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Copyright

Copyright © 2017 por John C. Maxwell


Traducción al español copyright © 2017 por Casa Creación/Hachette Book
Group, Inc.
A este autor lo representa Yates & Yates, LLP, Agencia Literaria, Orange,
California.
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Diseño de la portada: Jody Waldrup. Cover copyright © 2017 by Hachette


Book Group, Inc.

Traducido por: www.thecreativeme.net (t. Ernesto Giménez y Patricia


Centeno)

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Este libro es una adaptación de Intentional Living publicado en tapa dura y


2

libro electrónico en octubre de 2015 por Center Street.

El texto bíblico marcado (NVI) ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva


Versión Internacional® NVI® copyright © 1986, 1999, 2015 por Bíblica,
Inc.® Usada con permiso. Todos los derechos reservados mundialmente.

Las citas de la Escritura marcadas (RVR1995) corresponden a la Santa Biblia


Reina Valera 1995® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usado con
permiso.

Las citas de la Escritura marcadas (DHH) corresponden a la Santa Biblia,


Dios habla hoy®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996. Usada con permiso.

Primera edición: Mayo 2017

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ISBN 978-1-478-92065-6

E3-20170313-JV-NF
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Contenido

Cubierta
Página del título
Derechos de Autor
Agradecimientos

1 Comencemos a escribir nuestra vida significativa


2 Sin un porqué no habrá un camino
3 Adoptemos un estilo de vida intencional
4 Estemos dispuestos a dar pequeños pasos
5 Vivamos con expectativa
6 Aprovechemos cada día las oportunidades de ser significativos

Epílogo: Comparta su historia significativa


Sobre el Autor
Los libros en español del Dr. John C. Maxwell pueden enseñarle a
ser una persona VERDADERAMENTE exitosa
Otros libros de éxitos de ventas de John C. Maxwell disponibles en
español
La serie de mayor éxito de John C. Maxwell
Notas
Boletines
4
5

Agradecimientos

Gracias a:
Charlie Wetzel, mi escritor
Stephanie Wetzel, la editora de mis manuscritos
Linda Eggers, mi asistente ejecutiva
6

Comencemos a escribir nuestra vida significativa

¿Qué queremos en la vida? Creo que, independientemente de todo, en el


fondo todos queremos lo mismo. Queremos que nuestra vida sea
significativa. Queremos que nuestra historia sea relevante. Queremos
encontrar nuestro propósito, nuestra forma particular de hacer del mundo un
lugar mejor, y vivirlo al máximo.
Usted tiene el poder de lograr que su vida sea una gran historia, una que
esté guiada por un propósito único, y que lo conduzca a aquello que es
significativo. Todos podemos lograr eso. Independientemente de nuestra
nacionalidad, de las oportunidades que se nos hayan presentado o no, de
nuestra etnia o nuestras capacidades, todos podemos vivir una vida
significativa. Podemos hacer cosas importantes que hagan del mundo un
lugar mejor. Espero que así lo creamos. Si no lo hacemos ahora, espero que
lo hagamos cuando hayamos terminado de leer este libro.
No permitamos que la palabra significativo nos intimide. Que no nos
impida avanzar. Cuando hablo de ser significativos, no me refiero a ser
famosos. No estoy hablando de hacernos ricos. No estoy hablando de ser
una celebridad, de ganar el Premio Nobel o de convertirnos en el presidente
de Estados Unidos. Todo eso no tiene nada de malo, pero no tenemos que
lograr esas cosas para ser significativos. Para ser significativos, lo único que
tenemos que hacer es marcar la diferencia con los demás dondequiera que
estemos, con lo que tengamos día a día.
No hace mucho leí el libro A Million Miles in a Thousand Years, de Don
Miller. En él, Miller habla elocuentemente de que debemos ver nuestra vida
como si fuera una historia. Explica: “Yo nunca he salido del cine después de
7

ver una película sin sentido, pensando que todas las películas no tienen
sentido. Solo pienso que la película que acabo de ver no tenía sentido. Me
pregunto, entonces, si cuando la gente dice que la vida no tiene sentido, lo
que realmente están queriendo decir es que sus vidas no tienen sentido. Me
pregunto si han elegido creer que su existencia es insignificante, y lo que
están es proyectando su sombría experiencia en el resto de nosotros”.1
Si usted está leyendo estas palabras pensando: Ese soy yo. Mi vida no
tiene sentido. No tiene ningún propósito. Mi existencia no es para nada
importante, entonces tengo buenas noticias para usted: Esa no tiene por qué
ser su historia.
Independientemente de cuáles sean sus creencias, puedo decirle esto: si
su historia no es tan significativa o atractiva como usted quisiera que fuera,
usted puede cambiarla. A partir de hoy puede empezar a escribir una nueva
historia, plena de propósito. No se conforme con ser un simple narrador de
historias significativas. Decida ser usted esa historia significativa.
¡Conviértase en el protagonista de una historia que marque la diferencia!
Eso es lo que quiero para usted. Su historia aún tiene muchas páginas en
blanco, y usted puede ir llenando esas páginas con su vida.
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Cómo empezar a escribir su propia historia significativa


Si usted es como yo y desea marcar una diferencia y tener una historia
significativa que contar al final de su vida, puedo ayudarle. Voy a mostrarle
un camino que lo ayudará a identificar y perseguir su propósito. Pero
primero, usted necesita estar dispuesto a dar un importante paso, el cual
tiene que ver con un cambio de mentalidad. Necesita asumir la
responsabilidad de encontrar su propósito y de ser el “escritor” de su
historia. Así es como lo logrará:
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1. Protagonicemos nuestra propia historia


Nadie tropieza y se vuelve significativo automáticamente. Tenemos que
actuar intencionalmente para que nuestra vida sea importante. Es algo que
requiere acción y no excusas. La mayoría de la gente no lo sabe, pero es
más fácil pasar del fracaso al éxito que de las excusas al éxito.
Fijémonos en las vidas de las personas que han alcanzado ser
significativas, y las veremos decirnos que nosotros mismos debemos crear
nuestra propia historia. Quizás no usaron esas palabras exactas, pero si nos
fijamos en lo que han dicho, identificaremos su llamado a la acción:

“Atreverse, es perder el equilibrio momentáneamente. No atreverse


es perderse uno mismo”.
—Søren Kierkegaard

“Si no estás en la cabeza, ¿cómo sabes lo alto que eres?”


—T. S. Eliot

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.


—Mahatma Gandhi

La gente todo el tiempo me pide consejos sobre cómo escribir un libro.


Yo les digo que empiecen a escribir. A muchos les encantaría escribir una
historia, un poema o incluso un libro, pero nunca lo hacen. ¿Por qué?
Porque les da miedo empezar. La única manera de averiguar lo que hay que
hacer, es empezar a hacerlo.
¡Dejemos de mirar, y empecemos a vivir! ¡Lancémonos al agua! Nunca
sabremos lo bien que podemos nadar hasta que nos tiremos de cabeza.
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2. Incluyamos nuestro propósito en la historia


Una historia bien escrita se construye utilizando elementos que la gente
considera importantes. Cuando vivimos nuestro propósito, estamos
diciéndoles a los que nos rodean que ser significativos es importante para
nosotros. Casi todo el mundo quiere vivir una vida significativa, aunque
expresen ese deseo o no.
Para perseguir nuestro propósito, debemos estar dispuestos a salirnos de
nuestra cómoda rutina, así como hacer cambios que podrían no resultarnos
fáciles. A veces evitamos cierta clase de cambios. Pero sé esto: aunque no
todo lo que enfrentamos puede ser cambiado, nada puede ser cambiado
hasta que no lo enfrentemos.
Para perseguir nuestro propósito, también debemos actuar. La pasividad
puede hacernos sentir seguros, porque cuando no hacemos nada, nada
puede salir mal. Pero aunque la inacción nos garantiza que no fracasaremos,
también nos garantiza que no tendremos éxito. Podemos decidir esperar y
desear, pero probablemente terminaremos extrañando aquello que pudimos
haber logrado.
No podemos permitir que nuestros temores y preguntas nos impidan
buscar nuestro propósito. ¿Nos sentimos tentados a esperar hasta que llegue
el “momento ideal”? ¿Nos preocupa que si empezamos este viaje sin saber
exactamente a dónde iremos, las cosas podrían no salirnos bien? ¿Nos
preocupa la posibilidad de fracasar?
Hay algo que necesitamos saber. La primera vez que hagamos algo, no
nos va a salir bien. Nadie es un maestro en aquello que pretende hacer
cuando apenas está comenzando, y eso es algo que debemos aceptar. Si
queremos vivir una vida significativa, no esperemos hasta ser buenos para
comenzarla; comencemos ahora para llegar a ser buenos.
Todo el mundo comienza mal, independientemente de lo que esté
practicando. El objetivo es ir mejorando. Empezamos antes de que estamos
listos porque necesitamos y queremos mejorar. La idea es dar lo mejor cada
vez que lo intentamos, hasta que un día seamos bueno en ello. Y entonces,
así podremos incluso tener la oportunidad de ser grandes. Eso es
crecimiento. Pero no podemos evolucionar si no empezamos.
Nuestra historia no será perfecta. Muchas cosas cambiarán, pero nuestro
corazón cantará el canto de lo significativo. Dirá: “¡Estoy marcando la
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diferencia!”, y eso nos dará una enorme satisfacción. En el siguiente


capítulo le mostraré cómo encontrar su propósito.
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3. Dejemos de intentar y comencemos a actuar


“Haré todo lo posible”. La mayoría de nosotros hemos dicho esto en una
u otra ocasión. Es una manera de decir: “Voy a tratar de tener la actitud
correcta y voy a realizar la tarea, pero no voy a asumir la responsabilidad
por el resultado”. Pero, ¿tratar de hacer lo mejor es suficiente para lograr
una vida significativa? ¿Podemos pasar de donde estamos a donde
queremos estar, simplemente tratando?
Yo no lo creo.
El solo hecho de tratar no expresa un verdadero compromiso, sino un
compromiso a medias. No es la promesa de hacer lo necesario para alcanzar
una meta. Es otra manera de decir: “Haré un esfuerzo”, lo cual no dista
mucho de hacer algo “por cumplir”. Solo tratando pocas veces se logra algo
significativo.
Ahora, si tratar no es suficiente, ¿entonces qué lo es?
¡Hacerlo!
La pequeña palabra hacer tiene magia. Cuando decimos: “Lo haré”,
desencadenamos un poder tremendo. Es conjugar una serie de factores que
nos impulsan: deseo de sobresalir, sentido del deber, energía para actuar, y
una dedicación total a hacer lo que sea necesario. Eso equivale a
compromiso.
La actitud de hacer también nos ayuda a convertirnos en aquello a lo
que estamos destinados. Es esa actitud la que por lo general nos lleva a
lograrlo. Mientras que la actitud de tratar está llena de buenas intenciones,
hacer es el resultado de actuar intencionalmente.
Nuestra historia no será perfecta. Las historias de todos incluyen
victorias y pérdidas, días buenos y malos, altas y bajas, sorpresas e
incertidumbres. Así es la vida. Este libro no pretende que tengamos una
vida perfecta. Lo que sí pretende es que descubramos una vida mejor.
Toda mi vida he sido un observador de la gente, y he notado que la
mayoría es bastante pasiva en lo que respecta a su vida. Una muestra de
esto es que cuando se les pidió que describieran aquello de lo cual se
arrepentían en la vida, ocho de cada diez personas se enfocaron en aquello
que no hicieron en lugar de lo que hicieron. En otras palabras, se enfocaron
en lo que dejaron de hacer en lugar de aquello en lo que fracasaron al
hacerlo. Una mejor historia surgirá para nosotros cuando actuemos
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intencionalmente en relación con nuestra vida. Lo sé porque lo he


experimentado.
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Nuestra mejor historia


Quiero dejarle con un pensamiento final relacionado con la historia de su
vida y la manera en que usted quiere que sea leída. A menudo enseño que
en la vida tenemos dos grandes tareas que cumplir: una es encontrarnos, y
la otra perdernos. Creo que nos encontramos cuando descubrimos nuestro
porqué; y que nos perdemos cuando recorremos el camino que conduce a
ser significativos poniendo a los demás de primero. ¿El resultado? Aquellos
a los que ayudamos también terminan encontrándose a sí mismos, dando
inicio nuevamente al ciclo. Este es un ciclo que tiene el poder de sobrevivir
después de nosotros. Cuando yo muera, no podré llevar conmigo lo que
tengo, pero podré vivir en otros gracias a lo que di. Y esto es lo que deseo
para usted al leer este libro.
Si usted está listo para aprender cómo el propósito puede cambiarlo
todo, entonces pase conmigo a la siguiente página y veamos cómo
encontrar su porqué lo ayudará a encontrar su camino.
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Sin un porqué no habrá un camino

Si queremos marcar la diferencia y vivir una vida significativa, tenemos


que encontrar nuestro porqué. Necesitamos descubrir nuestro propósito.
Estoy seguro de que todo el mundo tiene uno. El porqué será la sangre que
nos capacitará para llegar a ser significativos.
Si conocemos nuestro porqué y nos concentramos en alcanzarlo con una
determinación feroz, todo en nuestro recorrido cobrará sentido, pues lo
veremos a través de esa lente. Una vez que encontremos nuestro porqué,
seremos capaces de encontrar nuestro camino. ¿En qué difieren ambos? El
porqué es nuestro propósito. El camino es nuestro recorrido. Cuando
encontramos nuestro porqué, nuestro camino automáticamente tiene un
propósito. Y la vida se vuelve mucho más significativa y completa porque
tenemos un contexto que nos permite entender la razón por la que estamos
en ese camino.
Durante una sesión de preguntas y respuestas en las que yo estaba
enseñando esto, alguien preguntó: “¿El porqué tiene que estar siempre de
primero? ¿Es posible encontrar el camino y luego encontrar el porqué?”.
Tal vez usted se está preguntando lo mismo. ¿Qué tiene que ocurrir
primero? La buena noticia es que cualquiera de los dos puede venir
primero. Ahora, si encontramos el porqué antes del camino, nuestra
capacidad de alcanzar el poder de ser significativos vendrá más
rápidamente y será más eficaz.
Veámoslo de esta manera: ¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué a
la gente le encanta tanto embalar las maletas para irse de vacaciones? Pasan
semanas con la expectativa, visualizando aquellos días cálidos en una playa
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tropical o las pistas de su estación de esquí favorita. Así que escogen cada
artículo que colocan en la maleta con gran cuidado.
Cuando nos preparamos para un viaje, casi todo nuestro esfuerzo se
centra en el propósito del viaje. Es por eso que es mucho más divertido
empacar para un viaje, que desempacar cuando el viaje ha acabado. Este
ejemplo se aplica perfectamente a nuestra vida. Sea cual sea el camino por
el que viajemos, seremos capaces de actuar de forma más significativa si
entendemos nuestro propósito para estar allí.
Para dar otro ejemplo, le contaré cómo comencé a entender mi porqué
después de haber empezado a recorrer el camino. Yo me gradué de la
universidad en el año 1969, y comencé mi carrera como pastor de una
pequeña iglesia en Hillham, Indiana. En ese momento, el modelo que tenía
en mi mente para ayudar a la gente era la imagen tradicional de un pastor.
Así era como los pastores eran educados en ese entonces. Se hacía hincapié
en la alimentación y el cuidado de la manada, en protegerla y mantenerla
unida. Le entregué mi corazón a la gente de Hillham, de quienes me
enamoré de inmediato. Pero pronto descubrí que esa imagen no se ajustaba
a mis dones y a mi temperamento. Yo no era un pastor común, sino más
bien un ranchero.
¿Qué quiero decir con eso? Me preocupaba por la gente, pero no me
sentía satisfecho de simplemente ocuparme de ellos. No me entusiasmaba
sentarme alrededor de la fogata con los miembros existentes y cantar
“Kumbayá”. Mi verdadera pasión era alcanzar gente nueva e invitarla a
unirse a nosotros. Quería marchar con soldados cristianos y conquistar
nuevos territorios. Quería construir algo. Quería ser un pionero y un líder.
Eso me llevó a comenzar a hacerme algunas preguntas existenciales que
no esperaba tan pronto en mi carrera.
¿Estaba haciendo algo malo?
¿Debía cambiar?
¿Había equivocado mi llamado?
Durante ese tiempo de introspección, leí un libro llamado Liderazgo
espiritual de J. Oswald Sanders. En este libro, Sanders habla de la
necesidad de líderes poderosos y talentosos en la iglesia, y presenta los
principios clave del liderazgo en los reinos terrenales y espirituales. Él
ilustra sus puntos de vista con ejemplos de las Escrituras y biografías de
otros eminentes hombres de Dios, como David Livingstone y Charles
17

Spurgeon.
El mensaje de ese libro fue decisivo en mi búsqueda de ser significativo,
porque me hizo entender que mis dones me estaban llamando a convertirme
en un líder, en alguien que innova y conquista nuevos territorios, en lugar
de un pastor que se preocupa por la gente. Comencé a mirarme a mí mismo
y a mi vocación de una manera distinta. Mi mentalidad estaba empezando a
cambiar, y mis horizontes estaban empezando a expandirse. Algo se estaba
moviendo dentro de mí, y era algo que me estaba haciendo pensar más en lo
que estaba haciendo, y sobre todo, en el porqué.
Un domingo en la mañana, alguien entró a nuestra iglesia en Hillham
sosteniendo un boletín en el que había una foto de una iglesia en la que
había estado en Hammond, Indiana.
“Estuve en un servicio aquí la semana pasada —dijo el hombre
emocionado—. ¡Tienen cuatro mil personas en su congregación!”.
¡Guao! No me fue fácil imaginar eso. En la universidad, cuando se me
pidió que fijara algunas metas, soñé que algún día, al final de mi carrera,
tendría una iglesia de quinientos miembros. Me la imaginaba enorme.
Ahora me estaban hablando de una iglesia ocho veces mayor. Eso despertó
algo en mí. Me desafió y me inspiró.
“¿Me presta ese boletín?”, le pregunté.
El hombre me dio el boletín y lo metí en una carpeta que llevé conmigo
todos los días durante los siguientes años. Siempre que lo miraba, pensaba:
Yo puedo hacer esto. Voy a construir una de las iglesias más grandes de
Estados Unidos. Lo voy a lograr. Varias veces al día, cada día, alimentaba
mi mente, cuerpo y espíritu con la creencia de que tenía el poder y la
capacidad de convertir ese sueño en realidad. Estaba convencido de que era
posible. ¿Por qué me sentía tan confiado? Porque estaba empezando a
hacerme de mi porqué.
Cuando empezamos nuestro día conscientes de nuestro porqué, hacemos
continuamente aquello que nos inspira. En mi caso fue así. Encontrar el
porqué me dio esa energía e impulso que aún siento hoy.
Estoy convencido de que la mayoría de la gente desea vivir una vida con
propósito. La gran popularidad del libro de Rick Warren, Una vida con
propósito, se basaba en parte en este deseo, que se evidencia en los millones
de ejemplares vendidos. Rick escribe: “Fuimos creados para tener
significado. Sin propósito, la vida no tiene significado. Sin significado, la
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vida no tiene ni importancia ni esperanza. Esta es una declaración profunda


en la que debemos reflexionar. Dios nos da un propósito. El propósito nos
da un significado. El significado nos da esperanza. Hay una verdad
asombrosa contenida dentro de esa lógica”.
Pensemos tan solo en la diferencia que este mensaje puede marcar en un
joven que apenas está iniciando su vida. Cuando leí el libro de Rick, me
sentí súper identificado con él. Estaba tan emocionado, que quería
comprarlo y regalárselo a cada veinteañero que conociera. Tener un
propósito fortalece nuestro significado.
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Cómo nuestro porqué nos ayuda a encontrar el camino


