarazada con solo unas horas de

gestación y definir su sexo?

Un momento, según las gárgolas...

— Será un Vampir, un real — le digo con miedo de que lo rechace por

ello.

Pero él se sienta a mi lado y me mira a los ojos — Será mi hijo y no

habrás nada que lo dañe — me indica con total seguridad.

Las lágrimas se acumulan en mis ojos. En varias ocasiones me dijo lo

mismo, pero una parte mía temía que al vivir la experiencia ya no

pensará igual. Pero no es así, él realmente está feliz por el bebé y tan solo

tiene unas horas de gestación.

A pesar de que los Vampir le causaron tanto daño, él fue capaz de

perdonarlos y de integrarlos en Diluvio, por mí.

Eso no fue solo un par de promesas vacías, él realmente me quiere en su

vida. Él realmente me ama y sé que yo siento lo mismo por él.

— Te amo — le digo viéndolo a los ojos.

Pude notar la sorpresa ante mis palabras. Sé que estuvo esperando

mucho por ellas, pero quería estar realmente seguro de ello. Una parte

mía temía que mi capacidad de amar quedará rota por lo vivido en mi

pasado. Pero no fue así. Yo amo a Deukarion. Lo amo con todo mí ser.

— No escuché bien — me dice.

1054
¿Desde cuándo no escucha bien?

— Dije que te amo — le repito esta vez con menos temor.

— ¿Qué dijiste?— pregunta girando un poco su rostro para que su oído

quede más cerca.

— Dije que te amo maldito Alfa engreído — le digo al darme cuenta de

su tomada de pelo.

— Lo siento, no es normal escuchar eso de tu boca, así que necesitaba

oírlo más de una vez — comenta con una sonrisa pícara antes de

besarme.

— Yo también te amo — repite — Vaya Otis se llevará una gran sorpresa

cuando llegue — me comenta.

— ¿Qué? Otis viene a diluvio ¿Cuándo?— pregunto ansiosa.

— Llegará en la tarde — me indica —, pero no pienses en eso, hoy el día

es solo para nosotros, después nos encargaremos del maldito mundo

exterior, pero hoy eres solo mía —

1055
252. Tracion

Caspian

Llegar a Argos no fue fácil y menos cargando el cadáver tieso del

bastardo que atacó a Nice. La bruja tampoco fue de ayuda. Ella solo

custodio al cadáver mientras yo me encargaba de las gárgolas que se

aparecían en nuestro camino.

No la entiendo incluso sospecho que ayudo a un par de gárgolas a

escapar. No tiene sentido ¿Por qué haría algo así? Se supone que son el

enemigo, ella ya los conoció bien. Las gárgolas se encargaron de

encerrarla y torturarla durante décadas, ¿por qué los ayudaría? Pero a

pesar de todo, su apoyo no confío en ella. Algo no me cuadra. Las

gárgolas suelen matar a todo humano y descendientes de humanos.

Sé que ella es hija de una humana, aunque no sé quién fue su madre. Los

rumores de una semi humana encerrada en Argos se escuchaban en

Nosferatus, pero casi todos creían que se trataba de una fábula, una

mentira para atraer a los Vampir a la muerte.

Fueron los malditos quienes me confirmaron ese mito. Pero ninguno

pudo ayudarme a llegar a ella. Algo les impedía hacerlo. La maldición

que ella les dio.

— Sé que estás molesto conmigo — comenta ella mientras me sigue los

pasos.

No le sigo la conversación, no estoy de humor para sus locuras. Ella

debió cuidar mejor de Nice.

— Cuide de Nice tanto como pude, pero todo lo que ocurrió fue por algo

y créeme a esta altura, ni ella ni el lycan cambiarían nada —

— No me interesa que cambiaría el lycan, yo la cuidaría mejor.—

contesto furioso.

1056
— Ella no es tu compañera — me dice por milésima vez. No me importa

si no lo es.

— Pero ya es hora de que vayas a su encuentro — su comentario me

enfurece. Yo no quiero ir a buscar a nadie más que al bastardo de Uriel

para matarlo. Suelto el cadáver que llevaba sobre mi hombro y me giro

para encararla. Debo dejarle en claro que no me apartaré de Nice.

Pero al girar la veo abrir un portal. No tiene sentido, se supone que solo

puede abrir un portal de ese tipo por año. Pero no es así. Ella estaba

mintiendo.

— Entiendo que estés enojado por todo esto, pero no puedo dejar que lo

mates — indica enfrentándome con el portal a su espalda.

Ella está protegida al rey de las gárgolas.

— Maldita traicionera, ¿por qué lo proteges?— le pregunto mientras me

preparo para atacarla.

— Créeme, estoy ayudándote a ti más que a él con todo esto — comenta

antes de atacarme con una daga.

Salto hacia ella lleno de furia usando mi velocidad, pero ella logra

esquivarlo al último segundo y me patea directo al portal. No puede

aferrarme a nada y caigo mientras la escucho gritar.

— Mantente alejado de Transilvania, iré a buscarlos cuando pueda —

Maldita loca traicionera.

La caída me desorienta y termino estrellándome contra el techo de un

edificio y traspasando su estructura y golpeando con el suelo.

Reconozco el olor de este lugar. La bruja me envió al mundo humano y

todavía es de día, me alejo del orificio que cree en el techo con mi caída y

me oculto detrás unos estantes llenos de libros.

— ¿Qué fue eso?— escucho que grita una mujer mientras escucho sus

tacos golpear el piso mientras se aproxima.

1057
— Kiki, ven aquí otro adolescente cayó del techo — grita la mujer que

parece adentrada en edad. — Kiki ¿No me escuchas? ¡Victoria!— insiste

la mujer.

— ¿Qué sucede? — pregunta una voz femenina y suave.

— Saca la cabeza de ese maldito celular, alguien cayó por el techo — le

indica la mujer gritona. Alcanzo a divisarla portando un vestido florido

que cubre todo su cuerpo de color marrón y unas gafas de gran tamaño.

Su aspecto parece ser el de alguien con miles de años. Nunca antes vi

tantas arrugas en un ser vivo.

— No tengo la cabeza en el celular, solo leo un libro — discute la voz

más suave.

— Ya te he dicho que esos no son libro. Los libros tienen tapas y páginas

como los de este lugar. Los libros se compran en una librería. No en un

aparato — le discute la señora mientras corre los escombros del techo

con una pierna. — me he cansado de decirle a los adolescentes que no

hagan sus saltos de mono en nuestro techo —

— Se llama parkour — le indica la voz.

— Cómo se llame, es peligroso, mira como dejaron el techo.— le indica

— ¿Hay alguien hay?— pregunta la mujer acomodando sus grandes

gafas mientras escudriña el lugar, sin verme.

— ¿Hay algún herido?— pregunta la hembra llamada Victoria.

— No, no hay sangre, ya deja de taparte la cara y ven a ayudarme — le

grita la mujer sin paciencia. — te comportas como una idiota.—

— Sabes que no tolero ver sangre, no me regañes así — se queja la suave

voz mientras se aproxima.

— Ya te he dicho que no hay sangre, ahora ayúdame a levantar todo esto

y limpiar — le ordena la mujer con poca simpatía — debo llamar a la

policía y decirles lo que sucedió —

1058
— No te harán caso, ya te han dicho que no los llamemos a menos que

sea por una emergencia —

— Pero es una emergencia — grita la mujer arrugada — mira lo que le

hicieron a mi techo —

— Nuestro techo — aclara la tal Victoria.

— Como sea limpia esto iré directo a la comisaría — le ordena la mujer

sin amabilidad alguna.

Pobre y patética criatura, no debería dejar que le hablen de ese modo.

Escucho la puerta cerrarse. La noche no está lejos, y aún tengo el control

de la niebla. Debería salir de este lugar y encontrar el modo de regresar a

Glaukos.

La humana limpia los escombros de espaldas a mí, tengo que salir de

este lugar, pero una corriente de aire ingresa por el orificio del techo y

una de las tejas flojas cae directo a dónde se encuentra ella.

Maldita sea mi suerte. Mi cuerpo se mueve solo mientras la sujeto y

aparto del proyectil. Al hacerlo por fin puedo ver su rostro. Ella,... Ella es

realmente… Preciosa y emana un fuerte aroma a vainilla que impacta en

mi olfato causándome sed. Demasiada sed. Tengo que controlarme.

1059
253. Pegote

Core

A lo largo de mi vida me he acostumbrado a bajar la cabeza y acatar las

órdenes impuestas por los demás, las de mis padres, las de los Deltas, las

del Alfa, las de los Vampir que me tenían cautiva y ahora las de él.

Iván no se ha apartado de mí desde que llegamos a diluvio. Y en cada

oportunidad que ha tenido que cumplir una misión ha vuelto directo a

mí mirándome con sus inquietantes ojos azules y esa rara sonrisa en su

rostro.

No debería sonreírme de ese modo. Verlo acelera mi corazón. Todavía no

entiendo mi necesidad antinatural de estar a su lado y mi familia

tampoco lo entiende.

Se llevaron una gran sorpresa cuando en nuestro reencuentro Iván creo

una muralla de fuego para impedir que mi familia me abrazara. Según él,

un grupo de personas corriendo con los brazos extendidos hacia alguien

era una actitud sospechosa. Supongo que no recibe muchos abrazos

cariñosos.

Cuando estaba en Nosferatus pude hablar con Sultra. La Omega Vampir

que trato las heridas que Pria me hizo. Sultra cuido de Iván desde

pequeño y al parecer lo conoce bastante bien.

— Iván no es malo, solo no sabe cómo dar amor, después de todo uno no

puede dar lo que nunca se recibió — me dijo ella

Debió de ser terrible para él crecer sin el cariño de alguien.

Pero no logro entender que es lo que espera de mí. Iván gira a mí

alrededor y me brinda todo lo que él considera que necesito.

Al ver que yo quería regresar a vivir con mis padres, comenzó a

construir una casa al lado del hogar de mi infancia. Y medio año después

ya estaba lista para abitarla.

1060
— No puedo vivir contigo — le digo escandalizada al recibir una llave de

su casa.

— O vives conmigo o te usaré de leño para calentar el interior, — me

susurro con su habitual sonrisa.

Me costó mucho explicarle a mi familia porque me mude a vivir con un

Vampir piromaníaco.

,— Él no es tu dueño, tú no tienes por qué obedecer a lo que manda —

me dijo furiosa mi madre. — llamaré a los Deltas para que lo mantengan

lejos de ti si eso te obliga — me grita

Iván no dijo nada ante sus gritos, solo sonrió e ingreso a la casa

esperándome en su interior con una arrogante sonrisa.

— No me está obligando mamá — le digo a mi madre — solo quiero

estar allí por ahora —

Mi respuesta causo angustia en mi madre temerosa de que yo buscaré la

muerte por depresión después de todo lo vivido.

Pero no es eso. No creo que él quiera matarme.

Él es extraño, pero no creo que quiera dañarme.

Tal vez sea mi compañero. Según Sultra esa puede ser una opción poco

posible, pero una opción al fin de cuentas.

Eso explicaría mi necesidad de verlo y el exquisito aroma ha asado que

proviene de él.

Es por eso que cuando desperté en la mañana y lo encontré durmiendo a

mi lado a pesar de que él tiene su propia habitación no me queje.

Solo me quedé quieta observando con asombro su hermoso rostro y sus

carnosos labios.

Sé que su boca es peligrosa, pero sus labios me tientan llenando mi

cuerpo de ganas de ser besada. ¿Cómo se sentirá? ¿Serán muy calientes?,

1061
¿quemarán? Estaba tan absorta en mis pensamientos que no note que él

estaba aún despierto.

— ¿Quieres besarme?— me pregunta sacándome deis pensamientos

sobresaltadamente.

— ¿Puedo?— le pregunto y escucho su risa.

— Eso depende de si quieres morir o no —

— No quiero morir — le indico

— Entonces no me mires de ese modo o seré yo quien te bese — me

advierte haciéndome sonrojar ante la idea.

Pero él no hizo más nada, solo se dio la vuelta y sujeto mi brazo para que

lo rodee con él.

Un fuerte jadeo se escapó de mi cuerpo al sentir la piel de su torso bajo

mi mano.

— No te preocupes, solo mi boca y mis manos están malditas — me

informa mientras se acomoda para dormir.

Desde ese día duermo de día abrazándolo y vivo de noche.

A mi familia todo esto le parece una locura. Ellos no confían en Iván y él

no hace nada para ganarse el agrado de ellos. Al contrario, disfruta

asustándolos.

Aun así intenté decirle a Iván que tal vez él es mi compañero, y solo

conseguí que se riera de mí, aunque su rostro no mostraba la burla y

locura de siempre. No, esta vez su riza parecía reflejar tristeza.

Pero puedo demostrar lo que creo. Mañana será luna llena y los Omegas

celebramos el festival del plenilunio. Tal vez pueda comprobar si somos

compañeros.

— ¿Qué haces?— me pregunta él al ver que me pongo un hermoso

vestido que me obsequio.

— Voy al festival — le indico ya lista para salir

1062
— ¿Festival? Tú no participarás de tal cosa — me ordena.

— Claro que lo haré — le indico sin miedo mientras intento abrir la

puerta para irme.

Pero él me lo impide colocando su mano.

— No, no lo harás — índica con enojo.

— ¿soy tu esclava?— le pregunto molesta mientras lo miro fijamente

— No — contesta sorprendido por mi enojo

— Entonces no puedes decirme que puedo hacer — le aclaro mientras

abro la puerta — vístete elegante te espero en la fuente — le ordeno.

1063
254. Festival y sangre

Odio los festivales. A pesar de no considerarse lycans los Omegas de

Nosferatus igual celebran el plenilunio. Después de todo, la luna llena

tiene influencia en la sangre y su esencia se hace más fuerte, permitiendo

que los Omegas encuentren a su compañera e incluso algunos Vampir

aunque no era algo común de ver.

No me agradaba ir a esas fiestas. La mayoría de las hembras huían al

solo verme. No las culpo, los rumores de que soy un asesino que incluso

quemó viva a su propia madre, siempre circularon por Nosferatus.

Y de todos modos ninguna de ellas me interesaba. Todas me parecían

iguales de odiosas.

Y ahora ella espera que yo vaya a una donde todos me odian.

No iré, es una estupidez, yo no puedo tener una compañera, no con mi

maldición. Nunca podré marcarla, ni alimentarme de ella.

No voy a ir, no me importa cuánto me, moleste que esté sola rodeada de

otros machos. Machos que podrían reclamarla, manchas que podrían

quedarse con ella y arrebatarla de mi lado.

No iré, maldita sea, no estoy yendo hacia el lugar, solo salgo a tomar

aire. La casa se vuelve sofocante cuando ella no está. No estoy yendo al

festival solo camino por la calle que lleva a la plaza porque así se me da

la gana. No la estoy buscando a ella, solo miro el rostro de todos los

omegas para ver su odio hacia mí.

Pero de todos modos la veo cerca de la fuente, hablando y sonriendo con

otras hembras. Me parece extraño que un grupo de mujeres lleven

vestidos blancos. Core entre ellas.

— ¿Por qué te cambiaste de ropa?— le pregunto cuando estoy a su lado

mientras mantengo mis manos enguantadas dentro de mis bolsillos y

miro a los machos que se atreven a mirarla con claras promesas de dolor.

1064
— Oh, eso tuve un percance y mi madre me ayudó con eso — contesta

algo avergonzada — no te preocupes, me lo devolverá después de

lavarlo.—

Miro como la gente baja la cabeza hacia las mujeres de blanco, incluso

hacia Core. ¿Qué les pasa? Esto no es algo que se haga en Nosferatus.

— Mira — dice ella emocionada — hoy la luna está realmente hermosa

— sus ojos se iluminan ante la pálida luz de la luna.

— No voy a ver la luna — le digo molesto mientras me alejo de ella. No

debí venir a este lugar, verla de ese modo me hace sentir extraño.

— Entonces ¿Para qué viniste? — pregunta ella decepcionada y molesta.

— A quemar algunos estúpidos faroles — le digo con una sonrisa

mientras estiró mi mano y prendo fuego uno de los ridículos faroles que

decoran la plaza. Creí que eso me causaría satisfacción, pero al ver su

rostro me siento mal. Ella parece decepcionada.

Un hombre mayor se para en el centro de la plaza y comienza a hablarle

a la multitud que allí se congrega.

— Hoy la diosa Selene guiará la unión de nuevos Lycans para recorrer

juntos el camino de la vida y hemos sido honrados con contar con

hembras en su sagrado estro. — dice señalando a las mujeres de blanco.

Esto no me gusta.

— Aquellos en busca de su compañera pueden acercarse a ellas para

sentir su fragancia y ver si se establece una unión.—

¿Qué? Estos estúpidos buenos para nada, van a acercar sus asquerosas

narices cerca de ella. Ni de broma.

Al ver al primer idiota que se aproxima a Core tiro una bola de fuego

directo a sus pies, haciéndolo detenerse. La multitud chilla y la música se

detiene mientras todos me miran, algunos con miedo y otros con enojo.

1065
— Nadie la huele — les dejo claro — ni la mira, ni la toca — les ordenó

con paciencia como si estuviese hablando con cachorros idiotas.

— ¿Por qué no?— pregunta ella molesta mientras se aproxima hacia mí y

su cuerpo emana ese delicioso olor a Miel.

No es la primera vez que lo siento, pero ahora su aroma es más fuerte.

Miel, todavía recuerdo el sabor de aquella golosina. Cuando mi madre

no se encontraba en condiciones de cumplir con las responsabilidades

mínimas de madre, una vecina solía alimentarme con un vaso de leche y

pan con miel. La miel era lo único dulce en mi vida.

— No hagas preguntas, solo regresa a la casa, no encontrarás a nadie en

este lugar, lo suficientemente bueno para ti — le indico.

Me giro y comienzo a caminar en dirección a la casa esperando que ella

me siga, pero no lo hace.

— No lo haré — dice y me giro para verla — y tú tampoco — agrega y al

escucharla mi cuerpo se detiene. — Te quedarás aquí conmigo y te

disculpará por lo que has hecho — dice señalando el piso quemado.

Esta mujer está loca, claro que no haré tal cosa — Lamento mi

comportamiento — me escucho decir mientras camino hacia ella y bajo

mi cabeza hacia el estúpido Omega que intentando olfatear su aroma.

¿Qué rayos? ¿Me acabo de disculpar?

Yo no hago esas cosas. Miro confundido a Core y ella tiene los ojos

realmente abiertos mientras me mira.

—¿Qué me hiciste?— le pregunto enfureciéndome cada vez más.

— Yo no hice nada — dice ella — no directamente, es por el estro —

índica — No puede ser — escucho que dice su madre mientras mira a su

hija con tristeza y miedo.

—¿Qué ocurre?— le pregunto, al parecer todos entienden que pasa

menos yo y odio eso.

1066
— Ocurre que eres mi compañero — dice ella.

Otra vez con esas locuras. ¿Por qué no entiende que eso no es posible?

— Yo no soy tu compañero — le repito.

— La luna y la sangre lo confirman — dice el hombre que hablaba en la

plaza — Core encontró a su compañero —

1067
255. Regreso a Argos

Kresly

Sabía que el vampiro estaba decidido a matar a Uriel. Y mis visiones me

lo confirman. Pude notar como Caspian se abalanza a sobre él,

mordiendo una de sus destrozadas alas y matándolo de forma dolorosa

con su veneno. No podía permitir algo así. A pesar del odio que le tengo,

no quiero que termine así. No quiero perderlo.

No soy idiota, el Uriel de hoy en día no se parece a aquel joven que

conocí en el bosque.

Hacía siglos que las visiones de alguien me mostraban un destino

enlazado a él.

Mi mente es un caos intento pensar en una sola línea de sucesos futuros,

ignorando lo demás.

Llevo cien años haciéndolo desde que vislumbre a Nice. Ella era la clave

y es gracias a su llegada que todo resultó de este modo.

Sí, sé que es un caos. El reino de los vampiros ya no existe, los Lycans

tienen que compartir su territorio con ellos y eso sí que es una bomba de

tiempo. Y corrí el riesgo de ser desangrada por vampiros, cuando se

enteren la verdad sobre mi maldición y el poder que les brinde.

Pero todo esto era necesario, es el único camino para recuperar a mis

hermanas.

Llevo tanto tiempo sin verlas que estoy más que preocupada. Pero la

última persona que interactuó con ellas fue Uriel y no puedo ver su

futuro ni las consecuencias de sus decisiones, por lo que no sé dónde

están.

Intente buscarlas viendo el futuro de otras gárgolas, pero no encontré

nada. Así como tampoco las encontré en el mundo humano. Era poco

probable ellas no heredaron el poder de realizar portales, ni de lanzar

1068
maldiciones. Lesly solo puede manipular el agua y Presly manipula las

rocas.

Además, a diferencia de mí, ninguna de ellas quiso vivir en este lugar. A

pesar de lo incómodo que era vivir en el planeta tierra, a ellas les

gustaba. Nunca desaparecieron a nuestra madre sobre eso.

Yo fui la única estúpida que lo hizo y por ello Helena murió.

Fue mi culpa.

Llevaba mucho tiempo en Glaukos viviendo un cuento de fantasías junto

a Uri. Hasta que ella me encontró volando en sus brazos.

Cuando Uri se fue a su hogar, ella me intercepto.

— Estoy decepcionada — dijo al verme.

Yo solo pude sonreír al notar que era ella. Que ya no estaba pérdida y

sola, pero ella me miraba con furia.

— ¿Madre?— le dije confusa al notar su enojo.

— ¿Por qué te relacionas con una gárgola?— me pregunta. — ellos casi

me matan y a ustedes junto conmigo, te lo he dicho mil veces, este lugar

está lleno de monstruos —

— Tú no lo entiendes Uri ni es un monstruo, él es diferente —, pero mis

palabras solo la lograron enfurecerla más.

— Ninguna gárgola es buena, ellas son el motivo de que no podamos

vivir aquí — me grita. — Su rey nos odia. —

— Pero Uri no es el rey, él es diferente — le digo convencida de ello.

— Todavía eres muy joven, no sabes de lo que hablas, dejarás de verlo —

me ordena.

No fue una sugerencia, fue una Orden, una que no estaba dispuesta a

seguir.

— No — le contesto contradiciendo a mi madre por primera vez.

1069
— Entonces no me dejas otra alternativa — dice decepcionada mientras

su poder comienza a rodearla — No podrás demostrarle tus

sentimientos. En cuanto él muestre su furia, el miedo será lo único que

encuentres al verlo — maldice mi madre mientras las lágrimas corren

por mis mejillas. No quiero esto. Yo quiero a Uri. Creo que lo amo.

— Tú no lo conoces, él nunca se enfurecería conmigo y aunque le tema

me quedaré a su lado — le digo tercamente llena de resentimiento.

— ¿Él sabe lo que eres?— me pregunta ella sospechando mi respuesta.

— Eso no importa, él me quiere sin importar lo que sea —

— Eso ya lo veremos — me dice mientras abre un portal trayendo a mis

hermanas a este plano listas para la batalla.

— No, madre, no hagas esto, déjame mostrarte que él es diferente. — le

ruego — solo dame una oportunidad.

Mis lágrimas llenas de desesperación parecen ablandar su corazón.

— Bien — contesta — traerlo ante mí y yo veré si él lo vale. Pero antes

debe saber que eres y recuerda que sucederá si se enfurece — me

advierte.

Mis hermanas me miran enojada mientras se aproximan a mí.

— ¿Qué hiciste esta vez Kresly?— me pregunta Lesly. Ella es la más

sensata de las tres.

— No hice nada malo — me defiendo esperando su reprimenda.

— Sí, ¡Cómo no! — comenta Presly mientras juega con un par de rocas en

su mano haciéndolas levitar. — Nuestra madre no volvería a este lugar si

fuese así — comenta.

Tiene razón, nuestra madre odia Glaukos.

— ¿Crees que podremos conocerlos?— pregunta Lesly mientras sus

orejas puntuadas se mueven siguiendo el movimiento de nuestra madre.

1070
A diferencia de mí, mis hermanas, sí sacaron ese rasgo distintivo de mi

padre. Sus orejas son puntiagudas y hermosas. Mis hermanas son más

orcos que humanas en aspecto. Y siempre tuvieron la ilusión de conocer

las tierras de nuestro padre.

Mi madre nunca se los permitió. Ellos no la aceptaron a ella y sus hijas

no tendrían un trato diferente.

Pero no puedo pensar en eso ahora. Tengo que encontrar a Uri. No

quiero que Helena ataque a las Gárgolas. Su poder es tan temible que

nadie en su reino se salvaría. El dolor y el rencor la convirtieron en una

mujer estricta e implacable. No quiero que dañe a Uri.

Creo que me he enamorado de él.

1071
256. Devil

William

Verla estallar entre mis dedos fue la tortura más erótica que viví en toda

mi vida. Veo sus labios brillar y necesito alejarme. El deseo que tengo de

besarla no es natural.

Tengo que concentrarme. Necesito respuestas y me odio por lo que voy a

hacer, pero estoy cansado de perseguir a los Albus y no encontrar

respuestas.

Esos malditos son el clan más hermético de los Lycans. Nadie dice nada,

incluso aunque su vida dependa de ello.

Pero ella es diferente, es inocente y vulnerable. Puedo obtener respuestas

si logro manipularla.

— ¿Las personas de tu clan sabe lo que ocurrió con Cato?— le pregunto y

ella me mira aún esquiva.

— No, no todos — contesta.

— ¿Y tú lo sabes?— pregunto acercándome nuevamente a ella. La veo

asentir nerviosa con mi cercanía.

— ¿Qué debo hacer para que me digas lo que ocurrió?— le pregunto

mientras corro su cabello y toco suavemente uno de sus blancos senos.

— Solo los miembros del clan Albus pueden saberlo — índica entre

tiernos jadeos. A pesar de que hace unos minutos culminó en mis manos,

su cuerpo parece deseoso de más

— Yo fui un Omega Albus en mi infancia — le digo tragando la

amargura de aquella confesión — eso significa que puedes contarme —

Melisa me mira mientras una tierna sonrisa se dibuja en su rostro

— Eres un Albus — comenta con alegría.

No, no lo soy, nunca lo fui, los Albus no engendran omegas, según Cato,

yo no era un Albus, solo era un error.

1072
— Entonces cuéntame — insisto debilitando su mente con mis manos

sobre su sencillez cuerpo.

— No puedo — contesta tercamente acabando con mi paciencia.

No quiero herirla, pero estoy cansado de buscar una maldita aguja en un

pajar, si ella tiene las respuestas que necesito entonces no dudaré en

hacerla hablar. Es por eso que coloco mi mano enguantada en su cuello,

apretándolo bruscamente.

— Dime, lo que sabes — le ordenó.

La sorpresa y el miedo se reflejan en su rostro al notar mi amenaza. Pero

no hace nada para apartarme.

— No puedo — repite colmando mi paciencia.

Mi mano aprieta con fuerza cortando el camino del aire a sus pulmones.

Ella jadea pero no retrocede. Es la mujer más terca que conocí en mi vida.

— No me obligues a hacerte daño — le advierto — le advierto.

— Aunque me dañes, no te lo diré — índica con la voz distorsionada por

la presión de mi mano.

La furia me tienta a apretar aún más, pero no quiero hacerlo, no quiero

dañarla, así que la suelto y golpeó la pared a su lado.

— Vete — le ordenó

¿Qué pasa conmigo? Maldita sea.

Lo único que me mantuvo con vida hasta hoy en día era mi deseo de

venganza. ¿De verdad voy a dudar solo por una mujer?

— Hay una forma — susurra ella.

— ¿Para qué?— le pregunto

— Para que sepas lo que pasó — contesta — si me tomas como

compañera puedo contártelo —

¿Es una broma? ¿Ella realmente desea ser mi compañera a pesar de esto?

¿A pesar de lo que soy?

1073
Esta mujer es realmente increíble. No debió decirme eso. Si necesitaba

algo que rompiera con mi resistencia a tomarla era eso.

— Te arrepentirás de eso — le advierto mientras tomo su brazo y le llevo

hacia mi cama haciendo que se recueste entre las sábanas mientras el olor

a la flor de Melissa llena mi mente.

Puedo notar su vergüenza y su miedo mientras me quito los pantalones

frente a ella. Pero no me detengo, me tiendo sobre ella solo con mis

guantes y abro sus piernas.

Mi maldito cuerpo está listo deseoso de enterarse en ella. Pero al ver sus

ojos de ciervo temblar por el miedo me detengo.

No quiero hacerle daño. Pero ya no puedo dejarla ir. Estoy siendo un

maldito bastardo. Sé que su clan me olfateará en ella. Eso no será bueno.

Podrían rechazarla por eso. Podrían dañarla.

Y aun así no me detengo y encajo mi cuerpo con el suyo. Ella es tan

suave y cálida que no puedo evitar jadear mientras ingreso en su

interior.

Pero algo me frena. No mintió Melisa, es pura. Esto no será agradable

para ella y me sorprende notar cuánto me molesta eso.

Intento estimularla con mis dedos evitando moverme en su estrecho

canal. No quiero que le duela. La escucho gemir, pero aun así no tengo el

valor de hacerlo. No importa cuánto lo deseé, no puedo dañarla de ese

modo.

No puedo hacerlo. Estoy intentando apartarme, pero ella se sujeta a mis

hombros, mirándome fijamente mientras decir de su cuerpo,

introduciéndose en su apretado interior.

El placer amenaza con robarme la cordura.

— Detén esto — le indico al ver rastros de dolor en su rostro.

1074
Pero ella solo niega con su cabeza y vuelve a empujar haciendo que la

barrera que no separaba se rasque sobre mi carne sensible y sintiendo

miembro ingresar por completo en su interior.

Jodidos dioses, están hembra, está demente.

El placer de su cuerpo y el olor de su sangre virginal me enloquecen, ya

no puedo contenerme, así que muevo mi pelvis entre sus muslos

sintiendo el más exquisito placer que experimente en mi vida.

Ya no puedo detenerme y mi cuerpo la somete mientras me hundo una y

otra vez. Perdido en el éxtasis puedo oír sus gemidos. Ella también siente

lo mismo que yo. Esto es imposible. Aun así ya no puedo apartarme, así

que me dejó llevar y dejo que aunque sea mi cuerpo sacie su sed de

placer mientras mis colmillos se clavan en mi rostro deseoso de algo que

no les puedo dar.

No puedo morderla. Eso equivaldría a perderla y no quiero hacerlo. Ella

quería un compañero. Se arrepentirá que yo ocupe ese lugar. Pero ya no

permitiré que se aparte de mí. Albus o no, ella es mía.

257. Trucos

Laura

El lycan preparo una fogata y aunque ya no lo creo culpable del

asesinato de mi hermano, todavía lo odio. Después de todo igual torturo

su cadáver como si no se tratara más que de un simple animal de corral.

Lo veo aproximarse a pequeños huecos en la pared. Sé que son. A Letiel

le encantaba enseñarme a sobrevivir sin ayuda, así que en más de una

ovación pasábamos las noches en las cavernas abandonadas de Argos,

1075
dónde me enseñó a cazar elefantes. A pesar de su aspecto, su carne es

deliciosa. Aunque no creo que muchas Gárgolas piensen igual.

Un elefante sale de su madriguera tentado por el cebo del lobo, pero sus

movimientos bruscos lo asustan haciendo que corra directo a mí.

Escucho maldecir al Lycan mientras se pone de pie, pero no dejo que el

elefante escape y apuñaló su cabeza con un hueso astillado.

Escucho jadear al lobo ante mi movimiento, pero yo lo ignoro mientras

recojo el animal muerto y comienzo a limpiarlo para cocinarlo.

Él no dice nada, solo se aproxima y clava su molesta mirada en mí. No

me gusta que me mire. Me pone nerviosa y mis plumas se erizan.

Aun así termino de limpiarlo y lo coloco en la olla que el lobo me tiende

dejándolo sobre las verdes llamas.

Esto está mal. Si los cuerpos de las Gárgolas son sagrados, entonces, ¿por

qué dejan estos aquí?

¿Por qué dejaron que estás mujeres murieran de este modo tan horrible?

— ¿Por qué hacen esto?— pregunto en voz alta viendo los blancos

huesos.

— Alguien en su reino no las quiere libres — contesta el lobo y yo lo

miro furiosa. No estaba hablando con él. Es por su culpa que yo esté

aquí.

— ¿Y a tú que te importa?— le pregunto enojada.

— Me importa porque tú pudiste terminar de ese modo— contesta

viendo una nueva de confusión en su rostro.

— Eso no es de tu incumbencia — le digo mientras revuelvo la olla. —

Además estoy en este lugar por tu culpa ¿Qué estabas pensando al

llevarme contigo?— le digo.

1076
— Pensaba mantenerte encerrada hasta que comprendieras nuestra

situación — contesta mientras se pone de pie espantado mirándome.—

No hagas más preguntas — me dice.

— ¿Por qué no?— pregunto mientras lo veo.

— Porque algo me obliga a contestar aunque no quiera hacerlo — dice —

maldición ¿Qué carajos me sucede?— susurra

Mi rostro se pone blanco con su respuesta. No puede ser, de todas las

personas del mundo ¿Tenía que ser él? Esto no tiene sentido, se me

aseguro que no existía Agapornis en mi destino y ¡él ni siquiera es una

gárgola!

Algo debe estar mal. Pero si no puede negarse a contestar, debo

aprovecharme de eso.

— ¿Mataste a mi hermano?— le pregunto nuevamente.

— Claro que no — contesta ofendido — ya te lo dije, yo solo encontré su

cuerpo —

— ¿Y por qué te lo llevaste?— le pregunto enojada.

Estuve años pensando que él era el asesino. Si no fue él, entonces ¿Quién

fue?

— Soy un científico, solo quería comprender mejor a tu especie —

contesta.

—¿Mutilando su cuerpo?— comento indignada.

— Entiendo que eso te ofendiera, pero no fue mi intención — dice

mientras suspira — yo solo quería comprender cómo es posible que

puedan volar — contesta.

— ¿Por qué?— le pregunto.

— Porque me parece maravilloso — contesta — y ya deja de hacerme

preguntas — dice frustrado mientras vuelve a sentarse y agrega huesos

al fuego.— Debemos salir de aquí — indica.

1077
La carne ya está lista y comienzo a comer soplando mis dedos al notarla

caliente. Al terminar mi porción le pasó la pequeña olla para que él

también se alimente. Pero no la recibe.

— Come tú, necesitas recuperarte — comenta.

Es un idiota. Lleva días atado en la mesa e inconsciente, sin comida ni

medicina.

— Comemos o seguiré con mis preguntas — amenazó — además lo

necesitas más que yo, te ves horrible y lamentable — comento.

Él se ríe por mis palabras.

— ¿Qué?— pregunto molesta.

— Tú no crees que me vea horrible — comenta con una estúpida sonrisa

llena se sobreviva

Ante su comentario me sonrojo. — ¿Y tú qué sabes?— le digo enojada.

— Sé cuando mientes. Tú no eres la única con trucos, pequeño cisne —

me dice y guiña uno de sus ojos

Mi experiencia con los hombres es nula. La única persona con la que

hable de sexo masculino fue Letiel y en algunas horribles ovaciones con

Rael.

No sé cómo reaccionar. Y no quiero verlo de ese modo. Es realmente

incómodo. Mis palmas sudan y siento mis mejillas acaloradas.

— No me digas así — le digo mientras me volteo para no tener que ver

su ridícula y molesta cara sonriente con hoyuelos y brillo en sus

estúpidos ojos grises.

— ¿Por qué no? Los cisnes son aves hermosas, no tanto como tú, pero lo

son — comenta.

Su comentario me molesta, no sé por qué, pero solo tengo unas

inconfundibles ganas de golpearlo. Así que tomo un hueso y se lo arrojo

1078
furiosa — Ya cállate — le digo al arrojarlo. Pero veo que él lo agarra en el

aire sin dificultad alguna.

— Gracias — me dice y arroja el proyectil al fuego.

Es realmente odioso. Lo quiero lejos de mí. No me agrada lo que me hace

sentir. No sé qué es pero si mí corazón se acelera tanto no debe ser algo

bueno.

Debo mantenerme alejada de él.

1079
258. Felicidad y furia

Deukarion

Ella está embarazada. ¡Voy a ser padre! Esto es realmente increíble. Las

parejas Lycans tardan décadas en conseguir algo así y ella me sorprende

de este modo. Siento mi pecho hincharse de orgullo y alegría cada vez

que la veo. La amo. Y ¡Ella me ama! Oírla decir algo así me hace pensar

que esto no es más que un sueño.

No merezco tanta felicidad. No después de todo lo que ella sufrió por mi

culpa y aun así no quiero renunciar a esto.

No voy a renunciar a ellos.

Los miembros más importantes de cada familia se encuentran en mi

oficina.

Ezio representa a los Lupus, Lante representa a los Albus dado que

todavía no podemos recuperar a Arcan de Argos. Ernesto representa a

los Pallipes y Jasper representa a los Pambasileus, lo que queda de ellos

teniendo en cuenta la rebelión que género Arístides.

A pesar de que Nice es mi reina declarada, las familias de Jasper y

Ernesto siguen en contra de ella y no puedo permitirlo. Necesito que el

reino sea un lugar seguro para ella y para mi hijo.

— Los he reunido para informarles que mi Luna, su reina Nice está

engendrando un heredero, — les digo y evalúo sus rostros.

La sorpresa y el disgusto es notorio en ellos. Esperaba eso, de los cuatro

solo Lante parece feliz con la noticia. Pero lo que no esperaba es que Ezio

mi propio tío, parecía perturbado con tal suceso.

