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N
342
E 74 Escobar Fornos, Iván
Derecho Procesal Constitucional:
La constitución y su defensa/
Iván Escobar Fornos. -- Managua:
HISPAMER, 1999. 436 p.
ISBN: 99924-33-15-9
1. NICARAGUA-DERECHO CONSTITUCIONAL
2. DERECHO PROCESAL
Cuidado de edición
Lic. Alicia Casco Guido
Eduardo J. Saballos Almendárez
Diseño de Portada
Reynaldo Silva Flores
Diseño y Diagramación
Reynaldo Silva Flores
Levantado de Texto
Teresa Bermúdez Caldera
Revisión de Texto
Aníbal Ruíz Armijo
2
INDICE
PROLOGO 15
CAPITULO I
ESTADO DE DERECHO 25
1. El Estado de Derecho 25
A. Estado de Derecho liberal burgués 25
B. Estado Social de Derecho 26
C. Estado democrático de Derecho 28
D. Estado Constitucional de Derecho 28
E. Perspectivas de la democracia 30
CAPITULO II
FUNDAMENTACION, FUNCION Y DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS 37
1. Fundamentación 39
2. Carácter tridimensional 39
A. El Estado y los derechos humanos 39
B. Relación entre los derechos humanos 41
C. Internacionalización de los derechos humanos 42
A. Garantías políticas 45
B. Garantías normativas 46
C. Garantías jurisdiccionales 47
CAPITULO III
RESEÑA HISTORICA DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 49
SECCION I
DEL DERECHO ROMANO A LA LEY DE AMPARO DE 1980 49
1. En Roma 49
2. En Inglaterra 49
3. En España 50
3
4. En Francia 51
6. En México 52
A. Constitución de 1824 52
B. Constitución de 1836 53
C. Proyecto de Constitución de 1840 de Yucatán 53
D. Proyecto de la minoría de la Constituyente de 1842 53
E. Constitución de 1857 54
F. Constitución de 1917 54
7. En Nicaragua 54
A. Constitución Federal de 1824 54
B. Constitución de 1826 55
C. Constitución de 1838 55
D. Constitución de 1893 y Ley de Amparo de 1894 55
E. Constitución de 1905 57
F. Constitución y Ley de Amparo de 1911 57
G. Constitución y Ley de Amparo de 1939 59
H. Constitución y Ley de Amparo de 1948 61
I. Constitución y Ley de Amparo de 1950 65
J. Constitución y Ley de Amparo de 1974 67
K. Leyes de Amparo de 1980 67
SECCION II
LEY DE AMPARO DEL 28 DE MAYO DE 1980 69
2. Legitimación activa 69
3. Legitimación pasiva 71
4. Terceros interesados 72
5. Competencia 72
7. Procedimiento 74
A. Escrito de interposición 74
B. Examen del escrito de amparo 76
4
C. Suspensión del acto reclamado 76
D. Apertura a prueba 76
11. Jurisprudencia 82
SECCION III
LEY DE AMPARO PARA LA LIBERTAD Y
SEGURIDAD SOCIAL DEL 4 DE ENERO DE 1980 83
1. El habeas corpus 83
A. Funcionario competente 83
B. Plazo 84
C. Personas que lo podían interponer 84
D. Autoridad contra la que se interponía 84
E. Procedimiento 84
CAPITULO IV
DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. 89
2. Origen y competencia 90
5
4. Derecho Procesal Constitucional adjetivo y orgánico 93
CAPITULO V
EL PROCESO CONSTITUCIONAL 95
2. Apreciación material 95
3. Apreciación orgánica 95
4. La magistratura constitucional 95
CAPITULO VI
LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 97
CAPITULO VII
LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL Y LA DIVISION DE PODERES 103
6
CAPITULO VIII
TIPOS DE PROCESOS CONSTITUCIONALES 109
CAPITULO IX
PRESUPUESTOS PARA LA EXISTENCIA DE UN
SISTEMA DE JUSTICIA CONSTITUCIONAL 111
CAPITULO X
PRINCIPIOS RECTORES DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 117
7
9. Aplicación de la disposición más favorable al recurrente 121
CAPITULO XI
SENTENCIA Y COSA JUZGADA 123
SECCION I
DERECHO PROCESAL Y SENTENCIA DEFINITIVA 123
SECCION II
EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL Y LA SENTENCIA 128
8
12. Sentencias estimatorias desaplicativas 138
CAPITULO XI I
SISTEMAS DE CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES 147
CAPITULO XIII
OTRAS CLASIFICACIONES SOBRE EL CONTROL CONSTITUCIONAL 167
9
B. Control por el ejecutivo 172
C. Control por el electorado 173
CAPITULO XIV
CONTROL PREVENTIVO DE CONSTITUCIONALIDAD 193
10
CAPITULO XV
NUESTRO SISTEMA 199
CAPITULO XVI
RECURSO POR INCONSTITUCIONALIDAD 203
3. Competencia 214
7. Procedimiento 216
A. Interposición del recurso 216
B. Admisibilidad 216
C. Otros trámites 222
8. Efectos 223
CAPITULO XVII
EL AMPARO 235
11
4. Los terceros interesados 241
6. Competencia 245
7.Tramitación 246
A. El amparo es un recurso extraordinario 247
B. El amparo no es bi-instancial 247
C. Escrito de interposición 247
D. Examen del escrito de interposición 255
E. Suspensión del acto reclamado 255
F. Apertura a prueba 258
CAPITULO XVIII
EL RECURSO DE EXHIBICIÓN PERSONAL 271
4. Competencia 272
5. Procedimiento 272
CAPITULO XIX
EL HABEAS DATA 273
2. Concepto 273
3. Fundamento 274
12
4. Derecho de la tercera generación 275
6. Contenido 276
A. Derecho a conocer 276
B. Derecho de acceso 276
C. Derecho a rectificar 276
Abreviaturas 386
13
14
PROLOGO
La obra tiene la extensión que ameritan los temas. Estos son distribuidos
en diecinueve capítulos, que son los siguientes: CAPITULO I. Estado de Derecho.
CAPITULO II. Fundamentación, función y defensa de los derechos humanos. CA-
PITULO III. Reseña Histórica de la Justicia Constitucional. CAPITULO IV. Dere-
cho Procesal Constitucional. CAPITULO V. El Proceso Constitucional. CAPITU-
LO VI. La Justicia Constitucional. CAPITULO VII. La Justicia Constitucional y la
división de poderes. CAPITULO VIII. Tipos de Procesos Constitucionales. CAPI-
TULO IX. Presupuestos para la existencia de un sistema de Justicia Constitucio-
nal. CAPITULO X. Principios rectores de la Justicia Constitucional. CAPITULO XI.
Sentencia y cosa juzgada. CAPITULO XII. Sistemas de Control de la
Constitucionalidad de las leyes. CAPITULO XIII. Otras clasificaciones sobre el
control constitucional. CAPITULO XIV. Control preventivo de constitucionalidad.
CAPITULO XV. Nuestro sistema. CAPITULO XVI. Recurso por inconstitucionalidad.
CAPITULO XVII. El Amparo. CAPITULO XVIII. EL recurso de Exhibición Perso-
nal. CAPITULO XIX. El Habeas Data.
15
ciones de las autoridades y hasta de los particulares, surge el Estado Constitucio-
nal de Derecho».
Claro que lo difícil es inclinarse por el sistema más adecuado y más eficaz
para garantizar la supremacía de la Constitución, qué procesos pueden conducir a
ello y con qué extensión y alcances. En este sentido debe analizarse, y en la obra
así se hace, la experiencia que se ha obtenido en otros países según se adopte el
sistema de control difuso a cargo de todos los jueces o el concentrado, con un
Tribunal Constitucional específico; o bien, un sistema mixto.
16
bernativas de carácter general que adolecieran de vicio parcial o total de
inconstitucionalidad.
17
gran el Congreso, previo dictamen favorable de la Corte de Constitucionalidad.
Esta disposición tiene su base en lo que prescribe la Constitución Política, en el
artículo 175, segundo párrafo.
18
juzgada. No podemos examinar en estas palabras liminares, todos los puntos de
los complicados problemas que de este aspecto se derivan. Simplemente indica-
remos lo que concierne a nuestro derecho, como enfoque comparativo, cuando se
mencionen los distintos procesos constitucionales que el autor trata de su obra.
19
importante el enfoque que se hace en cuanto a los efectos que la sentencia que
declara la inconstitucionalidad tiene para el futuro (ex nunc), porque esto le atribu-
ye a la sentencia efectos constitutivos. La contradicción la señala porque en la
Constitución de Nicaragua «no tienen valor alguno las leyes, tratados, órdenes o
disposiciones que se opongan a la Constitución».
20
cos, el Procurador General de la República, y el Procurador de los Derechos Hu-
manos». El amparo debe dirigirse «contra la autoridad que ha violado o ha puesto
en peligro el derecho fundamental invocado por el recurrente en virtud de un acto,
disposición, resolución u omisión». No se acepta el amparo contra los particulares.
Se analiza en este capitulo lo relativo a los terceros interesados, al plazo de inter-
posición (que es de treinta días), a la competencia. En este aspecto el autor dice:
«La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia es la competente
para conocer y fallar el amparo; pero, la Ley de Amparo comisionó al tribunal de
apelaciones donde no hay salas, o a la sala de lo civil donde existen, para que se
instruya las primeras actuaciones hasta la suspensión del acto inclusive». Explica
como se plantea, su tramitación y terminación. Estudia la sentencia, según que
sea estimatoria o desestimatoria. Respecto del discutido caso de las leyes
autoaplicativas, dice «Contra las leyes autoaplicativas se puede recurrir de amparo
o de inconstitucionalidad dentro de treinta días, de inconstitucionalidad dentro de
sesenta días, y de amparo después de vendidos esos plazos cuando se le aplique
al quejoso en el caso concreto».
21
la regulación de este recurso, por ejemplo cuando se trata de amenazas por deten-
ción ilegal, la exigencia de solicitar previo informe a la autoridad responsable, así
como el debilitamiento de la independencia del juez ejecutor por las responsabili-
dades a que se le sujeta. Cree que es necesaria una reforma ajustada a la realidad
y a los principios del Derecho Procesal Constitucional.
Finalmente, en su obra, el autor nos habla del habeas data. Nos dice: «El
habeas data es un proceso constitucional que se inicia con la acción que asiste a
toda persona para solicitarle a las autoridades judiciales la exhibición de los regis-
tros que llevan las autoridades o las personas privadas en los cuales aparecen sus
datos personales o los de su grupo familiar o étnico para que se los exhiban, ente-
rarse de su exactitud y de la razón de su existencia, y pedir su rectificación, supre-
sión o modificación si fueren inexactos o encierren una discriminación». Es de
reciente formulación. Se «deriva del derecho de una vida privada», es «una parte
sustancial del derecho a la intimidad, que se deriva a su vez del derecho a la
dignidad». Agrega que frente a la revolución informática pertenece a los derechos
humanos de la tercera generación. Enfoca las situaciones de legitimación activa y
pasiva. En cuanto a su aplicación en Nicaragua, dice: «En su aspecto sustantivo
aparece consagrado en el art. 25 de la Constitución aunque no con todos sus
perfiles. Tampoco existe una ley que lo reglamente y establezca las reglas de
procedimiento. No creo que tal situación sea un obstáculo para que se rechazada
la acción del habeas data, pues por analogía podrán aplicarse las reglas del ampa-
ro o del habeas corpus. No debemos olvidar que en muchos países el amparo fue
creación jurisprudencial. El esfuerzo de nuestra justicia sólo será de carácter pro-
cesal».
22
dos, tiene por el momento, que acudirse a los mecanismos procesales ordinarios
para pedir su exhibición, como fase preparatoria de cualquier otra acción.
23
24
CAPITULO I
ESTADO DE DERECHO
1. El Estado de Derecho
El Estado de Derecho surge de la mano con el Estado liberal, razón por la cual se
le denomina Estado Liberal de Derecho, superando los antiguos Estados patriarcales,
patrimoniales, teocráticos y despóticos. Se generaliza con la Revolución francesa.
El fracaso del fascismo, las necesidades del desarrollo técnico, social y eco-
nómico y la influencia de las ideas sociales, impulsan a dar un paso adelante creán-
dose el Estado Social de Derecho, pero con características particulares: son con-
sagrados en las constituciones los derechos sociales y económicos, el Estado
crece en volumen, interviene para promover el bienestar y la igualdad de oportuni-
dades, crea los organismos de defensa y de beneficencia o de aseguramiento
para los obreros, pobres y discapacitados, aparece el Derecho Social1 y el Dere-
cho Público2 ensancha su ámbito avanzando sobre las fronteras del Derecho Pri-
vado. Todo lo expuesto da origen a un ejecutivo fuerte, intervencionista y a la
cabeza del gobierno.
1
Para Gustavo Radbruch el Derecho Social no es simplemente la idea de un Derecho especialmente
destinado a las clases bajas, pues su alcance es mucho mayor. Lo considera como una forma estilística
del Derecho, entre las cuales incluye y estudia los temas del Derecho Subjetivo y Derecho Objetivo,
Derecho Público y Derecho Privado, y Derecho Material y Derecho Formal. Los cambios que marcan
época en la historia del Derecho se dan por la transformación que sufre la imagen del hombre, tal como
lo concibe el legislador. La concepción individualista toma como imagen al homo oeconomicus, el cual
en la realidad coincide con la figura del comerciante, desligada de los compromisos sociales y egoísta. El
Derecho Individualista trata a todo sujeto de derecho como un comerciante y tiene como modelo de
avanzada de todo el Derecho Civil al Derecho Comercial. Señala las manifestaciones siguientes: en el
proceso civil, donde más se destaca esta forma individualista del estilo del Derecho, las partes en pie de
igualdad y sin ayuda del juez que permanece como espectador, contienden como si fueran dos jugado-
res de ajedrez de fuerzas equilibradas, dos adversarios guiados por el egoísmo; en el campo del Dere-
cho Penal ha cobrado expresión la teoría de la coacción psíquica, según la cual los hombres a quien se
dirige el Derecho Penal saben calcular consecuentemente lo agradable o desagradable de los delitos por
ellos planeados; en el campo del Derecho Político con la teoría del contrato social; para el concepto
jurídico individualista de “persona”, fundado en un concepto igualitario, donde se equilibran y nivelan las
diferencias entre los hombres, son “personas” los pobres (débiles) y los ricos (poderosos) y se compen-
dian la igualdad jurídica, la libertad de ser propietario y la libertad igual de contratación, todo lo cual, en la
realidad social, produce una desigualdad que da lugar al capitalismo con un poder superior al socialmen-
te impotente. Por el contrario el Derecho Social toma como modelo al hombre colectivo, con vínculos
sociales, no aislado. Tiene como modelo y motor al Derecho Económico y al Derecho del Trabajo.
Ambos son diferentes. El Derecho Económico se propone coartar la prepotencia social de ciertas fuer-
zas económicas mediante leyes sobre los consorcios industriales y comerciales, mientras el Derecho del
Trabajo aspira a proteger la impotencia social. Presenta las características y manifestaciones siguientes:
a) El concepto de igualdad individualista se desdobla y toma en cuenta las particularidades de la perso-
na. El Derecho Social no conoce simplemente “personas”, sino, por ejemplo, patrones y obreros. b) El
Derecho Penal no conoce solamente “delincuentes”, conoce delincuentes de ocasión y habituales, delin-
cuentes corregibles e incorregibles, delincuentes plenamente responsables y parcialmente responsa-
bles, delincuentes juveniles y delincuentes adultos. c) En la formación de los tipos anteriores se desta-
can el poder y la importancia para dar protección a la impotencia y ponerle trabas a la prepotencia. d) La
idea central del Derecho Social no es la igualdad, sino la nivelación de las desigualdades que entre las
personas existen. La igualdad deja de ser punto de partida para convertirse en una meta o aspiración del
ordenamiento jurídico. e) La economía no puede dejarse al libre juego de las fuerzas en pugna, o sea, a
las normas del Derecho Privado. f) Surge la tendencia publicista del Derecho Privado, o sea la injerencia
en éste del Derecho Público, como se manifiesta en las leyes de inquilinato, tarifas y vigilancia de
precios. g) Las relaciones jerárquicas entre Derecho Público y Derecho Privado cambian. En el Derecho
Individualista el Derecho Público no tiene más función que proteger al Derecho Privado; en cambio el
Derecho Social sólo deja al Derecho Privado un campo de acción limitado, condicionado y revocable,
dentro del todopoderoso Derecho Público. h) En Austria, por inspiración de Klein, se estableció en mate-
ria procesal un proceso socialmente orientado. i) En materia de Derecho de Familia, el Derecho Público
siempre ha tenido gran influencia. (“Introducción a la Filosofía del Derecho”. Fondo de Cultura Económi-
ca. México, 1998, pág. 157-164).
2
La distinción entre Derecho Público y Derecho Privado no ha existido en todo tiempo; por ejemplo, en la
Edad Media no se conocía. Por otra parte, no necesariamente tienen que coexistir. Por ejemplo, en una
26
La primacía del ejecutivo da lugar para criticar al parlamentarismo de ineficaz.
A tal crítica tampoco se escapan los partidos políticos y otras instituciones libera-
les.
El ejecutivo fuerte de este tipo de Estado reclama día a día legislar, lo que ha
dado lugar a la delegación legislativa, en receso del congreso, en el poder ejecuti-
vo. De éste también puede emanar una amplia gama de regulaciones normativas
de carácter general.
sociedad extremadamente socialista el que impera es el Derecho Público y en una sociedad anarquista
solo existiría el Derecho Privado. Las fronteras de ambos derechos son movibles y difíciles de determi-
nar. En Roma se distinguieron ambos Derechos. Será público si aprovecha a la colectividad y privado
cuando aproveche al individuo. Publicum jus est, quod ad astatum rei romanoe specta; privatum quod ad
singulorum utilitatem pertinet (Público es aquel que se refiere al estado de la cosa romana; privado es
aquel que corresponde a la utilidad de los particulares); o según la traducción de Ortolan: “Se llama
Derecho Público el que trata del gobierno de los romanos, y Privado el que se refiere a la utilidad de los
particulares. En la actualidad la distinción se funda en que el Derecho Privado actúa sobre un plano de
relaciones de igualdad, mientras que el Derecho Público se refiere a relaciones entre subordinados y
superiores. Unas veces prevalece el Derecho Público sobre el Derecho Privado y otros el Derecho
Privado sobre el Derecho Público. En la época del Derecho Social se mantiene la distinción, pero surgen
nuevas zonas que no pueden ser enmarcadas en ninguna de ellos, como el Derecho del Trabajo y el
Derecho Económico, por lo que se ha llegado a sostener que contienen normas de ambos Derechos. El
tema es complicado de tal suerte que ciento cuatro criterios de distinción se han ensayado y para todos
existen críticas.
3
El concepto “neocapitalismo” no es unívoco. Se emplea tanto como sinónimo de “capitalismo social”
como de “capitalismo salvaje” o capitalismo sin controles.
27
Declaran expresamente el Estado Social de Derecho las Constituciones de
Nicaragua4 , Colombia5 y Paraguay6 . En otras, aunque no lo declaren expresa-
mente, por su contenido constituyen también un Estado Social de Derecho.
4
Art. 130 Cn.
5
Art. 1
6
Art. 1
28
opone al Estado de Derecho, por el contrario, mantiene sus principios fundamenta-
les, entre otros el de la legalidad, la división de poderes y la consagración de los
derechos y libertades fundamentales y sus medios de garantía y defensa.
Dentro del desarrollo del control constitucional han surgido las figuras, institu-
ciones y situaciones siguientes: una jurisdicción constitucional encargada funda-
mentalmente de controlar el cumplimiento de la Constitución; la creación de tribu-
nales constitucionales especiales7 ; la aparición de una copiosa jurisprudencia, en
buena parte creativa y propulsora de los cambios políticos, sociales y económicos,
que está logrando un mejor cumplimiento de las disposiciones constitucionales; la
defensa de los derechos humanos es más efectiva; se han creado una serie de
procesos e instituciones de protección como el recurso de inconstitucionalidad, el
habeas corpus, el amparo, el habeas data, etc.; se avanza en la consolidación de
la calidad normativa efectiva de las cláusulas constitucionales principalmente las
programáticas, y en la aceptación de la inconstitucionalidad por la omisión legisla-
tiva; el Derecho Procesal Constitucional parece ganar su autonomía; buena canti-
dad de juristas se especializa en esta materia y aparece en las librerías abundante
bibliografía; algunos tribunales ordinarios, como la Suprema Corte de los Estados
Unidos, prácticamente solo conocen de las cuestiones constitucionales, a seme-
janza de un tribunal constitucional; se abre un nuevo horizonte de esperanza en el
cual paulatinamente las cláusulas constitucionales dejen de ser sólo promesas
que no se cumplen.
7
Expresa Jean Rivero que las causas que dieron lugar a la creación de los Tribunales Constitucionales son
varias: a) El federalismo en el inicio; la conciencia y necesidad de defender los derechos humanos,
surgidos después de la Segunda Guerra Mundial, de lo cual son ejemplo Alemania e Italia, al ser los
primeros en crear controles de defensa. b) La transformación de la ley: la ley frecuentemente no es más
que la expresión de la voluntad gubernamental aprobada por una mayoría solidaria. c) La ley se hace
cada vez más técnica, escapando del control efectivo del Parlamento porque el técnico es el único que
se encuentra en condiciones de fijar su contenido. d) La teoría de la representación política de la voluntad
del ciudadano por el elegido tiende a difuminarse progresivamente en la realidad, al tomar conciencia el
elector de que definitivamente el elegido actúa para sí mismo y no actúa para él. En la avalancha de
leyes, cada vez más técnicas y complejas y conformadas por la voluntad gubernamental, no reconoce su
voluntad. Actualmente el ciudadano dice de la ley «ellos han querido» y no «nosotros hemos querido».
Ello representa un cambio de ciento ochenta grados. Lo expuesto conduce a tomar conciencia de la
necesidad de proteger los derechos fundamentales incluso frente a la ley. La vieja idea, que dominó todo
el liberal siglo XIX de “la protección de la libertad por la ley», tiende a ser sustituida por la idea experi-
mental de “la necesidad de la protección de las libertades contra la ley». Tal evolución hace posible la
aceptación de una autoridad superior al legislador, de una autoridad encargada de imponer al legislador
el respeto a la Constitución. La sumisión del legislador a la Constitución apareció como una revolución
y como la última etapa de la constitución del Estado de Derecho, pero tal revolución ha culminado, pues
existe conciencia de la necesidad de una defensa de los derechos fundamentales frente a la ley por los
Tribunales Constitucionales, la cual se ha convertido en uno de los componentes del Derecho Público
común europeo. ( A Modo de Síntesis. Obra Colectiva. Coloquio organizado en Aix en febrero de 1981,
por la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de Aix-Marseille, con la colaboración de la Facultad de
Derecho de Tübingen y del Instituto Universitario Europeo de Florencia. Tribunales Constitucionales
Europeos y Derechos Fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1984, págs. 665 a
667).
29
E. Perspectivas de la democracia
30
cracia, principalmente en el Estado Benefactor. c) El escaso rendimiento de la
democracia en su conjunto, tema debatido en la denominada ingobernabilidad de
la democracia. El Estado libera del sistema político a la sociedad civil, la cual hoy
está mejor organizada y amparada en las libertades de prensa, de reunión, y aso-
ciación, además es fuente inagotable de peticiones al gobierno, de beneficios, ven-
tajas, mejor distribución de las riquezas, empleo, salud, educación, etc. Estas peti-
ciones se presentan con frecuencia y con la exigencia que sean decididas en for-
ma rápida, los cuales son difíciles de adecuarse a las posibilidades del poder por
falta de recursos o lentitud del sistema. Termina expresando su confianza en la
democracia a pesar de sus defectos y señala la expansión mundial de la democra-
cia y la conservación de sus contenidos mismos. Señala los esfuerzos que deben
hacerse para mejorarlos.
Los autores han propuesto diferentes formas para asegurar el postulado del
Estado de Derecho9 ; pero se acepta por lo general que son cuatro las instituciones
que garantizan su funcionamiento: la opinión pública; la separación de poderes;
una Constitución escrita; y las acciones contra los actos de las autoridades.
A. La opinión pública
31
de enseñanza, los medios de comunicación social, los sistemas electorales, deben
colaborar honestamente, sin manipulaciones y monopolios, en la formación de una
opinión pública sana y constructiva.
Alemania una mayoría antidemocrática se apoderara del Estado en 1933. Pero afirma que la democra-
cia no es ajena a las concepciones políticas, sino una política propia y peculiar. Coloca a la libertad como
la suma y compendio de todas las intenciones democráticas. Es sustancial en la democracia que la
autoridad del Estado emane del pueblo por medio de elecciones. Las postulaciones, las elecciones, las
votaciones y los programas sólo son posibles, sólo los pueden llevar a cabo, los partidos políticos. Por
tal razón la democracia del pueblo es inseparable del régimen de los partidos. Atentar contra la existen-
cia o el libre funcionamiento de los partidos es atentar contra la democracia. Critica el sistema de
partidos en ese entonces vigentes por dos razones: a) El número excesivo de partidos lleva a la necesi-
dad de gobiernos de coalición los cuales, en vez de concretarse a la labor de dirigir y gobernar, viven
constantemente preocupados por el recuento de votos parlamentarios en que se apoyan, por el temor
del fraccionamiento. Sólo son gobiernos fuertes aquellos que tienen una mayoría absoluta, la que supo-
ne la existencia de dos partidos solamente (como en Estados Unidos e Inglaterra); b) La rigidez de los
partidos alemanes, cerrados ideológicamente, destinados a disfrutar una hegemonía permanente. Es-
tos vicios obedecen a una concepción falsa del elector. Elegir no es manifestar una profesión de fe, sino
decidir qué partido ha de gobernar. De esta falsa concepción nace el régimen del voto proporcional. Por
tal razón el sistema más recomendable es el voto por cada candidato y por mayoría absoluta. (Ob. cit.
págs. 165 a169).
11
Históricamente el negocio funcionó así: el pueblo se toma el poder por la violencia y un grupo pasa a
controlar los poderes del Estado (incluyendo el electoral) y la vida económica, política y social del país.
Desde esa posición de ventaja celebra elecciones no libres en las que de antemano tiene asegurado el
control abrumador de los poderes legislativo y ejecutivo. Estos, a su vez, generan a los otros dos: el
judicial y el electoral. Una máquina de tal envergadura era difícil desmontar, más aun cuando se funda en
el marxismo-leninismo, pues está diseñada para la dictadura. Los países democráticos la aceptaban
como a uno de los grandes sistemas políticos mundiales que justifican una forma diferente de vida y
organización a la que debe respetarse sobre la base del principio de la autodeterminación de los pueblos.
En Nicaragua el sistema caló hondo y mucho sacrificio representará desarraigarlo. Hoy contamos con
una democracia sobre bases más sólidas.
32
B. Constitución escrita
C. Separación de poderes
12
La Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua y otras de carácter internacional dieron
cuenta de las frecuentes y numerosas violaciones de los derechos humanos durante el régimen sandinista.
También durante el gobierno de doña Violeta Barrios Vda. de Chamorro se violaron los derechos huma-
nos. No se puede olvidar que el respeto de los derechos humanos es un trofeo ganado por el pueblo en
su lucha por la libertad, y no una concesión graciosa del Estado a los gobernados. Así funciona en la
realidad, a pesar de que el Estado y el Derecho están al servicio del hombre y no al contrario. Por eso los
pueblos deben reclamarlos en una lucha a fondo y para todos, porque la libertad es como la virginidad,
que no tiene términos medios. Una vez que se obtiene ese don hay que conservarlo con celo, como
Minerva con su castidad, la cual poniendo las manos a Tiresias le cegó por haberla sorprendido en el
baño, aunque le concedió la visión interna, y resistió los intentos de violación de Vulcano; como Diana,
quien también cuidadosa de su castidad convirtió a Acteón en ciervo para que fuera devorado por su
propia jauría de perros porque lo sorprendió bañándose en un arroyo; como Vesta, que juró ante Júpiter
eterna virginidad; como la bella pastora Marcela del “Don Quijote”, que defendió admirablemente su
castidad y libertad destrozando corazones.
13
Para Segundo V. Linares Quintana la concepción de la Constitución escrita exige sustancialmente que
sea rígida, de lo que deduce que toda Constitución escrita es necesariamente rígida, y viceversa, aun-
que admite la opinión del profesor francés Laferriere de que existen casos en que es posible reformar la
Constitución por el mismo procedimiento de la ley ordinaria cuando no se señalan procedimientos espe-
ciales, lo que se produce en forma excepcional. Esta excepción confirma la regla general de la rigidez de
la Constitución escrita (Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Parte General, t. II, pág. 105; cfr.
Supra nota 5)
33
La separación de poderes consagrada en la Constitución de los sandinistas
es más aparente que real, pues creó un ejecutivo sumamente poderoso que ani-
quilaba a los otros y destruyó las bases de dicha teoría14 .
Se conceden estas acciones para que los gobernados pidan al órgano com-
petente revisar, reformar o anular los actos ilegales o inconstitucionales que les
perjudiquen. Operan estas acciones dentro de la jurisdicción constitucional y la
contenciosa administrativa, dando pie a la creación de dos ramas autónomas del
Derecho Procesal bajo los nombres de Derecho Procesal Constitucional y Dere-
cho Procesal Administrativo.
14
Cfr. Iván Escobar Fornos. Panorama Procesal. Revista Jurídica de la Barra de Abogados No. 3. 1998.
Nota 39, pag. 47. Según Maurice Duverger, para que un régimen político merezca el nombre de demo-
cracia ha de contar con cuatro elementos: la definición de las libertades públicas y de garantías privadas
inherentes a los derechos humanos; la existencia de un parlamento legislativo elegido por sufragio uni-
versal; la separación entre el parlamento y los gobernantes, que deben ceñirse a sus textos legislativos
y presupuestarios; y la presencia de autoridades jurisdiccionales fuertes e independientes. (Europa de
los Hombres. Una Metamorfosis Inacabada. Alianza Editorial. Madrid, 1995, pág. 138).
15
Aunque parezca paradójico, sostuve en tiempos del sandinismo que en Nicaragua necesitábamos de
una revolución, pero pacífica. Una revolución para exterminar el despilfarro y la corrupción administrati-
va; para suprimir el ejército o reducirlo a las realidades económicas, creando en su lugar una policía
encargada de la seguridad de las personas y del Estado y una policía judicial adscrita al poder judicial;
para crear la carrera judicial; para establecer una verdadera carrera administrativa (servicio civil), pues la
actual es solamente la perpetuación del sandinismo; para hacer una reforma agraria integral, en la cual
el sujeto agrario sea dueño de la tierra; para establecer una moderna economía de mercado; para con-
ceder la autonomía municipal; para modernizar el poder judicial; para modernizar los códigos y leyes;
para crear un órgano defensor de los pobres, de los derechos humanos, del consumidor y del ambiente
que desempeñe el papel de un verdadero Prometeo; etc. Para crear un Estado libre, ágil y moderno, casi
todo está por hacerse.
34
El reconocimiento de estos derechos se hace en la parte dogmática de las
constituciones. En Nicaragua, la Constitución de 1987 y sus reformas los recono-
cen, fundamentalmente, en el Título IV: Derechos, Deberes y Garantías del Pueblo
Nicaragüense, aunque existen disposiciones referidas a ellos en otras partes de
este cuerpo normativo. Además, el art. 46 Cn. establece la plena vigencia de los
derechos consignados en varias convenciones y tratados internacionales de dere-
chos humanos, tales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y otros; el art. 71
Cn. da plena vigencia a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y la
Niña.
35
36
CAPITULO II
1. Fundamentación
1
En su «Síntesis del Coloquio», Jean Rivero, expone que le parecen comunes a todas las jurisdicciones
constitucionales varios problemas. El primero se refiere a la necesidad de determinar qué derechos
tienen que ser asegurados y protegidos. Ello representa el problema de la noción y contenido de los
derechos fundamentales. Considera el concepto de “derecho fundamental” como vago, poco preciso.
Encuentra dificultad de establecer cuáles no son fundamentales y las relaciones con los derechos del
hombre y las libertades fundamentales. Sin embargo, cree encontrar un núcleo sobre el que existe
acuerdo en cuanto al contenido de los derechos fundamentales: la esencia de las libertades clásicas, las
libertades inherentes a la dignidad de la persona. Pero encuentra una nebulosa a partir de este núcleo.
Como primer problema se refiere a los derechos sociales, los cuales no son de su agrado por las razones
siguientes: a) Todos los derechos son sociales, son vividos en y por la sociedad. b) Desde su punto de
vista, los derechos sociales se dividen en dos categorías de derechos jurídicamente diferentes: de una
parte, la libertad de huelga, la libertad sindical (hermana de la libertad de asociación) y, de otra, los
derechos de crédito como posibilidades de exigir de la sociedad un cierto número de prestaciones posi-
tivas. Es con relación a los derechos de crédito («derechos a...”, en oposición a “derecho de...») que
surge la dificultad de establecer sus garantías según el mismo esquema aplicable a las libertades funda-
mentales. El problema se complica con el surgimiento de nuevos derechos, los de la tercera generación.
Después de las libertades clásicas del siglo XVIII, después de los derechos posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, surgen los derechos de la tercera generación que agrupan el derecho a la paz, el
derecho a un medio ambiente equilibrado y muchos otros. Esta inflación, como toda inflación, amenaza
con devaluar el objeto sobre el que recae. Piensa que para que se conserven como tales los derechos
fundamentales no es preciso que todos los derechos se conviertan en fundamentales, lo mismo que las
promesas (el derecho a la paz) o deseos que puedan consagrarse en derechos como lo entiende la
ciencia jurídica. Encuentra dos incertidumbres: a) Incertidumbre en cuanto a la titularidad de los dere-
chos fundamentales. Se aceptan como titulares a las personas físicas y morales; pero en cuanto a los
extranjeros el problema está resuelto en el derecho positivo con relación a los súbditos de los Estados
miembros de la Comunidad, pero todavía aparece planteada para los restantes. b) Incertidumbre en
cuanto a la oponibilidad de los derechos fundamentales. Se refiere a que si los derechos fundamentales
confieren al individuo una protección contra el poder o si son igualmente aplicables en las relaciones
entre las personas privadas. Considera que deben aplicarse al conflicto de las personas privadas las
normas que vinculan a toda autoridad estatal. No concibe como en la libertad de opinión se acepte que
el Estado no haga presión sobre la opinión de sus ciudadanos y que les prohiba expresarse y, en cambio,
sea compatible con la libertad de opinión que los empresarios hagan presión sobre la libertad de expre-
sión de sus empleados y les prohiban expresarse. Esto es una doble ética. Los derechos fundamentales
deben concebirse no sólo como una protección del individuo contra la arbitrariedad pública, sino también
37
Para estudiar brevemente la fundamentación filosófica de los derechos hu-
manos, dado el alcance de este trabajo, no es preciso remontarse a los anteceden-
tes remotos del pensamiento grecorromano y judeocristiano Las manifestaciones
históricas de los derechos humanos en la antigüedad no son más que anteceden-
tes históricos, políticos y utópicos de sociedades esclavistas, dentro de las cuales
no podían florecer2 .
como protección contra la arbitrariedad privada, que actualmente no es menos temible. En torno al
carácter absoluto o relativo de los derechos fundamentales, expresa que le corresponde a los tribunales
constitucionales asegurar una coexistencia pacífica entre los derechos fundamentales en los asuntos
entre particulares (“A Modo de Síntesis”. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit, pág. 670 a 673).
2
Entre los antecedentes remotos tenemos a Hesíodo con Los Trabajos y los Días, obra en la que manifes-
tó que existe una ley divina, superior a la ley corrupta de los hombres (siglo VII a.C.); En la tragedia
homónima de Sófocles, Antígona desafió a Creonte porque le prohibía enterrar a su hermano, lo cual
consideraba contrario a la ley natural de Zeus que le ordenaba hacerlo (siglo V a.C.); los estoicos creían
en un derecho natural absoluto fundado en la igualdad racional de las personas; Cicerón habla de una ley
natural que es la recta razón congruente con la naturaleza; el Código de Hammurabi; la Ley de las Doce
Tablas; las leyes y reformas de Solón; el Código de las Diez Libertades Esenciales y Controles o Virtu-
des Necesarias para la Buena Vida, de Manú y Buda; la Carta Magna inglesa de 1215. Expresa Jean
Rivero que la noción de derechos humanos aparece al finalizar la Segunda Guerra Mundial con la Decla-
ración Universal de los Derechos del Hombre. La noción de tribunal constitucional era desconocida en
Europa en una época. El control constitucional de las leyes era una especialidad americana. Europa
vivía bajo la influencia de Juan Jacobo Rousseau que consideraba a la ley como expresión de la voluntad
general, soberana. La ley, como el rey de Inglaterra, no puede hacer mal, es necesariamente liberal. La
idea de un control de la voluntad del Parlamento aparecía como iconoclasta. (A Modo de Síntesis.
Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit., pág. 664).
3
Además de Locke, padre de la democracia liberal, contribuyeron al nuevo pensamiento de los siglos XVI,
XVII y XVIII: Erasmo de Rotterdam, promotor de la tolerancia civil; Francisco de Victoria, padre del
Derecho Internacional Público; Hugo Grocio, líder en la secularización del derecho natural; Thomas
Hobbes, quien teorizó sobre el estado de naturaleza y delimitó al poder partiendo de considerar al hom-
bre como básicamente malo; Montesquieu, expositor notable de la teoría de la separación de poderes; y
Rousseau, con su contrato social y el derecho de rebelión contra el gobernante que no cumple el contrato.
4
Es conveniente advertir que la concepción iusnaturalista es rechazada por el positivismo jurídico, el que
tiene su máxima expresión en Kelsen. Para tal escuela, imperante en gran medida hasta nuestros días,
no existen más derechos naturales que los consagrados en la legislación positiva, aunque admite que
las valoraciones lógicas del naturalismo sirven de fuente material al derecho positivo. No obstante, un
renacer y renovación del derecho natural está invadiendo al derecho, volviendo a tener actualidad.
38
Pasando del terreno filosófico al normativo, encontramos primeramente las
declaraciones de derechos de los Estados Unidos de América y la Revolución
francesa, que dan pie para el nacimiento de un Estado, no absoluto, sino limitado.
2. Carácter tridimensional
Los derechos humanos nacen entonces como una conquista frente al poder,
y una vez consagrados en el ordenamiento jurídico se inicia una lucha permanente
para lograr el cumplimiento efectivo de los mismos.
39
deberes principales. Las violaciones que comete son abusos, o provienen de siste-
mas que no los reconocen, o que aún reconociéndolos los violan sistemáticamente.
5
Expresa Germán J. Bidar Campos que en el constitucionalismo clásico los derechos han sido captados
como derechos del hombre frente al Estado. Las obligaciones se dan para el goce de esos derechos.
Cuando los derechos se extienden a los particulares subsisten el deber del Estado de prestarle tutela, las
obligaciones revisten, ante todo, un sentido servicial para la libertad de las personas humanas. (Las
Obligaciones en el Derecho Constitucional. Ediar. Argentina 1987, pág. 29).
6
La Constitución británica no contiene derechos fundamentales en sentido estricto y por no ser escrita
puede ser cambiada en cualquiera de sus partes por una ley ordinaria del Parlamento. La soberanía del
Parlamento permite restringir o suprimir derechos que en otros países serían considerados como funda-
mentales. Los derechos de los ingleses aparecen como el residuo de libertad que resulta después de la
distribución de facultades a los poderes legislativo y ejecutivo. Se deposita confianza en los poderes
públicos, de los cuales se esperan actuaciones razonables y de defensa. Además existen como contra-
peso de gran influencia, la opinión pública, la vigencia de la oposición y la interpretación restrictiva de los
tribunales. Por el contrario, el constitucionalismo clásico desconfía del poder, los derechos fundamenta-
les los deduce de la razón y los consagra en contra de la acción del Estado.
40
fortaleza y como una de las tradiciones políticas y económicas más firmes y acep-
tables sobre la libertad, valor permanente e inmanente del ser humano.
Los particulares también pueden violar los derechos humanos de otras per-
sonas por lo que, como veremos más adelante, en algunos países se concede el
amparo también contra ellos.
42
a consagrar normas y derechos de carácter económico, social y cultural. Esto es lo
que se denomina el constitucionalismo social o desarrollado, que tiende a la efec-
tividad de la igualdad. Las tres constituciones citadas sirvieron de modelo, en sus
respectivas zonas, al nuevo constitucionalismo. Este tipo de Estado se vuelve
promotor de los derechos fundamentales7 .
7
Germán J. Bidar Campos piensa en la posibilidad de gravar al Estado con una obligación universal de
promoción (frente a todos) y nos deja pendiente en qué consiste y cómo se satisface el deber de promo-
ver con leyes, con prestaciones concretas a favor de cada persona, con políticas generales. Por ejemplo,
en el derecho a aprender y a educarse, abriendo centros de enseñanza, estimulando la educación priva-
da, difundiendo cultura accesible al pueblo. En la salud (el derecho a la salud) estableciendo centros de
atención sanitaria, seguro de salud, medicación accesible. Los derechos humanos generan obligaciones
del Estado, aunque no siempre a cada deber estatal le corresponde necesariamente un derecho perso-
nalizado en determinado sujeto activo o una vía de exigibilidad del deber. En el derecho argentino no se
ha llegado a suministrar un derecho subjetivo frente al legislador para constreñirlo a cumplir su deber
legiferente. Los particulares tienen el deber de no violar la Constitución. Por tal razón la teoría del control
de la Constitución se extiende a los actos privados transgresores de la Constitución. La Constitución es
un cúmulo de obligaciones y límites. Todo el sistema de garantías deparado para tutela de la libertad y
de los derechos, es interpretado como una obligación del Estado. El campo de las competencias está en
la parte orgánica (o derecho constitucional del poder). Del reparto de competencia surge la obligación de
ceñirse a su esfera, no invadir la competencia ajena, no interferirla, no impedirla, etc. En algunos casos
la violación a la obligación de no evadir la propia competencia o de no penetrar la ajena produce la
violación de un derecho personal. Por ejemplo: cuando el poder ejecutivo decreta impuesto. La doctrina
no acepta, sino con gran esfuerzo y excepcionalidad, que el Estado sea titular de derechos subjetivos.
El federalismo es fuente de obligaciones. Distingue entre competencias de ejercicio obligatorio y de
ejercicio potestativo. En la segunda hay un árbitro para ejercer la competencia. Entre las primeras apa-
recen: cumplir el proceso de formación de la ley, etc. Las potestativas no engendran un deber de cumplir-
las para el órgano respectivo: decretar impuestos, las competencias reglamentarias de los derechos
individuales, llamamiento a los ministros al congreso el veto presidencial. Hay competencias de ejercicio
obligatorio, pero dejan al órgano, un amplio margen en cuanto al contenido, ocasión, etc. Ejemplos: la
potestad del congreso de crear tribunales de justicia, la de decretar amnistía de carácter general. El
establecimiento del jurado contemplado en la Constitución es una obligación sin plazo. El art. 14 Cn. bis
argentino no señala plazos, pero tampoco permite dilaciones, enumera obligaciones. El Estado tiene el
deber de promover los derechos. Así es en una democracia. Tiene el deber de hacer accesible su goce
y ejercicio. Pero hay algunos derechos que son imposibles de realizarse. No hay que declararlos en las
constituciones. Lo primero que debe averiguarse es la existencia de un sujeto pasivo capaz de cumplir
con las obligaciones correlativas del titular del derecho. Por ejemplo: repartir felicidad; que los enfermos
se curen (Ucase del Zar Pedro III de Rusia, del 10 de junio de 1762). Para que no fuera vana la declara-
ción que dijera que todo hombre sin vivienda tiene derecho a que el Estado se la provea, es preciso
contar con suficiente número de viviendas y un sistema de cumplimiento. También el derecho se vuelve
imposible cuando no concurren las condiciones mínimas para que el sujeto pasivo pueda cumplir su
obligación frente al titular del derecho. Así, si no hay establecimientos educacionales o servicios de
salud en reales condiciones de accesibilidad, se tornarían imposibles los derechos a educarse y a la
salud. Un derecho se puede volver imposible para un determinado número de personas que, por malas
condiciones sociales, económicas, culturales o de cualquier otra clase, no pueden acceder al ejercicio de
los derechos de salud, educación, vestido, vivienda, etc., En el Derecho Constitucional existen obligacio-
nes que no se dirigen a satisfacer derechos humanos o a satisfacer prestaciones a favor de los mismos.
Ejemplos: obligación de defender al país, pagar impuestos; no alterar el orden. Estas prestaciones no se
deben en beneficio de un derecho personal de uno o más hombres, ni a favor de un derecho subjetivo del
Estado, a quien la teoría constitucional clásica no suele hacer titular de derechos subjetivos, sino de
competencias, salvo unas excepciones como el derecho a la jurisdicción o al debido proceso. (Ob. cit.,
págs. 29. 40, 42 a 46, 51, 53, 54, 69 y 88).
43
de 1838) dio motivo a la guerra civil, que ante la intervención del filibustero William
Walker devino en la Guerra Nacional.
8
Expresa Germán J. Bidar Campos que lo principal en el Derecho Constitucional son los derechos del
hombre y después se pasa a determinar las correlativas obligaciones de dar, hacer y no hacer y los
sujetos pasivos que pueden ser el Estado; un particular o los demás hombres en general. Esto es así
porque el derecho constitucional decimonónico inspiró el latinoamericano, en el cual el panorama se
abre desde el lado de los derechos personales o derechos del hombre (Ob. cit. pág. 27).
44
A. Garantías políticas
Las garantías políticas son aquellas que resultan del sistema de gobierno
democrático, algunas generales y otras específicas. Podemos citar:
45
A las universidades se les exhorta para que se sometan a los dictados de
esta ley. A los medios de comunicación, como parte de su función social, se les
atribuye la responsabilidad de promover y divulgar la enseñanza de la Constitución
y los derechos humanos. Declara como día de la Constitución el 1º de septiembre
de cada año, el cual se dedicará a su estudio y enseñanza.
B. Garantías normativas
46
En nuestro articulado constitucional podemos encontrar disposiciones que
no pueden ser ampliadas o disminuidas: los requisitos para ser magistrados de la
Corte Suprema, para ser Presidente de la República, etc.; cuando la Constitución
tipifica un delito pero no señala pena, el legislador ordinario puede señalar la pena,
pero no variar el tipo.
Por otra parte, sin que la norma lo exprese de manera explícita, el tribunal
constitucional puede decidir que algunas de las normas de la Constitución no ad-
miten que leyes o reglamentos las determinen o las rodeen de requisitos. Su dismi-
nución es inadmisible, lo mismo que a veces su ampliación. Estas normas adquie-
ren una gran confianza al no poder ser tocadas.
C. Garantías jurisdiccionales
47
48
CAPITULO III
RESEÑA HISTORICA
DE LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL
1. En Roma
2. En Inglaterra
49
También protegía contra los actos de los particulares; por lo que tiene en este
aspecto semejanza con el interdicto romano de homo libero exhibiendo.
3. En España
50
encontraba el preso, y si la autoridad que se negaba a manifestar al preso incurría
en grave responsabilidad por cometer contrafuero. El procedimiento de manifesta-
ción de persona ya existía en el período de 1428-1592.
4. En Francia
51
A. Writ of error
B. Writ of injuction
En virtud de este recurso el agraviado pide dentro del juicio que el tribunal
conozca de la inconstitucionalidad de las leyes o actos de autoridad, y los suspen-
dan o impidan en definitiva su ejecución, ya sea en materia civil o administrativa.
Su carácter es prohibitivo.
C. Writ of mandamus
Cumple con la misma función del anterior, pero difiere en cuanto la orden no
consiste en prohibir determinado acto o hecho, sino en ordenar su realización. La
autoridad se encontraba en la obligación legal de ejecutar el hecho o acto, pero se
negó a ello, dando lugar a este recurso.
Este recurso fue llevado de Inglaterra, y, como hemos visto, es una garantía
procesal de la vida y libertad de las personas.
6. En México
A. Constitución de 1824
Los arts. 137 y 138 Cn. de 1824 disponían que le correspondía a la Corte
Suprema de Justicia conocer de las infracciones de la Constitución y leyes genera-
les, en el modo y grado que lo determinara la ley. Esta ley reglamentaria no fue
dictada.
52
La defensa de la Constitución estaba encomendada, pues, al poder judicial a
través de su máximo tribunal, la Corte Suprema de Justicia.
B. Constitución de 1836
En los arts. 53, 63 y 64 se consagran las bases del amparo mexicano, por lo
que se ha considerado a Rejón como el creador de este juicio constitucional; aun-
que muchos le atribuyen su paternidad a don Mariano Otero.
53
Las ideas de Mariano Otero fueron recogidas posteriormente en el art. 25 del
Acta de Reforma de 1847.
E. Constitución de 1857
F. Constitución de 1917
El amparo mexicano tiene una triple función: proteger los derechos funda-
mentales consagrados en la Constitución; declarar la inconstitucionalidad de las
leyes, pero no con carácter general, sino con alcance de inaplicabilidad al caso
concreto; y controlar la aplicación de las leyes ordinarias (legalidad) asumiendo la
función de la casación, por lo cual se denomina a este aspecto amparo-casación.
7. En Nicaragua
b) El art. 81 Cn. disponía que el Senado debería negar la sanción a las reso-
luciones que de cualquier manera fueran contrarias a la Constitución.
54
c) De conformidad con el art. 99 Cn. el Senado cuidaría de sostener la Cons-
titución.
d) De acuerdo con el art. 194 Cn., en el caso que algún Estado o autoridad
constituida reclamara de otro el haber traspasado su Asamblea los límites constitu-
cionales, tomaría el Senado los informes convenientes y los pasaría a dos de los
otros Estados más inmediatos para su resolución; si no se convenía entre sí, o la
Asamblea de quien se reclamaba no se conformaba con su juicio, el negocio era
llevado al Congreso y su decisión sería determinante.