Si logramos determinar nuestro porqué, nuestra vida encontrará su
significado. Estará a nuestro alcance todos los días porque seremos capaces
de hacer cosas sencillas que serán relevantes. Ser significativos no tiene por
qué basarse en hechos grandilocuentes. Más bien se trata de dar pequeños
pasos que estén sintonizados con nuestro propósito. Conocer nuestro porqué
nos ayudará a saber qué hacer y a seguir adelante. Esto se logra como sigue:
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1. Conocer nuestro porqué nos permite enfocarnos más en los demás y


menos en nosotros mismos
El propósito viene de adentro. Actúa de adentro hacia afuera. ¿Qué
ocurre cuando no conocemos nuestro porqué? Tenemos que invertir mucho
tiempo buscando dentro de nosotros mismos para encontrarlo, y probar
cosas nuevas para ver qué va con nosotros y qué no. No hay nada malo en
eso. ¿De qué otra manera podríamos llegar a saber qué es importante para
nosotros? Pero se necesita tiempo. Requiere de esfuerzo. Tenemos que
hacernos muchas preguntas. Y todo el tiempo, la atención estará en nosotros
mismos.
Cuanto más rápido descubramos nuestro porqué, más pronto podremos
pasar nuestra atención de nosotros mismos a los demás. Apenas podamos,
hagámoslo. Solo así podremos dedicarnos a los demás. Es en ese punto que
el significado cobra vida y prospera.
Todos tenemos que encontrarnos antes de que podamos perdernos. Si
estamos ocupados tratando de entender nuestra personalidad, identificando
nuestros talentos, y aprendiendo los conceptos básicos en nuestro conjunto
de habilidades, es difícil pensar en los demás. Cuando nos conozcamos a
nosotros mismos e identifiquemos nuestro porqué, seremos finalmente
capaces de poner nuestra atención en los demás.
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2. Vivir nuestro porqué nos da una confianza que es atractiva para los
demás
Conocer mi porqué me hace sentir seguro y cómodo en todo lo que
intento y hago. Esa confianza y seguridad suele ser atractiva y gratificante
para los demás, porque la mayoría de la gente la desea.
¿Alguna vez nos hemos fijado que hay personas que entran a una sala y
podemos sentir su presencia? Es como si emanaran lo que están haciendo y
hacia dónde van. Llevan esa energía con ellos. Es como si su presencia
entrara al lugar antes de que ello lo hagan. No tiene nada que ver con ego o
arrogancia. Se trata de su propósito. Las personas con propósito caminan
con un aire de distinción, como si tuvieran un porqué en cada paso que dan.
¿No nos gustaría tener ese mismo sentido de propósito?
El propósito es el timón de nuestro barco. Es lo que nos dirige y nos
mantiene en la dirección correcta cuando el viento arrecia y las olas se
estrellan contra nosotros. Nos da calma y seguridad en medio de la
tormenta. La gente que conoce su porqué puede mantener la tranquilidad
mientras todo a su alrededor está en agitación. Y eso es algo que atrae a los
demás.
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3. Cuanto más vivamos nuestro porqué, más lo enriqueceremos


Las fortalezas de una persona y sus propósitos individuales están
siempre conectados. Estoy convencido de ello porque creo que Dios nos ha
dotado a todos con la capacidad de ser excelentes en aquello que debemos
hacer. Pero no es necesario ser personas de fe para hacer la conexión entre
nuestro talento y nuestro propósito. Nuestro porqué es el combustible que
alimenta nuestras fortalezas. Y nuestras fortalezas son el camino para
satisfacer nuestro porqué.
Cada vez que usamos nuestras fortalezas para llevar a cabo nuestro
porqué, enriquecemos nuestras fortalezas y nuestro porqué. Vivir de esta
manera va enriqueciendo con habilidad, propósito, credibilidad e
importancia nuestra vida. Cuanto más hacemos, más aprendemos, porque
estamos enriqueciendo nuestra vida con cada experiencia.
Veámoslo de esta manera. Cuando empezamos a hacer algo, por lo
general no somos muy buenos en ello. Pero con el tiempo y la práctica,
vamos mejorando. Después de un tiempo, vamos alcanzando un nivel de
éxito tras otro y, como resultado, vamos adquiriendo una confianza sólida.
Así es como los grandes atletas obtienen el éxito. Ellos no comienzan
practicando su disciplina a nivel profesional. Les toma años de práctica
llegar al nivel más alto. ¿Cómo lo hacen? A través de victorias, derrotas,
dolor y ganancia.
Cada vez que veo las majestuosas Montañas Rocosas canadienses, no
dejo de asombrarme por su elevación y belleza interminables. Soy
consciente de que cada corte que veo en la roca es un registro de la historia
de esa montaña. Cada borde cuenta una historia. Miles, sino millones de
años de arena, tierra y minerales impactados por el calor, el agua, el viento
y la lluvia le han dado forma a la maravilla natural ante mis ojos. Las capas
horizontales muestran los cambios naturales que se han producido a lo largo
del tiempo. Reflejan la formación que ha experimentado esa montaña.
Cuando nosotros conocemos nuestro porqué, somos conscientes de la
historia y el propósito de cada experiencia en nuestra vida.
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4. Cuanto más enriquezcamos nuestro porqué, más influiremos en los


demás
Nuestro propósito es como una bola de nieve que rueda cuesta abajo: va
creciendo con el tiempo. Va tomando forma. Hacer lo apropiado, por el
motivo correcto, y con las personas adecuadas, producirá con el tiempo un
retorno significativo y, finalmente, una reputación de importancia
gigantesca. ¿Por qué digo esto? Porque lo he experimentado. He entregado
mi vida para ayudar a los demás, y como me he aferrado a ello, la gente me
reconoce por ello.
La mayoría de la gente desea tener un retorno inmediato a cambio de su
esfuerzo. Quieren recibir crédito en su reputación por adelantado. Pero no
es así como funciona la vida. La credibilidad hay que ganársela. Sigamos
actuando de acuerdo a nuestro propósito, realizando actos significativos día
tras día, año tras año, década tras década, y nuestra influencia seguirá
aumentando. ¿Podremos ver ese aumento cada día? Tal vez no. Pero estará
allí. Recordemos: un día significativo puede ser un deleite, pero toda una
vida significativa puede ser magnífica.
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5. Conocer nuestro porqué nos mantendrá activos durante más tiempo


¿Alguna vez ha conocido usted a alguien que haya muerto poco después
de jubilarse? Yo sí. ¿Por qué ocurre esto? Porque la gente tienen más
dificultades para vivir cuando no tiene un porqué. ¿Qué incentivo puede
tener una persona para seguir viviendo cuando sus acciones no tienen
ningún propósito, o no tiene un motivo para levantarse de la cama cada
mañana?
Yo no quiero retirarme jamás. Soy como mi padre. Quiero seguir
viviendo y dando hasta que no me quede nada. Hasta el sol de hoy, mi papá
aún está activo, ¡y tiene noventa y cinco años! Todas las mañanas se levanta
emocionado. ¿Por qué? ¡Porque todavía tiene su porqué! Todos los días
visita a otros ancianos, sin pensar mucho en que él mismo es un anciano. A
todo el que conoce es alguien a quien quiere animar a seguir adelante, a
seguir poniendo su atención en sus razones para vivir. Hace cincuenta
visitas pastorales semanales a varios hogares.
Los que conocen a mi papá me dicen: “Tienes la bendición de tener sus
genes”. Y es verdad. Pero soy aún más bendecido por saber cuál es mi
porqué. Eso es algo que me sostendrá durante mucho tiempo. Voy a vivir
plenamente hasta que muera. Y si Dios quiere, aún tengo un largo camino
por recorrer. Pero cuando finalmente muera y esté a seis pies bajo tierra,
espero que pongan mi epitafio: “Aquí yace un hombre que vivió con un
propósito e intencionalidad”, porque así quiero ser recordado.
¿Conocemos nuestro porqué? Encontrarlo suele ser un proceso.
Probablemente no lo encontraremos de la noche a la mañana, y no lo
conoceremos completamente al instante. Lo descubriremos poco a poco a
medida que avanzamos. Es por ello que es tan importante empezar desde lo
más pequeño, y es por ello que antes de presentar la idea de encontrar
nuestro porqué, he hablado de comenzar desde poco para finalmente creer
en grande. Es como el cuento del huevo y la gallina. Para encontrar nuestro
porqué, necesitamos avanzar mientras creemos. Pero para avanzar y creer,
es necesario encontrar nuestro porqué. ¿Qué debemos hacer primero
entonces? Cualquiera que nos sea posible. Lo que se nos facilite más.
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Todo el mundo tiene un porqué


Creo que cada persona tiene un porqué y tiene la capacidad de identificarlo.
¿Lo cree usted así también? Si no es así, ¿está dispuesto a aceptar esta
noción? Si usted aún no ha encontrado el suyo, creo que puede hacerlo.
¿Por qué estoy convencido de eso?

Cada persona fue creada para cumplir su parte para mejorar la


humanidad. ¡Eso lo incluye a usted!
Cada persona tiene talentos que la ayudarán a mejorar la
humanidad. ¡Eso lo incluye a usted!
Cada persona tiene la oportunidad de mejorar la humanidad.
¡Eso lo incluye a usted!
Cada persona tiene un propósito para el cual fue creada. ¡Eso lo
incluye a usted!
Cada persona debe buscar dentro de sí para descubrir su
propósito. ¡Eso lo incluye a usted!

Tal vez ya tenemos bastante claro nuestro porqué. Si es así, ya tenemos


una gran ventaja en nuestro camino a ser significativos. Sin embargo, si
somos como la mayoría de la gente, estaremos agradecidos de tener un poco
de ayuda para averiguar nuestro porqué. Y eso forma parte de mi misión.
El proceso comienza con preguntas. A mí me encanta hacer preguntas,
pues preguntar ha abierto más oportunidades para mí que cualquier otra
cosa que he hecho. Así que hago preguntas en cualquier situación, y luego
escucho las respuestas. Es ahí donde comienza el aprendizaje.
Mi madre fue la que me enseñó esto. Parecía que ella siempre tenía
tiempo para mí, siempre. Y cada vez que me dedicaba tiempo, yo sabía que
tenía toda su atención. Nos sentábamos juntos y ella me escuchaba, a veces
durante horas. Ella siempre escuchaba hasta que yo ya no tenía más nada
que decirle. Sin interrupciones, con expresiones visuales continuas que me
comunicaban que ella estaba escuchando cada palabra y entendiendo los
sentimientos que acompañaban cada noción. Escuchaba con sus oídos y se
conectaba con su mirada. Su corazón constantemente me daba amor
incondicional.
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¿No suena como si fuera una santa? Lo era. ¡Era mi madre!


Mamá me hacía preguntas solo cuando yo terminaba de hablar. Eran
preguntas que estaban llenas de sabiduría porque ella siempre me
escuchaba. Su naturaleza reflexiva le permitía pensar cada pregunta que me
hacía y enmarcarla en un contexto de amor. Sus preguntas me ayudaban a
aclarar mis sentimientos y me hacían reflexionar. Fue a su lado que aprendí
a escuchar y hacer preguntas. Mi madre falleció en el 2009, y la extraño
muchísimo.
La primera pregunta que debemos hacernos es esta: ¿Cómo puedo
ayudar a los demás? Si podemos callar lo suficiente para escuchar la
respuesta desde dentro de nosotros mismos, comenzaremos a entender
nuestro porqué. Debo decir que esta pregunta ha sido el fundamento y la
motivación de cada acto significativo en mi vida. ¿Se da cuenta? Tener una
vida significativa es el resultado de la capacidad de ayudar a otros. Ese es el
inicio de una vida significativa. Dejemos que esa noción hierva dentro de
nosotros mientras descubrimos más específicamente cómo encontrar
nuestro porqué.
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Tres pistas para identificar nuestro porqué


En 1965, cuando estaba estudiando para mi licenciatura en la Universidad
Cristiana de Ohio, un orador vino a mi clase de Psicología básica, y nos
hizo tres preguntas. Hasta el día de hoy, estas preguntas han estado
presentes en mi vida. En ese momento, yo era solo un joven de dieciocho
años, y no estaba seguro de mis respuestas. Pero las preguntas se quedaron
conmigo, y las he estimado una y otra vez a lo largo de los años. Las
compartiré con usted ahora, porque creo que le ayudarán a encontrar y
comprender mejor su porqué.
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Pregunta 1: ¿Por qué lloramos?


Esta primera pregunta nos invita a mirar dentro de nosotros mismos y
pensar en aquello que nos rompe el corazón. ¿Qué nos molesta? ¿Qué nos
inflige dolor emocional? ¿Qué nos causa molestia al punto de que nos
impele a tomar medidas y hacer algo para tratar de solventar esa situación?
Cuando escuché esta pregunta a los dieciocho años, no tuve una
respuesta clara. Hoy sí la tengo. Mi corazón se aflige cuando veo que la
gente no puede desarrollar su potencial. Tienen tantas capacidades, y
muchos no dan lo que podrían y viven vidas truncadas e insatisfechas. Esto
me hace llorar.
Personalmente, tengo dones y talentos en las disciplinas de
comunicación y liderazgo, y eso me hace sentir una enorme responsabilidad
por tratar de ayudar a la gente, de manera de inspirarlos, motivar un cambio
y aumentar su potencial. Siento esa responsabilidad sobre mis hombros
todos los días. ¿Qué significa para mí llevar esta responsabilidad?
Primero, significa que siempre soy consciente de mi llamado a ayudar a
otros a encontrar significado en sus vidas. Cuando veo a la gente, veo todo
su potencial. Los veo como los mejores, y mi deseo es que ellos también se
vean así. Quiero que se deshagan de los grilletes mentales y emocionales
que los atan, y corran la carrera de la vida con excelencia y exuberancia. Y
cada vez que puedo ayudar a alguien a hacerlo, me eleva el ánimo y me
hace recordar: ¡Para esto nací!
La segunda cosa que tengo clara sobre esta responsabilidad es que debo
ser una voz que llame a la gente a vivir con intencionalidad. Y uso la
palabra llamado a propósito porque para mí, es un llamado. Tengo que
expresar el anhelo de las personas de marcar una diferencia, y ayudarlos a
darse cuenta de que eso es algo está a su alcance. Tal vez por eso me
identifico con las palabras que Elizabeth Rundle Charles escribió en
Chronicles of the Schonberg-Cotta Family: “Saber decir lo que los demás
solo piensan, es lo que hace a los hombres poetas y sabios; y atreverse a
decir lo que otros solo se atreven a pensar, hace a los hombres mártires o
reformadores”.
La tercera cosa que la responsabilidad de este llamado significa para mí
es que creo que soy un catalizador para unir a las personas en la
consecución de obras significativas. El liderazgo es mi vida; y tengo la
29

enorme carga de proyectar visión y luego juntar a la gente para alcanzar un


nivel de significación que sería imposible sin un esfuerzo en equipo. Ese es
el eje de mi porqué.
¿Qué nos hace llorar? ¿Qué rompe nuestro corazón? ¿Qué nos toca en lo
más profundo de nuestra alma? ¿Ya sabemos la respuesta, o es algo que
necesitamos empezar a explorar y analizar?
Al intentar identificar lo que nos hace llorar, miremos nuestra historia
personal. Recordemos nuestra infancia. Recordemos las injusticias sociales
que nos enojan. Pensemos en lo último que nos emocionó, o en lo que
siempre nos emociona. Cualquiera de esas cosas pueden ser pistas para
identificar lo que nos conmueve, y nos ayudarán a identificar nuestro
porqué.
30

Pregunta 2: ¿A qué le cantamos?


¿Qué nos hace felices? ¿Qué nos hace brincar de alegría? ¿Qué nos hace
cantar espontáneamente? Cuando oí esta pregunta por primera vez, mis
respuestas no tenían mucha profundidad: las buenas calificaciones, los
amigos, la comida y los deportes. ¿Qué esperaban? ¡Solo tenía dieciocho
años!
Hoy en día, nada me hace más feliz que ver a la gente actuar
intencionalmente para marcar una diferencia. Creo que esa es la clave para
transformar nuestro mundo. El poeta Ralph Waldo Emerson dijo: “El
propósito de la vida no es ser felices. Es ser útiles, honorables, compasivos,
marcar la diferencia para sentir que hemos vivido bien”. Creo que cuando
uno experimenta lo que Emerson escribió, descubre su mayor alegría.
Hacer actos significativos produce una satisfacción más profunda que
cualquier otro trabajo que haya conocido. Me enciende y me mantiene
avanzando. Incluso cuando mi horario está fuera de control, los plazos se
me acumulan, y el ritmo de la vida luce agitado, rara vez me siento
recargado. Dijo un sabio: “Escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás
que trabajar ni un solo día de tu vida”. No hay nada que disfrute más hacer
que ayudar a las personas a marcar la diferencia para los demás.
¿A qué le cantamos? ¿Qué nos produce gran alegría? ¿Qué alimenta
nuestra pasión? ¿Qué alimenta nuestro corazón? ¿Qué nos emociona?
Cuando pregunto: “¿A qué le cantas?”, muchas personas responden
pensando en lo que los divierte. No hay nada malo en estar entretenidos o
divertirnos. A mí me encanta divertirme como todo el mundo. Pero de lo
que realmente estoy hablando es de algo que resuene a un nivel más
profundo. Algo que haga que la alegría se eleve espontáneamente dentro de
nosotros. Eso que haríamos gratis, solo porque sí. Una vez más, estas son
pistas que nos ayudan a entender nuestro propósito y conocer nuestro
porqué.
31

Pregunta 3: ¿Qué soñamos?


Esta última pregunta realmente expande las posibilidades en nuestra
vida. Capitaliza las respuestas a las dos preguntas anteriores y las lleva a
otro nivel, al introducir el factor “¿qué pasaría si?”. ¿Qué pasaría si
pudiéramos hacer lo que quisiéramos para que el mundo sea mejor? ¿Qué
pasaría si pudiéramos marcar una diferencia a mayor escala? ¿Qué
pasaríamos si pudiéramos hacer algo significativo, algo que afectara a otros
y que nos trascendiera a nosotros? Esto es lo que me mantiene vivo.
En 1965, cuando estaba en el primer año de la universidad, ya deseaba
marcar la diferencia ayudando a la gente, y quería hacerlo como pastor de
una iglesia. Pero para ser honesto, en ese entonces mi sueño no era lo
suficientemente grande. No pasó mucho tiempo antes de que los resultados
que estaba obteniendo comenzaron a superar mis objetivos, así tuve que
reajustar mi visión. Lo mismo podría estarle pasando a usted. Es por eso
que digo que tenemos que empezar desde poco, pero soñando en grande.
Hoy, mis sueños son más grandes. Quiero ayudar a un millón de
personas a sentirse significativas, que actúen intencionalmente en sus vidas
y transformen las vidas de otros. Y quiero que los demás escuchen sus
historias de transformación. Mi mayor esperanza es que usted sea una de
esas personas. Quiero que usted tenga una vida maravillosa, llena de
significado y de influencia en los demás. Quiero que logre sentirse
altamente significativo.
Creo que Dios le da a cada persona un lienzo en blanco al principio de la
vida. Él susurra la palabra “propósito” mientras nos da un pincel y pintura,
y nos suelta para ser los artistas de nuestra propia vida. Él quiere que
marquemos una diferencia positiva en las vidas de muchos. Nadie más
puede pintar nuestro cuadro. El pincel está en nuestras manos. Actuemos
espiritual e intencionalmente mientras elegimos los colores y hacemos
nuestros movimientos. Al hacerlo, Él nos observará complacido mientras
pintamos nuestro cuadro de una vida significativa.
¿De qué será nuestro cuadro? ¿Qué soñamos? Si pudiéramos lograr algo
en el mundo que marcara una diferencia en la vida de los demás, ¿qué
sería? Si pudiéramos hacer lo que quisiéramos con la seguridad de que no
fallaremos, ¿qué haríamos? Si pudiéramos hacer realidad nuestro sueño más
preciado, ¿cuál sería?
32

Hay quienes sueñan en grande. De hecho, son grandes en sueños pero


cortos en acción. Otros nunca sueñan. Tal vez se consideran pragmáticos. O
tal vez sus esperanzas y sueños han sido aplastados por experiencias
negativas, así que les da miedo soñar. Espero que esto no nos describa a
nosotros. Espero que estemos dispuestos a soñar, y soñemos en grande.
Incluso, aunque decidamos que no queremos seguir adelante con un sueño
en particular, el proceso de permitirnos imaginar grandes cosas es bueno
provechoso porque nos ayuda a entender quiénes somos y por qué estamos
aquí.
El rabino Harold Kushner escribe: “Nuestra alma no tiene hambre de
fama, comodidad, riqueza o poder. Esas recompensas crean casi tantos
problemas como los que resuelven. Nuestra alma está hambrienta de
significado, por el sentir de que hemos descubierto cómo vivir de modo que
nuestra vida sea relevante, y a fin de que el mundo sea al menos un poco
diferente debido a nuestro paso por él”. ¿Qué significado anhelamos en el
alma? ¿Cómo queremos marcar una diferencia en este mundo? ¿Cómo
podemos ayudar a los demás de manera especial? ¿Qué habilidades
tenemos para ayudar a transformar las vidas de otros? ¿Cómo podemos ser
significativos?
Es posible que no conozcamos todo nuestro porqué de una vez. Yo no lo
hice. Pero tan pronto entendí la dirección que tenía que tomar, me puse en
camino. Después de eso, fue solo cuestión de refinar mi porqué, lo cual
continúa sucediendo, incluso a mis setenta años. Y espero que siga
creciendo, evolucionando y perfeccionando. Esa es la señal de que Dios no
ha terminado conmigo, y de que aún hay cosas que puedo hacer y maneras
de marcar una diferencia en este mundo.
33

Aplicación significativa:Encuentre su porqué para poder


encontrar su camino
Siga las pistas
Para encontrar su porqué, necesita seguir algunas pistas que solo podrá
hallar dentro de usted. Para desbloquearlas, aparte un tiempo para responder
las tres preguntas de este capítulo:

¿Por qué llora?


