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Antecedentes de la guerra de la triple alianza

Gobierno de Carlos Antonio López


En la época de los primeros López, hubo un gran despliegue de potencialidades
estatales que incluyeron la creación de una constitución, la formación de un gobierno,
el desarrollo de una matriz productiva bastante única, el intento de formar parte de la
región como una unidad soberana. autónoma, la patrimonializarían mediante la
adquisición de edificios para la administración nacional, etc.

Carlos Antonio López Ynsfrán nació en Paraguay y es compañero de trabajo como


político, periodista, jurista, maestro y estadista. Fue cónsul y presidente. En 1841, el
quinto Congreso Nacional lo eligió como Primer Cónsul y Mariano Roque Alonso como
Segundo. En 1844, después del consulado, se llevó a cabo un congreso para aprobar
la Ley de Administración Pública, la cual fue la primera ley política fundamental en la
historia del Paraguay independiente. Es reconocido como el primer líder constitucional
de Paraguay, ya que fue con él que comenzó el período constitucional que se
extendería hasta 1870. Desde que comenzó a trabajar en el ámbito público, Carlos
Antonio López ha tenido un papel político destacado, siendo reconocido como el
fundador de la modernidad en Paraguay (1840-1870). Su objetivo era acercar al
Paraguay a los beneficios de la cultura universal, sin olvidar el ejercicio de la
soberanía.

El progreso político, económico y cultural del país fue impulsado por las numerosas
reformas implementadas por su gobierno. Debido a estos logros, fue reelegido en el
cargo en 1854 y 1857. Sin embargo, Carlos Antonio López continuó con las prácticas
autoritarias conocidas durante el gobierno de José Gaspar Rodríguez de Francia,
aunque sin la crueldad del primero, pero con la llegada de una nueva figura autoritaria:
el exilio. López hizo un gran aporte en cuanto a la educación al conceder becas a
jóvenes que solicitaban estudios en Europa, lo que permitió el surgimiento de una
nueva generación más instruida que tendría una gran influencia en la posguerra.
Posteriormente, estas acciones han elevado a Carlos Antonio López a un lugar
destacado en la historia paraguaya, ya que fue uno de los defensores de la
nacionalidad paraguaya junto a Rodríguez de Francia.

Durante su mandato, hubo una gran cantidad de arquitectos e ingenieros europeos


que llegaron al Paraguay con la intención de construir edificios y estructuras
impresionantes, similares a los que se pueden ver en las calles de Roma o París.
Carlos Antonio López adoptó la política nacionalista de su predecesor y logró el
reconocimiento de la independencia de Paraguay durante su mandato. Una vez que
llegó a sus postrimerías, dejó el camino plano y organizado para que su primogénito,
Francisco Solano López, siguiera el mismo curso de acción.

Gobierno de Francisco Solano López


Don Carlos Antonio López fallece el 10 de septiembre. Francisco Solano toma el cargo
temporalmente como ministro de Guerra. El Congreso lo eligió presidente por un
mandato de 10 años el 16 de octubre de 1862.

Francisco Solano López Carrillo nació en Paraguay y destacó como político, militar y
estadista. En 1862, sucedió a su padre Carlos Antonio López como presidente
constitucional de la República, cargo que ocupó durante toda la Guerra de la Triple
Alianza. Además, fue comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y fue responsable
de equipar al Ejército Paraguayo con la tecnología del siglo XIX. Además, fue
diplomático en representación de Paraguay ante varias cortes europeas.

Durante los primeros tres años de su mandato, hubo una gran actividad en la gestión
pública. Se extendió el ferrocarril (el primero de Sudamérica) hasta Pirayú y se
comenzó a construir el Palacio de Gobierno, el Oratorio de la Virgen de Asunción y el
Teatro Nacional. Se establecieron nuevas instituciones educativas y se concedieron
becas a jóvenes estudiantes en Europa. Francisco Solano modernizó el país y llevó
mucho de la cultura europea al Paraguay.