B. Constitución de 1826
De acuerdo con el art. 7 del Decreto del 4 de mayo de 1830 sobre garantías
individuales, todos los habitantes del Estado podían dirigir informes o quejas por
escrito o verbales al gobierno y a las demás autoridades encargadas de velar por
el cumplimiento de la Constitución contra todos aquellos que la infringieran.
C. Constitución de 1838
Los arts. 28, 29, 30, 31, 32, 116 inc. 6 y 117 Cn. consagraban el recurso de
amparo, incluyendo el habeas corpus. El 29 de agosto de 1894 se sancionó la
primera Ley de Amparo nicaragüense, reglamentaria de los artículos citados, ley
que pasó a ser constitucional por disponerlo así el art. 155 Cn.
55
Esta ley regulaba en forma unitaria el habeas corpus, que garantiza el dere-
cho de la libertad personal, consagrado en los arts. 30, 31, 32 Cn; y el amparo
contra las leyes o actos contrarios a la Constitución o a las leyes constitucionales.
El recurso se abría a prueba por ocho días, si había hechos que probar, y
después se dictaba sentencia definitiva, la cual tenía que ser razonada.
La sentencia tenía por objeto restablecer las cosas al estado anterior en que
se encontraban antes de la violación, y además se podía condenar a pagar los
56
daños y perjuicios al funcionario culpable o al que se hubiera aprovechado de la
violación.
E. Constitución de 1905
57
blica, como Jefe Supremo o como Comandante General, o por los Secretarios o
Sub-secretarios de Estado, o por cualquiera de los otros funcionarios administrati-
vos o departamentales de orden político o militar; por las violaciones cometidas por
las cortes de apelaciones en asuntos no contenciosos; por las violaciones cometi-
das por las municipalidades o las corporaciones o juntas dependientes de aque-
llas.
58
en su caso, el ejecutor ordenaba la libertad del detenido o su procesamiento, de
acuerdo con las reglas del art. 29 LA.
Es conveniente observar que, de acuerdo con los arts. 194 Pr., 318 LOT y
122 Cn. los jueces y tribunales inferiores y la Corte Suprema de Justicia deben
aplicar con preferencia a una ley ordinaria la Constitución en los juicios sometidos
a su conocimiento. En esta forma se conocía por vía de excepción sobre las viola-
ciones a la Constitución.
También era posible que la Corte Suprema se pronunciara sobre las violacio-
nes a la Constitución en virtud del recurso de casación en el fondo interpuesto con
base en la causal primera del art. 2058 Pr., o de casación en la forma por violación
de alguna garantía constitucional, o bien en virtud del recurso de casación en inte-
rés de la ley interpuesto por el Ministerio Público.
59
asuntos no ventilables ante los tribunales de justicia, al ser aplicada a casos con-
cretos y cuando perjudique al quejoso; y por disposiciones expedidas por Alcalde,
municipalidades o corporaciones locales. Contra estas autoridades se concedía el
amparo aunque sólo se violaran las leyes ordinarias, desnaturalizando este recur-
so.
60
a la autoridad responsable a respetar la garantía y cumplir lo que estaba obligado
a hacer de conformidad con la misma.
Las sentencias no producían cosa juzgada material, sino sólo formal, por lo
que la parte perdidosa conservaba la facultad de invocar nuevamente su derecho
ante los tribunales comunes correspondientes. Al producir cosa juzgada formal,
no podía repetirse el mismo amparo que ya había sido rechazado.
62
En los demás casos en que cabía el amparo (habeas corpus, contra el auto
de prisión y contra los particulares) podía interponerse en cualquier tiempo y todos
los días y horas eran hábiles.
f) Si habían hechos que probar, el juicio se abría a prueba por diez días. Eran
admisibles todas las clases de pruebas.
La sentencia tenía por objeto restituir al agraviado en el pleno goce del dere-
cho violado, restableciendo las cosas al estado anterior de la violación, si el acto
reclamado tenía carácter positivo. Si tenía carácter negativo, obligaba a la autori-
dad responsable a respetar el derecho y a cumplir o hacer lo que el mismo exigía.
a) De acuerdo con los arts. 194 Pr., 318 LOT y 217 Cn., los jueces o tribuna-
les debían aplicar con preferencia la Constitución o leyes constitucionales.
b) De acuerdo con los arts. 217 Cn., 15 de la Ley del 2 de julio de 1902 y 2102
Pr. cuando los jueces inferiores dictaran sentencias que hiciesen tránsito a cosa
juzgada y en las que se declarase la inconstitucionalidad de una ley, estos debían
enviar copias de las mismas a la Corte Suprema, bajo sanción de pagar una multa,
a fin de que la Corte Suprema sentara jurisprudencia sobre el caso, pero sin afectar
a las partes.
64
c) De acuerdo con el art. 2057 inc. 1 Pr., las partes pueden interponer en el
juicio recurso de casación en el fondo por haberse infringido los preceptos consti-
tucionales.
d) De acuerdo con el art. 213 inc. 17 Cn., el ejecutivo podía tachar de incons-
titucional cualquier acto legislativo y someter el conflicto al conocimiento de la Cor-
te Suprema, quien fallaba con previa audiencia del Ministerio Público.
De acuerdo con la Ley, este amparo está estructurado bajo las característi-
cas siguientes:
e) Si habían hechos que probar, se abría a prueba por diez días, siendo
admisibles toda clase de pruebas.
66
inconstitucional (lo mismo los decretos, decretos-leyes, reglamentos, órdenes, dis-
posiciones o medidas), la que no podía ser posteriormente aplicada por autoridad
alguna, so pena de ser inhabilitado para el desempeño del cargo.
La sentencia tenía por objeto restituir al agraviado en el pleno goce del dere-
cho violado, restableciendo las cosas al estado anterior de la violación, cuando el
acto era de carácter positivo. Si era de carácter negativo, ordenaba que la autori-
dad responsable respetara el derecho e hiciere lo que este le exigía.
Esta Ley reproduce con ligeras modificaciones la de 1950, por lo que con la
exposición anterior es suficiente para comprender su alcance.
67
violaciones de los derechos y libertades consagrados en dicho Estatuto y en el
Estatuto Fundamental del 20 de julio de 1979.
c) Los dos amparos sólo proceden a petición del agraviado (principio disposi-
tivo), salvo las excepciones legales en que se procede de oficio. En el amparo
mexicano dicho principio rige en forma más leve.
68
en las Leyes de 1939 y 1948 se concedió el amparo por violación de las leyes
ordinarias por parte del Distrito Nacional, municipalidades, etc.
Este amparo se otorgaba para proteger a las personas contra las disposicio-
nes, actos o resoluciones y, en general, contra toda acción u omisión de cualquier
autoridad o agente- excepto las judiciales y legislativas en virtud de leyes que
violen o amenacen violar los derechos consagrados en el Estatuto Fundamental
de la República y en el Estatuto de Derechos y Garantías de los Nicaragüenses,
documentos que vinieron a reemplazar a la derogada Constitución de 1974.
2. Legitimación activa
1
El peligro inminente de un perjuicio como causa legitimadora para que prospere el amparo es reconocido
por las leyes de amparo de 1911, 1936, 1948, 1950 y 1974. Pero cuando se trataba de la
inconstitucionalidad de una ley exigen, excepto la de 1948, que se aplicará al caso concreto en perjuicio
del quejoso. Así lo confirma la jurisprudencia: S. 10 a.m. del 30 de junio de 1914, B.J., pág. 459; S. 11:30
a.m. del 13 de octubre de 1927. B.J., pág. 6126; S. 11 a.m. del 25 de mayo de 1945, B.J., pág. 12792.
Por muy inconstitucional que fuere la ley no cabía el recurso si no se aplicaba el caso concreto. De aquí
que la jurisprudencia exigiera un interés directo y personal para interponer el amparo: S. 10 a.m. del 13
de noviembre de 1917, B.J., pág. 1736. Dentro de este criterio la jurisprudencia reconoció la existencia
de dos tipos de leyes para los efectos del amparo, las heteroaplicativas y las autoaplicativas. Las
primeras sólo causan agravio cuando son aplicadas por una autoridad y el término para recurrir se
cuenta a partir de su aplicación; y las segundas, por el contrario, no necesitan que sean aplicadas por la
autoridad para causarlo y el término para recurrir se cuenta a partir de su vigencia: S. 10:35 a.m. del 24
de junio de 1967, B.J., pág. 132; S.10:35 a.m. del 15 de julio de 1968, pág. 157. Esta distinción se
encuentra consagrada en el amparo mexicano.
69
Lo podían proponer las personas jurídicas de carácter público (municipalida-
des o juntas municipales, el Estado, etc.) o privado (sociedades civiles o comercia-
les), pero solamente cuando resultaren afectadas en sus intereses patrimoniales.
La Ley, al otorgar la acción de amparo, no distinguía entre personas jurídicas de
carácter público o privado.
Tampoco existía razón para que la ley limitara la protección del amparo a los
derechos fundamentales, ya que su ámbito es más amplio, pues este no está des-
tinado solamente a proteger el cumplimiento de las normas que consagran esos
derechos, sino a garantizar el cumplimiento de todas las normas de la Constitución
y de las leyes constitucionales, por cuanto en su funcionamiento entra en juego el
interés general. Es cierto que generalmente se da el amparo por violación de los
derechos fundamentales, pero tal cosa no es razón para que no se permita por la
violación de otras normas constitucionales.
Participaban de esta amplitud las leyes de amparo de 1894, 1911, 1948, 1950
y 1974. No obstante, en la Ley de Amparo de 1939 se dispuso que la titularidad de
la acción de amparo le correspondía a la persona agraviada en un derecho funda-
70
mental consagrado en la Constitución, en los casos en que no se encontraba de
por medio una ley o decreto, o un acto de las municipalidades o corporaciones
locales.
3. Legitimación pasiva
Siempre con relación a este mismo criterio, la Corte Suprema ha dicho que
contra la autoridad que ocupa un terreno, de cuyo conflicto nacen y derivan accio-
nes ordinarias para las partes, no cabe el amparo, sino el ejercicio de dichas accio-
nes 5 . Estas acciones podrían ser reivindicatorias o posesorias (interdictos
posesorios).
2
S. 10 a.m. del 26 de marzo de 1969, B.J., pág. 5.
3
S. 11 a.m. del 3 de marzo de 1916, B.J., pág. 1097.S.9 a.m. del 3 de julio de 1937, B.J., pág. 9757; S. 12
m. del 26 de julio de 1945. B.J., pág. 12904; S. 10 a.m. del 24 de mayo de 1947, B.J., pág. 13829; S. 10
a.m. del 26 de enero de 1955, B.J., pág. 17323; S. 10:30 a.m. del 28 de noviembre de 1958. B.J., pág.
19245. En otras legislaciones es amplio y se da no sólo contra los actos de autoridad sino contra las
entidades autónomas y contra los concesionarios de servicios públicos.
4
S. 11 a.m. del 30 de noviembre de 1923, B.J., pág. 4150; S. 11 a.m. del 3 de mayo de 1934, B.J., pág.
8605; S. 11 a.m. del 13 de diciembre de 1935, B.J., pág. 9139; S. 10 a.m. del 4 de abril de 1937, B.J.,
pág. 9669; S. 10 a.m. del 12 de noviembre de 1952, B.J., pág. 16242, S. 10 a.m. del 9 de mayo de 1956,
B.J., pág. 18051; S. 11 a.m. del 5 de abril de 196 1, B.J., pág. 20368; S. 12 m. del 5 de abril de 1961, B.J.,
pág. 20369; S. 9:45 a.m. del 2 de septiembre de 1965, B.J., pág. 256.
5
S. 12 m. del 5 de abril de 1937, B.J. pág. 9630; S. 11:40 a.m. del 30 de noviembre de 1965. B.J., pág. 355;
S. 9:45 a.m. del 5 de diciembre de 1966, B.J., pág. 306.
71
El menor que tuviera quince años podía interponer el amparo sin intervención
de su representante cuando este se hallare ausente o impedido; pero con poste-
rioridad debía nombrársele un guardador especial. Si era menor de quince y se
encontraba en la misma situación, el Procurador de Justicia o cualquier ciudadano
podía interponer el amparo en su nombre. Así lo disponía el art. 8 LA.
4. Terceros interesados
De acuerdo con el art. 19 LA., eran tres las partes del amparo: el quejoso, la
autoridad responsable y los terceros interesados.
5. Competencia
De acuerdo con el art. 4 inc. 2 LA. se podía recurrir por la vía de hecho, si la
sala de lo civil se negaba a tramitar el recurso.
72
esas primeras diligencias son de gran importancia, sobre todo la referida a la sus-
pensión del acto. Sólo cuando se logre una preparación integral de los jueces,
podría pensarse en encomendarles una función tan delicada.
El amparo debía interponerse dentro del plazo de treinta días, contados estos
desde la notificación o comunicación al quejoso de la resolución, orden, mandato o
acuerdo recurrido, o desde que tuviera conocimiento de ellos. No existía aumento
por razón de la distancia por disponerlo así el art. 5 LA.
Este plazo era de días y se contaba día por día6 , pudiendo ser suspendido
por caso fortuito o fuerza mayor. Así lo reconocía el art. 28 inc. 4 LA. al expresar
que se suspendería el término para interponerlo de acuerdo con el derecho co-
mún, siendo la norma aplicable la del art. 168 inc. 2 Pr., que dispone que sólo por
fuerza mayor que impida utilizarlos podrán suspenderse los plazos durante su cur-
so.
6
S. 11 a.m. del 24 de noviembre de 1962, B.J., pág. 509.
7
S. 12 m. del 8 de marzo de 1919, B.J., pág. 2244.
8
S. 11:40 a.m. del 26 de mayo de 1965, B.J., pág. 156.
9
S. 9:45 a.m. del 7 de junio de 1967, B.J., pág. 104; S. 11 a.m. del 18 de noviembre de 1971, B.J., pág. 223,
S. 11:40 a.m. del 10 de marzo de 1972, B.J., pág. 33.
10
S. 11:40 a.m. del 9 de febrero de 1970, B.J., pág. 28; S. 9:45 a.m. del 6 de septiembre de 1976. B.J., pág.
205.
11
S. 9 a.m. del 11 de diciembre de 1974, B.J., pág. 257.
73
7. Procedimiento
A. Escrito de interposición
De acuerdo con el art. 6 LA., el recurso se proponía ante la sala de lo civil del
tribunal de apelaciones competente, por escrito y en papel común. Este escrito
debía contener:
74
Sin embargo, aunque no era exigido, sí era necesario expresar el concepto
de la violación, el que debía estar presidido de una exposición de los hechos que lo
fundamentan. La ley solamente se refería a la violación; pero la infracción de los
Estatutos también podía resultar de la mala interpretación o aplicación indebida de
sus disposiciones por la autoridad responsable, en cuyo caso debía explicarse tal
circunstancia.
Las disposiciones que debían citarse como violadas eran las de los mencio-
nados Estatutos y no las de otras leyes o códigos, a menos que las desarrollaran.
Por consiguiente, no se cumplía con este requisito si sólo se citaban leyes que no
eran los Estatutos 14 .
14
Con relación a lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia ha sostenido: a)No hay lugar al amparo cuando
no se citan las disposiciones constitucionales infringidas: S. 12 m. del 11 de octubre de 1913, B.J., pág.
293; S. 12 m. del 27 de mayo de 1914, B.J., pág. 451; S. 11 a.m. del 17 de febrero de 1915, B.J., pág.
678; S. del 18 de abril de 1918, B.J., pág. 1906; S. 12 m. del 20 de agosto de 1918, B.J., pág. 2045; S. 12
m. del 20 de mayo de 1936, B.J. pág. 9318; S. 10 a.m. del 26 de junio de 1947, B.J., pág. 13929; S. 10
a.m. del 19 de julio de 1947. B.J., pág. 13946; S. 10:30 a.m.. del 8 de enero de 1953, B.J., pág. 16325,
S. 11 a.m. del 8 de junio de 1953, B.J., pág. 16518. b) Es improcedente el amparo si no se citan ni el
nombre del recurrente ni las disposiciones infringidas: S. 12 m. del 10 de febrero de 1916, B.J., pág.
1065. c) No se puede dar entrada al amparo si las disposiciones citadas no se refieren a las disposicio-
nes violadas, sino a la jurisdicción y procedimiento del amparo: S. 10:30 a.m. del 26 de mayo de 1916,
B.J., pág. 1171. d) Solo cabe por violaciones de las leyes constitucionales y no contra las ordinarias: S.
12 m. del 31 de marzo de 1925, B.J., pág. 4881; S. 11:30 a.m. del 16 de junio de 1927, B.J., pág. 5998;
S. 12 m. del 19 de enero de 1946, B.J., pág. 13237; S. 11 a.m. del 3 de mayo de 1962, B.J., pág. 199. e)
La Corte Suprema no puede suplir de oficio las omisiones de derecho: S. 12 m. del 1 de junio de 1920,
B.J., pág. 2921; S. 11 a.m. del 29 de marzo de 1922, B.J., pág. 3636. f) Es improcedente el amparo si no
se citan las disposiciones constitucionales infringidas y el concepto en que lo han sido: S. 11:30 a.m. del
20 de octubre de 1938, B.J., pág. 10342. g) Deben citarse las disposiciones constitucionales infringidas
y no es suficiente citarlas incidentalmente o de modo general como fundamento del recurso: S. 10 a.m.
del 2 de febrero de 1939, B.J., pág. 10499. h) El concepto de violación no es necesario expresarlo
después de cada disposición violada: S. 10:30 a.m. del 13 de octubre de 1949, B.J., pág. 14835. i) Es
suficiente expresar el concepto de un artículo constitucional, aunque no se indique su número: S. 9 a.m.
del 11 de febrero de 1964, B.J., pág. 47.j) Se declara sin lugar el amparo porque no se precisaron los
actos recurridos: S. 11 a.m. del 28 de abril de 1969, B.J., pág. 78.
75
f) El haberse agotado los recursos ordinarios que se concedían en las leyes,
para después recurrir de amparo contra la sentencia que se dictara en el último
recurso permitido. No se permitía saltos en el amparo, pues había que agotar la
vía gubernativa. Son numerosas las sentencias de la Corte Suprema que han
declarado la improcedencia por no haberse agotado la vía administrativa.
Con esta medida se pretendía la corrección previa de los requisitos del recur-
so, para permitir así a la Corte Suprema entrar a conocer el fondo del asunto, ya
que en el amparo se encuentra en juego el interés general. Por lo expuesto, era
muy difícil que después de tramitado el amparo se declarase la improcedencia por
la falta de requisitos del art. 6 LA.
Esta era una medida precautelar que se concedía con la finalidad de mante-
ner la materia del amparo y evitarle perjuicios al quejoso, mientras se dicta la sen-
tencia definitiva. Pues entre la interposición del recurso y la emisión de la sentencia
existe un espacio de tiempo en el cual, si no se ordenaba la suspensión del acto
reclamado, podría resultar ineficaz el amparo. La suspensión garantizaba que las
cosas pudiesen volver al estado anterior a la violación, asegurando así la efectivi-
dad de la sentencia definitiva. De aquí la gran importancia de esta medida.
D. Apertura a prueba
Recibidos los autos por la Corte Suprema, esta podía pedir al recurrente que
ampliara sobre los hechos reclamados, y además resolver sobre la suspensión del
acto. Así lo disponía el art. 18 LA. De acuerdo con lo expuesto, la Corte Suprema
de Justicia tenía facultades para pedir de oficio que el recurrente ampliara sobre
los hechos reclamados. El recurrente podía ampliar o rectificar el recurso antes del
informe del funcionario responsable, sin necesidad de que se lo pidiera la Corte
Suprema.
76
La ampliación de los hechos reclamados a petición de la Corte, y la incorpo-
ración de pruebas de oficio fue un progreso favorable con respecto a las leyes
anteriores. A lo expuesto debe agregarse que no cabía la caducidad en el amparo.
A. Sentencia definitiva
B. Improcedencia
a) Contra las disposiciones legislativas. Esta era una seria limitación que su-
primía casi por completo el contenido del amparo, y era una medida dictada por
motivos de oportunidad política del naciente régimen sandinista.
77
El amparo tenía por objeto restituir al quejoso en el pleno goce del derecho
violado en virtud del acto reclamado, razón por la cual, si este se consumaba de
manera irreparable, en forma tal que no se le podía restituir al quejoso el goce de
su derecho, carecía ya de objeto, y, por lo tanto, debía declararse improcedente,
sin perjuicio de que el quejoso ejercitara sus acciones civiles o penales en los
tribunales de justicia.
e) Contra las medidas o actuaciones hechas por las autoridades con anterio-
ridad a la vigencia de esta Ley. Esta causal, el impedimento a que los ausentes
interpusieran el amparo por medio de representantes, la prohibición de amparar
contra disposiciones legislativas, y la numerosa cantidad de leyes que negaban
este recurso impidieron la anulación de una gran cantidad de actos por medio del
amparo.
c) La ilegitimidad de personería.
15
Se pedía en esa época que los procedimientos especiales del inquilinato y los agrarios fueran suprimidos
y que se devolviera la solución de estos conflictos a la justicia ordinaria, o por lo menos que se eliminaran
78
j) Cuando hubieran cesado los efectos del acto reclamado (se extendió el
pasaporte que había sido negado, se dejó salir del país al que se le había negado
la visa). En estos casos se declaraba la improcedencia porque si cesaba la viola-
ción, carecía de objeto el amparo.
las causas de improcedencia que le cerraban las puertas al amparo en esas materias de gran importan-
cia, privando a las partes del derecho de ser juzgadas dentro de un debido proceso. Los referidos
procedimientos no constituían un debido proceso. El análisis lo limitaré al agrario, pues el de inquilinato
lo he tratado por separado: En un Estado de Derecho, nadie puede ser privado de la vida, la libertad, el
honor y la propiedad sin que se le haya seguido un debido proceso. Para que este se dé es preciso que
concurran las garantías siguientes: i) Conocimiento personal del demandado sobre la existencia del
juicio para que pueda defenderse (emplazamiento o citación). Violaría este proceso la ley que regulara
un emplazamiento que no garantice una oportuna y posible comparecencia, v. gr.: establecer plazos
breves de emplazamiento que no hicieran posible la comparecencia, obligar al emplazado que se en-
cuentra en el extranjero a que comparezca personalmente, sin permitirle hacerlo por medio de represen-
tante. ii) Amplia oportunidad a las partes para que puedan ejercitar sus derechos y defensas, por ejem-
plo, un razonable término de pruebas, el otorgamiento de recursos para impugnar las sentencias. No se
vaya a creer que, para cumplir esta garantía, deben tener todos los juicios el término de prueba de veinte
días del juicio ordinario. Desde este punto de vista, los juicios sumarios, ejecutivos y otros no cumplirían
con tal principio. Pero este principio no tiene en mente un plazo determinado para que pueda ser
cumplido. Lo único que reclama es la concesión de un término prudente, de un término razonable de
prueba, el que puede ser de más de veinte días o de menos de veinte días. La doble instancia tiene
amplio reconocimiento en la doctrina y legislaciones de los países. Se concede el recurso de apelación
con la finalidad de que se corrijan los errores que pudo haber cometido el juez de primera instancia. Para
mayor garantía de la segunda instancia, el órgano que conoce de ella generalmente es colegiado. En lo
contencioso-administrativo esta garantía debe aplicarse cuando la ley no permite la presentación de
pruebas o niega el recurso de amparo, una vez agotada la vía administrativa. iii) El juzgamiento de las
partes por jueces naturales e imparciales. Queda excluido el juzgamiento por tribunales especialmente
constituidos para conocer del asunto o asuntos. Estos tribunales generalmente carecen de honestidad
y, además, no son imparciales. iv) Igualdad para las partes a lo largo del proceso. La violación de la
garantía del debido proceso no se presenta en todos los actos procesales, sino en los que pueden dar
lugar a la privación de la defensa de los derechos y pretensiones de las partes (emplazamiento, término
de prueba, recurso, etc.). El procedimiento agrario establecido por la Ley de Reforma Agraria del 19 de
julio de 1981 se iniciaba con la afectación e intervención de la finca sin haber oído previamente al
propietario, suprimiendo así lo que la misma ley llama primera instancia. Se podía apelar de la afecta-
ción, pero era muy restringida la oportunidad para alegar y probar los derechos del interesado. La
sentencia que dicta el tribunal agrario no admitía recurso alguno, ni el amparo. Por otro parte, las
autoridades agrarias eran juez y parte.
16
S. 11 a.m. del 7 de enero de 1963, B.J., pág. 4.
17
S. 10 a.m. del 26 de marzo de 1969, B.J., pág. 56.
18
S. 11 a.m. del 1 de septiembre de 1914, B.J., pág. 531.
79
C. El desistimiento
El quejoso podía desistir del recurso. Tenía importancia determinar los efec-
tos y trámites que debían seguirse. El art. 7 LA. sólo contemplaba la posibilidad de
hacerlo por medio de apoderado.
19
S. 10:30 a.m. del 24 de mayo de 1961, B.J., pág. 20447.S. 9:45 a.m. del 8 de octubre de 1964, B.J., pág.
425.
20
S. 12 m. del 23 de mayo de 1935, B.J., pág. 8935.
21
S. 11:30 a.m. del 17 de noviembre de 1915, B.J., pág. 986; S. 11:30 a.m. del 8 de noviembre de 1917,
B.J., pág. 1732; S. 12 m. del 3 de agosto de 1918, B.J., pág. 2029, S. 10 a.m. del 16 de agosto de 1918.
B.J., pág. 2045; S. 11:30 a.m. del 7 de agosto de 1919, B.J., pág. 2448; S. 10 a.m. del 31 de enero de
1920. B.J., pág. 2792; S. 11:30 a.m. del 10 de noviembre de 1920, B.J., pág. 3143; S. 12 m. del 31 de
marzo de 1921, B.J., p. 3240; S. 9:45 a.m. del 21 de junio de 1976, B.J. p. 145.
22
S. 8 a.m. del 5 de febrero de 1958, B.J., pág. 18875.
80
Para completar esta medida debió establecerse la impulsión oficiosa por par-
te de los tribunales. Con ambas se aseguraba que el juicio no se extinguiera por
caducidad, y que a pesar de la inactividad de las partes el avance oficioso pusiera
a la Corte en condiciones de conocer el fondo del asunto.
D. La deserción
Con base en los arts. 16, 19 LA. y 2005 Pr., la Corte Suprema de Justicia
sostuvo que también se extingue el amparo en virtud de la deserción, si el recu-
rrente no comparece a la Corte dentro del plazo de los tres días. Esta sentencia se
dictó por mayoría de votos, pues disintieron dos magistrados. Se sentó jurispru-
dencia con varias sentencias.23
No estoy de acuerdo con esa opinión. En efecto, la deserción del art. 2005 Pr.
supone la interposición de un recurso (apelación) ante una autoridad inferior y el
emplazamiento que hace éste al superior para mejorarlo. En el amparo no se
recurre contra decisión alguna de la sala y, como consecuencia, la remisión de los
autos al superior no se hace en virtud de recurso. Por otra parte, la deserción es
una pena y, como consecuencia, necesita estar contemplada expresamente, ya
que no puede aplicarse por analogía. La Ley de Amparo de 1980 no contemplaba
la deserción como pena por no presentarse el quejoso dentro del referido término
de los tres días.
23
S. 10:45 a.m. del 22 de mayo de 1984, B.J., pág. 135.
24
S. 11 a.m. del 3 de junio de 1913, B.J., pág. 108; S. 11:30 a.m. del 9 de noviembre de 1914, B.J., pág.
709; S. 12 m. del 18 de agosto de 1917, B.J., pág. 1651.
81
sin demora al responsable para que la cumpliera. Si dentro de veinticuatro horas
no la cumplía, el mencionado Tribunal requería al superior del responsable para
que lo obligara a ello, y si no tenía superior, el requerimiento se le hacía directa-
mente a él. Si a pesar de tales gestiones no cumplía, se recurría al gobierno
central para que ordenara el cumplimiento.
11. Jurisprudencia
25
S. 11 a.m. del 13 de junio de 1918, B.J., pág. 1966; S. 10 a.m. del 3 de marzo de 1970, B.J., pág. 37.
26
S. 10 a.m. del 26 de enero de 1926, B.J., pág. 5464.
27
S. 10:30 a.m. del 26 de mayo de 1954, B.J., pág. 16941.
28
S. 12 m. del 31 de marzo de 1925, B.J., pág. 4881.
29
S. 12 m. del 27 de junio de 1929, B.J., pág. 7084.
30
S. 10:30 a.m. del 3 de julio de 1951, B.J., pág. 15629; S. 9 a.m. del 18 de diciembre de 1974, B.J., pág.
269.
31
S. 10:35 a.m. del 1 de diciembre de 1964, B.J., pág. 471.
32
S. 11:40 a.m. del 6 de septiembre de 1967, B.J., pág. 179.
33
S. 10 a.m. del 9 de marzo de 1970, B.J., pág. 42.
82
j) No es necesario presentar solvencia fiscal ni certificación de estar inscrito
en la cámara para interponer el amparo34 .
1. El habeas corpus
A. Funcionario competente
De acuerdo con los arts. 4 incs. 1 y 5 LALSS, este amparo se interponía ante
la sala de lo criminal del tribunal de apelaciones respectivo.
34
S. 10 a.m. del 27 de abril de 1970, B.J., pág. 68.
35
S. 10 a.m. del 5 de mayo de 1972, B.J., pág. 105.
36
S. del 29 de junio de 1972, B.J., pág. 394.
37
S. 11 a.m. del 30 de agosto de 1974, B.J., pág. 180.
38
S. 8:30 a.m. del 14 de junio de 1978, B.J., pág. 150.
39
S. 9 a.m. del 12 de marzo de 1975, B.J., pág. 67.
83
B. Plazo
Para este amparo se concedía acción popular, ya que podía ser interpuesto
por el agraviado o por cualquier ciudadano, según se desprendía del art. 2 LALSS.
E. Procedimiento
De acuerdo con los arts. 2 y 3 LALSS, este amparo podía proponerse por
escrito y en papel común, por telegrama, por carta y verbalmente. El art. 5 LALSS
disponía que la petición debía expresar: la relación de los hechos que motivaban el
amparo; el lugar en que se encontraba el detenido o amenazado de serlo, si se
sabía; y el nombre o el cargo del que ejercía la autoridad o del funcionario, repre-
sentante o responsable de la entidad o institución que ordenaba la detención.
La sala que conocía del habeas corpus podía, a solicitud de parte, ordenar
que el ejecutor se apoderara del favorecido y se lo presentara, en los casos si-
85
guientes: cuando por declaración de un testigo fidedigno o un indicio grave resulte
que la persona se hallaba en prisión o custodia ilegales y existían motivos funda-
dos para sospechar que sería extrañado del país; cuando existen motivos suficien-
tes para creer que el detenido sufriría un daño irreparable antes de poder ser soco-
rrido en el curso ordinario del procedimiento de habeas corpus; y cuando el auto de
exhibición era desobedecido. Presentada la persona, el tribunal acordaba lo con-
veniente para protegerlo, pudiendo pedir el auxilio de la fuerza pública. Así lo dis-
ponían los arts. 14 y 15 LALSS.
Cuando sin fundamento legal la sala declaraba sin lugar la exhibición o des-
oía la petición, el solicitante podía recurrir de queja ante la Corte Suprema de
Justicia, quien resolvía lo justo dentro de veinticuatro horas. La queja debía inter-
ponerse dentro de veinte días contados a partir de la negativa; pero si por impedi-
mento no pudo interponerse, se empezará a contar desde que cesó el impedimen-
to. Así lo disponían los arts. 16 y 17 LALSS.
A. Funcionario competente
B. Plazo
El art. 2 LALSS disponía que este amparo podía interponerse por el agravia-
do o por cualquier ciudadano (acción popular). La posibilidad de que lo interpusiera
el agraviado sólo se daba cuando existían amenazas, pues si estaba detenido,
difícilmente podría hacerlo.
D. Procedimiento
86
El juez o delegado le pedía al particular contra el que se dirigía el amparo que
exhibiera a la persona y le explicara los motivos de la detención. En presencia de
los motivos expuestos procedía de la manera siguiente:
Este aspecto del amparo tiene semejanza con el interdicto romano de homo
libero exhibiendo.
A. Tribunal competente
B. Plazo
87
D. Procedimiento
Dentro de los seis días de recibida la causa, y a la vista de las pruebas que
arrojara el expediente, la sala, sin más trámite, dictaba sentencia confirmatoria,
reformatoria o revocatoria del auto de prisión, devolviendo los autos al juzgado de
origen. Si confirmaba o reformaba el auto de prisión, ponía al procesado a disposi-
ción del juez de la causa. Si lo revocaba, ordenaba su libertad inmediata.
88
CAPITULO IV
89
2. Su origen y competencia
sentencia errónea que condena a un inocente se convierte en un acto válido si adquiere el carácter de
cosa juzgada. La seguridad jurídica exige que el fallo irrecurrible pronuncie la palabra final, aunque no
responda siempre a la verdad. Piensa que donde se destaca con más fuerza la distinción propia y
sustantiva del proceso frente al Derecho material es en la repuesta de si puede el defensor pedir la
absolución sabiendo que su defendido es realmente culpable. El abogado que pide la absolución bajo
esa circunstancia seguirá abogando por el Derecho Procesal. Este pensamiento procesal sustantivo no
es simplemente resultado de una capacidad refinada de distinción desarrollada con el tiempo. Cita a
Albert Schweitzer, que en uno de sus libros cuenta como los indígenas de un país salvaje sólo conside-
ran justa la pena siempre y cuando se hallen realmente convictos. En general los culpables suelen
sentirse decepcionados por la condena, a menos que la fuerza arrolladora de la prueba los obligue a
reconocer su culpabilidad. (Introducción a la Filosofía del Derecho. Fondo de Cultura Económica. Méxi-
co, D.F. 1998, pág. 93-95).
4
Conocemos dos traducciones de Domingo García Belaunde de las obras de Hans Kelsen sobre esta
materia, publicadas en la revista peruana Jus Veritas: “El Control de la Constitucionalidad de las Leyes”
(Año IV, No.6 p. 81 y sigts.) y “La Garantía Jurisdiccional de la Constitución” (Año V, No. 9, p. 17 y sigts.)
5
«La Jurisdicción Constitucional en Europa Occidental». Revista Española de Derecho Constitucional, año
6, núm. 18 mayo-agosto 1986, págs. 5, 8 y 78. Luis Favoren estima que existe un modelo francés de
control constitucional bastante diferente a los demás sistemas, pero que cuenta con sus propias virtu-
des. Considera que los jueces constitucionales juzgan con métodos jurídicos, pero inevitablemente sus
decisiones tienen con frecuencia carácter político. Señala las cuatro misiones comunes a los diversos
sistemas de control; a saber: control de la regularidad de las elecciones y votaciones políticas legislativas
y presidenciales y referendo; el respeto al equilibrio entre el Estado y las colectividades, especialmente
importante en un Estado federal, misión que incluso no está vacía en un Estado unitario; la garantía del
buen funcionamiento de los poderes públicos y de la distribución de poderes entre ellos; el control de la
constitucionalidad de las leyes y la protección de los derechos fundamentales. No siempre están unidas
estas misiones, pero es el patrimonio en el que generalmente se inspiran las constituyentes. (Informe
General Introductorio. Ob cit. Tribunales Constitucionales Europeos, pág. 21 y 22).
90
nal y se atribuyen todas a un Tribunal Constitucional y delimitando en plenitud la
competencia de éste.
Resulta difícil hacer una delimitación completa de las competencias del Tri-
bunal Constitucional, pues en su fijación juegan factores políticos, económicos y
sociales, pero sí es posible señalar la materia esencial a que obedece su función.
6
Son varios los sistemas de integración de los órganos electorales: A. El sistema político, caracterizado
porque lo integran partidos políticos, tiene como ventaja brindarle al elector libertad para ejercer el sufra-
gio sin presión por parte de los poderes del Estado y además logra una efectiva fiscalización de su
pureza. Pero tiene como desventaja el peligro de que se quebrante la armonía de los organismos elec-
torales por los apasionamientos políticos y las posibles alianzas de partidos para dañar la pureza del
sufragio. B. El sistema administrativo, en virtud del cual los organismos electorales se integran con
funcionarios del orden administrativo. La materia electoral es objeto de un servicio administrativo. Es
peligroso porque los miembros de los organismos electorales están expuestos a las presiones del poder
central. No obstante, puede crearse un órgano independiente que garantice la imparcialidad y pureza de
las elecciones. C. El sistema judicial, caracterizado porque es el poder judicial el encargado de aplicar la
materia electoral. Su ventaja consiste en entregarla a personas expertas e imparciales, pero tiene la
desventaja de recargar de trabajo al poder judicial al entregarle una materia compleja y además expone
el poder judicial a las presiones políticas y a las críticas apasionadas. D. El sistema mixto. Es una
combinación de los anteriores o de otras modalidades. Los organismos electorales se constituyen con
funcionarios del poder judicial, funcionarios administrativos y representantes de los partidos políticos.
Con este sistema se trata de corregir los inconvenientes de los sistemas anteriores. E. Sistema de un
poder electoral encargado de hacer las elecciones, referendos y plebiscitos y conocer de sus
impugnaciones, lo mismo que de la organización de partidos políticos. Es el sistema que sigue nuestra
Constitución y la Ley Electoral. El organismo superior (Consejo Supremo Electoral) funciona con magis-
trados nombrados por la Asamblea, y los órganos inferiores tienen representantes de los partidos. Tiene
algo del sistema mixto. Encontrar el sistema adecuado es un problema de lo más trascendental y difícil
porque de su solución depende el éxito y la honestidad del proceso electoral.
7
En nuestro país los conflictos de competencia entre los jueces los resuelve el Tribunal Superior de ellos
y en otro caso la Suprema (art. 328 Pr.). Si el conflicto se plantea entre un Juez o Tribunal y otro tipo de
funcionario, lo resuelve la Suprema (art. 2.136 Pr.).
8
Cfr. Mauro Cappelletti. Justicia Constitucional Supranacional. “La Justicia Constitucional. Universidad
Nacional Autónoma de México, 1987, págs. 215 y sigs.; Formidable Problema de Control Judicial. Ob.
cit., págs. 320 y sigts.; Héctor Fix Zamudio. La Justicia Constitucional en América Latina. El
Constitucionalismo en las Postrimerías del Siglo XX. Universidad Nacional Autónoma de México, 1989,
págs. 452, 500 y sigts., y 528 y sigts.
91
Ya fueron creadas la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, aunque tiene sus propias particularidades. La integración económica ha
tenido poco éxito en Latinoamérica. Siguiendo el modelo del Tribunal de las Comu-
nidades Europeas se creó por los países andinos, según el Acuerdo de Cartagena
del 26 de mayo de 1966, el Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena, con
competencia restringida para resolver conflictos sobre la aplicación de las disposi-
ciones comunitarias con relación a las internas.
92
C. Jurisdicción constitucional determinada por el órgano
Por tal razón, algunos piensan que en los Estados Unidos existe control de la
constitucionalidad, pero no se conoce la idea de jurisdicción constitucional, la que
exige la existencia de tribunales especializados como el Tribunal Constitucional
austríaco o español
Este es un tema en que aún no se han puesto de acuerdo los autores: unos
consideran que es un recurso; otros, por el contrario, estiman que es un juicio. Las
Constituciones de 1893, 1911, 1939, 1950, 1974 y la vigente de 19879 lo califican
de recurso. La Ley de Amparo de 1911 lo calificaba de recurso extraordinario. Por
el contrario, la Ley de Amparo de 1948 estimaba como juicio el amparo propiamen-
te dicho. Por sus características especiales, el amparo mexicano es considerado
por reputados juristas como un juicio.
9
Los arts. 187, 188 y 189 Cn. vigentes la califican como recurso.
93
ría de juicio, por las razones siguientes: no existe un recurso contra la sentencia
definitiva; en muchos países la sentencia no produce cosa juzgada, salvo cuando
declare la invalidez de la ley por ser inconstitucional, en las leyes y constituciones
que aceptan este sistema.
Los otros aspectos del amparo (habeas corpus, amparo contra los actos res-
trictivos de la libertad personal provenientes de los particulares, el amparo contra el
auto de prisión, actualmente sin vigencia) tienen la estructura y características pro-
pias de un recurso.
94
CAPITULO V
EL PROCESO CONSTITUCIONAL
2. Apreciación material
Según esta tendencia, son procesos constitucionales los que tienen por obje-
to la protección del principio de la supremacía constitucional y de los derechos
subjetivos públicos. Dentro de este amplio criterio se agrupan los recursos de
inconstitucionalidad de la ley, decreto o reglamento, el amparo, el habeas corpus,
el habeas data, los procedimientos para solucionar los conflictos entre los poderes
del Estado y entre otros órganos. También se incluyen en la lista de procesos al
juicio político, el recall, etc.
3. Apreciación orgánica
95
4. La magistratura constitucional
Expresa K.C. Wheare que es posible comprender por qué los jueces están
obligados a tomar decisiones que afectan la Constitución, ya que tienen la obliga-
ción de decir lo que la ley es en caso de litigio. Pero esta facultad los coloca en el
campo de la controversia política, lo cual significa, además que sus nombramien-
tos son objetos de críticas y cabildeos y los que nombran tienen en consideración
las ideas de los aspirantes con respecto a la interpretación de la Constitución. Esto
desacredita en parte la magistratura, si bien es curioso observar que en los Esta-
dos Unidos, Canadá y Australia se miran a los Tribunales Supremos con respeto y
aun muchas veces con simpatía. La alternativa sería que los tribunales consideren
válidas las leyes del cuerpo legislativo y las que no deseen considerarlas válidas
podrán reunirlas para someterlas a consulta popular en un referéndum. Esta es la
posición de Suiza con respecto a las leyes federales. La solución de confiar estas
decisiones a un Tribunal especial del que es ejemplo el Consejo Constitucional de
la V República francesa, tiene la ventaja de alejar las controversias políticas de los
tribunales en donde sólo pueden decidirse las cuestiones legales ordinarias. Con-
sidera que recurrir a los tribunales para imponer la Constitución resulta inevitable.
Sin embargo, para que puedan cumplir con eficacia su función los tribunales es
preciso una buena redacción de la Constitución como la capacidad de los propios
jueces. No puede haber una eficaz función si se les encarga la interpretación de
una Constitución que ha sido redactada con vagas frases emocionales.1
1
Ob. cit. págs. 124 y 125.
96
CAPITULO VI
LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL
97
decide puntos fundamentales y generales de la vida nacional, todo de acuerdo a
las realidades en el momento de sentenciar3 , no se puede negar que tiene una
función creadora y de carácter político, aunque cuantitativamente inferior a la legis-
lativa.
Los positivistas, expresa Jean Rivero, se oponen a tener como fuente del
Derecho a la jurisprudencia. Las únicas fuentes del Derecho son aquellas que
están fijadas en la Constitución y si ésta no se la ha concedido al juez no puede
crear derecho. Pero en la práctica el juez constitucional crea derecho. En Francia
el Consejo Constitucional realizó una revolución en la decisión del 16 de julio de
1971 (desde la Bastilla al pueblo francés le gusta hacer sus revoluciones en julio)
al integrar a la Constitución francesa la Declaración de 1789, el Preámbulo de
1946 y los principios fundamentales reconocidos por las leyes de la República,
aunque no hubiera sido ésta la intención del Constituyente. La Constitución france-
sa ha duplicado su volumen por la sola decisión del Consejo Constitucional. Ante
este ejemplo, el de los tribunales constitucionales de Alemania, Italia y del Tribunal
de las Comunidades Europeas, en su labor creativa, resulta difícil negarle al juez
constitucional la posibilidad de crear derecho4 .
sos, no concebidos para ser aplicados por un tribunal, y que plantean problemas más complejos a la
jurisdicción constitucional que aquellos otros que pueden plantearse a los tribunales alemán, italiano o
español, con textos concebidos para ser aplicados por tales tribunales. Otra de las cuestiones trata de
saber si el tribunal puede formular por sí mismo normas de valor constitucional y proclamar, apoyándose
en ciertas fuentes, derechos fundamentales que no están expresamente escritos en el texto constitucio-
nal formal. Señala que el tribunal alemán está dentro de esta línea, no así el austríaco. El Consejo
Constitucional francés proclama principios con valor constitucional, sin que los relacione siempre de
modo directo con los textos. Por tal razón el problema de la referencia se amplía más allá del texto de la
Constitución. (A modo de Síntesis. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit., p. 674 y 675).
3
Expresa Jean Rivero que un tercer problema común a todos los sistemas se refiere a la técnica de
interpretación, abordado en dos aspectos. En el primer aspecto observa los riesgos de ajustarse al texto
al precio que sea, incluso para aquellos casos en que esa estrechez resulte notoriamente artificial, o la
inversa, formular normas constitucionales que no engarzan con el texto constitucional más que a través
de un finísimo hilo, abriendo paso así a un cierto gobierno de los jueces. También observa el problema de
conservar e interpretar la voluntad de los constituyentes, en algunos casos con más de cien años de
antigüedad, o adaptar el texto de la Constitución a la realidad y valores actuales. Siempre sobre la
materia interpretativa, se refiere a las sentencias desestimatorias interpretativas que declaran que la ley
es constitucional si se ciñe a la interpretación que el tribunal le da al texto de la ley, y que no necesaria-
mente tiene que ser conforme con la que el legislador quiso darle. Esto plantea el problema de la autori-
dad de esta interpretación y la medida en que pueda ser obligatoria para los jueces que deben aplicar la
ley. (A Modo de Síntesis. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit., pág. 676).
4
Jean Rivero. A Modo de Síntesis. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit., pág. 667 y 668.
98
3. Las cuestiones de la legitimidad democrática y necesidad de la justi-
cia constitucional
A. Legitimidad democrática
5
El último problema, expresa Jean Rivero, común a todos los tribunales constitucionales y más grave de
todos es el de saber si el control que ejercen sobre el parlamento soberano es democrático. A la vista de
la lógica democrática, admitir que una docena de hombres sin investidura del pueblo va a poder censu-
rar al parlamento elegido por la nación, plantea un problema que difícilmente se puede resolver. Opina
que el control marca un progreso en la democracia que no sólo es un modo de atribución de poder, sino
también modo de ejercer el poder (A Modo de Síntesis. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit.,
pág. 676 y 677).
6
Hans Kelsen parte de la particularidad de cada jurisdicción constitucional para realizar su construcción y
hace algunas consideraciones generales: a) El número de jueces no debe ser muy elevado y la misión de
la justicia constitucional es puramente jurídica de interpretación de la Constitución. b) No le parece
recomendable el nombramiento de los jueces constitucionales exclusivamente por el ejecutivo o por el
legislativo y expresa la posibilidad del nombramiento por el parlamento a propuesta del Ejecutivo. Consi-
dera de gran importancia la presencia de los juristas en la jurisdicción constitucional para lo cual sugiere
que las Facultades de Derecho propongan candidatos para una parte de los cargos. También acepta la
cooptación o la proposición para el nombramiento por parte del Tribunal Constitucional. c) Acepta el
peligro de la influencia política, aunque no lo desea y prefiere afrontarlo directamente, permitiendo que
99
c) Se sostiene que los jueces no son responsables ante los otros poderes,
los particulares y el electorado, de sus opiniones legales y filosóficas, contraria-
mente al legislativo, por lo que resulta inconcebible que jueces no responsables
controlen a políticos responsables.
el parlamento nombre una parte de los jueces constitucionales, teniendo en cuenta la fuerza relativa de
los partidos políticos (La Garantía Jurisdiccional de la Constitución. Ob. Cit., No. 6 págs. 29 y 30.).
Expresa Jean Rivero que los tribunales constitucionales no pueden componerse de acuerdo a las nor-
mas habituales de los tribunales de justicia ordinaria. Los jueces de carrera carecen de peso e indepen-
dencia de espíritu necesario para imponerse a los poderes públicos. No pueden estar compuestos exclu-
sivamente de juristas o profesores de derecho. Es preciso que haya en los tribunales constitucionales
hombres que tengan sentido de la vida política y cierta experiencia en la misma. Se pregunta si conviene
incorporar a jóvenes que, carentes de la experiencia de la vida anterior, aporten nuevas ideas, atendien-
do una opinión bastante generalizada. Tribunales compuestos por juristas y por hombres con cierta
experiencia de la vida política, pero tribunales independientes. Considera que existe cierto consenso,
que lo que importa para alcanzar esa calidad no es tanto el modo de nominación de los jueces, como en
definitiva un estatus que garantice su independencia, esto es, asegurar la decisión del mandato, pero
que prohiba su renovación. Conviene más pensar en la madurez de los miembros del Tribunal que en un
exceso de juventud. El miembro del Tribunal no debe tener necesidad de pensar en el puesto que le
podrían ofrecer según agrade o no al poder una vez que haya concluido su permanencia en la jurisdic-
ción constitucional. No debe ser una función para jubilados, pero sí para jubilarse. (A Modo de Síntesis.
Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit., págs. 668 y 669).
7
Kelsen recomienda de manera general que se siga el principio de publicidad y se acentúe en su carácter
oral, aunque reconoce que se trata, principalmente de cuestiones de estricto derecho en que la atención
debe centrarse en las explicaciones contenidas en los alegatos escritos de las partes presentes. Los
asuntos que conoce el tribunal tienen un gran interés general que no permiten suprimir la publicidad. Se
pregunta si cabría la deliberación del colegio de jueces en audiencia pública (Ob. cit., pág. 40).
100
f) Un sistema de justicia activa y creadora contribuye a mantener un sano
equilibrio de poderes frente a las ramas políticas. La democracia no funciona sim-
plemente bajo la idea de las mayorías, pues es preciso completar con otras institu-
ciones útiles a su funcionamiento.
a) Instrumento de equilibrio
Las funciones normales del Estado son administrar, legislar y hacer justicia;
pero con el correr del tiempo, bajo la influencia de las nuevas doctrinas sociales,
asume funciones de otra índole y así lo vemos aparecer como fabricante, merca-
der, agricultor y hasta como benefactor, sin mayor éxito, pues la realidad ha de-
mostrado que es un mal administrador. Estas nuevas funciones lo dotan de un
gran poder económico, político y social, generalmente en manos de una burocra-
cia política omnipresente (aunque distante de su pueblo) que cree ser dueña de la
verdad.
