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INTRODUCCIÓN A LA PROSPECCIÓN GEOFISICA

INTRODUCIÓN
El estudio de la tierra es el objeto final de la Geología, requiriendo el conocimiento de otras
ciencias para explicarse las observaciones que realiza el geólogo sobre el terreno, las rocas y
minerales que han tenido un proceso genético y otro posterior histórico, hasta alcanzar el estado
actual que presentan al observador; por ejemplo, la barranca de erosión labrada por un río en una
región montañosa muestra una serie de sedimentos yuxtapuestos, cada uno compuesto de granos
de distintos aspectos. Por otro lado, estos estratos se presentan plegados y a veces interrumpidos
bruscamente en su continuidad. Este cuadro indica al geólogo que los distintos estratos han tenido
una génesis particular, habiéndose generado en condiciones ambientales distintas: marino,
continental, húmedo o seco, lo que se determina por la disposición de sus granos, por sus fósiles,
etc. También le inducen a pensar que por presentarse plegados o fracturados, han sufrido procesos
tectónicos (movimientos), ya que la primitiva posición de los mismos, cuando se generan sus
planos de yacencia, debían ser muy cercanos al plano horizontal.
Aquí la Geología tendrá que valerse de otras ciencias para explicar satisfactoriamente todo
lo ocurrido hasta el momento en que se realiza la observación: de la Biología para explicar la vida
orgánica habida durante su generación y testimoniada por fósiles, de la Química cuando entra en
el análisis de los elementos inorgánicos que componen los estratos, de la Física para datar en
sentido absoluto a las formaciones o cuando indaga sobre las leyes y las fuerzas que provocaron el
posterior pliegue de los estratos.

GEOFÍSICA PURA
Por definición, GEOFÍSICA es la aplicación de los principios, leyes y prácticas de la física
a la solución de problemas relativos a la tierra y al estudio de fenómenos internos y externos a ella
vinculados.
En el proceso de subdivisión de la ciencia, se reconocieron tempranamente cuatro grandes
ramas: Química, Física, Geología y Biología. A éstas a menudo se agregan la Astronomía y la
Matemática, pero debido a que esta última no trata con la materia directamente, no es a menudo
incluida dentro de las ciencias físicas, además de que la Astronomía es a menudo tratada como una
rama de la Física. Desde este punto de vista, la ciencia puede ser representada como un tetraedro y
cada campo tiene un lugar de representación dentro del tetraedro.

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Cuando la ciencia comenzó a diversificarse, el investigador no estuvo tentado a enfatizar
un aspecto sobre los demás. Así Sir Isaac Newton, quien a menudo es considerado como un físico,
también contribuyó a lo que ahora se llama Geología, cuando propuso la teoría de la contracción
para la generación de montañas. A medida que se incrementó el conocimiento, ciertos campos
fueron investigados más a fondo que otros y comienzan a ser considerados como separados y
distintos. Dicha clasificación de los conocimientos en temas individuales tendió a separar a los
científicos y dejó áreas intermedias relativamente poco desarrolladas. Cuando este sobre énfasis
fue reconocido se desarrollaron nuevos especialistas, los que tratan con estos campos intermedios.
La Geofísica es uno de ellos.
Hasta que los geólogos alcanzaron el punto en que comprendieron La Tierra lo suficiente
como para preparar y ensayar sus hipótesis por la experimentación, los físicos y químicos habían
ya desarrollado las técnicas para hacer las mediciones necesarias. Como resultado, las fronteras de
la Ciencias de La Tierra donde se produce su más rápido desarrollo son aquellas donde los
especialistas de otros campos están trabajando con los geólogos, y la Geofísica es un ejemplo.
La Geofísica es el resultado de la necesidad de la Geología de nuevas herramientas. Dado
que varias técnicas de experimentación fueron aplicadas a los problemas de La Tierra, se
desarrollaron áreas de investigación completamente nuevas. A causa de la relación de las viejas
ciencias, Física y Geología, fue natural agrupar todas estas especialidades bajo un nombre general,
“Geofísica”, aun cuando ellas fueran de diversa naturaleza.

PROSPECIÓN GEOFÍSICA
Es el arte de buscar depósitos ocultos de hidrocarburos (petróleo y gas) o de minerales
útiles, efectuando mediciones físicas desde la superficie del suelo, mediciones que generalmente
suministran información acerca de las propiedades físicas de los materiales del interior de La
Tierra. Esta información, interpretada de forma adecuada, puede utilizarse para localizar depósitos
minerales de valor económico.
Los datos de los estudios geofísicos, para ser eficaces, deben expresarse en términos
geológicos y su valor que pueda concederse al cuadro geológico así obtenido, mayor para unas
técnicas que para otras, dependiendo de la calidad de los datos y de la pericia con que son
interpretados. Desde que por vez primera se aplicó la Geofísica a la exploración, se han producido
continuos perfeccionamientos en los instrumentos y técnicas, así como en los métodos de
interpretación, perfeccionamientos que han aprovechado los rápidos avances de nuestra tecnología.
Sin embargo, el progreso de los descubrimientos que pueden ser acreditados a los geofísicos ha
permanecido estabilizado durante unos cuantos decenios, con cierta decadencia a partir de
mediados de siglo.
Los métodos geofísicos han ganado en eficacia, pero el incremento de sus posibilidades no
ha guardado relación paralela con la creciente dificultad existente para encontrar nuevos depósitos
de petróleo y de minerales, pues las fuentes más fáciles de localizar en cualquier momento han sido
encontradas y explotadas de manera progresiva. Los geofísicos se enfrentan ahora con el problema
desalentador de tener que avanzar más de prisa cada vez para conservar el mismo puesto. Desde
finales de la segunda Guerra Mundial, la investigación geofísica y su desarrollo han experimentado
una fuerte expansión dirigida hacia el perfeccionamiento de las técnicas para mantener el
suministro mundial de petróleo y de minerales.