— ¿La humana está embarazada?— pregunta Ezio mientras me mira.

Mi furia me lleva a golpear fuertemente el escritorio mientras mi

dominio ocupa cada rincón de la habitación.

1080
— Nice, ese es su nombre — le aclaro, molesto — se deben dirigir a ella

como la Reina, y no aceptaré otro modo, sin importar quién sea— le

advierto a mi tío.

Ezio baja su cabeza al igual que los demás — Lo lamento, mi querido

sobrino solo fue un error causado por la sorpresa —

— Bien, no perderé tiempo con esto. Ustedes están obligados a desarmar

cualquier intento de daño hacia mi compañera y mi hijo — les ordenó —

si alguno de sus miembros hace algo en contra de mi familia, cortaré sus

cabezas — les advierto.

Ninguno pone resistencia alguna a mi orden. Ellos conocen de lo que soy

capaz. No son palabras en vano. Mataré a cualquiera que sea un peligro

para ellos.

Al terminar la reunión solo Ezio se queda en mi oficina.

— Debo realizar un viaje — me indica — será rápido y dejaré a Ator

como mi remplazo en ese tiempo.—

Ator es uno de mis primos. Confío en él, pero en este momento muy

pocos son realmente dignos de mi confianza.

— ¿Cuál es tu destino?— le pregunto, molesto con esos cambios de

último momento.

— Realizaré un barrido de seguridad en los límites con Argos. No

queremos otro ataque sorpresa — índica.

Tiene razón, pero ya envié a mis centinelas a realizar esa tarea — No es

necesario, mis soldados ya se encargaron de eso —

— Sabes que mi olfato es excepcional en la manada, podría encontrar

amenazas que nadie más noto, si nuestra reina está esperando un

heredero debemos ser realmente precavidos —

Tiene razón, no está de más cerciorarse.

— Bien, solo recuerda tener cuidado con las gárgolas —

1081
Ezio se queda mirándome fijamente — Diluvio, tuvo mucha suerte de

tenerte como su Alfa, estoy orgulloso del lobo que has llegado a ser —

dice mientras se pone de pie y se retira.

Sus palabras me dejan conmocionado. Ezio siempre fue un sujeto duro

en aceptar a los demás y mucho más de decir cumplidos. Casi parecía

una despedida, espero que no piense hacer ninguna locura. No quiero

perder a más nadie de ese modo.

La bruja y el vampiro partieron hace un par de horas a Argos, lo hicieron

mientras Nice dormía y yo me dirigía a prepararle el desayuno. No me

agrada la idea de que el Real se encargue de vengar a mi compañera,

pero la bruja logro convencerme.

— No pongas esa cara de perro enojado — me dijo — el destino del Real

no será Argos — me susurra y luego guiña un ojo — ya no tendrás que

preocupar por sí obsesión por Nice — dice sonriendo.— intentaré

regresar para el Baby Shower —

No entiendo cuáles son los planes de la bruja, pero si con ellos puedo

mantener a Nice sana y salva a mi lado no seré un obstáculo para ellos.

¿Y qué carajos es un baby Shower?

Un golpe en la puerta interrumpe mis pensamientos mientras veo a

Eunice ingresar.

La humillación de hacer fallado todavía cubre su rostro. Pero no puedo

ablandarme, él debía cuidar que lo que ocurrió con Nice no pasará y fallo

en su misión.

Eso le hizo perder su puesto de comandante, pasando a ser un soldado

común a mi cargo hasta poder designar a quien ocupará su puesto.

Es un castigo realmente suave. Él y yo sabemos que si no hubiese sido

por Nice mi castigo hubiese sido su muerte.

1082
Pero lo necesito. No solo por ser mi amigo, sino porque es el lycan más

capacitado para encargarse de la seguridad de Diluvio. No puedo

instruir a otro para eso. Él lleva años encargándose de esa tarea y ahora

lo necesito más que nunca.

— Me mando a llamar — pregunto con la mirada clavada en el piso.

— Nice está embarazada — le digo y la sorpresa y felicidad se refleja en

su rostro.

— En hora buena — dice emocionado — que los dioses protejan a

nuestra reina y su cría — dice.

— Volverás a tu puesto de comandante — le ordeno ignorando las ganas

que tengo de abrazarlo por su apoyo. — Necesito que ella esté segura y

sé que tú te encargaras de ello, con tu vida —

Mis palabras no son al azar, si Eunice vuelve a fallar. Será su último

error.

1083
259. Sorpresa y furia

Core

Él me obedece. Nunca nadie había hecho algo así. Cuando llegue a la

plaza esperando que él no se presentará mi hermoso vestido nuevo

término manchado por mi estro. En ese momento estaba rodeada por

toda mi familia que al notarlo no tardaron en felicitarme mientras mi

madre corría a casa por un vestido blanco.

Es la tradición. Una hembra lycan entra muy pocas veces en estro. Si

tiene suerte puede ser una vez al año. En mi caso llevaba más de tres

años sin pasar por él. El sangrado indica que mi cuerpo será fértil por un

tiempo y eso para mi pueblo es bendito.

No tenemos muchos nacimientos. Con suerte nacen de Cinca a nueve

niños al año entre los Omegas y la cifra es menor entre los Deltas.

Así que este momento es especial y más en luna llena. Las mujeres más

antiguas lo consideran un regalo de la diosa Selene.

La alegría de mi familia es tal que en menos de diez minutos me

encuentro cambiada portando un vestido blanco que se tiñe levemente

con mi sangre azul.

Las personas de la plaza me guían hacia la fuente junto a otras

afortunadas.

Y de este modo me encuentro con Iván.

Se nota de lejos que él no se siente cómodo en este lugar. Ni siquiera

intenta disimularlo. La gente a su alrededor se aparta temerosa. No los

culpo, es un Vampir, uno con cara de enojado y con el poder de quemar

todo lo que toca.

Si yo estuviese cuerda también me apartaría de su camino. Mi razón me

dice que es peligroso. Pero mi tonto corazón sigue diciéndome que me

quedé a su lado.

1084
Esto es una locura, lo sé, pero no puedo evitarlo.

Iván se comporta de forma grosera quemando los faroles en forma de

lunas y amenazando con la mirada a todo el que ve y para colmo, no le

agrada que me haya cambiado de ropa.

Soy una tonta, por un momento creí que me felicitaría, pero él no es un

lycan, incluso los Omegas que llegaron de Nosferatus no siguen nuestras

costumbres sobre el estro.

Mi madre no ha parado de rogarme que me aleje de él. Pero no puedo

hacerlo.

Yo creo que Iván es mi compañero y al verlo en la plaza iluminada por la

luna llena solo puedo creerlo aún más. Algo me une a él. Algo que

parece conectarnos con algo invisible.

Y al ver que obedece mis órdenes ya no hay dudas. Aunque él no lo

quiera, todos lo saben. El compañero de una lycan en estro, solo puede

obedecerla, incluso aunque no lo quiera.

Y él lo hace, ya no hay dudas. Él es mi compañero.

La confusión que expresan sus ojos junto con la furia me dicen que esto

no será fácil de entender para él.

— Sígueme — le indico mientras nos alejamos de la plaza.

Pero mi madre me intercepta viendo con miedo a Iván — Core, ¿Estás

segura de esto? Él es un Vampir — me indica asustada de que Iván

pueda dañarme.

— Es mi compañero — le digo con calma.

— No, no lo soy — comienza a decir él con su típica carcajada siniestra.

— Tú cállate — le decimos mi madre y yo a la vez. Por mi orden no le

queda más que obedecer, así que miro a mi preocupada madre.

Ella siempre fue cariñosa conmigo. Entiendo sus miedos, pero esto es

algo de lo que no puedo huir.

1085
No necesito decírselo, solo sujeto sus manos viendo sus ojos con calma y

ella retrocede comprendiendo mi decisión.

— Si le haces daño te encerraré en la caldera para que mantengas al

pueblo caliente en invierno — le advierte mi madre.

Él la mira con curiosidad, pero no dice nada. No puede hacerlo.

Yo continúo mi camino consciente de que él me sigue hasta llegar a su

casa, nuestra casa.

— Ya puedes hablar — le digo mientras me giro para encararlo

preparándome para lo que sé será una difícil conversación.

— ¿Qué es todo esto?— pregunta, molesto

— Esto es nuestra noche de emparejamiento, eres mi compañero — le

repito sin duda alguna.

Él solo ríe ante mis palabras.

— Ya te dije que es imposible — repite.

Odio cuando usa de esa manera el humor, con el paso de los días a su

lado he llegado a conocer sus diferentes risas. Cuando se burla de

alguien, cuando algo le parece chistoso, o sorprendente, pero también

cuando algo le angustia y le duele.

Esa es su risa actual — no tienes que ocultar tus miedos de mi —

— Yo no tengo miedo — responde relajado.

— Claro que lo tienes, temes ser realmente feliz, temes que me aleje de ti,

temes no merecer la felicidad —

Mis palabras hacen algo realmente difícil de ver en él. Borran su sonrisa.

— Tú no sabes nada — me dice realmente molesto. — No creas que me

conoces porque no es así. Si realmente supieras de lo que soy capaz te

orinarías de miedo con solo verme — indica mientras se aproxima hacia

mí quedando a solo un paso de distancia. Su altura me obliga a levantar

1086
la cabeza para no apartar la mirada de sus fríos y temblorosos ojos

azules.

— Pruébame — le ordenó — cuéntame por qué temes aceptarme —

— Yo no temo aceptarte, eres tú quien ni podrá hacerlo — me indica sin

humor alguno.

— ¿Por qué?— insisto. Pero él parece contenerse. No quiere decirme.

Pero esto solo nos trabará. No puedo vivir al lado de alguien que no

puede definir lo que somos o aceptarme por completo. — ¿Por qué?—

insisto levantando la voz.

— Porque podría matarte, así como la mate a ella — dice mientras sus

ojos parecen acumular lágrimas que no logran caer.

1087
260. Casualidad

Caspian (tierra)

Su aroma me impacta a tal punto que no me aparto, incluso aunque la

humana grita del susto al notar mis colmillos.

Siento como se aparta de mis brazos y lleva sus manos desesperadas

hacia su cuello buscando algo.

— No te me acerque — me dice llena de pavor mientras sujeta un

colgante con forma de cruz hacia mí.

¿Los humanos también crucifican a los traidores y conspiradores? Creí

que solo en Nosferatus se hacía tal práctica.

Y de todos modos, ¿Por qué llevar un collar que recuerda tal castigo?

— No te haré daño— intento decirle, pero ella continúa caminando hacia

atrás y cae sobre algunos escombros.

Intento acercarme nuevamente, pero me detengo al oler sangre. Ella

levanta su mano señalándome — No te atrevas a morderme — me dice.

Es allí cuando noto el origen del olor. Tras su caída se ha cortado

levemente un dedo y este gotea un líquido rojo y brillante.

Su olor me impacta mientras paso mi lengua por mis colmillos

intentando calmarme

Ella parece notar su herida.

— ¿Eso es sangre?— pregunta mientras se desvanece frente a mí cayendo

desmallada.

Un fuerte golpe de las puertas me altera. No puedo quedarme aquí. Así

que trepó por los estantes y salgo por el orificio en el techo ocultándome.

— ¡Lo ven! — escucho que grita la mujer ansiaba — les dije que esos

niños rompieron mi techo, los quiero bajo rejas a todos ellos, son solo

una molestia para esta ciudad.— grita molestamente — ¿No es así

1088
Victoria?— al parecer la anciana no ha notado a la joven inconsciente en

el suelo — ¿Victoria?—

— Señora hay una mujer inconsciente — escucho que dice un sujeto

mientras sus pasos se aproxima — ¿Sé encuentra bien señorita?— parece

que le pregunta a la muchacha intentando que reaccione.

— Oh, por todos los cielos ¡Vicki! Levántate de una vez — le ordena la

anciana.

— Señora no sea tan brusca, podría estar herida — le dice el sujeto

— Ella no está herida, solo es una cobarde, debió desmayarse por algo,

como siempre — se queja la ansiaba mientras puedo ver sigilosamente

como la zamarrea y golpea con su palma sus mejillas intentando

despertarla.

— Victoria, despierta de una vez — le exige. Esta mujer no siente nada

de empatía por la joven. Y eso me molesta.

Pero no puedo actuar sin pensar en este lugar. Cuando vinimos en busca

de Nice incluso tuvimos que cambiar nuestras ropas y ocultar nuestras

armas para no asustar a los humanos.

¿Asustarlos? La idea me pareció absurda considerando su gran poder

destructivo al usar sus poderes. Aunque al decírselo a la bruja nos aclaró

que los poderes de los humanos solo se activan bajo la influencia de

Glaukos. Aquí los humanos son tan poderosos como un simple Omega o

incluso menos.

No obstante, la bruja nos advirtió que aquí los humanos no poseen

poderes, pero sí tienen armas más letales y peligrosas.

Dudo que un arma pueda matarme, sea cual sea, pero no puedo correr

riesgos. Tengo que encontrar el modo de regresar a Glaukos.

No importa cuánto me sienta tentado a ver a la humana de exquisito

olor, debo alejarme.

1089
Así que salgo del techo y me pierdo entre calles adoquinadas atestadas

de esos carruajes autónomos que Kresly llamo autos.

Ahora entiendo por qué Nice decidió volver a Glaukos, este lugar es un

caos. El ruido, la mugre, las luces raras que brillan desde todos lados

sobre espejos cuadrados de distintos tamaños que parecen hipnotizar a

los humanos.

Algo debe estar pasando aquí. Ese comportamiento no parece normal. La

gente come, camina, y descansa con sus ojos clavándose en esos espejos.

Pero lo peor es el olor. Su sistema de drenaje tiene falencias y el olor a

materia fecal parece estar en todas las calles. Las personas huelen a sudor

o a químico, nadie posee un bien aroma. Salvo ella, me recuerda mi

mente. Vainilla, esa joven olía a la flor vainilla. En mi infancia tenía una

planta de vainillas en mi habitación. Era una locura, ya sabía que sin luz

solar la planta perecería. Pero no me importo. Igual decidí tenerla

conmigo hasta que la falta de luz la marchito más allá de la recuperación.

Fue el único aroma que me lleno de calma al volver de la tortura de la

dama de hierro.

Y esa tal Victoria portaba ese olor a flor natural. No puede ser casualidad

por algo la bruja me envió a ese lugar.

Maldita sea no creo que sea mi compañera. No soy un tonto perro.

Aun así me encuentro caminando por las horribles calles oscuras,

regresando a ese lugar.

Solo voy a cerciorarme de que está bien. Su desmayo me preocupa y la

mujer que quedó con ella no parece muy amable.

Al llegar al lugar trepó nuevamente al techo y me meto por el orificio. Ya

no hay escombros en el suelo, pero todo está oscuro y vacío. Ella no está

aquí.

¿Dónde está?

1090
Recorro lo que párese ser una pequeña biblioteca hasta llegar al lugar

donde su aroma es más fuerte.

Los humanos son seres diurnos, tal vez se fue a descansar.

Esto es una estupidez, no puedo quedarme aquí y mucho menos a

esperarla.

Esto debe ser un error, yo ya tengo a mi anfitriona. A pesar de que ella

nunca me acepto y prefirió a un jodido Lycans como compañero, no creo

que otra humana pueda ser como ella.

En medio de la noche la cerradura de la puerta principal suena. Alguien

está entrando, así que me escondo entre los estantes. Debería irme, pero

el aroma a vainilla me indica que es ella.

— Sé que estás aquí — dice — sal de una vez —

No debería mostrarme, pero es solo una humana dudo que pueda

dañarme. Además, realmente quiero verla otra vez, así que salgo de mi

escondite y me acerco lentamente a ella.

La escucho inspirar mientras me sorprende arrogándome una cubeta

llena de agua.

¿Qué es esto?

1091
261. Tios

Victoria (tierra)

Mi tía me odia. No es un secreto dado que cuando estamos solas ni

siquiera lo disimula. Pero mis abuelos nos dejaron esta librería antes de

morir en el asilo de ancianos y aunque no le agrade a ella, este también

es mi trabajo.

He tratado de hacer algunos cambios para atraer más clientes, pero a

Azucena nada le agrada. Como devota de su iglesia, la idea de una

sección de novelas románticas sobre hombres lobos y cosas por el estilo

le pareció muy escandaloso como para permitirlo y eso que no mencioné

que algunos libros son algo picantes.

Pero no, para ella debemos seguir vendiendo a los clásicos, Don quijote

de la mancha, el diario de Ana Frank, Cien años de soledad.

No es que no me gusten esos libros, es solo que hoy en día la gente busca

otras historias, narraciones más emocionantes. Y en el caso de las

mujeres jóvenes como yo algo más candente.

Pero no importa lo que diga, ella no da el brazo a torcer y es por eso que

la librería apenas tiene ganancias.

Eso me molesta, yo esperaba ganar lo suficiente para independizarme y

mudarme de su casa.

Ya pasé toda mi vida viviendo con ellos desde que mis padres murieron

a mis seis años de edad en ese maldito accidente de tránsito.

Todavía tengo pesadillas de eso. Yo fui la única que sobrevivió.

Mis tíos me acogieron de mala gana al no tener a más nadie a quien

acudir, dado que mis abuelos ya vivían en el asilo.

Y a pesar de que mi tío, el hermano de mi padre, se encariñó conmigo, no

pasó lo mismo con mi tía Azucena, ella me odia desde aquel día.

1092
Vivir con una mujer estéril que sueña con tener sus propios hijos

obligados a criar a la hija de alguien más no fue lo mejor.

En todo momento me recordaba lo inútil, tonta, y fea que era, generando

muchas inseguridades en mí.

Eso me convirtió en una persona débil, de carácter y muy miedosa.

A raíz de ello es que la librería se convirtió en un escondite para mí.

No sé cómo tratar con la gente de mi edad, dado que nunca me

permitieron ir a fiestas o salir con amigos, si tuviese amigos.

La secundaria fue una tortura para mí. Las chicas se burlaban de mi ropa

y con toda la razón. Mi tía se rehusaba a comprarme ropa y me hacía

usar la ropa que ella usaba en los ochenta. Camisas con hombreras y

horribles botones y estampados y faldas largas y sin forma con un

estampado y color aún peor. Odiaba mi vida. Odiaba verme en el espejo.

Y eso hizo que los evitará a toda costa.

Y ni hablar de noviazgo. Los únicos chicos que se acercaron a mí durante

el secundario era como parte de una estúpida broma con su grupo de

amigos.

No tarde mucho en notar que los chicos a diferencia de los protagonistas

de mis novelas eran realmente estúpidos.

No importa, no necesito un novio. De hecho tengo varios, si ya sé que

son ficticios, pero los protagonistas de los libros que leo cada noche son

todo lo que una mujer quiere. Es entendible la gran mayoría de esas

historias son escritas por mujeres.

Es increíble que actualmente los hombres digan que no saben lo que las

mujeres quieren.

Si un hombre leyera los libros que me gustan, sabría exactamente todo lo

que quiero.

1093
Un hombre fuerte, seguro de sí mismo, un líder que no me pregunte qué

quiero hacer, sino que ya tenga todo planeado de antemano.

Pero, dudo que algo así pueda pasar uno, porque no existe el hombre

perfecto. Digo no es que pida un príncipe rubio y de ojos azules, pero sí

una persona caballerosa, pero dominante y dulce.

Tengo que dejar de pensar en eso. La librería está vacía y falta poco para

cerrar, así que me permito sacar mi celular y abrir la Apps Novelcat. Allí

tengo mi biblioteca llena de historias que me ayudan a escapar de mi

realidad, aunque sea por un instante.

Empecé un nuevo libro, uno que me hace sonrojar al notar que los

protagonistas son dos hermanos gemelos semidioses griegos que se

enamoran del alma humana que intentan salvar, y su forma de hacerlo es

altamente escandalosa pero adictiva. Devoro los capítulos ansiosos por

más. Deseo Onírico es una novela picante y muy entretenida. Pero

cuando el capítulo se pone interesante siento un fuerte golpe y los gritos

de Azucena llamándome y despotricando contra los adolescentes que

hacen parkour en la ciudad.

No tarda en aprovechar la oportunidad para hacerme limpiar. Odio que

me trate como a una empleada. Se supone que somos socias o

copropietarias.

Comienzo a limpiar los escombros, aliviada de que nadie saliera herido.

No quiero ver sangre, desde el accidente que me arrebato a mis padres

ver sangre por más pequeña que sea la cantidad me impresiona al punto

de quedar inconciente.

A lo lejos algo parece moverse y de un momento a otro me encuentro en

los brazos de un completo extraño, sin poder comprender nada. ¿De

dónde salió? Mi cerebro parece congelarse al verlo él es realmente

hermoso.

1094
Pero al ver sus colmillos se me hiela la sangre. ¿Drácula?

1095
262. Miedo

Kresly (recuerdos)

Mientras más cerca me encuentro de Argos, peor es el efecto de la

maldición. Mis manos tiemblan mientras arrastró el cuerpo de Azael

ladera arriba.

Mi madre tenía una manera muy especial de cuidarnos y al parecer ella

pensaba que el miedo me alejaría de Uri y lo peor es que no se equivocó.

Cuando me encontré con él en aquel tiempo, decidida a confesarle mi

verdadera naturaleza, no sabía cómo decirle que era, pero él llegó muy

nervioso.

— Kresly tienes que dejar el bosque, te llevaré conmigo a mi hogar, este

lugar ya no es seguro — me indica sin aceptar objeción.

— ¿Qué? No, espera, tengo que hablar contigo— le digo mientras él

sujeta mi mano.

— Lo harás, después hay humanos en esta región, tenemos que irnos —

me dice.

— ¿Humanos?— pregunto temiendo por mi madre.

— Sí, lo sé, yo tampoco lo creí, pero mi padre vio a la infame Helena —

indica.

¿Las gárgolas las encontraron? Esto es malo.

— ¿Dónde están?— le pregunto llena de preocupación mientras intento

detenerlo y apartarme de él.

— Eso no importa, tengo que sacarte de aquí — me indica.

— Sí, importa no me iré contigo — le digo.

— ¿De qué hablas? Estas en peligro— señala — solo intento protegerte

— Ella no me hará daño — le digo.

1096
— ¿Por qué estás tan segura de ellos?— pregunta si comprender mis

palabras.

— Porque Helena es mi madre — le indico.

— ¿Qué?— su rostro me indica que no comprende nada de lo que le

digo.

— Soy mitad humana y mitad Orco — le indico.

Los ojos de Uri reflejan su sorpresa ante mis palabras.

— Esto no puede ser, según mi padre tu madre mato a la mía — mierda,

eso no es nada bueno, sabía que mi madre se enfrentó a varias gárgolas,

pero nunca espere algo así. Ella no es una asesina a sangre fría, era una

mujer amorosa hasta que la traicionaron. Pero de todos modos no mata

sin una razón.

— No puedo hablar por mi madre, pero la conozco lo suficiente para

saber que no lo hizo sin una razón, nosotras éramos muy jóvenes en ese

entonces y yo no vi los sucesos, pero ella solo quería protegernos —

— Con más razón debes venir conmigo si hablamos con mi padre él

podría evitar un enfrentamiento — dice sorprendiéndome — de este

modo mi padre dejará de obsesionarse con los humanos, y viviremos

juntos — dice.

¿Vivir juntos? ¿No me rechazará por ser medio humana? No lo entiendo,

hace un momento esperaba esconderme por el miedo a los humanos.

— ¿Creí que odiabas a los humanos?— indico

— ¡No! Claro que no, es mi padre quien los odia. Yo no conozco a otros

humanos, pero si son como tú no tienen por qué ser malos —

Su confianza en mí me llena de emoción. Él realmente me da el derecho

de la duda a pesar de la perdida de su madre.

— Entonces ¿No me temes?— mis palabras refleja toda mi inseguridad,

realmente temí que Uri me rechazará por lo que soy. Pero no lo hizo, él

1097
ni siquiera sé enfureció conmigo. La maldición no podrá afectarme si él

no se enoja. Es la primera vez que mi madre comete un error.

— Claro que no te temo. Al contrario, quiero que seas mi princesa indica

— ¿Princesa?— pregunto confundida.

— Oh, no te lo dije — índica con algo de vergüenza — Soy el séptimo

príncipe de Argos—

Esto solo complica aún más las cosas, mi madre realmente odia a su

padre. El Rey Gabriel incluso logro herirla de gravedad en su último

enfrentamiento.

— No puedo ir contigo — eso solo empeorará el mal carácter de mi

madre. — ella está dispuesta a conocerte y darte una oportunidad, pero

no creo que sea igual con tu familia —

— ¿Por qué?— pregunta confuso.

— ¿Tu padre no te lo dijo?— le pregunto angustiada — él fue el motivo

de que no pudiésemos regresar a Glaukos durante cientos de años —

— ¿Cientos de años? ¿De qué hablas?— ok tal vez no sea raro decirle mi

edad ¿O sí?

— Hemos vivido en el mundo de los humanos por cientos de años — le

digo.

— Pues ya no más, no permitiré que te alejes de mi — me dice

seriamente.

— No quiero alejarme — le digo temeroso de que eso lo enfurezca — el

conflicto entre nuestras familias no debería de separarnos — no quiero

vivir un romance como el de Romeo y Julieta. Solo quiero permanecer a

su lado. — Podríamos alejarnos, irnos a otras tierras — le digo sin pensar

bien en nada.

— Mi padre nunca me permitiría algo así, él enviaría cazadores a

buscarme — adiós a la idea de evitar el enfrentamiento.

1098
— Pero mi madre nunca aceptará al tuyo y mis hermanas tampoco — le

digo ansiosa.

— Llévame con ella. Podemos hablar y encontrar una solución —

No me parece una mala idea, solo espero que mi madre no le haga

ningún daño.

— Ella se encuentra al norte pasando los Abetos — le señalo —, pero será

mejor que vallamos caminando para evitar alterarla.— le indico nerviosa.

No quiero que dañen a Uri, nunca me perdonaría algo así. Realmente

agradezco mi poder en este momento. Aunque no pueda ver su futuro

puedo ver el de los demás y si él está en ese futuro y algo lo lastima haré

de todo para evitar que suceda.

Nadie le hará daño.

1099
263. Trampa

Uri (Tiempo atrás)

No esperaba que ella fuese humana. Eso complica las cosas. Ya de por sí

el hecho de que fuera una Omega lo hacía. Mi padre instauró un régimen

estricto para evitar que las razas se convienen. Según él las gárgolas

somos los guardianes de Glaukos de como tales debemos permanecer

puros como estirpe.

Y el septo es el encargado de ello, aunque no me dicen nunca como es

que evitan que otros se emparejen con seres fuera de nuestra especie.

Y ella no es solo una humana, sino que es hija de Helena.

Mi familia la odia por lo que le hizo a mi madre.

Yo no puedo tomar partido, a pesar de que ese hecho me arrebato a mi

madre, yo crecí sin conocerla, por lo cual no puedo extrañarla del mismo

modo que mis hermanos.

No confío en Helena, pero si confío en Kresly y si ella me dice que su

madre está dispuesta a hablar conmigo para encontrar una solución,

entonces no dudaré en ir directo a dónde la humana se encuentra.

Caminamos por el bosque en silencio mientras noto como Kresly muerde

sus uñas llena de ansiedad.

— No te preocupes, todo saldrá bien — le indico mientras camino un

paso por delante de ella para protegerla de cualquier amenaza.

No obstante, al aproximarme a la sección de los Abetos, no hay nadie.

Sé, supone que estarían aquí, pero no veo a nadie.

Kresly me suelta y se adelanta en el pequeño claro.

— ¿Madre? — pregunta ella confusa.

En ese momento el suelo bajo mis pies se mueve deslizándose tan rápido

que no puedo evitar caer en un poso hecho de rocas.

1100
— ¡Uri! — grita Kresly, pero no puedo verla y el agua se filtra entre las

rocas. Esto es una trampa, tengo que salir de aquí, ella está en peligro.

Pero desde las rocas hebras de metal sin refinar comienzan a rodearme y

atarme quitándome la posibilidad de moverme.

Algo parece tensar el metal y comienzo a levitar saliendo del poso para

encontrarme con el rostro de Helena. Sé que es ella, más de una vez mi

padre me contó sobre la herida que logro hacer en su rostro con su

espada incandescente. La quemadura aún cubre la mitad de su rostro.

— Así que tú eres el pajarito que desea cortejar a mi hija — dice ella.

Intento buscar a Kresly con la mirada, pero no la veo.— No la busques,

ella no estará en tu vida, los de tu tipo son monstruos y no dejaré que la

torturen —

— No quiero torturarla, ella es mi Agapornis, no le haría ningún daño.—

le digo.

— Sí, si lo harás — repite ella — no debí dejar que viniese a este maldito

mundo. Pero bueno, no puedo negar que me fue de utilidad. Mi niña

siempre piensa en su madre —

¿De qué habla?

— ¿Realmente creíste que ella te aceptaría?— pregunta Helena con una

sonrisa que tira desde sus cicatrices — Claro que sí — le digo.

Pero mi respuesta le causa risa.

— Basta de juegos, te trajimos hasta aquí para que me digas cuál es el

punto débil de Argos, tengo cuentas pendientes con tu padre —

¿Qué? Esto no puede estar pasando. Busco con la mirada a Kresly, pero

no hay nadie. ¿Dónde está? ¿Realmente fue todo mentira? ¿Una trampa?

No, no puede ser así.

— Dime como llegar a tu rey — me repite.

1101
— No haré tal cosa, podemos arreglar esto, solo tenemos que hablar y

buscar la forma de llegar a un acuerdo —

— ¿Acuerdo? Tu padre intentó matarme en más de una ocasión, no hay

acuerdo que le quite la idea que tiene en contra de los humanos — indica

con resentimiento — ahora dime lo que necesito o te maldeciré para que

lo hagas —

— No te diré nada — contesto decidido. No permitiré que haga una

masacre en Argos.

— Te di la opción más pacífica por el bien de mi hija, pero tu orgullo no

te deja ver — comenta ella mientras un aura amarillo sale de su piel

haciendo que sus pupilas brillen como estrellas. — Entonces serás tú

quien se encargue de Gabriel y a tus hermanos los matarás a todos sin

siquiera dudarlo, solo así podrás tener a mi hija—

Las ataduras que restringían mi cuerpo se aflojan dejándome en libertad.

Quiero acabar con ella, pero mi cuerpo no me obedece, solo puedo

alejarme alzando vuelo.

Al llegar al salón nadie me detiene a pesar de estar herido y mojado,

incluso portando una espada en mis manos. Nadie dice nada y a pesar

de que el legar está lleno con todos mis hermanos, de igual modo llegó al

frente de mi padre y le cortó con un brusco movimiento la cabeza.

Veo la sorpresa en los ojos de mis hermanos, pero tres de ellos no

alcanzan a reaccionar antes de mis ataques donde cercenó sus cabezas.

Los otros tres intentan defenderse de mis estocadas y logran herirme de

gravedad. Pero de todos modos acabo con ellos a pesar de no querer

hacerlo, a pesar de las lágrimas que diluyen la sangre que salpica en mi

rostro, por mis asesinatos. Solo cuando mi último hermano muere frente

a mí, puedo soltar mi espada mientras grito desesperadamente por lo

que he hecho. Esto es mi culpa. Nunca debí acercarme a ella.

1102
Ahora entiendo a mi padre. Los humanos son una plaga que hay que

erradicar. Mi furia crece en mi pecho mientras vuelvo a sujetar mi

espada. Perdí a toda mi familia por ella.

Ahora le toca pagar por ello.

1103
264. No debía ser asi

Kresly (tiempo atrás)

Ni entiendo qué sucede. Mi madre no cumplió con su palabra, ella nunca

quiso hablar con Uri. Todo esto fue una trampa. En el momento que lo vi

caer en el piso intente ir por él, ayudarlo, pero mi madre abrió un portal

llevándome nuevamente a la tierra.

No sé dónde estoy, las construcciones parecen europeas, pero algo se

nota diferente. Sus ropas me indican que se tratan de colonos. ¿Dónde

estoy?

Tengo que moverme rápido, debo pasar desapercibida. Los humanos

tienden a destruir todo lo que no comprenden, en más de una ocasionan

intentando acabar conmigo y mis hermanas llamándonos herejes. En

Escocia incluso intentaron ahogarnos, según ellos las novias del diablo

eran de piedra y si nos sumergían en agua debíamos morir. Fue una

suerte que el elser de una de mis hermanas nos salvará de eso.

Pero ahora estoy sola y mi elser solo me permite ver el futuro. Espero

que eso me ayude, aunque debo tener mucho cuidado. Hay muchas

líneas temporales. Una por cada persona que me cruzo y más las que no

alcanzo a ver. Un movimiento en falso y puedo terminar muerta.

Corro entre las calles de tierra llenas de lodo con olor a orina. Odio este

lugar. Los romanos tenían un sistema de drenaje ¿En qué momento paso

de moda? Ahora todos orinan en las calles, aunque considerando que

estoy cerca de una taberna tiene sentido la peste. Los hombres borrachos

suelen orinar do de sea.

Antes de conocer a Uri pensaba que no valían la pena, para que ahora sé

que no es así. En el tiempo que estuve con él pude notar lo tierno, atento

y protector que es, además de que él sí tiene higiene personal.

1104
Tengo que regresar con él. No quiero que mi madre cometa un error con

él.

Pero mis portales son caprichosos, se abre cuando quieren y eso me

aterra, no quiero llegar tarde.

Necesito alejarme del poblado para abrirlo y rogar que funcione. Así que

me robó una cofia blanca y un vestido negro y me cambio rápido para

que no sospechen nada.

Los escucha hablar mientras camino apresurada por las calles

esquivando las carretas. Reconozco el idioma, es inglés y el letrero de

una tienda me indica que estoy en Nueva Inglaterra. En un pueblo

llamado Salem.

Algo me da mala espina, tengo que alejarme. No quiero dejar a mi madre

a solas con él. Corro adentrándome al bosque de robles y pinos y cuando

creo estar sola comienzo a crear mi portal. La brecha comienza a abrirse.

No es fácil y mis manos tiemblan con el esfuerzo. Pero un grito de terror

me asusta y el portal se cierra.

— Ayuda — grita una voz femenina y al voltear me veo a una mujer

asustada señalando me — Aquí hay otra bruja —

Maldición no necesito esto. Intento apartarme y salgo corriendo a toda

prisa, lo último que necesito es a un pueblo persiguiéndome por idiotas

supersticiosos.

Intento alejarme lo más que, puedo mientras escucho el sonido de los

cascos de un caballo, esto es malo extiendo mis manos y suplico poder

abrir el portal, aunque esté corriendo como loca y los dioses, quienes sea

que sean para en ayudarme porque un portal se abre frente a mí y caigo

sin dudarlo en busca de Uri.

Pero al llegar no hay nadie en el claro. Un fuerte temblor sacude la tierra

y sé que es mi hermana quien lo hizo.

1105
Esto es malo, hay un solo lugar donde pueden estar. Argos. Tengo que

llegar allí. Así que corro, pero una bestia detiene mi camino asustándome

con sus largos colmillos. Maldita sea ¿Todo me saldrá mal hoy?

— No estoy de humor para juegos, gato, caballo, cornudo, o lo que sea

que seas — le digo a la bestia. Pero la enorme criatura no parece

entenderme. No tengo armas para defenderme y no tengo energías para

crear otro portal. Maldición, oh sí, esa es la clave. No soy muy buena en

esto, pero dejo salir mi elser mientras la bestia se prepara para saltar

sobre mí.

— Te maldigo a servir a aquellos con sangre humana — alcanzó a decir

apresuradamente mientras la bestia está a milímetros de ensartarme con

su cuerno.

Veo el elser ingresar a él fijando la maldición. Y la criatura se detiene

retrocediendo.

¿Funcionó? Me aproximó a tocar a la bestia y la cercanía me permite ver

un futuro complejo y extenso. Nada de lo que veo en él me agrada. Las

cosas parece que no irán bien para los futuros humanos que caigan en

esta dimensión.

Después pensaré en eso. Debo llegar a Uri, así que no dudo en subirme a

la bestia y sujetarme de su cuerno para guiarla hacia Argos.

Un par de gárgolas lanzan arpones desde el cielo a medida que avanzo.

Esto es malo, mi madre ya debió atacarlos. La agilidad de la criatura es

tal que ningún proyectil me daña y a gran velocidad logro ingresar a la

montaña mientras galopa a toda velocidad.

Los guardias no nos enfrentan, solo se apartan al ver a la negra criatura

gritando — Apártense es un unicornio —

Al llegar a la sala veo a mis hermanas inconscientes tendidas en el suelo

y a Uri de espaldas.

1106
Él está bien y eso me quita un gran peso de mi pecho. No dudo en bajar

de la bestia y corro a su encuentro. Pero al ver a Uri girar me quedo

congelada. Sus alas cubrían a mi madre. Ella... Ella está muerta, la espada

de Uri atraviesa su pecho. Él la mato.

No, no puede ser.

— Llegas justo a tiempo — dice Uri con su rostro manchado con sangre.

— tienes mucho que explicar —

No comprendo que es lo que ocurre, pero una cosa me queda claro, él

está furioso. Mi sangre se congela al sentir el miedo que me recorre al

verlo.

No puede ser, mi madre tenía razón, las gárgolas son monstruos.

265. Regresando

Kresly (en la actualidad)

Ya estoy lo suficientemente cerca, no pienso arrastras ese apestoso y tieso

cadáver ni un minuto más. Así que abro un portal directo a la boca del

lobo, el salón donde está Uriel.

Al salir de mi portal, dejando mi carga en el suelo, puedo sentir mi piel

llenarse de sudor frío. No necesito verlo para saber que está enojado,

pero aun así lo hago.