Durante su mandato, se produjo la Guerra de la Triple Alianza, en la que falleció el 1


de marzo de 1870. Antes de ser asesinado con un tiro en el pecho, pronunció la última
frase: "¡Muero con mi patria!", ya que creía que, con su muerte, el Paraguay perdería
su independencia y su territorio estaría dividido entre Argentina y Brasil. Sin embargo,
hay otros historiadores que sostienen que en realidad la frase fue: "¡Muero por mi
patria!", ya que sabía que con su muerte terminaría la guerra. Su cuerpo se encuentra
en el Panteón de los Héroes.

Conflictos limítrofes del Paraguay


Antes de la llegada de los españoles a América del Sur, el gobierno del Paraguay
contaba con una conexión directa al océano Atlántico a través de los territorios de La
Guayrá o La Pinería y de Ybiazá o La Vera, que actualmente son los estados de
Paraná y Santa Catarina. Sin embargo, con la llegada de los portugueses a Brasil,
surgieron tensiones entre ambos territorios, las cuales aumentaron gradualmente
durante el período de unión dinástica aeque principaliter de Portugal con los demás
reinos españoles (1580-1640).
A mediados del siglo XVII, las fronteras no estaban claras hasta que ambas coronas
firmaron el Tratado de Madrid en 1750. Sin embargo, los términos empleados en el
acuerdo no se referían a ubicaciones precisas, lo que resultó en una disputa de límites
entre las autoridades coloniales portuguesas y españolas. En el Paraguay, sería
crucial debatir cuál era el río Igurey mencionado en los artículos V y VI del tratado. En
la opinión española, el río Ygurey era el que los brasileños llamaban Vacaria en su
curso superior e Ivinhema en su curso inferior.

En 1811, la República del Paraguay obtuvo su independencia y tenía como límites con
Brasil el río Igureý en el noroeste y el río Mboteteý en el noreste (también conocido
como Corrientes o Mondego). En cuanto a las fronteras entre Paraguay y Brasil en el
Chaco Boreal, Paraguay reclamaba la ubicación del río Yaurú.

No obstante, durante el mandato de José Gaspar Rodríguez de Francia, el Paraguay


pudo ser considerado como aliado del Brasil por dos motivos: por un lado, se habían
otorgado dos zonas francas para comerciar con el Brasil, en Itapúa y Fuerte Olimpo.
Por otro lado, la negativa del gobernador Juan Manuel de Rosas a reconocer la
independencia paraguaya y su derecho a comerciar a través del río Paraná provocó
una alianza oculta entre los dos países.

Después de la caída de Rosas en 1852, comenzaron de nuevo los conflictos entre el


Paraguay y el Imperio brasileño. El gobierno imperial insistía en que el Paraguay
aceptara los límites pretendidos por el estado brasileño.

La declaración de una zona neutral, cuya delimitación debía hacerse por vías
pacíficas, fue un breve intento de conciliación. En los primeros años de 1860, las
invasiones brasileñas aumentaron y Brasil violó el acuerdo al establecer la Colonia
militar de Dourados, ubicada al sur del río Ygurey/Ivinhema. El gobierno imperial se
opuso a la exigencia de las fuerzas militares paraguayas de que estos
establecimientos fueran evacuados, argumentando que no había sido antecedida por
una reclamación diplomática. El Paraguay protestó con fuerza, pero trató de evitar un
conflicto bélico.

Política en el Paraguay

Después de la muerte de Rodríguez de Francia, su sobrino Carlos Antonio López


asumió el poder público y, al igual que su predecesor, ejerció una política económica
modernizadora basada en ideas mercantilistas, eliminando décadas de aislacionismo y
promoviendo el progreso de Paraguay. Nuestro país, Paraguay enviaba sus productos
únicos, como el tabaco guaraní y la yerba mate, en Argentina y Uruguay, así como
maderas valiosas a Europa.

Es debatido cuánto ha avanzado el Paraguay antes de la guerra. Algunos causadores


de la guerra no están de acuerdo con esta controversia. Los revisionistas sostienen
con frecuencia que los logros de la política interna en Paraguay generaron
incertidumbre y fueron considerados como "malos ejemplos" por poderes extranjeros.
Por otro lado, otros autores afirman que las restricciones del sistema provocaron
presiones internas para lograr una organización constitucional, lo que llevó al dictador
que sucedió a Carlos Antonio López e intentar huir mediante una política exterior
agresiva.