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DIVISIÓN DE LA GEOFÍSICA

La Unión Geofísica Americana (American Geophysical Union) separa a la Geofísica en 8


subdivisiones:

 Meteorología. La ciencia del aire, estudia todos los eventos relacionados con los fenómenos
atmosféricos.
 Hidrología. Comprende los conocimientos e investigaciones relacionados con las aguas
continentales, superficiales y subterráneas, como así también la Glaciología.
 Oceanografía. Se ocupa de los océanos, considerando aspectos químicos, físicos y
biológicos de los mismos.
 Vulcanología. Comprende el estudio del vulcanismo, su génesis, evolución y
consecuencias.
 Tectonofísica. Estudia la deformación de las rocas, tanto en estructuras sujetas a grandes
movimientos, como en cualquier otro fenómeno diastrófico, superficial o profundo.
 Geodesia. Se ocupa de la medida y forma de la tierra, así como de su campo gravitatorio.
 Sismología. Comprende el análisis de los movimientos que afectan al planeta, provocados
por terremotos u otros movimientos naturales o artificiales.
 Geomagnetismo. Estudia el campo magnético terrestre, sus causas y perturbaciones.

Cada una de estas especialidades han contribuido, y lo siguen haciendo, al mejor conocimiento
de nuestro planeta, pero también ha creado disciplinas cuya aplicación a las actividades económicas
de la humanidad han contribuido a la creación del estado de evolución actual. Así la Sismología,
cuyos comienzos fueron el estudio de los terremotos, determinó las leyes que rigen la aplicación
de sus principios a la prospección sísmica de trascendencia indiscutible en la exploración petrolera.
Si entendemos como ciencias aplicadas a las que utilizan los conocimientos de ciencias
fundamentales para explicar el comportamiento de la materia en sus variadas formas naturales, la
Geofísica es una de ellas.
Lo que en términos generales aceptamos como Geofísica es, dentro del marco de las ciencias
de la Tierra, el estudio por medio de mediciones indirectas de la masa sólida del planeta que se
encuentra por debajo de la delgada corteza que podemos estudiar directamente por medio de la
observación de las rocas expuestas en superficie o de las muestras obtenidas de los pozos o
perforaciones más profundas (campo de la Geología).
El principal objetivo de la Geofísica es la determinación de la estructura y composición del
interior del planeta, como así también la historia de sus variaciones pasadas, presentes y futuras.
A la clasificación general de la Unión Geofísica Americana, algunos investigadores
comienzan a considerar como separado a cuatro ramas más:

 Glaciología. Trata del agua en forma de hielo y que generalmente se la consideraba como
formando parte de la Hidrología.
 Geotermia. Está muy relacionada con la Vulcanología, aunque es de concepto más limitado.
Estudia la temperatura de la Tierra y la acción de ella sobre los procesos físicos y químicos,
así como la transmisión de calor.
 Geocosmogonia. Trata del origen de la Tierra.
 Geocronologia. Se ocupa de la cronología de los acontecimientos geológicos (de la
historia).

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LA GEOFÍSICA Y LAS OTRAS CIENCIAS BÁSICAS
Una de las ramas más recientes de la ciencia aplicada, la Geofísica Exploratoria, es en la
actualidad un producto de varias disciplinas básicas tales como la Física, la Química y las
Matemáticas. Las diversas técnicas de la prospección geofísica están basadas en varios principios
físicos fundamentales, como son las leyes de la atracción gravitatoria y magnética, las cuales
gobiernan en óptica la refracción y la reflexión (tal como se aplican a la prospección sísmica), los
elementos de la electricidad y la teoría electromagnética. Aunque estos principios son bastante
simples, en general es difícil su aplicación al estudio de los materiales pétreos, que rara vez son
homogéneos y que con frecuencia ofrecen propiedades físicas complejas.
Casi todos los métodos importantes de la prospección geofísica han sido desarrollados
partiendo de las técnicas empleadas en un principio para el estudio, más o menos científico, de las
características terrestres en gran escala. La prospección por gravedad se desarrolló después de que
durante varias décadas habían sido llevadas a cabo mediciones con el péndulo para determinar la
forma exacta de la Tierra, a base de las variaciones de la atracción gravitacional entre diferentes
estaciones de observación. El método de refracción sísmica hace uso de los principios elaborados
en los comienzos del siglo actual por los sismólogos de terremotos, que los pusieron a punto para
desentrañar la estructura del interior de la Tierra. Los instrumentos magnéticos, que básicamente
eran los mismos que los usados hoy en día para la prospección, hicieron posible levantar el mapa
de algunos de los elementos magnéticos de la Tierra, en escala global, en tiempos tan antiguos
como el siglo XVII.
Hoy en día, la actividad de la exploración geofísica ocupa un volumen mucho mayor que
la investigación básica de la física de la Tierra. La dependencia de la prospección geofísica de la
labor científica que la ha precedido ha evolucionado hasta convertirse en una fructífera
interdependencia entre las dos, y muchos de los aparatos y técnicas desarrollados para la
exploración de petróleo y minerales han sido empleados ventajosamente en estudios científicos
relativos a la estructura de la corteza terrestre y de su interior. Asimismo, la capacitación del
personal dedicado a trabajos de exploración ha aportado un incentivo económico y ayuda al
creciente volumen de investigación geofísica en las universidades.

HISTORIA Y DESARROLLO DE LOS MÉTODOS GEOFÍSICOS


La Geofísica aplicada fue empleada por primera vez en la búsqueda de minerales
magnéticos, en especial menas de hierro, y de ello hace ya varios siglos. Los métodos eléctricos
fueron introducidos durante el siglo XIX para la busca de metales no nobles. El empleo de la
Geofísica en la exploración petrolífera tiene unos 100 años de antigüedad, pero el volumen de su
actividad en este campo supera con mucho al de la Geofísica minera. Las técnicas de reflexión
sísmica y por gravedad han sido las más utilizadas en la prospección petrolera, en especial la
primera de ellas.

