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Via Crucis de los padres de la Iglesia y otros autores:

Introducción:

La cruz es el símbolo de todo lo difícil y pesado, y que resulta tan


opuesto a la naturaleza que, cuando uno toma esta carga sobre sí, tiene la
sensación de caminar hacia la muerte. Y ésta es la carga que ha de llevar
diariamente el discípulo de Cristo. El anuncio de la muerte ponía ante sus
discípulos la imagen del Crucificado y esto mismo hace todavía hoy en
cuantos leen o escuchan el Evangelio. Hay en esto una intimación callada a
responder de manera conveniente. La invitación a seguir a Cristo por el Vía
Crucis de la vida nos da la respuesta oportuna y, al mismo tiempo, nos hace
comprender el sentido de la muerte en la Cruz, ya que a estas palabras
sigue
sigue inmedi
inmediata
atamen
mente
te la advert
advertenc
encia:
ia: “Qu
“Quien
ien qui
quiera
era sa
salva
lvarr su vid
vidaa la
perderá; pero quien perdiere su vida por amor a mí, la salvará”. Cristo
ofreció su vida para abrir a los hombres las puertas de la vida eterna. Mas
para ganar esta vida eterna hay que renunciar a la terrena. Hay que morir
con Cristo y con él resucitar: morir con la muerte del sufrimiento que dura
toda la vida, con la negación diaria de sí mismo y, si se tercia, con la
muerte sangrienta del martirio por el Evangelio.

Edith Stein
I Estación: Condenan a muerte a Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

¿Eres tú el rey de los judíos? […] Ni siquiera los judíos han pod
podido
ido
encontrar una acusación falsa contra el salvador […]
Jesús le respondió: Tú lo dices [...] entonces Pilato le dijo: ¿No oyes todo
lo que estos declar
declaran
an contra ti? […] Pero JJesús
esús no quiso responder
responder nada,
no sea que, al desaparecer el motivo de condena, el gobernador lo dejara
libre y quedaran postergados los beneficios de la cruz. […]
Había entonces un preso famoso llamado Barrabás […] Pilato les ofrece la
oportunidad de optar por el que quieren que deje en libertad, el ladrón o

Jesús, sin dudar de que ellos elegirían a Jesús pues sabía que lo habían
entregado por envidia. […]
Pero ellos gritaban más fuerte: Que sea crucificado , […] Al ver que
no se llegaba a nada sino que aumentaba el tumulto, Pilato tomó agua y se
lavó las manos delante de la multitu
multitud
d diciendo: Soy inocente de la sangre
de este justo, es asunto vuestro. […] Entonces les soltó a Barrabás, y a
Jesús […] ajustándose a las leyes romanas mandó azotarlo. Fue entregado a
los golpes de los soldados y aquel cuerpo sacratísimo, aquel pecho que
contenía a Dios, fue desgarrado por los golpes. Seguidamente se lo entregó
para que lo crucificaran.
San Jerónimo

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
II Estación: Jesús carga con la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
III Estación: Cae Jesús por primera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.
Mirad, dice el Padre, mi humillación y mi trabajo; porque pobre soy
y vivo en trabajos desde mi juventud. Trabaj
Trabajóó suf
sufrie
riendo
ndo:: sus man
manos
os
sirvieron en los trabajos.
Mira ahora lo que dice del dolor: ¡Oh vosotros todos los que pasaís
por el camino, atended y ved si hay dolor semejante al mío!
Verdaderamente el tomó sobre sí nuestras dolencias y sobrellevó nuestros
dolores. Verdaderamente fue varón de dolores, pobre y que sabe de
padecer, el tentado en todo, pero sin pecado. Tuvo en su vida una acción
pasiva, y en su muerte una pasión activa, obrando la salud en medio de la

tierra.
San Bernardo

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
IV Estación: Jesús encuentra María su santísima madre
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

