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2 LO SAGRADO ¥ LO PROFANO dicalmente profano del mundo y de la existencia humana sea, con todo, capaz de fundar, gracias a una misteriosa y paradgjica coinci- dentia oppositorum, un nuevo tipo de texperiencia religiosay, de la concepcion Estén, ademés, [os desarrollos posibles a part de que la religiosidad constituye una estructura historicas) oposiciones entre «sagrados y eprofanos, tal y como las en- contramos en el curso de fa historia. En otros idad>; la secularizacién de un valor religioso constituye simplemente un fenémeno religioso que ilustra, a fin de cuentas, Ia ley de Ja transformacicn universal de los valores humanos; el caréc- ter eprofano» de un comportamiento anteriormente esagrador no pre- supone una solucién de continuidad: lo sprofano» no es sino una nueva manifestacién de la misma estructura constitutiva del hombre que, antes, se manifestaba con expi En fin, existe una tercera p opesicién sagrado-profano como caracteristica de las religiones y pre~ cisar al mismo tiempo que el cristianismo no es una «eligi consiguientemente, el cristianismo no tiene necesidad de una dico- tomia semejante de lo real; que el cristianismo no vive ya en un cos- mos, sino en la historia. Algunas de las ideas que acabamos de mencionar han sido ya formuladas de manera més 0 menos sistemética; otras se dejan adi- vinar en las diversas actitudes recientes de [as teologias militantes. Se comprende la razén de que no nos veamos obligados a examinarlas, no indican més que tendencies y orientaciones nacientes, y de las que se ignora incluso sus posibilidades de supervivencia y desarrollo. Universidad de Chicago, octubre de 1964 Introdu La resonancia mundial del wo de Rudolf Otto Das Heilige (1917) esta en Ia memoria de todos. Su éxito se debis sin duda a la novedad y a la originalidad de su perspectiva. En vez de estudiar las ideas de Dios y de religisn, Rudolf Otto analizaba las modalidades de y con una doble preparacién de tedlogo e historiadot de las religio- nes, logré extraer su contenido y sus caracteres especificos, Dejando de lado el aspecto racional y especulatvo de I ein, iuminaba comprendido lo que significaba para un creyente el «Dios vivos. No era el Dios de los filésofos, el Dios de un Erasmo; no era una idea, una nocién abstracta, una simple alegoria moral. Se trataba de un poder terrible, manifestado en la «éleray divina. En su libro, Rudolf Otto se esfuerza por reconocer [os caracteres de esta experiencia terroriica e irracional. Descubre el sentimiento de espanto ante lo sagrado, ante ese mysterium tremendum, ante esa ‘aiestas que emana una aplastante superioridad de poderio; descu- bre el temor religioso ante el mysterium fascinans, donde se desp 0 la plenitud perfecta del ser. Otto designa todas estas experiencias 1. Trad. cast. Lo santo. Lo racional y Jo iracional en la idea de Dios, Madrid, Alianza, 5*ed,, 1996, 4 LO SAGRADO ¥ LO PROFANO como numinosas (del latin numen, sdioss), como provocadas que son por la revelacién de un aspecto de la potencia divina. Lo numi- rnoso se singulariza como una cosa ganz andere, como algo radical y totalmente diferente: no se parece a nada humano ni césmico; ante el hombre experimenta el sentimiento de su nulidad, de mo ser mas que una criaturap, de no ser, para expresarse con las palabras de Abrahan al dirigirse al Senor, mas que «ceniza y polvor (Genesis 18, 27), Lo sagtado se manifiesta siempre como una realidad de un or- den totalmente diferente del de las realidades maturaless. Bl lengua- je puede expresar ingenuamente [o tremendum, o la maiestas, o el ‘mysterium fascinans con términos tomados del émbito natural o de [a vida espiritual profana del hombre. Pero esta termninologia analé- gica se debe precisamente a la incapacidad humana para expresar lo ganz andere: el lenguaje se reduce a sugerir todo lo que rebasa la ex: periencia natural del hombre con términos tomados de ella. Después de cuarenta atios, los analisis de R. Otto conservan atin su valor; el lector sacaré provecho leyéndolos y meditandolos. Pero, en las paginas que siguen, nos situamos en otra perspectiva, Que- rriamos presentar el fenémeno de lo sagrado en toda su complejidad, y no sélo en fo que tiene de irracional, No ¢s la relacién entre los ele- mentos no racional y racional de la religion lo tinico que nos intere- sa, sino lo sagrado en su totalidad. Ahora bien, la primera definicién que puede darse de lo sagrado es la de que se opone a lo profano. Las paginas que siguen tienen por meta el ilustrar y precisar esa oposi- cién entre fo sagrado y lo profano. Lo SAGRADO SE MANIFIESTA El hombre entra en conocimiento de lo sagrado porque se mani- fiesta, porque se muestra como algo diferente por completo de lo pro~ fano, Para denominar el acto de esa manifestacién de lo sagrado he- ‘mos propuesto el término de hierofania (del griego hhieros = sagrado y phainomai = manifestarse), que es cmodo, puesto que no ninguna precision suplementaria: no expresa mais que lo que esta im- iTRODUCCION 5 plicito en su contenido