Su aspecto me parte el corazón. Nunca quise que las cosas terminarán de

este modo.

— Vaya, la bruja se dignó a regresar a su hogar — comenta con una fría

sonrisa mientras me mira desde su trono.

Sus alas están destrozadas, la furia de Nice debió de ser realmente fuerte

para lograr algo así. Por más suaves que sean las alas de las gárgolas por

fuera, su contextura es de piedra. Realmente debe dolerle, y lleva meses

así.

— ¿Te gusta el resultado de los de tu tipo?— comenta con amargura.

1107
— No — contesto dejándome llevar por su poder. No puedo evitarlo, él

puede hacerme hablar, aunque no lo quiera si lo desea lo suficiente.

— Mientes — dice mientras se pone de pie, — igual que aquella vez

cuando me entregaste a tu madre, tú siempre mientes — sus

movimientos son lentos, no parece preocupado por qué huya de aquí.

No como la vez que ayude a escapar a los vampiros.

— No puedo mentirte, pero tú no lo quieres entender, para ti soy solo un

monstruo del mismo modo que tú lo eres para mí.— le recuerdo.

— ¿Esta es tu forma de pedir clemencia?— pregunta caminando hacia mí

mientras una de sus alas se arrastra por el suelo.

— No vine a pedirte eso, solo quiero a mis hermanas —

— Qué casualidad, yo también, pero ya no puedo recuperarlos, ¿No?

¿Por qué tendría que tener esa cortesía contigo?— comenta mientras más

se acerca, mis brazos tiemblan y no puedo mantenerme derecha. Odio

esto, odio temerle de este modo. Esto no pasaría si no se enfureciera,

pero dado los últimos sucesos eso es imposible, él ya no es el Uri del que

me enamoré, ahora es Uriel el rey de las Gárgolas, el hombre que me

mantuvo presa por cien años.

Mi temor no se debe solo a la maldición, él me ha dado motivos para

temerle en el tiempo en que estuve encerrada.

— No espero que nosotros estemos bien, solo te ofrezco un intercambio

— le digo — mis hermanas por la oportunidad de recuperar tus alas — le

digo.

Él camina a mí alrededor evaluándome con la mirada, sujetando un

mechón de mi cabello y llevándolo a sus labios. Su actuar parece sereno.

Pero yo conozco la verdad detrás de la máscara.

1108
— Y dime, ¿Te irás de Glaukos cuando las recuperes?— me pregunta

parándose frente a mí aún con el mechón de pelo entre sus heridos

dedos.

— Si — le contesto — no volveré nunca a este lugar —

— ¿Y perderte? ¿Perder a mi radar de humanos?— comenta con media

sonrisa.

— Ya no puedo seguir haciendo eso, los humanos no tienen la culpa de

caer aquí, el destino los llama, yo no puedo detener eso —

— ¿Destino? No creo en el destino, solo creo en las maldiciones, y sabes

el porqué — comenta con resentimiento.

— Lo que mi madre hizo...— intento responder, pero él coloca un dedo

en mis labios deteniéndose.

— Shhh, ya lo he oído antes, más de una vez me has jurado que tú no

eras parte del plan, pero aun así aquí estamos — comenta mientras uno

de sus dedos acaricia mi mejilla.— de igual modo mi padre está muerto y

tu madre también — comenta — y yo acepto eso con tal de tenerte,

acepto el asesinato de mis hermanos por mi propia mano, acepto tu

miedo ¿Y sabes por qué lo hago?—

— No — contesto.

— Porque puedo aceptar todo menos que te alejes de mí. Seré tu

carcelera y verdugo por el resto de tu tiempo en este lugar—

— Pero yo puedo curarte, puedo encontrar algún modo de cambiar el

futuro — señaló — puedo devolverte el cielo, solo déjame irme de este

lugar.—

— ¡Nunca! — me grita mientras aprieta con fuerza sus puños — aunque

te odie, y aunque me temas tú eres mía y no te dejaré alejarte —

encontraré el modo de recuperar mis alas por mi cuenta.—

1109
— No, no podrás hacerlo, la sangre de la humana no te servirá, está

envenenada, si la consumes terminarás como él — le indico señalando al

cadáver de Azael.

— Prefiero correr el riesgo — responde.— ningún precio es demasiado

alto con tal de que tú te quedes a mi lado —

— ¿A tu lado? ¡Soy tu prisionera!— le recuerdo molesta en como él ve las

cosas.

— Pudiste ser más que eso, en algún punto creí que los humanos y las

aberraciones no eran tan malas, pero tu madre me ayudó a ver la verdad

— No, no lo hizo — le digo llena de pena — ella solo te alejo de mí —

— ¿Alejarme? Ella me advirtió de tu poder. Esas fueron sus últimas

palabras antes de que la asesinara” Mi hija puede ver el futuro, ella vio lo

que viviste y no hizo nada para cambiarlo"—

No, no, no es así, él nunca me dijo eso, cien años encerrada y nunca me

dijo nada.

— Yo no puedo ver tu futuro— le gritó frustrada — el elser se anula con

el compañero destinado. Tú eres inmune a mi poder — le explico

mientras el miedo me roba lágrimas — yo nunca pude ver tu futuro

directamente.—

— No creo en tus palabras — me dice.

— Entonces te lo mostraré, te maldigo a matarme — le digo mientras mi

elser lo cubre.

Una parte de mí teme que no funcione y que Uriel acabe con mi

existencia, pero, por otro lado, creo que lo deseo. Extraño a mi madre,

pero odio lo que nos hizo. No puedo reparar su error.

1110
266. Dracula

Victoria (En la tierra)

El agua bendita no funciona, el vampiro me mira desde el medio de la

librería con toda su ropa empapada.

Con lo difícil que me fue sacarle el agua a mi tía de su altar de la virgen.

— No hay forma de que pueda entender a los humanos y sus costumbres

— comenta en voz baja.— Tú, gracias por el baño, pero voy a necesitar

una toalla — me indica mientras comienza a desprenderse su blanca

camisa frente a mí.

Verlo actuar con soltura como si lo que acabo de hacer no fuera nada me

pone nerviosa y mucho más al ver al hombre de frente.

Es realmente lindo, ¿Lindo? Es más que eso, su pelo rubio platinado

parece captar el brillo de la lámpara amarilla incluso mojado. Su rostro es

tan perfecto que parece una escultura de Miguel Ángel y sus ojos son de

un azul tan puro que parecen tener brillo propio. Esto no puede ser

verdad. Nunca en mi vida vi a un ser tan perfecto. Debo estar soñando.

Si eso debe ser.

Tal vez mi tía tenía razón, tanto leer de cosas paranormales termino por

confundirme el cerebro.

Solo puedo soltar el balde mientras abro y cierro mi boca como una

estúpida al verlo desnudar su torso frente a mí.

— Hey, — me llama chasqueando sus largos y blancos dedos frente a mí

— acabo de pedirte una toalla — me recuerda con paciencia.

¿Toalla? Realmente espera que tenga una toalla conmigo. ¿Quién sale a

desintegrar a un vampiro con una toalla? Lo único que alcance a

conseguir fue agua bendita de la reserva de mi tía y un puñado de

dientes de ajos que cargo en mis bolsillos. Al recordarlas meto mis

1111
manos en los profundos bolsillos de mi abrigo de lana agarrando un par

de dientes de ajo.

— No tengo una toalla, ve a cambiarte a tu sepultura — le indico

nerviosa y mis palabras detienen sus dedos sobre los botones de su

empapada camisa.

— ¿Sepultura? ¿Tengo pinta de estar muerto?— pregunta arqueando una

ceja. Él me mira y suspira antes de continuar su tarea.

¿Realmente piensa desnudarse aquí?

No puedo permitir algo así, no importa cuánto mis ojos se clavan en sus

perfectos abdominales cincelados.

— No hagas eso — le digo mientras le arrojo un diente de ajo directo al

pecho. Tal vez el ajo sí funciona.

Él mira con mala cara el diente de ajo que rebota y cae entre sus pies.

Tal vez necesito más, así que tomo un puñado y lo arrojo a su rostro.

— Detén eso — me dice el vampiro mientras abre su camisa causándome

un colapso mental. ¿Cómo puede ser tan sexy?

Sus pectorales se encuentran definidos, pero sin exagerar aun así es

notoria la fuerza de la que son capaz. Sus abdominales son claros

paquetes de fibras que hacen agua mi boca y peor aún al notar su

estrecha cintura terminar en una v mientras se une al cinturón de su

pantalón.

— Mi rostro esta más arriba — me indica y su recordatorio me llena de

vergüenza. ¿Qué me pasa? Es un vampiro. Al entrar en razón vuelvo a

arrojarle dientes de ajo al rostro.

— Ya deja de arrojarme cosas, — me ordena molesto con mi acción —

¿qué intentas hacer?— pregunta, molesto.

— Acabar contigo — respondí mientras le arrojo otro diente que imparta

con su nariz.

1112
— Eso solo acaba con mi paciencia — comenta mientras caza en el aire

un diente de ajo que le arrojo y lo huele poniendo mala cara — y con mi

apetito — comenta tirando el diente lejos de él.— Deja de arrojarme

cosas — indica mientras le arrojo otro.

— ¿Qué no eres un vampiro?— le pregunto molesta al ver que nada

funciona.

¿Qué todo lo que sale en Google está mal?

— ¿Y tú que sabes al respecto?— me pregunta con una media sonrisa

que me pone nerviosa.

Al parecer no sé mucho. En mi defensa siempre me he interesado más

por las novelas de hombres lobos, no sé muy bien como funciona el royo

del vampirismo. Considerando mi fobia a ver sangre, las novelas de ese

tipo no son mi tipo.

No importa que tan increíblemente hermoso sea, no caeré con trucos

banales, es un monstruo.

— Sé que te alimentas de sangre — le digo —, pero no te daré la mía, no

eres bienvenido aquí vete —

Al escucharme él solo me mira por un instante y después vuelve a

sonreír. — No me agrada que me digan que puedo y que no puedo

hacer—comenta congelando me la sangre al aparecer súbitamente frente

a mí en tan solo un instante.

Su movimiento me asusta y al retroceder tropiezo cayendo sobre mi

trasero mientras lo miro.

Él me mira desde su altura y parece molesto — No soy una bestia sin

modales, no te morderé — índica tendiendo su mano, Tal vez no sea solo

un monstruo, así que a pesar de mi miedo agarro su mano — si no lo

quieres — agrega mientras empuja para levantarme sin esfuerzo alguno.

¿Si no lo quiero? Claro que no lo quiero.

1113
Digo sin importar lo hermoso que se vea y el hecho de que huela a café

caliente en una tarde lluviosa. No puedo dejar que me muerda ¿No?

1114
267. Escarbar

Laura

El encierro me está afectando, ya llevamos más de cuatro meses en la

cueva. Mis alas han sanado por completo y el cuerpo del Lycan ya no

tiene heridas.

He intentado volar hacia la salida, pero el tamaño del conducto por el

que caímos y la forma de sus. Paredes no nos permiten subir

nuevamente.

El lycan ha optado por tomar su forma de lobo para escarbar una salida

con sus garras.

La primera vez que se transformó a mi lado, mis alas se extendieron de

forma involuntaria por la emoción que me produjo ver algo así desde tan

cerca.

No podemos hacer mucho ruido, la Naga está siempre atenta a los

sonidos fuertes, así que él Lycan debe escarbar con cuidado.

Ya me he acostumbrado a mantener el fuego y preparar la comida. No

tenemos mucho para comer, sí que solo lo hacemos una vez al día, en la

pausa que el lobo se toma para descansar.

Por lo menos el frío nocturno hace que la humedad del ambiente se

condense en los pasillos por los que caímos y con ello podamos

recolectar agua para beber.

Mis alas me mantienen templada durante la fría noche, pero en más de

una ocasión se han desplegado mientras duermo cubriéndolo a él

también para que no pierda su calor. Y lo peor es que al despertar el muy

idiota siempre está muy cerca de mi rostro, sonriéndome mientras me

mira con una expresión en su cara que me pone furiosa y nerviosa al

mismo tiempo.

Es un idiota. Lo odio y, sin embargo, no puedo apartar mis ojos de él.

1115
— Al túnel no le falta mucho, los minerales de las rocas están

comenzando a cambiar, es cuestión de tiempo para llegar al exterior—

dice el lobo mientras bebé agua y limpia su rostro y cuerpo con un paño

mojado.

La estúpida luz que ingresa por el techo parece brillar en sus musculosos

brazos húmedos.

— ¿Escuchaste algo de todo lo que te acabo de decir?— pregunta

sacándome de la observación de su cuerpo.

— ¿Qué? — le pregunto al ser consciente de que no tengo ni idea de lo

que me dijo.

— Dije que ya no falta tanto para poder salir— comenta mientras se

acerca a mí más de lo que me gusta.

—, pero al parecer ver mi cuerpo parece más interesante — comenta con

una sonrisa que me hace sonrojar y más aún al verlo lamer sus labios.

— No digas estupideces — le indico molesta mientras intento apartarme,

pero él me corta el camino.

— Si tanto me deseas puedes probarme — índica con la voz algo ronca.

— Yo no te deseo — le digo indignada y llena de vergüenza.

— Me encanta cuando mientes así — dice con una sonrisa —, pero será

mejor que controles tus gestos o terminaré haciéndote cosas poco

respetuosas —

¿Poco respetuosas? ¿A qué se refiere? ¿Y por qué tengo tantas ganas de

saber?

Odio esto, el muy bastardo está afectando mi cabeza. No es mi culpa que

actúe así. Es él y su estúpida sonrisa con sus estúpidos músculos y ese

extraño calor bajo mi vientre que me da cada vez que lo veo.

El hecho de que esté construyendo un túnel tampoco ayuda.

1116
No sé mucho del emparejamiento entre gárgolas, pero Letiel me contó

que nuestro padre fue quien construyó nuestra cueva en la montaña. Así

fue como convenció a nuestra madre de tenernos.

Según las propias palabras de Letiel, un macho debe construir un nido,

para que su agapornis lo acepte.

Pero el tonto lobo no está construyendo un nido, me digo mentalmente.

Es imposible que él sea mi agapornis.

Aun así, su sonrisa parece prometer experiencia nueva que mi cuerpo

está deseoso de probar.

— Piensa en otra cosa — dice para sí mismo mientras se aleja intentando

no respirar.

En más de una ocasión ha hecho lo mismo. ¿Le desagrada mi olor? Eso

me molesta, así que le arrojo un hueso que el tonto esquiva y golpea en la

pared produciendo un fuerte ruido.

Ante el sonido, la Naga se remueve y saca su enorme cabeza del

escondite mientras extiende su lengua bífida al aire. Verla me llena de

espanto y tomo aire a punto de gritar en una reacción inconsciente.

Pero Arcan se aproxima velozmente a mí y me voltea sujetándome

contra la pared, cubriendo mi boca para evitar que grite.

Mi rostro queda mirando hacia las rocas mientras siento su aliento en mi

espalda.

Él no dice nada, solo de queda así exponiendo su cuerpo a la Naga.

Puedo escuchar como se arrastra por el suelo, pero Arcan no me suelta.

— Maldita sea— susurra con voz áspera mientras ciento una durezas en

mi espalda baja.

No sé qué es, pero al escuchar los huesos cerca de la Naga caer me

aproximó más a su cuerpo por el miedo presionando sobre la dureza.

1117
Lo escucho jadear ante eso y noto como los músculos del brazo que me

sostiene y cubre mi boca se marcan aún más.

No sé lo que sea, pero me gusta escuchar ese sonido, así que a pesar de

que esto es una locura, apartó un poco más mis alas y vuelvo a presionar

contra él.

— Deja de hacer eso — exige con voz jadeante. Oírlo hablar de ese modo

incrementa mi calor que hay entre mis piernas. Ese calor y la sensación

de que hay algo en mi interior que necesita ser rascado, pero no puedo

llegar para hacerlo me frustran. — Por la diosa Selene piensa en otra

maldita cosa o tu olor me hará hacerte cosas de las que podrías

arrepentirte — me advierte mientras su cálida respiración roza mi nuca

causando palpitaciones entre mis piernas que inconscientemente me

hacen presionan más sobre la dureza.

Un fuerte jadeo se escucha retumbar entre las piedras.

— Te lo advertí — me dice mientras su mano libre viaja por mis piernas

levantando mi vestido mientras su mano busca posarse justo en el punto

que parece palpitar con vida propia.

No creo que deba dejarlo, pero mi cuerpo parece rogar por ello y las

ganas me llevan a abrir más mis piernas, ganándome otro jadeo de sus

labios.

No sé qué es lo que va a hacerme. Pero es solo una mano ¿Qué tan malo

puede ser? Digo en comparación con la Naga que aún escucho

arrastrarse por la cueva.

1118
268. Sin resistencia

Arcan

He hecho todo lo posible para contenerme, pero estar encerrado con mi

compañera en un lugar donde sus feromonas lo cubren, todo nos fácil.

Y tenerla de este modo presionando contra mi cuerpo me quita la poca

resistencia que me queda.

Soy un Lycans no se puede esperar que soporte este tipo de tortura por

más tiempo. Su olor viene tentándome desde que caímos en esta maldita

trampa, pero los últimos días se ha vuelto más intenso, ya casi no puedo

respirar cerca de ella sin tener una maldita erección.

Y a pesar de que la Naga se arrastra a mis espaldas, estoy más

preocupado por lo que tengo en frente.

Le advertí que no lo hiciera, pero no quiso escucharme y ahora mi

instinto clama por su cuerpo. Por tocarlo, por probar su sabor.

Así que mis dedos buscan entre sus piernas. No espero que ella esté

receptiva por algo así, después de todo la tengo sujetadas y con la boca

tapada mientras mi miembro palpita entre sus glúteos. Es una suerte la

que ropa medetenga de adentrarme en su interior.

Pero mi mano no se detiene, ella no quiso escucharme, esta hembra es

tan terca que hasta me excita y más aún cuando abre las piernas para

darle acceso a mis dedos.

No esperaba algo así, pero no pienso esperar a que se arrepienta, así que

guio mis dedos separando sus pétalos carnosos y maravillándome ante la

humedad que se acumula en su interior. Su aroma se intensifica mientras

subo lentamente mis dedos en busca del punto carnoso que será el punto

de su placer.

Ante el primer roce su cuerpo se convulsiona en respuesta.

Maldita sea es realmente sensible.

1119
Así que lo vuelvo a hacer trazando círculos a su alrededor, teniéndola en

vilo de no saber en qué momento volveré a tocarlo, hasta que lo hago y

debo ejercer fuerza con mis brazos para mantenerla de pie por el placer

que sé que le produce mi roce.

Mis movimientos son lentos, no quiero que acabe rápido. Si hay algo que

tenemos en este momento de sobra es tiempo, así que piensa disfrutar de

cada segundo de esta experiencia.

Con cada caricia su cuerpo comienza a rendirse al placer, mi mano

detiene sus gemidos, pero mi necesidad me lleva a aprovechar su boca y

meto dos dedos en ella. Sentir la calidez y humedad de su lengua junto a

sus labios que parecen querer cerrarse sobre ellos me enciende. Pero

necesito más que esto.

Así que llevo un dedo a su abertura y lo introduzco levemente con

movimientos lentos, pero fluidos dónde puedo apreciar su cálida y

húmeda estrechez que parece devorarme.

Estoy atenta a ella, no voy a obligarla a nada, si lo desea puede

apartarme, pero será mejor que lo haga ahora porque después dudo que

pueda contenerme.

Mi dedo entre sus piernas, comienza a entre y salir lentamente,

estimulando la cada vez más y de vez en cuando me retiro lo

suficientemente para rozar su pequeña protuberancia antes de volver a

sumergirlo nuevamente.

Siento su cuerpo tensarse y ella muerde los dedos que hay en su boca.

No me desagrada, pero es otra cosa la que quiero, así que detengo los

movimientos entre sus piernas y reviso de refilón si la Naga ya se ha ido.

Al ver qué así es me relajo un poco. Es hora de jugar.

— ¿Te agrada lo que sientes?— le pregunto entre susurros en su oído

mientras vuelvo a rozar su protuberancia.

1120
Ella jadea y para mi gran alegría asiente con su cabeza.

—¿Quieres que continúe?— le pregunto mientras trazo círculos,

esquivando su punto de placer, torturándola, llenándola de deseo por mi

toque.

— Ella vuelve a asentir después de un tiempo de dudas — Bien, si eso

quieres tendrás que ser una buena chica y obedecerme — indico.

Ella podría negarse y cortar todo esto, pero en vez de hacerlo solo

asiente.

Jodidos dioses suplicofuerza para no acabar en mis malditos pantalones.

— Entonces quiero que chupes mis dedos — le indico — muéstrame

como quieres que ingresé en tu interior —

De sus labios se escapa un pequeño jadeo antes de aflojar sus dientes y

comenzar a chupar mis dedos con sus hermosos labios carnosos.

La sensación es sublime. Si este es el placer que siento con mis dedos, no

puedo ni imaginarme que se sentirá otra parte de mi cuerpo entre sus

labios.

Mi miembro se mueve por voluntad propia, deseoso de ser él quien se

encuentre entre sus labios.

Pero ella está obedeciendo así que debo darle su premio así que esta vez

hundo dos dedos en su estrecho interior sintiendo como jadea ante eso

— buena chica le digo mientras comienzo a introducirme en ella una y

otra vez con mis dedos en su interior y entre sus labios.

La excitación roba un poco de mi control y empujó más profundo en el

interior de ella, llegando a su himen. Puedo sentirlo con mis dedos. Es

una barrera tan fina, es lo único que evita que pueda rozar su interior.

Presionó un poco y ella se remueve, sé que eso le causó algo de dolor.

— Escúchame con atención — le indico mientras siento una gota de

sudor resbalar por mi frente.— Hay una barrera que me impide llegar a

1121
ti, a tu centro, puedo quitarla, pero tal vez duela — le advierto mientras

quito mis dedos de su boca —, pero puedo juntarte que lo que sentirás

después solo será placer, yo me encargaré de ello — le indico — ¿Quieres

continuar?— pregunto apretando mis dientes para poder tolerar un no.

Pero ella solo vuelve a asentir. Maldita sea, esta mujer, es un enorme

tesoro. Y hoy será mía.

1122
269. Dominante

Arcan

Ella no piensa apartarme y yo no pienso detenerme.

Llevo ambas manos a su entrepierna aun desde su espalda rodeando su

cuerpo, ella extiende aún más sus alas dándome un mejor acceso, así que

vuelvo a guiar mis dedos a su entrada, mientras que la otra mano

estimula su protuberancia haciéndola gemir. Escucharla me pone más

duro todavía, pero no quiero que la Naga arruine la diversión.

— Shhh, sé buena chica y has silencio, si no puedes hacerlo cubre tu boca

— le indico.

Me sorprende ver cómo obedece a mis órdenes llevando una mano a sus

labios, ella es realmente receptiva y el hecho de que me deje dominar

esta situación solo me enciende aún más. Así que comienzo a estimular

su punto mientras lentamente introduzco cada vez más profundo mis

dedos, empujando contra esa barrera. Está cerca, puedo sentirlo al notar

su carne cerrarse cada vez más sobre mis dedos, debo aprovechar eso, así

que intento coordinar sus oleadas de placer con los empujes de mis

dedos, ella se retuerce, sé que le duele así que presiono con precisión

rasgando la piel de su interior mientras ella se convulsiona cada vez más.

Está cerca, mucho, pero lo peor ya paso, ahora ya no puedo contenerme,

así que quito los dedos de su interior y se los muestro cubiertos de su

sangre virginal

— Ahora no hay barreras entre nosotros — le digo mientras libero mi

erección de los pantalones y guio mi ya lubricado miembro a su entrada.

Puedo sentirla jadear ante el nuevo tacto en su entrada.

Debería esperar, detener esto. Darle solo placer y esperar a tener otra

oportunidad. Pero aunque me cueste admitirlo, no soy tan caballeroso.

1123
Mi cuerpo la desea y temo terriblemente no volver a tener otra

oportunidad.

Después de todo ella tiene alas y al salir de este lugar podría huir de mí.

No quiero eso, debo marcarla antes de que eso suceda. Estamos en

guerra con los vampir, pero es cuestión de tiempo para que el Alfa venga

por las gárgolas. No puedo dejarla sin mi marca. Esto será lo único que la

proteja de los otros Lycans.

Sus húmedos labios se abren suavemente ante el extremo palpitante de

mi miembro y un fuerte jadeo de ambos se escucha en la cueva al

ingresar en su apretado interior. Ella extiende sus brazos y se apoya en la

pared de la cueva dándome mejor acceso.

Continuo empujando lentamente en su interior y ella jadea, pero este

sonido refleja algo de dolor. No puedo permitirme algo así, no quiero

que le duela, así que guio mi mano a su punto y comienzo a estimularla

mientras lentamente saco y vuelvo a empujar mi miembro dentro de ella.

El sudor mi escurre por el rostro, esto no es fácil y movimiento en falso y

podría acabar todo en un instante. No quiero eso, quiero que ella

culmine mientras rodea mi carne. Quiero que lo que pase hoy sea

jodidamente inolvidable.

Mis embestidas comienzan a ser cada vez más profundas a medida que

su cuerpo parece acostumbrarse a ellas.

En un punto y sin previo aviso ella se convulsiona y agradezco mi

velocidad al momento de sujetar su pecho y cubrir su boca, pata acallar

un fuerte gemido.

Es tan sensible que incluso acabo antes de lo que esperaba, pero no

pienso dejarla ir. Esto todavía no termina, así que continuo moviéndome

sintiendo como su liberación lubrica aún más todo. Su carne parece

hinchada ante mis avances y eso solo me causa más placer, al igual que a

1124
ella, que comienza a jadear nuevamente aún con sus labios cubiertos por

mi palma.

Esto es tan jodidamente esquisto que temo morir cuando culmine, ella

está nuevamente a punto de estallar y esta vez no pienso dejarla sola, así

que aceleró mis embestidas mientras, mis colmillos se extienden al igual

que mis garras asustándola.

— Tranquila, relájate y déjate llevar, lleguemos juntos a la cima — le dijo

con susurros jadeantes mientras doy mi embestida final siendo

presionado por las paredes de su cuerpo que parecen convulsionar desde

el interior mientras el orgasmo nos alcanza. Yo acabo mi gemido

llevando mis dientes a su hombro y clavándome allí. Marcándola,

haciéndola mía en todos los sentidos, mientras mi cuerpo eyacula en lo

más profundo de su interior.

Al soltar su hombro puedo notar las cuatro marcas de mis caminos allí.

Está hecho, reclamé a mi compañera.

Ella parece exhausta y debo sujetarla y ayudarla a sentarse en el suelo

mientras aún respira de forma jadeante.

Yo solo puedo girar su rostro hacia mí y besar sus hermosos labios. Ella

me deja besarla y por un instante me siento en las nubes.

Hasta que un fuerte golpe en mi rostro me hace ver estrellas. Al volver a

girar y verla ella me mira llena de furia.

Tal vez me deje llevar demasiado. Acabo de reclamarla y todavía no la

he cortejado de forma adecuada. Soy un idiota.

— No vuelvas a morderme — me indica furiosa.

¿Morderla? ¿De todo lo que abajo de hacer su preocupación y molestia es

quevuelva a morderla? No entiendo su mente, pero me tiene

terriblemente prendido a ella.

1125
Laura es única y es mi compañera. Mi marca lo demuestra, ya no hay

forma de que la deje apartarse de mí. Terminaré ese maldito túnel y la

llevaré a Diluvio, allí podré tratar el veneno que Nice dejo en mi interior

y buscaré el modo de que la manada la acepte, aunque deba matar a

alguien en el proceso.

1126
270. Mordida y fuego

Iván

No debería provocarme de ese modo. ¿No sé dan idea del riesgo que

corre? ¿Qué tengo que hacer para que entienda que doy peligroso para

ella? ¿Y de que me sirva que lo entienda si de todos modos no pienso

dejarla ir?

Si ella es mi compañera tal y como dicen esos Lycans entonces, si ella

muere, yo también lo haría.

¿Qué estoy pensando de verdad voy a morderla?

No puedo hacer algo así. De todas formas no podré saborear su sangre.

No importa cuánto lo deseé, la maldición de la bruja nos sacó de una

prisión para meternos en una un peor, una sin barrotes ni aislamiento y

aun así me siento más solo que nunca.

Pero desde que ella está conmigo, ya no es tan malo. No importa cuántas

veces sueñe con recordar cómo asesine a mi madre, aun así cuando

despierto ella está allí. Mirándome en silencio con más paciencia de la

que nadie nunca me supo tener.

No, no voy a morderla, pero si ella cree que es mi compañera, entonces la

tomaré como a una.

— Quítate la ropa — le ordeno

Puedo notar la confusión en su rostro, supongo que no esperaba eso.

Pero si ella quiere ser mi compañera lo será en toda la regla. Sí puede

tolerarlo.

Ella cree que puede con el fuego. Entonces veremos si es verdad.

Al verla dudar sonrió — ¿Qué pasa? ¿No piensas aceptarme?—

— ¿Qué? No, no es eso, es solo que no, no esperaba algo así — indica

mientras veo el rubor en su rostro.

— ¿Y?— pregunto al verla retroceder.

1127
— Y estoy sangrando en este momento. Ni creo que sea buena idea —

comenta con vergüenza.

— Es una estupenda idea — le digo yo acercándome aún más.

— Pero...— dice colmando mi paciencia.

Cómo lo pensé, ella no tiene el valor. Me enfurece que juegue así

conmigo. Así que me alejo, tengo que salir de este lugar, el olor de su

sangre incrementa mi apetito y no he podido comer desde que el real se

fue a Argos.

— ¡Espera!— dice ella mientras sujeto la puerta para marcharme.

Me giro para verla y me congelo al notar que se ha quitado el vestido.

Ella nunca deja de sorprenderme.

Pero verla de ese modo, aún temerosa mientras cubre sus senos, me

altera.

Mis comillas claman por sangre y necesito de todo mi control para no

lanzarme sobre ella. Y saciar toda la lujuria que ni siquiera sabía que

contenía, pero las palpitaciones de mi entrepierna me dicen que mi

cuerpo está ansioso por ser liberado, ansioso por estar dentro de ella.

— Te arrepentirás de esto — le advierto con una sonrisa —, pero no te

dejaré ir aunque lo hagas — le advierto mientras llego a ella y sujeto su

cuerpo entre mis brazos para llevarla a la cama.

Ella no se resiste, no dice nada. Solo muerde su labio de un modo tan

tentador que me mata no poder hacer lo mismo.

Al dejarla sobre el colchón me quito la camisa lentamente, esperando que

eso la haga reflexionar, tal vez todavía pueda dejarla ir. Pero no lo hace,

incluso mientras me desprendo lentamente el cinturón de mi pantalón y

meto mis manos enguantadas para liberar mi carne palpitante.

Ella solo jadea mientras me mira toda sonrojada.

— Descubre tus pechos — le indico — déjame verte.

1128
Ante mi petición, ella solo obedece tímidamente, dejándome ver sus

pechos turgentes.

— Abre las piernas — le ordenó deseoso de ver lo que allí hay.

Ella jadea al ver qué mi mano comienza a moverse sobre mi erección. No

puedo evitarlo. Su belleza me tiene a punto de estallar y al ver qué me

obedece a pesar de su timidez necesito dejar mi mano quieta para evitar

eyacular con la vista que me proporciona.

Su sexo es hermoso y ver un pequeño rastro de sangre en una de sus

piernas subiendo por su muslo hacia su entrada me hace volar la cabeza.

— Nunca vi algo tan hermoso como tu cuerpo — admito asombrado por

lo que veo.— ¿Sabes tocarte?—. Pregunto

Ella se mueve nerviosa mientras niega con su cabeza llena de timidez.

Yo solo puedo sonreír ante su reacción mientras me aproximó a ella,

cubriendo levemente su cuerpo con el mío aún arrodillado, viéndola

desde arriba.

— Mantén las piernas abiertas —, le indico mientras lentamente llevo

mis dedos a su pelvis bajando por su suave monte de Venus hasta llegar

al punto exacto donde mis dedos se posan.

Odio los malditos guantes, pero en este momento los necesito más que

nunca. Necesito tocarla. Quiero que se desarme por completo entre mis

dedos mientras me mira a los ojos.

Mis caricias son suaves y en círculos que presionan su carne con el ritmo

de su palpitar. Tras un par de caricias puedo sentir mis dedos moverse

con más facilidad debido a su lubricación. Ella está disfrutando de esto.

A pesar de su vergüenza, a pesar del riesgo que corre conmigo, su

cuerpo reacciona a mi toque llenándome de placer mientras veo cómo se

retuerce en la almohada.

1129
— Mírame — le indico y ella obedece — déjame verte mientras te vienes

— indico.

Tras un par de caricias más, ella intenta cerrar sus piernas ante el placer

que la atraviesa, pero yo golpeó su punto con un leve azote haciéndola

gritar de placer — Mantendrás abiertas — le recuerdo a modo de

advertencia.

Sé que la estoy llevando a la cima y me fascina ver cómo reacciona a ello,

a mi toque, a mí.

— Dime de quién eres — le ordenó cuando noto que está a punto de

estallar.

— Tuya — contesta ella entre jadeos con los ojos brillosos de placer

mientras la veo arquearse al culminar diciendo mi nombre llena de

sorpresa ante lo que ocurre en su cuerpo.

Ver lo obediente y sensible que es a mi toque me llena de deseo. Ya nada

puede detenerme. Voy a conservarla conmigo, cueste lo que cueste. Ella

es mía.

O eso pensé hasta que escuche una simple palabra salir de sus labios.

— Muérdeme — dice ella, aun sintiendo el placer del orgasmo que mis

dedos le proporcionaron.

1130
271. Fuego en las venas

Core

No sé qué me ocurrió. De todas las cosas que podría haberle pedido en

ese momento, dije la más absurda. Él no puede morderme, lo sé y por

alguna loca razón eso me frustra.

Es raro, pero los vampir que conocí en Nosferatus solían indicar que

nada unía más a una pareja que la sangre. Para ellos compartir una

mordida era más que solo alimentarse, era una conexión de almas. Las

omegas del lugar incluso me contaron que era... Placentero, esto es una

locura.

Si Iván fuese un vampiro normal tal vez tendría sentido mi curiosidad,

pero no lo es, él está maldito, el fuego es tan parte del que incluso su

lengua flamea algunas veces.

No quiero que me queme, no soy una suicida, pero mi instinto parece

quererlo a toda costa y no pude reprimirlo, si voy a morir por lo menos

lo haré en sus brazos.

Ese fue mi pensamiento mientras alcance a ver la angustia en sus ojos

por mi pedido. Él no puede negarse. Mi estro lo controla.

— Te odiaré eternamente por esto — lo escucho decir mientras siento sus

colmillos posarse en mi cuello.

Debería estar asustada, pero no es miedo lo que siento. Mi piel es

perforada y siento el calor de mi sangre brotando mientras mi cuerpo

parece ir levantando cada vez más su temperatura.

No puedo evitar retorcerme, esto es una tortura, solo grito y convulsiono

ante la sensación. Pero no es mala, todo lo contrario, un fuerte escalofrío

similar al que sentí cuando acaricio mi entrepierna de ese modo tan

esquicio, recorre mi cuerpo haciéndome gritar mientras siento como mi

1131
vulva parece liberar un líquido de su interior haciendo que mis ojos

viajen atrás en mis cuencas.

Pero lo peor fue verlo a él soltándome con su rostro lleno de sangre. Mi

sangre escurriendo hacia su mentón. Es la imagen más hermosa y

excitante que vi en mi vida.

Hasta que la confusión cubrió su rostro.

— No lo entiendo — me dice viendo el lugar donde me mordió. — tú

deberías arder en llamas —

Yo miro mis manos y mi cuerpo, sin comprender, si no me estoy

quemando, entonces ¿qué es este calor?

— Su me estoy quemando — le indico con voz jadeante — mi cuerpo

arde de un modo que no puedo explicar —

— ¿Dónde? — Pregunta él revisando mi cuerpo con clara preocupación

— Señalarme — me ordena.

Yo solo puedo llevar mi mano hacia mi entrepierna. El calor que se

acumula allí me está volviendo loca.

— ¿tú aún me deseas?— me pregunta confuso.

Sí, eso es lo que siento, deseo, un deseo tan grande que parece caldera

todo mi cuerpo.

— Maldita sea, debería estar averiguando por qué mi mordida no te

afectó, no debería hacer esto — susurra mientras se coloca sobre mi —

vas a volverme loco —

¿Más aún? Él es el vampiro más loco que he conocido en mi vida.

No tengo tiempo a contestarle porque él comienza a encajar su cuerpo

haciéndome jadear de la sorpresa.

— Mirarme — me ordena — tomaré todo de ti, no hay límites en tu

cuerpo para mí —

1132
Al decir eso siento como su falo ingresa sin detenerse rasgando algo en

mi interior. Debería dolerme, pero el calor es tal que solo puedo jadear

por el placer que su plenitud me produce.

Lo escucho jadear mientras sujeta mi rostro — Mírame, quiero verte en

cada maldito momento —

Yo solo puedo asentir mientras sus embestidas me quitan el aire una y

otra vez haciéndonos jadear cada vez más fuerte mientras él incrementa

la velocidad. Él placer me tienta a cerrar los ojos, pero Iván sujeta más

fuerte mi cuello

— Debes mirarme — me recuerda sin rastros de su sonrisa — eres un

regalo de los dioses — dice mientras para mi sorpresa lleva sus labios a

los míos y me besa. Un beso, nuestro primer beso, puedo sentir el calor

de su boca y las flamas que bailan en su boca y aun así el fuego no

parecen dañarme.

