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Parte 1: Orígenes Olmecas del Darkling

En los antiguos relatos de la cultura Olmeca, se menciona una entidad oscura y


enigmática conocida como "Xolotl'ek", que se traduce como "El Oscuro" en la lengua
de los antiguos. Esta criatura era considerada como un ser primordial, vinculado a los
ciclos de la vida y la muerte, y se creía que residía en los lugares más profundos de la
tierra, en las oscuras cuevas y abismos ocultos bajo la superficie.

Los Olmecas, siendo un pueblo profundamente conectado con la naturaleza y el mundo


espiritual, veneraban a Xolotl'ek como un guardián de los límites entre el mundo de los
vivos y el reino de los muertos. Se creía que este ser poseía un poder inmenso y oscuro,
capaz de influir en los destinos de los hombres y las bestias por igual.

Con el tiempo, los conocimientos y rituales relacionados con Xolotl'ek fueron pasados
de generación en generación, hasta llegar a ciertos grupos de brujos negros que
buscaban poder más allá de los límites de lo humano. Estos brujos, influenciados por las
enseñanzas de Xolotl'ek, descubrieron la manera de convocar y pactar con esta entidad
para obtener sus favores en la cacería de bestias de otras mitologías.

Así, el Darkling, una entidad nacida de la oscuridad primordial de la cultura Olmeca, se


convirtió en una herramienta poderosa para aquellos que buscaban dominar los reinos
sobrenaturales y conquistar a sus enemigos. Su origen en las raíces mismas de la
civilización mesoamericana le confiere un aura de antigüedad y misterio que lo hace
aún más temible y enigmático.

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