Carlos Antonio López creó un documento constitucional que nombraba a su hijo, el


brigadier Francisco Solano López, como presidente provisional, y requería la
realización de una Asamblea Constituyente para establecer un nuevo gabinete.
Después de que el presidente falleciera el 10 de septiembre de 1862, el Congreso se
reunió para elegir al sucesor. Por unanimidad, el Congreso nombró a Francisco Solano
López como presidente de la República del Paraguay el 16 de octubre del mismo año.

Imperio brasileño

El Imperio del Brasil, también conocido como Imperio do Brasil en portugués, fue un
Estado que existió entre 1822 y 1889 antes de los Estados Unidos del Brasil. La
mayoría de su territorio pertenecía al actual Brasil, junto con el de Uruguay, que en ese
momento se llamaba Provincia Cisplatina.

Si Uruguay fuera atacado por fuerzas brasileñas, el chanciller uruguayo, Juan José
Herrera, ya había solicitado y obtenido un compromiso de apoyo militar del gobierno
paraguayo el mismo año en que Solano López se convirtió en presidente de Paraguay
en 1862. Durante varios años, Paraguay se vio obligado a participar en la disputa
regional debido a las constantes intervenciones del Imperio de Brasil en la zona.

La situación en Uruguay

A pesar de las discrepancias políticas con los países vecinos, la situación se mantuvo
estable hasta 1863, momento en que el Imperio brasileño permitió la revolución del
general Venancio Flores contra el presidente legítimo de Uruguay, Bernardo Prudencio
Berro, y sus sucesores. En los primeros meses de 1864, el Imperio brasileño ordenó al
líder del partido nacional uruguayo, Atanasio Cruz Aguirre, que pagara al Brasil. El
gobierno de Uruguay respondió que, durante una guerra civil, las propiedades de
nadie, tanto brasileños como uruguayos, no podían estar seguros, especialmente
cuando muchos de los dueños de propiedades brasileñas en el norte del Uruguay
habían tomado las armas a favor de la revolución. El estado brasileño rechazó la
propuesta de Francisco Solano López de ser mediador en abril de 1864. El 12 de
octubre, la invasión brasileña al Uruguay fue liderada por el general brasileño José
Luis Mena Barreto, quien con 12.000 soldados conquistó la ciudad de Melo dos días
después.

Tratado secreto de la triple alianza

En Buenos Aires, el 1 de mayo de 1865, se alcanzó un acuerdo secreto entre Rufino


Elizalde de Argentina, Octaviano de Almeida Rosa de Brasil y Carlos Castro de
Uruguay. En ese momento, se establecen las demandas territoriales de Brasil y
Argentina. Además, quién se encargaría de los gastos relacionados con la guerra, que
ninguno de los participantes debería negociar de manera independiente y que debería
mantenerse en secreto hasta el cumplimiento de sus objetivos.

El pacto ratificado por tres naciones ordenaba la destrucción del Paraguay. Cinco
objetivos principales del acuerdo, la primera tarea consistía en poner fin al mandato de
Francisco Solano López y luego establecer límites territoriales.

Documento histórico: El Tratado secreto de la Triple Alianza.


Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la
República Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra provocada por
el gobierno del Paraguay.

Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los medios de que puedan disponer, por tierra
o por los ríos, según fuese necesario.

Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el territorio de la Rca. Argentina o en la


parte colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la dirección de los
ejércitos aliados quedan a cargo del Pdte. de la Rca. Argentina y general en jefe de su
ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados estarán a
las inmediatas órdenes del Vice Almirante Vizconde de Tamandaré, comandante en
jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el
Emperador del Brasil formarán un ejército a las órdenes de su general en jefe, el
brigadier don Manuel Luís Osorio. A pesar de que las altas partes contratantes están
conformes en no cambiar el teatro de las operaciones de guerra, con todo, a fin de
conservar los derechos soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora
en observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el caso de
que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio oriental o brasileño.
Art. 4. El orden interior y la economía de las tropas quedan a cargo exclusivamente de
sus jefes respectivos. El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios,
equipo y medios de transporte de las tropas aliadas serán por cuenta de los
respectivos Estados.