Mientras nuestro beso se prolonga, sus embestidas se vuelven más

buscar y veloces, haciéndome jadear ante el placer. Y más aún cuando

vuelvo a culminar y muerdo sus labios ante el placer.

— ¡Core!— grita mientras se hunde llenándome.

Él deja caer su peso sobre mí, haciéndome sentir tan bien, tan especial,

que solo puedo abrazarlo mientras siento mariposas revolotear en mi

pecho.

El destino nos quiso juntos, es por eso que su mordida no me ha

quemado.

Estoy exhausta y en las nubes solo quiero abrazarlo y quedarme así con

él por siempre.

Pero su temperamento es cambiando como las caprichosas llamas que

controla y en un instante siento su mano en mi garganta presionando con

fuerza mientras me mira enfurecido.

1133
— Pudiste haber muerto¡— me grita con agonía en su mirada — pude

haberte perdido — dice con la voz quebrada.

Intento hablar, decirle que no iré a ningún lado sin él, pero no puedo, la

presión en mi cuello me lo impide. Solo puedo negar mientras siento

impactada como calientes lágrimas brotan de sus ojos y caen en mi

rostro, una de esas lágrimas cae en las sábanas quemando la tela al

instante, pero a mí no me causan daño alguno. Él observa eso lleno de

sorpresa mientras me suelta y se pone a horcajadas sobre mí mientras

que con sus dientes muerde la punta de sus guantes quitándoselos uno a

uno.

— Esto tiene que ser un maldito sueño — dice mientras de forma

temerosa lleva sus manos a mi rostro y siento su cálida caricia sin dolor

alguno — tú no te quemas — exclama lleno de sorpresa mientras me

sonríe aún con los ojos lagrimosos.

Sus caricias suaves se vuelven desesperadas mientras me toca con ambas

manos cada rincón de piel que puede, sus dedos rozan las sábanas y las

veo arder, pero aun así el fuego no me afecta sorprendiéndome aún más.

¡Su poder no me daña!

Y él parece el niño más feliz del mundo frente a mí por ello. Solo que su

cuerpo reacciona como el de un hombre al notar nuevamente su dureza

sorprendiéndome. No creo poder soportar otra vez algo así, así que

intento apartarme.

Pero él sujeta mis manos sobre mi cabeza evitando que me aleje.

— Esto todavía no termina — índica con una gran sonrisa — te tomaré

rodeada de mi fuego — dice mientras vuelve a ingresar en mí

haciéndome jadear.

1134
Puedo ver las llamas de la cama que me rodean reflejadas en su iris

azules mientras comienza a moverse llevándome nuevamente a la

locura.

1135
272. Sin hablar de ello

Laura

Lo que hicimos con el lobo me ha dejado mal. No entiendo que fue lo

que me hizo, pero después de aquella noche cada vez que lo veo siento

un intenso palpitar en mi entrepierna.

No hablamos después de eso. Las sensaciones fueron tan intensas que caí

rendida ante el sueño. Al despertar él ya no estaba, se había dirigido al

túnel y desde entonces casi no se detiene ni siquiera para alimentarse.

Solo sale del túnel cada vez que siente movimientos de la Naga. Y en

cada oportunidad nuestros cuerpos se unen sin palabras.

Solo me aproximó a él desprendiendo mis ropas y dejando que él se

encargue del calor que verlo produce en mi cuerpo.

Todo esto me confunde, ya ni siquiera sé si lo odio. Aunque cuando pasa

demasiado tiempo en el túnel creo hacerlo. No me gusta no poder verlo,

pero no quiere que ingresé en ese lugar.

Según él es un punto sin escape, si la Naga decide atacarnos mientras

estemos allí, no podremos sobrevivir.

Yo sé eso y al comienzo no me molestaba tanto que él fuese quien se

arriesgara de ese modo, pero ahora sí lo hace.

Si el estúpido lobo se deja devorar por la Naga le haré pagar por eso.

Estoy ansiosa esperándolo en el extremo del túnel con un recipiente con

agua.

¿Qué no tiene sed? Lleva horas en ese túnel.

Cuando sale de allí aún lleva su forma de lobo blanco, es increíble que a

pesar de toda la tierra su pelaje se vea tan blanco y puro, casi como si

nada pudiese ensuciarlo. Lo veo cambiar a su forma de hombre y noto

sus manos todas ensangrentadas.

1136
Suele llegar con heridas luego de escarbar, pero esta vez son realmente

malas y no se está curando.

— No puedo terminar la abertura — me dice lleno de frustración — el

mineral que hay es más fuerte que el granito, mis garras no pueden

romperlo, puede ser una nena de diamante — comenta — podría

romperla si estuviese en buen estado, pero el veneno en mi cuerpo me ha

quitado fuerza —

¿Veneno? ¿Eso es lo que hace que no pueda sanar?

— ¿Quién te envenenó?— pregunto preparando mis garras para desollar

a cualquiera que lo allá hecho.

— Fue un accidente — comenta al ver mis garras y sonríe por ello —,

pero me alegra que te moleste —

— Claro que me molesta — le digo furiosa levantando de más mi voz.

Fui una estúpida, el eco retumba en las paredes y la Naga se mueve en

su escondite.

— Tengo un plan — comenta el lobo —, pero necesito que confíes en mí

¿Confiar en él? No creo que sea buena idea, todavía no sé qué sucedió

con mi hermano y estamos aquí por su culpa, no creo que deba confiar

en él.

— ¿Confías en mí?— me pregunta mirándome directamente a los ojos.

No tengo tiempo de contestar, la Naga sale por completo del escondite

mostrando sus colmillos mientras extiende su lengua, sus movimientos

son más rápidos que en otras ocasiones, ya no tiene dudas de que no está

sola.

Arcan se inclina y recoge un groso de hueso que arroja en dirección

contraria a nosotros y la Naga se abalanza sobre el lugar donde cae

destruyendo las rocas con el golpe de su cabeza.

1137
Esta demente, debería quedarse quieto, no darle motivos para alterarla

aún más.

Él sujeta mi mano y me empuja al interior de la cueva corriendo en ella

hasta llegar a su extremo.

Aquí no hay salida, si la Naga entra seremos su comida.

— Cuando te lo indique tendrás que agacharte — me susurra.

¿Qué? ¿Cuál es su plan? Esto no me gusta y mucho menos cuando siento

que intenta cubrirme con su cuerpo y comienza a silbar.

La Naga golpea los muros de la cueva, ingresando apresuradamente

directo hacia nosotros.

¿Está demente? ¡Nos va a matar!

La enorme bestia verde mostró sus grandes colmillos venenosos

mientras se arrastra velozmente hacia nosotros, pero en el último

instante el lobo me empuja al suelo y deja que la serpiente lo golpee

quebrando la roca que se encuentra de tras de él y generando una

abertura que los hace caer a él y a la naga al vacío.

Al levantarme veo el extremo final de la cola de la naga caer y al buscar

ansiosa al estúpido lobo lo encuentro cayendo.

No podrá sobrevivir a esa caída, nadie puede son Miles de metros y hay

rocas escarpadas en el extremo.

Entonces, ¿por qué su rostro no muestra preocupación?

Oh, lo comprendo, el estúpido confía en mí. Espera que lo salve.

Pero no sé si debería hacerlo. Es un lobo, y no cualquier lobo fue quien

mutilo el cadáver de mi hermano, fue quien evito que encontrará al

verdadero culpable, fue quien me trajo a esta maldita trampa.

¿Por qué debería salvarlo?

Argh, maldito idiota, no debería confiar así en mí, todavía lo odio.

1138
Y lo odiaré más si muere, así que me lanzó al vacío, acelerando mi caída

con mis alas y rogando poder llegar antes de que se sea tarde.

Cuando mis garras por fin lo alcanzan, veo como la enorme Naga cae y

se ensarta entre los picos de las rocas salientes, muriendo con el fuerte

impacto.

— ¡Eres un idiota!— le gritó llena de furia.— casi mueres —

Él solo sonríe mientras me mira aunque está gravemente herido y mis

garras se clavan en sus fuertes hombros.

— Yo confío en ti Laura —

Fue lo único que dijo y me dieron ganas de arrojarlo solo por ello.

1139
273. Confesiones

William

Soy, un bastardo, sacie con ella mi apetito como si fuese un maldito

animal. No pude contenerme, su piel suave, su exquisito olor a flores, sus

ojos de ciervo al mirarme y sus dulces jadeos me quitaron todo el

maldito control que me empeño en mantener.

Y lo peor de todo es que fue con un Albus, se supone que debo acabar

con ellos, no quedarme con uno de ellos.

Me apartó de su cuerpo inconsciente.

Debí controlarme aunque sea. No necesitaba poseerla cinco veces

seguida para que me contara sobre su casta y sobre Cato.

Son un idiota. Y lo peor es que podría volver a hacerlo. Lo único que me

detuvo fue verla respirar lentamente mientras sus ojos se cerraron con

una dulce sonrisa en sus labios.

No debería sonreír así, no después de todo lo que le hice. El olor de su

sangre virginal todavía impregna el lugar.

¿Qué haré ahora? No puedo dejarla marchar, mi reclamo es notorio

incluso para mi olfato y lo será más para los de su tipo.

No puedo dejar que la rechazan, por eso, si su actual cabeza es como

Cato, incluso podría matarla.

Debo mantenerla alejada de su manada, llevarla al bosque donde los

lobos no puedan dañarla.

Al ver qué lentamente abre los ojos, envuelta entre mis sábanas, no

quiero perturbar su paz, pero debo hacerlo.

— Debemos irnos — le indico mientras le tiendo una de mis camisas. No

debí deshacer de ese modo su ropa, pero esto servirá por ahora.

Después me encargaré de comprarle tantos vestidos como quiera.

¿De verdad me estoy planteando conservarla conmigo?

1140
Ella recoge la camisa y tapa su cuerpo, por suerte mi ropa cubre todo

hasta sus rodillas, aunque por desgracia verla vestida así me vuelve a

generar una erección.

Suspiro con molestia mientras acomodo bien mis guantes antes de

sujetarla y guiarla fuera de la posada.

Todavía es de noche se apresuró el paso, podré llevarla al asentamiento

ti de los Vampir que se encuentra en el bosque. No es el lugar más

seguro, pero solo me compadezco de la criatura que intente enfrentarme

— ¿A dónde me llevas? — pregunta ella mientras caminamos por el

camino adoquinado iluminado por las tenues farolas.

— Debo alejarte de aquí — respondo mientras nos adentramos en el

bosque.

— ¿Por qué?— pregunta ella, pero aun así me sigue el paso.

— ¿Por qué?— le pregunto molesto— porque tú insististe en que te

reconozca como mi compañera y ahora debo evitar que te hagan algo por

ello.—

— ¿Hacerme algo? ¿A qué te refieres? ¿Quién me haría algo?—

— Tu grupo, tu especie, los Albus, ellos no tomarían bien, ni correcto

nuestra unión— comento mientras ya estamos más cerca del límite

externo del poblado Vampir.

— ¿De qué hablas? Nadie me hará daño por encontrar a mi compañero

— Claro que lo harán, yo no soy solo tu compañero, soy un Omega albus

y un Vampir, si mi padre continuará con vida vendría por mi cabeza sin

pensarlo — comento enojado.

— ¿Tu padre?— pregunta — ¿Por qué haría algo así?—

— Por qué para él lo más importante para el pueblo Albus era mostrarse

siempre fuerte y digno, como pueblo y unidad — comento recordando

1141
sus palabras — un Omega Albus ya de por sí era una humillación para

él. Un Vampir convertido a partir de ese omega, es un insulto y que ese

Vampir tome como compañera a una hembra pura de su raza, lo

consideraría como un acto de guerra —

— ¿Quién era tu padre?— pregunta ella con el rostro blanco de la

preocupación.

Debería decírselo, debería contarle que el hombre que tanto insisten en

proteger era en realidad un monstruo. A pesar de su fachada de sabio

sanador, su mente estaba plagada de orgullo y mezquindad.

— Cato, Cato, Albus, el anterior cabeza de tu clan, él era mi padre, él fue

quien me vendió a los Vampir para no vivir la deshonra de tener a un

hijo Omega en el clan.— mis palabras hacen que ella se detenga por

completo mientras me mira llena de sorpresa.

— ¿Tú eres el hijo que dio por muerto?— pregunta ella.

Dar por muerto, tiene sentido, esa debió de ser su tapadera, y me

imagino que en su interior realmente esperaba que yo estuviese muerto.

— Sí, yo soy su único hijo — comento con una sonrisa.

— No — dice ella — no lo eres —

¿De qué habla? ¿Caro tuvo más hijos?

Necesito saber más, ella prometió decirme que ocurrió con él y estoy

realmente ansioso de saber que fue lo que ocurrió, pero un gruñido me

pone en alerta y al girar mi rostro veo a un gran lobo blanco.

Lo sabía, ellos no dejarían que un Vampir les robe a una de sus hembras.

Pero lo que ellos no saben es que no pienso devolverles nada. Ella es mía,

así que me quito los guantes preparándome para luchar.

El lobo parece herido en sus hombros y pecho ¿Tan insignificante creen

que somos para enviar a un guerrero en un estado tan lamentable?

1142
Tendré que mostrarle su error, así que me prepara para enfrentarlo

dejando a Melisa en mi espalda.

— Arcan — grita Melisa. Ella lo conoce.

Peor aún parece querer protegerlo. Con asombro la veo correr entre

nosotros para evitar el enfrentamiento.

El lobo toma su forma de hombre revelando a uno de los soldados del

rey lycans.

— Apártate Melisa, es un Vampir, debe morir — dice el lycan.

Me causa gracia que un perro que ni siquiera pueda curar sus heridas

creo que puede hacerme daño alguno.

— Apártate Melisa — le indico — acabaré con él —

1143
274. Libres

Arcan

Fue una apuesta arriesgada, pero en ningún momento dudé de ella.

Laura parece sentirse cómoda mostrándose dura e insensible, pero sé

que solo lo hace por miedo a lo desconocido, por miedo a lo que ocurre

entre nosotros.

No importa que tan osca suene al hablarme, sé que se preocupa por mí,

de otro modo ni saltaría solo para salvarme.

Pero sus alas no están acostumbradas al vuelo debido al extraño

reclutamiento que le impusieron en ese supuesto septo y luego de un par

de kilómetros comenzamos a descender.

Sus garras se hunden en mi piel mientras me sujeta con dificultad. Pero

el cansancio fue mucho para ella porque la llegada al suelo fue bastante

violenta y ambos nos arrastramos por la tierra y nos golpeamos con las

grandes raíces de un árbol.

Eso no es bueno, estamos libres, pero debemos alejarnos de esta zona lo

más que se pueda y agregar heridas a mi cuerpo no me ayuda y más aún

si ella resulta herida.

A pesar del dolor intento no perder tiempo, de seguro que alguien

escucho el fuerte estruendo que la Naga produjo al romper las rocas, su

no nos movemos terminarán por encontrarnos y nuestras posibilidades

de ganar en este momento son realmente pocas.

— Debemos irnos — le indico mientras me levanto y tiendo mi mano

hacia ella.

— ¿Irnos? ¿De qué hablas?— pregunta ella — este es mi hogar, no iré a

ningún lado —

1144
— Este no es tu hogar Laura, es solo una prisión — señalo — ¿Realmente

crees que tus gobernantes no sabían de esas trampas?, si me preguntas

creo que ellos las mantienen allí para esconderlas del resto del mundo —

— Eso es absurdo — comenta ella mientras se pone sola de pie — ¿para

qué harían algo así?—

— Para evitar que se crucen con su verdadero compañero — contesto

exponiendo mis dudas.

— ¿De qué hablas? Soy una gárgola, y las gárgolas solo se emparejan con

otros de su especie —

— Eso es una mentira y lo sabes — le indicó — tú y yo somos la prueba

de ello —

— ¿Prueba de qué?— pregunta haciéndose la tonta.

— Prueba de que tú eres mi compañera — reconozco.

— ¡No! ¡Claro que no!— comenta nerviosa — soy una gárgola, nadie

creerá jamás que algo como eso pueda pasar entre tú y yo —

— Claro que lo creerán — respondo nervioso al sentir que la

conversación sube cada vez más de tono, esto no es una charla

claramente es una discusión — y tú portas la prueba de ello — indico

señalando su hombro.

— ¿A qué te refieres?— pregunta. Me es fácil olvidarme de que ella no es

una lycan, y no comprende lo que mi marca simboliza.

— Llevas mi marca — contesto mientras me aproximó a ella.

— ¿Marca? ¿Esto?— pregunta disgustada mientras señala su hombro.—

¿Por qué no me lo dijiste?— me grita furiosa— yo no soy un lobo, no

puedo ir por allí fingiendo que lo soy—

— No necesitas fingir nada — le respondo con más calma. — no busco

que cambies lo que eres —

1145
— Pero tu gente sí lo hará — contesta llena de miedo. ¿Eso es lo que le

molesta? ¿No ser aceptada por mi gente? — Me importa una mierda lo

que ellos digan, o si te aceptan o no tú eres mi compañera y tendrán que

respetarte o les arrancaré la cabeza — le digo decidido.

No lo digo por decir, ella es mía y pobre del imbécil que la trate mal.

Mis declaraciones la dejan sin palabras. Y eso me ablanda, de todo lo que

podría causar que no quiera estar a mi lado, mi gente es lo que menos me

importa. Haré lo que sea por hacerla feliz.

— Pero soy de otra especie — contesta mientras señala sus alas con

vergüenza — ¿Cómo puedes aceptarme si ni siquiera me parezco a ti?—

— No quiero que te parezcan a mi Laura, el emparejamiento entre

especies distintas no es común, pero pasa, créeme nuestro rey tiene por

compañera a una humana —

La sorpresa es notoria en sus ojos — ¿y tú lo aceptas?— pregunta.

— Claro que sí — contesto sin duda alguna — ella es mi reina, humana o

no si es la compañera del Alfa, no tengo por qué luchar con lo que la luna

designa — contesto. — Ven debemos movernos, esta zona suele estar

llena de Vampir — le advierto.

No sé en qué quedó la guerra contra ellos, solo sé que Nice está viva y

espero que Deu esté con ella. Tengo que llegar a Diluvio. Necesito

curarme y buscar un lugar seguro para ella.

Todavía estamos demasiado cerca de Nosferatus, no me gustaría

cruzarme con un vampiro, pero me tranquiliza no ver a ninguno. Ya

estamos cerca de Diluvio. El cansancio es notorio en ambos.

Falta poco, la ansiedad me invade, tan solo debemos cruzar el bosque y

estaremos allí.

No puedo evitar sonreír al sentirme tan cerca de mi tierra, pero mi

sonrisa se borra al sentir el familiar olor de un Vampir.

1146
— Quédate aquí — le indico a Laura mientras tomo mi forma de batalla.

Voy a despedazar al maldito, sea quien sea nadie, evitará que llegue a

casa con mi hembra

No obstante, admito que me sorprendió encontrar al Vampir con

extraños poderes y más aún cuando Melisa, la Albus más joven de la

manada se encuentra con él.

¿No les bastó con secuestrar a nuestra reina? Estos enfermos quieren

llevarse a todas las hembras y de todas ellas Melisa es la más inocente

que existe. No pienso dejar que el maldito se la lleve.

Ella es como una hermana menor para mí, tan solo es una cachorra de

cuarenta años, no puedo permitir que el vampiro se la lleve. No

permitiré que avance, Laura no tiene por qué cruzarse con una escoria

como esa.

1147
275. Reencuentro

Melisa

¡No! No puedo dejar que se peleen, no dudo de las palabras de William.

Ahora todo tiene sentido.

Todo lo que el anterior cabeza de los Albus dijo aquella lluviosa noche

tiene sentido ahora.

Yo no debí escuchar su discusión, pero en ese entonces era una niña

curiosa y Arcan siempre fomentaba eso en mí, prestándome libros de

sucesos extraños e historias antiguas. Cuando esa tarde al anochecer

comenzó a llover me dirigí a su casa para pedirle otro libro. Las

temporadas de lluvias se prolongan demasiado en otoño y los libros son

una buena forma de matar el tiempo.

Pero al llegar en mi pequeña forma de loba a su hogar para evitar ser

vista por los guardias. Fui testigo de algo realmente horroroso.

Él, cabeza de los Albus Cato, estaba golpeando a Arcan, la violencia con

la que trataba a su propio hijo me dejó congelada con mi hocico aún

pegado a la ventana.

Arcan era más grande que yo y, sin embargo, no opuso resistencia

alguna ante los gritos e insultos de su padre.

Nunca me agrado Cato, ese hombre inspiraba miedo en mí con tan solo

mirar sus fríos ojos grises.

Sus gritos fueron lo peor de todo, a pesar de solo tener 10 años en ese

entonces aún recuerdo lo que dijo.

Cato admitió que se encargó de desaparecer a su primer hijo, que al

parecer era tan inútil como Arcan.

Todos los miembros de la casta estábamos orgullosos de que tomara el

puesto de Beta en la manada, sucediendo a Otis. Pero algo sucedió y el

Alfa nombró como Beta al sobrino de Otis Arístides.

1148
Nadie puede oponerse a las decisiones del Alfa. Pero Cato lo tomo como

a un insulto.

Y por ello le gritaba insultos aberrantes a su hijo mientras lo golpeaba

con violencia nada contenida y en su furia admitió lo que algunos

secretamente pensaban sobre su primer hijo y su extraña desaparición.

Cato lo mató. ¿Cómo es posible que un padre haga algo así con su propia

sangre?

— La diosa Selene debe odiarme, no le basto con darme un hijo Omega,

el único Omega de la casta Albus, sino que también me da a un miedoso

e inútil como tú —

Ante sus palabras Arcan miro a su padre con furia. No fueron los golpes

ni insultos lo que le hizo reaccionar, fue el hecho de saber que su padre

acabo con su hermano.

— Esta generación está perdida, pero me encargaré de templar con mano

de hierro a todos los jóvenes Albus y descartaré a todos los que no

incrementen el valor de la casta — decide mientras se dio la vuelta e

ignoro a su hijo todo lastimado por su propia mano.

— ¿Mataste a mi hermano?— dije con la voz quebrada Arcan.

— Espero que este muerto — contesta sin verlo. Pero Arcan ya no estaba

encorvado en un rincón de la habitación. Si no detrás de él, con su

espada atravesado el corazón de Cato por la espalda.

La sorpresa por lo visto me congelo en el lugar. A pesar del frío y la

lluvia no podía moverme y me mantuve allí agazapada mientras otros

miembros del clan ingresaban e intentaban calmar a Arcan que se había

arrepentido de su error. Los adultos albus hablaban entre sí. Mientras

llevaban a Arcan fuera de la habitación.

1149
Yo sé que el Beta se cree culpable de la muerte de su padre, pero no fue

él quien lo hizo. Su ataque no causó la muerte de Cato, aunque sí lo dejo

gravemente herido.

Y ahora Arcan está a punto de atacar a William, sin saber que él es su

hermano.

No puedo permitir algo así, así que me interpongo entre William y Arcan

— Arcan — grito llamándolo

— Apártate Melisa, es un Vampir, debe morir — dice él

— Apártate Melisa — contesta William— acabaré con el maldito —

¡No!, esto está mal.

Pero William es muy rápido y se lanza a golpear a Arcan sin darme

tiempo de detenerlo.

Si William toca a Arcan sin sus guantes, podría convertirlo en polvo.

Arcan lo sabe y esquiva sus manos a la vez que lanza golpes a tu torso

dándome en un par de ocasiones.

William no llega a tocarlo, pero en uno de sus movimientos logra golpear

a Arcan con su codo directo en su boca, haciéndolo sangrar. Eso lo

desestabiliza y el beta cae al suelo.

Esto es malo, William va a matarlo. Mi cuerpo se mueve por sí solo

corriendo a toda velocidad mientras lo sujeto para apartar su mano de

Arcan.

— ¡Él es hijo de Cato!— grito y eso los detiene — ¡Son hermanos!—

Ellos se miran con asombro, pero eso no dura mucho. Porque ambos

miran hacia mi brazo extendido, el que evito que William acabará con

Arcan y el terror se refleja en sus ojos.

Mi mano sujeta la mano de William, la mano maldita que desintegra

todo lo que toca.

1150
Al ver a William puedo notar el miedo en sus ojos. Y sé el porqué él

espera que me desvanezca frente a él.

—¡No!— grita mientras aparta su mano alejando su cuerpo aterrado.

—¡Melisa!— grita Arcan. Todo parece pasar a una velocidad tan lenta

que incluso podría ver el movimiento de las notas de polvo a mi

alrededor.

¿Voy a morir?

1151
276. ¿Qué?

William

Ella me detuvo un instante antes de que mi mano hiciese contacto con el

Albus. No cualquier Albus, según Melisa, él es mi hermano.

Pero no tengo tiempo de procesar sus palabras, al intentar proteger al

miembro de su clan ella sostuvo mi mano.

El puño de la camisa que lleva cubre la mayor parte de sus dedos debido

a su gran tamaño, en comparación con su porte. Al notar nuestro

contacto no dudo en alejarme, no quiero dañarla, no quiero que ella

desaparezca. Pero el daño ya está hecho.

— No — grito desesperado mientras me alejo y veo como las hembras de

seda blanca comienzan a desgranarse frente a mí.

Ella también lo nota, en cuestión de segundos la camisa que cubría su

cuerpo desaparece volviéndose polvo y revelando su blanco cuerpo

desnudo.

Ella no está herida. Esto no tiene sentido, realmente pude notar su piel

sobre la mía, no fue mi imaginación, ella realmente tocó mis manos, pero

su cuerpo no parece afectado por ello.

Es imposible. A menos que algo rompiera mi maldición. Para estar

seguro me aproximó a un tronco y al tocarlo el árbol se vuelve polvo por

completo. ¿Entonces por qué no funciona en ella?

Ella mira sus manos totalmente asombradas con lo que ocurre mientras

sonríe al verme.

— Te dije que era tu compañera — comenta sin duda alguna.

Al ver eso solo puedo devolverle la sonrisa, pero mi alegría dura poco,

tal vez solo fue cosa de una vez, no puedo creer que sea inmune. Nunca

nadie lo ha sido.

— ¿Qué pasa?— pregunta al ver que dejo de sonreír.

1152
— Pudo ser solo suerte — comento mientras vuelvo a ser consciente del

Albus que aún se encuentra en el suelo cerca de Melisa completamente

desnuda.

Él me mira sorprendido, pero al notar que va a girar su rostro a mi

Melisa desnuda le chasqueo los dedos.

— Si la miras te quito los ojos — le advierto a mi supuesto hermano.

Él traga saliva y hace lo que creí impensable en un lycan, se voltea a

darme la espalda.

Podría aprovechar para matarlo.

— Sé que los Vampir encuentran a su compañera a través de su mordida

— comenta ella. Es raro que sepa eso, no es algo que se comente mucho.

La veo caminar hacia mí acercándose demasiado.

— Muérdeme — insiste ella atendiendo su brazo.

— ¿Qué?— gritamos el lycan y yo.

No voy a morderla aquí, si lo que dice es verdad, aunque no lo creo, la

reacción que ella tendría por mi mordida no es algo que quiero que vean

o escuchen los demás. Mucho menos mi supuesto hermano.

— No — contesto mientras me alejo de ella. ¿Nunca puedo entender a

esta mujer? Hace un par de horas era pura. Yo le quité eso ¿Cómo puede

ofrecerme algo así en frente de otro sin vergüenza alguna?

— Melisa, necesito hablar con el Vampir cambia a tu forma de batalla—

Dice el lycan.

En ese momento ella vuelve a ser consciente de su cuerpo, cubriéndose

tímidamente y obedeciendo al albus se convierte en una pequeña loba

blanca Por su tamaño, no parece más que una cachorra ¿Cuántos años

tiene?

El Albus se voltea y al notar a Melisa transformada se pone de pie

extendiendo sus manos con calma en señal de paz.

1153
Pero Melisa se tensa y gruñe al lycan. A pesar de su tamaño, es ágil y

salta entre los árboles mientras se escucha un grito de mujer.

— Maldición — dice el lycan y veo a una gárgola hembra salir de los

arbustos espantada mientras Melisa la acorrala cubriéndome.

Parece un pequeño zorro enfurecido y es obvio que intenta protegerme.

Ella aprovecha un instante en el que la gárgola mira al macho lycan y

salta sobre ella dispuesta a morder su garganta. Pero algo la detiene y se

aparta rápidamente, volviendo a su forma de mujer.

— Lo siento — le dice avergonzada a la gárgola que se encuentra herida

en el suelo.

El lycan se aproxima a ella y la ayuda a ponerse de pie dejándome ver su

marca en el hombro.

— No fue mi intención mi beta — dice Melisa bajando con sumisión la

cabeza hacia ambos — No sabía que se trataba de su compañera —

— Lo mismo digo — contesta el Albus.

No puedo dejarlo desnuda frente el imbécil, así que rápidamente me

coloco frente a ella cubriéndola con mi cuerpo.

— Aparta tus ojos — le advierto al lycan.

— ¿Es una broma?— pregunta el molesto — estoy con mi compañera, no

me interesa apreciar el cuerpo de ninguna hembra — comenta — y

mucho menos la de mi hermano —

— ¿El vampir tenebroso es tu hermano?— pregunta sorprendida la

gárgola.

Esto es un lío.

— Creo que debemos hablar para aclarar algunas cosas — me dice el

Albus. — Soy Arcan Albus el beta de la manada lycan de Diluvio y

cabeza de la familia Albus —

1154
No hay dudas, si es el cabeza de la familia debe estar emparentado con

Cato.

— Soy William — comento sin más.

Pero Melisa habla por mí.

— Es William Albus, el primer hijo de Cato, él es tu hermano — le dice.

— Creí que estabas muerto — comenta Arcan sin poner en duda las

palabras de Melisa — Mi madre también lo pensó — comenta con

angustia.

— Yo no morí, tu padre me vendió a los Vampir por ser un Omega — le

respondo lleno de rencor.

— Y por eso está muerto — contesta — yo fui quien lo mato, él lo

merecía, pero nuestra madre no y de todos modos cause su muerte al

asesinar a su compañero —

La culpa se refleja en sus palabras.

— No — contesta Melisa — Tú no mataste a Cato. Fue tu madre —

1155
277. Alana

Melisa

Sé que mi confección será algo doloroso de escuchar para Arcan. Pero

también lo será para William.

— Deberíamos volver a Diluvio para hablar de esto — índica Arcan.

— No — contesta William — ella no volverá a ese lugar —

— No puedes llevarla a Nosferatus — comenta molesto Arcan mientras

se acerca a William

— ¿Nosferatus? ¿Es una broma? Ya no existe Nosferatus, su gente se

encargó de ello matando a muchos en el proceso — comenta con

resentimiento William mientras señala a la compañera de Arcan.

El hecho de que sea una gárgola tampoco me agrada, pero no puedo ir

en contra de las decisiones del beta.

— Cuida como hablas de mi compañera, o hermano, o no pagarás caro

por ello — te advierte Arcan

— Como digas, de todas formas no iremos a Diluvio. No me arriesgaré a

qué le hagan daño por ser mi compañera — responde William.

¿Acabo de escuchar bien? Él admitió que soy su compañera. Lo miro

muy sorprendida y al parecer eso le incomoda.

— Disculpa si me cuesta creerlo — contesta Arcan —, pero no es la

primera vez que un vampiro se lleva a una de las nuestras diciendo ser

su pareja y estar en un error — le indica — De hecho, si no mal recuerdo

tú estuviste allí cuando eso pasó — comenta con notorio resentimiento.

Yo no sabía de eso. William ayudó a secuestrar a la reina Nice.

— La humana ya está en Diluvio con tu rey y el pueblo vampir se asienta

temporalmente en sus alrededores. Utilizamos el anterior poblado de

gorros rojos como hogar temporal.— comenta William.

1156
Su conversación no es pacífica ni tranquila, de hecho está cargada de

planteos y resentimientos sin sentido.

Si siguen de este modo volverán a pelear, pero está por amanecer,

William debe ocultarse del sol.

— William, el sol — le recuerdo y él me mira confundido antes de darse

cuenta de que se olvidó por completo de eso.

— Vamos sé a donde hablar — comenta mientras busca sus guantes

tirados en el suelo y se las coloca antes de volver a sujetarme, pero al

notar mi desnudes se quita su camisa y me cubre con ella dejando al

descubierto su esculpido torso y su amplia espalda.

Caminamos un kilómetro hasta llegar a un gran árbol e ingresamos a su

tronco por una abertura que casi parece natural, solo que en el interior es

notorio todo el trabajo que se tomaron los gnomos en construir todo

aquí, desde los muebles hasta cada una de las habitaciones talladas de

forma muy fina y exquisita en la madera.

William ingresa a una de las habitaciones y sale con un viejo vestido

En sus manos enguantadas tendiendo la prenda frente a mí.

— Será mejor que te vistas en una habitación — comenta.

No me agrada del todo este lugar, los gnomos siempre fueron criaturas

aterradoras para las hembras Lycan, todas fuimos criadas con la

advertencia de nunca hablar con uno de ellos y mucho menos ingresar a

sus bosques. Según las historias, esas criaturas adoraban asesinar de

goma sangrienta a las hembras de cualquier especie.

Aun así tomo el vestido y camino hacia una de las habitaciones donde

me hiela la sangre, ver muñecas de trapo y peluches. Claramente en

algún momento perdido en el tiempo, una niña durmió aquí. No quiero

ni imaginar cuál fue su terrible destino.

Solo me visto con rapidez y salgo del desolador lugar.

1157
En la sala, Arcan cubre a su compañera con una manta mientras se

sientan juntos en un sillón de madera.

William se encuentra de pie con la espalda apoyada en una de las

paredes y los brazos cruzados. Puedo notar que mira a Arcan de forma

extraña.

— ¿Qué?— le pregunta Arcan incómodo con su mirada de William

— Te pareces a ella — comenta de forma no tan arisca como suele hablar

Ese comentario parece afectar a Arcan. — Y tú te pareces a él — comenta

en respuesta.

— Dime qué fue lo que sucedió — le indica William algo molesto con su

comentario.

— Es un tema complicado — comenta Arcan.

— Pues hazlo sencillo — contesta William sin paciencia.

Veo como Arcan se remueve incómodo mientras le cuenta lo sucedido.

Le contó su pérdida del puesto beta y las palizas, qué al parecer Cato le

propicia a casi a diario, gasto lo que ocurrió aquella noche.

— Alana nunca acepto que tú te habías perdido, y él nunca lo admitió de

forma directa, así que mi madre nunca pudo notar si mentía, ella te

adoraba y cada vez que la veía sus ojos reflejaban la tristeza por tu

ausencia. En más de una ocasión recorrió el bosque sola en tu búsqueda,

incluso después de mi nacimiento. —comenta con pena Arcan — Aun así

nunca creí que llegaría a matar a mi padre, considerando que eso

significaría su propia muerte. Pero el amor de ella por ti debió ser mayor

que el miedo a la muerte y esa noche mi padre confesó todo mientras me

golpeaba. Ella debió escucharlo, siempre se interpuso entre él y yo

cuando se ponía violento y a raíz de eso era quien recibía la mayoría de

los golpes. —

1158
— Debiste detenerla — le exige molesto William — ella era lo único

bueno de la casa Albus, no debió morir así —

— ¡Yo no lo sabía!— responde Arcan — Melisa nunca me lo dijo —

Ese comentario hizo que ambos se voltearon a verme.

— Yo no debí estar allí — comento tímidamente — solo quería pedirte

algunos libros, pero al llegar los gritos me asustaron y mi curiosidad me

hizo ver por la ventana, buscando ver qué era lo que ocurría, yo vi todo

lo que el anterior cabeza te hizo y Vi tu ataque. Pero los mayores te

apartaron de tu padre mientras tu madre le quitaba la espada de la

espalda y él comenzaba a curarse, pero Alana tomo con ambas manos la

espada y corro su cabeza unos segundos después ella se desplomó en el

suelo, yo rompí el cristal y entre intentando ayudarla, pero no estaba

herida, no sabía que hacer para ayudar — al contarles lo sucedido el

recuerdo me llena de emociones y pena, mis lágrimas se escapan de mis

ojos a pesar de que no quiero que ocurra — quise ir a buscarte, pero ella

me detuvo y me pidió que no contará nada de lo que vi — le digo a

Arcan — me hizo prometerlo y no se lo dije a nadie — le digo a William.

Acabo de romper mi promesa, solo espero qué. Alana pueda

perdonarme por ello desde el más allá.

1159
278. Desgraciada

Victoria

— ¡Victoria!— escucho el portado dado por mi tía mientras ingresa a la

librería — Niñata mal agradecida, ¿Así nos agradeces todo lo que hemos

hecho por ti?— dice con su usual tono de reproche mientras camina

hacia mí y sujeta mi cabello desde mi nuca desarmando mi rodete y

tirando mi cabeza haciendo caer mis gafas.

Esto es más que humillante, lo que menos esperaba era que mi tía entrará

en camión a tratarme como una niña, y no una que adore precisamente.

Mi cara se enrojece al pensar que esta escena la está viendo un sujeto tan

bello y educado como el misterioso vampiro rubio de ojos azules.

Pero al girar mi vista él ya no está en la librería. Tal vez mi tía lo espanto.

