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La energía del sol se puede dividir en dos tipos según como es el aprovechamiento de la misma:
Energía solar térmica: aquí la energía proveniente del sol se transforma en energía
térmica, también llamada calorífica.
Energía solar fotovoltaica: en este caso, la energía solar se transforma en energía eléctrica
a partir de los tan nombrados paneles solares.
(Verdino, 2021)
Energía de biomasa: La
energía atmosférica es esencial
para el crecimiento de la
vegetación, que a su vez puede
ser utilizada como biomasa para
generar calor o electricidad a
través de la combustión
controlada.
Tipos de biomasa, Se pueden
identificar tres tipos diferentes
de biomasa, teniendo en cuenta
qué materia prima se utiliza para su producción:
Biomasa residual. Se genera a partir de los residuos producidos por ciertas actividades
humanas. Algunos de sus beneficios son que ayuda a bajar el número de vertederos,
reduce la contaminación y las probabilidades de incendio, y es una opción económica.
Por ejemplo:
Excedentes agrícolas. Los granos que no fueron utilizados como alimento para animales
o personas se usan como biocombustibles o para la generación de electricidad. Algunos
excedentes que se utilizan son cáscaras de almendras, huesos animales o los restos de una
poda.
Natural. Se produce en ecosistemas naturales, sin la intervención del ser humano. Se
pueden utilizar residuos de plantaciones, ramas, coníferas, leñas, frondosas o los restos de
un aserradero. Para no perjudicar al medio ambiente, no se deben utilizar de manera
extensiva.
Cultivos energéticos. La energía se produce a partir de cultivos que fueron producidos
especialmente para ello. Estos cultivos se caracterizan por su resistencia y por su gran
capacidad de adaptación a terrenos inhóspitos. En este grupo se encuentran el sorgo, la
caña de azúcar, los cereales, la pataca y la cynara, entre otros.
(Editorial, 2022)