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Doctrina y Convenios 136

Ven, Sígueme
Cuando el Señor reveló la sección 136, los santos tenían una jornada larga y di;cil que afrontar,
bajo la dirección de Brigham Young. Conforme lean la sección 136, piensen en las cosas di;ciles
que su familia podría afrontar. ¿Qué consejo encontramos en esa revelación que pudiera
ayudarnos a obtener acceso a la ayuda y el poder del Señor?

Doctrina y Convenios 136:4.


¿Qué significa “[a]nda[r] en todas las ordenanzas del Señor”? ¿De qué manera influyen en nuestra
vida diaria las ordenanzas que hemos recibido?

Del libro Revelaciones en contexto


“Este será nuestro convenio”
D. y C. 136. Chad M. Orton.

En febrero de 1846, Brigham Young dirigió una compañía de vanguardia formada por 300 hombres
seleccionados que cruzaron el helado río Misisipi. En ese momento, su plan era llegar a un lugar de
refugio en las Montañas Rocosas ese verano y plantar cosechas para alimentar a las personas que
llegarían después, ese mismo año. No obstante, durante los meses posteriores, las cosas no
salieron según lo previsto. Las abundantes lluvias provocaron que el cauce de los arroyos y ríos
subiera muy por encima de los niveles normales, y convirtieron las extensas llanuras de Iowa en
pantanosas ciénagas. Al mismo tiempo, más de mil santos, muchos de ellos mal preparados para el
viaje, insistieron en unirse a la compañía avanzada, porque deseaban estar cerca de los líderes de
la Iglesia en una época de incertidumbre. El avance era tan lento que Brigham Young abandonó la
idea de llegar al destino que había visualizado ese año y, en lugar de ello, estableció Winter
Quarters a orillas del río Misuri.

Además de ese grupo avanzado de pioneros, miles de Santos de los Últimos Días abandonaron
Nauvoo, la mayor parte de ellos siguiendo un plan previamente establecido. En el otoño de 1846,
más de 7 000 personas vivían en Winter Quarters, en cuevas, carromatos, chozas improvisadas y
cabañas construidas rápidamente. Otras 3 000 personas pasaron el invierno en varios lugares a lo
largo de la ruta, en una situación similar. Muchos estaban enfermos por desnutrición y frío, y
algunos estaban viviendo una crisis de fe. Estas circunstancias tan difíciles hicieron que el invierno
de 1846–1847 fuera una de las épocas más complicadas de la vida de Brigham Young. Se sentía
“como un padre con una gran familia de hijos a [su] alrededor” y posteriormente recordó que sus
responsabilidades le pesaban como si fueran “veinticinco toneladas”.

En enero de 1847 había perdido tanto peso que su ropa ya no le quedaba bien. Se había
preocupado por los santos, había impartido consejos sobre lo que había que hacer y había orado
pidiendo guía divina. La respuesta llegó el 14 de enero de 1847. Dos días más tarde, Brigham
Young invitó a los santos a aceptar la “Palabra y la Voluntad del Señor” (D. y C. 136). Como la
revelación comienza dirigiéndose “al Campamento de Israel en su jornada hacia el oeste” (D. y.
C.136:1), algunos han supuesto que la revelación es simplemente una guía para organizar las
compañías de pioneros y han subestimado el papel que jugó para volver a centrar tanto a Brigham
Young como a la Iglesia. Al ayudar a los santos a recordar que su comportamiento durante el viaje
era tan importante como su destino, la revelación ayudó a transformar la migración hacia el oeste
de una necesidad desafortunada en una importante experiencia espiritual común.

Prestar oído a la voz


Tras recibir respuesta a sus oraciones, Brigham Young se puso
inmediatamente manos a la obra para asegurarse de que los santos
supieran sin ninguna duda lo que el Señor esperaba de ellos. José Smith
ya había enseñado muchos de los principios que se encuentran en la
revelación, pero no siempre habían constituido una parte importante
del éxodo de 1846. Aunque muchos santos habían ignorado
voluntariamente el consejo durante el viaje del año anterior, hubo muchos más a quienes no se
había enseñado suficientemente. Brigham pidió ayuda al resto de los apóstoles para enseñar los
principios revelados, tal como se mandaba en la revelación. Al enterarse de la revelación, Horace
Eldredge afirmó “que su puesta en marcha llegaría a ser [la] salvación de ellos”. Hosea Stout
comentó que, después de que la revelación aportara calma y unidad frente a las pruebas
inesperadas, “acallaría las grandes disputas” que habían complicado el trayecto a través de Iowa.
Conforme fue confiando en la palabra revelada, el pueblo dejó de sentir la urgencia de viajar
físicamente con los Doce. Los Doce, a su vez, quedaron libres para aportar liderazgo a la Iglesia en
lugar de tener que preocuparse por las operaciones cotidianas de un grupo en concreto.