— ¿Qué buscas a estas horas?— pregunta mi tía — Ya me parecía raro

que con mis altos conocimientos en finanzas y ventas la librería no

prosperará, tú estás robando —

¿Qué? ¿Robando? ¿Qué espera que robe, una versión de tapa blanda de

El secreto de Rhonda Byrne? No hay nada en este lugar que me tiente a

cometer tal crimen. La caja registradora es administrada por mi tía y

siempre la vacía antes de cerrar. ¿Qué podría robar? La idea es absurda y

altamente insultante.

Me apartó de su huesuda mano enojada.

— Yo no soy una ladrona — contesto ofendida y enojada.

— No mientas niñata ¿Por qué otro motivo vendrías a la tienda a las 4 de

la madrugada?— insiste ella.

— Piensa lo que quieras— contesto apartándome —, pero recuerda que

esta también es mi tienda y puedo entrar en ella cuando se me dé la

gana—

1160
Ante mi respuesta, ella parece altamente ofendida. No soy alguien que

conteste de este modo, pero el miedo a ser avergonzada frente a ese

sujeto saca cosas que no sabía que estaban dentro de mí. Es decir,

siempre odié que mi tía me humillara en público y más teniendo en

cuenta que esa parece su actividad favorita

En más de una ocasión se dirigía a mi colegio secundario en sus ridículos

trajes de domingo, ingresando al aula sin permiso ni respeto por nadie

solo para reprocharme por bajar en un solo punto mis notas.

Ella lo hacía solo por el placer de humillarte, nunca le importo mi

educación en realidad, pero sus criterios y amenazas en público frente a

un grupo de adolescentes garantizo que fuese el hazmerreír de todo el

secundario.

Y la cosa no terminaba allí, los sábados en la tarde noche todas las arpías

amigas de mi tía solían visitarla para jugar a las cartas y repartir chismes

sobre cada persona que conocían hablando cosas horribles de todos,

nadie se salvaba, ni siquiera sus propios hijos y para mi tía era el

momento perfecto para saltar a relucir mis errores y falencias.

Odio a esta mujer. Su forma de tratarme frente a los demás, con fingido

cariño solo para escupir veneno sobre mí, me molestaba. Sí,

definitivamente, la odio incluso más de lo que ella puede odiarme a mí.

— ¿Y qué es todo esto?— pregunta señalando el charco de agua y los

dientes de ajo en el suelo— ¡O virgen María! ¡Estás tratando de embrujar

este lugar!—

¿Qué? ¿De verdad cree algo así de mí? ¿Embrujar? Todo lo contrario,

estaba tratando de espantar a un Vampiro. Pero no creo que me crea, ya

la conozco lo suficiente. Sé que es tan maldita que incluso podría

llevarme a un psiquiátrico aludiendo locura para quedarse con todo y

librarse de mí.

1161
No puedo darle ese gusto.

— Ayer vi hormigas y leí en Google que el agua con ajo las espanta—

mentí.

— No te creo, hablaré con el padre Paolo sobre esto y si sospecha que es

alguna clase de brujería te echaremos a la calle—

La misma amenaza de siempre, desde que tuve el valor para negarme a

ser su esclava doméstica, he escuchado esa maldita frase.

Nunca pierde la oportunidad para recordarme que no tengo a dónde ir.

Y al vivir bajo su techo, ella me exige aportar en la casa cumpliendo los

roles de una empleada a pesar de que trabajo en la librería.

— Has lo que quieras de todos modos no pienso seguir viviendo con

ustedes por mucho tiempo —

— Ja, — se burla ella — ¿y dónde piensas vivir? ¿Bajo un puente?—

— Ese no es tu problema — contesto mientras me dirijo a la salida y

comienzo mi camino hacia la parada de autobuses, es obvio que mi tía no

me llevará en su auto, nunca lo hace, aunque vivimos en el mismo lugar

y vamos hacia allí ella nunca quiere llevarme así que debo madrugar

antes que ella para poder llegar.

Me siento a esperar el siguiente autobús y veo cómo ella pasa lentamente

en su viejo Volkswagen 1500 color naranja.

Su sonrisa soberbia me llena de frustración y más al sentir gotas de agua

caer en mi cabeza la sensación fue aún peor.

Lluvia, maldita sea mi suerte.

— Recuerda no mojar la alfombra cuando llegues — comenta mi tía antes

de seguir satisfecha con la mala suerte que atormenta mi vida.

— Podría matarla si me lo pides — escucho que dice la voz angelical del

vampiro desde mi espalda.

1162
279. Logia

Uriel

Verla maldecirme con sus ojos intentando demostrar valentía a pesar de

su temor me llenan de amargor y furia.

— Si quieres maldecirme, dame algo que no pueda hacer con mis propias

manos, así como hiciste con los vampiros a los que ayudaste a escapar —

le comento. — Vamos, yo los he visto, hazme quemar aldeas — le exijo

mientras me aproximó más a ella haciéndola retroceder. Odio su

reacción, pero sonrió de todos modos. — vamos ¿No?— le digo mientras

ella retrocede evitando mi mirada, oh conozco ese gesto, no estuvo en

este lugar por cien años sin que aprendiera todo de ella. Y en este

momento Kresly está tratando de evitar decirme la verdad.

— Dime cómo lo hiciste — le ordeno y la veo morder fuertemente sus

labios intentando luchar contra lo que no puede.

— Yo no los maldije para hacer eso — contesta.

— ¿No? ¿Y cuál fue tu maldición entonces?— pregunto tan cerca de ella

que puedo oler su piel y escuchar los erráticos latidos de su corazón.

— Los maldije a obedecerme y protegerme cuando lo necesitase —

contesta.

— ¿Entonces por qué tienen poderes como los de un humano?—

pregunto molesto con el caos que sus acciones irresponsables genera.

— Ellos se alimentaron de mi — contesta.

— Sí, recuerdo eso — contesto. Yo fui quien la encerró con esas escorias.

Solo quería romperla, ella estaba ocultando algo. Y a veces encontraba el

modo de ocultarlo. Esta mujer es más astuta de lo que parece. El

problema con la influencia que una pareja de Agapornis tiene al

momento de comunicarse para decir la verdad es que las preguntas

deben ser específicas para encontrar las respuestas deseadas y ella debió

1163
de darse cuenta de ello. Encontrando el modo de eludir mi poder sobre

ella.

En ese momento llevábamos tiempo sin encontrar a humanos en Glaukos

y eso era extraño, las erráticas fisuras que Helena dejo en nuestro plano

solía atraer al menos a cinco humanos por década y eso no estaba

ocurriendo. Ella ya no nos estaba diciendo dónde encontrarían mis

cazadores a los humanos para aniquilarlos.

Odiaba tener que hacer eso. Ni siquiera quería verla. No podía, no sin

recordar todo lo que perdí por su culpa.

— Dime como y por qué los vampiros que soltaste tienen esos poderes —

le exijo con vos calma cerca de su oído

— Es por mi sangre — contesta — mi elser circula por ella y al

alimentarse de mí ellos se quedaron con parte de él —

Es una maldita inconsciente, no es la primera vez que intenta ayudar a

los Vampir, el error que cometió en ese pueblo del planeta tierra todavía

sufre los estragos de su decisión.

— ¿Cuál es tu maldita obsesión por los Vampir?— le digo molesto y una

idea se cruza por mi mente — ¿Estás interesada en el real?—

— No — contesta sin dudar — solo quiero romper su maldición, mi

madre cometió terribles errores contra muchos pueblos y yo quiero

arreglarlos — contesta.

— ¿A sí? — pregunto — y dime ¿Cómo esperas arreglar lo que hizo

conmigo?—

Ella ya sabe lo que su madre me obligó a hacer, se lo he recordado en

cada oportunidad.

— Encontré un modo — contesta sorprendiéndome —, pero debo llegar

al pueblo de mi padre para ello —

1164
¿El pueblo de su padre? ¿Ella espera cruzar el océano? Es una locura,

muy pocos barcos logran tal proeza sin ser destrozados por las sirenas, o

atacados por los Kraken.

Incluso aunque lo logrará, los Orcos no la recibirían de forma pacífica.

— No harás tal cosa — le ordeno.

— Tú no lo entiendes, podrías recuperar a tus hermanos, incluso a tu

padre, y tendrás que liberar a mis hermanas — exige ella.

Odio que hablemos de ellas, me alegro ser quien se encargó de

encerrarlas en un rincón oculto de la cordillera montañosa por dónde se

extiende Argos. A pesar de su poder, solo yo sé dónde se encuentran y

no tendrá forma de verlo en el futuro de mis soldados.

Pero lo que más me moleste es que crea que arreglando eso podrá

alejarse de mí. Eso no lo permitiré. No salve su vida en incontables

momentos en Transilvania para dejar que se aleje de mí.

— Aunque logres la proeza imposible de revivir a todos los muertos de

Glaukos, igual no te dejaré ir— le advierto mientras mi cercanía a su

rostro mi lleva a perder el control y reclamar sus temblorosos labios

besándola. No debí hacerlo, todavía hiervo de furia por ella, pero su

cercanía me afecta cada vez más, su aroma y el tono de su voz al hablar

incluso calma parte de mi dolor, pero sus labios lo calman aún más. Al

carajo, aunque la odie, la utilizaré tanto como pueda y si su cuerpo calma

mi sufrimiento, pues nada me hará alejarme de ella.

Nada excepto el hombre encapuchado que ingresa con una túnica negra

larga al salón de tronos.

Un miembro de la logia, los bastardos que pelean por mantener la

pureza de las especies de Glaukos. El hecho de que uno de ellos me viese

besar a una mestiza de humana y orco solo complica las cosas. Maldito

sea mi padre, después de todo él fue quien armó al grupo que los

1165
conforma, obsesionado con la idea de acabar con todo humano que

podría unirse a algún individuo de Glaukos, tal como Helena, creando

las brujas o Selene, creando a los vampir al unirse a los lycans.

Incluso las aberraciones o mezcla entre las especies de Glaukos eran tan

temidas que creo el septo para evitarlas.

Y ahora uno de sus altos miembros me ve besando a una bruja. Esto me

traerá problemas.

280. Encapuchado

Encapuchado misterioso

No fue fácil llegar hasta aquí, arriesgue mi pellejo como siempre por el

bien de Glaukos, igual que siempre, dedicado al propósito mayor, al que

todos nosotros servimos dejando de lado nuestras notorias diferencias.

Somos los verdaderos guardianes.

Somos los encargados de erradicar a los humanos y mestizos que se

puedan llegar a engendrar.

Muchos de nosotros hemos perdido mucho en nuestra labor.

Y todo para encontrar al rey de las gárgolas, el único descendiente con

vida de quien conformo la logia rompiendo todas las reglas. El idiota

está besando a una híbrida, no a cualquier híbrida, es la bruja hija de

Helena, la peor humana que ha llegado a Glaukos.

— ¿Interrumpo?— pregunto con clara molestia en mi voz.

Veo el cuerpo destrozado del rey Uriel apartarse lentamente de la bruja.

Ella debería estar muerta ya, lo he intentado miles de veces en los

últimos meses, pero la maldita puede ver el futuro y ha sobrevivido a

todos nuestros intentos de acabar con su existencia. No puedo permitir

1166
que me vea, así que acomodo mi negra capucha y me mantengo alejado

de ellos. Mi identidad debe permanecer secreta al igual que la identidad

de cada miembro de la logia, de ese modo podemos actuar en nuestros

pueblos sin levantar sospecha.

El único motivo por el que permitimos que Uriel se quedara con ella es

porque él podía averiguar dónde caerían las humanas en Glaukos

gracias al poder de la bruja y con ello hemos podido acabar con esa

maldita plaga.

Todavía pagamos los errores y estragos cometidos por Helena. Si ella no

hubiese creado tantas fisuras en nuestro cosmos con sus portales, los

humanos no caerían aquí.

Pero la bruja falló en su trabajo, ella no nos advirtió de la última humana

y eso solo generó un gran caos.

No solo porque el mismísimo Alfa de los lycans se ha emparejado con

ella, sino porque logro unir a los lycans con los descendientes híbridos de

la humana Selene, los Vampir.

Y para empeorar las cosas, ella está embarazada. No podemos permitir

que la criatura nazca, el resultado de esa unión podría generar una bestia

peor que los Vampir y las brujas. Los Vampir son hijos de un Omega y

una humana, y aun así los reales generados por ellos han Sido una

pseudo especie difícil o casi imposible de erradicar. No puedo ni pensar

lo difícil que sería el combatir con un Vampir con el poder de tomar una

forma de batalla.

Todo esto es por culpa de la bruja, tal vez Uriel se está ablandando con

ella, tal vez los viejos rumores son ciertos, y ella es su Agapornis. No

quería creerlo, ninguna gárgola que encuentra a su pareja es capaz de

hacerlo todo lo que él le ha hecho a ella.

1167
Pero el beso que acabo de presenciar me dice que cometí un error de

juicio con él.

— ¿A qué has venido?— pregunta molesto Uriel. Su ira es algo que

pocos son capaz de soportar, no por nada dirige la logia, él odia a los

humanos más que ninguno de nosotros, Helena jugo con él usándolo

como marioneta para intentar acabar con las gárgolas, pero se confió de

más y termino muriendo bajo su espada. — ¿conseguiste el modo de

curar el veneno que esa criatura inmunda inyectó en mí?— pregunta

Uriel.

— Ya te lo he dicho, la sangre que el sanador lycan guardaba de la

humana fue robada por los vampir, un vampiro en particular que tenía el

poder de desintegrar todo lo que toca — agrego mirando a la bruja.

Estoy seguro de que eso es obra suya.

— No me importa, ella ya regresó a Glaukos encuentra el modo de

quitarle su sangre o mátala —

Me ordena. — Azael no ha podido con esa tarea — agrega señalando con

molestia el cadáver rígido que se encuentra en medio de la sala de

tronos.

— Su sangre es venenosa — dice la bruja — no te servirá, si la atacas

terminarás como el — agrega.

— Y supongo que tú tuviste que ver con eso — comenta Uriel mientras la

mira fijamente con una sonrisa que es capaz de congelar incluso al

mismísimo hielo.

Veo a la bruja retorcerse nerviosa y temblando en el lugar, no entiendo

cómo es que Uriel puede lograr tal hazaña con esa criatura, ella

realmente le teme, puedo olerlo incluso desde aquí.

— Si — contesta ella — yo la ayude, pero también puedo ayudarte a ti,

tengo el modo de curarte, solo pido que me devuelvas a mis hermanas —

1168
— Eso no pasará — comenta con una sonrisa Uriel — agradece de que

permanezcan con vida, aunque teniendo en cuenta el estado en el que

estaban la última vez que las vi, dudo que ellos también agradezcan por

eso —

Si, no hay duda alguna, Uriel odia a las brujas.

— Hay más — le indico interrumpiendo su charla. — debemos apresurar

el ataque a Diluvio, la humana está embarazada —

— ¿Qué?— pregunta Uriel mirando con más molestia hacia la bruja.—

¿De quién?—

— Del Alfa lycan — contesto.— Debemos matarla antes de que dé a luz

— agrego — he convocado a un consejo, los miembros ya están llegando

— atacaremos cuánto antes.

— ¡No!— dice la bruja interrumpiendo nuestra conversación — Uri este

no es el modo, no puedes matar todo lo que no conoces —

— Sal de aquí — me ordena Uriel levantando la voz — Reúne al consejo

iré cuando termine con esto — indica mirando con furia a la bruja.

Espero que esta vez la mate, y nos libre de todos los problemas que esa

bruja suele generar.

1169
281. Transilvania

Uriel

— No vuelvas a llamarme así le indico con calma forzada a la bruja. Yo

ya no soy esa persona, no soy Uri. Ella y su madre se encargaron de eso.

Eran mis hermanos quienes me llamaban de ese modo. Aquellos a los

que mate salvajemente por órdenes de Helena.

Aunque ella finja inocencia al respecto, estoy seguro de que tuvo mucho

que ver con todo lo que pasó aquel día.

Por eso me teme. No por la supuesta maldición de su madre, no por el

hecho de que no pueda ver mi futuro. No ella me teme porque en el

fondo sabe que todo termino así por su culpa.

Para Helena la muerte de mi padre y sus seis hijos mayores no era

suficiente, ella quería más, quería acabar con la logia que estaba

encarnada en acabar con ella y los de su especie, es por eso que ataco

Argos junto a sus dos hijas. Las hermanas de Kresly eran tan temerarias

como su madre. Una de ellas incluso derrumbó cientos de pasillos,

matando a muchos en el proceso, enterrando los bajo las rocas de las

mismas montañas que siempre le dieron cobijo, y lo peor es que para esa

bruja todo eso le resultaba divertido. Me preguntó si se retira ahora

después de tantos años de castigo, encadenada a una roca en el medio

del tormentoso mar. La otra se veía casi tan tímida como Kresly ahora,

pero a pesar de ello no dudo en inundar las cavernas con su poder

ahogando a decenas de Miles sin tener la oportunidad de escapar de

aquel aterrador fin. Esa bruja parecía arrepentida de su error, es por eso

que solo la encerré en lo más alto de una de las montañas donde el hielo

nunca alcanza a derretirse. La última vez que la Vi seguía en aquel

témpano con sus labios morados del frío. Me preguntó que siente al

1170
saber que está rodeada de la fuente de su poder y aun así no poder

usarla.

Las brujas no merecen puedas alguna, porque ellas no la tuvieron con los

demás y Kresly no es la excepción, se pasó los últimos cien años de

prisión cometiendo errores.

Cuando en un ataque de ira mate a Helena antes de que me volviese a

usar como marioneta asesina, pude liberarme de un mal, pero ella

regresó para atormentarme con otro.

Ella estaba segura de que podía arreglar todo lo que hizo su madre,

todavía lo cree, pero la experiencia me convenció de lo contrario.

Y después de Transilvania debió ser igual para ella, pero su mente no

funciona igual a la mía.

A pesar de su error, ella todavía tiene esperanzas.

— No ataques Diluvio, nadie debe morir solo por ser diferente — súplica

ella.

— Eso no lo decides tú, de ellos es irónico que lo digas cuando tus

diferencias y las de tus hermanas fueron las que provocaron tantas

muertes — comento con media sonrisa.

— Yo nunca quise que las cosas fueran de ese modo, solo estaba tratando

de ayudar—

—¿Ayudar? Dime, ¿cómo ayudo el hecho de tomar a un grupo de

Vampir y enviarlos a poblar la tierra? Porque si bien recuerdo eso generó

una matanza aún mayor de humanos, incluso mayor a todos los que la

logia ha erradicado en Glaukos.—

Aún recuerdo aquel estúpido error. Ella me convenció de acompañarla a

su mundo para que los Vampir se establecieran allí y no tener que

matarlos. Pero nada salió según sus planes. En el lapso de un año, los

Vampir encontraron el modo de cosechar los poderes de los humanos y

1171
los usaron en su contra, convirtiéndose en una plaga para la humanidad

y en una amenaza de muerte segura para ella.

Fue un milagro que no muriésemos en aquella rebelión.

Peor aún considera di que sus poderes de clarividencia parecían no

funcionar en su planeta. Ella nunca vio venir lo que ocurrió allí.

Los Vampir transilvanos son incluso peores que los de Glaukos aunque

todavía tienen la maldición de Helena en su sangre y ninguno sobrevive

a la luz del sol.

— Tú no lo entiendes, el bebé que Nice engendra será de ayuda para

arreglar mi error — índica ella — al igual que el real que te dije en más

de una ocasión que no debes matar—

— ¿El real al que le diste escoltas con poderes?— pregunto furioso con

ese hecho.

No puedo creer que le allá dado su propia sangre, pero lo que más me

molesta es que sé allá dejado morder, por criaturas viciosas, ella no tiene

permitido algo así. Es mi prisionera, no puedo aceptar que esté sintiendo

placer mientras unos parásitos se alimentan de ella. Kresly no tiene

permitido sentir placer alguno. Vivirá eternamente en la amargura y la

soledad, al igual que yo.

Pero lo que me dijo tiene su utilidad, si lo pienso bien con solo beber su

sangre podría obtener algún poder como el de ellos,

Con eso en mente sujeta su muñeca clavando una de mis garras dónde se

observan sus venas haciéndola sangrar.

— No hagas eso— me suplica ella mientras llevo la herida a mi boca —

por favor, no estoy segura de poder protegerte si vas a la guerra, incluso

con más poder —

¿Protegerme? No necesito que me proteja. Solo necesito acabar con las

aberraciones.

1172
Al probar su sangre puedo sentir algo cubriendo cada rincón de mi

cuerpo mientras mi fuerza crece.

Oh Kresly, no tienes ni idea del regalo que me acabas de dar.

1173
282. Respuesta

Kresly

No debí decirle lo de los vampiros.

Llevo años ocultándole lo que hice con ellos, no podía decírselo a nadie,

si los vampiros averiguaban que mi sangre les daba ese poder corría el

riesgo de morir desangrada. Vi el futuro en cada uno de ellos y ninguno

me dio la certeza de que no me atacaría si lo sabía. Ni siquiera Caspian.

Pero no puede ver el futuro de Uriel, solo tuve fe en que él no lo hiciera.

Después de todo este tiempo, sigo esperando que él sea aquel hombre

que conocí.

Soy una estúpida. Eso no va a ocurrir, el odio, lo ha cegado tanto como a

mi madre y ahora estoy bajo su poder.

Veo sus heridas sanar frente a mí mientras me mira fijamente bebiendo

de mi sangre. Irónico, una gárgola que odia a los vampiros, se está

comportando como uno.

Ya no hay duda alguna. El hecho de que me use de este modo a pesar del

dolor que me genera me rompe el corazón y me quita la fe en que alguna

vez podamos volver a estar juntos.

Yo no puedo salvarlo, y aunque me duela debo dejarlo ir. Pero no lo haré

sin saber dónde están mis hermanas.

Veo mi elser cubrirlo y manifestarse con la singularidad propia de él. Ese

debía ser el poder que mi cuerpo le daría si yo muriese. Pero Uriel lo

tomó por su cuenta. Yo no le importo.

Su iris brilla con la manifestación del elser mientras lanza un golpe que

destruye con su nuevo poder casi toda la pared de la sala de tronos.

— Se siente increíble — dice mirando sus manos y el resultado de lo que

obtuvo al robarme mi sangre.

1174
— Ya tienes lo que querías, ahora devuélveme a mis hermanas — le digo

sintiéndome débil por la perdida de sangre. — Dime dónde están —

exijo con la voz quebrada por todas las emociones propias de un corazón

irreparablemente roto.

— No sirve de nada que te lo diga, de todos modos no podrás llegar a

ellas — comenta mientras se voltea para salir del lugar dejándome sola y

herida.

— Aun así, dímelo — le exijo al borde del llanto.

— Bien, si eso es lo que quieres te lo diré — contesta volteando su cuerpo

nuevamente para verme desde lejos. — La bruja rubia está en lo alto de

la montaña Saeta intentando no morir congelada — comenta con una

sonrisa — y la otra está encadenada en una de las tres salientes del

tridente de Neptuno, recibiendo los golpes de las olas del mar Bravo.—

Al decirme lo que siempre espere saber se marcha, sin mostrar interés ni

preocupación alguna por mí.

No, puede ser, no tengo forma de llegar a ellas. No hay forma de abrir un

portal en el medio de ese mar, y mucho menos en lo alto de esa montaña.

Aun así sé que Leslie va a estar bien, la he visto en el futuro, es el único

motivo por el que le di mi sangre a los vampiros. Tengo que llegar a

Sergan, él tendrá que salvarla. Después de todo es su compañera.

Pero a Presley no sé cómo puedo ayudarla.

Además, aunque Sergan sea el compañero de Lesly dudo que ella lo

acepté y si no lo hace estará en peligro viviendo en Glaukos. Debo llegar

a ellas y sacarlas de aquí.

En la tierra ya estamos en el siglo veintiuno, estoy segura de que les

agradará más que antes y mucho más cuando conozcan los beneficios del

internet y la comida a domicilio.

Pero primero debo salir de aquí.

1175
Rompo parte de mi ropa y me cubro la herida con una venda

improvisada, es un alivio que bajo este vestido tenga mis calzas

deportivas. Solo tengo que juntar suficiente poder para crear un portal

directo a Diluvio. Ya no necesito reprimirme, el motivo por el que no los

creaba era por la amenaza de Uriel de matar a mis hermanas si lo hacía.

Pero ahora sé que solo eran mentiras, él ni siquiera estaba cerca de ellas.

Odio que me engañara de ese modo. Pero lo que más odio es que

realmente esperaba que él las liberara si lo ayudaba. Soy una idiota. Pero

no pienso serlo más.

Toma gran parte de mis fuerzas abrir el portal y al hacerlo veo al

encapuchado regresando nuevamente al salón. Al verme desenfunda

una espada, claramente no piensa dejarme ir con vida.

Alcanzo a saltar dentro del portal, pero su espada fue más rápida y logra

apuñalarme el estómago reteniéndome en el borde del portal. Al girar y

golpearlo logro ver su rostro y conocer su futuro así como su horrible

pasado.

Es un gran maldito.

— Lo que haces está mal — le digo— piensas matar a la compañera de tu

sobrino, sabiendo que eso lo matará, pero no podría esperar otra cosa de

ti, después de todo tú mataste a la compañera humana del anterior beta

¿No? Enzio — comento mientras lanzo un fuerte golpe que lo aparta de

mí, dejándome su espada aún clavada en mi cuerpo.

No puedo quedarme a pelear, la sangre se escapa de mi cuerpo, necesito

llegar a Diluvio, mis hermanas dependen de mí.

Además, Uriel se ha vuelto realmente peligroso, debo advertirles. Nice

corre riesgo y su bebé también.

1176
Con eso en mente salto al portal, cayendo justo en la sala de tronos de

Diluvio, dónde Deukarion está reunido con aquellos que llegue a pensar

que nunca vería.

283. Extraños

Caspian

— No — contesta ella de forma nerviosa, volteando y viéndome con

notable desconfianza.

No debería ofrecerme a tal cosa, no tengo por qué perder el tiempo con

una simple humana.

Tal vez es solo curiosidad por su aroma. A pesar de que noto su belleza

oculta, no tengo interés en ella.

Es una mujer extraña que me arrojo agua y trozos de vegetales apestosos,

no debería perder mi tiempo con ella ni ofrecerle ayuda.

— Cómo quieras — contesto mientras comienzo a alejarme. Aunque por

el rabillo del ojo veo sus torpes movimientos al ingresar en una extraña y

larga carroza.

No me siento tranquilo al verla alejarse, pero no debería seguirla. Es solo

una humana más, no voy a seguir a cada humana que huela bien. O por

lo menos eso es lo que me digo mentalmente a pesar de que comienzo a

caminar en dirección a ella.

No obstante, alcanzó a escuchar un fuerte estruendo, proveniente de la

biblioteca de la humana. No debería meterme en esos asuntos, no son de

1177
mi incumbencia, pero mi cuerpo no parece pensar igual porque termino

regresando.

En la oscuridad del lugar veo a tres sujetos caminando y destruyendo

todo a su paso.

— Revisen en cada rincón — ordena uno de ellos con un tono de voz casi

familiar — si la fisura fue por aquí debemos de saber a quién espera.—

No entiendo de qué hablan, pero me enfurece el modo que destruye todo

a su paso. Si la mujer anciana trato a Victoria de ladrona es porque esto

es una tienda y ese no es el modo de comportarse en una tienda.

— No entiendo bien las costumbres de este lugar, pero creo que si está

cerrado no deberían entrar — comento apoyándome cómodamente en

una de las paredes.

Los sujetos se giran a verme y lo que veo me sorprende. Colmillos, ellos

son vampir.

Sus colmillos son mucho más pequeños que los míos, al igual que sus

garras, además el iris de sus ojos es de un notable rojo, pero a pesar de

esas diferencias son casi igual a un vampiro convertido.

Los idiotas al verme extienden sus colmillos amenazantemente. Verlos es

casi cómico. Mientras corren directo hacia mí, alcanzo a agarrar a uno del

rostro y estrellar su cabeza contra el suelo, agrietando las baldosas

mientras estalla su cabeza como una calabaza.

Mi movimiento detiene el avance de los otros dos que sisean como

animales enojados con sus colmillos expuestos.

— Oh, lindos — le digo al sujeto más cercano antes de pararme

velozmente frente a él —, pero los míos son más grandes — comento

mientras despliego mis colmillos como cuchillas y desgarro con ellos su

cuello mientras arranco su cabeza del torso.

1178
Solo queda uno y lo necesito con vida. Necesito saber qué hacen Vampir

en este mundo y que es lo que estaban buscando.

El sujeto me mira fijamente y retrocede — ¿Un real?— pregunta

asustado.

— Veo que aún reconocen a su creador — comento con una sonrisa —

eso lo hará más fácil, ahora dime que hacen en este planeta y que es lo

que buscan aquí — le ordenó.

Pero el vampir no contesta, solo extiende sus manos y a pesar de que no

alcanzo a tocarme, siento que mi cuerpo es empujado fuertemente contra

un muro. ¿Cómo hizo eso?

Su golpe no llegó a herirme, pero estoy seguro de que no me tocó,

aunque sí me enfureció bastante.

— Eso no fue inteligente — le digo al vampiro mientras me acomodo un

hombro y desenfundo mi espada.

Pero el muy cobarde aprovecha nuestra distancia para salir corriendo

mientras sujeta uno de esos cuadrados que tiene a los humanos

hipnotizados y habla por él.

— ¡Ven por mí ahora!— dice desesperado. — Nos atacan— grita en el

cuadrado.

No pienso dejarlo escapar, hay mucho que debe explicar, así que lo sigo

corriendo de tras de él.

El vampir usa las estanterías y trepa al techo por el orificio que aún hay

en él.

Enfundó mi espada y trepó de igual modo. Pero al llegar al techo lo veo

saltar hacia la calle y correr en dirección a una carroza que acelera

velozmente perdiéndose en la carretera.

No sé quiénes eran, pero si buscaban algo aquí volverán de nuevo y los

estaré esperando cuando ocurra. Alcanzó a ver la biblioteca desde el

1179
orificio y está todo desordenado. Los libros están todos en el suelo y

algunos estantes también, y a eso debo sumarlo los dos cadáveres que

allí dejé ensuciando todo con sangre.

Al ver el charco que deja en el suelo recordé la primera reacción de la

humana al estar cerca de ella. Un simple raspón hirió su dedo emitiendo

el aroma más tentador que he probado en toda mi vida, pero lo más

extraño fue que ella al ver esa pequeña gota quedó inconsciente por el

miedo.

No puedo permitir que vea la masacre que acabo de cometer, eso podría

matarla del susto.

Suspiro ante mis tontos pensamientos mientras arremangó mi ropa y

salto al interior de la librería.

Tendré que limpiar todo esto antes de que ella vuelva. Esto es estúpido,

pero lo que le pase a ella parece importarme.

Debo terminar aquí y buscar algún modo de alimentarme, esto debe ser

solo hambre, en cuanto beba sangre ya no me preocuparé por ella.

Es solo otra humana, no soy un perro, no tengo compañera, no necesito

una.

284. Imposible

Darían

Lo que escucho no tiene sentido. Cuando nos aventuramos a este

planeta, solo la bruja y el rey gárgola fueron los únicos en viajar a través

de los portales.

Un real en la tierra no tiene sentido.

Desde la rebelión muy pocas fisuras se han formado y Germán solo ha

percibido un par de grietas en estas últimas décadas. Pero no hemos

podido cosechar nada de ellas.

1180
Y ahora un real viene a quitarnos lo que hemos construido.

No lo permitiremos, sea quien sea, debe morir.

No les debemos nada a ellos.

La grieta debió formarse por su llegada. No es la primera vez que la

incursión es un fracaso. La bruja debe de estar jugando con nosotros,

maldita perra.

Ella fue quien nos trajo para buscar el modo de romper la maldición que

su madre nos dio al quitarnos el sol. Pero supongo que no calculo todas

las variantes al hacerlo.

Sí, no admito que extraño el sol, yo fui uno de los pocos que sobrevivió a

la masacre de Helena, pero nada se compara con el sabor de la sangre

humana, ni con el poder que ella nos brinda.

En su mundo los humanos no son más que corderos, animales de corral

sin poder alguno. No tarde mucho en darme cuenta de que en

comparación con ellos aquí nosotros somos dioses. Nuestra fuerza,

velocidad, fiereza e inteligencia eran mucho mayor a los humanos y

supimos aprovecharnos de eso.

A pesar de ser Vampir convertidos nuestra vida es más larga en este

planeta, la comida no escasea y la sangre nos da más que alimento.

Si bien los humanos no pueden usar sus poderes aquí, su sangre los

transmite igual.

Aunque no todos tienen poderes que realmente sean de utilidad, las

habilidades que pueden desarrollar son realmente singulares y ninguna

se repite a pesar de los siglos que llevamos aquí, telequinesis, campos de

fuerza, control del metal, hipnosis, esas son las mejores que hemos

conseguido sin contar el rastreo de las grietas de portales.

Pero la mayoría de los humanos tiene poderes insignificantes, buen

canto, nunca más dormir, caminar sobre el agua, hacer cálculos

1181
complejos mentalmente, leer mentes y comunicarse con los animales,

esos poderes son casi inútiles y el planeta está lleno de ellos.

Conseguir un buen poder es casi imposible, pero los que conseguimos

fueron cerca de las grietas.

Los portales no solo se abren por la bruja. A veces se crean solos. Es el

destino escogiendo a un humano con un poder singular. Fue así como

cosechamos los que tenemos. Es simple, solo debemos dejar secos a los

humanos que los posean. Bebiendo toda su sangre sin dejar ni una sola

gota, su poder se mantiene en nosotros, aunque ya no nos alimentemos

nuevamente de ellos.

Aquí no necesitamos anfitriones, todos los humanos pueden

alimentarnos. Y salvó por los fastidiosos cazadores, no existe ninguna

especie que compita por el poder.

Eso nos permitió tomar Transilvania y después todo Europa, Asia y con

el tiempo América y África. Todo está bajo nuestro mandato, somos los

que movemos los hilos de este planeta. Los gobernantes humanos

aceptan nuestro poder, no les queda de otra, la última nación que intento

revelarse término recibiendo el impacto de dos bombas nucleares

acabando con su resistencia en solo un parpadeo. Nada pasa sin nuestro

consentimiento. Y a diferencia de Glaukos los humanos tienen una gran

obsesión por crear armas cada vez más letales, atrás quedaron los

tiempos de espadas y flechas. Aquí tenemos pólvora, pistolas,

revólveres, bombas y misiles. Si con nuestro poder pudiésemos regresar

a Glaukos, no cabe duda de que podríamos conquistarlo.

Pero a pesar de todo eso, aún hay dos cosas que nos quitan poder.

Todavía no podemos crear más Vampir nuevos y gracias a los cazadores

de vampiros nuestro número es cada vez menor.

1182
A pesar del poder que podemos cosechar, hay algo que no hemos podido

hacer, no podemos salir a la luz del sol. Esa maldita estrella

incandescente todavía nos afecta generando rayos UV que destruyen

nuestras células. No importa que tengamos puesto de todos modos nos

afecta, incluso de un modo peor que en Glaukos.

Pero la bruja nos trajo porque vio en el futuro a un vampiro caminando a

la luz del sol en este planeta. No creo que sea un error, solo debemos

esperar a que aparezca la sangre que nos permita hacer eso y cuando

ocurra volveremos a Glaukos para diezmar a los malditos Lycans.

— Germán — llamo desde mi lujoso despacho iluminado solo por la

pantalla de la computadora. Germán es uno de los que posee un buen

poder, es mi rastreador de grietas, y el vampir en el que más confío,

después de todo ambos somos los más antiguos del grupo de

colonizadores — Arma un equipo de búsqueda — le ordenó —

atraparemos al real y lo frenaremos para incrementar nuestros números

— le indico, pero él se mueve incómodamente.

— Si tienes algo que decir, hazlo ahora — le ordenó molesto con su

titubeo.

— Darían, no tenemos omegas para crear nuevos vampir — dice.

Ya sé eso, la bruja debió de prever eso porque solo permitió que un

grupo de vampir machos convertidos llegará hasta aquí, de ese modo no

podemos generar omegas, y en este caso tampoco podemos convertirlos.

Pero no buscaremos omegas, convertiremos humanos. Solo espero que

esa patética raza tolere el veneno sin morir.

— No te preocupes por eso, solo tráelo, yo me encargaré del resto, le

indico mientras manipuló el metal de mi anillo.

Al verlo marcharse me pongo a trabajar, tengo una dama de hierro que

forjar.

1183
285. Reproches

Victoria

Mi tía se ha levantado temprano solo para recordarme que debo limpiar

todo el desastre que deje ayer en la librería.

Dormí tan mal que todo me parece un mal sueño, pero ella me recordó lo

del agua y el ajo esparcido en el suelo, así que no pude desayunar, tengo

que ir a limpiar lo que deje.

Mi tío, como siempre no dice nada, solo fija la mirada en el televisor

observando las noticias mientras su esposa se la pasa hablando sola de lo

desagradecida e insolente que resulte ser.

La verdad prefiero salir temprano a limpiar que soportar más de su

parloteo, así que camino hacia la parada del autobús evitando la acera

del bar que se encuentra en la esquina de mi casa.

Nada bueno pasa cuando me cruzo con los que manejan ese lugar,

excompañeros con padres lo suficientemente adinerados como para

ponerles un negocio para que jueguen a trabajar.

Por suerte es temprano y nadie sale a molestar.

Al llegar a la librería ubicada en el centro de la ciudad comercial ingreso

lentamente, no puedo olvidar que un vampiro estuvo aquí hace solo un

par de horas, y no me gustaría ser su desayuno.

Pero al ingresar no veo a nadie, el lugar está impoluto y ordenado,

incluso más de lo habitual, las estanterías brillan casi como nuevas, al

igual que las baldosas del suelo e incluso el orificio en el techo está

tapiado con maderas. Esto es increíble.