PRIMERAS APLICACIONES DE LA GEOFÍSICA A LA PROSPECCIÓN MINERA


Aunque se sabe ya que en 1640 se empleaba el compás magnético en la prospección de
minerales de hierro, hasta 1870 no se fabricó un instrumento especial para este fin. Se trataba del
compás minero sueco de Thalen y Tiberg, que tenía la aguja magnética suspendida de manera que
pudiera girar alrededor del eje horizontal y del vertical. El compás minero americano, introducido
hacia 1860, era similar al instrumento sueco y fue empleado en Nueva Jersey, en 1880, para una
investigación magnética. Más tarde, en el siglo XIX, se emplearon en Michigan formas
modificadas de este instrumento.
El aprovechamiento de las propiedades eléctricas de las rocas como base para la exploración
minera fue propuesto por vez primera en 1815 por Robert Fox, quien descubrió que ciertos
minerales están espontáneamente polarizados en el suelo. Carl Barus, un distinguido físico de la

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Brown University, llevó a cabo medidas de polarización en el filón Comstock, en Nevada, durante
los años mil ochocientos ochenta y tantos. En 1913 este método fue empleado con éxito por Conrad
Schlumberger para localizar un yacimiento de sulfuros, de interés comercial, en Bar. En 1893 se
realizaron experimentos en la mina Quincy, de Michigan, para la localización de menas cupríferas
utilizando las diferencias de conductibilidad eléctrica entre los filones y la roca local. Poco después
de esto, Osborn levantó el mapa de las líneas equipotenciales sobre los depósitos de hierro y cobre
en la región del Lago Superior. C. Schlumberger fue el primero en desarrollar técnicas prácticas
para las prospecciones por resistividad y líneas equipotenciales, estudios que llevó a cabo entre
1912 y 1914.

En 1912 comienza a orientarse el camino del descubrimiento de la prospección eléctrica del subsuelo, aplicada desde
Superficie. En la reproducción se observa el primer camión de prospección eléctrica de superficie, el mismo
pertenece a los hermanos Conrad y Marcel Schlumberger.

La actividad de la prospección eléctrica desde 1915 ha estado limitada principalmente a los


métodos de resistividad, potencial espontáneo, corrientes telúricas y electromagnéticos. Se
introdujeron instrumentos magnéticos que todavía siguen empleándose hoy en la exploración
minera, que son la brújula de declinación y el magnetómetro de Schmidt. La superbrújula de
Hotchkins, que es un tipo de brújula de declinación más sensible, fue inventada en mil novecientos
veintitantos. Los progresos más recientes en los instrumentos magnéticos son los magnetómetros
discriminadores de flujo y los de resonancia nuclear, habiendo sido utilizados ambos
principalmente en operaciones de prospección aérea, el primero desde 1945, y el segundo a partir
de 1955.
Schlumberger y Wenner desarrollaron técnicas de electrodos múltiples para medidas de
resistividad que aún siguen en uso. Hacia 1925, Hans Lundberg desarrolló técnicas de inducción
haciendo uso de señales eléctricas de alta frecuencia, que fueron aplicadas por Sundberg a
investigaciones geolíticas en Suecia. Los métodos electromagnéticos fueron convertidos en aéreos
hacia 1955, y recientemente han recibido nuevo impulso debido a algunos descubrimientos
importantes de metales comunes en las provincias marítimas del Canadá hacia 1950.

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La mayor proporción, por lejos, de la actividad de la prospección geofísica ha estado
dirigida a la busca de petróleo y gases, y sólo una pequeña fracción de la misma a la búsqueda de
minerales sólidos. Y, sin embargo, los métodos geofísicos fueron empleados en la localización de
minerales varios siglos antes de que existiera la industria petrolera.
Aunque el campo total de la labor geofísica en la industria minera es pequeño en
comparación con el de la industria del petróleo, las exploraciones geofísicas han efectuado algunos
descubrimientos espectaculares de depósitos minerales. En el siglo pasado, durante la década del
’70, se han adaptado instrumentos detectores magnéticos, electromagnéticos y por radiactividad
para realizar exploraciones aéreas que permiten mayor rapidez y eficacia.
Existe un cierto número de razones que explican por qué la Geofísica tiene menos
aplicación en la prospección minera que en la busca de petróleo y gas. En primer lugar, las
propiedades físicas de muchas masas minerales no ofrecen grandes contrastes con las
correspondientes propiedades entre la roca local con las que las rodea y, por lo tanto, hay muchos
depósitos que, intrínsecamente, no resultan objetivos geofísicos prometedores. Además, y por
término medio, las compañías mineras son menos importantes que las petrolíferas y muchas de
ellas no pueden disponer del equipo necesario para la prospección geofísica, aun resultando la
mayoría de las técnicas utilizadas en minería más económicas que las empleadas en la prospección
del petróleo. Por la misma razón, la industria minera no ha estado en condiciones de sostener la
investigación y desarrollo en la escala que sería necesaria para que la Geofísica alcanzase todo su
potencial como instrumento eficaz para la exploración minera.