Habiendo yo evitado las fatigas, ¿cómo es posible que experimente


dolor en mi corazón? ¿Por qué, entonces, prorrumpí en gritos de alegría
cuando aquel bienaventurado mensajero vino a anunciarme el parto, a dar a
conocer el indulto de la estirpe de los desdichados mortales y a traerme un
gran júbilo gozoso? Y no es que ante sus palabras yo me dejara engañar
fácilmente. Quedé bien convencida por el portador del maravilloso mensaje
que se me anunciaba que yo no daría a luz una víctima para un sacrificio
por él, sino a aquel que era soberano de cielos y tierra […] Por eso ¿Cómo

es posible que un dardo agudísimo me traspase las entrañas. Yo estaba


presta a acudir de noche para contemplar las vejaciones que mi hijo
hijo pudiera
padecer.
San Gregorio Nacianceno

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
V Estación: Simón ayuda a llevar la cruz de Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

“Después de cargar con el árbol de la cruz y ponerse en marcha,


encontraron y pararon a un hombre de Cirene – es decir, un pagano-, y le
pusieron encima el árbol de la cruz”. Así es como dieron voluntariamente
el árbol de la cruz a los gentiles pues los judíos en su rebeldía, habían
rehusado la venida del que les traería toda bienaventuranza. Al rechazar la
cruz, ellos mismos en su envidia la arrojaron a los gentiles. Ellos la
arrojaron en su envidia y los gentiles la recibieron provocando una envidia
mayo
mayorr en lo
loss ju
judí
díos
os.. El Seño
Señorr acep
aceptó
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que la re
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cibi
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eran
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gentil
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es

provocando también la envidia entre sus contemporáneos. Al llevar el árbol


de la cruz Cristo manifestó la señal de su victoria. El había dicho que nadie
le presionaría con la muerte: “yo tengo poder para darla y tengo poder para
quitarla”.
quitarla”. Entonc
Entonces,
es, ¿Por qué lleva
lleva la cruz otro?
otro? Para demostrar
demostrar que quien
no tiene pecado sube a la cruz por aquellos que le rechazaron.

Efrén de Nisibi
V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí.
VI Estación: Una piadosa mujer enjuga el rostro de Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

Ese tu rostro, espejo de la gloria,


Cayó sobre la tierra, y la besaste,
Madre, por despedida en tanto el beso
De tu Padre envolvíate la angustia
del oprimido pecho. Y de la tierra
tu sudor enjugó el rostro besándolo
con ansia de abrevar a los olivos
que oían tus sollozos […]

Con tierra, por tu Verbo hecha divina,


Veremos los misterios de ultratumba
Los ojos restregándonos. No escondas
de nosotros tu rostro, que es volvernos,
chispas fatuas, a la nada matriz.

Miguel de Unamuno
V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí.
VII Estación: Cae Jesús por segunda vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

El principio reparador,
reparador, así como ordenadamente
ordenadamente produjo el humano
linaje, así también hubo de repararlo ordenadamente. Por consiguiente, de
tal manera debe repararlo que deje a salvo la libertad del albedrío, el honor
de Dios y el orden del gobierno universal. Porque hubo de reparar, pues, el
humano linaje salvando la libertad del albedrío, lo reparó mediante un
ejemplo eficacísimo, a saber: no solo incitando, sino también enseñando a
subir a la cima de las virtudes. Nada enseña tanto al hombre la práctica de
la virtud como el ejemplo del que sufre la muerte de la justicia y obediencia

a Dios, y no una muerte cualquiera, sino una muerte penosa.

San Buenaventura
V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí.
VIII Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

La muerte de Cristo no es para lamentarse. EL Señor que tiene poder


sobre la muerte, quiso destruir la muerte. Al ser el Señor lo realizó por
completo. Todos nosotros pasamos de la muerte a la vida. El concepto que
los judíos – y los que pensaban como ellos- tenían sobre el Señor era falso.
No sucedió lo que habían pretendido, sino que aconteció lo contrario. […]
Esa es la razón por la que el Señor consoló a las mujeres que lloraban
cuan
cuando
do era
era cond
conduc
ucid
idoo a la muer
muerte
te,, di
dici
cién
éndo
dole
les:
s: “no llor
lloréi
éiss po
porr mi”,
mi”,
queriendo significar con estas palabras no era un motivo para estar triste,

sino alegre, puesto que aunque Él moría por nosotros, Él vive; y que no
comenzó a existir de la nada sino del Padre.
Padre Atanasio
V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí.
IX Estación: Jesús cae por tercera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