Busco entre los estantes al responsable de todo esto, pero no hay nadie.

En parte me alegro por no cruzarme con un monstruo, pero una parte de

mí parece decepcionada al no volver a ver su hermoso rostro.

1184
¿Qué me pasa? Es un hombre hermoso y los lindos son los peores. Ya

debería de saberlo teniendo en cuenta las constantes burlas durante mi

época escolar por parte de los chicos más guapos del lugar.

Al parecer les era divertido confesar su”amor” ante la chica menos

atractiva del salón solo para ver cómo reaccionaba y reírse de ello. Y lo

peor de todo es que no importa cuántas veces hicieran la misma

detestable broma, de todos modos lograban hacerme sonrojar.

No es que me gustarán realmente, pero tener a un chico lindo fingiendo

atracción por una chica como yo me llenaba de vergüenza y al

sonrojarme todos se burlaban de ello.

Hubiese sido lindo que las burlas se quedarán solo en la escuela, con sus

horribles apodos y bromas por parte de las chicas populares y todo eso,

pero estamos en la era del internet y el ciberacoso parece el pasatiempo

favorito de muchos.

No es que tenga muchas redes sociales, pero de todos modos se

encargaron de acosarme por Facebook e Instagram. Incluso crearon

horribles memes con mi cara. Es un alivio que mi tía no use redes o la

tortura nunca hubiese terminado.

Pero eso ya pasó, ya terminé con el secundario y no estoy obligada a

volver a verlos nunca más. Salvo por los idiotas del bar que irónicamente

son los que más me acosaban poniéndome apodos y haciéndome bromas

pesadas. No soy una persona rencorosa, pero a ellos los odio. Siempre

actuaron como si por ser lindos y adinerados el mundo les debiese algo.

No todos tenemos esa suerte, la gente común se esfuerza día a día para

crecer.

Sí, no necesito ver al vampiro, es un parásito por el amor de Dios, y

obviamente está acostumbrado a tener a todos bajo sus pies.

No quiero ser otra de esas personas. Lo mejor es que se haya ido.

1185
La campana de la puerta suena al ingresar mi tía y se sorprende al ver el

orden.

— ¿Ya terminaste?— pregunta disgustada, supongo que quería acosarme

un poco más.

— Si — le contesto sacudiendo mis manos.

Ella revisa cada rincón del lugar e incluso tiene el cinismo de pasar su

dedo por los estantes en busca de polvo, pero no encuentra nada y eso le

molesta, y mi tía molesta es lo peor. Siempre encuentras la forma de

torturarme.

— ¿Y el almacén?— pregunta con una amarga sonrisa llena de malicia.

No, no pienso bajar a ese sótano. Odio los lugares oscuros y cerrados.

— No pienso bajar allí — respondo.

— Pero lo harás igual, sabes que con mi problema del ciático yo no

puedo hacerlo y debemos limpiar todo si queremos encontrar un

comprador para este lugar —

— Yo no quiero un comprador, no quiero venderlo — le digo por

milésima vez en lo que va del año.

— Pues si tanto lo quieres entonces encargaré del almacén — contesta

con una sonrisa.

Es inútil discutir con ella, esa mujer solo tiene veneno en las venas.

Camino hacia el fondo de la librería y habría la puerta que conectar con

el oscuro sótano donde guardamos las cajas de libros sin vender.

Intento prender la luz olvidando que el bombillo se quemó hace mucho y

que no he tenido el coraje para ingresar a cambiarlo. Me giro para salir

del lugar con la escusa perfecta para no tener que entrar, pero detrás de

mí, mi tía me tiende un bombillo con fingida amabilidad.

Yo lo recibo, desinflándome por la desilusión. Y prendo la linterna de mi

celular antes de ingresar bajando las escaleras de una en una con temor.

1186
Odio la oscuridad y mi linterna no alumbra mucho, pero sí ilumina al

sujeto que se encuentra en el interior.

El vampiro no se fue, solo se ocultó aquí y la forma en la que me mira me

pone realmente nerviosa.

286. Oculto

Caspian

¿Por qué tarda tanto en volver? Ya amaneció ¿A qué hora regresa?

No es que quiera verla, pero teniendo en cuenta que protegí, repare y

limpie su lugar, debería esperar su agradecimiento.

Así que espero en la habitación oscura llena de cajas polvorosas. No hay

muebles en este lugar, así que me recuesto sobre las cajas y el polvo

incómoda en la piel de mi espalda. Tuve que deshacerme de mi saco y

camisa, estaban manchados con sangre. No es algo que a mí me moleste,

pero la humana parece muy sensible al respecto.

Pude notar cuando por fin regreso, por el sonido de sus suaves pisadas y

el leve olor a vainilla.

No voy a salir de aquí, no puedo el lugar a fuera, está lleno de ventanas

por dónde ingresa la luz del sol.

Pero el destino está a mi favor porque es ella quien ingresa bajando unas

ruidosas escaleras de madera.

Me preguntó si todas las humanas se verán así de bien al empezar su día.

Su cabello rubio se encuentra recogido en un moño y unos mechones

largos cubren parte de sus ojos en donde se encuentran unas gruesas

1187
gafas cuadradas. Nunca pensé que las gafas serían un accesorio bonito,

pero en ella quedan bien.

Es una pena que, a pesar de su esbelto cuerpo, se vista con esas ropas

sueltas y de colores tristes.

Me preguntó ¿cómo se vería sin ellas?

Puedo notar su mirada al encontrarme en la habitación, siempre me

olvido de la terrible vista que poseen los humanos y en su caso sospecho

que incluso es aún peor, considerando sus lentes.

— ¿Qué estás haciendo aquí?— pregunta, molesta al verme.

— Voy a quedarme aquí — le informo mientras cruzo los brazos sobre

mi torso aún recostado.

— No, no, claro que no debes irte — indica ella con susurros. — Si mi tía

te ve, creerá que yo te invoque. Vete a otro lado.—

— No puedo hacerlo — contesto tratando de ignorar sus quejas — hay

sol a fuera y no puedo salir al sol —

— ¿Lo del sol es verdad? — pregunta casi gritando — ¿Y ahora me lo

dices?—

No la entiendo, casi parece que quiere que muera.

— Como sea, no puedes quedarte, tendré muchos problemas si mi tía te

ve — índica nerviosa

— Ya te he dicho que puedo matarla si es lo que quieres — le repito.

— ¡No!— contesta escandalizada — no quiero que mates a nadie, solo

quiero que te vayas —

— No lo haré — repito — estoy esperando a alguien —

— ¿Qué? ¿A quién? ¿Aquí?— pregunta.

— ¿Siempre haces tantas preguntas?— le pregunto cansado de sus quejas

— Solo ignorarme y sigue con lo tuyo — le indico mientras me levanto y

me dirijo a la escalera.

1188
Pero ella sujeta mi brazo deteniéndose.

— ¿A dónde vas?—

— Me dijiste que me fuera — le repito con ironía mientras siento un calor

extraño donde me toca.

— Pero no ahora, mi tía está arriba y no puede verte — exclama ¿Y

dónde está tu ropa?— pregunta al notar mi torso desnudo con su rostro

tiernamente sonrojado.

— Tuve que deshacerme de ella — le respondo.

— Esto no me puede estar pasando — comenta para ella soltandome—

de todas las criaturas del inframundo tenía que ser un vampiro, maldita

mi suerte —

— ¿No te agradan los vampiros?— le pregunto.

— Prefiero a los hombres lobos — contesta de forma inconciente,

causándome una gran molestia — ¿Qué tienen de especial los malditos

Lycans?— pregunto enojado.

— No tengo por qué contestar a eso — indica alejándose — Un

momento, ¿los Lycans existen?— me pregunta emocionada. Odio hablar

de ellos, pero el brillo de interés en sus ojos me es agradable, es una pena

que no sea por los de mi tipo. Pero puedo usar eso a mi favor.

— Si — le contesto cruzando mis brazos y apoyándome en la pared — te

contaré sobre ellos si me permites quedarme hasta que soluciones

algunas cosas y pueda volver a mi mundo —

— ¿tu mundo?— pregunta abriendo con asombro sus ojos — ¿vienes de

otro mundo?—

— No responderé hasta que me digas que me permites quedarme —

contesto.

1189
Ella parece pensarlo — Hagamos un trato — ofrece — tú puedes

quedarte aquí siempre y cuando no mates a ningún humano y no me

muerdas y a cambio me contarás todo sobre los Lycans —

Malditos Lycans, lo único que me falta es ponerme a hablar de ellos con

otra humana. Pero los vampiros que vinieron anoche estaban buscando

algo y sea lo que sea volverán, necesito respuestas y resguardo del sol.

— Acepto — le digo.

— Bien, la librería cierra a las 9 tú te quedarás aquí hasta que mi tía se

vaya — indica.

— ¿Y qué esperas que haga en todo ese tiempo?— pregunto molesto,

después de todo el sol se oculta a las 7 no quiero estar dos horas de más

encerrado en este polvoriento lugar.

Ella camina hacia una de las cajas y al abrirla saca un libro al azar y me lo

ofrece.

— Puedes leer hasta que sea la hora — contesta y luego comienza a subir

por las escaleras — ha y si rompes el trato te freiré con luz ultravioleta —

me amenaza.

¿Qué es una luz ultravioleta?

La veo cerrar la puerta al salir sin darme la oportunidad de preguntar

mientras leo la portada del libro que me dio. “Orgullo y prejuicio” de

Jane Austen. Será algún libro filosófico, suspiro al ver el lugar, como sea

tal vez lo lea un poco para pasar el tiempo.

«Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesión

de una gran fortuna necesita una esposa.»...

1190
287. Orcos

Deukarion

La bruja y el real se han dirigido a entregar el cadáver. No me agrada la

idea de que el vampiro se tome la libertad de buscar venganza por lo

ocurrido con Nice, pero no quiero dejarla sola, no puedo, ellos me

necesitan. Tanto ella como el bebé son lo más importante para mí.

Así que tendré que organizar todo desde aquí, no dejaré que ella pase

por lo mismo que paso mi madre. Así que me mantendré con ella en

todo momento.

Mis guardias custodian la habitación donde descansa mientras espero

recibir la comitiva de Otis que llega hoy desde el monasterio.

Según sus cartas hay cosas que debe hablar conmigo en persona, además

de traer al unicornio junto a Nice, porque al parecer no le gusta estar en

un establo si ella no está allí.

La sala de tronos está poco concurrida cuando Otis ingresa guiando su

silla de ruedas hacia mi seguido por dos hombres altos y encapuchados,

vestidos con finos ropajes de seda y adornados con oro y plata. No de

quiénes sean, pero no son simples soldados a pesar de sus armas aún en

su poder.

— ¡Deukarion!— dice con emoción Otis mientras se aproxima hacia mí y

yo me agachó para recibir un abrazo corto.

Extrañaba a Otis, pero la presencia de los dos desconocidos me

incomoda apagando el reencuentro.

— Oh — dice Otis al notar mi molestia — ellos son el asunto sobre el que

debemos hablar— Indica Otis — Son los emisarios de Delarium, la

ciudad de los orcos, al otro lado del océano.— comenta Otis mientras los

señala.

1191
— Delarium está muy lejos de Diluvio — comento aún atento a sus

movimientos — ¿A qué se debe semejante viaje?—

Uno de los encapuchados se quita su capa revelando su rostro y sus

extrañas orejas puntiagudas cubiertas en parte por mechones de cabello

negro largo que caen como seda sobre sus hombros.

— Mi nombre es Brión — se presenta el orco de pelo negro azabache, con

una elegante reverencia — y él es mi hermano Lerion — indica

señalando con cortesía al sujeto a su lado que se quita la capucha

revelando a una réplica exacta de Brión solo que su cabello es rubio y sus

ojos azules como los de un vampiro.

Si no fuese por ver qué caminaron bajo el sol para llegar hasta aquí,

tendría mis dudas. Pero su olor no se parece en nada a él de los vampir.

Nunca antes vi un Orco en persona, solo he leído de ellos y sus extrañas

habilidades propias de su elser.

— ¿A qué se debe su inesperada visita?— les pregunto sin simpatía

alguna. Tener a un par de seres elseanos en mi dominio y con mi

compañera embarazada no me causa gracia alguna, sea lo que sea que

quieran, los quiero lejos de aquí

— Estamos en busca de una hembra que al parecer a robado parte de

nuestro elser — responde Brión.

— Ella es una descendiente de humanos — índica Lerion poniéndome

tenso. Si vienen por Nice están jodidos, no dejaré que salgan de aquí con

vida.

— ¿Y eso que tiene que ver con los Lycans? — pregunto tanteando el

terreno.

— La mujer a intentado llegar a nosotros por medio de portales que

nuestra barrera ha podido impedir, pero su insistencia nos preocupa, ella

es un peligro para nuestro pueblo, así que debemos llevarla con nosotros.

1192
¿Portales? ¿No buscan a Nice?

— Sé a quién buscan, contesto, pero la mujer en cuestión está bajo

nuestra custodia dado que ocupa el puesto de Dama de compañía de mi

reina — miento, la bruja no tiene nada de dama, la he visto eructar más

fuerte que un puerco y comer peor que uno. Pero Nice no tomará bien

que no proteja a su amiga.

— Ella es peligrosa, no debería estar cerca de su reina — comenta Lerion

— No creo que eso sea algo en lo que ustedes deban opinar — no me

agrada que vengan a decirme que hacer.

— Usted no entiende ella, solo traerá caos a Glaukos — insiste Lerion.

No tengo tiempo de contestarle porque a sus espaldas se comienza a

abrir un portal por el que surge Kresly. Ella cae bruscamente al suelo y

veo una espada en su vientre.

No tiene sentido, no es cualquier espada, es de mi tío Ezio.

— Disculpen que interrumpa su fiesta, pero necesito ayuda— comenta

quitándole importancia a su herida.

Veo a Otis empujar rápidamente su silla para ayudarla, pero Brion se

interpone en su camino mientras Lerion desenfunda su espada y se

aproxima a ella.

No voy a permitir que amenacen a alguien bajo mi protección y en mi

casa. Así que no dudo en extender mis garras y aproximarme a ellos,

pero no puedo avanzar, los malditos están usando algún campo de

fuerza y eso solo me enfurece más.

— Aléjense de ella— les ordeno mientras mis guardias entran siguiendo

a Eunice listos para atacar.

— Esto no es en contra de los lycans— índica Brío al verse rodeados —

solo queremos a la mujer —

1193
— ¿Qué está sucediendo?— escucho que pregunta Nice desde la entrada.

Ella no debería estar aquí.

Eunice intenta detenerla, pero ella llama a sus tallos y su rostro indica

que no va a tolerar que la aparten.

— ¡Hay una humana!— indica Brion.

Ambos Orcos miran a Nice colocándose en guardia. Casi pareciera que le

temen más a ellas que a 15 lycans furiosos y su Alfa.

— Esa humana es la reina de los lycans — dice Otis — y merece respeto

si valoran su vida —

Nice camina libremente entre mis soldados viendo con una ceja alzada a

los Orcos.

— Háganse a un lado — índica mientras los empuja para llegar a la bruja

atravesando su campo con facilidad y desactivandolo dejándonos a

todos asombrados.

— ¡Otis, está herida! — grita ella en busca de ayuda.

— Estamos aquí para capturarla — enuncia Brion y Nice lo mira furiosa

— ¿Tú le hiciste eso?— pregunta mientras los tallos amenazan con

rodearlo.

— Tranquila reina de espinas, estos tontos no podrían dañarme aunque

quisieran — comenta de forma burlona la bruja.

— ¿Entonces quién fue?— pregunta mientras Otis se agacha y aplica

presión en su herida mientras quita la espada del cuerpo de la bruja.

— Ezio — contesta ella.

Otis la mira de forma incrédula — es imposible, él nunca haría algo así

— comenta el monje.

— Claro que lo hizo del mismo modo que se encargó de matar a tu

hembra destinada— contesta molesta Kresly y dejando a Otis en sock.

— ¿De qué hablas?— pregunta Nice.

1194
La bruja tiene muchas cosas que responder.

1195
288. Mal momento

Kresly

— Entiendo que quieran saber sobre todo lo que ocurrió, pero hay una

persona desangrándome aquí — digo señalando mi abdomen — así que

o me ayudan o le pregunta a mi cadáver — comento.

Nice se arrodilla y saca de su bolsillo su ungüento cubriendo mi herida

con él haciendo que se cierre casi al instante.

— No debería actuar tan rápido — índica asombrado Otis.

— Es otra receta — comenta ella mientras mira furiosa a los Orcos —

¿Qué clase de personas se preocupan por arrestar a alguien que necesita

ayuda médica?— pregunta.

Los sujetos la miran con claro pavor, ella es inmune a sus poderes y eso

los hace presa fácil.

— Este asunto es entre el rey lycans y nosotros — comenta el Orco de

pelo negro.

Nice suelta una carcajada ante eso — No sé qué tan machistas sean en su

pueblo o de donde sea que hayan salido, pero aquí nadie manda a las

mujeres a lavar los platos, no mientras yo lo impida —

Me encanta que Nice esté logrando semejante cambio, después de todo

los lycans son una especie altamente machista y, sin embargo, nadie

refuta su afirmación. Todos han visto de lo que es capas, además su

compañero los mira con promesa de muerte. Realmente doméstico al

Alfa.

— Esta mujer posee algo que nos pertenece — responde el rubio — y

debe devolverlo.—

Ante eso Nice me mira con un claro gesto de ¿Qué les robaste? Pero de

todos modos no se aparta de mí.

1196
— ¿Y qué es lo que supuestamente les quitó?— pregunta cruzando sus

brazos.

— En Glaukos solo los Orcos poseemos elser, pero ella no es un Orco y,

por lo tanto, debe entregarlo.—

— ¿Elser?— pregunta Nice y luego parece recordar nuestra conversación

— ¡Oh! La magia —

— Yo no les quite nada, nací con ella.— aclaro.

— Eso es imposible — dice el rubio—, ni siquiera los Orcos nacen con

elser todos lo tomamos del templo a nuestra mayoría de edad —

— Pues mi madre lo recibió de su compañero y ella nos dio a luz

después — respondo en desacuerdo con sus palabras. Suelo ser

mentirosa, pero cuando digo la verdad me molesta que duden de mis

palabras.

— Eso es imposible, la humana recibió el elser del guardian — susurra el

Orco de pelo negro — él murió.—

— Si — le respondo, al parecer ellos no están enterados de eso.

— Un momento — dice el Orco rubio— ¿Dijiste nos dio a luz? ¿A

cuántos parió?—

Sus palabras me enfurecen, mi madre cometió muchos errores, pero no

voy a permitir que hablen de ella como un animal.

— Si no controlas tu lengua, tú sentirás lo que es parir espinas desde la

punta de tu hombría — le avisa Nice casi tan molesta como yo.

Su amenaza surte efecto porque ellos se alejan.

— Solo queremos saber cuántos hijos tuvieron y si aún se encuentran con

vida— responde el de pelo negro.

— ¿Y eso a ustedes porque les importa?— pregunto.

— Tú no lo entiendes, utilizas nuestro poder sin preparación alguna, te

mezclas con gente de otras especies, todo esto es un gran riesgo para

1197
Glaukos, El elser de tu padre era el más puro y poderoso de todos, si sus

herederos lo recibieron podrían correr el riesgo de cometer graves

errores —

— ¿Qué clase de errores?— pregunto nerviosa.

— Un error como compartir tu sangre con otras criaturas — contesta el

rubio. — ¿Lo has hecho?—

Por su tono de voz me parece que no debería decirles la verdad, si creo

que prefiero mentirle.

— ¡Claro que no hice algo así!

— ¿Qué es todo esto?— escucho a un Lycans rubio preguntar mientras

ingresa al salón seguido por una Gárgola. Oh, si recuerdo sus futuros, es

el Beta y su compañera, aunque detrás de ellos, William y su compañera

ingresan tomados de la mano.

Carajo, ya saben lo de sus compañeras. Los Orcos clavan su mirada

directamente sobre William, creo que pueden percibir el elser en él.

Maldita sea mi suerte ¿Hay alguien más que quiera venir justo ahora?

Solo falta el DJ y hacemos una fiesta, aunque por como me miran los

Orcos creo que ellos están más inclinados a festejar un sepelio con mi

cadáver que una fiesta.

— Bueno, puede que haya alimentado a un par de vampiros — contesto

riendo por los nervios.

— ¿Solo vampiros?— pregunta el de pelo negro.

Bien, esto será difícil de explicar.

— Y el rey de las gárgolas acaba de robar parte de mi sangre — comento.

— Esto es peor de lo que esperaba — comenta el Orco rubio—Además

de ti ¿Quién más tiene elser?—

— Tres Vampir y el rey Uriel — contesto

— ¿Y de las crías que nacieron contigo?—

1198
— Mis hermanas están bajo el poder del rey Uriel — respondo

sintiéndome nuevamente ansiosa.— son sus prisioneras —

— ¿Cuántas?— repite el rubio cada vez con menos paciencia.

— Somos tres en total, pero ellas están cautivas y será difícil llegar a

donde están — indico —, pero estoy dispuesta a entregar todo mi elser si

con eso me ayudan a rescatarlas —

— ¡Kresly!— se queja Nice — no los conoces, no puedes confiar en

ellos.—

— No les diré dónde están, solo necesito que nos ayuden a detener a

Uriel y su grupo de fanáticos — digo señalando la espada de Ezio en el

suelo, ellos ya vienen —

Al decir eso un fuerte relámpago se escucha retumbar en el cielo.

Mi piel se eriza de miedo, ellos ya están aquí.

1199
289. Bajo ataque

Nice

Los truenos retumban en el lugar y el temor en el rostro de Kresly me

pone realmente nerviosa. Ella no reaccionaria a algo así por nada. No

entiendo cómo terminó así y ¿Dónde está Caspian? ¿Que no se fueron

juntos?

Por lo menos la herida de sí vientre no era mortal y el ungüento se

encargó de eso, aunque veo su brazo torpemente vendado y al sujetarlo y

descubrirlo veo un corte profundo en su muñeca.

— ¿Esto también lo hizo Ezio? — Pregunto y la veo negar mientras los

soldados se agrupan para hacerle frente al ataque.

No puedo creer que Ezio sea un traidor, debe de ser muy bueno para no

ser detectados por el oído de los lycans y su habilidad de diferenciar

mentiras.

Veo a Otis en su silla de ruedas, todavía con el rostro blanco por las

declaraciones de Kresly. Al parecer todavía no puede caer en lo que ha

escuchado, lo entiendo, nadie esperaba algo así.

Saber que las gárgolas están aquí me pone nerviosa, por algún motivo mi

pecho duele recordando la puñalada que Uriel me hizo.

Deukarion se aproxima a mí mientras los tipos que amenazaban a Kresly

con orejas de elfos se apartan mirándose de forma nerviosa.

— No, fue Uriel— contesta ella mientras esconde su rostro.

— ¿El maldito pajarraco te hizo eso? ¿Por qué no lo detuviste?—

pregunto furiosa. No puedo entender por qué permitió algo así.

Veo a Canis correr entre los soldados hacia Deukarion.

— Está todo listo — índica.

— Bien, ya saben que hacer— contesta.

1200
— Alguien puede explicarme que ocurre — exige Arcan acercándose

desde la multitud de soldados.

La alegría que siento al verlo sano y salvo, me hace correr hacia él y

abrazarlo.

Arcan responde a mi abrazo, pero siento una mano sujetando mi hombro

y apartándome.

Me molesta que Deukarion sea tan pesado con estas cosas. No es que

vaya a quererlo menos por tener amigos.

Pero al ver de quién es la mano me tenso. Es una gárgola, una mujer y

claramente no está feliz con mi abrazo. Al observar su hombro puedo ver

el porqué.

— No lo toques — me dice pinchándome con sus garras —

Eso no le agrado a los soldados que comenzaron a dirigir sus espadas a

ella mientras Deukarion gruñe por lo bajo a modo de advertencia.

— Tranquilos — les digo intentando calmarlos — No te preocupes, no

me interesa tu marido, el mío es más grande — le digo guiñando un ojo y

señalando a Deukarion a mi espalda.— Mi nombre es Nice— digo

intentando suavizar lo ocurrido — No entiendo cómo es que terminaron

juntos, pero siempre y cuando no tengas malas intenciones con mi gente

nadie te dañará — índico dejando la advertencia en el aire para los

soldados que aún la miran con desconfianza.

— ¿Tu gente?— pregunta ella soltándome — ¿Qué gente? Tú eres

humana — dice sin comprender nada.

— Ella es más que eso — contesta Arcan— es nuestra reina —

— Pero es un monstruo — contesta confundida la gárgola viéndome con

miedo.

A Deukarion no le hace nada de gracia su comentario. De hecho, se tensó

mientras gruñe.

1201
— Auch, eso suena feo — comento —, pero debo admitir que si se meten

con los míos no tendré problemas en ser tan monstruosa como algunos

creen — le digo con una sonrisa.

Mis palabras no parecen calmarla mucho, pero no sería la primera en

creerme un monstruo, considerando todo lo que Deu hizo. Con el tiempo

eso puede cambiar.

— Tenemos que hablar— le dice William a Kresly claramente molesto

mientras le muestra su mano sujeta sin guante a la mano de Melisa.

Wow, eso sí que no me lo esperaba.

Hoy es el día de las sorpresas.

— Ahora, no contesta, me alegra que encontraras a tu compañera, pero

en este momento necesito a Sergan, ve por él — le dice y a pesar de la

molestia de William, él le obedece. — Y dile a Iván que deje de revolcarse

con su compañera y traiga su trasero para aquí —

¿Qué Iván qué?

— ¿En qué momento paso todo eso?— pregunto asombrada. Arcan

emparejado con una Gárgola, William y Melisa. Y creo tener sospechas

de quién es la compañera de Iván. No entiendo cómo es que Melisa es

inmune a William, pero me alegro por ello.

Solo falta Caspian ¿Dónde está?

— ¿Qué paso con Caspian? — le pregunto a Kresly.

— Está en el mundo humano — contesta quitándole importancia

— ¿Qué?— pregunto sorprendida.

— Tranquila, créeme está mejor allá, por ahora, debe estar oliendo flores

de vainilla —

¿Flores de vainilla? No entiendo nada.

Los elfos se aproximan a Kresly y yo me interpongo entre ellos. No me

agradan.

1202
— Tienes que abrir un portal a nuestro reino — le ordena el rubio sin

amabilidad alguna.

— Estamos a punto de empezar una guerra contra un grupo de fanáticos

asesinos que logro infectar a cada especie de este continente y ¿ustedes

quieren huir?— pregunta ella — ahora entiendo por qué mi padre eligió

a Helena antes que a ustedes— dice molesta ella.

— Lo que ocurre aquí no es nuestro problema — indica el elfo de pelo

negro.

— Lo será si ganan, ellos ya saben cómo sacarnos el elser ¿Qué crees que

harán cuando quieran más?— indica molesta la bruja.

Ante eso los elfos se miran fijamente, casi como si estuviesen

comunicándose entre ellos sin hablar.

— Bien, ayudaremos a derrocar al rey gárgola, pero tú debes entregar tu

elser después de eso — indica el morocho.

— No entregaré nada— dice Kresly — de todos modos si ellos ganan no

habrá reino de los Orcos al cual regresar— indica con arrogancia — si

quieren irse sin ayudar háganlo, pero yo tampoco seré de ayuda —

¿Orcos? ¿Así se ven los Orcos? ¿Que no eran cosas monstruosas y feas?

Este lugar nunca deja de sorprenderme.

1203
290. Listos

Deukarion

Canis me informa de la primera avanzada de las Gárgolas.

Bien espero que les guste nuestro recibimiento.

No me quedé en Diluvio por nada, no me alié con los vampir para nada.

Pero lo que arme solo lo sabemos Eunice, Canis y su compañera, ella

sirvió de unión entre nosotros y los vampir y es por ello que las gárgolas

se van a llevar una linda sorpresa cuando comiencen a sobrevolar el

bosque.

Me alistó rápidamente con mi armadura y tomo mi arma en el salón

continuo a la sala de tronos. Mientras Arcan ingresa y baja la cabeza al

verme. No necesito una reverencia, es un amigo y lo creí muerto, así que

chocó mi hombro con el suyo mientras sujeto su mano. — Me alegro de

que estés vivo — le digo.

— Lo mismo digo — contesta — sé que no es el momento, pero mi

compañera —

— Nadie le hará daño — comento entendiendo su miedo —, pero su

gente es otro cantar.—

— Lo sé, ellos tienen a cientos de hembras prisioneras Deu, y creo que se

debe a qué son compañeras de otras especies, no podemos acabar con

todos ellos, hay inocentes en el medio —

— No pienso acabar con todos ellos, solo con el grupo que controla toda

la matanza encubierta y con. El desgraciado de Uriel —

— Entiendo, yo lo vi, vi cuando apuñaló a Nice — sus palabras me

llenan de ira — lamento no haber podido protegerla — comenta con

vergüenza.

Está todo listo, hoy voy a desmembrar pieza por pieza al maldito de

Uriel. El infeliz rogará la muerte cuando lo tenga en frente.

1204
Mis hombres custodian a la bruja y a Nice que se encuentran junto a la

Albus Melisa y a Otis.

La bruja se aparta para hablar con los tres Vampir con poderes. No guno

de ellos parece contento, pero el sujeto que lanza fuego sale directo hacia

el poblado Vampir al parecer piensa proteger el lugar y al ver a la

Omega que se despide de él con un beso, entiendo el porqué.

Al acercarme a Nice veo que lleva una espada en su cintura.

— No necesitas eso— le digo señalando la espada y la veo suspirar

molesta.

— Creí que fui clara con respecto al machismo — indica ella claramente

furiosa.

— Y lo entendí a la perfección, por eso te necesito aquí evaluaremos a

todas las hembras y niños del pueblo, estarán más seguros aquí, pero tú

tendrás que protegerlos — le indico

— Esto suena a una escusa para apartarme de la pelea — se queja ella.

— Las Gárgolas atacarán las construcciones con rocas, este es el lugar

que tiene más posibilidades a resistir, pero de todos modos necesito que

tus tallos refuercen todo para evitar que el techo colapse, necesito tu

ayuda — le digo mirando a sus ojos, ella no parece muy convencida,

pero de todos modos asiente

— Pero me encargaré de cualquier emplumado que logré ingresar al

palacio — me advierte tercamente.

Espero que eso no pase, no si mis planes resultan como deben.

A pesar de que no quiero apartarme de ella, confío en que estará bien,

tengo que hacerlo, somos un equipo si quiero que ella cuenta conmigo y

tenga confianza en mí debo hacer lo mismo por ella. Aunque no me es

fácil, sinceramente prefiero agarrarla y encerrarnos en el rincón más

1205
lejano del mundo para que nada le ocurra. Pero soy el Alfa, y no

abandonaré a mi pueblo.

Todavía no puedo creer que Ezio sea un traidor, nunca dude de él, a

pesar de sus salidas constantes a patrullar nunca hizo nada sospechoso.

Pero si la bruja tiene razón, lo que hizo es imperdonable, él fue quien le

quitó la posibilidad de una compañera a Otis, el único motivo por el que

sigue con vida es porque no se emparejaron antes de eso.

No sé a cuántos humanos mato en Diluvio, pero me encargaré de que

confiese sus crímenes y después se lo entregaré a Otis para que imparta

el castigo que prefiera.

Al salir del palacio veo a las tropas listas y las catapultas preparadas en

las zonas colindantes con el bosque.

Los pajarracos no volarán por mucho tiempo, esa es su ventaja y se la

quitaremos.

— ¿Otis trajo lo que le solicite?— le pregunto a Canis.

— Sí, el unicornio se encuentra en el establo más cercano al palacio y las

flechas ya están preparadas y repartidas. Bien, usaremos la técnica de

Nice con ellos.

Las nubes parecen oscurecerse en la noche joven mientras a lo lejos se ve

una gran mancha en el cielo, son ellos y son Miles. Los rayos parecen

surgir desde su centro y eso me da mala espina, pero de todos modos no

daré marcha a atrás.

— Da la orden a los Vampir — le indico a Canis. Él posee a su Halcón

sobre su brazo listo para llevar un mensaje directo a su compañera.

Casandra resultó de gran utilidad y el hecho de ser mujer no fue un

impedimento en ningún momento, todo lo contrario al parecer las

hembras tienen más facilidad de coordinar más de una tarea a la vez,

algo que es casi imposible para nosotros.

1206
Canis suelta al halcón que surca rápidamente el cielo por lo bajo entre los

árboles directo al poblado Vampir.

Las primeras gárgolas comienzan a sobrevolar el bosque donde se

encuentran los Vampir ocultos. No debieron venir de noche, algo debió

apresurarnos de más, pero eso nos da la ventaja, escucho el ruido de las

catapultas que se encuentran ocultas en el bosque, pero no son rocas lo

que impulsan, sino Vampir que saltan en el aire sujetándose a las

gárgolas y rompiendo sus alas haciéndolos caer. Hoy los Vampir tendrán

una buena cena. Y el ataque surge mejor efecto cuando el vampir de

fuego comienza a lanzar bolas de fuego que impactan contra las gárgolas

derribándolas una por una.

Casandra fue quien propuso ese ataque sorpresa, y veo la ironía en ello,

considerando que eran las gárgolas quienes se divertían elevando a los

Vampir hacia la luz del sol. Ahora son ellos quienes los derriban directo

al oscuro bosque.

Pero eso es solo el primero avanzada, aún queda mucho por hacer. No

dejaré que Diluvio caiga como Nosferatus.

1207
291. Atravez del portal

Sergan

No me interesa cumplir la orden de la bruja, no me interesa encontrar a

mí supuesta compañera, no me interesa la guerra contra las gárgolas. No

me interesa nada.

Nunca tuve un objetivo real en mi vida, a diferencia de Iván que quería

escapar para volver con su madre o de William que solo parecía querer

venganza, yo no quería nada en particular.

Era un huérfano de Nosferatus, viviendo en las calles cuando me

reclutaron para ir al castillo. No puse resistencia alguna, ellos me

garantizaron comida y un techo, eso era mejor que vivir en las calles. Y

aunque la realidad fue otra, no me importo.

Entendía que las cosas podrían ser peor y que debía de agradecer por las

cosas buenas que pasaban en mi vida por más pequeñas que fuesen.

Sentía una gran pena por Iván, él parecía sufrir por la perdida de su

madre, pero también sentía pena por William, él parecía sufrir por el

odio de su padre.

Yo no cargaba con ese peso. Mis padres fallecieron cuando apenas era un

niño, ni siquiera sé el motivo, solo sé que siempre estuve por mi cuenta,

tratando de sobrevivir día a día.

Nadie me extrañaría si yo moría, pero eso parecía diferente para Iván, él

tenía alguien buscándolo a fuera, o por lo menos esa era su esperanza.

Yo no podía quejarme, incluso encerrado y fingiendo ser el real, estaba

en mejores condiciones que en las calles, comida todos los días, cobijas,

amigos, y todo en el mismo lugar. Claro que estaba dispuesto a

disfrutarlo después de todo, nunca sabíamos cuál sería nuestro último

día. Muchos perecieron, alguien quería muerto al verdadero real y eso

1208
causaba la muerte de muchos de nosotros, cada día era como un juego de

cartas, nunca sabías que te podía tocar.

Pero la suerte parece brillar al final del pasillo. En algún punto, ya no

seremos de utilidad para él. No quería eso, no quería regresar a las calles.

Pero eso no ocurrió, justo cuando temí aquel final las Gárgolas nos

capturaron.

Debí de ser la criatura más patética de Glaukos porque a pesar de sus

torturas y el encierro prefería eso a estar de nuevo solo en las calles, aquí

por lo menos tenía a Iván y a William.

Era un idiota, pero la maldición de la bruja me ayudó a ver la verdad.

Aunque no lo quisiera admitir, siempre estuve solo, nací solo, crecí y

sobreviví solo y aunque alguien me acompañe a lo largo de la vida

terminará muriendo solo. Todos lo hacemos, todos cruzamos esa puerta

en completa soledad.

Comprender eso me permitió alejarme de mis miedos, pude soltar la

carga que siempre me preocupaba de ser notado, de ser querido, de

demostrar mi existencia.

Mi corazón se volvió tan frío como el hielo que se forma entre mis dedos.

No necesito una compañera, no necesito perder mi maldición, estoy bien

como estoy. Solo.

Y aun así me encuentro atravesando un portal, dejando a la bruja con

William mientras termino en las montañas de las gárgolas en busca de

otra bruja, que se supone es mi compañera.

Solo cumplo con esta moción porque el poder dea bruja me obliga a ello.

Y al llegar los problemas no tardan en aparecer. Debo escalar una de las

montañas más altas de la inmensa cordillera de Argos, Saeta no es un

lugar para cualquiera, ni siquiera las gárgolas merodean allí, por el

temor a que el frío congelé sus alas en pleno vuelo. Pero no aparecí muy

1209
cerca de Saeta y dónde estoy rodeado de Nagas que parecen buscar

alimento en las salientes de la montaña.

Malditas bestias, mi única ventaja es que son ciegas, pero mi gran

desventaja es que son dos y al parecer están su nido, posee huevos, eso

las vuelve altamente violentas y yo estoy entre ellas.

Puedo intentar escapar de una de ellas si soy lo suficientemente sigiloso,

pero la otra podrá detectarme en el proceso.