8
Formidable Problema del Control Judicial. Ob. Cit., págs. 278 y sigts.
9
En los países totalitarios que fueron regidos por el comunismo la fuente preponderante del Derecho era la
ley (cfr. V. Kudriavtsev y otros. Introducción al Derecho Soviético. Editorial Progreso, Moscú, 1988, págs.
21 y sigs; René David. Los Grandes Sistemas Jurídicos Contemporáneos. Aguilar, S.A., Madrid, 1968,
págs. 159 y sigts.).
10
Según Kelsen, la justicia constitucional tiene una importancia especial según los rasgos de cada Consti-
tución. Su importancia es de primer orden en las repúblicas democráticas, cuyas instituciones de control
son una condición de su existencia. Contra los ataques actuales dirigidos a la república democrática, en
parte justificados, considera que no puede defenderse mejor que estableciendo todas las garantías
posibles para la regularidad de las funciones estatales. Mientras más democrática sea, más fortalecido
debe ser el control. Así tiene que ser vista la justicia constitucional (Ob. cit., N° 6, pág. 41).
101
parlamentos generalmente responden a intereses locales o de grupo, alejándose
de sus mandantes; en el desarrollo social no son tan eficaces como se piensa,
pues no son pocas las leyes que llegan tarde, que no responden a la realidad, que
son contradictorias, etc. En fin, no se puede esperar que todo lo solucione el parla-
mento. El ejecutivo también crece y en ocasiones parece hipertrofiado en detri-
mento de los otros poderes. El judicial se encuentra sin recursos humanos y eco-
nómicos, sin una efectiva independencia y en general temeroso de intervenir en el
control de los otros poderes.
Este control constituye una de las partes más importantes de la justicia cons-
titucional, en donde los jueces principalmente crean derechos. También es un im-
portante factor de crecimiento del poder judicial.
102
CAPITULO VII
1
Ya hemos visto que también existen otros sistemas de defensa políticos o mixtos.
103
crítica de Theodore Roosevelt surge en 1913, contra las sentencias que condena-
ban la intervención legislativa en la economía. Después, en 1921, aparece la famo-
sa obra de Lambert Le Gouvernement des Judges, en que también los censura.
Con posterioridad, Franklin Delano Roosevelt, con su política del New Deal, se
enfrentó duramente con la Corte Suprema. Expresó que debían tomarse medidas
para salvar a la Constitución de las garras del Tribunal.
En ese mismo país nadie duda que el poder legislativo interpreta la Constitu-
ción; pero el problema surge con la promulgación de leyes meramente interpretativas.
Un sector doctrinal sostiene que no puede dictar este tipo de ley interpretativa pues
al reducir las distintas posibilidades de interpretación de un concepto o precepto
constitucional se convierte en poder constituyente, al cual corresponde la interpre-
tación auténtica de la Constitución. Esta limitación no la tiene el tribunal constitucio-
nal el que puede decir de manera exclusiva cual es la voluntad del constituyente.
Otra corriente doctrinal española estima que el legislador puede dictar nor-
mas meramente interpretativas, pues no existe nada en la Constitución que lo
prohíba. Tampoco esa voluntad está reservada exclusivamente al tribunal consti-
tucional y no existe una reserva constitucional que atribuya esta voluntad al poder
constituyente derivado.
En nuestro país, los arts. 138 inc. 1 Cn. y IV inc. 2 Tít. Prel. C. se refieren a la
aceptación de la interpretación auténtica de la ley ordinaria, aunque algunos juris-
tas entienden que el término ley empleado por ambas disposiciones debe enten-
derse con amplitud tal que abarca aun a la Constitución, la cual también es una ley,
aunque superior.
104
reformas a la Constitución. Esta última sería propiamente la interpretación auténti-
ca de la Constitución.
Creo que las leyes ordinarias meramente interpretativas son admisibles por
las razones siguientes:
105
Nuestro sistema no acepta el recurso o consulta previo de inconstitucionalidad
de los proyectos de ley porque significarían permitir una invasión de la justicia
constitucional en la esfera legislativa.
106
Se trata de proteger los derechos fundamentales y la Constitución frente al
poder judicial. En nuestro país se podría establecer el amparo contra las resolucio-
nes judiciales ante la sala constitucional de la Corte Suprema. Debe ser objeto de
un serio estudio para decidirse por la reforma.
107
108
CAPITULO VIII
En esta jurisdicción se resuelven los conflictos entre los órganos del poder.
109
Otra materia de la jurisdicción constitucional orgánica es el órgano constitu-
cional de control previo, objeto de estudio en otro capítulo.
110
CAPITULO IX
1. Breve introducción
2. Constitución rígida
Es bueno aclarar que existen distintos grados de rigidez, partiendo del más
simple de mayoría superior a la ley ordinaria, aceptado por James Bryce quien
dice: “Podemos ahora pasar al examen del otro tipo de constituciones que hemos
convenido en llamar rígidas y cuyo carácter específico consiste en que todas po-
seen una autoridad superior a la de las otras leyes del Estado y son modificadas
por procedimientos diferentes a aquellos por los que se dictan y revocan las le-
yes”1 .
1
Constituciones Flexibles y Constituciones Rígidas. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 198 p.
64 y sigts.
111
Algunas constituciones son más rígidas pues exigen otros requisitos además
de la mayoría especial: plebiscito, referendo, dos legislaturas, un determinado nú-
mero de años para poder ser reformada. Otras expresan claramente las materias
que no pueden ser objeto de reforma parcial y en el extremo aparecen las que ni
siquiera contemplan procedimiento de reforma.
Considera el citado autor que las rígidas son más modernas, acomodándose
las flexibles a los principios de las primeras formas de organización social. Con
visión profética expresó que las rígidas prevalecen sobre las flexibles, lo cual ahora
es una realidad, ya que todas las constituciones democráticas son rígidas. Señala
a la Constitución de los Estados Unidos como el más notable ejemplo de Constitu-
ción rígida, convertida por su éxito como modelo a imitar por otras repúblicas, como
los estados del mundo antiguo hicieron con Inglaterra para organizar sus gobier-
nos más o menos libres durante el siglo XIX. Cita a México, Centroamérica y Amé-
rica del Sur como países que han adoptado constituciones rígidas.
Por otra parte, expone las causas por las que se dictan constituciones rígidas:
i) Al deseo de los ciudadanos de asegurar sus derechos y limitar la acción de los
gobernantes. ii) Al deseo de los ciudadanos, o del gobernante que quiere agradar
al pueblo, de promulgar en términos positivos y definidos la forma de gobierno
preexistente y evitar con ello posterior controversias sobre el tema. iii) Al deseo de
muchas personas de una comunidad política en proceso de fundación de dar cuer-
po, en un documento que lo asegure y lo haga popularmente comprensible, la
forma bajo la que quieren ser gobernada. iv) Al deseo de comunidades separadas
o pertenecientes a una misma comunidad de establecer los términos bajo los cua-
les van a ser tutelados sus derechos e intereses y la acción conjunta efectiva de los
asuntos comunes asegurados por el gobierno. Las dos primeras causas se rela-
cionan con un Estado que ya existe y decide cambiar Constitución; las otras dos
con la creación de un nuevo Estado, como podría ser una federación2 .
La gran transformación que sufre la Constitución por las leyes, los usos y la
interpretación es reconocida por Bryce. Expresa: “Mientras tanto, observemos que
el legislativo tanto como los usos al llenar las fallas de la Constitución, y la interpre-
tación al explicar su aplicación a una serie de casos nuevos, como proceden de
extremos que las palabras no aclaran expresamente, ensanchan y desarrollan
una Constitución y pueden transformarla después de un largo período de tiempo
en algo diferente de lo que vieron quienes presenciaron su infancia.”3
2
Ob. cit., págs. 69, 116 y sigts.
3
Ob. cit., págis. 90 y 91.
112
Para un sector doctrinal, una Constitución parcialmente rígida, con uno o más
segmentos rígidos, es el elemento mínimo o inicial para estructurar un sistema de
control constitucional.
4. Potestades decisorias
4
Son muy gráficas y simpáticas las expresiones de Karl Loewenstein: “El parlamento que ha emitido la ley
es el menos apropiado para convertirse en defensor de la Constitución. Los conejos no son, generalmen-
te, los guardianes más seguros del jardín” (Teoría de la Constitución. Editorial Ariel, S.A. Barcelona, pág.
317).
5
Expresa Kelsen que si se quiere que la Constitución sea efectivamente garantizada es preciso que el acto
o las normas generales sean anuladas por la sentencia. La Constitución que no tiene la garantía de la
anulabilidad de los actos inconstitucionales no es plenamente obligatoria en su sentido técnico. Si se
mantienen válidos los actos y leyes inconstitucionales, no pudiendo anularse, la Constitución no es más
que un deseo sin fuerza obligatoria. De aquí que toda ley, reglamento o acto jurídico realizado por los
particulares tendría una fuerza jurídica superior a la Constitución, a la cual, sin embargo, se encuentran
subordinados y de la cual deriva su validez. Esta debilidad contrasta con la rigidez a que se somete la
reforma de la Constitución. Se pregunta que para qué tantas precauciones de rigidez si en realidad la
Constitución se encontraría casi desprovista de fuerza obligatoria. Considera que una Constitución que
no prevé un tribunal constitucional para la anulación de los actos inconstitucionales, no se encuentra
113
5. Legitimación de los interesados para enjuiciar el acto
inconstitucional
desprovista de sentido jurídico, pues su violación puede tener una cierta sanción cuando existe al menos
la responsabilidad ministerial dirigida contra ciertos órganos asociados en la confección de los actos
inconstitucionales, pero no es muy eficaz porque deja subsistir las leyes inconstitucionales. Dentro de
este débil sistema no se admite que la Constitución indique un procedimiento único ni que consagre los
principios en cuanto al contenido de las normas. La Constitución en su texto señala procedimientos y lo
que no deben contener las normas, pero si se admite que las leyes inconstitucionales son válidas, en
realidad pueden ser hechas de otra manera y sobrepasar el contenido asignado en la Constitución. Una
Constitución que puede ser violada por las leyes sin que éstas puedan ser anuladas tiene, frente a los
grados inferiores del orden estatal, el mismo valor que tiene el derecho internacional frente al derecho
interno. Una violación al derecho internacional por el derecho interno tiene como consecuencia la posibi-
lidad de ir a la guerra contra el estado infractor, sanción de tipo penal. Igualmente, una Constitución que
ignora la justicia constitucional tiene, como una reacción contra la violación de la constitución, la sanción
penal que ofrece la responsabilidad ministerial. La fuerza obligatoria mínima del derecho internacional,
conduce a muchos autores a negarle el carácter de derecho. Motivo semejante se opone al fortaleci-
miento técnico del derecho internacional ante un tribunal internacional dotado de poderes de anulación y
los que se oponen al incremento de la fuerza obligatoria de la Constitución mediante la organización de
un tribunal constitucional (Ob. cit., No. 6 págs. 37, 40 y 88.
6
Expresa Kelsen que la más fuerte garantía es autorizar la actio popularis. Así, el tribunal constitucional
entraría al examen de la regularidad de los actos sometidos a su jurisdicción, en especial las leyes y
reglamentos, a solicitud de cualquier particular. El interés político de la eliminación de los actos irregula-
res recibiría indiscutiblemente la más radical satisfacción. No recomienda esta solución por el gran peli-
gro de acciones temerarias y el riesgo insoportable del congestionamiento de procesos. Señala otras
soluciones; a saber: autorizar y obligar a todas las autoridades públicas que al aplicar una norma tengan
duda sobre su regularidad en interrumpir el procedimiento en el caso concreto y a interponer ante el
tribunal constitucional demanda razonada para el examen y anulación eventual de la norma; también se
podía otorgar este poder exclusivamente a ciertas autoridades superiores (ministros y cortes supremas)
o restringido a los tribunales, bien que la exclusión de la administración no sea perfectamente justificable.
Propone un acercamiento del recurso de inconstitucionalidad a la actio popularis remitiendo a la parte de
un proceso judicial o administrativo a interponerlo contra las resoluciones de estas autoridades. No se
trata de una acción directa de los particulares, sino de un medio indirecto para provocar que la autoridad
judicial o administrativa se adhiera al criterio de la parte solicitante y presente la demanda de nulidad.
Somete a análisis la creación de un Defensor de la Constitución ante el tribunal constitucional que, a
semejanza del ministerio público en el procedimiento penal, inicia de oficio el procedimiento de control de
constitucionalidad. Este funcionario debe estar revestido de todas las garantías imaginables, frente al
gobierno y al parlamento. Considera que sería minorías. Cabe la posibilidad de que el tribunal constitu-
cional inicie de oficio el procedimiento de control contra una norma general, a saber: cuando llamado a
examinar la legalidad de un reglamento se encuentra con la inconstitucionalidad de la ley con la cual el
reglamento está en contradicción; cuando el tribunal es llamado a decidir sobre la regularidad de ciertos
actos jurídicos individuales de los cuales solo su legalidad es inmediatamente puesta en cuestión, no
siéndolo su constitucionalidad mas que mediatamente. En tales casos el tribunal interrumpirá el procedi-
miento relativo al caso concreto y procederá de oficio al examen de la norma que él habría debido aplicar
al caso. Si anula, deberá resolver el litigio correspondiente como si la norma anulada no hubiese nunca
sido aplicada (Ob. cit., No. 6 págs. 38 y 39).
114
6. Control constitucional sobre toda la actividad estatal
7
Las Constituciones Modernas, Editorial Labor, S.A., Barcelona, España, 1971 pags. 51 y 107.
115
116
CAPITULO X
Por otra parte, los términos deben ser fatales y una vez vencidos, el órgano
debe continuar de oficio con el trámite siguiente. También debe de oficio recabar
pruebas.
2. Principio de informalidad
Los actos procesales del proceso constitucional deben estar libres de forma-
lidades que no tengan por objeto la seguridad y el derecho a la defensa. Muchos
de sus actos podrán hacerse por escrito, de palabras, por fax, telefonograma, telé-
fono, etc. , fundamentalmente en el habeas corpus. Los trámites procesales deben
ser simples. El acto procesal, aunque tenga irregularidades, surtirá sus efectos si
cumple con su función. No hay nulidad sin perjuicio. La nulidad solamente debe ser
decretada cuando así lo disponga la ley.
1
Art. 5 incs. 1 y 4 LA.
117
3. Principio de gratuidad
Para quienes tienen recursos económicos suficientes, con esto basta. Pero
para los pobres, el principio de gratuidad no funciona por cuanto las partes deben
hacer cuantiosos gastos adicionales (pagar abogado, etc.) Para llevarle asistencia
jurídica a los pobres se han ideado varios sistemas: defensa a cargo de los cole-
gios de abogados; defensa a cargo de empleados estatales; defensa por organiza-
ciones no gubernamentales; sistema de seguro social. Nuestra Ley Orgánica del
Poder Judicial sigue el sistema de crear oficinas públicas de defensa. Para cubrir
mayor cantidad de casos es conveniente poner a funcionar varios de tales sistemas.
4. Principios de celeridad
Este principio exige entre otras condiciones, las siguientes: plazos cortos y
fatales, impulso oficial, actuaciones oficiosas, ausencias de crisis procesales (inci-
dentes, traslados, impulso de parte, saltos procesales, suspensiones e interrupcio-
nes procesales, etc.)
5. Principio de buena fe
2
Art. 5 incs. 1, 3 y 4 LA.
118
usen estratagemas, trampas y argucias para triunfar ante la pasividad del juez3 .
Esta forma de actuar es contraria a los fines del proceso.
Art. 15. Todas las personas que participen en un proceso judicial, deben res-
petar las reglas de la buena fe y actuar con lealtad, respeto, probidad y veracidad.
Los Jueces y Tribunales no deben permitir que se viertan de palabra o que corran
en los escritos expresiones indecorosas, injuriosas o calumniosas. Mandarán a
borrar o tachar las que hayan escrito y podrán, si el caso lo exigiese, devolver de
oficio los escritos proveyendo: que la parte use de su derecho con la moderación
debida.
6. Principio de inmediación
Representa el contacto directo del juez con el proceso. Para tal efecto debe
asistir y participar activa y personalmente en las audiencias, actos procesales y
recibir las pruebas. Juega principalmente en el juicio oral.
3
Art. 5 inc. 2 LA.
4
Los arts. 194 Pr., 182 Cn, 4 LOPJ y 5 LA. establecen la aplicación preferente de la Constitución.
119
Varios principios se derivan de éste, los cuales se estudiarán a continuación.
Este principio tiene en nuestra Ley de Amparo varios límites. No se aplica con
la amplitud deseada.
El juez constitucional debe tener muy en cuenta ambos principios para tomar
sus decisiones.
5
Art. 51 inc. 3 LA.
120
9. Aplicación de la disposición más favorable al recurrente
Cuando están de por medio los derechos humanos se debe aplicar la norma
más favorable al recurrente. Cuando varias normas coinciden a regular el caso
debe aplicarse lo más favorable al recurrente. Por ejemplo: una norma constitucio-
nal más favorable al recurrente y otra consagrada en un tratado menos favorable.
Asimismo deberán:
1. Dirigir todos los trámites del recurso, impedir su paralización y obligar que
se cumpla el principio de economía procesal.
121
122
CAPITULO XI
SECCION I
DERECHO PROCESAL Y SENTENCIA DEFINITIVA
1. Sentencias definitivas
123
a solicitud de parte, presentada dentro de veinticuatro horas de notificada la sen-
tencia, aclarar los puntos oscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencia, o de cálculos numéricos que aparecieren de mani-
fiesto en la misma sentencia, o hacer las condenaciones o reformas convenientes,
en cuanto a daños y perjuicios, costas, intereses y frutos”.
2
Art. 13 Ley de Alimentos.
124
3. Características de la cosa juzgada
A. Es inmutable
B. Es relativa
La cosa juzgada sólo afecta las partes que intervienen en el juicio, salvo los
casos excepcionales.
Como todo acto jurídico, la cosa juzgada puede repercutir en el ámbito jurídi-
co de terceros, ya sea vinculándolos jurídicamente (como en las sentencias cons-
titutivas, en atención a la naturaleza de la relación discutida, o en los casos en que
la ley lo establece), ya sea perjudicándolos en sus intereses (el acreedor que se ve
dañado por la simulación o por fraude al salir los bienes del patrimonio de su deu-
dor).
3
S. 1:30 p.m. del 24 de febrero de 1911, B.J., pág. 915.
4
S. 12 m. del 17 de febrero de 1938, B.J., pág. 10060.
125
Con relación a los terceros, las legislaciones contemplan diversos medios de
defensa para evitar el nacimiento de la cosa juzgada o para impugnarla si ya sur-
gió. Cuando tiene efectos vinculatorios, el tercero puede apelar o intervenir como
tercero opositor en juicio si todavía no existe sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada. Si ya hizo tránsito a cosa juzgada, puede oponerse a ella, mediante
lo que la doctrina llama oposición de terceros a la cosa juzgada, entablar una
acción autónoma de simulación o fraude pauliano, o interponer el recurso de revi-
sión (establecido en España, Chile y Colombia) para destruir la cosa juzgada frau-
dulenta. Si sólo causa perjuicio, puede intervenir como tercero opositor en juicio,
oponerse a la cosa juzgada y entablar una acción autónoma para que se declare la
ineficacia de ella por haber sido resultado de un juicio simulado o fraudulento.
C. Es renunciable
b) Entre dos sentencias contradictorias debe prevalecer la última por ser pos-
terior, ya que la cosa juzgada es una excepción que debe oponer la parte y no
5
S. 10:30 a.m. del 25 de febrero de 1930, B.J., pág. 7324.
126
puede suplirse de oficio, y si no se hace valer, la cosa juzgada nueva anula y deja
sin efecto la anterior6 .
Atendiendo a los efectos que produce una resolución, se distingue entre cosa
juzgada formal y cosa juzgada material.
La cosa juzgada formal produce efectos dentro del proceso, de suerte que ya
no se puede abrir discusión por la firmeza de la sentencia, a causa de no haber
sido impugnada o agotado los recursos correspondientes, pero sin impedir una
ulterior revisión en un juicio posterior entre las mismas partes o terceros. Por ejem-
plo, la cuantía de la pensión alimenticia fijada por sentencia, puede ser revisada en
un juicio subsecuente en virtud de las modificaciones por el cambio de circunstan-
cias de quien la da y de quien la recibe, de acuerdo con el art. 25 L. Alim. del 18 de
febrero de 1992; la sentencia que declara sin lugar la demanda por falta de venci-
miento del plazo también produce cosa juzgada formal, pues una vez vencido el
plazo puede entablarse nuevamente la demanda.
b) Las decisiones que no pueden ser impugnadas por vía de recursos produ-
cen cosa juzgada formal, y sólo que no puedan modificarse por un procedimiento
posterior alcanzan la cosa juzgada material. Así, la sentencia dictada en el juicio de
limpieza registral sólo produce cosa juzgada formal y en juicio ordinario posterior
pueden ventilarse los derechos de las partes8 .
6
S 10. a.m. del 5 de febrero de 1948, B.J., pág. 14153.
7
S. 12 m. del 2 de febrero de 1950, B.J., pág. 14968.
8
Art. 437 Pr.; S. 10 a.m. del 29 de mayo de 1969, B.J., pág. 109.
127
SECCION II
El Derecho Procesal sirve, pues, para aplicar el Derecho material, por lo que
debe ajustarse a las disposiciones, valores, principios y características propias de
éste. De aquí que hayan surgido con el tiempo el Derecho Procesal Administrativo,
el Derecho Procesal Laboral, el Derecho Procesal Constitucional, el Derecho Pro-
cesal Penal, el Derecho Procesal Militar, etc. Todos estos derechos tienen como
campo común la Teoría General del Proceso.
128
Es conveniente señalar algunos acercamientos entre las referidas discipli-
nas: mutua alimentación entre el Procesal Penal y el Civil; influencia del Derecho
Procesal Laboral sobre el Civil; influencia del Derecho Procesal Penal sobre el
Militar; formulación de códigos que cubren la materia civil, mercantil y laboral.
9
Expresa Kelsen que la justicia constitucional tiene una importancia especial según los rasgos de cada
Constitución. Su importancia es de primer orden en las repúblicas democráticas, en las cuales las insti-
tuciones de control son una condición de su existencia. Contra los ataques actuales dirigidos a la repú-
blica democrática, en parte justificados, considera que no puede defenderse mejor que estableciendo
todas las garantías posibles para la regularidad de las funciones estatales: Mientras más democrático
sea, más fortalecido debe ser el control. Así tiene que ser vista la justicia constitucional (Ob. cit. N° 6,
pág. 41).
10
Expresa Kelsen que este poder de poner en vigor normas, acentúa el carácter legislativo de la función del
tribunal constitucional. Pero sólo lo puede hacer con relación a las normas que habían sido puestas en
vigor por el legislador regular (Ob. cit. N° 6, pág. 37 y 38).
11
Nuestra jurisprudencia ordinaria normalmente estima que los Considerandos sirven para precisar el
alcance verdadero de lo que dispone el fallo en la parte dispositiva de la sentencia (S. 11:00 a.m. del 26
de junio de 1946, B.J., pág. 13519). También le concede a los Considerandos un valor decisivo cuando
129
Algunas sentencias aparecen en los textos legales, pero no la mayoría de
ellas. Existe una gran riqueza jurisprudencial en la creación de nuevos tipos, lo que
ha permitido a los Tribunales Constitucionales ampliar sus atribuciones, adecuar la
Constitución al caso concreto y a la realidad actual y a realizar una mejor defensa
de toda la Constitución, siempre que procedan con prudencia y respeto a las com-
petencias de los otros poderes.
Son sentencias que se pronuncian sobre los actos públicos que violan nor-
mas superiores. Las sentencias pueden ser declarativas, constitutivas e inaplicativas.
Las sentencias que declaraban inconstitucional la ley con efectos erga omnes.
Generalmente se aceptan por los sistemas que tienen tribunales constitucionales.
La ley desaparece para el futuro como si hubiera sido derogada13 . La sentencia es
constitutiva.
son determinantes para tomar la resolución de la parte dispositiva. La Corte Suprema ha dicho: a) Cuan-
do en la parte resolutiva de la sentencia se dispuso solamente que ha lugar a las excepciones de que se
ha hecho referencia en los Considerandos, los fundamentos de estos trascienden a lo dispositivo, pues
sin ellos no podría subsistir por sí solo (S. 10:30 a.m. del 11 de mayo de 1949, B.J., pág. 14658). b) Los
Considerandos producen cosa juzgada cuando envuelven decisiones (S. 10:00 a.m. del 29 de mayo de
1950, B.J., pág. 15097).
12
Lecciones de Derecho Constitucional. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1984, pág. 47 y
sigts.
13
Expresa Kelsen que la anulación de una ley por sentencia tiene el mismo carácter que una ley que abroga
a otra ley. Es un acto de legislación negativa, pues la Constitución le concede al tribunal constitucional
una función legislativa que en principio estaba reservada al Parlamento. Por tal razón los miembros del
tribunal constitucional, a diferencia de los otros jueces que son nombrados por la administración, son
elegidos por el Parlamento. Con este tipo de elección se le piensa dar independencia al tribunal constitu-
cional, principalmente con relación a la administración, la cual dicta normas jurídicas y reglamentos con
los mismos efectos legales de las leyes y por lo tanto con una fuerza de gran trascendencia política,
sujeta al control constitucional del tribunal. Por el mal uso de ese poder la administración podría fácil-
mente suprimir al parlamento y así eliminar la base democrática del Estado. Una prueba de tal afirmación
fue la utilización abusiva del art. 48 de la Constitución de Weimar, que autorizaba al gobierno a promulgar
130
En los sistemas difusos la sentencia es declarativa de la nulidad absoluta con
efectos retroactivos14 , salvo sobre aquellos casos de situaciones dignas de protec-
ción.
reglamentos y que fue el camino a través del cual fue destruido el carácter democrático de la república de
Alemania y preparado el camino para el ascenso del nacional-socialismo al poder. Señala que la Cons-
titución austríaca semifascista de 1934 fue sancionada por un reglamento del gobierno (Ob. cit. N° 9,
pág. 84).
14
Expresa Kelsen que es difícil justificar la retroactividad de la declaración de inconstitucionalidad de la ley
por dos razones: por las consecuencias críticas de todo efecto retroactivo y porque la decisión recae
sobre un acto del legislador que también interpreta la Constitución y tiene que ser respetada mientras no
se declare su inconstitucionalidad. Se discute si la decisión de la Corte Suprema que declare la
inconstitucionalidad de la ley tiene efecto de nulidad ad initio y, como consecuencia, esta nulidad afecte
a toda la ley con efecto retroactivo de manera que todos los efectos que antes tuvo la ley son abolidos.
Cuando se discutía la Constitución austríaca de 1920, otros dos métodos fueron objeto de estudio y
debate. Por el primero se le concede a cada ciudadano el derecho a hacer peticiones directas al tribunal
constitucional, el cual queda obligado a examinar la validez de la ley. Era una especie de actio popularis
en cuestiones constitucionales. El segundo consistía en crear en el tribunal constitucional la oficina de un
Procurador General a cargo de la protección de la Constitución, el cual examinaría las leyes federales y
estatales y sometería al tribunal aquellas de dudosa constitucionalidad. Ninguno de estos métodos fue
aceptado. Señala una tercera posibilidad con respecto a la protección de las minorías, a las que se le
concede el derecho de impugnar la inconstitucionalidad de una ley aprobada por la mayoría ante el
tribunal constitucional. Cuando en Estados Unidos se anula una ley, surge la cuestión respecto a la
situación legal creada por dicha anulación con relación al asunto que estaba regulado en la ley anulada.
Se presentan dos posibilidades. La primera surge cuando la ley anulada regula una materia que en el
momento de entrar en vigencia no se encontraba todavía legalmente regulada. Por ejemplo: una ley que
prohibe la producción y venta de ciertos equipos de radio ha sido anulada. Antes que esta ley entrara en
vigencia esta producción y venta de equipos no estaba reglamentada por ninguna norma, por lo que las
personas eran libres en este aspecto. La segunda posibilidad se da cuando la ley anulada ha reemplaza-
do una ley o una norma del common law que regulaban el mismo asunto. Por ejemplo: una ley por la cual
la producción y venta de equipos de radio estaba prohibido, pero sancionada con penas muy leves. En el
primer caso la anulación tiene el efecto de restablecer el estado legal que existió antes que la ley fuera
derogada, o sea, al estado de libertad. En el segundo caso, no sucede lo mismo porque la anulación de
la ley no restablece automáticamente la ley anterior que regulaba la producción y venta de ciertos equi-
pos de radio. Por la anulación de la última ley que prohibía la producción y venta de equipos de radio, la
producción y venta de estos equipos de radio queda exenta de toda reglamentación. El efecto de la
anulación puede ser muy poco deseable e ir más allá del interés en el respeto y estabilidad de la Cons-
titución. Cuando una ley anulada reemplaza a una ley anterior o a una norma del common law que
regulaba el mismo asunto es preferible dejar a ésta restablecida antes que tener un estatus legal que
deja el asunto libre de toda regulación, para lo cual debe estar autorizado por la Constitución este resta-
blecimiento. Cuando el tribunal anula y restaura una norma anterior realiza no sólo un acto negativo de
legislación, sino también uno positivo de legislación. Si la teoría de la anulación ad initio no es aceptada
(muchos autores norteamericanos no la aceptan) es imposible mantener la opinión de que la
inconstitucionalidad de la ley tiene el efecto automático de revalidar una ley anterior. Si un tribunal
norteamericano declara que la ley es inconstitucional y se niega a aplicarla en un caso concreto, dicho
tribunal no tiene ninguna posibilidad de aplicar la ley anterior a ese caso, solamente cuando la ley fuere
declara nula ad initio (con efecto retroactivo). La ley anterior o la preexistente norma válida de common
law serían aplicables (Ob. cit. N° 9 págs. 84, 85, 89, 90).
131
En algunos países, como Costa Rica, la sentencia que declara la
inconstitucionalidad puede dimensionar los efectos en el espacio, tiempo o materia.
5. Sentencias aditivas
132
La simple omisión que provoca laguna la llena el tribunal de control constitu-
cional con la actuación de los principios, valores y preceptos constitucionales.
133
da. Calamandreii, diputado de la Asamblea Constitucional, insistió sobre la necesi-
dad de agrupar los derechos sociales en un Preámbulo de declaraciones no jurídi-
cas, una declaración de intenciones con la finalidad de terminar con la hipocresía
constitucional, declarando que son normas programáticas a las que no correspon-
día en ese entonces vida real. Pero tales deseos no triunfaron en la Asamblea
Constituyente, que terminó imprimiéndole a la Constitución un carácter social. Con
el tiempo se comprobó que tales normas se hacen valer como verdaderos dere-
chos.
Se recurre a este tipo de sentencia para evitar que el juez constitucional apa-
rezca como legislador negativo y concederle oportunidad al órgano político para
que enmiende la norma que viola la Constitución.
134
En nuestro sistema es admisible este tipo de sentencia.
Se pueden dar por vicios de forma (falta de quórum, etc.) o por vicios de
fondo. Se anula todo el texto de la ley, no quedando nada de ella. Se acepta esta
sentencia en nuestro sistema.
Estas sentencias anulatorias no impiden que los jueces hagan otra interpre-
tación siempre que no violen la Constitución. Este criterio se sigue en la mayor
parte de los países.
En nuestro país la interpretación que haya dado la Corte Suprema para de-
clarar la constitucionalidad de la ley debe aplicarse para el futuro de acuerdo con el
art. 19 inc. 2 LA. Pero es conveniente advertir que la interpretación que hace la
Corte Suprema de una disposición o concepto de la Constitución es definitiva con
efectos generales y en el caso concreto que se ventila. No obstante, la cosa juzga-
da sólo se produce cuando los fundamentos o vicios de la inconstitucionalidad, la
ley y las disposiciones constitucionales con los cuales se confronta la ley son los
mismos. Fuera de estas líneas se puede volver a plantear la cuestión de
inconstitucionalidad. Pero algunos juristas van más lejos y piensan que ese alto
Tribunal puede cambiar de opiniones e ir adecuando la Constitución a las nuevas
realidades económicas, culturales, sociales y políticas, abriendo la posibilidad de
que no vean su sentido modificado de una manera inesperada. Le corresponde al tribunal constitucional
decidir si es total o parcial la nulidad (Ob. cit. N° 9 pág. 38).
135
que las leyes ordinarias se vayan acomodando a las nuevas circunstancias a tra-
vés de la Constitución. Esta última opinión es de poca aceptación porque el citado
artículo obstaculiza una interpretación tan amplia.
En los países donde existen cortes de casación (que velan por la legalidad) y
tribunales constitucionales (que velan por el cumplimiento de la Constitución) se
presentan problemas de competencia. La primera solución consiste en que el tri-
bunal constitucional respete la jurisprudencia de la corte de casación. En la segun-
da, la sentencia del tribunal constitucional obliga a todos los operadores jurídicos,
menos a él mismo.
Los que rechazan este tipo de sentencias sostienen que los tribunales cons-
titucionales son de carácter eminentemente jurisdiccionales y no pueden dictar
sentencias normativas porque sustituirían al legislador sin tener legitimidad demo-
crática. Agregan que cuando se anula una ley, el tribunal constitucional no debe
intervenir creando una nueva norma.
136
nas, lo que produce la inconstitucionalidad. Se ocupan como técnica para solucio-
nar estos casos la interpretación extensiva de la norma o la analogía.
29
Expresa Kelsen que si la norma es anulada sin efectos retroactivos o limitados y si, por lo tanto, las
consecuencias jurídicas producidas subsisten, al menos las que resultan de su aplicación de las autori-
dades, no se produce alteración de sus efectos con relación a la norma que derogó la anulada (lex
posterior derogat prior). Esto significa, por ejemplo, que la ley derogatoria sustitutiva del estado de dere-
cho anterior anulada por inconstitucionalidad no hace revivir la derogada, por lo que puede producirse un
vacío de derecho: una materia antes regulada deja de serlo y las obligaciones jurídicas desaparecen, la
libertad jurídica les sucede. Este vacío legal puede producir consecuencias lamentables, principalmente
si la ley fue anulada por vicios de forma y no de fondo, o la materia de la ley anulada requiere tiempo
considerable para elaborarla. Para remediar tales inconvenientes es bueno prever la posibilidad de diferir
los efectos de la anulación hasta el final de cierto plazo a partir de su publicación. Piensa en otro medio,
como otorgarle al tribunal constitucional la facultad de disponer por sentencia en forma conjunta la
nulidad de la ley y el restablecimiento de la vigencia de las normas que regían la materia con anterioridad
a la ley anulada. Este restablecimiento del estado anterior de derecho debe quedar al árbitro del tribunal
constitucional. Sería lamentable que la Constitución sentara una norma general de restablecimiento de
tal estado en el caso de anulación de las normas generales. No obstante, concibe las regulaciones
constitucionales siguientes: cuando la ley anulada consiste únicamente en derogar la vigente, en cuyo
caso el único efecto posible sería la desaparición de la derogación de la ley anterior y la entrada en
vigencia de esta última, o cuando en la Constitución se limitara la anulación de las normas generales a un
cierto plazo a partir de su vigencia para impedir la vuelta a la vigencia de normas jurídicas muy antiguas
e incompatibles con las nuevas condiciones o realidades. (Ob. cit. N° 6, págs. 37 y 38).
137
Estas sentencias suelen dar recomendaciones al legislador para que dicten
la normativa sustitutiva. En Costa Rica, la Sala Constitucional la aplicó cuando
declaró la nulidad de las leyes Forestal y de Inquilinato y puso en vigencia las
derogadas por las anuladas; lo mismo hizo con la Ley Monetaria, pero con la mo-
dalidad de que la Sala estableció el texto y no puso en vigencia el texto original. En
este último caso la sentencia se conoce como manipulativa.
De acuerdo con el art. XXXVII Tít. Prel. C., la derogación de una ley no resta-
blece la primera ley, sino es que la última lo prescriba expresamente. La regla
general es que la derogación de la ley derogatoria no produce la reviviscencia de la
primera ley, salvo que así lo disponga ésta última. Tal regla se refiere a la deroga-
ción expresa o tácita, pues en ambas se puede dar la omisión de expresar la
reviviscencia de la primera ley.
138
13. Sentencias desestimatorias de inconstitucionalidad
A. Su naturaleza jurídica
a) Sentencias de inadmisibilidad.
139
vía administrativa, se puede comenzar para agotarla; si se declara inadmisible el
amparo por defectos de poder se puede volver a corregir dentro del plazo de inter-
posición y presentar nuevamente el recurso.
Por ejemplo: en las sentencias aditivas se equipara al grupo excluido con los
beneficiarios de la ley que los excluyó para que todos gocen de ese beneficio, por
estimar que se había producido una discriminación sin fundada razón, violatoria de
la igualdad ante la ley. Por el contrario, en este tipo de sentencia, se declara inad-
misible la pretensión de los excluidos por considerarse un asunto de la
discrecionalidad del legislador y en la misma sentencia se anula el derecho de los
originales beneficiarios porque constituye un privilegio injustificado que se opone
al principio de igualdad ante la ley.
140
anuló la norma que le concedía los beneficios a los extranjeros porque les otorga-
ba privilegios injustificados y contrarios a la Constitución.
141
b) Sentencias que extraen de la disposición explícita una norma implícita, en
virtud de la cual no podría aparecer para el futuro la disposición explícita. Se ha
usado con base en el razonamiento a contrario sensu al considerar el tratamiento
dado al art. 304 bis aptdo. 1 del Código de Procedimiento Penal italiano, que esta-
blecía que la defensa de las partes tiene el derecho de asistir a las pruebas judicia-
les, a los exámenes periciales, y a los reconocimientos, salvo las excepciones
expresamente previstas por la ley. De esto se deducía que el acusado no tenía
derecho de ser asistido en los interrogatorios. Por sentencia del Tribunal Constitu-
cional se declaró que la exclusión de la asistencia legal de los defensores en los
interrogatorios es una violación al art. 24, 2 de la Constitución, en la medida que
excluye el derecho de los defensores a asistir a los interrogatorios. En esta senten-
cia se amplía el alcance normativo del art. 304 bis del Código Procesal Penal, que
ya no se aplica a la nueva hipótesis de los interrogatorios.
Ya hemos expresado que una vez que han entrado al cauce del proceso, los
conflictos o litigios no pueden permanecer abiertos indefinidamente, por así exigir-
lo la paz y la seguridad jurídica. El instituto que ha encontrado el derecho para
terminar con estos litigios se llama cosa juzgada.
142
En los procesos constitucionales las sentencias también producen cosa juz-
gada, y cuando se trata del recurso de inconstitucionalidad contra la ley, decreto o
reglamento, las sentencias que produce la cosa juzgada anulan la ley con efectos
generales.
143
La teoría general de la cosa juzgada, traída del Derecho Procesal, no se
puede aplicar sin reservas en el ámbito del Derecho Procesal Constitucional por
dos razones: como ya expresamos, afecta el equilibrio de la separación de los
poderes; y pone a los constitucionalistas en la encrucijada de decidir sobre la prio-
ridad de aplicar hasta sus últimas consecuencias la seguridad jurídica o permitir
constantemente la posibilidad de revisar las decisiones constitucionales ya objetos
de sentencia.
a) Funciones. La cosa juzgada tiene dos funciones: una positiva y otra nega-
tiva.
b) Los obligados por la cosa juzgada. La cosa juzgada en los procesos cons-
titucionales tiene la particularidad de obligar al Estado como parte que es del pro-
ceso. En resumen, obliga a los recurrentes, a las demás partes, a los coadyuvantes
y a la administración recurrida y a los demás órganos y entes estatales (el Estado).
Por ejemplo: la administración tiene prohibido reproducir, total o parcialmente, los
actos anulados; el parlamento no puede dictar nuevas leyes con un contenido igual
a las declaradas inconstitucionales.
Por tal razón, las leyes de algunos países disponen que las sentencias cons-
titucionales producen efectos erga omnes, excepto para el mismo tribunal que las
dictó. En esta forma se deja abierta la posibilidad de que los tribunales puedan
variar la jurisprudencia a medida que van cambiando las circunstancias.
145
146
CAPITULO XI I
1
Si en Francia la teoría de la división de poderes impide el control judicial de la constitucionalidad de las
leyes, en los países ex-socialistas, paradójicamente, el rechazo de esta teoría lo impedía, pues se
consideraba que el poder único y supremo está en la asamblea popular surgida del pueblo, lo que no
permite el control judicial (cfr. Cappelletti. Control Judicial de las Leyes. Ob. cit., págs. 31 y sigs.).
2
Tiene un papel modesto en los países escandinavos y es un fracaso en los otros países del civil law,
excepto en Suiza, pero con limitaciones (cfr. Cappelletti. Control Judicial de las Leyes. Ob. cit., págs. 56
y sigs.).
3
Cn. reformada en 1993 (art. 268 y sigts.).
4
Cn. reformada en 1994 (art. 119 y sigts.)
5
Cn. 1991 (art. 239).
6
Cn. 1980 (art. 81 y sigts.)
7
Cn. 1993 (art. 200 y sigts.)
8
Cn. 1992 (art. 143 y sigts.)
147
James A. Grant9 sostiene que el control jurisdiccional de la constitucionalidad
de las leyes es una contribución de las Américas a la Ciencia Política, afirmación
no compartida por Cappelletti por considerarla una verdad parcial10 .
A. Francia
9
El Control Jurisdiccional de la Constitucionalidad de las Leyes. Una Contribución de las Américas a la
Ciencia Política (Publicaciones de la Revista de la Facultad de Derecho. México, 1963, pág. 24).
10
El Control Jurisdiccional de la Constitucionalidad de las Leyes. Ob. cit. págs. 43 y sigs.
148
la del 4 de octubre de 1958 al Consejo Constitucional, siempre con carácter pre-
ventivo durante el breve tiempo que media entre la aprobación por el Parlamento y
la promulgación, más dinámico y efectivo que el anterior. La doctrina señala varias
razones de carácter histórico, político y práctico que justifican esta posición, a sa-
ber:
a) El prejuicio hacia los jueces (parlamentos) del Antiguo Régimen, por sus
abusos e interferencias en la esfera de acción de otros poderes.
11
El principio de venalidad fue suprimido por la Revolución con la Ley 16 del 24 de agosto de 1790.
149
vo, se aumentaron los poderes del ejecutivo en lugar de los del judicial, como se
hizo en la Constitución de 195812 .
Sin embargo, el sistema francés tiene graves limitaciones: las personas afec-
tadas en sus derechos fundamentales no están legitimadas para recurrir ante el
Consejo Constitucional, pues solamente no menos de sesenta ciudadanos están
legitimados para recurrir, lo mismo que unas pocas entidades, en función del inte-
rés general; el acto legislativo sólo puede ser atacado durante el corto plazo que
12
Al Parlamento se le señaló una lista de materias de su competencia y el resto pasó a ser competencia del
“porvoir reglamentaire”, o sea, de las facultades legislativas autónomas del ejecutivo. De esta manera,
por ejemplo, inconcebiblemente para nosotros, a principios de los años setenta el ejecutivo decretó un
nuevo Código de Procedimiento Civil, dando al traste con uno de los cinco códigos napoleónicos (Civil y
Procedimiento Civil, Penal e Instrucción Criminal y Comercial), con una antigüedad mayor del siglo y
medio. El desmoronamiento del quinteto empezó con el reemplazo del Código de Instrucción Criminal
por el de Procedimiento Penal del 3 de diciembre de 1957 y 23 de diciembre de 1958 (cfr. Cappelletti.
Formidable Problema del Control Judicial. Ob. cit., págs. 250 y 251; Alcalá Zamora y Castillo. Bases
para Redactar el Articulado del Proyecto de Código Procesal Civil Costarricense. Código Procesal Civil,
Editorial Juricentro, San José, Costa Rica, 1990, pág. 2).
150
media entre su aprobación y promulgación, por lo que una vez promulgada la ley
ningún juez puede dejarla de aplicar bajo el pretexto de que es contraria a la Cons-
titución.
Por otra parte, es importante destacar que algunos juristas franceses famo-
sos se han pronunciado a favor del sistema difuso. Más adelante insistiremos en el
tema.
B. Inglaterra
13
«¿Renegar de Montesquieu? La Expresión y la Legitimidad de la Justicia Constitucional». Revista Espa-
ñola de Derecho Constitucional, año 6, núm. 17, mayo-agosto 1986, págs. 29 y sigs.
14
En el mundo moderno, los Estados geográficamente cercanos y que comparten intereses políticos y
económicos comunes aúnan sus esfuerzos a través de tratados, con el consecuente ajuste de sus
legislaciones nacionales a lo convenido, con el objeto de fortalecer sus instituciones políticas y sociales
y desarrollar su economía en un mundo globalizado. Ello dio lugar al nacimiento, en la segunda mitad del
siglo XX, del Derecho Comunitario (denominado también Derecho Constitucional de la Integración) que
es el llamado a regular las relaciones interestatales que resultan de tales uniones. Su estudio es impor-
tante para nuestra materia por los aportes, revisiones y replanteamientos que ha hecho al Derecho
Constitucional, por ejemplo, poner en tela de juicio el dogma de la soberanía absoluta de los Estados, al
señalar la supremacía de un nuevo orden jurídico supranacional; afirmar el efecto vinculante de las
resoluciones de los órganos comunitarios sobre los Estados miembros y sus nacionales; y la concesión
de competencias jurisdiccionales a los tribunales de la Comunidad. Es una rama del Derecho Internacio-
nal Público, y es considerada de segundo grado en la jerarquía normativa: primero el Derecho Internacio-
nal Público, después el Derecho Comunitario, y en último lugar la Constitución nacional. De ahí que los
Estados miembros de la Comunidad deban ajustar su ordenamiento constitucional a los preceptos del
Derecho Comunitario. Sobre la naturaleza jurídica de la Comunidad se han formulado dos teorías: la
primera considera que se trata de una forma de federalismo, la segunda estima que se trata de una
supranacionalidad.
151
interpretación los decide en última instancia, y con efectos definidos para todos los
Estados miembros, el Tribunal Europeo de Justicia. Este no es un control constitu-
cional, pero sí un debilitamiento de la supremacía absoluta de la ley parlamentaria;
y b) En Inglaterra rige la Convención Europea, y sus órganos de justicia se encar-
gan de controlar su cumplimiento ante las quejas presentadas por cualquier ciuda-
dano contra actos y leyes violatorios de los derechos consagrados en ella, por lo
que sostiene el citado autor que sólo resta un pequeño paso para afirmar que la
Convención es parte de la ley inglesa, que es quizá vinculante para el Parlamento
y que los tribunales británicos deben hacerla cumplir para que sus sentencias no
sean condenadas por el Tribunal Internacional del Convenio.
15
Expresa Kelsen que en el sistema de los Estados Unidos, se le concede a los órganos de aplicación de
la ley al caso concreto declarar su inaplicabilidad si encuentran que es inconstitucional. La norma sola-
mente no se aplica al caso concreto y conserva su validez, la cual puede ser aplicada en otros casos.
152
En los Estados Unidos, los efectos generales de la sentencia provienen del
stare decisis, figura necesaria dentro de la concepción del Derecho en ese país, en
donde no existe un sistema de normas cerradas que el juez debe de interpretar e
integrar, sino un conjunto de reglas concretas derivadas de los casos definidos. El
juez es creativo en la solución del conflicto y como existen infinidad de jueces y
tribunales (todos creadores del derecho) es preciso, por razones de seguridad y
unidad del derecho, vincular al juez a sus propias decisiones y a la de los otros
jueces de igual o superior jerarquía, lo que en última instancia realiza la Suprema
Corte.
Señala la desventaja de la diversidad de opiniones que pueden tener los diferentes órganos de aplica-
ción respecto a la inconstitucionalidad y, como consecuencia, un órgano puede aplicar la ley si la consi-
dera constitucional y otro, por el contrario, rehusar su aplicación alegando que es inconstitucional. Esta
falta de uniformidad constituye un grave peligro para la autoridad de la Constitución. El poder de los
tribunales en los Estados Unidos de negarse a aplicar la ley inconstitucional únicamente al caso concre-
to, no representa un peligro tan grande como en Austria, antes de la reforma, la práctica contradictoria,
entre otras razones, porque las decisiones de la Suprema Corte son obligatorias para todos los demás
tribunales. Por tal razón una decisión de la Corte que se niega a aplicar la ley al caso concreto por ser
inconstitucional prácticamente tiene los mismos efectos que cuando se anula en forma general una ley.
Pero el stare decisis no es un principio absoluto. Por ejemplo: se acepta que no es válido en el caso de
una interpretación, pues las cuestiones constitucionales siempre están abiertas a la investigación. Por lo
tanto, consideran que es posible que la Suprema Corte declare la constitucionalidad de una ley en un
caso concreto y después la inconstitucionalidad de la misma ley en otro caso, y viceversa. También es
posible que un tribunal inferior falle sin tener en cuenta un caso llevado a la Suprema Corte. En cualquier
litigio sobre la constitucionalidad de la ley se crea un período de incertidumbre sobre la validez de la ley
y sus efectos, lo cual técnicamente no es satisfactorio. Para evitar esta incertidumbre la Constitución de
Austria centralizó el control de la constitucionalidad y le otorgó a la sentencia del Tribunal Constitucional
la fuerza de hacer desaparecer la ley inconstitucional en forma general. En los Estados Unidos se persi-
gue la misma meta pero por caminos diferentes (Ob. cit. No. 9 págs. 83, 85 y 89)
16
Expresa Kelsen que en Austria, antes de la Constitución de 1920, el control de la constitucionalidad de las
leyes era muy estrecho (sólo cabía con relación a su correcta publicación), existía falta de uniformidad en
las cuestiones constitucionales, las sentencias de las cortes que declaraban la inconstitucionalidad no
tenían fuerza obligatoria para los jueces o tribunales inferiores, aun el más alto tribunal que las dictaba
podía declarar la inconstitucionalidad en un caso y aplicar esta misma ley a otro caso como si fuera
constitucional. Por tal razón la Constitución de 1920 en los arts. 137-148 autorizaba el control constitucio-
nal en una corte especial, llamada Tribunal Constitucional, a la cual se le concedió la potestad de anular
la ley constitucional, dejando de existir tan pronto como la resolución judicial entraba en vigencia, sin
efecto retroactivo, salvo una excepción que consiste en la no aplicación de la ley constitucional al caso
que motivó el conflicto constitucional (Ob. cit. No. 9 pág. 84).
