El Volcán es el conjunto de conductos por donde se desplazan los gases y
las rocas ígneas desde el interior de la corteza terrestre hacia el exterior. En todo volcán distinguimos las siguientes partes:
– El hogar volcánico o foco volcánico, localizado en el interior de la corteza
terrestre, en donde se forma el magma o lava; – La Chimenea o conducto a través del cual se desplazan los materiales que se forman en el foco; – El cráter o abertura externa por donde salen al exterior los materiales arrojados por el volcán; y – El cono volcánico, conformado por las rocas ígneas solidificadas en distintos períodos, alrededor del cráter.
Partes del volcán
3. La Erupción de un Volcán La erupción de un volcán se inicia cuando la lava sale al exterior. Es precedida, con frecuencia, por un ruido subterráneo, por temblores y emanaciones de gases. Cuando la lava que arroja un volcán es básica, es decir, suelta o fluida, la erupción es tranquila. Cuando la lava es ácida, es decir, muy densa, la erupción se hace en forma violenta. Los gases, al ponerse en contacto con el exterior, se inflaman, produciendo las explosiones volcánicas, circunstancias en las cuales salen lanzadas al aire numerosas porciones de lava, de tamaños variados, formando las bombas, que son las porciones de mayor tamaño; los llapillis de menor tamaño que las bombas, y las cenizas, de tamaño mucho menor.
Los volcanes se clasifican en activos, durmientes y apagados.
– Son volcanes activos, aquéllos que se encuentran en erupción aunque ella sea intermitente, con largos períodos de reposo. Por ejemplo, los volcanes de Hawai, en Polinesia; el Vesubio, en Italia; el Etna, en Sicilia y el Sabancaya, en Arequipa, Perú. – Son durmientes, aquellos que estuvieron en actividad en tiempos pasados y que en el presente arrojan solamente gases a través de unas aberturas llamadas fumarolas como la totalidad de los volcanes peruanos entre ellos el Ubinas y el Misti. – Volcanes apagados o extintos son aquellos que no dan indicios de actividad. Sin embargo, esta situación puede ser transitoria. Así el Vesubio, en Italia, que daba la impresión de estar apagado, erupcionó violentamente, sepultando a las ciudades de Pompeya y Herculano. El Krakatoa era un volcán apagado cuando volvió a reactivarse en 1833. Las erupciones volcánicas ocurridas a través de las eras geológicas determinaron la formación de grandes mesetas basálticas, por la acumulación sucesiva de la lava que se solidificó en la superficie. Entre estas mesetas sobresalen las del Decán (India), el Sur del Brasil y en los Andes subperuanos.