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El poema LOS DADOS ETERNOS de César Vallejo trata sobre la relación entre Dios y el hombre,
desde la perspectiva del escritor, y la idea de que Dios no siente nada por su creación, mientras
que el hombre sufre (por lo menos él). El poema comienza con el escritor lamentando la
situación que vive y el haber tomado el pan de Dios, como diciendo que intentó vivir bien a
pesar que para Dios no es importante. Afirma, también, que él no es una costra fermentada en
el costado de Dios, con lo que quiere decir que para Dios su vida está fuera de cualquier
prioridad. Sugiere que, si Dios hubiera sido hombre, entendería su sufrimiento. Vallejo habla de
sus propios sufrimientos y de cómo Dios no siente nada por ellos. Imagina a Dios jugando con
el universo como si fuera un dado, con resultados impredecibles y sugiere que la muerte es una
parte inevitable de este juego, dando a entender que a él le ha tocado el número menor. El
poema termina con el escritor sugiriendo que la Tierra es un dado roído que no puede parar, y
que todos terminarán en la inmensa sepultura de la muerte, pues en algún momento les tocará
el número máximo pero en otros el número menor, es decir las circunstancias más
desfavorables. En resumen, el poema de César Vallejo es una reflexión sobre la relación entre
Dios y el hombre, y la idea de que Dios no siente nada por su creación mientras que el hombre
sufre (por lo menos él).
Ejemplos del
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