153
b) Pueden surgir diferentes interpretaciones de la Constitución entre órganos
de diverso tipo, como, por ejemplo, entre la justicia ordinaria y la administrativa.
Estos inconvenientes han sido evitados en los Estados Unidos y en los otros
países del common law, en los cuales rige el stare decisis; pero persisten en los
sistemas de base romanista. Podrían solucionarse estas dificultades otorgándole
efectos generales a la sentencia de la Corte Suprema, pero en tal caso surgiría un
sistema mixto, situado a mitad del camino entre el difuso y el austríaco.
154
ejercitar esta acción órganos políticos y no judiciales tales como el Gobierno Fede-
ral y los Länders (Estados federados), el primero para pedir el control de la legitimi-
dad constitucional de leyes de los Länders y los últimos para el control de las leyes
federales17 .
Estos dos órganos superiores legitimados son: la Corte Suprema para Asun-
tos Civiles y Penales (Oberster Gerichtshof), y la Corte Suprema para Asuntos
Administrativos (Werwaltungsgerichtshof). No están legitimadas para proponer la
acción especial de inconstitucionalidad.
155
El sistema original aplicó estrictamente el principio de la no retroactividad de
la sentencia que declara inconstitucional a la ley y, por tanto, los hechos verificados
durante la vigencia de ésta son válidos y eficaces. Como se dijo anteriormente, la
reforma de 1929, con criterio más práctico que teórico, a fin de legitimar a las dos
cortes judiciales en la postulación de la inconstitucionalidad de las leyes, dispuso
que la ley inconstitucional no es aplicable al caso concreto.
que anular una ley, peor un tratado, por inconstitucional después de haber estado en vigor durante largos
años sin ser cuestionado. Si el tribunal anulara la norma y no se abstuviera de aplicarla al caso concreto
por surtir sus efectos para el futuro, sin darle retroactividad al decidir como si no hubiere entrado en vigor
cuando se produjo el caso objeto del debate, las autoridades de aplicación de la ley no tendrían interés
inmediato ni suficientemente fortaleza para provocar la intervención del tribunal constitucional. La
retroactividad relativa es una necesidad técnica para promover la cuestión de constitucionalidad princi-
palmente cuando el pedido proviene exclusivamente de las autoridades judiciales y administrativas. La
anulación entra en vigor hasta su publicación. Estima conveniente que el tribunal disponga que la anula-
ción, especialmente de leyes y tratados internacionales no surta efecto sino hasta la expiración de
ciertos términos a partir de su publicación, aunque no sea más que para darle tiempo al parlamento para
que reemplace la ley inconstitucional por una que esté de acuerdo con la Constitución y así evitar que la
materia regulada por la ley anulada quede fuera de la reglamentación durante un tiempo relativamente
largo. La cuestión del efecto retroactivo puede dar lugar a dificultades. Si la ley anulada no deja de estar
en vigor hasta cierto tiempo después de publicada la sentencia y, como consecuencia, las autoridades
deben seguir aplicándola, entonces no se puede dispensar a la autoridad demandante con aplicación al
caso concreto, lo cual disminuye su interés para plantear la cuestión de inconstitucionalidad de las leyes
al tribunal constitucional. Esto lo considera como un argumento suplementario a favor de concederle al
tribunal constitucional la potestad simultánea de anular inmediatamente la ley y restablecer el estado de
derecho anterior al entrar en vigencia la norma anulada. Esta modalidad permite darle a la sentencia de
anulación el efecto retroactivo deseable en el caso concreto, proporcionándole al órgano legislativo el
tiempo necesario para promulgar una ley nueva de acuerdo con la Constitución. La sentencia de anula-
ción es efectiva desde su publicación, a menos que el tribunal prevea una prórroga, la que no puede
exceder de un año (art. 140 pág. 3). Esta prórroga le permite al parlamento reemplazar la ley cuestionada
por una nueva de acuerdo a la Constitución, antes que la anulación sea efectiva. Si el caso que dio lugar
al reclamo fuera decidido antes de que la anulación estuviera en vigencia, la ley anulada tendría que ser
aplicada en el caso concreto, por lo que la anulación no tendría efecto retroactivo tampoco con respecto
a dicho caso (Ob. cit. No. 6. p. 37, 40, 84)
156
reforma se emplea la vía incidental, pero sólo están legitimadas las dos cortes
superiores y no los jueces inferiores.
157
países, la vía incidental la pueden promover todos los jueces y tribunales, supe-
rando las limitaciones del sistema austríaco; en cambio, en el austríaco puro sólo
están legitimados en la vía incidental los órganos judiciales superiores.
22
Art. 35 y sigts.
23
Art. 35 y sigts.
24
Nuestras leyes contemplan algunos casos de prejudicialidad. Por ejemplo, el artículo 427 Pr. establece
la prejudicialidad penal autorizando a los jueces y tribunales a suspender los juicios civiles cuando la
existencia de un delito fuere el fundamento preciso de la sentencia que debe dictarse en aquellos o fuere
de influencia notoria. Los artículos 1198 y 1199 Pr. contemplan la prejudicialidad penal para el caso
especial de la falsedad de un documento cuando éste fuere indispensable para la prueba en el juicio civil
(cfr. Jaime Guasp. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil. t. I, M. Aguilar, Madrid, 1948, págs. 954
y sigs.; Jesús González Pérez. Derecho Procesal Administrativo. Editorial Temis, Colombia, 1985, págs.
68 y sigs.; Alcalá Zamora y Castillo y Ricardo Levene. Derecho Procesal Penal. Ob. cit. ,t. I, págs. 231 y
sigs.; Calamandrei. Ilegitimidad Constitucional de las Leyes. Ob. cit. t. III, págs. 67 y sigs.).
158
8. Nuestra clasificación
A. Atendiendo a su extensión
De acuerdo con el art. XXXVII Tít. Prel. C., la derogación de la ley derogatoria
no restablece la primera ley, a no ser que la última lo prescriba expresamente.
25
Calamandrei hace la clasificación de los sistemas de control de la constitucionalidad de las leyes así: 1)
Atendiendo al objeto: a) Formal. Por violación del procedimiento de formación de las leyes (error in
procedendo). b) Material. Por violación del contenido de la Constitución (error in iudicando). 2) Atendien-
do al órgano: a) Judicial (difuso). Todos los órganos del poder judicial controlan la constitucionalidad de
las leyes; b) Autónomo o concentrado. Controla un único y especial órgano instituido con esa atribución
exclusiva colocado en forma preeminente y fuera de cualquier otro orden de órganos. 3) Atendiendo la
legitimación: a) Incidental. Se propone en forma prejudicial por quien es parte de una controversia
concreta al momento de aplicarse la ley tachada de inconstitucionalidad. b) Principal. Cuando se propo-
ne como tema separado y principal de la petición. Se pone directamente en cuestión la inconstitucionalidad
de la ley sin esperar que se ofrezca la ocasión de una controversia especial. 4) Por la extensión de sus
efectos: a) Efectos generales. La ilegitimidad conduce a invalidar la ley erga omnes, haciéndola perder
para siempre su eficacia normativa general y abstracta. b) Efecto especial. La inconstitucionalidad se
limita a declarar la ley inaplicable al caso concreto, limitando sus efectos sólo a este caso. 5) Por la
naturaleza de los efectos: a) Efectos declarativos. La declaración de certeza (la sentencia que declara la
inconstitucionalidad) opera retroactivamente sobre una nulidad preexistente (ex tunc). b) Efectos consti-
tutivos. Con efectos anulatorios o de ineficacia que valen para el futuro (ex nunc); pero respeta en
cuanto al pasado la validez de la ley ilegítima (El control de la constitucionalidad bajo el ordenamiento
derogado, Ob. cit., t. III, págs. 29 y sigs.). Cappelletti, atendiendo al perfil subjetivo u orgánico, distingue
dos sistemas: el difuso o americano y el austríaco o europeo, pero reconoce un sistema mixto, como el
de México e Irlanda (Control Judicial de las Leyes. Ob. cit., págs. 60-61).
26
Art. 194 (cfr. Rafael Pérez Lovo. Código Civil y Constitución. Cultural, S.A., La Habana, 1944). El régimen
comunista ha dado una nueva Constitución en 1976 y un nuevo Código Civil de 1987.
27
Arts. 4, 19, 20 y 21 LA.
159
Esta regla no se aplica en el supuesto de inconstitucionalidad de la ley, pues
la sentencia no es derogatoria, sino declarativa de la inconstitucionalidad de la ley,
preexistente a dicha sentencia.
Existen dos sistemas: el austríaco, en el que una vez eliminada la ley incons-
titucional pueden entrar de nuevo en vigor las leyes que preexistan, según lo dis-
ponga el tribunal constitucional; en el otro sistema las leyes derogadas expresa o
tácitamente por la ley declarada inconstitucional entran de nuevo en vigencia sin
necesidad de ningún acto o manifestación de la asamblea legislativa o del tribunal.
Este último sistema es el que se ajusta a nuestra Constitución, tal como se explica
en esta obra.
28
Cfr. Alcalá Zamora y Castillo y Ricardo Levene. Derecho Procesal Penal. Guillermo Koaft, Ltda. Argenti-
na, 1945, t. I, págs. 195 y sigs.; Alcalá Zamora y Castillo. Significado y Funciones del Tribunal de Garan-
tías Constitucionales. Ensayos de Derecho Procesal. Revista de Jurisprudencia Argentina, S.A., 1944,
págs. 503 y sigs.
160
B. Atendiendo a la naturaleza del órgano
29
La Constitución Cubana de 1940 creó el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales encargado de
conocer de la inconstitucionalidad, pero era una Sala del Tribunal Supremo de Justicia que formaba
parte de la justicia ordinaria, como puede verse en los artículos 171 y 172.
161
Es el sistema que siguen los Estados Unidos de América30 y la mayoría de
los países latinoamericanos en su versión difusa, y en menor medida por la vía
directa. Nicaragua consagra el sistema difuso, pero complementado con el recur-
so de amparo directo ante la Corte Suprema y el recurso de casación ante este
mismo Tribunal, como veremos más adelante.
30
La facultad de control constitucional de la Suprema Corte de los Estados Unidos no aparece en texto
expreso en la Constitución. Es creación jurisprudencial de ese Tribunal. Se deduce de las interpretacio-
nes amplias del art. 6, que establece: «La presente Constitución y las leyes de los Estados Unidos serán
hechas, en consecuencia, según la Ley suprema del país». El uso de la expresión en «consecuencia»
se interpreta en el sentido de que las leyes deben ser hechas de acuerdo a la Constitución.
31
En Guatemala existió la Corte de Constitucionalidad compuesta de doce miembros, pero no actuaba con
carácter permanente. Se integra cuando la demanda era interpuesta. La vigente Constitución la creó
permanente (cfr. Mario Aguirre Godoy. Derecho Procesal Civil. Guatemala, 1982, t. II, vol. I, págs. 490 y
sigs.).
162
participación más dinámica, efectiva y sin temores de la justicia en el control de la
constitucionalidad. Pero todas estas cualidades se pueden obtener para los tribu-
nales ordinarios por diferentes medios: creando una sala especializada en la Corte
Suprema, como se hizo en las reformas constitucionales de 1995; aumentando el
número de magistrados; mejorando los locales; preparando el personal; garanti-
zando la independencia de jueces y magistrados, etc. 32 .
32
En Europa, la creación de tribunales especiales constitucionales ha tenido éxito, pero actualmente no
creo que se logre en nuestro país porque son otras las realidades. A mediano plazo podría crearse.
163
Cuando el juez o tribunal inferior es el que declara la inconstitucionalidad, sus
decisiones generalmente no forman jurisprudencia. Se soluciona este problema
enviando el tribunal inferior copia de la sentencia a la Corte Suprema de Justicia
para que esta se pronuncie sobre la inconstitucionalidad, y así formar jurisprudencia.
Por ejemplo, en la Ley del 2 de julio de 1912, se disponía que los jueces
(locales o de distrito) o tribunales (cortes de apelación) que hubieren dictado sen-
tencia en la que se negó la aplicación de una ley por juzgarla inconstitucional y que
hizo tránsito a cosa juzgada, debían enviarla a la Corte Suprema a los propósitos
del recurso de casación en interés de la ley33 , es decir, con el fin de que ese Tribu-
nal se pronunciara y estableciera jurisprudencia, pero éste pronunciamiento no
afectaba lo decidido definitivamente inter partes. Si la Corte Suprema declaraba
que la ley era constitucional en nada beneficiaba a la parte interesada que así lo
había sostenido en el juicio. Sobre este punto ampliaremos más adelante, y ex-
plicaremos como funciona este sistema bajo la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial.
33
La casación tiene las finalidades siguientes: a) La defensa del derecho objetivo mediante la aplicación
correcta de la ley por los jueces y tribunales, con lo cual se pretende conseguir seguridad jurídica, la
igualdad ante la ley y la supremacía del órgano legislativo. Es la función nomofiláctica. b) Uniformar la
jurisprudencia, con lo cual también se logra seguridad e igualdad ante la ley. En la casación en interés
de la ley (o denuncias de oficio, como la denomina Calamandrei. Casación Civil Ejea, Argentina, 1959,
pág. 60) los efectos y propósitos se logran para el futuro porque la sentencia casada en virtud de este
recurso sigue surtiendo efecto entre las partes. Por el contrario, la sentencia dictada por la Corte Supre-
ma servirá para decidir de acuerdo a su criterio otros casos semejantes. Este tipo de casación ha sido
objeto de crítica y Calamandrei, en la citada obra (pág. 62), se abstiene de abordarla porque aparece
desprovista de toda importancia práctica, al punto de ser abolida del proceso penal. Manuel Ibañez
Frechman se alegra de que en su país no se haya acogido, y la califica de casación simbólica (Los
Recursos en el Proceso Civil. Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1957, págs. 271 y 272).
Alcalá Zamora y Castillo la combate duramente (Clínica Procesa”. Editorial Porrúa, S.A., México, 1982,
págs. 76 y sigs.). En realidad, la casación en interés de la Ley ha caído en desuso por su ineficacia
práctica, se encuentra desprestigiada por el grave contraste entre la sentencia de casación y la del
tribunal de instancia declarada injusta, pero que a pesar de ello conserva su fuerza vinculante y sus
efectos. En materia constitucional este tipo de consulta es efectiva y beneficiosa. Antes de la Ley del 2
de julio de 1912 se podía usar el recurso de casación en interés de la Ley interpuesto por el Ministerio
Público para discutir la inconstitucionalidad. Aunque prácticamente ya no es necesario, aún sigue vigen-
te este medio procesal.
164
b) Sistema de interposición directa ante un tribunal especial constitucional.
Aquí la acción de inconstitucionalidad se entabla directamente ante un tribunal
especial y único encargado de conocer de esa materia. La inconstitucionalidad es
el objeto principal de la acción y no es preciso que surja con ocasión de una contro-
versia especial.
34
Cfr. Jaime Sanin Greiffenstein. La Defensa Judicial de la Constitución. Editorial Temis, Bogotá, 1971,
págs. 110 y sigs.; Tulio Enrique Tascón. Derecho Constitucional Colombiano. Editorial La Gran Colom-
bia, 1944, págs. 295 y sigs.
35
Cfr. Humberto J. Laroche. Derecho Constitucional General. Maracaibo, 1969, págs. 110 y sigs.; Allan R.
Brewer-Carias. «Introducción General al Régimen del Derecho de Amparo a los Deberes y Garantías
Constitucionales». págs. 11 y sigs.; y Carlos H. Ayala Corao, « La Acción de Amparo Constitucional en
Venezuela». pág. 111 y sigs., ambos en “Ley de Amparo, Derechos y Garantías Constitucionales”.
Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 1988.
165
momento surgió la nulidad. No existe la creación de una situación jurídica nueva36 .
De esto se infiere que la ley desaparece para el pasado y para el futuro.
36
Cfr. Couture. Declaración Judicial de la Prescripción Adquisitiva. Estudios de Derecho Procesal Civil.
Ediciones Depalma, Argentina, 1974, págs. 314 y sigs. En síntesis, sostiene que toda sentencia contie-
ne una declaración del derecho, como antecedente lógico que es de la decisión principal, incluyendo las
que no dan lugar a la demanda porque declaran la inexistencia del derecho que el actor pretende, y las
de condena y constitutivas por cuanto se llega a ese tipo de decisión después de considerar y declarar la
existencia de la circunstancia que determinaron la condena o la constitución de un estado jurídicamente
nuevo. Pero la sentencia de mera declaración no va más allá de esa decisión, la que tiene por objeto la
pura declaración de la existencia de un derecho. Acepta como declarativas o de mera declaración: la
que declara la existencia de la falsedad de un documento, la que declara la inexistencia de una obliga-
ción, la de jactancia y la que reconoce la prescripción adquisitiva.
37
Calamandrei llega a aceptar que en el sistema declarativo existe una nulidad de la ley y en el constitutivo
una anulabilidad de la misma (Ilegitimidad Constitucional de las Leyes. Ob. cit., t. III, págs. 95 y sigs.).
166
tucional, con la finalidad de respetar la paz social, la estabilidad y la certeza de las
relaciones y situaciones jurídicas.
38
Art. 18 LA.
167
168
CAPITULO XIII
169
El sistema es negativo cuando no se admite el control constitucional, como
sucede en Inglaterra, donde el Parlamento puede modificar por el mismo trámite
cualquier ley, y los jueces carecen de facultades para declarar una norma incons-
titucional. El Parlamento británico es asamblea legislativa y constituyente, tiene
autoridad soberana y es incontrolable, puede hacer cualquier cosa. No obstante, el
Derecho consuetudinario ha establecido ciertos límites al Parlamento. Los princi-
pios de la equidad, los principios del derecho natural y otros derechos positivos
(como la Carta Magna) se estiman como leyes inmutables, lo cual les imprime
cierta supremacía constitucional, que al estar defendida por los jueces, da lugar a
pensar que en Inglaterra existe un rudimentario control de la constitucionalidad1 .
Otro ejemplo de sistema negativo es el orden jurídico del Estado del Vatica-
no, el cual le otorga al Sumo Pontífice la plenitud de los poderes legislativos, ejecu-
tivos y judiciales. Esto induce a pensar que es improbable concebir una acción de
inconstitucionalidad contra las normas sancionadas por el Papa. Pero cabe pensar
que puede darse un control constitucional contra los órganos legislativos subordi-
nados al Papa.
Esta clasificación ha sido criticada por la doctrina porque aun los órganos
jurisdiccionales que controlan el cumplimiento de la Constitución desarrollan una
actividad política como órgano moderador, de control y dirimiente de los conflictos
de los otros poderes, y de creación del Derecho, lo cual es una tarea política. Por
tal razón se dice que el poder judicial o los tribunales especiales que ejercen fun-
ción de control constitucional son también órganos políticos.
1
Puede darse la ausencia de control por no consagrar el ordenamiento jurídico ningún mecanismo para
evitar o anular el acto o ley inconstitucional. La ley inconstitucional queda vigente, pero puede juzgarse
y sancionar al legislativo que la aprobó y al ejecutivo que la sancionó y promulgó. Para Eduardo Jiménez
de Arechaga, este es el sistema seguido por las constituciones uruguayas de 1830 y 1918. (Introducción
al Derecho. Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo, 1987, pág. 94).
2
Art. 91 Cn. de 1979.
3
Arts. 56 y sigts. Cn. de 1958.
170
te. No obstante, también puede darse el control preventivo en los sistemas judicia-
les, como sucede en Costa Rica, Irlanda, etc.
A. Control parlamentario
4
Ley Orgánica del Estado Español de 1967.
5
Art. 78 inc. 17.
6
Art. 27 inc. 3.
7
Art. 69 inc. 29 Y 152 y sigts
8
Art. 109 inc. 23.
171
b) Sistema parlamentario con órganos inferiores delegados o asesores. Es-
tas modalidades eran las más aceptadas en la URSS y sus países satélites. Por
ejemplo: la Constitución de la URSS de 1977 disponía que correspondería al Pre-
sidente del Soviet Supremo (electo por el Soviet Supremo entre sus miembros 9 ),
controlar la observancia de la Constitución y asegurar la correspondencia de las
constituciones y las leyes de las repúblicas federadas con la Constitución y las
leyes de la URSS10 ; en la Constitución de la República Democrática Alemana,
ninguna disposición podía oponerse a la Constitución11 y en caso de duda sobre
su constitucionalidad, la Cámara del Pueblo lo resolvería, pero el Consejo de Esta-
do (órgano de la Cámara del Pueblo12 ) tenía el mandato de ésta para la supervi-
sión permanente de la constitucionalidad y legalidad del Tribunal Supremo y de la
Fiscalía General13 ; en la Constitución de Polonia de 1976, le correspondía al Con-
sejo de Estado elegido por la Dieta 14 (o Parlamento) velar por la concordancia de
las leyes con la Constitución15 ; en la Constitución de Rumania de los años 1974-
1975 se disponía que sólo a la Gran Asamblea Nacional le correspondería decidir
sobre la constitucionalidad de las leyes, pero para optimizar su control nombra una
Comisión Constitucional y Jurídica, la cual presenta a la Gran Asamblea Nacional
informes y notificaciones sobre la constitucionalidad de las leyes.
9
Art. 120
10
Art. 121 inc. 4.
11
Art. 89 inc. 3.
12
Art. 66.
13
Art. 74.
14
Art. 29.
15
Art. 30 inc. 3.
16
Art. 66.
17
Art. 109.
18
Art. 59 de la Ley Orgánica.
172
C. Control por el electorado
Es el más democrático, pero tiene serias desventajas: agita las pasiones po-
líticas y sociales; puede desestabilizar al gobierno con apelaciones constantes
poniendo en tela de juicio su respeto y autoridad; el pueblo no está preparado para
este tipo de decisión jurídica.
4. Concurrencia de controles
19
Fondo de Cultura Económica. México, 1994, pags. 214-217.
20
Art. 173 Cn.
173
de esas Convenciones son recogidos en muchas de las constituciones locales, en
especial los derechos humanos, lo que da lugar para que los órganos
supranacionales dicten la última palabra sobre ellos en los casos sometidos a su
conocimiento. Con cierta frecuencia tales órganos evalúan la validez de las nor-
mas del Derecho interno, incluyendo la Constitución, opuestas al derecho comuni-
tario.
Los órganos letrados se integran por juristas. Son legos cuando se integran
con personas que no tienen tales calidades. Son mixtos cuando una parte de sus
integrantes son legos y la otra letrados.
21
Art. 159 Cn. de 1978.
22
Art. 147 inc. 3 Cn.
23
Art. 135 de la Ley Constitucional de 1967.
174
7. Control permanente y control para cada caso
A. Control preventivo
B. Control reparador
El control principia a funcionar una vez que entran en vigencia las normas. Es
seguido por numerosos países como Nicaragua, Alemania, España, Austria.
C. Control mixto
24
Art. 94.
25
Art. 62.
175
brepasa los 6.500 en cada período de sesiones, pero aumentan cada año. En
1960 se consideraron 2.313, contra solamente 1.460 en 1945. Se concede revi-
sión plenaria, con la comparecencia de abogados en un promedio de 120 a 150
casos en cada período de sesiones. Se emiten dictámenes formales por escrito en
unos 115 a 130 casos. Un promedio de 75 a 100 casos se consideran sin otorgar
revisión plenaria. La publicación de los dictámenes (con consenso o sin él) y órde-
nes llenan volúmenes de hasta 5.000 páginas.
26
Art. 94 inc. 2.
27
Leyes constitucionales de 1948 y 1953.
176
plitud llega a su máxima expresión con la concesión de la acción popular, en virtud
de la cual cualquier ciudadano, aunque no esté lesionado, puede promover la
inconstitucionalidad de la ley. Sube la amplitud cuando el órgano de control puede
de oficio declarar la inconstitucionalidad, aunque nadie se lo haya pedido.
Existe control total cuando cualquier ley, norma, decreto, acuerdo o acto esta-
tal puede ser enjuiciado de inconstitucional. Sin embargo, la mayoría de los siste-
mas son de control parcial.
Por ejemplo: en los Estados Unidos no son enjuiciables los actos políticos; el
Consejo Constitucional francés no puede conocer la eventual inconstitucionalidad
de las leyes aprobadas mediante referéndum; en Suiza, el Tribunal Federal Supre-
mo tiene limitada su competencia para conocer sobre actos, sentencias y normas
cantonales, pero no puede conocer de los federales.
177
cia, se alegue la existencia de vicios de procedimiento en su tramitación, decisión
y aprobación.
A. Ideas preliminares
Estas opiniones ya han sido superadas, y hoy nadie duda del carácter norma-
tivo de la Constitución y de su aplicación directa. Por otra parte, la doctrina, la
jurisprudencia y la legislación, aunque lentamente, empiezan a estudiar y resolver
los casos de violación por omisión.
28
La Constitución como norma jurídica es alegable y exigible ante los tribunales de justicia.
178
tiza los avances de carácter social y político; el art. 5 párrafo 4 Cn., que promueve
las diferentes formas de propiedad pública, privada, asociativa y comunitaria; el
art. 64 Cn., que promueve la realización del derecho de tener una vivienda digna,
cómoda y segura; el art. 65 Cn., que promueve el deporte, la educación física, la
creación y el esparcimiento; el art. 63 Cn., que se dirige al Estado para que procure
establecer programas a favor de los discapacitados; el art. 62 Cn., que establece
que el Estado promoverá programas para combatir el hambre29 .
29
Citamos algunos conceptos de German Bidar Campos: Son normas programáticas aquellas que carga-
das de mayor o menor contenido ideológico (o aparentemente desprovista de ideología) trazan un plan o
programa cuya realización requiere que los órganos del Estado hagan algo para su desarrollo (dictar una
ley, adoptar una decisión, etc). Se dice que requieren de la ulterior reglamentación o actividad de los
órganos de poder para que funcionen y se apliquen, sin la cual quedan inhibidas de funcionamiento y
aplicación. Las disposiciones programáticas necesitan reglamentaciones o actividades posteriores. Las
Constituciones tienen normas programáticas, con más o menos abundancia. Es raro encontrar una
Constitución sin ellas. Están destinadas a servir de orientación, de pauta, de impulso, para que los
órganos de poder dicten otras normas que las reglamenten o desarrollen alguna actividad. Si decimos
que se necesita de reglamentación o actividad de los órganos para que funcionen y se apliquen las
normas programáticas, ¿tiene el constituyente la intención de aplazar o proteger su aplicación hasta que
actúen dichos órganos? ¿Es una habilitación sin plazo a la espera de la actuación de los órganos? ¿Y si
éstos se rezagan sine die? Dice que las normas programáticas de una Constitución que, por omisión de
los órganos de poder no se aplican, son cláusulas dormidas o bloqueadas. ¿Es el efecto que desea la
Constitución? Se piensa por algunos que sí, pero aceptan que no pueden ser ignoradas o contrariadas
por normas o actos opuestos, pero no en el sentido de obligar a hacer algo positivo para conferirles
operatividad. La Constitución así lo quiere. Como consecuencia la Constitución no se ve herida por la
mora irrazonable del órgano de desarrollo o ejecución. En contra de lo expuesto elaboró la teoría de la
inconstitucionalidad por omisión. Cree finalmente que las normas programáticas están destinadas a
tener vigencia sociológica y operativa y no a permanecer bloqueadas. La supremacía de la Constitución
sufre cuando las normas programáticas no adquieren vigencia sociológica. Las normas programáticas
tienen los efectos siguientes: obligan a que no se dicten normas o actos que las contradigan o frustren,
lo cual permite declararlos inconstitucionales. Un segundo efecto es servir de orientación en la interpre-
tación (sobre todo judicial) de la Constitución. Habilita a los órganos a actuar ya sea como una obligación
apremiante (art. 14 bis) o como una obligación lejana (art. 102). El tratamiento de las normas programáticas
es muy importante para evitar su inercia: a) mientras no son reglamentadas, impeler para que lo sean; b)
mientras no son reglamentadas, alguien les debe conceder operatividad directa (control constitucional
por omisión); c) mientras no se reglamenten, encontrar sanción contra el moroso; d) antes y después de
su reglamentación darles su sentido directriz para la interpretación y aplicación de la norma. Hace una
introducción a una Teoría General de las Obligaciones Constitucionales, aún no abordada en forma
orgánica. Introduce la expresión “obligaciones activamente universales” para referirse al deber del Esta-
do como sujeto pasivo, pero sin encontrar un sujeto activo personalizado a quien debe dársele una
prestación también individualizada a su favor. Sólo por analogía puede declararse un derecho subjetivo
correspondiente a tal obligación activamente universal que, a lo mejor, en muchos casos, se satisface
con políticas generales no enderezadas directamente a personas determinadas, sino a promover el bien
público en beneficio de toda la sociedad, para que quienes la formen participen de él. Obligación activa-
mente universal sería, por ejemplo, la del Estado ante toda la serie de personas que componen la
sociedad, con un contenido consistente en el despliegue de políticas de promoción y fomento del bienes-
tar. En estas obligaciones el sujeto activo son todos frente a un sujeto pasivo obligado a hacer algo, a
diferencia de la obligación pasivamente universal que es una obligación de todos que se cumple pasiva-
mente universal (no haciendo, omitiendo, dejando franco al sujeto activo). En la obligación activamente
universal no existe un derecho para que cada individuo reclame prestaciones concretas o políticas gene-
rales. Se caracteriza así: a) Existe una obligación activamente universal por parte del Estado, sin recípro-
co derecho subjetivo de cada persona. b) Hay una obligación activamente universal, con especial dere-
cho subjetivo (analogado) del lado de quienes forman la sociedad, derecho que carece del deber recípro-
co o individualizado a favor del titular del derecho, que también no puede demandar el cumplimiento
universal, ni en pro de uno o de todos los interesados de la sociedad. Existe una categoría de deber sin
exigibilidad por parte de los particulares. ¿Ante quién es oponible el derecho natural a la alimentación y
a la vivienda? ¿Cuál es el sujeto pasivo? ¿Qué carga tiene el sujeto pasivo? Se presenta el problema de
hallar la obligación y al obligado. Si se sitúa al sujeto pasivo en el Estado, habrá de concluirse que el
Estado debe proveer a cada hombre que no puede por sí mismo alimentarse y donde vivir, una pensión
179
Entre otros mandatos constitucionales concretos, que dan lugar a una omi-
sión inconstitucional, tenemos: La obligación del Estado de garantizar un régimen
de seguridad social y dictar la ley correspondiente, de acuerdo con el art. 61 Cn.; la
obligación de dictar una ley de adopción, de acuerdo con el art. 79 Cn.; la obliga-
ción de dictar la ley del patrimonio familiar, de acuerdo con el art. 71 Cn.; la obliga-
ción de dictar la ley que determine la organización y funcionamiento del sistema
nacional de educación, de acuerdo con el art. 119 Cn.; la obligación de dictar la ley
orgánica de las universidades y centros de educación técnica superior, de acuerdo
con el art. 125 Cn.; la obligación de dictar la ley que regule el funcionamiento de la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, de acuerdo con el art.
138, inc. 30 Cn.; la obligación de dictar una ley para regular la unión de hecho y el
divorcio por voluntad unilateral de uno de los cónyuges, de acuerdo con el art. 72 Cn.
alimenticia y una vivienda. De ser así no parece que el Estado pueda cumplir con esas obligaciones
mediante actos individuales a cada persona. Otra solución, es la promoción y fomento de los derechos a
través de políticas sociales y económicas que engendre un orden socioeconómico en el que con el
concurso de la iniciativa privada la acción del Estado y el esfuerzo universal, le permiten a todos los
hombres acceder a condiciones suficientes de bienestar como para alimentarse y tener viviendas por sí
mismos. La persona no tiene un derecho de exigir una prestación concreta, ni para pedir el funcionamien-
to de políticas (como tampoco por todos en común) (Ob. cit. págs. 67, 68, 82, 83, 85, 86, 130 y 131).
30
“La Justicia Constitucional y la Inconstitucionalidad por Omisión”. E D, 78-785. Por el contrario, Kelsen no
ve viable la figura. Dice: “La Constitución que regula la producción de normas generales puede determi-
nar también el contenido de las futuras leyes y las constituciones positivas lo hacen no poco frecuente-
mente, al prescribir o excluir ciertos contenidos. En el primer caso sólo se da una promesa de promulgación
de leyes sin existir ninguna obligación de hacerlo, dado que, inclusive por razones técnico-jurídicas,
sería difícil enlazar una sanción a la falta de leyes del contenido prescripto”. (Teoría Pura del Derecho.
México, Porrua 1991 p.234).
180
las normas faltantes. También puede cubrir el vacío normativo en determinadas
hipótesis.
No obstante, creo que en el caso del amparo podría aplicar por analogía otro
procedimiento especial para ello. En general estimo que puede suplirse la omisión
del procedimiento judicial cuando está de por medio el ejercicio de un derecho
fundamental. La Corte Suprema de Justicia, como señalaremos más adelante,
rechazó varios recursos de inconstitucionalidad antes de que se dictara la Ley de
Amparo, argumentando que no podía aplicarse por carecer de reglamentación,
olvidando que también las leyes procesales pueden ser suplidas o integradas con
31
Art. 61 Cn.
32
Art. 71 Cn.
33
Art.81 Cn.
34
Art. 151 Cn.
35
Art. 188 Cn.
36
Art. 26 Cn.
181
leyes análogas, principios generales del Derecho y a reglas señaladas en el artícu-
lo 433 Pr. Bien pudo aplicar el procedimiento del amparo propiamente dicho en ese
entonces vigente. En algunos países el amparo ha sido creación jurisprudencial
(Argentina) y en otros se ha aplicado a pesar de no existir ley reglamentaria (Vene-
zuela y Uruguay).
37
“El Federalista”. Carta LXXVIII. Publicación de Libro Libre, San José, Costa Rica, 1986, p. 203.
182
C. Condiciones para su procedencia
Las condiciones para la procedencia del control por actos y omisiones son las
siguientes:
i) Que una norma constitucional exija la aprobación de una ley para su desa-
rrollo. Si la norma constitucional establece el cumplimiento de manera discrecional
y no imperativo, si el legislador no lo hace no incurre en inconstitucionalidad por
omisión, porque está en libertad de hacerlo o no hacerlo38 . La obligatoriedad o
discrecionalidad legiferente se desprende de la forma en que se exprese la dispo-
sición constitucional.
ii) Que exista mora del legislador para dictar la ley. Los causas de la mora son
dos: que se haya vencido el plazo establecido en la Constitución para dictar la ley,
lo que no es normal en nuestro sistema porque generalmente, por no decir nunca,
no establece tal plazo, o que haya transcurrido el tiempo razonable según las cir-
cunstancias políticas, sociales, económicas o importancia del derecho o presta-
ción consagrado en la norma constitucional para dictar la ley que evidencie la mora39 .
D. Sentencia
183
Por ejemplo, en España, frente a una omisión absoluta de desarrollo legisla-
tivo de los arts. 30 y 53.2 de la Constitución, que contemplan la objeción de con-
ciencia, el Tribunal Constitucional, en sentencia de 1982, dispuso el aplazamiento
de la incorporación de los objetores del servicio militar hasta la publicación de la
ley. Se consideró que la omisión legislativa vulnera dicho precepto constitucional y
que, por lo tanto, la espera de la ley aconsejaba tomar una medida provisional.
184
por su titular, el juez debe declarar que la prolongada omisión legislativa tipifica una
inconstitucionalidad por omisión remediable por la integración del orden normativo
lagunoso mediante sentencia judicial con efectos limitados al caso resuelto.
40
Ob. cit., págs. 38 y 39.
185
Es importante detectar la inconstitucionalidad por omisión, pero el problema
radica complementariamente en arbitrar la forma eficaz de subsanar esa omisión.
Es aquí donde el derecho constitucional no ha encontrado aún en muchísimos
casos, procedimientos de legitimación y coacción. No por falta de ingenio de los
autores, sino por las dificultades prácticas.
Estudia los derechos y obligaciones sin coacción y manifiesta que por mucho
que se esmere el Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo y el Derecho
Procesal, sobre la creación de dispositivos y vías de legitimación, siempre se tro-
pezarán con obligaciones constitucionales para cuyo incumplimiento no logre ha-
llar coacción ni sanción.
186
de posibilidad de exigibilidad, de reparación o de sanción. Si una norma se paraliza
o esteriliza porque no hay vía ni legitimación para compeler el cumplimiento de la
obligación o para reparar o sancionar al transgresor, asistimos al bloqueo. Las
obligaciones sin coacción pueden engendrar bloqueo si falta el cumplimiento es-
pontáneo y resulta inconstreñible el cumplimiento forzoso o, en su reemplazo, la
sanción reparadora41 .
La justicia constitucional podría señalarle plazo al ejecutivo para que dicte las
resoluciones o reglamentos en situación de omisión. Pero en nuestro país el ejecu-
tivo tiene un plazo no mayor de sesenta días para reglamentar las leyes cuando
éstas dispongan ser reglamentadas, según lo preceptúan los arts. 141 párr. 8 y
150 inc. 10 Cn. Si no lo hace, lo hará el legislativo. Considero que al legislativo se
le podría señalar un plazo para que dicte el reglamento o para que nombre o elija al
Procurador General y Subprocurador de Derechos Humanos (que no se ha hecho
hasta el momento, a pesar de haberse dictado la ley que reglamentó la institución
creada por la Constitución). También se le podría señalar un plazo en caso de
necesidad para nombrar a todos aquellos funcionarios que le corresponde hacer.
En algunos países, sin ley que lo autorice, y en otros con leyes que expresa-
mente lo permiten, se controla la omisión gubernativa de ciertos actos. En general,
la inexistencia de normas que establezcan el control de la omisión inconstitucional
no ha impedido a que se llegue a resultados similares a los países que lo consa-
gran.
41
Ob. cit. págs. 94, 95, 97,100, 103,105, 107, 111 y 112.
187
G. Derecho comparado
Las últimas constituciones han callado sobre el tema. Sólo se refieren a él las
Constituciones de Yugoslavia, la de Portugal, la de Brasil y la de la Provincia de
Río Negro (Argentina).
42
El sistema vigente en la República Argentina es judicial, difuso, sin especialidad y con efectos al caso
concreto. La inconstitucionalidad por omisión no está consagrada en el orden federal, sólo la establece
la provincia de Río Negro.
188
Algunos autores brasileños ponen los ejemplos siguientes de omisión incons-
titucional: La Constitución consagra el derecho de los trabajadores en las ganan-
cias y en la gestión de la empresa conforme lo definido por la ley, y no se concreta
ese derecho porque el legislador no dicta esa ley. La Constitución reconoce la
salud y la educación como derecho de todos y deber del Estado garantizarlos, sin que
se dicten las normas legales o administrativas para ser efectivos tales derechos.
A. Sistemas no decisorios
189
que este delibere sobre la derogación o nulidad de la ley, decreto, reglamento, etc.,
sin encontrarse vinculado a ello.
B. Sistemas decisorios
43
Art. 141.
44
Art. 62.
190
ción dispone que cuando el Tribunal Supremo declara que un proyecto es incons-
titucional el Presidente se abstendrá de firmar dicho proyecto45 . España y Austria
siguen este sistema de efectos erga omnes.
Ésta distinción toma en cuenta los efectos de la decisión con relación al tiem-
po. En los sistemas no retroactivos la sentencia sólo produce efecto para el futuro.
La ley derogada por el fallo produce sus efectos hasta la publicación de la senten-
45
Art. 26 inc. 3.
46
La garantía jurisdiccional de la Constitución. Ob. cit. No. 6 pag. 29 y sigts.
191
cia que declara la inconstitucionalidad. No tiene efectos retroactivos. Siguen este
sistema Ecuador47 , Turquía48 y otros, conformando la mayoría. Los sistemas retro-
activos son normalmente aceptados por los sistemas difusos. Es seguido por Nica-
ragua, aunque sólo con respecto a situaciones consolidadas de terceros49 .
47
Art. 138 Cn.
48
Art. 152 Cn.
49
Arts. 184 Cn. y 22 LA.
192
CAPITULO XIV
2. Naturaleza jurídica
Los sistemas de control preventivo pueden ser de tres clases: sistema único
de control preventivo; sistema mixto en el que funcionan conjuntamente el control
preventivo y el a posteriori; sistemas de reducido alcance.
1
Jean Rivero acepta todas las críticas al sistema francés, pero le reconoce una virtud capital, su simplici-
dad, de gran importancia en el campo de lo contencioso y de lo jurisdiccional. Esta virtud no complace al
jurista, que entre sus preferencias gusta de un sistema complejo del que surgen mil problemas, que
alimenta debates y coloquios. Un sistema simple tiene ventajas en el campo práctico. El francés es
simple: el Parlamento vota un texto y antes que entre en vigor es consultado con el Consejo Constitucio-
nal. Si éste lo estima como contrario a la Constitución desaparece de la escena, no ve la luz del día.
Ajeno al apasionamiento del proceso, a sus atrasos burocráticos, a los problemas de la retroactividad, a
las sentencias manipulativas, etc. (A Modo de Síntesis. Tribunales Constitucionales Europeos. Ob. cit.
págs. 667 y 668).
194
El prototipo del modelo único es el francés. Puede ser preceptivo o facultati-
vo. Al Consejo Constitucional se le atribuye el control previo de la constitucionalidad
de las leyes ordinarias y orgánicas, de los reglamentos parlamentarios y de los
tratados o acuerdos internacionales. No controla los reglamentos, los cuales que-
dan sometidos a la jurisdicción contencioso-administrativa en cuya jerarquía supe-
rior aparece el Consejo de Estado. El juez administrativo juzga sobre la legalidad y
constitucionalidad de los actos administrativos.
Los sistemas mixtos combinan, con el equilibrio que cada país adopta, el
control preventivo y el a posteriori. Es adoptado por Portugal y Costa Rica (en este
país generalmente sólo será vinculante cuando se establezca la existencia de trámi-
tes inconstitucionales), lo mismo que en varios países ex-comunistas de Europa.
El sistema de poco alcance fue adoptado en Europa por Italia, Austria y Espa-
ña. En España la Constitución política de 1978 no contempla ni directa ni indirecta-
mente el control previo de constitucionalidad de las leyes. Pero la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional estableció el control previo de constitucionalidad que abar-
caba la constitucionalidad de los tratados internacionales y el recurso previo de
inconstitucionalidad contra proyectos de Estatutos de autonomía y de leyes orgáni-
cas. No se regulaba un sistema global del control preventivo. El sistema provocó
problemas, principalmente con las leyes orgánicas. La intervención del Tribunal
195
Constitucional en el control de estas leyes se considera como una intervención de
tal Tribunal en el procedimiento legislativo.
Agrava más esta situación el hecho de que el control previo sólo sirve de
obstáculo a la labor legislativa, pues no tiene la ventaja de terminar con los proble-
mas existentes al permitirse el control a posteriori. Tal situación dio origen a la
reforma del 7 de Junio de 1985, por la que el Tribunal Constitucional sólo conserva
el control previo de los tratados internacionales.
4. Ventajas y desventajas
196
oportunidad del proyecto o del articulado. Este sistema presenta el peligro del que
el Tribunal participe e influencie en el juicio de razonabilidad y proporcionalidad de
medios y fines de las leyes, determinando así la toma de opciones constitucionales
que le corresponden exclusivamente al poder legislativo, cuya función no se ajusta
a ningún programa previo, y es innovadora y discrecional dentro del marco consti-
tucional.
b) Control contra las leyes aprobatorias de los tratados, cuando las acciones
se ejercen con anterioridad al momento de perfeccionamiento del tratado-ley y no
después de tal evento.
nata del 3 de abril de 1913 (art. 107); Constitución del 22 de marzo de 1939 (arts. 200 y 257); Constitu-
ción del 22 de enero de 1948 (arts. 165 y 213.18); Constitución del 1 de noviembre de 1950 (arts. 179 y
229.18); Constitución del 13 de abril de 1974 (arts. 178 y 293.9). Sólo las de 1939 y de 1948 exigían la
consulta únicamente en materia judicial cuando el proyecto no provenga de la Corte Suprema.
197
derecho de sufragio activo (votar) en las elecciones municipales. El Tribunal Cons-
titucional declaró que los tratados suscritos en el proceso de integración europea
no pueden ser considerados como vía para la reforma constitucional, al estimar la
existencia de una contradicción entre los preceptos mencionados y afirmó, en con-
secuencia, que era indispensable reformar el art. 13 de la Constitución antes de
ratificar el tratado.
Existe una tesis contraria, esto es, la de que los tratados que permiten atribuir
a una organización o institución internacional el ejercicio de competencias deriva-
das de la Constitución pueden reformar ésta sin seguir el procedimiento
específicamente previsto para ello. Esta tesis es sostenida por algunos autores, y
también es mantenida por el Consejo de Estado al evacuar las consultas hechas
por el gobierno español sobre este mismo Tratado.
198
CAPITULO XV
NUESTRO SISTEMA
199
d) Amparo contra actos restrictivos de la libertad personal por particulares (el
denominado “amparito”), interpuesto ante los jueces de distrito de lo penal3.
e) Amparo contra el auto de prisión del cual conoce la sala de lo penal del
tribunal de apelaciones correspondiente.
3
Nuestro amparo, como el mexicano y los que de él se derivan, sólo se da contra las autoridades; pero
últimamente (iniciado el movimiento por la jurisprudencia argentina) se acepta su procedencia contra los
particulares (personas naturales o jurídicas o grupos de personas), como sucede en Venezuela, Bolivia
y Uruguay por violación de cualquier derecho o libertad consagrado en la Constitución (cfr. Fix Zamudio.
La Justicia Constitucional en América Latina. Ob. cit., págs. 467 y sigts; Carlos N. Amaya Cora. La
Acción de Amparo Constitucional en Venezuela. Ob. cit., págs. 137 y sigts.
4
La Corte Suprema de Justicia rechazó varios recursos de inconstitucionalidad antes de que se dictara la
Ley de Amparo, argumentando que no podría aplicarse por carecer de reglamentación, olvidando que
también las leyes procesales pueden ser suplidas o integradas por medio de leyes análogas y principios
generales del Derecho y por las otras reglas señaladas en el art. 433 Pr., bien pudo aplicar el procedi-
miento del amparo propiamente dicho en ese entonces vigente. En algunos países el amparo ha sido
creación jurisprudencial (Argentina) y en otros se ha aplicado a pesar de no existir ley reglamentaria
(Venezuela y Uruguay).
5
El Partido Popular Social Cristiano presentó a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley de Amparo que
por encargo del mismo preparé desinteresadamente, inspirado en principios y orientaciones modernas
del proceso y particularmente del amparo; acción popular, impulso oficial, pruebas de oficio recabadas
por el tribunal, suplencia de la queja, responsabilidad y sanciones adecuadas a los funcionarios que no
cumplan con las resoluciones judiciales, sana crítica y lista abierta, participación activa del tribunal en el
proceso, principio de celeridad, principio de buena fe, división y ordenamiento técnico y racional de las
materias, epígrafe en cada artículo que indica la materia regulada, etc. En general, se aparta de la
concepción individualista del amparo que lo limita y se adopta una más colectiva, pues se concede la
acción popular, los efectos de la inconstitucionalidad son generales y se establece una posición más
activa de los tribunales en el proceso y en la búsqueda de la verdad material, sin conformarse con la
formal. No incorporé la oralidad por estimar que no era el momento oportuno.
200
Tal distinción, y la forma en que se desarrolló en la ley, se apartan del concep-
to unitario del amparo, lo cual repercute en detrimento de la técnica legislativa
empleada, de la claridad y de los fines del amparo.
Las dos primeras leyes de amparo (1894 y 1911) participan de esa distinción
y no podemos criticarlas porque eran los primeros experimentos. Pero a partir de la
Ley de Amparo de 1939 se eliminó tal distinción, y bajo el nombre común de ampa-
ro regula todas sus manifestaciones. De aquí que la Corte Suprema haya dicho
que el amparo y la inconstitucionalidad son un mismo recurso 6 .
El vencimiento del plazo de los sesenta días establecido en el art. 10 LA. para
interponer el recurso directo de inconstitucionalidad no cierra las puertas para que
se pueda volver a plantear el tema por el perjudicado en cualquiera de las vías
señaladas en los literales b) y c). La única sanción que puede deducirse de la no
interposición del recurso dentro del término de ley es la extinción del derecho de
todos los ciudadanos de interponerlo por aplicación del principio general de
preclusión, porque no es una sanción expresamente impuesta.
6
S. 10:30 a.m. del 13 de agosto de 1962, B.J., pág. 366.
201
Sería inconcebible que, por la decadencia de ese plazo, la ley, decreto o
reglamento inconstitucional, viciado de nulidad, purgara su vicio, como si se hubie-
ra bañado en el Jordán. La Ley de Amparo no se pronuncia a favor de tal aberra-
ción; por el contrario, abre otras oportunidades para promover la inconstitucionalidad.
7
Art. 51 inc. 3 LA.
202
CAPITULO XVI
A. Su objeto
a) La ley, comprendiéndose dentro del concepto de ley las que dicta la Asam-
blea Nacional; las que dictó en su oportunidad el Presidente por delegación de la
Asamblea Nacional al recesar éste, lo cual se permitía antes de la reciente reforma
constitucional; las que dictó el Presidente en materia fiscal o administrativa sin
necesidad de delegación, denominados decretos ejecutivos con fuerza de ley por
el art. 150 inc. 4 Cn., antes de la reciente reforma constitucional; y los tratados
internacionales1 . Los dictados por el Presidente en la forma indicada podrían ser
impugnados a través del amparo al ser aplicados en el caso concreto porque ac-
tualmente ya se venció el plazo de los sesenta días para impugnarlo directamente
de inconstitucionales.
