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—Sir Mukhali es un general, ¿está bien escoltarme así?

No coincide con su posición.


Mukhali se rió en respuesta a la preocupada pregunta de Aristine.
—No se preocupe por eso.
Aristine no tiene idea de cuánta gente codicia este puesto.
Los guerreros comunes y corrientes son expulsados y ni siquiera pueden convertirse en
candidatos.
Es una posición ganada a través de una competencia extremadamente feroz entre
guerreros de nivel general que son los asociados más cercanos de Tarkan.
¡Esa competencia cruel y despiadada donde hasta la camaradería desaparece!
Allí Mukhali salió victorioso.
Significa que ganó la lotería.
'¡Mmm!'
Mukhali hinchó el pecho con orgullo.
¡Qué placer cuando todos los demás guerreros lo vieron con una cara que dice que se
mueren de envidia!
Como Aristine siempre favoreció a Mukhali, los guerreros lo miraron aún más.
¡Un chico malo que monopoliza el favor de Su Majestad!
Ése era el nuevo título de Mukhali.
‘Los celos entre los hombres son realmente feos.’
Mukhali resopló.
Mientras pasaba por la herrería para escoltar a Aristine en lugar de a Tarkan que lo había
hecho durante los últimos días, Mukhali se volvió muy amigable con Littren.
Los dos hablaron bien.
Sobre todo, hubo muchas ocasiones en las que perdieron la noción del tiempo cuando
hablaban de aleaciones, procesos de fabricación y principios químicos.
Como no podían hablar de esto con nadie más, estaban aún más felices el uno con el
otro.
Aristine los dejó a los dos charlando sin instarlos, por lo que hubo momentos en los que
incluso tardaron en regresar a casa.
—Por cierto, Su Alteza.
—¿Huh?
Aristine miró a Mukhali.
La luz de la luna iluminaba su rostro y la brisa del verano le agitaba el pelo.
Mukhali, que miraba la escena de reojo, asintió y dijo: ‘Como era de esperar’
—Se ve feliz. ¿Qué sucedió?
Aristine parpadeó ante esas palabras y sonrió.
—¿Sí?
—Ahora puedo leer las expresiones faciales de Su Alteza.
Es básicamente inexpresivo, pero cuanto más aprendes sobre él, más te das cuenta de
que contiene muchas emociones.
—Entonces, ¿debería decírselo primero a Lord Mukhali?
Aristine tarareó y sus ojos brillaron con picardía.
—Es un éxito.
El único ojo de Mukali se abrió de par en par.
—¿En verdad?
—Sí, puedes esperarlo con ansias.
Al ver a Aristine sonreír con confianza, una sonrisa floreció lentamente en el rostro de
Mukhali.
Sabía lo duro que han trabajado Aristine y su nuevo amigo, Littren.
Aunque no lo mostraban en el exterior, pudo ver que ambos llevaban una fatiga enorme y
pesada en sus espaldas.
—¡Bien, eso es genial!
La mano gruesa de Mukhali sostuvo con fuerza la pequeña mano de Aristine y la sacudió
con brusquedad.
Aristine siguió su ejemplo, agitando los brazos y riendo, jaja.
Su risa clara se fundió en el aire de la noche.

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