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Pocos días después de lanzada esta proclama, se hizo público un largo mensaje
que el Gobierno Provisional dirigía a la Reina Isabel II de España, dándole
explicaciones sobre las causas de su lucha. En ambos documentos de términos
claros y precisos, se explicaba y justificaba la lucha restauradora de 1863 con
argumentos parecidos a los de la guerra separatista de 1844: Opresión,
desconocimiento por parte de los nuevos gobernantes del modo de vivir de los
dominicanos, excesivos impuestos, imposición de leyes y funcionarios extraños,
amor a la libertad y disposición de lucha.
En esos mismos días se organizó un gobierno para dirigir la guerra. Por varios
decretos suscritos en Santiago el 25 de diciembre de 1863, el gobierno provisional
que se formó al inicio de la lucha quedó confirmado como “gobierno legítimo de la
República Dominicana”, se proclamó la guerra total contra España y se declaró a
Pedro Santana fuera de la ley. En seguida se empezaron a dictar las medidas
necesarias para organizar la lucha contra los españoles, siendo la mayoría de sus
disposiciones de carácter militar, como por ejemplo:
-El Decreto del 8 de febrero de 1864 imponiendo la pena capital a los espías y
delatores al enemigo.
-Otro el 12 de mayo, declarando que “todos los dominicanos son soldados de la
Patria” y disponiendo la conscripción al ejercito de todos los hombres desde los 15
hasta los 60 años.
-Otro decreto, del 13 de agosto, expulsando del país a los “miembros de las casas
de comercio que hallándose en el exterior mantienen relaciones con el enemigo”.
-Se autorizó a ciertos funcionarios a emitir vales por requisiciones hechas por el
gobierno para sus necesidades militares.
-Se autorizó la emisión de 150,000 pesos en bono del tesoro, los que serían
entregados a los acreedores del Estado, y que se podían usar para pagar
impuestos aduanales.
Mediante decreto del 19 de octubre de 1864, quedó prohibido “el uso de todo
tratamiento, no pudiendo atribuirse a ninguna autoridad dominicana los títulos de
Excelentísimo Señor, Vuestra Excelencia, Su Señoría, etc., u otros semejantes,
así como prohibiendo que las comunicaciones oficiales terminaran con la fórmula
“Dios guarde a usted muchos años”, utilizada por las autoridades peninsulares,
sustituyéndola por la frase “Dios y Libertad”.
La guerra restauradora había tenido cada vez más éxito para las armas
dominicanas, y a principios de 1865 únicamente Santo Domingo, Azua, Baní y
parte de la península de Samaná quedaban en poder de las autoridades
españolas.
Un nuevo ministerio en Madrid no vio otra manera de poner fin a la guerra que dar
por terminada la ocupación y el Gobierno Español, por un Real Decreto del 3 de
marzo de 1865 derogó el del 19 de mayo de 1861, y puso así fin oficial a los 4
años de este período de la historia dominicana.
Para negociar la evacuación de las tropas españolas, una comisión del Gobierno
Provisional de Pimentel se reunió con otra designada por el Gobernador La
Gándara en El Carmelo, en las afueras de la capital, donde suscribieron un
acuerdo en el que los dominicanos reconocían que la anexión había sido
espontánea y que su terminación se debía a un acto de “magnanimidad” de la
Reina de España, y además se obligaba el país a pagar una indemnización al
gobierno español por las mejoras introducidas por el gobierno de Pimentel, bajo el
argumento de que los comisionados dominicanos se habían excedido en sus
poderes, lo que era cierto, pues en ningún momento los delegados dominicanos
fueron autorizados a aceptar el pago de indemnizaciones y los términos del
Convenio de El Carmelo eran demasiado bochornosos para el honor de los
restauradores.