Esto es una molestia, pero no es algo que realmente me preocupe solo me

preparo al mínimo movimientos el hielo bajo mis pies cruje alertando a

ambas Nagas que se mueven velozmente para atacarme alcanzo a

esquivar la cabeza de una de ellas que se dirigen directo a mi localización

termina desmoronando parte de la montaña con su fuerte golpe, y

aunque esa bestia no alcanzo a golpearme la otra si logra herirme

sujetando uno de mis hombros al perforarlo con uno de sus colmillos

mientras levanta nuevamente su cabeza y la mueve en el aire a Miles de

metros del suelo bajo la montaña mientras su fuerte siseo hace eco en el

desolado lugar.

Pero su ataque victorioso fue su perdición porque mis manos sujetan la

cabeza congelándola por completo mientras el hielo se extiende a lo

largo de todo su inmenso cuerpo, matándola.

Con un fuerte golpe logro romper su cráneo y convertir toda su cabeza

congelada en fragmentos congelados, soltándome de su agarre mientras

salto y me sujeto de algunas estalactitas de grueso hielo que se

encuentran en una sección más alta de la montaña.

Bien, un problema menos, ahora debo buscar a mi problema mayor, una

bruja llamada Lesly.

1210
Por lo menos puedo apreciar el silencio del paisaje hasta que llegue a la

cima de la montaña Saeta, porque conociendo a su hermana, de seguro,

es terriblemente escandalosa y ruidosa.

1211
292. Revancha vampir

Casandra

A diferencia de la caída de Nosferatus aquí si puedo ayudar de verdad,

ya nadie me ignora por ser mujer y eso ha dado frutos. No necesito que

otro Vampir repita mis palabras para que sean tomadas en cuenta,

estables es mi vos quien guía a los rebeldes y todos buscamos lo mismo,

hacer caer a las engreídas gárgolas.

Esos malditos plumíferos siempre se comportaron como si fueran los

dueños del destino, los malditos iluminados que tenían por destino

acabar con nosotros solo por no gustarle lo que somos.

A diferencia de su ataque a Nosferatus aquí todos estamos preparados y

esperando, así que al recibir las órdenes gracias al mensaje que me dio

Manta, empieza la operación.

— Preparen las catapultas — ordeno a viva voz y veo como los Vampir

más hábiles ocupan su lugar esperando ser lanzados hacia el enemigo. Es

una apuesta arriesgada, debemos apuntar al punto dónde las gárgolas

van a llegar antes de que ocurra y lanzar a los soldados, si los lanzamos

antes será en vano y si lo hacemos después también, además de que eso

delataría nuestra posición.

— A mi señal — indico mientras escaló uno de los árboles intentando ver

lo mejor posible. Al hacerlo me espanto, nunca vi a tantos emplumados

juntos, son muchos, incluso más que los que atacaron nuestro reino.

Esta no será una batalla fácil, pero no puedo dudar, es ahora o nunca así

que soy la orden y veo a los Vampir surgir de entre la copa de los árboles

y alcanzar a los primeros emplumados de las filas de avance

derribándolas. Eso alerto a las siguientes filas que enviaron centinelas a

nuestra posición, veo a los hombres preparar las catapultas nuevamente

mientras doy la señal al equipo terrestre, ellos ya saben qué hacer, deben

1212
eliminar a los centinelas. No por nada nos establecimos en el poblado de

los gnomos, este lugar está repleto de pasadizos y conexiones entre los

árboles, pasillos, puentes y estructuras desde las cuales los soldados

esperan con sus arcos cargados.

Sus flechas brillan empapadas en veneno de unicornio y tensan sus arcos

listos para disparar, los centinelas poseen amplias armaduras metálicas

lo que deja muy pocas aberturas dónde poder atacarlos, solo se puede

acceder a ellos en las articulaciones de sus hombros y rodillas y en una

pequeña porción de su cuello. El tiro no es sencillo, pero la capacidad

visual y velocidad que poseemos como Vampir nos dan la ventaja, al

disparar las flechas varias alcanzan su objetivo.

Los heridos arrancan las flechas de sus heridas sin siquiera sospechar de

que ya están muertos. El veneno de unicornio no tarda en hacer efecto y

la mayoría de los centinelas caen muertos en cuestión de segundos.

Al notar esto, los centinelas rezagados intentan huir de nuestro

enfrentamiento y recuperar el poder necesario para vencernos al unirse a

sus tropas. Pero no llegan muy lejos porque las flechas los alcanzan

derribándolos.

Aunque esto parezca una victoria, sé que no lo es, no todavía la inmensa

cantidad de gárgolas que vuela hacia aquí es abrumadora, nunca espere

que fueran tantos. Solo espero que el plan del Alfa lycans funcione y que

Canis se encuentre bien.

Al notar que el ejército completo se aproxima veo una nove negra

formarse adelante de ellos y moverse directo hacia nuestras cabezas.

Maldición, no es una nube, son lanzas.

— ¡Cúbranse todos! — alcanzo a gritar mientras comienzo a saltar de

rama en rama esquivando lanzas que se clavan en el árbol donde estoy y

en las que me rodean, una de esas lanzas alcanza a herir uno de mis

1213
brazos, pero no tengo tiempo de revisar mi herida porque los proyectiles

continúan cayendo. Puedo escuchar el grito agonizante de muchos

Vampir que no logran escapar de ellas. Si no me muevo rápida yo seré

otro más.

Pero en el momento en que creí que ya no tendría escapatoria, una gran

llamarada vuelve cenizas a todas las lanzas.

Iván ya está aquí. Ese Vampir siempre me dio miedo. Algo no parece

bien en su cabeza.

— ¿Te encuentras bien?— lo escucho preguntarme desde una rama de

árbol mientras aún envía una ráfaga abrazadora hacia el cielo.

Me sorprende que pregunte algo así y al verlo mi sorpresa es aún mayor,

su rostro se ve diferente, casi parece normal.

— Sí — alcanzo a responder mientras me pongo de pie y salto del árbol

para reagrupar a los soldados. El fuego solo le deja dos opciones para

avanzar o subir e intentar no ser tocado por las llamas que se mueven de

forma salvaje o bajar y perder su ventaja del vuelo.

Un batallón de gárgolas escoge subir sin saber que las llamas pueden

subir junto con ellos y quemarlos en pleno vuelo. Cuerpos carbonizados

de gárgolas caen al suelo por doquier.

— Estén listos — les grito mientras desenfundo mi espada solo les queda

un lugar por donde intentar ingresar y los estaremos esperando cuando

lo hagan.

Las primeras gárgolas en intentar pasar por lo bajo no tardaron en ser

masacradas. Los Vampir somos hábiles con la espada y los soldados lo

son más aún, Caspian se encargó de entrenarlos brutalmente junto a

William y eso dio sus frutos. El bosque es una maraña de cuchillas letales

descuartizando a cada gárgola que se atreve a entrar.

1214
Incluso las hembras Vampir que no se interesaron en aprender esgrima

colabora. Saltando sobre las gárgolas y drenando su sangre. Ver eso me

da asco, después de probar la sangre de Canis todas las demás saben a

mierda.

Pero no me quejo, esto funciona, podemos ganar y eso me hace sonreír

mientras apuñalo a una gárgola en semi vuelo lanzando mi espada. Si

esta vez será diferente. Me digo con esperanza, pero en ese momento veo

un gran rayo de tormenta golpear el pecho de Iván mandando su cuerpo

impulsado hacia atrás.

El cielo perdió su barrera y al disiparse las llamas veo al rey gárgola

volar sobre nuestras cabezas con una sonrisa arrogante y rayos de

energía surgiendo de sus manos.

No debí tener tantas esperanzas...

1215
293. Ira y rayos

Uriel

Los idiotas de la logia me tienen cansado, ya no los soporto y con mi

nuevo poder tal vez ya no deba hacerlo.

El hecho de que mi padre estableciera una alianza para acabar con la

humana Helena y con los descendientes de Selene, no significa que yo

quiera seguir con ello.

No del mismo lento e inútil modo. Tener infiltrados en cada comunidad

de este continente para acabar con todo humano que llegara aquí, ya es

un método arcaico.

Con el poder que corre en mis venas puedo acabar con cada uno de mis

obstáculos.

Así que ya no tengo por qué tolerar a ese grupo de entrometidos, y

mucho menos al representante de los Lycans, ese invisible siempre tomo

el objetivo de la logia como forma de vida. Nada lo detuvo, es un

demente y no confío en los dementes.

No confío en nadie.

La última vez que lo hice lo perdí todo.

Solo quiero librar a Glaukos de los humanos, no quiero que otra persona

termine siendo la víctima de ellos.

Helena no solo me maldijo, ella no solo me obligó a matar de forma

sangrienta a mis hermanos y a mi padre, ella hizo más que eso. Pero por

algún motivo no logro recordar que fue. Cuando ella y sus dos hijas

irrumpieron en Glaukos después de la matanza en busca de los

miembros de la logia, nuestra pelea se volvió feroz.

Ella me mintió, no pensaba darme a Kresly, incluso admitió que ya no

estaba en este mundo.

1216
La ira de perderla fue la que me permitió acabar con Helena a pesar de

su gran poder y de la ayuda de las hermanas de mi Agapornis.

Pero al atravesar a la mujer con mi espada y sentir como su sangre roja

salpicó incluso mi rostro, ella solo sonreía mientras hablaba. Pero no sé

qué fue lo que me dijo, por más que lo escuché a la perfección, mi mente

parece no poder entender lo que me dijo.

Solo sé que en ese momento todas las ideas descabelladas de la logia

cobraban sentido. Y es por eso que tome el mando. Al ver a Kresly ya no

veía a una simple hembra, por más que temblará y llorará, ella era mi

enemiga, a igual que sus hermanas.

Mantenerla encerrada fue fácil, aunque todavía tenía esa enfermiza

necesidad de verla, aunque temblará ante mí, aunque suplicara en vano,

aunque no creía en nada de lo que me dijese.

Solo necesitaba verla. Ella parecía tan convencida de poder arreglar los

errores de su madre que casi era divertido y yo accedí a ello siempre y

cuando revelará cuál sería la ubicación de la siguiente grieta por dónde

ingresarla otro humano.

Eso me permitió mantener a la logia alejada de ella.

Pero el intercambio solo fue un gran dolor de cabeza, según Kresly los

Vampir eran seres bondadosos que se merecían seguir existiendo y para

ello quería crear un poblado de Vampir en su planeta.

Era una pésima idea para mí, pero era una oportunidad para conocer a

los monstruos humanos en su propia tierra, así que accedí siempre y

cuando yo estuviese siempre a su lado.

El grupo seleccionado fue solo de 5 Vampir convertidos, todos ellos

machos. Kresly temía que al prosperar en la tierra y tener la oportunidad

de reproducirse generarán una matanza de sus seres, dado que, según

ella allí, los humanos eran seres inofensivos sin poder alguno.

1217
Eso me fue realmente difícil de creer hasta que lo vi con mis propios ojos.

Darían el vampir a cargo del grupo, tenía un resentimiento

excesivamente grande hacia Kresly, después de todo fue su madre la que

le quitó la posibilidad de vivir durante el día.

Pero ella creía en sus visiones, algún Vampir caminaría bajo el sol gracias

a esta expedición.

Según la bruja, eso podría pasar en un par de días o siglos. Ese detalle

me enfureció mucho, no le daba quedarme a vivir siglos en ese inmundo

lugar rodeado de asquerosos Vampir y una mujer temblorosa que

buscaba cualquier escusa para mantenerse lejos de mí.

Esas escusas fueron las que me llevaron a salvarla. Dado que un grupo

de personas del poblado más cercano de humanos la consideraba una

mujer profana y por ello intentaron quemarla viva raptándola del

asentamiento.

No necesito protegerla, pero nadie me podía quitar el derecho de acabar

con su vida, es por eso que la salve y acabe con todos los vamos de esa

aldea.

Pero todo era una trampa, los Vampir fueron los que convencieron a la

gente de que Kresly era una bruja y utilizaron esa distracción para

escapar de nosotros adentrándose en las tierras de Transilvania dónde

comenzaron a alimentarse de humanos.

A diferencia de lo que podría pasar en Glaukos aquí los Vampir

obtuvieron poderes al tomar de esa sangre color roja. Ni la bruja, ni yo

estuvimos en condiciones de pelear contra Darían y sus hombres.

Es por eso que tuve que obligarla a regresar a Glaukos abriendo un

portal en Argos dónde decidí encerrarla con otros Vampir solo para que

no piense que la rescate por cariño y amor. Eso es imposible, yo no siento

1218
esas cosas por ella, no las siento por nadie, nadie merece eso de mí, nadie

puede ganarse algo así, y mucho menos ella.

Tal vez al dejarla con los idiotas que cubrían la verdadera ubicación del

real podría enseñarle quién manda.

Pero la bruja se aprovechó de eso y los doto de poderes ayudándolos a

escapar.

Al encontrar la cárcel vacía no tardó en ir a buscarla. Los Vampir no me

importaron, pero ella, tenía demasiado valor para dejar ir.

Y ahora está nuevamente en Diluvio, pero no por mucho tiempo, si

destruí Nosferatus para recuperarla estando herido, ahora no hay forma

de que no la capture, y menos considerando todo el poder que si sangre

es capaz de darme.

Espera Kresly, voy por ti.

1219
294. Pruebas

Arcan

La batalla ya empezó, debería estar con Deukarion y mis hombres, pero

los Vampir serán los primeros en enfrentarlos.

Todavía no puedo creer que Deukarion se aliara a ellos. Pero al parecer

en este mundo nada es como creíamos. Melisa alcanzó a explicarme lo

esencial.

Los Vampir don hijos de Selene, sí, Selene, nuestra diosa adorada que al

parecer era una humana. Pero lo más loco es que son descendientes de

ella y un Omega.

Son híbridos creados a partir de nuestra estirpe. Eso explica alguna de

sus estructuras óseas que siempre me resultaron familiares al estudiar a

mis especímenes.

Pero la cosa no termina allí, Eunice tiene a Rael prisionero, el maldito

sigue con vida y me alegro por ello, ese idiota tiene muchas cosas que

explicar. Es por eso que llevo a Laura por los pasillos de Diluvio hacia las

celdas.

Pero antes de eso me detengo en mi recinto, en la sala donde guardo mis

objetos más raros recolectados. La lanza que mato al hermano de Laura

está allí, y sigue viéndose tan mortal como siempre.

Laura la reconoce al instante cubriendo su boca al verla por la tristeza y

angustia que le genera.

Esto le confirma todo lo que le dije, yo no mate a su hermano. Fue Rael

así que tomo la lanza en mis manos sintiendo su extraño peso mientras

nos dirigimos a su celda.

Estoy más que furioso, ese descerebrado le ha causado un daño

irreparable a mí, Laura. No puedo devolverle a su hermano, pero sí

puedo darle la venganza que ello implica.

1220
Las celdas que antes albergan a los vampir ahora están vacías, esto es un

gran cambio para Diluvio, es increíble lo que una mujer puede cambiar

en un hombre, y Nice ha cambiado todo por aquí.

Así como Laura lo cambia todo para mí.

Al llegar a la celda alcanzó a ver un bulto en una esquina, meciéndose,

rayos, Eunice, sí que se tomó el tiempo con este. Espero que todavía sirva

para algo.

Al abrir la puerta e ingresar a la apestosa celda, el imbécil sé dé vuelta

mirando fijamente el suelo mientras baja su cabeza.

— Buenas noches, mi señor — responde lleno de pavor. Si

definitivamente Eunice se encargó de él. No hay ningún prisionero que

no terminara de ese modo cuando cae en sus manos, bueno a excepción

de los que se le mueren antes de tiempo.

— ¿Qué es esto?— pregunta Laura al verlo sin disimular su dolor.

Entiendo él porque, le han arrancado ambas alas de su espalda, eso de

seguro dolió agónicamente.

Real levanta su vista al escuchar a Laura y se dan cuenta de que se refiere

a sus alas cercenadas.

— Oh, eso no es nada, no las necesito en este lugar— contesta

enfermizamente — mi señor Eunice me enseñó que las aves enjauladas

no vuelan — contesta mientras se ríe.

Está peor de lo que creí.

— ¿Nos reconoces idiota?— le pregunto molesto.

Él se pone lentamente de pie mirándome a mí y luego a ella.

— Sí, señor Arcan, lo reconozco, al parecer la sacerdotisa no pudo

terminar con sus deberes — comenta mirando a Laura con una extraña

sonrisa — oh, pero tranquilo, no se enfade por favor, me alegro de que

continúe con vida —

1221
Me agradaba más cuando era un bocón idiota, ahora solo me da asco.

— Ella no es una sacerdotisa, es mi compañera — le informo y lo veo

removerse incómodo por ello.

— ¡No!— grita mirando el piso y retrocediendo — las hembras Gárgolas

no se emparejan con otras especies, eso es hereje, — indica molesto. Su

mente sí que está mal.

— ¿Qué sabes tú de ello?— le pregunto. Algo me dice que la muerte del

hermano de Laura está relacionado con esto. No por nada desapareció

antes de que ella fuese encerrada en el septo.

— Sé que está mal— contesta aún más molesto — ella merece morir por

lo que hizo, mi señor — contesto como un loco fanático — sus acciones

podrían generar una aberración —

— ¿Una aberración?— pregunta Laura sin comprender sus locas

palabras.

— Tú cierra la boca — le grita el imbécil a Laura llenándome de ira — y

corta tus asquerosas alas — le ordena al ver sus alas sanas.

Sí, recuerdo que fue el quien le ordenó cortarlas mientras estaba

prisionera.

Mis garras surgen sin esfuerzo, al igual que mis caminos mientras me

aproximó a él rápidamente y lo sujeto del cuello.

— No vuelvas a hablarle así — le advierto hirviendo en furia —

discúlpame — le ordenó apretando fuertemente su garganta y clavando

mis garras en su carne, haciéndolo sangrar.

— Pero, mi señor, ella solo generará criaturas monstruosas, si llega a

quedar encinta, los he visto, su hermano también se emparejó con una

lycan y sus crías eran monstruos—

¿Qué?

— ¿A qué te refieres?— pregunta Laura.

1222
Él parece reacio a contestarle, así que llevo mi mano a su pecho y

comienzo a perforar con mis garras sobre su corazón. Puedo sentir el

crujir de sus costillas ante mi avance.

— Contesta — le ordenó a centímetros de su palpitante corazón.

— Letiel no quería que su hermana fuese al septo, no lo consideraba

correcto, le parecía una tortura y castigo sin sentido — contesta

escupiendo sangre y manchando de azul mi ropa —, pero lo peor fue que

intento buscar ayuda aquí y al parecer se cruzó con una de ustedes, una

Lyca de cabello negro que lo sedujo y logro que se aparean con él. De esa

unión surgió una criatura.

Yo los descubrí, y no pude permitir tal atrocidad, así que irte la Lanza de

Lugonis para acabar con él —

— ¿Y la mujer? ¿La cría?— pregunta Laura angustiada.

— Ellos tuvieron un final peor, le los entregué como comida a una reina

Hada — contesta mientras ríe — tiene sentido después de todo las alas

de su cría se parecían mucho a una de esas cosas —

1223
295. Elseanos

Kresly

— ¿Qué es lo que están esperando? Estamos bajo ataque, sirvan de

ayuda—

Les digo a los dos orcos que se encuentran parados en el medio del salón

de tronos viendo cómo Nice guía a las hembras omegas al centro y les

dan órdenes a las hembras Deltas.

— ¿Por qué la escuchan?— le pregunta el tan Brión a su hermano.

— No tengo idea, en este lugar todos parece que han perdido la cabeza,

nuestros monarcas tenían razón al expulsar a la gana Helena de nuestras

tierras, su locura pudo infectarnos a nosotros también— comenta Lerion.

Son unos neandertales.

— Les estoy hablando — índico chasqueando mis dedos para captar su

atención.

— ¿Qué es lo que quieres mujer?, deja que los hombres se encarguen de

la batalla— comenta Brión.

Su comentario me dieron ganas de bajarle los dientes, pero un veloz tallo

de Nice me robo tal placer.

— Cierra la boca antes de que pierdas todos tus dientes — le indico

mientras lo veo sujetando su boca sangrando.— Este lugar necesita

protección, así que quien sea que sepa armar un campo de fuerza

empiece ahora antes de que las gárgolas caigan sobre nosotros — les

advierto.

— No estamos aquí para llevarte ante las autoridades de Deukarion, no

para ayudarte en tus locuras —

— Están aquí para ayudar a que las Gárgolas no destruyan sus

traseros— le recuerdo.

1224
— No nos provoques brujas, todavía no tienes idea de nuestro poder—

amenaza Lerion.

William es el único que se ha quedado con nosotras y al oír eso del orco

camina a directo hacia él — Será mejor que se calmen — comenta

quitándose los dientes — en este lugar hay damas y niños, no queremos

asustarlos más de lo debido — indica con calma.

Lerion parece que no se toma a buenas la actitud de William porque se

impone manifestando su elser.

Bien, esto será un show divertido de ver.

Lerion no responde, solo se para frente a él y lanza un golpe fuerte sobre

su cuerpo que William no duda en detener sujetando el puño con su

mano sin guante.

Al instante la mano de Lerion se desintegra dentro del agarre de

William, poniendo incómodo a Brión.

Lerion aparta su brazo antes de terminar de igual modo que su mano y

sonríe al ver el resultado del poder de William.

— Interesante — comenta mientras su elser cubre su muñón generando

una nueva mano en él.

— Eso prueba que el elser solo debe portarlo las hembras — comenta

Brión con una risita.

Idiotas.

Yo solo río al verlo, puedo ver cada aspecto de su futuro, el karma es

muy bueno, estos orcos pagarán con sudor y lágrima cada una de sus

palabras machistas. Ella se encargará de eso. Eso me llena de esperanza,

aunque no quiera a los invencibles si puedo verla en su futuro, es porque

ellos podrán salvarla. Presly tiene esperanzas.

— Espero que te guste masticar piedras — le indico a Brión riendo.

1225
— Dejen de jugar — índica ansiosa Nice — Tú el orejón de pelo negro

pon tu campo de fuerza sobre el salón — le ordena.

— ¿Orejón?— pregunta claramente ofendido, pero Nice pone mala cara y

él no duda en manifestar su elser proyectando su campo protector.

Espero que esto sirva contra el poder de Uriel. No lo quiero cerca de mí.

Temo que su ira termine por acabar conmigo.

— William ve a las puertas encargaré de aquellos que logren entrar— le

indico — Oh, y felicidades por reunirte con tu familia — digo

ganándome una mirada que si pudiese me mataría.

Ok, ya tendrá tiempo para entablar lazos con su hermano y su

emplumada cuñada. Espero que ellos se apresuren, si hacen las

elecciones correctas esos dos podrían ayudar en esta guerra más de lo

que creen.

Veo a Nice realmente nerviosa.

— Deberías calmarte, eso no le hará bien al bebé — le indico.

— No puedo evitarlo, él está afuera, no quiero que salga herido — indica

caminando de un lado al otro hasta que se detiene y me mira furiosa.

— Tú sabías cuando me quedaría embarazada — me acusa — ¡debiste

avisarme!— se queja.

— Sabes que no me gusta dar spoiler — le digo — además tu concepción

dependía del ataque de Azael — le indico — si eso no hubiese pasado

Deukarion no se hubiese vuelto loco contigo en la cama — comento y

ella corre a raparme la boca mirando a todos en el salón.

UP, al parecer todos me oyeron y eso hace que Nice se sonroje.

— ¿Qué tanto miran?— pregunto al grupo de mujeres — por favor

ustedes conocen muy bien como son los Lycan cuando quieren a sus

compañeras solo para ellos — le indico — como a la pelirroja de allí —

1226
indico señalando a una Delta — su compañero le dan de perrito en la

mesa de su casa — comento.

Mis palabras hacen que Nice golpee mi cabeza—Auch — me quejo— por

qué me golpeas —

— No puedes ir por allí contando lo que las mujeres hacen en su

intimidad — dice incómoda mientras me reta.— No te gustaría que a ti te

ocurriese algo semejante —

— No estoy segura — le digo levantando mis hombros —, pero te lo diré

cuando esté con un hombre.—

Nice me mira sorprendida mientras me aparta del grupo de mujeres —

Kresly ¿Tú y Uriel nunca intimaron?— pregunta asombrada.

—Nop — contesto — todavía no íntimo con nadie—

— ¡¿Eres virgen?!— pregunta escandalizada y sorprendida. No cuido su

tono de voz y todos en el salón escucharon eso. Ahora soy yo la

sonrojada y eso no pasa a menudo.

1227
296. Rayos

Canis

Soy una maraña de ansiedad. Confío en ella, ha tenido más de una

oportunidad de demostrarme que es capaz de defenderse sola. De hecho

fue así como la conocí.

Mi misión era simple, ingresar al pueblo de Nosferatus como un Omega

más y rescatar a la compañera del Alfa que en ese momento estaba

secuestrada por el vampir real.

Entrar no fue lo difícil, soy sigiloso y discreto, pero de todos modos el

pueblo vampir fue una barrera para mí.

El lugar tenía vida propia a plana luz de la luna. No voy a negar que eso

de algún modo me pareció hermoso. Pero entrar al castillo no es cosa

fácil. Ya he pasado por este pueblo antes, en más de una ocasión he sido

quien se mete en la boca de la bestia para ver qué tan peligroso es su

interior, y eso es justo lo que estuve haciendo. Intento pasar

desapercibido tomando licor con un par de omegas ebrios, los borrachos

siempre son los primeros en integrar a un extraño, pero esta taberna, es

nueva para mí. Nunca había ingresado antes y algo en ella me resulta

extraña. El olor a carne asada que sale de la cocina me hace salivar más

de lo normal. Es raro que sienta hambre en una misión, pero el aroma me

tienta a demasiado, así que me aproxime a la barra para pedirle a la

moza Vampir algo para comer.

— Disculpa, puedo pedirte algo de carne — pregunto. A la mujer que

limpia tarros de cabello negro, azabache y largo.

Ella se voltea viéndome con clara molestia y congelando mi mandíbula

en el acto. Sus ojos azules brillan tanto sobre su hermoso rostro que casi

me pierdo en ellos.

— ¿Eres nuevo?— pregunta con clara desconfianza.

1228
— No, solo es la primera vez que entro a este lugar — le digo.

— Como digas — contesta viéndome con mayor desconfianza —, pero

eso es raro, todos en este pueblo saben que en este bar solo se sirve

alcohol y sangre — contesta de forma brusca.

Carajo, soy un imbécil, estoy aquí para pasar desapercibido, los

borrachos que acompaño son guardias del castillo solo debo esperar que

se queden dormidos para tomar las lleves de alguno de ellos. No necesito

que una vampir me cause problemas.

— Lo sé— contesto — es solo que el olor que sale de su cocina es

realmente tentador —

— ¿Eres idiota?— me pregunta la vampir — Aquí no hay cocina —

índica.

¿De qué habla? Puedo sentir el aroma claramente en mi nariz.

Ella se aparta mirándome con desconfianza y yo regreso con los

guardias.

Cuatro tarros de cerveza después y ambos se encuentran tendidos en la

mesa mientras una de sus llaves ya está en mi poder. Solo tengo que

llegar a la humana.

Alcanzó a cubrir mi rostro con mí bufando negra y preparo mis armas.

Amo mis armas más que a mi propia vida.

Ellas han sido mi pasatiempo durante décadas, y una forma muy

divertida de quitarme de la cabeza la frustración por no poder encontrar

a mi compañera. Los omegas no suelen tardar tanto en encontrarla, pero

en mi caso llevo décadas esperando. Las tengo contadas en cada año que

no aparecía mi compañera adoptaba un nuevo arma para mantenerme

ocupado.

Hachas, dagas, lanzas, alabardas, navajas, látigos, fustas, cuchillos, arcos,

mazas, arco y flecha, ballestas, escudos, la lista es extensa. Cada una de

1229
esas armas se convirtió en una clara extensión de mí, era necesario

después de todo era el único Omega en el ejército del rey y eso fue

gracias a todo el sudor y la sangre que pague para ganarme ese lugar.

Los Deltas del escuadrón real siempre me rechazaron, según ellos los

omegas no podemos ayudar en la batalla, por no poder tomar la forma

que se necesita para ello. Pero mi agilidad y conocimiento con las armas

y fuerza les demostró lo contrario. Hoy en día ningún Delta lo

suficientemente cuerdo sabe que no debe retarme a una pelea, ellos

saben de lo que soy capaz, incluso su capitán, Eunice, aprendió de ello en

un combate nada amistoso en el cual intento hacerme desistir de seguir

en el ejército por mi naturaleza.

Nadie me dice lo que puedo y no puedo hacer. Solo yo sé de lo que soy

capaz. Es por eso que no me limite con él. Todavía teme volver a

enfrentarse a mí, solo el Alfa pudo detenerme a tiempo para evitar la

muerte de su capitán. No es que buscara matarlo, solo quería dejar el

punto claro. Yo era un soldado con o sin forma de batalla.

Y ahora salvar a la reina depende de mí. Camino por la calle oscura a

pocas horas del amanecer. Solo debo llegar a la entrada de servicio y

llegar a ella, o eso esperaba hasta que un encapuchado logro golpear mi

cabeza alterándome.

Ni siquiera logré verlo, solo sé que está cerca rodeándome. Sea quien sea

debo matarlo para continuar, así que no dudo en desenfundar mi daga.

— No tengo toda la noche — comento buscando en la oscuridad — sal y

enfrentarme.

Un encapuchado menudo me enfrenta con dos dagas desenfundadas en

medio del callejón, su olor llega a mi nariz poniéndome nervioso.

— Tú no eres de aquí — dice ella camuflando su voz femenina.

1230
Yo guardo mi daga — No peleó contra hembras — le digo apartándome

de la hembra. Pero una daga lanzada logra dañar mi hombro

sorprendiéndome.

Ok, al parecer la hembra, sabe un poco de este juego, pero eligió el

contrincante equivocado.

— No queremos a los de tu tipo aquí lycan — comenta con su claro

acento vampir.

Sus palabras me hacen sonreír — Yo soy único en mí tipo— le corrijo —,

pero si lo que quieres es que me vaya entonces no te entrometas — le

digo sacandola daga de mi hombro mientras intento apartarme

nuevamente.

Pero la vampir es más veloz y en un segundo la tengo frente a mí con

una espada entre sus manos lista para atacar.

— Linda — le digo al ver su espada —, pero duda que resista el golpe de

la mía — le digo mientras desenfundo mi espada. No quiero dañarla,

pero la hembra no se irá por su cuenta, así que debo dejarla inconsciente

para seguir.

Al chocar nuestras espadas pude notar la molestia en su brazo, no

cualquiera puede soportar cruzar espadas conmigo, intente ser gentil,

pero mi fuerza bruta se filtra por mis poros.

Al cabo de Tres estocadas la tengo acorralada contra una pared y

desarmada. Admito que fue buena contrincante, hay soldados

entrenados de Diluvio que perdieron su espada en el primer impacto.

Ella duró más que esos soldados. No puedo negar que es buena. Es la

primera vez que no decapitó a un vampir, no puedo matarla.

— Vete a tu casa preciosa — le indico mientras me alejo. Pero ella no

obedeció, todo lo contrario se lanzó contra mi cuello mordiéndome.

1231
Ese debió ser mi final, a los vampir les resulta realmente fácil desprender

una cabeza con sus colmillos y la fuerza de sus manos. Fuerza que sé que

ella tiene.

Pero no lo hizo, me quedo congelado al sentir un gemido de placer

procedente de ella al probar mi sangre. Y lo peor es que oírla me causa

una erección.

1232
297. Sangre de más

Canis

La vampir no solo me mordió, bebió tanto de mí que quede inconsciente.

Mi cuerpo no estaba bien después de lo que ocurrió en el monasterio con

el poder de Nice fuera de control.

Al despertar me encuentro en un camastro en una habitación de madera

sin ventanas iluminada solo con la luz de una lámpara y los ojos azules

viéndome desde un extremo.

Ver un rostro tan bello al despertar no tendría que ser algo malo. Pero al

ver qué me encuentro atado, creo que estoy en un error.

— Generalmente, no me quejaría de esto en otras circunstancias, le digo a

la morocha con media sonrisa —, pero estoy ocupado, así que será mejor

que me sueltes —

— Tú no me digas que hacer — me contesta — Dime a que viniste a

Nosferatus — exige claramente molesta.

— Estoy aquí para llevarme a nuestra reina — le indico. No necesito ir

con fideos, ellos la secuestraron después de todo.

— Mientes — índica ella — la humana no es de ustedes, ella está con

nuestro rey —

¿Qué?

— Créeme lindura conozco a Nice ella no escogería a un ser tan

despreciable — le digo — además ella necesita luz para hacer crecer sus

plantas y está más que claro que ustedes no pueden dárselo —

— ¿Y por eso la mandaron a matar?— pregunta molesta — la anfitriona

del Real es lo único que nos permite seguir existiendo, solo con ella

tendrá descendencia y si muere nos quitarán eso — aclara furiosa.

¿Matar? ¿De qué está hablando, nosotros vinimos a rescatarla?

1233
— No podría esperar menos de los Lycans y sus egoístas formas de hacer

las cosas, pero lo peor es que tú eres un Omega, deberías entendernos

mejor que cualquiera —

— Espera un minuto ¿De qué estás hablando? Yo vine a rescatarla.

¿Alguien quiso herirla?— pregunto preocupado.

— ¿Herirla? Todos en el pueblo vampir vimos como era apuñalada en lo

alto de la muralla por el rey de las Gárgolas —

No, lo que dice no tiene sentido, nosotros nos aliamos a ellos para

recuperar a Nice y acabar con los vampir. ¿Entonces por qué no logro

escuchar el ruido de la mentira en su voz? Tranquilo, tal vez estén tan

acostumbrados a mentir que sea más difícil oírlo, pero no es imposible.

Necesito que habla más, mientras más detalles me dé más sabré si

miente.

— ¿Ella está muerta?— pregunto nervioso.

— No lo sé, nuestro rey se encarga de su anfitriona tal vez pueda salvarla

— ¿Cómo podría un vampiro salvar a alguien de una puñalada?— eso

no tiene sentido. Los Lycans antiguos podemos sanar nuestras heridas

porque nuestro poder se ha incrementado con el pasar de los años, pero

Nice es gana, ella no tiene ese poder, la vi sangrar rodeada de espinas y

sus heridas no parecían curarse.

— Ella es su anfitriona y el huésped puede curarla con su mordida si así

lo desea.— contesta ella viendo de forma extraña mi cuello — tus heridas

no sanan, pero no pareces un cachorro —

No puedo decirle que Nice me envenenó quitándome el poder de

curación. Ya de por sí, al ser un Omega mi poder para esas cosas es

mínimo y ahora con el veneno en mi cuerpo solo me debilitó cada vez

más. Debo tener cuidado, Otis incluso llego a plantear la posibilidad de

1234
mi muerte. Pero no puedo mostrarme débil ante el enemigo y ella, por

más hermosa que sea, es el enemigo y la culpable de que no llegase a

Nice a tiempo.

— Bonita charla lindura, ahora ¿qué te parece si desatas estos nudos?—

le indico ignorando su pregunta.

No necesito que lo haga, ya los afloje durante nuestras conversaciones,

solo necesito distraerla.

— Tú no saldrás de aquí — responde.

— Pues por más que suene tentador quedarme en tu cama todo el día,

tengo cosas que hacer — contesto mientras me desato velozmente y

logro ponerme de pie. Intento buscar mis armas, con mis manos, pero no

hay ninguna... Un momento ¿Y mi ropa?

— ¿Me desnudaste?— le pregunto sorprendido a la mujer.

Ella parece avergonzada ante mi cuerpo.

— No lo hice por placer, solo te estaba quitando tus armas — responde

molesta ella — además ¿A quién se le ocurre tener más armas que ropa

en su cuerpo? — se queja.

Claro que le avergüenza lo que ve y eso se ve tierno en ella. ¿Tierno?

¡Concéntrate! Es una Vampir, y no cualquier Vampir ella sabe pelear.

Además de que ese olor a carne asada parece bloquera mi olfato. No me

importa si tengo que entrar desnudo a la guarida de los Vampir tengo

una misión que cumplir. Debo asegurarme de que ella no muera o

Deukarion morirá también.

Si precio aviso me pongo en marcha y camino hacia la puerta. La Vampir

intenta detenerme golpeándome, pero bloqueo sus golpes fácilmente y al

parecer eso le molesta porque desenfunda una daga. Buena elección, una

espada en un lugar tan cerrado sería mala idea. Pero a pesar de que es

buena con ella, logro quitársela con facilidad de las manos.

1235
— Gracias — le digo mientras intento marcharme con la daga, por lo

menos tengo algo con que pelear. Un momento es mi daga, ¡tramposa

ladrona!

— No saldrás de aquí — me dice interrumpiendo su cuerpo sobre la

puerta.

— Lindura tú y yo sabemos que no puedes hacer nada para detener...—

Ella se lanza hacia mí, volviendo a morder mi cuerpo y arrancando un

gemido de mis labios. ¿Por qué es tan placentero?

Oh, no, ya sé lo que intenta piensa dejarme seco nuevamente para que

termine inconsciente. Debería golpearla, romperle el cuello para

apartarla de mí y desprender su cabeza del cuerpo.

Pero no puedo, por algún motivo no quiero herirla, así que ella gana,

otra vez.

1236
298. Recuerdo y sangre

Canis

No, no, no, ¡No!!!

De qué me sirve recordar todo lo que vivimos juntos si la pierdo ahora.

Todo estaba saliendo bien, Su plan marchaba a la perfección, no sé cuál

es la obsesión de los Vampir con los planes, pero ella tomó en cuenta

cada detalle. Las catapultas, las flechas, el veneno, la pared de fuego, el

ataque en el bosque. Y cada paso salió a la perfección. Pero el rayo de

energía que golpeó con fuerza donde ella estaba no era una variante a

considerar.