En el Campo de Sion de 1834, José Smith había utilizado un modelo de organización de una
presidencia compuesta por tres miembros, con capitanes sobre grupos formados de cien,
cincuenta y diez personas. Brigham Young había intentado aplicar este modelo antes de que los
santos se marcharan de Nauvoo, pero no se estableció como una gran prioridad. Pero en ese
momento, en 1847, la forma de organizar a los santos llegaría a ser tan importante que incluso
antes de que Brigham Young terminara de escribir la revelación, propuso que “se escribieran
cartas para instruir a [los] hermanos sobre cómo organizar las compañías para la emigración”.
Además de nombrar capitanes, Brigham supervisó dos cambios más en la organización. El tamaño
de una compañía se limitaría a 100 carromatos como máximo. Y una vez que las personas entraran
a formar parte de una compañía, se esperaba de ellas que viajaran juntas durante todo el trayecto.
Esos cambios constituyeron una diferencia notable con respecto a la poca organización que
caracterizó el éxodo de los santos a través de Iowa. Aunque no siempre se consiguió la situación
ideal, a principios de 1847 el éxodo mormón se convirtió en “la emigración más minuciosa,
planificada con más deliberación y más abundantemente organizada de toda la historia de
Norteamérica”, en comparación con el movimiento fluido que se daba entre las compañías y que
era tan habitual entre los emigrantes que no eran Santos de los Últimos Días y que también se
dirigían hacia el oeste.

Además de asegurarse de que los santos se organizaran conforme a la palabra del Señor, Brigham
Young y los Doce se encargaron de demostrar a los santos cómo debían vivir de acuerdo con la
voluntad del Señor. Brigham llegó a entender que, en lugar de lanzarse meramente a recorrer un
trayecto que otras personas seguirían, la compañía de vanguardia estaba estableciendo la ruta de
un convenio. De esta manera, todas las personas que iban a emigrar debían viajar “con el convenio
y la promesa de guardar todos los mandamientos y los estatutos del Señor” (D. y C. 136:2). Más
adelante, la revelación declara: “Y este será nuestro convenio: Andaremos en todas las ordenanzas
del Señor” (D. y C.136:4).

Durante los meses previos al éxodo de Nauvoo, los líderes de la Iglesia hicieron un esfuerzo
coordinado por asegurarse de que el mayor número posible de santos hiciera convenios sagrados
mediante su participación en las ordenanzas del templo. Si se esforzaban por guardar sus
convenios y vivir los mandamientos, podrían adjudicarse la promesa de recibir “poder de lo alto”
para que los bendijera y los ayudara. Además, el Señor recordó a los santos: “Soy el que saqué a
los hijos de Israel de la tierra de Egipto; y mi brazo está extendido en los postreros días para salvar
a mi pueblo Israel” (D. y C. 136:22). Entre el resto de características que definieron el camino del
convenio se encontraban el recordatorio a los santos de que debían ayudar a los necesitados “en
proporción al valor de sus propiedades”. Esa responsabilidad también incluía la promesa del Señor
a los santos si lo hacían de buena gana: “… seréis bendecidos en vuestros rebaños, y en vuestros
hatos, y en vuestros campos, y en vuestras casas, y en vuestras familias” (D. y C. 136:8, 11). Las
virtudes de la paciencia, la humildad y la gratitud mediante el cumplimiento de los convenios y el
ocuparse de las responsabilidades temporales indicadas en la revelación también ayudarían a los
pioneros Santos de los Últimos Días a establecerse en aquellos parajes, crear nuevos hogares y
comunidades, y colocar los cimientos de una Iglesia destinada a inundar el mundo.

Mensaje del Presidente Russell M Nelson


16 de enero 2018
h"ps://www.churcho-esuschrist.org/broadcasts/ar5cle/first-presidency-
message/2018/01/introduc5on-to-the-first-presidency?lang=spa

Ahora bien, a cada miembro de la Iglesia le digo:


Manténgase en la senda del convenio. Su compromiso de
seguir al Salvador, haciendo convenios con Él y luego
guardando esos convenios, abrirá la puerta a cada privilegio y bendición espirituales que están
disponibles para las mujeres, los hombres y los niños en todas partes. Como una nueva
presidencia, queremos empezar con el fin en mente. Por esa razón, nos dirigimos a ustedes hoy
desde un templo. El fin por el que todos nos esforzamos es ser investidos con poder en la casa del
Señor, ser sellados como familias, ser fieles a los convenios hechos en el templo que nos hacen
merecedores del don más grande de Dios, que es la vida eterna. Las ordenanzas del templo y los
convenios que ustedes hacen allí son claves para fortalecer su vida, su matrimonio, su familia y su
capacidad para resistir los ataques del adversario. Su adoración en el templo y el servicio que
presten allí por sus antepasados los bendecirá con mayor revelación personal y paz, y los
fortalecerá en su compromiso de mantenerse en la senda de los convenios.
DyC 136. Contexto adicional