LA GEOFÍSICA EN LA INDUSTRIA PETROLERA


Los dos tipos de medidas más utilizados en la prospección petrolera, el de gravedad y el
sísmico, fueron empleados en su origen para fines totalmente diferentes.
En 1887, Von Sterneck inventó un péndulo portátil para medir la gravedad terrestre en el
campo que en aquel entonces, sólo se usó en estudios geodésicos para determinar la forma de la
Tierra. Durante el período 1890 a 1902, el barón Roland von Eötvös, de Hungría, perfeccionó la
balanza de torsión que lleva su nombre y demostró sus posibilidades como instrumento para la
exploración geológica levantando el mapa del subsuelo de las montañas del Jura.
Hacia 1915, Hugo de Boeckh indicó que la balanza de torsión podría servir para localizar
domos o anticlinales con núcleos más ligeros o más pesados que las formaciones circundantes. En
1915 y 1916 fue llevada a cabo con éxito una investigación con la balanza de torsión en 100
estaciones sobre lo que era entonces un campo petrolífero con un solo pozo en Egbell,
Checoslovaquia. Schweydar, en 1917, empleó el mismo instrumento para detallar el domo salino
de Hanigsen, en el norte de Alemania y, casi en la misma época, E. S. Shaw propuso el empleo del
péndulo para localizar domos salinos a lo largo de la Costa del Golfo, en los Estados Unidos. En
1918, Ising construyó el primer gravímetro adecuado para estudios geológicos.
En 1922 se efectuaron las primeras exploraciones con la balanza de torsión en busca de
petróleo en California y Texas, y el primer descubrimiento de un campo petrolífero por geofísicos
recién tuvo lugar en 1924, cuando fue localizado el domo de Nash, en Texas. Durante la misma
década le siguieron una espectacular serie de descubrimientos geofísicos de domos salinos, basados
muchos de ellos en el uso combinado de la balanza de torsión y del sismógrafo de refracción.
En 1932 fue empleado en trabajos de campo el péndulo, por la Gulf Research and
Development Co., para investigaciones por gravedad. El primer gravímetro que daba una lectura
directa de las diferencias de la gravedad fue empleada en 1935, y este aparato, debido a su mayor
rapidez de funcionamiento, pronto desplazó a la balanza de torsión y al péndulo. Hacia 1939 se
empleó por primera vez el gravímetro en la prospección submarina.

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Los primeros sismógrafos fueron utilizados para registrar terremotos, y en 1848 Robert
Mallet propuso la creación de terremotos artificiales haciendo estallar pólvora para investigar las
formaciones del subsuelo y el “fondo del gran océano”. Dos años más tarde construyó el primer
equipo sismográfico (un recipiente con mercurio y un telescopio para observar y cronometrar la
operación de ondas en la superficie del mercurio) y lo hizo utilizar para medir la velocidad del
sonido (en realidad ondas superficiales) en el granito. Más de medio siglo después, L. P. Garret
propuso el empleo de la refracción sísmica para localizar domos salinos, y en 1919 Ludger Mintrop,
en Alemania, solicitó una patente del método de refracción para determinar la naturaleza y
profundidad de las formaciones del subsuelo. En 1922, E. De-Golver subvencionó las primeras
investigaciones por gravedad para la exploración petrolífera en México y la Costa del Golfo. La
compañía alemana Seismos envió dos equipos a dichas zonas para localizar domos salinos, y en
1924 un equipo de dicha compañía. al servicio de la Gulf Oil Corporation, descubrió el domo de
Orchard, en Texas, con el método de explosiones en abanico.
De 1924 a 1930 hubo una intensa campaña con este método para localizar domos salinos
someros en la Luisiana y Texas (ver interpretación de refracción). Para 1930 ya habían sido
descubiertos, por así decirlo, todos los domos salinos de la Costa del Golfo lo suficientemente
someros para ser localizados por este método. El método de refracción fue introducido en 1928 en
el Oriente Medio por la D'Arcy Exploration Co. (compañía auxiliar de la que es ahora la British
Petroleum Co. de Inglaterra) que lo utilizó con éxito en Irán durante cerca de veinte años.
El método de reflexión sísmica tuvo sus comienzos con la sonda sónica de Reginald
Fessenden para determinar la profundidad de las aguas y localizar los iceberg. Durante los años
1919 a 1921, J. C. Karcher inventó y perfeccionó un sismógrafo de reflexión y lo empleó con éxito
en Oklahqna para detallar el flanco de un domo conocido. La explotación comercial de esta técnica
no empezó basta 1927, en que fue empleada por la Geophysical Research Corporation para
descubrir el campo Maud en Oklahoma. Hacia 1932 ó 1933, este método fue el más usado de todas
las técnicas geofísicas, preponderancia de la que aún sigue disfrutando. Con la finalización de la
Segunda Guerra Mundial, el método sísmico fue aplicado en las aguas litorales del Golfo de
México y desde entonces la actividad sísmica marina ha seguido aumentando tanto en el Golfo
como en California, Golfo Pérsico, Venezuela, Argentina y otras partes del mundo. Hacía 1950 fue
aplicado a la exploración sísmica un nuevo medio de registro, la cinta magnética y para 1956 ya se
habían fabricado suficiente número de unidades de este tipo para equipar a la mitad de los equipos
sismógrafos del mundo.
Hacia 1925, los primeros equipos geofísicos que, empleando la balanza de torsión y el
sismógrafo de refracción, buscaban domos salinos someros en la Costa del Golfo de los Estados
Unidos y México, tuvieron un éxito espectacular. Cada año fueron descubiertos docenas de campos
petrolíferos asociados a domos de este tipo, y en 1930 eran ya pocos los que quedaban por
descubrir. No existen datos estadísticos relativos a la cantidad de petróleo encontrada por los
geofísicos como resultado de esta campaña. En el cuarto de siglo transcurrido entre 1955 y 1980,
la Geofísica proporcionó 22.500 millones de barriles de petróleo y 134 billones de pies cúbicos de
gas natural, sólo en los Estados Unidos, lo que representa entre un tercio y la mitad de todos los
hidrocarburos descubiertos en dicho país durante tal período.
A partir de 1937, fecha en que empezó a disponerse de las primeras estadísticas, uno de
cada seis pozos de cateo localizados por geofísicos había llegado a ser comercialmente productivo.
Esto podría parecer un pobre éxito de los geofísicos, hasta caer en la cuenta de que, de cada veinte
pozos localizados sin ayuda técnica, sólo uno había resultado productivo. En los pozos localizados
por la Geología, pero no por la Geofísica, la proporción de éxitos había sido de uno a diez. Al
valorar estas cifras, no hay que olvidar que la Geología sola puede ser más eficaz y económica que
la Geofísica en algunas zonas, y que lo contrario puede ser cierto en otras. Así pues, los dos métodos
no deben considerarse como competidores, sino como complementarios uno de otro.