1
Existen disposiciones constitucionales, generalmente de carácter programático, que encierran derechos
económicos y sociales para cuya aplicación efectiva en ciertos supuestos es preciso la erogación de
recursos económicos y la actividad de los poderes políticos (leyes, decretos, reglamentos, acuerdos,
etc.). Piénsese en aquellas que promueven la vivienda, la salud, la educación, etc. Las disposiciones
constitucionales pueden ser violadas por omisión cuando la autoridad no hace lo preceptuado, y ante tal
situación no se puede negar protección al perjudicado en su derecho económico y social por la omisión
reglamentaria, la cual debe ser llenada por el tribunal. Sin embargo, el control judicial en tales supuestos
no es determinante de la acción que deben tomar los poderes, por lo que los tribunales deben actuar con
prudencia. La Constitución del Perú de 1979, en disposición transitoria, establece que los preceptos
constitucionales que representan gastos e inversiones se aplicarán progresivamente y el presupuesto
anual cubrirá tal cumplimiento. El control y efectividad a los derechos económicos y sociales constituye
un gran reto de la democracia moderna (Jorge Mario García. La Constitución y su Función en el Desarro-
llo y Defensa de los Derechos Humanos. Educación y Derechos Humanos, Libro Libre, Costa Rica,
1986, págs. 101 y sigs.).
203
b) El decreto, que abarca todas las disposiciones generales y abstractas dic-
tadas por cualquier autoridad. Los planes de arbitrio y ordenanzas municipales
podrían incluirse dentro del concepto de decreto.
Los usan los gobiernos de facto para gobernar. Fueron empleados tras la
caída del gobierno de Somoza. Ya no existe razón para seguirlos dictando y ade-
más carecen de respaldo constitucional.
2
Para Hans Kelsen las leyes atacadas de inconstitucional forman el objeto de la justicia constitucional,
pero también somete al juicio de esta jurisdicción: los actos que tengan forma de ley, aunque sólo
contengan normas individuales, como, por ejemplo, el presupuesto; el reglamento parlamentario; el re-
glamento complementario de las leyes que entren a legislar. “Ius et Veritas”. Año IV, No. 6, Lima, 1993,
pág. 31 y sigts.
3
González Pérez se pronuncia a favor del control a través de lo contencioso administrativo (Derecho
Procesal Administrativo. Editorial Temis, Colombia, 1985. págs. 170 y sigs.).
204
B. Vicios denunciables
Los arts. 187 Cn. y 2 LA., que desarrollan en parte el principio de supremacía
de la Constitución consagrado en el art. 182 Cn., señalan, sin hacer distinciones,
como motivo del recurso, la oposición de la ley, decreto o reglamento a la Constitu-
ción. Procede pues, cualquiera que sea la naturaleza de la norma constitucional
violada. Bien puede ser de procedimiento, de organización o sustantiva.
En la doctrina se conocen dos tipos de vicios que afectan a las leyes: los que
provienen por haberse violado las reglas de procedimiento establecidas en la Cons-
titución para la formación de la ley (error in procedendo); y los que provienen de la
oposición de la ley a las disposiciones sustantivas constitucionales (error in
iudicando)4 .
4
La Ley de Amparo de 1948 admitió expresamente la inconstitucionalidad de la ley por defecto de forma y
de fondo. Lo fundamental de todo sistema moderno es que se permita la impugnación por violación de
disposiciones sustantivas. Muchos países admiten el control por ambos motivos, pero se dan casos de
algunos que sólo aceptan el control judicial por motivos de forma, como sucedió en la Italia bajo el flexible
Estatuto Albertino de 1848 y se admite aún en los sistemas en que se rechaza el control judicial de la
constitucionalidad de las leyes. Nuestra Corte Suprema rechazaba los recursos fundados en irregulari-
dades de forma. No obstante, en recientes sentencias de las 9 a.m. del 22 de agosto de 1989, B.J., pág.
184 de las 11 a.m. del 24 de noviembre de 1992, B.J., pág. 254. S. 9:00 a.m. del 22 de abril de 1993,
B.J., pág. 26 y S. 9 a.m. del 27 de noviembre de 1992, B.J., pág. 259, admitió el recurso de
inconstitucionalidad por cuestiones de forma, aceptando la opinión que había sostenido en mi estudio
“Líneas Fundamentales de la Nueva Ley de Amparo”, publicado en 1989. Kelsen acepta la
inconstitucionalidad de forma. Expresa que se debe controlar el procedimiento según el cual ha sido
elaborado el acto y el contenido de éste de acuerdo con las normas de grado superior. Se pregunta,
teniendo en cuenta la extremada importancia de anular una ley, si no fuese conveniente solamente
autorizar al tribunal constitucional anular una ley por vicios de forma cuando estos sean esenciales. En
tal caso, la apreciación del carácter esencial debe entregarse a la entera libertad del tribunal constitucio-
nal, porque no es bueno que la Constitución haga la difícil distinción entre vicios esenciales y no esencia-
les. (Ob. cit., No. 6 págs. 35 y 37).
5
La doctrina moderna sobre el amparo respalda la tesis de la defensa total de la Constitución por medio del
amparo. Por ejemplo, Ignacio Burgos, destacado amparista mexicano, país en donde a esta institución
205
Veamos: a) De acuerdo con el art. 6 LA. (original), el recurso de
inconstitucionalidad sólo podía interponerse por el perjudicado en sus derechos
constitucionales, o sea, cuando han sido violadas disposiciones constitucionales
que los consagran y no cuando la violación es de otro tipo de norma. b) El recurso
de amparo sólo se da por violación de los derechos y garantías consagrados en la
Constitución6 . c) La exhibición personal en sus dos modalidades (contra las auto-
ridades y los particulares) se otorga por violación de la libertad y seguridad perso-
nales.
206
Al ser reformado el art. 6 LA. y establecerse que cualquier ciudadano puede
interponer el recurso de inconstitucionalidad con la sola condición de que existe
oposición a la Constitución, desapareció la inconstitucionalidad y se abrió el cami-
no para que prospere el recurso. Pero es conveniente advertir que el término de
caducidad de dos meses de la acción popular da poco margen para que sea ejer-
citada, convirtiéndose el sistema en marcadamente individualista, porque el único
recurso que puede ejercitarse posteriormente es el de amparo, en el cual en la
pretensión debe fundarse en la violación de un derecho de rango constitucional. La
procedencia de los recursos de inconstitucionalidad y amparo, fundados solamen-
te en los perjuicios directos o indirectos por las violaciones de los derechos y ga-
rantías consagradas en la Constitución, no se ajusta a ésta.
Ya vimos que el art. 6 LA. original se oponía a los arts. 182 y 187 Cn., y a
pesar de la reforma del art. 6 LA., el corto plazo de dos meses para usar la acción
popular de inconstitucionalidad, da poco margen para que se ejercite con frecuen-
cia. Por otra parte, el art. 188 Cn., que solamente otorga el amparo por violación de
los derechos y garantías constitucionales, está en contradicción por el art. 182 Cn.
que sin condiciones declara sin ningún valor lo que se oponga a la Constitución. En
esta contradicción prevalece este último, pues el primero no es más que el medio
de desarrollar la idea general que impera en el art. 182 Cn. De manera, que es
preciso establecer el amparo en todas sus manifestaciones, como un medio para
proteger el articulado completo de la Constitución y no sólo de una parte, como lo
desarrolla la vigente Ley de Amparo. Admito que el tema es polémico.
En virtud de la reforma del art. 6 LA. hecha por la ley No. 205/95, el recurso de
inconstitucionalidad puede interponerlo cualquier ciudadano, y basta que exista
oposición a la Constitución en cualquiera de sus artículos para que esté legitimado
a interponerlo. Dice el art. 6 reformado: “El recurso por inconstitucionalidad puede
ser interpuesto por cualquier ciudadano o ciudadanos cuando una ley, decreto o
reglamento y en general cualquier acto normativo de rango inferior a la Constitu-
ción se oponga a lo prescrito en ella, en consecuencia no procede el recurso de
inconstitucionalidad contra la Constitución y sus reformas, excepto cuando estan-
do en vigencia se alegue la existencia de vicios en su tramitación, discusión y
aprobación”.
de enero de 1928, B.J., pág. 6238; S. 10 a.m. del 6 de agosto de 1929, B.J., pág. 7097; S. 12 m. del 27
de septiembre de 1929, B.J., pág. 7163.).
207
Pero aun antes de la reforma la Excelentísima Corte Suprema de Justicia
aceptó que existía acción popular en manos de los ciudadanos para interponer el
recurso8 , confirmando lo expuesto en mi monografía publicada en 1989, titulada
“Líneas Fundamentales de la Nueva Ley de Amparo”. Es conveniente advertir que
posteriormente la Corte Suprema de Justicia ha retrocedido, al declarar que el
recurso de amparo por inconstitucionalidad se da contra toda ley, decreto-ley, o
decreto-reglamento que se oponga a la Constitución, el cual puede interponerse
por cualquier ciudadano a quien directa o indirectamente resulte perjudicado en
sus derechos constitucionales9 .
8
S. 10 a.m. del 2 de octubre de 1991, B.J. pág. 170. S 9 a.m. del 18 de febrero de 1986, B.J. pág. 30; S.
9:20 a.m. del 8 de febrero de 1986, B.J. pág. 40; S. 10 a.m. del 21 de julio de 1992, B.J. pág. 163.
9
S. 9 a.m. del 4 de julio de 1996, B.J., pág. 202.
10
S. 11:00 a.m. del 24 de noviembre de 1992, B.J., pág. 254.
208
principio de la legalidad, pero subordina su forma concreta de manifestarse al prin-
cipio de la constitucionalidad11 .
11
S. 9:00 a.m. del 27 de noviembre de 1992, B.J., pág. 259.
12
S. 12 m. del 18 de octubre de 1993, B.J. pág. 35.
13
S. 9 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 36; S. 9:20 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 40; S.
9:45 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 44; S. 12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág. 230.
14
S. 9:00 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 36; S. 9:20 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 40;
S. 12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág. 236.
209
ta días, por lo que el hecho de presentar un articulado distinto al sometido a la
Comisión Especial Dictaminadora, no constituye una violación del procedimien-
to15 .
C. Bloque de constitucionalidad
15
S. 12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J. pág. 236.
16
S.12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág. 236.
17
S. 12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág. 236.
18
S. 12:30 pág.m. del 5 de agosto de 1996, B.J. pág. 236.
210
humanos incorporados a la Constitución por el art. 46 Cn.; la Ley de Autonomía de
la Costa Atlántica; y la Ley de Municipios. También forma parte de éste bloque la
Constitución derogada19 contra actos y leyes que se le oponían durante su vigen-
cia. Los cuerpos legales citados regulan materias especiales, requieren de una
mayoría especial para su aprobación, o procedimientos especiales. Los Estatutos
y Reglamentos de la Asamblea Nacional se reforman por el mismo procedimiento
de la ley ordinaria. Por lo tanto, la simple ley ordinaria no puede tratar sobre estas
materias ni modificarlos o derogarlos, pues se violaría la Constitución. Su relación
de validez con las leyes, excepto la Constitución, se rige por el principio de compe-
tencia, como ya lo expresamos anteriormente.
Los derechos humanos incorporados por el art. 46 Cn., pueden ser desarro-
llados por las leyes ordinarias. La doctrina moderna las coloca dentro del bloque de
constitucionalidad, lo cual significa que su violación puede dar lugar al recurso de
inconstitucionalidad por omisión o por violación de trámites sustanciales, ya que
encarnan el pluralismo político y el procedimiento de formación de la ley, de estric-
to linaje constitucional.
Por otra parte, el Reglamento o Estatuto puede ser objeto del recurso directo
de inconstitucionalidad o del de amparo en forma indirecta. La Corte Suprema de
Justicia declaró la inconstitucionalidad de varios artículos del Estatuto21 .
19
La Constitución Política de 1974.
20
S. 9 a.m. del 7 de enero de 1997, B.J., pág. ; S. 10:30 a.m. del 18 de diciembre de 1997, B.J. pág.
21
S. 11:00 a.m. del 24 de noviembre de 1992, B.J., pág. 254.
211
Existen varias leyes, decretos y decretos-leyes, unos anteriores y otros pos-
teriores a la Constitución, pero dictados antes de que entrara en vigencia la Ley de
Amparo, que se oponen a la Carta Fundamental.
22
Calamandrei. Ilegitimidad Constitucional de las Leyes. Estudios Sobre el Proceso Civil. T. III. Ejea,
Argentina, 1962, págs. 106 y 144; Primera Sentencia de la Corte Constitucional, T. III, págs. 185 y sigts.
En este estudio elogia la doctrina de la Corte formulada en su primera sentencia a favor del control de la
ilegitimidad de las leyes anteriores a la Constitución y que permitió la caída de muchas leyes fascistas.
Destaca que la sentencia se funda en dos razones para rechazar la tesis de que la ilegitimidad constitu-
cional se limita a las leyes posteriores a la Constitución; uno textual (ibo lex non distinguit) y otro lógico,
pues la relación de prevalencia entre la Constitución y las leyes ordinarias no se basa en razón de
sucesión cronológica, sino siempre en una diversidad intrínseca de autoridad en la gradación de las
fuentes jurídicas (Alejandro Silva Bascuñán. Tratado de Derecho Constitucional. T. III. Editorial Jurídica
de Chile, 1963, pág. 438; Cfr. Cappelletti. Justicia Constitucional Comparada). Kelsen hacer ver la dificul-
tad e importancia política de resolver el problema de la oposición de las leyes anteriores a la Constitu-
ción. Cita como ejemplo de esa dificultad las concepciones antitéticas siguientes: Si la Constitución
dispone que no puede fundarse ningún privilegio en el sexo y se interpreta esta disposición como válida
para las leyes posteriores, pero no para las leyes anteriores o para las leyes recibidas por la Constitución
y si se debe de admitir que la nueva Constitución deroga inmediatamente la Constitución antigua sin
necesidad de leyes especiales de revisión, es difícil resolver el problema. Por otra parte, puede parecer
malo retirar la solución del conflicto a las múltiples autoridades encargadas de aplicar la ley, cuyas
opiniones sean muy vacilantes. Se pregunta si no cabría hacer tal retiro y encargarle la solución del
problema a un tribunal constitucional central, lo cual equivaldría retirarle la fuerza derogatoria a la Cons-
titución nueva frente a las leyes anteriores que no ha anulado expresamente, sustituyéndolo por el poder
de anulación del tribunal constitucional. Lo dispuesto es idéntico, sin importar que la norma general sea
anterior o posterior a la Constitución, con la cual se encuentra en oposición. En ambos casos, el tribunal
declara la anulación de la norma inconstitucional (Ob. cit., No. 6 págs. 38, 136-137).
212
tiende que todo el Derecho anterior a la Constitución que la contradiga se encuen-
tra derogado. No obstante, el Tribunal Constitucional alemán admite el recurso
directo de inconstitucionalidad contra leyes anteriores a la Constitución.
No nos debe extrañar que una ley constitucional sea impugnada por oponer-
se a la Constitución porque, en primer lugar, son leyes ordinarias que se incorpo-
ran a ella para recibir su protección frente a las reformas de las leyes también
ordinarias y no para autodestruirse, por lo que no la pueden contrariar; en segundo
lugar, si las mismas reformas a la Constitución, donde interviene el poder constitu-
23
La Constitución como Norma y el Tribunal Constitucional. Editorial Civitas. España, 1985, pág. 77 y sigts.
213
yente, pueden ser tachadas de inconstitucionales según lo confirma la doctrina24,
con mayor razón las leyes constitucionales que la contradicen.
3. Competencia
De acuerdo con los arts. 163, 164 inc. 4 Cn., y 8 LA., la Corte Suprema de
Justicia, en Corte Plena, es la competente para conocer del recurso de
inconstitucionalidad. Se mantiene la antigua tradición de nuestro constitucionalismo.
También conoce en Corte Plena de los conflictos de competencia y
constitucionalidad entre los poderes del Estado.
4. Capacidad procesal 25
Los arts. 187 Cn. y 6 LA. conceden el derecho de interponer el recurso a los
ciudadanos. Es un derecho otorgado exclusivamente a los ciudadanos. Podría
calificarse como un derecho ciudadano de carácter público. Ahora bien, son ciuda-
danos los nicaragüenses que hubieren cumplido los dieciséis años26 .
Esta capacidad, junto con la acción popular, constituyen los dos pilares fun-
damentales en los que descansaba la amplitud del recurso, pero que se trocó en
restricción al suprimirse originalmente la acción popular en la Ley de Amparo. En el
anteproyecto que redacté por encargo del Partido Popular Social Cristiano (PPSC),
la acción popular se concedía en forma amplia a cualquier ciudadano, grupo de
ciudadanos, uniones y organizaciones, con o sin personalidad jurídica.
24
Cfr. Segundo V. Linares Quintana. Tratado de Derecho Constitucional. Parte General. Editorial Alfa.
Argentina., 1953. T. II., págs. 143 y sigts. En Colombia la acción popular de inconstitucionalidad se da
contra las reformas a la Constitución por defecto de forma (Cfr. Fix Zamudio. La Justicia Constitucional
en América Latina. Ob. cit., págs. 493 y sigts; Jaime Sanín Greiffenstein. La Defensa Judicial de la
Constitución. Editorial Temis, Colombia, 1971, págs. 178 y sigts.). La inconstitucionalidad de las refor-
mas a la Constitución se da cuando son contrarias a los principios fundamentales o violatorios de las
reglas de procedimiento. La Ley No. 205/95 (publicada en el diario La Tribuna del 30 de noviembre de
1995), reformadora de la Ley de Amparo, permite impugnar de inconstitucionalidad las reformas a la
Constitución por violación de normas de procedimiento, pero no de fondo.
25
Opina Kelsen que deben intervenir en el proceso de control: la autoridad cuyo acto es atacado; el órgano
que interpone la demanda; eventualmente el particular interesado en el litigio pendiente ante el tribunal o
autoridad administrativa que dio lugar al procedimiento de control, o el particular que pueda someter el
acto inmediatamente al conocimiento del tribunal constitucional (Ob. cit. No. 6, pág. 40).
26
Art. 47 Cn.
214
contra del Presidente de la Asamblea Nacional, donde se plantea un conflicto de
constitucionalidad y competencias entre los dos poderes. La resolución de la Corte
Suprema decidió declarar la inconstitucionalidad de varios artículos de la referida
ley. Al comparecer como ciudadana y tener a su vez la titularidad el poder ejecuti-
vo, en un desdoblamiento más aparente que real, la entonces Presidenta de la
República se burló de varias disposiciones constitucionales: del art. 187 Cn., que
exige ser ciudadano para interponer el recurso de inconstitucionalidad, calidad que
no tiene el Estado; y del art. 164 inc. 12 Cn. que dispone que los conflictos entre los
poderes del Estado los resuelve la Corte Suprema a través de un procedimiento, el
cual aún no se ha establecido27 , aunque este último argumento podría ser refutado
alegando que por analogía podría ser aplicado otro parecido.
5. Legitimación activa
6. Legitimación pasiva
El recurso se dirige contra el titular del órgano que emitió la ley, decreto-ley,
decreto o reglamento. Así lo dispone el art. 7 LA. Por ejemplo, si la ley la emitió la
Asamblea Nacional se dirige contra el Presidente de la misma, que es su represen-
tante30 . El recurso se interpone contra el Presidente de la República cuando éste
emite el reglamento impugnado.
27
S. 10:00 a.m. del 26 de septiembre de 1994, B.J., pág. 151.
28
Cfr. “El Amparo”. Ob. cit., pág. 81. En la primera edición de “Líneas Generales de la Nueva Ley de
Amparo”, publicada en 1989 en la Revista Jurídica de la Barra de Abogados de Nicaragua, sostuve que
la Constitución contemplaba la acción popular y que la Ley de Amparo en los artículos que exigía al
recurrente tener interés directo o indirecto era inconstitucional. La Corte Suprema, siguiendo mi opinión,
aceptó tal criterio, como puede verse en las sentencias siguientes: S. 11:00 a.m. del 2 de octubre de
1991, B.J. pág. 170. S. 11:00 a.m. del 24 de noviembre de 1991, B.J., pág. 170; S. 10:00 a.m. del 21 de
junio de 1992, B.J., pág. 163.
29
Calamandrei Ilegitimidad Constitucional de las Leyes. Ob. Cit., T. III, pág. 69 y sigts; Héctor Fix Zamudio
Juicio de Amparo. Editorial Porrúa, S.A., México 1964, pág. 119.
30
Art. 23 Estatuto General de la Asamblea Nacional.
215
La Corte Suprema de Justicia ha dicho:
7. Procedimiento
El segundo párrafo del art. 11 LA. señala los elementos que debe contener el
escrito de interposición del recurso.
B. Admisibilidad
31
S. 9 a.m. del 22 de agosto de 1989, pág. 184.
32
S. 11:00 a.m. del 28 de febrero de 1991 B.J., pág. 23.
33
S. 9:00 a.m. del 27 de noviembre de 1992, B.J., pág. 259
34
Se considera por un sector doctrinal minoritario, pero respaldado por autores destacados, que la jurisdic-
216
La admisibilidad de la demanda o del medio impugnativo (recurso) se refiere
al cumplimiento de los requisitos procesales para que puedan ser tramitados y
fallados en el fondo35 . Por ejemplo, son requisitos de admisibilidad de la demanda
las exigencias de los arts. 1021 y 1024 Pr., y, según lo dispone el art. 1035 Pr., el
juez de oficio puede rechazar la demanda que no contenga los tres primeros requi-
sitos señalados en el 1021 Pr. o cuando fuere ininteligible u oscura. Son requisitos
de admisibilidad del recurso de apelación: recurrir dentro del término de ley, ser
apelable la sentencia, tener interés jurídico el apelante, ausencia de pacto de no
apelar, que no se interponga en forma condicional. Los requisitos de admisibilidad
los controla el juez a quo y el tribunal ad quem, el cual aun de oficio los puede
denunciar en cualquier tiempo aunque haya admitido provisionalmente el recur-
so36 . Nuestro Código de Procedimiento Civil se refiere a ellos usando indistinta-
mente los vocablos de admisión y procedencia del recurso.
ción constitucional es voluntaria, no contenciosa (Cfr. Cappelleti. “Breves Explicaciones de Otros Proble-
mas y Conclusión”. Ob. cit., pág. 107).
35
Alcalá Zamora y Castillo. Derecho Procesal Penal. T. III. Guillermo Koaft Ltda. Argentina, pág. 237; Cfr.
Calamandrei.La Acción. págs. 56 y sigs; “El Proceso”. págs. 349 y sigs; “Estudios”. Ob. Cit. T. I.
36
Art. 2002 Pr.
37
Enrique Vescovi. Derecho Procesal. Recursos. Ediciones Idea, Montevideo, 1985, T. VI, pág. 34.
217
En la mayoría de las legislaciones no se aprecian y fallan ad limine las
inadmisibilidades de la demanda. Son objeto de excepciones dilatorias puestas al
servicio del demandado por aplicación del principio dispositivo. Pero en algunos
códigos la omisión de cualquier elemento del contenido de la demanda provoca su
rechazo desde el inicio aun de oficio por el juez.
Es importante destacar que el fondo o mérito del asunto, lo mismo que sus
presupuestos (la existencia de un derecho, el interés -legítimo, actual y lícito- y la
legitimación ad causam activa y pasiva) deben ser fallados en la sentencia definiti-
va, como quiera que atañen a la fundabilidad; y que la acción es autónoma (se
otorga al que tiene o no tiene el derecho sustancial invocado), vista por el Derecho
Procesal moderno, como un derecho humano fundamental, ya que concede el
poder de solicitar la actividad jurisdiccional para pedir justicia. Como es lógico y
puede observarse, las inadmisibilidades de la demanda y del recurso tienen trata-
mientos diferentes: las primeras se tramitan, y como regla general no se fallan ad
limine; las segundas se fallan ad limine, con escasos trámites o sin ellos.
De acuerdo con el art. 12 LA., cuando falten los requisitos de forma, el tribunal
le señala al recurrente un plazo de cinco días para que llene las omisiones del
recurso, bajo apercibimiento de tenerlo por no interpuesto, si no lo hiciere. Estos
requisitos son: que el recurso se redacte en español, que sea por escrito y en papel
sellado y que se acompañen sendas copias para el funcionario contra quien se
dirige y para el Procurador General de la República, quien participa como parte.
Interpuesto en forma el recurso, el tribunal, dentro de quince días, se pronuncia
sobre la admisibilidad con base en los arts. 6, 10, 11, 12, 13 y 19 LA. La resolución
38
Art. 827 inc. 2. Pr.
218
que tome será rechazando el recurso si hubieren causas de inadmisibilidad y, en
caso contrario, ordenará su tramitación. Así lo dispone el art. 14 LA.
39
Excepción de inadmisibilidad.
219
la misma, el recurso podrá ser declarado inadmisible, aunque se oponga a otras
disposiciones de la Constitución. Esto constituye otra limitación del recurso que no
aparece en el art. 187 Cn., pero como ya vimos esta inconstitucionalidad ya está
superada.
iii) Que se recurra contra una ley, decreto o reglamento. La reforma al art. 6
LA agregó cualquier otra normativa. Si no se recurre contra un cuerpo legal de esa
especie se puede declarar inadmisible el recurso, a menos que la naturaleza del
mismo sea el objeto principal de la impugnación, en cuyo caso debe fallarse en la
sentencia definitiva.
b) Art. 10 LA. Este artículo da sesenta días para interponer el recurso, conta-
dos desde la fecha en que entra en vigencia el cuerpo normativo impugnado. Si no
se recurre tempestivamente, se declara la inadmisibilidad. La Corte Suprema ha
dicho:
iii) La ley que no ha entrado en vigencia no puede ser atacada por medio del
recurso de inconstitucionalidad, pues este debe interponerse dentro de los sesen-
ta días de entrar en vigencia la ley, decreto-ley, decreto o reglamento, de acuerdo
con el art. 10 LA.42
iv) El Tribunal examinará, de acuerdo con el art. 14 LA., si el recurso reúne los
requisitos de forma para que se le pueda dar entrada y si notare que faltaren algu-
40
S. 1.30 pág.m. del 7 de Abril de 1989 B.J. 87. Esto confirma mi opinión sostenida en “Líneas fundamen-
tales de la Nueva Ley de Amparo de Nicaragua”.
41
S. 10:45 a.m. del 19 de febrero de 1992, B.J., pág. 41; S. 9:30 a.m. del 3 de mayo de 1993, B.J., pág. 34;
S. 9:30 a.m. del 29 de mayo de 1995, B.J., pág. 30.
42
S. 10:45 a.m. del 21 de julio de 1995, B.J., pág.89; S. 10:45 a. m. del 8 de mayo de 1995, B.J., pág.15.
220
nos de ellos dará un plazo prudencial para que sean llenados, pero ello no implica
que posteriormente no pueda el Tribunal declarar la improcedencia del recurso,
pues se puede llenar el requisito formal de decir que se agotó la vía administrativa,
en el caso de un recurso de amparo por ejemplo, darle trámite al recurso y determi-
nar en la sentencia definitiva, que realmente no fue agotada tal día, y por lo tanto el
recurso es improcedente. La improcedencia es, según la doctrina de amparo, la
imposibilidad legal de ejercitar el amparo, y dar entrada al procedimiento del recur-
so, no puede nunca considerarse una cosa juzgada que convierta lo imposible en
posible, por lo tanto la Corte tiene competencia para examinar si existe o no la
improcedencia alegada43 .
c) Art. 11 LA. Este artículo señala, en su primera parte, los requisitos de forma
del recurso, y en la segunda, el contenido del mismo.
Además, esos son requisitos formales a los que el propio art. 12 LA. da un
tratamiento diferente al dado a la inadmisibilidad.
Esta es otra traba que se le pone al recurso. Bien es sabido que cerca de un
millón de nicaragüenses fueron privados por el régimen sandinista del derecho de
comparecer ante cartulario fuera del país. Para interponer el recurso tenían que
venir al país, lo cual era prácticamente imposible.
43
S. 12 m. del 18 de octubre de 1993, B.J., pág. 125.
221
f) Art. 19 LA. Este artículo establece que la sentencia que declara inconstitu-
cional o constitucional una ley, decreto-ley, decreto o reglamento, o una parte de
éstos, produce cosa juzgada general.
C. Otros trámites
44
Para ampliar los alcances de este artículo consúltese el Capítulo IX, Sección II, de esta obra.
45
Art. 15 LA.
46
Art. 18 LA.
47
Art. 17 LA.
48
Tanto el amparo como la casación son instrumentos de lucha a favor del cumplimiento del Derecho, pero
de diferente contenido. En el primero, la confrontación se da entre el acto o cuerpo legal (de inferior
jerarquía) y la Constitución (de superior jerarquía) y se juzga sobre la validez de los primeros con base en
la conformidad con ésta. Es un sistema de control externo encomendado al poder judicial o a un tribunal
constitucional en el cual el Estado deposita su confianza (control de la constitucionalidad). En la segun-
da, la confrontación se da entre la sentencia y la ley, y se juzga sobre la legalidad de ésta (control de la
legalidad). Es un sistema de control externo encomendado al poder judicial o a un tribunal constitucional
en el cual el Estado deposita su confianza. En la segunda, entre la sentencia y la ley, y se juzga sobre la
legalidad de ésta (control de la legalidad). Es un sistema de control interno de carácter jurídico, aunque
originalmente fue externo y político del legislativo sobre el judicial, a quien los revolucionarios franceses
222
8. Efectos
de 1789 no le tenían confianza. No obstante, Alcalá Zamora y Castillo encuentra una semejanza entre el
recurso de inconstitucionalidad y la casación. El primero, persigue constatar la conformidad de una ley
con la Constitución; y el segundo, la de una sentencia con la ley aplicable al caso discutido. De aquí que
así como la casación admite la impugnación por errores in procedendo e in iudicando, el de
inconstitucionalidad procede por violaciones materiales y formales. En nuestro sistema, ocupamos tam-
bién a la casación para acusar de inconstitucionales a las leyes (“Significado y Funciones del Tribunal de
Garantías Constitucionales”. Ensayos de Derecho Procesal. Revista de Jurisprudencia Argentina, S.A.,
1944. pág. 513. “Derecho Procesal Penal”. T. III, pág. 316). Las semejanzas que tengan en manera
alguna borran las notables diferencias. Sin embargo, no son incompatibles; los revolucionarios franceses
crearon la casación como un instrumento de control constitucional, pues el Tribunal de Casación original-
mente era un órgano político adscrito al poder legislativo para que el poder judicial no invadiera, aun en
vías de interpretación, el campo de acción del poder legislativo, con la finalidad de que se cumpliera
estrictamente la teoría de la separación de poderes; por lo que, para cumplir con esta separación, tam-
poco interpretaba la ley y no se pronunciaba sobre la decisión del asunto, limitándose en caso de infrac-
ción a anular la sentencia recurrida y reenviar el asunto. En México, el amparo abarca a las dos figuras.
En Nicaragua existe una Ley de Amparo que consagra el recurso de inconstitucionalidad de la ley, y en
virtud de la causal primera del recurso de casación en el fondo también se puede denunciar tal
inconstitucionalidad, lo cual está autorizado por la misma Ley de Amparo (art. 20 LA). No se vaya a creer
que al dejar de tener vigencia la Constitución de 1974 quedó derogada dicha causal, porque en realidad
sólo cayó el orden jerárquico en que descansaba el sistema, que al entrar en vigor la Constitución de
1987 volvió a funcionar (cfr. Mario Cappelletti. Control Judicial de la Constitucionalidad de las Leyes.
págs. 37 y sigs.; Danilo Manzanares Enríquez. Causales de Casación en el Fondo. Tesis doctoral. León,
Nicaragua, 1961, págs. 15-16; Opinión de la Corte Suprema, en B.J. de 1915, págs. 939 y 740). En
España, en donde el amparo se concede también contra las resoluciones judiciales violatorias de las
libertades y derechos constitucionales, es considerado por algunos autores como un recurso especial de
casación limitado a examinar la aplicación e interpretación hecha por los tribunales ordinarios de las
normas constitucionales reguladoras de los derechos constitucionales (cfr. José Antonio Miguel Calatayud,
«El Amparo». RCDI, número. 559, julio-agosto, pág.88).
49
En otros países la anulación entra en vigor hasta su publicación. Expresa Kelsen que la sentencia que
anula una norma que necesita de publicación para entrar en vigor, también debe ser publicada en la
misma forma que lo fue la norma anulada; aunque no excluye a priori la publicación en un boletín oficial
del tribunal para este tipo de sentencia. Pero considera que en todo caso debe publicarse la anulación de
las leyes o reglamentos en el mismo órgano informativo en que fueron publicadas las leyes anuladas. La
anulación entra en vigor hasta su publicación. Estima conveniente que el tribunal disponga que la anula-
ción, especialmente de leyes y tratados internacionales no surta efecto sino hasta la expiración de
ciertos términos a partir de su publicación, aunque no sea más que para darle tiempo al parlamento para
que reemplace la ley inconstitucional por una que esté de acuerdo con la Constitución y así evitar que la
materia regulada por la ley anulada quede fuera de la reglamentación durante un tiempo relativamente
largo (Ob. cit. No. 6 pág. 40).
50
Art. 19 inc. 2 LA.
51
Arts. 14 y 19 LA.
52
Remito al Capítulo IX, Sección II, para comprender el alcance de lo expuesto.
223
La Corte Suprema puede pronunciarse de oficio sobre la inconstitucionalidad
del resto del cuerpo de normas, cuando se impugnó una parte del mismo.
Pero la Ley de Amparo no sólo choca con la Constitución, sino que también
comete el error de no proveer de correctivos al sistema constitutivo. Veamos un
ejemplo: si realizo una acción tipificada como delito por una ley y ésta es declarada
con posterioridad inconstitucional, como tal declaración sólo tiene efectos para el
futuro (sistema constitutivo de la Ley de Amparo) seré juzgado y penado de acuer-
do con ella, a pesar de haber sido declarada inconstitucional. Por el contrario, en el
sistema declarativo se sobreseerá a mi favor en el procedimiento o, si ya fui conde-
nado, se revisará el proceso para dejarme en libertad, porque la sentencia tiene
efectos retroactivos que borran los efectos basados de la ley inconstitucional.
Para casos como éstos, se debió contemplar algún correctivo que le diera
efecto retroactivo a la sentencia. En España, el art. 40.1 de la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional aplica la retroactividad en sanciones administrativas y las
reglas de la retroactividad penal en sanciones de este tipo a favor del procesado.
Dice así: «Art. 40.1: Las sentencias declaratorias de la inconstitucionalidad de le-
yes, disposiciones o actos con fuerza de ley no permitirán revisar procesos fenecidos
mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada, salvo en los casos de los proce-
sos penales o contencioso-administrativos referente a un procedimiento sanciona-
dor en que, como consecuencia de la nulidad de la norma aplicada, resulte una
reducción de la pena o de la sanción o una exclusión o limitación de la responsabi-
lidad».
224
El anteproyecto del PPSC establecía el sistema declarativo con las respon-
sabilidades correspondientes para suavizarlo. Creo que la Ley de Amparo promul-
gada durante el régimen sandinista consagró el sistema constitutivo con el propó-
sito de no restituir en sus derechos a la gran cantidad de personas perjudicadas
por leyes inconstitucionales.
Creo que, para suavizar este rigor, podría aplicarse la regla de la retroactividad
penal beneficiosa al reo, contemplada en los arts. 38 Cn. y 14 Pn. al caso expues-
to, pues se ajusta más al sistema declarativo consagrado en el art. 182 Cn., que es
el que debe aplicarse para restablecer en este punto la supremacía de la Constitu-
ción y el principio penal indubio pro reo.
53
Arts. 5 inc. 1, 20 y 21 LA.
54
Art. 20 LA.
225
tencia declaraba la inconstitucionalidad de la ley, considerada constitucional por el
juez o tribunal a quo, no se modificaban los efectos que produjo entre las partes la
sentencia del tribunal inferior por aplicación de la Ley de 2 de julio de 1912.
55
Expresa Kelsen que la Constitución austríaca autoriza al Tribunal Constitucional para dar opiniones
consultivas solicitadas por el gobierno federal o los gobiernos locales sobre si un acto legislativo o
administrativo cae bajo la jurisdicción de la federación o la de los estados miembros. Si es cuestión de
competencia legislativa, la petición debe ser acompañada del proyecto de ley que está siendo estudiado
por el legislativo. Si es cuestión de competencia reglamentaria, la solicitud del tribunal debe contener el
texto del proyecto y la autoridad que lo expediría. Si se tratare de otros actos de la administración, la
determinación de los hechos respecto a los cuales el acto sería expedido (Ob. cit. No. 9 pág. 90).
56
Cuando entró en vigencia el Código de Procedimiento Civil y la Ley de 2 de julio de 1912, el sistema de
nuestro amparo era el de la inaplicabilidad de la ley declarada inconstitucional al caso concreto y sin
efectos generales, y no hay razón para creer que el Código haya implantado otro diferente al permitirle a
los jueces y tribunales en el art. 194 Pr., aplicar con preferencia la Constitución y rechazar las leyes
estimadas inconstitucionales. Todavía en 1936 la Corte Suprema decía que nuestro sistema constitucio-
nal no permitía invalidar la ley de modo general. (S. 11.00 a.m. del 20 de mayo de 1936, B.J., pág. 9318).
226
En nuestro sistema difuso se puede declarar la inconstitucionalidad a petición
de parte o de oficio. El juez o tribunal lo hace en la primera forma, cuando la
inconstitucionalidad del cuerpo legal la pide una de las partes del proceso median-
te solicitud en tal sentido. Para proceder en la segunda forma, lo autorizan los arts.
182 Cn., 194 Pr. y 5 LA. La Corte Suprema ha mantenido este criterio desde hace
mucho tiempo, fundado en disposiciones semejantes al art. 182 Cn., que sienta el
principio de la supremacía Cn.57 . El art. 5 LOPJ contempla ambos sistemas de
conocimiento.
57
S. 12 m. del 3 de mayo de 1921, B.J., pág. 3286; S. 9:30 a.m. del 5 de agosto de 1970, B.J., pág. 20074.
58
S. 11 a.m. del 22 de febrero de 1966, B.J., pág. 41; S. 9:45 a.m. del 2 de febrero de 1967, B.J., pág. 41;
S. 11 a.m. del 12 de mayo de 1967, B.J., pág. 75; S. 8:30 a.m. del 5 de septiembre de 1967, B.J., pág.
175; S. 10:35 a.m. del 22 de diciembre de 1967, B.J., pág. 258; S. 8:30 a.m. del 13 de agosto de 1970,
B.J., 186; S. 9:45 a.m. del 15 de diciembre de 1971, B.J., pág. 242; S. 10 a.m. del 24 de febrero de 1972,
B.J., pág. 14; S. 9:45 a.m. del 14 de marzo de 1972, B.J., pág. 39; S. 8:30 a.m. del 15 de agosto de 1972,
B.J., pág. 190; S. 12 m. del 9 de marzo de 1961, B.J., pág. 20328; S. 10 a.m. del 21 de abril de 1961, B.J.,
pág. 30396.
59
Aristides Somarriba V. Casación en el Fondo. Tesis doctoral. León, 1947, págs. 43 y sigs.; Danilo
Manzanares E., “Causales de Casación en el Fondo”. Págs. 11 y sigs.; Opinión de la Suprema, publicada
en el B.J. de 1915, págs. 739 y 740.
227
dimiento Civil60 , y lo referente al amparo debe tratarse en el Título III de la Ley de
Amparo, que lo reglamenta.
10. Jurisprudencia
228
otro Estado dentro del Estado, rompiendo así los conceptos esenciales de unidad
e indivisibilidad que consigna el art. 6 Cn. La competencia del municipio debe
obedecer a las del Estado de acuerdo con el art. 9 de la Ley de Municipios y el art.
167 Cn., que establece la subordinación del municipio con respecto al Estado. No
es inconstitucional el Decreto Número 26/91 denominado “Restablecimiento de
Vigencia Original de la Ley de Expropiación de Predios Baldíos en el Casco Urba-
no del Centro de la Ciudad de Managua” 66 .
j) El art. 31 Cn., que consagra el derecho de entrar y salir libremente del país
por el tiempo deseado, derogó el Decreto Número 760/80, confiscatorio de los
bienes de los nicaragüenses que salieron del país por más de seis meses70 .
66
S. 10:00 a.m. del 2 de julio de 1992, B.J. pág. 135.
67
S. 9:00 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág.36; S.9:20 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J. pág. 40; S.
9:45 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág.44.
68
S. 12:30 p.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág.236
69
S. 9 a.m. del 27 de noviembre de 1992, B.J., pág. 259.
70
S. 11:00 a.m. del 6 de marzo de 1991 B.J., pág. 32; S. 11:00 a.m. del 2 de octubre de 1991, B.J., pág.
170.
229
k) La Corte Suprema de Justicia hace suya la opinión de Eduardo García de
Enterría y Tomás Ramón Fernández, los cuales reconocen el carácter normativo
de la Constitución, la cual debe aplicarse en la totalidad de sus preceptos, sin que
exista la posibilidad de distinguir entre artículos de aplicación directa y otros mera-
mente programáticos, que carecerían de valor normativo. No todos los artículos de
la Constitución tienen un alcance y significación normativa, pero todos, rotunda-
mente, enuncian efectivas normas jurídicas sea cual sea su posible imprecisión o
indeterminación. No hay en la Constitución normas inoportunas u oportunas, feli-
ces o desafortunadas, precisas ó indeterminadas, a las que no haya que darse
valor normativo71 .
Del análisis del contenido del citado artículo se deduce que lo que la Contraloría
debe estimar es la posibilidad de haberse cometido un delito y remitir el asunto al
juez competente, pero no establecer una presunción de responsabilidad como lo
hacían expresamente los citados artículos de la Ley de Organización de la
Contraloría General de la República, del Sistema de Control de Administración
Pública y del Area Propiedad del Pueblo, declaradas inconstitucionales.
71
S. 9:00 a.m. del 27 de noviembre de 1992, B.J., pág. 259.
72
S. 10:45 a.m. del 21 de diciembre de 1993, B.J., pág. 219; S. 10:45 a.m. del 17 de agosto de 1995, B.J.,
pág. 105; S. 10:45 a.m. del 21 de diciembre de 1993, B.J., pág. 219.
230
juicio hasta que por sentencia final y en un debido proceso sea condenado. Por el
contrario, con la presunción de culpabilidad, el investigado es llamado al proceso
como culpable y frente a la maquinaria estatal tendrá que demostrar su inocencia y
quizás sin la libertad de poder movilizarse para obtener las pruebas por encontrar-
se detenido. Se le enviaría a una especie de juicio de revisión.
Hay que evitar el expansionismo de los órganos y poderes del Estado y ejer-
citar los instrumentos de control entre ellos. Así lo exige la democracia.
73
S. 12 m. del 18 de octubre de 1993, B.J. pág. 135.
231
to un convenio logrado entre funcionarios del Estado y personas naturales o jurídi-
cas, no es ni puede ser considerado un decreto ejecutivo con fuerza de ley, ya que
la misma no ha llenado los mínimos requisitos de generalidad, publicidad e imperium
requerido para dichos decretos ejecutivos con fuerza de ley74 .
232
Nacional de la Comunicación Social y la Dirección de Medios de Comunicación
que pueden imponer sanciones administrativas y no penales, lo mismo que el Mi-
nisterio del Interior; y no limita a los periodistas en su ejercicio profesional. No cabe
nombrar a los recurrentes un procurador común porque no hay pluralidad de par-
tes sino pluralidad de sujetos que forman la parte actora77 .
233
v) El ejecutivo tiene facultad para crear la Comisión de Revisión para sus
actos administrativos en el ramo ejecutivo. Y no puede invadir atribuciones que le
corresponden al poder judicial. Por lo que los arts. 7 y 11 del Decreto 11/90, que
creó la Comisión Nacional de Revisión, son inconstitucionales al permitir que se
dicten resoluciones de devolución de bienes y que estas resoluciones sirvan de
suficiente título para ejercer derecho sobre los bienes reclamados e inscribirse en
el Registro Público, facultades que pertenecen al orden jurisdiccional84 .
84
S. 8:30 a.m. del 17 de mayo de 1991 B.J. pág. 47.
85
S.10:00 a.m. del 21 de julio de 1992 B.J., pág.; S. 10: 00a.m. del 26 de septiembre de 1994 B.J., pág.
151; S. 10:00 a.m. del 21 de julio de 1992 B.J., pág. 163; S. 12 m. del 18 de octubre de 1993, B.J., pág.
135; S. 9:00 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 36; S. 9:20 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J.,
pág.40.
234
CAPITULO XVII
EL AMPARO
De acuerdo con los arts. 23 LA y 188 Cn., el objeto que motiva el amparo son
los actos, disposiciones, resolución y en general toda acción u omisión de cual-
quier funcionario, autoridad o agentes de los mismos que violen o traten de violar
los derechos y garantías consagradas en la Constitución.
Siempre con relación a este mismo criterio, la Corte Suprema ha dicho que
contra la autoridad que ocupa un terreno, de cuyo conflicto nacen y derivan accio-
nes ordinarias para las partes, no cabe el amparo, sino el ejercicio de dichas accio-
1
S. 11 a.m. del 3 de marzo de 1916, B.J., pág. 1097; S. 9 a.m. del 3 de junio de 1937, B.J., pág. 9757; S.
12 m. Del 26 de julio de 1945, B.J., pág. 12904; S. 10 a.m. del 24 de mayo de 1947, B.J., pág. 13829; S.
10 a.m. del 26 de enero de 1955, B.J., pág. 17323; S. 10:30 a.m. del 28 de noviembre de 1958, B.J., pág.
19245; S. 10:30 a.m. del 26 de marzo de 1996, B.J., pág. 88. En otras legislaciones es amplio y se da no
sólo contra los actos de autoridad, sino contra las entidades autónomas y contra los concesionarios de
servicios públicos.
2
S. 11 a.m. del 30 de noviembre de 1923, B.J., pág. 4150; S. 11 a.m. del 3 de mayo de 1934, B.J., pág.
8605; S. 11 a.m. del 13 de diciembre de 1935, B.J., pág. 9139; S. 10 a.m. del 4 de abril de 1937, B.J.,
pág.9669; S. 10 a.m. del 12 de noviembre de 1952, B.J., pág. 16242; S. 10 a.m. del 9 de mayo de 1956,
B. J., pág. 18051; S. 11 a.m. del 5 de abril de 1961, B.J., pág. 20368; S. 12 m. del 5 de abril de 1961, B.J.,
pág. 20369; S. 9:45 a.m. del 2 de septiembre de 1965, B.J., pág. 256.
235
nes3 . Estas acciones podrían ser la reivindicatoria o las posesorias (interdictos
posesorios).
236
La Corte Suprema ha expresado que el recurso de amparo tiene sus raíces
en la necesidad de encontrar un medio jurídico que consagre y haga respetar los
derechos establecidos en la Constitución Política, a favor de las personas que
hubieren sido agraviadas por parte de funcionarios, autoridades o agentes de los
mismos y que necesitaren de su protección mediante la acción correspondiente.
Conforme este concepto nuestra Ley de Amparo es el instrumento legal mediante
el cual se ejerce el control del ordenamiento jurídico y de las actuaciones de los
funcionarios públicos para mantener y establecer el imperio de la Constitución
Política8 .
3. Las partes
Es la aptitud de ser sujeto del amparo. La tienen todas las personas naturales
por el hecho de ser tales, las personas jurídicas y públicas y hasta los extranjeros.
Ejemplos: los menores de edad tienen capacidad para ser parte en el amparo, los
dementes o incapacitados en general; las personas jurídicas tienen capacidad para
ser parte a menos que se hayan extinguido o aún no hayan surgido a la vida legal
(v. gr., una sociedad anónima que no está inscrita). Esta capacidad equivale a la
capacidad de goce y se refiere a la capacidad de las personas de poder ser titula-
res de derechos fundamentales.
8
S. 11:30 a.m. del 7 de junio de 1995, B.J., pág. 35; S. 10:45 a.m. del 21 de diciembre de 1993, B.J., pág.
219; S. 11:30 a.m. del 7 de junio de 1995, B.J., pág. 35; S. 12 m. del 3 de julio de 1995, B.J., pág. 66.
9
S. 11:00 a.m. del 26 de julio de 1992, B.J., pág. 185.
237
Los nicaragüenses tienen una capacidad plena. Los extranjeros tienen los
mismos derechos y deberes de los nicaragüenses con excepción de los derechos
políticos (sufragio activo y pasivo, etc.), de los que establezca la ley, y del derecho
a intervenir en asuntos políticos del país. Así lo dispone el art. 27 Cn., el que para
reforzar esta idea expone en su parte final que el Estado respeta y garantiza los
derechos reconocidos en la Constitución a todas las personas que se encuentren
en su territorio y sujetos a su jurisdicción.
Por otra parte, el art. 46 Cn. protege en el territorio nacional a todas las perso-
nas en sus derechos inherentes y en los consignados en los principales documen-
tos y declaraciones internacionales sobre derechos humanos que incorpora a la
Constitución.
Las personas por nacer son las concebidas en el vientre materno y desde ese
momento comienza su existencia natural. Se les debe protección para conservar-
les la vida mediante la intervención de la autoridad, la cual tomará todas las provi-
dencias para garantizar la existencia del concebido que se crea se encuentre de
algún modo en peligro. También se les puede nombrar guardador para protegerle
los derechos eventuales que puedan adquirir por su existencia legal.
Nuestra legislación no acepta ninguna de las dos tesis legales que funda-
mentan el aborto: la que considera al aborto un derecho sin exigir causa justificada
para realizarlo, y la que lo admite de manera justificada.
238
La segunda tesis proviene del Tribunal Constitucional Federal Alemán para
quien la vida es un bien jurídico que debe protegerse hasta frente a la libertad de la
mujer embarazada, por lo que la interrupción del embarazo es un acto antijurídico
que se puede eximir de responsabilidad penal bajo cierta circunstancia que la jus-
tifiquen, ya que en caso contrario es un delito.