Doctrina y Convenios 136:1–4 refleja dos acontecimientos importantes que ocurrieron al principio
del éxodo de los santos a las regiones occidentales de América del Norte. Primero, incluso
mientras los santos se preparaban para dejar sus hogares en Nauvoo, completaron la obra en el
Templo de Nauvoo. Brigham Young y los demás líderes de la Iglesia que ya habían recibido las
ordenanzas del templo se apresuraron a proporcionar las bendiciones del templo a todos los
santos que las desearan. Estaban trabajando a contra reloj; sabían que el templo de Nauvoo
tendría que ser abandonado cuando abandonaran el área. Para febrero de 1846, cuando los
primeros santos comenzaron a salir de Nauvoo, más de seis mil de ellos recibieron sus bendiciones
en el templo[1]. Sus convenios sagrados del templo sostuvieron a los santos en años difíciles
mientras la Iglesia buscaba un nuevo hogar. Sarah Pea Rich dijo más tarde que "si no hubiera sido
por la fe y el conocimiento que nos fue otorgado en ese Templo", el viaje a través de las
Grandes Llanuras "habría sido como dar un salto en la oscuridad"[2].

El convenio que se explica en el versículo 4, “andaremos en todas las ordenanzas del Señor”,
incluye los compromisos sagrados que los santos hacen en el templo de vivir la ley de
consagración. El compromiso de vivir esta ley se convirtió tanto en una parte vital del viaje hacia el
oeste como en una gran parte de su éxito.

Este principio de vivir las ordenanzas del evangelio ayudando a otros en el viaje se ilustró de
manera dramáqca en 1856 cuando llegó a Salt Lake City la noqcia de que las compañías de carros
de mano Marqn y Willie estaban atrapadas en las llanuras altas de Wyoming con un clima invernal
mortal acercándose a ellos. Brigham Young se levantó en una reunión de la conferencia general,
pidió voluntarios para rescatar a las compañías varadas y declaró a los santos: “Les diré que su fe,
religión y profesión de religión nunca salvarán ni un alma de ustedes en el Reino Celesqal de
nuestro Dios, a menos que pongan en prácqca los principios que ahora les estoy enseñando. Vayan
y traigan ahora a esa gente que está en las llanuras. Y aqendan estrictamente a las cosas que
llamamos temporales o deberes temporales. De lo contrario, su fe será en vano. La predicación que
han escuchado será en vano para ustedes y serán hundidos en el infierno, a menos que presten
atención a las cosas que les decimos”[4].

Los convenios del templo unieron a los santos de 1847 en un compromiso de encontrar su nuevo
hogar. Estos convenios también obligaron a los santos a rescatar a los sufridos pioneros de la
compañía de carromatos de 1856. Los mismos convenios obligan a los Santos de los Últimos Días
de nuestro tiempo a consagrar sus dones para rescatar a sus hermanos y hermanas.

[1] Lisele G. Brown, “The Sacred Departments for Temple Work in Nauvoo: The Assembly Room and the Council Chamber,” BYU
Studies, vol. 19, no. 3 (1979), 361–74.
[2] Sara DeArmon Pea Rich Autobiography, 1885–1893, citado en “Nauvoo Temple”, ChurchofJesusChrist.org.
[4] LeRoy R. Hafen y Ann W. Hafen, Handcarts to Zion, 1960, 120–21.
La Senda de los Convenios
Elder Gerrit W. Gong

¨Ya que lo convenios son con Dios, nuestra senda de los convenios se idenDfica por nuestra
relación y conexión con Jesucristo, nuestra travesía de la vida caminando juntos. Aunque a
menudo describimos la senda de los convenios por medio de las ordenanzas salvadoras,
hoy hacemos hincapié en los convenios que hacemos por medio de esas ordenanzas¨
¨¿Qué sucede si recordamos los convenios que cada ordenanza nos invita a hacer con
Dios?

Mediante las ordenanzas del bauDsmo y la confirmación, hago


convenio de:
• Tomar sobre mí el nombre de Jesucristo
• Recordarle siempre
• Y guardar Sus mandamientos

Mediante la ordenación al sacerdocio, hago convenio de:


• Obtener el sacerdocio
• Magnificar mi llamamiento
• Vivir fielmente la palabra de Dios}
• Servir a los demás

Mediante las ordenanzas de invesDdura, hago convenio de


guardar las leyes de:
• Obediencia
• Sacrificio
• El Evangelio de Jesucristo
• CasDdad
• Consagración

Mediante la ordenanza del sellamiento, junto a mi cónyuge hago


convenio de:
• Amarnos y cuidarnos mutuamente y a nuestros hijos
• Y ayudarnos como compañeros iguales

¨Por medio de las ordenanzas hacemos convenios, esas ordenanzas y convenios idenDfican
el camino que Dios Dene para nosotros. Nuestros convenios fortalecen nuestra fe, deseo y
capacidad para senDr el amor y el cuidado de Dios y servir a quienes nos rodean¨

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