etimolgico, es decir, que algo sagrado se nos muestra. Podria decirse que la historia de las religiones, de las mas primitivas a las mas elaboradas, esté constituida por una acumulacién de hierofanias, por las manifestaciones de las realidades sacras. De la hierofania mas elemental (por ejemplo. la manifestacién de lo sagra- do en un objeto cualquiere, una piedra o un &rbol) hasta la hierofania suprema, que es, para un cristiano, Ia encamacién de Dios en Jesu- cristo, no existe solucién de continuidad. Se trata siempre de! mismo acto misterioso: la manifestacién de algo «completamente diferentes, de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en objetos que forman parte integrante de nuestro mundo maturals, eprofanos. EI occidental moderno experimenta cierto malestar ante ciertas formas de manifestacién de lo sagrado: le cuesta trabajo aceptar que, para determinados seres humanes, fo sagrado pueda manifestarse en las piedras 0 en los érboles. Pues, como se verd enseguida, no se trata dela veneracién de une piedra o de un érbol por si mismos. La piedra sagrada, el drbol segrado no son adorados en ci les lo son pre- isamente por el hecho de ser hierofanias, por el hecho de «mostrery algo que ya no ¢s ni piedra ni érbol, sino fo sagrado, lo ganz andere. Nunca se insistira fo bastante sobre [a paradoja que constituye toda hierofania, incluso la més elemental. Al manifestar lo sagrado, un objeto cualquiera se convierte en otra cosa sin dejar de ser él mismo, pues continta participando del medio césmico circundante. Una pie- dra sagrada sigue siendo una piedra; aparentemente (con més exacti- tud: desde un punto de vista profano) nada la distingue de las demas piedres. Para quienes aquella piedra se revela como sagrada, su reali- dad inmediata se transmuta, por el contrario, en realidad sobrenatural En otros términos: para aquellos que tienen una experiencia la naturaleza en su totalidad se puede revelar como sacralidad cés ce. El cosmos en su totalidad puede convertirse en una hierofania. re de las sociedades arcaicas tiene tendencia a vivir lo bjetos consagra- dos, Esta tendencia es comprensible: para los eprimitivost, como para 2. Véase Eliade, Die Religionen und das Heilge, Saleburgo, 1954. pgs. 27 y sigs 6 LO SAGRADO ¥ LO PROFANC el hombre de todas las sociedades premodemas, fo sagrado equivale a la potencia y, en definitiva, a la realidad por excelencia. Lo sagra- do esté saturado de ser. Potencia sagrada quiere decir a la vez reali- dad, perennidad y eficacia. La oposicién sacro-profano se traduce a menudo como una oposicién entre real e jrreal o pseudorreal. En- tendémonos: no hay que esperar reencontrar en las lenguas arcaicas esta terminologia filos6fica: real, irreal, etc: pero la cosa esta ahi. Es, pues, natural que ef hombre religioso dese profundamente ser, per- ticipar en la realidad, saturarse de poder. ‘Cémo se esfuerza ef hombre religioso por mantenerse el mayor tiempo posible en un universo sagrado; cémo se presenta su experien- ia total de la vida en relacién con la experiencia del hombre privado de sentimiento religioso, del hombre que vive, o desea vivir, en un mundo desacralizado: tal es el tema que dominara las paginas si- guientes, Digamos de antemano que ef mundo profano en su totali- dad, el cosmos completamente desacralizado, es un descubrimiento reciente del espiritu humano. No es de nuestra incumbencia e! mos- trar por qué procesos histéricos y a consecuencia de qué modificacio- nes de comportamiento espititual ha desacralizado el hombre moder- no su mundo y asumido una existencia profana, Baste tinicamente con dejar constancia aqui del hecho de que la desacralizacién carac- teriza la experiencia total del hombre no religioso de las sociedades modemas; del hecho de que, por consiguiente, este tltimo se resiente de una dificultad cada vez mayor pare reencontrar las dimensiones cexistenciales del hombre religioso de las sociedades arcaices, Dos MODOS DE SER EN EL MUNDO Se mediré el abismo que separa [as dos modalidades de expe- riencias, sagrada y profana, al leer las exposiciones sobre el espacio sa~ grado y [a construccisn ritual de la morada humana, sobre las varie- dades de la experiencia religiosa del tiempo, sobre las relaciones del hombre religioso con la naturaleza y el mundo de los utensilios, so- bre la consagracién de la vida misma del hombre y la sacralidad de iwrpopuceion y que pueden revestirse sus funciones vitales (alimentos, sexuelidad, trabajo, et). Bastard con recordar en qué se han convertido para el hombre modemno arreligioso la ciudad o Ia casa, lo naturaleza, los utensilios o el trabajo, para captar a lo vivo lo que lo distingue de un hombre perteneciente a las sociedades arcaicas o incluso de un cam- pesino de la Europa cristiana, Para la conciencia modema, un acto fisiologico —Ia alimentacién, [a sexualidad, etc— no es més que un proceso ongéinico, cualquiera que sea el ntimero de tabuies que lo in- hiban atin (reglas de comportamiento en [a mesa, limites impuestos al comportamiento sexual por las sbuenas costumbres). Pero