¿A qué le canta?
¿Qué sueña?

Lo animo encarecidamente a apartar un tiempo para escribir sus


respuestas a estas preguntas. Pero le aconsejo algo: no trate de determinar
sus respuestas antes de escribirlas. Utilice el proceso de escritura para
descubrir sus respuestas. Comience escribiendo lo que le venga a la mente,
y váyase por ahí. No hay respuestas buenas ni malas. Se trata de un proceso
de aprendizaje desordenado (si usted es una persona de fe, también le
recomiendo que ore mientras realiza este ejercicio. Pídale a Dios que le
revele las pistas).
34

Comience con una palabra


Otra forma de ayudar a descubrir su porqué es enfocarse en el centro de
lo que usted es y ver lo que surge a partir de ahí. En su libro Aspire, Kevin
Hall escribe: “Lo primero que hago cuando estoy entrenando a alguien que
aspira a alcanzar, crecer y progresar en la vida es hacer que esa persona
seleccione la palabra que mejor lo describa. Una vez que lo hace, es como
si la persona mirara la página de un libro con una palabra resaltada. En
lugar de ver trescientas palabras diferentes en la página, la atención y la
intención se centran inmediatamente en esa sola palabra, ese único regalo.
Aquello en lo que el individuo se enfoca, crece”.2
¿Cuál es su única palabra? ¿Qué lo describe mejor? Esa sola palabra
puede inspirarlo, enfocar su atención, y ayudarlo a entender su porqué.
¿Dónde lo llevará esa palabra? ¿De qué manera tiene la capacidad de
ayudar a otros? ¿Por qué es significativa? Mantenga esa palabra en su
mente durante las próximas semanas, y fíjese a dónde lo lleva.
35

Adoptemos un estilo de vida intencional

Al poeta Samuel Johnson se le atribuye la frase: “El camino al infierno


está empedrado con buenas intenciones”. ¿Por qué diría tal cosa? ¿No es
una cosa positiva querer hacer el bien, y tener el deseo de ayudar a otros?
Mi respuesta es sí. Tener el deseo de ayudar a la gente nos hace mejores
personas. Pero si no actuamos de manera intencional, no marcaremos la
diferencia.
36

Atravesando la brecha para ser significativos


Hay tantas maneras de ser significativos como personas en la tierra. Cada
uno de nosotros tiene habilidades únicas, talentos, oportunidades, causas y
llamados. Yo lo ayudaré a averiguar algunas de ellas. Dado que todavía está
leyendo este libro, creo que usted ha tomado la decisión de asumir su
historia como sugerí en el capítulo uno. Usted desea tener una vida que
trascienda. Usted quiere ser significativo. Eso es bueno. Pero la pregunta es
cómo.
En primer lugar, voy a aclarar lo que quiero decir cuando hablo de una
vida intencional. Me refiero a una vida que nos produzca satisfacciones
diarias y recompensas continuas por el simple hecho de obrar para marcar
una diferencia, pequeña o grande, en la vida de otros. Una vida intencional
es el puente entre nuestro propósito y una vida trascendente. Las buenas
intenciones no nos llevarán allí.
¿Cuál es la gran diferencia entre las buenas intenciones y una vida
intencional? Puedo explicarlo usando unas pocas palabras. Fíjese en las tres
columnas de palabras a continuación, y al hacerlo, pregúntese: “¿Vivo yo en
la tierra de las buenas intenciones, o en la tierra de la vida intencional?”.

Palabras de buenas intenciones: Deseo


Palabras de vida intencional: Acción
Una vida trascendente: Resultados

Palabras de buenas intenciones: Aspiración


Palabras de vida intencional: Propósito
Una vida trascendente: Cumplimiento

Palabras de buenas intenciones: Algún día


Palabras de vida intencional: Hoy
Una vida trascendente: Todos los días

Palabras de buenas intenciones: Fantasía


Palabras de vida intencional: Estrategia
Una vida trascendente: Seguimiento
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Palabras de buenas intenciones: Con suerte


Palabras de vida intencional: Definitivamente
Una vida trascendente: Continuamente

Palabras de buenas intenciones: Pasivo


Palabras de vida intencional: Activo
Una vida trascendente: Proactivo

Palabras de buenas intenciones: Ocasional


Palabras de vida intencional: Continuo
Una vida trascendente: Habitual

Palabras de buenas intenciones: Emoción


Palabras de vida intencional: Disciplina
Una vida trascendente: Estilo de vida

Palabras de buenas intenciones: Alguien debería


Palabras de vida intencional: Yo lo haré
Una vida trascendente: Yo lo hago

Palabras de buenas intenciones: Sobrevivir


Palabras de vida intencional: Éxito
Una vida trascendente: Significado

¿Podemos ver en estas listas por qué las buenas intenciones por sí solas
nunca nos llevarán a tener una vida significativa? De hecho, si lo único que
hacemos es cultivar buenas intenciones, pero nunca actuamos con
intencionalidad, es probable que nos sintamos más frustrados y menos
satisfechos, porque nuestro deseo de un cambio positivo puede aumentar,
pero la falta de resultados nos dejará frustrados.
Démonos cuenta o no, la gente vive de una u otra manera. Ya sea de
forma deliberada o por omisión, si tenemos el deseo de hacer del mundo un
lugar mejor, o nos conformamos con las buenas intenciones o adoptamos
actuar intencionalmente. ¿Qué haremos?
38

Aprendamos a ser intencionales


¿Cómo logré yo reconocer que vivir intencionalmente era la clave para
alcanzar una vida trascendente, y que ese era el puente entre mi propósito y
mi significado? Cuando estaba en mis veintes, conocí a un hombre llamado
Curt Kampmeier.
Curt estaba asociado con el Success Motivation Institute de Waco,
Texas. Como lo había escuchado hablar sobre los principios del éxito, y me
gustaba mucho lo que tenía que decir, le escribí una nota diciéndole que me
gustaría reunirme con él la próxima vez que pasara por mi ciudad. Para mi
sorpresa, me respondió que sí. Así que nos reunimos para desayunar.
Mientras desayunaba, Curt me preguntó si tenía un plan personal de
crecimiento en mi vida. Era una pregunta que nadie me había hecho antes.
No solo no tenía uno, sino que ni siquiera sabía que se suponía que debía
tener uno. Estaba tan avergonzado por la pregunta, que traté de inventarme
algo en el momento. Comencé a hablarle de todas las cosas que estaba
haciendo en mi trabajo y de cuántas horas les dedicaba. Pero él se dio
cuenta.
“Si quieres crecer —dijo—, tienes que ser intencional”.
Sus palabras me golpearon como un puñetazo en la cara.
Curt me dijo que él tenía un plan de crecimiento detallado, un kit con
material que hablaba sobre las metas, la disposición, la iniciativa y la
responsabilidad. Yo sabía instintivamente que eso podía ayudarme. Cuando
le pregunté cómo podía conseguirlo, me dijo que podía comprarlo por 695
dólares.
¡Ese era el equivalente a un mes de sueldo para mí!
Me fui a casa desde buscando alternativas. Empecé a preguntarles a
amigos y colegas si ellos tenían un plan de crecimiento. Negativo. Ninguno
de ellos tenía un plan intencional para ser mejores en lo que hacían. Solo
esperaban que sucediera solo, así como yo también lo había hecho. Eso
suena a buenas intenciones, ¿no?
Finalmente, mi esposa Margaret y yo nos sentamos, tomamos lápiz y
papel, y nos pusimos a ver qué gastos podíamos recortar para ahorrar el
dinero para comprar el kit. Estábamos recién casados, y apenas ganábamos
para vivir. Sin embargo, después de seis meses, habíamos ahorrado lo
39

suficiente (recuerde que esto ocurrió antes de que las tarjetas de crédito
estuvieran disponibles para todo el mundo).
Nunca olvidaré el día en que recibí el kit. Yo lo había visto antes cuando
me reuní con Curt, pero cuando lo abrí y empecé a examinarlo, me
sorprendió la simplicidad de todo. Al principio pensé: ¿Pagué casi 700
dólares por esto? Estaba esperando la gallina de los huevos de oro, pero por
lo que veía, esto iba a requerir mucho trabajo.
¿Qué más podía hacer? Después de todo, habíamos gastado una pequeña
fortuna en el kit. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que me diera
cuenta que había valido la pena cada centavo. Ciertamente me animó a
soñar, pero también me enseñó a ponerles detalles a mis sueños, así como
fechas. Me llevó a examinarme a mí mismo y dónde estaba. Me llamó a
mirar mis fortalezas y debilidades. Me hizo identificar mis metas cada
semana; y me comprometió en un proceso de crecimiento diario.
Yo esperaba una solución, pero en su lugar recibí dirección. Era un curso
sobre cómo vivir intencionalmente. Incluso comprar el kit me había
obligado a actuar intencionalmente, porque habíamos hecho sacrificios
diarios durante seis meses para ahorrar el dinero para adquirirlo.
Este kit me ayudó a comenzar a crear mi primer plan de vida. Eso es
algo que para mí vale más que cualquier valor material. ¿Por qué? Porque
me llevó a una maravillosa epifanía:
Si quería marcar la diferencia, debía entender que …

El deseo de que las cosas cambien no las hará cambiar.


Esperar mejoras no las traerá.
Soñar no proporciona todas las respuestas que necesitamos.
Nuestra visión no es suficiente para producir una transformación en mí
o en otros.
Solo manejando nuestros pensamientos y pasando del deseo a los
hechos seremos capaces de lograr un cambio positivo. Necesitaba
pasar de querer a hacer.

Tal vez usted ha tenido ya esta epifanía. Tal vez ya ha comenzado a


hacer este cambio. Tal vez tuvo esta revelación antes que yo. Ahora, si no lo
ha hecho, ¿adivine qué? Usted puede pasar de tener buenas intenciones a
40

tener una vida intencional ahora mismo. De hecho, puede llegar a ser tan
intencional en su vida, que sus amigos y seres queridos, sus compañeros y
jefes, sus vecinos y opositores dirán: “¿Pero qué pasó aquí?”. Su
transformación los dejará locos. E inspirará también a otros a adoptar un
estilo de vida intencional.
41

Los siete beneficios de llevar un estilo de vida intencional


Me imagino que usted por instinto entiende que un estilo de vida
intencional lo beneficiaría, pero supongo que también le gustaría saber
específicamente cuáles son esos beneficios. Mi experiencia ha demostrado
que es muy beneficioso. A continuación presento siete de sus beneficios:
42

1. Un estilo de vida intencional nos hace preguntarnos: “¿Qué cosas son


significativas en mi vida?”.
Vivir intencionalmente nos motiva a comenzar a hacernos preguntas y a
priorizar lo que es importante para nosotros. En mi caso fue así. Comencé a
preguntarme qué podía hacer para tener éxito. Cuando había comenzado a
lograr algún éxito, me di cuenta de que necesitaba hacerme preguntas sobre
cómo ser significativo.

¿Puedo marcar una diferencia?


¿A quiénes debo ayudar?
¿Cómo puedo ayudarlos?
¿Cómo puedo enriquecer sus vidas?

Estas preguntas comenzaron a ayudarme a actuar intencionalmente en la


persecución de mi propósito y en el ámbito en el que deseaba ser
significativo.
Una vez me pregunté: “¿Qué es significativo para mí?”, y me di cuenta
de que la respuesta era ayudar a los demás, así que empecé a enfocar mi
atención en eso. Esa es la esencia de actuar intencionalmente. Una vida que
no es intencional acepta todo y no hace nada. Una vida intencional asimila
solo aquello que será útil para llevar a cabo la misión de ser significativos.
43

2. Un estilo de vida intencional nos motiva a tomar medidas inmediatas


en aquello que es significativo
Cuando hayamos pasado de las buenas intenciones a actuar
intencionalmente, cada vez que detectemos una necesidad, ya no
pensaremos: Hay que hacer algo al respecto, sino: Debo hacer algo al
respecto. Nos apropiaremos del problema. Napoleón Hill dijo
acertadamente: “Para lograr resultados debemos participar. A nadie le
impresiona el registro de victorias y derrotas del árbitro”.
Todos tenemos la tendencia a postergar las cosas; pero nadie se ha
vuelto significativo únicamente pensando. Hay que actuar. No podemos
quedarnos sentados en la banca; tenemos que entrar en el juego.
Permitamos que el deseo de actuar que sentimos cuando actuamos
intencionalmente nos impulse a realizar actos significativos. Lo más
importante que podemos hacer es empezar, porque eso aumentará nuestro
apetito de ser más significativos.
44

3. Un estilo de vida intencional nos alienta a encontrar formas creativas


de llegar a ser significativos
Cuando adoptamos un estilo de vida intencional, se nos abren muchas
posibilidades. Cuando no actuamos intencionalmente, las posibilidades son
pocas:

Una vida intencional siempre aporta ideas.


Una vida no intencional siempre busca una excusa.
Una vida intencional soluciona la situación.
Una vida no intencional busca un culpable.
Una vida intencional hace que suceda.
Una vida no intencional se pregunta qué pasó.
Una vida intencional dice: “Aquí hay algo que puedo hacer”.
Una vida no intencional dice: “¿Por qué nadie hace nada?”.

Una vida intencional y otra no intencional se oponen en todos los


aspectos, incluyendo el creativo.
Vivir intencionalmente es saber lo que queremos. A veces ese deseo será
elusivo, e incluso aparentemente imposible de lograr. Sin embargo, cuando
nos sentimos así, la necesidad disfrazada de creatividad puede activarse.
Cuando esto ocurre, la vida intencional convierte nuestro miedo, expresado
en la pregunta: “¿Podré hacerlo?”, en otra pregunta revitalizante y llena de
posibilidades: “¿Cómo puedo hacerlo?”. ¡Cuando sabemos lo que queremos
y no encontramos lo que necesitamos, debemos crear lo que necesitamos
para poder conseguir lo que queremos!
45

4. Un estilo de vida intencional nos impulsa a dar nuestro mejor esfuerzo


y a hacer actos significativos
Una vida no intencional es una vida sin objetivos. Las personas que no
tienen un estilo de vida intencional andan sin rumbo. Son como una
historieta del Hermano Junipero del Padre Justin McCarthy, en la que este
dispara flechas hacia una cerca de madera en el patio trasero de su casa. En
ella él tira de la cuerda del arco y suelta la flecha. Dondequiera que dan las
flechas en la cerca, el Hermano Junipero toma un marcador y dibuja un
blanco alrededor de ellas. Así asegura dar siempre en el arco.
Lamentablemente, muchos viven sus vidas de una manera similar,
aterrizando en algún lugar al azar y creyendo que están dando en el blanco.
Esto es característico de una vida sin propósito ni energía. Vivir de esta
manera es como jugar al golf sin el agujero, jugar al fútbol sin la arquería,
jugar al béisbol sin el plato, o jugar a los bolos sin los pines.
Para que cualquier cosa en la vida tenga un gran significado, debe estar
motivada por un objetivo específico, y estar seguida de acciones. Esto es lo
que ocurre cuando estamos tratando de ganar a la persona que amamos
antes de casarnos. Cuando estamos saliendo con esa persona, nuestras
acciones para ganárnosla suelen ser muy intencionales. Tratamos de
maximizar cada experiencia con esa persona. Hacemos cosas adicionales y
nos salimos de lo convencional para complacerla. Nos ponemos lo más
presentables posible. Mostramos nuestro mejor comportamiento. Tratamos
de darle lo mejor a nuestro ser amado. Lamentablemente, muchos después
del matrimonio pierden esa intencionalidad, y pasan su tiempo tratando de
que su pareja los complazca. Ahí es cuando la relación comienza a decaer.
Por supuesto, actuar intencionalmente puede llevarnos en la dirección
equivocada cuando nuestra atención no es la correcta. Eso fue algo que
aprendí el día de mi boda. Después de la ceremonia, Margaret y yo
estábamos metiendo todo en el automóvil para irnos a nuestra luna de miel.
Planeamos conducir hasta Florida para quedarnos en la casa de sus abuelos
durante una semana. Mientras cargaba nuestro equipaje, Margaret me vio
colocando no una, sino dos maletas.
—¿Qué es todo eso, John? —preguntó.
—Me traje algo de trabajo para hacer en mi tiempo libre —le dije,
complacido conmigo mismo por ser tan estratégico. No creí que fuera
46

posible, pero con una mezcla de molestia y picardía, me dijo:


—Mi amor, no habrá tiempo libre.
Podría contarle que ella tenía razón, ¡pero eso no es asunto suyo!
Digamos que mientras preparábamos el automóvil, ella ya estaba tratando
de enseñarme una importante lección de vida intencional.
47

5. Un estilo de vida intencional despierta en nosotros el poder de ser


significativos
La imposibilidad de cosechar sin haber sembrado, es una ley de la
naturaleza. Es por eso que es tan importante dar primero antes de que
podamos recibir. El resultado de practicar este principio durante muchos
años ha producido un retorno invaluable de mi inversión en las vidas de
otros. Y estas personas no solo están marcando una diferencia, sino que a su
vez también están invirtiendo en otros que están igualmente marcando la
diferencia. He podido experimentar una temporada tras otra de cosecha en
las vidas de otros.
Este dar y recibir es natural, como respirar. Inhalamos, y exhalamos. No
es posible solo inhalar, ni tampoco únicamente exhalar. Ambas cosas son
esenciales. Del mismo modo, damos a otros y recibimos de ellos. Nuestras
vidas deben ser como un río, no como un embalse. Lo que tenemos debe
fluir a través de nosotros hacia otros. Cuando aquello que tenemos que
ofrecer comience a fluir de nosotros hacia los demás, el milagro de ser
significativos intencionalmente comenzará a materializarse. Cuanto más
compartamos, más recibiremos. Cuanto más recibamos, más podremos dar.
Esto no es algo que vamos dando en pequeñas dosis con el tiempo. Es un
caudal que se desata. Así es como formamos una vida trascendente.
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6. Un estilo de vida intencional nos inspira a hacer que cada día cuente
John Wooden, quien fue mi mentor durante varios años, aconsejaba a
todos a hacer de cada día su obra maestra. Este legendario entrenador de los
Bruins de la Universidad de California en Los Ángeles, una vez explicó:
“Como líder de mi equipo, era mi responsabilidad sacar el máximo partido
a mis jugadores. Como entrenador, me pregunto todos los días: ‘¿Cómo
puedo mejorar mi equipo?’. Concluí que mi equipo mejoraría cuando cada
jugador mejorara, y eso solo ocurriría cuando cada jugador hiciera
intencionalmente de cada día su obra maestra”.
¿Cómo lograba eso el entrenador? Todos los días durante la práctica
observaba la energía, la atención y el comportamiento general de cada
jugador. Si un jugador no daba lo mejor de sí, se acercaba a él y le decía:
“¿Sabes? Creo que no estás dando el ciento por ciento de ti mismo en la
práctica de hoy. Tal vez estás cansado, te quedaste despierto hasta tarde
estudiando, o tal vez hoy tuviste un día difícil. También sé que podrías estás
pensando: Hoy estoy dando solamente sesenta por ciento, pero mañana
daré el ciento cuarenta por ciento y compensaré por lo de hoy. Quiero que
sepas que pensar no te hará un mejor jugador. No puedes dar el ciento
cuarenta por ciento mañana. Lo mejor que cualquiera de nosotros puede dar
cualquier día es el ciento por ciento. Así que, si das solo el sesenta por
ciento hoy, perderás cuarenta por ciento y nunca lo recuperarás. Unos pocos
días más dando menos del ciento por ciento, y terminarás siendo solo un
jugador promedio”.
La enseñanza del entrenador me motivó a escribir el libro Hoy es
importante. La tesis de ese libro dice: “El secreto de su éxito está
determinado por su agenda diaria”. La clave está en tomar buenas
decisiones basadas en nuestros principios y valores y luego administrar esas
decisiones cada día. Cuando escribí ese libro, consideré que las lecciones
eran simples y básicas. Pero las enseñanzas de John Wooden también eran
sencillas. Él se enfocaba en lo fundamental, pero aún así fue inmensamente
exitoso. El secreto está en ser constantes.
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7. Un estilo de vida intencional nos anima a terminar bien


Algún día voy a morir. Y usted también. ¿Qué le gustaría que se dijera
de usted en su funeral? Yo espero que la gente cuente historias divertidas
sobre mí. Pero también espero que cuenten una historia significativa. No
quiero que mi familia y mis amigos tengan que adivinar mi legado. Quiero
que hablen sobre lo que aporté a líderes que también aportan a otros. Ese es
el legado que estoy creando en mi vida. Creo que es la mejor contribución
que puedo hacer mientras estoy aquí.
Hay un refrán que dice: “Bien está lo que bien acaba”, pero creo que
nada puede terminar bien a menos que comience bien. Si queremos una vida
trascendente, no tenemos que cambiar todo en nuestra vida. El cambio que
estoy invitando a hacer no es enorme, pero es esencial para vivir una vida
que sea trascendente. Es el cambio de pasar de las buenas intenciones a un
estilo de vida intencional. Ese pequeño cambio en nuestra forma de pensar
producirá dividendos significativos.
¿Estamos listos para dar ese paso? Es más simple de lo que pensamos.
Solo necesitamos alinear nuestros pensamientos con nuestras acciones. Eso
fue lo que yo hice. Cuando entendí que tenía la opción de ser intencional,
las buenas intenciones dejaron de gobernar mi vida. Usted tiene la
capacidad de elegir en qué categoría quiere vivir, y yo quiero mostrarle
cómo lograrlo, cómo ser intencional y cómo ser significativo.
¿Cómo ocurrirá todo esto en su vida? Su experiencia probablemente será
similar a la mía en algunos aspectos. Estará llena de maravillosas sorpresas,
mucha emoción, grandes cambios, un crecimiento imprevisto, buenos
recuerdos y, espero que un tremendo nivel de realización interior. Sin
embargo, también será muy diferente a la mía. Será tan única como usted.
El propósito de su vida será sumamente personal y especial, así como su
visión de ser significativo. Creo que lograr que su voluntad sea altamente
intencional será el comienzo de un nuevo mundo de oportunidades para
usted.
La mayoría de la gente piensa que lograr una vida trascendente es algo
que está fuera de su alcance, pero no es así. Cualquiera puede llegar a ser
significativo, pero es indispensable adoptar un estilo de vida intencional.
¿Está usted dispuesto a pasar de las buenas intenciones a una vida
intencional?
50

Si usted está dispuesto a hacer este cambio, entonces permita que las
siguientes páginas sean su guía para la vida que siempre ha anhelado, pero
que nunca creyó posible. Una vez que tome este rumbo, su vida comenzará
a ser trascendente para usted y para los demás. Por favor, escúchame: La
importancia está a tu alcance. Todo lo que necesitas hacer es estar dispuesto
a dar los pasos.
51

Aplicación significativa:Adopte un estilo de vida intencional


Cuando hacemos un juicio de valor sobre nosotros mismos, por lo general
tendemos a darnos el beneficio de la duda. Sabemos cuáles eran nuestras
intenciones, así que aunque nos quedemos cortos en el intento, buscaremos
justificarnos. Eso es bueno y malo al mismo tiempo. Lo bueno es que nos
permite permanecer positivos y recuperarnos del fracaso. Lo malo es que no
nos hacemos responsables de seguir adelante, y alcanzar una vida
significativa es imposible para quien no vive intencionalmente día tras día.
52

¿Cuál es nuestro lugar en la lista?


