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Barnices
Orígenes
Los egipcios ya emplearon los barnices en la decoración de sus tumbas, y los griegos
como protección de la madera de sus barcos contra el poder corrosivo de las sales
marinas, pero su origen parece más probable en la India, China o Japón (donde el arte
de barnizar se ha datado medio milenio antes de Cristo y con certeza desde el siglo
tercero, como una técnica de origen coreano). Otras fuentes consideran que China y la
India conocían los barnices mucho antes de que lo utilizasen los artesanos del lacado
japonés.
• Base oleaginosa: este tipo de barniz, está creado con sustancias basadas en aceites a
los cuales se les puede agregar resinas; las cuales determinan su dureza y brillo. Estos
secan por oxidación del aceite.
• Base poliméricas: este tipo de barniz está creado con sustancias que reaccionan
normalmente con un catalizador y solo pueden ser usadas con equipos de alta presión
o rodillos; este tipo de barniz está siendo muy usado en la terminación de
instrumentos musicales y muebles de fina terminación; se lo puede encontrar
comercialmente como barniz poliuretánico.
• Barniz mate: tiene las mismas características del barniz brillante con la diferencia de
la terminación mate. Es de secado rápido y puede ser aplicado con pincel o esponja.
• Barniz satinado o “semi-mate”: es algo más brillante que el mate, por lo que resiste
mucho más las manchas. Es ideal para el barnizado de todo tipo de superficies de
madera en interiores y exteriores, tales como muebles, puertas, armarios, etc.
• Barnices para efectos cuarteados: este tipo de productos se utilizan para acabados
decorativos de aspecto cuarteado o agrietado (craquelado). También se puede obtener
el mismo efecto con un barniz sintético aplicado entre dos capas de pintura plástica.
• Barnices de poro abierto: también denominados "Lasures", se utilizan para dar a las
superficies de madera un acabado de aspecto rustico. Estos productos están
preparados a base de aceites naturales, agentes fungicidas y bactericidas y resinas
disueltas en un disolvente. Son de mantenimiento sencillo, y pueden encontrarse en
acabado satinado y mate, incoloros o teñidos.
Aquí vemos algunos ejemplos de maderas coloreadas con un barniz con tinte, el tipo
de madera es el mismo como podemos ver en sus vetas. Los colores pueden variar
dependiendo de la marca del producto.
Una forma de hacer barniz casero es utilizar un producto sustituto. La cola y la cola
escolar (comúnmente llamada “plasticola”) pueden cumplir con la función de
protección, si pincelamos una capa fina por sobre la superficie trabajada. También
podemos crear un engrudo casero con agua, un poco de harina y vinagre, aunque esto
dará un aspecto opaco y más rústico al trabajo... lo que puede resultar conveniente en
ciertas manualidades, ya que podemos crear texturas con la ayuda de rodillos y
pinceles.
También podemos prever esta situación, y crear un barniz casero con algunos días de
anticipación. Para hacerlo, tomamos un tarro metálico (que bien puede ser el de la
leche en polvo, por ejemplo) y colocamos dentro algunos clavos bien oxidados.
Rellenamos con vinagre, cubriendo los clavos. Cuanto más vinagre coloquemos, más
liviano y acuoso resultará este barniz. Dejamos allí reposando por algunos pocos días, y
al abrir el tarro, veremos que los clavos han perdido su óxido, y el vinagre se ha
transformado en un preparado símil barniz, muy útil para diversos trabajos de
decoración y manualidades, en especial para las superficies de madera.
Otra conocida receta para preparar barniz casero consiste en mezclar un litro de
alcohol medicinal con algunas escamas de goma laca, dentro de un frasco de vidrio.
Agitamos para mezclar e integrar, y ya tendremos una laca casera ideal para proteger y
mejorar el aspecto de nuestros trabajos decorativos y artesanales.
Barnizado.
Lo primero que deberemos hacer, es limpiar el cuadro de polvo, con un trapito seco,
que no deje “hilitos”, y en casos extremos, limpiaremos el cuadro con agua
desmineralizada con unas gotas de “Hiel de Buey”, (la hiel de buey, es un medio para
las acuarelas, se vende en tiendas de bellas artes).
Debemos barnizar con un pincel plano o una brocha de calidad, que no suelte las
cerdas. Se darán pinceladas de barniz diluido con un 10% de esencia (o el diluyente
que corresponda según el tipo de barniz que estemos usando) en una dirección hasta
cubrir todo el cuadro, y después se darán las pinceladas en la dirección contraria, tal
como vemos en esta imagen:
Los barnices deben aplicarse en dos capas muy finas, y nunca deberemos hacerlo de
una pasada con el barniz espeso. Y si el cuadro es antiguo, siglo XIX, por ejemplo, lo
mejor es que se ocupe un buen restaurador de cuadros.
Muy importante
No se deben barnizar cuadros los días de mal tiempo, como los días lluviosos o
húmedos, también es importante que el cuadro recién barnizado no sufra cambios
bruscos de temperatura.
En el proceso de secado del óleo se requiere del oxígeno del aire, ya que es este
oxígeno el que hace que el aceite seque en profundidad, si barnizamos antes de
tiempo, el proceso químico “oxígeno y aceite” se detiene, y puede ser catastrófico para
el cuadro, quizás no ocurra inmediatamente, pero sí ocurrirá con el transcurso del
tiempo.
Son muchos los que dicen que ellos barnizan antes de tiempo y no ocurre nada malo,
se equivocan, pues los resultados nefastos no tienen por qué aparecer al poco tiempo,
ni a los pocos años… pero al final, el mal aparece, a veces incluso después de fallecido
el artista, y la familia ve con resignación como la obra de su pariente se deteriora sin
poder hacer nada la mayor parte de las veces.
Por último decir que utilicen siempre barnices de la mejor calidad, que los barnices
para cuadros no tienen nada que ver con los barnices para muebles, y si tienen prisa,
por causa de una exposición por ejemplo, y quieren barnizar algún cuadro, háganlo
solo con “barniz de retoques” y siempre que el cuadro este seco al tacto por lo menos
desde hace dos meses. (suena exagerado, pero hagan caso a los sabios consejos y sus
obras perdurarán inalterables en el tiempo).
En la restauración de las Meninas de Velázquez, que más que restauración fue una
retirada de barniz, y un posterior barnizado, podemos ver la diferencia en la
comparación del cuadro antes y después de barnizado:
A la izquierda, una foto del cuadro, tomada en 1982, tal como se lo veía con su barniz
sucio. A la derecha, el cuadro como se puede ver después de ser restaurado por John
Brealey en 1984, es lo más aproximado a como estaba cuando lo pintó Velázquez entre
1656 y 1657.