Es más, existe la posibilidad que un mismo derecho tenga aspectos que pue-
dan ser titularizados por una persona jurídica y otros aspectos que no los puede
titularizar.
10
German J. Bidar Campos se pronuncia a favor de conceder la titularidad de los derechos humanos a las
entidades intermedias que integren la sociedad pluralista: asociaciones, agrupaciones, corporaciones,
organizaciones, etc., porque con ellas el hombre individual expande y despliega su sociabilidad, su
libertad, sus energías creadoras, su iniciativa privada y donde realiza muchos de sus fines parciales
(Teoría General de los Derechos Humanos. Editorial Astrea, Buenos Aires, 1991, pág. 371).
239
Por ejemplo, las personas jurídicas privadas son titulares (lo mismo que las
públicas) de los derechos a la inviolabilidad del domicilio; del derecho de no ser
sancionado administrativamente por acciones u omisiones que al momento de
producirse no constituyen infracción; del derecho de propiedad; del derecho a la
inviolabilidad del domicilio; del derecho de reunión; etc.
Por el contrario, carecen del derecho al sufragio activo y pasivo; del derecho
a la intimidad familiar; del derecho a la libertad personal; de los derechos concedi-
dos a la familia en general; del derecho de asilo; del derecho a no ser extraditado;
etc.
Como ya lo expresamos existen derechos que sólo los pueden titularizar las
personas físicas. A esta limitación debe agregarse el ámbito de sus finalidades.
Por ejemplo: un sindicato debe limitar sus funciones a la finalidad que de acuerdo
con la ley le son asignados y no tienen, por ejemplo, titularidad de libertad religiosa;
una sociedad mercantil y civil tiene titularidad sobre el derecho de propiedad y no,
por ejemplo, sobre el derecho al sufragio; un partido político debe limitar sus fun-
ciones para lo que fueron creados y no tiene titularidad, por ejemplo, del derecho
de asilo.
Las ideas expuestas se convienen con el art. 19. III de la Ley Fundamental de
Bonn que dice: «Los derechos fundamentales se extienden a las personas jurídi-
cas nacionales en la medida en que, con arreglo a su respectiva naturaleza, aqué-
llos les sean aplicable».
Sobre la capacidad de las personas jurídicas públicas existen dos tesis con-
tradictorias. La primera le niega el derecho de interponer el amparo al Estado11 y
sus entes, por ser únicamente titulares de competencias, potestades y atribucio-
nes y no de derechos fundamentales. La segunda, por el contrario, acepta que las
personas jurídicas de derecho público (Estado, municipios, entes gubernamenta-
les) sean sujetos de ciertos derechos fundamentales que por su naturaleza pue-
11
German J. Bidar Campos expresa que no es correcto incluir entre los sujetos de derechos humanos al
Estado, aunque detecta la posibilidad de atribuirle excepcionalmente ciertos derechos desprovistos de la
naturaleza que, con otros fundamentos filosóficos, históricos y políticos, revisten los derechos humanos.
Entre ellos: el derecho a la propiedad y el derecho a la jurisdicción y al debido proceso. Teoría General de
los Derechos Humanos. Ob. cit., pág. 41 y sigts.
240
dan ejercer y, por lo tanto, estarían legitimados para defenderlos por medio del
amparo. El tema no es pacífico ni en la doctrina ni la jurisprudencia.
B. Capacidad procesal
12
S. 9 a.m. del 7 de enero de 1997.
13
S. 11:30 a.m. del 29 de Enero de 1987 B.J., pág. 24.
14
La Corte Suprema expresa que es improcedente el amparo interpuesto por persona diferente del agravia-
do; S. 11 a.m. del 3 de Febrero de 1988 B.J., pág. 32. En otra sentencia declaró sin lugar el amparo por
no demostrarse el acto violatorio (S. 9:30 a.m. del 23 de julio de 1982, B.J., pág. 326).
241
sión (legitimación pasiva). El amparo, pues, se interpone contra el funcionario o
autoridad que emitió el acto, disposición o resolución o incurrió en omisión, contra
el agente ejecutor o contra ambos, según lo dispone el art. 24 LA.
15
Art. 6 LA.
242
la libertad de expresión y el principio de la inocencia en el proceso; entre la libertad
de expresión y el honor16 .
Estos derechos deben ser respetados tanto por el Estado como por los parti-
culares, pues la Constitución obliga a ambos, y los particulares deben respetar el
derecho de los otros, según se desprende de los arts. 24, 25 y 129 Cn. Además la
forma en que están redactados muchos artículos de la Constitución dan a entender
lo expuesto: “Art. 23. El derecho a la vida es inviolable...“; “Art. 2. Toda persona
tiene deberes para con la familia ...;“ “Art. 25 Toda persona tiene derecho: 1) A la
libertad individual... “; “Art. 26. Toda persona tiene derecho: 1) A su vida privada y
a la de su familia...”.
También en este mismo sentido se manifiestan los arts. 26, 27, 29, 30, 31, 32,
33, 34 Cn. Esta enumeración no agota la lista, pues existen un buen número de
artículos de la Constitución que falta citar.
Según se desprende del art. 41 LA son tres las partes en el amparo: el quejo-
so o recurrente, la autoridad responsable y los terceros interesados que intervie-
nen en el amparo.
Según la misma disposición, el menor que hubiere cumplido los quince años
podrá interponer el amparo sin intervención de su legítimo representante, cuando
éste se encuentre impedido o ausente, en cuyo caso se le nombrará un guardador
especial para que lo represente, pudiendo el menor designar a éste.
16
Para Germán J. Bidar Campos los derechos humanos son ambivalentes porque se hacen valer frente a
dos sujetos pasivos: el Estado y los particulares (Teoría General de los Derechos Humanos. Ob. cit.,
pág. 13 y sigts.).
243
art. 78 LA., todos los plazos son improrrogables. No obstante, se puede ampliar
por razón de la distancia, según lo dispuesto en el art. 26 de dicha Ley, asimismo
se suspende por caso fortuito o fuerza mayor según se deduce del art. 51 inc. 4 LA.
cuando expresa que se suspenderá de acuerdo con el derecho común, y del art.
168 inc. 2 Pr., el cual dispone que sólo por fuerza mayor que impida utilizarlos
podrán suspenderse los plazos durante su curso.
17
S. 12 m. del 8 de marzo de 1919, B.J., pág. 2244.
18
S. 1:40 a.m. del 26 de mayo de 1965, B.J., pág. 156.
19
S. 9:45 a.m. del 7 de junio de 1967, B.J., pág 104; S. 11:00 a.m. del 18 de noviembre de 1971, B.J., pág.
223; S. 11:40 a.m. del 10 de marzo de 1972, B.J., pág. 33.
20
S. 11:40 a.m. del 9 de febrero de 1970, B.J., pág. 28; S. 9:45 a.m. del 6 de septiembre de 1976, B.J., pág.
205.
21
S. 9:00 a.m. del 11 de diciembre de 1974, B.J., pág. 257.
22
S. 11:00 a.m. del 24 de noviembre de 1962, B.J., pág. 509.
23
S. 11 a.m. del 2 de Septiembre de 1986 B.J., pág. 237.
244
su fecha. El párrafo XXX del Título Preliminar también expresa: “Todos los plazos
serán continuos y completos, debiendo siempre terminar en la media noche del
último día; así, los actos que deben ejecutarse en o dentro de ciertos plazos, valen
si se ejecutan el último día en que termina el plazo”24 .
6. Competencia
24
S. 11:00 a.m. del 24 de noviembre de 1992, B.J., pág. 254.
25
S. 9:00 a.m. del 22 de enero de 1993, B.J., pág. 1.
26
S. 12 m. del 21 de julio de 1995, B.J., pág. 90.
27
Art. 25 LA.
28
S. 11 a.m. del 26 de Febrero de 1990 B.J., pág. 52.
29
S. 10:45 a.m. del 19 de Octubre de 1990, B.J., pág. 189.
245
ción de la autoridad que debe reconocer en contra de ellos. Por tanto, siendo el
domicilio de la autoridad recurrida la ciudad de Managua, el tribunal competente
donde debe interponerse el recurso es el Tribunal de Apelaciones de Managua,
Sala de lo Civil30 .
7. Tramitación
30
S. 9:00 a.m. del 2 de abril de 1993, B.J., pág. 26.
31
S. 10:45 a.m. del 9 de Febrero de 1984 B.J., pág. 70.
32
Cta. 5 de Septiembre de 1988 B.J., pág. 383.
246
A. El amparo es un recurso extraordinario
B. El amparo no es bi-instancial
C. Escrito de interposición
33
La Corte Suprema ha dicho que el amparo es un recurso extraordinario destinado con el único fin de
mantener la supremacía de la Constitución, sujeto a estar revestido de ciertos requisitos (S. 10:45 a.m.
del 12 de junio de 1995 B.J., pág. 47; S. 10:45 a.m. del 12 de junio de 1995, B. J., pág. 47; S. 10:45 a.m.
del 11 de julio de 1995, B.J., pág. 86; S. 9:00 a.m. del 3 de julio de 1996, B.J., pág. 194).
34
El amparo es un recurso eminentemente o extremadamente formalista entendiéndose que cuando la
parte afectada no cumple estrictamente con el procedimiento legal pierde su acción. (S. 10:30 a.m. del
20 de noviembre de 1995 B.J., pág.158; S. 10:30 a.m. del 30 de abril de 1996, B.J., pág. 115; S.10:30
a.m. del 26 de marzo de 1996, B.J., pág. 88; S. 10:30 a.m. del 27 de marzo de 1996, B.J., pág. 91; S.
10:30 a.m. del 4 de julio de 1996, B.J., pág. 161).
35
La Corte Suprema ha dicho que para la tramitación del recurso de amparo se establece un procedimiento
bi-instancial entre la Sala Civil del Tribunal de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia. (S. 10:30 a.m.
del 19 de enero de 1994, B.J., pág.1).
36
S. 10:30 a.m. del 11 de mayo de 1995, B.J., pág. 23; S. 12 m. del 21 de julio de 1995, B.J., pág. 90; S.
10:30 a.m. del 6 de octubre de 1994, B.J., pág.171; S. 10:30 a.m. del 11 de mayo de 1995, B.J., pág. 23;
247
De acuerdo con el art. 27 LA. el recurso de amparo se interpone por escrito y
en papel común, con copia suficiente para las autoridades señaladas como res-
ponsables y para la Procuraduría General de Justicia.
S. 10:30 a.m. del 19 de junio de 1995, B.J., pág. 57; S. 10:30 a.m. del 20 de junio de 1995, B.J., pág. 59;
S. 10:30 a.m. del 10 de julio de 1995, B.J., pág. 80; S. 10:30 a.m. del 20 de noviembre de 1995, B.J.,
pág.158; S. 9:30 a.m. del 10 de agosto de 1993, B.J., pág. 87; S. 10:30 a.m. del 19 de junio de 1995, B.J.,
pág. 57; S. 10:30 a.m. del 20 de junio de 1995, B.J., pág. 59; S. 10:30 a.m. del 10 de julio de 1995, B.J.,
pág. 80. 10:30 a.m. del 21 de noviembre de 1995., B.J., pág. 160; S. 12 m. del 21 de julio de 1995, B.J.,
pág. 90; S. 10:30 a.m. del 15 de octubre de 1995, B.J., pág. 165; S. 10:30 a.m. del 21 de marzo de 1996,
B.J., pág. 84; S. 10:30 a.m. del 17 de abril de 1996, B.J., pág. 103; S. 10:30 a.m. del 18 de abril de 1996,
B.J., pág. 107; S. 9:30 a.m. del 15 de julio de 1996, B.J., pág. 194; S. 9:00 a.m. del 5 de julio de 1996,
B.J., pág. 208; S. 10:30 a.m. del 26 de marzo de 1996, B.J., pág. 88; S. 9:00 a.m. del 26 de agosto de
1996, B.J., pág. 257.
37
S. 9 a.m. del 25 de febrero de 1985, B.J., pág. 45.
38
S. 12 m. del 15 de julio de 1993, B.J., pág. 78; S. 10:45 a.m. del 10 de junio de 1985, B.J., pág. 188; S. 11
a.m. del 17 de junio de 1985, B.J., pág. 217; S. 9 a.m. del 19 de agosto de 1976, B.J., pág. 186; S. 9:45
a.m. del 5 de junio de 1978, B.J., pág. 142; S. 9:45 a.m. del 19 de junio de 1978, B.J., pág. 162; S. 9 a.m.
del 29 de marzo de 1979, B.J., pág. 487.
39
S. 11 a.m.. del 12 de septiembre de 1986, B.J., pág. 237.
40
S.11:30 a.m. del 21 de diciembre de 1989, B.J., pág. 306.
41
S. 9:30 a.m. del 21 de abril de 1988 B.J., pág.92.
248
expresarse el nombre y cargo de los integrantes42 ; iii)El amparo debe interponerse
contra el funcionario que dictó la orden de que se recurre y no contra ésta43 ; iv) El
recurso de amparo debe interponerse en contra del funcionario o autoridad que
ordene el acto que se presume violatorio de la Constitución y no contra el acto o
resolución, el cual sí debe estar claramente identificado44 ; v) Se declaró improce-
dente el recurso de amparo interpuesto en contra del Intendente y Administrador
del Mercado Municipal de Masaya porque no es funcionario o autoridad o agen-
te45 ; vi) No es improcedente el recurso por el hecho de que haya un error en el
nombre del recurrido46 .
Pero por claridad y para permitirle a la Corte Suprema de Justicia conocer del
fondo es necesario expresar el concepto de la violación, el que debe estar presidi-
do de una exposición de los hechos que lo fundamentan. La Ley de Amparo sola-
mente se refiere a la violación; pero la infracción de la Constitución también puede
resultar de la mala interpretación o aplicación indebida de sus disposiciones por la
autoridad responsable, en cuyo caso debe explicarse tal circunstancia.
Las disposiciones que deben citarse como violadas son las de la Constitución
y no las de otras leyes o códigos, a menos que las desarrollen, en cuyo caso
pueden ser citados junto con las constitucionales para ilustrar mejor el escrito de
interposición. Por consiguiente, no se cumple con este requisito si sólo se citan
leyes que no sean la Constitución.
42
S. 9 a.m. del 25 de febrero de 1985, B.J., pág. 45.
43
S. 10:45 a.m. del 10 de Junio de 1985 B.J., pág.188; S. 11 a.m.. del 17 de junio de 1985, B.J., pág. 217.
44
S. 12 m. del 15 de julio de 1993, B.J., pág. 78.
45
S.10:30 a.m. del 4 de junio de 1996, B.J., pág. 161.
46
S. 11 a.m. del 2 de septiembre de 1986, B.J., pág. 237.
47
S. 11 a.m. del 31 de octubre de 1985, B.J., pág. 340
48
S. 10:45 a.m. del 3 de octubre de 1986 B.J., pág.198.
49
S. 11:30 a.m. del 21 de diciembre de 1989 B.J., pág. 306.
249
La Corte Suprema ha dicho que: i) En el recurso de amparo los funcionarios
o autoridades no pueden ser representados, pero si podrán por medio de simple
oficio acreditar delegados ante el Tribunal para el solo efecto que rindan pruebas,
aleguen y hagan gestiones en las correspondientes audiencias de acuerdo con el
art. 42 LA. El alcalde no puede otorgar poder porque es un cargo obtenido por
elección popular y esa función no puede ser representada por medio de apodera-
do. Su gestión tiene que ser personal50 ; ii) Se declara improcedente el recurso de
amparo porque no se cumplió con el requisito de presentar el apoderado del recu-
rrente el poder judicial especial51 .
Son dos las condiciones que se establecen para la procedencia del amparo:
haber agotado todos los recursos legales o no haberse dictado resolución de la
última instancia dentro del término de ley. Esto último relacionado con el silencio
administrativo.
50
S. 10:35 a.m. del 2 de febrero de 1979, B.J., pág. 459; S. 10:30 a.m. del 15 de diciembre de 1995, B.J.,
pág. 165.
51
S. 12:30 a.m. del 16 de abril de 1996, B.J., pág.96.
52
S. 9:30 a.m. del 23 de julio de 1982, B.J., pág. 326; S. 9:00 a.m. del 27 de noviembre de 1992., B.J., pág.
259; S. 10:30 a.m. del 12 de junio de 1992, B.J., pág.124; S. 9: 00 a.m. del 22 de enero de 1993, B.J.,
pág. 1; S. 9:00 a.m. del 1 de abril de 1993, B.J., pág. 22; S. 9:00 a.m. del 25 de octubre de 1993, B.J.,
pág. 162; S. 9:00 a.m. del 26 de octubre de 1993, B.J., pág. 169; S. 3:00 pág.m. del 2 de noviembre de
1993, B. J., pág. 180; S. 11:30 a.m. del 6 de junio de 1995, B.J., pág. 35; S. 9:00 a.m. del 4 de julio de
1996, B.J., pág. 202; S.10:30 a.m. del 2 de mayo de 1996, B.J., pág. 125; S. 10:30 a.m. del 4 de junio de
1996, B.J., pág. 161.
53
S. 11 a.m. del 3 de febrero de 1975 B.J., pág. 9.
54
S 11:30 a.m. del 16 de agosto de 1982, B.J., pág. 364.
250
de la interposición del recurso, vino a serlo con posterioridad y además se ha orde-
nado la suspensión de la publicación del periódico, y por lo tanto se trata de actos
ya consumados que no son susceptibles de ser reparados. Hay tres disentimientos55 ;
iv) La Corte Suprema sostiene que no existen recursos internos para recurrir con-
tra las resoluciones de la Asamblea Legislativa, por lo que el recurso de amparo es
directo porque no hay vía administrativa que agotar. Existe voto disidente de dos
magistrados que sostienen que existe un recurso de alzada ante el pleno de la
Asamblea, con lo que se agota la vía administrativa56 .
55
S 10 a.m. del 1 de octubre de 1986 B.J., pág. 283.
56
S. 9:00 a.m. del 26 de noviembre de 1992, B.J., pág.259.
57
S. 9:00 a.m. del 8 de noviembre de 1993 B.J., pág. 180; S. 9:00 a.m. del 25 de octubre de 1993, B.J.,
pág.162; S. 9:00 a.m. del 2 de noviembre de 1993, B.J., pág. 175; S. 9:00 a.m. del 11 de noviembre de
1993, B.J., pág. 185.
251
pues ya no hay vía administrativa que agotar, como sucede con las resoluciones
de la Asamblea Legislativa58 .
Cuatro soluciones se han formulado: a) la que sostiene que una vez vencido
el plazo para dictar sentencia, el interesado debe pedir que las diligencias pasen a
otra autoridad para que decida; b) la que sostiene que, en tal supuesto, otra auto-
ridad de oficio puede avocarse el conocimiento del problema; c) la que sostiene
que, una vez vencido el plazo, se entiende que la autoridad ha decidido afirmativa-
mente; y d) la que sostiene que en tal caso la decisión ha sido negativa, por lo que
el quejoso puede intentar los recursos administrativos o jurisdiccionales corres-
pondientes (amparo, etc.). Las dos últimas soluciones son las más aceptadas por
la doctrina, la jurisprudencia y la legislación.
58
La Corte Suprema sostiene que no existen recursos internos para recurrir contra las resoluciones de la
Asamblea Legislativa, por lo que el recurso de amparo es directo porque no hay vía administrativa que
agotar. Disintieron dos magistrados que opinan que existe un recurso de alzada ante el pleno de la
Asamblea, con lo que se agota la vía administrativa (S. 9:00 a.m. del 26 de noviembre de 1992, B.J.,
pág.259).
59
La Corte Suprema de Justicia acepta las opiniones de García de Enterría y mantiene la tesis del silencio
negativo en varias sentencias (S. 11:30 a.m. del 11 de octubre de 1993, B.J., pág. 18).
60
Curso de Derecho Administrativo. Editorial Civitas, S.A. Madrid, 1984, pág. 550 y sigts.
252
pero no señalaban el valor del silencio. Lo mismo sucede con la Constitución vi-
gente.
Por otra parte, no existe una ley que consagre un término de aplicación gene-
ral para que las autoridades resuelvan y a su vez establezca el valor del silencio. El
art. 20 del Proyecto de Ley de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo, establece el silencio con carácter negativo.
No obstante, a este criterio, podría enfrentarse otro, quizás con éxito, que
sostiene que el art. 27 literal f) LA. establece un silencio de carácter negativo. Para
la primera opinión, la sentencia de la penúltima instancia sería el objeto del recur-
so. Para la segunda, lo sería el silencio negativo confirmatorio de la penúltima
instancia.
253
Este inciso facilita la interposición del recurso, pero no establece si el silencio
administrativo es confirmativo o denegativo. Simplemente concede el derecho de
recurrir de amparo si la autoridad de la última instancia no resuelve dentro del
término legal. La regulación es muy útil, sobre todo en estos últimos tiempos, don-
de no decidir las peticiones de los interesados es muy corriente, violando el dere-
cho de petición consagrado en el art. 52 Cn. Pero vuelvo a repetir que creo que en
nuestra Ley de Amparo el silencio es negativo.
fondo del asunto sin esperar un ulterior amparo. Pero por sentencia de las 10:45 a.m. del 19 de enero de
1983, B.J., pág. 5 , retrocedió al criterio anterior.
64
S. 11:40 a.m. del 16 de enero de 1978, B.J., pág. 1.
65
S. 11 a.m. del 12 de Junio de 1986 B.J., pág. 142.
66
S. 10:45 a.m. del 9 de febrero de 1987, B.J., pág. 63.
67
S. 9:00 a.m. del 2 de abril de 1993 B.J., pág. 26.
254
D. Examen del escrito de interposición
Estas omisiones pueden ser: falta de papel sellado, el no uso del idioma
español, falta de las copias del recurso, omisiones de las calidades del recurrente,
falta de claridad u omisión en el señalamiento de la autoridad responsable, falta
del señalamiento de las disposiciones constitucionales violadas, etc. El Tribunal no
puede indicarle las disposiciones constitucionales que debe citar, el concepto de
violación que debe desarrollar, cómo debe corregirse la legitimación activa y pasi-
va y señalarle la forma de estructurar el recurso.
Cabe contra actos positivos y prohibitivos, pero no contra los negativos (un no
hacer o abstención). De acuerdo con el art. 32 LA., procede la suspensión de
oficio:
255
a) Cuando se trata de algún acto que de llegar a consumarse haría físicamen-
te imposible restituir al quejoso en el derecho reclamado. Ejemplo: el honor, el
inminente peligro que desaparezca una obra de arte, la vida y la mutilación de un
órgano, etc.
c) Cuando el acto sea de aquello que ninguna autoridad pueda ejecutar legal-
mente. Ejemplo: la pena de muerte abolida por los arts. 23 y 39 Cn.
Como esta medida precautelar recae sobre el acto recurrido que será objeto
de la sentencia definitiva, se pueden presentar los problemas siguientes:
Una vez que se resuelva sobre la suspensión, se prevendrá a las partes para
que se personen en el plazo de tres días hábiles, más el término de la distancia,
para que hagan uso de sus derechos ante la Corte Suprema de Justicia69 .
Para reforzar lo anterior, el art. 167 Cn. dice textualmente: “Los fallos y reso-
luciones de los Tribunales y Jueces son de ineludible cumplimiento para las auto-
ridades del Estado, las organizaciones y las personas naturales y jurídicas afecta-
das”. El desacato a lo resuelto por los Tribunales de Justicia, en este aspecto
constitucional, trae como consecuencia la falta de validez del acto cuya suspen-
sión se ordenó, desde el momento de la notificación de su suspensión y así lo ha
declarado en más de una oportunidad la Corte Suprema de Justicia72 .
68
S. 10:40 a.m. del 9 de enero de 1974, B.J., pág. 2.
69
Art. 38 LA.
70
S. 10:35 a.m. del 2 de Febrero de 1979 B.J., pág. 459.
71
S. 10:30 a.m. del 29 de Marzo de 1979 B.J., pág. 488.
72
S. 9:30 a.m. del 29 de mayo de 1995, B.J., pág. 30; S. 9:30 a.m. del 25 de junio de 1992, B.J., pág. 133.
257
F. Apertura a prueba
Una vez que los autos están radicados ante la Corte Suprema de Justicia,
ésta le podrá pedir al recurrente ampliación sobre los hechos reclamados y ade-
más resolver sobre la suspensión del acto según lo disponen los arts. 39 y 40 LA.
El recurrente puede ampliar o rectificar el recurso antes del informe del fun-
cionario responsable, sin necesidad de que se lo pida el Tribunal.
Buena parte del material probatorio aparece en las diligencias levantadas por
las autoridades responsables, las cuales tendrán que ser enviadas al Tribunal. El
citado artículo le permite a éste fallar de acuerdo con los datos que arrojan las
diligencias y las que con posterioridad se pudieran aportar sin necesidad de abrir a
prueba.
73
S. 12:30 a.m. del 12 de noviembre de 1996, B.J., pág. 320.
74
S. 10:45 a.m. del 24 de julio de 1992, B.J., pág. 180; S. 9:00 a.m. del 27 de octubre de 1993, B.J., pág. 171; S.
9:30 a.m. del 3 de mayo de 1993, B.J., pág. 34; S. 9:30 a.m. del 29 de mayo de 1995, B.J., pág. 30.
258
8. Terminación del amparo
75
Art. 45 LA.
76
Art. 44 LA.
259
Son sentencias estimatorias exhortativas aquellas que tienen una relación
directa con los derechos prestacionales de carácter educativo, económico y social,
para cuyo cumplimiento o realización, el Estado, el principal obligado generalmen-
te, carece de recursos económicos con que hacerles frente. Ante esta situación de
escasez las sentencias exhortativas no constriñen inmediatamente al cumplimien-
to de la obligación de dar o hacer contenida en las normas programáticas. Se
limitan a exhortar al Estado para que establezca el servicio público reclamado o
dicte el reglamento que permita hacer efectiva la pretensión del recurrente, dentro
de límites temporales, razonables y las posibilidades económicas. Por ejemplo, en
un amparo en el cual se discuta la crisis del sistema penitenciario y sus inadecua-
das condiciones físicas, alimenticias, de salud y educativas, lo que cabría es una
sentencia exhortativa del tipo indicado.
B. Por improcedencia
260
Las resoluciones judiciales no admiten el recurso de amparo. Contra ellas se
conceden los recursos consagrados en los códigos y leyes (reposición, apelación,
casación, etc.). La sentencia que dictan los jueces pueden ser apeladas ante un
tribunal de apelaciones y posteriormente ser objeto de casación, pero no de ampa-
ro. En otros países, como España se permite el recurso de amparo contra las
decisiones de la Corte Suprema de Justicia ante el Tribunal Constitucional, cuando
se han violado los derechos fundamentales.
c) Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado o éste se haya con-
sumado en forma irreparable.
Esta causal tiene dos modalidades: la cesación de los efectos del acto recla-
mado y la consumación del acto reclamado en forma irreparable.
i) Cesación de los efectos del acto reclamado. La cesación de los efectos del
acto como causal de improcedencia del recurso no aparecía en la Ley de Amparo
anterior ni en el vigente art. 51 original LA. En estos casos se declara la improce-
77
S. 10:45 a.m. del 8 de febrero de 1991 pág., 22; S. 9:30 a.m. del 21 de abril de 1998, B.J., pág. 92; S.
11:30 a.m. del 3 de mayo de 1988, B.J., pág. 123; S. 10 a.m. del 18 de mayo de 1988, B.J., pág. 155; S.
9:30 a.m. del 1 de julio de 1988, B.J., pág. 197; S. 10 a.m. del 4 de julio de 1988, B.J., pág. 211; S. 9:30
a.m. del 2 de noviembre de 1988, B.J., pág. 323; S. 12 m. del 15 de diciembre de 1988, B.J., pág. 369; S.
11 a.m. del 19 de mayo de 1989, B.J., pág. 126; S. 11 a.m. del 13 de junio de 1989, B.J., pág. 154; S. 11
a.m. del 4 de octubre de 1989, B.J., pág. 249; S. 11:30 a.m. del 3 de noviembre de 1989, B.J., pág. 271;
S. 10:30 a.m. del 6 de junio de 1995, B.J.,., pág. 35. S. 12 m. del 23 de abril de 1987, B.J., pág. 144; S.
9 a.m. del 13 de agosto de 1991, B.J., pág. 123; S. 9 a.m. del 22 de octubre de 1993, B.J., pág. 157; S.
10 a.m. del 27 de marzo de 1996, B.J., pág. 91; S. 10:30 a.m. del 9 de septiembre de 1991, B.J., pág.
135; S. 9 a.m. del 11 de septiembre de 1991, B.J., pág. 144; S. 9:30 a.m. del 9 de abril de 1991, B.J., pág. 37.
78
S. 9 a.m. del 5 de noviembre dd 1996, B.J., pág. 325.
261
dencia, pues si cesó la violación carece de objeto el amparo, por ejemplo: se ex-
tendió el pasaporte que se había negado; se le permitió la salida del país a quien
se le negó la visa.
ii) Consumación del acto reclamado del modo irreparable. Esta irreparabilidad
puede ser material o jurídica. Por ejemplo: muerte, mutilación, extradición, etc.
d) Contra los actos que hubieren sido consentidos por el agraviado de modo
expreso o tácito. Se presumen consentidos aquellos actos contra los cuales no se
hubiere recurrido de amparo dentro del término legal, sin perjuicio de la suspen-
sión del término de conformidad con el derecho común.
79
S. 11 a.m. del 7 de enero de 1962, B.J., pág. 4.
80
S. 10 a.m. del 26 de marzo de 1969, B.J., pág. 56.
81
S. 11 a.m. del 1 de septiembre de 1914, B.J., pág. 531.
82
S. 9 a.m. del 12 de marzo de 1975, B.J., pág. 67.
83
S. 10:30 a.m. del 13 de Julio de 1977 B.J., pág. 212.
84
S. 9 a.m. del 13 de enero de 1992, B.J., pág. 1.
262
hechos realizados por el recurrente, dirigidos a cumplir el acto reclamado (cumpli-
miento parcial del acto reclamado).
La Corte Suprema ha dicho: i) Los conflictos internos en las filas de los parti-
dos es asunto de la competencia exclusiva del Consejo Supremo Electoral y con-
tra las resoluciones de éste no cabe en materia electoral recurso alguno, ordinario
o extraordinario, de acuerdo con el art. 173 Cn. inc 5 y párrafo final Cn86 ; ii) El
Consejo Supremo Electoral no tiene facultades para privar de su nacionalidad a
ningún ciudadano del país, competencia que le corresponde exclusivamente al
Ministerio de Gobernación de acuerdo con el Decreto No. 1/90 Num. 6 y la Ley de
Nacionalidad. El Ministerio de Gobernación no ha tramitado ni privado de su nacio-
nalidad al recurrente87 .
85
S.9:30 a.m. del 1 de julio de 1993, B.J., pág.72.
86
S. 10:30 a.m. del 28 de octubre de 1995, B.J., pág. 125.
87
S. 10:30 a.m. del 20 de noviembre de 1996, B.J., pág.326
88
S. 10:30 a.m. del 18 de diciembre de 1997, aún no publicada.
263
De acuerdo con la Constitución gozan de inmunidad los funcionarios siguien-
tes: los diputados89 , el Presidente y Vicepresidente de la República90 , los ministros
y viceministros del Estado91 , el Contralor y Subcontralor de la República92 , los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia93 , y los magistrados del Consejo
Supremo Electoral94 .
C. Por desistimiento
El recurrente puede desistir del recurso. Los efectos y trámites de este desis-
timiento dependen de la consideración que se tenga del amparo como recurso o
como un juicio.
89
Art. 139 Cn.
90
Art. 148 inc. 2 Cn.
91
Art. 151 Cn.
92
Art. 156 inc. 2 Cn.
93
Art. 162 Cn.
94
Art. 172 Cn.
95
S. 9 a.m. del 9 de agosto de 1980, B.J., pág. 187.
96
S. 9 a.m. del 18 de Agosto de 1980 B.J., pág. 204; S. 9 a.m. del 9 de agosto de 1980, B.J., pág. 87; S. 9
a.m. del 10 de septiembre de 1980, B.J., pág. 254.
97
S. 10:45 a.m. del 9 de febrero de 1985, B.J., pág. 70.
264
Algunos juristas, apoyados por la Corte Suprema, piensan que se tramita
como el desistimiento de la acción dentro de un juicio98 . Consecuencia de esta
posición sería que si se desiste antes de notificado el amparo a la autoridad res-
ponsable, se dictará sentencia sin trámite alguno de acuerdo con el art. 387 Pr., y
el quejoso puede volver a entablar su acción de amparo99 si todavía está en tiempo.
La solución del anterior problema depende del criterio que se tenga sobre la
naturaleza del amparo: para los que consideran al amparo como un juicio, se apli-
ca la primera solución, y para los que lo consideran como un recurso, se aplica la
segunda.
D. Por deserción
98
S. 10:30 a.m. del 24 de mayo de 1961, B.J., pág. 20447; S. 9:45 a.m. del 8 de octubre de 1964, B.J., pág.
425.
99
S. 12 m. del 23 de mayo de 1935, B.J., pág. 8935; S. 9:30 a.m. del 25 de junio de 1992, B.J., pág. 133; S.
12:30 pág.m. del 12 de noviembre de 1996, B.J., pág. 320.
100
S. 11:30 a.m. del 17 de noviembre de 1915, B.J., pág. 986; S. 11:30 a.m. del 8 de noviembre de 1917,
B.J., pág. 1732; S. 12 m. del 3 de agosto de 1918, B. J.., pág. 2029; S. 10 a.m. del 16 de agosto de 1918,
B.J., pág. 2045; S. 11:30 a.m. del 7 de agosto de 1919, B.J., pág. 2448; S. 10 a.m. del 31 de enero de
1920, B.J., pág. 2797; S. 11:30 a.m. del 10 de noviembre de 1920, B.J., pág. 3143; S. 12 m. del 31 de
marzo de 1921, B.J., pág. 3240; S. 9:45 a.m. del 21 de julio de 1976, B.J., pág. 145.
265
9. Aplicación supletoria del Código de Procedimiento Civil
La Corte Suprema ha dicho que las salas no son competentes para conocer
del cumplimiento de sentencias de amparo. En caso de incumplimiento la Corte
Suprema lo pondrá en conocimiento del superior y si esto no es suficiente, al Se-
cretario de la Junta de Gobierno105 .
101
S. 11 a. m. del 3 de junio de 1913, B.J., pág. 108; S. 11:30 a.m. del 9 de noviembre de 1914, B.J., pág.
709; S. 12 m. del 18 de agoto de 1917, B.J., pág. 1651; S. 10:30 a.m. del 23 de marzo de 1976, B.J., pág.
64. No obstante por sentencia de las 9 a.m. del 13 de octubre de 1978, B.J., pág. 302 se acogió el
recurso de reposición en contra de la sentencia por haber estado en suspenso los términos durante las
vacaciones de Semana Santa.
102
S. 9:30 a.m. del 3 de febrero de 1987, B.J., pág.31. Existen tres disentimientos.
103
Art. 48 LA.
104
Art. 49 LA.
105
Cta. 19 de Marzo de 1982 B.J., pág. 599.
266
11. Jurisprudencia
106
S. 11 a.m. del 4 de Julio de 1983. B.J., pág. 327.
107
S. 11 a.m. del 15 de Julio de 1983 B.J., pág. 356.
108
S. 9 a.m. del 26 de Abril de 1980 B.J., pág. 77.
109
S. 9 a.m. del 12 de Julio de 1980 B.J., pág. 142.
110
S. 9 a.m. del 21 de Julio de 1980 B.J., pág. 166.
111
S. 9:30 a.m. del 23 de Julio de 1982 B.J., pág. 326.
267
f) Contra la resolución del Interventor General de Repartos no hay recurso
ordinario. No ha lugar al amparo porque la declaración de intervención de un repar-
to fue anterior a la vigencia de la Ley de Amparo112 .
112
S. 10:45 a.m. del 2 de Junio de 1983 B.J., pág. 239.
113
S. 10:45 a.m. del 3 de Octubre de 1983 B.J., pág. 515.
114
S. 9:00 a.m. del 2 de julio de 1991 B.J., pág. 93.
115
S. 9:00 a.m. del 10 de diciembre de 1991 B.J., pág. 233.
116
S. 10:45 a.m. del 3 de septiembre de 1992, B.J., pág. 219.
117
10:30 a.m. del 7 de marzo de 1994 B.J., pág. 33.
268
está sujeta a los preceptos de la Ley No. 6, publicada en La Gaceta No. 94 del 30
de abril de 1959, su Reglamento correspondiente y el Acuerdo No. 41-J, publica-
do en La Gaceta 102 del 23 de mayo de 1967118 .
118
S. 10:30 a.m. del 27 de julio de 1994, B.J., pág. 127.
119
S. 9:30. a. m. del 29 de mayo de 1995, B.J., pág. 30.
120
S. 10:45 a.m. del 6 de abril de 1992, B.J., pág. 65.
121
S. 11:30 a.m. del 7 de julio de 1995, B.J., pág. 35.
122
S. 12 m. del 24 de julio de 1995, B.J., pág.97.
123
S. 10:30 a.m. del 4 de junio de 1996, B.J., pág. 161.
124
S. 12:30 pág.m. del 20 de marzo de 1996, B.J., pág. 68.
125
S. 11 a.m. del 10 de Septiembre de 1980 B.J., pág. 255.
269
s) Es improcedente el amparo contra la negativa de permitir la reapertura de
un periódico, ya que esa negativa se funda en estar suspendidas las garantías
constitucionales y, según la recurrente, tal suspensión no puede decretarse por no
haber aún dictado la Ley de Emergencia y en consecuencia se alega la
inconstitucionalidad del Decreto de suspensión, y el recurso de inconstitucionalidad,
aunque está establecido en la Constitución, no ha sido reglamentado. Hay dos
disentimientos que sostienen se trata de un amparo126 .
126
S. 9:30 a.m. del 24 de Agosto de 1987 B.J., pág. 285.
270
CAPITULO XVIII
1. Naturaleza jurídica
3. Legitimación activa
4. Legitimación pasiva
271
En las leyes de amparo anteriores, ambas hipótesis aparecían en forma se-
parada. Esta unión ha provocado ciertas oscuridades en la distribución de capítu-
los y ubicación de artículos, lo que refleja falta de mejor técnica legislativa.
5. Competencia
6. Procedimiento
Todas estas medidas tienen por objeto ablandar a los jueces ejecutores y
obligarlos a seguir las orientaciones del tribunal.
4
Arts. 67 y 83 LA.
5
Art. 59 LA.
272
CAPITULO XIX
EL HABEAS DATA
1. Breve historia
2. Concepto
273
registros o bancos de datos públicos o privados; b) el conocimiento de la finalidad
para la que se tiene dicha información; c) exigir su supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización. Estas medidas no aparecen en forma expresa en
la Constitución, pero sí implícitas, pues por ellas se garantizan los derechos cons-
titucionales que protege este instituto.
3. Fundamento
El habeas data se deriva del derecho a una vida privada interna, íntima. Es
una parte sustancial del derecho a la intimidad, que se deriva a su vez del derecho
a la dignidad.
Toda persona tiene, pues, derecho a llevar una vida privada, tanto personal
como familiar. Este derecho comprende además la inviolabilidad del domicilio, de
la correspondencia y comunicaciones de todo tipo, como el respeto de su honra y
reputación, y el derecho a conocer y pedir explicaciones sobre la información regis-
trada por las autoridades.
5. Tipos de protección
Las leyes sectoriales tienen por objeto la protección de los individuos en áreas
específicas y concretas en las cuales el tratamiento automatizado de datos los
puede perjudicar. Por ejemplo: temas fiscales, de policía, etc. A este sistema se le
2
Art. 60 Cn.
3
Art. 4 Cn.
4
Idem.
5
Art. 5, párrafo 5 Cn.
6
Idem.
7
Art. 5, párrafo final Cn.
275
hacen dos críticas: sólo un sector del derecho de la protección de datos queda
protegido, el resto no es cubierto por una ley que en términos generales garantice
tal derecho; es dañina la ausencia de un órgano estatal que tutele los derechos de
los perjudicados por el uso de la informática y vele por el cumplimiento de la ley.
6. Contenido
A. Derecho a conocer
B. Derecho de acceso
C. Derecho a rectificar
276
7. Legitimación activa
Las personas físicas como titulares del derecho a la intimidad están legitima-
das para ejercitar el habeas data. Con relación a las personas jurídicas la doctrina
es bien polémica.
8. Legitimación pasiva
8
Los derechos personalísimos presentan características especiales: Son inherentes a la persona desde su
origen; vitalicios porque acompañan al hombre durante toda su vida; inalienables porque no pueden ser
enajenados por ningún título; imprescriptibles porque con el tiempo no se pierden a pesar del abandono;
extrapatrimoniales, aunque al ser lesionados pueden ejercerse derechos patrimoniales; absolutos por-
que se ejercen erga omnes.
9
Expresa Eduardo Menem: «Respecto a los alcances de la figura del habeas data, desde la doctrina se
precisa cinco objetivos principales: que una persona puede acceder a la información que sobre ella
conste en un registro o banco de datos; que se actualicen datos atrasados; que se rectifiquen los datos
inexactos; que se asegure la confidencialidad impidiendo que ciertos datos que legítimamente tienen los
organismos oficiales no sean transferidos a terceros; y como último objetivo que se borre de un registro
la llamada información sensible. Esto es la información referente a su vida íntima, sus ideas políticas o
religiosas, o datos sobre su comportamiento sexual. (La Constitución Reformada. Ediciones Ciudad
Argentina. Fundación Centro de Estudios Políticos y Administrativos. Buenos Aires, Argentina, 1994,
pág. 169).
277
9. Su aplicación en Nicaragua
No creo que tal situación sea un obstáculo para que sea rechazada la acción
de habeas data, pues por analogía podrían aplicarse las reglas del amparo o del
habeas corpus. No debemos olvidar que en muchos países el amparo fue creación
jurisprudencial. El esfuerzo de nuestra justicia sólo será de carácter procesal.
278
ANEXOS
279
280
LEY DE AMPARO DE 1894
Decreta la siguiente
LEY DE AMPARO
CAPÍTULO I
Art. 1- Hay derecho de intentar el recurso de amparo contra los actos ó reso-
luciones de cualquier autoridad o funcionario que violen la Constitución ó las leyes
constitutivas ó restrinja alguna de las garantías individuales.
CAPÍTULO II
Jurisdicción
281
Art. 4- Las Cortes de Apelaciones en su respectiva jurisdicción, conocerán
de las violaciones cometidas por los funcionarios inferiores, salvo la excepción
constitucional acordada á las Municipalidades y Concejos Departamentales, (inc.
6° art. 116 Cn.)
CAPÍTULO III
Procedimientos
282
Art. 13- Si no obstante la notificación de lo resuelto, se tratare de llevar
adelante la disposición inconstitucional, la Corte Suprema ordenará además, que
se juzgue por quien corresponda á los funcionarios rebeldes, y hará cumplir lo que
ella ha ordenado, con el auxilio de la fuerza pública y aun de los ciudadanos, si
fuese preciso.
Art. 16- Con presencia de sus explicaciones ó sin ellas, transcurridos los
tres días, la Corte Suprema dictará su resolución comunicándosela al Poder Ejecu-
tivo para su cumplimiento. Y si éste se negare á cumplirla, se hará constar así para
dar cuenta al Congreso en su reunión próxima, á fin de que resuelva lo conveniente.
283
ponga á su disposición al individuo á cuyo favor se hubiere decretado y le entregue
la causa ó le manifieste el motivo de la detención.
3º Si el que tiene bajo su custodia á otro, fuere el Juez Local ó Juez de Distrito
de lo Criminal y procede con arreglo á la ley, el ejecutor usará de esta fórmula:-
«Continúese la causa según su estado y devuélvanse las diligencias al Tribunal
con informe.» En este caso no podrá reclamarse otro auto de exhibición por la
misma causa:
6º Si el que se halla bajo custodia de otro, fuere un detenido ó preso que sufre
más prisiones que las que permite la ley, ó estuviere incomunicado, contra lo que
ella previene (art. 39 Cn.), el ejecutor usará de esta fórmula:- «N., que se encuentra
284
bajo la custodia de N., no será molestado con tal prisión» (la que sea ilegal); se le
quitará efectivamente y se devolverán las diligencias al Tribunal:
8º Si el que tiene bajo su custodia á otro, fuere una persona particular que
procede sin autorización, el ejecutor usará de esta fórmula:- «Póngase en libertad
á N., que se halla en custodia ilegal de N., persona particular.» Puesto inmediata-
mente en libertad, se devolverán las diligencias al Tribunal para que mande instruir
la causa correspondiente contra el que tenía en custodia ilegal al favorecido:
2º Cuando hay motivo suficiente para creer que sufrirá un daño irreparable
antes que pueda ser socorrido en el curso ordinario de la ley:
285
3º Cuando el auto de exhibición de la persona ha sido desobedecido. En este
caso se ordenará la aprehensión de la persona que desobedece y su presentación
ante el mismo Tribunal, para que éste la mande juzgar criminalmente, con arreglo
á derecho.
Art. 32- Ningún ejecutor, una vez nombrado, podrá excusarse por pretexto
ni motivo alguno de cumplir el auto de exhibición personal, salvo la imposibilidad
física legalmente comprobada.
CAPÍTULO IV
De las penas
Art. 34- Si los Magistrados que han negado el recurso de exhibición, fue-
sen responsables por esta denegación, sufrirán, además de las penas estableci-
das en el Código Penal, una multa de cien pesos en favor del damnificado.
Art. 35- El recurso de queja se podrá intentar hasta diez días después de la
negativa; pero podrá prorrogarse este término, cuando por motivos de coacción no
se hubiese podido entablar á tiempo, y en este caso el plazo se empezará a contar
desde que cesó el impedimento.
286
Art. 36- Si el secuestro ó restricción de la libertad personal de que trata
esta ley, procediere de un particular ó de una autoridad que obra fuera de su órbita
legal, el autor, cómplice y encubridores, sin perjuicio de las otras penas, incurrirán
en una multa de cincuenta á cien pesos.
Art. 37- Todas las multas de que habla esta ley, se impondrán a favor del
damnificado ó sus herederos, y prescribirán conforme el derecho común.
Art. 40- Quedan derogadas todas las disposiciones que traten de esta
materia.
DECRETA
La siguiente:
LEY DE AMPARO
CAPITULO I
Objeto de la ley
2.° Contra las resoluciones de los otros funcionarios públicos siempre que no
se hubieren agotado los recursos ordinarios que la ley establece.
3.° Contra los actos de ocupación temporal por la autoridad militar, de la pro-
piedad raíz de cualquiera persona, durante el estado de sitio o suspensión del
orden constitucional, cuando sea indispensable establecer en ella un puesto mili-
tar, o aposentar tropas si la propiedad se halla desocupada.
289
4.° Contra los actos de aprehensión de la propiedad mueble por la autoridad
civil en los mismos casos del inciso anterior, siempre que sea necesario para faci-
litar el servicio de la guerra, dando en el acto recibo con indicación de las calidades
de la cosa ocupada.
Las autoridades militares sólo podrán ocupar la propiedad mueble sin la inter-
vención de la autoridad civil en caso de absoluta y urgente necesidad, siendo res-
ponsable por los abusos que cometan y dando siempre recibo como está dicho.
En los casos de este inciso y del anterior, una vez pasadas las circunstancias
anormales, los dueños recobrarán su propiedad raíz y aun las mueble si fuere
posible, y si se hallare en buen estado, y tendrán además derecho a la indemniza-
ción de los daños que se les hubiere causado.
Artículo 5.°- Los tribunales de justicia para fijar la jurisprudencia del dere-
cho público, tendrán como regla suprema de conducta, la Constitución, las leyes
constitutivas y los tratados de la República con las naciones extranjeras.
CAPITULO II
Jurisdicción
4.° De las violaciones cometidas por las Municipalidades o por las Corpora-
ciones o Juntas dependientes de aquellas.
Procedimientos
Artículo 10.°- Para la interposición del recurso se conceden quince días, más
el término de la distancia, contados desde la ejecución del acto o desde el siguien-
te día en que la resolución, orden o mandato haya llegado a conocimiento del
recurrente, por notificación o comunicación según el caso; y si se tratare de una ley
o decreto, desde el siguiente día de la fecha en que comience a regir.
Con el informe o sin él, transcurridos que sean los seis días, la Corte Supre-
ma de Justicia dictará su resolución, comunicándola al Poder Ejecutivo o al Presi-
dente o Comandante General, para su cumplimiento.
Si éste o aquel se negaren a cumplirla, se hará constar así para que el Tribu-
nal dé cuenta al Congreso en su reunión próxima, a fin de que éste resuelva lo
conveniente.
291
Artículo 13.°- Desde el momento en que el funcionario, contra quien se dirige
el amparo, fuere notificado de la providencia en que se le pide explicación o infor-
me, debe abstenerse de llevar a efecto el acto que motiva el recurso o suspenderlo
si ya hubiere comenzado a ejecutar, debiendo resarcir los daños causados en
caso contrario y sin perjuicio de la responsabilidad civil o criminal a que se haya
lugar; y si el asunto fuera de mero derecho, la Corte Suprema de Justicia resolverá
de conformidad con el Artículo 16.
292
CAPITULO IV
Artículo 29.°- El ejecutor con vista del proceso o de las explicaciones del
requerido en su caso, y con el apoyo de las disposiciones legales, procederá se-
gún las reglas siguientes:
293
1.° Si el que tiene bajo su custodia a alguno fuere la persona que lo
aprenhendió en flagrante delito o una autoridad que no sea la competente para
conocer, el ejecutor mandará por auto que el detenido o preso sea entregado efec-
tivamente a la autoridad competente.
2.° Si el que tiene bajo su custodia a otro fuere la autoridad competente, pero
ésta no hubiere empezado el procedimiento o no hubiere proveído el auto de de-
tención en el término legal, el ejecutor mandará por auto ponerlo en libertad, bajo la
fianza de la haz.
3.° Si el que tiene bajo su custodia a otro fuere el Juez Local de lo Criminal o
de Distrito del mismo ramo, y uno u otro, proceden con arreglo a la ley, el ejecutor
dispondrá, por auto, que la causa continúe según su estado. En este caso no
podrá seguirse nueva exhibición personal por el mismo motivo.