Al principio de este capítulo, presenté una lista de palabras que ilustran
las diferencias entre una vida de buenas intenciones y una vida intencional.
Repásela conmigo. En cada línea, ponga marca a un lado de la palabra en la
columna de la izquierda o de la mitad que describa mejor su actitud y sus
acciones.

Palabras de buenas intenciones: Deseo


Palabras de vida intencional: Acción
Una vida trascendente: Resultados

Palabras de buenas intenciones: Aspiración


Palabras de vida intencional: Propósito
Una vida trascendente: Cumplimiento

Palabras de buenas intenciones: Algún día


Palabras de vida intencional: Hoy
Una vida trascendente: Todos los días

Palabras de buenas intenciones: Fantasía


Palabras de vida intencional: Estrategia
Una vida trascendente: Seguimiento

Palabras de buenas intenciones: Con suerte


Palabras de vida intencional: Definitivamente
Una vida trascendente: Continuamente

Palabras de buenas intenciones: Pasivo


Palabras de vida intencional: Activo
Una vida trascendente: Proactivo

Palabras de buenas intenciones: Ocasional


Palabras de vida intencional: Continuo
Una vida trascendente: Habitual

Palabras de buenas intenciones: Emoción


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Palabras de vida intencional: Disciplina


Una vida trascendente: Estilo de vida

Palabras de buenas intenciones: Alguien debería


Palabras de vida intencional: Yo lo haré
Una vida trascendente: Yo lo hago

Palabras de buenas intenciones: Sobrevivir


Palabras de vida intencional: Éxito
Una vida trascendente: Significado

A menos que usted haya marcado todas las palabras en la columna del
medio, aún tiene trabajo que hacer para pasar de las buenas intenciones a un
estilo de vida intencional.
Por cada ocasión en que hizo una marca en la columna de la izquierda,
escriba una oración o dos describiendo lo que usted debe hacer para adoptar
esa actitud y demostrar acciones intencionales de modo que usted consiga
los resultados de la columna derecha.
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Estemos dispuestos a dar pequeños pasos

Mi descubrimiento del poder de ser significativo, no comenzó realmente


en mi vida sino hasta el momento que decidí que quería marcar la diferencia
en las vidas de los demás. Recuerdo vívidamente el día en que fui
consciente de ese deseo. Cursaba el cuarto grado, y estaba caminando por
un campamento con mi padre.
En ese momento, papá era pastor de doscientas personas en una
denominación muy pequeña. Aunque él ejercía liderazgo sobre los demás,
el lugar que tenía en sus corazones reemplazaba cualquier posición o
autoridad formal que tuviera. Papá era un constante motivador, realmente
amaba a los demás y quería ayudarlos. Ese día en particular, nos tomó
treinta minutos caminar cien yardas (91 metros), porque la gente lo detenía
en el camino. Le agradecían por lo que él había hecho por ellos y por sus
palabras de ánimo.
Escuchaba a los demás hablar muy bien de él, e incluso en esos
momentos podía verlo manteniendo su enfoque de alentarlos a todos. Yo
miraba sus rostros mientras mi padre hablaba con ellos al atravesar el
campo, y podía ver que él los estaba valorando más de lo que ellos se
valoraban a sí mismos. Cuando vi lo que eso lograba en ellos, deseé poder
ofrecer ese mismo regalo a otros. Aún recuerdo que en ese momento pensé:
Quiero ser como mi papá. Yo también quiero ayudar a la gente.
Allí nació mi deseo de marcar la diferencia en otros. Ese momento
representó una prueba clara de que no tenemos que ser personas
importantes para tener grandes ideas. Después de todo, yo era una persona
común, un niño del sur de Ohio. Pero una llama se encendió en mí ese día, e
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intrínsecamente entendí que tenía la capacidad de tocar los corazones de las


personas de la misma forma en que mi padre podía hacerlo. Pensaba que si
creía en mí lo suficiente, otros podrían estar dispuestos a creer también en
mí. La única manera que conocía de lograrlo era seguir los pasos de mi
padre y entrar en el ministerio. Quería dirigir con convicción, mostrar
bondad a los demás y ofrecer compasión donde quiera que fuera. Me
propuse estudiar para pastor y dejarme guiar por la regla de oro: Haz a los
demás lo que quisieras que te hicieran a ti.
Aunque me consideraba un chico normal, reconozco que mi infancia
estuvo llena de oportunidades extraordinarias que rara vez reciben la
mayoría de los niños. El trabajo de mi padre le había permitido desarrollar
amistad con muchos líderes espirituales notables de todo el mundo. Así que
recibí sus enseñanzas desde que era muy niño. Aunque en ese momento no
podía apreciar la influencia que tendrían en mi vida, sin duda alguna, ahora
puedo mirar hacia atrás y reconocer el efecto que tuvieron en mi formación.
Cada uno de estos encuentros dejó una impresión duradera que moldeó mi
vida y mi futuro hacia la intencionalidad y el ser significativo.
Uno de esos encuentros importantes ocurrió cuando tenía alrededor de
doce años. Mi padre me llevó a unas charlas de Norman Vincent Peale en el
Veterans Memorial Auditorium en Columbus, Ohio. Él admiraba mucho a
Peale. Se sentía atraído por sus mensajes sobre el poder de tener una actitud
positiva. Tenía todos los libros de Peale en su biblioteca y me animaba
constantemente a leerlos.
Después de escuchar a Peale hablar, inmediatamente comprendí su
atracción. Aún me recuerdo bajando las amplias escaleras de concreto del
Veterans Memorial Auditorium al terminar la charla. Mi padre se volvió
hacia mí y me dijo: “Norman Vincent Peale es un gran hombre, John,
porque ayuda a mucha gente”.
Al llegar a la adolescencia, estaba listo para hablarle a mi padre sobre mi
deseo y mis intenciones de seguir sus pasos y de entrar en el ministerio. El
día que le dije cómo me sentía y lo que planeaba, pasó su brazo sobre mi
hombro y me dijo: “Eso es maravilloso, hijo”. Pude ver que aquello tocaba
su corazón. Simplemente me miró y preguntó:
—¿Qué significa eso para ti?
—Quiero dedicar mi vida a ayudar a los demás.
Me observó de cerca, como si estuviera esperando a ver si parpadeaba.
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Tal vez estaba buscando señales de inseguridad en mi llamado. Pero yo


nunca había estado más comprometido con algo en mi vida. No rompí
nuestro contacto visual porque me sentía confiado. Eso era lo que quería y
debía hacer.
Papá sonrió y dijo:
—Entonces marcarás una gran diferencia, hijo.
Creo que mi padre se enorgulleció enormemente ante la idea de que
eligiera honrarlo de esa manera. Y si bien es cierto que él fue mi principal
inspiración, la idea de ayudar a otros y tener una influencia positiva en sus
vidas fue el motor que impulsó mi pasión.
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Estemos dispuestos a dar pequeños pasos


Creo que todos tenemos el deseo de ser significativos, de contribuir, de
ser parte de algo noble y decisivo. Y para lograr esa contribución, tenemos
que estar dispuestos a poner nuestra atención en los demás. Necesitamos
dar un poco de nosotros mismos. La intencionalidad de la que hablé en el
capítulo anterior, debe estar dirigida por el deseo de mejorar la vida de
otros; ayudarlos a hacer lo que tal vez no pueden hacer por sí mismos. ¿Está
de acuerdo conmigo?
Muchos ven lo que está pasando en el mundo y creen erróneamente que
les será imposible marcar la diferencia. Los desafíos parecen muy grandes y
se sienten pequeños ante ellos. Piensan que necesitarán hacer grandes cosas
para lograr una vida trascendente o que tienen que alcanzar cierto lugar en
la vida para poder hacer algo significativo.
¿Tiene usted esta clase de duda? ¿Alguna vez ha pensado o dicho:
“Podré marcar la diferencia cuando …

tenga una idea grande,


llegue cierta edad,
haga suficiente dinero,
alcance un hito específico en mi carrera,
sea famoso, o
me retire?”.

Nada de eso es necesario para comenzar a ser significativos. Tal vez no


nos damos cuenta, pero esas vacilaciones no son más que excusas. Lo único
que se necesita para ser significativos es tener la intención de comenzar a
serlo, independientemente de donde estemos, quiénes seamos o lo que
tengamos. ¿Creemos esto? No podemos influir en otros si permanecemos
con los brazos cruzados.
Toda gran cosa que ha sido hecha en el mundo, ha comenzado con un
primer paso. Cuando Neil Armstrong dio su primer paseo en la luna,
declaró: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la
humanidad”. Aún así, los primeros pasos para ese gran logro fueron dados
mucho tiempo antes de ese gran día. No podemos llegar a ninguna parte en
la vida sin dar ese primer pequeño paso. A veces dar este paso es difícil, y
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otras veces fácil, pero hay que darlo si deseamos lograr grandes cosas.
¿Qué podemos hacer ahora? Si deseamos marcar la diferencia, debemos
estar dispuestos a comenzar desde cero. Nunca se sabe a dónde nos podrá
conducir nuestra pasión. A continuación presentaré algunas ideas que
pueden ayudarlo y animarlo a dar ese pequeño primer paso, pero creyendo
en grande:
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1. Comencemos donde estamos


Parker Palmer, filósofo y escritor, dijo: “La verdadera libertad se
experimenta al ser conscientes de que no tenemos que salvar el mundo, sino
simplemente marcar una diferencia en el lugar donde vivimos”.
Quizá ahora no tenemos mucho y nos aferramos a lo poco que tenemos.
Pero debemos aprender a soltar. No necesitamos tener mucho para poder
dar. Es cuestión de voluntad y de actitud, no de cuánto tenemos. ¿Estamos
dispuestos a intentarlo? La Madre Teresa dijo que algunas de las obras más
grandes jamás hechas han sido realizadas en las habitaciones de los
hospitales y en las celdas de las prisiones. Al igual que ella, podemos hacer
grandes obras donde estemos y con lo que tenemos.
Las oportunidades se presentan siempre donde estamos. Debemos estar
dispuestos a empezar a dar un poco más de nosotros mismos.
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2. Comencemos con lo mejor que sabemos hacer


Pienso que todos tenemos algo que hacemos mejor que cualquier otra
persona en el mundo. La mejor forma de comenzar es con aquello que
hacemos mejor. Aprendí esto de mi padre. De hecho, era una norma de la
casa de los Maxwell en nuestra infancia. Desde niños, el mensaje de mi
padre para mi hermano, mi hermana y para mí, fue: “Encuentra tu fuerza,
aquello que haces mejor, y cultívalo”. Él nunca nos animó a tratar de probar
diferentes cosas. Quería que cada uno hiciera una sola cosa
excepcionalmente bien. Algo con lo que siempre bromeamos en nuestra
familia, era que nos daba lástima la gente multitalentosa. ¿Cómo pueden
saber en cuál de sus tantos dones deben enfocarse?
A mis ojos, mi padre se convirtió en un hombre excepcional no porque
tuviera muchos dones, sino porque identificó aquello que sabía hacer mejor
y lo cultivó. Era un gran motivador y, como resultado, logró más que el
promedio en ese sentido. Llegó a dominar el arte de alentar a otros y nunca
se apartó de él. La excelencia viene de la consistencia en el uso de las
fortalezas, y mi padre siempre ha sido consistente.
Cuando empecé a desarrollar aquello que sabía hacer mejor, no tenía
idea de que me llevaría a donde estoy ahora. Incluso, aunque hubiera
querido empezar en grande, no tenía los medios adecuados; así que empecé
con lo que tenía y lo hice lo mejor que pude. Como resultado, mi capacidad
se multiplicó. Lo demás vino al trabajar con consistencia. Hoy estoy donde
estoy, no porque haya hecho varias cosas grandes, sino porque he sido un
comunicador desde los veinte años, y mi intencionalidad ha llegado a ser
parte de mi vida.
Invertir en nosotros mismos es como tomar un centavo y duplicar su
valor cada día. Si hiciéramos eso durante un mes, ¿cuánto dinero
tendríamos al final? ¿Cien dólares? ¿Mil dólares? ¿Un millón de dólares?
Esta última cifra ni se acerca.
Si usted comienza con solo un centavo y redobla la cantidad todos los
días durante treinta y un días, al final tendrá 21 474 836,48 dólares. El
crecimiento personal es así. Si practicamos lo que mejor sabemos hacer
diariamente y con excelencia, obtendremos enormes resultados. Es como
depositar en el banco que nos llevará a ser significativos.
¿Qué es lo que sabemos hacer mejor? ¿En qué tenemos el potencial de
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ser mejores que los demás? ¿Ya lo hemos identificado? Si no es así,


preguntemos a aquellos que nos conocen bien, veamos nuestro pasado, o
realicemos un test de personalidad o de habilidades para obtener pistas. No
pensemos en lo que no podemos hacer, sino en lo que podemos lograr.
Siempre hay un punto de partida, pero hay que encontrarlo. Debemos
comenzar con lo que tenemos, no con lo que nos falta. Identifiquemos qué
es lo que sabemos hacer mejor y comencemos a desarrollarlo.
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3. Comencemos analizando nuestras palabras


Salomón, quien tiene fama de ser el hombre más sabio que jamás haya
vivido, dijo: “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman
comerán de su fruto”.3 Si queremos experimentar el poder de ser
significativos y vivir una vida con propósito, necesitamos adoptar algunas
palabras y rechazar otras. Todos tenemos un diálogo en desarrollo en
nuestra mente. Lo que nos decimos a nosotros mismos nos anima o nos
desalienta. Las palabras que necesitamos adoptar son las positivas, palabras
como nosotros, podemos, queremos y sí. ¿Cuáles necesitamos eliminar? Yo,
no puedo, nunca y no.
¿Qué tipo de palabras usamos en nuestra mente mientras hablamos con
nosotros mismos? ¿Cuáles usamos cuando conversamos con los demás o al
escribir? ¿Son palabras positivas y alentadoras? ¿Nos animan a adoptar una
visión aún mayor o nos están frenando? ¿Nos están impidiendo hacer
pequeñas cosas que en última instancia pueden marcar una gran diferencia?
No pensemos que lo que podamos hacer no tiene importancia, porque en
realidad sí la tiene.
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4. Empecemos haciendo pequeños cambios


Cuando la Madre Teresa estaba por comenzar su trabajo en Calcuta, le
preguntaron qué se debía hacer para que un trabajo fuera considerado
exitoso. “No sé qué será el éxito —respondió ella—, pero si las Misioneras
de la Caridad llevan alegría a un hogar desdichado haciendo que un niño
inocente sin hogar se mantenga puro para Jesús, o que un moribundo muera
en paz con Dios; ¿no cree que vale la pena darlo todo solo por ello?”.
No olvidemos que incluso aquellos que han logrado grandes cosas
comenzaron impulsando pequeños cambios. Cambiar puede ser difícil, pero
se hace más sencillo si lo hacemos un paso a la vez. Nathaniel Branden, que
es ampliamente reconocido como el padre del movimiento de la autoestima,
creó lo que él llamó la práctica del cinco por ciento. En ella, recomienda
intentar cambiar un cinco por ciento diariamente, haciéndonos una
pregunta. Por ejemplo: “Si yo fuera un cinco por ciento más responsable
hoy, ¿qué podría hacer?”.
Este tipo de pensamiento nos ayuda a adoptar un cambio que va
creciendo. Intentar hacer un gran cambio de la noche a la mañana a menudo
produce miedo, incertidumbre y resistencia, porque el cambio parece
inalcanzable. La idea de hacer pequeños cambios es menos amenazante y
nos ayuda a disipar mejor las dudas y manejar las dilaciones.
Pongámoslo en práctica. ¿Qué podríamos mejorar con este pequeño
porcentaje? ¿Podemos encontrar una manera de organizar nuestro escritorio
para trabajar de manera más eficiente? ¿Podemos reorganizar ligeramente
nuestro calendario para sacarle el mayor provecho a nuestros días?
¿Podemos llegar a ser un poco mejores en las tareas más importantes que
hacemos en nuestro trabajo? ¿Podemos leer un libro para ampliar nuestros
conocimientos? Cualquier pequeño cambio que nos haga mejores vale la
pena, porque muchos cambios pequeños se van sumando a una mejora
significativa con el tiempo.
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No dejemos que un comienzo pequeño nos impida creer en


grande
Uno de los pasos más importantes que podemos dar en la vida es aumentar
nuestra fe. Si no creemos que podemos marcar una diferencia, jamás lo
haremos. No importa cuán talentosos seamos, cuántas oportunidades
recibamos o cuántos recursos tengamos al alcance de la mano. Necesitamos
creerlo.
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1. Creamos en nosotros mismos


¿Creemos en nosotros mismos? Aquello que creemos conducirá nuestro
comportamiento. El pensamiento no creo que pueda a menudo surge del no
creo en mí. Jamás llegaremos a ser más de cómo nos veamos a nosotros
mismos. Steve Jobs dijo: “Las personas que están lo suficientemente locas
como para pensar que pueden cambiar el mundo, suelen ser las que lo
consiguen”. He visto muchas personas exitosas en quienes la gente no creía,
pero nunca he conocido a una persona exitosa que no haya creído en sí
misma. Comencemos a creer en nosotros mismos y veremos un cambio en
nuestra capacidad para marcar la diferencia.
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2. Creamos en nuestra misión