Art. 5. Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios que tengan
y los que necesiten, en la forma que se acuerde.

Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de común
acuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a
no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua, armisticio, cualquiera
que ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos.

Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino contra su gobierno, los
aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación
que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionarán los
elementos que necesiten, en la forma y condiciones que se convenga.

Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad


territorial de la Rca. del Paraguay. En consecuencia, el pueblo paraguayo podrá elegir
el gobierno y las instituciones que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el
protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra.

Art. 9. La independencia, soberanía e integridad territorial de la República, serán


garantizadas colectivamente, de conformidad con el articulo precedente, por las altas
partes contratantes, por el término de cinco años.

Art. 10. Queda convenido entre las altas partes contratantes que las exenciones,
privilegios o concesiones que obtengan del gobierno del Paraguay serán comunes a
todas ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma compensación si fuesen
condicionales.

Quitar a Paraguay la soberanía de sus ríos.

Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los aliados procederán a hacer
los arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre
navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de manera que los reglamentos o leyes de
aquella República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de los
buques mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos
territorios o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las garantías
convenientes para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos
reglamentos de política fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o también para el
Uruguay, se dictarán de común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados
ribereños que, dentro del término que se convenga por los aliados, acepten la
invitación que se les haga.

Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas más convenientes a fin de
garantizar la paz con la Rca. del Paraguay después del derrocamiento del actual
gobierno.

Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente los plenipotenciarios que han de
celebrar los arreglos, convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno
que se establezca en el Paraguay.

Responsabilizar a Paraguay de la deuda de guerra

Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que
se han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización de los daños
y perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de
sus ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los daños y perjuicios
causados subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de
la guerra. La Rca. Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización
proporcionada a los daños y perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por
la guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por
aquel gobierno.

Art. 15. En una convención especial se determinará el modo y forma para la


liquidación y pago de la deuda procedente de las causas antedichas.

Repartir el territorio en litigio o exclusivamente paraguayo

Art. 16. A fin de evitar discusiones y guerras que las cuestiones de límites envuelven,
queda establecido que los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que celebre
tratados definitivos de límites con los respectivos gobiernos bajo las siguientes bases:
La República Argentina quedará dividida de la República del Paraguay, por los ríos
Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, siendo éstos, en
la ribera derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El Imperio del Brasil quedará
dividido de la República del Paraguay, en la parte del Paraná, por el primer río
después del Salto de las Siete Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es el
Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta llegar a su nacimiento. En
la parte de la ribera izquierda del Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura
hasta su nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de Mbaracayú, las
vertientes del Este perteneciendo al Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando
líneas, tan rectas como se pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa y del Igurey.

Art. 17. Los aliados se garanten recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos,
arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que se establecerá en el
Paraguay, en virtud de lo convenido en este tratado de alianza, el que permanecerá
siempre en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones serán
respetadas por la Rca. del Paraguay. A fin de obtener este resultado, ellas convienen
en que, en caso de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener del
gobierno del Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de que este gobierno
intentase anular las estipulaciones ajustadas con los aliados, las otras emplearán
activamente sus esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen
inútiles, los aliados concurrirán con todos sus medios, a fin de hacer efectiva la
ejecución de lo estipulado.

Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza se
haya obtenido.

Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no requieran autorización legislativa
para su ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto como sean aprobadas por los
gobiernos respectivos, y las otras desde el cambio de las ratificaciones, que tendrá
lugar dentro del término de cuarenta días desde la fecha de dicho tratado, o antes si
fuese posible.

En testimonio de lo cual los abajo firmados, plenipotenciarios de S.E. el presidente de


la República Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el Gobernador
Provisorio de la República Oriental, en virtud de nuestros plenos poderes, firmamos
este tratado y le hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de Buenos Aires, el 1º de
Mayo del año de Nuestro Señor de 1865.

-C. DE CASTRO - J. OCTAVIANO DE ALMEIDA ROSA -RUFINO DE ELIZALDE.

Además, se acordó un acuerdo extraoficial que incluía la eliminación de las


fortificaciones de Humaitá; el desarme de Paraguay y el intercambio de armas y
municiones entre los aliados; y la distribución de trofeos y botín obtenidos en el
territorio paraguayo.

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