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Mientras la proporción entre los descubrimientos de nuevos campos y los pozos
improductivos se mantuvo virtualmente constante en las prospecciones de cateo efectuadas por
geofísicos, el tamaño medio de los yacimientos individuales en los Estados Unidos había venido
bajando constantemente desde 1938. Los grandes yacimientos fáciles de descubrir por Geofísica
habían sido ya encontrados en su mayoría y, por lo tanto, la industria se dispuso a realizar
perforaciones en plan más modesto en vista de que los buenos pozos comenzaban a escasear. Por
lo tanto, se requería un mayor número de equipos geofísicos para localizar cada año el mismo
número de barriles, de modo que el coste de exploración por barril aumentó. Muchas compañías
petroleras han hecho frente a este problema extendiendo sus operaciones fuera de los Estados
Unidos y del Canadá, aplicando métodos geofísicos a zonas donde no habían sido empleados con
anterioridad. Otras se han concentrado en la exploración en aguas litorales, especialmente en el
Golfo de México, donde los geofísicos han logrado notables éxitos, tanto en el porcentaje de pozos
de cateo abiertos en nuevos campos (uno por cada 2,5 hasta 1956) como en el tamaño de los
yacimientos descubiertos. Pero, como las operaciones fuera del país resultan bastante costosas, y
con frecuencia presentan riesgos políticos, en tanto que el arrendamiento y producción en aguas
litorales son muy caros, no parece que exista gran peligro de que la exploración geofísica del
petróleo en zonas terrestres de los Estados Unidos y de Canadá tienda a disminuir en un futuro
predecible.

REGISTRO GEOFÍSICO
El empleo de instrumentos geofísicos para obtener registros continuos en los sondeos fue
introducido en Francia por C. y M. Schlumberger, hacia 1929, el ser puesto a punto el registro por
resistividad. Las técnicas de electrodos múltiples para medir las resistividades del suelo sobre la
superficie fueron adaptadas para ser utilizadas en los pozos de sondeo, y estas medidas fueron
combinadas con las simultáneas de potencial espontáneo para obtener una información más
completa de la litología de las perforaciones. En realidad, todos los pozos que se perforan en busca
de petróleo son registrados eléctricamente como procedimiento operatorio de rutina.
Aunque antes de 1909 ya se tenían noticias de dos exploraciones por radiactividad en
perforaciones, la primera publicación sobre registro continuo por radiactividad fue la de Howell y
Frosch en 1939. Otras publicaciones de 1940 reflejaban un aumento de actividad en el desarrollo
de las técnicas de registro por rayos gamma hacia aquella época, y el registro con neutrones fue
desarrollado por Fearon entre 1938 y 1940. En la década siguiente las técnicas de registro por
radiactividad fueron perfeccionadas basta el punto de que en la mayoría de las zonas casi son las
más usadas como registros eléctricos.
En 1951 apareció el registro continuo de velocidad que proporciona información útil para
la interpretación de los registros sísmicos y ayuda también a la correlación e identificación de las
formaciones del subsuelo de la misma manera que los registros eléctricos.

IMPORTANCIA DE LA PROSPECCIÓN GEOFÍSICA EN GEOLOGÍA

CONSULTAS BIBLIOGRÁFICAS

La prospección geofísica es una rama tan reciente de la tecnología que su bibliografía no


aparece tan diseminada como la de otros campos técnicos. En relación a la Geofísica aplicada sólo
se han escrito unos cuantos libros de texto y de referencias, y la mayoría de los trabajos originales
han sido publicados en muy pocas revistas. Esta concentración de materiales simplifica el problema
de acceso a la información publicada, problema muy agudizado en los campos de la química y
física nucleares.

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El primer libro sobre prospección geofísica fue el de Ambronn, publicado en alemán en
1926 y traducido al inglés en 1928. El libro de Eve y Keys, referente a la Geofisíca en la exploración
minera, apareció en 1929, y del mismo se han publicado tres ediciones, la más reciente en 1954.
En 1940, Heiland y Jakosky dieron a conocer libros de referencia, cada uno de ellos dedicado a la
prospección petrolera y mineral, y en 1950 se publicó una edición revisada y ampliada del libro de
Jakosky. En 1940 hizo también su aparición el libro de texto de Nettleton sobre prospección
geofísica del petróleo, y doce años más tarde fue publicado el libro de Dix sobre prospección
sísmica, que fue el primer libro en inglés dedicado a un solo método geofísico.

En Paris los talleres y oficinas de Schlumberger se agrandaron


enormemente. En 1929, la dotación paso de 58 a 95 personas, de los cuales Patente de invención de un equipo
53 eran ingenieros. Aquí se observan operaciones de perfilaje en 1932. sónico.

A mediados de siglo, Rothé y Rothé publicaron una obra de texto en dos volúmenes, muy
completa y en francés, sobre prospección geofísica, y casi al mismo tiempo Cagniard compuso un
breve trabajo, también en francés, destinado principalmente a lectores no técnicos.
La revista más importante en inglés sobre prospección geofísica es Geophysics, que se viene
publicando desde 1936 por la Society of Exploration Geophysicists (SEG), y en la que han
aparecido la mayoría de los trabajos de los autores americanos y canadienses. Esta Sociedad, en
1955, publicó en tirada aparte un índice muy completo y útil de esa y otras publicaciones de la
SEG.
A partir de 1953, la European Association of Exploration Geophysicists viene publicando
la GeophysícaI Prospecting, con trabajos en inglés, alemán y francés; así pues, la mayoría de los
trabajos han sido publicados en inglés.