¿Cómo podemos descubrir nuestra misión? Dando pequeños pasos.
Muchas veces cometemos el error de pensar que podemos descubrir nuevas
experiencias, ideas o conceptos sin movernos. Esto no es posible. Yo he
hecho mis mayores descubrimientos estando en movimiento, especialmente
viajando por el mundo. Pienso mejor cuando estoy en movimiento, no
estando sentado. Se supone que debemos dejar marcadas nuestras huellas en
las arenas del tiempo, no nuestro trasero. Necesitamos movernos para
lograrlo. Necesitamos experimentar cosas nuevas. No podemos analizar lo
que no sabemos. Sin embargo, cuando descubrimos algo nuevo, nuestro
pensamiento pasa a otro nivel.
Permítame hacer una pausa para decir que no estoy seguro de que todo
el mundo tenga una misión. Ni siquiera estoy seguro de que todo el mundo
tenga un sueño. Yo pensaba que era así, pero ya no lo creo del todo. Lo que
sí sé es que incluso las personas que no tienen un sueño pueden conectarse
con alguien que sueña. Podemos abrazar una misión y hacerla nuestra.
Creo que eso es lo que hace que una causa sea grande. La gente se
identifica con su meta y quiere ser parte de ella. El hecho de no liderar una
misión no significa que no tengamos un propósito. Si no sentimos que
tenemos una misión convincente, podemos unirnos al sueño de otro, hacerlo
nuestro y aun así seguir marcando la diferencia. Debemos encontrar algo
que nos emocione, aunque no sea una misión que comenzó dentro de
nosotros mismos. Puede ser una misión que venga de fuera, siempre y
cuando sea algo que hagamos nuestro completamente y participemos de
ello con pasión.
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3. Creamos en otros
Cuando trabajamos con personas que realmente creen en nosotros,
respondemos a ellas basándonos en su nivel de confianza en nosotros. Nos
desempeñamos mejor ante un jefe a quien queremos agradar, a un profesor
que nos anima o a un entrenador que nos inspira. Trabajamos fuertemente
debido al factor confianza.
Mientras comienzan nuestros pequeños esfuerzos por marcar la
diferencia, trabajemos con personas en las que creemos, personas que nos
importan. O mejor aún, comencemos a preocuparnos y a creer en aquellos
que ya están en nuestra vida. Esto nos hará nacer el deseo de hacer cosas
por ellos, de marcar una diferencia en sus vidas.
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Comencemos con una pequeña idea


No hace mucho conocí a una joven llamada Carrie Rich. En diciembre de
2013 ella me contó una historia increíble.
Aunque solo tenía veinte años, trabajaba como directora de Inova Health
System en Virginia, y un día tuvo una idea. Quería hacer algo positivo por
los demás, y pensó que con una pequeña cantidad de dinero podría
conseguir que otros contribuyeran a organizaciones que ya estaban
marcando la diferencia.
Estaba entusiasmada con la idea, así que se la comentó a Knox, su jefe,
quien había sido director general de Inova durante treinta años. Su respuesta
fue: “Eso suena genial, Carrie, pero ¿podrías volver a tus labores?”. Dos
meses después, para su cumpleaños, él le dio una tarjeta. En ella había dos
cosas: cien dólares y una cita de John Wesley: “Haz todo el bien que
puedas, por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas,
en todos los sitios que puedas, a todas las horas que puedas, a toda la gente
que puedas, durante todo el tiempo que puedas”.
Carrie dice que Knox había tomado “el dinero de su almuerzo” —el
dinero que habría gastado en su almuerzo de cumpleaños—, y se lo había
dado a ella para que le diera buen uso. ¿Qué podría ella hacer?
Decidió que trataría de convertir los cien dólares en mil dólares y los
donaría a seis organizaciones diferentes. En el mundo de hoy, donde Bill y
Melinda Gates donan 28 mil millones de dólares, esa cantidad
probablemente suena pequeña. Pero eso no desanimó a Carrie. Escribió a
organizaciones en Washington, D. C.; Haití; Tanzania; y otros lugares para
preguntar qué harían con mil dólares. Una organización de Washington, D.
C., dijo que podrían mejorar las tasas de alfabetización de una clase de
estudiantes. La organización haitiana dijo que podría sostener a diez
familias a través de la agricultura comunitaria. La organización de Tanzania
dijo que podría enviar a veinticinco mujeres a culminar la escuela
secundaria.
Estas historias encendieron la pasión de Carrie, y se decidió a actuar.
Pero, ¿cómo? ¿Cómo podría convertir cien dólares en seis mil? Decidió
entonces hacer algo que nunca había hecho. Escribió peticiones
individuales por correo electrónico a familiares y amigos, y en última
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instancia, a cada nombre que surgió de su lista de contactos mientras iba


colocando cada letra del alfabeto en el campo “Para”. Incluso decidió
escribir a los nombres que aparecieron que no reconoció. Cuando llegó al
campo “Asunto”, pensó por unos segundos qué escribir. No se le ocurrió
nada al momento, así que escribió: “The Global Good Fund”.
No mucho tiempo después, comenzó a llegar dinero: 20, 50, 1000
dólares. “Fueron extraordinariamente generosos —dijo Carrie—,
especialmente los compañeros que estaban empezando a trabajar en donde
yo trabajaba. Realmente les gustó la idea”.
En dos semanas, Carrie había recibido 6.052 dólares y no podía ocultar
su satisfacción. Había empezado con poco, pero había alcanzado su
objetivo. Tenía el dinero necesario para donarlo a las seis organizaciones.
¡Misión cumplida!, pensó. Pero jamás imaginó lo que sucedería después.
Mientras recibía las donaciones, Carrie recibió también un correo
electrónico de alguien que había conocido en una conferencia un año atrás.
Ese día habían intercambiado sus correos electrónicos, y Carrie le había
enviado un correo días después en la que le comunicaba que había sido un
placer conocerlo. Por eso su nombre estaba entre sus contactos. El hombre
contestó su correo electrónico, y pidiendo permanecer en el anonimato, le
dijo: “Me gustaría donar un millón de dólares a The Global Good Fund. ¿A
qué dirección debo enviar el cheque?”.
La reacción de Carrie fue: “Este hombre me está engañando. ¡No le voy
a decir donde vivo!”.
Así que ella contestó diciéndole que si él estaba hablando en serio, se
encontrarían un día en particular, en un momento específico y en un lugar
indicado (uno muy público y con cámaras de seguridad), y que además solo
lo esperaría unos diez minutos. Cuando llegó el día de la cita, el hombre
entregó un cheque certificado de un millón de dólares a The Global Good
Fund, una organización que no existía. Y le preguntó lo mismo que ella
había preguntado a las seis organizaciones: En qué se utilizaría el dinero.
Carrie no estaba preparada para esa pregunta pues, honestamente, no
pensaba que el hombre concretaría la cita. No podía imaginar que alguien a
quien había conocido tan fugazmente hiciera aquello por ella. Rápidamente
pensó en lo que había marcado la diferencia en su vida y le dijo que
invertiría en jóvenes líderes de todo el mundo que a través de su espíritu
emprendedor quisieran marcar la diferencia. Así como otros habían
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invertido en ella, ella tenía el deseo de ayudar a estos líderes a crecer para
que pudieran servir a la sociedad. El hombre sin pensarlo, entregó el
cheque.
Sin saber qué hacer, Carrie regresó a su oficina y pidió hablar con su
jefe, Knox. Su asistente Carol, pudo ver que Carrie estaba sudando y estaba
hiperventilada, así que ella misma la llevó.
“Mire lo que ha hecho —dijo ella, colocando el cheque en su escritorio
—. Usted me dio el dinero de su almuerzo, ¡y ahora este extraño ha donado
un millón de dólares a una organización que ni siquiera existe! No tengo
idea de qué hacer con el dinero. ¿Podría usted ayudarme?”.
“Te ayudaré bajo dos condiciones —dijo Knox—. La primera es que,
aunque tú estás bajo mi autoridad en esta empresa, yo estaré bajo la tuya en
The Global Good Fund. La segunda es que me permitas redoblar el monto
inicial”.
En ese momento, Carrie me preguntó: “¿Conoces la expresión, ‘caerse
para atrás’? Yo literalmente me caí. Carol tuvo que ayudarme a levantarme.
Y así fue como comenzó todo”.
Esta historia sucedió en el año 2011. Un año después, Carrie dejó de
trabajar para Inova y se convirtió en la presidenta de The Global Good
Fund, formalizándola como una organización sin fines de lucro. Inició un
programa de becas, invirtiendo en diecinueve jóvenes líderes en países de
todo el mundo. Y continúa buscando oportunidades para marcar la
diferencia.
¿Qué tan grande llegará a ser The Global Good Fund? ¿Cuán grande
será su efecto? No lo sé; Carrie aún es joven; pero, ¿importa realmente?
Ella ha encontrado su porqué y ahora está marcando la diferencia. Ha
encontrado el poder de ser significativo. Está ayudando a otros y haciendo
del mundo un lugar mejor tan solo con su paso por él. ¿Acaso no es eso lo
que en verdad importa?
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Aplicación significativa: Esté dispuesto a dar pequeños pasos


La mayoría de la gente quiere soñar en grande y comenzar en grande, o
tener sueños pequeños y comenzar desde lo poco. Pero va totalmente en
contra de la corriente, soñar en grande y estar dispuestos a dar pasos muy
pequeños. Sin embargo, eso es lo que el 99 por ciento de las personas
precisa hacer para marcar la diferencia.
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¿En qué creer?


Creer en grande comienza con creer en nosotros mismos. ¿En verdad
creemos que podemos marcar la diferencia? ¿Creemos que tenemos algo
que puede tener un efecto positivo en el mundo? ¿O el concepto que
tenemos de nosotros mismos nos está deteniendo?
Pongamos esto a prueba. Dediquemos un tiempo a escribir todas las
cosas positivas que sabemos que poseemos. ¿Qué atraemos con nuestros
pensamientos? El desafío es a escribir veinte, cincuenta o incluso cien cosas
positivas sobre nosotros mismos.
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Lo que hace mejor


Después de analizar y enumerar todas las cosas positivas que usted
puede aportar a este mundo, revise su lista. ¿Cuál de ellas hace mejor que
cualquier otra? Los creadores de StrengthsFinder 2.0 dicen que cada
persona hace algo mejor que las siguientes diez mil.
¿Cuál es la suya? Si sabe qué es y puede decirlo instintivamente, lo
felicito. Espero que ya esté desarrollando esa habilidad con todas sus
fuerzas y completamente. Si no, algo que le animo a hacer antes de terminar
de leer este libro es averiguar qué es. Examínese a sí mismo, pregunte a sus
amigos y familiares, hable con sus compañeros de trabajo, pregunte a su
jefe, tome un test de aptitudes. Haga lo que sea necesario. Mientras no
identifique aquello que hace mejor, tendrá la sensación de que deambula
por la vida en círculos, y le resultará difícil llegar a ser significativo.
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¡Ya está aquí!


Una de las razones por las que la gente no comienza con pasos
pequeños, es porque puede ver un mejor lugar de partida que aquel donde
están. Si pudiera estar allí —piensan—, entonces empezar sería más fácil.
Pero el mejor lugar para comenzar es donde uno está.
Defina dónde está y qué tiene ahora. Carrie Rich tenía el deseo de
marcar la diferencia, el dinero de almuerzos y una lista de correos
electrónicos. ¿Qué tiene usted? Haga un inventario. Mire sus oportunidades.
Piense en donde está actualmente. Investigue lo que está a su favor y lo que
está en su contra, y comience el proceso.
En el próximo capítulo, le pediré que profundice un poco más e
identifique lo que realmente es importante para usted. Pero mientras tanto,
lo único que necesita es estar dispuesto a comenzar.
75

Vivamos con expectativa

¿Cuándo es el momento de comenzar a vivir una vida de propósito y


experimentar el poder de ser significativos? Por supuesto, ahora. Pero
simplemente decir “debo actuar ahora” no nos capacita para lograr nuestro
propósito, ¿no es así? Así que lo que quiero hacer ahora es ayudarlo a
desarrollar el tipo de mentalidad adecuada para realizar actos significativos.
Para ello, lo primero que debo hacer es guiarlo a vivir con expectativa.
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Expectativas intencionales
He notado que muchos quieren marcar la diferencia cuando están ante una
crisis o tragedia. Agarran su teléfono y donan dinero a Haití o a Japón luego
de un terrible y devastador terremoto. Donan ropa o suministros después de
un tsunami. Dedican tiempo a ayudar a otros luego de una crisis inesperada
en el país, como un huracán o el secuestro de un niño.
Cuando suceden eventos de gran envergadura, los estadounidenses por
lo general tenemos corazón para responder a la necesidad, como sucedió
luego de la tragedia del 11 de septiembre. Este tipo de llamado a realizar
actos significativos ocurre con frecuencia. Aunque esto es bueno y sin duda
lo animo a involucrarse en este tipo de situaciones, quiero hablar en este
capítulo de otro tipo de urgencia. No me refiero a la urgencia inmediata que
surge durante una crisis, sino a un tipo de urgencia que es proactiva. Una
que está basada en la expectativa.
Para mí, expectativa es una palabra maravillosamente proactiva e
intencional en la búsqueda de significado. Las personas con expectativa
planean ser significativas. Esperan cumplir su propósito y vivir una vida
trascendente cada día. Se preparan para hacer actos significativos. Se
posicionan física, mental, emocional y financieramente para marcar la
diferencia en la vida de los demás. Su expectativa de ser significativos los
impulsa a actuar.
¿Qué logra esta expectativa en nuestra vida? La expectativa hace cinco
cosas:
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1. La expectativa nos ayuda a valorar el presente


Cada día espero encontrar la oportunidad de hacer un acto significativo
enriqueciendo la vida de alguien. Miro mi agenda y pienso en los posibles
momentos y lugares en los que puedo lograrlo. La expectativa hace que mi
mente busque nuevos momentos significativos y, de ser posible, crearlos
intencionalmente. Esto se ha convertido en una disciplina para mí, y
también puede serlo para usted.
Cuando vivimos con intencionalidad, sabemos y entendemos que cada
día es nuestro momento de marcar la diferencia. No es algún día, en algún
momento o tal vez mañana. Es hoy. Tendremos la oportunidad de marcar la
diferencia si lo deseamos, pero debemos tratar de vivir comprendiendo que
podemos hacerlo, para luego tomar medidas al respecto.
Tuve una experiencia específica en mi vida que elevó mi expectativa a
otro nivel. Sucedió la noche de la fiesta de Navidad de nuestra compañía.
Había estado bailando esa noche y de repente comencé a sentirme un poco
mal. Una de las mujeres de mi equipo se estaba despidiendo y cuando me
abrazó sintió que sudaba frío. La parte trasera de mi cuello estaba bañada
con un sudor frío y en seguida me lo hizo saber.
Comencé a sentirme cada vez peor, y de repente sentí un terrible dolor
en el pecho. Sabía que estaba teniendo un ataque al corazón, así que me
recosté en el suelo mientras llegaba la ambulancia.
En la espera, comencé a decirles a todos, cuánto los amaba y apreciaba.
Quería que supieran lo importantes y valiosos que eran para mí.
Cuando llegó la ambulancia, me llevaron al Hospital Grady en el centro
la ciudad de Atlanta. Este era el mejor lugar al que acudir si se tenía una
herida de bala o de cuchillo, pero no era el lugar adecuado para una persona
que está teniendo un ataque al corazón. No tenían las instalaciones o el
personal para hacer las pruebas necesarias para mi problema del corazón.
Por lo que los pronósticos no eran favorables.
Fue entonces cuando Linda, mi asistente, recordó que seis meses antes le
había dado la tarjeta de uno de los mejores cardiólogos de Nashville. Yo lo
había conocido mientras almorzaba con Sam Moore, quien era mi editor en
ese momento. Cuando el Dr. John Bright Cage me entregó su tarjeta, me
dijo: “Me gustaría hablar con usted como médico. Su salud está en riesgo,
tiene sobrepeso y podría darle un ataque al corazón”.
78

La verdad lo corté rápido, porque no me gustó su mensaje. Le dije que


manejaba bien el estrés y que no había nada de qué preocuparse.
“Dios me llamó a cuidarlo —dijo él—. Tome mi tarjeta, John. No la
pierda, porque la va a necesitar. Y cuando sea el momento, no dude en
llamarme”.
Sin duda las intenciones de este médico eran buenas, así que acepté su
tarjeta. No le di mucha importancia a lo que dijo, ni tampoco a la tarjeta.
¿Por qué habría de hacerlo? Poco tiempo antes, me había hecho algunos
exámenes donde se había visto que mi corazón estaba sano. Además, él
vivía en Nashville, a cinco horas de donde yo vivía en Atlanta. La
probabilidad de que nuestros caminos se cruzaran de nuevo era
relativamente pequeña. A pesar de todo, le di la tarjeta a Linda y me olvidé
de ello.
Pero Linda sí le prestó atención. Ella es el tipo de mujer que siempre
está preparada. En ese entonces, antes de los teléfonos inteligentes, linda
solía llevar su Rolodex (un organizador giratorio de tarjetas de
presentación) en el asiento trasero de su automóvil. Gracias a Dios lo
llevaba aquella noche. Su agilidad mental y su capacidad de previsión
probablemente salvaron mi vida.
Linda llamó al Dr. Cage a las dos de la mañana para comentarle sobre
mi situación. Y él sabía exactamente lo que debía hacer. Era como si de
alguna manera hubiera estado esperando esa llamada. Rápidamente hizo los
arreglos necesarios para transferirme al Hospital Emory. En solo quince
minutos, encontró un cardiólogo para que viajara en la ambulancia
conmigo, sin el cual no habría podido lograrlo. Cuando llegamos al Emory,
el doctor Jeff Marshall, el jefe de cardiología y su brillante equipo me
estaban esperando.
“No sé quién es usted —dijo el doctor Marshall, saludándonos en la
ambulancia—, pero el Dr. Cage nos despertó a los cuatro para que nos
reuniéramos con usted aquí”.
Inmediatamente me llevaron a la sala de emergencias. Durante unas muy
largas y aterradoras horas, mi estado era inestable. Cuando entré en el
primer hospital, tenía tres enfermeras y un médico que me vigilaban. En el
Emory, un par de horas después, cuatro de los mejores doctores del país
estaban supervisando mi situación. Aunque no sabía con claridad todo lo
que estaba ocurriendo, había algo de lo que estaba seguro: muchos médicos
79

en una habitación nunca es buena señal.


En todo ese tiempo estuve físicamente muy incómodo, pero
espiritualmente en paz. Antes de ese incidente, a veces me preguntaba
cómo sería enfrentarme a la muerte. Ahora ya no me lo pregunto más, pues
ya no le temo. En realidad no sabemos si le tendremos miedo a la muerte
hasta que estamos lo suficientemente cerca de ella como para tocarla,
probarla y olerla. Durante dos horas y media estuve a un paso de la muerte,
y sin embargo, me mantuve tan relajado y tranquilo como pude.
Lo único que le pedí al doctor Marshall ese día fue que me dijera si
moriría.
—Aún no —respondió—, pero si no le da un giro a su vida, con toda
seguridad.
—Solo dígame qué debo hacer —le dije mientras perdía y recobraba el
conocimiento. Aunque no tenía miedo y no me arrepentía de nada, había
una pregunta que seguía haciéndole a Dios y a mí mismo aquella
catastrófica noche: “¿Mi propósito ha sido cumplido?”. Solo tenía cincuenta
y un años. ¡Sentía que una persona de mi edad no podía haberlo alcanzado!
Era demasiado joven para haber completado mi propósito, mi completo
porqué. Sin embargo, mientras estaba recostado en la cama del hospital esa
noche, sabía sin lugar a dudas que había hecho lo mejor que podía y que
podía mirar en retrospectiva mi vida sin arrepentimientos en cuanto al
camino que había escogido hacia una vida significativa. Comprender esto
me dio mucha paz y tranquilidad.
Confieso que me sorprendí un poco al sentir tanta paz en un momento
así. La sensación de calma y la falta de pesar me sorprendieron. Si me
hubieran dado un teléfono para que me ocupara de cualquier asunto
pendiente, no estoy seguro de por dónde habría comenzado. Aunque no
sabía que iba a tener un ataque al corazón, lo que descubrí fue que se
convertiría en la experiencia espiritual más increíble de mi vida. Esto me
dio una mayor confianza en mi fe. Me demostró la existencia de mi fe y
nunca más la cuestioné.
Los doctores me atendieron, obviamente, pero el Dr. Marshall me dijo
que si hubiera tenido este ataque al corazón un año antes habría muerto, ya
que el procedimiento y el equipo que usaron para salvarme no estaban
disponibles el año anterior.
Luego de que me recuperé por completo, sentí aún más responsabilidad
80

de administrar los dones y las oportunidades. Mis expectativas se


agudizaron. Estaba convencido de que probablemente no había cumplido
totalmente mi propósito en la vida. Había mucho por hacer y no podía
olvidar que mi propósito era la razón por la que vivía.
Luego de esta experiencia, tenía la certeza de dos cosas:
No sé cuándo moriré.
Sé que descubrir y cumplir mi propósito me ha permitido vivir una vida
sin arrepentimientos.
¿Qué puede decir usted? Si se presenta hoy ante la muerte, ¿podría
enfrentarla sin tener nada de qué arrepentirse? ¿Sabe por qué está aquí? ¿Ha
hecho todo lo posible para cumplir su propósito? Si su respuesta es no,
usted necesita encontrar su porqué, y cuanto antes mejor. Necesita empezar
a vivir con expectativa y comenzar a ser mucho más proactivo en cuanto a
lo que es importante para usted.
Mi vida cambió para siempre cuando tuve el ataque al corazón, no solo
por las secuelas físicas o el cambio que tuve que hacer en mi estilo de vida.
Y no solo por la fe y la paz que experimenté en el momento en que me
enfrenté a la posibilidad de estar frente a la muerte. ¿Qué cambió? Hasta
entonces, había asumido mis días en lugar de enumerarlos. La diferencia
entre asumir y enumerar los días es enorme.
Esto es lo que quiero decir. Hasta el día que viví esa experiencia,
siempre pensé que tenía más tiempo. Ese día me di cuenta de que
probablemente no sería así. Me enfrenté a la realidad de que el fin del juego
podría llegar en cualquier momento. Ese pensamiento creó un sentido de
urgencia y expectativa que nunca antes había sentido. Me aclaró cuán
verdaderamente quería que mi vida trascendiera. Era como si Dios me
hubiera hablado y dijera: “No he terminado contigo todavía. ¡Aprovecha al
máximo el tiempo que te queda!”.
Nada enciende nuestro fuego más rápido que una nueva oportunidad de
vida. Luego de sobrevivir el ataque al corazón, no tenía dudas de que tenía
una misión. Había un plan mucho más grande que el mío por cumplir y
lograr. Nunca he visto la vida igual desde entonces.
Espero que usted no tenga que experimentar un ataque al corazón para
desarrollar expectativas que lo ayuden a valorar el presente. Ya sea que lo
sepa o no, sus días están contados, igual que los míos. Pero lo más
importante es que sea consciente de que cada vez que tenga la oportunidad
81

de ayudar a otros y de realizar actos significativos, es posible que nunca


vuelva a tener esa oportunidad. El momento puede pasar y la mayoría de las
veces no los recuperamos. La oportunidad se va y la persona que pudo
haber sido ayudada ha seguido su camino. Es por eso que debe aprovechar
el momento.
82

