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Lucas estaba muy emocionado porque era la primera vez que iba a plantar su propio
jardín. Con la ayuda de su abuela, preparó la tierra y sembró semillas de ores coloridas.
Todos los días, Lucas regaba las plantas y las observaba crecer con asombro. Después
de unas semanas, las semillas se convirtieron en pequeñas plantitas. Lucas estaba muy
feliz de ver su jardín orecer. Las abejas y las mariposas venían a visitar sus ores, y
Lucas se sentía como un verdadero jardinero.
Cuando las ores estuvieron completamente crecidas, Lucas invitó a sus amigos a ver su
jardín. Todos quedaron impresionados con la belleza y los colores de las ores. Pasaron
la tarde jugando entre las plantas y disfrutando del sol. Lucas estaba muy orgulloso de su
jardín y prometió cuidarlo siempre.
A lo largo del camino, el guía les mostró diferentes tipos de árboles y plantas, explicando
cómo crecen y por qué son importantes para el ecosistema. Los niños estaban
fascinados al escuchar sobre los animales que viven en la montaña y cómo se adaptan a
su entorno. Vieron ardillas saltando de árbol en árbol y pájaros cantando melodías
alegres.
Después de una caminata empinada, llegaron a la cima de la montaña. Desde allí, tenían
una vista espectacular del valle y el pueblo cercano. Todos se sentaron en la hierba y
disfrutaron de un picnic mientras admiraban el paisaje. Algunos niños dibujaron lo que
veían, mientras que otros corrían y jugaban.
Cuando el sol comenzó a ponerse, era hora de regresar a la escuela. Los niños estaban
cansados pero felices, con muchos recuerdos nuevos y conocimientos sobre la
naturaleza que los rodea.
Al principio, todo parecía normal. Escuchaban el canto de los pájaros y veían pequeños
animales correteando entre los árboles. Pero a medida que se adentraban más en el
bosque, comenzaron a notar cosas extrañas. Los árboles parecían susurrar entre ellos y
las sombras se movían de manera inquietante.
El libro les contó la historia del Bosque Encantado y cómo solo aquellos con un corazón
valiente podían descubrir sus secretos. Les encomendó una misión: encontrar la Piedra
de la Sabiduría, la cual estaba oculta en algún lugar del bosque. Con determinación, los
amigos aceptaron el desafío y se adentraron aún más en el misterioso lugar.
Al principio, todo parecía tranquilo. Escuchaban el susurro del viento entre las paredes de
piedra y veían telarañas colgando del techo. Pero a medida que avanzaban, comenzaron
a escuchar extraños ruidos que provenían del piso de arriba. Decididos a descubrir de
dónde venían esos sonidos, subieron por la escalera de madera.
En la planta superior, se encontraron con una sala polvorienta llena de viejas máquinas y
trastos. De repente, una sombra pasó volando frente a ellos, causando un grito de
sorpresa. Intrigados, siguieron la sombra hasta una puerta oculta detrás de un montón de
cajas. Con valentía, abrieron la puerta y se encontraron con una sorpresa increíble: ¡un
pequeño teatro de marionetas!
Maravillados, los niños comenzaron a jugar con las marionetas y a inventar historias
divertidas. Olvidaron por completo los extraños ruidos que habían escuchado antes.
Después de un rato, salieron del molino con una sonrisa en el rostro, llevando consigo las
marionetas como recuerdo de su emocionante aventura.