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Durante la primera fase del desarrollo de las técnicas de prospección geofísica, el American
Institute of Mining Metallurgical and Petroleum Engineers (AIMME) publicó numerosos trabajos
sobre el tema en sus Transactions y los reimprimió en cinco libros titulados «Geophysical
Prospecting», o «Geophysics», aparecidos a intervalos irregulares entre 1925 y 1945. La mayor
parte se refería a geofísica minera, pero un lote de ellos, en especial los trabajos publicados antes
de 1936, se referían a los métodos de prospección petrolera.
Hay que hacer mención de tres publicaciones especiales de la Society of Exploration
Geophysicists. Durante varios años anteriores a la aparición de Geophysics, la Sociedad
subvencionó la publicación de trabajos en otras varias revistas, tales como el Bulletín of the AAPG
(Asociación Americana de Geólogos Petroleros), trabajos que fueron reimpresos en 1947 en una
colección titulada «Early Geophysical Papers». Esta sociedad ha publicado dos volúmenes de
historias de casos geofísicos: «Geophysical Case Histories, vol. I», editada por L. L. Nettleton en
1949, y «Geophysical Case Histories, vol. II», editada por Paul Lycns en 1956. Con pocas
excepciones, las historias contenidas en ambos volúmenes están dedicadas a la prospección
petrolera. En la mayoría de estos trabajos se pasa revista al descubrimiento de varios campos
petrolíferos y se presentan mapas geofísicos y perfiles obtenidos con anterioridad a los
descubrimientos, junto con los mapas y perfiles geológicos basados en perforaciones posteriores.
En la actualidad esta asociaciones siguen editando sus revistas y además las mismas pueden
ser visitas con sus sitios en Internet.

OBJETO DE LA PROSPECCIÓN GEOFÍSICA


La finalidad de las prospecciones geofísicas es detectar y localizar cuerpos y estructuras
geológicas del subsuelo y, si es posible, determinar sus dimensiones y con frecuencia alguna de
sus propiedades físicas. En trabajos de ingeniería la información acerca de la estructura interesa
normalmente en función de su relación con el problema construcción propuesto, pero también
puede resultar interesante la determinación de las propiedades mecánicas del subsuelo. Por
ejemplo, si una zona va a tener que soportar cargas importantes, será de gran utilidad el
conocimiento de las propiedades físicas (elásticas y plásticas de los materiales del subsuelo).
En prospección puede necesitarse el conocimiento de las estructuras por la conocida
asociación de éstas con minerales de valor económico; un ejemplo típico de esto es la concentración
de petróleo en anticlinales de rocas sedimentarias. El procedimiento en geofísica minera es sin
embargo, algo diferente ya que las mineralizaciones con frecuencia presentan características que
fácilmente se pueden medir y reconocer por técnicas geofísicas, pero suelen tener formas
irregulares y encontrarse en rocas de estructuras complejas. El interés radica por lo tanto más en su
detección y en la determinación de sus propiedades físicas que en la exacta interpretación
cuantitativa.
Normalmente una prospección geofísica consiste en la ejecución de una serie de medidas
sobre la superficie del terrero o en el aire paralelamente a ella pero a veces estas medidas se hacen
a lo largo de un sondeo. En esencia las mediciones consisten en determinar las variaciones en el
espacio o en el tiempo de uno o varios campos de fuerzas. El valor de estos campos viene
determinado, entre otros factores, por la naturaleza de las estructuras del subsuelo y por lo hecho
de que las propiedades físicas, o al menos una de ellas, de las rocas varía ampliamente de una zonas
a otras. Con frecuencia, las discontinuidades físicas corresponden a límites geológicos, por lo que
numerosos problemas estructurales se reducen a la interpretación de los campos medidos en
superficie en función de la firma de estas discontinuidades. Evidentemente, la mayor o menor
facilidad de efectuar esta interpretación dependerá de la forma considerable del grado del contraste
de las propiedades físicas de las rocas presentes en la estructura que se investiga, y la elección del
método se hará en función de cuál sea la propiedad física que dentro de la estructura, ofrezca
mayores contrastes. Sin embargo, no es éste el único factor que hay que considerar a la hora de