2. La anticipación nos impulsa a prepararnos


Wayne Gretzky es sin duda el mejor jugador de hockey de todos los
tiempos. Recuerdo haberlo oído explicar en una entrevista por qué era
mucho más exitoso que otros jugadores. “La mayoría de los jugadores de
hockey siguen el disco en el hielo —dijo—. Yo nunca patino hacia donde
está el disco, sino hacia dónde él va”. Ese es un buen ejemplo de tener una
expectativa.
Tener expectativas sólidas cambia la manera de ver todo y hace que la
preparación sea diferente. Por ejemplo, cada año procuro encontrar una
palabra que me ayude a centrar mis esfuerzos y atención para el siguiente
año (¡Busco solo una palabra porque no puedo manejar una oración entera!)
Durante ese año, utilizo esa palabra para encontrar muchas lecciones y
experiencias significativas. Identificar esta palabra y usarla como guía se ha
convertido en una disciplina para mí.
Un año la palabra fue fracaso. Decidí que cada vez que me enfrentara al
fracaso, me aseguraría de entender que no era algo definitivo y aprender
algo de él. Me ayudó a entender que los planes fallidos no deben ser
interpretados como una visión fallida. Los planes raramente permanecen
iguales, y son desechados o ajustados según sea necesario. La visión solo es
refinada por el fracaso. Es importante permanecer firmes en nuestra visión,
pero flexibles con nuestros planes. Otro año elegí la palabra éxito. Todos los
días pensaba: ¿Qué es el éxito? ¿Quiénes tienen éxito? ¿Por qué tienen
éxito? ¿Cómo puedo ayudar a otros a ser exitosos?
Cuando tenemos expectativas en poder marcar la diferencia y en que lo
haremos, nos preparamos de manera diferente para cada día, cada año, para
nuestro trabajo, nuestra familia, la forma de ver los problemas y las
oportunidades. La expectativa lo cambia todo.
83

3. La expectativa nos ayuda a generar buenas ideas


Cuando poseemos una actitud de expectativa, esperamos encontrar
buenas ideas que nos ayuden a marcar la diferencia. Siempre que me reúno
con mi equipo, ya sea para resolver un problema, desarrollar un nuevo
producto o servicio para una de las empresas, o crear una iniciativa para
ayudar a los demás; nunca vamos a la reunión creyendo que no vamos a
salir de ella con buenas ideas. Esperamos tener éxito. Anticipamos
soluciones positivas y eso nos ayuda a encontrarlas.
¿Cuál es su actitud en cuanto a ser significativo? ¿Desea poder ayudar a
otros? ¿Tiene expectativas de éxito? ¿Cree usted que desarrollará ideas?
¿Tiene la suficiente confianza en su capacidad de compartir sus ideas y
soluciones? Desarrolle sus expectativas y comenzará a tener más confianza
en su capacidad de marcar la diferencia.
84

4. La expectativa nos impulsa a buscar maneras de ayudar a otros


Hace unos veinte años decidí que quería ayudar a personas que tuvieran
un gran potencial. Comencé a pensar en quiénes debía ayudar, e hice una
lista de diez personas. Solo había dos criterios. En primer lugar, debía poder
ayudarlos en una disciplina en la que sabía que podrían lograr un éxito
sustancial. En segundo lugar, necesitaban tener algún éxito alcanzado o
estar en la cúspide del éxito, pero estar en necesidad de ayuda para lograr
un avance importante. Eso aseguraría que cualquier ayuda que les diera
prosperaría. Y a su vez, convertiría mi tiempo y esfuerzos en un una
inversión segura de la que obtendría el mejor retorno posible.
De muchas maneras, las diez personas que elegí eran mejores, más
rápidas y más inteligentes que yo, por eso quería posicionarme a su lado,
investigar lo que necesitaban y dárselos, sin preguntas ni condiciones.
Muy diligente y metódicamente me acerqué a los diez, pero nunca les
dije mi propósito, a menos que lo pidieran. Si me preguntaban, simplemente
respondía: “Quiero servirte”. Pero mi verdadero deseo era ayudarlos sin
revelar mis razones.
Hacer esto agudizó mis expectativas, y al hacerlo, mi creencia de que
podía ayudar a los demás, se fortaleció. El éxito de otros fue pronto más
importante para mí que mi propio éxito. Sabía que tenía experiencias y
conocimientos que podía ofrecer para ayudar a los demás. Empecé a
sentirme más emocionado viendo y celebrando el triunfo de otras personas
que celebrando el mío.
Hoy en día aún tengo una lista con diez nombres de personas a las que
deseo servir. Con los años, los nombres de la lista han cambiado, aunque
aún quedan algunos de la lista original. He servido a algunas personas
durante una temporada y a otras por alguna razón. Aún hay otros a los que
sigo sirviendo y pienso servir para toda la vida. Siempre quiero ayudar a las
personas de mi lista. Por supuesto, con el tiempo mi objetivo ha aumentado
a más de diez personas; pero esa lista original fue un catalizador para
ayudarme a seguir con mi intención de ayudar a otros y mantener la
expectativa.
85

5. La expectativa nos ayuda a tener una mentalidad de abundancia


La ventaja anterior nos conduce al siguiente punto: tener una mentalidad
de abundancia. La gente vive en uno de dos tipos de mundos. Uno de ellos
tiene su origen en una mentalidad de escasez. No se puede dar lo que no se
tiene. La mentalidad de escasez no tiene nada que dar, y solo se preocupa
por recibir. Todo gira en torno a uno mismo. Dice: “No hay suficiente para
dar. Es mejor que consiga algo para mí y me aferre a ello con todo mi ser”.
Quienes viven en el mundo de la escasez piensan: Solo hay un pastel, así
que mejor tomo la rebanada más grande que pueda antes de que se acabe.
Los que viven en el mundo de la abundancia piensan muy diferente.
Saben que siempre hay más. Mientras otros se pelean y tratan de tomar su
rebanada de pastel, la gente con una mentalidad de abundancia piensa: No
importa. Simplemente haremos otro pastel.
Las personas significativas tienen una mentalidad de abundancia, y esto
no tiene nada que ver con posesiones materiales. Puede que no tengan
riquezas financieras. Puede que no vivan en posiciones de importancia.
Pero aquello que tienen, están dispuestos a compartirlo porque no se
preocupan de quedarse con las manos vacías. Pueden ser guardianes de sus
hermanos porque creen que hay más por encontrar y por crear. Si no hay
una manera ahora, se inventarán otra.
Lo que realmente sorprende, es que dos personas que ocupan el mismo
espacio, se enfrentan a las mismas circunstancias y reciben las mismas
oportunidades, pueden vivir en mundos diferentes. Uno de ellos puede estar
restringido, hablando en términos de escasez; el otro puede tener una
mentalidad de abundancia que le permita hacer posible casi todo lo que se
propone. Sus pensamientos determinan si viven en abundancia o escasez,
más que cualquier otra cosa en la vida.
Cuando hablo sobre las mentalidades de abundancia y escasez, suelo
preguntar: “¿Cuál preferiría usted tener?”. Todo el mundo levanta la mano
cuando menciono la mentalidad de abundancia, pero hay a quienes les
cuesta porque están mentalmente atrapados en el mundo de la escasez.
Y yo le pregunto a usted: ¿En qué mundo preferiría vivir, en el de la
escasez o el de la abundancia? Si tener una mentalidad de abundancia le
resulta difícil, la buena noticia es que puede cambiar. Puede utilizar la
expectativa para cambiar su forma de pensar y de actuar. ¿Cómo? Teniendo
86

expectativas positivas tanto de usted como de los demás. La expectativa es


una llave que abre las puertas hacia el pensamiento de la abundancia.
“¿Puertas? —se puede preguntar usted—. ¿No querrá decir la puerta?
No, porque esperar que haya una sola puerta es tener un pensamiento de
escasez.
Permítame explicarle cómo comienza la expectativa y cómo crece en
nuestra vida.
Hay una puerta de oportunidad ante nosotros. Tal vez la vemos o tal vez
no, pero allí está. Si tenemos expectativas positivas, suponemos que está ahí
y hacemos el esfuerzo de encontrarla; y si somos diligentes, lo lograremos.
Pero podría estar cerrada y requerir de mucho esfuerzo para abrirla y
atravesarla. ¿Estamos dispuestos a intentarlo? ¿Creemos que podemos
lograrlo? Algunos lo intentan y otros simplemente no. Nosotros podemos
formar parte de aquellos que están dispuestos a hacerlo.
¿Qué suele marcar la diferencia? La expectativa. Cuando tenemos
expectativas positivas, creemos que podemos abrir esa puerta. Y si
anticipamos que algo positivo podría estar del otro lado, trataremos de
abrirla.
Así que supongamos que usted está dispuesto. Tiene una expectativa
positiva que, por cierto, es una elección, pues no sabe qué habrá detrás de la
puerta. Si cruza la puerta, ¿sabe qué encontrará del otro lado? Más puertas.
No existe tal puerta de la oportunidad. No hay una puerta que nos hará ser
significativos, sino una serie de puertas. ¿Qué nos mantiene avanzando y
abriendo más puertas? ¡La expectativa!
Encontrar y cruzar una puerta es un acaecimiento. Atravesar muchas
puertas, es un estilo de vida. Pero esto requiere una mentalidad de
abundancia. Cada vez que abrimos una puerta, nuestras expectativas se
fortalecen y se validan. Con el tiempo, se convertirá en parte de nuestro
ADN. Y si seguimos atravesando puertas, crearemos éxito y tendremos la
oportunidad de llegar a ser significativos y marcar la diferencia, pues ambas
cosas van de la mano.
Lamentablemente, muchos tienen mentalidad de escasez y carecen de
expectativas positivas. Como resultado, nunca abren siquiera la primera
puerta. Las puertas cerradas refuerzan la escasez de pensamiento y la
escasez de vida. Algunos abren la primera puerta, pero cuando no
encuentran lo que esperaban, se desilusionan, abandonan la búsqueda y se
87

rinden.
No permitamos que eso nos suceda. No dejemos que la grieta entre la
expectativa y la realidad nos decepcione o que acabe con nuestras
expectativas. Sigamos buscando puertas y abriéndolas. Recordemos que
con cada puerta abierta, nuestra expectativa aumentará y así también la
abundancia.
Si usted encuentra que esto es difícil, entonces comience a cambiar su
mentalidad recordando sus éxitos pasados y manteniéndolos en la delantera
de su mente. Piense en los riesgos que tomó que le proporcionaron
recompensas. Piense en las oportunidades que persiguió que le dieron éxito.
Piense en las lecciones que ha aprendido incluso cuando las cosas no
salieron bien, y cómo se benefició de esas lecciones. Confíe en estos
recuerdos. Ellos pueden darle un marco referencial para anticipar cosas
buenas que sucederán en su futuro. Si usted posee expectativas positivas y
une esto al deseo de ayudar a los demás, podrá marcar la diferencia.
88

La casa de nuestra vida significativa


La experiencia con las expectativas positivas que acabo de compartir con
usted ha sido una realidad en mi vida. Vivir una vida significativa es como
si hubiera construido una casa. El proceso comienza al querer marcar la
diferencia en la vida de otros. En cuanto crucé esa primera puerta, entré en
la primera habitación de mi vida significativa, y descubrí algunas maneras
maravillosas de marcar la diferencia en las vidas de los demás.
Cada día que pasaba en esa habitación, intencionalmente trataba de
ayudar a alguien en su vida. Algunos días eran mejores que otros, pero cada
día hacía un esfuerzo intencional por ayudar a alguien. He experimentado
más victorias que pérdidas, y cada vez que he ayudado a alguien, me ayudo
a mí mismo. Mi siembra intencional resultó en una cosecha final. Y dada
esa abundancia, busqué ser más significativo. La expectativa alimentó mi
deseo de hacer más.
Cada día, marcar la diferencia abría otra puerta. Estaba comenzando a
influir en la vida de muchas más personas. Cuando se abrió la segunda
puerta, pude vivir en dos habitaciones. Esa segunda habitación me permitió
descubrir mis fortalezas, aquello que podía hacer mejor que cualquiera.
Esas fortalezas incluían liderar, comunicar y conectar. Al practicarlas, mi
visión de ser significativo se volvió más específica y eso comenzó a
producir mayores resultados. Fue en esta habitación donde encontré mi
propósito, mí porqué. Conocer la razón de mi existencia me capacitó para
ser más estratégico en todo, pero sobre todo en esto de ser significativo.
¿Qué más podía hacer para marcar la diferencia?
Mi expectativa hizo surgir algunas interrogantes cuyas respuestas me
hicieron buscar la tercera puerta de mi recorrido a una vida significativa.
Lleno de expectativas, abrí la tercera puerta, que consiste en cumplir mi
propósito mientras trabajo con otras personas con ideas afines a las mías.
Esta nueva habitación estaba llena de socios potenciales para tener una vida
significativa. Estoy muy contento por ello, debido a mis limitaciones
personales. Yo solo no puedo hacer mucho. La asociación de potencial y la
recompensa de trabajar con otros hace que mis expectativas se eleven.
Durante los primeros años que estuve en esta habitación, busqué
constantemente acercarme a aquellos que pudieran serme de ayuda. Esto no
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solo me limitó a mí, sino la vida significativa que pudiera alcanzar.


Entonces, me di cuenta de que debía enfocarme en ayudar a los que se
habían asociado conmigo. Actualmente, mi deseo es encontrar personas que
tengan mentalidad y valores similares para poder elevarlos y lograr que
alcancen vidas significativas.
Durante años, la casa de mi vida significativa tuvo solo tres
habitaciones, y me parecía que la casa de mis sueños ya estaba terminada.
Sin embargo, cuanto más me relacionaba con otros y trabajaba con ellos y
les servía, más claro se hacía para mí que ellos deseaban transformar vidas,
comunidades e incluso países. Pronto me vi identificando líderes
transformadores y las cualidades que poseían.
Los observé y los seguí, y ellos mismos me llevaron a abrir otra puerta
de oportunidad: la intencionalidad. Estos líderes han adoptado un estilo de
vida intencional. Viven con expectativa y aprovechan las oportunidades
para marcar la diferencia. Viven con una urgencia que los capacita para
hacer de cada día una obra maestra significativa. Su intensidad y enfoque
son innegables. Anticipan las necesidades de los demás. Su comportamiento
respalda sus creencias, y sus acciones subrayan y generan más expectativas.
Viven el ciclo para alcanzar una vida significativa: expectativa, acción,
abundancia; expectativa, acción, abundancia. Cuando comprendí esto y me
asocié con otros, juntos pudimos marcar la diferencia en un nuevo nivel.
Si usted posee una mentalidad de abundancia, le encontrará sentido a lo
que le estoy diciendo. ¡Fantástico! No lo dude. Avance.
Pero, si usted tiene una mentalidad de escasez, puede resultarle más
difícil tener expectativas positivas. Si desea cambiar, analice lo siguiente. Si
vive con una mentalidad de escasez, obtendrá lo que espera: escasez. Eso
está garantizado. Nadie experimentará abundancia si anticipa escasez. ¿Por
qué no prueba con la abundancia? En el mejor de los casos, experimentará
abundancia. En el peor de los casos, obtendrá la escasez que ya ha
experimentado antes. No tiene nada que perder. Crea, tenga expectativas,
actúe, dé y vea qué pasa; es un ciclo que podría cambiar su vida.
Sin duda, este es el momento de marcar la diferencia. Si usted tiene
expectativas positivas, puede hacerlo. Tal vez ya lo esté haciendo, o tal vez
está en la etapa de preparación, en busca de la primera puerta de
oportunidad o de la segunda o de la tercera. En qué parte del proceso está,
no importa. Si está comprometido y espera obtener resultados positivos, ya
90

está en el camino. Lo único que queda por hacer es entender cómo


aprovechar las oportunidades para marcar la diferencia. Y ese es el tema del
último capítulo de este libro.
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Aplicación significativa: Viva con expectativa


Anticipe su influencia de hoy
Cuando despertó esta mañana, ¿pensó algo respecto a marcar la
diferencia? ¿Creyó que podría hacerlo? ¿Esperaba marcar la diferencia? O
incluso, ¿pensó en ello en algún momento?
¿Qué puede hacer para aumentar su nivel de expectativa diariamente?
¿Cómo puede recordarse a sí mismo que debe hacer esto parte de su vida
cotidiana? ¿Qué puede hacer para recordar que ahora es el momento de
encontrar maneras de ayudar a los demás? Tal vez colocando una nota en el
espejo de su baño o en la pantalla de su computadora. Tal vez pegando en
algún lugar la fotografía de alguien a quien ayudó en el pasado para verla
todos los días e inspirarse a actuar. Tal vez colocando un mensaje en la
pantalla de inicio de su teléfono o de su computadora. Tal vez ajustando un
recordatorio diario en su teléfono a una hora específica. O tal vez
pidiéndole a alguien que lo motive a actuar todos los días o todas las
semanas.
Haga lo que sea necesario para desarrollar expectativas positivas y para
marcar la diferencia.
92

Prepárese
¿De qué manera se está preparando para marcar la diferencia? Mi viejo
mentor John Wooden solía decir: “Cuando la oportunidad llega, ya es muy
tarde para prepararse”. ¿Se está usted preparando? ¿Está anticipando su
oportunidad de marcar la diferencia? Cuando llegue la oportunidad, ¿estará
listo?
Le sugiero que haga dos cosas que lo ayudarán a estar listo. Primero,
reúna sus recursos. Piense en lo que tiene y puede usar para ayudar a los
demás. En segundo lugar, ponga límites en su vida. Muchos no pueden
marcar la diferencia porque están muy ocupados. Se mueven tan rápido que
no ven las oportunidades o tienen tanto que hacer que creen que no tienen
tiempo para detenerse un momento y ayudar. ¡No sea usted uno de ellos!
93

¿Cree usted en la abundancia?


