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El perdón: Un don divino para la sanación y la

libertad
Hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre un tema crucial en la vida de todo
cristiano: el perdón. En un mundo marcado por el dolor, el rencor y la amargura, el
perdón se erige como un faro de esperanza, una herramienta poderosa para
alcanzar la sanación interior y la libertad espiritual.

Las Sagradas Escrituras abundan en enseñanzas sobre la importancia del perdón.


En el Evangelio de Mateo, capítulo 6, versículo 14, Jesús nos enseña a orar:
"Perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros
deudores". Estas palabras no solo son una petición de perdón divino, sino
también un llamado a emular la misericordia de Dios en nuestras propias vidas.

El perdón no se trata de condonar el mal hecho, ni de olvidar el daño sufrido. Se


trata de liberarnos de las cadenas del resentimiento y la amargura, de sanar
las heridas del pasado y abrir nuestro corazón a la compasión y la gracia.

En el libro de Marcos, capítulo 11, versículo 25, Jesús nos dice: "Y cuando estén
orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre
celestial les perdone sus pecados". El perdón es una condición indispensable
para recibir el perdón de Dios. Si albergamos rencor en nuestro corazón, cerramos
las puertas a la gracia divina.

El perdón no siempre es fácil. Requiere un acto de voluntad, una decisión


consciente de dejar ir el dolor y la ira que nos atan al pasado. Pero el perdón no
es un acto solitario. Contamos con la ayuda y el amor de Dios, que nos fortalece
en este camino de sanación.

En la Carta a los Efesios, capítulo 4, versículo 32, el apóstol Pablo nos exhorta:
"Sean bondadosos y compasivos unos con otros, perdonándose
mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo". El perdón es un
acto de amor, un reflejo de la misericordia divina en nuestras relaciones con los
demás.

Perdonar no significa reconciliación automática. En algunos casos, la


reconciliación puede no ser posible o deseable. Sin embargo, el perdón nos libera
del peso del rencor y nos permite seguir adelante con nuestras vidas en paz.

Hermanos y hermanas, les invito a reflexionar sobre la importancia del perdón en


nuestras vidas. Dejemos que el amor de Dios nos inspire a perdonar a
quienes nos han hecho daño, para que podamos experimentar la sanación, la
libertad y la paz interior que solo el perdón puede ofrecer.
Recordémos las palabras del Señor en Mateo 18:21-22: "Pedro se acercó a
Jesús y le dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano si me
ofende? ¿Hasta siete? Jesús le respondió: No te digo hasta siete, sino hasta
setenta y siete veces".

Que el perdón sea un faro de luz en nuestras vidas, guiándonos hacia la sanación,
la libertad y el amor verdadero.

Que Dios los bendiga a todos.

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