para el tal no es nunca simplemente fisiolégico; es, 0 un «sacramento», una comunién con lo sagrado. El lector se daré cuenta enseguida de que lo sagrado y lo profa- tuyen dos modalidades de estar en el mundo, dos nes existenciales asumides por el hombre a tos modos de ser en el mundo no interesan séfo a la religiones o a a sociol modos de ser sagrado y profano dependen de las diferentes pos! nes que el hombre ha conquistado en el cosmos; interesan por igual al filésofo que al hombre indagador avido de conocer las dimensio- nes posibles de Ia existencia humana, Por eso, a pesar de su condicién de historiador de las religiones, el autor de este librito no se propone escribir exclusivamente desde Ia perspectiva de su disciplina. El hombre de las sociedades tradicio- nales es, por supuesto, un homo religiosus, pero su comportamiento se inscribe en el comportamiento general del hombre y, por consi- guiente, interesa a [a antropologia filoséfica, a la fenomenologia y a Ia psicologia. Para resaltar mejor las notas especificas de la existencia en un mundo susceptible de convertirse en sagrado no vacilaremos en citar ejemplos tomados de un gran mimero de religiones, pertenecie épocas y culturas diferentes. Nada vale tanto como el ejemplo, el he- cho concreto. Seria vano discurrir sobre la estructura del espacio se- grado sin mostrar, con ilustraciones precisas, cémo se construye un 8 LO SAGRADO ¥ LO PROFANO espacio tal y por qué se hace cuelitativamente diferente def espacio profano que lo rodea, Tomaremos nuestros ejemplos de los mesopo- tamios, los indios, los chinos, los kwakiutl y otras poblaciones «primi: tivast. En la perspectiva historico-cultural, una yuxtaposicién tal de hechos religiosos, espigados en pueblos tan distantes en el tiempo y en el espacio, no carece de peligro. Pues se corre siempre el riesgo de recaer en los errores del siglo xix y especialmente en el de creer, con ‘Tylor o Frazer, en tna reaccién uniforme del espiritu humano ante k fendmenos naturales. Ahora bien, los progresos de la etnofogia cultural © de la historia de las religiones han demostrado que no es éste siem- pre el caso, que las ereacciones del hombre ante [a naturalezas estin Pero mayor importancia tiene para nuestro propésito hacer re- saltar las notas especificas de la experiencia religiosa que mostrar sus multiples variaciones y las diferencias ocasionadas por la historia. Es lun poco como si, para favorecer [a mejor comprensién del fenéme- no poético, se acudiera a los ejemplos mas disparatados, citando, junto a Homero, Virgilio o Dante, poemas hindies, chinos o mexica- nos: es decir, invocando tanto poéticas historicamente solidarias (Ho- Dante) como creaciones hechas conforme a otras e5- teraria, tales yuxtaposiciones son que se considera es la descripcin del fenémeno postico en cuanto tal, si k es mostrar la diferencia esencial entre el Ienguaje poético y al len- gusje utiitario, cotidiano, Lo SAGRADO ¥ LA HISTORIA Nuestro primer propésito es presentar las dimensi de la experiencia religiosa, resaltar sus diferencias con la experiencia profana del mundo. No insistiremos en los innumerables condicio- namientos que la experiencia religiosa del mundo ha tenido en el transcurso de los tiempos. Asi, es evidente que los simbolismos y los cultos de la Tierra Madre, de la fecundidad humana y agraria, de [a es especificas Itropuecion 9 sactalidad de la mujer, etc, no han podido desarrollarse y constituir so ticamente articulado hasta el descubtimiento de la agriculture: es asimismo evidente que una sociedad preagricola, especializada en la caza, no podia sentir de a misma manera ni con Ja misma intensidad la sacralidad de la Tierra Madre. Una diferencia de experiencia es secuela de las diferencias de economia, de cultura y de organizacién social: en una palabra: de la Con todo, en- cezadores némadas y los agricultores sedentarios subsiste esta tud de comportamiento, que nos parece infinitamente més im- portante que sus diferencias: unos y otros viven en un cosmos sacra~ nen una sacralidad césmica, manifestada tanto en el al como en ef vegetal. No hay mas que comparar sus si- tuaciones existenciales con la de un hombre de les sociedades mo- demas, que vive en un mundo desacralizado, para percatarse in- mediatamente de todo lo que separa a este mismo tiempo, se capta el licito fundamento de las comparaciones entre hechos religiosos pertenecientes a culturas tos hechos dimanan de un mismo comportamiento, el del homo re- ligiosus Este librito puede, por tanto, servir de introduccién general a la historia de las iones, puesto que describe las modalidades de lo tuacicn de! hombre en un mundo cargado de valores religiosos. Pero no constituye una historia de las religiones en el sen- ido estricto del término, pues el autor no se ha tomado el indicar, a props: culturales. Si hubiera querido hacerlo habria necesitado varios woli- menes. El lector encontrard toda la informacién necesaria en las obras citadas en Ia bibliografia Saint Cloud, abril de 1956

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