¿Qué es usted: una persona de escasez o una persona de abundancia? Si
no es una persona de mentalidad de abundancia, siga los consejos de este
capítulo. Mire su pasado para inspirarse. Haga una lista de sus éxitos.
Añada a esa lista todas las ventajas, dones o beneficios que ha recibido y
que no se ganó. Agregue a la lista las lecciones positivas que ha aprendido
de sus errores y fracasos.
Si dedica a este ejercicio el tiempo necesario, terminará con una lista
larga. De hecho, si mantiene su lista a mano durante varios días, semanas o
meses, se sorprenderá con las cosas positivas que encontrará.
Y a eso quiero llegar. Mire su lista. Si la escasez es la norma, ¿cómo
pudo haber experimentado tantas cosas positivas? La abundancia está allí
afuera, solo debe creer en ella y esperar que se beneficiará de ella. Realice
el cambio de mentalidad hacia la abundancia. Y cada vez que se sienta
tentado a sentirse desanimados, busque esa larga lista y léala de nuevo.
94

Aprovechemos cada día las oportunidades de ser


significativos

En noviembre de 1989, estaba en la cocina de nuestra casa en San Diego,


cuando oí en las noticias que el Muro de Berlín estaba siendo derribado. No
tuve la menor duda de que se estaba haciendo historia en ese momento. Iba
camino a la habitación que uso como oficina en casa, y en ese momento
miré a Margaret y le dije: “Tenemos que ir. Debemos tomar un avión con
los niños e ir a Alemania. Ellos tienen que ver esto”.
Luego salí a mi oficina como solía hacer todas las mañanas, pues había
un par de cosas en mi agenda que necesitaba atender.
Me envolví tanto en el trabajo, que en cuestión de minutos el impulso de
tratar de llegar a Berlín se desvaneció. Pensé: Berlín puede esperar. Y la
oportunidad desapareció.
Para siempre.
Desde entonces, he sentido frustración por esa decisión.
Ir a Berlín con mis hijos para ver el muro caer era una oportunidad única
en la vida. Habría valido la pena el tiempo, el dinero y los esfuerzos para
llegar allí. Quería mostrarles a mis hijos lo que le puede pasar a un país
cuando el liderazgo fracasa. Debido a la división de Berlín después de la II
Guerra Mundial, las familias se separaron. Los alemanes del este se
aprisionaron a sí mismos levantando un muro. Ese muro era un símbolo de
un liderazgo malvado y corrupto. Y su destrucción fue un símbolo de
esperanza y de liderazgo positivo, no de un gobierno, sino de un pueblo.
Quería que mis hijos vieran que era el mismo pueblo el que lo estaba
derribando. Habían llegado a un punto donde dijeron: “Ya no más”.
95

Anhelaba que mis hijos experimentaran la celebración y la alegría del


momento. Y quería que tuvieran una piedra del muro como recordatorio de
este importante acontecimiento histórico.
Aun con tantas razones para ir, no lo hice. Perdí mi sentido de urgencia
y, como resultado, la oportunidad de darles un momento único, que habría
tenido un efecto duradero en sus vidas.
Hay momentos en la vida en que debemos aprovechar la oportunidad de
vivir una experiencia significativa y de llevar a las personas importantes en
nuestra vida a un entorno significativo. Si no anticipamos las
oportunidades, si no reconocemos que algo está sucediendo y si no
aprovechamos el momento, nos perderemos esos acontecimientos
importantes e inusuales. Yo tenía el tiempo y los recursos para hacer posible
el viaje a Berlín. Pero no actué con intencionalidad.
¿Le ha ocurrido a usted? ¿Ha tenido una idea que pudo haber marcado la
diferencia en la vida de otros, pero la dejó escapar por falta de sentido de
urgencia? Debo admitir que esto me ha ocurrido demasiadas veces en la
vida. Cómo me habría gustado haber aprovechado todas las oportunidades
que se me han presentado. Sé que no es realista, pero me habría encantado.
En nuestro devenir diario, ¿encontramos el momento adecuado para
marcar la diferencia? Probablemente no. ¿Existe el momento adecuado? Por
supuesto, y es ahora, ¡cuando veamos la oportunidad! ¿Cómo podemos
orientarnos más a la acción? Mantengamos el sentido de la urgencia para
aprovechar las oportunidades de ser significativos cada día.
96

Tengamos la mentalidad adecuada para aprovechar las


oportunidades
Creo que cada generación tiene la oportunidad de marcar la diferencia, pero
debe aprovechar esa oportunidad. Recuerdo que cuando Bobby Kennedy
fue asesinado en 1968, yo estaba sentado en mi sala leyendo en el periódico
una cita que a menudo estaba asociada con él y su hermano el presidente
John F. Kennedy: “Algunos ven las cosas como están y dicen: ‘¿Por qué?’.
Yo sueño con aquello que aún no ha ocurrido, y digo: ‘¿Por qué no?’”.
Ese año apenas estaba comenzando mis estudios universitarios, pero fue
un momento decisivo en mi vida. Había algo en esa cita que me atrapó.
Comprendí exactamente lo que Kennedy quería decir, y me identifiqué con
sus palabras. Descubrí que yo no era alguien que renunciaba frente a los
obstáculos o que se detendría cuando otros quisieran preguntar por qué
habría que hacer algo nuevo. Definitivamente, yo era una persona de
posibilidades. No tenía miedo en mi disposición a cuestionar lo que no
sabía: desafiar a los demás con nuevas formas de pensar y hacer las cosas.
Desde entonces supe que sería una de esas personas que va por la vida
preguntando: “¿Por qué no?”. Creía en mi capacidad para cambiar las
circunstancias para mejor. Desde ese día, traté de aprovechar las
oportunidades y encontrar maneras de hacer que las cosas sucedieran.
Mi trayectoria hacia una vida significativa ha sido progresiva, pero
siempre ha estado fundamentada en el deseo de actuar inmediatamente. Yo
no espero a mañana, a la semana que viene, al mes que viene, al año que
viene o algún día cuando puedo actuar. Siempre me enfoco en el presente.
Y mi sentido de urgencia va creciendo a medida que envejezco. Mi viaje
hacia una vida significativa comenzó pequeño, pero se ha multiplicado
junto con mi capacidad de ver desarrollar grandes cosas. Todavía está en
desarrollo, y espero continuar repitiendo el ciclo de crecimiento para que lo
que hago sea cada vez más grande y mejor. Pero esa mejora depende de mis
acciones, de aprovechar las oportunidades cuando se presentan.
Permítame hablar un poco sobre las oportunidades. Ellas no se
multiplican con solo verlas. Muchos las ven, pero las oportunidades se
multiplican cuando nos apropiamos de ellas. Y cuantas más personas
aprovechan las oportunidades, más oportunidades verán. Se convierte en un
97

ciclo positivo. Por eso necesitamos vivir con un sentido de urgencia.


Alguien dijo: “Podemos marcar la diferencia en cualquier momento,
pero el mejor momento es ahora”, y ciertamente eso es lo que impulsa a los
que poseen anticipación y viven con intencionalidad. No hay otro momento
como el presente, pues no hay garantía del mañana y el ayer es demasiado
tarde. Vivir con un propósito significa pensar siempre: “Hay algo más que
puedo hacer”. Como dijo el poeta Ralph Waldo Emerson: “No se puede
hacer un acto de bondad demasiado pronto, porque nunca se sabe cuán
pronto será demasiado tarde”.
98

Cinco maneras de aprovechar las oportunidades


A medida que avancemos en el poder de ser significativos al asumir
nuestros propósitos, debemos entrenarnos para anticipar y aprovechar las
oportunidades. La urgencia debe ser una parte importante de nuestra forma
de pensar. Debe convertirse en un estilo de vida. Si queremos vivir una
historia que marque la diferencia, y estamos dispuestos a empezar desde lo
poco, a tener pasión, a conocer nuestro porqué, a poner a los demás
primero, a ayudar a los demás en base a nuestras capacidades, y a vivir con
expectativas; nos faltará solo una cosa: aprovechar las oportunidades.
No se me es fácil entrenarlo en los detalles de cómo aprovechar
oportunidades porque cada persona, cada situación y cada día es diferente.
Pero puedo mostrarle varias situaciones en las que puede aprovechar la
oportunidad para marcar la diferencia. Usted puede tener una influencia
significativa de las siguientes maneras:
99

1. Sea el primero en ayudar a alguien


Quiero pedirle que haga algo. Piense en tres personas que fueron las
primeras en acercarse y estar allí para usted en algún momento en el que
tuvo una crisis, un problema o una necesidad extrema. ¿Quién lo ayudó
cuando realmente lo necesitaba?
¿Cuál fue la dificultad que tuvo?
¿Quién dio el primer paso para ayudarlo? Escriba su nombre.
¿Qué hizo?
Muy bien, ahora le pido que se esfuerce un poco más para la siguiente
pregunta. En esa misma situación, ¿quién fue la segunda persona que lo
ayudó?
Con toda certeza le aseguro que no puede recordarlo, ¿verdad? Aunque
le ofreciera un millón de dólares, probablemente no podría escribir el
nombre de esa persona.
¿Por qué? Porque los que normalmente marcan la diferencia son los
primeros en actuar y ayudar en el momento en que se requiere.
Esto ha sido una realidad en mi vida. Recuerdo a quienes marcaron la
diferencia primero, pues:

• Se diferencian de todos los demás.


• Siempre tendrán un lugar especial en mi corazón.
• Plantaron las primeras semillas de éxito en mi vida.
• ¡Sus semillas se convirtieron en una cosecha abundante de vida
significativa!

Cuando uno recibe el tipo de apoyo y de fe como el que yo recibí, recibe


también una enorme motivación y el deseo de proporcionar ese tipo de
inspiración a otros. Cada mañana en la que tengo el compromiso de hablar
con un grupo, despierto con una gran expectativa, pues tengo la certeza de
que marcaré la diferencia en la vida de otros ese día.
Nunca deja de suceder: mi expectativa y mi ansiedad están fuera de
serie. Cuando llego al recinto en el que hablaré, me emociono como niño.
Mientras hablo, me lleno de gran alegría porque sé que sin lugar a dudas
estoy enseñando al grupo algo funcional y con potencial para transformar
100

sus vidas. Entiendo las consecuencias que la información que les estoy
dando puede tener si actúan. Sé lo que es posible si aprovechan la
oportunidad.
¿Está usted en busca de oportunidades en las que pueda ser el primero
en ayudar a otros, el primero en animarlos, el primero en ayudarlos a abrir
puertas que no pueden abrir por su propia cuenta? ¿Tiene ese sentido de
urgencia? Mire a su alrededor. Tal vez usted puede ser el primero en alentar
a un miembro de su familia. Tal vez puede ayudar a aquel que se sienta
frente a usted en el trabajo a resolver un problema, a adquirir una habilidad,
o a beneficiarse de su experiencia. Tal vez puede ayudar a un vecino o a un
extraño. Las oportunidades están ahí. Solo tiene que abrir los ojos,
reconocerlas y aprovecharlas.
101

2. Arriésguese cuando el potencial de ser significativo sea alto


¿Qué oportunidades de marcar la diferencia usted ve que sabe que
requieren tomar riesgos? ¿Cómo saber cuándo algo vale la pena? ¿Cómo
saber cuándo es el momento correcto? Estas son preguntas difíciles. Usted
puede hacer lo que yo hago en ocasiones: una lista de los pros y los contras
y compararlos unos contra otros. Puede hacer un análisis de riesgo en el que
usted traza la probabilidad contra las consecuencias. Si es una persona de
fe, también puede orar.
El proceso es diferente para todos. Pero permítame decirle esto: no
descarte una oportunidad solo porque sea riesgosa, porque todo en la vida
requiere de un riesgo. Puede que le tema al riesgo al punto de que decida
nunca dejar la seguridad de su hogar … sin embargo, todavía podría morir
si un árbol cayera en su habitación mientras duerme o su casa se incendia.
Si va a tender a algo, por favor tienda a la acción. En resumidas cuentas, la
gente normalmente se arrepiente de los riesgos que dejaron de tomar más
que de los que tomaron y fallaron.
102

3. Haga lo que considere correcto, sin esperar nada a cambio


Tenemos la tendencia a juzgar las oportunidades por lo que podríamos
recibir a cambio, y no hay nada de malo en esto. De hecho, lo animo a tener
una mente estratégica. Sin embargo, también hay momentos en los que
tenemos la oportunidad de hacer cosas que sabemos que son correctas, a
pesar de que no sabemos a dónde nos van a llevar o cuál será el resultado.
Quiero animarlo a seguir adelante y aprovechar este tipo de
oportunidades, porque lo que recibimos a cambio, es siempre mejor que lo
que damos. Aún me sorprende el resultado que un simple acto puede tener
sobre una persona, pero nunca me sorprenden los resultados de un estilo de
vida intencional.
Cuando escribo un libro o grabo un CD, siempre tengo la creencia de
que ayudará a alguien. No siempre sé a quién, cuándo o dónde, pero sé sin
lugar a dudas que tendrá un efecto positivo, y eso es lo que me mantiene
motivado a seguir aprovechando este tipo de oportunidades. Por eso lo
hago.
Y es por esa misma razón que debemos realizar actos significativos
intencionales. Si mantenemos un sentido de urgencia y obedecemos a
nuestro instinto de hacer lo correcto, especialmente si podemos hacer uso
de nuestras capacidades, tendremos una influencia mayor de la que
pensamos. Hago mías las palabras del apóstol Pablo, quien aconsejó: “No
nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a
todos”.4 Aunque usted no sea creyente, puede hacer suyas estas palabras
porque instintivamente sabe que uno cosecha lo que siembra.
103

4. Dé a sus semejantes en momentos que marquen la diferencia


Tuve la oportunidad de comunicarme con Condoleezza Rice hace unos
años y me enteré que estaba enseñando a estudiantes de primer año en la
Universidad Stanford. Sentí curiosidad por saber lo que la motivó a volver a
la enseñanza luego de terminar su carrera en Washington D. C. Después de
todo, había estado en la cima, en reuniones con las personas más
influyentes del mundo, con personas maravillosas, escuchando y
participando de discusiones y decisiones trascendentales. Ella había sido
parte de las personas más poderosas del mundo, y aun así decidió volver a
dar clases. Me dio curiosidad saber si esto era algo que planeaba hacer
durante un par de años y luego continuar con su vida, o si estaba tomando
esto como un compromiso a largo plazo. Condoleezza me explicó que su
decisión de enseñar era deliberada e intencional:

El aula moldea las opiniones de las personas. Volví porque si


puedo cambiar la vida de un joven de diecinueve años, eso es
mucho más importante que lo que estaba haciendo, porque lo
ayudo a salir adelante.

Me encantó su respuesta y su noción de impulsar a los demás a salir


adelante con sus vidas, especialmente a los jóvenes que tienen un gran
potencial y solo necesitan de alguien, como un maestro, un entrenador o un
jefe, que crea en ellos.
Me gusta verme como el que “levanta la tapa” en las vidas de los demás.
Me encanta encontrar personas en las que pueda creer y en quien vea un
gran potencial, y entrar en sus vidas a través de la enseñanza o mediante
palabras de aliento para ayudarlos a alcanzar sus sueños de ser
significativos. Pero me he beneficiado mucho más al ayudar a otros, que la
ayuda que he podido dar. Muchas personas me han ayudado. Por ejemplo,
cuando tuve el ataque al corazón, mi amigo Jack Hayford, que es escritor y
pastor, me llamó y me dijo que se encargaría de todos y cada uno de mis
compromisos en los siguientes seis meses para que pudiera recuperarme,
enfocarme en mi salud y recobrar fuerzas. Él intervino en un momento de
mucha urgencia para mí. Comprendió que tendría dificultades para decir
104

que no a las invitaciones, así que se ofreció a decir que sí por mí y asumir
mis compromisos. Qué gran amistad y que gran bendición en mi vida que
me permitió recuperarme.
¿Cómo puede acercarse a un semejante y ayudarlo? ¿Qué oportunidades
tiene frente a usted ahora mismo? No es algún día, ni cuando sea más
conveniente. Es ahora. ¿A quién podría tenderle una mano? Le garantizo
que hay alguien en su vida que necesita de su ayuda y que estaría
eternamente agradecido por ella.
105

5. Plante la semilla de la intencionalidad en los niños


Una de las cosas más importantes que podemos hacer es pasar lo que
hemos aprendido a la siguiente generación. Yo lo hago todos los días
mientras entreno a líderes, desarrollo mi equipo y hablo con los demás
sobre crecimiento personal. Pero el lugar donde es más importante para mí
es en casa. Margaret y yo plantamos las semillas de nuestros valores en
nuestros hijos, y ahora lo estamos haciendo con nuestros nietos. Y una de
las semillas más importantes que plantamos es la de la intencionalidad.
Cuando somos jóvenes, los libros que nuestros padres nos leen tienen el
poder de estampar valores sobre nosotros y nos animan, incluso en nuestros
años más tiernos. La lectura hace que los niños aprendan los fundamentos
de la vida, incluyendo los colores, los números, las letras y las historias.
Gran parte de la información que almacenamos en nuestro cerebro en la
madurez y vejez, se fija en los primeros años de nuestra vida.
Me encantan los libros del Dr. Seuss. Él tuvo la agudeza de colocar
mensajes significativos intencionales en sus libros, y esas semillas han sido
plantadas en millones de niños a una edad muy temprana. Sus escritos se
han enseñado en las aulas durante años debido a la naturaleza simple pero
instructiva de sus mensajes. Si compartiéramos el mensaje del Dr. Seuss
con cada niño, este tendría el poder de cambiar el mundo.
Esto es lo que quiero decir. Veamos algunas citas:

“A menos que alguien como tú se interese de verdad, nada va


a mejorar jamás”.5
“Tienes cerebro en tu cabeza, pies en tus zapatos, puedes
dirigirte a cualquier dirección que elijas”.6
“¡Has salido hacia lugares extraordinarios! ¡Hoy es tu día!
Tu montaña te está esperando, así que ponte en camino”.7

Aunque cada una de estas citas está dentro del contexto de una historia,
comunican una lección de vida importante que nunca es demasiado tarde
para que sea inculcada en los niños. Cuanto antes comprendan el valor de
vivir con intencionalidad, más rápidamente podrán comenzar a tener vidas
significativas. Lo que les enseñemos que amen y aprecien es mucho más
106

importante que los conocimientos que podamos impartirles.


Como resultado de que mis padres fueran tan intencionales conmigo, me
convertí en un padre muy intencional con mis propios hijos.
Afortunadamente, Margaret y yo nos dimos cuenta de esta necesidad en
nuestros años de crianza, y nuestros hijos cosecharon los beneficios de
nuestras acciones.
Margaret intencionalmente llevaba a los niños a la escuela todas las
mañanas. Nunca los dejó tomar el autobús porque deseaba que las últimas
palabras que escucharan antes de ir a clases diariamente, fueran positivas.
También estaba intencionalmente en casa al momento de hacer sus tareas
escolares y las actividades extracurriculares. Margaret siempre se aseguraba
de que tuvieran un lugar cómodo para sentarse y pudieran contarle sobre su
día. No todo el mundo puede hacer eso, pero si tenemos la oportunidad,
¿por qué no hacerlo?
Hoy en día, mis nietos también cosechan los beneficios de la
intencionalidad que mis padres me inculcaron cuando era niño, aunque sus
métodos para retener las lecciones tienden a ser un poco más tecnológicos
que los míos. Mi nieta Maddie mantiene una lista de principios que su padre
(mi yerno, Steve) y yo le enseñamos. También mantiene citas
conmovedoras que ha leído de algunos de mis libros. Guarda todo en su
iPhone. Cada vez que encuentra una nueva cita, la añade a su “Lista de papá
y del abuelo”.
Recientemente, le pedí que compartiera conmigo algunas de las citas
que había recolectado. Estas son algunas de ellas:

• La actitud es una opción.


• Madurez es ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona y
ser flexible.
• Planifique siempre con antelación. Podemos estar preparados o
reparando.
• Somos lo que hacemos todos los días.
• El fracaso es inevitable, pero el aprendizaje es opcional.

Esta lista ayuda a Maddie a valorarse a sí misma y a reforzar su


107

autoestima. En ocasiones hablamos de una de las citas de su lista para poder


reforzar ese principio o lección. Prefiero hablar con ella en persona siempre
que sea posible, pero como adolescente que es, le gusta hablar por textos.
No quiero perder la oportunidad de fortalecer su intencionalidad, así que le
envío recordatorios y le doy seguimiento para asegurarme de que siempre
estemos en contacto. Es una gran manera de estar conectado con mi nieta,
algo que aprecio y sé que ella también.
Margaret y yo somos intencionales hasta en la Navidad. El regalo para
nuestros hijos y nietos cada año es un viaje. Queremos tener experiencias
maravillosas juntos, mientras podamos. Durante estos viajes, cada miembro
de la familia sabe que le haré dos preguntas: “¿Qué les gustó y qué
aprendieron?”.
Pregunté esto a mis hijos cuando eran jóvenes, y todavía lo hago. ¿Por
qué? Porque nuestro mejor maestro no es la experiencia, sino la experiencia
evaluada. Responder a esas preguntas los induce a evaluar lo que han
experimentado. Nuestra intención es asegurarnos de que cada experiencia
se convierta en una lección aprendida y entendida para su desarrollo
personal.
Nuestra tradición familiar en Navidad es dar el primer regalo a Jesús, ya
que es su cumpleaños. Durante todo el año, nuestros nietos ahorran dinero
para Jesús. Luego en Nochebuena, dan el primer regalo a la fundación
caritativa que elijan.
No pierda su oportunidad de verter intencionalidad en la vida de sus
hijos o nietos. Nunca es demasiado tarde o temprano para empezar. Si
podemos inculcar en ellos la mentalidad de ser significativos cuando son
jóvenes, no tendremos que tratar de crearla más adelante en sus vidas. No
tendrán que quebrar viejos hábitos o crear nuevos para empezar a vivir una
vida significativa, pues ya tendrán esos hábitos aprendidos desde la niñez.
Tener el valor y la responsabilidad de inculcar intencionalidad en
nuestros hijos, puede cambiar la forma en que viven. Las posibilidades son
ilimitadas y el momento es crítico. Debemos tener un sentido de urgencia
en esto porque el tiempo que tenemos con nuestros hijos y nietos es
realmente muy corto.
Mi sueño es levantar una generación de personas intencionales. Puede
que no sea esta generación, ni siquiera la siguiente. Pero si la próxima
generación tiene las semillas plantadas y cree en el poder de la
108

intencionalidad, imagine la transformación que podría hacer en el mundo.