Ahora corrí como loco. Nunca antes envidié tanto a un Delta como en

este momento. Si puedes transformar mi cuerpo a su forma de batalla,

llegaría antes.

Solo ruego que la diosa de la luna la proteja. No puedo perderla, no

quiero. Esa Vampir se ha vuelto mi mundo.

A pesar de sus peleas, y celos. A pesar de mi sobreprotección y mis celos,

la amo. La amo más que a mi propia vida.

Solo ruego llegar a tiempo. En el camino me encuentro con el vampiro de

fuego estrellado contra un tronco. Su vientre se encuentra vacío. Algo

potente parece haberle golpeado allí. Espero que sea el rayo. No tengo

nada en contra de él, incluso sé que convive en la aldea de los Omegas

con Core. Pero mejor él que Casandra.

— Bájenlo de allí — les indico a los soldados y los veo trepar el árbol y

aproximarse al Vampir. Pero al instante en que uno de los soldados

intenta tocarlo, las manos del vampiro se prenden fuego y veo llamas

salir de sus ojos al abrirse.

¡Está vivo!

1237
— Tranquilo, solo intentamos ayudarte — le dice con molestia uno de los

soldados.

No tengo tiempo para ver esto, prefiero dejarlos atrás y correr hacia

donde está ella. Al acercarme noto un fuerte zumbido que lastima mis

oídos mientras veo una gran gárgola de cabello rubio lanzar ratos desde

la punta de los dedos. Casi parece divertido, como si los Vampir que

masacrar con su poder no fuesen más que insectos.

Casandra está entre ellos con un arco y una flecha lista para disparar.

Al lanzar la flecha con agilidad y gran velocidad alcanzo a notar que está

golpea al emplumado, pero no logra herirlo. Odio que las gárgolas sean

como piedras en cuanto a la resistencia de su piel.

Él encuentra a Casandra y extiende su mano lista para terminar con ella.

Nadie le levanta una mano a mi mujer y vive para contarlo.

Quito los cuchillos de mi chaleco y entes de que sus dedos emitan rayos

ya se encuentran atravesando la palma de su mano. Puedo ver gotas de

sangre azul caer al suelo de tierra.

Pero no le doy tiempo a buscarme, solo corro desenfundando mi daga y

arrojando el arma a un hombro. Pero esta vez logra evadirlo. Y sé voltaje

a enfrentarme.

— Vaya, vaya, miren que trajo la tormenta, es el famoso cazador oscuro

en persona. Aunque para mí no eres más que el Lycan sin pelos —

comenta con una sonrisa soberbia mientras me ataca con sus rayos.

Logro esquivarlos y cubrirme con el tronco de un árbol mientras

ensambló mi alabarda y salgo haciéndola girar para acomodarme a su

peso.

— Ah, cierto, tú eres el Lycan fanático de los juguetes — se burla él.

1238
— Si crees que son juguetes, entonces baja y enfrentarme, tengo un par

de juegos que enseñarte — le indico con arrogancia y ansiedad aun

sabiendo que estoy en desventaja.

— No entiendo por qué los lycans son tan arrogantes y mucho menos

uno que ni siquiera puede cumplir su papel como tal — comenta

mientras salta y car sobre la tierra — no vine a jugar perro, vine a acabar

con todos ustedes —

No necesito responderle, ahora está a la altura del suelo, solo tengo que

ser más veloz y fuerte que él. Lo quiero muerto. No me importa que el

Alfa sea quien quiera matarlo. El rey gárgola pone en peligro a Casandra.

Maniobro mi arma mientras la zona de la alabarda con su hoja filosa

silva con cada giro sobre el aire. Mis ataques son brutales y él solo lleva

una espada para enfrentarme sujeta con una mano, mientras que con la

otra intenta golpearme con sus rayos, que al fallar golpean los troncos de

los árboles derribándolos. Lo veo retroceder ante mis golpes y en más de

una ocasión logro herirlo poniéndolo furioso. Pero a pesar de mi fuerza y

habilidad, sus rayos son cada vez más y uno de ellos logra golpear

fuertemente mi torso tirándome dónde se encuentra Casandra.

Ella no duda en correr hacia mí. Está tan herida como yo. Pelear con una

gárgola con poderes no era parte del plan.

Pero no puedo darle la espalda al enemigo, así que evito que el cuerpo

de Casandra quede en dirección a la gárgola que nos mira con furia. Mis

heridas no me dejan moverme y las de ella no le dejan pelear. No me

gusta esto, no lo quiero, no puede ser que este sea nuestro fin.

— Mi padre tenía razón, la mezcla entre especies es repulsiva y solo

genera caos — comenta — agradezcan que su final será rápido—

1239
Sus manos brillan cada vez más mientras las extiende para incinerarnos

con sus potentes rayos. Yo solo puedo cubrir a mi mujer con mi cuerpo.

No quiero que muera.

— ¡Canis!— se queja ella.

— Lo siento lindura, esta pelea será solo mía, prometo dejarte la próxima

cuando te encuentre en el más allá — le digo sonriendo. Puedo sentir el

poder que emana del rey gárgola, este es mi fin. Solo espero que ella

logre sobrevivir. — Te amo — le digo mientras la empujó y espero el

impacto del rayo escuchando su atronador grito.

— ¡No!!!!— grita ella con sus hermosos ojos azules inundados en

lágrimas.

Sí, ella sigue siendo la mujer más hermosa que vi en mi vida.

1240
299. Ira y truenos

Deukarion

Un gran rayo propio de la peor tormenta eléctrica que vi en mi vida, cae

justo en donde se encuentran los Vampir. Esto no es casualidad. Algo

debe estar pasando allí.

Los estruendos suenan fuertemente mientras veo a Canis desesperado

correr hacia allí. Su compañera está en ese lugar.

Envío a un par de soldados con él. No quiero que muera solo, si la

vampira esta muerta perderé a un muy buen soldado, y a un amigo, no

quiero eso.

Al ver que los rayos se intensifican, llamo a la manada.

Algo me dice que Uriel está detrás de eso. No puedo esperar al bastardo.

Así que corro hacia el bosque en mi forma de batalla. Los hombres de

Arcan se quedan a custodiar diluvio mientras Eunice cubre mi espalda.

Hora de enfrentar al maldito traicionero. Voy a masticarlo hasta hacer

crujir sus huesos bajo mis dientes.

Al llegar lo veo de espaldas con sus enormes alas extendidas, cubriendo

lo que ve mientras los troncos de los árboles a su alrededor están

carbonizados y despedazados por la fuerza de sus rayos.

Pero lo peor es ver qué masacro a casi todos los Vampir que peleaban De

los 500 soldados que protegían el bosque, solo veo a un poco más de cien

peleando con las gárgolas que siguen a Uriel.

Es un mal parido, ni siquiera espero que se voltee a enfrentarme. No

tengo por qué tener esa consideración hacia él, así que salto sobre su

espalda mordiendo una de sus alas y rompiendo alguno de sus huesos.

Eso lo hace gritar, pero sus hombres desde el cielo comienzan a arrojar

arpones y lanzas en mi dirección. Forcejeo con su cuerpo arrastrándolo

por el suelo y golpeándolo con lo que queda de los árboles. Esto no es

1241
suficiente para matarlo, pero al menos puedo debilitarlo. Pero al ver el

cuerpo de Canis tendido en el suelo quemado por un rato suelto, al

emplumado estrellándolo contra un árbol.

No puede ser, Canis no se merecía un final así. Su compañera llora

desconsoladamente sobre el mientras lo muerde. No creo que pueda

salvarlo. El ataque de Uriel fue brutal y eso solo enciende más mi furia

haciéndome aullar llamando a los Lupus.

Ellos ya saben qué hacer, la manada corre velozmente mientras golpea

sus patas contra el tronco de los árboles y salta cazando a las Gárgolas

sobre nuestras cabezas.

Si él me quita un hombre, entonces yo le quitaré cien.

Uriel se repone y reacomoda los huesos de su ala ensangrentada. Las

heridas de su cuerpo me indican que Canis dio una buena pelea, pero

eso no fue suficiente.

— No tengo tiempo para un idiota como tu — indica agitado por la pelea

y los golpes mientras silva llamando a sus soldados. Nunca vi a tantas

Gárgolas juntas. Intento llegar a él, pero sus hombres sobrepasan en

número a los míos y comienzan a rodearnos La pelea se vuelve tan

salvaje entre ellos nosotros y los vampir rezagados que el bosque a

nuestro alrededor comienza a pulverizarse. Ya casi no hay árboles sanos

rodeándonos. Solo cadáveres de ambos bandos

Incluso con mi fuerza y poder no puedo acabar con más de dos Gárgolas

a la vez y de todos modos nos ganan en cantidad.

Eunice y si batallón aún conservan su forma de hombres y utilizan

ballestas para intentar acabar con las Gárgolas que atacan desde el cielo.

Dos lanzas ya han logrado herirme y al ver a mis hombres noto que no

soy el único en ese estado.

1242
Aun así busco a Uriel entre la multitud y lo encuentro peleando con su

espada y sus rayos a la distancia. No puedo dejarlo ir. Si llega a Nice ella

no tendrá oportunidad.

Logro acabar con las gárgolas que lo protegen y eso parece enfurecerla

porque ordena. — Vayan a por la humana— grita hacia el cielo —

traigan su cabeza — índica con una sonrisa sádica mirándome a los ojos.

Impotente veo como cientos de Gárgolas vuelan en dirección a Diluvio.

El clan Albus se quedó allí a protegerlo. Intento calmarme decirme que

ella estará bien, no está sola, Otis y algunos monjes del monasterio la

acompaña. Además de las omegas y Deltas e incluso la bruja, los dos

orcos y el vampiro extraña que pulveriza todo. Sí, ella no está sola y no

está indefensa, me aseguré de que portará una armadura forjada solo

para ella. No pienso dejar que otra cuchilla roce su piel. Tengo que

calmarme y confiar en ella, confiar en su poder. Nice y el bebé estarán

bien, solo tengo que llegar hacia allí. Ella no terminará como mi madre y

menos por un emplumado. Arranco la cabeza de uno de sus soldados

mientras lo miro a los ojos con una clara promesa. Voy a matarlo.

1243
300. Traidor

Nice

Las Gárgolas golpean el techo del salón poniéndome tensa. Es un alivio

que el escudo del orejudo morocho detenga los escombros y el

candelabro que amenazan con caer en nuestras cabezas.

Las puestas del salón salen volando ante el ataque de un Lycan negro de

ojos verdes. William no tiene tiempo de enfrentarlo porque un grupo de

Gárgolas comienzan a rodearlo con lanzas en sus manos.

Otis adelanta su silla hacia el lycan con claro disgusto.

— Das vergüenza, Ezio — comenta Otis — aquí solo hay hembras

indefensas, vete con tus aliados en busca de algo más, no quieres

enfrentarte a mí — le advierte.

Aun en su forma de lobo veo la burla y gracia en la cara de Ezio al ver a

Otis en silla de ruedas. Con preocupación veo como cambia su forma a

hombre mientras desenfunda una espada atada a su pierna.

— Creí que has olvidado que ya no eres el Beta, de hecho ya ni siquiera

eres un Lycan completo — se burla Ezio con arrogancia mostrando su

verdadera cara.

— Estaría completo si la mujer destinada a ser mi compañera hiciese

llegado a mí — responde con resentimiento Otis.

Lo entiendo, un supuesto aliado, compañero de manada, fue quien le

quitó la posibilidad de amar y ser amado. Todos confiaron en él, incluso

Deukarion en más de una ocasión dejo a Ezio a cargo de la manada sin

saber que él era quien más lo traicionaba.

— ¡Ella era humana! Merecía morir, son monstruos decididos a llevar a

Glaukos a su fin — se excusa Ezio. En su delirio, él todavía cree que hizo

un bien al matarla.— yo fui el único que tomo la decisión correcta

1244
aniquilando a cada una de ellas. Y ahora volveremos a hacerlo —

advierte.

¿Volveremos? Asombrada veo como un lobo de pelaje rojo ingresa de

tras de él. Pria, ella sigue con vida, Ezio debió darle asilo y la muy

maldita me mira con odio en sus ojos mientras gruñe.

— Tú solo mataste a mujeres indefensas — responde Otis con un grito

que resuena en el salón con mando y dominio en ella. Puede que ya no

sea el beta, pero todavía tiene poder.—, pero no dejaré que vuelvas a

hacerlo —

Ezio se ríe de forma desquiciada — tú no eres rival para mí, pero si tanto

querías a tu compañera podrás reunirte con ella—

Al decir esto Ezio se dirige a directo a Otis con claras intenciones de

apuñalarlo. Pero Otis con un simple guito de una de sus ruedas lo

esquiva casi como si se tratara del juego de unos niños.

— Necesitas más que eso para enfrentarme — le indica Otis y Ezio

vuelve a intentarlo volviendo a fallar. No importa que tan rápidos y

brutales sean sus movimientos, Otis los esquiva con gracia y sin esfuerzo

alguno.

Esto parece avergonzar a Ezio que es observado por todas las hembras

de la manada. Claramente, Otis tiene razón, incluso postrado es mejor

que él. Con el orgullo herido, llama a un par de Gárgolas que se

abalanzan sobre la silla y arrojan a Otis al suelo.

Intento ir en su ayuda, pero Pria se interpone en mi camino. Tendré que

encargarme de ella primero, aunque mientras llamo a mis tallos Core la

enfrenta.

— No pienso dejarte tocar a nuestra reina — le advierte llena de

seguridad. No sé qué hizo Iván para infundir tanta seguridad en ella,

pero me encanta. Solo espero que no salga lastimada.

1245
— Puedo encargarme de ella — le señalo a Core, pero ella niega sin

apartar la vista de Pria. —

— Lo siento mi señora, ella y yo tenemos cuentas pendientes. Fui víctima

de sus maltratos y abusos físicos casi toda mi vida, tengo que detenerla—

Por más seguridad que tenga Core, no es más que una Omega contra una

Delta desquiciada, aunque me duela admitirlo, las probabilidades no

están a su favor.

— Core, no quiero que salgas lastimada — le indico.

— No lo haré, no estoy sola — índica mientras veo a siete omegas

pararse una al lado de la otra enfrentando a Pria. Todas tienen algo en

común, además de su belleza, su piel lleva grandes cicatrices y creo saber

quién es la autora de semejante atrocidad. Pria va a cosechar lo que tanto

se esforzó por sembrar.

Las omegas desenfundan unas dagas de sus cinturones y se enfrentan a

Pria, que a pesar de sus garras y colmillos no tiene escapatoria alguna.

Aunque logra herir a algunas omegas, Otras le devuelven el golpe y

puedo notar que sus ataques están dirigidos a las partes donde ellas

portan las cicatrices. Esta es su forma de reclamar justicia, es salvaje, pero

no tengo la fuerza para detenerlas. Solo me mantengo alerta para evitar

que la maten. No por Pria, esa perra no me importa en lo más mínimo,

sino por las omegas. Ellas no necesitan convertirse en asesinas por

alguien como Pria.

Mientras tanto, Ezio se ríe mientras sujeta a Otis del cabello y lo arrastra

hasta ponerlo de pie. Esto es malo. No quiero que le haga daño. Ya

demasiado sufrió con todo lo que ha vivido. Tengo que detener a Ezio.

Lo veo preparar su espada para hundirla en el cuerpo u móvil de Otis,

pero el monje fue más veloz, Ezio nunca tuvo oportunidad. En un

1246
parpadeo, la daga de Otis se encuentra atravesando la cabeza de Ezio

desde su garganta hasta su nuca.

— Tú nunca serás suficiente — le dice Otis mientras observa apagarse el

brillo de sus ojos.

William se encarga de las Gárgolas que se aproxima por las puertas y el

Orco rubio ya ha derribado a varios desde las ventanas gracias a su arco

y flecha.

Esto es bueno. Ya no son tantos o al menos eso creí.

1247
301. Uriel

Nice

El techo del salón amenaza cada vez más con derrumbarse y solo el

escudo nos protege.

Así que extiendo mis tallos tratando de crear soportes, si el orco falla,

todos terminaremos bajo los pesados escombros. Mientras lo hago,

algunas gárgolas se vuelan en el salón y tanto Kresly, como William

intentan detenerlos, aunque son demasiado.

— ¿Qué están esperando?— les digo a las lonas Deltas que miran la pelea

sin actuar— aquí ninguna es una princesa en apuros, o se defienden a

ustedes mismas o mueren— les digo furiosa, mientras veo cómo las

omegas intentas contener a Pria.

Melisa es la primera en saltar a la pelea tratando de proteger a William y

las otras se miran con miedo y duda, pero de todas formas intentan

atacar a las gárgolas que comienzan a rodearlos.

El orco rubio también intenta detener a algunas Gárgolas con su arco,

pero ya no quedan muchas flechas en su Cajal.

La situación me desespera, las mujeres gritan de dolor aún en plena

pelea mientras los niños que intentamos proteger lloran de miedo

llamando a sus madres. Esto no puede seguir. No quiero que mi hijo viva

algo así. No quiero que tema perderme.

La furia me inunda mientras siento que mi pecho estalla, liberando más

tallos de los que nunca antes libere y dirigiéndolos desde el centro para

cubrir a los niños.

Puedo escuchar el lamento de una de las deltas al ser gravemente herida

por un idiota emplumado. Al verlo escupe en mi dirección mientras me

amenaza con tirar su lanza.

1248
Yo lo miro y sonrió mientras pequeños tallos del tamaño de hilos

comienzan a cubrir su piel y emitir espinas que se ensartan en su carne a

cada centímetro, creando una red que brilla al derramar su sangre azul.

Él grita de forma agónica mientras desesperado intenta detener los tallos

arañando su piel con sus garras curvas.

— Ese será el destino de todo aquel que dañe a las hembras de este lugar

— amenazó a las otras gárgolas que asustados miran el suelo y se miran

entre ellos con dudas. Por lo menos el miedo los detiene y eso es un

alivio porque su cantidad no ha dejado de aumentar. Aunque no quiera

admitirlo, estamos a punto de caer. Estoy centrando mi poder en crear

una protección para los niños y mantener el techo en su lugar, no puedo

acabar con todos. Son demasiados.

Si ellos lo notan, si notan que nos tienen, estamos perdidos. Y al buscar

por sus rostros, ellos ya lo saben.

Veo avanzar a varios de ellos hacia mí mientras intento mantenerme

firme.

— ¡Basta!— escucho que grita una mujer mientras ingresa al salón

corriendo. Puedo notar sus alas es Laura y las Gárgolas la miran

confundida. — No le hagan daño— les pide.

— ¿Qué hace una sacerdotisa del septo aquí?— pregunta una de las

Gárgolas — deberías estar en tu templo orando por nuestro triunfo al

dios Apolo junto a tus hermanas — le indica claramente molesto — ese

es tu deber —

— No, no lo es nunca lo fue — dice decidida Laura — es una mentira, el

septo, el templo todo lo es —

— ¿A qué te refieres? Irreverente, ese no es el respeto que nuestro reino

merece — indica otro macho gárgola.

1249
— Digo la verdad, el septo es solo una cárcel para las hembras que no

están destinadas a un macho gárgola. Todo es mentira, solo quieren

evitar que nos crucemos con otras especies —

— ¿Curarse con otras especies? ¿Tú te revuelvas con los Lycans?—

pregunta con asco y enfado otro macho. — tienes razón, no mereces estar

en el templo. Las putas solo merecen la muerte — declara mientras se

dirige hacia ella.

Pero un fuerte gruñido paraliza al macho en el acto mientras Arcan en su

forma de lobo ingresa al salón claramente enfadado con el macho

gárgola.

— No quiero que peleen, si siguen así seguirán condenando a sus hijas,

hermanas, primas a vivir encerradas, obligadas a mutilarnos las alas para

evitar que escapemos y lo peor es que nos convencen de que es por

nuestro bien ¿Cuántos de ustedes tienen a alguien en el septo?

¿Realmente quieren eso para ellas?—

Las palabras de Laura parecen crear dudas en algunos machos.

— Mientes, si fuese así, las hembras hubiese vuelto a casa— declara otro.

— No, no podemos, sin nuestras alas no podemos bajar o irnos y aunque

lo intentamos el lugar está llana de trampas. Yo misma vi a varias

hermanas muertas en esas trampas, las dejaron heridas en cuevas

infectadas de Nagas— índica.

— Si fuese así lo sabríamos — dice otro.

— No, no lo sabrían, el rey se encargó de ello, sus hombres de confianza

Rael y Azael cazaban a cualquiera que fuese a divulgar su secreto o

cruzarse con hembras de otra especie. Pie de lo, cuántos de ustedes no

tienen a su agapornis. Ella podría estar aquí, podría ser una Lycans, una

vampir, ¿realmente piensan matarlas y correr ese riesgo?—

Algunos hombres se miran de forma dudosa.

1250
— Tengo pruebas — agrega Laura sacando de detrás de su espalda una

lanza enorme y negra con grabados dorados. Los machos miran con

asombro el arma — sé que la reconocen, es la lanza de Lugonis saben que

desapareció al mismo tiempo que Letiel, Rael la hurto para acabar con su

vida.—

— ¿Por qué haría algo así?— pregunta otro.

— Porque su agapornis era una Lycans y tuvieron un hijo, juntos —

contesta ella con pena.

Los machos se miran con más dudas e incomodidad.

— Tienen que cree...— las palabras de Laura son interrumpidas por un

fuerte rato que cae justo en la zona del trono, abriendo un gran orificio y

disipando la barrera del orco. La luz del rayo nos ciega, pero al ver bien

puedo notar a una gárgola en el lugar.

Él abre las alas que lo cubren enseñando una sonrisa macabra mientras

aletea levitando de forma amenazante.

Uriel está aquí.

1251
302. Venganza

Uriel

El lycan se abalanza sobre mí a pesar de mis soldados atacando. Esto no

está bien, no mis ratos parecen detenerlo. Él me quiere muerto, la unión

con su compañera le ha trastornado la cabeza. Pero a pesar de ser más

fuerte por tenerla a ella, también es más débil. Solo debo ir por la

humana y terminar lo que empecé. Con eso en mente alzó vuelo antes de

que el maldito me agarre y voy directo al castillo. Ella está allí. Mis

soldados ya deben estar sometiéndola. Saben que yo seré quien la mate.

Pero al llegar lo que encuentro me molesta. Algunos soldados parecen

dudar de atacarla e incluso hay una hembra de nuestra sangre. Es una

sacerdotisa. Ella no debería estar aquí y verla con su cuello marcado me

indica que ya es tarde, tendré que matarla para que no salga a la luz el

secreto. Las hembras sin un agapornis gárgola son peligrosas y ella es un

ejemplo de ello.

— ¿Tú mantienes a tus hembras encerradas por miedo a que pertenezcan

a otra especie como compañeras?— pregunta la humana viéndome con

odio en los ojos. No entiendo por qué le importa a ella. No siquiera es

una gárgola, ni siquiera es aliada. Cualquiera de mi especie que la viese

la intentaría matar. Es un monstruo. ¿Por qué se preocupa por ellas? La

humana se parece demasiado a Kresly y odio eso.

— No vine a hablar.— le indico — vine a matarte —

Veo que la sacerdotisa posee en sus manos la lanza de Lugonis. Rael fue

un idiota al hurtarla. Pero la creí perdida. No creí que fuera capaz de

dejarla para que los lycans la tomarán. Si veo a Rael lo mataré por todos

sus errores. Maldito lamebotas. Pero de todos modos, la lanza es mejor

opción. Nadie puede salvarse de una herida con ella. El vampir real no

podrá salvarla ahora.

1252
— Bien — contesta la humana — porque no pienso dejarte vivir después

de algo así de todos modos — indica mientras el suelo bajo mis pies

tiembla al emerger de monstruosos tallos que lo invaden todos

emitiendo filosas espinas azules y rojas rosas.

Intento detener las zarzas con mis rayos, pero no logro mucho y las

plantas la protegen. Necesito la lanza. Con esa arma podré terminar con

ella.

Esquivando sus aterradores ataques, me dirijo hacia él la sacerdotisa que

sujeta la lanza. Pero el Albus parece adivinar mi objetivo y cubre a la

hembra mientras arroja la lanza hacia la bruja.

Kresly sujeta el arma con sus manos temblorosas. Bien a ella será fácil

quitársela. Solo quiero acabar con la humana, tomar a la bruja e irme de

este lugar.

— Vamos Kresly entrégame lo — le ordeno.

Ella me mira, pero a pesar de su miedo, arroja la lanza hacia un Orco.

¿Qué hacen los Orcos aquí? Este no es su territorio. Aunque

considerando el poder que pude sacar de Kresly tal vez ellos sean una

buena adquisición. Su elser podrá fortalecer a mis soldados. De ese modo

podremos ser los guardianes indiscutidos de Glaukos. Nadie se pondrá a

mantener el verdadero orden natural de las cosas. Nada de cruza entre

especies. Nada de humanos.

Me dirijo brutalmente hacia el Orco e intento arrebatarle la lanzo con un

rayo. Puedo ver su brazo carbonizado por el golpe, pero al intentar

sujetar la lanza su brazo se reconstruye velozmente frente a mis ojos.

— ¿qué hacen las gárgolas con un arma de mi pueblo?— pregunta el

Orco.— esto era de uno de nuestros guardianes, era de tu padre— le

informa a Kresly.

1253
Yo no sé de dónde salió, mi padre la obtuvo antes de que yo naciera.

Pero eso explica por qué es tan mortífera, debe de estar infundida con

elser.

La necesito así que lanzo un golpe que manda a estrellarse al Orco contra

la pared. Incluso con su capacidad el golpe fue tan fuerte que le quita

brevemente la conciencia y eso me permite agarrar la lanza.

— ¡No!— grita el Orco intentando sujetarme aunque levanto vuelo y le

mantengo alejado de ellos. — No sé dejen heriría por esa cosa — les dice

a los demás — o morirán —

Otro Orco genera una especie de escudo frente a él y el otro Orco. Pero el

resto sigue al descubierto.

Lo único que me detiene de matar a la humana son sus tallos. Pero si

lanzo el arma ni sus tallos podrán detenerme.

Los aullidos y gruñidos parecen aumentar, es cuestión de tiempo para

que lleguen hasta aquí, debo acabar con la humana.

Así que a punto y lanzo primero mis ratos para abrirle camino a la lanza

que lanzo segundos después. Nada va a detenerla. Esa arma no se

detiene hasta no tomar una vida. Yo sonrio al ver cómo la lanza se dirige

directo al corazón de la humana. Pero todo se detiene cuando veo a

Kresly interponerse utilizando un portal y siendo atravesada por ella.

— No — logro decir al ver a la bruja caer herida al suelo. No, esto no

debió pasar así. Yo, yo no quería dañarla. No de ese modo. — ¡No!!!?—

Grito mientras me aproximó a ella a pesar de los tallos de la humana que

intentan detenerme. — ¡Kresly!!!— grito.

Al verla tendida y sangrando, con el pecho perforado por la negra lanza,

puedo recordar claramente las palabras de su madre al acabar con ella.

“Tú no te mereces a mi hija, no conoces su valor, ninguno de ustedes

conoce el valor de las cosas hasta que las pierde y eso sucederá contigo,

1254
no verás lo importante que es ella para ti hasta que la veas morir... Yo te

maldigo a ello”.

Su madre tenía razón, Kresly es lo más importante que he conocido, pero

su maldición, el miedo de ella y mi odio por todo lo ocurrido no me

permitieron verlo. Y ella está muerta.

1255
303. Tarde

Deukarion

Al llegar nadie se mueve. Los tallos de Nice han invadido todo el lugar,

pero logro verla sana y salva al igual que a las hembras de la manada.

Aunque algunas portan heridas, ninguna ha muerto al igual que los

niños.

Uriel se encuentra agazapado mientras parece cubrir con sus alas a

alguien y al ver el cabello morado asomarse sé que es la bruja.

Nice tiene su rostro blanco como papel y Arcan se aproxima a ella para

cubrirla junto a su compañera emplumada.

No sé bien qué ha ocurrido, pero no me detengo a preguntar, tomo mi

forma de hombre y me dirijo a Uriel blandiendo mi espada, voy a

cortarle la cabeza. Extiendo mis manos junto a mi espada para hacerlo y

a pesar de que él me ve preparando el golpe mortal no se aparta. Solo

derrama lágrimas que gotean sobre la bruja.

No entiendo nada y eso me hace dudar.

— ¿Qué estás esperando?— grita, furioso él — vamos, acabarme, de

todos modos ya nada importa, puedes quedarte con tu humana, pueden

desarmar el septo y juzgar a todos los de la logia. Yo nada importa, de

todos modos ya no tengo perdón, ni lo necesito si ella no está conmigo —

¿Ella? No entiendo, ¿la bruja es su compañera? — ¿Quién acabo con

ella?— pregunto sin comprenderlo.

— Yo lo hice — dice el lleno de pesar. Casi parece otra persona. Ya no

veo orgullo en su rostro, solo tristeza y desolación.

— Es lo que querías, la bruja es media humana, ella me lo dijo — le digo

— es lo que los supuestos guardianes hacen ¿No?— le digo tirando sal en

su herida. Me importa un carajo como se sienta, él puso en peligro a mi

mujer.

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— ¡cállate! Ella era más que eso. Ella lo era todo para mí, solo mátame y

déjame acompañarla al más allá — dice desesperado.

De todos modos voy a matarlo, no puedo dejarlo con vida, es un riesgo

muy grande para Nice y nuestro hijo.

Vuelvo a subir mi espada, pero los tallos de Nice se interponen.

— No, no lo hagas — dice ella con silenciosas lágrimas en su rostro —

Kresly se sacrificó por mí, no se merece un descanso tan rápido, prefiero

que viva y sufra por lo que hizo— sentencia llena de resentimiento —

aparte la de ella —

Eunices y Arcan se aproxima y con violencia nada contenida apartan a

Uriel del cadáver de la bruja.

Pero todos nos congelamos al ver qué el cuerpo de ella aún se mueve y

comienza a tocar su torso buscando la bata de la lanza incrustada en su

pecho.

— Maldita sea ayúdenme quitarme esto duele como el infierno — se

queja la bruja.

Uriel cae de rodillas, incrédulo al escuchar la voz de Kresly.

Los orcos se aproximan y desclavan la lanza del pecho de la bruja.

— No lo entiendo — deberías estar muerta — índica uno de ellos — la

lanza fue fundida con ese fin, no hay persona que se salve de su filo a

menos que el creador lo permitiera.—

— Dímelo a mí — dice ella creía estarlo — índica — Tal vez mi padre la

modifico para que no dañará a mi madre ni a su estirpe — supone la

bruja.

— ¡Kresly!— grita llena de angustia Nice mientras corre sus tallos y se

dirige a ella para abrazarla.

— Oye, despacio estoy malherida. — Le indica la bruja mientras se deja

abrazar.

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— No vuelvas a hacer algo así — le riñe Nice. Al ver la escena creo que la

bruja detuvo un ataque dirigido para mi compañera.

Me acerco a Uriel y golpeó su rostro a secas sintiendo el crujir de sus

huesos. Debería matarlo a puño limpio, de no ser por la bruja lo habría

perdido todo.

— Voy a desollarte y cubrir cada roca de tu montaña con tus entrañas —

le informo al rey gárgola mientras continuo golpeándolo.

— Basta — ordena la bruja — yo salvé a tu compañera, ahora es tu deber

salvar al mío.—

¿Es una broma? No puedo dejarlo con vida. No pienso hacerlo.

— Él no se merece tal intercambio — aclaro — es una amenaza para Nice

y debe morir, lenta y dolorosamente — agrego lleno de resentimiento.

No me importa que los huesos de su rostro ya no crujan por el golpe de

mis puños, igual sigo golpeándolo, pero los tallos de Nice me rodean y

me apartan de él.

— No será una amenaza, me lo llevaré a otro plano — índica Kresly —

no regresará a Glaukos tienes mi palabra.

No me agrada la oferta de la bruja, no me importa que esté en otra

galaxia, lo quiero muerto.

— Deukarion — llama Nice caminando hacia mí — yo haría lo mismo si

tú estarías en el lugar de la gárgola — dice.

Es injusto, es un golpe bajo.

— Llévatelo ahora, arrójalo al plano más lejano posible ahora antes de

que lo mate — digo lleno de furia. Esta mujer pide mucho de mi

paciencia y autocontrol, y lo más sorprendente es que no hay nada que

pueda negarle. Aunque eso incluya mi propia venganza. Nice vale más

que eso. Ella lo vale todo.

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Suelto mi espada y me dirijo a Nice rodeándola con mis brazos mientras

la abrazo veo como la bruja abre un portal y Uriel camina por su cuenta

hacia él sin necesidad de ser empujado ni nada. Solo se voltea a mirarla.

— No merezco tu piedad — índica, lleno de culpa.

— No te confundas, no es piedad, es venganza — aclara la bruja mientras

Uriel desaparece en el portal diciendo.

— La estaré esperando con los brazos abiertos —

Al ver qué el maldito ya no se encuentra cerca de Nice, la abrazo más

fuerte besándola con desesperación. La amo, la amo tanto que duele y no

cabe duda de que ella me ama también. Nice la Russus, la humana, mi

compañera, la reina Lycan.

304. Epilogo

Epílogo

Kresly

La batalla entre Gárgolas, vampiros y Lycans dejo muchas bajas. Y el

caniche o Canis está entre ellas. A pesar de que ya han pasado 5 días

desde su pelea con Uriel Casandra, no ha dejado de morderlo,

intentando salvarlo. Pero eso no dará resultado. Solo hay una forma de

salvarlo y al decirle el cómo la vampira me miró llena de determinación.

Esta mujer irá al mismísimo infierno para salvar a su amado de las garras

de la muerte. Y no irá sola, Eunice se ofreció acompañarla. ¿Quién lo

diría? Al ver a Eunice ahora puedo ver un futuro distinto y en este una

compañera aparece en él. Tal vez por algo pasan las cosas.

Arcan y Laura regresaron a Argos junto a los guerreros sobrevivientes.

En vez de esclavizarlos y darles trabajo forzado como prisioneros de

guerra, optaron por regresarlos a su tierra natal y ayudar a romper con el

septo y los remanentes de la logia. No será nada fácil, pero sé que podrán

hacerlo. Esos dos son un buen equipo. Rael no tuvo esa suerte, Laura

1259
decidió impartir justicia poética y nadie se negó a ello. Cuando todos en

el concilio de guerra escucharon las declaraciones de Laura y de lo que

Rael hizo con la compañera de su hermano y su hijo recién nacido, nadie

se negó a dejarla actuar. Ella y Arcan llevaron a Rael dónde se encuentra

un nido de hadas y lo dejaron allí para alimentarlas.

William tomó el mando del pueblo vampir ayudado por Iván y se

dirigen a reconstruir Nosferatus con la ayuda de los Lycans junto a sus

compañeras a las que cuidan muy celosamente.

Pero antes de la partida de todos invadir uno de los salones sanos y lo

decoré para una fiesta. No pienso irme sin darle a mi amiga su Baby

Shower.

Deukarion no entendía por qué la fiesta si el niño no había nacido y le

pareció raro que toda la decoración del lugar fuera color rojo. Bueno, es

el color favorito de su mujer, así que deberá soportarlo.

— ¿De verdad piensas ir junto a él?— me pregunta nerviosa Nice. No

entiendo por qué se preocupa por mí, yo no soy quien va a parir un bebé

en un par de meses.

— Tranquila, volveré para su nacimiento, no puedo dejar a mi ahijado

sin su madrina ¿Te imaginas a estos idiotas tratando de enseñarle algo de

rap y cine?— mis palabras la hacen reír.

— No, tienes razón — dice ella mientras mira las ventanas con angustia.

— No te preocupes por eso — le digo — la maldición de mi madre no

afectará a tu hijo —mis palabras la emociona y me abraza con fuerza. Sé

que todos los Lycans del salón están parando sus orejas a nuestra charla

porque al oírme todos se abrazan emocionados. Incluso William e Iván

están contentos con eso.

Idiotas, me preguntó que harán con sus propios hijos. Sé que creen que

son estériles por ser vampir

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Pero eso se solucionaría fácilmente si consumieron un poco de la sangre

de Nice. Se los diré antes de partir, estoy segura de que sus compañeras

estarán felices por ello. Pero por ahora los dejaré disfrutar de su candente

luna de miel. En este lugar todos se ponen lujuriosos bajo la luz de la

luna.

Me preguntó cómo estará liderando Caspian con su necesidad de sangre

a plena luna llena terrestre. Si no pudo controlar su deseo con Nice con

su compañera será aún más difícil. Espero que Kiki sepa calmarlo.

Los Orcos piensan regresar a su reino, pero en el camino puede que se

encuentren con una bruja más violenta que yo. Veremos cómo lidian con

Presly.

Y ruego que Lesly tenga paciencia con Sergan.

Tal vez parezca que la historia de Nice y Deu llegan a su fin, pero su

historia solo fue el tronco de un gran árbol que no deja de crecer.

Glaukos sigue llena de historias por contar.

¿Quieren conocerlas todas? Espera a que AracneaMA te las cuente. De

algo estoy más que segura, veo en el futuro que te gustarán.

FIN

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Esta increíble historia continua con el libro

Sangre y luz, donde veremos que ocurrio con

Caspian y la humana.

Los invito a seguir el instagram de la autora que

es @aracnea.ma, para queconoscan mas etalles

de esta saga y pudan apoyar a una escritora

latina (de Argentina) con ansias de ser conocida

por mas lectores.

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