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elegir un método de prospección geofísica, ya que algunas técnicas se prestan más que otras a una
interpretación cuantitativa, por lo que la elección del método puede hacerse más por la necesidad
de una mayor precisión en la interpretación, aun cuando esto implique trabajar con magnitudes
físicas que presenten menores contrastes entre sus valores.
Las propiedades de las rocas de las que se hace más uso en prospección geofísica son:
densidad, susceptibilidad magnética, elasticidad y conductividad eléctrica. También se emplean
aunque en menor proporción, otras propiedades como la radioactividad.
Toda masa ejerce un efecto gravitatorio, por lo que, lógicamente los cambios laterales en la
densidad del subsuelo producirán variaciones pequeñas, pero a menudo detectables, de la gravedad
medida en superficie. Del mismo modo muchas rocas son ligeramente magnéticas, con frecuencia
tienen una imanación o magnetismo remanente y otra inducido por el campo magnético terrestre.
Las diferencias en la intensidad de imanación de las rocas debida a diferencias de susceptibilidad,
así como las variaciones en la dirección e intensidad de la imanación remanente, producen cambios
en el campo magnético terrestre que pueden medirse en superficie. Por estos motivos, resulta
posible sacar conclusiones acerca de la estructura del subsuelo a partir del conocimiento de la
variación espacial en superficie del campo gravitatorio o magnético.
Desgraciadamente los métodos gravimétrico y magnético de prospección tienen una
importante limitación: en teoría existen un sin número de estructuras con capacidad de producir la
misma respuesta en superficie. Sin embargo, en la práctica normalmente se dispone de alguna
información geológica de la zona que combinada con los datos geofísicos, con frecuencia permite
eliminar, al menos en parte, la indeterminación de la solución. Conviene señalar que en cualquiera
de estos métodos, no es necesario conocer los valores absolutos de los campos magnéticos o
gravimétrico sino sólo la perturbación que en tales campos produce la estructura. Tal perturbación
se conoce como anomalía.
Los métodos de prospección gravimétrico y magnético estudian campos de fuerzas
naturales. Por su parte, los métodos sísmico y eléctrico (incluido el electromagnético) estudian las
propiedades elásticas y eléctricas de las rocas, y necesitan de la introducción de energía en el
terreno. Como en estos métodos la energía hay que generarla artificialmente, es posible variar la
distancia entre la fuente y el receptor, lo que se traduce en la posibilidad de interpretar las medidas
de forma unívoca y más detallada que en los métodos de campo natural.
En los métodos eléctricos, la corriente continua o de baja frecuencia se introduce al terreno
por medio de electrodos. En ellos se determina la forma e intensidad del campo del flujo de
corriente en la superficie que dependen, entre otras variables, de la distribución de resistividades
en las rocas del subsuelo. Cuando se utiliza corriente continua, o alterna de baja frecuencia y ésta
se aplica directamente al terreno que puede presentarse como una resistencia. La energía eléctrica
también puede introducirse al terreno por inducción, esto es, haciendo circular una corriente de
frecuencia más elevada (de unos cuantos cientos o miles de ciclos por segundo) a través de una
bobina que no está conectada directamente al terreno. En este método, llamado electromagnético,
el campo de la bobina emisora puede sufrir alteraciones en amplitud, dirección o fase a causa de
los conductores del subsuelo, y esta alteración se mide por medio de una bobina receptora y
circuitos auxiliares.
De todos los métodos de prospección, el sísmico es el que hasta el momento se ha
desarrollado más y el que mayor información puede suministrar. Como las rocas tienen propiedades
elásticas y densidades diferentes unas a otras, las ondas elásticas se propagan con distintas
velocidades a través de ellas y son reflejadas y refractadas en las interfaces que separan dos de ellas
de distintas propiedades. Así, una onda elástica originada en la superficie por un impulso, tras
reflejarse y refractarse en parte regresa a la superficie, y a partir del conocimiento de su tiempo de
llegada a gran número de puntos, pueda obtenerse una valiosa información acerca de la posición

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de las interfases. Dos son las técnicas empleadas: una basada en el estudio de la onda reflejada y
otra en el de la refractada.
La elección del método que se debe emplear en cada caso concreto normalmente no encierra
mayores dificultades. En zonas de subsuelo estratificado, siempre que no sea de estructura muy
compleja, los métodos sísmicos tienen una ventaja considerable con gran diferencia, la información
que dan es más detallada, precisa e inequívoca que la suministrada por cualquier otro método. Sin
embargo, en trabajos a pequeña escala y si las estructuras son sencillas, es preferible utilizar
métodos eléctricos, ya que permiten determinar satisfactoriamente la forma del subsuelo, aunque
no tan exactamente como empleando métodos sísmicos, y son más sencillos, quizás dos veces más
rápidos y, consecuentemente, más económicos.
En minería, donde lo que se buscan son menas, con frecuencia las estructuras son demasiado
complejas para emplear los métodos sísmicos de prospección. En estos casos, dado que las
propiedades físicas de las menas difieren mucho de las del medio que las rodea, su detección se
hace por métodos eléctricos, magnéticos e incluso gravimétricos. Con frecuencia su interpretación
es sólo semicuantitativa como máximo, debido a que su forma es compleja y a que sus propiedades
físicas varían notablemente de unos puntos a otros de la mena. A pesar de todo, a menudo se puede
obtener información sobre su tamaño, forma y calidad.
En algunas ocasiones, un mismo problema se estudia por más de un método prospectivo.
Así, por ejemplo, en investigaciones petroleras suelen hacerse estudios previos aeromagnéticos y
gravimétricos de la zona, con objeto de acotar las zonas favorables que posteriormente se
estudiarán por métodos sísmicos. Al mismo tiempo, la combinación de los resultados de la
interpretación de dos métodos de prospección distintos. referentes a una misma zona, permite
eliminar falsas soluciones sin necesidad de efectuar una nueva investigación más detallada, o
disminuye el margen de variabilidad de soluciones.
Una vez que se ha decidido el método o métodos que se va a emplear, se elige el equipo
conveniente para el trabajo. A continuación debe considerarse el número de datos que debe tomarse
para poder efectuar posteriormente una interpretación correcta. El número mínimo de medidas que
tienen que efectuarse viene determinado por el objeto buscado en el trabajo y, hasta cierto punto
por el presupuesto económico de que se disponga. Por ejemplo, el espaciado máximo entre
estaciones válido en una prospección para detectar huecos de unos 15 m de ancho en la superficie
de la roca firme, puede ser insuficiente para estudiarlos con detalle desde el punto de vista de la
ingeniería.
Otro problema fundamental que hay que considerar es el de los errores y el "ruido".
Independientemente de los errores puramente instrumentales, cualquier medición está sometida al
efecto de variaciones locales pequeñas y circunstanciales de las propiedades del subsuelo (lo que
constituye el llamado "ruido geológico"). Cuando este ruido no es despreciable respecto del valor
observado de la anomalía, el espaciado de las estaciones debe ser menor si se quiere determinar la
anomalía a partir de ellas. Con frecuencia el ruido geológico es el que decide, más que los factores
instrumentales, la detección de un objeto o estructura. Aun cuando el problema de este ruido no es
de importancia decisiva, no puede despreciarse, y a causa de esto las interpretaciones basadas
únicamente en medidas efectuadas a lo largo de perfiles con gran espaciado entre ellas, pueden ser
muy poco fiables. Normalmente este espaciado se fija de forma que sea posible establecer la
correlación entre las distintas estaciones, lo que permite eliminar la ambigüedad de la interpolación
entre ellas.
Únicamente cuando la estructura geológica del subsuelo es sencilla es posible efectuar una
interpretación exacta e inequívoca de las medidas geofísicas, pero aun en estos casos no se consigue
siempre. Por ejemplo, un caso a primera vista sencillo, puede ser la determinación por métodos
eléctricos de la profundidad a la que yace la roca firme bajo un recubrimiento de materiales no
consolidados, problema que en principio parece reducirse a determinar la posición de la interfase