109

Viva cada día de forma significativa


Mi mayor anhelo es que gente de todo el mundo adopte un estilo de vida
intencional y aproveche las oportunidades de marcar la diferencia y
transformar su familia, negocios, barrios, comunidades, ciudades y países.
Creo que cuando aprovechamos el poder de ser significativos y adoptamos
ese propósito, podemos cambiar el mundo y hacer que sea un lugar mejor.
Jim Collins, un escritor y orador, dijo: “Una transformación solo puede
ocurrir si existen líderes transformadores”. Jim ha estudiado la cultura del
liderazgo transformador más que nadie, así que creo que tiene razón. Es por
eso que estoy trabajando fuertemente ahora mismo para ayudar a otros a
vivir intencionalmente e influir en los demás a un realizar un cambio
positivo.
Recientemente, me encontré con un líder transformador cuya historia me
inspiró a seguir intentando marcar la diferencia, y creo que su historia
también lo inspirará a usted. Su nombre es Jeff Williams. Él es un
empresario independiente que ha adoptado un estilo de vida significativo y
que vive su propósito cada día.
La carrera de Jeff para ser significativo comenzó cuando tenía solo ocho
años. Creció en una familia de recursos muy modestos. No tenían mucho,
sino solo lo suficiente para vivir. Jeff cuenta que las pocas veces que iban a
McDonald’s, sus padres le compraban una hamburguesa, pero nunca las
papas fritas o la bebida. Así de apretadas estaban las cosas en casa para él
en su infancia.
Un día, un vendedor, vestido de traje, apareció en su casa con un estuche
lleno de libros llamados Uncle Arthur’s Bedtime Stories. Jeff recuerda que
miraba por la rendija de la puerta del comedor mientras el vendedor hablaba
con sus padres en la sala. “Estos libros están tan bien hechos —dijo el
vendedor—, que un niño podría derramar mantequilla de maní y mermelada
sobre ellos, y no se mancharían”.
¡Eso es lo que yo almuerzo siempre!, pensó Jeff mientras escuchaba.
Y le sorprendió que sus padres derrocharan dinero comprando la
colección.
Se trataba de una oportunidad transformadora.
Cada noche, la mamá o el papá de Jeff le leía una de las historias. A él le
110

gustaban tanto, que a veces se quedaba despierto hasta tarde para seguir
leyendo.
Una noche, los padres de Jeff le leyeron una historia que cambió su vida.
Hasta el día de hoy la recuerda vivamente. Era la historia de un niño y su
hermana que decidieron crear lo que ellos llamaron “La compañía de
paquetes sorpresa”, con la que secretamente dejaban regalos a niños
enfermos en su cama o daban comida de forma anónima en hogares de
ancianos.
La historia inspiró a Jeff hasta lo profundo de su alma. “Algo se
encendió en mi interior —dijo Jeff—. Hacer eso sería tan genial, una
bendición para otras personas y una sorpresa. Cuán emocionante sería
verlos descubrir la sorpresa sin saber que yo estaba allí. Ver el brillo de sus
ojos”.
Así que Jeff solicitó la ayuda de su hermana, y comenzaron a hacer lo
que los niños de la historia hicieron. Dieron algunos de sus juguetes e
hicieron manualidades que donaron de forma anónima. “Dios sembró en mí
el germen de la generosidad”, dijo Jeff.
La vida de Jeff cambió totalmente unos pocos años después, y su vida
familiar se volvió, como él mismo dijo: “loca”. Pero el deseo de marcar la
diferencia ya estaba dentro de él.
Más de una década después, Jeff, aunque joven, estaba casado y tenía
cuatro hijos. Trabajó en un restaurante y luego en telemercadeo. No tenían
mucho, pero siempre hacían donaciones.
Jeff recuerda a unos esposos que habían trabajado con ellos en
telemercadeo, pero que habían quedado desempleados y estaba pasando por
un mal momento. Él y su familia compraron alimentos para ellos. Con sus
niños, colocaron los víveres en su puerta y se escondieron entre los arbustos
cerca de la esquina mientras un desconocido, a quien le pidieron el favor,
llamó al timbre de la puerta. Al observar secretamente su reacción, se
dieron cuenta de que habían marcado la diferencia ese día para ellos, y se
sintieron complacidos.
Jeff experimentó un modesto éxito con el telemercadeo, pero lo que más
le inspiró fue entender que si ganaba mucho dinero, podría donar mucho
más. Y eso se convirtió en su sueño. Al poco tiempo tuvo su propia
compañía, y después de algunos años de mucho trabajo, la compañía
comenzó a tener éxito.
111

Para cuando conocí a Jeff, ya estaba marcando la diferencia en la vida de


otros. Cuando fui a Guatemala en el año 2013 para algunas conferencias, él
viajó con nosotros. Allí conoció a un hombre llamado Carlos que cuidaba
huérfanos y recuperaba a niños desnutridos. Jeff reconoció que Carlos era
una persona que compartía sus mismos valores, y formaron una sociedad
para continuar marcando la diferencia. Jeff financió la construcción de una
pequeña villa para huérfanos junto a Carlos en Guatemala.
Y cada mes, envía a algunos de sus empleados y sus familiares a servir
en Guatemala.
Él también se ha acercado a mí, y nos hemos asociado para marcar la
diferencia. Me ha ayudado a mí y a la organización sin fines de lucro, la
John Maxwell Leadership Foundation, a desarrollar esfuerzos de
transformación en siete corrientes de influencia: arte, entretenimiento,
deportes y cultura; negocios; educación; familia; fe; gobierno y medios de
comunicación.
Una de las cosas que más me gusta de Jeff es que es tan intencional y
emprendedor a la hora de marcar la diferencia como lo es con su propio
negocio. Vive cada día con un fuerte sentido de urgencia de ser
significativo. Y las ganancias que obtiene las utiliza para servir a los demás.
“El otro día se me ocurrió una idea para un negocio —dijo Jeff—, y me
emocioné porque de inmediato pensé: ¡Guao, esto tendrá éxito! Hará que
mi empresa tenga más ganancias y podré donar dinero adicional para el
mes de octubre. ¿A quién lo donaré?”.
Lo que Jeff está viviendo también lo transmite a sus hijos.
Recientemente se enteró de que cuando su hija Deanna tenía doce años,
guardaba en secreto su mesada y otros fondos que recibía para patrocinar a
siete niños pobres para un campamento de verano con caballos, con el que
la familia trabajaba. ¡Donó 225 dólares por cada niño! ¡Eso significaba que
Deanna había reunido más de 1500 dólares!
Jeff conoce su propósito y lo vive. Siempre con intencionalidad, busca
activamente maneras de marcar la diferencia continuamente. Me encanta su
gran visión y objetivos. “Espero un día usar mi historia para desafiar a otros
miles de empresarios a hacer lo mismo: elegir un proyecto, involucrarse,
financiarlo e involucrar a su personal”. Eso es lo que yo llamo ser
significativo. Si todos pensaran como Jeff y tuvieran su sentido de urgencia,
el mundo cambiaría en poco tiempo.
112

Cuando vivimos una vida con propósito, nos despertamos todos los días
con la expectativa de que tendremos un impacto positivo en las vidas de
otros. Buscaremos oportunidades en todas partes y, cuando veamos una que
se ajuste a nuestro porqué, y en la que podamos ayudar, la aprovecharemos.
Jeff lo hace todos los días. Yo también. ¡Usted también puede! Lo único
que tiene que hacer es poseer un sentido de urgencia y aprovechar el
momento. No tiene que ser algo grande ni monumental; solo tiene que ser
por alguien más. Si nosotros podemos hacerlo, usted también puede. Puede
saborear el ser significativo, y una vez que la haya hecho, no se conformará
con cualquier cosa nunca más.
113

Aplicación significativa:Aproveche cada día las oportunidades


de ser significativo
Sea un emprendedor hacia una vida significativa
A mí me encanta pasar tiempo con emprendedores. Me encanta su
creatividad, su ética de trabajo, su sentido de urgencia y su disposición a
arriesgarse. Pero más que compartir con emprendedores, me encanta
compartir con los que buscan tener una vida significativa. Estas son
personas que …

• Ven lo que las personas no intencionales no ven.


• Creen lo que las personas no intencionales no creen.
• Sienten lo que las personas no intencionales no sienten.
• Dicen lo que las personas no intencionales no dicen.
• Hacen lo que las personas no intencionales no hacen.

Repase estas cinco frases y responda de acuerdo a cada una de ellas.


¿Qué oportunidades ve usted que otros no ven? ¿Qué cree y siente en
relación con ellas? ¿Qué está dispuesto a decir que otros tienen miedo de
decir? ¿Qué está dispuesto a hacer? Ordene sus respuestas y escriba un
manifiesto que usted pueda poner en práctica en su camino hacia una vida
significativa e intencional.
114

Sea más intencional en ayudar a los niños


Creo que es imposible ser demasiado intencionales cuando ayudamos a
los niños. Si usted es padre o abuelo, comience con los niños de su familia.
Dependiendo de su edad, léales. Si yo tuviera la oportunidad de hacer una
sola cosa para ayudar a los niños del mundo, les enseñaría a leer bien. Una
persona que puede leer puede aprender a hacer cualquier cosa.
Actúe intencionalmente en todo lo que hace con sus hijos. Hable con
ellos continuamente para animarlos. Instrúyalos de cualquier manera que
pueda, incluso en vacaciones. Modele buenos valores. Ayúdelos a alcanzar
su máximo potencial.
Si no tiene hijos, ayude a un hermano menor. Pase tiempo con una
sobrina o sobrino. Hágase voluntario en una escuela. Ofrézcase para ser
mentor de algún joven. Encuentre una manera de ayudar a la próxima
generación, especialmente haciendo uso de sus dones. Invertir en ellos es
invertir en vidas significativas.
115

¿Quiénes necesitan ayuda?


¿A quién podría tenderle una mano? Aproveche cada oportunidad de
ayudar y considérela como una avenida hacia una vida significativa. Si da
sin esperar recibir, podrá marcar la diferencia y vivir una vida realmente
trascendente.
116

EPÍLOGO

Comparta su historia significativa

Actualmente tengo setenta años. La gente a veces me pregunta por qué no


descanso. “¿Por qué sigues trabajando?”, me preguntan. Porque mi edad me
dice que mi tiempo es limitado. Me recuerdan las palabras del rey David en
el antiguo Israel, cuando escribió: “Señor, hazme saber qué fin tendré y
cuánto tiempo voy a vivir, para que comprenda cuán breve es mi vida”.8
Sé que mi tiempo es limitado. Quiero que mi vida sea trascendente.
Quiero cumplir mi propósito. Quiero ser significativo. Sé que necesito vivir
intencionalmente y con un sentido de urgencia. Si quiero marcar la
diferencia, necesito hacerlo ahora.
¿Y usted? ¿Tiene ese sentido de urgencia para cumplir su propósito y
adoptar un estilo de vida significativo? Puede que usted sea más joven que
yo y sienta que le queda mucho tiempo para alcanzarlo.
Pero, ¿realmente es así?
Si empieza ahora, ya mismo, entonces la respuesta es sí. Aún tiene
tiempo para hacer algo significativo. ¿Por qué? Porque ser significativos no
es un destino, sino algo cotidiano. Como mi mentor John Wooden solía
decir: “Haz de cada día tu obra maestra”. Ser significativos no es algo de
“algún día”; es algo de hoy. Podemos marcar la diferencia en cualquier
momento, pero el mejor momento es ahora.
117

Una vida sin arrepentimientos


En una ocasión le pregunté al entrenador John Wooden si se arrepentía de
alguna de las decisiones que había tomado a lo largo de su vida.
—De ninguna —me respondió. Y su respuesta me sorprendió.
—¿De ninguna? —le volví a preguntar.
—Tomé cada decisión desde el fondo de mi corazón, —me dijo— con la
voluntad correcta. Si me preguntas si todas mis decisiones fueron buenas, te
diré que no. Pero esa no fue tu pregunta, tu pregunta fue si me arrepentía.
Lo miré con gran asombro y admiración. Con toda certeza, no he
conocido a muchas personas a lo largo de mi vida que me hayan podido dar
esa misma respuesta con tanta seguridad. De hecho, en el momento en que
lo dijo, ¡no pude pensar en ninguna!
—Verás, John, hice lo mejor que pude en ese momento para tomar cada
decisión. ¿Hay algo más que haya podido esperar de mí mismo?
Esa conversación me impresionó profundamente. Ojalá hubiera tomado
todas mis decisiones con la voluntad correcta, pero no puedo decir con
certeza que siempre lo he hecho. He hecho muchas cosas tontas, he
cometido errores, he tomado decisiones por motivos equivocados. Jamás he
pretendido ser un modelo. Sin embargo, no quiero vivir con
arrepentimientos, por ninguna razón. Aun cuando he cometido errores a lo
largo del camino, siempre he usado esas experiencias para aprender y
crecer. Ellas me han hecho más fuerte, más inteligente y más reflexivo.
Quiero que usted aprenda de sus errores, así como yo. Tal vez pueda
ahorrarse unos cuantos pasos.
Todos vamos por la vida haciendo nuestro mayor esfuerzo. No podemos
legítimamente dar más de lo que tenemos. No podemos desempeñarnos en
un nivel más alto del que nuestra experiencia nos ha enseñado, o llegar a un
lugar más alto del que nuestra experiencia nos ha llevado. Sin embargo, una
vez que nos hemos abierto a algo nuevo, a la posibilidad de lo que pueda
suceder, es difícil ignorar el potencial que poseemos. Al menos, siempre ha
sido así en mi caso.
Podemos intentar, pero en última instancia, no podemos desaprender lo
que ya sabemos. Claro, podemos optar por no ponerlo en práctica. Podemos
guardarlo, hundirlo en lo profundo de nuestra memoria y fingir que no
118

existe. Pero una vez que la información ha llegado a los portales de nuestra
mente está ahí, lista y llamándonos a la acción. Lo que hagamos con esa
información depende de nosotros. Si practicamos este principio, es
simplemente una opción. Es nuestra elección.
119

¿Cuál será su decisión?


Ahora ya sabe cómo vivir una vida con propósito. Sabe que ser significativo
está a su alcance. Sabe lo que significa ser intencional. Así que quiero
hacerle una serie de preguntas. Conteste sinceramente:

¿Elige vivir una vida significativa?


¿Está buscando activamente su propósito para poder marcar la
diferencia?
¿Elige vivir con intencionalidad y no solo con buenas intenciones?
¿Está dispuesto a comenzar desde lo poco, pero creyendo en grande
para marcar la diferencia?
¿Está viviendo con un sentido de anticipación?
¿Está aprovechando las oportunidades y actuando para marcar la
diferencia?

Si respondió que sí a todas estas preguntas o si está dispuesto a


responder afirmativamente y actuar ahora, entonces ha cruzado la línea
hacia una vida significativa. Está aprovechando el poder de ser significativo
y podrá marcar la diferencia. Su vida tendrá un sentido. Comenzará a
cambiar el mundo porque ha tomado la decisión correcta. Ahora solo
necesita administrar esa decisión todos los días de su vida. Solo tiene que
seguir viviendo con propósito y actuando de alguna pequeña manera todos
los días.
120

¿Cuál es su historia?
Si ha cruzado la línea, me gustaría saberlo. Me encantaría conocer su
historia significativa. Cuéntenos cómo aprovechó sus oportunidades para
marcar la diferencia y tomar decisiones. Puede ser algo pequeño o grande.
Puede ser su primera experiencia o la mejor de ellas. Puede ser una historia
de voluntad o de esperanza, una graciosa o en la que ayudó a otros. Puede
ser un párrafo, un poema, una serie de fotos o un video. Lo importante es
que cuente su historia.
He creado una página de internet en la que puede hacerlo en
MyIntentionalLivingStory.com. Visítela hoy mismo y cuéntele al mundo
cómo usted está cambiando el mundo. Mi sueño es ayudar a un millón de
personas a ser intencionales, a comenzar a marcar la diferencia y a contar
sus experiencias. Quiero que usted forme parte de esto.
Si usted se une a mi sueño de marcar la diferencia, juntos podremos
iniciar un movimiento, un movimiento hacia un mundo significativo y con
propósito, en el que las personas piensen en los demás antes de en sí
mismas, en el que ayudar a otros sea una prioridad, en el que las ganancias
financieras sean un trampolín para el potencial futuro, y en el que la
autoestima de otros se vea fortalecida por actos significativos cada día.
Si vivimos una vida trascendente, podremos cambiar el mundo. Hasta
entonces, quiero dejarle las palabras de una bendición franciscana:

Que Dios te bendiga con la incomodidad,


frente a las respuestas fáciles, las medias verdades,
las relaciones superficiales,
para que seas capaz de profundizar
dentro de tu corazón.
Que Dios te bendiga con la ira,

frente a la injusticia, la opresión


y la explotación de la gente,
para que puedas trabajar por la justicia,
la libertad y la paz.
121

Que Dios te bendiga con lágrimas,


para derramarlas por aquellos que sufren dolor,
rechazo, hambre y guerra,
para que seas capaz de extender tu mano,
reconfortarlos
y convertir su dolor en alegría.

Y que Dios te bendiga


con suficiente locura,
para creer que tú puedes
marcar una diferencia en este mundo,
para que puedas hacer
lo que otros proclaman que es imposible.
Para traer justicia y bondad
a nuestros niños y a los pobres.
Amén.9
122

John C. Maxwell, autor número uno en ventas del New York Times,
reconocido motivador y orador, ha vendido más de veintiséis millones de
libros en cuarenta idiomas. En el 2014 fue catalogado el líder número uno
en negocios por la American Management Association® y el experto en
liderazgo más influyente del mundo por las revistas Business Insider e Inc.
Como fundador de The John Maxwell Company, The John Maxwell Team,
EQUIP y la John Maxwell Leadership Foundation, ha capacitado a más de
cinco millones de líderes. En el 2015 alcanzó el hito de haber preparado a
líderes en todos los países del mundo. El Dr. Maxwell recibió el Premio
Madre Teresa por la Paz Global y el Liderazgo, por parte del Luminary
Leadership Network; y habla cada año para empresas de la lista Fortune
500, presidentes de naciones, y muchos de los principales líderes
empresariales del mundo. Puede ser seguido en:
Twitter.com/JohnCMaxwell. Si desea más información acerca de él, visite:
JohnMaxwell.com.
123

Los libros en español del Dr. John C. Maxwell pueden


enseñarle a ser una persona VERDADERAMENTE exitosa

Relaciones
25 maneras de ganarse a la gente
Seamos personas de influencia
Ética 101
Relaciones 101
Cómo ganarse a la gente
Capacitación
Las 15 leyes indispensables del crecimiento
Las 17 cualidades esenciales de un jugador de equipo
Las 17 leyes incuestionables del trabajo en equipo
Desarrolle los líderes que están alrededor de usted
Cómo las personas exitosas crecen
Capacitación 101
Haga que su día cuente
Mentor 101
El mapa para alcanzar el éxito
Compañeros de oración
¡Vive tu sueño!
Corramos con los gigantes
El talento nunca es suficiente
Hoy es importante
El mapa para alcanzar el éxito
Vivir intencionalmente
Impulse su pensamiento
Impulse su crecimiento
Impulse sus prioridades
Actitud
Actitud 101
124

Seamos personas de influencia


El lado positivo del fracaso
Cómo las personas exitosas piensan
A veces se gana, a veces se aprende
Éxito 101
Piense para obtener un cambio
La actitud de vencedor
Liderazgo
Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, edición del 10º aniversario
Las 21 cualidades indispensables de un líder
Los 21 minutos más poderosos en el día de un líder
Líder de 360º
Desarrolle el líder que está en usted
Los 5 niveles de liderazgo
Solo oro
Buenos líderes hacen grandes preguntas
Cómo las personas exitosas dirigen
Liderazgo 101
Liderazgo, principios de oro
Liderazgo, promesas para cada día
Impulse su liderazgo
125

Notas

1. Donald Miller, A Million Miles in a Thousand Years: What I Learned


While Editing My Life (Nashville: Thomas Nelson, 2009), pp. 59–60.
2. Kevin Hall, Aspire: Discovering Your Purpose Through the Power of
Words (Nueva York: William Morrow, 2010), p. 58.
3. Proverbios 18:21, NVI.
4. Gálatas 6:9–10, RVR95.
5. Dr. Seuss, The Lorax (Nuevaw York: Random House, 1971).
6. Dr. Seuss, Oh, the Places You’ll Go! (Nueva York: Random House,
1960).
7. Ibíd.
8. Salmo 39:4, DHH.
9. “A Franciscan Blessing”, Franciscans Na Proinnsiasaigh Irish
Franciscans OFM [página de Internet],
http://www.franciscans.ie/news/83?news-scroller/485-a-franciscan-
blessing, consultado en línea el 13 de diciembre de 2014.
126

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