Quien ama al hermano permanece en la luz y no sufre tropiezo (1 Jn,


2-10). Os lo suplico por Cristo. Dios nos alimenta; hemos de restablecer
nuestros cuerpos en el nombre de Cristo; […] ¿Quiénes son los que
tropiezan o hacen tropezar? Los que tropiezan en Cristo y en la Iglesia. A
los que tropiezan en Cristo es como si les quemara el sol; a los que
tropiezan en la Iglesia, como si les quemara la luna. Pero dice el salmo: de
día no te quemará el sol ni la luna de noche (Sal. 120, 6). Es decir si
conservas la caridad, no tropezarás ni en Cristo, ni en la Iglesia; no

abandonarás ni a Cristo ni a la Iglesia.

San Agustín

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
X Estación: Despojan a Jesús de sus vestiduras
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

¡Oh, que impropio es llamarme siervo tuyo, y andar desnudo de lo


que tú tan siempre, y tan adentro de ti, y tan abundantemente anduviste
vestido! Dinos, oh amado Jesús por tu dulce cruz ¿hubo algún día que de
esta
esta ro
ropa
pa te de
desn
snud
udas
ases
es,, to
toma
mand
ndoo desc
descan
anso
so?? […
[…]] ¡Oh,
¡Oh, qu
quéé nunc
nuncaa
descansaste, porque nunca nos dejaste de amar, y eso te hacía siempre
padecer! Y cuando te desnudaron la ropa e fuera, como encima de una
mesa sobre la cruz te cortaron otra ropa bien larga de pies a cabeza, y
cuerpo y manos, y no habiendo en ti cosa que no estuviese teñida con tu

benditísimo sangre, hecho carmesí resplandeciente y precioso.


precioso.

Juan de Ávila

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.
XI Estación: Jesús es clavado en la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

En el punto mismo en que caíamos en pecado, lanzó Dios contra


noso
nosotr
tros
os se
sent
nten
enci
ciaa de co
cond
nden
enac
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iónn et
eter
erna
na,, y ¿q
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asiv
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Redentor? Cance
ncelando el acta escrita cont
ntrra nosot
osotrros con sus
prescripciones, que nos era contraria, la quitó de en medio clavándola en
la cruz
cruz (Col
(Col 2, 14).
14). Co
Conn su sangr
angree canc
cancel
elóó el decr
decret
etoo de nues
nuestr
traa
condenación y lo fijó en la cruz para que, al levantar la vista para mirar la
sentencia condenatoria, viésemos a la par la cruz donde Jesús moribundo lo
enclavó y borró con su sangre,

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.

XII Estación: Muerte de Jesús en la cruz


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.

XIII Estación: Desclavan a Jesús y lo entregan a su madre


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.
V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí.

XIV Estación: Dan sepultura al cuerpo de Jesús


V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste
redimiste el mundo.

Y tomando el cuerpo de Jesús lo envolvió en una sábana limpia La


simplicidad de la sepultura del Señor condena las pretensiones de los ricos
que, incluso en sus sepulturas, no pueden prescindir de sus riquezas. Según
el sentido espiritual podemos pensar también que el cuerpo del Señor debe
ser envuelto no con oro, piedras preciosas y telas preciosas sino con una
tela pura, aunque también es posible que signifique que el que envuelve a
Jesús en una tela pura es el que lo ha recibido en un alma pura.
Y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho clavar en la
roca. Después hizo rodar una gran piedra en la entrada del sepulcro y se
fue. […] Este sepulcro nuevo puede representar también el seno virginal de
María.

V. Pequé, Señor, pequé.


R. Ten piedad y misericordia de mí.

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