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que separa dos medios de diferente conductividad eléctrica. Sin embargo, el problema puede ser
de muy difícil e inexacta resolución a causa de la falta de homogeneidad del recubrimiento, de,
incluso, ligeras variaciones en su litología, del tamaño del grano y del grado de humedad, todos
ellos factores capaces de originar marcados cambios en la conductividad.
En estas condiciones el problema deja de ser la determinación de una sola interfase para
convertirse en otro en el que existen muchas, algunas de las cuales no serán lateralmente
indefinidas. Por este motivo, los métodos interpretativos basados en suposiciones previas acerca
de la forma de la estructura carecen de valor y, en algunos casos, la complejidad de la estructura
puede ser tal que imposibilite la obtención de la solución. Realmente, los recubrimientos no son
totalmente homogéneos casi nunca, pero todos los métodos interpretativos tienen validez si las
faltas de homogeneidad no son muy acusadas. La dificultad principal radica en darse cuenta,
preferiblemente con anticipación o en una interpretación previa, de que lo aparentemente sencillo
es en realidad complejo.
Cuando de antemano se conoce que las estructuras de una zona son muy complejas, la
utilización de métodos geofísicos sólo puede justificarse por la imposibilidad de hacer
perforaciones, y en estos casos se necesita gran cantidad de tiempo, trabajo y hasta dinero para
obtener un estudio completo y detallado de la zona en cuestión. Una investigación geofísica
exhaustiva puede resultar rentable cuando se trata de buscar minerales útiles. Esto sucede, por
ejemplo, en la prospección petrolera por métodos sísmicos, en la que se buscan estructuras situadas
a gran profundidad (lo que elimina la posibilidad de hacer el estudio por medio de perforaciones,
dado su enorme costo) y que con frecuencia se ve acompañado por el éxito. Las técnicas que se
utilizan para resolver este problema están muy desarrolladas por lo que normalmente puede
obtenerse una información exacta e inequívoca.
La elección se hace más difícil cuando la geofísica se aplica a la resolución de problemas
mineros, de ingeniería o búsqueda de agua subterránea a poca profundidad, donde este tipo de
problemas no pueden desecharse "a priori" la posibilidad de efectuar perforaciones, pues aunque
son más costosas que los métodos geofísicos y suministran datos más seguros y exactos. En estas
condiciones, el empleo de métodos geofísicos dependerá en gran parte de la complejidad de cada
problema concreto.
Por desgracia, con frecuencia se recurre a los métodos geofísicos cuando las perforaciones
fracasan a causa de la complejidad del problema, e investigaciones que podrían realizarse
económicamente por métodos geofísicos con perforaciones de apoyo, resultan muy costosas por el
empleo intenso de perforaciones.
Todos los métodos geofísicos de prospección petrolífera, así como muchos métodos de
prospección mineral, están encaminados a localizar estructuras geológicas favorables para
depósitos de valor comercial; pero estos métodos pueden no ser capaces de encontrar directamente
los depósitos. Cuando el petróleo se encuentra retenido en trampas estructurales, estos métodos
suelen resultar satisfactorios, pero si se trata de acumulaciones estratigráficas, son a veces difíciles,
y con frecuencia poco probable, de localizar geofísicamente. Lo que se requiere es una técnica
geofísica que descubra directamente el petróleo en el suelo; pero, no obstante las reivindicaciones
que de vez en cuando aparecen en las revistas, no existe prueba fehaciente de que se haya dado con
una técnica semejante. Sin embargo, y al menos para ciertos tipos especiales de acumulaciones,
algunos procedimientos geofísicos y microbiológicos parecen prometedores.
En la exploración petrolera, el método más empleado es el de reflexión sísmica, siguiendo
en este orden, el gravitacional, refracción sísmica y los magnéticos. En los métodos de reflexión se
usa muy a menudo el método de refracción para la determinación de la capa meteorizada
(weathering) y de las velocidades superficiales, las que son utilizadas para la corrección estática.

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En el hemisferio oriental se utiliza a veces en la búsqueda del petróleo una técnica eléctrica, la de
la prospección mediante corrientes telúricas. En la prospección minera, las técnicas más corrientes
son la magnética, eléctrica y radiactiva, si bien, y ocasionalmente, se utilizan los métodos sísmicos
y gravitacionales.
Así a todos los métodos geofísicos exceptuando el sísmico, se los pueden denominar “el
otro cinco por ciento”. Esto es porque los métodos sísmicos y sus asociados de procesamiento de
datos cuentan con el 95% de los gastos totales de la exploración geofísica para petróleo, así que
cual quiera sea la aplicación hecha para los métodos magnéticos y gravimétricos saldrá de "el otro
cinco por ciento".
Esto no significa que esos métodos hagan una contribución proporcionalmente pequeña al
esfuerzo general de la exploración. Con motivo de la relativamente rápida velocidad de progreso
en el campo, especialmente para la magnetometría aérea o aerotransportada, el área total cubierta
por reconocimientos gravitatorios y magnéticos puede ser mayor que la cubierta por la sísmica de
mayores gastos. Como una regla grosera el costo relativo por unidad de área de trabajos de campo
de magnetismo, gravedad y sísmica con procesamiento de datos, está en una relación de 1 a 10 y a
100

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