4.° Si el que se halla bajo la custodia de otro lo estuviere por auto o por
sentencia ejecutoria, dictados en juicio verbal o escrito, en los casos en que la
autoridad tiene facultad de arrestar correccionalmente, el ejecutor decretará, por
auto, que el detenido continúe en tal condición por el término de ley.
6.° Si el que se halla bajo la custodia de otro fuere un detenido o preso que
sufre más prisiones que las que permite la ley o estuviere incomunicado contra lo
que ella previene, el ejecutor dispondrá, por auto, que no sea molestado con tales
prisiones ilegales.
8.° Si el que tiene bajo su custodia a otro fuere una persona particular, que
procede sin autorización legal, el ejecutor, por auto, mandará ponerlo inmediamente
en libertad.
9.° Si el que tiene bajo su custodia a otro fuere el padre o la madre, el guarda-
dor u otro persona a quien corresponda el derecho de corrección doméstica y se
hubiere excedido, en los límites de ella, el ejecutor dispondrá, por auto, la libertad
del castigado.
294
Artículo 31.° La Sala de lo Criminal de la Corte de Apelaciones correspon-
diente dictará, siempre que se le pida, una orden para que el ejecutor a quien se
cometa un acto de exhibición, se apodere del favorecido y lo presente ante el
mismo tribunal, para ser protegido con arreglo a la ley en los casos siguientes:
1.° Cuando por la declaración jurada de un testigo fidedigno o por otra prueba
semi-plena, aparece que alguno se halla en prisión o custodia ilegales, y hay mo-
tivos fundados para creer que será sacado del territorio de la República.
2.° Cuando hay motivo suficiente para creer que sufrirá un daño irreparable
antes que pueda ser socorrido en el curso ordinario de la ley.
295
Si lo confirmare, pondrá al reo a disposición del Juez de la causa.
CAPITULO V
De las penas
Artículo 37.°- El recurso de queja se podrá intentar hasta diez días después
de la negativa, pero podrá prorrogarse ese término, cuando por motivos de coac-
ción, no se hubiere podido entablar a tiempo, y en este caso, el plazo se empezará
a contar desde que cesó el impedimento.
Artículo 39.°- Todas las multas de que habla esta ley, se impondrán a favor
del damnificado o sus herederos, y prescribirán conforme el derecho común.
296
Dado en el Salón de Sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente. Ma-
nagua, veinticuatro de noviembre de mil novecientos once.- Ignacio Suárez, D.P.-
Adolfo Toledo, Primer Secretario.- M. Mairena, Segundo Secretario.
ADOLFO DIAZ,
297
298
LEY DE AMPARO DE 1939
SABED:
DECRETA:
La siguiente
TITULO I
CAPITULO I
Art. 1 - El recurso de amparo tiene por objeto resolver toda cuestión que se
suscite:
CAPITULO II
299
Fuera del recurso por inconstitucionalidad los demás por amparo podrán interpo-
nerse, aunque la violación que motiva el recurso no se haya manifestado por he-
chos, siempre que sea inminente la consumación de los mismos. Podrá interpo-
nerlo por sí, o por medio de representante; pero en el recurso por el derecho de
Habeas Corpus podrá deducirlo el agraviado o cualquier otra persona en su nom-
bre, verbalmente, por escrito o por telégrafo.
Art. 3 - El menor de edad que hubiese cumplido quince años podrá requerir
amparo sin intervención de su legítimo representante cuando éste se hallare au-
sente o impedido. En tal caso el Tribunal, sin perjuicio de dictar las providencias
que sean urgentes, nombrará al menor un guardador especial para que lo repre-
sente, pudiendo el propio menor hacer la designación del representante en el es-
crito de interposición del recurso, para el efecto de su nombramiento.
Art. 4 - Las personas morales de orden privado podrán interponer amparo por
medio de su legítimo representante.
CAPITULO III
300
CAPITULO IV
De la Jurisdicción
CAPITULO V
De los Términos
TITULO II
CAPITULO I
301
Sin estos requisitos no se dará entrada al recurso.
CAPITULO II
CAPITULO III
De las notificaciones
2º. Si el recurso fuere interpuesto contra actos del Poder Ejecutivo realizados
por medio de los Secretarios o Subsecretarios de Estado, o de cualesquiera de los
otros funcionarios administrativos o departamentales del orden público o militar, se
les pedirá informe del modo indicado en el ordinal anterior.
302
3º. Si el recurso fuese originado por inconstitucionalidad de una ley o decreto,
se pedirá informe del mismo modo al Secretario de Estado que hubiere refrendado
la ley o decreto.
CAPITULO IV
303
CAPITULO V
Del procedimiento
CAPITULO VI
Sentencias de amparo
Art. 28 - Las sentencias que se dicten en los recursos de amparo deberán ser
razonadas y fundadas, con fijación clara del acto o actos reclamados, e indicación
de los fundamentos legales en que se apoyan para declarar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad del acto reclamado y de los puntos resolutivos con que deben
terminar, concretándose en ellos, con claridad y precisión, al acto o actos por los
que se concede o niega el amparo.
304
por la misma persona perdidosa y fundada en iguales hechos y en las mismas
consideraciones legales de la anterior, será rechazada de plano.
CAPITULO VII
De la ejecución de sentencias
CAPITULO VIII
TITULO III
306
1) - Si el que tiene bajo su custodia a alguno fuere la persona que lo aprehen-
dió en flagrante delito o una autoridad que no sea la competente para conocer, el
Ejecutor dictará auto, mandando que el detenido o preso sea entregado efectiva-
mente a la autoridad competente.
5) - Si el que se halla bajo la custodia de otro sufre más prisiones que las que
permite la ley o estuviere incomunicado contra lo que ella previene, el Ejecutor
dispondrá por auto que no sea molestado con esas prisiones o que cese la inco-
municación.
Igual obediencia se debe a las resoluciones del Tribunal, bajo las mismas
sanciones expresadas, y además la separación de las funciones de su empleo.
307
medio de la Corte Suprema de Justicia, lo pondrá inmediatamente en conocimien-
to de aquél para que en el término de veinticuatro horas haga ejecutar lo mandado.
2) - Cuando hay motivo suficiente para creer que el detenido o preso sufrirá
un daño irreparable antes de que pueda ser socorrido en el curso ordinario de la ley;
308
Art. 49 - Si los Magistrados que han negado el recurso de exhibición fueren
declarados responsables por esta denegación, sufrirán además de las penas esta-
blecidas en el Código Penal, una multa de cien córdobas a favor del damnificado.
TITULO IV
Disposiciones Generales
Art. 53 - Las multas que se impongan en virtud de esta ley se harán electivas
por el Tribunal que conozca del recurso en vía de apremio, si fuere necesario.
Art. 54 - Todas las multas de que habla esta ley, se impondrán a favor del
damnificado o sus herederos, y prescribirán conforme el derecho común.
309
Art. 60 - Los amparos pendientes al entrar en vigor esta ley, se tramitarán y
resolverán con arreglo a la ley anterior.
310
LEY DE AMPARO DE 1948
DE LA REPUBLICA DE NICARAGUA,
DECRETA
La siguiente
LEY DE AMPARO
TÍTULO I
CAPITULO I
Objeto de la Ley
Art. 1. El juicio de amparo a que se refieren el Art. 39 y los ordinales 11) y 16)
del Art. 213 Cn., tiene por objeto resolver toda cuestión que se suscite:
311
CAPITULO II
Jurisdicción
Art. 3. Contra las resoluciones que se dicten en estos casos, no habrá recurso.
CAPITULO III
Art. 5. El menor de edad que hubiese cumplido quince años podrá requerir
amparo sin intervención de su legítimo representante, cuando éste se hallare au-
sente o impedido. En tal caso el Tribunal, sin perjuicio de dictar las providencias
que sean urgentes, nombrará al menor un guardador especial para que lo repre-
sente, pudiendo el propio menor hacer la designación del representante en el es-
crito de interposición, para el efecto de su nombramiento. Si el menor no hubiere
cumplido quince años de edad, y se hallare ausente o impedido su legítimo repre-
sentante, podrá proponer amparo en su nombre el Representante del Ministerio
Público o cualquiera otra persona cuando impuestos del caso lo creyeren conve-
niente.
CAPITULO IV
Parte demandada
Términos
Art. 8. En los casos de los ordinales 1), 2) y 3) del Art. 1, el amparo puede
interponerse en cualquier tiempo mientras exista el peligro inminente de que la
Ley, Resolución, Mandato, Disposición, Decreto o Acuerdo, sean aplicados por
primera o sucesiva vez al quejoso; pero si ya le hubieren sido aplicados, o se
tratare de simple acto, el término, por lo que hace a lo consumado y con tal que sea
reparable, será hasta de treinta días, sin prórroga ni aumento aun por la distancia,
debiendo contarse dicho plazo desde que el agraviado tuvo, de cualquiera mane-
ra, conocimiento del acto.
Art. 9. En los casos de los ordinales 4), 5) y 6) del Art. 1, el amparo puede
interponerse en cualquier tiempo, mientras subsista la privación de libertad perso-
nal, o la amenaza. Todos los días y horas son hábiles para este fin.
TÍTULO II
CAPITULO I
Art. 10. En los casos en que la acción de amparo deba introducirse ante la
Corte Suprema de Justicia, deberá formularse por escrito, en papel simple, y con-
tendrá:
Si el agraviado deja pasar ese plazo sin llenar las omisiones el amparo se
tendrá como no interpuesto.
313
Con el escrito de amparo se acompañarán sendas copias para las autorida-
des responsables, sin las cuales no se tendrá por presentado el reclamo.
Art. 11. En el caso del ordinal 4) del Art. 1 el peticionario, al solicitar el amparo
deberá expresar el lugar en que se hallare el ofendido, si se supiere, y la autoridad,
funcionario o empleado público que considere culpable.
Este reclamo podrá hacerse en papel común, por telégrafo o carta, y aun
verbalmente, levantándose en este último caso el acta correspondiente.
Art. 12. En el caso del ordinal 6) del Art. 1, el agraviado se presentará perso-
nalmente ante el Tribunal, para exponer en forma verbal o por escrito en papel
común, los hechos y la solicitud de amparo contra la providencia del Juez.
Art. 13. En el caso del ordinal 5) del Art. 1, bastará indicar verbalmente o por
escrito el nombre del particular responsable.
TITULO III
CAPITULO I
Improcedencia de la acción
4) Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado, o éste se haya
consumado de modo irreparable.
314
7) Contra las resoluciones dictadas en materia electoral, salvo lo dispuesto
en el Art. 268 Cn.
CAPITULO II
Art. 17. La falta de informe establece la presunción de ser cierto el acto recla-
mado, salvo prueba en contrario; quedando a cargo del recurrente la prueba de los
hechos que justifiquen la procedencia del amparo cuando dicho acto no sea violatorio
de garantías en sí mismo, sino que esto dependa de los motivos, datos o pruebas
en que se haya fundado el acto.
Si fuere interpuesto contra actos del Poder Ejecutivo refrendados por los Mi-
nistros o Subsecretarios de Estado, o realizados por éstos o por cualesquiera de
los otros funcionarios administrativos, del orden político o militar, se pedirá informe
del modo indicado en el párrafo anterior al funcionario que refrendó o ejecutó el
acto. Si fuese originado por inconstitucionalidad de una ley o decreto, se pedirá
informe del mismo modo al Ministro de Estado que hubiere refrendado la ley o
decreto; y en el caso de la fracción final del Art. 7, al Presidente del Congreso.
Art. 19. En la sustanciación del juicio se seguirán las reglas del Código de
Procedimiento Civil, en todo lo que sea aplicable a juicio del Tribunal, dándole
intervención en las actuaciones, tanto al funcionario recurrido, como a la persona
recurrente y a las demás a quienes pueda afectar la resolución final, y que se
hubieren presentado.
Art. 20. Los Poderes del Estado, funcionario o autoridades no pueden ser
representados en el juicio de amparo; pero sí podrán, por medio de simple oficio,
acreditar delegados ante el Tribunal para el solo efecto de que rindan pruebas,
aleguen y hagan promociones en las correspondientes audiencias.
315
Art. 21. Si el Tribunal Supremo no encontrare datos suficientes para resolver,
abrirá a pruebas el juicio por el término de diez días.
Art. 23. Toda notificación a los funcionarios demandados se hará por medio
de oficio dirigido en la forma indicada en la fracción primera del Art. 18.
CAPITULO III
Art. 25. Procederá la suspensión de oficio cuando se trate de algún acto que
si llegare a consumarse, haría físicamente imposible restituir al quejoso en el goce
de la garantía constitucional reclamada.
3) Que los daños y perjuicios que pudiesen causarse al agraviado, con esa
ejecución, sean de difícil reparación a juicio del Tribunal;
Art. 28. La suspensión otorgada conforme el artículo 26, quedará sin efecto si
el tercero interesado da, a su vez, caución bastante para restituir las cosas al esta-
316
do que tenían antes del acto que motivó el recurso, y pagar los daños y perjuicios
que sobrevengan al quejoso en el caso de que se declare con lugar el amparo.
CAPITULO IV
Sentencia
Art. 30. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se
referirán a los individuos particulares o a las personas morales, privadas u oficia-
les, que lo hubieren solicitado, limitándose si procediere, a ampararlos y proteger-
los en el caso especial controvertido, sin generalizar, pero cuando el amparo fuere
interpuesto contra una ley, la sentencia también hará un análisis general de dicha ley.
Art. 31. Las sentencias deberán ser razonadas con fijación clara del acto o
actos reclamados, e indicación de los fundamentos legales en que se apoyan para
declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto reclamado y de los
puntos resolutivos con que deben terminar, concretándose en ellos, con claridad y
precisión, el acto o actos por los que se concede o niega el amparo.
Art. 32. Cuando el acto reclamado sea de carácter positivo, la sentencia que
concede el amparo tendrá por objeto restituir al agraviado en el pleno goce del
derecho violado, restableciendo las costas al estado que guardaban antes de la
violación. Cuando sea de carácter negativo, el efecto del amparo será obligar a la
autoridad responsable a que obre en el sentido de respetar la garantía de que se
trate y a cumplir por su parte, lo que la misma garantía exija. Cuando se trate de ley
deberá declararse en la sentencia que acoja el amparo, la nulidad e inaplicabilidad
de la ley.
317
CAPITULO V
Ejecución de sentencia
TÍTULO IV
CAPITULO I
318
Art. 39. El Ejecutor procederá inmediatamente a cumplir su cargo. Al efecto
se dirigirá a la autoridad o funcionario contra quien se hubiere expedido el auto
intimándole que exhiba en el acto a la persona agraviada, muestre el proceso si lo
hubiere o explique, en caso contrario, los motivos de la detención, indicando la
fecha de ésta.
Art. 41. Desde la intimación hasta la resolución definitiva del Ejecutor, todo
procedimiento de la autoridad requerida será atentatorio.
Art. 42. El Ejecutor en presencia del proceso, de las explicaciones del intima-
do y de las disposiciones legales, procederá según las reglas siguientes:
6) Si el que se halla bajo la custodia de otro sufre más prisiones que las que
permite la ley o estuviere incomunicado contra lo que ella previene, el Ejecutor
319
dispondrá por auto que no sea molestado con esas prisiones o que cese la inco-
municación;
Art. 45. El Tribunal que conoce de la petición de habeas corpus, dictará, siem-
pre que se le pida, una orden para que el Ejecutor a quien se comete un acto de
exhibición, se apodere del favorecido y lo presente ante el mismo Tribunal, para
ser protegido con arreglo a la ley en los casos siguientes:
2) Cuando hay motivo suficiente para creer que el detenido o preso sufrirá un
daño irreparable antes de que pueda ser socorrido en el curso ordinario de la ley;
320
Art. 46. Presentada la persona que se hallaba en prisión o restricción acorda-
rá el Tribunal lo que corresponda para protegerla con arreglo a la ley, pudiendo en
tales circunstancias pedir auxilio de la fuerza pública para el cumplimiento de sus
providencias.
Art. 47. El Tribunal resolverá a la sola vista de los autos, y a más tardar dentro
de tres días de recibidos, lo que sea de justicia.
CAPITULO II
Art. 49. El delegado puede ser una autoridad que le esté subordinada o cual-
quier funcionario o agente de policía.
CAPITULO III
321
nalmente ante la Sala de lo Criminal de la Corte de Apelaciones respectiva, expo-
niendo el hecho y pidiendo se le ampare contra la providencia del Juez inferior.
Art. 54. La Sala, dentro de seis días de recibida la causa, con presencia de las
pruebas que ella arroje y sin otro trámite, revocará, reformará, o confirmará el auto
de prisión, devolviendo los autos con certificación de lo resuelto.
CAPITULO IV
Disposiciones Generales
Art. 56. Los términos que establece esta ley son improrrogables.
Art. 58. No podrá aplicarse en ningún caso ni forma una ley, decreto-ley,
decreto, reglamento, orden, disposición o medida que haya sido declarado incons-
titucional, bajo pena de inhabilitación para el desempeño de cargo público por el
tiempo que indique la ley.
Art. 60. Los amparos pendientes al entrar en vigor la presente ley, se tramita-
rán y resolverán con arreglo a la anterior.
322
F. Baltodano C., Presidente - Manuel F. Zurita, Primer Secretario - Alejandro
Argüello Montiel, Segundo Secretario.
323
324
LEY DE AMPARO DE 1950
La siguiente
“LEY DE AMPARO”:
TÍTULO I
CAPITULO I
Objeto de la ley
CAPITULO II
Art. 2. El amparo sólo puede proponerse por parte agraviada. Se entiende por
tal, toda persona natural, moral o jurídica a quien perjudique o pueda perjudicar la
ley, decreto, resolución, orden, mandato, disposición o acto contra el cual se reclama.
325
Las personas morales de carácter público, solamente pueden proponer el
amparo cuando resulten afectadas en sus intereses patrimoniales.
Art. 3. En los casos de los ordinales 3) y 4) del Art. 1º. cualquier habitante de
la República podrá interponer el amparo en favor del agraviado, en forma verbal,
por escrito o por telégrafo.
CAPITULO III
CAPITULO IV
Jurisdicción
CAPITULO V
Términos
Art. 7. El amparo se interpondrá dentro del término de treinta días; sin que
haya lugar a aumento por razón de la distancia.
Dicho término se contará desde que la ley entre en vigor o desde que se haya
aplicado en caso concreto, desde que se le haya notificado o comunicado al que-
joso la resolución, orden, mandato o acuerdo, o desde que el acto haya llegado a
su conocimiento.
El amparo en los casos de los ordinales 3), 4) y 5) del Art. 1º, puede interpo-
nerse en cualquier tiempo, en cualquier día y a cualquier hora del día y de la noche.
326
TITULO II
CAPITULO I
Art. 8. La acción de amparo en los casos de los ordinales 1) y 2) del Art. 1º, se
formulará por escrito, en papel común, consignándose:
El Tribunal concederá al quejoso, un plazo prudencial para que llene las omi-
siones de los requisitos que notare en el libelo. Si el agraviado dejare pasar este
plazo, el amparo se tendrá como no interpuesto.
Art. 9. El agraviado podrá constituir por medio de escrito apoderado para que
lo represente en el amparo, ante el Tribunal respectivo.
En el caso del ordinal 5) del Art. 1º, el procesado deberá comparecer perso-
nalmente ante quien corresponda.
Art. 10. El menor que hubiere cumplido quince años, podrá interponer ampa-
ro sin intervención de su legítimo representante, cuando éste se hallare ausente o
impedido. En tal caso el Tribunal, sin perjuicio de dictar las providencias que sean
urgentes, nombrará al menor un guardador especial para que lo represente, pu-
diendo el propio menor hacer por escrito la designación de su representante. Si el
menor hubiere cumplido quince años de edad, y se hallare ausente o impedido su
legítimo representante, podrá proponer amparo en su nombre el Representante
del Ministerio Público o cualquier otra persona.
327
Art. 11. Las personas morales de orden privado sólo podrán interponer am-
paro por medio de su legítimo representante.
Las personas morales de carácter público podrán interponer amparo por medio
de los funcionarios o representantes que determinen las leyes.
CAPITULO II
El informe deberá rendirse dentro del término de diez días, contados desde la
fecha en que reciban el correspondiente oficio. Con el informe se remitirán, en su
caso, las diligencias que se hubiesen tramitado.
Transcurrido ese término, con el informe o sin él, la Corte Suprema de Justi-
cia dará al amparo el curso que corresponda.
Art. 13. La falta de informe establece la presunción de ser cierto el acto recla-
mado, salvo prueba en contrario; queda a cargo del quejoso la prueba de los he-
chos, cuando dicho acto no sea violatorio de garantías en el mismo, sino que de los
motivos; datos o pruebas en que se haya fundado el acto.
Art. 15. Los Poderes del Estado, funcionario o autoridad no pueden ser re-
presentados en el amparo; pero sí podrán, por medio de simple oficio, acreditar
delegados ante el Tribunal para el solo efecto de que rindan pruebas, aleguen y
hagan promociones en las correspondientes audiencias.
328
CAPITULO III
Art. 17. La suspensión del acto contra el cual se reclama, podrá decretarse de
oficio, o a solicitud de parte.
Art. 18. Procederá la suspensión de oficio, cuando se trate de algún acto que,
si llegare a consumarse haría físicamente imposible restituir al quejoso en el goce
del derecho reclamado, o cuando sea notoria la falta de jurisdicción o competencia
de la autoridad, funcionario o agente contra quien se interpusiere el recurso, o
cuando el acto sea de aquellos que ninguna autoridad pueda ejecutar legalmente.
2) Que, los daños y perjuicios que pudieren causarse al agraviado, con esa
ejecución, sean de difícil reparación a juicio del Tribunal;
Art. 21. La suspensión otorgada conforme el Art. 19, quedará sin efecto si el
otro interesado da, a su vez, caución bastante para restituir las cosas al estado que
tenían antes del acto que motivó el amparo y de pagar los daños y perjuicios que
sobrevengan al quejoso en el caso de que se declare con lugar el amparo.
329
CAPITULO IV
Sentencias
Art. 24. Las sentencias deberán ser razonadas con fijación clara del acto o
actos reclamados, e indicación de los fundamentos legales en que se apoyan para
declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto reclamado, y de los
puntos resolutivos del mismo, concretándose en ellos, con claridad y precisión, al
acto o actos por los que se concede o niega el amparo.
Art. 25. Cuando el acto reclamado sea de carácter positivo, la sentencia que
concede el amparo tendrá por objeto restituir al agraviado en el pleno goce del
derecho violado, restableciendo las cosas al estado que tenían antes de la viola-
ción. Cuando sea de carácter negativo, el efecto del amparo será obligar a la auto-
ridad o funcionario responsable a que obre en el sentido de respetar la garantía de
que se trate y a cumplir por su parte, lo que la misma garantía exija.
TÍTULO III
CAPITULO UNICO
3) Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado, o éste se haya
consumado de modo irreparable;
4) Contra los actos que hubiesen sido consentidos por el agraviado, de modo
expreso o presunto. Se presumen consentidos aquellos actos, por los cuales, no
se hubiese recurrido de amparo dentro del término legal;
331
TÍTULO IV
CAPITULO I
Habeas Corpus
Art. 32. El peticionario, al solicitar el amparo, deberá expresar los hechos que
lo motivan, el lugar en que se hallase el ofendido, si se supiere, y el nombre del que
ejerce la autoridad o el del funcionario que se considerase culpable. La petición
podrá hacerse en papel común, por telegrama o carta y aun verbalmente, levan-
tándose en este último caso, el acta correspondiente.
Art. 36. Desde la notificación e intimación definitiva del Ejecutor, todo procedi-
miento de la autoridad requerida será delictuoso.
Art. 37. El Ejecutor, en presencia del proceso, de las explicaciones del intima-
do y de las disposiciones legales, procederá según las reglas siguientes:
4) Si el que se hallare bajo la custodia de otro sufre más prisiones de las que
permite la ley, o estuviese incomunicado, contra lo que ella previene, el Ejecutor
dispondrá por auto que no sea molestado con esas prisiones o que cese la inco-
municación;
333
de Diputados, el interesado o interesados tienen derecho de presentarse directa-
mente ante la Cámara, para los efectos de los artículos 153 y 156 Cn.
Dentro de los tres días siguientes a más tardar, y a la sola vista de los autos,
el Tribunal resolverá lo que sea de justicia.
Art. 43. El recurso de queja se podrá intentar hasta diez días después de la
negativa; y cuando por motivos de impedimento, no pudiere intentarse, el plazo
empezará a contarse desde que cesó el impedimento.
Art. 44. Si los Magistrados que han negado la solicitud de exhibición, fuesen
declarados, por ello, responsables, sufrirán, además de las penas establecidas en
el Código Penal, una multa de cien córdobas cada uno de ellos a favor del damni-
ficado.
Art. 45. Si la restricción de la libertad personal de que trata esta ley, procediere
de una autoridad o funcionario que obra fuera de su órbita legal, el autor, cómplice
o encubridor, sin perjuicio de las otras penas, incurrirá en una multa de cincuenta a
cien córdobas.
334
CAPITULO II
Art. 47. El delegado puede ser una autoridad que le esté subordinada o cual-
quier funcionario o agente de policía.
CAPITULO III
CAPITULO IV
Disposiciones Generales
Art. 53. Los términos que establece esta ley son improrrogables.
Art. 54. Excepto el caso del ordinal 2) del artículo primero, cabe el ejercicio de
este derecho, aunque la violación que lo motiva no se haya manifestado por he-
chos, siempre que sea inminente la consumación de los mismos.
Art. 56. No podrá aplicarse en ningún caso ni forma una ley, decreto-ley,
decreto, reglamento, orden, disposición o medida que haya sido declarado incons-
titucional, bajo pena para el responsable de inhabilitación para el desempeño de
cargo por el tiempo que indique la ley.
Art. 58. Son causas de responsabilidad, además de los casos del Art. 30: la
admisión o no admisión del amparo, el decretar o no la suspensión del acto violatorio
y la concesión o denegación del amparo contra los preceptos de esta ley.
Art. 60. Las multas que se apliquen en virtud de esta ley, se harán efectivas
por el Tribunal que conozca del amparo aun mediante apremio corporal, si fuere
necesario. Estas multas se impondrán a favor del damnificado o sus herederos, y
prescribirán conforme el derecho común.
336
Art. 61. Los alcaides, guardas o encargados de la custodia de detenidos o
presos, darán copia firmada de la orden de detención o prisión a las personas que
custodian, o al que la solicite en su nombre.
Art. 63. Queda derogada la Ley de Amparo emitida por la Asamblea Nacional
Constituyente el día veintidós de Enero de mil novecientos cuarenta y ocho. Los
amparos pendientes al entrar en vigor esta ley, se tramitarán y resolverán con
arreglo a la ley anterior.
337
338
LEY DE AMPARO DE 1974
Decreta: La siguiente
LEY DE AMPARO
TITULO I
Objeto de la ley
339
CAPITULO II
Art. 2. El amparo sólo puede proponerse por parte agraviada. Se entiende por
tal, toda persona natural o jurídica a quien perjudique o esté en inminente peligro
de ser perjudicado por la ley, tratado, decreto, acuerdo, resolución, orden, man-
dato o acto contra el cual se reclama.
Art. 3. En los casos de los ordinales 3) y 4) del Art. 1º. cualquier habitante de
la República podrá interponer el amparo en favor del agraviado, en forma verbal,
por escrito o por telégrafo.
CAPITULO III
CAPITULO IV
Jurisdicción
340
CAPITULO V
Términos
Art. 7. El amparo se interpondrá dentro del término de treinta días sin que
haya lugar a aumento por razón de la distancia.
Dicho término se contará desde que la ley entre en vigor o desde que se haya
aplicado en caso concreto, desde que se le haya notificado o comunicado al que-
joso la resolución, orden, mandato o acuerdo o desde que el acto haya llegado a su
conocimiento.
En los casos de los ordinales 3), 4) y 5) del Art. 1º, el amparo puede interpo-
nerse en cualquier tiempo, mientras subsiste la privación de la libertad personal o
la amenaza. Todos los días y horas son hábiles para este fin.
TITULO II
CAPITULO I
Art. 8. La acción de amparo en los casos de los ordinales 1) y 2) del Art. 1º, se
formulará por escrito, en papel común, consignándose:
El Tribunal concederá al quejoso, un plazo prudencial para que llene las omi-
siones de los requisitos que notare en la demanda. Si el agraviado dejare pasar
este plazo, el amparo se tendrá como no interpuesto.
341
Art. 9. El agraviado podrá constituir por medio de escrito, apoderado para que
lo represente en el amparo, ante el Tribunal respectivo.
En el caso del ordinal 5) del Art. 1º, el procesado deberá comparecer perso-
nal mente.
Art. 10. El menor que hubiere cumplido quince años, podrá interponer ampa-
ro sin intervención de su legítimo representante, cuando éste se hallare ausente o
impedido. En tal caso el Tribunal, sin perjuicio de dictar las providencias que sean
urgentes, nombrará al menor un guardador especial para que lo represente, pu-
diendo el propio menor hacer por escrito la designación de su representante. Si el
menor no hubiere cumplido quince años de edad, y se hallare ausente o impedido
su legítimo representante, podrá proponer amparo en su nombre el Representante
del Ministerio Público o cualquier otra persona.
Art. 11. Las personas jurídicas sólo podrán interponer amparo por medio de
su legítimo representante.
CAPITULO II
El informe deberá rendirse dentro del término de diez días, contados desde la
fecha en que reciban el correspondiente oficio. Con el informe se remitirán, en su
caso, las diligencias que se hubiesen tramitado.
Transcurrido ese término, con el informe o sin él, la Corte Suprema de Justi-
cia dará al amparo el curso que corresponda.
Art. 13. La falta de informe establece la presunción de ser cierto el acto recla-
mado, salvo prueba en contrario; sin embargo, si la violación de las garantías se
refiere a la falsedad de los motivos, datos o pruebas en que se fundó el acto por el
que se pide el amparo, la prueba corresponderá al reclamante.
Art. 15. Los Poderes del Estado, funcionario o autoridad no pueden ser repre-
sentados en el amparo; pero sí podrán, por medio de simple oficio, acreditar dele-
gados ante el Tribunal para el solo efecto de que rindan pruebas, aleguen y hagan
gestiones en las correspondientes audiencias.
CAPITULO III
Art. 17. La suspensión del acto contra el cual se reclama, podrá decretarse de
oficio, o a solicitud de parte.
Art. 18. Procederá la suspensión de oficio, cuando se trate de algún acto que,
si llegare a consumarse, haría físicamente imposible restituir al quejoso en el goce
del derecho reclamado o cuando sea notoria la falta de jurisdicción o competencia
de la autoridad, funcionario o agente contra quien se interpusiere el recurso, o
cuando el acto sea de aquéllos que ninguna autoridad puede ejecutar legalmente.
343
Art. 21. La suspensión otorgada conforme el Art. 19, quedará sin efecto si el
otro interesado da, a su vez, caución bastante para restituir las cosas al estado que
tenían antes del acto que motivó el amparo y de pagar los daños y perjuicios que
sobrevengan al quejoso en el caso de que se declare con lugar el amparo.
CAPITULO IV
Sentencia
Art. 24. Las sentencias deberán ser razonadas con fijación clara del acto o
actos reclamados, e indicación de los fundamentos legales en que se apoyan para
declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad del acto reclamado y de los
puntos resolutivos con que deben terminar concretándose en ellos con claridad y
precisión el acto o actos por los que se concede o niega el amparo.
Art. 25. Cuando el acto reclamado sea de carácter positivo, la sentencia que
concede el amparo tendrá por objeto restituir al agraviado en el pleno goce del
derecho violado, restableciendo las cosas al estado que tenían antes de la viola-
ción. Cuando sea de carácter negativo, el efecto del amparo será obligar a la auto-
ridad o funcionario responsable a que obre en el sentido de respetar la ley o garan-
tía de que se trate y a cumplir por su parte lo que la misma exija.
TITULO III
CAPITULO UNICO
3) Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado, o éste se haya
consumado de modo irreparable;
4) Contra los actos que hubiesen sido consentidos por el agraviado de modo
expreso o tácito. Se presume consentidos aquellos actos por los cuales no se
hubiese recurrido de amparo dentro del término legal;
345
6) Contra leyes, cuya constitucionalidad, haya sido declarada en otro amparo;
TITULO IV
CAPITULO I
Habeas Corpus
Art. 32. El peticionario, al solicitar el amparo, deberá expresar los hechos que
lo motivan, el lugar en que se hallase el detenido o amenazado de serlo, si se
supiere, y el nombre o el cargo del que ejerce la autoridad o del funcionario que
ordenó la detención. La petición podrá hacerse en papel común, por telegrama o
carta y aun verbalmente, levantándose en este último caso el acta correspondiente.
346
En otro caso, devolverá las diligencias a la Sala, quien designará un nuevo
Ejecutor y si el ofendido no se encuentra en la jurisdicción del Tribunal, éste pasará
las diligencias a la Sala que sea competente por razón del lugar.
Art. 37. El Ejecutor, en presencia del proceso, de las explicaciones del intima-
do y de las disposiciones legales, procederá según las reglas siguientes:
347
El Tribunal que conoce del recurso impondrá la multa y ordenará el juzgamiento
del culpable.
Dentro de los tres días siguientes a más tardar, y a la sola vista de los autos,
el Tribunal resolverá lo que sea de justicia.
348
Art. 42. Siempre que la Sala de lo Criminal de la Corte de Apelaciones respec-
tiva, declare que no ha lugar a la solicitud de exhibición personal o desoiga la
petición, sin apoyarse en ley expresa, podrá el solicitante recurrir de queja ante la
Corte Suprema de Justicia y ésta, resolverá dentro de veinticuatro horas lo que sea
de justicia, con vista de las razones expuestas por el interesado.
Art. 43. El recurso de queja deberá interponerse dentro de los veinte días
después de la negativa; y cuando por motivos de impedimento, no pudiere inter-
narse, el plazo empezará a contarse desde que cesó el impedimento.
Art. 44. Si los Magistrados que han negado la solicitud de exhibición, fuesen
declarados, por ello, responsables, sufrirán, además de las penas establecidas en
el Código Penal, una multa de Quinientos a Un Mil Córdobas cada uno de ellos.
Art. 45. Si la restricción de la libertad personal de que trata esta ley, procedie-
ra de una autoridad o funcionario que obra fuera de su órbita legal, el autor, cómpli-
ce o encubridor sin perjuicio de las otras penas, incurrirá en una multa de Quinien-
tos a Un Mil Córdobas.
CAPITULO II
Art. 47. El delegado puede ser una autoridad que le esté subordinada o cual-
quier funcionario o agente de policía.
349
Art. 49. El particular contra quien se reclama obedecerá inmediatamente el
mandato del Juez o delegado, a quienes podrán pedir el auxilio de la fuerza públi-
ca, sin perjuicio de las responsabilidades penales que correspondan por causa de
su renuncia.
CAPITULO III
Art. 52. La Sala dentro de seis días de recibida la causa, con presencia de las
pruebas que ella arroje y sin otro trámite, dictará sentencia confirmatoria, reformatoria
o revocatoria del auto de prisión devolviendo los autos al Juzgado de su origen,
con certificación de lo resuelto.
CAPITULO IV
Disposiciones Generales
Art. 53. Los términos que establece esta ley son improrrogables.
Art. 54. Excepto el caso del ordinal 2) del artículo primero, cabe el ejercicio de
este derecho, aunque la violación que lo motiva no se haya manifestado por he-
chos, siempre que sea inminente la consumación de los mismos.
350
Art. 56. No podrá aplicarse en ningún caso ni forma una ley, tratado, decreto
- ley, decreto, reglamento, orden, disposición o medida que haya sido declarado
inconstitucional, bajo pena para el responsable de inhabilitación para el desempe-
ño del cargo por el tiempo que indique la ley.
Art. 58. Siempre que al declararse con lugar el amparo, apareciese que la
violación cometida constituye delito, se dará parte a quien corresponda deducir la
responsabilidad por la infracción penal cometida.
Art. 59. Las multas que se apliquen en virtud de esta ley, se harán efectivas
por el Tribunal que conozca del amparo aun mediando apremio corporal, si fuere
necesario. Estas multas se impondrán a favor del damnificado o sus herederos, y
prescribirán conforme el derecho común. Las multas a que se refieren los Arts. 27
y 60 serán a favor del Fisco.
Art. 63. Queda derogada la Ley de Amparo emitida por la Asamblea Nacional
Constituyente el día seis de Noviembre de mil novecientos cincuenta. Los ampa-
ros pendientes al entrar en vigor esta ley, se continuarán tramitando de confor-
midad con ella.
351
Dada en el Salón de Sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente.
Casa Presidencial.
352
LEY DE AMPARO DE 1980
LA JUNTA DE GOBIERNO
DE RECONSTRUCCION NACIONAL
DE LA REPUBLICA DE NICARAGUA
Decreta: La siguiente:
CAPÍTULO I
Disposiciones Generales
Art. 1°.- La presente ley establece los medios legales de ejercer el derecho
de amparo, relativo a la libertad y seguridad de las personas a fin de mantener la
vigencia y efectividad del Estatuto Fundamental del país, dictado por la Junta de
Gobierno el día 20 de julio de 1979 y el Estatuto de Derechos y Garantías de los
Nicaragüenses, dictado el 21 de agosto de 1979. Conforme a ella se resolverá
toda cuestión que se suscite:
Art. 2°.- Este amparo podrá interponerse en favor del agraviado por cualquier
habitante de la República, en forma verbal, por escrito o por telégrafo, salvo el caso
del ordinal 3 del artículo anterior en que se observará lo dispuesto en el Art. 24°. de
esta misma Ley.
353
Art. 3°.- El amparo tendrá cabida contra funcionario o autoridad responsa-
ble, representante o funcionario de la entidad o institución que ordene la violación
o la cometa, contra el agente ejecutor, o contra todos; y contra el particular que
restrinja la libertad personal.
Art. 4°.- Este amparo en los casos de los Ordinales 1) y 3) del Art. 1° se
interpondrá ante la Sala de lo Criminal de la respectiva Corte de Apelaciones y
ante los Jueces de Distrito de lo Criminal contra los actos de particulares de que
habla el Ordinal 2) del Art. 1°.
CAPÍTULO II
Habeas Corpus
Si se tratara de una sentencia judicial que el reo afirme ya está cumplida por
compensaciones legales, es necesario que esté liquidada la pena para que pueda
ordenar su libertad. El Juez Ejecutor ordenará tal liquidación.
355
4) Si el que se hallare bajo la custodia de otro, sufre diferente pena o más
prisiones de las contempladas por la Ley o sentencia según el caso, o estuviese
incomunicado, contra lo que ellas previenen, el Ejecutor dispondrá por auto que
cumpla la pena señalada en la sentencia, que no sea molestada con esas prisio-
nes o que cese la incomunicación.
356
2) Cuando hubiese motivo suficiente para creer que el detenido sufrirá un
daño irreparable antes de que pueda ser socorrido en el curso ordinario del proce-
dimiento.
Dentro de los tres días siguientes a más tardar, y a la sola vista de los autos,
el Tribunal resolverá lo que sea de justicia.
Art. 17°.- El recurso de queja deberá interponerse dentro de los veinte días
después de la negativa; y cuando por motivos de inpedimento, no pudiere interpo-
nerse, el plazo empezará a contarse desde que cesó el impedimento.
Art. 18°.- Si los Magistrados que han negado la solicitud de exhibición fuesen
declarados por ello responsables, sufrirán además de las penas establecidas en el
Código Penal, una multa de quinientos a un mil córdobas cada uno de ellos.
Art. 19°.- Si la restricción de la libertad personal de que trata esta Ley, proce-
diera de una autoridad o funcionario que obra fuera de su órbita legal, el autor,
cómplice o encubridor sin perjucio de las otras penas, incurrirá en una multa de
quinientos a un mil córdobas.
CAPÍTULO III
Art. 21°.- El delegado puede ser una autoridad que le está subordinada o
cualquier funcionario o agente de policía.
357
Art. 22°.- El Juez o su delegado, en presencia de los motivos expuestos por el
particular, procederá en la forma siguiente:
CAPÍTULO IV
Art. 26°.- La Sala dentro de seis días de recibida la causa, con presencia de
las pruebas que ella arroje y sin otro trámite, dictará sentencia confirmatoria,
358
reformatoria o revocatoria del auto de prisión devolviendo los autos al Juzgado de
su origen, con certificación de lo resuelto.
CAPÍTULO V
Disposiciones Finales
Art. 27°.- Los términos que establece esta Ley son improrrogables.
Art. 28°.- El ejercicio de este derecho, cabe aunque la violación que lo motiva
no se haya manifestado, por hechos, siempre que sea inminente la consumación
de los mismos.
Art. 29°.- Siempre que al declararse con lugar el amparo, apareciese que la
violación cometida constituye delito, se dará parte a quien corresponda deducir la
responsabilidad por la infracción penal cometida.
Art. 30°.- Las multas que se apliquen en virtud de esta Ley, se harán efectivas
por el Tribunal que conozca del amparo, aun mediando apremio corporal, si fuere
necesario. Estas multas se impondrán a favor del damnificado o sus herederos,
salvo la multa establecida en el Art. 31°, que será a favor del Fisco, y todas prescri-
birán conforme el derecho común.
359
CAPÍTULO VI
Disposición Transitoria
Dado en la ciudad de Managua, a los cuatro días del mes de enero de mil
novecientos ochenta. «Año de la Alfabetización».
360
LEY DE AMPARO DE 1980
TÍTULO I
CAPÍTULO I
Objeto de la Ley
Art. 1°.- La presente Ley establece los medios legales de ejercer el derecho
de amparo, a fin de mantener la vigencia y efectividad del Estatuto Fundamental de
la República, dictado por la Junta de Gobierno el día 19 de julio de 1979 y el
Estatuto de Derechos y Garantías de los Nicaragüenses, dictado el 21 de agosto
de 1979. En consecuencia, se dará este recurso contra toda disposición, acto o
resolución, y, en general contra toda acción u omisión de cualquier funcionario,
autoridad o agente de los mismos que haya violado o viole o amenace violar esos
derechos.
CAPÍTULO II
Art. 2°.- El amparo sólo puede proponerse por parte agraviada. Se entiende
por tal, toda persona natural o jurídica a quien perjudique o esté en inminente
peligro de ser perjudicado por acuerdo, resolución, orden, mandato o acto de cual-
quier funcionario, autoridad o agente de los mismos.
361
CAPÍTULO III
Art. 3°.- El amparo tendrá cabida contra el funcionario o autoridad que orde-
ne la violación, contra el agente ejecutor, o contra ambos.
CAPÍTULO IV
Competencia
CAPÍTULO V
Términos
Art. 5°.- El amparo se interpondrá dentro del término de treinta días sin que
haya lugar de aumento por razón de la distancia.
T Í T U LO II
CAPÍTULO I
362
3. El acuerdo, resolución, orden, mandato o acto contra los cuales se reclama.
El Tribunal concederá al quejoso, un plazo prudencial para que llene las omi-
siones de los requisitos que notare en la demanda. Si el agraviado dejare pasar
este plazo, el amparo se tendrá como no interpuesto.
Art. 8°.- EL menor que hubiere cumplido quince años, podrá interponer am-
paro sin intervención de su legítimo representante, cuando éste se hallare ausente
o impedido. En tal caso el Tribunal, sin perjuicio de dictar las providencias que
sean urgentes, nombrará al menor un guardador especial para que lo represente,
pudiendo el propio menor hacer por escrito la designación de su representante. Si
el menor no hubiere cumplido quince años de edad, y se hallare ausente o impedi-
do su legítimo representante, podrá proponer amparo en su nombre el Procurador
de Justicia o cualquier otra persona.
CAPÍTULO II
2. Que, los daños y perjuicios que pudieren causarse al agraviado, con esa
ejecución sean de difícil reparación a juicio del Tribunal.
CAPÍTULO III
364
El informe a la Corte Suprema de Justicia, deberá rendirse dentro del término
de diez días, contados desde la fecha en que reciban el correspondiente oficio.
Con el informe se remitirán en su caso, las diligencias que se hubiesen tramitado.
Art. 16°.- Una vez resuelta la suspensión del acto reclamado se remitirán los
autos en el término de tres días hábiles a la Corte Suprema de Justicia para la
tramitación correspondiente, previniéndole a las partes que deberán personarse
dentro del término de tres días hábiles, más el de la distancia, para hacer uso de
sus derechos.
Art. 17°.- Recibidos los autos por la Corte Suprema de Justicia, con el infor-
me o sin él, dará el amparo el curso que corresponda.
CAPÍTULO III
Sentencia
Art. 23°.- Las sentencias deberán ser razonadas con fijación clara del acto o
actos reclamados, e indicación de los fundamentos legales en que se apoyen para
declarar la legalidad o ilegalidad del acto reclamado y de los puntos resolutivos del
365
mismo concretándose en ellos con claridad y precisión el acto o actos por los que
se concede o niegue el amparo.
Art. 25°.- La Corte Suprema de Justicia en todo caso deberá dictar sentencia
definitiva dentro de los cuarenta y cinco días posteriores a la recepción de las
diligencias por este Tribunal.
T I T U L O III
CAPÍTULO UNICO
366
4. Contra los actos que hubiesen sido consentidos por el agraviado de modo
expreso o tácito. Se presumen consentidos aquellos actos por los cuales no se
hubiese recurrido de amparo dentro del término legal, sin perjuicio de la suspen-
sión del término de conformidad al Derecho Común.
5. Contra las medidas dictadas por las autoridades o actuaciones hechas por
las mismas con anterioridad a la entrada en vigencia de la presente Ley.
Por Tanto:
Dado en la ciudad de Managua. a los veintiocho días del mes de mayo de mil
novecientos ochenta. «Año de la Alfabetización».
367
368
LEY DE AMPARO DE 1988
CONSIDERANDO:
II
III
HA DICTADO
La siguiente:
LEY DE AMPARO
369
TITULO I
Supremacía de la Constitución
CAPITULO UNICO
Asimismo deberán:
1. Dirigir todos los trámites del recurso, impedir su paralización y obligar que
se cumpla el principio de economía procesal.
370
4. Tomar todas las providencias necesarias para el cumplimiento de las reso-
luciones que dicten. No habrá caducidad en estos recursos.
TITULO II
CAPITULO I
371
3.La Ley, decreto ley, decreto o reglamento, impugnado, la fecha de su entra-
da en vigencia y la disposición o disposiciones especiales que se opongan a la
Constitución, determinando las normas que se consideren violadas o contravenidas.
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
Arto.21 Cuando por sentencia firme, en los casos que no hubiere casación
hubiese sido resuelto un asunto con declaración expresa de inconstitucionalidad
de alguna ley, decreto o reglamento, el funcionario judicial o tribunal en su caso
deberá remitir su resolución a la Corte Suprema de Justicia. Si la Corte Suprema
de Justicia ratifica la inconstitucionalidad de la ley, decreto ley, decreto o reglamen-
to, procederá a declarar su inaplicabilidad de acuerdo con la presente ley.
Recurso de Amparo
CAPITULO I
Arto.29 El menor que hubiere cumplido quince años, podrá interponer el Re-
curso de Amparo, sin intervención de su legítimo representante, cuando éste se
hallaré ausente o impedido. En tal caso, el Tribunal sin perjuicio de dictar las
providencias que sean urgentes, nombrará al menor un guardador especial para
que lo represente, pudiendo el propio menor hacer por escrito la designación de su
representante. Si el menor no hubiere cumplido quince años de edad y se hallare
ausente o impedido su legítimo representante, podrá interponer el Recurso de
Amparo en su nombre, la Procuraduría General de Justicia o cualquier otra persona.
CAPITULO II
375
1.Que la suspensión no cause perjuicio al interés general ni se contravengan
disposiciones de orden público.
2.Que los daños y perjuicios que pudieren causarse al agraviado con su eje-
cución sean de difícil reparación a juicio del Tribunal.
3.Que el reclamante otorgare garantía suficiente para reparar el daño o in-
demnizar los perjuicios que la suspensión pudiere causar a terceros, si el Amparo
fuere declarado sin lugar.
CAPITULO III
Arto.38 Una vez resuelta la suspensión del acto reclamado, se remitirán los
autos en el término de tres días a la Corte Suprema de Justicia para la tramitación
correspondiente, previniéndoles a las partes que deberán personarse dentro del
término de tres días hábiles, más el de la distancia, para hacer uso de sus dere-
chos. Si el recurrente no se persona dentro del término señalado anteriormente,
se declarará desierto el Recurso.
Arto.39 Recibidos los autos por la Corte Suprema de Justicia, con o sin el
informe, dará al Amparo el curso que corresponde. La falta de informe establece la
presunción de ser cierto el acto reclamado.
CAPITULO IV
Arto.45 La sentencia deberá ser razonada, con fijación clara del acto o actos
reclamados, indicación de los fundamentos legales en que se apoya para declarar
la legalidad o ilegalidad del acto reclamado y de los puntos resolutivos del mismo,
señalándose en ellos con claridad y precisión el acto o actos por los que se conce-
de o deniegue el Amparo.
377
Arto.49 Si dentro de las veinticuatro horas siguientes a la notificación, las
autoridades o funcionarios responsables no dieren cumplimiento a la sentencia en
el caso en que la naturaleza del acto lo permita, la Corte Suprema de Justicia
requerirá al superior inmediato de la autoridad o funcionario responsable, para que
obligue a éstos a cumplir sin demora la sentencia; si dicha autoridad o funcionario
no tuviese superior jerárquico, el requerimiento se hará directamente a ellos.
3.Cuando hayan cesado los efectos del acto, reclamado o este se haya con-
sumado de modo irreparable.
4.Contra los actos que hubieren sido consentidos por el agraviado de modo
expreso o tácito. Se presumen consentidos aquellos actos por los cuales no se
hubiere recurrido de Amparo dentro del término legal, sin perjuicio de la suspen-
sión del término de conformidad al derecho común.
