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PAU ALEMANY

Madrid - 06 NOV 2023 - 05:30 CET

Flash. El tiempo se detiene para los 19 niños de sexto de primaria que forman un círculo inmóviles en
medio del aula. Algunos se quedan con los brazos y las manos abiertos, otros paralizan su bostezo y los
últimos fruncen el ceño con fuerza. Cada uno de los grupos representa su estado de ánimo actual:
alegría, cansancio o enfado. Intentan mantener la postura hierática —aunque a alguno se le escapa una
carcajada— hasta que el coordinador de la sesión de teatro elimina el flash y vuelve el movimiento.
Continúa la función.

Es el tercer año que dos de los integrantes de The Cross Border Project, una compañía teatral, acuden al
colegio oúblico República Chile, de Madrid, a realizar un proyecto artístico mediante dinámicas de
juego, expresión y ficción. Son Ángel Perabá y Mar Roldán, de 40 y 27 años, y este lunes tuvieron la
primera sesión del curso a los alumnos de quinto y sexto de primaria. “La idea es hacer sesiones de
teatro aplicado, que sirva como herramienta para trabajar en comunidades educativas o de
transformación social”, explica Perabá, mientras prepara los materiales. El pasado jueves 26 de octubre,
los mismos niños alegres, cansados o enfadados acudieron al Museo del Prado para representar una
pequeña muestra del trabajo realizado el año anterior, en las jornadas de Arte y escuela. Construir
futuros posibles.

Situado en el madrileño barrio de San Blas, el colegio acoge a unos 300 alumnos de 31 nacionalidades
variopintas, especialmente “latinoamericanos, del este de Europa y árabes”, según cuenta Arantxa
Mitjavila, directora del centro. Buena parte de ellos son población de paso: están unos pocos años y
después se marchan a otro centro, por lo que existe una necesidad continua de integrar a los recién
llegados. Mitjavila, que lleva ocho años en la dirección del centro, explica que el cambio de actitud del
alumnado desde que se introdujeron proyectos artísticos ha sido “brutal”. “Ha habido un descenso
prácticamente total de los conflictos que derivan en partes de convivencia”, relata la directora, que añade
que el teatro ha sido una herramienta clave para la “inclusión de los nuevos”.
Ángel Perabá y Mar Roldán forman parte de la compañía The Cross Border Project, que realiza actividades teatrales en distintos colegios.
JAIME VILLANUEVA

Sara Torres, doctora en estudios teatrales por la Universidad de Alcalá, comparte esta idea de inclusión y
arguye que el teatro está por encima de “mediaciones lingüísticas y culturales”. “Es un arma
superpotente porque permite un espacio de escucha, de expresión de las propias vivencias y de
comprensión del resto, ya que, si no entendemos la situación de cada uno, los rechazamos y los
excluimos”, espeta Torres. Para Belén Massó, doctora del departamento de Teorías de la Educación en la
Universidad de Valencia, “la empatía y la frustración” son dos de las habilidades principales que se
trabajan mediante la interpretación escénica.

A pesar de los beneficios, tanto en el ámbito de la inclusión como en la resolución de conflictos, en


España no existe una asignatura específica de teatro que se imparta en los niveles obligatorios.
Únicamente en 4º de la ESO existe la posibilidad de escoger Expresión Artística como materia optativa o
en el bachillerato de artes escénicas. Ambas doctoras consideran que debería implementarse en mayor
medida y no solo como una extraescolar. “El currículum educativo se construye en función del modelo
ciudadano que se quiera construir. Y aquí no se está priorizando una asignatura que ayudaría a
desarrollar el pensamiento crítico”, opina Torres.

La metodología utilizada por la compañía teatral busca conectar al alumnado con el profesorado a través
de un mundo ficticio. Así, en vez de preguntar directamente cómo resolver un conflicto, como puede ser
una situación de acoso en clase, el actor crea un personaje que simula haberlo sufrido. En este caso, el
coordinador de la sesión Perabá interpreta a Ionut, un niño de procedencia rumana que ha sufrido
bullying. Se muestra introvertido y con poco dominio del lenguaje. Los alumnos en seguida entienden la
ficción y entran en el juego y pasan a debatir entre ellos cómo ayudarle. Esta puesta en escena les ayuda
a “empatizar más con el afectado” y les enseña a resolver los conflictos de manera práctica, según explica
Perabá.

La propuesta teatral en los centros educativos de The Cross Border Project se engloba dentro de una red
más amplia, Planea, una plataforma que promueve el papel del arte en la escuela, impulsada por la
Fundación Daniel y Nina Carasso. Esta red desarrolla actividades artísticas en colaboración con tres
autonomías: Pedagogías invisibles, en Madrid; Permea, en la Comunidad Valenciana, y Zemos98, en
Andalucía.

La seriedad y la timidez iniciales con las que ha empezado la sesión pronto se desdibujan. Los alumnos
se agrupan de tres en tres y eligen un nombre de equipo para el concurso organizado por Perabá, en el
que tienen que expresar qué necesitan para el nuevo curso de teatro. “Respeto” y “amor” son las
respuestas más repetidas.

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