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Los autores españoles se marchan al exilio, y debido a la Segunda Guerra Mundial, los

intelectuales junto a los escritores europeos emigran a Sudamérica huyendo de sus regímenes
políticos. Por eso hay tanta calidad literaria y artística además de renovaciones en Sudamérica
durante estos años. A partir de los años 40 se produce una renovación del lenguaje de la
estructura de la novela y de las técnicas narrativas. En los años 60, es cuando aparece lo que
se conoce como el “boom”de la narrativa hispanoamericana, que es cuando adquiere
reconocimiento internacional.

El realismo mágico supone la búsqueda de la propia realidad americana y para encontrarla se


acude a la naturaleza, la historia, a lo irreal y a lo maravilloso como si formase parte de la
verdadera realidad, hasta que lo fantástico y lo real se confunden.

La noción del realismo mágico fue empleada por primera vez por Franz Roh, quien utilizó
esta expresión para referirse a una realidad modificada. Después fue utilizado por el
venezolano Arturo Uslar que lo utilizó para describir ciertos autores de origen
latinoamericano. Desde entonces, se considera el realismo mágico como objeto literario que
tuvo su auge a mitad del siglo XX.

Mezcla elementos fantásticos y mágicos, percibidos como algo cotidiano por parte de los
personajes, y recibe importancia todo lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
También se incluyen los mitos y las leyendas que forman parte de la antigüedad
latinoamericana. Introduce múltiples narradores. Apareció en la época del “boom” y a pesar
de introducir elementos de fantasía no es una novela de ficción ya que contiene elementos
que pertenecen a la realidad.

La temática posee elementos reales e irreales que tienen que ver con la memoria
latinoamericana y con la búsqueda de la propia identidad. El espacio no es concreto y los
personajes son un poco “locos” porque tienen una habilidad mímica y realizan viajes en el
espacio y en el tiempo sin moverse de lugar, como si estuvieran en trance. El tiempo tampoco
es concreto y se percibe como cíclico y distorsionado ya que mezcla presenta pasado y futuro.

Los escenarios están relacionados con la pobreza y marginalidad de la realidad


latinoamericana. Destacan entre los autores Gabriel García Márquez y Miguel Ángel
Asturias. El realismo mágico fue la respuesta para aquellos autores que viviendo en países
donde la dictadura y la censura no permitían expresarse libremente, pudieron hacerlo en
Hispanoamérica sin arriesgarse a ser condenado a muerte.

Las obras de Miguel Ángel Asturias se caracterizan por la densidad narrativa y la riqueza
lingüística. Se centran en las tradiciones y la cultura de los indígenas de su tierra que se se
suman a una denuncia social.
El objetivo del autor es conocer la verdad oculta en las cosas al igual que los surrealistas.
Quieren comprender el sentido de la vida y de la sociedad y por eso están en permanente
búsqueda con elementos sobrenaturales, superstición y fantasía.

Julio Cortázar domina el relato corto y destaca por ser un escritor comprometido. Muchos de
sus cuentos utilizan elementos fantásticos sin salir de la realidad cotidiana, es decir, inserta en
la vida diaria lo fantástico enriqueciendo esta realidad. Su segunda novela, Rayuela es una
obra destacada ya que renueva el lenguaje; distorsiona el tiempo y el espacio; utiliza no solo
capítulos, sino secuencias como La Colmena y por ello puede leerse en diferente orden.
Busca la participación del lector para reconstruir un caos integral.

Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura y es el autor por excelencia del
realismo mágico con Cien años de soledad, que se considera un hito en la literatura mundial,
especialmente la escrita en castellano. Es una obra compleja, una fábula donde el autor
construye un universo particular. Es una alegoría de la tierra colombiana, aunque también de
toda Hispanoamérica, señalada como una “parábola de la creación”. La fantasía y la realidad
se funden y el lenguaje está lleno de matices. Se narra la historia de la familia Buendía y de
un pueblo mítico, que desde el fundador de la familia hasta el último nacen todos con cola de
cerdo. Van ocurriendo diversos acontecimientos en un mundo fantástico y mágico.

Juan Rulto escribió Pedro Páramo una novela que se inicia con el personaje de Juan
Preciado, quien promete a su madre que regresaría para reclamar a su padre lo que no les dio.
Sugiere que no tenía intenciones de cumplir la promesa hasta que comienza a tener sueños
que lo inducen a viajar. La narración está fragmentada y hay diálogos con su difunta madre.
Preciado se encuentra a varias personas que percibe como muertas y empieza el monólogo
interior del padre como narrador omnisciente, como la mayoría de los personajes. A su padre
lo describe como un astuto jefe y cruel aunque adoraba a su hijo.

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