378
TITULO IV
CAPITULO I
379
Arto.58 Introducido en forma el Recurso de Exhibición Personal por ame-
naza, el Tribunal solicitará a la autoridad en contra de quien se dirige el Recurso
que rinda informe en el término de veinticuatro horas; con dicho informe o sin él, el
Tribunal decidirá admitir o rechazar dicho Recurso. En el caso de que lo admitiere
se deberá proceder de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 56 en lo que
fuere aplicable. En el caso de que el Tribunal rechace el Recurso, el perjudicado
podrá recurrir de queja ante la Corte Suprema de Justicia y de lo resuelto por ésta
no habrá recurso alguno.
CAPITULO II
Arto.59 El cargo de Juez Ejecutor será gratuito y obligatorio, sólo por imposi-
bilidad física o implicancia comprobada podrá negarse a desempeñarlo. Fuera de
estas dos excepciones se le aplicará multa de hasta el veinticinco por ciento de su
salario o ingreso mensual, sin perjuicio de ser juzgado por desobediencia.
Arto.61 El Juez Ejecutor, en presencia del proceso o sin él, de las explicacio-
nes del intimado y de las disposiciones legales, procederá según las reglas si-
guiente:
Arto.64 En el caso de los incisos 1,2,4, y 5 del Artículo 61, desde la notifica-
ción e intimación del Juez ejecutor, todo procedimiento de la autoridad requerida
será nulo y delictuoso.
En el caso del inciso 3 del mismo artículo, cuando el Juez Ejecutor ordenare
la libertad, previa fianza de la haz, la autoridad judicial cumplirá lo ordenado por el
Juez Ejecutor ordenare la libertad, previa fianza de la haz, la autoridad judicial
cumplirá lo ordenado por el Juez Ejecutor y continuará el desarrollo normal del
proceso.
381
Arto.65 Cuando se presuma detenida una persona y se ignore el lugar en que
se encuentra y, además no se tuviere conocimiento de quien ordenó su detención,
el solicitante se dirigirá al Tribunal respectivo para que gire orden a la Procuraduría
General de Justicia, a fin que de inmediato averigue el lugar de su detención y
quién es el responsable de la misma. La Procuraduría con la brevedad que el caso
amerita, actuará haciendo uso de las facultades que las leyes le confieran.
La Corte Suprema de Justicia podrá hacer uso de la fuerza pública para darle
cumplimiento al auto de exhibición. El interesado podrá a su vez solicitar a la
Procuraduría General de Justicia la presentación de la acusación correspondiente.
382
Arto.69 El Tribunal correspondiente, a solicitud de parte, dictará orden para
que el Juez Ejecutor se apodere del favorecido y lo presente ante el mismo Tribu-
nal, cuando se esté en presencia de alguno de los casos siguientes:
CAPITULO III
383
CAPITULO IV
Arto.75 El delegado puede ser una autoridad que le esté subordinado o cual-
quier funcionario o agente de policía.
TITULO V
CAPITULO I
Disposiciones comunes
384
Arto.80 Siempre que al declararse con lugar cualquiera de los recursos que
establece esta ley, apareciere que la violación cometida constituye delito, se dará
parte a quien corresponda deducir la responsabilidad por la infracción penal come-
tida.
Arto.82 Las multas que se apliquen en virtud de esta ley, serán impuestas por
el Tribunal que conozca cualquiera de los recursos, y se harán efectivas por el
Ministerio de Finanzas, aún mediante apremio corporal. Estas multas prescribirán
conforme al derecho común.
Arto.84 En el caso del artículo anterior, queda facultado para conocer y resol-
ver el Tribunal de Apelaciones, sea de oficio o a petición de parte interesada.
CAPITULO II
Disposiciones finales
385
ABREVIATURAS
386
ÍNDICE ONOMÁSTICO
—A—
Acteón: 33.
Antígona: 38.
Aguirre Godoy, Mario: 162.
Amaya Cora, Carlos: 165, 200.
—B—
—C—
—D—
—E—
387
—F—
—G—
—H—
—I—
—J—
—K—
Kelsen, Hans: 31, 38, 90, 97, 99-101, 113, 114, 129-131, 134, 137, 152, 153, 155,
180, 191, 204, 205, 212, 214, 223, 226, 229.
Klein: 26.
Kirkpatrick, Jeanne: 42.
—L—
Laferriere: 33.
Lambert: 104.
388
Laroche, Humberto: 165.
Levene, Ricardo: 158, 160.
Linares Quintana, Segundo: 33, 214.
Locke, John: 38.
Loewenstein, Karl: 113.
Luis XIV: 31.
—M—
—O—
—P—
—R—
—S—
389
Sieyes: 51, 53.
Silva Bascuñan, Alejandro: 212.
Sófocles: 38.
Solón: 38.
Somarriba, Aristides: 227.
—T—
—V—
—W—
—Z—
390
Índice de Artículos
Código Civil
Art. 296: 127.
Art. 1870: 70, 242.
Código Penal
Art. 14: 225.
Art. 165: 239.
391
Constitución de Nicaragua (1838)
Art. 109: 55.
392
Art. 51: 65.
Art. 59: 65.
Art. 179: 197.
Art. 225: 65.
Art. 323: 65.
393
Art. 70: 133.
Art. 71: 35, 180, 181, 187.
Art. 72: 180.
Art. 79: 180.
Art. 80: 133.
Art. 81: 181.
Art. 119: 180.
Art. 125: 180.
Art. 129: 243.
Art. 130: 28, 269.
Art. 138: 104, 180, 192.
Art. 139: 264.
Art. 141: 187, 210.
Art. 142: 210.
Art. 143: 210.
Art. 148: 264.
Art. 150: 46, 187, 203.
Art. 151: 181, 264.
Art. 152: 192.
Art. 156: 230, 264.
Art. 159: 231.
Art. 160: 47.
Art. 162: 264.
Art. 163: 214.
Art. 164: 214, 215, 241, 242, 245.
Art. 165: 46, 118.
Art. 167: 229, 257.
Art. 172: 264.
Art. 173: 46, 173, 209, 263.
Art. 182: 104, 120, 132, 138, 143, 205-207, 212, 224, 225, 227, 242.
Art. 183: 211.
Art. 184: 192, 197, 200.
Art. 187: 99, 177, 200, 203, 205-207, 212-215, 220, 234.
Art. 188: 99, 181, 200, 205, 207, 235, 242.
Art. 189: 99, 200, 205, 271.
Art. 190: 200.
Art. 191: 232.
Art. 192:210.
Art. 194: 228.
Art. 196: 212.
Art. 198: 212.
Art. 199: 209.
394
Decreto N° 11/1990 de Creación de la Comisión Nacional de Revisión de Con-
fiscaciones
Art. 7: 234.
395
Ley de Amparo de 1988
Art. 2: 203, 205, 212.
Art. 3: 242.
Art. 4: 159.
Art. 5: 117, 118, 119, 121, 225, 227, 258.
Art. 6: 203, 204, 206, 207, 213-215, 218-220, 242.
Art. 7: 203, 204, 215, 216.
Art. 8: 214.
Art. 10: 201, 218, 220.
Art. 11: 213, 215, 216, 218, 221.
Art. 12: 216, 218, 221.
Art. 13: 218, 221.
Art. 14: 219-221, 223.
Art. 15: 222.
Art. 17: 222.
Art. 18: 132, 143, 167, 222, 223.
Art. 19: 132, 135, 143, 159, 202, 218, 222, 223, 227.
Art. 20: 159, 223, 225.
Art. 21: 159, 225.
Art. 22: 120, 192.
Art. 23: 206, 235, 237, 242, 246.
Art. 24: 242.
Art. 25: 245.
Art. 26: 201, 244, 251.
Art. 27: 248, 253, 254.
Art. 28: 255.
Art. 29: 243.
Art. 32: 255.
Art. 33: 256.
Art. 34: 256.
Art. 35: 256.
Art. 38: 246, 257, 265.
Art. 39: 258.
Art. 40: 258.
Art. 41: 243, 245, 258, 264, 266.
Art. 42: 250.
Art. 43: 258.
Art. 44: 259.
Art. 45: 259.
Art. 46: 259.
Art. 48: 266.
Art. 49: 266.
Art. 51: 120, 201, 202, 244, 260, 261, 263.
Art. 52: 271.
Art. 59: 272.
Art. 67: 272.
396
Art. 74: 271.
Art. 78: 244.
Art. 83: 272.
Ley de Municipios
Art. 40: 254.
Art. 9: 229.
Ley del 2 de julio de 1902
Art. 15: 59, 64.
Ley Orgánica de los Artículos 103 y 107 Cn. del 10 de enero de 1936
Art. 103: 54.
Art. 107: 54.
Indice de sentencias
1911
S. 1:30 p.m. del 24 del febrero de 1911, B.J., pág. 15: 125.
1913
1914
1915
1916
1917
1918
1919
1920
1921
1922
1923
1925
1926
1927
1928
399
1929
1930
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1945
400
1946
1947
1948
1949
1950
1951
1952
1953
1954
1955
401
1956
1958
1961
1962
1963
1964
1965
S. 11:40 a.m. del 26 de mayo de 1965, B.J., pág. 156: 73, 244.
S. 9:45 a.m. del 2 de septiembre de 1965, B.J., pág. 256: 71, 235.
S. 11:40 a.m. del 30 de noviembre de 1965. B.J., pág. 355: 71, 236.
1966
402
1967
1968
1969
S. 10 a.m. del 26 de marzo de 1969, B.J., pág. 56: 71, 79, 262.
S. 11 a.m. del 28 de abril de 1969, B.J., pág. 78: 75.
S. 10 a.m. del 29 de mayo de 1969, B.J., pág. 109: 127.
1970
S. 11:40 a.m. del 9 de febrero de 1970, B.J., pág. 28: 73, 244.
S. 10 a.m. del 3 de marzo de 1970, B.J., pág. 37: 82.
S. 10 a.m. del 9 de marzo de 1970, B.J., pág. 42: 82.
S. 10 a.m. del 27 de abril de 1970, B.J., pág. 68: 83.
S. 9:30 a.m. del 5 de agosto de 1970, B.J., pág. 20074: 227.
S. 8:30 a.m. del 13 de agosto de 1970, B.J., 186: 227.
1971
1972
403
1974
1975
1976
1977
1978
1979
S. 10:35 a.m. del 2 de febrero de 1979, B.J., pág. 459: 250, 257.
S. 9 a.m. del 29 de marzo de 1979, B.J., pág. 487: 248.
S. 10:30 a.m. del 29 de marzo de 1979 B.J., pág. 488: 257.
1980
404
S. 9 a.m. del 10 de septiembre de 1980, B.J., pág. 254: 264.
S. 11 a.m. del 10 de septiembre de 1980 B.J., pág. 255: 269.
1982
1983
1984
1985
1986
1987
405
S. 12 m. del 23 de abril de 1987, B.J., pág. 144: 261.
S. 9:30 a.m. del 24 de agosto de 1987, B.J., pág. 285: 270.
1988
1989
1990
1991
406
S. 11 a.m. del 24 de noviembre de 1991, B.J., pág. 170: 215.
S. 9:00 a.m. del 10 de diciembre de 1991 B.J., pág. 233: 268.
1992
1993
1994
1995
1996
S. 9 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 36: 209, 229, 234.
S. 9:20 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 40: 209, 229, 232, 234.
S. 9:45 a.m. del 8 de febrero de 1996, B.J., pág. 44: 209, 229, 232.
S. 12:30 a.m. del 20 de marzo de 1996, B.J., pág. 68: 269.
S. 10:30 a.m. del 21 de marzo de 1996, B.J., pág. 84: 248.
S.10:30 a.m. del 26 de marzo de 1996, B.J., pág. 88: 235, 247, 248.
S. 10:30 a.m. del 27 de marzo de 1996, B.J., pág. 91: 247, 261.
S. 12:30 a.m. del 16 de abril de 1996, B.J., pág. 96: 250.
S. 10:30 a.m. del 17 de abril de 1996, B.J., pág. 103: 248.
S. 10:30 a.m. del 18 de abril de 1996, B.J., pág. 107: 248.
S. 10:30 a.m. del 30 de abril de 1996, B.J., pág. 115: 247.
S. 10:30 a.m. del 2 de mayo de 1996, B.J., pág. 125: 250.
S.10:30 a.m. del 4 de junio de 1996, B.J., pág. 161: 249, 250, 269.
S. 9:00 a.m. del 3 de julio de 1996, B.J., pág. 194: 247.
408
S. 9 a.m. del 4 de julio de 1996, B.J., pág. 202: 208, 247, 250.
S. 9:00 a.m. del 5 de julio de 1996, B.J., pág. 208: 248.
S. 9:30 a.m. del 15 de julio de 1996, B.J., pág. 194: 248.
S. 12:30 p.m. del 5 de agosto de 1996, B.J., pág. 236: 209, 210, 229.
S. 9:00 a.m. del 26 de agosto de 1996, B.J., pág. 257: 248.
S. 12:30 a.m. del 12 de noviembre de 1996, B.J., pág. 320: 258, 265.
S. 10:30 a.m. del 20 de noviembre de 1996, B.J., pág. 326: 263.
1997
Índice Analítico
—A—
Acción: 26, 35, 40, 69, 112, 114, 127, 142, 149, 152, 155, 180, 188, 189, 203, 213,
218, 235, 236, 237, 238, 246, 247, 265;
Abstracta: 155, 156, 165, 189, 213;
Autónoma: 218;
De Amparo: 62, 63, 70, 78, 80, 263, 265;
De fraude pauliano: 126;
De habeas data:273, 277, 278;
De impugnación: 216;
De inconstitucionalidad: 155, 165, 170, 188;
De simulación: 126;
Judicial: 144;
La cosa juzgada como: 123;
Legislativa: 141, 187, 223;
Oblícua: 70, 242;
Para reclamar la violación constitucional: 120;
Popular: 57, 61, 62, 71, 84, 86, 114, 165, 177, 178, 200, 206, 207, 208, 213-215,
219, 234, 271;
Reivindicatoria: 77;
Típica: 224;
Y desistimiento: 80.
Actos
Administrativos: 106, 107, 195, 199, 209, 226, 234;
Anulados: 144;
Anulabilidad de los inconstitucionales: 113, 134;
409
Anulación por juez constitucional: 97, 132, 259;
Cantonales: 177;
Consentidos por el agraviado: 67, 78, 262;
Consumados irreparablamente: 61, 66, 83, 251, 257;
Contrarios a la constitución: 56, 57, 205, 235;
Contrarios a la lealtad y la buena fe: 121;
De autoridades no judiciales: 164, 165, 199, 201, 235, 236;
Del poder ejecutivo: 209;
Del poder público: 90;
De los Estados nacionales: 91;
De los particulares: 78, 264;
De soberanía: 228;
Examen de su regularidad por tribunal constitucional: 114;
Federales: 177, 188;
Futuros: 78;
Inconstitucionales: 82, 120;
Inconstitucionales del poder ejecutivo: 53, 114;
Inconstitucionales del poder legislativo: 53;
Individuales: 180;
Inexistentes: 25;
Irregulares: 97, 114;
Jurídicos: 114;
Legislativos: 261;
Negativos: 255;
No judiciales: 126;
Normativos: 109;
Opuestos a la Constitución: 179;
Orden de realización de los: 52;
Políticos: 177;
Positivos: 255;
Probables: 78;
Procedencia del control constitucional por: 183;
Procesales: 79, 89, 93, 95, 117, 119;
Prohibición de realizar un: 52;
Prohibitivos: 255;
Públicos: 130;
Relativos a la organización del Estado: 262, 263;
Restrictivos de la libertad personal:
Por autoridades: 199, 271, 272;
Por particulares: 57, 61, 62, 65, 68, 86, 94, 200, 271;
Subjetivos: 109;
Y control total y parcial: 177;
Y efectos ex-nunc: 167;
410
Ad quem: 217.
Amparo-casación: 54.
Amparo propiamente dicho: 59-66, 68, 69, 93, 94, 143, 182, 200, 271.
Apelación: 52, 77, 79, 81, 126, 164, 173, 176, 183, 217, 225, 250, 261, 369.
Auto de prisión, recurso contra: 56, 61-66, 68, 69, 87, 88, 94, 200.
—B—
Beschwerde: 90.
—C—
Caducidad
En el principio de impulso oficial: 117;
En el recurso de amparo: 77, 80, 81, 121;
En nuestro sistema de amparo: 258;
Su término en la acción popular: 207;
Y retroactividad de la sentencia del amparo: 131.
Casación: 68, 77, 126, 162, 164, 222, 223, 225, 226, 261;
Corte de: 56-59, 61, 64, 65, 136, 149, 150, 164, 173;
En el fondo: 47, 59, 65, 105, 163, 199, 223, 227, 249;
En la forma: 59, 199.
En interés de la ley: 59, 164, 199;
Finalidad de la: 164;
Penal: 106;
Tribunal de: 72, 74, 76, 77, 80, 81, 85, 87, 176, 199, 200, 218, 223, 225, 245, 246,
255, 261, 264, -266, 272.
411
Certification of questions: 52.
Clasificación
Del control constitucional:
Admisión libre o restringida: 175
Concurrentes: 173;
Mixto: 175,
Nacional e internacional: 173;
Parlamentario: 171;
Permanente y para cada caso: 175;
Político y jurisdiccional: 170;
Positivo y negativo: 169;
Por el ejecutivo: 172;
Por el electorado: 173;
Por letrados o por legos: 174;
Preventivo: 175;
Reparador: 175;
Total o parcial: 177;
de las sentencias en la justicia constitucional: 129, 130;
Clasificación de la manipulación legislativa:
Delegativas: 142;
Que desechan una interpretación y acogen otra: 141;
Que extraen de la disposición explícita una norma implícita: 142;
Que suplen omisiones del legislativo: 142;
Que sustituyen la norma escrita por otra norma: 142;
Código
Civil: 128, 134, 238, 244;
Cubano: 159;
De Hammurabi: 38;
De las Diez Libertades: 38;
De Instrucción Criminal: 128, 271;
De Procedimiento Civil: 47, 80, 81, 93, 128, 217, 226, 227, 264, 266;
Italiano:
Penal: 142;
de Procedimiento Penal: 134, 142;
Mercantil: 128, 134;
Napoleónicos:
Civil: 150;
Procesal Civil: 150;
Penal: 150;
Instrucción Criminal: 150;
Comercial: 150;
Procesal Civil costarricense: 150;
Procesal Mercantil: 128.
Constitucionalidad: 140, 154, 157, 208, 211, 212, 222, 223, 250;
412
Corte de: 162;
Como parte del núcleo de competencia de la justicia constitucional: 90;
Control de la: 28, 90, 114, 147, 148, 154-156, 160, 163, 171-173, 175, 176, 205,
222;
Control preventivo de la: 193-195;
Confictos entre poderes y: 214, 215;
De los tratados: 197;
Efectos de la declaración de: 227;
En Nicaragua: 196, 202;
Ventajas del: 196;
De las sentencias judiciales: 106;
De las leyes: 105, 109, 143, 148, 150, 153-155, 158, 172, 213, 220;
De los actos del ejecutivo: 106;
En Estados Unidos: 90, 93;
En Inglaterra: 170;
Estado de Derecho y control de la: 28;
Sistemas de control de la: 90, 147, 156, 159, 165, 167;
Y Corte Plena: 163;
Y Ley de Amparo: 64, 67, 106, 135, 227, 258;
Y Sala de lo Constitucional: 163.
Constituyente
Asamblea: 103, 134, 170;
Desarrollo legislativo y: 46;
Intención del: 98;
Mexicana de 1842: 53;
Como expresión del poder soberano del pueblo: 232
Voluntad del: 70, 104,
Y poderes constituidos: 232;
Poder: 103, 104, 111, 115, 210, 232;
Derivado: 164, 105, 232;
Originario: 210, 232;
Primigenio: 232;
Y rigidez de la Constitución: 46,
Y reforma de la Constitución: 18;
Límites del: 104.
Control constitucional
Actuación de oficio del órgano de: 60, 63, 66, 68, 76, 77, 83, 95, 114, 117, 119, 126,
127, 129, 132, 152, 158, 163, 177, 190, 200, 201, 217, 218, 224, 226, 227, 229,
246, 252, 255, 257, 258, 264, 266, 272;
A través del recurso de amparo: 165;
Concentración del: 16, 17, 39, 91, 147, 154, 156, 159, 176;
Clasificaciones del:
Admisión libre o restringida: 175
Concurrentes: 173;
413
Mixto: 175,
Nacional e internacional: 173;
Parlamentario: 171;
Permanente y para cada caso: 175;
Político y jurisdiccional: 170;
Positivo y negativo: 169;
Por el ejecutivo: 172;
Por el electorado: 173;
Por letrados o por legos: 174;
Preventivo: 175;
Reparador: 175;
Total o parcial: 177;
Como presupuesto de la justicia constitucional: 102, 113;
Condiciones de procedencia del: 183;
E independencia del órgano controlador: 113;
En el leninismo: 32, 103;
Figuras del: 29;
Instituciones del: 29;
Legitimidad para pedir el: 155;
Omisiones del legislativo y: 19;
Objeto del: 180
Plazo al legislativo para dictar ley en mora: 179, 183;
Potestades decisorias del: 113;
Rigidez constitucional y sistema de: 15;
Situaciones del: 29;
Sistemas de:
Por su extensión:
De alcance general: 159;
De alcance mixto: 160:
De alcance particular: 160;
Por la naturaleza del órgano:
De control judicial: 161;
De control político: 162;
De control por tribunal especial: 161;
De control por tribunal ordinario: 161;
Por la forma de proponerlo:
Ante corte suprema de justicia: 163;
Ante tribunal ordinario: 165;
Ante tribunal especial constitucional: 163;
Por sus efectos:
Efectos constitutivos: 167;
Efectos declarativos: 165;
Valoración de los sistemas de: 167;
Sistemas decisorios y no decisorios: 189, 190;
Sistemas retroactivos y no retroactivos: 191;
Sobre toda la actividad estatal: 115;
414
Técnicas procesales y: 140;
Vías para completar el cumplimiento de obligaciones constitucionales: 185.
Consejo Constitucional: 96, 98, 149, 150, 170, 171, 177, 190, 194, 195.
Corte Suprema de Justicia: 47, 53, 56, 57, 59,61-65, 71-76, 261.
Cosa juzgada
Constitucional
Amparo y: 132;
Considerandos y: 144;
Efectos de la: 130, 142;
En la jurisdicción constitucional: 142;
Retroactividad y: 131;
Sentencia y: 130;
Y ratio desideridi: 144;
General
Características:
Inmutable: 125;
415
Relativa: 125;
Renunciable: 126;
Efectos: 123, 124;
Formal: 127;
Fraudulenta o simulada: 125;
Material: 127;
No puede declararse de oficio: 126.
Creación
Del Estado democrático de Derecho: 28,
Del Derecho: 101, 170, 178, 222;
Del Estado: 112;
De órganos: 102, 162;
De nuevos tipos: 130;
Del sistema austríaco: 154;
De una situación jurídica nueva: 166, 209;
De comisiones especiales: 176;
Jurisprudencial: 22, 162, 182, 200, 267, 278,
De la ley: 193;
De bancos de datos: 273;
De Tribunales Constitucionales Especiales: 29, 154, 163.
Cumplimiento
De la Constitución: 28, 29, 32, 51, 53-55, 57, 59, 64, 70, 71, 89, 93, 103, 136, 161,
170, 189, 199.
De la Convención Europea: 152;
De obligaciones:
De legislar: 184;
Constitucionales: 179, 185, 186;
De las sentencias: 61, 67, 81, 121, 257, 266;
De los contratos por la autoridad: 71, 235, 236;
De los derechos y garantías fundamentales: 25, 46, 61, 62, 65, 68;
De los derechos humanos: 39, 41, 44, 45, 102;
De los derechos sociales: 40, 43, 133;
De los fueros: 50;
De los requisitos del escrito de interposición: 74, 274;
De los requisitos procesales: 217;
Del derecho comunitario: 152, 173;
Del principio de buena fe: 119;
Del principio de relatividad de la cosa juzgada: 126;
De tratados internacionales: 187;
De una prestación: 123, 179, 236;
Discrecional por el legislador: 141, 183.
—D—
División de poderes: 28-30, 107, 143, 147, 149, 189, 191, 261.
416
Desasimiento del Tribunal: 123, 124.
Democracia
Clases de: 30,
Enseñanza de valores: 45;
En los tribunales: 100;
Formal: 31;
Instituciones de la semidirecta: 45;
Instituciones de la semi-representativa; 178;
Obstáculos a la: 30;
Perspectivas de la: 30;
Separación de poderes y: 33;
Transición hacia ella en Nicaragua: 32.
Derecho
Adjetivo: 128;
Administrativo: 186;
Aragonés: 50;
Argentino: 186;
Civil: 26, 128;
Constitucional: 43, 44, 143, 151, 186;
Argentino: 43, 185;
De la Integración: 151;
Del Poder: 42;
Material: 143;
Constitucional Procesal: 89;
Consuetudinario: 170;
Comercial: 26, 101, 162;
Común: 73;
Comunitario: 110, 151, 173, 174;
Comparado: 128, 182, 183;
De Familia: 26;
Del Trabajo: 26, 27, 40;
Económico: 26, 27;
Formal: 26;
Inglés: 49;
Individualista: 26;
Instrumental: 128;
Internacional: 42, 110, 114;
Internacional Público: 38, 151;
Interno: 114, 174;
417
Material: 26, 89, 90, 128;
Mexicano: 52, 68;
Objetivo: 26, 164;
Penal: 26;
Político: 26;
Positivo: 37, 170;
Privado: 26, 27;
Procesal: 34, 89, 90, 92, 123, 128, 144, 186;
Administrativo: 34, 128;
Civil: 128;
Constitucional: 29, 34, 89, 90, 92, 93, 128, 129, 144, 162;
Laboral: 128, 129;
Militar: 128;
Penal: 89, 128, 129;
Público: 26, 27, 29, 89,
Romano: 49, 101,
Social: 26, 27;
Subjetivo: 26, 43, 179, 185, 186;
Sustancial: 123, 128;
Vigente: 141, 153, 155.
Derechos Humanos
Antecedentes históricos: 38;
Aplicación de la norma más favorable: 121;
Carácter tridimensional de los: 39;
Como fin del Estado: 44;
Concurrencia de controles constitucionales y: 173;
Defensa y cumplimiento de los: 29, 35, 44;
Educación en los: 35,
Estado constitucional de Derecho y: 40;
Estado de Derecho y: 39;
Garantías de los:
Jurisdiccionales: 47;
Normativas: 46;
Políticas: 45;
Habeas data y: 275;
Habeas corpus y: 186;
Instrumentos internacionales de: 92, 173, 211, 238, 273;
Internacionalización y universalización: 39, 42, 47;
Interpretación de leyes concernientes a: 97;
Justicia internacional y: 91;
Principio de celeridad y la defensa de los: 118;
Positivización de los: 39,
Procuraduría de los: 35, 45, 180, 187, 237, 238;
Reconocimiento y respeto de los: 34, 35,
Relaciones entre los: 41.
418
División de poderes: 28-30, 107, 143, 147, 149, 189, 191, 261.
—E—
Efectos de la sentencia
Ex nunc: 124, 157, 159, 167, 224;
Ex tunc: 124, 157, 159, 165;
Erga omnes: 53, 68, 129, 130, 137, 143, 145, 159, 160, 189, 190, 191.
Ejecutivo, poder: 27, 30, 32, 43, 53, 56, 85, 96, 102, 106, 107, 149, 150, 157,
161,171, 194, 197, 209, 215, 232, 251.
Erga omnes: 53, 68, 129, 130, 137, 143, 145, 159, 160, 189, 190, 191.
Error(es)
Común: 166,
Corrección en el recurso de amparo: 139, 216;
Corrección en segunda instancia: 79;
De cálculo numérico: 124;
De carácter procesal: 139;
De copia: 124;
De referencia: 124;
En el nombre del recurrido: 245, 249;
En la Ley de Amparo: 224;
In iudicando: 159, 205, 223;
In procedendo: 159, 205, 223;
Writ of: 52.
Escrito de interposición: 60, 74, 75, 216, 217, 222, 247, 249, 255.
Estado
Administrador: 27;
Benefactor o de Bienestar: 27, 28, 31;
Constitucional de Derecho: 28;
Su relación con el Estado de Derecho: 28;
De Derecho: 29;
Concepto: 25;
Condiciones de su existencia: 28;
Condiciones para su funcionamiento: 31;
Creación de la Ciencia Política: 31;
Instituciones que garantizan su funcionamiento:
419
Acciones contra actos de las autoridades: 34;
Opinión pública: 31;
Constitución escrita: 33;
Separación de poderes: 33;
Democrático de Derecho: 28;
Liberal burgués: 25;
Liberal de Derecho: 25;
Social de Derecho: 26-28.
Estatuto
Albertino: 205.
Fundamental de los Nicaragüenses: 68, 69, 212.
General de la Asamblea Nacional: 208, 210, 211, 215, 233.
legal: 182.
sobre los Derechos y Garantías de los Nicaragüenses: 67-69, 212, 252.
Exhibición personal, recurso de (Ver habeas corpus): 92, 199, 200, 206, 215,
242, 247, 268, 271, 272.
—F—
Fundamentales
Condiciones del Estado de Derecho: 28;
Derechos: 25, 28, 29, 31, 33, 37-40, 42, 43, 46, 47, 54, 70, 90, 98, 107, 109, 120,
150, 183, 184, 205-207, 213, 237, 239, 240, 261, 271;
Garantías: 25, 28, 29, 31, 93, 205;
Leyes: 149, 172;
Libertades: 25, 28, 37, 39, 47;
Principios: 29, 98, 118, 195, 214, 231, 232.
—G—
Garantías constitucionales: 59, 60, 92, 93, 161, 188, 190, 207, 242, 270.
—H--
Habeas
corpus (Ver exhibición personal): 29, 35, 47, 49, 50, 55, 56-59, 61-69, 83, 85, 86,
90, 94, 95, 97, 109, 117, 186, 199, 271, 273, 278;
Writ of: 52;
data: 29, 35, 90, 92, 95, 97, 109, 181, 273-275, 277, 278.
Improcedencia
Aceptación del acto como motivo de: 120, 261;
Agotamiento de la vía administrativa y: 76, 251,
Bi-instancialidad y: 72;
Casos en que procede: 61, 67, 77, 78, 264;
Como forma de terminar el amparo: 77;
Competencia para declararla: 72, 77, 221, 264;
Declaración después de tramitado el amparo: 76, 255;
Declarada de oficio: 77, 83, 229, 264;
Desistimiento y: 80, 259, 265;
Motivos de: 61, 67, 77, 79, 82;
Por tratarse de asuntos judiciales: 61, 67, 77, 260;
Su examen por la Corte Suprema de Justicia: 77.
Incapacidades: 209.
Incompatibilidad
En materia electoral: 209;
En ejercicio de cargos de elección popular: 209;
Entre el control previo y el a posteriori: 196.
Inhabilidades: 209.
Inhibiciones
En materia electoral: 209.
Integración
De la Junta Directiva de la Asamblea Nacional: 208;
De los órganos electorales: 91;
De los poderes del Estado: 177;
Del Derecho: 178, 185;
Derecho constitucional de la: 151;
Económica: 91, 92;
421
Europea: 198;
Intercessio: 49.
Interpretación
Anulación de la: 135;
Auténtica de la Constitución: 104, 105;
Criterio de: 232;
De la Constitución: 52, 96-99, 104, 112;
Por la Corte Suprema de Justicia: 105, 135;
Por el legislativo: 104;
De leyes federales: 96;
De leyes: 198;
De la Constitución por leyes ordinarias: 104, 105;
Errónea: 135, 249;
En el Derecho comparado: 105;
El principio pro homine: 120;
El principio pro libertate: 120;
Efectos para el futuro de la: 135;
Extensiva: 136, 137;
En la manipulación legislativa: 141, 142;
Infracción constitucional por mala: 75;
Inconstitucionalidad de la: 135, 141;
Importancia de la jurisprudencia en la: 178;
Judicial: 149, 179, 182, 223;
Límites del legislativo en la: 104,
Poder Constituyente: 104;
Problemas de la: 150, 151;
Restrictiva por los tribunales: 40;
Stare decisis: 153;
Sistemas de: 149, 150, 163;
Transformación de la Constitución por la: 112;
Irretroactividad
Como medio de garantizar la seguridad jurídica: 47;
Excepciones al principio de: 155, 229;
422
De la sentencia de inconstitucionalidad: 156;
Suavización del principio de: 166;
De las leyes: 229;
—J—
Judicial
Autoridad: 114, 226;
Comisión: 245;
Control: 31, 90, 147, 148, 151, 161, 167, 182, 203, 205;
Funcionario: 77, 161, 248, 260, 261;
Poder: 34, 47, 51, 53, 54, 57, 59, 68, 84, 91, 93, 98, 102, 106, 107, 118, 149, 150,
151, 159, 161, 163, 164, 170, 171, 173, 183, 191, 222, 223, 226, 231, 232, 234,
251, 253, 261, 268;
Resolución: 67, 107, 123, 153, 177, 200, 223, 261;
Sentencia: 106, 155, 185;
Sede: 34, 54, 185;
Vía: 152, 185, 202, 278.
Juez: 26, 50, 51, 64, 77, 79, 86-88, 91, 117, 119, 123, 126, 148, 151-153, 156, 158,
178, 180, 185, 201, 217, 218, 225-227, 230;
Administrativo: 195;
A quo: 164, 217, 226;
Competente: 230, 231;
Constitucional: 97-100, 106, 120, 129, 132, 134, 139, 143;
Como legislador negativo: 97, 129, 142;
Como legislador positivo: 98, 129, 142;
De Distrito: 61, 65, 72, 86, 272;
De primera instancia: 79;
Ejecutor: 56, 61, 64, 67, 84, 242, 272,
Inferior: 164, 190, 225, 226;
Natural: 47, 206;
Norteamericano: 153;
Ordinario: 176, 193.
Justicia constitucional
Clasificación de las sentencias en la: 129, 130;
Como contrapeso al poder del Estado: 102;
Como rama del Derecho Procesal Constitucional: 90;
Competencias esenciales del: 90;
423
Concepto de: 97;
Contenido de la: 92, 103;
Crítica a la: 103;
Creación de la: 97, 98, 102;
División de poderes y: 98, 101, 103;
Fundamento de la: 103;
Justificación de la: 102;
Legitimidad democrática y: 99;
Materia de la: 90;
Necesidad de la: 99, 101;
Origen y competencias de la: 90;
Poder constituyente y: 103;
Poder ejecutivo y: 106;
Poder electoral y: 107;
Poder judicial y: 106;
Poder legislativo y: 105;
Presupuestos de existencia de la:
Control constitucional sobre toda la actividad estatal: 115;
Constitución rígida: 111;
Legitimación de los interesados: 114;
Órgano de control independiente: 113;
Potestades decisorias: 113;
Principios de la:
Aplicación de la disposición más favorable: 121;
Buena fe: 118;
Celeridad: 118;
Derecho a la legalidad constitucional: 119;
Economía procesal: 118, 121;
Gratuidad: 118;
Impulso oficial: 117;
Informalidad: 117,
Inmediación: 119;
Prevalencia de la Constitución: 121;
Pro hómine: 18, 120, 231;
Pro libertate: 18, 120, 231;
Sistemas de:
Alemán: 157;
Austríaco: 147;
Bases del sistema austríaco: 154;
Difuso: 147;
Bases del sistema difuso: 152;
Inconvenientes del sistema difuso: 152;
Diferencias entre los sistemas: 156;
Acercamiento de los sistemas: 157;
Español: 157;
Francés: 148;
424
Inglés: 151;
Italiano: 157;
Jurisprudencia
Cambios económicos, políticos o sociales y: 129, 145;
Casación en interés de la ley y: 59, 64, 164, 225, 226;
Como fuente del Derecho: 98;
Control constitucional y: 29, 169, 199;
Creación de la: 128, 178;
De la Suprema Corte de los Estados Unidos: 104, 153;
Del Tribunal Constitucional español: 106;
En materia electoral: 107;
Obligatoriedad de la: 160, 164;
Problemas de competencia y: 136;
Ratio desideridi: 129, 144;
Sobre el amparo: 71, 82, 106, 235, 247, 257, 267;
Sobre el recurso de inconstitucionalidad de la ley: 228;
Sobre la cosa juzgada: 126;
Sobre la deserción: 81;
Sobre la improcedencia del amparo en asuntos judiciales: 77, 261;
Seguridad jurídica y: 129;
Violación por omisión y: 178;
—L—
Legalidad: 172;
Actuación de los jueces y: 100;
Casación y: 136;
425
Constitucional: 114, 119;
Control de la: 31, 34, 54, 222;
De la Administración: 28, 195, 208,
Principio de: 29, 208, 209, 211.
Legitimación: 159, 166, 186, 187, 195, 206, 217, 218, 237;
Activa: 69, 139, 215, 217-219, 241, 255, 271, 277;
ad causam: 70, 218, 241;
Amplia: 111, 114, 176, 239;
De los interesados: 111, 114, 169;
Limitación de la: 196;
Pasiva: 71, 139, 215, 217, 218, 242, 255, 271, 277;
Personal: 184;
Restringida: 176, 189;
Vías de: 186.
Ley Orgánica del Poder Judicial: 93, 118, 119, 164, 226, 227.
—M—
Manipulación legislativa
Concepto: 141;
Clasificación: 141;
Delegativas: 142;
Que desechan una interpretación y acogen otra: 141;
426
Que extraen de la disposición explícita una norma implícita: 142;
Que suplen omisiones del legislativo: 142;
Que sustituyen la norma escrita por otra norma: 142.
—N—
Neocapitalismo: 27.
Nomos: 148.
Normas
Administrativas: 189;
Cantonales: 177;
Constitucionales: 70, 97, 98, 133, 182, 183;
Cerradas: 47;
De garantía del debido proceso: 147;
De prognosis: 182;
Inaplicables: 132;
Intangibles: 210, 229;
Interpretación de las: 97, 104, 129;
Manipulación legislativa de las: 141, 142;
No programáticas: 40;
Programáticas: 40, 134, 185;
Que no permiten desarrollo legislativo ordinario: 46;
Supremacía de las: 97, 111, 130, 157, 203;
De competencia: 233, 242;
De garantía: 70,
De organización;
De procedimiento: 89, 210, 233;
De Derecho Comunitario: 110, 174;
De Derecho Económico: 27;
De Derecho Internacional: 110;
De Derecho material: 217;
De Derecho Privado: 26, 37;
De Derecho del Trabajo: 27;
De ejecución: 188;
De elección: 89;
Del constitucionalismo clásico: 42;
Del constitucionalismo social: 43;
Del ius naturale: 148;
Del ius positivum: 148;
Dictadas con anterioridad a la Constitución: 212;
Estatales o federales: 90;
Control de la constitucionalidad de: 193;
Externas: 110;
Generales: 80, 113, 114, 191, 212;
427
Inconstitucionales: 46, 132, 134, 170, 212;
Inferiores: 203;
Internas: 110, 208, 174;
Jurídicas: 89, 130, 133, 193, 230;
Legales: 189, 233;
Más favorable: 121,
Nulas: 20, 191;
Procesales: 89;
Núcleo
De las competencias de la justicia constitucional: 90;
Del contenido de los derechos fundamentales: 37;
Del Derecho Procesal Constitucional: 89.
—O—
Obligaciones:
Civiles: 238;
Constitucionales: 179, 180, 185, 186, 187;
Sin plazo: 43.
Omisión
Control de la gubernativa: 10, 187;
Como objeto del recurso de amparo: 235, 246;
De cualquier autoridad o agente: 69, 236, 242;
De un requisito del recurso: 221;
De uno de los elementos del recurso: 221;
Legislativa: 132, 184, 185;
Inconstitucionalidad por: 29, 134, 136, 178-180, 183, 186-188;
Violación por: 178;
Inconstitucional: 136, 178, 180, 183, 185, 187, 189;
Objeto del control por:
Absoluta: 180, 181, 184;
Relativa: 180;
Parcial: 184;
Y derogación expresa o tácita de la ley: 138;
Acción de inconstitucionalidad por: 188;
Tratados internacionales y: 187;
Deber de legislar y: 189;
Sentencias:
Aditivas y: 97, 129, 132, 137;
Aditivas prestacionales y: 133;
Estimatorias aditivas y: 136;
Simple: 133;
428
Y legitimación ad causam pasiva: 218;
Y plazo al ejecutivo para resolver o reglamentar: 187.
—P—
Plazo
Al ejecutivo para promulgar las reformas constitucionales: 228;
Al ejecutivo para resolver o reglamentar: 187;
Al legislativo para anular la ley inconstitucional: 134;
Al legislativo para eliminar y reformar: 134;
Al legislativo para llenar omisión: 182, 183;
Al legislativo para regular: 138;
Al recurrente para llenar omisiones en el escrito de interposición: 63, 66, 72, 76,
139, 140;
En el recurso contra auto de prisión: 87;
En la exhibición personal: 84, 86;
Forma de contar los: 244;
Improrrogables: 244;
Interrupción del: 73;
Para comparecer ante la Corte: 81;
Para interponer el recurso de amparo propiamente dicho: 65, 73;
Para personarse ante la Corte Suprema de Justicia: 81, 246;
Para que opere la deserción: 81;
Suspensión de los: 73;
Vencimiento del: 127, 201;
Y doppia pronuncia: 134;
Y garantía del debido proceso: 79;
Y principio de celeridad: 18, 118, 121, 200, 247, 253,
Principio
Acusatorio: 106;
De autodeterminación de los pueblos: 32;
De celeridad y la defensa de los Derechos Humanos: 118;
De competencia: 211;
De definitividad: 78;
De división de poderes del Estado: 25, 31, 33, 34, 38, 44, 45, 149, 189, 223;
De desasimiento: 124;
De igualdad: 121, 132, 140, 182, 196, 242;
De impulso privado: 237;
De incongruencia: 129;
De in dubio pro reo: 225;
De la justicia constitucional:
429
Aplicación de la disposición más favorable: 121;
Buena fe: 118;
Celeridad: 118;
Derecho a la legalidad constitucional: 119;
Economía procesal: 118, 121;
Gratuidad: 118;
Impulso oficial: 117;
Informalidad: 117,
Inmediación: 119;
Prevalencia de la Constitución: 121;
Pro hómine: 18, 120, 231;
Pro libertate: 18, 120, 231;
De legalidad: 208, 209, 211;
Del stare decisis: 153;
De no retroactividad: 155, 156, 229;
De preclusión: 201;
De presunción de inocencia: 231, 243;
De publicidad: 100, 121;
De relatividad: 53, 57, 68;
De la cosa juzgada: 125, 126;
De seguridad jurídica: 226;
De soberanía legislativa: 178;
De supremacía constitucional: 95, 205, 208, 209, 227;
De supremacía del Parlamento: 151;
De unidad de la jurisdicción: 231;
De venalidad: 149;
Dispositivo: 53, 57, 68, 218.
Procedimiento(s)
Administrativos: 34;
Agrarios: 79;
Atípicos: 91;
Bi-instanciales: 247;
Civil: 162;
Constitucionales: 89, 232, 233;
De creación de la Ley: 159, 193, 205, 208, 209, 210, 211, 214;
De reformas a la Constitución: 104, 105, 111, 112, 209, 210, 232;
De denuncia de omisiones constitucionales: 178;
De legitimación y coacción: 186;
De urgencia: 109;
Defensivos: 162;
Eliminación de reglas de: 132;
En la “manifestación de personas”: 50;
Especiales: 33, 78, 91, 156, 176, 181, 195, 210, 211;
En la solución de conflictos entre poderes: 95, 241;
En los procesos constitucionales: 93;
430
En los recursos del amparo:
De amparo propiamente dicho: 72, 74, 75, 217, 241, 246;
Contra Auto de Prisión: 88;
De inconstitucionalidad en caso concreto: 225,
En el habeas corpus: 67, 84, 86, 272;
En el habeas data: 278;
Inexistencia de: 250;
Indefensión en el: 251;
Judiciales: 90;
Legislativos: 193, 196, 210;
Mercantil: 162;
Para reclamar la protección de los derechos: 119;
Posterior en la cosa juzgada formal: 82, 127;
Suspensión del acto reclamado: 255, 256, 266;
Suspendido: 193;
Sancionador: 210, 224;
Sobreseimiento en el: 224;
Vicios en el: 178, 207.
Proceso constitucional
Apreciación material: 95;
Apreciación orgánica: 95;
Concepto de: 95;
Magistrados constitucionales y: 96.
Procuraduría de los Derechos Humanos: 35, 45, 180, 187, 237, 238;
Procuraduría General de Justicia: 72, 85, 131, 218, 222, 237, 238, 243, 248,
266, 268, 269;
Programáticas (normas)
Cláusulas constitucionales: 29, 134, 178, 185;
Constitución y: 40, 97, 178, 179;
Omisión de desarrollo legislativo de: 179, 185;
Operativización de: 178, 183,
Sentencias estimatorias exhortativas y: 260.
Pséfisma: 148.
—R—
431
Ratio desideridi: 88.
Referé: 109.
Reforma
Agraria: 34, 78, 79;
Constitucional: 33, 46, 57, 104, 112, 113, 115, 177, 198, 229, 232;
De auto de prisión: 64, 88;
De los códigos: 196;
Recurso de reposición y: 82;
Recurso de aclaración, modificación y reforma: 124.
Retroactividad: 194;
En la sentencia: 131,
En la doctrina: 131, 160;
En el sistema declarativo: 224;
En la ley penal: 224, 225;
En sanciones administrativas: 224;
Relativa: 156;
Sus efectos según Kelsen: 131.
—S—
Sala
De la Corte Suprema de Justicia:
de lo civil: 163, 245, 246;
de lo constitucional: 106, 107, 132, 134, 138, 140, 161, 163, 245;
de lo contencioso administrativo: 163;
de lo penal: 163;
del Tribunal de Apelaciones:
de lo civil: 72, 74, 80, 81, 246, 265;
de lo penal: 83-88, 199, 200, 247, 272;
de la Corte de Apelaciones:
de lo civil: 56-59, 61, 64, 65, 67.
Sentencias constitucionales
Aditivas: 97, 129, 132;
Aditivas prestacionales: 133;
432
Aditivas distributivas: 137;
Declarativas, constitutivas e inaplicativas: 130;
Declarativas de inconstitucionalidad de carácter parcial: 134;
Declarativas de inconstitucionalidad en forma total: 135;
Desestimatorias de inconstitucionalidad:
Interpretativas: 98, 141;
Simples: 140;
De inadmisibilidad y nulidad: 140;
De Inadmisibilidad: 139;
Efectos de la declaración de la constitucionalidad: 130;
Efectos de la sentencia en el tiempo:
Ex nunc: 124;
Ex tunc: 124;
Estimatorias aditivas: 136;
Estimatorias desaplicativas: 138;
Estimatorias exhortativas: 134, 260;
Estimatorias sustitutivas: 137;
Estimatorias interpretativas: 141;
Normativas: 97; 129, 136.
Separación de poderes: 25, 31, 33, 34, 38, 44, 45, 149, 189, 223;
Silencio
Administrativo: 250, 254;
Negativo: 252-254;
Positivo: 252, 254;
Según la Corte Suprema de Justicia: 252, 253;
Valor jurídico: 252, 253;
Y términos para recurrir: 254;
Tipos en nuestro sistemas: 254.
Sistemas
De control constitucional:
Por su extensión:
De alcance general: 159;
De alcance mixto: 160;
De alcance particular: 160;
Por la naturaleza del órgano:
De control judicial: 161;
De control político: 161;
De control por tribunal especial: 162;
De control por tribunal ordinario: 161;
Por la forma de proponerlo:
Ante corte suprema de justicia: 165;
Ante tribunal ordinario: 163;
Ante tribunal especial constitucional: 165;
433
Por sus efectos:
Efectos constitutivos: 167;
Efectos declarativos: 165;
Valoración de los sistemas de: 167;
decisorios y no decisorios: 189;
retroactivos y no retroactivos: 191;
De control preventivo de constitucionalidad:
mixto: 195;
de reducido alcance: 195;
Desventajas del: 196;
Ventajas del: 196;
único: 195;
Preceptivo: 195;
Facultativo: 195;
De control de la constitucionalidad: 147;
De justicia constitucional:
Alemán: 157;
Austríaco: 147;
Bases del sistema austríaco: 154;
Difuso: 147;
Bases del sistema difuso: 152;
Inconvenientes del sistema difuso: 152;
Diferencias entre los sistemas: 156;
Acercamiento de los sistemas: 157;
Español: 157;
Francés: 148;
Inglés: 151;
Italiano: 157;
Colectivistas: 206;
Individualistas: 206.
Suprema Corte de los Estados Unidos: 29, 52, 103, 121, 153, 157, 162, 175,
238.
—T—
Tribunales: 156-158, 164, 178, 182, 190, 200, 203, 208, 213, 215, 225, 226, 257,
261, 262;
Administrativos: 199;
Agrarios: 78, 79;
434
Británicos: 152;
De los Estados Unidos: 153, 157;
Competentes: 87, 236, 246;
Comunes: 58, 59, 61, 64, 67, 109, 171;
Comunitarios: 151;
Constitucionales: 29, 38, 47, 91, 93, 95, 97, 99, 104, 106, 113, 114, 129-131, 135-
138, 142-145, 153, 155-158, 160, 163, 174, 176, 182, 184, 188, 190, 191, 194-198,
205, 212-214, 222, 224-226, 239, 261;
De Apelaciones: 164, 225;
De mercaderes: 162;
Estatales: 52;
Especiales: 162, 163, 167, 170, 171, 213;
Federales: 52, 177;
Inferiores: 153, 154, 164, 225;
Internacionales:
Letrados: 174;
Ordinarios: 158, 161-163, 167, 191, 223, 236;
Superiores: 152, 154;
Supremos: 50, 80, 161, 163, 172, 173, 191, 258.
—U—
—W—
Weimar
Constitución de: 130, 161;
República de: 31, 147.
Werwaltungsgerichtshof: 155.
Writ: 109;
Of error: 52;
Of habeas corpus: 52;
Of injuction: 52;
Of mandamus: 52.
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