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1 Timoteo 4:12 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

1era. Timoteo 4
No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un
ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y
vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter
amoroso y tu confianza en Dios.

Timoteo, a quien el libro de los Hechos de los Apóstoles describe como un


«discípulo», «hijo de una mujer judía creyente y de padre griego» (Hechos 16:1),
fue un cristiano del siglo I citado en numerosos pasajes del Nuevo Testamento,
siempre asociado con la figura de Pablo de Tarso.1 Fue sin duda uno de los más
fieles colaboradores del Apóstol, tanto en sus viajes misioneros en los que formó
parte del equipo misional paulino, como también en calidad de portador de sus
mensajes o de sus epístolas, o incluso comitente de alguna de sus cartas
auténticas, tal el caso de la Epístola a Filemón.1 Mencionado 6 veces en
los Hechos de los Apóstoles, 17 veces en las epístolas paulinas y 1 vez en
la Epístola a los hebreos,2 Timoteo tuvo sin dudas una marcada importancia
histórica a los ojos del apóstol Pablo, quien llegó a considerarlo casi como un alter
ego,2 como se infiere del gran elogio que traza de él en su Epístola a los filipenses,
su comunidad dilecta:
Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo, para quedar también
yo animado con vuestras noticias. Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos
que se preocupe sinceramente de vuestros intereses [...] Vosotros conocéis su
probada virtud, pues como un hijo junto a su padre ha servido conmigo en favor
del Evangelio.
Pablo de Tarso, Epístola a los filipenses 2:19-22
Era un hombre afectuoso (2 Ti. 1.4) pero muy temeroso (2 Ti. 1.7ss), que necesitó
más de una admonición de parte de su padre espiritual; se le advierte que no debe
dar lugar a los deseos juveniles (2 Ti. 2.22), y que no debe avergonzarse del
evangelio (2 Ti. 1.8). Sin embargo, ninguno de los otros compañeros de Pablo es
elogiado tan calurosamente por su lealtad (1 Co. 16.10; Fil. 2.19ss; 2 Ti. 3.10ss).
Resulta apropiado que la carta final escrita por el apóstol fuese dirigida tan
afectuosamente a este sucesor casi renuente, cuyas debilidades son tan evidentes
como sus virtudes.

Timoteo, el segundo Pablo

Cuando se escribió 1 Timoteo, este líder había estado con Pablo por quince años como su
compañero constante (cp. Hch. 18:5, 18:22, 19:22, 20:4). Timoteo estuvo con él cuando
escribió Romanos, 2 Corintios, Filipenses, y Colosenses (Ro. 16:21, 2 Co. 1:1, Fil. 1:1, Col.
1:1). Con frecuencia, servía al apóstol en la solución de problemas en las iglesias y el
fortalecimiento de ellas en la fe (1 Co. 4:17; 1 Ts. 3:2; Fil. 2:19).

Por todo eso, ¡no es de extrañar la relevancia de Timoteo! Mencionado seis veces en
Hechos, 17 veces en las epístolas paulinas, y una vez en Hebreos, es evidente que tuvo una
importancia histórica a los ojos de Pablo, quien llegó a considerarlo casi como una réplica
suya, como se infiere del elogio que traza de él en Filipenses:

“Pero espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea
alentado al saber de la condición de ustedes. Pues a nadie más tengo del mismo sentir y que
esté sinceramente interesado en el bienestar de ustedes… Ustedes conocen los probados
méritos de Timoteo, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve
a su padre” (Fil. 2:19-22).

El comentario del pastor John MacArthur explica que el nombre Timoteo significa “el que
honra a Dios”, y eso fue algo que caracterizó a éste hombre.[1] Timoteo se convirtió en un
colaborador, hijo espiritual, y amigo cercano fiel del líder misionero y apóstol más grande
de la historia.

Este hombre nos recuerda que Dios llama a personas de todo contexto para hacerlas
partícipes de su reino y de la extensión de éste.

Un ejemplo para esta generación

Cuando escribe su primera carta a este líder, Pablo le llama verdadero hijo en la fe (1 Ti.
1:2a). Con esto, comprueba la autenticidad de su fe y llama a la iglesia de Éfeso a seguir su
ejemplo. En esta expresión, indica el Dr. MacArthur, hay implícitas cinco cualidades que
caracterizaban a Timoteo: una fe auténtica, obediencia constante, servicio humilde, sana
doctrina, y convicción valiente.

A pesar de la falta de convicciones e integridad de algunos miembros de la iglesia en Éfeso,


donde fue líder por un buen tiempo, Timoteo mantuvo sus convicciones aun cuando le
costara la vida. Según la tradición, sufrió el martirio en Éfeso unos treinta años después, por
oponerse a la adoración de la diosa Diana. Él “retuvo firme hasta el fin [su] confianza del
principio” (He. 3:14).

Timoteo vivió de forma extraordinaria. Su cuadro familiar no fue una limitación para ser
instrumento del Señor, ni una excusa para no tener carácter. Su corta edad tampoco fue
justificación para no ser comprometido. Así, este hombre nos recuerda que Dios llama a
personas de todo contexto para hacerlas partícipes de su reino y de la extensión de éste.
Como Timoteo, tú también puedes ser usado por Dios para la edificación de su pueblo y la
salvación de los perdidos. ¿Estás listo para obedecer?

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